AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Inusual (Libre)
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Inusual (Libre)
La noche cubrió la ciudad como una enorme red de oscuridad y los humanos, como bichos, quedaron atrapados sin remedio.
Suaves brisas nocturnas recorrían mi imperfecta piel cubierta de cicatrices... una piel que no estaba diseñada para sentir, pero yo ansiaba acariciar con el dorso de mi mano y verme abatido por cosquilleos y escalofríos.
Fuí al jardín botánico... colorido carnaval inusual en una oscura noche sin estrellas. Las nubes cubrían los luceros parpadeantes y rodeaban la luna llena acomodándole un lecho. Tosí sangre, como solía hacer. La sobredosis de sangre me provocaba malestar... pero el placer que me proporcionaba valía la pena.
Me senté en un borde que protegía las dulces flores delicadas.
Sonreí.
Las flores eran como los humanos... frágiles.
Podían marchitarse fácilmente y morir... rápidamente su vida llegaba a la cúspide y se caía precipitándose velozmente.
Olfateé una rosa roja con ansia y caí en la cuenta de que me recordaba al aroma de la mayoría de mujeres con las que había... cohabitado.
Prefería el dulce olor de la vainilla, sin excesos... aroma que escogían las dulces muchachas nobles... pequeñas y pecadoras... maravilloso.
El pecado era la fragancia y la esencia del mal.
El mal era mi lecho y mi yugo.
Suaves brisas nocturnas recorrían mi imperfecta piel cubierta de cicatrices... una piel que no estaba diseñada para sentir, pero yo ansiaba acariciar con el dorso de mi mano y verme abatido por cosquilleos y escalofríos.
Fuí al jardín botánico... colorido carnaval inusual en una oscura noche sin estrellas. Las nubes cubrían los luceros parpadeantes y rodeaban la luna llena acomodándole un lecho. Tosí sangre, como solía hacer. La sobredosis de sangre me provocaba malestar... pero el placer que me proporcionaba valía la pena.
Me senté en un borde que protegía las dulces flores delicadas.
Sonreí.
Las flores eran como los humanos... frágiles.
Podían marchitarse fácilmente y morir... rápidamente su vida llegaba a la cúspide y se caía precipitándose velozmente.
Olfateé una rosa roja con ansia y caí en la cuenta de que me recordaba al aroma de la mayoría de mujeres con las que había... cohabitado.
Prefería el dulce olor de la vainilla, sin excesos... aroma que escogían las dulces muchachas nobles... pequeñas y pecadoras... maravilloso.
El pecado era la fragancia y la esencia del mal.
El mal era mi lecho y mi yugo.
Invitado- Invitado
Re: Inusual (Libre)
Caminatas sin fin se disfrazaban a perfección de ésta soledad, ¿Qué más puede perecer si yo misma estoy en un lecho del cuál no puedo escapar?, habiendo recién probado el dulce néctar que derrocha la sangre humanitaria sobre mi cuerpo no tiene comparación alguna que sea posible de hacerle un sinónimo o algo parecido, el deleite provocado al sentirla recorrer ardiente sobre la garganta son placeres exquisitos para alguien de nuestra especie. A pesar de ello no puedo negarlo, me siento extenuada por ser un monstruo acabavidas, ese es mi trabajo no puedo vivir de otra cosa, me siento débil con beber de animales, así que eso por el resto de las eternidades no cambiará.
Pensamientos de éste tipo abordan en mi cabeza siempre que termino de alimentarme, he intentado varias veces corroborar esa emoción en combinación ciertamente con la adrenalina provocada por escuchar ir los latidos sociales entre mis brazos, sigo intentando negar que es delirante escuchar los últimos respiros de la presa encarnándose su líquido rojo ´sobre mi blanquecino ser. ¡A cuántos placeres se ha sometido la sociedad!, a aquellos todavía sobrevivientes encuentran en el dinero avaricia, en los cuerpos pasiones prohibidas y liberales, en los juegos destreza y en las fiestas borracheras.
Acostumbrada a todo aquello, puedo mencionar certeramente que no es el tipo de mundo ideal para vivir, llevo encima ropas molestas y sin embargo elegantes, todo el mundo clava su inocente mirada sobre la mía mientras los pasos se deslizan suavemente sobre el terregal que provocan los caminos sin conducirme a ninguna parte en específico; cierto, recuerdo que más al horizonte está un jardín del cuál había estado escuchando; el olor de las flores despiertan ampliamente la curiosidad, camino deslizándome campante sobre el recinto hasta llegar entre la luz de la luna a una vista verdaderamente colorida a plena luz de vela haciéndole los honores de llamarse luna.
Las hojas se plasman de distintos tonos como aquellas pinturas de acuarela de los artistas, aún en la obscuridad puedo distinguir perfectamente el color de cada una, el olor de las margaritas, rosas y de las pocas que conozco; sin duda es un espectáculo para disfrutar, con la luna llena de fondo, escarlatada asemejándose al tono pálido de mi tez tomo una con los dedos helados con la mayor delicadeza posible ante una nueva esencia inunda mis narices, hay otro acompañante alrededor, puedo distinguir a uno... como yo, no estoy en afán de pelear, ni de discutir, sólo deseo un rato en paz, en completo aislamiento recordando viejas charlas o antiguas anécdotas sobre la vida pasada, quién diría que yo... aquella joven enamoradiza ahora estoy condenada a tiempos sin fin. Al pasearme sobre éstas puedo recordar cierto lienzo en un museo cercano, qué obras de arte, el pintor desliza los dedos sobre el óleo dejando que las tinturas busquen su propio boceto, creando figuras sin forma y al mismo tiempo que obtienen un significado, puede sin duda confundir a algunos más viendo más allá se enfrentan con realidades subalternas.
Si dedicase algún tiempo a mirar detenidamente, puedo constatar que las flores tienen vida propia, en el cielo alzándose relámpagos pueden matarlas en cualquier instante, el fin de mi existencia sucedió masomenos igual, dejándome entrellevar por los aromas sé que no estoy muy lejana a la compañía a la que no he deseado molestar.
Pensamientos de éste tipo abordan en mi cabeza siempre que termino de alimentarme, he intentado varias veces corroborar esa emoción en combinación ciertamente con la adrenalina provocada por escuchar ir los latidos sociales entre mis brazos, sigo intentando negar que es delirante escuchar los últimos respiros de la presa encarnándose su líquido rojo ´sobre mi blanquecino ser. ¡A cuántos placeres se ha sometido la sociedad!, a aquellos todavía sobrevivientes encuentran en el dinero avaricia, en los cuerpos pasiones prohibidas y liberales, en los juegos destreza y en las fiestas borracheras.
Acostumbrada a todo aquello, puedo mencionar certeramente que no es el tipo de mundo ideal para vivir, llevo encima ropas molestas y sin embargo elegantes, todo el mundo clava su inocente mirada sobre la mía mientras los pasos se deslizan suavemente sobre el terregal que provocan los caminos sin conducirme a ninguna parte en específico; cierto, recuerdo que más al horizonte está un jardín del cuál había estado escuchando; el olor de las flores despiertan ampliamente la curiosidad, camino deslizándome campante sobre el recinto hasta llegar entre la luz de la luna a una vista verdaderamente colorida a plena luz de vela haciéndole los honores de llamarse luna.
Las hojas se plasman de distintos tonos como aquellas pinturas de acuarela de los artistas, aún en la obscuridad puedo distinguir perfectamente el color de cada una, el olor de las margaritas, rosas y de las pocas que conozco; sin duda es un espectáculo para disfrutar, con la luna llena de fondo, escarlatada asemejándose al tono pálido de mi tez tomo una con los dedos helados con la mayor delicadeza posible ante una nueva esencia inunda mis narices, hay otro acompañante alrededor, puedo distinguir a uno... como yo, no estoy en afán de pelear, ni de discutir, sólo deseo un rato en paz, en completo aislamiento recordando viejas charlas o antiguas anécdotas sobre la vida pasada, quién diría que yo... aquella joven enamoradiza ahora estoy condenada a tiempos sin fin. Al pasearme sobre éstas puedo recordar cierto lienzo en un museo cercano, qué obras de arte, el pintor desliza los dedos sobre el óleo dejando que las tinturas busquen su propio boceto, creando figuras sin forma y al mismo tiempo que obtienen un significado, puede sin duda confundir a algunos más viendo más allá se enfrentan con realidades subalternas.
Si dedicase algún tiempo a mirar detenidamente, puedo constatar que las flores tienen vida propia, en el cielo alzándose relámpagos pueden matarlas en cualquier instante, el fin de mi existencia sucedió masomenos igual, dejándome entrellevar por los aromas sé que no estoy muy lejana a la compañía a la que no he deseado molestar.
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 312
Fecha de inscripción : 18/09/2010
Re: Inusual (Libre)
Observé una sombra acercándose entre la oscuridad. Un ser angelical muy distinto a lo que realmente oculta bajo la superficie de su níveo y perfecto cuerpo. Un vampiro. Un monstruo oscuro encerrado en un cuerpo de querubín.
