¿quien eres tu? [privado]

por **Aldous Lemming** Dom Sep 14, 2014 1:59 am

Haber quedado a cargo de la clínica de su padre no era un trabajo sencillo, Aldous no era un joven de su edad, normal en el sentido de la palabra, la mayoría de los jóvenes iban a bailes con la idea de encontrar en cada danza a la chica perfecta que se convertiría en su futura esposa y en la madre de sus hijos, ni siquiera pasaba mucho tiempo lejos de esas cuatro paredes, solo si alguno de sus pacientes se encontraba en una condición crítica y no pudiera ir a la clínica; sus únicas amantes eran los instrumentos de sutura y el único olor a alcohol que aspiraba era cuando tenía que usar un poco de whisky o cualquier bebida alcohólica para desinfectar una herida, no era un chico normal pero Aldous estaba feliz con su vida.

Esa velada en especial fue aburrida, nada fuera de lo común, huesos rotos, peleas de cantina, algún catarro y niños empachados de tanto comer dulces, – Será mejor que se vaya a descansar – le dijo a la vieja mujer que le asistía como enfermera, aquella mujer ya era bastante mayor, caminaba con lentitud y cojeaba con una pierna pero eso no le quitaba su gran habilidad como enfermera, el joven se paró en la esquina de la puerta recargando su cuerpo contra el marco, la mujer insistió en quedarse un poco más y ayudarle a cerrar la clínica para que él también descansara, pero el joven Lemming se negó con una sonrisa infantil tan irresistible que la mujer no siguió insistiendo.

– Descanse bien señora Lambert - la vieja se despidió con la mano y se perdió entre la espesa mata de los arboles, Aldous entro de nuevo a la clínica revisando el material que se debía guardar y limpiar, lavo sus instrumentos en un pequeño recipiente con agua y se preparo para descansar, la clínica nunca se cerraba, sus padres y él habían vivido en ese lugar toda su vida en la planta superior, había atrancado la puerta por seguridad pero la luz de la puerta principal jamás se apagaba, así sabían que el doctor estaba de turno.

Se tiro sobre su silla con las piernas sobre el escritorio, acompañado de un vaso de whisky mientras revisaba el correo, entre las cartas una era de su primo Manech diciéndole que le daría gusto que le visitase este fin de semana, desde que había llegado a Paris, rara vez se habían visto, la muerte de la madre de su primo le había afectado de muchas formas que pensó que su primo no volvería a ser el mismo, sonrió por la emoción plasmada en el papel, una noche tranquila para variar se agradecía, se dijo así mismo tomando el contenido de su copa.

por **Mimi Drummond** Lun Sep 29, 2014 12:16 am

El sabio es quien quiere
asomar su cabeza al cielo;
y el loco es quien quiere
meter el cielo en su cabeza.
-Chesterton-

Toda la mañana por aquellos bosques y zonas donde nadie habita o piensa que existiría alguna alma que pueda ayudar a alguien que lo necesite, quizás por eso es que todas las cosas malas ocurren en la lejanía, donde nadie pueda oír los gritos de súplicas de aquellos que su inocencia y locura son blancos fáciles de sitiadores.

Así se puede oír a lo lejos los pasos angustiados, corriendo mejor dicho, pisando las hojas secas y las ramas caídas hasta tropezar con una piedra alguien que deja el sonido de un cuerpo desplomándose a la tierra, los gritos de hombres y mujeres que buscan a aquella criatura ¿un cisne? ¿un monstruo? No, nada de ese se asemeja a la criatura de cabellos castaños y ojos claros que corre por su vida, con una mancha de sangre en su cabeza producto un golpe, sus manos llenas de tierra y sangre, su ropa algo rasgada por las tantas veces que tropezo de bruces o se enredó en ramas.

Agitada, casi sin aire, llega a un claro, un camino que le conduce por una senda, algunas casas están construidas y la joven asustada por ser encontrada y asesinada toca las puertas desesperada por encontrar una alma caritativa.

