AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18]
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Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18]
Recuerdo del primer mensaje :
"Ella era un alma más o menos buena,
pero el mundo esta lleno de almas más o menos buenas y mira donde estamos."
pero el mundo esta lleno de almas más o menos buenas y mira donde estamos."
Nunca se daba gustos excéntricos, para nada. A pesar de tener grandes cantidades de dinero, las cuales podría derrochar sin siquiera sentir dolor, la joven cuidaba de sus riquezas, las repartía con los que creía lo merecían, y lo demás lo invertía. Con el tiempo había empezado a convertirse en una verdadera mujer de negocios. Había invertido una pequeña suma en propiedades, otro poco en joyería. Nunca creyó que su intelecto le fuera a dar para aquello. Acostumbrada a los regaños y limitaciones de su padre. Quizás por eso dudo; tarde de música. Eso era. Después de haber asistido al orfanato como cada tres veces a la semana, había decidido hacer algo inusual. Existían una perdida en su mirada, falta de reconocimiento de alguien que había prometido llegar para cuidarla y nunca volvió, sin embargo sabía que alguien volvería al anochecer, y por eso, en el trayecto del orfanato a su casa, la joven pudo escuchar la melodía de un par de violines que se sincronizaban, y entregaban la mejor música al unísono. Sin ni siquiera preguntar sus nombres, imprudente cómo siempre, y con poca preservación propia, los invitó a pasar al carruaje; los llevó a casa a tocar.
Las primeras canción habían hecho que todos los trabajadores sonrieran. Más de uno se sentó en la sala junto con Doreen a disfrutar de las delicadas melodías. Después de un rato, se fueron de uno por uno, y ella terminó por quedarse a disfrutar de la melancolía de las últimas piezas. Cuando los músicos terminaron, la joven los envió a las cocinas para que se alimentaran, ella se mantuvo un momento más en aquella sala, y después de un rato, antes de que el crepúsculo apareciera, avanzó hasta una habitación. Una sellada, alejada, resguardada, que llevaba dos años sin ser abierta. ¿Por qué lo hacía? No comprendía. Su cuerpo, sus piernas le guiaban al camino del recuerdo, del dolor, del alma, del mal. Porque la realidad es que su luz personal, esa que la hacía brillar se estaba esfumando. Desaparecía, estaba por no volver jamás.
Tardó unos momentos en girar el picaporte de la puerta. Sus dedos sentían quemar al tocarlo. Estaba confundida y al mismo tiempo clara. ¿Qué ocurría? Lo cierto es que por un momento dudó de su ser. Doreen estaba harta de ser cómo era, con esa maldita autoestima pisoteada, pero por ella misma, encima, le dolía sentirse con tan poco valor. ¿Por qué sentía fuerza y al mismo tiempo miedo? Tanta confusión la estaba poniendo mal. Al final se convenció, movió el gran cuadro de madera fino, lo empujó con la poca fuerza que poseía, y de un momento a otro ya se encontraba dentro de la gran habitación, encerrada, Notando los recuerdos, sus pasiones, lo que llegó a amar y ya no existía, pero sobretodo, lo que había dejado de lado en la búsqueda absurda de un amor, de una felicidad.
Doreen desmanteló algunos cuadros que ella había hecho. En ellos se encontraban los rostros de Mia, Milo, Darcy, y un par más de caídos en la guerra. Observarlos le estaba afectando un poco, pero comprendió que cada muerte le había otorgado una mejor vida, una que jamás imaginó llegar a tener. Envuelva en recuerdos, en emociones, y en algunas lagrimas que caían, se quedó dormida sobre una alfombra. Lo único que la hizo despertarse fue los pasos agitados de sus empleados a su alrededor, el frío de la noche había llegado, y con ella la oscuridad. Presurosa se puso de pie y salió de aquel lugar. Cuando varios de sus sirvientes la observaron parecía que la tranquilidad había llegado a su ojos. Su nana principal la regañó, y un par simplemente sonrió. Comprendió que habían temido lo peor, y simplemente los tranquilizo. No sólo eso, la rubia hizo algo que nadie esperó, y que muchos dudaron en aceptar.
- Por está noche deseo que todos vayan a sus casas, que busquen a su familia, que se diviertan lejos de aquí, que vivan su vida no porque dependan de la mía - Su voz era tranquila, no se encontraba nada alarmante en ella, sin embargo sólo la joven supo la verdadera razón. Su informo personal no tardaría en llegar. - Háganlo ya, no me iré a ningún lado, prometo mañana estar aquí, completa, no me iré a ningún lado - Era sincera ¿a dónde iba a ir? Sólo los tenía a ellos, a nadie más.
Tan sólo bastó una hora para que todos se marcharan, quizás a penas eran las nueve de la noche, un poco menos, un poco más. Los estaba resguardando de un mal, porque sí podía evitar otras muertes se sacrificaría sin chistar.
Doreen acompañó a sus sirvientes hasta las puertas con barrotes. Las cerró pero se aseguró de no colocar las cadenas y candados que comúnmente utilizaban. Se dio la vuelta y caminó hasta volver a la estructura de su mansión. La sintió vacía e insoportablemente fría, todo aquello sin la presencia de los que vigilaban sus pasos, sus sueños, sus alimentos. La chica encendió de forma cuidadosa y profesional una de las chimeneas, y caminó con lentitud hasta su habitación. Se aseguró de ajustar su corsé negro, al igual que todas sus prendas, y también se aseguró que sus cabellos se notaran perfectamente acomodados sobre sus hombros. Se veía hermosa, perfecta, y extrañamente en paz. Parecía una muñeca dispuesta a dar la mejor de las sonrisas, y a realizar la función para la que estaba destinada. Sin embargo una cosa es parecer, y otra de vedad añorar o querer. En sus ojos se notaba el dolor, el pesar, la expectación y el miedo.
¿Cuánto más tardaría en esperar? La criatura la dejaba inquieta. Dos días le había marcado, los dos días que ya habían transcurrido y esfumado. En su interior una pequeña llama de esperanza apareció, quizás la criatura lo había olvidado, quizás la había dejado libre, en paz.¿Libre? Si, Doreen había sentido que la apresaban desde ese primer encuentro, que su vida había pasado a ser de otro dueño, ya no suya, sino de él, de su propio Averno; pensamientos interrumpidos, el sonido de la puerta principal apareció. ¿Sería él o alguien más había vuelto? Se apresuró a salir de su habitación, a andar por los pasillos y terminar por bajar las escaleras, no vio nada, sin embargó se inquietó.
— ¿Averno? — Susurró con suavidad, rogando en su interior porque las llamas no volvieran a quemarle.
Las primeras canción habían hecho que todos los trabajadores sonrieran. Más de uno se sentó en la sala junto con Doreen a disfrutar de las delicadas melodías. Después de un rato, se fueron de uno por uno, y ella terminó por quedarse a disfrutar de la melancolía de las últimas piezas. Cuando los músicos terminaron, la joven los envió a las cocinas para que se alimentaran, ella se mantuvo un momento más en aquella sala, y después de un rato, antes de que el crepúsculo apareciera, avanzó hasta una habitación. Una sellada, alejada, resguardada, que llevaba dos años sin ser abierta. ¿Por qué lo hacía? No comprendía. Su cuerpo, sus piernas le guiaban al camino del recuerdo, del dolor, del alma, del mal. Porque la realidad es que su luz personal, esa que la hacía brillar se estaba esfumando. Desaparecía, estaba por no volver jamás.
Tardó unos momentos en girar el picaporte de la puerta. Sus dedos sentían quemar al tocarlo. Estaba confundida y al mismo tiempo clara. ¿Qué ocurría? Lo cierto es que por un momento dudó de su ser. Doreen estaba harta de ser cómo era, con esa maldita autoestima pisoteada, pero por ella misma, encima, le dolía sentirse con tan poco valor. ¿Por qué sentía fuerza y al mismo tiempo miedo? Tanta confusión la estaba poniendo mal. Al final se convenció, movió el gran cuadro de madera fino, lo empujó con la poca fuerza que poseía, y de un momento a otro ya se encontraba dentro de la gran habitación, encerrada, Notando los recuerdos, sus pasiones, lo que llegó a amar y ya no existía, pero sobretodo, lo que había dejado de lado en la búsqueda absurda de un amor, de una felicidad.
Doreen desmanteló algunos cuadros que ella había hecho. En ellos se encontraban los rostros de Mia, Milo, Darcy, y un par más de caídos en la guerra. Observarlos le estaba afectando un poco, pero comprendió que cada muerte le había otorgado una mejor vida, una que jamás imaginó llegar a tener. Envuelva en recuerdos, en emociones, y en algunas lagrimas que caían, se quedó dormida sobre una alfombra. Lo único que la hizo despertarse fue los pasos agitados de sus empleados a su alrededor, el frío de la noche había llegado, y con ella la oscuridad. Presurosa se puso de pie y salió de aquel lugar. Cuando varios de sus sirvientes la observaron parecía que la tranquilidad había llegado a su ojos. Su nana principal la regañó, y un par simplemente sonrió. Comprendió que habían temido lo peor, y simplemente los tranquilizo. No sólo eso, la rubia hizo algo que nadie esperó, y que muchos dudaron en aceptar.
- Por está noche deseo que todos vayan a sus casas, que busquen a su familia, que se diviertan lejos de aquí, que vivan su vida no porque dependan de la mía - Su voz era tranquila, no se encontraba nada alarmante en ella, sin embargo sólo la joven supo la verdadera razón. Su informo personal no tardaría en llegar. - Háganlo ya, no me iré a ningún lado, prometo mañana estar aquí, completa, no me iré a ningún lado - Era sincera ¿a dónde iba a ir? Sólo los tenía a ellos, a nadie más.
Tan sólo bastó una hora para que todos se marcharan, quizás a penas eran las nueve de la noche, un poco menos, un poco más. Los estaba resguardando de un mal, porque sí podía evitar otras muertes se sacrificaría sin chistar.
Doreen acompañó a sus sirvientes hasta las puertas con barrotes. Las cerró pero se aseguró de no colocar las cadenas y candados que comúnmente utilizaban. Se dio la vuelta y caminó hasta volver a la estructura de su mansión. La sintió vacía e insoportablemente fría, todo aquello sin la presencia de los que vigilaban sus pasos, sus sueños, sus alimentos. La chica encendió de forma cuidadosa y profesional una de las chimeneas, y caminó con lentitud hasta su habitación. Se aseguró de ajustar su corsé negro, al igual que todas sus prendas, y también se aseguró que sus cabellos se notaran perfectamente acomodados sobre sus hombros. Se veía hermosa, perfecta, y extrañamente en paz. Parecía una muñeca dispuesta a dar la mejor de las sonrisas, y a realizar la función para la que estaba destinada. Sin embargo una cosa es parecer, y otra de vedad añorar o querer. En sus ojos se notaba el dolor, el pesar, la expectación y el miedo.
