She has but her past untouched [privado]

por **Anneliese Hoitz** Miér Sep 03, 2014 5:41 pm

Me estaba muriendo de hambre, necesitaba comer algo pues no habría opción a seguir viviendo. Aunque tenía que encontrarle, tenía que encontrar a Glenn. Después de varios días buscando le encontré, le encontré y me aleje por si llegaba a asustarle. Me encontraba ahora mismo andando por el mercado con la mano extendida por si me daban alguna que otra moneda o algún trozo de comida que dejaran en mi mano. Necesitaba seguir comiendo por si seguía encontrándole – Por favor señor… -Dije con pesadez, el rugido de mi estómago hizo que varias personas me dieran la espalda y solamente dos, con una sonrisa corta me dieron algunas monedas pero que apenas llegaba para comprar un trozo de pan. Estuve por un tiempo largo.

Nadie mostraba caridad alguna.

Nadie me daba ningún trozo de pan siquiera o algo que pudiera llevarme a la boca -¡Agh! –Me encorve conforme me iba hacia una esquina, intentando acariciar mi barriga, intentando calmar el hambre que sentía en mi interior, también se me juntaban los nervios por si veía a Glenn por la calle. Estaba nerviosa, el dolor parecía amenguar y para mi sorpresa, un joven de bellos cabellos cobrizos se me acerca para darme la comida que no se había merendado, un joven de no más de dieciséis años me tiende un bocadillo de lo que parecía longaniza roja, aquello me daría más dolores aun, pero acepte lo que me ofrecía, me comería el pan para después poder tirar cuando se hubiera ido la longaniza roja. Era demasiada grasa para mi cuerpo y…ahora que lo pensaba necesitaba grasa.

Le di las gracias y mi nombre como muestra de agradecimiento y pude ver como se alejaba para encontrarse con aquella que parecía muy cercana a él. Yo me quede en el sitio con el bocata en las manos, pero entonces vi a Glenn pasear en brazos de una bella señorita, cabellos dorados y boquita de piñón - ¿Co-cómo? ¿Cómo osa hacerme esto a mí!? ¡Yo fui y soy quien se la come mejor! –Con aquello que dije me dirigí con paso firme hasta que me puse delante de Glenn, con el bocadillo en la mano y solo mirando a Glenn, obstruyéndole el paso a ambos - ¿Quién es ella Glenn? ¿Tan rápido olvidaste a Mairu? ¿Tan rápido me olvidaste?

por **Glenn Thomsson** Mar Oct 07, 2014 7:58 pm

Los días se convirtieron en semanas rápidamente, no me di cuenta de tal metamorfosis del tiempo. Los días comienzan a ser cortos y las noches largas, envidio a las personas que se quejan de un largo día, cuando yo apenas tuve tiempo de disfrutarlo. En un parpadeo desaparece el día y llega la noche, nos encontramos ansiosos de que vuelva el día, junto con el sol radiante para poder volver a disfrutar su calor que este nos brinda, igual que su protección a las sombras de la oscuridad.

Desde que me reencontré con Athenea, pasamos la mayor parte del día junto, volvimos a ser los pequeños niños que se escapan de sus casas para poder jugar un rato, escondida de las miradas de nuestros cuidadores. Por eso esperaba con ansias la mañana, pues sus ataduras descansan y ella se libre, al menos así parece.

Paseamos los lugares que parecen llamarnos la atención, en ocasiones podía estar solo unas horas con ella paseando y explorando los rincones de parís. Los ensayos en el teatro podrían llevarme a tener el poco tiempo que deseara brindarle — ¿No necesitas comprar nada mas? — le pregunte mientras sostenía entre mis manos una gran cesta con varios productos comprados en el bullicioso mercado, en donde se reunía toda clase de mercaderes para ofrecer sus productos. Ayudaba a Athenea con las compras, reíamos, aceptábamos ofertas, buscábamos los mejores productos que ella necesitara, pero ya parecía que había obtenido todo lo que necesitaba.

Nos disponíamos a irnos, buscar un carruaje que nos llevara hasta nuestro siguiente destino; yo debía volver a practicar en el teatro para la nueva obra que me habían seleccionado y ella volver con el vampiro antes de que despertara. Caminamos tratando de salir del montón de gente, tropezándonos muchas veces entre hombros de mujeres y hombre. Mis ojos se posaron en una joven que parecía afligida por el hambre, mire lo que había en la cesta, no creía que a Athenea le molestaría si agarraba algo, luego podría pagárselo en tal caso, se lo di a la joven sin mucho interés, ya había perdido de vista a mi compañera, gire mi rostro y salí apresurada en su búsqueda, por suerte me esperaba con una amplia sonrisa en sus labios — Vamos para que tomes un carruaje, por cierto agarre algo de la cesta para alguien que sufría… espero que no te moleste — acerque mi rostro al de ella, para que las palabras llegaran bien a su oído, pues había mucho ruido.