-Por favor ayuda, por lo que más quiera, alguien que me ayude-
Mimi, Mimi que niña para más tonta deja de correr y enfréntalo, como yo lo hice
-NO, déjame tu solo causas problemas-
Mirate Mimi, mira como luces, quien te va a ayudar

La risa que cree escuchar pero solo está en su cabeza, los problemas de su mente inquieta la llevo a ser persiguida por matar a un hombre, el mismo que quiso violarla y aquella que tomó nombre y personalidad como Beatriz lo acabó, ahora la joven bruja de nombre Mimi es perseguida por asesina, no es su culpa, no del todo, au así las lágrimas en su rostro la llevan a seguir golpeando puertas y más puertas, hasta que ve una casa, una pequeña cabaña humeando de la chimenea, corre a ella, corre tan rápido que nuevamente cae y esta vez la palma de su mano se abre en una cortada no tan profunda pero lo suficiente para dejar que la sangre brote, se levanta toda sucia para seguir corriendo hasta llegar y tocar la puerta con puños y patadas

-Por favor por favor, ayúdeme tenga piedad, abra la puerta se lo suplico, por caridad-

Su desesperación crecía aun más cuando veía a la causante de que la persigan para matar

-Vete déjame, no hagas más daño-
-burra crees que te dejaré si lo que quiero es tu corazón
-NO -

Con desgarro toca aquella puerta suplicando mientras la risa de maldad en que en su mente escucha como si fuera real, su voz se escucha en sus gritos pero no de la otra persona con la que se supone que está hablando, es su misma voz pero en su cabeza los cuales se reflejan sobre sus labios que se mueven por no emiten sonido solo hacen los gestos de las palabras, pero en la realidad solo está ella hablándose y mirándose y dos voces, la de ella consciente y la de la otra mujer inconsciente que es ella misma solo que en su mente parece otra.

copyright • lumsx

por **Aldous Lemming** Dom Oct 19, 2014 2:29 am

Toc, toc, toc ¿están golpeando la puerta? Aldous se pregunta medio dormido obligándose a abrir los ojos para cerciorarse de que todo estaba bien, pero el cansancio le hacía difícil permanecer despierto, haciendo sus parpados más pesados de lo normal, por mucho que luchara de a momentos le ganaba la batalla.

TOC, TOC, TOC los golpes más fuertes que los anteriores le hicieron levantarse de un brinco de su asiento, ya habría momento para descansar ahora, alguien le necesitaba y por la urgencia de los golpes no podía tardar ni un segundo más. Abrió la puerta de golpe mirando a una joven menuda sangrando y llena de tierra, su rostro cubierto de lagrimas y asustada a más no poder, debía hacer algo, era su deber como medico.

- ¿estas bien? – pregunta estúpida y sin embargo la hizo, miró hacia el bosque y parecía oír a muchas personas gritar, ¿estaban buscando a la joven? La hizo pasar y cerró la puerta atracandola con un madero, apagó la luz y miró bajo la fina tela de la cortina como el tumulto de gente se alejaba de su cabaña.

Cuando no oía más aquellas voces giró su rostro para contemplar a su acompañante y examinarla, sus heridas iban desde pequeños rasguños frescos causados por ramas con las que seguramente se había topado en el camino hasta heridas más profundas y delicadas, Aldous apretó el puño al verla en aquella condición le parecía repugnante la forma en que un ser humano podría lastimar a otro de esa manera.

