AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Tomando responsabilidades (Gerard)
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Tomando responsabilidades (Gerard)
Nunca se le cruzó tan siquiera la remota posibilidad de que alguna vez llegaría a compartir su casa con alguien más. Ni estando vivo ni en su existencia como vampiro. Pero los sucesos de ese último mes también habían sido completamente impredecibles. Nunca se hubiera imaginado que en Paris iba a conocer tanta gente que lograra entrar un poco más allá de esa corteza exterior con la que se protegía de la gente y lo peor de todo era que esas personas, eran todas humanas. Estaba jugando con fuego, un juego peligroso que podía terminar bastante mal si no iba con cuidado. Gerard se había quedado esa noche a dormir y no sabía por cuanto tiempo aquello duraría ni como lo resolvería, pero de alguna manera algo en él se había tranquilizado de saber que el chico estaba a salvo. Por lo menos estando cerca, se aseguraría de que ningún peligro le atosigara.
Una vez el chico se había quedado dormido en su habitación, había salido a alimentarse, había perdido bastante sangre gracias a las estacas y no quería tener la tentación de la sangre de Gerard, porque aquello era algo que no se permitiría nunca. Había regresado un poco menos de media hora antes del amanecer y se había metido en la habitación, observando en la penumbra al chico apasiblemente dormido, que tan frágil se veía allí acostado, suspiró y se metió bajó la cama, moviendo las tablas corredisas falsas y metiéndose en el agujero. Se aseguró de que las tablas estuvieran en su lugar y finalmente cerró los ojos en la oscuridad, acostado cuan largo era en el compartimiento secreto.
***
Despertó como un reloj a eso de las 6:30 y lo primero que se le vino a la mente fue ¡Gerard! corrió las tablas rápidamente y salió debajo de la cama, en la oscura habitación. Una vez fuera de ella comenzó a buscar al chico, pero no sentía su presencia en la casa, no debía tardar en llegar, o eso esperaba, comenzaba a sentirse nervioso ante la posibilidad de que pudiera haberle pasado algo mientras estuviera dormido. Notó encontes lo que parecía ser una maleta de cuero, fisgoneó un poco sin poder aguantar la curiosidad y vio que se trataba de algunos objetos personales de Gerard, alzó el rostro y algo llamó su atención, en la mesa había una nota en un pedazo de papel.
"He comprado un par de cosas, están en la cocina, por si no lo recuerdas, los humanos tienen que comer - Toulouse"
Arrugó el puente de la nariz y se metió la nota en el pantalón holgado de la pijama de rallas que usaba, caminó hasta la cocina dejando escapar un bostezo y efectívamente vio sobre la mesita de madera, al lado del horno unas papas, pimentones, cebollas y tomates, también había un pescado colorado de rio y una gran barra de pan fresco. Dejando escapar un suspiro se remangó las mangas de la pijama, tomó el cuchillo que estaba empolvado de no ser usado nunca y comenzó a cortar las patatas en trozos, puso agua en una olla y por primera vez en todo el tiempo que llevaba viviendo en esa casa, prendió fuego a la leña del horno para poder cocinar.
(( En el otro post, mencionaste que traerías unas cosas, supuse que una maleta con ropa o lienzos para trabajar ))
Una vez el chico se había quedado dormido en su habitación, había salido a alimentarse, había perdido bastante sangre gracias a las estacas y no quería tener la tentación de la sangre de Gerard, porque aquello era algo que no se permitiría nunca. Había regresado un poco menos de media hora antes del amanecer y se había metido en la habitación, observando en la penumbra al chico apasiblemente dormido, que tan frágil se veía allí acostado, suspiró y se metió bajó la cama, moviendo las tablas corredisas falsas y metiéndose en el agujero. Se aseguró de que las tablas estuvieran en su lugar y finalmente cerró los ojos en la oscuridad, acostado cuan largo era en el compartimiento secreto.
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Despertó como un reloj a eso de las 6:30 y lo primero que se le vino a la mente fue ¡Gerard! corrió las tablas rápidamente y salió debajo de la cama, en la oscura habitación. Una vez fuera de ella comenzó a buscar al chico, pero no sentía su presencia en la casa, no debía tardar en llegar, o eso esperaba, comenzaba a sentirse nervioso ante la posibilidad de que pudiera haberle pasado algo mientras estuviera dormido. Notó encontes lo que parecía ser una maleta de cuero, fisgoneó un poco sin poder aguantar la curiosidad y vio que se trataba de algunos objetos personales de Gerard, alzó el rostro y algo llamó su atención, en la mesa había una nota en un pedazo de papel.
"He comprado un par de cosas, están en la cocina, por si no lo recuerdas, los humanos tienen que comer - Toulouse"
Arrugó el puente de la nariz y se metió la nota en el pantalón holgado de la pijama de rallas que usaba, caminó hasta la cocina dejando escapar un bostezo y efectívamente vio sobre la mesita de madera, al lado del horno unas papas, pimentones, cebollas y tomates, también había un pescado colorado de rio y una gran barra de pan fresco. Dejando escapar un suspiro se remangó las mangas de la pijama, tomó el cuchillo que estaba empolvado de no ser usado nunca y comenzó a cortar las patatas en trozos, puso agua en una olla y por primera vez en todo el tiempo que llevaba viviendo en esa casa, prendió fuego a la leña del horno para poder cocinar.
(( En el otro post, mencionaste que traerías unas cosas, supuse que una maleta con ropa o lienzos para trabajar ))
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
Sí, como había imaginado me había quedado dos clases seguidas dormido en el jardín de la Academia. Las clases como siempre fueron fructíferas, al estar algo más descansado logré pintar algo coherente, y no me mostraba tan reacio a mantener una conversación con alguno de mis compañeros, los profesores me felicitaron por el cambio dado.
¿Quién diría que el día de ayer había sido tan decisivo para este cambio originado en mí? No, nadie lo diría, pero la realidad marcaba los hechos.
Quizá no me había detenido a sopesar la idea de estar en las fauces de algo inimaginable para mí, de algo que podía saltar en cualquier momento. Pero… ya no quería echarme atrás, más vale lo ‘bueno’ conocido (a pesar de ser un vampiro) que lo malo por conocer, no sé, ¿era así el refrán? Da igual, no soy de refranes.
Era "algo" consciente de dónde me estaba metiendo, no me había despertado pensando que aquello había sido una pesadilla.
Al termino de las clases, comí en la residencia, y ya de pasó fui a mi habitación contento por lo que iba a hacer, no sabía si debía dar explicaciones a nadie, tampoco esperaba que mi ausencia fuera ‘eterna’.
Metí bastante ropa en la maleta, junto con material de trabajo, en el maletín metí los papeles, y lo que solía meter, dinero y demás. Me cambié de ropa, guardando la camisa a cuadros del profesor en la maleta.
Luego me puse un camisa azul marino y unos pantalones blancos, todo un marinero.
Antes de salir, me despedí del vecino, compartíamos puerta, contándole una "pequeña" mentira ¿por qué no iba a creerme? Que me fuera un tiempo de la residencia no significaba que dejara las clases, eso nunca.
Me perdí un poco hasta encontrar la vuelta a la casa del profesor, no tenía llave, pero por casualidades de la vida, logré entrar, dejé mis cosas allí, y me marché, aún era pronto, y no sabía qué hacer sólo en su casa… Podría echar un vistazo a sus cosas, pero eso podría hacerlo en su presencia, sería lo más correcto, hacia con él o con cualquier otro.
Salí de allí y me fui dando un paseo, cruzando el Pont de la Concorde, de pasada vi el Louvre, algún día tendría que visitarlo junto al profesor, podría ser divertido, sonreí al pensar en ello.
Como muchas veces me quedé sentado en un banco mientras picaba algo para merendar. “Así que…el profesor se pierde estás tardes…” pensé, era triste realmente, lo era.
Cuando me aburrí de estar allí solo, volví sobre mis pasos hasta la casa del profesor, ésta vez la encontré sin problema. Subí las escaleras, me quedé en la puerta pensando si entrar o quedarme allí, tocar la puerta o cualquier cosa, antes había entrado sin llamar.
No supe qué hora era. Decidí girar el pomo de la puerta con cuidado, por si se había levantado ya.
Me asomé por el hueco con rostro curioso, olía a comida…o eso me pareció, debí estar imaginándomelo. “Los vampiros no…”
-¿Profesor?
¿Quién diría que el día de ayer había sido tan decisivo para este cambio originado en mí? No, nadie lo diría, pero la realidad marcaba los hechos.
Quizá no me había detenido a sopesar la idea de estar en las fauces de algo inimaginable para mí, de algo que podía saltar en cualquier momento. Pero… ya no quería echarme atrás, más vale lo ‘bueno’ conocido (a pesar de ser un vampiro) que lo malo por conocer, no sé, ¿era así el refrán? Da igual, no soy de refranes.
Era "algo" consciente de dónde me estaba metiendo, no me había despertado pensando que aquello había sido una pesadilla.
Al termino de las clases, comí en la residencia, y ya de pasó fui a mi habitación contento por lo que iba a hacer, no sabía si debía dar explicaciones a nadie, tampoco esperaba que mi ausencia fuera ‘eterna’.