Athenea se detuvo y yo mire de reojo, encontrando a la joven que había ofrecido algo para comer, quede sorprendido por el escándalo que parecía querer formar. Mi corazón pareció tener un vuelco cuando escuche aquel nombre, mire hacia los lados, esperanzada en volverlo a ver, pero nadie aparecía, comencé a pensar que sufría de demencia, esa era la única explicación. Fruncí el ceño, comenzaba a irritarme el que estuviera utilizándolo a él para reclamar algo que no entendía — ¿Quién eres tú para estar reclamándome algo? — respondió mirándole de arriba hacia abajo — ¿Cómo conoces ese nombre? — era inquietante para él, pero mi mente se preocupaba mas por mantener a su “hermana” protegida. La sujetaba delicadamente por los brazos, sin soltarla en ningún momento

por **Anneliese Hoitz** Vie Oct 31, 2014 1:34 pm

Al parecer quien le acompañaba si me conocía por la cara que puso pero al parecer Glenn no me reconocía para nada. Era extraño ver como tu amado no te ve con su corazón y si a tu fisonomía. Era algo que no iba a poder permitir – Oye….Sé que es raro que sepa el nombre, pero es que soy…..Yo…Glenn mírame con tu corazón, por favor…-Se que Athenea a quien vi cuando me tenían presa como esclava, sabia de mi, pero me centre en Glenn y entonces le bese en los labios con la esperanza de que pudiéramos hablar tranquilamente – Créeme Glenn, de verdad que soy yo…tienes que creerme….-Le sujeto de las mejillas para que pudiera verle el rostro y entonces yo poder mirarle con mi mirada azul.

Estaba pensando en que pasaría si le besara de nuevo, pero entonces cogí una de sus manos para ponerla sobre mi corazón y entonces me di la vuelta descubriéndome el tatuaje de aquel kanji que tenía en la espalda, de aquella novela que le gustaba a mi madre – Aun pienso que podemos hablar en secreto…-Dije con la esperanza de no perderle, me di la vuelta cubriéndome la espalda pero entonces pude ver que había metido la pata. Había notificado a unas personas que me perseguían a encontrarme – lo siento, si quieres hablar, me llamo Maira y deambulo cerca del burdel….-gimotee- Y unas personas me persiguen, asi que tengo que irme….-Tuve que irme rápidamente, hacer una rápida despedida en la que quizás no deje tiempo suficiente a que se pudieran despedir de mi.

Pero hui hacia los callejones.

____

-Glenn…-Athenea miraba a Glenn preocupada – Creo que me iré a casa y creo que debes ir en busca de Maira….si? –Athenea beso en los labios a Glenn como si también fuera de su propiedad, pero es que con el tenía un afecto único y especial pero que podría confundirse – Ten cuidado por las calles Glenn, hay gente malvada y peligrosa. Seguro que si la escuchas todo se solucionara…y ya sabes que te amo ¿sí? – Rio suavemente mientras se abrazaba a Glenn – Y me debes un…-se acercó a su oido –casquete…¿si? Ya sabes cómo me gusta que me traten…-le hizo ojitos a Glenn para después irse mezclando entre la gente, buscando un carruaje mientras iba riéndose con timidez hacia si misma por lo que le dijo a Glenn. Athenea iría en busca de Naomi para ver qué tal le fue el día. Ains, cuanto quería estar con ella de inmediato.
_____

-¡JAJAJAJA! –Reía uno de los perseguidores cuando me habían acorralado en un callejón sin salida. ¿Qué podía hacer? Seguramente querían rajarme a pesar de que no llevaba nada de valor o al menos querían tocar mi cuerpo. No sabía si al haberme hechizado, sería virgen o no. Entonces ya comencé a tener miedo de si esto era verdad. De si mi cuerpo había comenzado a estar en el punto de partida aunque ahora que caigo, ya yací como esclava con otras personas. Suspire de alivio al saber que no me dolería al menos, pero igualmente no quería ser cogida por uno de estos gandules que me acosaban en el callejón.

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