- Shh… Estas bien ahora, soy el Doctor Lemming curaré tus heridas, estas a salvo ahora – susurró intentando tranquilizar a la joven, acarició su cabello con lentitud ayudándola a sentarse sobre la camilla – recuéstate – le pidió mientras giraba para tomar agua fría en un paño húmedo, lo paso lentamente por su rostro intentando bajarle la fiebre a la par que limpiaba su bello rostro con lentitud

– shh…todo está bien ahora- susurraba intentando tranquilizarla. – ¿cuál es tu nombre? – preguntó mientras vendaba sus heridas sonriéndole para intentar tranquilizarla, la gente se asustaría de encontrar una desconocida en medio de la nada, sobre todo cuando una gran cantidad de personas la perseguían, eso era sentido común, pero para el doctor Lemming la ética estaba primero.

por **Mimi Drummond** Lun Dic 22, 2014 10:42 pm

La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.
-Heinrich Heine-

El sonido del viento golpeando con fuerza las hojas de los árboles que se mecen imponentes, el crujir del fuego al quemar la madera de las antorchas junto al ladrido de los perros que van tras aquella jovencita que asustada se hallaba con ojos cerrados rezando por un milagro que la salve de aquella posible muerte; lejos estaba ya de poder escaparse para ella todo había sido culpa de otra persona y de ella misma, se sentía mal y sobre todo lastimada no solo física sino también emocionalmente.

Se oyen los susurros más cerca su voz en susurros clamando a aquella puerta la piedad de ser acogida por unos minutos, comenzó a sentirse mareada, sentía que iba a desmayarse del susto y así fue cuando aquella madera se movió abriéndose dando paso al suelo el que veía tan cerca pero no lo tocó porque los brazos de un ángel la retuvieron.

-Que hermoso ángel- susurra perdiéndose en la oscuridad
Mimi, debes verlo es tan guapo, quizás pueda dejar su cabeza sobre la chimenea

Aquella voz se oía lejana para ella, pero la hacía sentir una calidez, un paz y tranquilidad, es más hace que sienta que todo está bien aunque ella sabe que no es así por lo que se atreve a sonreír unos momentos, quizás sí, sí podría tener unos pequeños segundos de felicidad sin estropearlos aquella que nadie puede ver pero que siempre la acompaña y es ahí que se abandona a los brazos de Morfeo sobre aquella nube que no es más que una camilla, quizás estaba muerta ya, quizás ahora se terminaría su condena eterna en vida, talvez solo era un sueño y aún estaba en su casa en aquella celda para evitar que salga aquella mujer.

Sus ojos se abren abruptamente y aun con la visión borrosa ve a aquel ángel, trata de recobrar mejor la consciencia aunque todo le daba vueltas y poco a poco iba receptando las palabras que aquel guardián le preguntaba, incluso se dejó tocar por vez primera en tanto tiempo se dejó tocar de un hombre aquella bruja

-donde estoy ¿acaso estoy muerta y por eso me dices que estaré bien y que curarás mis heridas? ¿eres un ángel? Si es así eres el ángel más hermoso que he visto-

Se acercó al joven extendiendo la mano sana a la mejilla de él sonriéndole, acercó un poco más y le dejó un beso en los labios, sus ojos cerrados sintiendo no el halo de muerte si no de vida y es entonces que se alejó de él tocándose los labios y una lágrima amenazó con correr libre pero la mantuvo

-No, no puede ser, estoy con vida y tú…tú no eres un ángel eres un…un hombre…y.y. yo…yo te besé y no…no está ella-
Te tocó, lo besaste y no cambiamos ¿por qué? MIMI

Es regañada en su mente, al punto de tomar sus piernas abrazándolas mirando al joven tan confundida y perdida entre sus pensamientos, el ojos izquierdo tomó el color ambarino que representaba a la otra, a su poder maligno, y su otro ojo tenía el color azul propio de ella, jamás había estado así frente a alguien y ahora si y por qué frente a él era lo que ella se preguntaba, quiso tocarlo pero no se atrevió por miedo ahora.

-Ya no sé si soy Mimi o soy ella, no sé, tu quien crees que soy ¿quién eres tú?-

Intimidada y tartamuda estaba sin dejar de mirar a aquellos ojos y fue entonces que comprendió que con aquel brujo se sentía segura, tranquila y podría, quizás él podía entender su mente dividida

copyright • lumsx

por **Aldous Lemming** Lun Ene 26, 2015 9:26 pm

El doctor la observa a detalle, además de las contusiones y golpes menores no había nada realmente grave, aun así no podía entender como era que la gente quisiera dañar algo tan frágil como aquella niña perdida, pero no entendía porque aun le sorprendía ese tipo de actos en las personas, el mundo era frio y cruel, Aldous tuvo la suerte de ser educado por un buen hombre como lo había sido su padre.

