AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Take my hand [Privado]
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Take my hand [Privado]
Recuerdo del primer mensaje :
Ese sentimiento de haberlo perdido todo y que él era culpable invadía su mente con fuerza, a pesar de tenerle ahí, le abrazaba aferrándose como si se fuera a ir, como si se le escapara de las manos solo no quería perderle mas ya estaba demasiado afectado para que otra cosa sucediera. Y los recuerdos golpeaban con fuerza como una fuerte nevada, no lo tenía claro, sus olor, si, eso no había cambiado, era penetrante y dulce, no, había algo más, su sangre, eso le había atraído aquella noche y su belleza fue lo siguiente, esas finas facciones, esa piel pálida a pesar de que había gozado del sol. Koizumi, no podía dejar de llamarlo a pesar de que le tenía ahí. Ya habían pasado varias noches desde que regresaron pero nada parecía funcionar, no sabía qué hacer, tan solo no lo dejaría solo porque ambos se perderían en el abismo. Observó su piel, sus rasgos, sus ojos y se perdió ahí, se perdió en los recuerdos de la noche, de aquel invierno. -¿Qué debo hacer? –Murmuró deslizando sus dedos sobre su mejilla, el espacio era muy pequeño para ambos pero de alguna forma buscaba algo parecido al ‘calor’ que solo él le podía proporcionar. –Me siento mas perdido que tu –Besó su piel y le abrazó con mas fuerza.
Se levantó de aquel lugar y le vio ahí hecho un ovillo, cerró los ojos buscando su sonrisa, ahora no había nada, solo estaba aquella imagen gris y fría. Tomó una de sus manos besando su dorso y haciendo que se levantase de ahí, quería llevarlo a aquel sitio. Camino despacio hasta sacarlo, ¿ya había pasado el invierno?, sonrío, el aroma le atraía, esos recuerdos y todo lo que pasaron estando ahí venían a su mente ojala pudiese transmitirle aquello. ¿La desesperación que experimentaba sería la misma qué el ahora albergaba? Mientras sostenía su mano miraba al frente. –Quizás ni lo recuerdes, ni lo sepas, pero este lugar fue testigo de tanto amor, pasión e incluso de lo contrario. Este lugar es nuestro lugar, siempre lo ha sido y a pesar de que no lo sepas espero que algo remueva en ti. Quiero recuperarte, quiero arreglarlo todo y aunque no sé por dónde debo ir ahora solo me apetece estar junto a ti. –Se detuvo y le observó, estaban en aquel jardín, aquel lugar que había dejado de ser una sábana blanca cuando regresaron a Paris.
Se acercó y besó su mejilla, tomo su mano con mas fuerza y comenzó a caminar sobre aquel lugar, recorriendo cada rincón con lentitud, le observaba de vez en cuando y no sabía cómo describir sus expresiones justo ahora.–Las veces que nos encontramos aquí por casualidad u otra cosa fueron tantas que me cuesta recordarlas.–La melancolía invadía su voz, hubiese derramado lágrimas de nuevo pero por el bien del otro simplemente no lo hacía.
Se levantó de aquel lugar y le vio ahí hecho un ovillo, cerró los ojos buscando su sonrisa, ahora no había nada, solo estaba aquella imagen gris y fría. Tomó una de sus manos besando su dorso y haciendo que se levantase de ahí, quería llevarlo a aquel sitio. Camino despacio hasta sacarlo, ¿ya había pasado el invierno?, sonrío, el aroma le atraía, esos recuerdos y todo lo que pasaron estando ahí venían a su mente ojala pudiese transmitirle aquello. ¿La desesperación que experimentaba sería la misma qué el ahora albergaba? Mientras sostenía su mano miraba al frente. –Quizás ni lo recuerdes, ni lo sepas, pero este lugar fue testigo de tanto amor, pasión e incluso de lo contrario. Este lugar es nuestro lugar, siempre lo ha sido y a pesar de que no lo sepas espero que algo remueva en ti. Quiero recuperarte, quiero arreglarlo todo y aunque no sé por dónde debo ir ahora solo me apetece estar junto a ti. –Se detuvo y le observó, estaban en aquel jardín, aquel lugar que había dejado de ser una sábana blanca cuando regresaron a Paris.