Metí bastante ropa en la maleta, junto con material de trabajo, en el maletín metí los papeles, y lo que solía meter, dinero y demás. Me cambié de ropa, guardando la camisa a cuadros del profesor en la maleta.
Luego me puse un camisa azul marino y unos pantalones blancos, todo un marinero.
Antes de salir, me despedí del vecino, compartíamos puerta, contándole una "pequeña" mentira ¿por qué no iba a creerme? Que me fuera un tiempo de la residencia no significaba que dejara las clases, eso nunca.
Me perdí un poco hasta encontrar la vuelta a la casa del profesor, no tenía llave, pero por casualidades de la vida, logré entrar, dejé mis cosas allí, y me marché, aún era pronto, y no sabía qué hacer sólo en su casa… Podría echar un vistazo a sus cosas, pero eso podría hacerlo en su presencia, sería lo más correcto, hacia con él o con cualquier otro.
Salí de allí y me fui dando un paseo, cruzando el Pont de la Concorde, de pasada vi el Louvre, algún día tendría que visitarlo junto al profesor, podría ser divertido, sonreí al pensar en ello.
Como muchas veces me quedé sentado en un banco mientras picaba algo para merendar. “Así que…el profesor se pierde estás tardes…” pensé, era triste realmente, lo era.
Cuando me aburrí de estar allí solo, volví sobre mis pasos hasta la casa del profesor, ésta vez la encontré sin problema. Subí las escaleras, me quedé en la puerta pensando si entrar o quedarme allí, tocar la puerta o cualquier cosa, antes había entrado sin llamar.
No supe qué hora era. Decidí girar el pomo de la puerta con cuidado, por si se había levantado ya.
Me asomé por el hueco con rostro curioso, olía a comida…o eso me pareció, debí estar imaginándomelo. “Los vampiros no…”
-¿Profesor?
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
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Localización : York (Inglaterra). Residente en Paris.
Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
Hacía mucho tiempo que no olía la comida cocida, hacía muchisimo tiempo que no cocinaba nada, de hecho nisiquiera cuando estaba vivo, pues los esclavos y sirvientes lo hacían todo en el castillo. Pero dentro de las muchas cosas que había aprendido en sus años de existencia era a cocinar y ahí estaba, haciendo un estofado de pescado al más puro estílo mediterraneo. Había cortado las papas en medianos trosos y con el pimenton, la cebolla y el tomate, había hecho una especie de salsa, convinando los ingredientes amasados con una piedra y mezclados con agua y un poco de pimienta y sal.
Se encontraba quitándole las escamas al pescado, cuando escuchó la voz de Gerard llamándole de algún lado, por poco y se corta un dedo con el sobre salto, pero eso le pasaba por tener un desarrollado oído que le hacía escuchar hasta el más suave susurro.
- ¡Estoy en la cocina! - Gritó continuándo con la tarea de quitarle las escamas al pescado, el aroma de la salsa había invadido todo el lugar y Soren deseó poder probarlo y degustarlo, pero sabía que eso sería imposible, una de las cosas que más le dolían de ser un vampiro era no poder probar los alimentos - Ven aquí, joven Gerard, prueba esto y dime si está quedando bien - Agregó tomando una cuchara de palo y metiéndola en la salsa.
(( me quedó cortisimo, pero si le metía más rollo era pura rebundancia ))
Se encontraba quitándole las escamas al pescado, cuando escuchó la voz de Gerard llamándole de algún lado, por poco y se corta un dedo con el sobre salto, pero eso le pasaba por tener un desarrollado oído que le hacía escuchar hasta el más suave susurro.
- ¡Estoy en la cocina! - Gritó continuándo con la tarea de quitarle las escamas al pescado, el aroma de la salsa había invadido todo el lugar y Soren deseó poder probarlo y degustarlo, pero sabía que eso sería imposible, una de las cosas que más le dolían de ser un vampiro era no poder probar los alimentos - Ven aquí, joven Gerard, prueba esto y dime si está quedando bien - Agregó tomando una cuchara de palo y metiéndola en la salsa.
(( me quedó cortisimo, pero si le metía más rollo era pura rebundancia ))
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
Fui directo a donde debía encontrarse el profesor, la cocina…sí. Me quedé a unos metros del lugar con los ojos bien abiertos, en mi rostro se fue dibujando una sonrisa de sorpresa.
-Le pillo con las manos en la masa.- bromeé. Me acerqué más hasta quedar en el lado izquierdo del profesor.
– ¡Oler…no huele mal!- exclamé mientras cogía la cuchara que había llenado previamente el profesor, me la llevé a la boca. “Vale…quema…” me relamí los labios pensativo.
– Mmmh… más tomate, quizá. – A mí me gustaba que las cosas rebosaran en salsa de tomate, no era para tapar el sabor del resto, ¿o sí?
– Está bastante decente, profesor.- determiné con sinceridad devolviendole la cuchara. – Voy a dejar al maestro su espacio.- me separé de él con una sonrisa, y busqué algo donde sentarme, al final dí con una silla, me senté no muy lejos, no quería perderme lo que estaba cocinando el profesor, quería saber cómo lo estaba haciendo.
Cierto era que sí había comido esa receta antes, pero quizá el profesor echaba algo en ella, algo distinto. – Si necesita mi ayuda… solo pídalo.- era lo menos que podía hacer, después de haberme infiltrado así en su casa.
Decidí entablar una conversación mientras cocinaba, quizá hablaba demasiado… pero estaba alegre.
– Luego si queréis os enseño lo que he pintado en el día de hoy. – dije con entusiasmo.
- ¡Ah! Espero no haber llegado muy tarde… es que no suelo llevar reloj…y ya sabe…la juventud de hoy en día. – miré hacia otro lado riéndome de mi propio comentario.
(jaaajajajajajajaja ¡toma ya! la juventud xD)
-Le pillo con las manos en la masa.- bromeé. Me acerqué más hasta quedar en el lado izquierdo del profesor.
– ¡Oler…no huele mal!- exclamé mientras cogía la cuchara que había llenado previamente el profesor, me la llevé a la boca. “Vale…quema…” me relamí los labios pensativo.
– Mmmh… más tomate, quizá. – A mí me gustaba que las cosas rebosaran en salsa de tomate, no era para tapar el sabor del resto, ¿o sí?
– Está bastante decente, profesor.- determiné con sinceridad devolviendole la cuchara. – Voy a dejar al maestro su espacio.- me separé de él con una sonrisa, y busqué algo donde sentarme, al final dí con una silla, me senté no muy lejos, no quería perderme lo que estaba cocinando el profesor, quería saber cómo lo estaba haciendo.
Cierto era que sí había comido esa receta antes, pero quizá el profesor echaba algo en ella, algo distinto. – Si necesita mi ayuda… solo pídalo.- era lo menos que podía hacer, después de haberme infiltrado así en su casa.
Decidí entablar una conversación mientras cocinaba, quizá hablaba demasiado… pero estaba alegre.
– Luego si queréis os enseño lo que he pintado en el día de hoy. – dije con entusiasmo.
- ¡Ah! Espero no haber llegado muy tarde… es que no suelo llevar reloj…y ya sabe…la juventud de hoy en día. – miré hacia otro lado riéndome de mi propio comentario.
(jaaajajajajajajaja ¡toma ya! la juventud xD)
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
El joven pintor se acercó a saborear la salsa y Soren se quedó atento a sus expresiones, a lo mejor iba a decirle que sabía muy bien sólo por descencia, así que era mejor intentar leerle el rostro. Pero no hubo necesidad de ello porque el chico fue bastante franco, no pudo evitar sonreír aliviado y comenzó a cortar más tomate.
- Más tomate tendrá - Comentó aplastando los trocitos con la piedra y posteriormente revolvíendolo con el resto de la salsa. - Has llegado bien, que es lo importante, me encantaría ver esas pinturas tuyas - Agregó terminando de sacar las últimas escamas del pez y poniendolo en la parrilla de metal, luego le roció algo de especias y hiervas al pezcado antes de ponerlo en el fuego. Le escuchó hablar y se giró hacía él dejando que el animal se cocinara un poco.
- No soy muy bueno en esto - Le advirtió - Como podrás imaginar no lo hago a menudo, así que... no tienes porque fingir si no sabe bien - Agrega un tanto incómodo, de repente comenzó a oler a quemado y a salir humo del horno - ¡Joder! - Exclamó girándose rápidamente para notar que el pescado se estaba poniendo oscuro por un lado - Jooodeerrr... - Volvió a decir intentando darle la vuelta pero el calor de las llamas se sentía demasiado intenso en su sensible piel. Retiró las manos casi al instante sin lograr su cometido.
- Joven... Gerard... - Murmuró avergonzado - ¿Podrías darle la vuelta? - Le pide con un hilo de voz, realmente era el colmo que no pudiera hacer algo tan simple como eso, pero si se quemaba los dedos, tardarían mucho en sanar y sería bastante doloroso, además de que, el fuego le provocaba un terror espantoso, inclusive uno pequeño como ese.