¿Cuánto más tardaría en esperar? La criatura la dejaba inquieta. Dos días le había marcado, los dos días que ya habían transcurrido y esfumado. En su interior una pequeña llama de esperanza apareció, quizás la criatura lo había olvidado, quizás la había dejado libre, en paz.¿Libre? Si, Doreen había sentido que la apresaban desde ese primer encuentro, que su vida había pasado a ser de otro dueño, ya no suya, sino de él, de su propio Averno; pensamientos interrumpidos, el sonido de la puerta principal apareció. ¿Sería él o alguien más había vuelto? Se apresuró a salir de su habitación, a andar por los pasillos y terminar por bajar las escaleras, no vio nada, sin embargó se inquietó.
— ¿Averno? — Susurró con suavidad, rogando en su interior porque las llamas no volvieran a quemarle.
Última edición por Doreen Caracciolo el Sáb Sep 06, 2014 6:36 pm, editado 1 vez
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18]
¿Podía lograr sobrellevar la noche? No lo sabía, lo único concreto es que se encontraba cansada, demasiado, y que a pesar de eso, su cuerpo seguía respondiendo a un estimulo que hasta hace dos días no conocía, y en ese momento experimentaba y deseaba, y gozaba. Ella no podía mentir, quizás su dolor o su curiosidad, o quizás las dos cosas al mismo tiempo, le habían hecho llegar a eso. Aquello no era una violación, en parte había sido forzada a hacerlo, pero no por completo, porque Doreen también estaba cansada de aparentar, de privarse de vivir, de disfrutar, de gozar, y de querer desear de esa manera. Su consciencia le remordería más temprano que tarde, pero no importaba, porque estaba por fin viviendo, saliendo de ese miedo al que dirán. ¿Y si decían? ¡Claro que dirían! Sin embargo no tenían que decir sino lo sabían, sino se enteraban ¿Verdad? La maldita moral la estaba volviendo loca, lo cual no era raro. Una parte de ella también había cogido valor, y ganas de seguir así, de tomar las ganas para hacer y dejarse hacer, experimentar y gozar lo que estaba viviendo y se había estado privando.
La rubia se estaba auto convenciendo que no estaba actuando mal, y que era mejor experimentar a morir sólo con dolores y privaciones. Estaba siendo afortunada ¿Verdad? Oportunidades así no debía desaprovecharlas, ¿Verdad? Sus pensamientos le causaron tristeza, estaba cambiando ¡Se estaba volviendo loca! Ya no era ella.
Aquello estaba encaminándola a una nueva vida, o quizás no, quizás estaba empezando a vivir de verdad. Él la estaba haciendo sentir viva, quizás de forma negativa, dura, cruel, cruda y triste, pero la llevaba a la realidad, a lo que verdaderamente necesitaba experimentar. Ella a pesar del cansancio estaba conociendo todo su cuerpo. Cada parte, incluso estaba disfrutando del descubrimiento de las temperaturas que variaban según su movimiento, el acto sexual. Sonrió, seguramente habría sido apenas perceptible aquel hecho, pero lo hizo de todas maneras. Sus comisuras apenas pudieron curvarse, porque incluso los gestos de su cara le generaban derrochar energía que ya estaba perdiendo con demasiada rapidez. Su sonrisa dejaba en claro la felicidad del conocimiento que estaba adquiriendo propiamente, con la ayuda de él, claro. Se dio cuenta que era nulo lo que sabía de ella. ¿Era malo o bueno entonces aquel encuentro y acto? Que confusión.
¿Por qué Averno la confundía tanto? ¿Por qué la hacía romper barreras que resultaban antes ser pensamientos? Quizás sus enseñanzas no habían sido tan firmes, tan estables, tan solventadas cómo ella pensaba, o quizás sí, pero se trataba de un bajo instinto de supervivencia que no dejaba otra cosa más que renovar lo que se veía, se creía, y se aprendía. Se mordió el labio inferior. Su cuerpo tembló con fuerza, y ella se vio presa de nuevas sacudidas. Su respiración se entrecortó aún más, y no gimió, esta vez gritó con fuerza presa del placer, el cansancio, y el dolor que estaba experimentando, uno irracional, dado que venía de una fuerza exigida por culpa de las ganas de seguir en pie de guerra. ¿Moriría en medio del placer? ¿Eso era posible? Quiso llorar, pero eso la apagaría aún más.
— Uhmmm… — El grito le privó demasiado de muchas cosas, por ejemplo, de ganas de gemir, aunque su cuerpo estaba gimiendo por dentro, destrozándose de placer, abrazándose al momento, y deseando que esas sensaciones no terminaran. No tenía ganas, no deseaba que ese momento se interrumpiera, le encantaba. Aquel miembro parecía la pieza perfecta que estaba buscando para su cuerpo, una observación natural que se alejaba del sentimentalismo, del amor deseado que ya no buscaba, aquello era carnal, lo más real que había experimentado y deseado. ¿Por eso el mundo estaba dominado por la lujuria? Lo entendía en ese momento. El placer era un arma poderosa.
— Averno… — Saboreó cada letra, cada palabra — ¿Por qué…? — ¿Por qué el placer? ¿Por qué el castigo? ¿O se trataba de un premio? Abrió los ojos como pudo, capturó su mirada, y se dio cuenta que el vampiro disfrutaba tanto de hacer con ella lo que quería. Sus piernas se sentían tan ligeras, su abdomen le dolía al igual que su pecho. Sus senos se sentía consentidos, atendidos, y la mezcla entre el frío de la mano, y el placer que le otorgaba los hacían rendirse ante él. ¿Y sí ese era su destino? Quizás lo fuera, quizás Doreen había nacido para caminar a ciegas y llegar hacía él. Estaba viviendo ya lo que de verdad correspondía. Lo disfrutaba y al mismo tiempo lo odiaba. Vaya porquería, vaya doble moral que se estaba cargando. Intentó estirar una mano, poder señalarlo, poder dejarle en claro que seguía creyendo era un abusivo, uno que la complacía, y la destrozaba al mismo tiempo, no pudo, se mantuvo firme, recostada, actuando cómo una verdadera muñeca que solamente se podía manejar con alguien más y no por ella misma.
Su cuerpo tembló, y ya no fue de forma ligera. Sintió cómo sus caderas iban de un momento a otro de derecha a izquierda, y cómo su espalda se arqueó. Por un momento la energía, la poca energía que tenía la hizo sentir despierta por completo, pero sólo fue para que ella notara por completo el orgasmo que había tocado a su cuerpo. Sus manos se movieron con fuerza y Doreen se sostuvo la cabeza cómo pudo impidiendo que se moviera. Se había mareado por lo acontecido. Su intimidad se contrajo, y su clítoris se endureció. Aquel segundo punto máximo de placer fue incluso más intenso, porque incluso ella misma podía imaginar cómo el liquido cristalino mojaba el miembro, y también hacía un pequeño charco absorbido por las sabanas. Separó los labios buscando que el aire entrara con más fuerza, sus pulmones se habían cerrado y ella juró que su corazón dejó de bombear por un momento. La jovencita creyó que moriría. Que su vida culminaría, y que el infierno en realidad era el paraíso. Que delicioso era morir, delicioso, placentero, y adictivo. Quería más sin duda, deseaba seguir en esa parte alta de la escala del placer, pero no podía, no pudo, y así cómo subió, tenía que dejarse caer. La energía se volvió a desaparecer.
— Uhmm — Y después del orgasmo, después del gemido, del grito, y la exaltación. La joven dejó salir sonidos claros, aquello lo había disfrutado, y tanto fue el disfrute que ahora los sonidos poco entendible que hacía eran de mera satisfacción. La burbuja del placer se había roto, ahora simplemente deseaba descansar, sin embargo se encontraba consiente de algo: él no le dejaría llegar a ello con tanta facilidad. Con los párpados pesados y casi con las ganas inmensas de que no volvieran a abrirse, la jovencita lo hizo, dejó que el color claro de sus ojos volviera a aparecer. Examinó el rostro del vampiro, y disfrutó de la visión que tenía enfrente. La criatura seguía teniendo la camisa encima. — ¿Podría quitarse la camisa? — Una petición fuera de lo normal, atrevida. ¡Digna de una cualquiera! Pero lo cierto es que no era por un deseo completamente sexual. Doreen deseaba apreciar a su verdugo. El deseo ferviente de pintar había aparecido, su amo, le había renovado esas ganas de trazar en un lienzo.
El pecado se había hecho carne, y su carne palpitaba deseosa y cansada. ¿Cuántas noches tendría iguales a esa? ¿Y que pasaría con su perdida de sangre? Le daba miedo ese detalle, pero seguía viva, no se había muerto, ¿por qué la dejaba seguir respirando? El vampiro terminaría por volverla loca, sino es que ya lo estaba. Si, ya lo estaba, y su demencia tenía un nombre, el de él, el nombre de Averno.
— Por un momento creí que la muerte me abrazaba y me llevaba a su lado, que mi cuerpo se quedaría aquí, caliente, dispuesto para saciar lo que le faltara de mi carne — Si, había completado varias frases seguidas, ni ella misma comprendió cómo tuvo la capacidad física y mental para hacerlo, pero lo había hecho. Por un momento Doreen se sintió más que fuerte: invencible. Quiso decir tantas cosas de corrido, pero debía tenerse consideración, debía calmar sus ansias, sus deseos de saber, de conocer, de experimentar un futuro que no gozaría sino saboreaba su presente, ese pesado y cansino presente — Usted me eligió… — Si, él lo había hecho, y ella era la privilegiada, no por el maltrato que experimentaba, sino por la fortuna de comenzar a conocer no sólo sus corazonadas, sino también su cuerpo, los rincones que se estaban marchitando porque no sabía conocido con anterioridad. — Gracias — No estaba siendo irónica, y sarcástica menos, ella nunca lo había sido en su vida. — Me sentí viva en medio del tormento ¿Eso está mal? — De nuevo cuestionándose lo bueno y lo malo. Ella era así, esa era su naturaleza, no cambiaría de la noche a la mañana, no podía, no podría, y su corazón aún soñaba y anhelaba por un final digno, amoroso, lleno de aquello que siempre buscó.
— ¿Alguna vez soñó con algo? Es decir, ¿lo pensó, lo deseó? — Lo cierto es que estaba desvariando un poco, pero en medio del cansancio, los pensamientos confusos y un corazón en pausa, las preguntas le interesaban — ¿Estoy cumpliendo alguno de ellos? — No se creía con la capacidad de hacer algo que el hubiera querido, ella ni siquiera tiene ni el diez por ciento de la vida que él, pero era verdad, quizás saber, si él le dijera algo, ella podría actuar de mejor manera, podría tenerlo contento, hacer mejor el papel de esclava ¿Lo era? Frunció el ceño, escapar de casa para ser atrapada por las garras de un vampiro jamás había sido su plan de vida. Era una muñeca de trapo, porque ni siquiera podía presumir de ser tan frágil y fina cómo la porcelana, ella no se rompía, era resistente, estaba siendo el juguete temporal y cualquiera de una criatura que jamás la querría, pero que abusaría de ella para su beneficio.