Se acercó y besó su mejilla, tomo su mano con mas fuerza y comenzó a caminar sobre aquel lugar, recorriendo cada rincón con lentitud, le observaba de vez en cuando y no sabía cómo describir sus expresiones justo ahora.–Las veces que nos encontramos aquí por casualidad u otra cosa fueron tantas que me cuesta recordarlas.–La melancolía invadía su voz, hubiese derramado lágrimas de nuevo pero por el bien del otro simplemente no lo hacía.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Take my hand [Privado]
Ni siquiera él podía entenderse. Amaba con todo lo que poseía a aquel ser que tenía en brazos. Se decía que los vampiros no podían estar con otros de su especie, que un humano era mucho mejor para que la convivencia fuera de lo mas amena posible, lo cierto es que Kei era para él mucho más que eso. Le había conocido desde antes y creía que estaban ya destinados a estar juntos. Él era su mundo e incluso mas.
Verlo sonreír en esas circunstancias por momentos le regresaban esa paz que no había sentido en mucho tiempo. Acarició sus mejillas sin dejarle de ver. Le parecía hermoso como la primera vez que clavo su vista en él. Le arecía perfecto aunque también algo enigmático. –Yo siempre estaré sosteniendo tu mano, no importa qué. Decidí estar por siempre contigo… y para siempre. –Suspiró inclinándose para besarle. No quería perderlo. No deseaba dejarle solo. Le quería para él. Lo quería sobreproteger aunque ambos sabían que eso no era necesario. Lo sentía tan indefenso ahora. Aún faltaban tantas cosas por explicar.
El error que había cometido no era mas que eso. Lo añoraba tanto como para llegar a ese punto donde la añoranza se volvió una ilusión. Pero no por ello le echaba la culpa. No por ello estaba enfadado y enamorado de alguien que no fuera él. Había hecho un daño catastrófico y solo deseaba regresar el tiempo y evitarlo. Acompañar a Kei y protegerle sin importarle nada. Esperar a que se recuperara y después hablar de lo sucedido para reconstruir ese pasado desconocido.
Aunque no era completamente feliz. Era feliz. Desde que se encontró con él en Paris. Desde que fijo sus ojos en aquel rostro enfadado. Evocando esos recuerdos ahora parecen lejanos pero esos mismos despertaron un mar de sensaciones nuevas. Ahora no podía estar lejos de él ni un solo segundo. Aun recordaba el día que llegó por primera vez para quedarse para siempre con él. –Soy tuyo y de nadie mas. –Susurró contra sus labios tras un momento de silencio que dedico en solo acariciarle. –Este es tu hogar. Este es tu lugar. Aquí, conmigo… no necesitas más. Suspiró besando por fin sus labios. –Siempre estaré para ti, sin importar que… yo siempre te defenderé y no te dejaré solo, aunque insistas. –Sonrío y hundió su nariz entre los quebrados cabellos castaños de su compañero, adoraba su olor, el color de ellos y la forma en que caían sobre sus hombros. –Siempre odie tu cabello largo. –Comentó de forma graciosa mientras evocaba una vez mas esa imagen. Todo vestido de negro con el cabello claro cayéndole hasta la cintura, ese gesto de enfado y la imagen perfecta del invierno acompañándole. –Has sido como un rayito de sol en mi vida. –Suspiró besando sus labios una vez mas.
Verlo sonreír en esas circunstancias por momentos le regresaban esa paz que no había sentido en mucho tiempo. Acarició sus mejillas sin dejarle de ver. Le parecía hermoso como la primera vez que clavo su vista en él. Le arecía perfecto aunque también algo enigmático. –Yo siempre estaré sosteniendo tu mano, no importa qué. Decidí estar por siempre contigo… y para siempre. –Suspiró inclinándose para besarle. No quería perderlo. No deseaba dejarle solo. Le quería para él. Lo quería sobreproteger aunque ambos sabían que eso no era necesario. Lo sentía tan indefenso ahora. Aún faltaban tantas cosas por explicar.
