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Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18] 2WJvCGs


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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Doreen Jussieu Jue Ago 28, 2014 7:44 pm

"Ella era un alma más o menos buena,
pero el mundo esta lleno de almas más o menos buenas y mira donde estamos."

Nunca se daba gustos excéntricos, para nada. A pesar de tener grandes cantidades de dinero, las cuales podría derrochar sin siquiera sentir dolor, la joven cuidaba de sus riquezas, las repartía con los que creía lo merecían, y lo demás lo invertía. Con el tiempo había empezado a convertirse en una verdadera mujer de negocios. Había invertido una pequeña suma en propiedades, otro poco en joyería. Nunca creyó que su intelecto le fuera a dar para aquello. Acostumbrada a los regaños y limitaciones de su padre. Quizás por eso dudo; tarde de música. Eso era. Después de haber asistido al orfanato como cada tres veces a la semana, había decidido hacer algo inusual. Existían una perdida en su mirada, falta de reconocimiento de alguien que había prometido llegar para cuidarla y nunca volvió, sin embargo sabía que alguien volvería al anochecer, y por eso, en el trayecto del orfanato a su casa, la joven pudo escuchar la melodía de un par de violines que se sincronizaban, y entregaban la mejor música al unísono. Sin ni siquiera preguntar sus nombres, imprudente cómo siempre, y con poca preservación propia, los invitó a pasar al carruaje; los llevó a casa a tocar.

Las primeras canción habían hecho que todos los trabajadores sonrieran. Más de uno se sentó en la sala junto con Doreen a disfrutar de las delicadas melodías. Después de un rato, se fueron de uno por uno, y ella terminó por quedarse a disfrutar de la melancolía de las últimas piezas. Cuando los músicos terminaron, la joven los envió a las cocinas para que se alimentaran, ella se mantuvo un momento más en aquella sala, y después de un rato, antes de que el crepúsculo apareciera, avanzó hasta una habitación. Una sellada, alejada, resguardada, que llevaba dos años sin ser abierta. ¿Por qué lo hacía? No comprendía. Su cuerpo, sus piernas le guiaban al camino del recuerdo, del dolor, del alma, del mal. Porque la realidad es que su luz personal, esa que la hacía brillar se estaba esfumando. Desaparecía, estaba por no volver jamás.

Tardó unos momentos en girar el picaporte de la puerta. Sus dedos sentían quemar al tocarlo. Estaba confundida y al mismo tiempo clara. ¿Qué ocurría? Lo cierto es que por un momento dudó de su ser. Doreen estaba harta de ser cómo era, con esa maldita autoestima pisoteada, pero por ella misma, encima, le dolía sentirse con tan poco valor. ¿Por qué sentía fuerza y al mismo tiempo miedo? Tanta confusión la estaba poniendo mal. Al final se convenció, movió el gran cuadro de madera fino, lo empujó con la poca fuerza que poseía, y de un momento a otro ya se encontraba dentro de la gran habitación, encerrada, Notando los recuerdos, sus pasiones, lo que llegó a amar y ya no existía, pero sobretodo, lo que había dejado de lado en la búsqueda absurda de un amor, de una felicidad.

Doreen desmanteló algunos cuadros que ella había hecho. En ellos se encontraban los rostros de Mia, Milo, Darcy, y un par más de caídos en la guerra. Observarlos le estaba afectando un poco, pero comprendió que cada muerte le había otorgado una mejor vida, una que jamás imaginó llegar a tener. Envuelva en recuerdos, en emociones, y en algunas lagrimas que caían, se quedó dormida sobre una alfombra. Lo único que la hizo despertarse fue los pasos agitados de sus empleados a su alrededor, el frío de la noche había llegado,  y con ella la oscuridad. Presurosa se puso de pie y salió de aquel lugar. Cuando varios de sus sirvientes la observaron parecía que la tranquilidad había llegado a su ojos. Su nana principal la regañó, y un par simplemente sonrió. Comprendió que habían temido lo peor, y simplemente los tranquilizo. No sólo eso, la rubia hizo algo que nadie esperó, y que muchos dudaron en aceptar.

- Por está noche deseo que todos vayan a sus casas, que busquen a su familia, que se diviertan lejos de aquí, que vivan su vida no porque dependan de la mía - Su voz era tranquila, no se encontraba nada alarmante en ella, sin embargo sólo la joven supo la verdadera razón. Su informo personal no tardaría en llegar. - Háganlo ya, no me iré a ningún lado, prometo mañana estar aquí, completa, no me iré a ningún lado - Era sincera ¿a dónde iba a ir? Sólo los tenía a ellos, a nadie más.

Tan sólo bastó una hora para que todos se marcharan, quizás a penas eran las nueve de la noche, un poco menos, un poco más. Los estaba resguardando de un mal, porque sí podía evitar otras muertes se sacrificaría sin chistar.

Doreen acompañó a sus sirvientes hasta las puertas con barrotes. Las cerró pero se aseguró de no colocar las cadenas y candados que comúnmente utilizaban. Se dio la vuelta y caminó hasta volver a la estructura de su mansión. La sintió vacía e insoportablemente fría, todo aquello sin la presencia de los que vigilaban sus pasos, sus sueños, sus alimentos. La chica encendió de forma cuidadosa y profesional una de las chimeneas, y caminó con lentitud hasta su habitación. Se aseguró de ajustar su corsé negro, al igual que todas sus prendas, y también se aseguró que sus cabellos se notaran perfectamente acomodados sobre sus hombros. Se veía hermosa, perfecta, y extrañamente en paz. Parecía una muñeca dispuesta a dar la mejor de las sonrisas, y a realizar la función para la que estaba destinada. Sin embargo una cosa es parecer, y otra de vedad añorar o querer. En sus ojos se notaba el dolor, el pesar, la expectación y el miedo.

¿Cuánto más tardaría en esperar? La criatura la dejaba inquieta. Dos días le había marcado, los dos días que ya habían transcurrido y esfumado. En su interior una pequeña llama de esperanza apareció, quizás la criatura lo había olvidado, quizás la había dejado libre, en paz.¿Libre? Si, Doreen había sentido que la apresaban desde ese primer encuentro, que su vida había pasado a ser de otro dueño, ya no suya, sino de él, de su propio Averno; pensamientos interrumpidos, el sonido de la puerta principal apareció. ¿Sería él o alguien más había vuelto? Se apresuró a salir de su habitación, a andar por los pasillos y terminar por bajar las escaleras, no vio nada, sin embargó se inquietó.

¿Averno? — Susurró con suavidad, rogando en su interior porque las llamas no volvieran a quemarle.  


Última edición por Doreen Caracciolo el Sáb Sep 06, 2014 6:36 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Averno Vie Ago 29, 2014 5:02 pm



El erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo.


Dos días, tal y como se habían prometido aquella noche, para Averno fue una eternidad sin duda, ya que él estaba preparado desde que dejo la morada aquella vez, el problema existía puesto que la humana no iba a poder aguantar física ni mentalmente todas las acciones del vampiro al día siguiente por su simple debilidad natural, por alguna extraña razón el vampiro parecía estar siendo más paciente y comprensivo de lo que estila a ser, no obstante quizás no estaba del todo “fuera de lo común” Después de todo la rubia era considerada otra de sus rituales, pero por alguna razón no sentía esa seguridad infinita con ella, no era capaz de describir aquello, es como si muy en el fondo tuviera una duda respecto al final de la humana, como si lo que está escrito fuera a borrarse de pronto, perderse y esfumarse para siempre de él y de la memoria de todos, pero menos de la de ella, ¿por qué? Averno no es un ser de dudas, tampoco un ser de temores, no se trababa de nada parecido, sin embargo podía ser quizás un sexto sentido, cual fuera la razón esto no le detendría de llevar a cabo sus planes y satisfacer sus deseos con rubia joven, después de todo ella ya se había ofrecido amable y desinteresadamente a reunirse esta noche con él, ¿dar vuelta atrás? Jamás, tan solo unos cuantos pasos más y estaría frente al lugar, que por cierto no conoce, la ubicación de la humana había cambiado, ¿cuál sería la razón? Quizás simplemente esta pensaba que una mansión despampanante sería un lugar más indicado para ser desvirgada, ¿sería eso? Probablemente no, la muchachita había demostrado ser no tan superficial como el resto de los humanos, lo cual al vampiro no le generaba ninguna piedad, para nada, simplemente resaltaba de entre muchos la existencia de la joven, él era de todo menos ciego y considerar a un ser inferior no le impedía reconocer sus virtudes pero tampoco sus debilidades, y sin duda alguna el vampiro las aprovechaba como siempre. Más favorable quizás era el hecho de que ahora debía caminar menos para llegar al lugar y este era más accesible pues se trataba de la parte delantera de las tantas hectáreas que la humana había “heredado” y no por sangre realmente. El trabajo de investigación de Averno es digno de ser catalogado como profesional, no le costó demasiado averiguar quien fue y quién es ahora Doreen Caracciolo, tal como había pensado su pasado resultaba interesante, lleno de fuego, matanza y lucha, aunque ella no fuera participe realmente de esta, se mostraba como una de las principales involucradas, tuvo que romper unas cabezas y acabar con ciertos hombres de confianza de la muchacha, pero estos pasarían desapercibidos o desaparecidos, se había encargado de “evaporar” los cadáveres por así decirlo, bien enterrados en su cementerio personal, ciertamente era público pero él ocupaba las lapidas muy antiguas para ocultar los cuerpos de sus delitos sin problema o remordimiento alguno.

Si la humana preguntaba algo, él no diría nunca haber sido el culpable, ¿para qué hacerlo? Tan solo le daría más drama a la humana para parlotear. Tras haber caminado por más de media por fin llegó al lugar, vistiendo una capa negra, su sombrero oscuro, pantalones negros no demasiado ajustados, unos zapatos de cuero marrón y obviamente no faltó su bufanda junto a la camisa pulcramente blanca, en su caminar el bastón característico acompañaba al vampiro, se detuvo tan solo unos segundos para observar la fachada de la propiedad, grandes placeres podría darse la rubia, pero parecía que simplemente no lo estaba haciendo, por alguna razón, ¿en qué gastaría su dinero la muchacha? Conociéndola, ¿filantropía quizás? Que desperdicio. Averno pudo notar la falta de especímenes por el lugar, al parecer la humana se había encargado de barrer a la toda la prole por esta noche, lo cual sin duda resulta de agrado para él, sin interrupciones molestas o seres que osen distraer al vampiro de su labor, la cual consideraría sagrada si fuera un ente teológico. Lentos y silenciosos pasos le llevaron a la puerta principal del condominio, tratando de hacer el menor ruido posible ingresó rápidamente a la propiedad, pudo perfectamente escuchar a la humana moverse por la casa, podía notar también los latidos de su corazón, los latidos de aquel órgano que bombeaba el elixir que tanto él deseaba de ella con cierto dejo de locura, la cual disimulaba perfectamente bien según él. Simplemente se escondió entre las sombras, una parte poco iluminada de la gran mansión, justo detrás del zócalo de las escaleras el vampiro apareció para posarse detrás de la humana, una mano en la cintura de la mujer le atrajo los glúteos hacia la pelvis del vampiro, la otra sobre el cuello y los dedos en el mentón de la rubia, un beso lento entre la unión del cuello y el hombro izquierdo de la humana hizo veces de saludo, sin embargo no le dejaría sin respuesta – Madame Caracciolo – Susurró con cierto aliento a triunfo por haber mencionado información que ella simplemente no había brindado, pero deseaba que esta fuera consciente de que poco o nada podía esconderle a él, la transparencia siempre sería la mejor solución para la humana y Averno preguntaría, pues no solo enseñaría a la humana, también deseaba aprender y conocer algo al menos de ella y su perspectiva más profunda, a pesar de parecer estúpida en general, es costumbre del vampiro adquirir puntos de vista, pensamientos y detalles de todo ser que le rodee, así puede absorber solo lo necesario para sus fines, el resto desecharlo – Veo que preparó bien el lugar para mi llegada, aunque en el fondo no la deseara, ¿no es quizás usted un ente muy contradictorio? Pero no se preocupe, eso me gusta, tan solo hará más entretenido el hecho de que le saque la verdad de los labios – Giró a la humana tirando suavemente de su brazo para quedar frente a frente, así podía observar y acostumbrarse puesto que apenas la noche comenzaba y tenían varias horas para relacionarse, y unirse de distintas maneras.
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Mensaje por Doreen Jussieu Vie Ago 29, 2014 10:18 pm

La esperanza se había muerto, se le había desvanecido, se escurrió entre sus dedos cómo el agua que no puede ser estancada en una mano. Pudo sentirlo no por su contacto, tampoco por su voz, más bien quizás había sido ese instinto de supervivencia que le erizó la piel. Porque su cabeza le gritaba que estaba loca, que debía correr, que dos días hubieran bastado para escapar, para encontrarse lo más lejos posible de la criatura, sin embargo no lo hizo, había sido cómo si se entraba directamente a la boca del lobo. ¿Un deseo suicida quizás? Tal vez, porque Doreen aún sentía dolor en su interior, en cada parte de su corazón, por esa gran cantidad de sentimentalismos que desarrolló durante toda su vida. Deseaba morir, de eso estaba segura, sólo por no haber podido alcanzar aquello que tanto anhelaba, lo que en su momento había sido una meta, un propósito, ¿y qué mejor que morir de esa manera? En manos de una criatura cruel, que bien podría hacerle la partida larga y angustiosa, o rápida y complaciente. Lo segundo claro que lo descartó desde el primer instante.

Sabía como intimidarla, aquello sin necesidad de ejercer demasiado contacto físico, sin necesidad de muchas palabras. Doreen nunca había dejado acercarse demasiado a alguien, de hecho, lo máximo que había tenido era un beso, y después de eso había llegado él, quién había invadido su cuerpo sin ni siquiera haber pedido permiso. ¿Eso era lo que buscaba en realidad Averno de ella? ¿Su sexualidad? ¿Qué le entregara lo más puro y bien guardado de su ser? Encima de todo le arrebataba su sangre. Esa criatura sin duda era peculiar, no se andaba con rodeos, ni con cuentos baratos, no tenía misericordia y actuaba a su deseo, a su conveniencia. La rubia sin duda envidiaba eso de él. Porque su naturaleza era servicial, y había adoptado la postura del sacrificio por encima de su propios deseos. Daba más de lo que recibía, y hacía gozar más de lo que ella gozaba.

Sabe mi apellido — Susurró, pero no mostró sorpresa alguna. En su fuero interno sabía que el vampiro no se iba a quedar con las ganas de saber más, sin embargo sintió un poco de decepción, por un momento creyó que le dejaría a ella misma contarle sus secretos, su vida, sus detalles. ¡Grave error! Y es que ese era el problema más grande en la joven, resultaba que pensaba demasiado las cosas, y le veía los pro y los contra, pero lo que más le hacía analizar de forma inquisitiva se trataba de la moral que le habían inculcado, y que posiblemente sí disfrutaba más de lo que se sacrificaba, aquello resultaba un gran pecado que a Dios no le gustaría que su fiel sirviente tuviera. Estaba contrariada, por un lado tenia las ganas de seguir aferrada a lo que conocía, pero por otro buscaba poder vivir de verdad.

Y me toma como si de su propiedad fuera — Agregó a su comentario anterior — No sé si eso sea un atrevimiento que me agrade, pero ahora que recuerdo, nada que me agrade importa aquí ¿verdad? — Doreen sintió escalofríos ante el beso, pero más aún por la forma en que el vampiro tuvo control de su cuerpo. La forma en que la giró para encararla había parecido sencilla, cómo si ella misma hubiera recogido una pluma, y la hubiera hondeado en el aire. — No será una buena anfitriona sino hubiera preparado la mesa de forma correcta para el invitado ¿No lo cree? — Aunque invitado no era la palabra correcta, más bien se trataba de un invasor, de un dictador que al ir a su paso debía de tenerse el camino a su antojo. — Es vedad eso que dice, señor mío, no lo deseaba, para nada, sin embargo sé los riesgos, y mi gente no lo iba a pagar — Se encogió de hombros. Al final terminó por arquear una ceja y alejarse de él. — Sígame por favor — Le invitó, y atravesaron un par de pasillos hasta que la joven lo llevó a una bella sala. Una donde la chimenea se encontraba abierta.

¿Tenía tanta urgencia en saber de mi? Debió esperar al encuentro, a preguntar mis detalles, mejor que nadie conozco lo que me ha acontecido en la vida, los demás sólo conocen detalles generales — Con una mano le señaló el sofá que se encontraba frente a ella. — ¿Desea algo de tomar? Cómo verá tengo de todo tipo de bebidas, aunque no estoy segura sí desea algo demasiado humano como el alcohol ó un poco de sangre, como se dio cuenta entre mis filas hay vampiros, y tenemos depósitos de sangre para ellos, donadores, ya sabe, existen humanos que hacen cualquier tipo de cosas por dinero — Afirmó moviendo la cabeza de un lado a otro. —   Dígame pues ¿qué desea? —  Pero lo cierto es que Doreen temía en conocer los verdaderos deseos del vampiro. Algunos los sabía, pero se negaba en demasía a aceptarlos, y esperaba sí, que sí tomaba el rumbo de una buena platica, quizás la criatura lo olvidaría.

Se sentó frente a la criatura sin dejar de observarle. Lo cierto es que sintió con rapidez el dolor de sus piernas. La pose defensiva estaba ahí, lo podía notar, su instinto de supervivencia se lo seguía gritando. ¿Y si corría? Quizás correr sería una imprudencia, pero era mejor que no hacer nada. La jovencita quiso soltar en lagrimas, se sentía acorralada, y lo peor es que en su propia casa. ¿De verdad él la hubiera encontrado sí se hubiera marchado? Sí seguía viva después de ese encuentro, lo más seguro es que llegaría a probar suerte con esa idea. Prepararía a los mejores caballos, reclutaría a sus mejores guerreros, trazaría la ruta más complicada, y no volvería a París en mucho tiempo, sino es que nunca.