Doreen dejó caer sus piernas, mismas que ya no se afianzaban en la cintura del vampiro. Sintió el vacío que le dolió, se sentía insignificante sin tenerlo en complemento. Cómo pudo ladeó su cuerpo y sus manos se juntaron, su cabeza descansó en las mismas y cerró los ojos. Se sentía cansada, y el negro que sus párpados producían en su mirada se eliminaba, incluso en medio de ese impedimento de visión, podía verlo.
La rubia se estaba auto convenciendo que no estaba actuando mal, y que era mejor experimentar a morir sólo con dolores y privaciones. Estaba siendo afortunada ¿Verdad? Oportunidades así no debía desaprovecharlas, ¿Verdad? Sus pensamientos le causaron tristeza, estaba cambiando ¡Se estaba volviendo loca! Ya no era ella.
Aquello estaba encaminándola a una nueva vida, o quizás no, quizás estaba empezando a vivir de verdad. Él la estaba haciendo sentir viva, quizás de forma negativa, dura, cruel, cruda y triste, pero la llevaba a la realidad, a lo que verdaderamente necesitaba experimentar. Ella a pesar del cansancio estaba conociendo todo su cuerpo. Cada parte, incluso estaba disfrutando del descubrimiento de las temperaturas que variaban según su movimiento, el acto sexual. Sonrió, seguramente habría sido apenas perceptible aquel hecho, pero lo hizo de todas maneras. Sus comisuras apenas pudieron curvarse, porque incluso los gestos de su cara le generaban derrochar energía que ya estaba perdiendo con demasiada rapidez. Su sonrisa dejaba en claro la felicidad del conocimiento que estaba adquiriendo propiamente, con la ayuda de él, claro. Se dio cuenta que era nulo lo que sabía de ella. ¿Era malo o bueno entonces aquel encuentro y acto? Que confusión.
¿Por qué Averno la confundía tanto? ¿Por qué la hacía romper barreras que resultaban antes ser pensamientos? Quizás sus enseñanzas no habían sido tan firmes, tan estables, tan solventadas cómo ella pensaba, o quizás sí, pero se trataba de un bajo instinto de supervivencia que no dejaba otra cosa más que renovar lo que se veía, se creía, y se aprendía. Se mordió el labio inferior. Su cuerpo tembló con fuerza, y ella se vio presa de nuevas sacudidas. Su respiración se entrecortó aún más, y no gimió, esta vez gritó con fuerza presa del placer, el cansancio, y el dolor que estaba experimentando, uno irracional, dado que venía de una fuerza exigida por culpa de las ganas de seguir en pie de guerra. ¿Moriría en medio del placer? ¿Eso era posible? Quiso llorar, pero eso la apagaría aún más.
— Uhmmm… — El grito le privó demasiado de muchas cosas, por ejemplo, de ganas de gemir, aunque su cuerpo estaba gimiendo por dentro, destrozándose de placer, abrazándose al momento, y deseando que esas sensaciones no terminaran. No tenía ganas, no deseaba que ese momento se interrumpiera, le encantaba. Aquel miembro parecía la pieza perfecta que estaba buscando para su cuerpo, una observación natural que se alejaba del sentimentalismo, del amor deseado que ya no buscaba, aquello era carnal, lo más real que había experimentado y deseado. ¿Por eso el mundo estaba dominado por la lujuria? Lo entendía en ese momento. El placer era un arma poderosa.
— Averno… — Saboreó cada letra, cada palabra — ¿Por qué…? — ¿Por qué el placer? ¿Por qué el castigo? ¿O se trataba de un premio? Abrió los ojos como pudo, capturó su mirada, y se dio cuenta que el vampiro disfrutaba tanto de hacer con ella lo que quería. Sus piernas se sentían tan ligeras, su abdomen le dolía al igual que su pecho. Sus senos se sentía consentidos, atendidos, y la mezcla entre el frío de la mano, y el placer que le otorgaba los hacían rendirse ante él. ¿Y sí ese era su destino? Quizás lo fuera, quizás Doreen había nacido para caminar a ciegas y llegar hacía él. Estaba viviendo ya lo que de verdad correspondía. Lo disfrutaba y al mismo tiempo lo odiaba. Vaya porquería, vaya doble moral que se estaba cargando. Intentó estirar una mano, poder señalarlo, poder dejarle en claro que seguía creyendo era un abusivo, uno que la complacía, y la destrozaba al mismo tiempo, no pudo, se mantuvo firme, recostada, actuando cómo una verdadera muñeca que solamente se podía manejar con alguien más y no por ella misma.
Su cuerpo tembló, y ya no fue de forma ligera. Sintió cómo sus caderas iban de un momento a otro de derecha a izquierda, y cómo su espalda se arqueó. Por un momento la energía, la poca energía que tenía la hizo sentir despierta por completo, pero sólo fue para que ella notara por completo el orgasmo que había tocado a su cuerpo. Sus manos se movieron con fuerza y Doreen se sostuvo la cabeza cómo pudo impidiendo que se moviera. Se había mareado por lo acontecido. Su intimidad se contrajo, y su clítoris se endureció. Aquel segundo punto máximo de placer fue incluso más intenso, porque incluso ella misma podía imaginar cómo el liquido cristalino mojaba el miembro, y también hacía un pequeño charco absorbido por las sabanas. Separó los labios buscando que el aire entrara con más fuerza, sus pulmones se habían cerrado y ella juró que su corazón dejó de bombear por un momento. La jovencita creyó que moriría. Que su vida culminaría, y que el infierno en realidad era el paraíso. Que delicioso era morir, delicioso, placentero, y adictivo. Quería más sin duda, deseaba seguir en esa parte alta de la escala del placer, pero no podía, no pudo, y así cómo subió, tenía que dejarse caer. La energía se volvió a desaparecer.
— Uhmm — Y después del orgasmo, después del gemido, del grito, y la exaltación. La joven dejó salir sonidos claros, aquello lo había disfrutado, y tanto fue el disfrute que ahora los sonidos poco entendible que hacía eran de mera satisfacción. La burbuja del placer se había roto, ahora simplemente deseaba descansar, sin embargo se encontraba consiente de algo: él no le dejaría llegar a ello con tanta facilidad. Con los párpados pesados y casi con las ganas inmensas de que no volvieran a abrirse, la jovencita lo hizo, dejó que el color claro de sus ojos volviera a aparecer. Examinó el rostro del vampiro, y disfrutó de la visión que tenía enfrente. La criatura seguía teniendo la camisa encima. — ¿Podría quitarse la camisa? — Una petición fuera de lo normal, atrevida. ¡Digna de una cualquiera! Pero lo cierto es que no era por un deseo completamente sexual. Doreen deseaba apreciar a su verdugo. El deseo ferviente de pintar había aparecido, su amo, le había renovado esas ganas de trazar en un lienzo.
El pecado se había hecho carne, y su carne palpitaba deseosa y cansada. ¿Cuántas noches tendría iguales a esa? ¿Y que pasaría con su perdida de sangre? Le daba miedo ese detalle, pero seguía viva, no se había muerto, ¿por qué la dejaba seguir respirando? El vampiro terminaría por volverla loca, sino es que ya lo estaba. Si, ya lo estaba, y su demencia tenía un nombre, el de él, el nombre de Averno.
— Por un momento creí que la muerte me abrazaba y me llevaba a su lado, que mi cuerpo se quedaría aquí, caliente, dispuesto para saciar lo que le faltara de mi carne — Si, había completado varias frases seguidas, ni ella misma comprendió cómo tuvo la capacidad física y mental para hacerlo, pero lo había hecho. Por un momento Doreen se sintió más que fuerte: invencible. Quiso decir tantas cosas de corrido, pero debía tenerse consideración, debía calmar sus ansias, sus deseos de saber, de conocer, de experimentar un futuro que no gozaría sino saboreaba su presente, ese pesado y cansino presente — Usted me eligió… — Si, él lo había hecho, y ella era la privilegiada, no por el maltrato que experimentaba, sino por la fortuna de comenzar a conocer no sólo sus corazonadas, sino también su cuerpo, los rincones que se estaban marchitando porque no sabía conocido con anterioridad. — Gracias — No estaba siendo irónica, y sarcástica menos, ella nunca lo había sido en su vida. — Me sentí viva en medio del tormento ¿Eso está mal? — De nuevo cuestionándose lo bueno y lo malo. Ella era así, esa era su naturaleza, no cambiaría de la noche a la mañana, no podía, no podría, y su corazón aún soñaba y anhelaba por un final digno, amoroso, lleno de aquello que siempre buscó.
— ¿Alguna vez soñó con algo? Es decir, ¿lo pensó, lo deseó? — Lo cierto es que estaba desvariando un poco, pero en medio del cansancio, los pensamientos confusos y un corazón en pausa, las preguntas le interesaban — ¿Estoy cumpliendo alguno de ellos? — No se creía con la capacidad de hacer algo que el hubiera querido, ella ni siquiera tiene ni el diez por ciento de la vida que él, pero era verdad, quizás saber, si él le dijera algo, ella podría actuar de mejor manera, podría tenerlo contento, hacer mejor el papel de esclava ¿Lo era? Frunció el ceño, escapar de casa para ser atrapada por las garras de un vampiro jamás había sido su plan de vida. Era una muñeca de trapo, porque ni siquiera podía presumir de ser tan frágil y fina cómo la porcelana, ella no se rompía, era resistente, estaba siendo el juguete temporal y cualquiera de una criatura que jamás la querría, pero que abusaría de ella para su beneficio.