Bajé mi cabeza. No quería cmpañía indeseada. No quería mujeres hostiles o exigentes, no quería prostitutas con cuerpo de aristócrata, no quería más mal en mi putrefacta y oscura vida. Mi alma era entonces un enorme agujero negro, un pozo de maldad, traición, venganza, humillación y problemas sin solución. Sólo pretendía salir de aquél callejón sin salida, y la única forma de lograrlo era dejar de convivir con aquella gente con la que solía andar... indeseables, asesinos, borrachos, cortesanas... todos eran nobles... curioso, ¿verdad?
-Buenas noches, mademoiselle-
Dije, levantando la cabeza hacia ella.
Si resultaba ser una indeseable, me largaría como siempre solía hacer en situaciones incómodas, y no solía importarme.
Mi voz había sonado algo vacía y aburrida, pero realmente era... triste. Odiaba que mi tono de voz sonase siempre tan... monótona; excepto cuando me excitaba y sonaba más profunda y cálida.
Bajé mi cabeza. No quería cmpañía indeseada. No quería mujeres hostiles o exigentes, no quería prostitutas con cuerpo de aristócrata, no quería más mal en mi putrefacta y oscura vida. Mi alma era entonces un enorme agujero negro, un pozo de maldad, traición, venganza, humillación y problemas sin solución. Sólo pretendía salir de aquél callejón sin salida, y la única forma de lograrlo era dejar de convivir con aquella gente con la que solía andar... indeseables, asesinos, borrachos, cortesanas... todos eran nobles... curioso, ¿verdad?
-Buenas noches, mademoiselle-
Dije, levantando la cabeza hacia ella.
Si resultaba ser una indeseable, me largaría como siempre solía hacer en situaciones incómodas, y no solía importarme.
Mi voz había sonado algo vacía y aburrida, pero realmente era... triste. Odiaba que mi tono de voz sonase siempre tan... monótona; excepto cuando me excitaba y sonaba más profunda y cálida.
Invitado- Invitado
Re: Inusual (Libre)
Alzando la vista ligeramente a la noche, estrellas le hacen compañía al paraje tan peculiar, por fin, a la lejanía puedo distinguir a cierta silueta sobresaliendo. No hay marcha atrás, he llegado hasta el punto final, éste encuentro resultará inevitable más la percepción que encierran las palabras del caballero me sorprenden un poco, acostumbrada a escuchar otras tonalidades en las voces vampíricas, por ejemplo en aquél teatro al que acostumbro ir de vez en cuando se oye sumamente distinto, la conversación del actor es firme y fuerte, haciendo comparaciones el oír al vampiro que se encuentra en el jardín parece ausente, no me sorprende en lo absoluto, suele pasarme, más de lo tradicional.
Encogiéndome de hombros sobre mis labios tatuados de color carmín se encorva una sonrisa hacia arriba desplegando los dientes frontales sin mostrar los incisivos, ahora no, a pesar de estar condenados a un torrente de defectos y otras tantas cualidades me pierdo con aceptar, lo que soy y lo que represento.
-Buenas noches mosieur, ¿Cómo os encontraís ésta noche?- pregunto con suma educación, es una característica mía, la disciplina siempre impuesta junto a los buenos modales, lástima que no podía olvidarlos a veces sólo por instantes, aún jugando con mis hermanos era una muestra inequívoca de ser alguien amaestrado como algún animal de circo para obedecer sin ningún reproche.
-Disculparos la molestia, estaba tratando de recordar los nombres de algunas florecillas, y habéis aparecido en el mapa sin más ni más- suspiro... aquellos respiros de aire inexistente más brindadores de silencio interno.
La mirada de dos vampiros se están cruzando, en mi caso es uno de los primeros encuentros con alguien de nosotros, vivir tanto tiempo arraigada a mi hogar comienza a parecerme mala idea, sólo puedo conocer algunos cuántos, aún en la banalidad en la que navego, y la soledad desafiante, es una invitación a explorar parte de nuestro mundo.
-Antes, permitidme presentaros, me llamo Annette- hago una ligera reverencia con el vestido enorme puesto, las manos colocadas sobre este a los lados, los dedos helados y calcinos se asoman sobre las mangas; el cabello lo llevo suelto, estas noches no gusto de los peinados estorbosos; el frío del viento se hace presente pero no tengo frío, soy insensible, soy... sólo un vampiro más queriendo huir de mi realidad...
Encogiéndome de hombros sobre mis labios tatuados de color carmín se encorva una sonrisa hacia arriba desplegando los dientes frontales sin mostrar los incisivos, ahora no, a pesar de estar condenados a un torrente de defectos y otras tantas cualidades me pierdo con aceptar, lo que soy y lo que represento.
-Buenas noches mosieur, ¿Cómo os encontraís ésta noche?- pregunto con suma educación, es una característica mía, la disciplina siempre impuesta junto a los buenos modales, lástima que no podía olvidarlos a veces sólo por instantes, aún jugando con mis hermanos era una muestra inequívoca de ser alguien amaestrado como algún animal de circo para obedecer sin ningún reproche.
-Disculparos la molestia, estaba tratando de recordar los nombres de algunas florecillas, y habéis aparecido en el mapa sin más ni más- suspiro... aquellos respiros de aire inexistente más brindadores de silencio interno.
La mirada de dos vampiros se están cruzando, en mi caso es uno de los primeros encuentros con alguien de nosotros, vivir tanto tiempo arraigada a mi hogar comienza a parecerme mala idea, sólo puedo conocer algunos cuántos, aún en la banalidad en la que navego, y la soledad desafiante, es una invitación a explorar parte de nuestro mundo.
-Antes, permitidme presentaros, me llamo Annette- hago una ligera reverencia con el vestido enorme puesto, las manos colocadas sobre este a los lados, los dedos helados y calcinos se asoman sobre las mangas; el cabello lo llevo suelto, estas noches no gusto de los peinados estorbosos; el frío del viento se hace presente pero no tengo frío, soy insensible, soy... sólo un vampiro más queriendo huir de mi realidad...
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 312
Fecha de inscripción : 18/09/2010
Re: Inusual (Libre)
-Buenas noches... me encuentro un poco decaído-
Dije, respondiendo a su primera pregunta. Seguramente no le interesaría mi respuesta en absoluto, pero lo dije por educación aunque era obvio.
-No es ninguna molestia su presencia... de momento-
Respondí.
-Un gusto, señorita Annete-
Dije, cogiendo su mano desde el suelo y besando su dorso.
No me importó mirarla desde el suelo, pues mi complejo de inferioridad era inexistente. Me quedé mirando a mademoisesse Annete, cavilando en mis posibilidades con aquella dama.
Seguramente no acabaría enamorándose de mi. Seguramente mi atractivo no fuese exagerado, ni fuese un metrosexual, como el resto de hombres en París... quizás mis palabras nunca fuesen las más correctas ni las más aceptadas... tal vez mi personalidad fuese pésima y poco atrayente...
Habia que cavilar en mis posibilidades y en que quizás aquella mujer ya habría elegido su media naranja... y yo fuese otro cítrico divergente a ella. Quizás no sería capaz de enamorarme y yo no tendría ni la opción de enamorarle a ella... sería lo más provable. Así que me precipité a decir loq eu ambos pensábamos... o al menos yo.
-No soy capaz de enamorar a nadie. Todos son caprichos temporales-
Dije, mirando fíjamente a los ojos de la vampira... quizás con desdén. Me asaltó un asco incontrolado por mí mismo, me asaltó la ira y el odios hacia mi ser... mi espíritu vengativo me animaba a matar a mis anteriores amantes aunque no fuesen culpables de nada.
-Perdóneme si no cumplo sus expectativas, mademoiselle-
Dije después, más calmado.
La brisa nocturna sacudió mi pelo haciéndolo caer sobre una parte de mi cara... estaba demasiado harto del mundo como para apartarlo y dar imagen de preocupación por la estética.
Suspiré.
-Por cierto... mi nombre es Adam-
Añadí.
Dije, respondiendo a su primera pregunta. Seguramente no le interesaría mi respuesta en absoluto, pero lo dije por educación aunque era obvio.
-No es ninguna molestia su presencia... de momento-
Respondí.
-Un gusto, señorita Annete-
Dije, cogiendo su mano desde el suelo y besando su dorso.
No me importó mirarla desde el suelo, pues mi complejo de inferioridad era inexistente. Me quedé mirando a mademoisesse Annete, cavilando en mis posibilidades con aquella dama.
Seguramente no acabaría enamorándose de mi. Seguramente mi atractivo no fuese exagerado, ni fuese un metrosexual, como el resto de hombres en París... quizás mis palabras nunca fuesen las más correctas ni las más aceptadas... tal vez mi personalidad fuese pésima y poco atrayente...
Habia que cavilar en mis posibilidades y en que quizás aquella mujer ya habría elegido su media naranja... y yo fuese otro cítrico divergente a ella. Quizás no sería capaz de enamorarme y yo no tendría ni la opción de enamorarle a ella... sería lo más provable. Así que me precipité a decir loq eu ambos pensábamos... o al menos yo.
-No soy capaz de enamorar a nadie. Todos son caprichos temporales-
Dije, mirando fíjamente a los ojos de la vampira... quizás con desdén. Me asaltó un asco incontrolado por mí mismo, me asaltó la ira y el odios hacia mi ser... mi espíritu vengativo me animaba a matar a mis anteriores amantes aunque no fuesen culpables de nada.
