Friedrich Lahm

por **Friedrich Lahm** Miér Ago 13, 2014 11:20 am

DATOS BÁSICOS

▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲

Friedrich Lahm.

▲EDAD▲

30 años. Fue convertido hace sólo 10 años, por lo que aparenta 25 años .

▲ESPECIE▲

Licántropo.

▲FACCIÓN A LA QUE PERTENECE▲

▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲

Alta.

▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲

Heteroflexible

▲LUGAR DE ORIGEN▲

Weilheim, Alemania.

▲HABILIDADES/PODERES▲

→ Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.

→ Atributos: Garras afiladas, dentadura afiliada, rasgos lobunos (en su forma transformada) y longevidad.

► PODERES INNATOS: (Puedes colocarlos todos en tu ficha si lo deseas).

→ Transformación: Habilidad de cambiar de forma humana a animal y viceversa. Cuando el licántropo está en su forma transformada aumenta un 50% su potencia física.

→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento; si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.

→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros licántropos cuando no están transformados e identificar a los vampiros gracias a su aura pálida y su característico olor.

.

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Sebastian era un ejemplo vivo de lo que se esperaba de un joven prusiano: ligeramente reservado, consciente del deber y el honor, ahorrador, obediente de las reglas y las normas, fervoroso creyente de Dios y su ley.

Pero hubo dos acontecimientos que dieron un vuelvo a esto: el primero fue ir a la universidad de Munich. El segundo fue convertirse en un licántropo.

A partir de ese momento la mentalidad de Sebastian dio un vuelco de 180º. Las ataduras sociales, morales y legales que le rodeaban desaparecieron. Era lo bastante fuerte, cínico, cruel y despiadado para hacerse con todo lo que él quisiera, bien por las buenas, bien por las malas. Dinero, mujeres, diversión... Su vida pasó a centrarse en sí mismo. En dar satisfacción a sus deseos. En romper de forma abismal con su yo anterior.

Porque hace diez años que Sebastian no es un humano más. Hace diez años que Sebastian sobrepasó la simple humanidad. Ahora es algo más. Y piensa sacarle todo el partido posible.

HISTORIA

La historia de Sebastian se divide, como casi todo en su vida, en dos partes.

Nació en el seno de una familia de mercaderes y comerciantes bastante prósperos al sur de Munich, en una pequeña ciudad llamada Weilheim. Fue a la escuela y a la iglesia, donde aprendió las leyes de la gramática, las matemáticas, Dios y el hombre. Fue un niño modélico, el cuarto de cinco hermanos, todos ellos educados de la misma manera. Debían honrar a su familia y a Dios, pues ellos eran lo más importante. Sebastian creció con ello en la cabeza y nunca lo puso en duda.

A la edad de 17 años llegó la hora de tomar una importante decisión. ¿Quedarse en Weilheim o marchar a Munich para empezar sus estudios en la universidad? Estaba decidido a cursar los estudios de Derecho, convencido de que aquello ayudaría a su familia en los negocios. Al fin y al cabo si conocía aún mejor la ley del hombre podría actuar con mayor rectitud y Dios les favorecería aún más.

No sin agrias discusiones con sus progenitores y gracias a su poder de convicción logró cumplir su sueño de matricularse en la universidad. Era la primera vez que dejaba su pequeña ciudad para embarcarse en una nueva vida. Estaba emocionado.

Cuando llegó a Munich su vida dio un vuelco que no podía haberse esperado. ¡La universidad! ¡las clases y los debates! ¡Los profesores en sus atriles y los alumnos llegados de toda Prusia! ¡Y la filosofía! Oh, dioses, la filosofía. Nunca antes había leído a aquellos autores. Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino, Descartes, Kant... Todos ellos abrieron un mundo de ideas inexploradas para Sebastian. Fue apasionante. Mágico. Como si saliera de la caverna para darse cuenta que todo lo que había visto ante él no eran más que sombras de la realidad.

Pero hubo algo aún más importante, claro. Los cafés. La cerveza. Los bares. Las fiestas. Y las chicas. Sebastian pisó Munich virgen. Cuando volvió a casa para las vacaciones del verano la mayoría de las posaderas, costureras y bailarinas de la ciudad guardaban un buen recuerdo de él.

La vida en la universidad siguió su curso normal. Al segundo año dejó derecho para meterse de lleno en sus estudios de Filosofía. Estaba dispuesto a dejar las comodidades comerciales con el objetivo de de seguir investigando sobre la humanidad y su razón de ser.

Pero todos estos pequeños eventos sólo fueron piedrecitas en el camino, necesarios para llegar al momento culmen, pero que palidecieron por siempre en su memoria comparado con el evento definitivo.

Se llamaba Dora.

Y Sebastian se enamoró hasta las trancas de ella.