El joven Lemming limpió lentamente con ayuda del paño el rostro de la bruja, revisaba que el área estuviera completamente limpia, no quería que se le infectara, ya bastante había pasado la pobre, fue cuando los labios femeninos besaron por primera vez los masculinos, el joven dio un paso hacia atrás sin entender que había sucedido más cuando ella se alejo tan abruptamente de él, era la primera vez que algo así le sucedía pensó un segundo si en verdad estaba pasando, sino era un sueño aquello ¡Despierta Aldous, Despierta! se dijo así mismo pero nada sucedió.

La chica estaba cada vez más alterada y él lejos de poder ayudarla se encontraba igual que ella, quiso dar un paso hacia adelante para intentar confortarla, unas palabras de aliento de que no debía temer, ninguna palabra salió de su boca.

Los ojos de ella cambiaron de color, era claro que ella era una bruja, ahora entendía porque la gente la perseguía, incluso ahora no puede culparlas solo sentir pena por ellas, miedo a lo desconocido, él también es un brujo y es una persona respetable para la sociedad, su magia ha sido de gran ayuda para su labor como médico, si ellos supieran su naturaleza, también estaría en las condiciones de la chica o incluso peor, muerto tal vez.

– Soy el doctor Aldous Lemming, estas en mi clínica, aquí nadie te hará daño de nuevo, lo prometo – esbozó una sonrisa, estiro la mano hacia el frente para quitarle el cabello del rostro, intentando transmitirle un poco de confianza, fue cuando varios golpes en seco amenazaron por tirar la puerta de la clínica, gritos de hombres que amenazaban con tirar aquella estructura si nadie abría, Aldous tragó saliva tomando el cuerpo de la joven entre sus brazos dirigiéndole hasta las escaleras, la depositó en el primer escalón y le señalo el camino – Sube por favor, no bajes hasta que yo te lo diga, enciérrate en cualquier habitación, estarás bien –

Los gritos volvieron a aparecer, el joven Lemming seco su propio sudor mientras se dirigía a la puerta - ¿Buenas noches? – dijo mientras se acomodaba la bata sobre su cuerpo, los hombres al ver al médico bajaron la mirada, se sentían apenados.

– Discúlpeme Doctor, andamos en busca de una joven de cabello castaño, ¿la ha visto? – Aldous se limitó a negar con la cabeza.

– Lo siento, aquí solo nos encontramos mi esposa y yo, no hay nadie más, como puede ver a esta hora no hay ningún paciente y si no es mucha molestia les pediría que se retiraran, como sabrán tengo que madrugar – los hombres asintieron aunque algunos menos convencidos de la respuesta del doctor y lentamente se fueron hasta desaparecer entre los árboles, al sentir que estaban a salvo camino hasta la escalera – está todo bien ahora, puedes volver a bajar -

por **Mimi Drummond** Jue Feb 12, 2015 7:56 pm

La locura, la verdadera locura, nos está haciendo mucha falta, a ver si nos cura de esta peste del sentido común que nos tiene a cada uno ahogado el propio.
-Miguel de Unamuno-

Todo parecía volar a su alrededor, incluso el lugar el pareció que se achicaba con esa paredes que se acercaban a ella para aplastarla por los pecados cometidos en su inconsciencia; el aire le falta, siente que se desmayará en algún momento pero se resiste a caer en el sueño profundo por temor al despertar y saber que ELLA se le adelantó matando al hermoso ángel que le extendía la mano. Sus ojos fijos al suelo y esos labios delicados que repetían una y otra y otra vez palabras sin sentido, eran frases en otro idioma, realmente eran frases al revés.