(( hahaha Gerard siempre me haces reir XD))
- Más tomate tendrá - Comentó aplastando los trocitos con la piedra y posteriormente revolvíendolo con el resto de la salsa. - Has llegado bien, que es lo importante, me encantaría ver esas pinturas tuyas - Agregó terminando de sacar las últimas escamas del pez y poniendolo en la parrilla de metal, luego le roció algo de especias y hiervas al pezcado antes de ponerlo en el fuego. Le escuchó hablar y se giró hacía él dejando que el animal se cocinara un poco.
- No soy muy bueno en esto - Le advirtió - Como podrás imaginar no lo hago a menudo, así que... no tienes porque fingir si no sabe bien - Agrega un tanto incómodo, de repente comenzó a oler a quemado y a salir humo del horno - ¡Joder! - Exclamó girándose rápidamente para notar que el pescado se estaba poniendo oscuro por un lado - Jooodeerrr... - Volvió a decir intentando darle la vuelta pero el calor de las llamas se sentía demasiado intenso en su sensible piel. Retiró las manos casi al instante sin lograr su cometido.
- Joven... Gerard... - Murmuró avergonzado - ¿Podrías darle la vuelta? - Le pide con un hilo de voz, realmente era el colmo que no pudiera hacer algo tan simple como eso, pero si se quemaba los dedos, tardarían mucho en sanar y sería bastante doloroso, además de que, el fuego le provocaba un terror espantoso, inclusive uno pequeño como ese.
(( hahaha Gerard siempre me haces reir XD))
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Localización : Entre libros de historia y lienzos manchados.
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
Me asombró la facilidad con que podía hacer varias cosas a la vez, además de hablar con soltura. Me maravillé mirando cómo lo hacía. Al poner la sartén en el fuego el aceite comenzó a saltar peligrosamente (como siempre ocurre), de todas maneras yo estaba tranquilo pensando que nada malo podría pasar.
-¡Joder!- Yo no sabía a qué se debía su resalto, se lo iba a preguntar pero caí en la cuenta al ver el pescado algo negruzco, superficialmente, por suerte. - Jooodeerrr... – Pude ver sus intentos por salvar aquello, me levanté del asiento de un bote. El profesor apartó las mano como si le diera pánico el simple hecho de acercarse a la sartén. Iba a decir algo, pero él se me adelantó.
-¡Por supuesto!- Le respondí con calma, aunque podría haberme puesto igual de nervioso, pero enfoqué muy bien los nervios, ahora el pescado dependía de mí.
– Déjelo en mis manos. – Me coloqué delante de los fogones, como un gladiador ante la fiera (poco tiene que ver, pero para el caso)
– No se sulfure por estas cosas, lo importante es la intención, ¡eso es lo que prima!- comenté cogiendo un tenedor que vi por allí cerca, no era el instrumento más apropiado, pero yo tampoco solía cocinar, así, con una mano cogí el mango de la sartén y con la otra pinché al pescado con decisión, repetidas veces porque no era capaz de levantarlo.
– Hay que ser perseverante… el pescado quiere que me rinda, que lo sé yooo…- solté una mezcla entre una risa nerviosa y bufido. Tras varios intentos logré darle la vuelta, el aceite me salpicó un poco. – ¡Condenado! Hasta muerto da la tabarra…- moví un poco la sartén, ¿no sé hacia eso?
-Estoy deseando probarlo.- dije mientras daba unos pasos hacia atrás, mejor era distanciarse de esa bomba de relojería. Busqué con los ojos algo con que limpiarme las manos del aceite, encontré un trapo, suficiente era.
Volví a sentarme en la silla. – Sinceramente no soy muy exigente con la comida, pero eso no querrá decir…que no valore el trabajo que conlleva.- Me quedé pensativo hasta que alcé el dedo al aire. - Pero de acuerdo, si de cualquier modo esto supiese a alpiste, no dude que no fingiré.- Sonreí ampliamente tras decir esto. Pensé también en la idea de verme escupir aquello, eso no le sentaría muy bien al profesor.
-¡Joder!- Yo no sabía a qué se debía su resalto, se lo iba a preguntar pero caí en la cuenta al ver el pescado algo negruzco, superficialmente, por suerte. - Jooodeerrr... – Pude ver sus intentos por salvar aquello, me levanté del asiento de un bote. El profesor apartó las mano como si le diera pánico el simple hecho de acercarse a la sartén. Iba a decir algo, pero él se me adelantó.
-¡Por supuesto!- Le respondí con calma, aunque podría haberme puesto igual de nervioso, pero enfoqué muy bien los nervios, ahora el pescado dependía de mí.
– Déjelo en mis manos. – Me coloqué delante de los fogones, como un gladiador ante la fiera (poco tiene que ver, pero para el caso)
– No se sulfure por estas cosas, lo importante es la intención, ¡eso es lo que prima!- comenté cogiendo un tenedor que vi por allí cerca, no era el instrumento más apropiado, pero yo tampoco solía cocinar, así, con una mano cogí el mango de la sartén y con la otra pinché al pescado con decisión, repetidas veces porque no era capaz de levantarlo.
– Hay que ser perseverante… el pescado quiere que me rinda, que lo sé yooo…- solté una mezcla entre una risa nerviosa y bufido. Tras varios intentos logré darle la vuelta, el aceite me salpicó un poco. – ¡Condenado! Hasta muerto da la tabarra…- moví un poco la sartén, ¿no sé hacia eso?
-Estoy deseando probarlo.- dije mientras daba unos pasos hacia atrás, mejor era distanciarse de esa bomba de relojería. Busqué con los ojos algo con que limpiarme las manos del aceite, encontré un trapo, suficiente era.
Volví a sentarme en la silla. – Sinceramente no soy muy exigente con la comida, pero eso no querrá decir…que no valore el trabajo que conlleva.- Me quedé pensativo hasta que alcé el dedo al aire. - Pero de acuerdo, si de cualquier modo esto supiese a alpiste, no dude que no fingiré.- Sonreí ampliamente tras decir esto. Pensé también en la idea de verme escupir aquello, eso no le sentaría muy bien al profesor.
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
Gerard había corrido rápidamente para salvar la situación y Soren no pudo evitar recordar que ven las anteriores ocaciones en las que se suponía debía ser él quien 'salvara' la situación, había terminado siendo un tercero el que les salvara el pellejo, primero Erkki, llevándolos al hospital haciéndo una actuación impecable para que Gerard no se enterara de la verdad y luego el condenado de Aifric revelando su verdadera forma cual herlando, rescatándolos de las fauces del enemigo.
Y ahora Gerard salvaba el pescado de quemarse y perderse en la sarten. Valla vampiro de pacotilla que era él. Mientras lo veía trinchar el animal con el tenedor varias veces y hablar, Soren se preguntaba si en realidad sería capaz de cumprir su promesa de protegerlo de ese otro vampiro. Había dicho las cosas dejándose llevar por la emoción del momento, por la tristeza y angustia que le embargaba al verle tan conmocionado y asustado, pero la verdad era que Soren no tenía idea de que tan viejo era ese otro vampiro, que tan poderoso y que razónes tendría para atormentar a llerard.
Definitivamente apenas salía de un problema se metía a otro peor.
- Gracias... ser vampiro no te incrementa las habilidades culinarias... está más que claro - Rió suavemente dándole la espalda cuando le escuchó decir que se lo comería así supiera a comida para pájaros, ya vería entonces su reacción. Las papas que previamente había hervido en agua ya estaban listas así que tomó la olla, sacó las papas y las puso en el plato, las cortó por la mitad y luego en trozos más pequeños, bañándolas en la salsa que ahora tenía un color rojo más intenso debido a la adición de tomate.
El pescado pareció estar a punto así que tomó un valde con agua y apagó el fuego con una sóla acción y tomó la sarten por el mango, imitando los movimientos de Gerard con el tenedor para sacarlo y depositarlo en el plato. Un par de minutos después un gordo pescado colorado yacía en el plato junto a la salsa y las patatas, el olor se filtraba por su nariz trayéndole cientos de recuerdos, caminó con el plato en la mano hasta donde estaba Gerard, como su casa no era para nada grande, habían sólo un par de pasos entre la cocina y la sala de estar.
- Es todo tuyo - Exclamó al fin, poniéndo el pescado sobre la mesa de manera y dejándo escapar un suspiro.
Y ahora Gerard salvaba el pescado de quemarse y perderse en la sarten. Valla vampiro de pacotilla que era él. Mientras lo veía trinchar el animal con el tenedor varias veces y hablar, Soren se preguntaba si en realidad sería capaz de cumprir su promesa de protegerlo de ese otro vampiro. Había dicho las cosas dejándose llevar por la emoción del momento, por la tristeza y angustia que le embargaba al verle tan conmocionado y asustado, pero la verdad era que Soren no tenía idea de que tan viejo era ese otro vampiro, que tan poderoso y que razónes tendría para atormentar a llerard.
Definitivamente apenas salía de un problema se metía a otro peor.
- Gracias... ser vampiro no te incrementa las habilidades culinarias... está más que claro - Rió suavemente dándole la espalda cuando le escuchó decir que se lo comería así supiera a comida para pájaros, ya vería entonces su reacción. Las papas que previamente había hervido en agua ya estaban listas así que tomó la olla, sacó las papas y las puso en el plato, las cortó por la mitad y luego en trozos más pequeños, bañándolas en la salsa que ahora tenía un color rojo más intenso debido a la adición de tomate.