Doreen dejó caer sus piernas, mismas que ya no se afianzaban en la cintura del vampiro. Sintió el vacío que le dolió, se sentía insignificante sin tenerlo en complemento. Cómo pudo ladeó su cuerpo y sus manos se juntaron, su cabeza descansó en las mismas y cerró los ojos. Se sentía cansada, y el negro que sus párpados producían en su mirada se eliminaba, incluso en medio de ese impedimento de visión, podía verlo.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18]
Esta noche simplemente sería el comienzo, ¿de qué? Averno lo tenía planeado, sí, pero pequeñas variables aparecían, ¿lo normal no es cierto? Después de todo había tomado a la rubia por eso mismo, por ese carácter especial que de alguna manera para bien o para mal resaltaba del resto, por sus ideas quizás para él erráticas pero a la vez beneficiosas para su gusto, Averno no pretendía desperdiciar ni un solo rincón de ella. Tenías respuestas, claro que tenía respuestas no obstante le haría esperar evidentemente para que se desesperara un poco por la ansiedad, además de que le causa diversión a él pues de alguna manera u otra parecía estar tratando una niña que absorbía todo cuál esponja, ¿y no debería ser así? Después de todo él como un ancestral sujeto tenía demasiado que enseñar a una mocosa humana que recién empezaba a dejar los pañales viéndolo de esta manera. Al estar alejado por completo de la cama y sin dejar de observar lo que había causado sobre la ajena se retiró la camisa junto al resto de prendas quedando completamente desnudo, un cuerpo adulto mostraba el vampiro que no había sido convertido en juventud para su suerte pues no tendría esa elegancia que derrocha vestido o no. Tomó con total tranquilidad a la humana, como lo que es, su juguete. El peso muerto no fue problema para la fuerzasobrehumana del vil vampiro, acomodó el rostro de la rubia contra su pecho mientras que el brazo izquierdo tomaba la espalda y el derecho las piernas justo bajo las rodillas, avanzó por la decorada habitación de la fémina hasta llegar al cuarto de balo, empujó con la rodilla suavemente la puerta de madera que chirrió con suavidad ante la fuerza ejercida, observó la tina y luego a la humana - El placer es parte de la vida, ¿cómo podría no sentirse viva si experimenta lo que para usted debería procrear vida y a su vez lo que más placer le debe causar a su cuerpo? Algo que el amor y los buenos sentimientos por más que desee idealizarlo nunca generará - Colocó a la humana de tal manera que las plantas ajenas tocaran el suelo pero a la vez su cuerpo se apoyara sobre el propio para que simplemente no caíga al suelo como un saco de piedras. Estiró su largo brazo abriendo el caño de la tina para que el agua comenzará a brotar rápidamente, la deseaba llenar para poder colocar ambos cuerpos con comodidad dentro de esta, usualmente utiliza las tinas grandes para desangrar cuerpos pero en esta situación los fines resultarían menos....macabros quizás - Lastima que no esté acostumbrada a largas noches de placer, está aún muy agotada, quizás un baño relajante le ayude con esto y a estirar sus hombros que se ven algo tensos - Cerró el caño al notar que el agua estaba con un bue nivel ya, introdujo la palma dentro notando que estaba tibia, lo suficiente para que la rubia no tuviera escalofríos nefastos que acabaran causándole una hipotermia, que ridículo sería que tras tremenda hazaña muera en manos de una simple y estúpida influencia, pero quién sabe, si a sobrevivido la primera noche con el vampiro, ¿por qué no podría a un resfriado común? Es decir, está muy claro que lo más letal de ambos ya lo superó y con creces. El vampiro se carcajeó en silencio para después introducirse junto a la humana dentro de las aguas, dejo el cuerpo ajeno sobre el propio literalmente las piernas abiertas de la humana rodeaban la cadera del vampiro y los glúteos ajenos descasaban sobre la pelvis propia, le soltó finalmente la espalda y colocó ambos brazos en los bordes de la tina quedando en una posición muy cómoda y confianzuda - ¿Deseos, anhelos, metas? Puede que algún punto de mi vida tuviera algo parecido a lo que usted menciona. Pero la muerte se llevó consigo todo eso madame, apareció algo mejor que un anhelo, o una meta, incluso un deseo, consigo, la muerte - Aclaró - Otorgó la facultad de obtener, esa que te impide soñar, y fantasear como un bobo porque vas a estar demasiado tiempo ocupado realizando - Estiró todos los cabellos de la rubia hacia atrás - Ahora, ¿usted cumple? Sí, llevaba varios años de búsqueda por un ser digno, adecuado y prudente para seleccionar, Doreen Caracciolo es el resultado final, me costó un poco, admitiré, esta ciudad no fue demasiado generosa con sus opciones hasta el momento en el que por casualidad encontré este lugar y por consiguiente a la dueña que ya no es dueña - Lo último fue una clara sentencia sobre la joven, una sentencia que tan solo corroboraba la situación general de lo que sería su vida guiada bajo las cuerdas del vampiro. Pronto le daría una noticia importante a la joven, una que cambiaría su vida para siempre, estaba seguro que esta lo vería así pues se trataba de algo muy radical que de alguna manera causaría inquietud y seguramente un reclamo apagado por parte de la rubia que no tendría efecto en la decisión ya tomada por ella.
Le daría unos minutos más de tranquilidad aparente y vacía mientras su mente y cuerpo recuperaban la cordura referente a todo lo que había acabado de ocurrir, si bien Averno ve como indiferente la vida humana pues es corta y poco relevante a menos que la misma humanidad acepte el peaje de un ser, entiéndase una contribución de este para ellos para así recordarlos. ¿Algo ingratos los hombres, no? Así es esta especie, pero sin desviarse, comprendía también que cada efímero existir humano representaba una historia y que para cada humano literalmente resultaba su mejor historia y única historia relevante, el averno había impactado con fuerza dentro del cuento de hadas frustrado de tan linda y dulce señorita, ¿cómo explotar entonces de manera beneficiosa este vuelco literario tan dramático? Misma protagonista sin duda pero el autor original hace un tanto estaba siendo relevado por obligación, por no tener otra opción y sin recompensa alguna por su trabajo más allá que poder seguir observando y disfrutando del nuevo rumbo de esta obra. Si se le preguntaba al vampiro obviamente este cambio resultaba enteramente beneficioso para la protagonista, pues le estaba entregando un nuevo aire, nuevos ideales, distinto matiz y un futuro errático, divertido, peligroso pero satisfactorio. Con honestidad, ¿qué humano no gustaría vivir así de fuerte y profundo? La mayoría de sus vidas suelen ser aburridas, monótonas y parcas, o mueren incultos en las calles o en una cama, o quizás letrados y ancianos llenos de lujos, pero en teoría suele ser siempre lo mismo, se casan, fornican, reproducen, los afortunados quizás viajan y conocen una pisca mínima del mundo, ¿y entonces luego? Literalmente Doreen no pasaría por todo esto al pie de la letra, actividades diferentes tendría que soportar o gozar, un par de mencionadas también, claro está, pero lo experimentaría de manera distinta al resto, no de aquella forma común y corriente que Averno trataba de remarcar en su interior - Es hora de que lo sepa madame, dejará por fin este olvidado y cargado lugar, abandonará esta propiedad para nunca jamás volver, ¿una buena manera de echar a la basura todo aquello que no le sirve, no cree? De esta manera sus recuerdos, penas y pasadas creencias quedarán atrás en el olvido ingrato que posee el mundo. Claro, sé que me dirá que para usted siempre estarán presentes sus amigos sacrificados, ¿pero así será? ¿Jamás los olvidará? Veremos si la pena que le une a ellos no destroza ese vinculo casi enfermizo para usted - Sin titulo alguno profesional resultaba especialista según él en comprender la mente humana, y quizás de no ser así no le saldrían tan bien las cosas. Colocó sus dedos largos sobre el mentón de la rubia mirándole de forma posesiva - Haga lo que crea pertinente con estas tierras, le recomiendo algo que le traiga fortuna, dejar que simplemente mueran en el olvido sería un desperdicio - Su rostro cambió bastante pues hablaría un tema por el cual si aplicaría exigencia dura - Todos esos restos de su grupo que han quedado aún le son fiel, deben irse, no necesita mayor cuidado que el de mi palma, y yo necesito ojos vigilando mis movimientos, debe decirles que sigan con sus vidas, si desean dinero para largarse lejos puedo donarlo yo, tienen una semana para desaparecer de mi vista, he captado el aroma de cada uno y sus rostros, pasada la semana mataré a cada uno de ellos, mujeres, hombres, ancianos, adultos, jóvenes o niños, ¿me entendió? - Podía ser un comentario de loco no obstante en su rostro ahora simplemente reinaba una tranquilidad sobrenatural al tratar este tema final como consecuencia de desobedecer. Tenía un noventa porciento de seguridad en que todos estos seres desaparecerían de su vista, Doreen les deseaba demasiado el bien como para dejar que mueran a sus manos y haría hasta lo imposible para alejarlos, quizás alguno por ahí se resistiera a largarse pero no sería fallo de la humana, ni si quiera había pasado pero ya lo estaba viendo, pobre de algún tonto terco que osara desafiar esta ultima orden, la que sin duda hasta la fecha debe de resultar la más cruel y despiadada para la humana, pero esto era parte de Averno, una realidad que no pretendía esconder pues estaba orgulloso de esta, además tenía la humana que comprender del todo, cada ámbito, cada cara nueva y vieja del vampiro, cada punto de ficción y realidad, cada detalle y excentricidad, en ningún momento estaba indicando que le sería fácil, para nada - Solo porque se encuentra muy agotada reposará todo el resto de la noche aquí y el resto del día también, pero en cuanto el sol se esconda todas sus pertenencias relevantes deben encontrarse empacadas, llegaré preparado para poder transportarlas a su nuevo hogar, uno más digno y espacioso a pesar de que le faltan unas cuantas remodelaciones que estoy seguro usted encantada querrá realizar, tendrá permiso de hacer aquello - Podía catalogarse como un actividad machista, no obstante comprendía perfectamente la habilidad innata de las mujeres con esos detalles y temas sin importancia no solo para él si no también para la gran mayoría de seres en general. Ligeramente echó la cabeza hacia atrás relajando su gesto y su cuerpo por primera vez en toda la noche, sus objetivos para esta fecha ya estaban cumplidos, solo entonces podía darse tiempo para sí mismo, prueba evidente de su estricto ser.