-Perdóneme si no cumplo sus expectativas, mademoiselle-
Dije después, más calmado.
La brisa nocturna sacudió mi pelo haciéndolo caer sobre una parte de mi cara... estaba demasiado harto del mundo como para apartarlo y dar imagen de preocupación por la estética.
Suspiré.
-Por cierto... mi nombre es Adam-
Añadí.
Invitado- Invitado
Re: Inusual (Libre)
Sentir los labios del joven sobre mi mano después de tantos años, es interesante, aún el cómodamente sentado propone una vista bastante interesante, recordar a ciencia cierta cuando fue la última vez que había conversado con alguien me tiene impábida pues no lo recuerdo; en el proceso una mueca si dibuja sobre mis labios poco animosa más el comentario producido después me ha dejado todavía peor. Comprendiendo a qué se refiere, ese deseo de volver a sentir con intensidad, volver a ser un alguien en lugar de un qué se presenta en mí con mucha fuerza, es cierto, es difícil volver a enamorarnos más no imposible, todos pasan siendo caprichos y la mayoría de ellos terminan siendo la cena o alimento para divertirnos momentáneamente, después, todo vuelve a su lugar: la soledad reina de nuevo.
Mentalizando lo que dijo en un inicio, puedo ontar ciertos sentimientos escondidos sobre su voz, quizá un resentimiento más fuerte de lo que se hace sonar, y en unión con otros puedo despilfarrar parte de mis creencias en sus palabras, en efecto, aniquilando el deseo de sentir un corazón rosagante delirar por alguien, como había sido durante mucho tiempo, estaba ausente, tenía huecos u hoyos negros sinitiéndome incapaz de llenarlos, recogo un mechón de mi cabello detrás de mi oído.
-¿Me permitiriáis sentarme a su lado?- pregunto viendo alrededor las flores que le rodean, mis ojos se desvían hasta su brazo ingresado de cicactrices, seguramente de luchas efímeras; hacen recordarme a mi hermano Alejandro con heridas siendo incpapaces de antenderlo como se merecía, tantas guerras y luchas dándolo todo habían terminado con su existencia a una edad bastante joven, por otro lado agradecí que a pesar de ser vampiro estuviese hablando conmigo en lugar de estar allí sola, cuando me siento a su lado un brote de palabras sobre sus labios me desencajan.
-Jamás digaís eso, al contrario, me alegro de haberos encontrado ésta noche, la soledad estaba abrumándome como los útlimos años de mi existencia, al menos hoy, precisamente éste día podré agradecerle en un futuro haber compartido unos instantes a mi lado- sentencio con declaración firme sobre mis labios entornando sonrisillas traviesas como niña pequeña. Observándolo mejor puedo notar que oculta mucho más de lo que pienso, me pregunto ¿Cómo habrá sido su vida hasta esas instancias? seguramente dura, por como es, sus respuestas tan ufanas, pero no es tiempo de jusgarle todavía.
Recordando su primera respuesta, ladeo la cabeza clavando mi congelada mirada sobre su rostro frunciendo el ceño, sé bien que no puedo dármelas de ser alguien sumamente alegre, de hecho no sonrío, sin embargo el saber que hay situaciones en las que él por ejemplo se encuentran peor que yo me incitan a ser mejor conmigo misma, no torturarme día y noche por lo que pudo o no haber sido de toda mi vida.
-¿Os gustaría dar un paseo por el jardín con una servidora?- volteo insistente antes de que un mechón de cabello se desplaze hasta el borde de su rostro dejándome sin poder verlo, tomo cuidadosamente tanto el dedo índice como el medio para retirarle ese pedazo estorboso, el mío no ha de lucir mejor más no hay mucho que pueda hacerse debido a las brisas.
-Mientras esté aquí monsieur Adam, he de mencionaros que no podrá estar decaído ¿De acuerdo?, digo, al menos habré de intentar que su ánimo, por lo menos la noche de hoy cambie- hablo sin expresar mucho más, tomando una de las flores que padecen sobre el césped, la tomo entre mis manos entregándosela a mi acompañante.
-Recordad que vuestra felicidad se consttruye o no mientras nosotros le demos forma, cómo ésta pequeñita, cada día abre sus pétalos al sol para recibir vida, se guarda al anochecer haciéndose feliz porque pódrá vivir tiempo adicional, vuestra eterna existencia depende desde que punto de vista le observemos, no he de negaros que muy seguidamente me siento como vos, más aquí estoy, sin saber qué hago o si es lo correcto o no, pero intento vivir- hablo poniéndome en pie dándole la mano para ayudarle.
-Por cierto, un gusto en conoceros Adam, el enamorarse o no vendráis con lo que sintaís, son cuestiones de perspectiva, desde mi punto de vista, puedo mencionaros que tuve una felicidad enorme, acabó por... motivios que no me hace feliz recordar, muchas veces he considerado que todo ello es fantasía, más mis pensamientos podrían imaginarse más allá en qué fantasía tan más maravillosa- le guiño un ojo sonoramente quitada de la pena mientras comenzamos a andar por un pequeño caminillo enlazando mi brazo al suyo con suma confianza, mi mirada se transforma a los ojos azules enormes perpetuados ya sin ninguna amenaza evaluando mis frases anteriores meditabunda; ¿Porqué habrá de pensar en mis expectativas?, intento darle la razón explicándomelo mentalmente pero está equivocado, sería mentirme y mordiéndome la lengua al decir que no me resultaba un tanto interesante y más... sin ser indiferente aún conociéndolo apenas.
-Vaya pensamientos tan absurdos que tienes Annette Pavlovna, es un vampiro al cuál acabas de ver por primera vez en toda tu vida, es que... resulta un tanto diíficil ésta necesidad de sanar parte de esas heridas o alimentar su ánimo, no tengo ni idea de qué sea- amerita una buena lucha interna desafiándome propiamente por pensar todo aquello, respiro una y otra vez profundamente deseando que no me tome algó así por cabra loca o parecido, mis pasos son lentos, y acompasados en lugar de distraerme con las flores, porque no? mis ojos están clavados sobre su rostro, varonil, masculino, de expresión tosca pero... mirando más allá, hay mucho más en él, no sé todavía qué es...pero, resulta un vampiro fascinante desde mi opinión, sin duda.
Mentalizando lo que dijo en un inicio, puedo ontar ciertos sentimientos escondidos sobre su voz, quizá un resentimiento más fuerte de lo que se hace sonar, y en unión con otros puedo despilfarrar parte de mis creencias en sus palabras, en efecto, aniquilando el deseo de sentir un corazón rosagante delirar por alguien, como había sido durante mucho tiempo, estaba ausente, tenía huecos u hoyos negros sinitiéndome incapaz de llenarlos, recogo un mechón de mi cabello detrás de mi oído.
-¿Me permitiriáis sentarme a su lado?- pregunto viendo alrededor las flores que le rodean, mis ojos se desvían hasta su brazo ingresado de cicactrices, seguramente de luchas efímeras; hacen recordarme a mi hermano Alejandro con heridas siendo incpapaces de antenderlo como se merecía, tantas guerras y luchas dándolo todo habían terminado con su existencia a una edad bastante joven, por otro lado agradecí que a pesar de ser vampiro estuviese hablando conmigo en lugar de estar allí sola, cuando me siento a su lado un brote de palabras sobre sus labios me desencajan.
-Jamás digaís eso, al contrario, me alegro de haberos encontrado ésta noche, la soledad estaba abrumándome como los útlimos años de mi existencia, al menos hoy, precisamente éste día podré agradecerle en un futuro haber compartido unos instantes a mi lado- sentencio con declaración firme sobre mis labios entornando sonrisillas traviesas como niña pequeña. Observándolo mejor puedo notar que oculta mucho más de lo que pienso, me pregunto ¿Cómo habrá sido su vida hasta esas instancias? seguramente dura, por como es, sus respuestas tan ufanas, pero no es tiempo de jusgarle todavía.
Recordando su primera respuesta, ladeo la cabeza clavando mi congelada mirada sobre su rostro frunciendo el ceño, sé bien que no puedo dármelas de ser alguien sumamente alegre, de hecho no sonrío, sin embargo el saber que hay situaciones en las que él por ejemplo se encuentran peor que yo me incitan a ser mejor conmigo misma, no torturarme día y noche por lo que pudo o no haber sido de toda mi vida.
-¿Os gustaría dar un paseo por el jardín con una servidora?- volteo insistente antes de que un mechón de cabello se desplaze hasta el borde de su rostro dejándome sin poder verlo, tomo cuidadosamente tanto el dedo índice como el medio para retirarle ese pedazo estorboso, el mío no ha de lucir mejor más no hay mucho que pueda hacerse debido a las brisas.
-Mientras esté aquí monsieur Adam, he de mencionaros que no podrá estar decaído ¿De acuerdo?, digo, al menos habré de intentar que su ánimo, por lo menos la noche de hoy cambie- hablo sin expresar mucho más, tomando una de las flores que padecen sobre el césped, la tomo entre mis manos entregándosela a mi acompañante.