El error que había cometido no era mas que eso. Lo añoraba tanto como para llegar a ese punto donde la añoranza se volvió una ilusión. Pero no por ello le echaba la culpa. No por ello estaba enfadado y enamorado de alguien que no fuera él. Había hecho un daño catastrófico y solo deseaba regresar el tiempo y evitarlo. Acompañar a Kei y protegerle sin importarle nada. Esperar a que se recuperara y después hablar de lo sucedido para reconstruir ese pasado desconocido.
Aunque no era completamente feliz. Era feliz. Desde que se encontró con él en Paris. Desde que fijo sus ojos en aquel rostro enfadado. Evocando esos recuerdos ahora parecen lejanos pero esos mismos despertaron un mar de sensaciones nuevas. Ahora no podía estar lejos de él ni un solo segundo. Aun recordaba el día que llegó por primera vez para quedarse para siempre con él. –Soy tuyo y de nadie mas. –Susurró contra sus labios tras un momento de silencio que dedico en solo acariciarle. –Este es tu hogar. Este es tu lugar. Aquí, conmigo… no necesitas más. Suspiró besando por fin sus labios. –Siempre estaré para ti, sin importar que… yo siempre te defenderé y no te dejaré solo, aunque insistas. –Sonrío y hundió su nariz entre los quebrados cabellos castaños de su compañero, adoraba su olor, el color de ellos y la forma en que caían sobre sus hombros. –Siempre odie tu cabello largo. –Comentó de forma graciosa mientras evocaba una vez mas esa imagen. Todo vestido de negro con el cabello claro cayéndole hasta la cintura, ese gesto de enfado y la imagen perfecta del invierno acompañándole. –Has sido como un rayito de sol en mi vida. –Suspiró besando sus labios una vez mas.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Take my hand [Privado]
Aquella voz era incluso tan perfecta, e tono en el que aquellas palabras eran dirigidas a él estaban cargadas de aquel sentimiento que él podía entender tan bien porque también lo sentía. Porque cada fibra de su ser solo parecía necesitarlo a él, a nada más. Lo único que necesitaba en su existencia era que el estuviese a su lado. Y lo que le prometía era eso y más.
-Siempre estaré contigo -Contestó sintiendo la alegría burbujear en su ser, como pocas veces. Era como haberlo encontrado de nuevo. La noche en París había sido un detonante tan fuerte, todo su ser se había sentido atraído a esa persona como un imán, tan poderoso, tanto que nada en él se había resistido a pesar de que nadie antes había ejercido tal fuerza en él.
-Sabes que no necesito nada más... Te necesito a ti, cada momento, cada instante de mi existencia... solo eso... lo demás importa poco, permaneceré contigo hasta el final -siguió hablando con voz tenue, un susurro íntimo casi contra la piel ajena.
Al escuchar aquella frase solo pensó en lo irónico que era pero lo bien que entendía aquello -Eres incluso más deslumbrante de lo que recuerdo el sol mismo... Tu eres toda la luz que llena mi existencia... -_Le besó lentamente, con cariño, con ese amor inmenso brotando de sus labios, transmitiéndose a través de ese simple gesto.
-Para mi eres tan perfecto que no podría pedir nada más... eres mi felicidad... -Acarició sus mejillas buscando ese calor que solo surgía a su contacto, imaginario tal vez o solo sus sentimientos tomando una forma física -Nunca, nunca me dejes de nuevo... ni por un segundo... no podría soportarlo, y sobre todo, no te dejaría ir jamás... - Sintió esa añoranza, como si le hubiese hecho falta, aún a sabiendas que apesar de todo no había estado lejos su cuerpo sino su mente de quien más deseaba y quien calmaba su tormento.
-Siempre estaré contigo -Contestó sintiendo la alegría burbujear en su ser, como pocas veces. Era como haberlo encontrado de nuevo. La noche en París había sido un detonante tan fuerte, todo su ser se había sentido atraído a esa persona como un imán, tan poderoso, tanto que nada en él se había resistido a pesar de que nadie antes había ejercido tal fuerza en él.
-Sabes que no necesito nada más... Te necesito a ti, cada momento, cada instante de mi existencia... solo eso... lo demás importa poco, permaneceré contigo hasta el final -siguió hablando con voz tenue, un susurro íntimo casi contra la piel ajena.
