I'm pretty when I cry - Privado.

por **Claire Quartermane** Sáb Ago 23, 2014 1:23 am

Don't say you need me when
you leave and you leave again.

Nos conocimos, por primera vez, en una pastelería cercana al burdel. Él se levantó las solapas del abrigo y no me permitió verle el rostro del todo, sabía que yo estaba mirándole, que tenía puestos los ojos en él desde que se acomodó a mi lado y quizás por eso se escondió de mí como si estuviéramos jugando. No me gustan los juegos, le diría después. Estuve preguntándome quién era y por qué su semblante me parecía familiar, cercano del tipo cliente y no un amigo, pese a no serlo. Cuando ordené el último croissant que quedaba puso mala cara, como si él lo deseara tanto como yo y en secreto me odiara por arruinarle los planes. Era más de mediodía y sólo las putas teníamos un desayuno tan tardío, quizás él también lo era, al menos eso fue lo que pensé al principio, o tal vez sólo sus raras costumbres le permitían pedir lo que muchos sólo destinan a la primera comida de la mañana.

Nos conocimos, por segunda vez, por mera casualidad. Estuve paseando por el bosque más alejado que pude encontrar, intentando recoger los pedazos rotos de mí que aún no consigo unir del todo. Esa vez lo divisé desde lejos y reprimí los deseos de correr hasta abrazarlo, no sería correcto, lo sentía como un extraño pese a compartir los recuerdos que nosotros compartíamos. Me miró como si me conociera y al mismo tiempo desconociera todo de mí. Me sentí desnuda y nada tuvo que ver con la ropa, con sus ojos me volvió a destrozar el alma herida y tal vez por eso nos alejamos, sus palabras son crueles cuando se trata de mí, pero no por eso menos necesarias. De cierto modo me molestaba que conociera las esquinas oscuras de mi vida y aún lo hace, aunque a ratos quiero creer que el pasado pese a ser indeleble es fácilmente olvidable.

Aún no nos conocemos por tercera vez, envié la nota hace un par de días y le pedí que nos reunamos a la misma hora de nuestros dos encuentros anteriores. El sol está en lo alto y de cierto modo es mejor así, ahora le temo a la noche pero no puedo decirlo en voz alta. Temo también que me escuchen en cualquier lugar. Supongo que acá el ruido de las olas podrá acallar nuestra conversación y lo pienso como si fuera incorrecto hablar de lo que sucede. Aún no puedo creer que me he convertido en lo que siempre pretendí no ser. El vestido esconde las marcas en la piel y la sonrisa de mi rostro intenta hacer lo mismo con la soledad de mis entrañas. Me siento vacía en un mundo lleno de lujos. Mi letra era temblorosa por los nervios, pero estoy segura que eso no tendré que explicarlo.

por **Aldebaran Ballester** Sáb Ago 23, 2014 1:54 am

Una carta o mejor dicho una nota. Palabras realmente concretas sin ánimos de llenar con paja lo que ella me quiso decir. No es normal, más bien es algo muy pero muy extraño; acercarse a mí, pedir que nos reunamos en una específica fecha a una hora adecuada. ¿Por qué siento esto que parece carcomerme?

Camino con toda calma exactamente diez minutos antes de la cita, vago por el borde de lo que parece ser una pintura inspirada en los marinos puesto que infinidad de embarcaciones yacen estacionadas y unas cuantas más zarpando hacia el horizonte, qué bello, qué sublime.

El puerto y un exquisito choque de brisas que da a mi rostro. Mi cabello suelto y largo tiene propia vida al moverse conforme el efecto eólico, algo que extrañaba hacer pues la vida nocturna es siempre rápida y llena de adrenalina, por ello, venir aquí sin ninguna clase de misión me hace sentir que voy despacio, que todo está en calma.

¿A quién engaño? No puedo dejar de preocuparme, ni siquiera puedo pensar en algo que no sea en ella.

La hora llega al punto exacto, el momento donde mis ojos marrones se fijan en el sendero que conduce hacia mi posición resguardado con las olas como fondo y el muelle como testigo. ¿Por qué a mí? ¿Por qué ese día? ¿Por qué lo hace? Una sonrisa ladina como siempre he aprendido a mostrar, pero dentro de mi sé que las cosas no están bien y que aunque mientras más oscura es la noche, más pronto será el amanecer, empiezo a preguntarme: ¿Qué tanto debe durar la noche para la mujer que solo he visto dos ocasiones pero pareciese que nos conocemos más que toda una vida juntos?

por **Claire Quartermane** Dom Ago 24, 2014 1:17 am

Me detuve en la orilla y puse las manos sobre la estructura de madera que separa mis pasos del mar helado. Para mí siempre lo está, el agua siempre me parece un témpano de hielo que me separa de un mundo que deseé conocer pero que ahora aborrezco. No quiero salir de Paris, no quiero dejar Paris nunca, tengo miedo de hacerlo y no querer volver jamás. Aún cuando mis pies estés atados a esta tierra mi corazón parece flotar a la deriva por sobre mí, un vigilante alado que se mantiene cerca pero no lo suficiente. Ya no siquiera es mío, lo perdí hace algunos años y ya ni me hace falta, ese quizás es la razón de por qué tengo un agujero en el centro del pecho.

