Un baile inusual.

por **Molly Winslet** Miér Sep 17, 2014 8:21 am

Las risas, los susurros embriagados, las voces melosas en los rincones, la música fluyendo entre aquella multitud ataviada de telas caras, los zapatos de piel moviendose de aqui para allá al son de las delicadas notas del piano y el violín. Todo esplendor, todo luz, todo apariencia. La plenitud.
Me resultaba tan reconfortante jugar a ser humana en aquellos ambientes, como si todos ellos me adorasen realmente por lo que soy, y no por lo que aparento. Era tan divertido ver sus rostros llenos de sorpresa ante mis inmejorables atributos y dones sobrenaturales... Sin ni siquiera sospechar que aquello que me hacía brillar era el fluido carmesí que corría por sus venas.
Me encontraba sentada sobre el respaldo de un pomposo sofá de terciopelo, rodeada de un grupo de jovencitas y caballeros que no hacían más que intentar llamar mi atención. El sutil y amargo sabor del champán inundaba mi boca con cada sorbo, y hacía todo mucho más atractivo. La música sonaba mejor, los bailarines parecían en perfecta armonía, el ambiente era acogedor, la gente se comportaba de forma agradable con cualquiera.
Tras reír ante un patético comentario de una de las señoritas que se sentaba cerca de mí, escruté la sala con mis iris cristalinos. Una decoración saturada de estampados y detalles dorados salpicaba las paredes y cada uno de los muebles de aquella enorme sala. Los vestidos pasaban de la sutileza y la modestia a la ostentación más cargada de joyas y otros avalorios.
Quizá yo me acercara más a aquella última descripción, con un vestido tan luminoso y perlado como la propia estancia, y tanto el cuello como el cabello repleto de piedras relucientes y auténticas. Y aun así, era consciente de que era la única de la sala capaz de llevar aquellos adornos con elegancia y naturalidad.
Humanos... tan desesperados por alcanzar la perfección, y tan ignorantes de que aquello es imposible en su propia especie. Si bien era cierto que mi condición no era perfecta, pero al menos me brindaba una belleza incomparable que parecía atraer y a la vez intimidar a cualquiera que estuviera a mi alrededor. Y eso me encantaba.
Era un juego realmente sencillo, pero imprevisible. Nunca se sabía cómo reaccionarían ante mis métodos de seducción. Algunos caían fácilmente, creyéndose a salvo en mi presencia, otros parecían notar mi naturaleza sobrenatural, y se mostraban recelosos ante mi actitud cautivadora. Pero siempre podía recurrir al control mental.
Ver cómo su voluntad quedaba totalmente anulada ante una simple orden... era algo increíblemente placentero para mí. Y pensar que antes poseía una cierta moral ante cosas así, llegando incluso a criticar a los que controlaban a los demás. Qué ilusa.
Entre mis macabros pensamientos, un aura diferente me hizo volver el rostro. Alguien acababa de entrar en la sala, alguien... distinto. Esperé a que se aproximara a la zona de baile para poder verle el rostro una vez apareciera entre la multitud que se agolpaba en la entrada.

por **Arianrhod Dankworth** Miér Sep 17, 2014 7:08 pm

En cuanto la invitación llego a mis manos inmediatamente la rechacé, pero quien me la otorgaba era una de mis mejores clientes, una mujer de clase alta la cual suele ir a visitarme cada vez que su pequeña sufre algún accidente o los cuidados del médico no son suficientes para una rápida curación. Intenté excusarme de asistir pero ella insistió y me puso entre las espada y la pared al decir que no le gustaría tener que buscar otro lugar donde comprar medicinas tan especiales debido a la descortesía que sería el no ir a dicho baile. Pude notar que en su voz escondía cierto deje de humor, pero también ella quería que asistiera por lo que acabé accediendo y tras mucho buscar entre mis cosas algo que fuera totalmente adecuado para dicha ocasión encontré un viejo vestido de mi madre el cual mandé a hacer unos arreglos para volverlo un poco más pomposo y que estuviera a tono con el ambiente en cual me adentraría.

Adorné mi cuello y muñecas con algo de joyería, algo sencillo, no muy ostentoso y acabé de arreglarme con un peinado que dejara la mayoría de mi cabello cayendo en ondas sobre mis hombros y maquillaje de un color rojo fuerte sobre mis labios y color de sombra a juego con mi vestimenta.

En cuanto llegue al lugar pude notar que ya era algo tarde debido a que este ya se encontraba bastante concurrido, primero que nada me aseguraría de buscar a mi fiel compradora para hacerle notar mi presencia en el baile y luego obviamente planeaba hacer lo que se viene a hacer en lugares como estos... bailar.

La pude localizar fácilmente con el solo hecho de concentrarme en su aura, pero para llegar hasta ella tendría que cruzar la pista de baile, si quería hacer mi camino recto y o si no tendría que rodear dicho sector. Fue entonces cuando pude notar que a uno de los costados se encontraba un aura distinta, aunque no estaba del todo segura que tan distinta era. Al parecer esta sería una noche interesante.

