Une nuit éternelle en moi (Libre)

por **Mauren Morgan** Dom Jul 13, 2014 2:57 pm

El pantano a las afueras de Paris no era precisamente el sitio más acogedor, pegajosos vapores perfumados con el aroma a cosas muertas se alzaban desde las aguas estancadas que cubrían la mayor parte de paisaje, cosa que mi desarrollado olfato no recibía con agrado, la carroña nunca me atrajo como una fuente de alimento, prefería la carne fresca de los animales pequeños como las aves y ardillas que constantemente cazaba en los jardines de mi amo.

Pero si uno buscaba un sitio donde ocultarse, no podía haber un mejor lugar, todos aquellos aromas ocultaban perfectamente el mío, y las zonas pantanosas representaban un obstáculo natural que detendría a la mayoría de los perseguidores, precauciones que seguía sin saber si eran o no necesarias, después de todo, de quien me ocultaba? a quien podría importarle un cambiaformas gato sin dinero o talento, excepto para robar?

Sólo era un grano de arroz entre miles de granos de arroz, así como la mayoría de los humanos que vivían sus vidas con absoluta despreocupación, engañándose creyéndose especiales, únicos e irremplazables, sin embargo el tiempo nos convierte en sombras a todos, incluso yo tengo dificultades para recordar el rostro de la anciana que me había criado, ella fue mi única familia por mucho tiempo y ahora no era más que un recuerdo desdibujado.

Mi amo me olvidaría y yo lo olvidaría a él, enterraría profundamente el fuego que alguna vez quemo mi piel bajo su toque, su peso sobre mi cuerpo regalándome fríos besos que nada hacían por aplacar el incendio que consumía mi corazón. Sus recuerdos que ahora eran más dolorosos que dulces, un día no significarían nada, una mañana despertaría listo para ser yo mismo, para sentirme especial incluso si no lo era, para reír aun si mi felicidad era falsa.

Mirando la débil luz que llegaba allí, lamente no ser un ave, sólo por un momento quise tener alas que me permitieran volar lejos de cualquier dolor humano, tener la simplicidad de un animal cuyo corazón esta acostumbrado a la perdida. Aquel pantano era un reflejo de mi interior en ese momento, un lugar muerto lleno de cosas en putrefacción, una herida toxica en la que me hundía milímetro a milímetro con cada pensamiento que se volvía un recuerdo doloroso.

Pero en el fondo soñaba con días soleados, el aroma de la hierba tierna en mi nariz, una primavera gloriosa que llegaría cuando todo ese dolor terminase de supurar...