Igual que la última vez, lo vi venir desde lejos y esta vez yo también me acerqué a él por el sólo hecho de desear que la distancia entre nosotros se redujera más rápidamente. Tiene una mueca extraña en el rostro que me hace querer salir corriendo, quizás viene para decirme que no desea verme nunca más, que deje de molestarlo y vuelva a mi miserable vida como cada vez que nos encontramos. No debí contarle tantas cosas, debí dejarlo siempre como un potencial cliente pero tengo la maldita costumbre de no poder cerrar la boca como si fuera una compuerta que se abre dejando salir todo el afluente de un río caudaloso.

—Llegas temprano… —ni siquiera sabía qué hora era ni tampoco por qué lo saludé de ese modo, como si estuviera regañándolo en vez que recibiéndolo. Me di la vuelta y comencé a caminar a pasos muy lentos, esperando que me siguiera. Necesito que no vea mi rostro tal como él hizo durante la primera vez que nos vimos. Ahora soy yo quien tiene algo que esconder y quizás, aún sin que me mire a los ojos no podré ocultar lo que sucede. Lo maldigo por eso, a él y a todos los demás. —Supongo que debería agradecerte por venir, pero no me sale decir gracias… eso me haría pensar que estás aquí obligado y a ti nadie te obliga a nada… —me detuve y lo miré por sobre mi hombro, sentía frío en las manos y la punta de la nariz, pero el aire marino es precisamente lo que necesito y sólo por eso cierro los ojos y permito que me revuelva el cabello y también los pensamientos.

por **Aldebaran Ballester** Dom Ago 24, 2014 1:27 am

Pesada como siempre, con una elegancia y soberbia que todo el mundo podría envidiarle. Me encanta esa mujer –Más vale dos horas antes que un minuto después, ya sabes lo que dicen: si llegas a la hora que se pacta, ya estás llegando tarde- solté una risa cínica después de hablarle con tanta confianza; mis ojos no pudieron evitar mostrar cierta nostalgia al tenerla frente a mí o mejor dicho, al tenerla dándome la espalda.

-Tienes razón, nadie me obliga a nada- respondí al momento de empezar a seguirle, colocando mis manos tras mi espalda –Pero si estoy aquí es porque sé que tú no eres de las que manda cartas solo porque si- admiré un poco el panorama, el oleaje y el viento que mecía tan agraciadamente la larga cabellera de mi antigua conocida –Te seré sincero y sin rodeos pues estoy preocupado-

Mis pasos se apresuraron, moví mi cuerpo para quedar frente a ella y poderle ver directo a los ojos para frenar la caminata, con toda confianza puse mi mano sobre su mentón cuidando de no lastimarla y al momento de encontrarme con sus ojos me limité a decir -¿Estás bien?, ¿Qué es lo que sucede?-

por **Claire Quartermane** Dom Ago 24, 2014 1:44 am

Su mano se siente como brasas ardientes, como el fuego de la última fogata que pude presenciar, me quema pero aún así no me alejo porque la necesito. Mirarlo a los ojos no fue una tortura sino hasta que hizo esa pregunta. ¿Por qué se atreve a enfrentarme de ese modo? Quiero golpearlo y dejar todo hasta ahí aunque lo que más quiero es poder callarlo con besos como hubiese hecho antes, porque en el pasado todo era fácil de olvidar con besos, todo se borraba con besos. Pero si ahora es imposible no es precisamente porque no pueda besarlo, es porque no quiero, porque mis labios no están sedientos de los suyos, no es el oasis que pide mi boca.

—No estoy bien… —me hubiese gustado poder gritarle eso, pero hacerlo en nada cambiaría la verdad de esas palabras y el hecho de que es primera vez que las digo en voz alta. Aún no entiendo por qué recurrí a él y por qué lo hice ahora y no antes, tal vez simplemente porque es el momento y cuando algo tiene que suceder lo hace cuando es adecuado. —Nunca estoy bien cuando me encuentro contigo… ¿habías notado eso? Siempre estoy destruida de algún modo distinto pero nunca pareció importarte… ¿lo hace ahora? —di un paso atrás y me alejé de él, volví a caminar intentando darle la espalda. Aldebarán siempre me ha parecido más grande de lo que realmente es.

Aceleré los pasos y llegué hasta el borde de la madera, si me inclino un poco seré capaz de divisar las olas chocando con las rocas y la espuma que se forma cuando el mar está enojado. Quizás yo también lo estoy y por eso lo cité en este lugar. Me giré y abrí los brazos como si quisiera volar al igual que los pájaros, lo vi cerca de mí y sonreí, pero esa sonrisa torcida nunca alcanzó mis ojos. —Sería tan fácil lanzarme y acabar con todo, pero nunca he creído en las soluciones simples… ni siquiera en los peores momentos… ¿puedes creer que este no es el peor de todos? —me mantuve quieta, con los talones rozando el vacío y los ojos cerrados, respirando profundo y esperando captar el olor que podría amarrarme a la vida.

por **Aldebaran Ballester** Dom Ago 24, 2014 1:55 am

Orgullosa como solo ella sabe, una mujer que me parece tan valiente y fiera pese a que ella misma pareciese que no se ve así. Su forma de hablar, de mirarme, de evitarme… Sin duda es esa misma mujer que mis labios recuerdan y que mi piel aún guarda su aroma –No digo que soy un santo, pero dudo mucho que me puedas culpar de algo- sonreí como de costumbre mientras sigo escuchando atento.