Al escuchar aquella frase solo pensó en lo irónico que era pero lo bien que entendía aquello -Eres incluso más deslumbrante de lo que recuerdo el sol mismo... Tu eres toda la luz que llena mi existencia... -_Le besó lentamente, con cariño, con ese amor inmenso brotando de sus labios, transmitiéndose a través de ese simple gesto.
-Para mi eres tan perfecto que no podría pedir nada más... eres mi felicidad... -Acarició sus mejillas buscando ese calor que solo surgía a su contacto, imaginario tal vez o solo sus sentimientos tomando una forma física -Nunca, nunca me dejes de nuevo... ni por un segundo... no podría soportarlo, y sobre todo, no te dejaría ir jamás... - Sintió esa añoranza, como si le hubiese hecho falta, aún a sabiendas que apesar de todo no había estado lejos su cuerpo sino su mente de quien más deseaba y quien calmaba su tormento.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Take my hand [Privado]
Al escucharlo en sus labios se dibujó una sonrisa. Si por amar el decían que era un débil, pues entonces lo era. Aquel que sostenía entre sus brazos era su razón, su vida y su existencia misma. Incluso si le llegase a faltar nada en él sería lo mismo, nunca. Había querido pero jamás amado. Dolía, claro que sí pero algo mas grande le hacía seguir incluso si el mundo le decía que era un iluso. Incluso luchaba contra él mismo, contra su orgullo, contra su esencia misma. —Hasta el final. —Susurró deslizando sus dedos sobre aquellas tersas mejillas que ahora le parecían de porcelana.
Amar, amar… es algo tan inexplicable. Todo le decía que renunciara, todo se empeñaba ir a ese punto. Quizás lo puedan llamar ‘costumbre’ pero eso le hacía feliz. Estar con él, con esa persona que ahora parecía perdida. —¿Qué puedo decir de ti, Kei? —Con verle ahí y de esa forma le entraban unas intensas ganas de ponerse a llorar, como si todas las lágrimas que contuvo desde que llegó a este mundo ahora estuvieran por desbordarse. —No puedo seguir sin ti, me controlas completamente, cada cosa que haces, cada paso que das… me llevas en ello, me dañas o me haces la persona mas feliz de la tierra… tú me transformas de un ángel a demonio, Kei, tienes un inmenso poder sobre mí. —Sonrió y le abrazó acurrucándose en su hombro. —Eres el amo de este demonio que te ama con locura. —Por él sería capaz de todo. Recuperarlo ahora era parte de todas esas promesas, de todo ese amor. No podía abandonarlo porque eso significaba abandonarse a sí mismo.
Se recostó con él, le jaló consigo y le acarició los cabellos. —Nos conocimos en invierno, me cautivaste con esos hermosos orbes, algo en ellos me atrajo, fue una sensación familiar y al mismo tiempo desconocida. Empezó con un deseo carnal, tu cuerpo y el mío era como si se reconocieran, como si hubieran esperado ese momento después de tanto tiempo. Fue inevitable vernos de nuevo y ahí empezó todo, no te quería a mi lado, me hacías sentir vulnerable, débil y sabía que sucumbiría, eras un desconocido para mí… pero me rendí, termine de rodillas ante ti. Ya no tenía remedio, solo quería tenerte. Me importaba poco todas las riquezas de este mundo, solo te deseaba a ti, cada día mas y sabía que no debía separarte de mi lado y es algo que jamás haré porque lo decidí incluso cuando eras un mortal, y sin embargo no pude ir por ti, no pude llegar a tiempo y reclamarte como mío para toda la eternidad… pero me alegro haberte encontrado… ahora solo deseo estar junto a ti, siempre y a cada segundo. —Le susurró sobre el oído mientras se hundía en sus castaños cabellos. —No te preocupes por volver porque no te has ido. Lamento haberte dicho todo eso, estás conmigo, una vez mas… sería mi fin si solo hubiesen llegado a mí, cenizas.
