Rendez-vous Inattendu {István Szöcs}

por **Amadeo** Mar Ago 12, 2014 5:01 pm

Hacia mucho que el teatro no le pertenecía, una simple carta del que había sido abogado de Lestat le había llevado una documento donde cedía los derechos de propiedad a otra persona. Quizás la administración del local estaba a su cargo, por que era parte de su obligación, lo único que lo mantenía estable, aun que aburrido, no tenia real interés de quedarse en el teatro, al menos no como propietario y si ese hombre al que desconocía, del cual solo había escuchado el nombre, decidía que su “trabajo” no era necesario, por él estaba bien, no importaba, ni los vampiros del teatro le interesaban realmente, el tenia forma de sobrevivir fuera del lugar, incluso tenia un hogar fuera de ahí, un lugar al que podía llamar realmente su hogar, no como la celda bajo el teatro donde ya muy pocas veces dormía.

Esa noche, era una de esas, había estado merodeando entre las sombras, en los rincones del teatro buscando calmar la ansiedad que el regreso de Lestat y el encuentro con su creatura le había provocado, se sentía ahogado, que el espacio se reducía y ni la soledad y el frio de la celda lograban tranquilizarlo, pero tampoco quería salir y enfrentarse al caótico mundo moderno, no quería arriesgarse a encontrarse con esos vampiros, era demasiado para su alma, aun que los sonidos provenientes de fuera, aquellos vampiros que no pertenecían a la troupe de actores, tampoco le agradaban demasiado, pero no podía hacer nada, mas que guardar silencio y esperar a que algo catastrófico pasara o que el amanecer llegara para alcanzar al menos una aparente paz momentánea.

por **Tarik Pattakie** Vie Ago 22, 2014 1:03 am

Aunque oficialmente el Théatre Des Vampires no era suyo, István había decidido que el papeleo para legalizarlo era un por menor del que pronto se haría cargo. Eve le había prestado el lugar para llevar a cabo algunas reuniones con el clan pero, tras un par de visitas como el dueño del establecimiento, la codicia le hacía sentirse insatisfecho. Ese último año, había coleccionado más de un par de negocios eliminando a sus antiguos propietarios. Quedarse con el teatro, ahora que había decidido que era uno de sus deseos, solo requería enviar a otro de los suyos directamente al infierno. Algo que últimamente hacía con mucha frecuencia. Realmente, instalarse en Francia había sido todo un acierto. Los vampiros iban y venían por las calles parisinas como si el mundo les perteneciera. Ni siquiera había escuchado rumores de que existieran otros nidos. Al parecer, los moradores de la oscuridad preferían estar por su cuenta. ¿Podrían ser tan estúpidos? ¡Su trabajo le era puesto en una bandeja! De modo que su asistencia al teatro, por tercera ocasión, no era como espectador. Había optado por presentarse como el nuevo dueño a quien quiera que hubiese estado jugando a serlo. Si el teatro había sido abandonado todo ese año que Eve estuvo fuera – y quizás más – seguro algún otro habría tomado las riendas. Si bien no le interesaba liderar a los actores que fingían ser vampiros en las presentaciones – aunque en realidad lo eran – quería reclamar las catacumbas como su territorio. Era el momento de descubrir si el vampiro a cargo simpatizaba con los enemigos. Casi esperaba que lo fuera. Sus pasos, silenciosos para el oído humano, resonaban para los de su especie. Una sonrisa arrogante se formó en su boca cuando su mirada captó la de otro vampiro en las instalaciones. – Deseo hablar con el encargado – anunció, con voz trémula.

por **Amadeo** Miér Ago 27, 2014 12:38 pm

Por más que tratara de disimularlo, se sentía demasiado ansioso, con los nervios crispados, se frotaba las manos de forma constante, deseaba escapar de todo aquello, ser libre por primera vez en cuatrocientos años, libre de ir y venir y no estar atado por una promesa ridícula que había echo hacia años. Quizás podría hacerlo, dejar todo y escapar, pero se sentía con esa falsa obligación de permanecer, no sabia la razón verdadera, lo probable es que fuera algo inconsciente y el hecho de que Lestat hubiera regresado lo hacia sentir mas atrapado en ese infierno particular.