-Y creo que ya hemos tenido esta plática, pero si acaso lo olvidaste… En efecto, me importas- después de esto la visualice caminar, como ida, como si quisiera convertirse en una ola del mar y perderse en la inmensidad de un algo y un por siempre.

Peligrosamente decide colocarse al borde del muelle y yo mismo empiezo a caminar sin preocupación alguna, inclusive, aun después de que ella misma alzara sus brazos de tal forma –Compartimos eso. Las soluciones rápidas tienden a ser de los cobardes y sabemos que ni tú ni yo pertenecemos a ese club tan abundante, somos más exclusivos- volví a reír, colocándome a su lado en totalidad despreocupación.

-Cuando más oscura es la noche, más pronto será el amanecer. Siempre lo digo y soy fiel a mi creencia, nunca es el peor día porque como tal no existe, nosotros no podemos darnos ese lujo… Somos demasiado realistas- volviendo mi mirada en busca de la de ella y así, repetí con un tono más serio –¿Qué sucedió?-

por **Claire Quartermane** Dom Ago 24, 2014 2:17 am

Me moví rápido y lo abracé con fuerza. Creo que él sabía que haría eso y por lo mismo es que se paró a mi lado. Si ahora sonreí lo hice con honestidad y no con esperanza fingida como antes. Me quedé así, lo que parecieron eternos minutos hasta que escondí mi rostro en su cuello y respiré profundo dos veces, sólo dos antes de alzar la cabeza y también las manos. Le toqué la nuca con la punta de mis dedos, su cabello rozó mis terminaciones nerviosas y me hizo cosquillas, pero las carcajadas nunca aparecieron. Lo escuché antes pero decidí ignorar todas esas palabras que nos comparaban, no me siento de humor para creerme mejor que el resto como intenta hacer él, tampoco me siento valiente y es precisamente eso lo que él intentaba decir.

—Soy prisionera en una guerra que tiene el final escrito aún desde antes de que comience… voy a perder todas las batallas y seguiré peleando, seguiré encerrada en una jaula amplia y decorada por mí… tengo las horas contadas ¿sabías? —no sé por dónde comenzar la explicación a lo que ha sucedido, a lo que también ahora sucede, quizás con el tiempo seré capaz de ordenarlo todo y ponerlo como si de una historia ajena se tratara. Por ahora, sigo abrazada a él y dejo que las palabras choquen contra la piel de sus clavículas. —Tienes el aroma de una mujer impregnado, no es el mío y podría odiarte por eso… siempre deseé que tuvieras mi olor cuando estuvieras con otras, sólo porque estoy segura de que si te lo preguntaban responderías con claridad… —

Quizás ahí radica nuestro parecido, mucho más que en lo que él dijo antes. Yo he cambiado y estoy segura que él también lo ha hecho pero es probable que no me lo diga, ni siquiera yo le he contado el cuento completo porque me parece injusto hacerlo cuando no están todos los protagonistas presentes. —¿Por qué crees que sucedió algo diferente a lo que siempre sucede? La primera vez que te vi ya estaba atrapada por el mismo carcelero que me retiene ahora… tú y yo sabemos que eso no va a cambiar pese a que las condiciones de mi tortura sí lo hagan… —volví a cerrar los ojos y aprovechar la calidez de su cuerpo para olvidar por algunos segundos que estábamos hablando de alguien más. —No te atrevas a soltarme ahora.—

por **Aldebaran Ballester** Dom Ago 24, 2014 2:33 am

Si algo sabe hacer Claire Quartermane es dar sorpresas y vaya que me la ha dado con tremendo abrazo, uno que yo anhelaba de la misma manera y por eso mismo también yo le abracé, con fuerza, con mucha, con esa que no miente ante la necesidad de ya tenerla rodeada con mis brazos.

Acariciando su cintura con toda calma traté de relajarla, de consolarla –Claire…- al decir su nombre suspiré, sintiendo sus palabras pasar por toda mi piel, específicamente por mi cuello y clavícula –Tranquila-

Así quedé y cerré mis ojos, tratando de preservar el momento y vaya que nuevamente me da una sorpresa que sale como balde de agua fría –Mentir no lo hago y créeme, sería un placer decir que ese aroma que queda en mi cuello es el tuyo- trate de soportar una ligera carcajada. Una niña caprichuda, territorial, de esas que por cualquier cosa hace un berrinche y con solo una mueca linda lo arregla todo, así es ella… Así me encanta.

-Debo confesarte que tuve la muy ligera esperanza de que fuese algo diferente- respondí sin tapujos mientras sentía como ella me tomaba con toda calma, como me acariciaba la nuca y yo hacía lo propio con su cintura, era un intercambio no solo de calor humano o palabras, sino de ese “te extraño” mutuo que no se dice claramente pero que siendo nosotros… Es evidente con tan solo estar cerca.