Nunca me ha costado decir la verdad, señor. Pero en el primer encuentro no me sentía muy segura con su cercanía, es decir ¿qué pensaría de mi si le suelto toda mi información de buenas a primeras? No, no, eso no está bien visto — Se acomodó en el sillón frente a él, y armada de valor, la jovencita le sostenía la mirada de la forma que pudiera. No estaba acostumbrada en realidad, para nada, de hecho siempre terminaba por bajar su rostro, porque sus ojos observaran al suelo, y es que su baja autoestima se notaba de lejos con esos simples pero significativos detalles. Doreen estaba dispuesta a hacer un esfuerzo por comportarse a la altura, cooperar era sinónimo de aceptación de la criatura, y eso lo tendría contento, y esa aprobación que él le daría sin duda significaba que se marcharía pronto.

¿Cómo estuvo estos días ¿Encontró a otras señoritas cómo yo para poder atemorizar mientras no estuviera yo a su alcance? — La idea de la rubia, es que sin duda la criatura de la noche tomaba de hobbie llegar a intimidar jóvenes cómo ella, o incluso personas mayores, criaturas de la noche. No lo sabía, no lo conocía por completo, pero podía darse conclusiones correctas o negadas, dependía de él decírselo o no.

Soy inquieta, soy curiosa — Mencionó confundida, aterrada — Dígame, dígame por favor que desea, se lo daré lo más rápido que se pueda para que se marche — La desesperación y la urgencia en su voz se notaba en demasía.
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Mensaje por Averno Sáb Ago 30, 2014 9:02 pm



Y ahí estaba la humana, con sus quejas repetitivas y ya conocidas para el vampiro, pero esta vez no entendía el motivo de estas, pues ella aquí estaba y dispuesta a darle todo, de lo contrario se hubiera suicidado o simplemente huido del lugar, aunque la humana en su conciencia y razonamiento no quisiera aceptar que al quedarse estaba entregándose ella lo estaba haciendo, en este simple hecho de hacerle pasar a la sala, ella había aceptado realmente desde que se despidieron la otra noche ser poseída en totalidad por el vampiro hoy, mañana y pasado, cuantas veces fuera, para el resto de su vida o la eternidad, Averno había expresado y trabajado con supremacía para que ese mensaje fuera captado, realmente los humanos tienen esa capacidad innata de desentenderse de lo que realmente quieren, sienten o tienen, y no por propia elección sino por auto reflejo quizás, o negación inmadura, después de todo cualquier ser humano, el más viejo que haya existido no dejaba de ser un inmaduro, un niño de pañales que apenas y conocía una sola porción del mundo, y ya eso es mucho decirlo, porque la gran mayoría apenas vivía solo dentro de su ciudad y no conocía nada más que eso, ni siquiera la misma ciudad entera, es triste eso, sin duda lo es, no le tiene ninguna envidia a la humanidad y su último deseo sería ser un humano, la inmortalidad en cambio le ofrece ventajas que son infinitas – O vamos madame, ¿realmente piensa que yo me conformaría solo con un nombre? Y obviamente, ¿acaso no quedo claro que su vida ahora me pertenece? ¿Necesita que marque su cuerpo como el ganado acaso? Yo prefiero marcar solo su cuello y que las heridas desaparezcan a la brevedad para volver a marcarlo, porque él único distintivo que le hace mía ya es lo que reside dentro de usted, dentro de su cabeza – El vampiro accedió a caminar por donde la mujer indicaba, la mansión era preciosa sin duda, tenía buen gusto y parecía haber sido decorada por algún ricachón miserable y engreído de la realeza, ¿de quién habría sido la idea? Ah los humanos que son “privilegiados” según ellos y los demás, pobres imbéciles, son solo unos muñecos más de la prole, al final de la partida de ajedrez el rey y el peón se guardan en la misma casa, de igual manera ya asumía de quien era esta propiedad, y hasta tenía el nombre del perrito aquel pero no había necesidad alguna de mencionárselo a la humana aún, que por cierto estaba hablando bastante y no precisamente palabras que al vampiro le agraden, sin embargo se mantuvo sereno por unos instantes y tomó asiento sobre la fina mueblería. La inexpresión del vampiro pronto cambio por primera vez en la noche, mostró notable molestia que impactó directamente en el rostro ajeno - ¿Sabe? – Se levantó de golpe apretando bien la empuñadura de su bastón, la que estaba hecha de un fino marfil, anclada al nogal que de tanta importancia resultaba para el vampiro, dio varios pasos lentos hacia la humana pero sin quitar esa mirada horrenda de su rostro, deseaba perturbarle lo más posible para que aprendiera la lección, solo un correctivo daría, muy corto pero efectivo para que nunca más mencionara eso que acaba de decir – Yo, Averno – se inclinó ligeramente y tomó el mentón de la humana sin delicadeza alguna, lo alzó tirando de su cuello un poco – No tolero en lo más mínimo que me ofrezcan basura, ni desechos para que la prole común y corriente pueda subsistir, jamás tomaría la sangre de los miserables desesperados – Apretó con cierta rudeza el hueso de su mentón.

Luego de unos segundos le soltó completamente, pero obviamente no había terminado – Además tampoco me gusta que me estén apurando o arengando a terminar más pronto, y menos que me inviten a retirarme disimuladamente, sé que ahora mismo no le quedó claro, pero ahora le quedará – Sujetó a la humana por la cintura y le giró de tal manera que su estómago quedará sobre una de las posaderas del sofá, le aplastó al colocarse sobre ella pero no al punto de hacerle perder todo el oxígeno, incrustó directamente los colmillos desde atrás en el cuello de la humana y comenzó a beber, con bestialidad sí, estaba vez no fue nada amable, pero esto no le impidió el mantener aquel lapso de tiempo, retiró los colmillos tras haber disfrutado del suculento mangar que implicaba la sangre de la humana para él, lamió y relamió los orificios una y otra vez sin salir de ella y sin soltar los cabellos femeninos que había tomado treinta segundos atrás para estirar bien el cuello – La única sangre que beberé será la que yo decida tomar, en este caso y como le dije antes, la suya por deporte y por pasión desde hace dos días, no veo la necesidad de probar otra cuando usted es una fuente perfecta – Se rozó vulgarmente contra los glúteos de la humana, chocó la pelvis perfectamente contra su coxis sin dejar de torturarle – Creo que aprendió la lección madame, ahora podemos pasar a temas más importantes, a aquellos que le causen intriga, le prometí que le enseñaría más del mundo, pero recuerde que será a mi manera así que analice con cuidado – Se alejó y se levantó con total calma, tomó el bastón y regresó a su asiento como si nada hubiera pasado, como si lo ocurrido hubiera sido lo más normal del mundo, y para él lo era sin duda, tan solo estaba sancionando una actitud incorrecta de su servidora – Si tiene una biblioteca en esta mansión que apesta aún a hombres-perro y otros animales sin duda podrá seleccionar mejor los temas que desea aprender y yo podré aleccionarle aún mejor – No iba a decir nada más de su pasado o de lo que sabía de este, esperaría que ella hiciera una mención mucho más directa para decir algo. Tampoco le iba a decir con palabras lo que deseaba, no, jamás, que método tan absurdo, aburrido y común, la noche misma le indicaría las respuestas – Usted ha limitado mis actividades a algo muy vulgar y tiene suerte que no le cobre eso también, usted no tiene ni la menor idea de a que dedico mi existir y espero que ahora se consiente de eso, una lección primordial que debe aprender sobre su humanidad es que ustedes los inferiores sacan conclusiones muy apresuradas y aunque a veces lo piensan bien sus limitadas mentes no les permite ver más allá de lo obvio, y no le culpo, yo escapo a sus capacidades y podría pasar el resto de su vida tratando de comprenderme, y aun así no lograría hacerlo – Porque ni él mismo podía en algunas ocasiones, pero esto ya no era ningún secreto después de tantos siglos. Averno esperaba una reacción adecuada de parte de la humana, si bien el decidiría que se haría, le permitía cierta libertad para desenvolverse, de esta manera podría aprender más de su carácter, de sus ideas y de sus formas de reaccionar, para luego sacar provecho de todas ellas y explotarlas a un punto inigualable, uno que ella jamás podría imaginar y por ende jamás notará lo que le esté sucediendo.
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Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18] Empty Re: Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18]

Mensaje por Doreen Jussieu Lun Sep 01, 2014 4:12 pm

¿Qué era lo que la jovencita había dicho mal? No lo comprendía, ella se estaba comportando de la forma más servicial que podía, le daba alternativas, e incluso le señalaba que podía pedir un sin fin de cosas y se las daría. ¿Por qué entonces se había enojado la criatura? ¿Por qué le dejaba ver ese rostro agresivo y amenazante? La curvilínea figura de la joven se estremeció, incluso tembló como reacción, y también los vellos de su cuerpo se erizaron. Estaba siendo acechada, y no bastó palabra alguna para saber que estaban acorralándola. Tragó saliva un momento, sus delicadas manos formaron dos puños delicados porque hizo presión, dejó ir la tensión de esa manera. Por un momento pensó que si corría podría tomar ventaja y desaparecer, pero Doreen lo sabía, las criaturas sobrenaturales tenían una velocidad que ella jamás se permitiría tener. Sólo dio dos pasos hacía atrás, sólo intentó cortar una distancia que ya no le pertenecía a ella, sino a él, porque por primera vez estaba asimilando el hecho de ser de él, y ya no de ella misma.

La expresión de Doreen cambió al tenerlo tomándola de su mentón, y su rostro se arrugó a causa del dolor que le estaba otorgando la criatura. Dejó salir un quejido muy sirve, porque incluso con la casa vacía, le daba vergüenza ser maltratada de esa manera. ¿No había sufrido lo suficiente? ¿Aquello era una prueba de su Dios? Pero entonces la duda apareció, esa misma que el vampiro le había sembrado. Quizás ese "Dios" misericordioso no existía, quizás sólo lo que podía ver y experimentar debía ser otorgado con una fe. Sin embargo poner su fe en Averno no le resultaba atractivo, mucho menos una opción, a fin de cuentas la criatura de la noche no le estaba dando esperanza, se la estaba arrebatando, porque vivir para él no quería decir que aquello fuera una vida, seguro nadie aspiraría a eso. ¿Quién querría ser sometido de esa manera? Nadie. Mientras pensaba podía escuchar las palabras de su dueño. Por que sí, ahora debía llamarle de esa forma ¿No?

Doreen estuvo a punto de hablar, a punto de disculparse y rebatir a las palabras de la criatura, pero ahí estaba demostrando lo insignificante que podía ser a su lado. El vampiro la tomaba con rapidez y bebía de ella. La humana cerró los ojos y estiró sus manos para tomarse de las posaderas, sintió terror, miedo porque quizás bebería más de ella cómo castigo, sintió miedo, sintió dolor, pero lo más importante fue que se excitó. ¿Por qué resultaba excitante que la criatura tomara de esa forma de ella? Se odiaba y reprendía a sí misma por esa debilidad, sin embargo no podía decir que era desagradable, porque su cuerpo sentía un placer extraño que la hacía perderse por unos segundos, la lengua del vampiro era erótica, y aunque su cercanía le resultaba molesta, disfrutaba de aquello. ¡Cuerpo e instintos traidores!

Yo… — Pero la joven no podía pensar con claridad, no se esa manera, y menos con esa posición tan vulgar. Su garganta se había cerrado, necesitaba carraspear para decir algo, pero ni siquiera se atrevía a subir la cabeza. La criatura la había dejado empinada en una posición nada sugerente, y encima, decidió que debía ensuciar más su cuerpo con esas sensaciones pecaminosas que experimentaba. Lo que más le estaba perturbando, es que al sentir esa cercanía, ese contacto, lo cierto era que su cuerpo ya no se conformaba con esas simples sensaciones. La curiosidad iba de la mano de la experimentación. ¡Ella deseaba sentir más! Pero no con él, para nada, porque la criatura no iba a darle lo que ella estaba buscando, lo que siempre había soñado y deseado: amor. Se levantó entonces de esa posición sintiendo mareo. Lo que hizo fue sentarse en el mismo sillón al que la había sometido y dejar que su figura se relajara por completo. — Lo lamento — Se disculpó, por haberlo hecho enfadar de esa manera, aunque nunca había sido su intención ofenderlo. Doreen estaba aprendiendo de él. ¿Por qué deseaba que la joven corriera sin haber antes caminado? ¡Le estaba exigiendo demasiado!

No son hombres-perro  — Se atrevió a retarle abriendo los ojos de golpe. Él ya había bebido de su sangre ¿qué más daba? Si la maltrataba de nuevo ya no importaba, pero no le iba a dejar manchar sus memorias — Fueron criaturas honorables — Volvió a mencionar. No quiso seguir el tema, y esperaba que no se volviera a tocar, dado que entonces si le pelearía hasta que quisiera la criatura arrancarle la lengua, no es que ella fuera partidaria del dolor, para nada, sin embargo cuando tocaban su corazón, contra eso si reaccionaba.

Hay cosas que si quisiera descifrar y comprender — Le dio la razón, ya más tranquila, con las pulsaciones de su corazón normalizadas, aunque sintiendo sed y  mucho sueño, como si quisiera dormir después de una jornada larga — Pero siempre he sabido que no puedo comprender todo lo que se me ponga enfrente, ni las situaciones, y mucho menos a las personas, por ende debo estar más que segura que no, jamás podría comprender a un ser como usted, a menos que quisiera enseñarme más de la cuenta, pero lo dudo — La rubia comprendió que los pocos derechos que se le habían otorgado, y que los privilegios que se le habían adjuntado después de la revolución, desaparecieron, y no por falta de merecimiento, sino, más bien, porque con la compañía del vampiro nada del pasado importaba, sino todo lo que él ordenada, todo lo que a partir de ese presente surgiera era lo que se vivía y se tenía. ¿Era privilegiada entonces por tenerlo en su vida?

Usted no me dejará en paz ¿cierto? — La resignación se escuchaba en su tono de voz. — Si es así, sólo quisiera pedirle una cosa — Aquello estaba por avergonzarla más de la cuenta, pero sí iba a vivir con el peso de cargar con la negrura del Averno, entonces debía aprender a hacerlo. — Enséñeme, enséñeme a complacerlo como es debido, soy buena tomando lecciones, haré mi mayor esfuerzo — Le aseguró, aunque el animo de Doreen parecía ya decaído, cegado y controlado. ¿Acaso no podía tener una vida normal y tranquila? Cada vez sus sueños se veían lejanos, e incluso algunos de ellos se habían eliminado. Dolía pero era la realidad. El vampiro pisaba con fuerza a cada segundo que avanzaba, y su camino parecía opaco, sólo podría seguir el sendero que él le marcaba.

¿Cuánto tiempo puede durar sin necesidad de sangre con lo que consumió de mi ahora? — Aquella pregunta le parecía importante, la perdida de sangre podía ocasionar enfermedades fuertes, se debía seguir una buena alimentación, un régimen de ejercicio determinado para poder cargar con eso. Aunque Doreen quería morir hace no más de dos días, lo cierto es que no deseaba morir en las garras de esa criatura, mucho menos no siendo dueña de sus acciones y deseos. Actuaría en automático cuando se encontrara con él para complacerlo, para darle todo lo que le exigiera, quizás de esa forma podría sobrevivir. ¿Qué deseaba el vampiro? ¿Someterla? Ya lo estaba haciendo?

Hoy… — Su labio inferior tembló — ¿Hoy va a tomarme? — Pero su pregunta le hizo agachar la mirada, se imaginaba al vampiro ejerciendo más violencia y voluntad sobre ella de lo que ya había hecho, y eso le arrebata, por un momento cerró los ojos y se imaginó bañada en sangre, sin embargo ¿no ya lo estaba? Esa sensación tenía. Estaba perdida, ya no se pertenecía, ahora era de él, y para él.
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Mensaje por Averno Miér Sep 03, 2014 6:08 pm



Averno le había dado tan solo una minúscula prueba a la humana de lo que pasaría cada vez que dijera alguna estupidez como la que dijo, no le quedaba duda alguna al vampiro de que de ahora en adelanta la humana cuidaría cada una de sus palabras y les pondría completa atención a cada una de estas, ya que estaba seguro de que no iba a querer volver a ser castigada como hace unos instantes, la personalidad de la humana misma le daba esa señal, evitar a toda costa aquello que le ha causado vergüenza y excitación, sí, no podía esconder de Averno sus reacciones y este obviamente disfrutaba de estas, pues parecían silenciosas no obstante él era capaz de oírlas. ¿Había escuchado aquello bien? Sí, la humana se estaba disculpando con él, algo sin duda no estaba esperando, no esperaba disculpa alguna, por el contrario esperaba un reclamo y una queja, a una rubia totalmente ofendida y haciendo aspaviento debido al trato indigno al que acaba de ser sometida, sin embargo parecía estar guardando solo eso dentro de sí, lo cual a Averno le gustó bastante, aparentemente esta estaba aprendiendo más rápido de lo que él pensaba, ella debía ser la mente dominada y él la mente dominante, así como postulaban los filósofos sobre la política y el gobierno, en esta situación el gobernador era Averno y la gobernada Doreen, tal como se había planeado desde el primer momento en que la vio y supo que la deseaba para ello. El vampiro asintió para que ella pudiera entender que estaba aceptando sus disculpas sin resentimiento alguno, Averno es un ser de rencores, sino de deudas, el siempre cobra, a veces pronto, a veces tarde, pero siempre cobra sin importar cuando así sea. Lamentablemente la cómoda atmosfera del vampiro se vio cortada cuando ella le dio la contra, nuevamente la seriedad volvió al rostro del vampiro, no deseaba que le contradiga respecto a los perros y demás animales, pero realmente no era un tema importante como para debatirlo, simplemente dejaría que creyera lo que desee, hombres-perro sin duda son y nada le hará cambiar ese concepto, así como los humanos son solo una fuente de diferentes ingresos, no solo de alimento, subsistencia o placer, él les veía como algo mucho más variado pero sin duda insignificantes a su lado a pesar de todo. El vampiro se levantó de golpe, esta noche no la iba a pasar en una zona tan poco íntima con la humana así que era momento de moverse – Madame – Le miró desde arriba, como siempre, pero como pocas veces en mil años él cayó para escuchar, ¿eso quería aprender? Entonces así sería, enseñaría, justo esta noche, a eso había venido y ella lo recibía con brazos abiertos tal como había pensado que sería, más por ego que por probabilidad – Hahahaha – Soltó una risa llena de complacencia no tenebrosa o lúgubre como solían ser propias de él – Puedo durar cuatro días sin beber, pero eso no significa que vaya a abstenerme de hacerlo todos los días – Sonrió.