El pescado pareció estar a punto así que tomó un valde con agua y apagó el fuego con una sóla acción y tomó la sarten por el mango, imitando los movimientos de Gerard con el tenedor para sacarlo y depositarlo en el plato. Un par de minutos después un gordo pescado colorado yacía en el plato junto a la salsa y las patatas, el olor se filtraba por su nariz trayéndole cientos de recuerdos, caminó con el plato en la mano hasta donde estaba Gerard, como su casa no era para nada grande, habían sólo un par de pasos entre la cocina y la sala de estar.
- Es todo tuyo - Exclamó al fin, poniéndo el pescado sobre la mesa de manera y dejándo escapar un suspiro.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
El profesor volvió a meterse de lleno en ello, le vi partir las patatas ¿por qué me estaba quieto? Yo podría hacerlo perfectamente, me sentía como un niño pequeño que mira como su madre le prepara la comida.
Visualmente tenía buena pinta, la salsa te 'llamaba' por los ojos, inevitablemente se me hizo la boca agua. Me quedé en trance imaginándome cómo sabría ese plato, hasta que me sorprendió el hecho de ver el plato ante mí.
- Es todo tuyo – Levanté los ojos del plato sonriendo agradecido.
– Muy amable.- le respondí automáticamente, como si ya estuviera acostumbrado a decirlo.
Miré al frente pensando por qué habría suspirado, ¿estaba cansado o algo, tal vez afligido? Me encogí de hombros resignado, bajé la cabeza dispuesto a comerme aquello.
Pero, antes de coger el tenedor, caí en algo. Me levanté un momento de la silla, cogí mi maletín y volví tan rápido como me había ido, me senté en la silla y hice una señal con la mano para que el profesor se sentase cerca.
Saqué unos papeles pintados de acuarela, estaban descolocados, sí, a veces me sorprendía de lo desordenado que podía llegar a ser, pero lo era desde siempre, así que tampoco pensé que fuera tanto, hasta que se me escaparon de entre los dedos dos papeles.
-¡Nada!- exclamé mientras me agachaba para cogerlos, me reí de mi torpeza. Al fin los coloqué por orden y se los pasé al profesor. Todos ellos reflejaban la calidez del día de hoy, en diferentes lugares de París, y esbozando a los transeúntes, como si lo hubiese hecho apropósito, aunque mi intención fuese buena, parecía que quería mostrar al profesor lo que se estaba perdiendo.
-Quería compartirlo contigo.- dije mientras cogía el cuchillo y tenedor, y bajaba la mirada. Corté el pescado en trozos y lo mezclé todo ¡El sabor en su conjunto! Probé aquello con ganas, no estaba malo, era agradable, sí. Asentí con la cabeza mientras masticaba, tragué, y antes de dar el siguiente bocado se me escapó un sincero:
-Gracias.- Se me estaban empañando los ojos por la emoción, por la felicidad, hacía mucho tiempo que nadie me preparaba algo expresamente para mí, me acordé de mi madre, en los tiempos en que estaba bien.
Seguí comiéndome la cena ahora con más calma, degustándolo, pensando que si en cualquier momento alzaba los ojos me delataría ese inesperado regocijo que me estaba embargando. Extendí la mano y cogí la barra de pan, para poder mojar la salsa.
Visualmente tenía buena pinta, la salsa te 'llamaba' por los ojos, inevitablemente se me hizo la boca agua. Me quedé en trance imaginándome cómo sabría ese plato, hasta que me sorprendió el hecho de ver el plato ante mí.
- Es todo tuyo – Levanté los ojos del plato sonriendo agradecido.
– Muy amable.- le respondí automáticamente, como si ya estuviera acostumbrado a decirlo.
Miré al frente pensando por qué habría suspirado, ¿estaba cansado o algo, tal vez afligido? Me encogí de hombros resignado, bajé la cabeza dispuesto a comerme aquello.
Pero, antes de coger el tenedor, caí en algo. Me levanté un momento de la silla, cogí mi maletín y volví tan rápido como me había ido, me senté en la silla y hice una señal con la mano para que el profesor se sentase cerca.
Saqué unos papeles pintados de acuarela, estaban descolocados, sí, a veces me sorprendía de lo desordenado que podía llegar a ser, pero lo era desde siempre, así que tampoco pensé que fuera tanto, hasta que se me escaparon de entre los dedos dos papeles.
-¡Nada!- exclamé mientras me agachaba para cogerlos, me reí de mi torpeza. Al fin los coloqué por orden y se los pasé al profesor. Todos ellos reflejaban la calidez del día de hoy, en diferentes lugares de París, y esbozando a los transeúntes, como si lo hubiese hecho apropósito, aunque mi intención fuese buena, parecía que quería mostrar al profesor lo que se estaba perdiendo.
-Quería compartirlo contigo.- dije mientras cogía el cuchillo y tenedor, y bajaba la mirada. Corté el pescado en trozos y lo mezclé todo ¡El sabor en su conjunto! Probé aquello con ganas, no estaba malo, era agradable, sí. Asentí con la cabeza mientras masticaba, tragué, y antes de dar el siguiente bocado se me escapó un sincero:
-Gracias.- Se me estaban empañando los ojos por la emoción, por la felicidad, hacía mucho tiempo que nadie me preparaba algo expresamente para mí, me acordé de mi madre, en los tiempos en que estaba bien.
Seguí comiéndome la cena ahora con más calma, degustándolo, pensando que si en cualquier momento alzaba los ojos me delataría ese inesperado regocijo que me estaba embargando. Extendí la mano y cogí la barra de pan, para poder mojar la salsa.
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
El chico le pasó unos dibujos en acuarela, observó el desorden y se preguntó si todos los artistas tendrían ese mismo problema con el orden, pero solía pensar que el caos era un nuevo tipo de orden en si mismo y sin caos no se generaba la creación. Tomó los papeles entre sus dedos y comenzó a observar las pinturas en silencio. Las observó por largo rato sin decir nada, mirándo con el rabillo de ojo como Gerard comía el alimento con ganas, sintiendo una mezcla extraña de cosas, estar junto a humanos siempre le hacía sentir distinto, contrario a muchos otros vampiros quienes estando cerca a humanos sólo sentían el instinto de matar , para Soren, estar cerca de personas que apreciaba le hacía sentir vivo.
Un momento... ¿Apreciaba a Gerard? se preguntó así mismo descubriendo el asunto de repente. Si que le apreciaba, no se arriesgaba la vida de uno mismo por otra persona si no existiese un sentimiento de por medio. Lo extraño del asunto era que, conocía poco de él. quizás era momento de descubrirlo un poco más y dejar que este le descubriera.
- Esta es una de las razones por las que amo el arte - Comenzó a decir sin quitar los ojos de las pinturas - Me permite estar en lugares en los que nunca podría y ver cosas que jamás llegaré a contemplar - Agregó con una expresión nostálgica - Cuando era joven y vivía en el castillo, debido a que mi padre era como un señor feudal o un conde, no nos era permitido salir del castillo sin guardias - Explicó y sus ojos se pierdieron en algún punto distante de sus recuerdos - En vida nunca salí de ese pequeño pueblo al que odiaba con todo mi corazón, ¡yo quería descubrir el mundo! -
Se dejó caer hacía atrás quedando recostado en el sofá aún con los papeles en las manos y levantándolos en alto sobre su cabeza para volver a mirarlos.
- Me la pasaba leyendo cada que podía... regocijándome sólo en el consuelo que me otorgaban las ilustraciones que mostraban lugares a los cuales nunca podría ir - Continuó hablando y cerró los ojos dejando escapar una sonrisa - El arte me permitía vivir de verdad... porque no consideraba vida esa existencia vacía que llevaba en el castillo - Se quedó unos momentos más así y luego volvió a abrir los ojos - ¿Que hay de ti Joven Gerard? ¿Cuando comensaste a interesarte por el arte? -
Un momento... ¿Apreciaba a Gerard? se preguntó así mismo descubriendo el asunto de repente. Si que le apreciaba, no se arriesgaba la vida de uno mismo por otra persona si no existiese un sentimiento de por medio. Lo extraño del asunto era que, conocía poco de él. quizás era momento de descubrirlo un poco más y dejar que este le descubriera.
- Esta es una de las razones por las que amo el arte - Comenzó a decir sin quitar los ojos de las pinturas - Me permite estar en lugares en los que nunca podría y ver cosas que jamás llegaré a contemplar - Agregó con una expresión nostálgica - Cuando era joven y vivía en el castillo, debido a que mi padre era como un señor feudal o un conde, no nos era permitido salir del castillo sin guardias - Explicó y sus ojos se pierdieron en algún punto distante de sus recuerdos - En vida nunca salí de ese pequeño pueblo al que odiaba con todo mi corazón, ¡yo quería descubrir el mundo! -
Se dejó caer hacía atrás quedando recostado en el sofá aún con los papeles en las manos y levantándolos en alto sobre su cabeza para volver a mirarlos.