Le daría unos minutos más de tranquilidad aparente y vacía mientras su mente y cuerpo recuperaban la cordura referente a todo lo que había acabado de ocurrir, si bien Averno ve como indiferente la vida humana pues es corta y poco relevante a menos que la misma humanidad acepte el peaje de un ser, entiéndase una contribución de este para ellos para así recordarlos. ¿Algo ingratos los hombres, no? Así es esta especie, pero sin desviarse, comprendía también que cada efímero existir humano representaba una historia y que para cada humano literalmente resultaba su mejor historia y única historia relevante, el averno había impactado con fuerza dentro del cuento de hadas frustrado de tan linda y dulce señorita, ¿cómo explotar entonces de manera beneficiosa este vuelco literario tan dramático? Misma protagonista sin duda pero el autor original hace un tanto estaba siendo relevado por obligación, por no tener otra opción y sin recompensa alguna por su trabajo más allá que poder seguir observando y disfrutando del nuevo rumbo de esta obra. Si se le preguntaba al vampiro obviamente este cambio resultaba enteramente beneficioso para la protagonista, pues le estaba entregando un nuevo aire, nuevos ideales, distinto matiz y un futuro errático, divertido, peligroso pero satisfactorio. Con honestidad, ¿qué humano no gustaría vivir así de fuerte y profundo? La mayoría de sus vidas suelen ser aburridas, monótonas y parcas, o mueren incultos en las calles o en una cama, o quizás letrados y ancianos llenos de lujos, pero en teoría suele ser siempre lo mismo, se casan, fornican, reproducen, los afortunados quizás viajan y conocen una pisca mínima del mundo, ¿y entonces luego? Literalmente Doreen no pasaría por todo esto al pie de la letra, actividades diferentes tendría que soportar o gozar, un par de mencionadas también, claro está, pero lo experimentaría de manera distinta al resto, no de aquella forma común y corriente que Averno trataba de remarcar en su interior - Es hora de que lo sepa madame, dejará por fin este olvidado y cargado lugar, abandonará esta propiedad para nunca jamás volver, ¿una buena manera de echar a la basura todo aquello que no le sirve, no cree? De esta manera sus recuerdos, penas y pasadas creencias quedarán atrás en el olvido ingrato que posee el mundo. Claro, sé que me dirá que para usted siempre estarán presentes sus amigos sacrificados, ¿pero así será? ¿Jamás los olvidará? Veremos si la pena que le une a ellos no destroza ese vinculo casi enfermizo para usted - Sin titulo alguno profesional resultaba especialista según él en comprender la mente humana, y quizás de no ser así no le saldrían tan bien las cosas. Colocó sus dedos largos sobre el mentón de la rubia mirándole de forma posesiva - Haga lo que crea pertinente con estas tierras, le recomiendo algo que le traiga fortuna, dejar que simplemente mueran en el olvido sería un desperdicio - Su rostro cambió bastante pues hablaría un tema por el cual si aplicaría exigencia dura - Todos esos restos de su grupo que han quedado aún le son fiel, deben irse, no necesita mayor cuidado que el de mi palma, y yo necesito ojos vigilando mis movimientos, debe decirles que sigan con sus vidas, si desean dinero para largarse lejos puedo donarlo yo, tienen una semana para desaparecer de mi vista, he captado el aroma de cada uno y sus rostros, pasada la semana mataré a cada uno de ellos, mujeres, hombres, ancianos, adultos, jóvenes o niños, ¿me entendió? - Podía ser un comentario de loco no obstante en su rostro ahora simplemente reinaba una tranquilidad sobrenatural al tratar este tema final como consecuencia de desobedecer. Tenía un noventa porciento de seguridad en que todos estos seres desaparecerían de su vista, Doreen les deseaba demasiado el bien como para dejar que mueran a sus manos y haría hasta lo imposible para alejarlos, quizás alguno por ahí se resistiera a largarse pero no sería fallo de la humana, ni si quiera había pasado pero ya lo estaba viendo, pobre de algún tonto terco que osara desafiar esta ultima orden, la que sin duda hasta la fecha debe de resultar la más cruel y despiadada para la humana, pero esto era parte de Averno, una realidad que no pretendía esconder pues estaba orgulloso de esta, además tenía la humana que comprender del todo, cada ámbito, cada cara nueva y vieja del vampiro, cada punto de ficción y realidad, cada detalle y excentricidad, en ningún momento estaba indicando que le sería fácil, para nada - Solo porque se encuentra muy agotada reposará todo el resto de la noche aquí y el resto del día también, pero en cuanto el sol se esconda todas sus pertenencias relevantes deben encontrarse empacadas, llegaré preparado para poder transportarlas a su nuevo hogar, uno más digno y espacioso a pesar de que le faltan unas cuantas remodelaciones que estoy seguro usted encantada querrá realizar, tendrá permiso de hacer aquello - Podía catalogarse como un actividad machista, no obstante comprendía perfectamente la habilidad innata de las mujeres con esos detalles y temas sin importancia no solo para él si no también para la gran mayoría de seres en general. Ligeramente echó la cabeza hacia atrás relajando su gesto y su cuerpo por primera vez en toda la noche, sus objetivos para esta fecha ya estaban cumplidos, solo entonces podía darse tiempo para sí mismo, prueba evidente de su estricto ser.
Averno- Vampiro Clase Alta
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Re: Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18]
El cansancio la tenía perdida. No se encontraba dormida, pero tampoco estaba en el mundo de los vivos prestando atención a todo. Se encontraba ensimismada, apartada, y escuchaba a lo lejos el sonido del aire golpear contra las ventanas. De vez en cuanto podía cantar a los grillos, y pudo escuchar como un lobo aullaba, lo cual la hizo temblar de miedo sobre los brazos del vampiro. Ella ni siquiera se había dado cuenta de cómo había pasado de la cama a la frialdad de aquellos brazos muertos y fornidos. Sintió el frío del hombre golpear su figura calienta y humedecida. Todo aquello gracias a los estragos que había tenido por la actividad sexual. Carraspeó, o eso intentó, pero no pudo. Movió los labios e incluso la lengua. Se sentía sedienta, pero era más su cansancio, las ganas infinitas de poder dormir y olvidarse de lo acontecido. Despertar al siguiente día le llamaba de esperanza, quizás aquella noche había sido una pesadilla, una que por supuesto había resultado complaciente, porque su cuerpo lo había disfrutado, no podía negarlo, sin embargo aún guardaba la esperanza, la fe. Esa que le impedía eliminar del todo sus sueños, de seguir abrazada al deseo de amar.
Respingó un poco al sentir los pies en el suelo. El frío del piso era más inquietante que del cuerpo ajeno. Sin duda la temperatura de su ajeno ya le resultaba familiar, y se sorprendió al notar que no le desagradaba del todo. Se regañó, se reprochó, y después intentó tomar dos bocanas de aire para poder tranquilizarse y seguir un poco más despierta. Estaba inquieta.
Doreen no se había percatado del todo a donde la había dirigido, y tampoco pudo comprender que hacían ahí. Estaba tan concentrada con mantenerse despierta que a duras penas pudo captar el chorro de agua que caía agrupándose en la tina. Su cuerpo fue el primero en comprender, y las sensaciones fueron enviadas a su cerebro. La jovencita dejaba todo su peso sobre el cuerpo ajeno, extrañamente se sentía segura entre sus brazos, pero después la realidad y el miedo la volvieron a invadir. ¿Qué pasaría si él quería ahogarla? Se removió un poco entre su regazo, pero se dio cuenta que sus piernas estaban firmemente colocadas alrededor de aquella cintura. Sus pechos chocaban contra el pecho ajeno. Tragó saliva. Con él todo era tan poco predecible, con él existía la incertidumbre, la curiosidad, y el miedo, aunque se destacaba más la curiosidad que despertaba en ella. La rubia estaba hambrienta de conocimiento, de un deseo ferviente por experimentar, el miedo se disminuía por el hambre de comprender y captar todo aquello que el le mostraba. Averno era un cumulo de situaciones, pensamientos y emociones que jamás se imaginó imaginar. Era un opuesto a sus deseos, a sus anhelos y sueños, pero se dio cuenta que también formaba parte de ellos. Era extraño, muy difícil de explicar.
El agua se dedicó no sólo a limpiar su cuerpo, tampoco se limitó a relajarlo. La ayudó a dejar fluir aflicciones, tristezas, y recuerdos que la estaban hundiendo. La joven suspiró, se dio cuenta que estaba tan apegada a su tristeza que se estaba olvidando de vivir, y gozar esas pequeñas cosas que a ella siempre la habían hecho feliz. Incluso había deseado morir, y ella no era una joven suicida. Su vida positiva, su forma de ser tan energética, blanca y esperanzada se había esfumado por la perdida, el abandono y la soledad. Se había escondido tanto en su propio mundo de penas que sintió lastima y asco por ella misma. Sollozó y pronto evitó seguirlo haciendo, no deseaba que él la regañara, no en ese momento. Discutir o intentar imponer sus ideas y sentimientos era gastar energía a lo tonto. Él tenía la verdad absoluta. Eso ya lo había comprendido.
— No lo sé, mi señor — Susurró con suavidad, muy lentamente, las palabras las arrastraba culpa el cansancio que experimentó por tanta actividad sexual; su primera. — Me refiero a que… No se encuentra del todo muerto ¿no lo cree? Aún experimenta más que simples sensaciones en el cuerpo, aún busca placer, y experimenta también aterrorizando y tomando a señoritas, eso por gusto propio, los gustos no se encuentra lejos de los anhelos, de los deseos ¿No lo cree? — Quizás estaba diciendo cosas sin sentido, pero Averno la tenía en esa bañera después de haberle quitado su virginidad, no sólo era por que eso se suponía debía de ser, sino también se trataba de un deseo propio. Ahora era suya porque eso era lo que deseaba ¿No era eso un deseo o anhelo? Claro que no de la misma manera que ella buscaba, pedía y deseaba, pero iban prácticamente encaminados a eso. ¿Él la entendería? Ella daba por sentado que sí. O al menos eso creía. Él era una criatura inteligente.
— ¿Tengo que abandonar del todo esta lugar? — La voz de la joven en ese momento no sólo sonaba lejana, ausente y cansada, ahora se le había agregado sentimientos de dolor, tristeza, anhelos y terror. ¿Por qué la criatura le hacía eso? ¿Tanto le gustaba verla sufrir? — ¿Usted me odia? ¿Por eso me lastima de esta manera? ¿Por eso busca quebrar más mi marchito corazón? ¿Qué le he hecho para que me haga esto? Desobedecí, es verdad pero intenté hacer las cosas lo mejor posible por usted — La voz de la joven comenzó a tomar pausas, comenzó a tartamudear, estaba claro que su figura temblaba a causa del dolor, la impotencia y el deseo de alejarse del cuerpo ajeno. No lo odiaba, ni siquiera por haberla hecho perder su virtud ante los ojos de ese Dios que anunciaba la iglesia, sin embargo empezaba a sentir cosas negativas por él, y todo gracias a que le quería arrebatar sus recuerdos, su pena, su luto; su pasado. Se dio cuenta entonces que en el momento de haberlo conocido había muerto una faceta de ella, una realidad ajena a ese momento. Se había adentrado a otro mundo. Su verdadera vida iba encaminada a él, o quizás guiada. Ella le pertenecía, y debía pertenecerle en todos los aspectos, por eso se la llevaba de ahí y le arrancaba el pasado.
Temblorosa guardó silencio. Sus manos se habían aferrado a las espaldas del hombre. Lo abrazaba con sentimientos encontrados. Por un lado le temía y deseaba huir, y por otro se sentía agradecida por la oportunidad que estaba él entregándole a su gente, a su familia. Esos sirvientes que le atendía. El abrazo se encaminaba a una especie de familiaridad. Se trataba de una jovencita rota con miedo a la incertidumbre, a lo que venía. Él podría ser ese joven que le brindaba consuelo, pero en realidad no lo estaba haciendo, simplemente le dedicaba advertencias y la encaminaba a la realidad. La vida de la joven ya no era ni siquiera de ella misma. Ahora todo era él, y por él, y si debía respirar también lo hacía para él y por él. Cerró los ojos con fuerza y escondió su rostro en la curvatura del cuello ajeno. No pudo resistir más, las lagrimas brotaron presa del dolor, del poco deseo que tenía de irse con él. Estaba consiente que no quedaba de otra. Esa dualidad interna la estaba volviendo loca. De nuevo quiso morir.
— No los mate, por favor — Se enjuagó las lagrimas con la misma agua, ¿por qué? Buscando que el liquido cristalino se llevaba sus penas. — Se lo suplico, yo haré lo que sea para que se vayan, buscaré entregarles el dinero suficiente, les daré instrucciones, y si alguno desea quedarse en París diré que no me busquen, pero no los asesine. Empacaré todas mis cosas como usted me ha mandado, poco o mucho de ellas, o quizás nada. Me desprendería de todo, para empezar de nuevo con usted, me vestiré como le agrade y haré lo que me pida, seré suya con el cuerpo y con el alma, y le entregaré mis pensamientos, todo, pero no les mate, se lo suplico — Lo pedía, y lo suplicaba, y en medio de la desesperación obligó a su cuerpo a moverse, era la ultima recolección de sus fuerzas. Su cadera ejercía fuerza y hacía que ambos sexos chocaran. ¿Podría usar el sexo como convencimiento? No sólo el sexo, el hecho de estar entregada a él, que les perdonara la vida. Que les diera un par de días, que les tuviera paciencia.