Amar, amar… es algo tan inexplicable. Todo le decía que renunciara, todo se empeñaba ir a ese punto. Quizás lo puedan llamar ‘costumbre’ pero eso le hacía feliz. Estar con él, con esa persona que ahora parecía perdida. —¿Qué puedo decir de ti, Kei? —Con verle ahí y de esa forma le entraban unas intensas ganas de ponerse a llorar, como si todas las lágrimas que contuvo desde que llegó a este mundo ahora estuvieran por desbordarse. —No puedo seguir sin ti, me controlas completamente, cada cosa que haces, cada paso que das… me llevas en ello, me dañas o me haces la persona mas feliz de la tierra… tú me transformas de un ángel a demonio, Kei, tienes un inmenso poder sobre mí. —Sonrió y le abrazó acurrucándose en su hombro. —Eres el amo de este demonio que te ama con locura. —Por él sería capaz de todo. Recuperarlo ahora era parte de todas esas promesas, de todo ese amor. No podía abandonarlo porque eso significaba abandonarse a sí mismo.
Se recostó con él, le jaló consigo y le acarició los cabellos. —Nos conocimos en invierno, me cautivaste con esos hermosos orbes, algo en ellos me atrajo, fue una sensación familiar y al mismo tiempo desconocida. Empezó con un deseo carnal, tu cuerpo y el mío era como si se reconocieran, como si hubieran esperado ese momento después de tanto tiempo. Fue inevitable vernos de nuevo y ahí empezó todo, no te quería a mi lado, me hacías sentir vulnerable, débil y sabía que sucumbiría, eras un desconocido para mí… pero me rendí, termine de rodillas ante ti. Ya no tenía remedio, solo quería tenerte. Me importaba poco todas las riquezas de este mundo, solo te deseaba a ti, cada día mas y sabía que no debía separarte de mi lado y es algo que jamás haré porque lo decidí incluso cuando eras un mortal, y sin embargo no pude ir por ti, no pude llegar a tiempo y reclamarte como mío para toda la eternidad… pero me alegro haberte encontrado… ahora solo deseo estar junto a ti, siempre y a cada segundo. —Le susurró sobre el oído mientras se hundía en sus castaños cabellos. —No te preocupes por volver porque no te has ido. Lamento haberte dicho todo eso, estás conmigo, una vez mas… sería mi fin si solo hubiesen llegado a mí, cenizas.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Take my hand [Privado]
Aquello era lo que había temido casi toda su existencia, sentirse tan perdido por alguien, deseando entregarle todo de sí, queriendo ser lo único que sus ojos pudiesen ver, volverse aquel pensamiento que en su mente se pudiese concebir. Entregarse completamente. Pero ya no lo temía, era lo que deseaba, lo que quería a toda costa, que esa persona le amara con esa dedicación, que le entregara todo su ser como él estaba entregando el suyo.
No temía, porque sentía que aquello era lo perfecto, que su mundo ahora solo era él. Ya no había mucho más que quisiera considerar. Él era todo su mundo, todo su anhelo, su alegría. Sus palabras le hacían sonreír con esa felicidad desbordante a pesar de haber perdido tantas cosas antes de encontrarse ahí con él.
Y se sintió como nunca, sus palabras llenaban su alma, escucharle decir aquellas cosas le hacía sentir ese cariño infinito. Tanto como si lo sabía como si no, aquella persona era lo que en ese instante podría destruirle, podía detener el reloj de su tiempo con solo quererlo, podía arrebatarlo del mundo y mantenerlo cautivo, no necesitaba mucho más, no quería mucho más.
-Lo entiendo... Ese momento en el que tus ojos me miraron pude sentirlo, aquella chispa renaciendo, encendiéndose y desde ese momento no se ha detenido, se ha avivado, se ha vuelto mucho más fuerte, incluso a pesar del viento... -Le abrazó con fuerza, como si temiera que fuese a desaparecer en cualquier momento.
-Te seguiré, como ya he dicho tantas veces, sin importar a dónde vayas... hasta el final de nuestro tiempo... -Cerró los ojos dedicándole caricias ligeras mientras se sentía en calma entre aquellos brazos que le rodeaban protectoramente -No te dejaré alejarte de mí de nuevo... no te abandonaré sin importar lo que suceda... Auel día, en aquel jardín, tomé tu mano y decidí jamás soltarla... Nunca lo haré... -Susurró besándole con ligereza, acariciando con sus labios su piel.
No temía, porque sentía que aquello era lo perfecto, que su mundo ahora solo era él. Ya no había mucho más que quisiera considerar. Él era todo su mundo, todo su anhelo, su alegría. Sus palabras le hacían sonreír con esa felicidad desbordante a pesar de haber perdido tantas cosas antes de encontrarse ahí con él.