-Recordad que vuestra felicidad se consttruye o no mientras nosotros le demos forma, cómo ésta pequeñita, cada día abre sus pétalos al sol para recibir vida, se guarda al anochecer haciéndose feliz porque pódrá vivir tiempo adicional, vuestra eterna existencia depende desde que punto de vista le observemos, no he de negaros que muy seguidamente me siento como vos, más aquí estoy, sin saber qué hago o si es lo correcto o no, pero intento vivir- hablo poniéndome en pie dándole la mano para ayudarle.
-Por cierto, un gusto en conoceros Adam, el enamorarse o no vendráis con lo que sintaís, son cuestiones de perspectiva, desde mi punto de vista, puedo mencionaros que tuve una felicidad enorme, acabó por... motivios que no me hace feliz recordar, muchas veces he considerado que todo ello es fantasía, más mis pensamientos podrían imaginarse más allá en qué fantasía tan más maravillosa- le guiño un ojo sonoramente quitada de la pena mientras comenzamos a andar por un pequeño caminillo enlazando mi brazo al suyo con suma confianza, mi mirada se transforma a los ojos azules enormes perpetuados ya sin ninguna amenaza evaluando mis frases anteriores meditabunda; ¿Porqué habrá de pensar en mis expectativas?, intento darle la razón explicándomelo mentalmente pero está equivocado, sería mentirme y mordiéndome la lengua al decir que no me resultaba un tanto interesante y más... sin ser indiferente aún conociéndolo apenas.
-Vaya pensamientos tan absurdos que tienes Annette Pavlovna, es un vampiro al cuál acabas de ver por primera vez en toda tu vida, es que... resulta un tanto diíficil ésta necesidad de sanar parte de esas heridas o alimentar su ánimo, no tengo ni idea de qué sea- amerita una buena lucha interna desafiándome propiamente por pensar todo aquello, respiro una y otra vez profundamente deseando que no me tome algó así por cabra loca o parecido, mis pasos son lentos, y acompasados en lugar de distraerme con las flores, porque no? mis ojos están clavados sobre su rostro, varonil, masculino, de expresión tosca pero... mirando más allá, hay mucho más en él, no sé todavía qué es...pero, resulta un vampiro fascinante desde mi opinión, sin duda.
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 312
Fecha de inscripción : 18/09/2010
Re: Inusual (Libre)
Caminaba junto a la chica. Me había cogido del brazo. Sentía sus fríos dedos sobre mi camisa rozarme sin percatarse de ello. Estaba hablando sola. No era la única que hablaba sola. Yo mismo solía hablar solo aunque siempre solían hacerme coros sin ninguna explicación.
Miraba hacia el frente con aire serio, meditando acerca de mi pasado. Mi pasado. Una pesadilla errante persiguiéndome día y noche entre mis profundos pensamientos inconscientes. Mi horripilante pasado...
Londres... y sus excesos. Jovencitas jugando conmigo, como siempre... y aquél cura que abusó de mí cuando tenía once años. Odiaba pensar en ello... me repugnaba, era vomitivo.
Todas aquellas escenas de odio, de insultos, de sentirme como una mierda, de llorar, de sufrir, de matar, de gritar, de sangre, piel desgarrándose, músculos ensangrentados... pena, ira, nostalgia y dolor. Mucho, mucho dolor.
El dolor era mi forma de vida y por eso me había convertido en un cabrón insensible.
-Deja de hablar de ese modo-
Dije, muy serio. Quizás me habría pasado.
-En serio, Annette... hablas con... arrongancia... como si no supieses lo que dices y como si te sintieses satisfecha por ello... y con un tono aristócrata-
Dije. Aquella forma de hablar me traía muchos recuerdos... incómodos y desagradables de un pasado traumático.
Me separé de ella. No podía aguantarlo más. Quería estar solo, quería llorar, chillar... quería morir... y nunca era capaz de conseguirlo.
¿Para qué seguir viviendo en un mundo tan irreal donde el amor es inexistente?
Miré hacia el cielo, oscuro e infinito y suspiré. Eternidad. Eternamente solo, eternamente jodido... perfecto. Aquello empezaba a disgustarme. Me estaba volviendo débil... débil de espíritu... pues aquella persona que necesita amor para sobrevivir es débil... y el amor no es algo que pueda comprarse en un burdel.
-Mátame, Annette-
Dije, abriendo mis brazos como Jesucristo y acercándome a ella.
Miraba hacia el frente con aire serio, meditando acerca de mi pasado. Mi pasado. Una pesadilla errante persiguiéndome día y noche entre mis profundos pensamientos inconscientes. Mi horripilante pasado...
Londres... y sus excesos. Jovencitas jugando conmigo, como siempre... y aquél cura que abusó de mí cuando tenía once años. Odiaba pensar en ello... me repugnaba, era vomitivo.
Todas aquellas escenas de odio, de insultos, de sentirme como una mierda, de llorar, de sufrir, de matar, de gritar, de sangre, piel desgarrándose, músculos ensangrentados... pena, ira, nostalgia y dolor. Mucho, mucho dolor.
El dolor era mi forma de vida y por eso me había convertido en un cabrón insensible.
-Deja de hablar de ese modo-
Dije, muy serio. Quizás me habría pasado.
-En serio, Annette... hablas con... arrongancia... como si no supieses lo que dices y como si te sintieses satisfecha por ello... y con un tono aristócrata-
Dije. Aquella forma de hablar me traía muchos recuerdos... incómodos y desagradables de un pasado traumático.
Me separé de ella. No podía aguantarlo más. Quería estar solo, quería llorar, chillar... quería morir... y nunca era capaz de conseguirlo.
¿Para qué seguir viviendo en un mundo tan irreal donde el amor es inexistente?
Miré hacia el cielo, oscuro e infinito y suspiré. Eternidad. Eternamente solo, eternamente jodido... perfecto. Aquello empezaba a disgustarme. Me estaba volviendo débil... débil de espíritu... pues aquella persona que necesita amor para sobrevivir es débil... y el amor no es algo que pueda comprarse en un burdel.
-Mátame, Annette-
Dije, abriendo mis brazos como Jesucristo y acercándome a ella.
Invitado- Invitado
Re: Inusual (Libre)
Sus palabras resonaron seguramente sobre el lugar, he de mencionar que siendo humana me hubiese provocado un dolor insportable, hablando de heridas o como si lo dijese al tanteo, pero extrañamente me inmuto en guardar silencio, no respondo a ninguno de sus comentarios, ya que en una parte tiene razón, siempre termino hablando más de lo debido y entrometiéndome donde no me llaman, era completamente verdadero mi comportamiento arrogante y quizá hasta un poco arcáico, tratando de resolver todo con palabras, "vaya ocurrencias las mías" pensé mientras noto como se aleja de mí, permanezco completamente inmóvil en mi sitio dispuesta a retirarme si él me lo pide. Tratarme de alguien contradictoria puede que funcionase, pero tampoco lo veo como una solución posible, hablar así porque si de sentimientos inexistentes para los de nuestra especie resulta un tanto bizarro.
Otra cosa que odio de mí, siempre hablando con modismos, mi madre me lo repetía una y otra vez no dejándome hablar cómodamente en mi idioma natal, siempre propia, diciendo lo que la gente quería escuchar en lugar de decir lo que mismamente se aguradaba en mi mente, me distraigo absolutamente con esto mientras pronuncia una frase nueva acercándose hasta mí. ¿Qué diablos le sucede?, no soy quién para preguntar mucho menos soy alguien para arrebatarle la vida, e inesperadamente se vuelve un retrato propio, me miro a mí algunos meses antes, e incluso días buscando el mejor modo de acabar con todo esto. Retrocedo algunos pasos, escucharlo decir de alguien más es conmocionante, quiero decir algo que valga la pena pero no tengo ni idea, mis momentos de exasperación sintiéndo apoplejía inusual, nunca sé como logro salir de ello, sólo recuerdo que en algún momento tengo que seguir por pesado que esté el camino.
Plantándome en determinado sitio, ahora soy yo la que camina hasta él un tanto nerviosa por su reacción, es un encuentro bastante peculiar, no tengo idea de como me pide esas ocurrencias, con los brazos abiertos sonando como súplica, siento algo removerse y si, puede culparme de lo que sea, pero me he sentido así, lo entiendo sin sandeces, pero nunca tengo el valor adecuado para acabar con la mía, que ni se le ocurra que terminaré yo matándolo. Lo único que se me ocurre y quizá sea un gran error, pero no hay marcha atrás es que yo caminando hasta él rodeándolo por el torso le envuelvo sobre mis helados brazos abrazándolo, escondiendo mi cabeza sobre su hombro ya que me saca algo de estatura.
No es necesario decir nada, una lágrima comienza a recorrer mi mejilla cristalina deslizándose por todo mi rostro, resbalándose por el cuello hasta tocar su camisa mojándola un poco, entiendo que quizá me odie todavía más, pero no es relevante en estos momentos, acostumbrada a ser repudiada en varos sitios, por Adam se unirá uno más a la lista, alejándome de él limpiando con la manga el llanto dibujado agacho la cabeza.
-Lo siento, me ha de disculpar pero no soy quién para acabar con vosotros, no he podido acabar conmigo, no soy lo suficientemente valiente- entono todavía sin levantar la mirada desmoronándome en este escenario.
