La magia del bosque [Dorian]

por **Nathalia Remoue** Miér Sep 01, 2010 9:55 pm

Últimamente no paraba de acudir a fiestas y reuniones en sociedad, también había estado ultimando los detalles sobre la sombrerería que estaba a punto de inaugurar, todo había sido trabajo y más trabajo que habían producido en mí un agobio abrumador. Después de haber estado toda la mañana preparando y organizando en la tienda decidí tomarme la tarde libre para poder descansar y tener tiempo para mi misma. No sabía qué hora era, pero ya estaba bien entrada la tarde cuando tomé la decisión de adentrarme en el bosque de la ciudad. La temperatura era perfecta, ni frío ni calor, sólo una brisa que hacía mecer las ramas de los altos árboles y las pequeñas florecillas que se topaban en mi camino.

Había un árbol al que mi padre siempre me llevaba de pequeña, decía que era mágico, lo era por lo grande y frondoso que se veía desde abajo, siempre jugaba allí con él y disfrutábamos las mañanas de los domingos subiéndonos a él. Siempre que pisaba el bosque mis pies inconscientemente me llevaban hacia aquel viejo amigo que me había acompañado desde que mis recuerdos me lo permitían, y esta no fue la excepción. Llegué allí y posé mi mano a modo de saludo. La naturaleza siempre había estado presente en mi vida y lo seguiría estando. Miré a mi alrededor asegurándome de que estaba sola para subir a una rama, no era correcto ver a una dama subida a un árbol, pero siempre que estaba sola aprovechaba para hacerlo.

Cerré los ojos e imaginé una mariposa con grandes alas y varios colores llamativos volando a mi alrededor, abrí los ojos y la mariposa estaba ahí tal y como lo había imaginado, revoloteando cerca de mi. Extendí la mano para que se posara en ella y así poder ver de cerca su belleza. La ilusión que había creado desapareció al escuchar unos pasos bajo mis pies, miré en la dirección de la que provenía el ruido observando así a un caballero que se acercaba hacia donde yo estaba.

por Invitado Mar Sep 14, 2010 10:15 pm

El bosque, ese lugar que era peligroso pero que a la vez me gustaba visitar por el silencio que encontraba en el. Peligroso porque cuando habia luna llena era el centro de las batallas con los licántropos y esta noche habia tomado con cuidado mi decisión de salir de mi morada, no habia rastro de luna y por ende no habia posibilidad de ser atacado por una mana de lobos, mas si iba solo como en este caso en el que me dirigia solamente para pensar como siempre lo hacia que visitaba ese lugar. A veces estar lejos de casa me hacia bien y estar lejos de la ciudad mucho mejor. Fui a uno de los varios bosques de los alrededores, el que no frecuentaban casi otros seras mas que las brujas, mi relación con las pocas brujas que conocia era extraña pero sabia que si entraba sus dominios se darian cuenta de mi naturaleza y no temerian ser descubiertas por los humanos quienes penaban sus actividades, la verdad a mi me fascinaban.

Camine a paso ligero durante un par de horas, despues de estar un rato meditando en mis ultimos días por alli, las personas a las que habia encontrado y otras a las que acababa de conocer, pensaba en sus personalidad y aspectos que podrian hacerlos amistades potenciales. Y despues, cuando llego la calma y me quede sin ningun pensamiento decidi regresar con la mente en blanco y sin nada mas que hacer alli camine de regreso pero al volver senti un aroma distintivo de las de esa raza -Una bruja a estas horas, supongo que es natiral- me dije a mi mismo y segui caminando hasta llegar a un área donde el aroma se intensificaba. Busque con la mirada caminando esta vez sigilosamente y me encontre con una dama trepada a un árbol, no pude evitar preguntarme que hacia ella ahi y por un momento hasta pense en reir pero despues solo torci una sonrisa y me fui acercando por ahi como si fuera un 'mortal' para que ella notara mi presencia.

Cuando estuve ya cerca del árbol donde ella estaba, mire hacia arriba y me encontre con su vigilante mirada -Buenas noches madame, ¿a estas horas y encima de un árbol?- pregunte mientras me apoyaba en el tronco del árbol y sacaba unos habanos para empezar a fumar -Aunque desde aqui la vista de usted no es nada mala- prosegui mirandola desde abajo y riendo para darle a entender que solo bromeaba.

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