- Me la pasaba leyendo cada que podía... regocijándome sólo en el consuelo que me otorgaban las ilustraciones que mostraban lugares a los cuales nunca podría ir - Continuó hablando y cerró los ojos dejando escapar una sonrisa - El arte me permitía vivir de verdad... porque no consideraba vida esa existencia vacía que llevaba en el castillo - Se quedó unos momentos más así y luego volvió a abrir los ojos - ¿Que hay de ti Joven Gerard? ¿Cuando comensaste a interesarte por el arte? -
Última edición por Soren Kaarkarogf el Dom Sep 05, 2010 8:05 pm, editado 1 vez
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
Nos quedamos en silencio, él mirando los dibujos y yo comiendo. No me fue incomoda la situación, porque no solía hablar cuando comía por temor a que me diese algún ataque de risa y la comida saliese disparada de mi boca, como se puede suponer eso ya me ha pasado más de una vez.
Al rato el profesor comenzó a hablar sobre el arte, sobre lo que experimentaba con él. Yo levantaba de vez en cuando los ojos, y le observaba absorto en sus pensamientos, en su mundo que estaba muy lejos de ser comparable con el mío. Después comenzó a contarme ciertos recuerdos de su pasado mortal, la verdad es que era sumamente interesante que un ser de de 291 años contase cosas de su vida pasada, si tuviera papel y pluma me podría haber puesto a transcribir lo que estaba contando.
Me contó que nunca salió de aquel pueblo que tanto odiaba, como nacido para no salir, prisionero en aquel castillo, pero que de alguna manera gracias a eso descubrió lo que el arte podía ofrecerle, ese mundo paralelo en el que estamos dispuestos a perdernos. El arte había hecho sobrevivir su ‘yo’ interno.
Su relato era triste, muy triste, aunque tenía ciertos matices románticos, tragué con dificultad mirando hacia otro lado. Pensé que el haber tenido otra “oportunidad” le había descubierto el mundo que se escondía tras aquel pueblo, por lo tanto era bueno, recobró la “vida”, a pesar de las adversidades venideras. Yo de ser él estaría agradecido, aunque claro ¿qué sabía yo de eso?
- ¿Qué hay de ti Joven Gerard? ¿Cuando comenzaste a interesarte por el arte?- no me esperaba una pregunta sobre mí, inconscientemente con la mano derecha palpé el maletín que estaba en el suelo, lo abrí y cogí la pequeña botella de vino que solía llevar encima. - ¿De mí? – pregunté mientras descorchaba la botella, la agarré por el cuello y la dejé sobre la mesa sin quitarle la mano de encima.
– Nací en York, donde por cierto hay muchos castillos…- sonreí alzando las cejas, a mí siempre me habían gustado los castillos, tenían tanta historia. – pero no tuve la suerte de vivir en uno. – aclaré, aunque era bastante obvio, me llevé la botella a los labios y di un largo trago, como si así lograse concentrarme en la explicación.
– Vivía con mis padres en una cabaña, siempre íbamos caminando a los sitios, a menos que tuviésemos que ir a la revisión de todos los meses.-El hospital de York estaba a un par de horas de mi casa.
–No puedo quejarme de mis años allí, era bastante feliz, con las pequeñas cosas que entretienen a un joven muchacho, con diecinueve años me dí cuenta de la importancia de los estudios, así que me dedique de lleno en ello.- entrecerré los ojos pensativo.
- Pero creo que estoy descuidando lo importante del asunto. Todos los domingos mis padres y yo íbamos a York Misnter a escuchar la misa. Siempre que iba me quedaba obnubilado con las vidrieras de la catedral, me parecía algo tan divino, esa es la palabra.- me acordé de los vivos colores que la formaban. – Los días de diario entraba por aquellas puertas de madera, y como en un sueño me quedaba horas mirando el reflejo de las vidrieras en el suelo empedrado. Como la luz tenía color… era un misterio para mí.- sonreí al recordar aquello.- era pequeño, no sabía a qué se debía. Toda la catedral gótica despertaba mis más primigenios instintos, dejándome borracho de placer.- me quedé unos segundos en silencio mirando la botella verde que tenía en la mano, recordé las figuras que se iban extendiendo por la nave principal, recordé la belleza de sus altos techos.
– Me preguntaba quién podría haber hecho semejante maravilla. Un día, no recuerdo cuando, se lo pregunté al sacerdote del pueblo, me dijo que hay personas que nacen con el Don Divino que Dios en su magnificencia y Gracia otorga a unos cuantos bienaventurados. En esencia solo las propias manos de Dios podían crear la perfección, y por vía de estos elegidos era posible que York Minster se erigiese. – Bebí de nuevo echando la cabeza hacia atrás.- Puede que sea cierto lo que aquel anciano dijo, o puede que no, pero la cosa es que me lo creí, desde muy joven me apunté a las clases de pintura y escultura de la escuela religiosa, fui descubriéndome como artista. – aunque la escultura nunca fue mi punto fuerte. – Un día el mismo sacerdote visitó las clases de la escuela, al pasar por mi lado murmuró que yo tenía ese Don Divino. – Sonreí mirando al plato casi vacío de comida. – Como dije antes a los diecinueve años me esforcé por ser el mejor de toda la escuela, y al fin recibí la beca que me trajo a París, hace cinco años.
(qué espiritual)
Al rato el profesor comenzó a hablar sobre el arte, sobre lo que experimentaba con él. Yo levantaba de vez en cuando los ojos, y le observaba absorto en sus pensamientos, en su mundo que estaba muy lejos de ser comparable con el mío. Después comenzó a contarme ciertos recuerdos de su pasado mortal, la verdad es que era sumamente interesante que un ser de de 291 años contase cosas de su vida pasada, si tuviera papel y pluma me podría haber puesto a transcribir lo que estaba contando.
Me contó que nunca salió de aquel pueblo que tanto odiaba, como nacido para no salir, prisionero en aquel castillo, pero que de alguna manera gracias a eso descubrió lo que el arte podía ofrecerle, ese mundo paralelo en el que estamos dispuestos a perdernos. El arte había hecho sobrevivir su ‘yo’ interno.
Su relato era triste, muy triste, aunque tenía ciertos matices románticos, tragué con dificultad mirando hacia otro lado. Pensé que el haber tenido otra “oportunidad” le había descubierto el mundo que se escondía tras aquel pueblo, por lo tanto era bueno, recobró la “vida”, a pesar de las adversidades venideras. Yo de ser él estaría agradecido, aunque claro ¿qué sabía yo de eso?
- ¿Qué hay de ti Joven Gerard? ¿Cuando comenzaste a interesarte por el arte?- no me esperaba una pregunta sobre mí, inconscientemente con la mano derecha palpé el maletín que estaba en el suelo, lo abrí y cogí la pequeña botella de vino que solía llevar encima. - ¿De mí? – pregunté mientras descorchaba la botella, la agarré por el cuello y la dejé sobre la mesa sin quitarle la mano de encima.
– Nací en York, donde por cierto hay muchos castillos…- sonreí alzando las cejas, a mí siempre me habían gustado los castillos, tenían tanta historia. – pero no tuve la suerte de vivir en uno. – aclaré, aunque era bastante obvio, me llevé la botella a los labios y di un largo trago, como si así lograse concentrarme en la explicación.
– Vivía con mis padres en una cabaña, siempre íbamos caminando a los sitios, a menos que tuviésemos que ir a la revisión de todos los meses.-El hospital de York estaba a un par de horas de mi casa.
–No puedo quejarme de mis años allí, era bastante feliz, con las pequeñas cosas que entretienen a un joven muchacho, con diecinueve años me dí cuenta de la importancia de los estudios, así que me dedique de lleno en ello.- entrecerré los ojos pensativo.
- Pero creo que estoy descuidando lo importante del asunto. Todos los domingos mis padres y yo íbamos a York Misnter a escuchar la misa. Siempre que iba me quedaba obnubilado con las vidrieras de la catedral, me parecía algo tan divino, esa es la palabra.- me acordé de los vivos colores que la formaban. – Los días de diario entraba por aquellas puertas de madera, y como en un sueño me quedaba horas mirando el reflejo de las vidrieras en el suelo empedrado. Como la luz tenía color… era un misterio para mí.- sonreí al recordar aquello.- era pequeño, no sabía a qué se debía. Toda la catedral gótica despertaba mis más primigenios instintos, dejándome borracho de placer.- me quedé unos segundos en silencio mirando la botella verde que tenía en la mano, recordé las figuras que se iban extendiendo por la nave principal, recordé la belleza de sus altos techos.
– Me preguntaba quién podría haber hecho semejante maravilla. Un día, no recuerdo cuando, se lo pregunté al sacerdote del pueblo, me dijo que hay personas que nacen con el Don Divino que Dios en su magnificencia y Gracia otorga a unos cuantos bienaventurados. En esencia solo las propias manos de Dios podían crear la perfección, y por vía de estos elegidos era posible que York Minster se erigiese. – Bebí de nuevo echando la cabeza hacia atrás.- Puede que sea cierto lo que aquel anciano dijo, o puede que no, pero la cosa es que me lo creí, desde muy joven me apunté a las clases de pintura y escultura de la escuela religiosa, fui descubriéndome como artista. – aunque la escultura nunca fue mi punto fuerte. – Un día el mismo sacerdote visitó las clases de la escuela, al pasar por mi lado murmuró que yo tenía ese Don Divino. – Sonreí mirando al plato casi vacío de comida. – Como dije antes a los diecinueve años me esforcé por ser el mejor de toda la escuela, y al fin recibí la beca que me trajo a París, hace cinco años.