Sonreí al escucharla, no pude evitar enternecerme de una forma que no hacía desde hace tiempo, desde la última vez que la vi para ser exacto. Esa es Claire, la que me golpea para agacharme y así pueda abrazarme mejor –No pretendo hacerlo- susurré, ahondando el abrazo y depositando un beso en su frente. No sé si es correcto o no, tampoco si arruinaré el momento y terminaré siendo empujado al mar, pero todo vale la pena por un beso de ella.

por **Claire Quartermane** Mar Ago 26, 2014 1:04 am

Aquel beso me dolió bastante. Lo sentí como un golpe más que como un gesto amoroso, tuve ganas de gritarle que se alejara y no volviera a tocarme, que me hacía daño sentirlo cerca cuando sabía que apenas camináramos hacia distintas direcciones no volvería a verlo hasta que yo lo buscara de nuevo. Siempre es lo mismo, siempre desaparece cuando ya comienzo a sentirme cómoda a su lado. Algún día dejaré de volver a escribirle, mis palabras se quedarán atrapadas en su silencio y no seré quien olvide el cansancio de necesitarlo. No me siento más fuerte ni más calmada. Odio que me diga que esté tranquila porque en ningún momento dejé de estarlo. No puedo estar de otro modo, no logro estar de otro modo.

—Creo que ya no soy capaz de sentir nada más, estoy tan vacía como me veo, un agujero enorme que nada llena… —me separé de él lo suficiente para poder mirarle los ojos, necesitaba hacerlo para que viera en mi la clase de persona que soy, en lo que me he convertido sin querer culpar a otros. —Ni siquiera mis hijos pueden llenar el vacío que siento… soy una mala madre, una mala esposa, una mala hija… aún no sé qué es lo que me retiene acá cuando está claro que debería haberlo abandonado todo… pero no puedo simplemente dejar el barco cuando ni siquiera parece hundirse, la única que no puede salir a flote soy yo. —Estoy enojada y segura de que él podrá notarlo sin tener que ir más allá, me molesta todo, incluso su cercanía.

Me alejé y volví a darle la espalda, necesitaba calmarme antes de hablar con él otra vez. En parte tengo miedo de que me deje ahí aunque sé que eso es lo que hará, porque eso es lo que siempre hace, lo que hacen todos los que entran en mi vida. A veces ni siquiera es necesario que dejen de estar físicamente para que me dé cuenta que simplemente ya no están conmigo. ¿Estoy siguiera yo ahí? Lo dudo todo el tiempo. El cuerpo me tiembla y rodeo mi torso con los brazos pero de nada sirve, siento que he perdido el calor y la cordura. —No quiero volver a tocarte a menos que me digas que no te irás otra vez, al menos no tan pronto… —no intento regañarlo, pero lo odio, odio que me haga falta. —¡¿Y qué tanto mira usted?! —le grité a un viejo que desde hace rato nos observaba, sé que se ve mal que una mujer sea así en público, pero he hecho cosas peores al aire libre, un abrazo es algo inocente para mí.

por **Aldebaran Ballester** Jue Ago 28, 2014 11:57 pm

Escuché con bastante atención y decidí quedar callado. Porque a veces es mejor el silencio que un absurdo y blasfemo consejo traído con un cliché. Era Claire, a ella no se le necesitaba decir lo que ya sabe o algunas palabras inservibles de positivismo. Cuando se trata de ella, de la caprichosa que golpea para poder besarte… Es mejor escuchar, comprender y acompañar.

Por eso decidí dar un paso al frente, justo antes de que ella le gritara a un señor. ¿Pena? Ninguna, inclusive quise reír pues la cara de miedo de aquel personaje fue tan grande que me hizo pensar que ni siquiera la conoce realmente enfadada, de hacerlo, probablemente ahí hubiese muerto.

-No me iré- dije con claridad, mesurado. Porque era verdad, porque decidí rodearle con mis brazos, apretándola y apegándola a mí como si el asfixia representara ese lazo que ambos tenemos, ese lazo que hace que por más distanciados que estemos… Sepamos bien que estaremos el uno para el otro.

-¿Quieres un paseo por la arena?- pregunté, mientras recargaba mi quijada sobre la cabeza de ella. Observando el mar, esperando por la respuesta aunque yo ya bien la sabía y por eso, simplemente dejé salir un profundo suspiro.

Claire, querida mía… ¿Qué demonios es lo que está pasando?

por **Claire Quartermane** Dom Sep 07, 2014 3:01 am

Su abrazo me asfixia pero la falta de aire me permite pensar mejor. Estoy temblando al interior de sus brazos, no siento frío, estoy enfadada, tan enojada que tiendo a creer que todo en mi visión se ha teñido de rojo y sólo por eso cierro los ojos mientras respiro profundo, tan profundo que de a poco mi corazón se calma y vuelve al ritmo normal que tenía antes. No estoy enojada con el viejo ese o con la idea del abandono que siempre ronda en nuestros encuentros, estoy enojada con los caminos que he decidido seguir, con mis malas decisiones, estoy enojada con la duda alojada al centro de mi pecho. Dudo incluso de lo que siento y eso es algo que nunca antes me había pasado.