-Discúlpame, por haber mojado tu camisa, en minutos estará como nueva- menciono dejándome caer sobre el césped anudándome las rodillas a los brazos recargando la cabeza de lado dejando que por pirmera vez en mucho tiempo las lágirimas atoradas salieran por sí solas dejándome sentir como siempre: una nada. El silencio vuelve a apoderarse del ambiente, ambos al parecer nos sentiríamos mejor desapareciendo, desvaneciéndonos en algo efímero sin estar condenados a media vida.
-También lo he deseado, tantas veces- hablo al vacío pronunciando esas palabras, estoy terminando mi última derrota, es la última batalla contra conmigo misma de la que puedo o no salir, es la primera vez que lloro y nada más.
Otra cosa que odio de mí, siempre hablando con modismos, mi madre me lo repetía una y otra vez no dejándome hablar cómodamente en mi idioma natal, siempre propia, diciendo lo que la gente quería escuchar en lugar de decir lo que mismamente se aguradaba en mi mente, me distraigo absolutamente con esto mientras pronuncia una frase nueva acercándose hasta mí. ¿Qué diablos le sucede?, no soy quién para preguntar mucho menos soy alguien para arrebatarle la vida, e inesperadamente se vuelve un retrato propio, me miro a mí algunos meses antes, e incluso días buscando el mejor modo de acabar con todo esto. Retrocedo algunos pasos, escucharlo decir de alguien más es conmocionante, quiero decir algo que valga la pena pero no tengo ni idea, mis momentos de exasperación sintiéndo apoplejía inusual, nunca sé como logro salir de ello, sólo recuerdo que en algún momento tengo que seguir por pesado que esté el camino.
Plantándome en determinado sitio, ahora soy yo la que camina hasta él un tanto nerviosa por su reacción, es un encuentro bastante peculiar, no tengo idea de como me pide esas ocurrencias, con los brazos abiertos sonando como súplica, siento algo removerse y si, puede culparme de lo que sea, pero me he sentido así, lo entiendo sin sandeces, pero nunca tengo el valor adecuado para acabar con la mía, que ni se le ocurra que terminaré yo matándolo. Lo único que se me ocurre y quizá sea un gran error, pero no hay marcha atrás es que yo caminando hasta él rodeándolo por el torso le envuelvo sobre mis helados brazos abrazándolo, escondiendo mi cabeza sobre su hombro ya que me saca algo de estatura.
No es necesario decir nada, una lágrima comienza a recorrer mi mejilla cristalina deslizándose por todo mi rostro, resbalándose por el cuello hasta tocar su camisa mojándola un poco, entiendo que quizá me odie todavía más, pero no es relevante en estos momentos, acostumbrada a ser repudiada en varos sitios, por Adam se unirá uno más a la lista, alejándome de él limpiando con la manga el llanto dibujado agacho la cabeza.
-Lo siento, me ha de disculpar pero no soy quién para acabar con vosotros, no he podido acabar conmigo, no soy lo suficientemente valiente- entono todavía sin levantar la mirada desmoronándome en este escenario.
-Discúlpame, por haber mojado tu camisa, en minutos estará como nueva- menciono dejándome caer sobre el césped anudándome las rodillas a los brazos recargando la cabeza de lado dejando que por pirmera vez en mucho tiempo las lágirimas atoradas salieran por sí solas dejándome sentir como siempre: una nada. El silencio vuelve a apoderarse del ambiente, ambos al parecer nos sentiríamos mejor desapareciendo, desvaneciéndonos en algo efímero sin estar condenados a media vida.
-También lo he deseado, tantas veces- hablo al vacío pronunciando esas palabras, estoy terminando mi última derrota, es la última batalla contra conmigo misma de la que puedo o no salir, es la primera vez que lloro y nada más.
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/09/2010
Re: Inusual (Libre)
-Hey...-
Annette me había abrazado. Lo necesitaba tantísimo... ese contacto, esa unión... necesitaba de una manera desesperada el apoyo, pues no tenía nada más de nadie.
Se agachó y lloró.
Me senté a su lado y la abracé muy fuerte a toda ella, con mi cabeza adyacente a la suya, apretándola mucho contra mí. Me gustaba aquél contacto.
-No llores... por favor-
Dije. Me temblaba la voz y no sabía porqué. Siempre sonaba tan firme y vacía... ahora estaba cargada de calor humano y ternura.
Sólo quería que la chica soltase todo lo que llevase dentro y hacerla sonreír.
Annette me había abrazado. Lo necesitaba tantísimo... ese contacto, esa unión... necesitaba de una manera desesperada el apoyo, pues no tenía nada más de nadie.
Se agachó y lloró.
Me senté a su lado y la abracé muy fuerte a toda ella, con mi cabeza adyacente a la suya, apretándola mucho contra mí. Me gustaba aquél contacto.
-No llores... por favor-
Dije. Me temblaba la voz y no sabía porqué. Siempre sonaba tan firme y vacía... ahora estaba cargada de calor humano y ternura.
Sólo quería que la chica soltase todo lo que llevase dentro y hacerla sonreír.
Invitado- Invitado
Re: Inusual (Libre)
No sé en qué momento sus brazos me envolvieron proporcionándome algo que no he experimentado en mucho timepo: protección y algo cálido, esos contactos sin ser humanos que no llegan a quemarme, al contrario, éste abrazo está plagado de algo mucho más fuerte, un sentimiento se une a ambos, ya sea desesperación, inseguridad o algo parecido pero si puedo decir que entre sus brazos me siento mucho mejor, aún así no puedo evitar dejar de derramar lágrimas situándome parecida a niña pequeña después de ser regañada, ahora también descubro siendo capaz de brotar pequeñas gotuelas de agua sobre mis ojos que me hacen en alguna parte humanística con escasas características sin duda esto es mejor que nada.
-Siempre he sido una sensible- menciono sin despegarme un céntimo de él, me gusta mucho estar de este modo, quizá me esté dejando llevar por la situación o más aún por la abrumante soledad acechándome noche tras noche, no dejándome en paz un segundo, haciéndose mi eterna compañera compareciendo conmigo las miradas lunares de cada madrugada. Ahora es una misma, nada más que todo distinto: un vampiro me a pedido que lo mate, yo... me doy cuenta de que puedo llorar y sentirme todavía más miserable ¡Buen camino es el que llevo! en sentido figurado claro está, no puedo aspirar a nada bueno en toda esta maldita vida, sólo a condenarme.
-Estoy harta Adam, de vivir, de existir, de permanecer en aislamiento cual vil preso incapaz de salir porque me muero a la luz del sol- ese reproche es uno de los que más me duelen, el no poder gozarme con los pasos alegres de las mañanas, no poder disfrutar de los rayos mientras camino por algunas calles parisinas del brazo con algún caballero llena de vida, sonriente y feliz siendo de clase cotidiana, no más arriba ni abajo, simplemente siendo yo.
-¿Te tendría pedir que me mates tú a mí?- no, tampoco creo que cuente, da lo mismo, de todos modos ya estoy muerta- musito limpiándome con la mano mi mejilla zurcada de llanto pasando los dedos níveos sobre mi rostro asombrándome de que sean lágrimas reales, aún así, vuelvo a acomodarme en el regazo de Adam apegándome con ternura sobre sus brazos acurrucándome sin inmutarme en moverme.
-¿Te incomodo?- preciso preguntarle antes de pensar en permanecer así otro rato, prefierotrazar líneas de respeto antes de hacerlo enojar, sin pensarlo mucho y muy en contra de mi voluntad me separo de él tomando su rostro entre ambas manos mirándolo directamente, después no me volverá a ver, ni yo a él, así que quiero mirarlo lo más que sea posible.
-Te entiendo más de lo que imaginas- hablo descaradamente para besar su mejilla cuidadosamente para sentarme después a su lado jugando con su mano, no la siento ni fría ni helada, a una temperatura perfecta sin desquiciarme, sin ansias de matarlo, simplemente disfrutando de no estar solitaria.
-Siempre he sido una sensible- menciono sin despegarme un céntimo de él, me gusta mucho estar de este modo, quizá me esté dejando llevar por la situación o más aún por la abrumante soledad acechándome noche tras noche, no dejándome en paz un segundo, haciéndose mi eterna compañera compareciendo conmigo las miradas lunares de cada madrugada. Ahora es una misma, nada más que todo distinto: un vampiro me a pedido que lo mate, yo... me doy cuenta de que puedo llorar y sentirme todavía más miserable ¡Buen camino es el que llevo! en sentido figurado claro está, no puedo aspirar a nada bueno en toda esta maldita vida, sólo a condenarme.
-Estoy harta Adam, de vivir, de existir, de permanecer en aislamiento cual vil preso incapaz de salir porque me muero a la luz del sol- ese reproche es uno de los que más me duelen, el no poder gozarme con los pasos alegres de las mañanas, no poder disfrutar de los rayos mientras camino por algunas calles parisinas del brazo con algún caballero llena de vida, sonriente y feliz siendo de clase cotidiana, no más arriba ni abajo, simplemente siendo yo.