Era alta y blanca como la nieve. Su pelo negro recogido en un moño y sus ojos grises en los que Sebastian se perdía durante las horas muertas que pasaban tendidos en la cama sin apenas comer o beber. Pero no sólo era hermosa, claro. Sus conocimientos en filosofía, arte, política o historia superaban a la de casi todos los profesores que había conocido. Era algo mayor que él, pero eso nunca supuso un problema. Es más, parecía que Dora lo prefería así.

Ni siquiera hoy día, después de que el tiempo pasara, tiene muy claro por qué ocurrió lo que ocurrió. Pero recuerda aquella noche de Navidad, helada y fría, como si hubiera sido ayer.

Dora le había citado en el bosquecillo que había a las afueras de Munich a las doce en punto. La luna llena brillaba en el cielo y el viento helado desplazaba la nieve entre los árboles. A pesar de eso el firmamento estaba despejado y se veía bastante bien.

Sebastian mataba el tiempo fumando un cigarrillo e imaginando qué sorpresa le tendría preparada Dora. Le había dicho que no se lo esperaba. Tenía razón.

Un aullido resonó en la noche. Cada vez más cercano. Al girarse, asustado, vio un enorme lobo negro salir de entre los árboles. Reconoció al instante aquellos ojos profundos y grises en los que se habría podido perder durante años enteros de su vida sin que le importara un pimiento.

Era Dora. Era un lobo enorme que gruñía. Era las dos cosas y ninguna.

Sebastian echó a correr.

La bestia no tardó en darle alcance. Hundió sus afilados colmillos en su piel, saboreó su sangre y arrancó la carne. Le arañó y golpeó. Lo podría haber matado. Pero en lugar de eso se perdió entre los árboles. No supo nunca nada más de Dora.

Al día siguiente no quedaban rastro de sus heridas. De hecho apenas quedaba rastro de Sebastian. Ahora era algo más. Era mejor, en todos los sentidos. Y ahora entendía muchas cosas de Dora. Quizás más de las que hubiera querido.

Los meses se sucedieron con rapidez. Poco a poco el nuevo licántropo fue controlando los poderes que Dora había tenido a bien regalarle. Y cada noche de luna llena se echaba al bosque para aullar y fundirse con su lado animal. Y dio caza y muerte a hombres y mujeres. Y saboreó su carne caliente y sus colmillos rompieron sus huesos. Y robó. Y violó. No porque tuviera necesidad de hacerlo. Sólo porque podía.

Ninguna ley mortal o divina podía controlarlo. Había roto las ataduras opresoras de la sociedad. Había trascendido la simple humanidad. Nunca más fue Sebastian.

Cuando llegaron las vacaciones de verano no volvió a su casa natal, simplemente desapareció. Decidido a vagar por la vieja Europa, visitó Rusia, Italia, Grecia y los países vikingos de las sagas. Durante sus viajes conoció a otros como él, a brujas y vampiros. Luchó por su vida contra ellos. A veces por pura diversión. Otras por necesidad. Otras por hacerse un nombre.

Pasaron nueve años hasta que volvió a su hogar. La noticia de la muerte de su padre había llegado a sus oídos. Apenas intercambió palabras con la que había sido su familia y que le creía muerto. Sólo quería su parte de la herencia. Una vez que la tuvo en su poder volvió a marchar de viaje, esta vez hacia el Oeste. En el Este de Europa se había ganado demasiadas enemistades y empezaba a ser un lugar peligroso. Además, quería saber si las mujeres francesas merecían la fama que tenían.

Así que con una pequeña fortuna en su poder llegó a las calles parisinas. Sí, iba a ser divertido...

DATOS EXTRA

-Aunque dejó sus estudios en la universidad, ha seguido formándose por su cuenta en Filosofía y de vez en cuando mantiene correspondencia con viejos profesores y compañeros de clase.
-Durante sus viajes ha ido rellenando un sin fin de diarios, donde ha desarrollado su propia filosofía. Aún no ha descartado la idea de intentar unir los puntos y publicar su propia obra.
-Además del alemán, su lengua materna, habla correctamente el francés y el ruso. Tiene buenos conocimientos del italiano, así como del latín y el griego clásico.
-Le gusta fumar cigarrillos que se hace él mismo, de hecho le relaja bastante hacerlo.
-Aunque esté convencido de superar la sociedad y la idea de sujeto sujetado, le gusta vestir con elegancia y vivir cómodamente. Que se sienta superior al concepto de sociedad no le impide disfrutar de sus encantos.

por **Doreen Jussieu** Vie Ago 15, 2014 1:15 pm

FICHA APROBADA
BIENVENIDO A VICTORIAN VAMPIRES

TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADA DE CÓMO SE MANEJA TODO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MAL ENTENDIDOS, Y SI TIENES ALGUNA DUDA O ACLARACIÓN SOBRE CUALQUIER COSA, NO DUDES EN PREGUNTARME A MÍ O A OTRO ADMINISTRADOR, ESTAMOS PARA AYUDARTE.

QUE TE DIVIERTAS.

Friedrich Lahm

Friedrich Lahm

Re: Friedrich Lahm