Su mente volví a regañarla en insultos y amenazas de suicidios si no le respondía, la bruja solo se cubrió los oídos como si con eso pudiera acallar a su mente divida, cerró los ojos con fuerza meciéndose sobre aquella camilla contra la pared, negaba y replicaba que no era posible, que no sabía, que no tenía la culpa, solicitaba con pequeños atisbos de romper en llanto varias disculpas a alguien que no existe.

-No dejes que se me acerque, no dejes que me haga daño por favor- toma el brazo del doctor con esos ojos que comienzan a brotar las lágrimas
Mimi, por favor, no te hago daño te lo haces tú al ser una tonta se ríe
-Ella si puede entrar y lastimarte, no le dejes por favor-
Tonta, te das cuenta que lo estas tocando

Soltó el brazo del doctor sientiendose aun más confusa, miraba sus manos con ahínco para ver si encontraba la respuesta a su loca y confundida cabeza pero antes de siquiera poder decir palabra alguna, antes de poder hacer las preguntas en cuanta a que era aquel joven, porque no había llegado aquella arpía de mujer y matado al joven, antes de ponerse tan nerviosa que comenzaría a gritar decidió por asentir a lo que el doctor le pedía.

Sube a gatas por las escaleras asustada, mira por la habitación metiéndose bajo de la cama pero antes se lleva una almohada abrazándola. Miraba atenta por donde había subido esperando que no llegaran esas personas a matarla, tenía miedo, terror, un profundo vacío. Sus ojos se abrían y cerraban, y, en una de esas ve los pies de la mujer. Cubre sus oídos rápidamente negando con frases de “no estás aquí” “no puedes estar aquí” pero solo oía la risa en su mente. Sale corriendo de ahí quedándose contra la pared con la cabeza pegada a esta y temblando.

Cubrió su boca para no gritar mientras las lágrimas corrían libremente. Escuchó que los hombres y mujeres se alejaban, gateo hasta la escalera pero terminó frente a ella. Una hermosa mujer de cabellos castaños rebeldes como un león, sus ojos ambarinos y una sonrisa que esboza la seguridad y confianza, nada que ver con el pequeño ratón que se escabulle, aunque ambas se ven iguales…son la misma persona.

Crees que te irás así no más, eres una estúpida, no te das cuenta que ese doctor te va a entregar a esos hombres, él no te va a proteger de ellos ni de mi ni de ti misma. Déjalo ahora y prometo no hacerle ningún daño pero si te quedas aquí lo lastimaré
-No por favor, él es un ángel que me ayudó, nos ayudó. No soy mala no puedo yo…yo no puedo, pero él sí lo prometió el no engaña- sentada sobre piernas con la mirada al suelo.
Mimi realmente eres tonta, el no hará nada solo te encerrará por loca, creerá que eres una loca más y después de quemarán viva por ser una bruja maldita
-No, no es así, él no es así…el Doctor Aldous me ayudará y tú no puedes hacerle nada, ni siquiera cuando lo toque saliste. Él es un ángel- siente su corazón latir con fuerza.
Me estás retando Mimi, sabes lo que le paso a esa persona que decidió ponerse en contra mia
-Dejame dejame- grita y rueda escaleras abajo.

Sus labios se mueven en todo aquel dialogo, pero solo se escucha la voz de ella la de la otra mujer no, solo Mimi la oye, pero es ella misma la que susurra las palabras. No se da cuenta realmente de lo que ocurre.

Al llegar abajo se levanta corriendo donde el doctor tocándole el rostro toda asustada, tiene algo de fiebre pero su locura la obligo a lanzarse a sí mismo por las escaleras en una inexistente pelea con su “gemela”.

-Ella no te hará daño, no lo hará. Debes irte vete. Eres un bello ángel y te cuidaré-

Abraza al joven con fuerza dejándose caer al suelo para tomarle de la pierna como si fuera una fuente de vida o esperanza.