En cuestión de segundos el vampiro tomó a la humana por el brazo y le levanto para sujetar este de manera amable y suave – Así es, hoy tomaré su cuerpo, su mente, sus deseos y sus sentires, todo será mío madame y nada de usted, pero no se preocupe, complaceré su pedido, le enseñaré a complacerme, pero más importante aún, le enseñaré a complacerse a usted misma, porque no sabe nada, es una inocente ignorante, no le culpo no se preocupe, pero lo básico lo tendrá bien aprendido antes de que le posea, no se preocupe, debe estar muy atenta el resto de la noche, tomar notas mentales y en medio de la locura tratar de no olvidarlas, le aconsejo de igual manera que no pierda la calma, las sensaciones le marcaran y le guiaran en futuras ocasiones, suele ser así el instinto animal – Los humanos también lo poseen aunque no quieran creerlo. Averno caminó con ella fuera de esa sala – Lléveme a su alcoba madame, donde sus intimas fantasías se ocultan, lugar en el cuál sus pertenencias privadas descansan impolutas – Sonrió viéndole de lado mientras le hablaba – Estoy seguro que miles de ideas y penas han sido contenidas entre esas cuatro paredes que deseo conocer, pero más importante aún, cuando estemos sacuda sus sábanas, estírelas para que queden dispuestas. Esta noche su cuerpo no reposará en el colchón – Sino todo lo contrario, será impactado, azotado, acariciado y forzado seguramente sobre este, actividades diferentes conocerá aquel inerte objeto por primera vez, la idea al vampiro le resultaba sumamente entretenida, es cierto, jamás había tomado a una humana virgen y esta era un cascaron vacío, perfecto para que ser malévolo como él pudiera rellenarlo hasta el tope e incluso hacer que rebose al punto de casi explotar, eso estaba deseando conseguir ya, mientras caminaba se lo ideaba y se lo gozaba dentro de su mente, solo con una simple idea y su marginada imaginación. Y este gozo solo lo estaba obteniendo con su propia nebulosa mental, jugar con la ajena seguro le llevaba a otro nivel, pero Averno se había tercamente decidido a no leer la mente de esta humana, ¿para qué? Sus propios sentidos y la propia humana serían su mapa y él se volvería un cartógrafo profesional, si bien no lo era tenía conocimientos reales sobre esa disciplina, pero claro volverse un “Cartógrafo Dorenico” sería algo más que inventado y un simbolismo ridículo capaz de usarse, no obstante un derecho solo de él y que jamás permitiría que otro tuviera. Cuál fuera al final la solución a tanta tontería nada cambiaría, en un una reducida cantidad de minutos el vampiro iniciaría ya todo aquello, si bien él es un pensador innato y disfruta del simple hecho de estar sentado revoloteando dentro de su desconfigurada siquis, las acciones siempre son bienvenidas y no iba por ningún motivo a dejarlas pasar, por el contrario las realizaría a cabalidad, solo se estaba preguntando si la humana se creía competente para poder comenzar con aquello. El vampiro ya había decidido como comenzar, comenzaría con ella, de manera literal y simbólica la vez. La palma del vampiro agarró la cadera ajena y la atrajo contra sí, dando la clara indicación a la humana de que ya estaba siendo prendada.
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Mensaje por Doreen Jussieu Jue Sep 04, 2014 3:55 pm

No supo que le perturbaba más, si verlo sereno, serio, y verle carcajearse de esa manera tan sepulcral. La joven sintió su cuerpo estremecer, y también como un escalofrío se iba apoderando de cada zona de su cuerpo, desde los vellos de su oreja, hasta los de sus pies. La jovencita se sentía tan asustada, estaba entrando al camino de lo incierto, aunque de cierta manera, porque ya a esas alturas estaba consciente de la meta final. La tomaría, y ella estaba segura que no sólo de una manera, sino de varias más. La entrega de su cuerpo era inevitable, lo único que quedaría para ella, y que él no podría tomar, sería sus sentimientos, sus pensamientos, aunque para ser sinceros, segura se encontraba que la criatura jamás buscaría meterse en temas sentimentales, porque resultaba un desperdicio de tiempo. Quizás el varón tenía otro plan para aniquilarle esa parte sentimental, la más fuerte de ella. ¿Se podría? Doreen misma no se imaginaba sin sentimientos, lo cual llegaba a ponerla en un estado de tristeza, enojo, y mal humor.

Se dejó conducir por la criatura. Se dejó poner de pie y ni siquiera se apartó de su lado. De nuevo la suavidad, la amabilidad, una que la chica sabía era un disfraz. Averno no podría tener nada que fuera bueno, o bondadoso, para nada. Si todo se trataba de su propio deseo, de su interés. La criatura simplemente haría a su antojo, y buscaría las maneras de tener eso a lo que le había puesto un ojo. Se quedó pensativa por un momento, y se cuestionó su futuro estado. ¿La tendría desnuda? ¿Pasando frío? ¿Escondida en alguna mazmorra? Lo que sí tenía seguro es que no le haría pasar hambre, porqué quedaba claro que deseaba beber de ella, y sino la alimentaba como era debido, entonces él no podría disfrutar por completo el manjar rojo que ella guardaba para él. La confusión incrementaba, pero dejó de pensar por un momento para poder escucharle. Si estaba en esa situación, entonces debía aprender de ella. Aunque para ser honestos ¿qué era lo que verdaderamente ella quería aprender de él? ¿Tendría opciones? Para nada, iba a aprender lo que le iban a imponer. Sin más.

¿Cómo puedo complacerme si mis deseos distan de esto? — Preguntó con inocencia, aún sin comprender qué llegaría a tener de bueno entregar su cuerpo. Doreen no estaba preparado para entregarse de esa manera. Sus creencias de virginidad hasta el matrimonio las tenía tatuadas en el alma. Aquello se daba por amor, y bajo el consentimiento de un ser supremo. Dado que jamás había tenido relaciones sexuales, no era algo que le hiciera falta, incluso se había hecho a la idea de jamás en la vida llegar a tenerlo. — ¿Por qué tomar lo que no le pertenece? Es decir, ¿Es placentero tomar por imposición? Yo creía que lo más enriquecedor venía de lo que nos daban — Pero por supuesto el vampiro no era simplemente un vampiro, no era una criatura común y corriente, iba más allá de cualquier razonamiento humano y sobrenatural. — Usted es tan complejo — Musitó más para ella misma, pero sin sentir vergüenza de que él escuchara. Sinceridad después de todo, y aunque la timidez reinaba lo que ella era, al menos mentirosa no podría llegar a ser una característica suya.

¿Fantasías? ¿Él hablaba en serio? Doreen reprimió una dulce sonrisa sólo por respeto. Sin embargo le causaba gracia que él creyera que tuviera fantasías. Para ella el tema sexual era cómo una actividad prohibida, incluso en pensamientos. Si la excitación no la había apoderado hasta hace dos días atrás, entonces ¿Cómo iba a fantasear con un tipo distinto del contacto sexual común? Para ella todo iba guiado a algo común, a un servicio que daba en el matrimonio, a lo básico que era una procreación. Ni siquiera se imaginaba siendo acariciada, o con besos arrojados.

Lo condujo entonces entre pasillos. Lo hizo que subiera una gran cantidad de escaleras, después un pasillo más, vuelta a la izquierda, y al final, en una puerta de manera oscura que se notaba pesada. Ahí se encontraba el lugar más intimido, privado y especial de Doreen. Aquella habitación dónde sin importar que ocurriera entre paredes, simplemente podría ser ella. A pesar de tener poco tiempo de haber vuelto a esa mansión, lo cierto es que le gustaba, se sentía amada, nostálgica por los recuerdos, pero segura por la protección que se le había dado. Estaba bendecida porque le habían dado la oportunidad de ser una mujer de clase acomodada, sin necesidad de preocuparse del que comer, sino solamente de ser ella.

Abrió la puerta mostrando una amplia cama con postes de madera en las esquinas. Recargada a la pared tenía un respaldo con almohadones acolchonados. En cada parte colgaba un velo blanco transparente, con la finalidad de no dejar entrar ningún tipo de bicho que pudiera picarle. A un costado se tenía un tocador amplio, con su asiento. Un baúl, espejos, un gran armario, un perchero para abrigos, alfombra, cuadros, y ciertos detalles característicos de ella, como una hermosa orquídea bien cuidada. A un costado y al fondo la puerta que encerraba un elegante y amplio baño. Lo justo para ella, pero incluso la joven creía que llegaba a ser excesivo.

Esta es mi habitación — Puntualizó como si eso no hubiera sido ya bastante obvio de saber. La chica le soltó el agarre tan cercano sólo para cerrar la puerta, incluso colocó el cerrojo, si alguno de sus sirvientes llegaba a regresar antes de tiempo, ella buscaría la manera de mantenerlos alejados, aunque fuera sólo por una puerta pesada. Deseaba que las puertas no dejaran pasar sonidos, gritos, gemidos, llamadas de auxilio, pero existían cosas que eran inevitables, así que se quedaría solo con el cerrojo y su imposición de haberse marchado. Esa noche nadie tenía que interrumpir, esa noche era de ellos dos. De él en realidad.

¿Es suficiente está habitación, señor? — Preguntó curiosa. Si el vampiro era único, quizás incluso podría tener gustos excéntricos, desear otro tipo de muebles, algún tipo de instrumento. ¡Se estaba volviendo loca! Pensar le estaba afectando. Incluso se sintió mareada. — Hay una silla a un lado de el tocador, si quiere puedo traerla — Pero ni siquiera espero a que le diera permiso, se sentía tan nerviosa que se movió para ir por la silla y ponerla frente a la cama y que el se acomodaba. Por primera vez en la noche notó algo obvio, el bastón. La primera vez no le llamó la atención por tener urgencia de atender otras cosas, pero ahí estaba, notando aquel detalle que le resultó simbólico, y que no lo podía ignorar. — ¿Qué más desea para su comodidad? — Preguntó con ese tono servicial que le era inevitable tener cuando se encontraba con él, y más incluso en ese momento.

Debe ser un gran privilegio ser usted ¿No es así? — Mencionó con tranquilidad moviendo su figura hasta la cama, se sentó en el borde de la misma, sus manos se juntaron en su regazo y con ellas sus dedos, los cuales comenzó a jugar, aquello mostraba el claro nerviosismo que la estaba apoderando. Su mirada se enfocaba sólo en la alfombra oscura de la habitación. No podía verlo, estaba asustada, estaba perdida, y encima de todo, sabía que estaba por comenzar, el vampiro iba a terminar por apoderarse de ella, iba a quitarle su virginidad.
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Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18] Empty Re: Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18]

Mensaje por Averno Sáb Sep 06, 2014 6:51 pm



Averno ingresó expectante al lugar, sin duda alguna lo que más le llamó la atención fue esa gran cama, muy elegante y exagerada para una sola persona, exagerada incluso para una persona como Doreen Caracciolo, y eso le gustó, demostraba que la humana si podía ser capaz de darse un buen gusto a pesar de todas esas ideas que tenía, una brecha perfecta que el vampiro aprovecharía más adelante, después de todo a la hembra humana siempre le gusta disfrutar de lo bueno y estar cómoda con su entorno, se han caracterizado a través de los siglos por en términos generales ser más sensibles, amorosas y fraternales, algo que en algunas ocasiones suele cambiar, pero en su gran mayoría la regla se mantiene. El vampiro se tomó un par de minutos más para observar al detalle todo el lugar, no quería dejar ni un solo aspecto fuera de su conocimiento así podría aprovechar todo el terreno para hacer lo propio esta noche, no le respondió absolutamente nada a la humana, ni siquiera la miró, hizo como si no existiera pues en este momento lo más importante era reconocer el lugar y en este reconocer a ella misma, pues las pertenencias de un humano le reflejan, los detalles, los cuadros, las flores, en como esta acomodada la ropa, si el lugar esta pulcro y resplandeciente, es tan sencillo explotar la piscología humana, a diferencia de la propia que es demasiado compleja según él mismo piensa. Averno paso por esa silla y le observó por fin no obstante luego continuó su camino hasta el baño, no ingreso, simplemente lo observo al detalle desde el marco de la puerta, se frotó el mentón sin dejar de observar, podía usar este lugar también para ello, dependiendo de cómo se dieran las cosas, se giró sin mas y colocó el bastón sobre el tocador de la humana sin pedir permiso, debía dejarlo siempre en un lugar seguro para que este no se dañara, pues representaba algo importante de alguna vida pasada, el vampiro estiró sus huesos viendo a la humana con el rostro lleno de deseo, esto fue obviamente a propósito, la carne no le suele generar tanto éxtasis y eso lo sabe bien, aunque podría admitirse que esta humana resultaba atractiva con demasía para sus ojos, pero la verdadera razón de su mirada lasciva llena de deseo era simplemente la de incomodar y poner más nerviosa a la humana, después de todo no iba a ser la mejor noche para ella, sin duda no, pero la primera vez nunca lo es, además como ella misma dijo, su deseos no eran estos, por el momento, pues en cuanto sintiera lo que es un orgasmo descubriría un mundo diferente lastimosamente la pobre probablemente quede desgastada ante el primero y no pueda seguir, o al menos eso piensa él, si demuestra ser más fuerte de lo pensado, le sabrá recompensar bien, Averno algunas veces puede ser justo según sus propias ideas y está sería una de esas veces si se daba.

Averno por fin tomó asiento frente a la humana, jalo la silla raspando la madera del suelo con las patas de esta, observó directamente a la humana a los ojos – Sus deseos no pueden distar de lo que no conocen madame, es algo estúpido, imposible, irracional, respecto a lo que ha dicho, me sorprendió que su habitación esté tan decorada y llena de detalles, al parecer el ego y el lujo si son parte de usted de alguna manera aunque desee negarlo y no encuentro problema en ello, al contrario, debería ser así para más cosas y no solo para una simple habitación. Sobre si es un privilegio o no, ser yo es ser yo y ser muchos más, porque he sido y dejado de ser tantas veces que ni yo mismo recuerdo, ser yo es algo que jamás comprenderá madame, y algo que ni yo mismo podría definir como privilegiado, o maldecido, simplemente disfruto ser y no ser, y sin importar mis variantes siempre estar por encima del resto, ¿comprende? – Averno empujó por el pecho a la humana levemente hacia la cama para que tuviera espacio – Antes de siquiera pensar en usted tocarme o mantener alguna relación sexual debe conocer su cuerpo. Lo primero que hará será desnudarse, aquí frente a mí, sin moverse más que para retirar las prendas, le quiero completamente desnuda – ordenó directamente sin gritar, calmado pero lleno de seriedad – Ahora verá, toda mujer tiene un punto sensible, se le dice clítoris, ¿recuerda? Aquello que le hizo enloquecer hace dos días, muchas mujeres solo pueden llegar al orgasmo con la penetración, y otras pocas solo a través de la excitación por medio del clítoris, la mayoría en general puede con ambos. Pero bueno le hablo de orgasmos y no sabe lo que son, no se preocupe, no se lo describiré, lo sentirá, más adelante – Sentenció para luego sonreír con diversión y notable grado de malicia  - Un ser no puede pedir si no conoce lo que le gusta, y un ser no puede entregarse al placer de otro si no tiene idea ni del propio. Ahora mismo usted se tocará, ¿Qué no sabe cómo me dirá? No se preocupe, toqué su clítoris y sus pechos hace dos noches, pruebe por ahí y míreme mientras lo haga, sentirse sucia le excitará más aún, yo ya sé que la sola idea le está haciendo sentir violada y humillada, ¿y es qué acaso no se quedó para eso? ¿Para ser mía y regalarme esos estados emocionales suyos que tanto disfruto? – Le mostró los colmillos a la par que se retiraba el abrigo y lo dejaba sobre el respaldar de la silla – Comience ahora – Volvió a ordenar el vampiro dispuesto a presenciar el espectáculo, juntó ambas piernas frente a la humana como en una reunión de gala, él muy tranquilo y relajado, completamente sereno como si lo que hubiera ordenado a esta humana fuera algo común, y para él lo era, solo se trataba de otro deseo que él tenía y se le estaba cumpliendo. Los “no” aquí no iban a existir nunca de parte de la humana, claro.
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Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18] Empty Re: Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18]

Mensaje por Doreen Jussieu Dom Sep 07, 2014 2:49 pm

Asustada miraba hacía la alfombra oscura de su habitación. El cuerpo le dolía naturalmente por su pose defensiva. Sus dedos ya ni siquiera deseaban enredarse entre ellos, se sentía torpe, expuesta y al mismo tiempo entregada. Eso último no por deseo, más bien por obligación. Era cierto que Doreen se había quedado por elección, sin embargo ella había pensado mucho las cosas, y huir hubiera tenido repercusiones más grandes. Si se hubiera ido con sus trabajadores, lo más seguro es que ellos hubieran terminado sin vida, además de que quizás los haría sufrir antes de quitarles el último aliento, y ella, ella seguramente estaría aterrorizada en el carruaje, observando todo, y al final regresando con la mirada baja, y sintiendo la dominación y seguramente el castigo que muy a gusto el vampiro le daría. ¿Cómo evitar el dolor y el sufrimiento de lo inevitable? No se podía, aunque quizás pensar en ello ya era una gran tontería. El peor problema de la rubia era ese, tener que pensar demasiado, incluso más de las acciones que podría hacer, y por eso sufría tanto, todos los días, a cualquier momento.