Tomo asiento en una de las butacas forradas de negro terciopelo de la planta baja, observando el escenario vacio y con un bosque de cartón y telas sobre el. Vacio, sin sentido y falso, así era su vida en ese lugar. Cerro los ojos y dejo que un largo suspiro saliera de entre sus labios, buscando algo dentro de el que le impulsara a cometer el crimen, quemar el lugar hasta los cimientos, con todos esos vampiros actores dentro del lugar, quizás los mas inteligentes que se reunían en las catacumbas, mucho mas abajo del teatro pudieran salvarse, aun que realmente no sentía real interés por nada. Sonrió ligeramente ante la sola visión mental de todo aquello, sin embargo tampoco podía hacerlo, era solo la fantasía que le animaba, pero sabia que estaba de por medio el dueño legal del local, algo que por desgracia, no podía dejar pasar, pues pese a todo, el respetaba aquel convenio y quizás si este venia a reclamar la propiedad, el seria libre.

Se movió con incomodidad sobre la butaca, crispando los dedos sobre la teña, arañándola, cortándola cuando sintió la poderosa presencia y esos pasos ligeros, casi inaudibles, y luego la voz exigente. Levanto el rostro, casi con orgullo principesco, levanto una de sus pelirrojas cejas y cruzo las piernas, relajando totalmente su cuerpo, dejando atrás la tensión.

- Ese soy yo – respondió con calma al sujeto. Muy alto, tan alto como lo había sido su maestro y al parecer procedente de las tierras del norte, piel exquisitamente blanca y rubio cabello, los ojos fieros de un color gris, fríos, pero muy expresivos -. ¿En que puedo servirle, Monsieur? – pregunto, dejando sus manos sobre su regazo, una sobre la otra y aguardo la respuesta del enorme vampiro.

por **Tarik Pattakie** Vie Sep 12, 2014 12:56 am

El vampiro se comportaba como si el teatro le perteneciera. No era de extrañar. Siempre que entraba a algún lugar, él adoptaba la posición de Dueño y Señor. El poder, le corroía con avaricia; y la ambición de gobernar a los moradores de la oscuridad, le obsesionaba más y más. En su mirada se podía apreciar una ligera capa de demencia. Cada noche, ésta parecía ganar fuerza. Era un ser que disfrutaba con la cacería y no de humanos. Ellos, eran el eslabón débil que los rebeldes querían pisotear. István no veía necesario imponerse ante la raza que les servía de alimento. Si quería liderar a la raza vampírica, tenía que destruir a los que estaban en contra de sus ideas. Algo que disfrutaba con demasía. Se podía recrear en las ejecuciones. Encontrar un placer inaudito al dirigir a sus súbditos para emerger de entre las sombras y proclamarse el Rey sin Corona. Enarcó una ceja en señal de interrogación mientras evaluaba al encargado. Se decía que entre vampiros podían calcular su edad aproximada con solo mirarse a los ojos. No estaban equivocados. Había hecho un juego de esto. – Bien. Pensaba que esto tomaría más tiempo. Por lo general, siempre tengo que decirles la primera vez que no me gusta la espera. – Sus últimas palabras, dejaban entrever que una segunda vez, era tomado como un insulto. – Soy István Szöcs. El nuevo dueño de este inusual establecimiento. – Había estado ahí en dos ocasiones anteriores, solo para disfrutar de la obra. Vampiros que simulaban ser vampiros. Sacrificios humanos que los ignorantes veían como una puesta en escena y que eran macabramente reales. Solo los sobrenaturales podían oler la sangre, el miedo y el terror. ¡Era malditamente exquisito! – Los Oscuros haremos uso de las catacumbas. – No se molestó en explicarle quiénes eran. A esas alturas, la llegada del clan era de dominio público entre los suyos. – No tengo interés alguno en escribir y dirigir las obras. – Se burló. Sonriendo con malicia. Desestimando su papel en todo eso. – Siempre y cuando no seas un estorbo, estoy seguro que podremos encontrar una posición que nos haga ver cómodos, Monsieur... Dejó las palabras al aire, esperando que el vampiro lo rellenara con su apellido; mientras tanto, se ponía cómodo.

por **Amadeo** Lun Sep 29, 2014 12:08 pm

- Armand- complemento la frase, pues el carecía de un apellido. No lo necesitaba, no desde que había abandonado su mortalidad, hacia cuatrocientos años. Le resultaba innecesario, aun que para los papeleos mortales siempre usaba un apellido falso, algo que sonara lo suficientemente imponente y extranjero, un apellido digno de un personaje de la "realeza" rusa.