Y se sintió como nunca, sus palabras llenaban su alma, escucharle decir aquellas cosas le hacía sentir ese cariño infinito. Tanto como si lo sabía como si no, aquella persona era lo que en ese instante podría destruirle, podía detener el reloj de su tiempo con solo quererlo, podía arrebatarlo del mundo y mantenerlo cautivo, no necesitaba mucho más, no quería mucho más.
-Lo entiendo... Ese momento en el que tus ojos me miraron pude sentirlo, aquella chispa renaciendo, encendiéndose y desde ese momento no se ha detenido, se ha avivado, se ha vuelto mucho más fuerte, incluso a pesar del viento... -Le abrazó con fuerza, como si temiera que fuese a desaparecer en cualquier momento.
-Te seguiré, como ya he dicho tantas veces, sin importar a dónde vayas... hasta el final de nuestro tiempo... -Cerró los ojos dedicándole caricias ligeras mientras se sentía en calma entre aquellos brazos que le rodeaban protectoramente -No te dejaré alejarte de mí de nuevo... no te abandonaré sin importar lo que suceda... Auel día, en aquel jardín, tomé tu mano y decidí jamás soltarla... Nunca lo haré... -Susurró besándole con ligereza, acariciando con sus labios su piel.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Take my hand [Privado]
Se quedó escuchando a su compañero mientras le abraza con mas fuerza y besaba su frente. Le encantaba todo de él, absolutamente todo incluso lo malo. Adoraba la forma en la que se expresaba no en vano los años que tenía encima. Sus palabras le hacían sonreír pero a su vez cuestionarse y es que solo quería más y más de él aunque cada minuto sentía que obtenía menos, sin embargo sus sentimientos se intensificaban. Suspiró y no dijo nada de momento solo se quedó con la vista fija a aquel rostro mientras pasaba un par de dedos sobre sus mejillas. Su piel era hermosa y suave como el de la porcelana, era perfecta. Él era perfecto. Perfecto para él y nadie mas. –Eres un ángel.-Susurró mientras tomaba aquel precioso rostro entre sus manos y besaba su labio inferior con lentitud. Le encantaba hacer eso, le resultaba atractivo y excitante.
Recordó la noche en la que Kei llegó a la mansión que ahora compartían pero desde ese día jamás le dejó ir a otro lugar. Recordó los buenos y malos momentos que habían pasado en cada rincón, ese lugar era al único donde podían regresar pues era su hogar, el lugar que compartían ellos dos. –Cumple esa promesa sin importar qué… porque de la misma manera yo cumpliré con la mía.-Murmuró suspirando contra su cuello cuando le acercó mas colocándolo sobre él.
Quizás Kei aún no podía comprender la forma en la que él lo amaba. Era una obsesión y quizás dependencia, muy grande, y es que sin él dejaba de avanzar, de vivir o despertar. Él era todo, su todo y cada movimiento que realizara debía girar en torno al menor. Le apartó los mechones del rostro y los coloco tras sus orejas y sonrió.-Voy a cuidar de ti eternamente. Moriré por ti si es necesario –Le besó despacito y suspiró.
Cuando le conoció jamás imagino que todo llegaría a ese extremo, solía pensar que era algo pasajero y que no valía la pena dejarse llevar, lo creía caprichoso, engreído y demasiado dependiente pero viviéndolo desde otro punto quizás en realidad él mismo era así y temía estar en esa posición.
-Desde hoy irás conmigo a dónde sea… no pienso dejarte solo ni un momento, aunque no esté ahí no dejarás de estar solo, no podrás escapar… y aunque llegues a hartarte de mis cuidados obsesivos creo que es una medida que debo tomar viendo lo sucedido.-Suspiró y le acurrucó en sus brazos mientras dejaba un par de besos sobre sus parpados. –No quiero perderte… no otra vez, esta vez no te dejaré ir como la última. Kei Koizumi, estas atado a mí hasta el fin de la eternidad. –Susurró dejando sus labios sobre los ajenos sin hacer movimiento alguno.