Pero su mirada baja no duró por mucho tiempo. Pudo sentir cómo la criatura se enfocaba en ella, era imposible de ignorar aquel detalle, y por eso sus ojos se toparon con los ajenos. Lo que Doreen encontró a continuación la hizo sentir imposibilidad de seguir respirando. De hecho, hasta que sus pulmones exigieron aire, lo volvió a hacer, y de forma acelerada. Se sintió extraña, se sintió expuesta, y por un momento hasta sintió la desnudez de su figura. ¿Por qué la criatura la miraba así? ¿Quién se creía? ¡Pues claro! Se creía todo, pero más que nada, se creía su dueño, quien tenía derechos sobre ella, nadie más como él. Sin embargo, sin importar ese detalle, a la humana no le gustó la forma en que la miró, y no ocultó su inconveniente cruzándose de brazos a la altura del pecho, y haciéndole una mueca de completa repulsión. La mirada no cesaba, y la joven simplemente quería marchar, se puso de pie para darle la espalda, de esa manera evitaría que le viera de esa forma, sin embargo podía sentir que aún la admiraba, de esa misma forma enferma y deseosa. De esa forma en la que ella no estaba acostumbrada, y que nunca deseo que fuera así. ¿El vampiro lo hacía a propósito ó sólo se trataba de su manera de ser? Porque hacerlo a propósito era simplemente para lastimarla con sus manías. Ella no lo comprendía.

Doreen volvió a sentarse enseguida, de esa manera sintió el empujón del vampiro. Su respiración se aceleró por el contacto que le habían hecho, se notaba como el pecho subía  y bajaba constantemente. Había escuchado con atención, sin embargo no deseaba decir nada. Ella hablaba de sus deseos por lo que había vivido, la criatura estaba equivocada si creía que ella buscaba más allá de lo que deseaba. Aquello era estúpido, irracional. Ella buscaba lo que su corazón le dictaba, era ambiciosa al conocimiento, al saber, a las letras, colores, al arte, pero no era tonta, estaba consiente de sus limitaciones cómo humana, y sin embargo las saboreaba también. ¿Por qué él se empeñaba en burlarse de que no supiera sobre el tema sexual? A ella no le molestaba nada de eso, le hacía sentir digna, una señorita de bien, y la realidad es que la idea de entregarse sólo al ser amado le llamaba la atención. No le molestaba, y no se perturbaba por no haber experimentado, mucho menos de no ser libertina, ella estaba feliz y tranquila con su forma de ser, pero Doreen seguía silenciosa, expectante, y quizás así permanecería un largo rato, no tenía que decirle, estaba asustada y eso que no iban ni por el empezar.

Los ojos de la rubia se abrieron mostrando lo sorprendida que se encontraba por la petición del vampiro. Se abrazó a ella misma, y negó repetidas veces. ¿Quién le había dicho a él que deseaba tocarlo o mantener un encuentro sexual? ¿Por qué la criatura buscaba eso? Sin embargo, la mirada del vampiro la hizo temblar de nuevo. ¿Y sino lo hacía? ¿Qué ocurriría? Por más extraño que pareciera no deseaba contradecirlo, estaba tan asustada de lo que él pudiera hacerle que no deseaba arriesgarse, aunque la cosa también resultaba contradictoria, hace un par de días Doreen seguía con la idea de la muerte, sin embargo no deseaba morir sufriendo, para nada, pero la vida era una gran cantidad de contradicciones a los deseos, te da los contrarios, el mejor ejemplo era la presencia que tenía frente a ella.

No deseo tocarlo, tampoco tener relaciones sexuales con usted, por lo que no deseo desnudarme frente a sus ojos, y menos tocarme ¿Cómo se le ocurre eso? — Y guardó silencio en cuanto a la criatura siguió hablando, sin duda Averno se estaba con rodeos, de hecho parecía muy determinante a que ella realizara la acción. La siguiente explicación que le dio la hizo sonrojar. ¿Por qué le hablaba de esa manera tan común del sexo. ¿Por qué no le daba tregua alguna? Doreen sintió los ojos que le picoteaban, que le molestaba, y al final que le ardían, se le estaban llenando de lagrimas, al instante, para no dejar que eso ocurriera cerró los ojos con fuerza. Así unos momentos hasta tomar bocanas de aire.

No quiero hacerlo… — Susurró con suavidad, sin embargo algo la hizo ponerse de pie. Le dio la espalda — Necesito ayuda — Pidió — Los amarres de los corsé son fuertes, no puedo sola — Y es que la ayudaban en casa a tenerlos firmes y que ni por asomo se movieran, de esa manera no cometía ninguna imprudencia, o llegaba sucederle a alguna desgracia. Una señorita de bien, debía tener siempre firme ese endemoniado objeto. Doreen sintió las manos de Averno moverse y le quitaron los nudos difíciles del corsé. Cuando eso sucedió se abrazó con una mano a la altura del pecho y con la otra doblada hacía atrás, empezó a quitar los cordones de sus respectivos orificios, hasta que dejó caer la prenda, pero se agachó para recogerla y doblarla, aún le cubría la tela color negra transparentas el pecho y lo demás.

No quiero — Repitió, pero sintiendo que esa mirada y esa serenidad decía más de la cuenta no volvió a contradecir. Doreen bajó la mirada y sus manos llegaron a sus faldones. Los retiró, deslizándolos con lentitud, incluso sintió como la piel rozaba sus blancas piernas hasta que la tela se quedó tendida en el suelo. Poco a poco dejó a un lado la tela transparente que colgaba sobre sus hombros, y al final se quedó con la ropa interior. Por un momento se abrazó a sus piernas. Aquello era demasiado para ella. — Por favor — Pidió con un hilo de voz. La rubia se sentía peor que violada, humillada o ultrajada, no tenía palabras para describir aquello que estaba sintiendo en su pecho. Sollozó.

Miró hacía un costado, se observó en el espejo grande que poseía el mueble-tocador de su habitación. La señorita notó su casi completa desnudez, y una lagrima corrió por su rosácea mejilla. Después su mirada se clavó en el perfil del vampiro. Se notaba tan tranquilo, tan pulcro, tan elegante, tan bien vestido y perfecto. La doncella sintió envidia de él, deseaba tener un poco de esa tranquilidad y determinación que la criatura demostraba. Sin dejar de ver su reflejo en el espejo. Doreen volvió a ponerse de pie y terminó por retirar las prendas. Era la primera vez que se veía desnuda. Su cuerpo no le pareció del todo desagradable, al menos se veía conservado. Lo más llamó la atención fueron las marcas en el lado derecho a la altura de su cadera. Las marcas que dejaban el recuerdo de su escape hace años atrás. Cuando por fin había salido de casa.

No me quiero tocar — Dijo segura, y su vista se había apartado del espejo y ahora enfocaba al vampiro. ¿Cuánto tiempo sostendría el verlo? No mucho. No con esa desnudez, no con esa forma en que la había visto, no con esos pedidos.
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Mensaje por Averno Miér Sep 10, 2014 9:27 pm



El vampiro se mantuvo sereno, hasta cierto punto se mantendría de tal manera, sus quejas eran mínimas así que no había razón para tener que actuar respecto de ella, la sonrisa en su rostro se reflejó pronto al notar como cedía a desvestirse, incluso cuando pidió ayuda, él se la entregó sin problema, le costaba la nada misma aflojar tan débil enredo, claro para un humano todo lo contrario pero problema de ellos, no suyo. La desnudez de la humana, una vista predilecta para el vampiro, más que el propio cuerpo de una hembra desnuda, Averno notaba el miedo, la duda, la vergüenza y el nervio que rodeaban por completo las acciones de ese cuerpo casi perfecto, le fue muy fácil al vampiro notar cada detalle, incluso marcas, él sabía que una bestia salvaje común no era capaz de realizar tamaña herida, un vampiro podría ser capaz de hacer algo de ese estilo en un arranque de ira pero no se notaba como un golpe pensado, sino más bien un zarpazo directo y bruto, digno de un buen perro salvaje. Aparentemente la humana ya tenía experiencia luchando frente a la muerte, pero sin duda para el vampiro él resultaba ser mucho más efectivo que un ataque de lobo si así lo deseara. Por unos instantes estuvo en duda si realmente la humana se negaría a cumplir con su segunda orden, se mantuvo en silencio por unos minutos después de aquel “Por favor” Le dio tiempo para pensarlo, para que no se dijera que él no tiene paciencia, no obstante al escuchar finalmente esa última rotunda negación la ira del vampiro nació una vez más, ¿ella simplemente resultaba ser muy tonta o muy masoquista? Cual fuera la respuesta de todas maneras ella recibiría lo mismo debido a su accionar. Se quedó mirando a la humana con severidad, dándole una última oportunidad, pero esta simplemente no dijo nada más, era el momento de actuar, de hacer. Ella entendería con cierta sazón lo que significa desobedecer o hacer las cosas a la mitad. El vampiro se levantó de mala manera empujando la silla contra aquel tocador sin importarle causar daños en la propiedad ajena, los objetos tan fáciles de remplazar que son, aunque algunos más difíciles de remplazar que ciertos humanos. Averno le dedicó una mirada gélida a la rubia, una indicación sugerente de lo que estaba por venir, el inicio de su castigo por sublevarse a sus deseos, esta vez sería serio. Se inclinó y de un fuerte empujón pego toda la espalda y cabeza de la humana a la cama, le mostró los colmillos y un rostro desencajado, desbordado de locura y arrebato, Averno podía ser considerado un mil caras, pues podía fácilmente implantar en sí cualquier síntoma humano, quizás uno no le saldría tan real, “la felicidad” Pero los demás perfectamente bien. El objetivo del vampiro era hacerle creer que en ese mismo instante moriría por su desacato, una palma fue a parar directamente al cuello de la humana y lo estrujó con sutileza al inicio pero con los ojos directo al rostro de la apresada dándole una probada de locura total.

Le deseaba llenar de pavor para impregnar en su mente esta situación, para hacerle relacionar automáticamente que cualquier tipo de desobediencia desembocaría en una situación similar, y para evitar experimentar algo como esto, evitará de vuelta poner sus deseos en juego cuando no tiene ese derecho para nada. Así fue como lentamente el agarre se encargaba de alejar el oxígeno lo más posible de los pulmones de la humana, pero fue lento, mientras lo hacía le acariciaba zonas sugerentes como la pelvis y el busto, gozando de ello para que esta lo pudiera notar pues aún se encontraba consiente pero seguramente luchando por respirar, esa era su intención, justo en el punto exacto entre perder la conciencia y estar Averno soltó a la mujer sabiendo que esta poco o nada captaría por un par de segundos, así fue como le giró de golpe cual muñeco de trapo inerte elevó el trasero desnudo de la humana para así dejar expuesto su recto y los labios vaginales, separó con tranquilidad las piernas y con presión colocó bien las rodillas sobre la cómoda cama. Esperó una reacción ajena, deseaba tenerla consiente – El principal factor problemático para un humano es que jamás aprende a la primera, usted no es la excepción – Sin previo aviso introdujo con fuerza el dedo medio dentro del recto de la humana, buscando no solo su reacción al dolor si no también su despertar del letargo causado por la falta de aquel necesario compuesto – Ya que no desea tocar ni estimular las zonas cercanas a su vagina, yo tendré que hacer otro tipo de estimulación en otra zona, quizás solo así le entren deseos de probar el lugar original que yo le indique – No le iba a soltar hasta que pidiera deseosa la oportunidad de poder tocarse. La penetración de aquel dedo seco dentro del tieso recto de la humana comenzó sin pena ni gloria, el vampiro notaba a plenitud la resistencia física que la zona ejercía sobre su dedo y no le importó, perforó a conciencia la entrada por unos treinta segundos, su dedo ingresaba al punto de chocar los nudillos con la parte interior de los glúteos y salía hasta tener tan solo la yema dentro de la zona. Esto fue solo el comienzo, pues al haber terminado esos treinta segundos sumó un dedo más y repitió sus acciones penetrando con más intensidad y notando mucha más presión aún, la recibía con brazos abiertos pues solo se traducían en dolor para la humana – No solo deseara con fervor tocarse, sino que también deseara con fervor nunca más contradecirme o privarme. Después de todo la invitación que tuvo para ser de mi propiedad ya fue aceptada por usted hace mucho, y “legalmente” actuo si no se cumple – El vampiro sonrió aunque la humana no pudiera ver esa sonrisa, esta buscaba satisfacer solo su propio sadismo y total despliegue de poder sobre la humana. En cuanto le escuchara decir que cumpliría con la labor original mandada por él, le soltaría, tomaría su silla y regresaría a la posición original para ver su deseo hecho realidad, como debió haber sido desde un inicio.
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Mensaje por Doreen Jussieu Jue Sep 11, 2014 2:13 am

Doreen siempre fue una chica sumamente expresiva. En su ser no existía algún tipo de filtro que pudiera hacer aminorar el que otros descubrieran sus estados, sus emociones, sus miedos, etc. Su expresión fácil estaba a la orden del día, y no se necesitaba ser un experto para notarlo. Era cómo si ella gritara con fuerza que notaran su estado en cada momento del día. Por esa razón, se supo en ese instante lo aterrada que se encontraba. La mirada de Averno volvía más fría la noche. La enterraba y transportaba a una oscuridad no sólo aterradora, sino agonizante. Su cuerpo caía en picada y se estaba incrustando en las cosas punzo cortantes del lugar. Le faltaba el aire sólo de verlo en ese estado, le daban ganas de llorar, gritar, patalear, y pedir ayuda. Le temía incluso más que a la muerte misma, porque quizás él representaba no sólo el ser dueño de su vida, sino también de la forma en que su muerte llegaría. Aquello le generaba mucha confusión, y el aire no quería entrar por sus pulmones. Las sensaciones que estaba experimentando en ese momento eran agonizantes, incluso enfermizas. Jamás en la vida había experimentado esa clase de terror, eran distintos matices de miedo experimentados en segundos consecutivos. Era morir en picada, no poder dar marcha atrás.

A cada instante que pasaba, la joven rubia podía seguir afirmando que Averno era una criatura única. No se trataba sólo de ser un vampiro, existía mucho más en él; una mente perturbada, deseo de sangre, quizás de placer pero no sólo el físico, sino el de su manera, el que sólo una criatura cómo el sabía obtener y disfrutar. Su cercanía resultaba una tortura mucho más grande, y además, si se sumaba el hecho de una desnudez entregada nada mejoraba, por supuesto que no, sino más bien se volvía cada vez peor. Recostada a causa de ese empujón inesperado, Doreen se dio cuenta que su supervivencia hacía a un lado el pudor que se había generado. Ya no importaba su casi perfecta desnudez, para nada, lo que ahora tenía peso es que ella pudiera vivir, y salir bien librada, sin embargo una pregunta clave apareció en su mente: ¿de verdad querría vivir después de lo que ocurriría esa noche? Probablemente no, de eso se estaba seguro, sin embargo no quedaba de otra más que ser participe de un acto atroz, de un acto que la haría recordar que la vida no es un sueño, un anhelo o un deseo que ella misma tenía en su corazón, todo lo contrario, la realidad podía marchitar incluso al más vivo, alegre y optimista, en su caso, ella.

Aunque quisiera, no iba a poder, Doreen sentía como el aire se volvía cada vez más pesado, y eso ocasionaba que le costara trabajo adentrarse por sus fosas nasales y alojarse en sus pulmones. Se estaba mareando, y encima de todo, deseaba querer apartar su mirada de los orbes endemoniados, pero no podía, era cómo si algo le empujara a seguir admirando. ¡La peor y al mismo tiempo magnifica de las obras! Eso era la criatura. Un sin fin de obras de artes dispuestas a ser gozadas, admiradas, veneradas. Lo mejor de todo es que sólo ella podría hacerlo, porque ahora era suya, su elegida, y aunque se lea probablemente muy enfermizo, era afortunada de captar la forma en que su sol se eclipsaba. La chica del pueblo, la pequeña ignorante que había salido con ambición, la revolucionaria, la enamorada, la soñadora, la sacrificada, todas esas facetas de Doreen se habían extinguido, se habían muerto, ahora simplemente había una: la esclava del Averno.