—Quiero pasear… sólo deja que me quite los zapatos, me gusta como se siente el suelo bajo mis pies… —hice lo que acababa de decir aún sin esperar respuesta alguna de su parte, tampoco es como si hubiese formulado alguna pregunta. Sólo caminé y de algún modo un poco cursi y literariamente romántico me sentí más libre, o francamente sólo libre, porque el ruido de las cadenas se oía cerca, incluso a esa distancia de mi casa. —Tengo permitido salir sólo algunas horas al día, antes eran dos horas y ahora son cuatro debido a mi “buen comportamiento” —solté una sonrisa irónica con esas últimas dos palabras, buen comportamiento era sinónimo de silencio y hacer lo que me pedían, parecido a las empleadas sólo que yo no recibo un sueldo ni tengo tranquilidad en las noches.

Quizás ellos tampoco considerando que la situación en casa es cada vez más caótica. Tal vez debería volver para estar con León, debería pero sin sentirme culpable aquello no es algo que quisiera hacer ahora, quiero estar sola, quiero estar con alguien que no necesita de mí y por eso lo busqué a él, de todos modos espero que sea así. —Un poco extraño que la reina tenga ese tipo de problemas ¿no crees? Cualquiera pensaría que la tendrían retenida en casa por su seguridad y no para evitar que se escape así como parece que se le escapó el amor… —dejé salir las últimas palabras sin darme cuenta de lo que decía. No sé si Aldebaran conoce de mi nueva posición social, pero es seguro que sí siendo él mismo un miembro de la realeza. Aunque dudo que su atención estuviera puesta en esas palabras más que en las posteriores.

por **Aldebaran Ballester** Dom Sep 07, 2014 11:51 am

De esa manera le seguí hasta la orilla de la playa. Yo también retiré mi calzado y tomé el de ella como educación para ser yo quien lo cargara; su mirada lucía perdida pero sus palabras bastantes profundas. Ese sentimiento de soledad, de frustración. Mi cuerpo parece ir con ella pero mi mente trata de adentrarse en ella, ¿qué es lo que sucede querida caprichosa? Ya no tienes esa luz de cuándo te conocí.

-Es un avance, ya tienes lo doble- dije con cierto cinismo –La Realeza viene con muchas cadenas que si no sabemos cómo manejarlas, terminarán asfixiándonos como serpientes- contesté mientras notaba el flujo de las olas y como casi van tocando nuestros pies –Felicidades, por cierto- añadí –Sé que ya fue hace tiempo, pero tú sabes… Nuestras agendas no coincidían- y solté una carcajada.

El ambiente es perfecto, cálido y todo un cómplice para nosotros. Ni siquiera sé que tanto ha pasado desde que llegamos ahí, pero en ese mismo segundo ya nos habíamos alejado de la orilla y a nuestro alrededor era simplemente la playa con varias paredes rocosas que nos cubrían de la vista de cualquiera que ronde el lugar.

-¿Quién lo diría? La reina y el duque dando un paseo ameno por la playa. Vaya ironía, ¿no lo crees?- y así dirigí mi mirada marrón al rostro de ella, tratando de hacerla distraerse un poco. Ya no hay nada a nuestro alrededor, solamente el mar y la arena. Éramos ella y yo, quizás y solo quizás podría darle aunque sea unos minutos de paz y hacerla olvidarse de todo lo que le aqueja, solo por cuatro horas.

por **Claire Quartermane** Jue Sep 11, 2014 2:49 am

Lo escuché felicitarme pero sonaba como si se lo estuviera diciendo a alguien más. Aquellas palabras no coincidían con cómo me sentía yo al respecto. El cargo que muchas anhelaban para mí no fue más que una condena semi-voluntaria. No podría negarle a nadie que me emociona la idea de acompañar a mi esposo en este nuevo camino, me hace sentir ansiosa, capaz de lograr algún cambio pero el saber que estoy atada de manos y que finalmente no soy más que un objeto de decoración o relleno en todo este cuento esfuma la motivación que pude llegar a sentir. Ser reina para mí no es sinónimo de visitar a los pobres o encontrar alguna solución para las madres solteras. Ser reina para mí no es más que una coincidencia por haber estado casada con quien se convirtió en rey.

—No me siento feliz de ser reina, no me siento una reina tampoco… a ratos me siento… —dejé aquella oración a medias y tomé su mano libre, lo invité a acercarnos un poco más al mar. Ahí nadie podía vernos porque nos habíamos alejado lo suficiente como para evitar las miradas curiosas. Quizás sea bueno no tener que lidiar con las responsabilidades sociales que involucra este cargo, de otro modo todos reconocerían mi rostro y no sería capaz de ni siquiera salir a la esquina sin tener una guardia personal encima. O quizás no, tal vez ya mi vida le importa tan poco a Nigel que ni siquiera se preocuparía de mi seguridad. —A ratos me siento aún como la prostituta del burdel… porque no importa si yo seleccionara a los clientes o cobrara más que el resto, de todos modos era una prostituta y me vendía a los hombres… y eso es también lo que estoy haciendo ahora con él… —