Recordó la noche en la que Kei llegó a la mansión que ahora compartían pero desde ese día jamás le dejó ir a otro lugar. Recordó los buenos y malos momentos que habían pasado en cada rincón, ese lugar era al único donde podían regresar pues era su hogar, el lugar que compartían ellos dos. –Cumple esa promesa sin importar qué… porque de la misma manera yo cumpliré con la mía.-Murmuró suspirando contra su cuello cuando le acercó mas colocándolo sobre él.
Quizás Kei aún no podía comprender la forma en la que él lo amaba. Era una obsesión y quizás dependencia, muy grande, y es que sin él dejaba de avanzar, de vivir o despertar. Él era todo, su todo y cada movimiento que realizara debía girar en torno al menor. Le apartó los mechones del rostro y los coloco tras sus orejas y sonrió.-Voy a cuidar de ti eternamente. Moriré por ti si es necesario –Le besó despacito y suspiró.
Cuando le conoció jamás imagino que todo llegaría a ese extremo, solía pensar que era algo pasajero y que no valía la pena dejarse llevar, lo creía caprichoso, engreído y demasiado dependiente pero viviéndolo desde otro punto quizás en realidad él mismo era así y temía estar en esa posición.
-Desde hoy irás conmigo a dónde sea… no pienso dejarte solo ni un momento, aunque no esté ahí no dejarás de estar solo, no podrás escapar… y aunque llegues a hartarte de mis cuidados obsesivos creo que es una medida que debo tomar viendo lo sucedido.-Suspiró y le acurrucó en sus brazos mientras dejaba un par de besos sobre sus parpados. –No quiero perderte… no otra vez, esta vez no te dejaré ir como la última. Kei Koizumi, estas atado a mí hasta el fin de la eternidad. –Susurró dejando sus labios sobre los ajenos sin hacer movimiento alguno.
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Re: Take my hand [Privado]
Suspiró sintiéndose querido, animado y feliz como nunca se había sentido. Aquellos momentos significaban tanto para él, que le dirigiera esas palabras en ese momento, a pesar de todo lo malo que hubiese sucedido, justo ahora se sentía en el lugar correcto, se sentía completo a su lado. Irónico, pues había perdido mucho para llegar a ese instante. Justo ahora, él era todo lo que quería y necesitaba.
-Estaré contigo... tampoco quiero dejarte ni un solo momento, a menos que sea necesario. Eres mi luz, no soy un ángel, tal vez, pero quiero ser para ti lo mismo en que te has convertido para mí si es que aún no lo soy...- Entregarse completamente a él, siempre había estado dispuesto a hacerlo, a pesar de lo que pasara, de lo que se dijese. Y ahora estaba allí, sin ningún tipo de atadura a cualquier otra cosa, solo a él. A nada más que a él.
Sonrió besándole con pasión, con entrega -Y quiero estar atado a ti... Dependo de ti, eres todo aquello que me hace sentir... -susurró y sonrió -Dame un poco más de ti... Dámelo todo de ti... -Porque él ya le pertenecía completamente.
La oscuridad no los consumiría mientras se tuviesen el uno al otro, mientras se amaran con esa intensidad, nada podría detenerlos, ni siquiera el pasar del tiempo. Se sentía, como nunca, en calma. Tranquilo estando a su lado, sabiendo que era amado de una forma imposible de describir con palabras.
Deslizó su mano y tomó la suya entrelazando sus dedos -Nunca soltaré tu mano de nuevo... Seré para siempre quien esté a tu lado, seré tu sombra, tu luz, tu esperanza, tu desesperación... lo seré todo... Y tu lo serás para mi...
-Estaré contigo... tampoco quiero dejarte ni un solo momento, a menos que sea necesario. Eres mi luz, no soy un ángel, tal vez, pero quiero ser para ti lo mismo en que te has convertido para mí si es que aún no lo soy...- Entregarse completamente a él, siempre había estado dispuesto a hacerlo, a pesar de lo que pasara, de lo que se dijese. Y ahora estaba allí, sin ningún tipo de atadura a cualquier otra cosa, solo a él. A nada más que a él.
Sonrió besándole con pasión, con entrega -Y quiero estar atado a ti... Dependo de ti, eres todo aquello que me hace sentir... -susurró y sonrió -Dame un poco más de ti... Dámelo todo de ti... -Porque él ya le pertenecía completamente.