Invadida y humillada eran términos que se quedaban cortos para ella en ese momento. Bastaba con sentir las manos ásperas y frías de la criatura, nadie le había tocado de esa forma, incluso el primer encuentro podría llamarse la gloria a comparación de ese momento. La jovencita no entendía, y no lo haría en ese momento, porque encima de todo los pensamientos nebulosos que tenía, existía el factor supervivencia, ese que le pedía a gritos hacer algo para complacerlo, para que le perdonara su falta de servio a su amo. El mareo aparecía, la debilidad también, pero el agarré se hizo nulo y su boca se abrió en bocanadas grandes que le hicieron sentir esperanza, paz, y poco a poco la tranquilidad que tanto estaba suplicando. Lo que seguía ella de verdad no lo esperaba. Su rostro había chocado contra las sabanas limpias de la cama, y por poco se queda sin aire de nuevo, a tiempo estuvo de mover su cabeza hacía un costado para volver a respirar. Su cabello se había alborotado y cubrían parte de sus ojos, nariz y boca. La lengua salió de forma vulgar empujando las hebras doradas. Y entonces el chillido provenido de su garganta. Estaba siendo invadida y de la peor manera. La más humillante, la que no imaginó es anoche. Las lagrimas brotaron en ese instante.

Las palabras del vampiro parecían lejanas, sólo estaba consiente de su cercanía de su tacto. Las lagrimas empapaban su nariz por la forma en que se encontraba su rostro, y además dejaban un rastro momentáneo entre las sabanas. El dedo que invadió su cavidad anal la hizo arquearse y soltar un quejido un poco más notorio. Sus pequeñas, finas y delicadas manos jalaban la tela de las sabanas, ella necesitaba sostenerse de algo. Doreen volvió a berrear, y su respiración se aceleró, su cuerpo se tensó aún más y el dolor incrementaba. Ese segundo dedo había sido peor que el anterior. Su rostro blanquecino había cambiado a un rosáceo que en cualquier otra situación se hubiera apreciado como algo dulce y hermoso, sin embargo ahora daba lastimaba, traspasaría su dolor a cualquier que la contemplara. Lamentablemente nadie la veía, y no porque quisiera ser contemplada en esa situación, sino más bien para ser rescatada de ese martirio, de ese avergonzaste momento. ¡Ayuda! Si, eso necesitaba, nadie se la daría, ahora simplemente necesitaba obedecer.

Se debe reconocer que Doreen jamás había atribuido a que fuera un ser orgulloso. Para nada, de hecho se creía alguien humilde y que cedía a los deseos ajenos antes que los suyos, sin embargo nunca se había visto en esa situación, y por eso la vergüenza abrazada al orgullo la hicieron resistir todo lo que pudieron a ese momento tan doloroso; no duró tanto en realidad. Un par de minutos a lo mucho. ¡Aquello le dolía! Más de la cuenta, y la hacía quebrantarse en su interior.

- Por favor - Suplicó con la voz entrecortada, notando en su tono lo humillada que se sentía. - Suélteme por favor - Le pidió, pero el vampiro parecía que a cada palabra incrementaba su actividad con las manos, incrementaba su deseo de implementar ese castigo a la perfección; Doreen comprendió todo, sólo había una solución a su martirio; debía humillarse más. - Deseo tocarme, lo deseo, deseo poder cumplir su mandato, lo haré - Su voz sonó tan firme, clara y decidida que incluso ella se sorprendió. La mano del vampiro disminuyó su trabajo, y por fin de un momento a otro la soltó. Sus piernas temblorosas dejaron caer su cadera que se encontraba en el aire. Sólo se atrevió a descansar aquello unos cuantos segundos. Cómo pudo se movió pero sintió la incomodidad en aquella zona, por eso con cuidado y lentitud se dio la vuelta, sus pechos se mostraban más entusiasmados que el resto de su cuerpo, sólo bastaba con notar esas perlas rosáceas endurecidas. Sólo bastaba con ver cómo esa parte subía y bajaba acelerada por consecuencia de la humillación y el acto físico. La joven se sentó en el borde de la cama enseguida con las piernas abiertas. Le había dolido sentarse, pero ahí estaba, en la posición principal.

Su mirada baja se enfocó por primera vez con descaro en la zona negruzca de su intimidad. Jamás se había observado de esa manera, a ella misma le parecía una vergüenza ver su cuerpo con ese descaro. Le parecía un pecado, pero su mirada baja y situada en la zona era un claro efecto de lo que le había ocurrido; era una pose de completa sumisión. Así fue como la chica hizo lo primero que creyó correcto. Tomó son cuidado sus dos pechos entre sus manos. Primero los tomó como quisiera pesarlos, y luego lentamente fue dando ligeros apretones, hasta que entre el largo de sus dedos dejó en medio sus pezones, y mientras presionaba la carne redonda de sus montículos, con sus dedos daba suaves apretones a sus pezones para estimularlos más. Después de un rato notó que no se sentía mal, que empezaba a descubrir placer, cómo aquella primera noche que lo conoció. ¡Que enfermizo! ¡Que vergüenza!

El tiempo pasó y con ello las ganas de conocer más de sí misma, mientras su mano izquierda seguía "consintiendo" a su pequeño ceno derecho, la jovencita bajó la mano izquierda hasta su zona intimida. Primero reconoció la zona con suavidad, sintiendo la textura de la protección de sus labios inferiores, después su dedo indice reconoció la zona más al fondo y por fin introdujo uno de sus dedos, aunque al hacerlo se tono unos cinco segundos para realizar su siguiente tarea. Aquello le daba vergüenza, pero también le generaba un morbo extraño, la curiosidad era grande, y recordó donde se encontraba ese pequeño botón tierno. Su dedo no tardó en llegar a la zona y con torpeza comenzó a acariciar, primero dando empujones al botón, y después realizando movimientos circulares. Después de un tiempo Doreen se percató de que sólo un dedo no era tan estimulante como imaginó, y por eso dejó entrar a su zona el siguiente dedo, y entre ambos ejercieron la presión necesaria para generar los círculos; se dio cuenta que comenzó a mojarse, se sintió asustada y subió la vista a la criatura, pero sólo bastó con verlo para recordar lo anterior, para volver a bajar la mirada y seguir con su trabajo, uno que a cada instante se volvía más placentero.

Uhmm... Señor... — El primer sonido de placer de entre sus labios se dejó ver aquella noche. Doreen estaba comenzando a experimentar espasmos en la zona. Incluso se entregó tanto a la masturbación que se olvidó de la criatura, y en vez de estar sentada dejó caer su espalda a la cama. Sus piernas se mantenían abiertas y separadas, el talón pisaba la cama y de esa forma también notó que la masturbación era más deliciosa. Le sentaba bien, le sentaba delicioso, era más que satisfactorio, y por eso incrementó sus movimientos, al igual que los sonidos que iban haciéndose más audibles. ¿Qué ocurría? El placer ocurría, el placer propio, el reconocimiento de su cuerpo, el deseo de más ¿Estaría su amo contento?
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Mensaje por Averno Sáb Sep 20, 2014 9:01 pm



Por si es que existía la duda dentro de la cabeza de la humana, Averno no poseía problema alguno al momento de impartir una reprenda o castigo de considerarlo necesario, lo haría sin titubear y sin clemencia alguna tal y como hizo hace unos instantes, debería de estar muy claro para la humana también que a un ser como él no le tiembla la mano para absolutamente nada, y dominarla hasta el punto de masacrarla tampoco le haría estremecer ni un solo cabello, no obstante no estaba dentro de sus planes esta actividad, el camino trazado para Caracciolo es completamente diferente al de simplemente morir bajo sus garras, lo cual también es tentador, sin duda. Pero él desde el principio ha creído que otro tipo de destinos causarían mayor placer y diversión dentro de este mundo que él maneja a su antojo. Por fin la parte amenazante del vampiro comenzó a ceder al notar las acciones iniciales de la humana, aquella parte que disfruta de sus enfermas decisiones logradas comenzó a aflorar, la sonrisa particular del vampiro tomó lugar casi de inmediato frente a la rubia de delicada figura, se tomó el tiempo de volver a observarle al detalle haciendo aquello a pesar de ya conocer todo su cuerpo, esto fue por simple disfrute nada más. El vampiro se mantuvo como un bloque de hielo incluso cuando la humana metió el segundo dedo dentro de sí, escucharle llenarse lentamente de placer tan solo amplifico esa sonrisa torcida en el rostro del vampiro, la cual rebosaba de lado a lado, no obstante cuando le vio colocarse de aquella manera que sin duda la humana tacharía de vulgar no pudo evitar levantarse de su asiento para notarle por completo, divisó pronto los pezones erectos de la humana para después posar central atención al entremedio de sus piernas que abiertas le permitían acariciarse, se notaba lo inexperta que era pero aun así lo estaba gozando y eso mismo buscaba el vampiro, que emprendiera ese viaje de autodescubrimiento que cualquier mojigato religioso cataloga como pecado, ¿y no es acaso una reverenda idiotez? ¿Por qué un ser superior que en teoría busca el bienestar para sus creaciones les impide gozar de sí mismos? Es un acto muy propio e íntimo, fácil de realizar y que no afecta a nadie, de mala manera claro, pues beneficiosa para quien lo realice sin duda alguna lo es. Averno rodeó a la humana como si estuviera haciendo un análisis clínico o científico de la situación, se percataba de cada detalle, de cada gesto y cada movimiento, de las reacciones continuas a los últimos citados, parecía un meticuloso descubridor a punto de develar un gran misterio y de alguna manera sinceramente lo era. El vampiro se inclinó un poco sobre el colchón y las sabanas para acercarse al rostro de la humana – Míreme – le dijo sin aviso previo y sujetó su mentón para que lo hiciera - ¿Cuánto le está gustando tocarse, madame? ¿Es un placer o una desdicha ser pecadora? La respuesta ante mis ojos brilla con fuerza, ¿pero en su mente, será capaz de negarlo? – Se carcajeó.

Retiró de golpe la mano que estimulaba el clítoris de la rubia, ahora esa zona era asunto suyo, presionó con ambos dedos el botón de la muchacha y le miró – Le enseñaré a hacerlo con consistencia – Retiró los dedos una vez, dos, tres veces, pero en cada una de esas lo regresaba presionando, pareciera que estuviera golpeando aquella zona, esos toques ejercían presión sobre esa porción de carne, una última vez pero en esta dejo los dedos y comenzó a frotar contra las manecillas del reloj ejerciendo presión de lado a lado - ¿Y este otro pecado? ¿El de comenzar una fornicación con un ajeno también le desagrada, también considera que debería estar prohibido? – Mostró los colmillos notablemente divertido, seguro y lleno del placer de saberse con la razón y el control absoluto, las sensaciones que se creaban en el cuerpo de la humana eran su sustento, su razón y la prueba irrefutable que le permitían ganar estos juicios de moral a pesar de ser tan subjetivos y ambiguos – Creo que fue suficiente, ya conoce sus puntos sensibles, incluso le ayude yo con el de la parte trasera, conoce lo básico de usted misma, solo con el tiempo y con la practica ya sea la sexual o la masturbación aprenderá más de usted, pero no se preocupe por la práctica sexual, de ella yo me encargaré, para que no diga después que soy un ser malvado y egoísta, también puedo estirar mi mano cuando se necesita – Se notaba la diversión con la que hablaba y como sus cachetes se inflaban pues contenían sus risas. Se levantó de la cama y regreso a su sitio, se posó con calma sobre la silla de madera y le miró – Bien, ahora aprenderá algo nuevo que no tiene que ver con su cuerpo en sí pero usará una parte de su cuerpo – Sonrió – Felación o sexo oral, dígase de la actividad sexual que consiste en usar las fauces o la lengua para ejercer placer sobre la zona erógena de la pareja, o vulgarmente dicho: “chuparla” – Mencionó lo último sin recato alguno – Es lo que hará a continuación madame, todo preparado lo tiene, yo en la posición exacta, tan solo falta que se arrodille aquí, retire las prendas pertinentes y comience a tantear, ya le di la definición y esta misma describe lo que debe hacer, entonces, comience – Ahora mismo no tenía ni una sola duda de que la humana estaba luchando en su interior con la vergüenza y el miedo, ¿quién podría más? ¿Su mojigato ser avergonzado y seguramente humillado o su instinto de supervivencia que en cada instantes de duda y en cada instante de demora ante la petición que el vampiro había hecho le gritaba porque de una vez comenzara a succionar ese falo como si no existiera un mañana con el cuál soñar? Y de alguna manera lo último era correcto, pues su presente y futuro no serían sueños, sino tan solo acciones determinadas por Averno.
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Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18] Empty Re: Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18]

Mensaje por Doreen Jussieu Lun Sep 22, 2014 5:01 pm

Disfrutaba de la sensación que se estaba dando, aunque en su interior una voz le exigía que parara. ¿No deseaba o si deseaba morir? La pregunta en su cabeza, rondaba, estaba segura que no, pero la idea de entregarse a alguien que no fuera por amor le perturbaba más, sin embargo se estaba queriendo ella sola, se descubría y también estaba conociendo el placer que su cuerpo experimentaba. Era delicioso, podía identificar rincones de su cuerpo que no se había percatado que tenía.

Ella regresó a la realidad cuando el vampiro le exigió que le viera. La mirada fría de la criatura la estremeció por completo, y por poco dejaba si hacer para contestarle, sin embargo la pronta intromisión le regaló una sensación nueva a Doreen, aunque la criatura tenía su cuerpo frío, aquello se nivelaba con la calidez de su intimidad. Inevitablemente la forma en que los dedos ajenos se movían la hizo gemir, y no fue con discreción, más bien la sonoridad había sido alta, y no pudo evitarlo. Carraspeó un par de veces, y sus manos se aferraron a las sabanas para sostenerse, su cadera se movió contra la mano ajena y su espalda se arqueó, aquello era delicioso. Un pecado grande, algo que la haría lamentarse, incluso llorar, pero la acción resultaba endemoniadamente deliciosa.

Se pudo notar la irritación de la joven al ser privada del placer agonizante que estaba teniendo. Su respiración estaba agitada, y vio hacía el conocido techo por un momento tomando bocanas de aire. Buscó tranquilizarse, y se dio cuenta que ahora notaba ciertos detalles del lugar que antes había pasado por alto. Con lentitud cerró las piernas intentando ocultar lo que ahora el vampiro conocía mejor que ella. Al poco tiempo se sentó, había sudado un poco por el nuevo experimento físico que había tenido, y algunos de sus cabellos se le pegaron al cuello y a la frente, buscó con prontitud arreglar ese problema y miró hacía el piso por un momento.

Cuando recordó la orden del vampiro de verle siempre a los ojos, la jovencita escuchó a lo que le decía mirándole, sosteniendo su mirada lo más que podía. Le resultaba complicado porque la criatura era imponente, y con él se podía sentir en la fina linea de la vida y la muerte. Cuando dio su última explicación, cuando sentenció lo que ella debía de hacer. La joven sintió que el sonrojo subía de nuevo a su rostro. Aquello era demasiado, pero el vampiro no bromeaba, no titubeaba, y los dos castigos que había recibido casi la hicieron desfallecer. ¿Debía obedecer a la primera? ¡Claro que si! La respuesta era obvia.

Doreen observó hacía la zona que debía "chupar". Se quedo  mirando fijamente por un momento. Había sido una mirada descarada, pero ¿y qué? daba igual, él de todas maneras la iba a obligar a hacer otras cosas. Quiso decirle algo, pero no supo con exactitud que decir, además, en ese momento no se encontraba para realizar preguntas, sino para responder con acciones. No era momento de pensar, ni de sentir, era el momento de sobrevivir, y aunque pisoteara su dignidad, lo cierto es que no le quedaba de otra. ¿Debía morir? Quizás sería lo correcto, a fin de cuentas a él no le gustaba como era ella, le estaba arrancando sus ideales, su forma de ser, la buscaba para complacerse, no le daría ningún beneficio, porque en momentos así ella no tenía porque tenerlos, los había perdido todos en el momento en que se conocieron. Doreen ya no era suya, había pasado a ser la propiedad de Averno.

Su desnudez se hizo notar de vuelta cuando una suave brisa de aire frío se coló por los bordes de las ventanas. Dejó de ver aquella zona y se bajó de la cama. Sus pies tocaron la alfombra fría por un momento y luego, entregada se puso de rodillas en aquella distancia, cómo si se tratara de cumplir una promesa, la joven comenzó a avanzar de rodillas, aunque su equilibrio se perdió y terminó por avanzar a gatas. Terminó por llegar frente a la criatura y se mantuvo de esa manera. Evidentemente cuando estiró las manos notó como le estaban temblando, y de esa forma las dirigió hasta el botón negro del pantalón. Con torpeza y después de cierto tiempo logró quitarlo, y después deliró la cremallera. La joven estaba nerviosa, jamás imaginó estar en ese momento, menos llegar a dar una felación a alguien. Con lentitud fue bajando la tela del pantalón hasta que cayó al suelo y lo retiró de entre sus zapatos, con cuidado, después deslizó la ropa interior, y por torpeza y no saber del orden, terminó por retirar los zapatos y calcetines. Sin duda la rubia se estaba comportando de forma sumisa, entregada, sabiendo que ella era su esclava y él quien fungía de dueño. El miembro se encontraba ahí, frente a ella, erecto, largo y grueso. Se sintió cohibida, y le dirigió una mirada avergonzada al vampiro. Mirada que sólo la sostuvo por breves momentos.