-¿Te tendría pedir que me mates tú a mí?- no, tampoco creo que cuente, da lo mismo, de todos modos ya estoy muerta- musito limpiándome con la mano mi mejilla zurcada de llanto pasando los dedos níveos sobre mi rostro asombrándome de que sean lágrimas reales, aún así, vuelvo a acomodarme en el regazo de Adam apegándome con ternura sobre sus brazos acurrucándome sin inmutarme en moverme.
-¿Te incomodo?- preciso preguntarle antes de pensar en permanecer así otro rato, prefierotrazar líneas de respeto antes de hacerlo enojar, sin pensarlo mucho y muy en contra de mi voluntad me separo de él tomando su rostro entre ambas manos mirándolo directamente, después no me volverá a ver, ni yo a él, así que quiero mirarlo lo más que sea posible.
-Te entiendo más de lo que imaginas- hablo descaradamente para besar su mejilla cuidadosamente para sentarme después a su lado jugando con su mano, no la siento ni fría ni helada, a una temperatura perfecta sin desquiciarme, sin ansias de matarlo, simplemente disfrutando de no estar solitaria.
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/09/2010
Re: Inusual (Libre)
Mi corazón, o al menos un espectro de lo que solía ser, látía frenéticamente haciéndose notar en mi pecho. Parecía querer salir y entrar en el cuerpo de aquella muchacha para juntarse con su propio corazón. Quería no sentirse solo y latir como nunca había latido.
-No me incomodas-
Dije. No me incomodaba en absoluto. Era una sensación cálida en mi interior que me devolvía la vida que echaba de menos. Era... humanidad. Era fuerza, compativilidad, unión... era felicidad.
-¿Cómo que me entiendes?-
Pregunté.
Había besado mi mejilla y de había sentado a mi vera para cogerme la mano y jugar con ella, como un gatito travieso.
Sonreí. No me lo podía creer. Había sonreído y era por verdadera felicidad y no por haber matado a alguien. Aquello era nuevo... y fascinante.
-¿En qué aspecto?-
-No me incomodas-
Dije. No me incomodaba en absoluto. Era una sensación cálida en mi interior que me devolvía la vida que echaba de menos. Era... humanidad. Era fuerza, compativilidad, unión... era felicidad.
-¿Cómo que me entiendes?-
Pregunté.
Había besado mi mejilla y de había sentado a mi vera para cogerme la mano y jugar con ella, como un gatito travieso.
Sonreí. No me lo podía creer. Había sonreído y era por verdadera felicidad y no por haber matado a alguien. Aquello era nuevo... y fascinante.
-¿En qué aspecto?-
Invitado- Invitado
Re: Inusual (Libre)
Toso ante la pregunta reelevante de Adam, no es en ningún momento mi tema favorito, aún así lo vivo a diario no es lo mismo pensarlo que decirlo abiertamente, de hecho, si se lo relatara a él no sabría ni cómo empezar del modo correcto, me distraigo unos segundos con su sonrisa, a la que contesto levemente entrelazando ambas manos calcinas; raramente pueden caber una en la otra de modo perfecto, acomodándose sin ningún trabajo sobre la mano masculina de él, esto es un descubrimiento nuevo, parezco algún tipo de pequeño apenas descubriendo episodios de su vida a los pocos años de edad; volviendo a la realidad carraspeo bajando la mirada.
-¿Te sientes vacío, más muerto de lo que ya estamos? bueno, es mi sentir a diario, no tengo ninguna motivación, tampoco tengo el más mínimo interés en permanecer esclavizada a ésta vida inmortal- sentncio mordiendo mi labio inferior con algo de confusión pues no sé como expresarlo mejor.
-Mi vida humana, no fue de lo más agradable, pero ésta es mucho peor definitivo, supongo que el no tener algo que valga la pena, y saberme asesina no coopera mucho para hacerme ver de otro modo, soy una máquina quitavidas Adam, todo el tiempo estoy triste, confundida, enojada, sólo deseando buscar un remedio pronto para terminar conmigo mismamente, como te lo dije, carezco de valentía- murmuro hablando parlanchinamente, no sé si lo entiendo del todo, al ver su reacción ante el posible homicidio pude sugerirlo pero quizá esté equivocada.
-Y está la sensación de no detenerte cuando absorbes de los humanos, es un delirio embriagante del cuál no podemos huír, y yo... estoy luchando por aprender a controlarme por todos los medios posibles- aseguro sintiéndome por una parte orgullosa de ello, al menos estoy verificando mi comportamiento en uno más leve, aniquiliando a aquellos delincuentes o cosas parecidas siendo escorias sociales.
-Ahora, heme aquí, disfrutando de un pequeño pedazo de vida con las plantas intentando aspirar a algo que ya perdí- confieso mirándolo apenas, mi mano sigue unida a la suya y mi cabeza va a parar directamente sobre su hombro dejado caer también melena de mi cabello.
-Comienzo a pensar que quizá ésta sea una noche única, es la primera que no paso sola- anuncio dibujando una sonrisa tomando su mano entre ambas mías como resguardándola del frío, aunque no tiene mucho caso claro está, algo puedo intentar.
-¿Te sientes vacío, más muerto de lo que ya estamos? bueno, es mi sentir a diario, no tengo ninguna motivación, tampoco tengo el más mínimo interés en permanecer esclavizada a ésta vida inmortal- sentncio mordiendo mi labio inferior con algo de confusión pues no sé como expresarlo mejor.
-Mi vida humana, no fue de lo más agradable, pero ésta es mucho peor definitivo, supongo que el no tener algo que valga la pena, y saberme asesina no coopera mucho para hacerme ver de otro modo, soy una máquina quitavidas Adam, todo el tiempo estoy triste, confundida, enojada, sólo deseando buscar un remedio pronto para terminar conmigo mismamente, como te lo dije, carezco de valentía- murmuro hablando parlanchinamente, no sé si lo entiendo del todo, al ver su reacción ante el posible homicidio pude sugerirlo pero quizá esté equivocada.
-Y está la sensación de no detenerte cuando absorbes de los humanos, es un delirio embriagante del cuál no podemos huír, y yo... estoy luchando por aprender a controlarme por todos los medios posibles- aseguro sintiéndome por una parte orgullosa de ello, al menos estoy verificando mi comportamiento en uno más leve, aniquiliando a aquellos delincuentes o cosas parecidas siendo escorias sociales.
-Ahora, heme aquí, disfrutando de un pequeño pedazo de vida con las plantas intentando aspirar a algo que ya perdí- confieso mirándolo apenas, mi mano sigue unida a la suya y mi cabeza va a parar directamente sobre su hombro dejado caer también melena de mi cabello.
-Comienzo a pensar que quizá ésta sea una noche única, es la primera que no paso sola- anuncio dibujando una sonrisa tomando su mano entre ambas mías como resguardándola del frío, aunque no tiene mucho caso claro está, algo puedo intentar.
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/09/2010
Re: Inusual (Libre)
Miré a Annette con incertidumbre. Realmente me conocía y sentía lo mismo que yo. Vacío... soledad, desasosiego. Cogió mi mano entre las suyas mientras una sonrisa afloraba de sus dulces labios.
-Me alegro de serte útil-
Dije, riendo socarrón, y solté mi mano de entre las de la chica, echándome hacia atrás, acostado, con los brazos bajo mi cabeza. Olía las flores que me rodeaban por todas partes, y su suave perfume me recordó a la colonia de mi madre. Mi madre... echaba de menos una mujer en mi vida que me besase las heridas ciando me hacía daño... aunque todo aquello me pareciese ridículo. Ya no era un niño por mucho que me hubiese gustado serlo de nuevo, jugando entre las ramas con el pelo alborotado y barro en las vestiduras... corriendo deshinibido y durmiendo tranquilo cada noche, entre mis sueños de cuentos de hadas y sirenas traviesas.
-Me alegro de tener cosas en común contigo y de acompañarte ésta noche-
Dije, contemplando las estrellas en el oscuro cielo. Eran luceros destelleantes en lo alto de la red que nos cubre... era hermosa aquella vista nocturna y aquella compañía era muy reconfortante.
La brisa nocturna, el olor de los capullos de flor, la quietud de la noche, el lenguaje inexistente de búhos y grillos... y también lechuzas... el sopor que desprendía la vampira, como un influjo humano en mi espacio vital...
La atracción física, mental y sexual... y la tranquilidad de el ambiente, todo mezclado para crear una de las mejores noches en muchos años. Parecía mentira la forma en la que los años pasaban convirtiéndose en meras patrañas sin sentido y en recuerdos sin cimientos.
-Me gusta estar contigo, Annette... me hece sentir... vivo-
Dije. Lo cierto era que no me había inventado ni una sola palabra sólo para quedar bien, si no que realmente estaba mencionando lo que surgía de mi interior. Era místico y bello... era mejor que un sueño. Era real... era amor que no me estaba inventando y me gustaba.