¿Por qué siempre que estoy con Aldebaran evito pronunciar el nombre de Nigel? Es generalmente fuera de casa que no soy capaz de decir en voz alta el nombre de mi esposo, como si él pudiera escuchar mi llamado y terminara encontrándome en este lugar. Le tengo miedo a su presencia y a su ausencia, temo decir su nombre porque le temo a él, cada vez más, cada vez que veo el monstruo en que se ha convertido. —Tú sí eres un duque pero yo no soy una reina… así que este paseo es nada más que un paseo entre viejos amigos… tiendo a creer que soy tu amiga y que tú eres el mío… pese a que ni siquiera sé a qué se refiere eso exactamente… hace mucho que no tengo amigos… —sin poder evitarlo dejé salir una risa triste que reemplazó cualquier otra emoción de mi rostro. Solté la mano de Aldebaran y volví a alejarme, necesito alejarme porque su cercanía nuevamente me asfixia, me confunde.

por **Aldebaran Ballester** Sáb Sep 13, 2014 12:36 am

La caminata se alargó tanto que la costa ya era desolada, solo estábamos el mar, ella y yo. Un lugar privado, alejados de todo ojo curioso, era algo idea a decir verdad, algo que muy probablemente ella necesitaba –Siempre fuiste la mejor, tus montadas eran algo de otro mundo- no pude evitar reír un poco al recordar los viejos tiempos del burdel. No es que yo haya sido o sea de los que frecuentan los lugares así, pero es que esa “amistad” cercana con Claire siempre ha sido como un lazo que me lleva a su lado, uno más fuerte que mi voluntad.

Con un suspiro seguí escuchando, sintiendo como me toma de la mano para meter nuestros pies al agua, realmente es algo reconfortante –Soy tu amigo, aunque lo dudes o aunque lo reniegues- sonreí de lado, arrojando su calzado y el mío a la orilla, teniendo ya mis dos manos libres que se dedican a tomar las de ella –Somos lo que somos… Un algo, una cosa… Pero un algo del tipo que nunca abandona, porque nos conocemos sin conocernos, porque estamos aquí juntos, solos, sin nadie a nuestra redonda y aun así… Nos tenemos tantas inseguridades- luego me soltó.

Le seguí porque no quería que se alejara, no ahora –Somos algo raro, pero somos amigos… Nos tenemos el uno al otro, aunque suene asquerosamente cursi- sonreí, rodeándole con mis brazos por detrás, sellando un abrazo cálido y sincero –Aquí me tienes y aquí te tengo… Ni yo te dejaré, ni tú a mí… Ahorita solo somos el mar, el cielo, tú y yo- besando por último y de manera suicida… su mejilla.

por **Claire Quartermane** Sáb Oct 11, 2014 11:20 pm

Es extraño sentir unos labios cálidos que toquen mi mejilla, es más extraño aún anhelar que ese beso casto provenga de alguien más, aunque sea un gesto más bien amigable que cargado de cualquier otro sentimiento. Mi alma vacía de a poco reconoce la soledad impuesta que me desgarra y esa soledad está rasgando en pedazos los restos que ya quedaban de mí. Aldebarán me tiene entre sus brazos pero sigo preguntándome dónde estoy realmente. ¿Estoy realmente en esa playa, en su abrazo, en la lejanía de la ciudad? ¿O sigo en una casa tan fría como cualquier mañana de invierno? Siento el frío apoderarse de mí y me está congelando.

Giré mi rostro y encontré el suyo, sin quererlo acerqué mi boca a la suya, podía incluso sentir su aliento calentándome la piel. Cerré los ojos y estuve segura que ahora no podría confundirlo con nadie más, tampoco que la sensación de bienestar se mantenía y que, de cierto modo, algo en mí rogaba para que no desapareciera por un momento, de preferencia un momento largo. A ratos intento comprender lo que motiva mis impulsos, aquello que me lleva a tomar el camino que nadie más escogería, pero nunca encuentro una respuesta y por lo mismo evito seguir haciendo preguntas. Es inútil encontrar lo que no debe ser siquiera buscado.

Estiré mis músculos hasta que estuve de puntillas en la arena, sentí el mar bañar mis pies y mis tobillos, sentí también como mis labios se unían a los de él y los mantuve así, es un beso que parecía demasiado casto para nosotros pero que simplemente era necesario porque yo lo necesito. Y por un día me propongo ser egoísta, pensar en mí antes de cualquier otra persona. Me gustaría fingir y preguntarle a él si estoy arruinándolo todo con este beso, pero no me interesa, no me importa en lo absoluto. —Aunque estés tú, estoy sola… no me dejes caer… —mis palabras no tienen sentido, tampoco nada de lo que ahora pasa. Así debió ser siempre.

por **Aldebaran Ballester** Mar Oct 14, 2014 12:48 am

Entonces pasó lo que evidentemente no esperaba que pasara. Claire besándome. O el mundo estaba a punto de ser exterminado o simplemente me encuentro a la mitad de un encuentro donde evidentemente ella no sabe lo que hace, lo que siente o siquiera lo que piensa… En otros días me hubiese regocijado con mi soberbia y me hubiese emocionado al orgulloso decirme a mí mismo que fue ella quien decidió besarme, pero ese día no ha sido hoy.