Doreen estaba siendo consciente de que le entregaría todo cuanto él quisiera, pero algo estaba claro, nunca mencionó que le entregaría su corazón, sus sentimientos, su amor. Estaba claro que no le entregaba lo más importante, de donde nacían sus fuerzas, lo que la hacía ser un ser de luz, al menos estaba haciendo su mayor esfuerzo. Lo hacía de corazón aunque no le entregara el mismo ¡Que gran contradicción!
— ¿Por favor? — Preguntó en medio de una suplica clara. Sacó el rostro de entre la curvatura del cuello ajeno para poder buscarle la mirada. Doreen echó la cabeza hacía atrás al notar la tranquilidad y la relajación del vampiro. Jamás lo imaginó de esa manera. Para ella la única careta y forma de ser que él podría adoptar se resumía a la dominación, al salvajismo, a la imposición. Verle de aquella forma suavizaba sus facciones. Fuera del miedo y la excitación se dedicó a contemplarlo en silencio. Él parecía tener los ojos cerrados, o al menos eso creía ella. Lo miró en medio de velas encendidas, en medio de la oscuridad. Se dio cuenta que poseía el cabello un tanto claro, no oscuro como en un principio lo creyó. La forma de sus ojos eran expresivas, pero en medio de las cejas tenía una zona arrugada. La joven acarició la zona sin medir la consecuencias, o sin creer que é pudiera apartar o no sus manos. Ella ahora le pertenecía, y él le pertenecía a ella, no de la misma forma pero se entendía. Deseaba reconocerlo un poco más y por eso las yema de sus dedos apreciaron cada rincón de su rostro; suspiró. Él vampiro tenía el labio inferior más grueso que el superior, y su nariz no era pequeña pero tampoco gruesa. Descubrió que su mentón estaba bien marcado al igual que lo siguiente, la mandíbula. Fuera de la mirada amenazadora, de criatura asesina, era un ser muy atractivo. A la altura del vientre sintió un cosquilleó, se reprendió.
— No comprendo que haré bajo su deseo, ni tampoco que querrá de mi todo el tiempo, no sé si va a castigarme o a obligarme a hacer aquello que no quiero, no sé tantas cosas que me hacen sentir curiosidad y medio, sin embargo debo reconocer un par de cosas — Le miraba, sus miradas ya habían chocado, y por primera vez se plantó un poco más segura, sosteniendo su mirada. Se notaba sonrojada y hermosa. Se notaba vulnerable y al mismo tiempo fuerte y soñadora. En sus ojos el brillo de la esperanza apareció. — Cuando no parece a punto de arrancar mi garganta, puedo sentirme segura con usted… ¿Estoy mal? — Estaba más que segura que él la reclamaría en muchos aspectos, y cuando considerara que la joven se había mal portado, le castigaría sin miramientos. ¿Disfrutaría los castigos? Por que esos que le había ofrecido aunque le habían causado vergüenza y cierta humillación, lo cierto es que lo había gozado.
— Lo estoy apreciando — Y no por un tema amoroso, por un sentimiento, estaba valorando a la criatura de enfrente, porque a pesar de todo le estaba otorgado seguridad, un techo, y protección. — Si caigo en usted, en Averno, entonces nada podrá dañarme, estaré protegida y segura, su palma me dará protección y placer — Se atrevió a tomar la mano del vampiro, la alzó frente a sus ojos y le dio un beso casto — Pero también me castigará con la misma y yo padeceré. De hoy en adelante soy para usted — Y buscaba tener también la suerte de ser bendecida por acepta la penitencia que se le había enviado. Buscaba poder hacer que perdonara sus errores y otorgarles así el tiempo correcto para que los suyos ese escaparan y desaparecieran ante la vista y el olor de un ser que si sentenciaba, realizaba.
Respingó un poco al sentir los pies en el suelo. El frío del piso era más inquietante que del cuerpo ajeno. Sin duda la temperatura de su ajeno ya le resultaba familiar, y se sorprendió al notar que no le desagradaba del todo. Se regañó, se reprochó, y después intentó tomar dos bocanas de aire para poder tranquilizarse y seguir un poco más despierta. Estaba inquieta.
Doreen no se había percatado del todo a donde la había dirigido, y tampoco pudo comprender que hacían ahí. Estaba tan concentrada con mantenerse despierta que a duras penas pudo captar el chorro de agua que caía agrupándose en la tina. Su cuerpo fue el primero en comprender, y las sensaciones fueron enviadas a su cerebro. La jovencita dejaba todo su peso sobre el cuerpo ajeno, extrañamente se sentía segura entre sus brazos, pero después la realidad y el miedo la volvieron a invadir. ¿Qué pasaría si él quería ahogarla? Se removió un poco entre su regazo, pero se dio cuenta que sus piernas estaban firmemente colocadas alrededor de aquella cintura. Sus pechos chocaban contra el pecho ajeno. Tragó saliva. Con él todo era tan poco predecible, con él existía la incertidumbre, la curiosidad, y el miedo, aunque se destacaba más la curiosidad que despertaba en ella. La rubia estaba hambrienta de conocimiento, de un deseo ferviente por experimentar, el miedo se disminuía por el hambre de comprender y captar todo aquello que el le mostraba. Averno era un cumulo de situaciones, pensamientos y emociones que jamás se imaginó imaginar. Era un opuesto a sus deseos, a sus anhelos y sueños, pero se dio cuenta que también formaba parte de ellos. Era extraño, muy difícil de explicar.
El agua se dedicó no sólo a limpiar su cuerpo, tampoco se limitó a relajarlo. La ayudó a dejar fluir aflicciones, tristezas, y recuerdos que la estaban hundiendo. La joven suspiró, se dio cuenta que estaba tan apegada a su tristeza que se estaba olvidando de vivir, y gozar esas pequeñas cosas que a ella siempre la habían hecho feliz. Incluso había deseado morir, y ella no era una joven suicida. Su vida positiva, su forma de ser tan energética, blanca y esperanzada se había esfumado por la perdida, el abandono y la soledad. Se había escondido tanto en su propio mundo de penas que sintió lastima y asco por ella misma. Sollozó y pronto evitó seguirlo haciendo, no deseaba que él la regañara, no en ese momento. Discutir o intentar imponer sus ideas y sentimientos era gastar energía a lo tonto. Él tenía la verdad absoluta. Eso ya lo había comprendido.
— No lo sé, mi señor — Susurró con suavidad, muy lentamente, las palabras las arrastraba culpa el cansancio que experimentó por tanta actividad sexual; su primera. — Me refiero a que… No se encuentra del todo muerto ¿no lo cree? Aún experimenta más que simples sensaciones en el cuerpo, aún busca placer, y experimenta también aterrorizando y tomando a señoritas, eso por gusto propio, los gustos no se encuentra lejos de los anhelos, de los deseos ¿No lo cree? — Quizás estaba diciendo cosas sin sentido, pero Averno la tenía en esa bañera después de haberle quitado su virginidad, no sólo era por que eso se suponía debía de ser, sino también se trataba de un deseo propio. Ahora era suya porque eso era lo que deseaba ¿No era eso un deseo o anhelo? Claro que no de la misma manera que ella buscaba, pedía y deseaba, pero iban prácticamente encaminados a eso. ¿Él la entendería? Ella daba por sentado que sí. O al menos eso creía. Él era una criatura inteligente.
— ¿Tengo que abandonar del todo esta lugar? — La voz de la joven en ese momento no sólo sonaba lejana, ausente y cansada, ahora se le había agregado sentimientos de dolor, tristeza, anhelos y terror. ¿Por qué la criatura le hacía eso? ¿Tanto le gustaba verla sufrir? — ¿Usted me odia? ¿Por eso me lastima de esta manera? ¿Por eso busca quebrar más mi marchito corazón? ¿Qué le he hecho para que me haga esto? Desobedecí, es verdad pero intenté hacer las cosas lo mejor posible por usted — La voz de la joven comenzó a tomar pausas, comenzó a tartamudear, estaba claro que su figura temblaba a causa del dolor, la impotencia y el deseo de alejarse del cuerpo ajeno. No lo odiaba, ni siquiera por haberla hecho perder su virtud ante los ojos de ese Dios que anunciaba la iglesia, sin embargo empezaba a sentir cosas negativas por él, y todo gracias a que le quería arrebatar sus recuerdos, su pena, su luto; su pasado. Se dio cuenta entonces que en el momento de haberlo conocido había muerto una faceta de ella, una realidad ajena a ese momento. Se había adentrado a otro mundo. Su verdadera vida iba encaminada a él, o quizás guiada. Ella le pertenecía, y debía pertenecerle en todos los aspectos, por eso se la llevaba de ahí y le arrancaba el pasado.
Temblorosa guardó silencio. Sus manos se habían aferrado a las espaldas del hombre. Lo abrazaba con sentimientos encontrados. Por un lado le temía y deseaba huir, y por otro se sentía agradecida por la oportunidad que estaba él entregándole a su gente, a su familia. Esos sirvientes que le atendía. El abrazo se encaminaba a una especie de familiaridad. Se trataba de una jovencita rota con miedo a la incertidumbre, a lo que venía. Él podría ser ese joven que le brindaba consuelo, pero en realidad no lo estaba haciendo, simplemente le dedicaba advertencias y la encaminaba a la realidad. La vida de la joven ya no era ni siquiera de ella misma. Ahora todo era él, y por él, y si debía respirar también lo hacía para él y por él. Cerró los ojos con fuerza y escondió su rostro en la curvatura del cuello ajeno. No pudo resistir más, las lagrimas brotaron presa del dolor, del poco deseo que tenía de irse con él. Estaba consiente que no quedaba de otra. Esa dualidad interna la estaba volviendo loca. De nuevo quiso morir.
— No los mate, por favor — Se enjuagó las lagrimas con la misma agua, ¿por qué? Buscando que el liquido cristalino se llevaba sus penas. — Se lo suplico, yo haré lo que sea para que se vayan, buscaré entregarles el dinero suficiente, les daré instrucciones, y si alguno desea quedarse en París diré que no me busquen, pero no los asesine. Empacaré todas mis cosas como usted me ha mandado, poco o mucho de ellas, o quizás nada. Me desprendería de todo, para empezar de nuevo con usted, me vestiré como le agrade y haré lo que me pida, seré suya con el cuerpo y con el alma, y le entregaré mis pensamientos, todo, pero no les mate, se lo suplico — Lo pedía, y lo suplicaba, y en medio de la desesperación obligó a su cuerpo a moverse, era la ultima recolección de sus fuerzas. Su cadera ejercía fuerza y hacía que ambos sexos chocaran. ¿Podría usar el sexo como convencimiento? No sólo el sexo, el hecho de estar entregada a él, que les perdonara la vida. Que les diera un par de días, que les tuviera paciencia.
Doreen estaba siendo consciente de que le entregaría todo cuanto él quisiera, pero algo estaba claro, nunca mencionó que le entregaría su corazón, sus sentimientos, su amor. Estaba claro que no le entregaba lo más importante, de donde nacían sus fuerzas, lo que la hacía ser un ser de luz, al menos estaba haciendo su mayor esfuerzo. Lo hacía de corazón aunque no le entregara el mismo ¡Que gran contradicción!