-Me alegro de serte útil-
Dije, riendo socarrón, y solté mi mano de entre las de la chica, echándome hacia atrás, acostado, con los brazos bajo mi cabeza. Olía las flores que me rodeaban por todas partes, y su suave perfume me recordó a la colonia de mi madre. Mi madre... echaba de menos una mujer en mi vida que me besase las heridas ciando me hacía daño... aunque todo aquello me pareciese ridículo. Ya no era un niño por mucho que me hubiese gustado serlo de nuevo, jugando entre las ramas con el pelo alborotado y barro en las vestiduras... corriendo deshinibido y durmiendo tranquilo cada noche, entre mis sueños de cuentos de hadas y sirenas traviesas.
-Me alegro de tener cosas en común contigo y de acompañarte ésta noche-
Dije, contemplando las estrellas en el oscuro cielo. Eran luceros destelleantes en lo alto de la red que nos cubre... era hermosa aquella vista nocturna y aquella compañía era muy reconfortante.
La brisa nocturna, el olor de los capullos de flor, la quietud de la noche, el lenguaje inexistente de búhos y grillos... y también lechuzas... el sopor que desprendía la vampira, como un influjo humano en mi espacio vital...
La atracción física, mental y sexual... y la tranquilidad de el ambiente, todo mezclado para crear una de las mejores noches en muchos años. Parecía mentira la forma en la que los años pasaban convirtiéndose en meras patrañas sin sentido y en recuerdos sin cimientos.
-Me gusta estar contigo, Annette... me hece sentir... vivo-
Dije. Lo cierto era que no me había inventado ni una sola palabra sólo para quedar bien, si no que realmente estaba mencionando lo que surgía de mi interior. Era místico y bello... era mejor que un sueño. Era real... era amor que no me estaba inventando y me gustaba.
Invitado- Invitado
Re: Inusual (Libre)
Cierro los ojos cuando la mano de Adam se desplaza hasta el suelo, al mismo tiempo mis ojos se van hasta lejanamente el horizonte perdiéndose ante los colores de las flores esperando por el nuevo amanecer, recogiéndome colocando la cabeza sobre mis rodillas suspiro, aquél aire inexistente ahora brota desde el fondo de mi ser, como si quisiera recobrar alguna parte de mi humanidad; viendo su rostro siento que cerrando los ojos aún así me sentiré protegida, y si es así como lo creo, no hay nada que me haga cambiar de opinión. Justo a la esquina asomándose los ventanales inmensos de mi vacío sentimental comienza a cobrar forma ¿Será posible? no lo creo, hace mucho tiempo que descubro que esto del amor no se ha hecho para mí; me siento incapaz de amar, de darlo todo por alguien, de brindarle una parte de la vida que me fue arrebatada ¿El resultado? la soledad se hace presente diario.
Contando con la compañía de Adam todo parece ser distinto, me hace añorar ciertamente el estar a lado de aquél que me haga suya, que me cuide, me proteja y sobre todo que me ame, mirarlo recostado después de todo lo que mencionó ahora parece estar tan tranquilo, yo, estoy confundida, lo último que deseo es salir lastimada o malherida por cosas sentimentales. La última vez lo había pagado caro estando condenada a la eternidad infinita, ahora no sabiendo qué tan lejos puedo llegar es mejor contenerme, detesto la idea de jugar con alguien o en situación contraria hicieran lo mismo ¿Para qué demonios mis pensamientos se encaminan tan lejos? acabo de conocer a Adam no tiene caso, la imaginación causa demasiados estragos de repente, al mencionar ésta noche de compañía ciertamente un hueco se queda presente.
-No deseo que sea la última- confieso con sinceridad volteándolo a ver, ante lo que mencionó la poca cordura que quedaba se ha esfumado, ahora pretendo llevar todo lo sucedido conforme a las circunstancias, éste vampiro ha cambiado cierta parte de mi visión, extrañamente comienzo a desear más de su compañía, al mencionar el último comentario, claro, me deja desplomada.
-A mí también me gusta mucho estar contigo Adam, creo eso es obvio sino me hubiese marchado hace mucho tiempo- enuncio ya sin ningún tapujo ante la situación, se ve certeramente atractivo en esa posición, sus ojos, quizá esté precipitándome haciendo que mi mente camine demasiado lejos, pero no puedo evitarlo pero mirándolo a la cara no hay nada que desearía cambiar de él, ni su mirada con ese cierto resplandor en combinación de la tristeza. ¿Él podría ser el complemento?, al ver ligeramente su sonrisa me hace pensar que así es maravilloso, tal cuál es, todos los problemas parecen irse en su compañía.
Sus labios me tientan a besarlos, escucharlo hablar... ni sé como expresarlo coherentemente, miles de sensaciones comienzan a brotar en conjunto de latidos emocionales azotándose a lo largo de mi ser, muerdo mi labio inferior, disputándome entre una batalla interna que está aniquilándome, después de varios segundos en silencio estoy a punto de cometer una locura, más necesito averiguar de una vez por todas.
-Adam desde antes te pido una disculpa- declaro mirándolo agachando mi rostro hasta el de él rozando sus labios helados, estando lista para una descompensación acostumbrada a la temperatura de los humanos, me sorprende ver que en efecto, estoy con alguien con quién comparto las naturalezas inmortales, separándome de él comienzo a cuestionarme propiamente sobre lo ocurrido.
-Discúlpame si te he molestado, de verdad que sí, pero estoy teniendo muchas cosas en la cabeza al mismo tiempo, y por supuesto tienen que ver contigo, no sé si es por la situación o porque tú estás... alterando mi entorno- le menciono, nunca se me ha dado de callarme cuando debo, aún así, no me queda demasiado claro lo que me sucese, sé que me guysta estar en su compañía, me agrada pasar tiempo a su lado, deseándole conocer más y más.
Contando con la compañía de Adam todo parece ser distinto, me hace añorar ciertamente el estar a lado de aquél que me haga suya, que me cuide, me proteja y sobre todo que me ame, mirarlo recostado después de todo lo que mencionó ahora parece estar tan tranquilo, yo, estoy confundida, lo último que deseo es salir lastimada o malherida por cosas sentimentales. La última vez lo había pagado caro estando condenada a la eternidad infinita, ahora no sabiendo qué tan lejos puedo llegar es mejor contenerme, detesto la idea de jugar con alguien o en situación contraria hicieran lo mismo ¿Para qué demonios mis pensamientos se encaminan tan lejos? acabo de conocer a Adam no tiene caso, la imaginación causa demasiados estragos de repente, al mencionar ésta noche de compañía ciertamente un hueco se queda presente.
-No deseo que sea la última- confieso con sinceridad volteándolo a ver, ante lo que mencionó la poca cordura que quedaba se ha esfumado, ahora pretendo llevar todo lo sucedido conforme a las circunstancias, éste vampiro ha cambiado cierta parte de mi visión, extrañamente comienzo a desear más de su compañía, al mencionar el último comentario, claro, me deja desplomada.
-A mí también me gusta mucho estar contigo Adam, creo eso es obvio sino me hubiese marchado hace mucho tiempo- enuncio ya sin ningún tapujo ante la situación, se ve certeramente atractivo en esa posición, sus ojos, quizá esté precipitándome haciendo que mi mente camine demasiado lejos, pero no puedo evitarlo pero mirándolo a la cara no hay nada que desearía cambiar de él, ni su mirada con ese cierto resplandor en combinación de la tristeza. ¿Él podría ser el complemento?, al ver ligeramente su sonrisa me hace pensar que así es maravilloso, tal cuál es, todos los problemas parecen irse en su compañía.
Sus labios me tientan a besarlos, escucharlo hablar... ni sé como expresarlo coherentemente, miles de sensaciones comienzan a brotar en conjunto de latidos emocionales azotándose a lo largo de mi ser, muerdo mi labio inferior, disputándome entre una batalla interna que está aniquilándome, después de varios segundos en silencio estoy a punto de cometer una locura, más necesito averiguar de una vez por todas.
-Adam desde antes te pido una disculpa- declaro mirándolo agachando mi rostro hasta el de él rozando sus labios helados, estando lista para una descompensación acostumbrada a la temperatura de los humanos, me sorprende ver que en efecto, estoy con alguien con quién comparto las naturalezas inmortales, separándome de él comienzo a cuestionarme propiamente sobre lo ocurrido.
-Discúlpame si te he molestado, de verdad que sí, pero estoy teniendo muchas cosas en la cabeza al mismo tiempo, y por supuesto tienen que ver contigo, no sé si es por la situación o porque tú estás... alterando mi entorno- le menciono, nunca se me ha dado de callarme cuando debo, aún así, no me queda demasiado claro lo que me sucese, sé que me guysta estar en su compañía, me agrada pasar tiempo a su lado, deseándole conocer más y más.
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/09/2010
Re: Inusual (Libre)
Annete se acercó a mi y rozó mis labios con los suyos. Un escalofrío recorrió cada milímetro de mi cuerpo. Sentía como si algo se moviese dentro de mi estómago.
Nunca antes lo había experimentado. ¿Qué era aquello? Mi hermano me había dicho tiempo atrás que cuando te enamoras de una mujer sientes como una especie de mariposas en el estómago. ¿Eso era lo que yo estaba sintiendo?
Era, literalmente, como si hubiesen mariposas en mi interior aleteando y chocando contra las paredes de mi estómago. Nunca me había sentido igual. Era una sensación demasiado fuerte.