Se movió a penas, lo suficiente para mantener su vista fija en el rostro de István, deleitándose con la salvaje belleza del vampiro, la estructura de la osamenta que daba a su rostro ese aspecto de león, uno muy salvaje o quizás como el de alguna bestia felina del norte, tenia la noción de que la gente que habitaba el norte de Europa tenían esas formas, incluidas las mujeres. Salvajes y guerreros. Bajo la mirada un instante después, para no incomodar, si es que eso se podía, al vampiro.

- No tengo problema alguno con la presencia de su gente en las catacumbas, y los actores... - una sonrisa ladina se asomo entre sus labios, casi como una burla hacia lo que eran esos insulsos vampiros a los que "lideraba"- Ellos están de acuerdo, de lo contrario, yo no me hago responsable de sus actos, yo solo soy el administrador del lugar, no la niñera de esos seres.

Indico y se volvió a mover en el asiento, cruzando las piernas, dejando un codo recargado en el reposa brazos de la butaca, dejando su rostro inclinado a ese lado, colocandolo sobre su puño, mientras su mano izquierda aun permanecía sobre su rodilla.

- Tengo una propuesta mejor al respecto del lugar, monsieur - indico expandiendo la sonrisa, mostrando sus diminutos colmillos, sin temor alguno, pues en comparación al vampiro, ese gesto no era para nada intimidarte.

por **Tarik Pattakie** Vie Oct 17, 2014 12:00 am

Su penetrante mirada se clavó en la ajena por lo que pareció una eternidad. István se había acomodado y permanecía impasible frente al encargado del teatro. Si Armand no podía responder por todos y cada uno de los empleados, su participación resultaba prescindible. Entre los miembros del clan, siempre había uno dispuesto a ser de utilidad. El trabajo que hacía el vampiro, sin duda podía llevarse a cabo por uno de los suyos. Uno que estuviese dispuesto a actuar como intermediario si las cosas se salían de control entre actor y espectador. No estaba dispuesto a permitir que un error dentro de su teatro, fuese contra los principios que defendían. La noticia de que se había hecho con ese sitio no tardaría en llegar a oídos de todos. Los rebeldes, podrían utilizar aquélla información en su contra. Si el administrador no podía ayudarle a mantener el control, era momento de dejar a alguien que actuara en su nombre. – Si usted no puede controlarlos, Armand. – Gruñó, furioso, sin molestarse en alzar la voz. – Alguien más tendrá que hacerlo. – Y ninguno de los que fuera sería tan comprensivo. Actuaban con mano dura, especialmente los verdugos, que disfrutaban con todo el proceso; desde el juicio hasta la condena impuesta. Una sonrisa torció su boca, tan falsa como la postura indiferente que mostraba. – Parece que aún no entiende las implicaciones de mi llegada a tierras francesas. Los tiempos cambian, incluso para aquéllos que solo observan. – Él, había sido uno de esos. Ahora era el pionero de una revolución que se fraguaba entre las sombras. – Pero continúe, ¿de qué va su propuesta? Tal vez me sorprenda. – Eso último iba cargado con sarcasmo, aunque István, el maestro de las máscaras, se encargó de ocultarlo.

por **Amadeo** Jue Nov 20, 2014 10:45 am

Armand se movió, en gestos lánguidos como lo haría un inmortal de su clase. Cubrió su boca con su puño, ocultando la ligera sonrisa que aun permanecía en sus labios. No le sorprendía la reacción del vampiro, su fiereza, y lo potencialmente peligroso que fuera, simplemente el no se intimidaba tan fácilmente, quizás se debía a cierta carencia de la empatía o algo similar, quizás su propia locura le impedía sentirse realmente intimidado por ese vampiro.

- Hace mucho que he dejado de ser responsable de los actores del teatro – comento con voz calmada, moviendo su mano de sus labios para dejarla simplemente recargada en el brazo de la butaca -. Ellos han dejado de verme como un líder y yo no tengo interés en liderarlos, en jalar las riendas de unos seres tan carentes de estética y vacios – indico, buscando la fría mirada del vampiro –, permanezco aquí por un simple favor que le debía a un viejo amigo, pero dadas las circunstancias – dijo y movió su mano, señalándolo -, creo que ya no tengo ninguna responsabilidad moral que me ate a este lugar.

Guardo silencio, sin despegar sus pardos ojos del vampiro.