Con una sonrisa en mi rostro emprendí mi camino para agradecer la invitación como es debido.

por **Molly Winslet** Vie Sep 19, 2014 4:16 am

Aquella energía distinta se acercaba paulatinamente, y yo esperaba con los ojos fijos en el lugar por donde sabía que aparecería. Una de las señoritas que me acompañaba comenzó a susurrarme al oído lo mal vestida o la forma tan grosera en que se comportaba las mujeres de aquí y allá. Yo hice caso omiso de sus comentarios, a la par que un rostro juvenil y vivaz de una agraciada jovencita aparecía entre la multitud.
Observé el color tan extraño de su aura, y la forma en que se movía con ligereza y seguridad por la sala. Parecía estar buscando a alguien. Para evitar un encuentro con su mirada, a pesar de los muchos metros que aún nos separaban, volví de nuevo el rostro hacia la chiquilla que no hacía más que hablar.
Harta de su insistencia por llamar mi atención, fijé mis ojos en los suyos y me propuse a meterme en su mente. Cesó de cotorrear al instante, hipnotizada ante mi imponente mirada. Sonreí con cierta burla a la par que le cogía la mano con fingida dulzura.
-Cielo… ya sé que eres encantadora y todo eso… -esbozó una sonrisa estúpida-. Pero… ¿podrías dejar de ser tan absurda?
La orden pareció funcionar, pues en vez de alterarse como habría hecho cualquier dama fuera de mis influjos, asintió con la cabeza sosegadamente, sin borrar aquella mueca de felicidad tan patética de su rostro.
-Bien, así esta mejor- le di unas palmaditas en el dorso de la mano-. Ahora, intenta estar calladita.
La presencia que había llamado mi atención parecía estar sorteando la zona donde la gente bailaba, por lo que no tardaría en cruzarse conmigo. Me volteé, apoyándome con un brazo en el respaldo del sofá, para poder espiar sus movimientos de reojo.
Una joven bastante más inteligente y algo menos agotadora me hizo un comentario que fingí haber escuchado, acompañando su risa y sonriendo mientras todos mis sentidos estaban puestos en descubrir por qué aquella dama tenía una energía tan distinta a las demás. No quedaba mucho para que llegara hasta nuestra altura.
Su mirada fija en la multitud delataba que su atención estaba centrada en otra cosa, por lo que pude observar cómo se acercaba sin darse cuenta hacia nosotros. Su rostro tenía algo misterioso también, como si la belleza no fuera lo único que le caracterizaba. Pero, obviamente, sólo yo era capaz de notar aquella apariencia inusual, aquella aureola vibrante que definía todos sus movimientos.
-Parece que ha perdido a alguien, mademoiselle – alcé una de las comisuras de mis labios, con aire juguetón.

por **Arianrhod Dankworth** Dom Oct 05, 2014 1:23 pm

Comencé a caminar cruzando la pista de baile y, a pesar de que habían parejas que me abrían al paso y se apartaban ligeramente para permitirme el paso, mientras que otras por el contrario apenas me esquivaban o simplemente chocaban suavemente conmigo, incluso me gané una o dos pisadas y algunas malas miradas por interrumpir su momento o su muy ensayada coreografía.
Después de pasar por aquellos reclamos con miradas de disculpas o sonrisas de simpatía de alguna forma acabé llegando al sector en donde muchas mujeres se encontraban aglomeradas conversando, y seguramente chismorreando sobre las personas que podían divisar frente a ellas en la pista de baile. De algún modo terminé justo frente aquella aura que me había llamado la atención al entrar al lugar. ¿En qué momento había cambiado el rumbo de mis pasos? ¿Ahora donde se encontraba Madam Alexia? Mi desorientación momentánea acabó cuando una voz llamó mi atención.
- Parece que ha perdido a alguien, mademoiselle –giré en redondo en busca de la dueña de aquella voz y me encontré a una mujer sentada en un sofá a unos pasos, rodeada de aquellas mujeres que al parecer habían asistido a este baile para realizar un panel de opiniones.
- No sé si perder a alguien es la expresión adecuada. Solo estaba en busca de quien me invito para agradecer el detalle, pero al parecer he cambiado el camino al ir a su encuentro -le respondí tranquilamente mientras giraba intentando volver a encontrar el conocido rostro de mi clienta con resultados fallidos-, aunque ahora ya no logro encontrarla.

por **Molly Winslet** Mar Oct 07, 2014 4:16 am

- No sé si perder a alguien es la expresión adecuada. Solo estaba en busca de quien me invito para agradecer el detalle, pero al parecer he cambiado el camino al ir a su encuentro -me dio la espalda para continuar escrutando con la mirada la multitud -, aunque ahora ya no logro encontrarla.

Estaba claro que era humana pero... ¿había algo más? Los latidos de su corazón eran firmes y claros, y la sangre fluía con normalidad y calidez por su cuerpo. Pero esa energía me daba a entender que aquella dama poseía un poder distinto, algo más fuerte y más interesante que la simple vitalidad de los demás.

-Si me dice el nombre de aquel al que busca quizá pueda ayudarla -mis ojos denotaban una fingida amabilidad, cuando en realidad sólo deseaba saber por qué me resultaba tan inquietante aquella presencia.

Nunca había oído hablar de nada que no fuera vampiros y humanos, humanos y vampiros. ¿Y si resultaba ser una amenaza? ¿Mis poderes tendrían en efecto en alguien tan distinto? Decidí no tentar a la suerte, ya que algo en su expresión me advertía de que quizá ella ya conociera mi condición especial.
Me limité a esperar con paciencia su respuesta, y así quizá pudiera entablar conversación con aquella joven, con la esperanza de averiguar algo más.

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