La oscuridad no los consumiría mientras se tuviesen el uno al otro, mientras se amaran con esa intensidad, nada podría detenerlos, ni siquiera el pasar del tiempo. Se sentía, como nunca, en calma. Tranquilo estando a su lado, sabiendo que era amado de una forma imposible de describir con palabras.
Deslizó su mano y tomó la suya entrelazando sus dedos -Nunca soltaré tu mano de nuevo... Seré para siempre quien esté a tu lado, seré tu sombra, tu luz, tu esperanza, tu desesperación... lo seré todo... Y tu lo serás para mi...
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Re: Take my hand [Privado]
Sostuvo la mano ajena entrelazando sus dedos con fuerza mientras le escuchaba hablar. No podía decir nada completamente diferente porque se sentía igual. Aquello era la descripción de un momento perfecto junto a quien se ama. –Tus palabras me hacen más que feliz. Incluso me siento seguro al escucharlas, siento que las dudas, temores o cualquier sentimiento con los que había estado cargando, se esfuman. –Y es que solo él le hacía sentir así. Era su refugio después de la tormenta. Kei era su calma, su pequeño tesoro y su felicidad…él era quien lo hacía sentir completo.
Lo sabes, sé que lo sabes. Representas todo para mí, te convertiste en algo sin lo que puedo vivir… y dependo de ti como tú de mí, y es que eres el único que con solo palabras me haces sentir completo o me vacía completamente. Si tú llegases a separarte de mí nada seguiría siendo igual, sentiría como he sentido últimamente, que algo de mí ha muerto. –Besó con calma sus labios mientras se aferraba con mas fuerzas como si fuera a desaparecer de un momento a otro.
Pronunció su nombre con un tono dulce y besó su rostro con calma y lentitud acariciando sus facciones. –Ya eres más que eso para mí… ¿no te das cuenta de ello? –Hizo una pausa y clavo su mirada a la ajena. –Kei, soy tuyo tanto como tú eres mío y te pertenezco en cuerpo y alma… no quiero perderte una tercera vez, yo sostendré tu mano desde ahora y hasta el momento final. No te dejaré escapar esta vez y tampoco te dejaré ir, incluso si te marchas no dudaré en ir tras de ti y obligarte a regresar a mis brazos… porque este es tu lugar. –Le susurró sobre los labios con un tono dulce y casi humano. Quería quedarse así para siempre, porque en ese instante se sentía completo y único.
Nunca te dejaré, incluso cuando parezca todo lo contrario yo seguiré amándote… no estoy dispuesto a perderte. Eres lo más precioso que poseo. –Concluyó recostándose con él y poniéndole sobre su torso sin soltar su mano.
Lo sabes, sé que lo sabes. Representas todo para mí, te convertiste en algo sin lo que puedo vivir… y dependo de ti como tú de mí, y es que eres el único que con solo palabras me haces sentir completo o me vacía completamente. Si tú llegases a separarte de mí nada seguiría siendo igual, sentiría como he sentido últimamente, que algo de mí ha muerto. –Besó con calma sus labios mientras se aferraba con mas fuerzas como si fuera a desaparecer de un momento a otro.
Pronunció su nombre con un tono dulce y besó su rostro con calma y lentitud acariciando sus facciones. –Ya eres más que eso para mí… ¿no te das cuenta de ello? –Hizo una pausa y clavo su mirada a la ajena. –Kei, soy tuyo tanto como tú eres mío y te pertenezco en cuerpo y alma… no quiero perderte una tercera vez, yo sostendré tu mano desde ahora y hasta el momento final. No te dejaré escapar esta vez y tampoco te dejaré ir, incluso si te marchas no dudaré en ir tras de ti y obligarte a regresar a mis brazos… porque este es tu lugar. –Le susurró sobre los labios con un tono dulce y casi humano. Quería quedarse así para siempre, porque en ese instante se sentía completo y único.
Nunca te dejaré, incluso cuando parezca todo lo contrario yo seguiré amándote… no estoy dispuesto a perderte. Eres lo más precioso que poseo. –Concluyó recostándose con él y poniéndole sobre su torso sin soltar su mano.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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