-Como ve señor Szöcs – volvió a retomar la plática -. El teatro es suyo en todo sentido y de usted depende si aun solicita de mis servicios para administrar el teatro y con esto me refiero simplemente a los papeleos que implica mantener un inmueble como este dentro de la legalidad y ante los mortales – especifico –, los vampiros del teatro, son independientes a mis mandatos.

por **Tarik Pattakie** Dom Ene 25, 2015 2:48 am

– ¿Eso es todo? – Gruñó, enarcando una ceja. El odio, parecía fluir en impresionantes ondas a través de él. Le resultaba inconcebible que uno de los suyos, se limitase a servir como empleado. – ¡¿Prefiere simplemente hacer el trabajo de un mortal?! ¿No sabe lo que miles de ellos harían por una oportunidad para formar parte de nuestro mundo? – Los humanos temían a la muerte tanto como al paso del tiempo y todavía, estaban aquéllos, que no sabían el lugar que ocupaban en el eslabón de su cadena alimenticia. Saberse débiles, sin el libre albedrío para decidir el curso de su vidas, podría volver loco de poder a más de uno. Él, no podía recordar su pasado; pero se sentía demasiado a gusto siendo inmortal que no creía que existiera una razón válida, para odiar su condición. Era, después de todo, un regalo dado por los Dioses. – Usted nos insulta, Armand. – En ese punto de la conversación, las manos de István habían hecho añicos los reposabrazos. Se había inclinado amenazadoramente sobre el vampiro. – No solo a mí, sino a todos los nuestros. Ahora comprendo por qué ha sobrevivido tanto tiempo. Cualquiera puede hacerlo desde una madriguera. – Si algo detestaba, era la indiferencia que mostraba. Algo contraproducente, puesto que debería querer estar rodeado de seres como él. Al menos, Armand, no intentaría derrocarlo. – Le recuerdo, que hay mucho más afuera esperando. Si decido quitarle cualquier poder sobre este inmueble, ¿a dónde irá? ¿A esconderse tras su viejo amigo? Tal parece que se le olvidó volver por usted. – Una estridente carcajada, malhumorada, brotó desde lo más profundo de su pecho. Era evidente, que había ido solo a perder su valioso tiempo.

por **Amadeo** Mar Feb 10, 2015 2:04 pm

El sabia, por sobre todo, lo volubles que podrían ser algunos vampiros, tan aferrados a necesidades tan banales como el poder. Él conocía esa sensación, tener entre tus manos el destino de un grupo de vampiros sin deseos mayores a sobrevivir en un mundo lleno de mortales despreocupados, que ya no temían a lo desconocido, que poco a poco habían olvidado sus temores.

-Es solo un tramite - dijo el con calma, observando al furia acrecentada del vampiro y su intento fallido de querer lastimarlo. Sonrió sarcásticamente, bajando la mirada, rió ligeramente sin poder obviarlo, no sabia realmente que sentir al respecto, si sentir pena por la ira de aquel vampiro o por su propia desgracia y que el vampiro creyese que nombrando a su antiguo maestro o cualquier otro vampiro que hubiese formado parte de su pasado-. No me preocupa lo que suceda conmigo... ¿Por que habría de preocuparle a usted, si no me conoce?

Indico, levantando el rostro, adusto, para observar la ira en los ojos grises del vampiro.

-No crea que este teatro lo es todo para mi -dijo con la misma calma exasperante -, hay muchas otras cosas que puedo hacer fuera de estas paredes, muchas mas cosas que conocer fuera de París, el nuevo mundo promete cosas muy interesantes, quizás pueda viajar a ese lugar.

Un suspiro salio de sus labios, ligero, como si realmente tuviese la necesidad de aquello, como si el aire le fuera totalmente necesario para vivir.

-Usted tomo un rumbo para su vida, cosa que no me interesa, yo tomare el mio y eso no debe importarle y si se siente ofendido por mi, no es problema mio, yo me encargo a mi modo de seguir viviendo de una forma...-hizo una pausa- ¿Decorosa?

Su ceja se levanto y se movió en su asiento.

- Ahora, yo solo le estoy brindando mi ayuda como administrador u abogado, como le plazca, si no requiere de esos servicios... Mi tiempo en este lugar esta finiquitado desde hace mucho y solo esperaba una oportunidad como esta para poder deslindarme completamente de un compromiso estúpido que adquirí por razones igual de ilógicas.

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