I Nieve ID I

Personalidad

Al igual que su madre, Nieve tiene rasgos antisociales muy marcados. Dentro de los problemas comunes que prevalecen en su conducta se encuentra el aislamiento, que se manifiesta como una tendencia a evadir o evitar relaciones y/o contacto con las exigencias sociales; esta conducta consta de lo reservado y lo introvertido que puede ser un individuo dentro de la misma sociedad y quienes les rodean. Sufre la crítica, el rechazo, o desprecio de la sociedad, por tanto por medio de esa incomodidad utilizan un método de defensa para evitar esas dificultades. Se siente desprotegida ante la civilización al igual que cuando nació, y es por eso que no le gusta estar lejos de Lobo, con quien tiene una marcada dependencia.

Enfrenta una lucha constante para salir de sí misma y expandirse a las relaciones sociales. Realmente tiene un deseo de poder lograr dichas relaciones. Esta lucha entre el deseo y el temor ocasionan en Nieve una frustración hasta sentirse fracasada. Por tanto, esta frustración trae consigo el refugio en la fantasía, en la introversión, y sobre todo y todos en su hermano. Por ende no sorprende que sea sumamente celosa de quien sea que se acerque a él, pero no lo manifiesta expresamente. Se pone roja y se mal carácter, pero nunca dirá “estoy celosa”.

No obstante su evitación, es dulce sintiéndose a salvo. Es cariñosa, cuida de su hermano y teme que se enferme o que lo hieran, porque es lo único que tiene, su mundo. Por eso ha aprendido de hierbas medicinales y de otros secretos de la naturaleza, para poder actuar rápido en caso de emergencia. Sin él se siente expuesta. Sólo sabe adaptarse a las normas sociales de ellos dos. Del resto tiene miedo.

Nieve se parece a su madre. En cambio, Lobo es más similar a su padre.

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Historia

Ventisca helada corría en todo su esplendor por los bosques más profundos de Rusia la tarde en que una loba de oxidado pelaje parió su primer cachorro. Resultó ser una criatura robusta, blanca, bien formada y con ganar de amamantar, tanto que no tardó en encontrar su fuente de alimento. Sin embargo, el segundo cachorro vino después de unos minutos, una cachorra de pelaje oscuro, como su fortuna. Aquella cría esmirriada y de tamaño diminuto en comparación a su mellizo, era quien más tarde se autodenominaría como Nieve. Si hubiese sido una loba más, habría muerto por la ley de la naturaleza, que destinaría a su hermano todas las oportunidades de sobrevivir y desarrollarse ante un puñado de huesos. Pero aquella no era una familia normal: tanto madre como cachorros eran cambiaformas caninos. La madre se las ingenió para alimentar a ambos, aunque nada evitó que su hija fuese notablemente más débil que su consanguíneo. Ni tampoco existió nada que impidiera que ambos cachorros compartieran sus pieles más allá del mero contacto de sus pelajes.

Corretear por la nieve, descubrir sus diferentes formas, morderse en sus diferentes formas, así se vivía feliz. La desnudez no era tema para ellos estando a solas; no lo era para ningún cambiaformas. Vivían más como animales que como humanos, aunque no eran ninguna de las dos cosas. Solamente vivían y nada más importaba. De todas maneras, la progenitora de ambos hermanos les dio nombres: Dimitri al hermano mayor y Yulia la menor. Aquel sería su sello de civilización, además de algunas lecciones que les inculcó oralmente sobre lo que debían hacer para sobrevivir, más que a la madre naturaleza, a aquella especie que se jactaba de inteligente.

Como era de esperarse, la mayor de los tres terminó por marcharse una vez que vio que sus descendientes ya eran capaces de valerse por sí mismos. Yulia fue la primera en verificarlo, cuando sintió frío por primera vez debido a que faltaba un cuerpo en la madriguera. Fue allí cuando se aferró a su hermano lo más fuerte que pudo y durmió negándose a perder a su única familia, el único vestigio de que existía, que no era mentira, su pilar, su vida y su alma.

Así fue que tanto Dimitri como Yulia caminaron de aquel nido familiar y comenzaron a vivir como si fueran humanos. La pequeña tenía miedo, se aferraba a la mano de su pariente con preocupación, pero avanzaba. Lo haría con y por él. Así fue que lograron trabajar humildemente y en equipo. Pasando así los días y los meses la vida pasaba lenta y placenteramente. No necesitaban lujos ni nada parecido teniéndose a ellos. Siempre fue lo único que necesitaron, desde que nacieron. No aparecerían nuevos caprichos en sus vidas. Lo sabían aunque no lo dijeran.

El mundo era de ellos, hasta que aquella mujer apareció. Eran unos ojos turbios y una piel pálida con olor a muerte que no se desvanecía, como en un océano de tiempo. Quería hacerse con su hermano y con ella para hacer sus desfachateces, algo contrario a la naturaleza de ambos. Yulia maldijo el día en que se alejó de Lobo en busca de hierbas medicinales para él, pues fue en esa misma ocasión que fue capturada, pero lo peor fue ver a su hermano siendo manipulado por esa usurera para mantenerla con vida. Desde ese día Yulia comenzó a llamarse a sí misma Nieve, añorando la época en la que era sólo ella y su hermano, en esos profundos bosques que atesoraron su niñez.

Cautiva vive en cuerpo, mas no en alma. Sufre cada vez que Lobo actúa como marioneta de su captora, esperándolo llorando aunque no llegue nunca. En una de las pocas veces que logró verlo sólo atinó a besar sus manos con devoción, mojándolas con sus lágrimas y suplicios. No soportar verlo como un títere. Incluso una vez intentó quitarse la vida para poder liberar a Lobo; se mordió la lengua para desangrarse, pero no sirvió de nada, porque fue descubierta en unos minutos y le volvieron a cocer la lengua. Es armada para ser desarmada.

Sólo la mantiene viva la esperanza de salir de allí y poder ser únicamente de Lobo como vinieron al mundo. No quiere irse sin él. No lo hará.

Poderes:
→ Telepatía y comunicación con los animales: Habilidad para comunicarse con otros cambiaformas por medio de la mente (cuando están transformados) y con otros animales que no sean parte de su raza (incluidos los Licántropos). Funciona únicamente a cortas distancias.
→ Mimetismo: La capacidad de confundirse con el entorno para protegerse o disimular su presencia.
→ Rastreo: Poder de rastrear la localización de un objeto o criatura. El personaje puede descubrir la situación de cualquier persona a la que conozca, donde quiera que esté el blanco en un radio de veinte kilómetros.


Formas:
Lobo
Zorro Polar
Husky Siberiano
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