— ¿Por favor? — Preguntó en medio de una suplica clara. Sacó el rostro de entre la curvatura del cuello ajeno para poder buscarle la mirada. Doreen echó la cabeza hacía atrás al notar la tranquilidad y la relajación del vampiro. Jamás lo imaginó de esa manera. Para ella la única careta y forma de ser que él podría adoptar se resumía a la dominación, al salvajismo, a la imposición. Verle de aquella forma suavizaba sus facciones. Fuera del miedo y la excitación se dedicó a contemplarlo en silencio. Él parecía tener los ojos cerrados, o al menos eso creía ella. Lo miró en medio de velas encendidas, en medio de la oscuridad. Se dio cuenta que poseía el cabello un tanto claro, no oscuro como en un principio lo creyó. La forma de sus ojos eran expresivas, pero en medio de las cejas tenía una zona arrugada. La joven acarició la zona sin medir la consecuencias, o sin creer que é pudiera apartar o no sus manos. Ella ahora le pertenecía, y él le pertenecía a ella, no de la misma forma pero se entendía. Deseaba reconocerlo un poco más y por eso las yema de sus dedos apreciaron cada rincón de su rostro; suspiró. Él vampiro tenía el labio inferior más grueso que el superior, y su nariz no era pequeña pero tampoco gruesa. Descubrió que su mentón estaba bien marcado al igual que lo siguiente, la mandíbula. Fuera de la mirada amenazadora, de criatura asesina, era un ser muy atractivo. A la altura del vientre sintió un cosquilleó, se reprendió.
— No comprendo que haré bajo su deseo, ni tampoco que querrá de mi todo el tiempo, no sé si va a castigarme o a obligarme a hacer aquello que no quiero, no sé tantas cosas que me hacen sentir curiosidad y medio, sin embargo debo reconocer un par de cosas — Le miraba, sus miradas ya habían chocado, y por primera vez se plantó un poco más segura, sosteniendo su mirada. Se notaba sonrojada y hermosa. Se notaba vulnerable y al mismo tiempo fuerte y soñadora. En sus ojos el brillo de la esperanza apareció. — Cuando no parece a punto de arrancar mi garganta, puedo sentirme segura con usted… ¿Estoy mal? — Estaba más que segura que él la reclamaría en muchos aspectos, y cuando considerara que la joven se había mal portado, le castigaría sin miramientos. ¿Disfrutaría los castigos? Por que esos que le había ofrecido aunque le habían causado vergüenza y cierta humillación, lo cierto es que lo había gozado.
— Lo estoy apreciando — Y no por un tema amoroso, por un sentimiento, estaba valorando a la criatura de enfrente, porque a pesar de todo le estaba otorgado seguridad, un techo, y protección. — Si caigo en usted, en Averno, entonces nada podrá dañarme, estaré protegida y segura, su palma me dará protección y placer — Se atrevió a tomar la mano del vampiro, la alzó frente a sus ojos y le dio un beso casto — Pero también me castigará con la misma y yo padeceré. De hoy en adelante soy para usted — Y buscaba tener también la suerte de ser bendecida por acepta la penitencia que se le había enviado. Buscaba poder hacer que perdonara sus errores y otorgarles así el tiempo correcto para que los suyos ese escaparan y desaparecieran ante la vista y el olor de un ser que si sentenciaba, realizaba.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Cada una de nuestras alegrías es un trato con el demonio || Privado [+18]
Ciertamente la sucesión de acontecimientos no resultaba favorable para la humana en el ámbito de estar al consiente de que ocurriría con ella, por tanto no podía negarse a responder a tan variables y temerosas preguntas que en todo momento apuntaba tan solo a él, pues sería en teoría el único capaz de responder, ¿pero qué pasaba si ni él mismo podría ser capaz de darles respuesta? Ciertos detalles no pueden simplemente pensarse con tanta anticipación, si bien Averno tenía planeado años y años de lujuria, dominación, deseos y metas para la humana, poder ser capaz de responder sobre cada situación diferente, cada cambio, cada estilo nuevo adoptado y cada vicisitud que le haría cambiar su actitud o no en el camino dependiendo de como se comporte ella, como evolucione, reaccione o desista renegando de él ciertamente resultaba una labor titánica que podría aventurarse a cumplir no obstante no podría dar esa seguridad que usualmente otorga cuando está convencido de que algo sucederá de tal manera al pie de la letra, este tipo de situaciones le gustan más debe reconocer, la incertidumbre suele volverse enemiga del vampiro en cierto punto, por eso mismo tampoco daría demasiada prenda a la humana para que pueda pensar en esta misma como una aliada para su beneficio en la vida bajo la palma de Averno. Por el contrario seguiría usando la duda ajena como su aliada fiel y más eficaz, obviamente no la utilizaría por completo, sí, soltaría varias pistas directas y también indirectas, justo como hace unos instantes, le dijo con claridad que todo lo que tenía debía alejarse de ella, propiedades, amigos, sirvientes, conocidos, cualquier detalle que pueda deshacerse de su pasado será bien recibido en el tacho de la basura, por la simple razón de que no los va a necesitar más, la muchacha se rodeará con gente de un estatus diferente, como un excéntrico ricachón que gusta de trabajar en el cementerio el vampiro suele ser invitado a diferentes fiestas como mascaradas, banquetes y bailes a los que nunca suele ir, no obstante ahora tenía un motivo para asistir, mostrarle a la humana un mundo humano igual de frío y vacío, el mundo del goce absoluto indigestado por el dinero, la belleza y la fama, esto resultaba ser una de las primeras pruebas de la joven, ¿cuándo conozca realmente lo que es la buena vida, cómo reaccionará? ¿Cambiará? ¿La joven inocente se perderá en lo más profundo de su ser? ¿O se mantendrá viva aquella flama de inocencia, respeto y amor profundo incondicional que parece ser interminable para la joven? Algo al menos tendría que cambiar dentro de ella, de eso estaba seguro, pero no deseaba arruinarse demasiado la sorpresa más cercana que iba a tener respecto a las actividades de la fémina, le dejaría estar y manejarse sola a placer para conseguir esa reacción independiente que aunque puede tantear seguramente no podrá acertar en su totalidad, ¿cuánto cambiaría Doreen después de todo lo que el vampiro le mostraría? Podía existir la posibilidad muy remota de que en nada.
La más aburrida y menos satisfactoria para el vampiro sin duda - Estuve pensando en cosas realmente importantes madame, sobre cualquier similitud con la vida que yo pueda o usted pueda ver en mi ciertamente son asuntos sin relevancia alguna para mi o para su futuro, en nada lo cambiara o lo influirá, ya le digo yo que la muerte es muerte aquí y en cualquier otro lado del mundo, nadie dijo que la muerte no se puede asemejar a la vida, porque la mayoría de humanos no son capaces de contar como es una vez la experimentan, pero los pocos privilegiados seguramente tienen un enfoque diferente de esta, no obstante un muerto que habla, desea, o "atemoriza jovencitas" - Mencionó carcajeándose de risa - Sigue siendo un cadáver muerto y eso no cambiara por más ritmo de vivo que pueda llevar - Hasta esta noche seguramente le resultaría divertido escuchar que ella piensa que no es más que un vampiro acosador de inocentes, pues más adelante podría enterarse a la perfección la muchacha de lo que realmente es al menos en gran parte, no por completo pues seguramente necesitaría del a inmortalidad misma para poder llegar a semejante nivel de compenetración con el vampiro, una compenetración que no le valdría el resto de su vida para lograrla, no es que fuera un interés importante para el vampiro que la muchacha llegue a conocerlo del todo, después de todo aunque suene redundante esto no le convenía en cierto punto, pues seguramente si contara por completo la infinidad de pecados que a cometido la humana preferiría suicidarse ahora mismo dentro de esta bañera y teñir de carmín sus aguas a pasar una noche más con él, ella resultaba ser perfectamente capaz de comprender lo que hace él, y de plantearse mil y un sospechas, no obstante no le alcanzaría la imaginación para siquiera llegar a igualar un poquito la gran maldad y el legado de sangre que el vampiro lleva consigo a cuestas - Debe abandonar todo lo que Doreen fue, eliminarlo, suprimirlo - Ignoró por completo la provocación ajena no buscando hacer sentir poco deseada a la joven no, si no que simplemente se encontraba enfocado en lo realmente relevante para poder culminar la noche, el astro rey del día estaba no muy lejano de aproximarse y debía escoger así sus acciones y palabras con cautela y rapidez. La palma del vampiro chocó contra el pecho ajeno - Incluso lo que se encuentra por teoría aquí metido, eso que ustedes llaman "sentimientos" - Paso la misma mano a la cabeza de la joven - En realidad se encuentra todo en la cabeza, los impulsos nerviosos y procesos químicos que le hacen ser tan amable, afectiva y a la vez tan deprimente y marchita. Deberá perder todo aquello para ganar y obtener todo lo nuevo que le entregaré - Con esto no necesitaba ser más claro ni hablar una segunda vez del tema, ya debía tenerlo presente para el resto de su vida si volvieran a nacer dudas.
El vampiro se levantó de la tina de golpe con la muchacha en brazos, acercó las toallas blancas para cubrir por completo a la humana desde los hombros hasta las pantorrillas, le hizo salir de la tina con tranquilidad y le colocó sobre la pared por si es que aún no recuperaba la fuerza necesaria para mantenerse en pie sin ayuda alguna, tomó una de las toallas restantes y superficialmente se frotó los pectorales, los hombros, brazos y el abdomen, finalmente rodeó su cadera con la toalla y sujetó por la cintura a la rubia para llevarla de vuelta al cuarto donde recostó a la joven en su cama notablemente afectada por las actividades sexuales de la pareja, no obstante a esta hora y en este punto no había razones para hacer la cama ciertamente, tan solo dejaría a la humana que descanse, recupere su energía y sangre - Recuerde que debe alimentarse bien a partir de ahora, necesitará una alimentación correcta y estricta desde esta noche, además de mantener una rutina de ejercicios optima para amplificar el buen efecto de los alimentos - Algo fundamental a partir de hoy, el estado físico de la humana debía ser envidiable si quería ser el alimento predilecto del vampiro, tarea titánica y casi imposible, debía de tomarse enserio esto - La noche se está acabando para nosotros por hoy, pero no debe preocuparse demasiado, tendremos muchas noches más para resolver todas las dudas que atormenta su ser, descubrirá que sus miedos son infundados o no, también se terminara estando loca o por el contrario recobrara una lucidez perdida por culpa de sus males y penas de tiempos pasados atrás. El vampiro comenzó a tomar sus prendas esparcidas por la habitación, las colocó sobre el espacio vacío de la cama, lentamente fue vistiendo cada una de ellas, finalmente los zapatos, a pesar de que las prenda se encontraban evidentemente maltrechas por lo sucedido el vampiro podía rescatar al vestirse aún un porte elegante un tanto desalineado, pero elegante al final. Se inclinó y posó la palma sobre la cabeza ajena, una sonrisa difícil de definir se mostró en el rostro del vampiro - Nos veremos dentro de poco madame, espero que disfrutara por completo la noche, porque muchas más se repetirán y nuevas experiencia más aparecerán para estimular y estremecer todo su ser, incluyendo mente y cuerpo - Se retiro rozando con los dedos la figura de la joven, salió de su habitación sin decir mayor palabra o voltear a verle, no se trataba de una despedida de amantes enamorados, Averno jamás podría establecer un vínculo real tan banal como ese. Lentamente se fue alejando de la habitación en cuestión, tal como esperaba ninguna otra presencia desobediente se había acercado a la casa, si algo debía reconocer de sus perros es que resultaban ser obedientes, ya se vería tan obedientes serían luego de la última orden que su dueña les diera, la dueña sugestionada por su dueño, ¿algo un tanto irónico, verdad?