-Contigo no sale ella, y eso la exaspera, la tiene furiosa ello ¿Qué eres? ¿Cómo evitas que ella venga y te haga daño? ¿Cómo?-

Tartamudea viéndole desde abajo con la carita sucia y los labios temblándole, la fiebre comienza a subir y sus alucinaciones se hacen presentes aún más. Viendo que los hombres llegan por ella para llevarla, sus gritos comienzan a hacerse presente, pero todo es producto de su calentura.

copyright • lumsx

por **Aldous Lemming** Jue Feb 26, 2015 6:10 pm

Le había pedido que bajara pero aún no estaba tan seguro de que aquellos hombres se habían retirado por completo, pero no tenía otro remedio que esperar que aquello fuera verdad, después de todo no podían entrar ahí ¿no? Trago saliva esperando que sus pensamientos fueran ciertos.

Aun así no estaba del todo tranquilo, no con aquella chiquilla tan asustada y con la fiebre tan alta que apenas y podía mantenerse de pie ¿Qué era lo mejor? ¿Sedarla? Por supuesto que no, aunque por un segundo lo pensó, esa pequeña necesitaba descansar y estar corriendo de una habitación a otra no parecía tan buena idea, podría ducharse primero y luego acostarse en alguna habitación, pero al parecer no podía controlar esas voces que la atacaban.

Aldous la tomo entre sus brazos cuando corrió hasta él, después de todo era un doctor, un hombre que estaba acostumbrado a encargarse del cuidado de los demás, esa había sido siempre su vocación, era es el principal motivo por el que había “manchado” su reputación escondiéndola de aquellas personas que querían acabar con su vida.

– Tranquila pequeña ¿Mimi? ¿Verdad? – preguntó para estar seguro de con quien estaba hablando, no porque haya olvidado su nombre, sino para asegurarse de que no era “la otra mujer” de la que tanto huía la pequeña bruja – No me hará nada y tampoco a ti, no dejes que te controle… solo tú tienes poder sobre ti – aseguró dedicándole una sonrisa más grande que las anteriores irradiándole confianza.

– Quiero que pongas atención, no voy a hacerte daño y si queremos mantenerte a salvo tenemos que pensar que hacer contigo, primero que nada quiero que te tranquilices un poco, te voy a subir de nuevo y vas a intentar dormir un poco, la fiebre que tienes es bastante alta – intentó explicarle con toda la calma que pudo mientras la cogía en brazos de nuevo subiendo por las escaleras hasta una pequeña habitación, depositándola sobre la cama.

El silencio se hizo presente entre ambos mientras buscaba entre los muebles algo de ropa que la joven pudiera usar, encontró un viejo camisón blanco que perteneció a su madre y se lo ofreció dejándole sobre la cama – Bajaré un par de minutos, iré por un poco de agua fría para tu fiebre, intenta estar tranquila y recuerda no dejes que ella tome poder sobre ti, ella es fuerte porque tú se lo permites – dicho eso salió de la habitación, con dirección a la cocina, tenía que ser rápido, seguía algo inquieto en dejarla sola y sabía que seguiría así hasta no verla mejor.

por **Mimi Drummond** Miér Mar 25, 2015 6:59 pm

Ahi estaba toda confundida mirando a los ojos de aquel doctor que le tocaba sin dejar que cambie de personalidad, lo observa viendo a su alrededor un aura celestial tan agradable que se deja llenar, aun cuando su otra mente le gritaba y reclamaba que no lo hiciera, los gritos incesantes que en su cabeza escuchaba no la dejaban tranquila, cerraba sus ojos para encontrar aquella tranquilad pero solo ira podía hallar, hasta que desde los cielos todo se aclaró para ella, la voz del doctor la calmaba y desaparecía aquella voz ¿cómo? Era lo que ambas se preguntaban.