-Claire- me limité a decir, cerrando mis ojos y suspirando. La seriedad invadió mi iris y entonces le tome con ambas manos de forma delicada y le sujeté de los brazos, alejándome un poco y recobrando la distancia –No es correcto, yo no soy él y ni tú eres ella…- esto último decidí soltarlo sin ninguna clase de amortiguador, decidí simplemente dejarlo salir.

Ella me conoce, tanto como yo la conozco desde hace mucho y sabe bien que ella siempre fue alguien importante pero que pese al sexo de años atrás y esa soledad compartida que nos unía… Simplemente un beso de la forma en que ella me lo dio no es algo que me agrade mucho recibir. Quizás por cobarde, quizás por patán o quizás… Porque sé bien que no fue con dedicatoria para mí y aun cuando me gustaría apoyarla… No soy esa clase de consuelo.

-Te he dicho que no te dejaré caer, que me tienes aquí… Pero creo ese beso estuvo de más- abrí mis ojos para verla fijamente. No quise sonar grosero, ni siquiera soberbio o cínico… Quise ser sincero, quise ser real, quise ser franco… Así como ella siempre me ha pedido ser –Es mejor dejar las cosas como están ahorita y pensar dos veces antes de cometer otro impulso-

Entonces di un paso hacia atrás. Sé que se molestará, sé que se va a enfurecer y probablemente me deje ahí parado y me grite hasta el día en el que será mi funeral… Pero de no decirlo, no sería yo mismo. Puede que ella sea Claire, alguien a quien aprecio mucho y deseo cuidar si así está en mis manos.

Pero de nuevo, ese beso no me fue dado conmigo en su mente.
Ni tampoco fue recibido con ella en la mía.

por **Claire Quartermane** Mar Oct 14, 2014 1:25 am

—No me extraña que pienses que por un beso terminaré quitándote la ropa… siempre fue así para mí, siempre fue el paso siguiente a algo que yo misma mancillé por ignorancia… ¿no crees que un beso pueda estar libre de tensión sexual? —no me dolían sus gestos ni tampoco sus palabras, tiempo atrás lo habrían hecho pero ahora mi modo de pensar ha cambiado y si lo ha hecho es precisamente porque la vida me ha golpeado duro y la recuperación a cada uno de esos golpes es algo que aún sigue su curso. Como un río eterno que jamás se seca. A veces creo que nunca podré volver a sentir algo, ni siquiera pasión. —No estoy buscando a alguien más en ti, puedo ser todo eso que piensas pero a veces intento no hacerte daño… otra persona pediría perdón por sus fracasos, no creo poder hacerlo, prefiero creer que nos perdonamos por alejarnos y por volver… —

Le sonreí de un modo sincero y esperé que fuera él quien volviera a acercarse, la sola idea de que deje entrever una búsqueda de mi esposo en sus labios me parece fuera de lugar. Lo comprendo y es probable que se viera de ese modo, pero desde hace mucho que Nigel desapareció de cualquier otro hombre, incluso ya no está presente en nuestro hijo León y la respuesta a ese no tan extraño fenómeno es una sola: Nigel ya tampoco es un hombre y con eso he dejado yo también de ser una mujer. —A quien quiero en ti es a Aldebaran, no hablo ni del pasado ni del presente, hablo de quien está parado frente a mí con los ojos preocupados y la boca convertida en una línea tensa… —estiré mi mano y me atreví a acariciarle el cabello oscuro, su revelación de otra mujer me calienta el alma con una especie de orgullo y es divertido darme cuenta que puedo sentir algo más que enfado y enojo cuando se trata de él. —Yo no soy ella y me alegro de no serlo, me alegro de no ser la ella de nadie… no me pidas que deje a un lado mis impulsos, es lo poco que queda de mí sin estar roto… —

Me adentré hacia el mar y le di la distancia que necesita. Si alguien me preguntara si volvería a besarlo mi respuesta sería que sí. No deshago mis actos porque de todos ellos algo aprendo, aunque sea por las malas, aunque sea a punta de errores. Y sigo siendo egoísta, porque pese a que él considere que fue incorrecto, cambio mi escasa libertad por los segundos de calidez que probaron mis labios, los últimos quizás de mi vida. El viento me enredaba el pelo así que decidí peinarlo con los dedos, puedo verlo cerca de mí con el rabillo de mi ojo. Estoy tranquila y no fueron sus palabras lo que me hicieron creerle que no me dejaría caer, fue algo más a lo que ahora obedezco: mi instinto. —¿Quieres venir aquí? Prometo portarme bien esta vez… —le sonreí con los ojos tristes como suelo hacerlo siempre ahora, si intentara aparentar felicidad ninguno de los dos lo creería. —Mejor no creas mis promesas… las promesas se rompen como todas las cosas frágiles… —

por **Aldebaran Ballester** Miér Oct 22, 2014 12:46 pm

Sus palabras tienen como descripción una sola palabra que se denomina dolor. ¿Realmente es Claire la mujer que tengo frente a mí? Lo juraría, pues su piel, su voz e inclusive sus labios parecen ser los mismo y sin embargo la siento tan diferente; irónico es el hecho de que por la pasión que un día en el pasado nos movió ya no sea el motor de este encuentro –Bueno, soy como los gatos y caigo de pie… Hacerme daño es algo tan subjetivo que está fuera del concepto- reí un poco mientras ella caminaba hacia el mar. El escenario es misterioso, es algo inclusive excitante por lo singular que es, sin embargo no deja de parecerme triste.