Sus manos, las cuales habían descansado por un momento en su regazo desnudo, volvieron a estirarse para la zona del miembro. Doreen lo tomó con torpeza, y descubrió que el órgano que supuestamente estaba muerto, se encontraba completamente duro; se asustó. No supo que hacer en el primer momento así que simplemente se dedicó a recorrer la zona con sus dedos. En ocasiones apretaba más de la cuenta, y se tensaba volteándolo a ver, en su mirada lustraba evidente disculpa, y seguía con lo suyo. Cuando el vampiro separó las piernas, la doncella pudo notar aquella zona arrogada que colgaba y se acomodaba en la silla. Arqueó una ceja notando aquello y luego lo volteó a ver buscando respuestas. Inocente era, pero también tenía conocimiento nulo de aquello que estaba viendo y haciendo. La rubia se percató que volvía a pensar demasiado en la situación, así que sólo haría lo que él le había mandado a hacer: chupar. ¿Qué debía hacer? ¿Sólo meterlo a la boca? ¿Y sino le gustaba el sabor? Ese no era su problema sin duda.

Lo primero que hizo Doreen fue sacar la lengua buscando identificar el terreno. Pasó la misma por la punta salivando aquella zona y luego saboreó lo que había recorrido; no sabía mal. Después la joven tomó la punta entre sus labios y dio chupadas suaves sin poder imaginar si iba o no bien. Se veía tan torpe e inexperta pero ella estaba haciendo la hazaña de su vida. ¿Averno entendería que su torpeza era sinónimo de inexperiencia? Esperaba que si, o al menos eso rogaba en su interior, aunque con él no se podía esperar demasiada misericordia.

Doreen se entretuvo por un momento en la zona de la punta del miembro. Sus ojos se mantenían cerrados, y se sostuvo de la manera que se encontraba libre a su lado. Lentamente fue introduciendo más de aquel falo a su boca. Lo hacía demasiado lento, pero con determinación. Quizás si hacía aquel trabajo como se debía, la dejaría en paz. ¿Tenía posibilidad alguna de poder salir bien parada después de eso? Estaba siendo muy tonta al creer en eso, pero la naturaleza de la chica, su fe inmensa en la esperanza le negaba que se diera por vencida tan pronto. Así que aunque torpe, hizo su mayor esfuerzo por poder hacer el mejor trabajo oral que se imaginaba en su desnudez. Su cabeza decidió moverse de arriba hacía abajo con más sulfura, lo que le incomodaba era que sus pechos chocaran contra la piel de las piernas de Averno, y de esa manera sus pezones se habían endurecido de nuevo. Ella sintió como sus glándulas salivales comenzaron a hacer de las suyas, y empapaban un poco el miembro del vampiro. Avergonzada se retiró el trozo de carne de su boca y se limpió las comisuras y los restantes con el brazo. ¿Lo estaba haciendo bien? El saberlo la estaba matando por dentro. Necesitaba tener al vampiro contento para no recibir lo que seguía de la misma forma en que había bebido su sangre y invadido su recto.

¿Está bien así, mi señor? — Preguntó la rubia volteándolo a ver por un momento. Sólo un momento, pues no deseaba que él pensara estaba interrumpiendo su orden. Volvió a meterse el falo en su boca. No iba a esperar a que le regañara de vuelva, así que su cabeza comenzó a moverse con mayor soltura.
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Mensaje por Averno Miér Sep 24, 2014 8:10 pm


La rubia no era otra cosa más que una prueba viviente de que al ser humano se le podía adiestrar con notable facilidad, tan solo había que buscar y apretar los puntos donde estos se quebraran para poder obtener de ellos lo que se busca, incluso su propia libertad o capacidad de actuar, Averno había conseguido momentáneamente esto de la humana haciendo uso de la fuerza y del miedo, tal como hacían los antiguos gobernantes de extintos pueblos como los Fenicios o los Egipcios, ¿y por qué no nombrar también a los Vikingos? Todos estos mencionados anteriormente basaban su política en mero control mediante el poder y el miedo así como Averno justo ahora, por ejemplo los egipcios dominados por un Faraón que según creían en su ignorancia resultaba ser el hijo de un Dios, si bien considera a esta cultura antigua mucho más eficiente e intelectualmente avanzada al compararla con la de hoy, algo que siempre ve es que los humanos no pueden despegar de sí mismos ese miedo o respeto por lo desconocido y superior. Averno estaba siendo la deidad de la rubia y por esta razón, porque podía decidir si dejarle vivir o hacerle morir está misma estaba arrodillada ante él brindándole placer, el cuál recibía sin remordimiento alguno, ¿el fin justifica los medios? Para él este dilema moral no existía, no era siquiera un dilema, una mera idiotez inventada por humanos, así como esa misma moral que profesan poseer los que dan golpes de pecho a diestra y siniestra. De cualquier manera sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando la muchacha habló - ¿Y por qué razón le pasa por la cabeza que la humedad o la saliva son enemigos de una buena felación? Al contrario, favorecen a que la piel resbale, y el movimiento pueda darse con facilidad. No se preocupe – Hizo una pausa siniestra – Para ser su primera vez podría decirse que tiene talento natural para succionar miembros, aunque por el resto de su vida cabe aclarar que este será el único que podrá succionar, yo supongo que ya lo sabía, en alguna parte de su ser, pero veo oportuno comentarlo abiertamente como mera confirmación – Averno permitió que la curiosidad y la inexperiencia de la humana hicieran su labor unos cuantos minutos más, para él el tiempo durante el acto sexual resultaba efímero pues a diferencia de un humano podía mantenerse firme por horas y horas sin desfallecer ni perder la dureza del miembro – Veo que no mejora, le vuelvo a repetir, no se preocupe, ahora le daré unos consejos. Pero no interrumpa su labor y escuche con atención – Volvió a hacer otra pausa pero más corta que la anterior – Debe presionar los labios contra el falo con fuerza, no se preocupe que a mí no me va a doler nada. Así que no tiene porque ser suave, y por favor, quite esos dientes que estorban por completo al acto oral, si no se tratara de mí hace bastante rato hubiera escuchado quejidos por sus acciones – Para Averno eso era demasiado suave como para sentir dolor alguno, y si lo sintiera lo abrazaría pues es una sensación familiar para él.

Por su misma naturaleza acciones leves tampoco le complacían del todo, pero este encuentro sexual más que por complacencia tenía de objetivo lograr que la humana incursione en el aspecto sexual de su vida que hasta hace unos momentos se notaba estaba nulo, en cero, algo triste y aburrido sin duda. Luego de haber dado sus indicaciones el vampiro permitió a la humana seguir ahí bajo su regazo, se pudo dar cuenta de la excitación que esta sentía a pesar de no aceptarlo pues los pezones duros de la muchacha se rozaban contra parte de su anatomía muy ligeramente – Es momento de enseñarle como un mujer descubre lo que es realmente sentirse mujer, ¿no le parece que fue ya suficiente preámbulo? Y aunque no le parezca, ya fue suficiente – Dijo para al instante detener las acciones de la muchacha, no por desaprobación o porque no lo estuviera haciendo bien, simplemente porque estaba deseando penetrar esa fosa virginal. ¿Y cómo no hacerlo? Esa era la parte principal y fundamental de todo el rito, la matriz de unión entre un cuerpo femenino y uno masculino, también estaban las “desviaciones” sexuales entre hombre y hombre, mujer y mujer, así lo catalogaban los humanos, Averno tan solo lo veía como una justificación social y religiosa para que la especie prevalezca, y por eso mismo tachaban de seres inmorales o negativos e incluso endemoniados a este grupo, pero ciertamente en nada les cambiaba a quien se follaban, seguían siendo escoria humana, tal moldeable y culpable de ignorancia como cualquier otro heterosexual. No había tiempo para perder en ese pensamiento, Averno levantó a la humana del suelo y le colocó con total facilidad y rapidez en la cama – Está a punto de perder eso que ha guardado por tantos años con esmero para aquel “hombre especial” que nunca llegó, ¿alguna vez soñó con ser una princesa abrazada por un príncipe azul? Puede ser una metáfora para lo que llama amor, pero espero que ya se halla borrado esa idea de la cabeza, porque en nada se quedará sin castillo – Se carcajeó con cierto nivel alturado de crueldad a la par que acomodaba ambos cuerpos, no vio necesario retirarse la camisa, si la humana deseaba algo de su cuerpo lo iba a tener que aprender a pedir, eso mismo también era parte de su interés de hoy, la primera vez de la humana no resultaba “especial” De la forma que ella deseaba o deseó, pero sin duda de otra manera sí que resultaba serlo, muy pocas mujeres son privilegiadas de ser instruidas en este arte, tristemente se les usa tan solo para procrear y luego serles infieles, así funciona el humano promedio adinerado que muy posiblemente hubiera podido captar a esta muchacha años atrás, faltó agregarle que resultaban ser malos amantes, o asquerosos para la vista femenina, Doreen tenía lo mejor de lo mejor, menos ese sentir irracional que según para ella y muchos otros humanos es importante. Averno no sentía nada de esto, nunca le fue enseñado, y tampoco podría creer en él, bastaba con ver los efectos que esta experiencia causaba en la mente humana. Sin decirle nada más a la muchacha ingresó en ella de golpe para hacerle sangrar, buscaba una visible prueba de que estaba arrebatando la inocencia, sueños e ideales de aquella rubia.
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Mensaje por Doreen Jussieu Miér Sep 24, 2014 11:42 pm

Volvió a su tarea escuchando con atención cada una de sus palabras. Era una chica que aprendía con facilidad todo lo que le impusieran, aunque a decir verdad, el tema sexual no lo creía capaz de manejar de esa forma, y menos con tanta fluidez. Doreen ponía muchísimo empeño para poder realizar lo que el vampiro le indicaba, y también para no lastimarse con la dureza del falo su cavidad bucal. Escondió entonces los dientes entre sus labios, y con la ayuda de esos mismos ejerció la presión necesaria, o al menos la que creía, incluso ejerció un poco más de fuerza de la imaginada. Resultaba bastante extraño para ella aquello, y más la sensación de querer brindarle las atenciones pertinentes a aquel miembro. En los pensamientos inocentes de Doreen prevalecía el que, si laboraba de forma oral cómo era debido, seria perdonada y mantendría su virginidad intacta. ¡Grave error! Lo que venía a continuación estaba por pisotear por completo sus esperanzas.

Abrió sus ojos al sentir cómo el vampiro interrumpía sus acciones ¿Lo estaba haciendo bien? ¿La estaba perdonando? La inquietud apareció en su cuerpo, y el chocar de sus miradas la hizo estremecer. La delicada chica tragó saliva al sentir elevada con tanta facilidad, parecía ser una pluma siendo soplada con delicadeza para que el aire indicara el camino que debía tomar. No se atrevió a repelar, a contradecirle, a luchar, no pudo hacerlo porque se sentía congelada, sorprendida, y aunque aquello lo sabía desde el inicio, lo cierto era que tenía esperanzas. Las palabras del vampiro le supieron amargas, su corazón dio un vuelco y se quedó palpitando de forma frenética, su respiración se aceleró. ¿Por qué a pesar de tomarla tenía que ser tan cruel con ella? ¿Por qué utilizaba palabras que desgarraban su corazón a cada momento? Doreen quiso aguantar la tristeza que se le estaba alojando en su interior, lamentablemente no pudo disimularla, su rostro se había quebrado inevitablemente, el brillo de su mirada se había desvanecido. No podía soportar, deseaba morir, de verdad lo deseaba.

No quiso sostener su mirada después de aquellas palabras crueles y sueños rotos. Ladeó el rostro hacía un lado observando vergonzosamente su reflejo en el gran tocador. Su figura estaba siendo "aplastada" por la del vampiro. Él tan dominante, ella tan sumisa. La rubia sintió como poco a poco sus emociones iban volviéndose cada vez más negativas, y cómo la tristeza invadía incluso por debajo de sus huesos.

Cerró los ojos con fuerza al sentir aquella invasión.

Doreen experimentó un dolor que se abrazaba una especie de ardor extraño. Escuchó el vació punzante de algo que se estaba rompiendo dentro de ella. Sus ojos cerrados, y después abiertos repetidas veces intentando observar el panorama sólo le mostraban la negrura de la situación. ¡Dolía! Claro que dolía. Sintió punzadas en algunas zonas de su cuerpo, sus pezones volvieron a endurecerse pero no de placer, sino de dolor; parte de la reacción de su cuerpo. Pudo sentir incluso pequeños espasmos en la planta de los pies, y su respiración se había cortado. Hasta que la necesidad del aire en sus pulmones volvió, hasta ese momento separó los labios para dejar salir un fuerte quejido, y al mismo tiempo aspirar un poco de aire. Que tormento; que dolor.

Y entonces todo se volvió frío, no sólo su cuerpo, también alrededor de el, de ellos. Doreen caía en picada por el abismo maldito y se volvía parte del Averno. ¿Por qué? Porque él lo había decidido de esa manera, porqué era su voluntad, porque el imponía, mandaba, y tomaba cuanto quería. Una lagrima brotó por los ojos de la chica rubia, lentamente se deslizó por su nariz y cayó humedeciendo las finas telas que cubrían la cama. No sólo fue esa lagrima, sino también las que siguieron, porque el esfuerzo que hizo era nulo, el dolor de su interior, el quiebre de sus deseos, la destrucción de sus sueños, anhelos y convicciones eran demasiados. ¡Que dolor, que pesar! ¿Por qué había llegado él a su vida? ¿Qué estaba pagando? ¿Dios? ¿De verdad existía uno? No, ella ya no lo creía, lo descartaba, lo aborrecía. ¡Si, si! Lo estaba odiando con profundidad. No deseaba creer más en él, apartaba su fe de él. Ella lo había amado, adorado y rezado durante tanto tiempo, sin importar todo lo malo en su vida, y él ¿qué había hecho? De nuevo le había dado la espalda. Sintió rabia en ese momento, el vampiro tenía razón, no bastaba creer en alguien que disfrutaba viendo el dolor ajeno sin interceder. Al menos la criatura de la noche hablaba y al segundo actuaba. Que diferente a lo conocido, pero completamente real.

Me duele… Me duele mucho — Susurró colocando sus manos en el pecho del vampiro, intentando empujarlo con cierta fuerza, una que se notaba eclipsada por la de él. Su cadera se había quedado fija, porque era dolorosa la penetración que estaba recibiendo. Doreen sintió como una linea cálida iba cayendo de su interior, y también cómo recorría la curvatura de sus glúteos, doblando ligeramente el cuerpo hacía el frente, intentó ver que ocurría con esa unión. Grave error. El movimiento torpe que había hecho logró que incrementara su dolor. Sus manos, más específicamente sus dedos, se clavaron en la tela que cubría la espalda del vampiro — Por favor, por favor, despacio, esto no tiene nada de placentero — Pidió con los ojos cerrados, mismos que a su vez no dejaban de dejar escapar lagrimas.

Doreen sintió aún aquella calidez y ardor que provenía de su vagina. Podía sentir el liquido aún abrazar la curvatura de sus glúteos, y esta vez, se aventuró a doblarse con la simple finalidad de identificar ese liquido. Cuando lo tocó y se llevó frente a los ojos. Notó el tono carmesí, se espantó y buscó la mirada de la criatura intentando encontrar una explicación. El miedo la abrazaba cada vez más. Se sentía aturdida, se sentía extraña, se sentía con ganas de gritar.

Por favor, Averno, ten piedad de mi — Le pidió en un susurró suave que estaba segura la criatura escucharía. Bajo el cuerpo masculino estaba temblando. ¿Por qué los hombres y mujeres que había conocido hacían referencia al acto sexual como algo placentero? ¿Por qué aquel toque que propiamente se había hecho, y que también él le había otorgado le hicieron sentir un placer completamente opuesto a eso que estaba teniendo? Se sentía tan frágil, tan rota, el dolor le abrumaba los sentidos, sin embargo el frote de ambos cuerpos persistía, y dónde el dolor se había vuelto agónico, también se iba transformando lentamente, tortuosamente. Destellos de placer aparecían. Un frote intenso y la joven rubia soltó el primer gemido de placer experimentado dentro de la penetración.

Hacía falta aire, hacía falta piedad, hacía faltan sueños rotos, sólo eran parte de una realidad.
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Mensaje por Averno Vie Oct 17, 2014 4:32 pm


El problema de los seres humanos para con el sexo es que usualmente suele ser vacío y simple, como un mero acto de la naturaleza, como bien decían los filósofos griegos, se necesita templanza para controlar las pasiones que provienen del estómago y viajan hasta la punta de los pies, Averno poseía esa templanza, en demasía y no se dejaba nunca seducir por sus pasiones que siendo pocas tenía un efecto nefasto en casi todo lo que lograra rodearle, no es que al vampiro le preocupara el bienestar de sus ajenos, para nada, simplemente controlar el impacto de su presencia y lo que implica la suya se había vuelto menester para disfrutar de la muerte como a él más le gusta. La humana podría haber defendido mejor su punto sobre el sexo y el amor, al menos esta le entregaba alguna significancia a su deseo frustrado ya por la mano del vampiro, no obstante el amor no es jamás buena justificación, todos son conscientes de los nefastos efectos que causan en los seres humanos, ya sea teniendo el amor consigo y ya sea como no teniéndolo, ¿qué estúpido, no? Jamás se podría estar contento o completamente equilibrado si el “amor” pasa a ser parte de ti como posesión o carencia, esto Averno lo había comprendido hace más de mil años – En este viaje a pesar de estar acompañada por mi guía, deberá disfrutar en soledad simbólica, juzgue usted misma, supere sus temores y experimente sus teorías a propia piel, ¿no sería así mucho más interesante? – Susurró el vampiro sin un ápice de duda ante todas las reacciones de la humana que sin duda eran frágiles, pero el inerte corazón del vampiro hace mucho le había enseñado a su cerebro milenario que aquello llamado sentimientos ya sean buenos o malos no eran más que simples impulsos químicos del cerebro capaces de controlarse, anularse o modificarse, para su gusto él lo había aprendido, o al menos eso tenía por hecho fehaciente. ¿Cuál era el simbolismo para Averno de dejar en esta ocasión que sus pasiones afloraran más allá de su cuerpo? Estaba destruyendo una vida, un futuro, reventando ilusiones cual burbujas de agua, con notable facilidad y perversión llena de gozo. La humana seguramente estaba experimentando ya este motivo debido a las palabras anteriores que le dedicó, fue lo más simple posible para que esta captara el mensaje con total claridad, pero, ¿y qué tanto estrago causaría en ella? Las lágrimas sí, es algo común, ciertamente la humana era sensible y podía llorar por cualquier detalle, eso no era suficiente para el vampiro, tenía profundizar más dentro de ella y notar los efectos de sus acciones. Jugaría con las palabras como suele hacer siempre para que su objetivo se cumpla - ¿Piedad, por el dolor físico se refiere? ¿Qué vaya más lento? – Exactamente eso no haría el vampiro, ya le había dado el tiempo suficiente para acostumbrarse a sus dimensiones, en cuanto el carmín líquido expulsó el aroma el vampiro aumento la marcha.