(qué espiritual)
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
(( Saint- Gerard haha mira: http://www.victorianvampires.com/z-o-n-a-c-r-e-a-t-i-v-a-f12/ilustraciones-de-los-pjs-del-foro-y-soren-t1082-105.htm#41817 ))
Abrió mucho los ojos y se quedó mirándo fijamente a Gerard. Soren no solía mirar a la gente a los ojos detenidamente de esa manera pues le costaba sostenerles la mirada, de alguna forma terminaba intimidándose, pero el relato de Gerard le facinaba, todos tenían una historia facinante que contar, cualquier ser humano de la clase que fuera y del país que fuera, era una dicha que la literatura permitiera que esas historias hiciesen permanencia en el tiempo, era por eso que aparte del arte, la literatura era otra de sus pasiones.
- ¿Eres de York? ¿Inglaterra? - Preguntó sin dejar de mirárlo con incistencia, como si fuera un gato muy grande que hubiera encontrado uninteresante periquito revoloteando en las ramas bajas de un arbusto en su jardin - Nunca he estado en Inglaterra, pero me encanta la literatura inglesa, aprendí a leer y hablar inglés por mi cuenta puesto que no quería perderme de las magnificas obras de William Shakespeare -
- Valla... quien lo diría...que Dios mismo te hubiera inspirado a seguir el camino del arte... ¿Eres Cristiano? - Se detuvo entonces y pareció caer en cuenta de lo inapropiada que había sido su pregunta y se llevó una mano a los labios como si con ese gesto, las palabras fueran a meterse de nuevo en su boca - Perdon... no quize... -
En esas épocas tan religiosas, la gente no iba preguntando sobre si uno creía en Jesus o no, porque era obvio que todos 'debían' creer en él o de lo contrario irían al infierno al morir (y en algunos casos más extremos algunos fanáticos te mandaban primero, sin tu concentimiento), Inglaterra era un reino en su totalidad creyente o eso era lo que había aprendido leyendo literatura inglesa, pero cuando se era vampiro, el concepto de Dios y del mundo cambiaba drásticamente y más si se era además un vampiro intelectual... esperaba que el chico no fuera a ofenderse demasiado con la pregunta. Esos temas de Dios eran delicados y no todo el mundo era lo suficientemente abierto de mente, como para afrontarlos.
Abrió mucho los ojos y se quedó mirándo fijamente a Gerard. Soren no solía mirar a la gente a los ojos detenidamente de esa manera pues le costaba sostenerles la mirada, de alguna forma terminaba intimidándose, pero el relato de Gerard le facinaba, todos tenían una historia facinante que contar, cualquier ser humano de la clase que fuera y del país que fuera, era una dicha que la literatura permitiera que esas historias hiciesen permanencia en el tiempo, era por eso que aparte del arte, la literatura era otra de sus pasiones.
- ¿Eres de York? ¿Inglaterra? - Preguntó sin dejar de mirárlo con incistencia, como si fuera un gato muy grande que hubiera encontrado uninteresante periquito revoloteando en las ramas bajas de un arbusto en su jardin - Nunca he estado en Inglaterra, pero me encanta la literatura inglesa, aprendí a leer y hablar inglés por mi cuenta puesto que no quería perderme de las magnificas obras de William Shakespeare -
- Valla... quien lo diría...que Dios mismo te hubiera inspirado a seguir el camino del arte... ¿Eres Cristiano? - Se detuvo entonces y pareció caer en cuenta de lo inapropiada que había sido su pregunta y se llevó una mano a los labios como si con ese gesto, las palabras fueran a meterse de nuevo en su boca - Perdon... no quize... -
En esas épocas tan religiosas, la gente no iba preguntando sobre si uno creía en Jesus o no, porque era obvio que todos 'debían' creer en él o de lo contrario irían al infierno al morir (y en algunos casos más extremos algunos fanáticos te mandaban primero, sin tu concentimiento), Inglaterra era un reino en su totalidad creyente o eso era lo que había aprendido leyendo literatura inglesa, pero cuando se era vampiro, el concepto de Dios y del mundo cambiaba drásticamente y más si se era además un vampiro intelectual... esperaba que el chico no fuera a ofenderse demasiado con la pregunta. Esos temas de Dios eran delicados y no todo el mundo era lo suficientemente abierto de mente, como para afrontarlos.
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
Cuando terminé mi discurso, que habría dormido a cualquiera… para mi asombro ¡no! El profesor me estaba mirando fijamente, en mi rostro se dibujo una sonrisa nerviosa. ¿Qué estaría pensando?
- ¿Eres de York? ¿Inglaterra? – Continuó mirándome de esa manera, nunca antes lo había hecho y no estaba acostumbrado a que mirasen con tal intensidad. Al recordar su pregunta asentí con la cabeza un par de veces. ¡Shakespeare! Un genio de las letras, los ingleses no sentimos muy orgullosos de que uno de nosotros sea conocido internacionalmente, pero no abrí la boca.
Luego pareció como si se arrepintiese de lo que estaba diciendo, así que como si abrieran una compuerta en mi interior mi ráfaga de palabras se liberó.
-¡No! No, no importa. – dije sonriendo. – Por decirlo de algún modo sería anglicano… aunque si quiere que le diga la verdad no lo práctico demasiado. –puse una mueca extraña, como si le estuviera rebelando un secreto del que nadie debe enterarse.
– Después de lo que les está pasando a mis padres… sería imbécil si siguiera creyendo tan ciegamente en eso. – cogí el tenedor y me metí un trozo de patata en la boca.
– Me sentí como iluminado en su tiempo, gracias a ‘Dios’, o gracias la majestuosidad de la catedral…que también puede ser.- me quedé en trance un segundo mirando la salsa con las hierbas flotando. – En aquella escuela nos mandaban pintar Santos, a mi me gustaba…no por el hecho de pintar Santos en sí…sino porque estaba descubriendo que sin haber sido instruido anteriormente, mi mano pintaba sola.- Levanté la cabeza para mirar al profesor.
– Puede que suene estúpido, pero así fue. Y luego al venir a París, donde la mentalidad es tan diferente…- reí un momento sin acabar la frase. Ya me había terminado lo que había en el plato. Asi que me levanté de la mesa cogiéndolo todo con las manos, anduve hasta la cocina para dejar allí las cosas, luego lo fregaría.
– Si quiere algún día podríamos ir a Inglaterra…- le propuse desde allí. Aunque luego me vino a la cabeza lo inapropiado que sobaba esa invitación, pero ya estaba dicho.
Volví donde estaba el profesor y me senté en el sofá junto a él, pero a una distancia prudencial, para que no creyera que me estaba cogiendo demasiadas confianzas, en fin él era profesor… - ¿Vamos a ir a algún sitio esta noche? - ¡Oh por Dios! ¿A qué sonaba eso? – ...quiero decir… ¿nos vamos a quedar aquí? – no sabía qué cosa tendría preparada, estábamos en su casa, yo no podía decir nada.
- ¿Eres de York? ¿Inglaterra? – Continuó mirándome de esa manera, nunca antes lo había hecho y no estaba acostumbrado a que mirasen con tal intensidad. Al recordar su pregunta asentí con la cabeza un par de veces. ¡Shakespeare! Un genio de las letras, los ingleses no sentimos muy orgullosos de que uno de nosotros sea conocido internacionalmente, pero no abrí la boca.
Luego pareció como si se arrepintiese de lo que estaba diciendo, así que como si abrieran una compuerta en mi interior mi ráfaga de palabras se liberó.
-¡No! No, no importa. – dije sonriendo. – Por decirlo de algún modo sería anglicano… aunque si quiere que le diga la verdad no lo práctico demasiado. –puse una mueca extraña, como si le estuviera rebelando un secreto del que nadie debe enterarse.
– Después de lo que les está pasando a mis padres… sería imbécil si siguiera creyendo tan ciegamente en eso. – cogí el tenedor y me metí un trozo de patata en la boca.
– Me sentí como iluminado en su tiempo, gracias a ‘Dios’, o gracias la majestuosidad de la catedral…que también puede ser.- me quedé en trance un segundo mirando la salsa con las hierbas flotando. – En aquella escuela nos mandaban pintar Santos, a mi me gustaba…no por el hecho de pintar Santos en sí…sino porque estaba descubriendo que sin haber sido instruido anteriormente, mi mano pintaba sola.- Levanté la cabeza para mirar al profesor.
– Puede que suene estúpido, pero así fue. Y luego al venir a París, donde la mentalidad es tan diferente…- reí un momento sin acabar la frase. Ya me había terminado lo que había en el plato. Asi que me levanté de la mesa cogiéndolo todo con las manos, anduve hasta la cocina para dejar allí las cosas, luego lo fregaría.
– Si quiere algún día podríamos ir a Inglaterra…- le propuse desde allí. Aunque luego me vino a la cabeza lo inapropiado que sobaba esa invitación, pero ya estaba dicho.