Es hermoso, sus ojos y su resplandor
Lo odio, es detestable y repugnante, su aroma y esa mirada de idiota
No, es lindo y dulce, huele a dulce, él sabe cómo evitar que cambiemos
Tonta, eso tenemos que saber cómo lo hace

Asintió cuando la nombre, ni un hombre la había llamado así. Se deja llevar solo asintiendo a las palabras del galeno mientras se acurrucaba entre sus brazos, quizás era la fiebre o quizás su locura dividida que lo hacía celestial ante ella, su sonrisa se dibujó cayendo lentamente en el sueño, por vez primera estaba en calma soñando con el prado, mariposas y ella corriendo tras de ella, ella junto a aquel doctor, abrió abruptamente los ojos sonrojándose y cuando la dejó en la cama no dudó en seguirle con la mirada, se tentó a levantarse y acariciarlo, era la vez primera que estaba cerca de alguien de un hombre sin cambiar ni provocar destrozo y quería saber el porqué de ello, quiso tocarle el rostro, las manos, todo de él saber lo que era estar cerca de un hombre.

Se sentía un poco tonta pero la voz no la escuchaba más, solo cuando él salió volvió a sentir ese martilleo en su cabeza y sus labios se movían nuevamente reclamándose.

-Dejame en paz, no le haré nada a aquel hombre sentenció sentándose en la cama
Ah no, estas segura Tonta le regaña furiosa
-Si, él tiene razón yo tengo el control, y tú no eres nada, yo puedo- se quita la ropa dejando a la luz ciertas heridas, pequeñas y del pasado
Claro que puedes, puedes salir herida, te romperán, te quemaran y se burlaran de ti, no ves, eres una tonta en confiar en él

Hace como que no escucha caminando hasta aquel espejo mirándose el cuerpo completamente, ladea la cabeza y ve a su gemela, que se toca, aunque es ella mismo que lo hace.

Pero si ya entiendo se ríe burlonamente
-Déjame en paz- gritó dándole la espalda
Solo quieres revolcarte con él como una sucia zorra no es verdad, lo hubieras dicho Mimi eso lo puedo hacer yo, aunque creo que contigo él no disfrutará nada, mírate eres desabrida, mejor cambiemos y yo le doy lo que quiere él, sabor a su vida
-No, él no es así- escucha la risa de ella en su cabeza

Corrió a la cama a cubrirse con la sábana y no ver a la mujer, sus ojos con fuerza cerró susurrando palabras que la alejaban, buscó nuevamente calmarse al intentar recordar la voz del médico y vio aquel camisón, lo recorrió por su rostro sintiendo la tela, imaginando sentirla puesta pero no se la colocó solo se cubrió con la sabana, andaba en ropa íntima rozando aquella tela por sus hombros y piernas sonriendo como una niña que encuentra un nuevo juguete y ahí supo lo que tenía que hacer. Baja con el camisón en la mano en busca del doctor, cuando lo ve se lo entrega dándole

-Por favor no te vayas, no me dejes sola, hare lo que digas todo pero no me dejes sola si- toma la mano de él con la de ella para llevarle a la mejilla.
-No sale ella, y es cálido la caricia, ¿por qué? Dime ¿Cómo lo haces? ¿eres un ángel de dios, o eres un elfo de los bosques- tira de la mano de él sonriéndole con dulzura
-Eres lindo y tienes unos ojos hermosos quiero tocarte- extiende su mano a la mejilla de él cerrando los ojos al sentir el contacto.

Una pequeña lágrima suelta al sentir el contacto ajeno.

-Ella te odia y está muy enfadada pero no sale y es por ti, quédate a mi lado, deja eso estaré bien si te quedas a mi lado esta noche al menos-

[/center]

Para cualquier persona en su sano juicio eso sería muy directo y descarado pero para ella no sonaba así, al contrario sonaba normal en su cabeza que daba vueltas y vueltas sin parar

copyright • lumsx

por Contenido patrocinado

¿quien eres tu? [privado]

¿quien eres tu? [privado]

Re: ¿quien eres tu? [privado]

Re: ¿quien eres tu? [privado]

Re: ¿quien eres tu? [privado]

Re: ¿quien eres tu? [privado]

Re: ¿quien eres tu? [privado]

Re: ¿quien eres tu? [privado]

Re: ¿quien eres tu? [privado]

Re: ¿quien eres tu? [privado]