Rodé hasta quedarme de lado para zafarme de la mirada de la vampira y una lágrima se deslizó lentamente por mi mejilla, que sequé al instante con mi manga. Me escocía la garganta al intentar ocultar mis ganas de llorar. Pero era un hombre, y los hombres no lloran... o al menos no lo hacen delante de la mujer a la que aman. Aunque yo no podía evitarlo en aquél momento.
-No intento alterar tu ambiente, y no me ha molestado-
Dije, firmemente, intentando ocultar la debilidad en mi voz. Me temblaba un poco pero al menos no me había echado a llorar. Más que nada quería ocultarle mis sollozos para que no se preocupase por mi bienestar. Aún así dije:
-Siento algo muy especial por ti, Annette-
Aquello si que había sonado débil. Con un hilo de voz parecido al de un niño enfermo, había contrarrestado mi tono corriente de voz.... firme, ronco y decidido.
Volví a ponerme boca ariiba y observé su expresión. No pude verle la cara bien y me puse nervioso por lo que estaría pensando.
Antes de que la chica reaccionase, corregí mis palabras empujándola suavemente al suelo y besando sus labios. Yo estaba sobre ella y ella estaba acostada sobre las flores. Las lágrimas brotaron de mis ojos mientras la besaba. Ternura, pasión y amor se forjaron en aquél beso que tanto había esperado. Acariciaba su rostro y su cuello con las yemas de mis dedos mientras besaba sus dulces labios. Levanté mi rostro y me quedé mirando la cara de Annette. Cada poro, cada destello en su piel, cada tonalidad y cada perfecta imperfección. Era muy hermosa, como un ángel, y no podía creer que fuese yo el que estubiese en aquella situación.
Era como un sueño.
Nunca antes lo había experimentado. ¿Qué era aquello? Mi hermano me había dicho tiempo atrás que cuando te enamoras de una mujer sientes como una especie de mariposas en el estómago. ¿Eso era lo que yo estaba sintiendo?
Era, literalmente, como si hubiesen mariposas en mi interior aleteando y chocando contra las paredes de mi estómago. Nunca me había sentido igual. Era una sensación demasiado fuerte.
Rodé hasta quedarme de lado para zafarme de la mirada de la vampira y una lágrima se deslizó lentamente por mi mejilla, que sequé al instante con mi manga. Me escocía la garganta al intentar ocultar mis ganas de llorar. Pero era un hombre, y los hombres no lloran... o al menos no lo hacen delante de la mujer a la que aman. Aunque yo no podía evitarlo en aquél momento.
-No intento alterar tu ambiente, y no me ha molestado-
Dije, firmemente, intentando ocultar la debilidad en mi voz. Me temblaba un poco pero al menos no me había echado a llorar. Más que nada quería ocultarle mis sollozos para que no se preocupase por mi bienestar. Aún así dije:
-Siento algo muy especial por ti, Annette-
Aquello si que había sonado débil. Con un hilo de voz parecido al de un niño enfermo, había contrarrestado mi tono corriente de voz.... firme, ronco y decidido.
Volví a ponerme boca ariiba y observé su expresión. No pude verle la cara bien y me puse nervioso por lo que estaría pensando.
Antes de que la chica reaccionase, corregí mis palabras empujándola suavemente al suelo y besando sus labios. Yo estaba sobre ella y ella estaba acostada sobre las flores. Las lágrimas brotaron de mis ojos mientras la besaba. Ternura, pasión y amor se forjaron en aquél beso que tanto había esperado. Acariciaba su rostro y su cuello con las yemas de mis dedos mientras besaba sus dulces labios. Levanté mi rostro y me quedé mirando la cara de Annette. Cada poro, cada destello en su piel, cada tonalidad y cada perfecta imperfección. Era muy hermosa, como un ángel, y no podía creer que fuese yo el que estubiese en aquella situación.
Era como un sueño.
Invitado- Invitado
Re: Inusual (Libre)
Me alegra saber que por lo menos no ha reaccionado tan mal, al contrario, es extraño como esquiva mis ojos para girarse con cierta expresión para ¿Llorar? no lo sé, pero puedo constatarlo antes de que mencione con la voz temblorosa algo apenas entendible, lo siguiente me deja helada. Pareciendo que el mundo a un lado se detuviese, para de girar, el aire queda congelado sobre la atmósfera en cuanto escucho sus palabras, antes de poder decir algo sus labios me tumban al suelo probándolos ahora en serio, el elíxir que me ofrecen es algo muy distinto a lo acostumbrado, no huele a sangre, no tengo que estar meditando el modo de acabar con su vida, al contrario, disfruto cada segundo de ese contacto, ante sus caricias me dejo llevar plenamente acariciando su mejilla cuando unas gotitas puedo sentirlas sobre mis dedos.
Siente algo por mí, la cuestión aquí es si yo siento algo por este caballero, tiene que haber algo definitivamente para ponerme así con sus labios, entreabro su boca entre la mía acercándolo a mí jalando su cabello del cuero cabelludo, en un instante se aleja, me deja a medias, insaciada de su persona, lo miro con los ojos tamaño sorpresa con una leve sonrisa sobre los labios alzando mi mano para acariciar su mejilla. Mirarlo descubro como siempre, dos son mejores son que uno, sea como sea, el modo en que se presente compartir la existencia con alguien hace todo más increíble, mi pregunta es si soy capaz de sentir otra vez, no humanamente por supuesto pero si deseando un torrente emocional en mi lado inmortal.
Apenas y puedo hablar, cierto shock está provocándome tener ausencia de respuestas, todavía con su llanto sobre mis dedos lo observo cuidadosamente, ahora soy la que derrama una pequeña lágrima cayendo a lo largo de mi rostro, no creía esto posible, la sensación de tener junto a mí a alguien que me quiera, proteja y cuide, cuidándome en todos sentidos.
-Yo... no sé que siento Adam, sólo puedo decirte que es algo desconocido, pero me gusta- le aseguro dejando mis dedos descansando sobre su mejilla, incorporándome un poco sentándome, abro sus brazos para meterme sobre su regazo acurrucándome.
-Tengo miedo, de que todo esto sea irreal, sea algo que se desvancerá rápidamente o que decidas jugar conmigo Adam- no lo miro directamente en temor a su respuesta, eso ceo que me detiene mucho, la idea incorrecta quizá de ser un juguete o un momento de distracción para sacar su tristeza, eso puede notarse como un motivo bastante fuerte para no sentir más allá, ni siquiera sé si es posible sentir algo sin emociones.
Recuerdo entonces las palabras de alguien, hago una mueca sobre mis labios, tiene razón, si puedo sentir un empujón cualquiera también soy capaz de sentir cualquier otra cosa, lo importante es descubrir el como.
-Son un mar de cosas las que estoy descubriendo en este preciso instante- afirmo alzando la vista tomando su mano entre la mía uniendo ambas, con mis labios y nariz comienzo a recorrer su cuello cuidadosamente dejándome embriagar por su aroma, aspirando ésta sensación tan placentera.
Siente algo por mí, la cuestión aquí es si yo siento algo por este caballero, tiene que haber algo definitivamente para ponerme así con sus labios, entreabro su boca entre la mía acercándolo a mí jalando su cabello del cuero cabelludo, en un instante se aleja, me deja a medias, insaciada de su persona, lo miro con los ojos tamaño sorpresa con una leve sonrisa sobre los labios alzando mi mano para acariciar su mejilla. Mirarlo descubro como siempre, dos son mejores son que uno, sea como sea, el modo en que se presente compartir la existencia con alguien hace todo más increíble, mi pregunta es si soy capaz de sentir otra vez, no humanamente por supuesto pero si deseando un torrente emocional en mi lado inmortal.
Apenas y puedo hablar, cierto shock está provocándome tener ausencia de respuestas, todavía con su llanto sobre mis dedos lo observo cuidadosamente, ahora soy la que derrama una pequeña lágrima cayendo a lo largo de mi rostro, no creía esto posible, la sensación de tener junto a mí a alguien que me quiera, proteja y cuide, cuidándome en todos sentidos.
-Yo... no sé que siento Adam, sólo puedo decirte que es algo desconocido, pero me gusta- le aseguro dejando mis dedos descansando sobre su mejilla, incorporándome un poco sentándome, abro sus brazos para meterme sobre su regazo acurrucándome.
-Tengo miedo, de que todo esto sea irreal, sea algo que se desvancerá rápidamente o que decidas jugar conmigo Adam- no lo miro directamente en temor a su respuesta, eso ceo que me detiene mucho, la idea incorrecta quizá de ser un juguete o un momento de distracción para sacar su tristeza, eso puede notarse como un motivo bastante fuerte para no sentir más allá, ni siquiera sé si es posible sentir algo sin emociones.
Recuerdo entonces las palabras de alguien, hago una mueca sobre mis labios, tiene razón, si puedo sentir un empujón cualquiera también soy capaz de sentir cualquier otra cosa, lo importante es descubrir el como.
-Son un mar de cosas las que estoy descubriendo en este preciso instante- afirmo alzando la vista tomando su mano entre la mía uniendo ambas, con mis labios y nariz comienzo a recorrer su cuello cuidadosamente dejándome embriagar por su aroma, aspirando ésta sensación tan placentera.
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/09/2010
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