-¿A dónde vas?- Por Satanás… ¿realmente acabo de hacer esa pregunta tan estúpida? -Portarte bien es algo que no haces muy… bien- no pude evitar carcajearme, empezando a caminar lentamente. Yo sé que las promesas se rompen, también sé que los impulsos nos dominan… pero sé lo que hago y cuando dije que me preocupa lo dije con sinceridad, por ello preferí seguirla para cuidarla al menos de que no tropiece con algo.

El agua era fría pero no pasaba mucho tiempo para que la temperatura corporal se ajustara a esta –Lo que dijiste de que a quien querías ahorita mismo es a mí… Realmente sonaste sincera- no pude dejar de lado mi ironía, por lo que con frialdad añadí –Pero dudo que así haya sido. Quieres compañía, quieres alguien que no te diga clichés o te dé palabras de aliento que no servirán… Solo quieres que te escuchen, quizás un hombro y probablemente alguien tan loco como tú como para entrar al mar- y terminé riendo.

Le tengo un gran aprecio, ella es como una vieja amiga… De esas que nunca se ven, que comparten momentos efímeros pero siguen siendo una amistad a la que cuidarías no importa qué. Claire no era “Ella” pero es Claire y debo decir que la palabra aburrición nunca llega cuando estoy con ella… Sabe bien como meternos en problemas.
¡Qué maravilla!

por **Claire Quartermane** Miér Nov 12, 2014 11:13 pm

Pude escucharlo sin tener que estar atenta a sus labios, incluso si alguien me pidiera recrear esa escena sabría de qué modo él puso su boca después de cada palabra y el modo en que su ceño se frunce o relaja cuando termina cada oración. Si conozco esos detalles no es porque suela mirarlo fijamente con una especie de adoración ridícula, es más bien gracias al silencio, porque la falta de comunicación que muchas veces está asociada a la escasez de sonido es en realidad el escenario de otros encuentros y en este caso, se reunió mi mirada curiosa y su semblante seguro. Confío en él quizás un poco más que antes, ahora le hablo sin el velo de la pasión de por medio y aunque antes aquello me hacía sentir temblorosa y reticente, ahora es una ventaja que las imágenes no se tiñan de carmesí y el sol nos pegue en el rostro porque todo lo demás está cubierto de ropa.

—Contigo siempre soy sincera… no me hagas sonar como una mentirosa aunque lo sea, prefiero creer que la diferencia radica en que simplemente cuento mi propia verdad y esa puede no ser igual a la tuya… —dejé que el mar me mojara las pantorrillas, quería acercarme a él y tomarle las manos pero temí que ese gesto se transformara en una provocación que nos tendría a los dos discutiendo con la piel helada y los sentidos pendientes de una posible hipotermia. Probablemente más a mí que a él, ya que lucía como si estuviera muy cómodo en aquel lugar. En cambio, le di la espalda y comencé a hablar con la misma voz suave que utilizo con mis hijos, una voz con esperanza y realidad a medias, no son mentiras, sólo omisiones. Es lo que me trato de repetir.

—Alde… —me aclaré la garganta y volví a repetir su nombre pese a que sonaba como la voz de un cuervo con las alas rotas, —Si te cité acá no es sólo porque extrañara verte… de hecho lo hago, pero quería reunirme contigo para pedirte un favor… —di unos pasos hacia la orilla pero me detuve apenas pude sentir algo de arena seca bajo mis pies, en otra época del año estaría cocinada, pero justo en ese momento nada más me sentía entumecida, distante, la protagonista de un cuento que lo ve desde el exterior

por **Aldebaran Ballester** Sáb Nov 22, 2014 10:52 am

La sonrisa que estaba dibujada en mi rostro se rompió una vez que ella decidió decirme las razones por las que me había citado ahí. Puede que sea Claire y que siempre los problemas ronden cuando estamos juntos o inclusive me tome como un simple hombro para desahogarse, sin embargo, no es la clase de persona que pide favores y eso mismo me hizo tensar mi cuerpo para lo que decidí simplemente dar algunos pasos al frente, adentrándome más en el mar hasta quedar a la misma altura que ella y una vez que observé el cielo, las olas ir y venir, me enfoqué en el rostro de ella, por lo que al girar el mío clave mis ojos marrones en los ajenos para así preguntar sin titubeo alguno –Eso me preocupa… ¿De qué se trata?-

Alcé mi ceja entonces, la inquietud y la curiosidad me mataba y consumía por dentro debido a que me imaginaba ser la última persona a la que ella le pediría algo, especialmente un favor. Sus pensamientos y palabras de poco optimismo eran una cosa, pero citarme a solas y especialmente para pedirme algo prendieron mis alarmas rojas; no es que no confiara en ella, es que lo hago y mucho… Por eso la sorpresa de encontrarme ahora mismo con una petición.

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