Volví donde estaba el profesor y me senté en el sofá junto a él, pero a una distancia prudencial, para que no creyera que me estaba cogiendo demasiadas confianzas, en fin él era profesor… - ¿Vamos a ir a algún sitio esta noche? - ¡Oh por Dios! ¿A qué sonaba eso? – ...quiero decir… ¿nos vamos a quedar aquí? – no sabía qué cosa tendría preparada, estábamos en su casa, yo no podía decir nada.
(Lo que escribo se me ocurre en el momento xDDD lo de antes parecía la misma BIBLIA u_u)
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
- Yo tampoco lo practico demasiado - Comenta con una sonrisa picara, sintiéndose más aliviado de que Gerard no fuera quisquilloso con la religión, era curioso, pues parecía haber crecido dentro de las iglesias - Mi idea de Dios... es algo que se ha visto afectado gracias a mi condición... - Explica humildemente, hablar de religión era delicado y nunca sabía cuando te podías ganar el odio de una persona por ello. Le escuchó hablar sobre sus experiencias pintando santos y como creía que esa inspiración venía de una procedencia divina.
¿Y quien decía que no era así? Pensó por unos instantes mientras le escuchaba, nadie sabía de donde provenía el talento de la gente, habían personas que de repente demostraban pasión por algo sin ninguna razón aparente, el talento y la genialidad eran un algo incorporeo, cuya procedencia debía ser divina, de lo contrario ¿Como explicar la belleza misma en esas obras?.
- Todo artista tiene algo de divinidad - Comentó desviando sus ojos a las acuarelas de Gerard - Porque el mágico acto de la creación se produce en sus manos - Agrega con una media sonrisa - Dios creó el mundo y lo dejó incompleto para que los artistas lo pulieran con sus ideas - Hizo una pausa y le devolvió las pinturas al joven - Justo como ahora tu, reinventas Paris através de tu arte -
Se cruzó de brazos con satisfacción cuando el chico hubo terminado el pescado, le gustaba ver comer a la gente, quizás gracias a que él no podía, además le había puesto empeño a la preparación de dicho plato.
- ¿Inglaterra? ¿Yo? ¿Contigo? - Exclama parpadeando rápidamente, - Suena tentador - Agrega llevándose una mano al mentón escuchando la pregunta del joven, la verdad era que no lo había planeado - Supongo que a vosotros los jóvenes les aburre quedarse en casa hablando con viejos... y no pretendo convertir esta noche en una aburrida clase de historia... - Agregó entre avergonzado y bromeando - Pero me preocupa que debido a los reciéntes acontecimientos, sea peligroso salir tan pronto... no quiero que nadie sepa que estás quedándote aquí, por ahora, por medidas de seguridad - Finaliza con un gesto más serio - Pero si hay algún lugar al cual quieras ir... con gusto te acompañaré -
¿Y quien decía que no era así? Pensó por unos instantes mientras le escuchaba, nadie sabía de donde provenía el talento de la gente, habían personas que de repente demostraban pasión por algo sin ninguna razón aparente, el talento y la genialidad eran un algo incorporeo, cuya procedencia debía ser divina, de lo contrario ¿Como explicar la belleza misma en esas obras?.
- Todo artista tiene algo de divinidad - Comentó desviando sus ojos a las acuarelas de Gerard - Porque el mágico acto de la creación se produce en sus manos - Agrega con una media sonrisa - Dios creó el mundo y lo dejó incompleto para que los artistas lo pulieran con sus ideas - Hizo una pausa y le devolvió las pinturas al joven - Justo como ahora tu, reinventas Paris através de tu arte -
Se cruzó de brazos con satisfacción cuando el chico hubo terminado el pescado, le gustaba ver comer a la gente, quizás gracias a que él no podía, además le había puesto empeño a la preparación de dicho plato.
- ¿Inglaterra? ¿Yo? ¿Contigo? - Exclama parpadeando rápidamente, - Suena tentador - Agrega llevándose una mano al mentón escuchando la pregunta del joven, la verdad era que no lo había planeado - Supongo que a vosotros los jóvenes les aburre quedarse en casa hablando con viejos... y no pretendo convertir esta noche en una aburrida clase de historia... - Agregó entre avergonzado y bromeando - Pero me preocupa que debido a los reciéntes acontecimientos, sea peligroso salir tan pronto... no quiero que nadie sepa que estás quedándote aquí, por ahora, por medidas de seguridad - Finaliza con un gesto más serio - Pero si hay algún lugar al cual quieras ir... con gusto te acompañaré -
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
Como siempre, escuchaba al profesor con suma atención, para que nada se me quedase en el tintero. Y sinceramente estuve de acuerdo en mucho de lo que dijo. Reinventar París, pero ¡qué profundo!
Cuando hubo terminado de hablar me quedé con una sonrisa helada, porque una vez más no llegaba a entender lo peligroso que sería salir, sobre todo por la noche (cuando el nivel de delincuencia es más elevado) Primero la estúpida pregunta que le expuse de ir a Inglaterra ¿qué esperaba? ¿Un sí rotundo? ¿Acaso me había caído esta mañana de la cama? ¡Niñerías las mías!
Segundo al preguntarle si íbamos a salir daba a entender que me aburría estar con él, por un motivo u otro, así sonaba, y la cosa es que nunca había tomado al profesor como un viejo, y ahora que lo había mencionado me percaté de la diferencia de edad tan abismal.
Ah, no claro, nadie sabría donde estaba, ahora mismo se podría decir que Gerard había salido del mundo y se había adentrado en un nuevo planeta. Bajé la cabeza mirando de nuevo el suelo.
Seguro que el profesor dijo lo último por ser amable, ¡y no! Yo no quería meterle en un apuro, sí teníamos que quedarnos aquí así sería. “Encerrado solo por las noches, podría sobrevivir”, pensaba.
-Amm… Entiendo. – dije con comprensión. –Nos quedaremos…sí así estarás más tranquilo. – Le sonreí creíblemente, en ese momento volvía a estar aturdido, no veía todo claro. Me levanté del sofá. –Voy a fregar los ‘cacharros’- dije con los ojos perdidos en mi confusión.
Fui a la cocina, y empecé a recoger todo lo que había utilizado el profesor para preparar la cena, sartenes, cuchillos, alimentos, también tiré los restos a la basura.
Quizá así me despejaría. – ¡Id pensando qué podemos hacer!- exclamé mientras empezaba a la lavar las cosas, era entretenido, en York lo hacía porque no me quedaba otra. Tardé unos pocos minutos en terminar. Volví a la sala de estar y me quedé frente al profesor.
-¡No piense más! ¿Tiene un ajedrez por aquí? – los juegos de estrategia siempre me habían gustado, aunque muy amenudo perdía.
[[Por ejemplooo xDD]]
Cuando hubo terminado de hablar me quedé con una sonrisa helada, porque una vez más no llegaba a entender lo peligroso que sería salir, sobre todo por la noche (cuando el nivel de delincuencia es más elevado) Primero la estúpida pregunta que le expuse de ir a Inglaterra ¿qué esperaba? ¿Un sí rotundo? ¿Acaso me había caído esta mañana de la cama? ¡Niñerías las mías!
Segundo al preguntarle si íbamos a salir daba a entender que me aburría estar con él, por un motivo u otro, así sonaba, y la cosa es que nunca había tomado al profesor como un viejo, y ahora que lo había mencionado me percaté de la diferencia de edad tan abismal.
Ah, no claro, nadie sabría donde estaba, ahora mismo se podría decir que Gerard había salido del mundo y se había adentrado en un nuevo planeta. Bajé la cabeza mirando de nuevo el suelo.
Seguro que el profesor dijo lo último por ser amable, ¡y no! Yo no quería meterle en un apuro, sí teníamos que quedarnos aquí así sería. “Encerrado solo por las noches, podría sobrevivir”, pensaba.
-Amm… Entiendo. – dije con comprensión. –Nos quedaremos…sí así estarás más tranquilo. – Le sonreí creíblemente, en ese momento volvía a estar aturdido, no veía todo claro. Me levanté del sofá. –Voy a fregar los ‘cacharros’- dije con los ojos perdidos en mi confusión.
Fui a la cocina, y empecé a recoger todo lo que había utilizado el profesor para preparar la cena, sartenes, cuchillos, alimentos, también tiré los restos a la basura.
Quizá así me despejaría. – ¡Id pensando qué podemos hacer!- exclamé mientras empezaba a la lavar las cosas, era entretenido, en York lo hacía porque no me quedaba otra. Tardé unos pocos minutos en terminar. Volví a la sala de estar y me quedé frente al profesor.
-¡No piense más! ¿Tiene un ajedrez por aquí? – los juegos de estrategia siempre me habían gustado, aunque muy amenudo perdía.
[[Por ejemplooo xDD]]
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
Gerard se ofreció a limpiar la cocina y antes de que el pudiera decir nada, el chico ya estaba metido en la cocina revolviendo los cacharros como les había llamado, se quedó pensando en que podrían hacer, pues no quería que el chico se aburriera, pero no había nada del otro mundo en su casa, sólo libros y sus vergonzosas pinturas que mantenía en la biblioteca, escondidas del ojo crítico del público.