Quizás tano irónica como la sensación de desconcierto que inundaba al vampiro justo al momento de salir de este lugar, parecía guardar historia que él mismo estaba destruyendo, una lastima sin lugar a dudas, pero lo que debe hacerse es lo justo, sin dar vuelta atrás o mirar, la duda conlleva tan solo al fracasado, no se necesitan dudas cuando un plan ya fue trazado la perfección con horas y horas de anticipación, horas que representan días enteros, el vampiro mostró una vez más en su rostro esa confianza absoluta, y un deseo satisfecho al pie de la letra, había tomado a la humana enteramente tanto mente como cuerpo esa noche y su maleficio simbólico ya estaba lanzado sobre la humana, ella misma se había entregado por su cuenta al final de la noche, ella misma firmaba un contrato inexistente con algo más importante que su sangre, con su ser, con su esencia, su vida misma, ¿qué seguro más valioso que ese? Averno no podía perder nada de este acuerdo, tan solo disfrutar hasta que el cuerpo ajeno y la mente ajena aguanten. El figura del vampiro a pie lentamente se fue alejando de las cercanías de la propiedad de la fémina, de la pronta ex-propiedad siendo exactos, la bruma espesa desapareció si figura pero no así su legado ni su marca, la cuál le guiaría una vez más hasta ella para traerle a su nuevo hogar, hasta su nueva existencia, hacia su nuevo todo, uno que debería aprovechar al máximo mientras pueda, no por intenciones negativas prontas del vampiro, sino porque la vida humana es escasa y corta y no podía dejar que la suya se pierda más de lo que ya se había perdido, podría decirse que es muy joven pero el vampiro sabe que ese tiempo que aparentemente es enorme significa la nada misma por eso se encargaría de amplificar al máximo cada experiencia ajena, cada anhelo y quién sabe después como terminaría la humana de buen corazón, ¿deformada por los años? ¿Deformada por el vampiro? ¿Deformada por culpa de sí misma? ¿O intacta en todas sus piezas y airosa del embate del Averno? Afirmaciones y negativas que jamás podrían ser confirmada con tan notable prontitud, solo los años definirían cada una de las respuestas que pululan en el aire y chocan unas contra otras, tanto de parte como del vampiro como de parte de la humana, estas diferentes entre sí pero a fin de cuentas tratando siempre el mismo tema, hurgando en la misma temática, clavadas bajo la misma piel podrida y a la vez exquisita que rodeaba a ambos.
La más aburrida y menos satisfactoria para el vampiro sin duda - Estuve pensando en cosas realmente importantes madame, sobre cualquier similitud con la vida que yo pueda o usted pueda ver en mi ciertamente son asuntos sin relevancia alguna para mi o para su futuro, en nada lo cambiara o lo influirá, ya le digo yo que la muerte es muerte aquí y en cualquier otro lado del mundo, nadie dijo que la muerte no se puede asemejar a la vida, porque la mayoría de humanos no son capaces de contar como es una vez la experimentan, pero los pocos privilegiados seguramente tienen un enfoque diferente de esta, no obstante un muerto que habla, desea, o "atemoriza jovencitas" - Mencionó carcajeándose de risa - Sigue siendo un cadáver muerto y eso no cambiara por más ritmo de vivo que pueda llevar - Hasta esta noche seguramente le resultaría divertido escuchar que ella piensa que no es más que un vampiro acosador de inocentes, pues más adelante podría enterarse a la perfección la muchacha de lo que realmente es al menos en gran parte, no por completo pues seguramente necesitaría del a inmortalidad misma para poder llegar a semejante nivel de compenetración con el vampiro, una compenetración que no le valdría el resto de su vida para lograrla, no es que fuera un interés importante para el vampiro que la muchacha llegue a conocerlo del todo, después de todo aunque suene redundante esto no le convenía en cierto punto, pues seguramente si contara por completo la infinidad de pecados que a cometido la humana preferiría suicidarse ahora mismo dentro de esta bañera y teñir de carmín sus aguas a pasar una noche más con él, ella resultaba ser perfectamente capaz de comprender lo que hace él, y de plantearse mil y un sospechas, no obstante no le alcanzaría la imaginación para siquiera llegar a igualar un poquito la gran maldad y el legado de sangre que el vampiro lleva consigo a cuestas - Debe abandonar todo lo que Doreen fue, eliminarlo, suprimirlo - Ignoró por completo la provocación ajena no buscando hacer sentir poco deseada a la joven no, si no que simplemente se encontraba enfocado en lo realmente relevante para poder culminar la noche, el astro rey del día estaba no muy lejano de aproximarse y debía escoger así sus acciones y palabras con cautela y rapidez. La palma del vampiro chocó contra el pecho ajeno - Incluso lo que se encuentra por teoría aquí metido, eso que ustedes llaman "sentimientos" - Paso la misma mano a la cabeza de la joven - En realidad se encuentra todo en la cabeza, los impulsos nerviosos y procesos químicos que le hacen ser tan amable, afectiva y a la vez tan deprimente y marchita. Deberá perder todo aquello para ganar y obtener todo lo nuevo que le entregaré - Con esto no necesitaba ser más claro ni hablar una segunda vez del tema, ya debía tenerlo presente para el resto de su vida si volvieran a nacer dudas.
El vampiro se levantó de la tina de golpe con la muchacha en brazos, acercó las toallas blancas para cubrir por completo a la humana desde los hombros hasta las pantorrillas, le hizo salir de la tina con tranquilidad y le colocó sobre la pared por si es que aún no recuperaba la fuerza necesaria para mantenerse en pie sin ayuda alguna, tomó una de las toallas restantes y superficialmente se frotó los pectorales, los hombros, brazos y el abdomen, finalmente rodeó su cadera con la toalla y sujetó por la cintura a la rubia para llevarla de vuelta al cuarto donde recostó a la joven en su cama notablemente afectada por las actividades sexuales de la pareja, no obstante a esta hora y en este punto no había razones para hacer la cama ciertamente, tan solo dejaría a la humana que descanse, recupere su energía y sangre - Recuerde que debe alimentarse bien a partir de ahora, necesitará una alimentación correcta y estricta desde esta noche, además de mantener una rutina de ejercicios optima para amplificar el buen efecto de los alimentos - Algo fundamental a partir de hoy, el estado físico de la humana debía ser envidiable si quería ser el alimento predilecto del vampiro, tarea titánica y casi imposible, debía de tomarse enserio esto - La noche se está acabando para nosotros por hoy, pero no debe preocuparse demasiado, tendremos muchas noches más para resolver todas las dudas que atormenta su ser, descubrirá que sus miedos son infundados o no, también se terminara estando loca o por el contrario recobrara una lucidez perdida por culpa de sus males y penas de tiempos pasados atrás. El vampiro comenzó a tomar sus prendas esparcidas por la habitación, las colocó sobre el espacio vacío de la cama, lentamente fue vistiendo cada una de ellas, finalmente los zapatos, a pesar de que las prenda se encontraban evidentemente maltrechas por lo sucedido el vampiro podía rescatar al vestirse aún un porte elegante un tanto desalineado, pero elegante al final. Se inclinó y posó la palma sobre la cabeza ajena, una sonrisa difícil de definir se mostró en el rostro del vampiro - Nos veremos dentro de poco madame, espero que disfrutara por completo la noche, porque muchas más se repetirán y nuevas experiencia más aparecerán para estimular y estremecer todo su ser, incluyendo mente y cuerpo - Se retiro rozando con los dedos la figura de la joven, salió de su habitación sin decir mayor palabra o voltear a verle, no se trataba de una despedida de amantes enamorados, Averno jamás podría establecer un vínculo real tan banal como ese. Lentamente se fue alejando de la habitación en cuestión, tal como esperaba ninguna otra presencia desobediente se había acercado a la casa, si algo debía reconocer de sus perros es que resultaban ser obedientes, ya se vería tan obedientes serían luego de la última orden que su dueña les diera, la dueña sugestionada por su dueño, ¿algo un tanto irónico, verdad?
Quizás tano irónica como la sensación de desconcierto que inundaba al vampiro justo al momento de salir de este lugar, parecía guardar historia que él mismo estaba destruyendo, una lastima sin lugar a dudas, pero lo que debe hacerse es lo justo, sin dar vuelta atrás o mirar, la duda conlleva tan solo al fracasado, no se necesitan dudas cuando un plan ya fue trazado la perfección con horas y horas de anticipación, horas que representan días enteros, el vampiro mostró una vez más en su rostro esa confianza absoluta, y un deseo satisfecho al pie de la letra, había tomado a la humana enteramente tanto mente como cuerpo esa noche y su maleficio simbólico ya estaba lanzado sobre la humana, ella misma se había entregado por su cuenta al final de la noche, ella misma firmaba un contrato inexistente con algo más importante que su sangre, con su ser, con su esencia, su vida misma, ¿qué seguro más valioso que ese? Averno no podía perder nada de este acuerdo, tan solo disfrutar hasta que el cuerpo ajeno y la mente ajena aguanten. El figura del vampiro a pie lentamente se fue alejando de las cercanías de la propiedad de la fémina, de la pronta ex-propiedad siendo exactos, la bruma espesa desapareció si figura pero no así su legado ni su marca, la cuál le guiaría una vez más hasta ella para traerle a su nuevo hogar, hasta su nueva existencia, hacia su nuevo todo, uno que debería aprovechar al máximo mientras pueda, no por intenciones negativas prontas del vampiro, sino porque la vida humana es escasa y corta y no podía dejar que la suya se pierda más de lo que ya se había perdido, podría decirse que es muy joven pero el vampiro sabe que ese tiempo que aparentemente es enorme significa la nada misma por eso se encargaría de amplificar al máximo cada experiencia ajena, cada anhelo y quién sabe después como terminaría la humana de buen corazón, ¿deformada por los años? ¿Deformada por el vampiro? ¿Deformada por culpa de sí misma? ¿O intacta en todas sus piezas y airosa del embate del Averno? Afirmaciones y negativas que jamás podrían ser confirmada con tan notable prontitud, solo los años definirían cada una de las respuestas que pululan en el aire y chocan unas contra otras, tanto de parte como del vampiro como de parte de la humana, estas diferentes entre sí pero a fin de cuentas tratando siempre el mismo tema, hurgando en la misma temática, clavadas bajo la misma piel podrida y a la vez exquisita que rodeaba a ambos.
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Averno- Vampiro Clase Alta
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