Aquel metálico aroma parecía llenar de energía al cadáver que sin miramiento alguno embestía con velocidad el cuerpo ajeno sobre las sabanas, en qué punto el dolor llega a ser placentero o a desparecer para la rubia, lo sabría pronto – No debería preocuparse por sus suplicios físicos, ¿no es que debería sufrir más por puntos tan importantes para usted que poco tienen que ver con el dolor generado dada la ruptura de su himen? – Estaba simplemente tanteando, tampoco abordaría aquellos puntos con exactitud, ella misma debía decirlos para estar seguro de que así estos habían sido tocados por él. Averno le enseñaría que esa afirmación respecto a la falta de placer no se repetiría de vuelta, parte de su odisea nocturna sería mostrarle a la humana lo satisfactorio que resulta la unión de un miembro erecto y una húmeda cavidad femenina, por si es que aún tuviera dudas y poca fe, lo cual sin duda aplaudiría, pues esta estaría empezando a asegurar solo que lo que ha experimentado y razonado, diferente a sus creencias religiosas absurdas. Se aseguró de colocar firmes las palmas ajenas a los costados para tener el suficiente espacio en el pecho ajeno, de la misma manera colocó las piernas ajenas firmes en su cintura, de esta manera no perdía la estabilidad necesaria para embestirle con esa fuerza anteriormente establecida, las manos del vampiro ambas se posaron sobre el pecho de la humana, lentamente fue bajando ambas hasta llegar a los pezones, como si estuviera descubriendo algo bueno tanteo los pezones para comprobar la erección dura de estos, observó a la humana con una sonrisa torcida y así mismo tiró de esos pezones girando levemente las yemas - Me sorprende lo excitada que se encuentra madame, ¿no dijo que esto resultaba no placentero? Las mentiras le condenan a ese infierno que tanto teme madame – Evito carcajear simplemente para continuar su labor con la misma serenidad y aparente seriedad, apretujó los pliegues de carne que sobresalían del pecho femenino, se inclinó ligeramente para tener cerca el rostro ajeno y mirar directamente a este y por instantes a las partes estrujadas - Suena muy cliché decir que conocerá un nuevo mundo, por mi parte le diré que le mostraré lo dormido de su ser, un acto perfectamente determinado, albergado en su naturaleza profunda humana, no debe olvidar que no es más que un simple animal que a duras penas logró vencer al instante con el uso de la razón, no todos los humanos lo hacen perfectamente bien, debo aclarar – Susurró a la par que tomaba los brazos ajenos para mantenerlos fijos y no los soltó, presumía que sus acciones a continuación remecerían a la humana de diferentes maneras, pero su cuerpo sobre todo. Para comenzar posó los labios bajo el mentón de la rubia y succión con suavidad la piel, lento fue bajando por el cuello, en vez de beber ahí simplemente succiono para luego mordisquear hasta el punto de dejar roja esa porción de piel, una vez más volvió a bajar hasta el pecho ajeno, paseo la lengua con lentitud, muy diferente este movimiento al de su cadera y sin previo aviso incrustó los colmillos en el seno derecho de la humana para comenzar a beber, diferentes maneras de mostrarle la pertenecía que ahora poseía sobre ella.

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Mensaje por Doreen Jussieu Dom Oct 19, 2014 11:35 am

¿Existía algo de arte en medio de tanta maldad? Probablemente sí, ella mejor que nada está consciente que muchas de las obras más emblemáticas se han trazado a base del dolor; quizás ellos eran una obra de arte.

Doreen sentía las lagrimas correr, sus ojos no deseaban detener el salir de aquel liquido cristalino que mostraba al vampiro parte de su tristeza, de su dolor. Por un momento pensó que quizás estaba siendo eso una prueba, una aterradora escena donde su Dios le mandaba un obstáculo grande, de esa manera demostraría su fe al no dejarse llevar. Sin embargo ella recordaba cada palabra del inmortal en su cabeza. Las repetía una a una cómo si se tratara de una lección. Lo más probable es que ese ente que ella había aprendido a adorar desde pequeña no existiera. Nadie era tan cruel cómo para permitir que sus hijos sufrieran con tanta profundidad. Había visto decenas de madres en medio de la calle hablando, regañando, o incluso consolando a sus hijos, sin embargo jamás dejaba que se les dañara, podían mostrar uñas y dientes con tal de defenderlos. ¿Por qué entonces el padre de los cielos, el creador, el rey misericordioso permitía tanto dolor e injusticias entre ellos? Eso sin duda no tenía sentido alguno. Las creencias de la jovencita se habían roto, ya no existiría vuelta atrás, sus interrogantes eran simples, pero ahí se encontraban haciéndola tambalear.

Las palabras nuevas de la criatura la hicieron estremecer. Ella no tenía intenciones de seguir aprendiendo nada en soledad. Sólo buscaba poder sanar las heridas que la criatura misma le estaba proporcionando. Buscar un poco de consuelo en su interior para salir adelante. Si la iba a dejar vivir al menos que sus tiempos en silencio y con ella misma pudieran ser a su manera, sin que nadie le molestara. Hace tiempo había aprendido a dejar de obedecer porque ya no le servía a nadie más que a ella misma, a su moral, su corazón y sus pensamientos, así que tenía que empezar a hacerlo de nueva cuenta. ¿Era un objeto entonces? La pregunta retumbó en su interior. Ahora era de él, le pertenecía. ¿Cómo se suponía que debía lidiar con eso?

Su cuerpo experimentó un par más de arremetidas contra ella. Por un momento - tonto - creyó que de verdad la criatura experimentaría un poco de compasión y cedería, pero no. ¡Que tonta Doreen! Averno no era un ser misericordioso, tampoco justo, o quizás sí, pero sólo a su propia conveniencia, con sus propios deseos. La esperanza muere a lo último - dicen por ahí - pero él no es alguien común, y ella no lo conoce ¡No lo conoce! Y es probable que no lo haga, quizás algunos detalles básicos, pero nada que tenga que ver con la inmensidad de misterios, ideas y posibles acciones que él vaya a hacer en un futuro. La criatura es todo y nada, y por esa misma razón ella jamás comprenderá si quiera un diez por ciento de lo que es. Que lamentable es servirle a alguien que nunca te va a corresponder. ¿Odiarlo? Es el mejor de los casos, algo que quizás podría ser posible, pero lo cierto es que ella ni siquiera en situaciones así puede odiar.

Uhmmm — Por fin el silencio se había roto después de un momento tan incomodo. El dolor que experimentó en su húmeda intimidad había disminuido de forma considerable, sino es que ya había desaparecido. Se sentía ahora más confundida. Su cuerpo estaba cediendo ante él de forma extraña. Las sensaciones que el día en que se conocieron experimentó, ahí se encontraban. Aquello se llamaba placer, estaba segura de eso. Su interior se mojaba de forma escandalosa y ella no comprendía como era eso posible. Quiso mover los brazos para poder sostenerse de algo, de él, de lo que fuera, pero no pudo, para nada, se sentía más sometida de lo normal; por inercia movió de forma desvergonzada su cadera y experimentó golpecitos del falo ajeno que abarcaban incluso aquel botón endurecido que tenían. La rubia era una joven de pequeña estatura, era pequeña, delgada, y todo en ella aunque bien proporcionado se podía notar lo delicado que era. Por esa razón existía tanta estrechez en su intimidad, y por eso el dolor que experimentó al ser desvirgada había sido grande, increíblemente doloroso, pero el cuerpo humano tan maravilloso, había logrado pasar del dolor al placer, y fue ahí dónde ella gimió muy bajo, casi en silencio, casi como si hubiera sido una muda experimentando el placer que le estaban otorgando. Una arremetida más y el volumen aumentó. A la cuarto vez las muestras audibles de placer eran amplias, incluso retumbaban en su habitación.

¿Le sorprende mi excitación? — Preguntó en un hilo de voz que apenas y ella podía entenderlo dado los gemidos y la forma tan agitada en la que se encontraba su cuerpo; su respiración. — No creo eso — Se arqueó de nueva cuenta al sentir cómo jaleaba y jugaba con sus pezones. Aquella parte de su cuerpo sin duda se encontraba más sensible de lo normal, increíblemente le gustaba, y estuvo a punto de pedirle que siguiera, que volviera a acariciar esa zona de su cuerpo, sin embargo no lo hizo, en su interior aún quedaba algo de cordura, necesitaba creer que existía un poco de dignidad en ella. ¿Lo había? Quizás no, pero necesitaba creer que sí. El corazón de la joven no podía romperse más, no esa noche, aún le quedaba un gran trozo intacto para ella misma. Quizás lo escondería para que su brillo propio no la tocara, y mucho menos él.

Los gemidos aumentaron, y ella cerró los ojos con fuerza intentando poder controlar esas sensaciones. Estaba experimentando el placer, pero no sabía si estaba bien así. Como siempre la joven destacando su torpeza en medio de algo que ni siquiera conocía. ¿Debía de verdad dejarse llevar por completo? Hacerlo también representaría haberse entregado por completo a él, y no lo había hecho. No se trataba sólo de un encuentro físico, sino de sentimientos, pensamientos, ¡emociones! Ella era así, y el vampiro no podía controlar eso de ella ¿O si? A esas alturas ya se lo cuestionaba.

Miró hacía un lado intentando calmarse, pero volvió a notar esa unión, ese cuerpo fornido sobre su figura. Se sonrojó, tragó saliva y buscó esconder el rostro de él. Y aunque eso era imposible, al menos podía nublar su visión cerrando los ojos.

¡Averno! — Su voz retumbó con fuerza en la habitación. Era una mezcla de placer y dolor. Se notaba en la tonalidad con que había dicho su nombre. Había dolido en demasía cuando mancilló la piel de su seno. ¿Acaso él se olvidaba que estaba experimentando con una humana? ¿Qué su fragilidad era más grande y que podía hacerla perder la conciencia si seguía maltratándola? Su cuerpo experimentó tensión, tanto que su cadera dejó de moverse contra el miembro del vampiro. No pudo reaccionar más a eso, se mordió con fuerza los labios evitando quejarse de nueva cuenta. No quiso hablar, no supo hacerlo, las palabras se le quedaron atoradas en la garganta, y los pensamientos no llegaron a ser completados por la tensión que sintió en el pecho. Sus dedos se aferraron a la sabanas y entonces el cuerpo de Doreen experimentó otra sensación. ¿Otra? Si, otra, ¡cómo si no hubiera experimentado ya varias! Pero se podía, en ese momento se estaba demostrando. Su cuerpo experimentó pesadez, y también cierta lentitud. Había perdido sangre dos días atrás, cuando el vampiro llegó, y ahora en ese momento también. Sintió como su cuerpo experimentaba una clase de hormigueo, y también sus respiración se agitó un poco más - si eso era posible -, no pudo abrir los ojos de vuelta porque los párpados le pesaban, y aunque la penetración se sentía bien, sabía que no era correcto perder tanta sangre; estaba por morir. Ella lo creía así.

Averno… — Repitió sintiendo cómo aquel nombre le resultaba ser más largo. Sintió incluso su lengua pesada. Abrió los ojos cómo pudo, y movió el rostro hacía abajo notando cómo la cabeza del vampiro seguía clavada en su pecho. Para cualquiera aquello quizás podría verse como algo erótico, sin embargo aunque no le desagradó de todo -dado que lo estaba disfrutando- lo cierto es que le causó terror. — Averno no me deje sin sangre — Le pidió con torpeza. Sus ojos se cerraron en automático y la joven comenzó a sentir algo extraño. En su vientre: espasmos. Su cuerpo sintió cómo el placer que se albergaba en su intimidad iba creciendo. Los espasmos avanzaron por su vientre plano y se alojaron por un momento en sus pechos, los cuales experimentaron el endurecimiento de sus pezones con más fuerza y firmeza. La excitación recorrió sus extremidades hasta la punta de los dedos de los pies y la mano. Los gemidos se escaparon de entre sus labios y ahí estaba, ahí lo tenía. El cuerpo de la joven se sacudió tres veces, y a la cuarta se tensó tanto que incluso la perturbó. El placer máximo había llegado. La joven experimentaba el primer orgasmo de su vida, y todo gracias a al vampiro.

Aquello había sido doloroso, triste e increíblemente deliciosos.
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Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18] Empty Re: Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18]

Mensaje por Averno Sáb Nov 01, 2014 10:18 pm


Averno podría pensar que la existencia de la humana en este justo momento y para el resto de tiempo que él deseara estaría a su merced, como si fuera una pequeña bola de masa ectoplasmatica que flotara sobre su palma, el vampiro podría jugar con la representativa esfera a su gusto desde este momento, masajearla, moldearla a su gusto, la humana se encontraba abierta en más de un sentido, y Averno ingresaba dentro de ella con la misma variedad de sentidos que aquella abertura femenina representaba, sin ningún remordimiento Averno empezaría esta misma noche una extensa y sistemática epopeya de carácter estricto para con la humana, ¿ella tendría alguna idea de lo que se avecinaba para ella? ¿O pensaría que la noche simplemente trataba sobre desvirgarla? Y no se refería a que pensara que esto se repetiría cara noche, sino a que supiera las razones ideológicas que estaba buscando el vampiro plasmar en ella con sus actos y los efectos de estos sobre ella. Debía temer a los efectos psicológicos de este trato que empezaba hoy, no a lo físico que en este mismo instante le afectaba, no obstante no criticaría a la humana por hacer eso, después de todo su propia debilidad y libidinosidad humana le distraerían de lo más importante y esto era por mucho una realidad humana inexorable, ahí estaba el punto injusto de esta lucha agonal, los intereses del vampiro resultaban demasiado fácil de anteponer a los de la humana debido a sus diferencias favorables para Averno, ¿¿esto sería malo acaso? No, para nada, solo se trataba de un hecho simplemente natural del mundo, el gobernante y el gobernado, el que con poder ejerce su política sobre quien no posee lo primero mencionado y a su vez se somete por la falta del mismo. El vampiro sería un buen dictador con la rotunda aclarando de que no existe dictador bueno, pero en este mundo que Doreen pronto conocería en su totalidad, los adjetivos y verbos variaban según cierta oscura voluntad, aquella que se encontraba sobre ella, nuevamente en esos tantos figurativos y simbólicos sentidos mixtos. Sin decir una sola palabra Averno captó aquellas sacudidas ajenas, ese estremecimiento típico del clímax, a la humana le había llegado la hora de, Averno retiró los colmillos del busto a pesar de que aquellos movimientos y sensaciones ajenas le estaban haciendo bombear más sangre deliciosa para él, lamió con lentitud la zona herida mientras la humana se retorcía como posesa, finalmente el pronunciado movimiento de la humana separó las fauces del busto ajeno, el vampiro elevó el rostro para dirigirse a la rubia doncella - No se preocupe madame, no se va a romper si así no lo deseo - Murmuró el vampiro entre dientes con una tonalidad grave pero levemente audible, para que fuera lo más imperceptible a los oídos de la humana dada su situación actual, seguramente los sentidos más importantes para ella ahora mismo no dejarían espacio para el de la audición, al menos no del todo. Nuevamente la humana debería estar maquinando, Averno se imagina dentro de su retorcida cabeza lo que la humana podría pensar respecto a esto que le acababa de suceder, algo nuevo que no conocía, lo acaba de experimentar, la gracia de existir se encuentra en ello, en descubrir, aprender, dominar y aplicar a placer todo el conocimiento y sentir adquirido, ¿sabría la humana hacerlo bien?

