Treat or trick. || Privado.||

Después de aquella emboscada en el puerto, Burke tuvo que ir a refugiarse a la Inquisición, aunque no hubiera querido, no había manera de mantenerse por sí, a pesar de que aquella mujer le había brindado su sangre, además de que el coraje que mantenía en su ser todavía se encontraba vivo en su interior como un fuego latente que no encontraba el más mínimo de los sosiegos. Esa noche se encontraba bastante inquieto a decir verdad, ya no estaba tan golpeado, pero todavía no le dejaban salir por su propia cuenta, ni tampoco querían dejarle nada encargado para que realizara, podría decir que le cuidaban, tal vez era por sus propios intereses y no le importaba en lo más mínimo el por qué lo hicieran, sólo quería largarse. Tomó su maleta de la cama y salió de aquél cuarto que no era suyo mientras bajaba hacia la sala de entrenamientos. El saco lo dejó colgado en uno de los ganchos que estaban cerca y se subió las mangas de la camisa para darse el espacio suficiente para entrenar.

Al menos la sala se encontraba completamente vacía, iluminada y silenciosa como si esperara que alguien llenara aquél espacio que se marcaba con tanta insistencia y que a pesar de todo no podía generar ningún tipo de paz para alguien que estuviera ahí. Los adornos podían invitar hacia la muerte, aquellas esculturas que tenían las sonrisas torcidas mientras los ojos se extraviaban en cualquier dirección, la calidez que todo mundo decía, realmente era imaginario, pues la piedra con la que eran esculpidas era mucho más sensible que la propia figura, una verdadera ironía, pero él no se podía llegar a comprar las ideas que todo mundo quería vender, nunca había creído en las estupideces aquellas de la Iglesia perfecta, del Dios todo poderoso y misericordioso y tampoco en que todos querían servir a este sin recibir nada a cambio, pues generalmente el dinero iba en todo lo que se hacía, era el principal motor de aquella mafia de cuello blanco que profesaba con tanta fe y amor, algo que nadie había visto, un montón de ideas que habían vuelto popular, algo que sólo había ocurrido tal vez en un sueño y no más.

Puso la maleta sobre una mesa que estaba ahí y la abrió, sacando un par de dagas a las cuales les pasó el dedo por el filo para saber si seguían estando en tan buen estado como a él le gustaba, pues esperaba que no se hubieran atrofiado como él. Estaba enojado consigo mismo por haberse puesto tan vulnerable para aquellos idiotas que en realidad no eran mucho más fuertes que él. Sus dedos se tensaron alrededor del mango de una de las pequeñas armas y terminó girándose en un movimiento rápido haciendo que esta saliera disparada de sus dedos, girando en el trayecto, cortando aquél viento gélido hasta quedar perfectamente incrustada en la pared. La mandíbula del vampiro se encontraba contraída, se podían notar los huesos saliendo en sus mejillas y sus ojos reflejaban aquél coraje que había estado acumulando, se había prometido que no le pasaría aquello de nuevo.

La debilidad se había ido disipando poco a poco pero todavía quedaban estragos de esto en su cuerpo, mientras miraba las paredes repletas de cosas, y observaba la daga clavarse, se iba a dar la vuelta cuando algo llamó su atención, de verdad odiaba sentirse vigilado, pero por el momento no podía hacer nada más que quedarse ahí, aunque quisiera volver a su casa, extrañaba aquella privacidad y ese modo en el que él podía mandar como le viniera la gana, cosa que ahí estaba un poco más que complicada, se tensó un poco y se quedó mirando hasta que notó los cabellos castaños de la mujer al igual que aquella voz que podía reconocer con tanta naturalidad mientras sonreía de lado, observándola de arriba a abajo, encogió los hombros olvidando la tensión de hace un momento, se podía decir que si no era una amiga, al menos sí una buena conocida y no tenía de qué preocuparse, tal vez podía decirse que hasta podía confiar en ella, pero todavía no sabía si era verdad o no.

-Si es bueno o malo, pues no sé pero ya me aburrí de estar en la cama, ya sabes que no me puedo estar del todo en paz...- Aquél tono de cinismo había hecho acto de presencia en su conversación, tal como era de esperarse. -¿Y tú qué haces aquí? ¿Regresando de viaje? ¿O espiándome?- Cuestionó terminando de caminar hasta ponerse al lado de la mujer mientras se quedaba a sólo un par de pasos de ella. Se levantó la camisa como si nada, mostrando apenas una cicatriz que todavía se negaba a desaparecer por completo de su cuerpo. -Creo que va mejorando, gracias por preguntar y por irme a calmar un par de veces.- Sonrió de lado y la miró de reojo. -¿Vas o vienes?- Casi volvía a repetir la pregunta de hace unos segundos pero no importaba del todo, así que se quedó ahí mientras acomodaba de nuevo la camisa por debajo del pantalón. -Ya estoy pensando como hacerle pagar a los bastardos que casi me llevan a ver a Satán.- Sonrió de nueva cuenta, pero esta vez lo había hecho no con malicia, sino con verdadera maldad.

Los dedos de la mujer deslizándose por su piel le hicieron enarcar una ceja y negó con la cabeza, realmente no sabía lo que había pasado, ni como. -Fue una estaca, no sé que tenía, estoy vivo de milagro, por una humana que se iba atravesando y que no tuvo miedo de que la pudiera matar, estaba tan moribundo que no hubiera podido espantar ni siquiera una mosca.- Poco a poco los recuerdos eran un poco más nítidos en su memoria, era como si las piezas del rompecabezas se fueran formando, esperaba que pronto todo el misterio estuviera resuelto, además ya había un par de personas trabajando para él intentando averiguar la información necesaria. -Creo saber por donde vino el golpe y es precisamente por tu "Santidad", pero no podrán encontrar nada, y eso es lo que realmente les termina por molestar, que por más que saben que no estoy limpio, no encuentran la porquería.- Burke siempre se había creído mucho más inteligente que cualquier otro, habían terminado por insultar su ego, su orgullo, su inteligencia y su fortaleza por eso terminaba por odiarlos tanto.

-¿Crees que lo estoy haciendo al aventón? Si así fuera ya no estuviera aquí, pero prefiero que se confíen, que piensen que no voy a hacer nada, no es que sea atrabancado para todo, puedo pensar detenidamente y después actuar, no hago todo sólo con la cabeza caliente, ya he aprendido que así sólo funciona el sexo.- Le guiñó el ojo de forma descarada mientras intentaba hacer cualquier clase de bromas, ya no quería pensar en aquello que le había quitado el sueño y casi la vida por una verdadera estupidez, aún no sabía como es que los rumores podían haber llegado tan lejos, pero ahora tenía en cuenta que debería estarse cuidando las espaldas.

-Vaya, entonces ya eres importante, pasas con los grandes... ¿O será que les das algo para que te dejen llegar hasta el cielo?- Sus palabras iban en el doble sentido y la realidad es que no le importaba, mucho menos que alguien pudiera llegar a escuchar lo que él pensaba, en muchas ocasiones cualquier podría subir y abrir las piernas para ganar un lugar o algún trabajo especial, en donde no hubiera demasiado peligro o en el cual la recompensa fuera bastante buena, las paredes escuchaban y Burke no tenía ningún problema con darles voz, ya estaba en problemas ¿Qué importaba un poco más? La hipocresía no era parte de su vida generalmente, aunque ellos parecía que la llevaban estampadas en la frente. A pesar de llevar una doble vida, bien sabía como y qué hacer.