Por su parte Averno le enseñaría que la noche no terminaba ya, debía demostrarle aquella facilidad humana que las hembras poseen, el ser multiorgasmicas, no, no es un don que Dios les dio para que puedan gozar mejor su sexualidad que el macho humano, no, para nada. Se trata simplemente de un seguro para la naturaleza, para su perduración y reproducción, la hembra humana biológicamente se encuentra capacitada para entablar distintos encuentros sexuales-reproductivos, ciertamente la razón y la sociedad moderna han aplastado con dureza esta realidad natural innegable, incluso la misma iglesia lo hace por motivos chabacanos como todos los que tiene en diferentes aspectos. El vampiro entonces enseñaría también esta maravilla desconocida de su anatomía para la humana, las causas y situaciones en las que la humana a futuro aplique este conocimiento probablemente dependan un 99% del vampiro, pero ese 1% siempre estaría dispuesto a plenitud para ella y no se lo negaría siempre y cuando no vaya contra algún aspecto de la voluntad de él - ¿Satisfecha, agotada? ¿Adolorida? ¿Informada? No afirme la espalda al colchón, no relaje su gesto, no afloje los hombros, le aconsejo usar toda su energía en mantenerse firme, la noche aún no a culminado - Susurró lo último con un tono traicionero innegable. Ella sabía ya que el vampiro no jugaba, siempre iba enserio, entonces así manipuló a placer a la humana sin dudarlo ni un poco, retiró el falo de su chorreante interior notando como las sabanas se humedecían de forma vulgar y casi grotesca, a él esto no le afectaba en lo mínimo para mal, sino todo lo contrario. Una vez volteó a la humana de tal manera que esta tuviera que sostener su cuerpo con las palmas, elevó el trasero de esta hacia arriba y pegó la pelvis contra este - ¿Cuántas horas paso en vela durante estos días? Imaginando esta noche, creando en su mente nuestras figuras chocando, ¿por qué no escapó? ¿Acaso en silencio en el fondo aspiraba conseguir el placer de hace instantes? Estoy seguro que pensó demasiado, dudo mucho más, pero aún así la realidad le resultó mucho más impactante que - Entonces el falo una vez más perpetro el orificio vaginal - Sus fantasías de miedo y curiosidad - Quizás en este momento estaba abusando de su debilidad y de su siquis, pero esto resultaba ser algo inevitable para Averno, esto era parte de su esencia más intima y gustosa, esa que a duras penas se mantiene a flote por encima de las mil y un realidades que a pasado durante su existir cosmopolita. Excelente forma de dominar y de mostrarle con soberbia a la humana la realidad de las cosas, Averno mandaba constantemente de forma subliminal diversos mensajes y mandatos tácitos, se encargó de preparar coludido con los miedos e incertidumbres ajenos el impacto eterno que esto tendría en el futuro de la humana, se trataba solo de minutos, quizás poco más de una hora, pero la carga emocional, sexual y física del evento sobraban para ello - Recuerde, firmeza, si usted para será exclusiva su responsabilidad, aunque esté casi inconsciente yo no me detendré hasta que experimente de vuelta y aprenda de ello algo nuevo, sí, justo después de lo anterior, ¿agradece estar viva ahora? - Se carcajeó el vampiro mientras su cadera chocaba con rudeza contra el cuerpo ajeno, Averno se centraba en mezclar los sonidos atmosféricos con los gemidos emitidos por la humana, los golpes secos de ambos cuerpos generados entre sí por la física y la cama de madera que se remecía constantemente por culpa del vampiro.
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Mensaje por Doreen Jussieu Dom Nov 02, 2014 9:12 pm

— "¿Eso es un orgasmo?" — . Se preguntó repetidas veces. Su clítoris temblaba. Ella podía sentirlo. Lo más extraño de descubrir la sexualidad, era darse cuenta que no conocía casi nada su cuerpo, sino es que nada. Sabía que tenía dos piernas, dos brazos, caderas, cintura, pechos, cabeza (con todo lo que conllevaba), pero desconocía mucho de su ser, de su figura. Nunca antes había llegado a tocar - ni siquiera para explorar - su vagina, sólo para su higiene personal. La idea de tener sus pezones endurecidos no precisamente por el frío o un golpe imprudente la llegaba a marear. ¿Estaba haciendo mal al disfrutar? Una parte de ella le decía que sí, mientras la otra se negaba a aceptarlo. ¿Por qué algo tan delicioso era mal visto o penado? Por un momento creyó en todo lo que él le  había dicho: que Dios no existía. Y no sólo eso, que de existir, sería un ser verdaderamente egoísta. El sexo simplemente lo relacionaba con la creación de un nuevo ser; la reproducción, la descendencia. Para ella su propósito no era aprender, o disfrutar cómo cualquier libertino, sino más bien un acto concedido para poder mantener la especie. Quizás sus enseñanzas estaban mal enfocadas. La idea se le estaba sembrando. La semilla del vampiro crecía con rapidez. Daba frutos de forma exagerada. Estaba sorprendida, acongojada.

Se llevó una mano a la frente. Movió sus cabellos con lentitud, los sentía pegados a su cuerpo. Nunca antes había sudado tanto, ni siquiera cuando corrió lejos de casa al escapar.

A lo lejos podía escucharlo. La voz grave y masculina retumbaba en su interior. Muchísimas veces deseó poder olvidarse del mundo con alguien, ser y vivir para ese a quien podría amar, pero la vida cómo siempre daba mil vueltas, y por esa razón el mundo había desaparecido y se centraba todo simplemente a él. Su vampiro, su verdugo, su dueño, su patrono. La criatura había cambiado la religión de la rubia sin pedir permiso. Lo había hecho en un abrir y cerrar de ojos. ¿Tan débil había sido? No, eso no lo creía. Dentro de ella existían aún pequeñas llamaradas de fuego que se negaban a apagarse. Su corazón siempre amoroso se escondió custodiado entre paredes de huevo que no podrían dejar pasar al vampiro. Porque quizás su mente la llegaría a controlar, pero no aquello que resumía lo que era ella. Doreen había encontrado el momento perfecto para suprimir alguno que otro deseo. Se le quebraron los anhelos por encontrar a alguien para poder amar, pero seguía creyendo que podía hacerlo en sus sueños, en silenciosos cansinos y dolorosos.

Eso se sintió demasiado bien — Confesó con la voz entrecortada, porque la agitación de su cuerpo y su respiración no cesaban. Era consciente que seguía viva, y también que no experimentaba dolor. Se sentía pesada, mareada, y aún muy sensible. Todo gracias al sexo y la perdida de sangre. Ella estaba segura que de tocarle su intimidad, volvería a reaccionar, pero no se sentía con fuerza para resistir demasiado.

Sintió las piernas temblar, pero lo que le hizo abrir los ojos de golpe fue la sensación de abandono, el gran vacío que sintió. Las piernas de la chica sintieron su propia calidez, su humedad. Recordar el porqué de aquello la hizo respirar por un momento. Averno tenía una gran habilidad, manejaba su cuerpo con total facilidad, y ella estaba segura que no precisaba el hecho de tener la fuerza de un sobrenatural. Para nada. Era una criatura con experiencia, y ella podía asegurar que con sólo una mirada había estudiado su cuerpo, sus proporciones, y por eso sabía cómo moverla con gran agilidad. Eso la intimidó un poco más. Tenía mucho que aprender. ¿De verdad deseaba hacerlo?

El temblor de sus piernas había disminuido por la nueva posición que ahora tenía. Si la vergüenza le había parecido al tope, el vaso se había llenado y desbordado. Le estaba viendo el trasero ¡Que gran escándalo! Podía sentir aquel endurecimiento cerca de ella, y cómo chocaba contra su zona intimida con soberbia. La criatura era imponente, sin duda. Había tenido la oportunidad de conocer a un par de vampiros más, pero ninguno se le comparaba. Averno era alto, corpulento, pero fuera de eso, era una criatura pensante, que dominaba la razón, sus sentidos y no se dejaba dominar. Le envidiaba sin duda esa imagen y careta de frialdad. Si ella careciera de tanto sentimentalismo, seguramente la vida le habría dado mejores respuestas, y no estaría llorando porque un desconocido se apropiara de ella y la desvirgara. Sería tan descarada que lo disfrutaría, incluso suplicaría por más. ¿Y si aprendía a ser eso? ¿Podría? La respuesta en automático era no. Doreen nunca cambiaría la esencia que daba energía a su interior, y por lo consiguiente, a su vida.

¡Mi señor! — La fuerza apareció en ese momento, se volvió un reclamo, un gemido, la sensación de ser invadida de nuevo. La llenó y ella no pudo evitar que su sensibilidad le enviara destellos, corrientes placenteras por cada rincón de su figura. Sus brazos se doblaron por un momento, por poco su rostro choca contra el colchón con sabanas blanquecinas, pero pudo sostenerse. Por un momento una parte nueva de ella apareció, se hizo presente, se descubrió. El orgullo formaba parte de todos, de cada uno de los seres humanos, y mucho más en aquellas criaturas de la noche. Ella se estaba descubriendo orgullosa, porque en su interior las ganas abismales de demostrarle que no era debilidad aparecieron. Se mordió con fuerza su labio inferior, y con eso despertó un poco más sus sentidos. — Lo único en lo que pensaba era en mantenerlos vivos — Una oración corta, sencilla, para cualquiera fácil de pronunciar, pero que se volvió lenta, inmensa, y que llegaba a sentir en cada parte de su ser. Doreen estaba sorprendida, se sentía incluso emocionada por conocer más su cuerpo. Ahora era de él, ella le pertenecía a la criatura, pero dependía de ella el pasar su tiempo restante de vida en medio del dolor, o aprovechando cada segundo, cada instante. ¿Sería capaz de sobrellevar aquello?

Dejó caer la cabeza. No podía sostenerla demasiado. Se sentía entumecida en algunas zonas. Sin contar que intentaba mantener su cuerpo firme. La joven abrió los ojos con torpeza echando un vistazo a las sabanas. Notó la humedad de su orgasmo, pero lo que la tensó fue la sangre. ¿Así era perder la virginidad? Pensaba que su sangrado no había sido demasiado, ¡estaba equivocada! Había una gran mancha roja. La fuerza del vampiro al invadirla hizo de las suyas, y era claro que no sería un sangrado común, menos uno normal. ¡El dejaba su marca! ¡Lo hacía a su manera! Averno no sólo era su actual nombre, sino su nueva forma de vida. ¿Tenía sentido? Probablemente no, pero poco importaba aquello. Todo sería él, nada más que él. Se había rendido y por eso se daba cuenta que su último suspiro lo daría a su lado, o provocada por las ajenas manos.

El susto de la sangre le hizo reaccionar para sobrevivir, se aferró a las sabanas y trató de impulsar su cuerpo hacía el frente para poder alejarse. Un error grave porque podía sentir las firmes manos aferrarse, y la pelvis ajena darle una estocada más fuerte. Gritó de placer. ¡Era placer! No podía negarlo.

Mi señor — El temblor en todo su ser aumentaba — Por favor, no siga, la energía abandona mi cuerpo, terminaré por perder la razón, los sentidos… Le suplico… Mañana podríamos seguir, déjeme descansar. — ¿Estaba implorando? ¿Le estaba diciendo que podría disponer después de ella? Si, si, ¡a cualquier pregunta sí! El deseo de seguir de "pie", el anhelo de no terminar sin razón y poder demostrarle que era fuerte, la estaban desesperando. La pobre rubia sentía que en cualquier momento todo se volvería una visión oscura, que el sueño la abrazaría, el cansancio la sepultaría y un desmayo aparecería. ¡Podía resistir un poco más! Se lo dijo, se lo repitió un par de veces más.

Averno… — Susurró con suavidad. Inclinó un poco más la cadera. Su figura estaba expuesta. Él podría apreciar bien sus curvas, sus proporciones. Para ahorrar energía, recargó su pecho y cabeza sobre el colchón. Con las manos recargada en el colchón se impulsó un par de veces. Su cuerpo se meneaba de adelante hacía atrás. De esa forma cedía con torpeza a ser invadida, penetrada por segunda vez. ¿Qué más le quedaba? Nada, la verdad. Se congeló por un momento, la respiración se le frenó. No podía entrar a sus pulmones el aire. El peso de su cuerpo cayó un poco más, por un momento creyó que se iba dejar caer, que no iba a levantarse, y se dio cuenta que las palabras del vampiro eran más que ciertas, porque el no paraba, él seguía en su labor. Se retorció de cansancio, y de nuevo de placer. Increíblemente la chica comenzó a jadear. Los gemidos eran la música de fondo, el ambiente de placer. El cuerpo comenzó a adormecerse, y sintió hormigueo en el rostro. Separó los labios, pero antes los relamió — ¿Y si desmayo seguirá? — La idea de seguir usada por el antojo de alguien, sin si quiera tener consciencia de sí misma la perturbaba. Seguía luchando, necesitaba poder resistir un poco más.

¿Y si se desmayaba, en las tinieblas vería su rostro, escucharía su sonrisa burlona? Seguramente, incluso en medio de la tranquilidad y entre sueños é estaría.
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Mensaje por Averno Sáb Nov 15, 2014 6:00 pm


Lo que la humana no sabía o al menos parecía ignorar del todo era de que una suplica solo significaba que al vampiro se le generaran más ganas de continuar con aquello, no necesariamente por darle la contra al 100% pero si algo tenía que ver con eso, iba más por anteponer su deseo y decisión ante los anhelos y necesidades ajenas, un rasgo que había nacido en su infancia destruida aunque claro él no sea consiente de esto. Y por si fuera poco tenía que demostrarle a la humana lo extrema que sería su vida a partir de ahora, aquella rutina aburrida que le estaba llevando a la depresión y quizás también a la locura sería cortada de golpe y para el resto de sus días, la humana si no pensaba que algo fuerte estaba por suceder poco a poco empezaría a cambiar de parecer, no solo por la perdida de su virginidad o por desmayarse en medio del acto sexual, poco a poco el vampiro colocaría cada peldaño para que ella a ciegas avance, por un camino trazado perfectamente y a la medida solo para ella, un privilegio de vida que no muchas mujeres han de poseer en todos estos años de existencia de la raza humana, pero en fin, todo aquello que se encuentra guardado esperando explotarle en la cara será reservado por el vampiro con sumo recelo, como si se tratara de un poder absoluto o una reliquia divina para un sacerdote. Averno podía notar fácilmente el estado alterado de muchacha, aquella aparente tranquilidad que en realidad estaba haciendo tan solo bombear a su corazón a mil por hora debido a la exigencia física, Averno estaba empezando a dudar respecto al delicado cuerpo de la humana, no sobre sí él bebió demás o está siendo demasiado exigente, un claro signo de que creencia en su propia perfección - Despierte madame, ¿nunca le han dicho que cerrar los ojos puede resultar peligroso en algunas ocasiones? Quién sabe y esta sea una de ellas - Se carcajeó con soltura sin detener ni un poco el ritmo decidido e implacable de embestidas que estaba otorgando a la muchachita, el vampiro estiró el brazo para tomar los cabellos de la rubia y atrae su cuello hacia atrás, aunque agachar la cabeza al piso o hacia donde fuera que se este mientras se es tomado es un claro signo de resignación y sumisión, Averno buscaba notar las expresiones ajenas, ya sean de dolor, placer o fatiga, incluso todas juntas. De igual manera Averno no descartaba el erotismo en sus encuentros, por alguna extraña razón sujetar a la humana de esta manera le parecía algo bastante estimulante, para ambos, para que no se diga luego que él sea un ser completamente egoísta, después de todo esto que estaba realizando tenía una razón: Doreen. Y esta razón resultaban ser lo suficientemente fuerte como para continuar con lo planeado a pesar de los inconvenientes físicos de la humana, los cual claramente previó pero lastimosamente es incapaz de controlar del todo, por lo tanto vería esto como una prueba, ¿qué tan dura resultaría ser la pobre jovencita de esperanzas corroídas? Averno apuesta y juega hasta el final, no haría excepción.

Por eso estiró más los cabellos de la rubia que para su suerte se encontraban mojados lo cual por biología resulta en que puedan estirarse más de lo común, recuerda haber calculado en uno de sus tantos experimentos que el cabello húmedo humano podía estirarse hasta cincuenta porciento de su tamaño, algo fascinante sin duda pero a su vez pensó que inútil, la muerte le estaba demostrando ahora lo contrario - Siento su palpitar, ambos palpitares, a pesar de todo, ¿lo está gozando verdad? El morbo de caer tumbada por completo le esta atormentando pero a su vez se niega a ceder a su propia humanidad y prevalecer mediocremente consiente, ¿en su balanza para cuál lado se inclinara? No hable, solo piense, si aún puede hacerlo - No es que el sexo te vuelva retrasado, bueno, a algunos humanos sí, pero estaba seguro que a ella no le pasaría esto, lo decía puesto que la notaba más dormida que despierta a pesar de todo, pero su flama tenue y sus gemidos eran digna señal de su lucha casi heroica. Elevó de la suavidad a la humana para atraerla contra sí, tuvo que soltar sus cabellos, le mantuvo elevada, recostada contra el pecho propio mientras le embestía, pudo notar como sus brazos cayeron de golpe casi, aquellos músculos finos se habían rendido ante el vampiro y su accionar, literalmente estaba derrotando cada gramo de su ser y cada parte de su cuerpo, hasta deseaba hacer ceder a su garganta y que esta desgarrada le impidiera seguir gimiendo tan fuerte como hace ahora en términos generales, claro. Podrían calificar de cruel vampiro, pero él tan solo seguía transmitiendo su mensaje a su futura compañera, la cuál le otorgaría años de gustos y placeres, no solo carnales por supuesto ya que la mentalidad de Averno se encontraba más allá de esto, aunque es cierto que explotaría esta cualidad en la fémina por morbo a perturbarla más que por el placer en sí mismo, ¿extraño, verdad? Para él no. De un simple tirón y retrocediendo se llevó consigo a la humana hasta el borde de la cama, retiró el miembro de ella y le dejo caer pesadamente, la giró como un muñeco de trapo, sin consideración, que ella misma hiciera la fuerza suficiente para acomodarse de manera correcta el resto del cuerpo, si es que podía. Una vez más tomó las entrepiernas ajenas y la acercó a su miembro para penetrarla, el vello púbico del vampiro teñido con la sangre ajena volvió a juntarse con el cuerpo de la fémina, y así sucesivamente, adelante y atrás, se apoyó para ejercer presión en las piernas abiertas ajenas y tomó ambos pechos, casi clavando las yemas en la piel, estrujando de lado ambos, logrando que los pliegues de piel se doblaran, no le tomaba ningún esfuerzo lograr esto, no era pitoniso pero estaba seguro de que en cualquier momento la humana experimentaría el segundo y final orgasmo de la noche, no obstante esto no terminaría la noche para la humana, no del todo.
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