- ¿A...ajedrez?- Exclamó cuando el chico volvió con esa inconfundible actitud llena de energía tan propia suya - Umm... bueno... no suelo recibir visitas en esta casa... de hecho joven Gerard es la primera persona que ha entrado a este lugar... - Comenta avergonzado de no tener ningun tipo de juego o cosas que se supone la gente guarda en sus casas para atender las visitas - Toulouse... no cuenta porque no sabía lo que era y lo traje aquí creyendo que era un gato - Agregó rascándose la cabeza - Así que no tengo ninguno de esos juegos de actividad social... - Finalizó.
- Sin embargo - Continuó levantándose del sofa - Pensándolo bien... creo que si podremos salir... la verdad es que hay alguien que me gustaría presentarte - Agregó pensando en el pintor con quien había tenido tan inusuales experiencias, todos había sido muy confuso en los últimos días y lo cierto era que, mientras había pedido el permiso para faltar a la Universidad y poder fingir su recuperación de la herida de bala, había terminado pasando bastante de su tiempo libre con ese chico. Luego había ocurrido toda esa locura con Gerard y de alguna manera se encontraba viviendo con él, sentía que debía contárselo cuanto antes, para evitar un peor mal entendido.
- ¿Que te parece si vamos a tomar un café? - Le preguntó entonces - Podríamos vernos con él en mi café favorito - Finalizó con una sonrisa afable.
(( muahaha tendremos post con Anuar! ))
- ¿A...ajedrez?- Exclamó cuando el chico volvió con esa inconfundible actitud llena de energía tan propia suya - Umm... bueno... no suelo recibir visitas en esta casa... de hecho joven Gerard es la primera persona que ha entrado a este lugar... - Comenta avergonzado de no tener ningun tipo de juego o cosas que se supone la gente guarda en sus casas para atender las visitas - Toulouse... no cuenta porque no sabía lo que era y lo traje aquí creyendo que era un gato - Agregó rascándose la cabeza - Así que no tengo ninguno de esos juegos de actividad social... - Finalizó.
- Sin embargo - Continuó levantándose del sofa - Pensándolo bien... creo que si podremos salir... la verdad es que hay alguien que me gustaría presentarte - Agregó pensando en el pintor con quien había tenido tan inusuales experiencias, todos había sido muy confuso en los últimos días y lo cierto era que, mientras había pedido el permiso para faltar a la Universidad y poder fingir su recuperación de la herida de bala, había terminado pasando bastante de su tiempo libre con ese chico. Luego había ocurrido toda esa locura con Gerard y de alguna manera se encontraba viviendo con él, sentía que debía contárselo cuanto antes, para evitar un peor mal entendido.
- ¿Que te parece si vamos a tomar un café? - Le preguntó entonces - Podríamos vernos con él en mi café favorito - Finalizó con una sonrisa afable.
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Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
¡Nada! Que la idea no cayó en gracia, mi rostro cambió a medida que empezaba a justificarse, como desilusionado. Me quedé con los ojos brillantes y unos inconscientes pucheros. ¡No íbamos a hacer nada! De nuevo me sentía un niño…castigado por su madre.
- Sin embargo – Se levantó del sofá quedando frente a mí, yo le miré con curiosidad. ¡Dijo que podríamos salir!, para presentarme a alguien…
- ¿Qué te parece si vamos a tomar un café? Podríamos vernos con él en mi café favorito – Me quedé un poco en estado de shock. Hasta que la vitalidad volvió a recorrer mi cuerpo.
-¿Cómo? A tomar un café…- dije mientras se me iba dibujando una sonrisa en los labios.
-¡Ay! Estaría encantado. – Me di la vuelta y comencé a moverme nervioso. ¿Iba bien para la ocasión? ¿Sí? – Espero estar a la altura de ese ‘alguien’.- comenté mientras guardaba la botella de vino en mi maletín, y ahí lo dejé, no iba a llevármelo, esta vez no.
Me asomé a la puerta del baño un momento para mirarme en el espejo, un acto impropio en mí, y volví donde el profesor.
-¡Yo ya estoy! Los que usted tarde.- dije con una sonrisa de bonachón.
- Sin embargo – Se levantó del sofá quedando frente a mí, yo le miré con curiosidad. ¡Dijo que podríamos salir!, para presentarme a alguien…
- ¿Qué te parece si vamos a tomar un café? Podríamos vernos con él en mi café favorito – Me quedé un poco en estado de shock. Hasta que la vitalidad volvió a recorrer mi cuerpo.
-¿Cómo? A tomar un café…- dije mientras se me iba dibujando una sonrisa en los labios.
-¡Ay! Estaría encantado. – Me di la vuelta y comencé a moverme nervioso. ¿Iba bien para la ocasión? ¿Sí? – Espero estar a la altura de ese ‘alguien’.- comenté mientras guardaba la botella de vino en mi maletín, y ahí lo dejé, no iba a llevármelo, esta vez no.
Me asomé a la puerta del baño un momento para mirarme en el espejo, un acto impropio en mí, y volví donde el profesor.
-¡Yo ya estoy! Los que usted tarde.- dije con una sonrisa de bonachón.
((estoy inspiradisimo hoy xDDD como se puede ver.
Aparición estelar de Anuar...esto ¡no me lo pierdo!
Cacharros: Utensilios de cocina (dude en ponerlo...)
Dejamos esto...así...y luego ¿volvemos?))
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
Ciertamente Gerard parecía tener una manivela invisible en la espalda a la cual se le daba cuerda y así, al igual que los jugetes para los niños, estos se moverían energéticamente sin parar. Se llevó una mano a los labios para ahogar una risita al verle guardar una botella de vino, arqueó una ceja porque no lo había notado antes, el chico fue al baño para checarse en el espejo y volvió rápidamente declarandose listo.
- Bien, ¡entonces vamos! - Exclamó Soren caminando hacía la puerta, naturalmente aún vestido con la pijama de rallas con la que se había levantado. Había puesto inclusive la mano en el pómulo de la puerta para abrirla, cuando se percató de su indumentaria. Su rostro se volvió de un rojo y intenso y sin decir nada se devolvió sobre sus pasos caminando rápidamente hacía su cuarto. Abrió de par en par el armario de madera y sacó lo primero que encontró.
Un pantalón gris rata. una camiza blanca que tenía un manchón de pintura en uno de los puños que nunca había logrado sacar con el jabón, un chaleco negro y una corbata verde oliva. Era otoño así que la temperatura había decendido unos grados, tomó el gabán negro y se agachó para abrir un compartimiento secreto confundido entre las tablas de la pared.
Una espada japonesa de hoja delgada, de apróximadamente un metro de largo, junto a varias dagas y cuchillos se encontraban debidamente guardadas en sus vainas, también una pistola pequeña. No le gustaban las armas de fuego, porque a su parecer le quitaban la belleza al combate cuerpo a cuerpo, pero en esos tiempos se había vuelto necesario. Volvió a la sala vestido agarrándo la espada con propiedad por el mango, como si cargara espadas todos los días.
- Guarda esto... solo en caso de ser necesario - Comentó depositándo la pistola en las manos de Gerard, enfundó la espada y la amarró a su espalda con una correa de cuero, luego se colocó el gabán, tapando por completo la evidencia - No está cargada... ¿Sabes como usarla? - Agregó sacándo la munición de los bolsillos del gabán.
(( hohoho si! tengo que mandarle un pm a Anuar para ver como hacemos para vernos allí, porque sería una perdida de tiempo ir hasta el piso donde vive por él. Sigamos aquí mientras tanto y ya te avisaré cuando hable con él y tengamos listo el tema en el café ))
- Bien, ¡entonces vamos! - Exclamó Soren caminando hacía la puerta, naturalmente aún vestido con la pijama de rallas con la que se había levantado. Había puesto inclusive la mano en el pómulo de la puerta para abrirla, cuando se percató de su indumentaria. Su rostro se volvió de un rojo y intenso y sin decir nada se devolvió sobre sus pasos caminando rápidamente hacía su cuarto. Abrió de par en par el armario de madera y sacó lo primero que encontró.
Un pantalón gris rata. una camiza blanca que tenía un manchón de pintura en uno de los puños que nunca había logrado sacar con el jabón, un chaleco negro y una corbata verde oliva. Era otoño así que la temperatura había decendido unos grados, tomó el gabán negro y se agachó para abrir un compartimiento secreto confundido entre las tablas de la pared.
Una espada japonesa de hoja delgada, de apróximadamente un metro de largo, junto a varias dagas y cuchillos se encontraban debidamente guardadas en sus vainas, también una pistola pequeña. No le gustaban las armas de fuego, porque a su parecer le quitaban la belleza al combate cuerpo a cuerpo, pero en esos tiempos se había vuelto necesario. Volvió a la sala vestido agarrándo la espada con propiedad por el mango, como si cargara espadas todos los días.
- Guarda esto... solo en caso de ser necesario - Comentó depositándo la pistola en las manos de Gerard, enfundó la espada y la amarró a su espalda con una correa de cuero, luego se colocó el gabán, tapando por completo la evidencia - No está cargada... ¿Sabes como usarla? - Agregó sacándo la munición de los bolsillos del gabán.
(( hohoho si! tengo que mandarle un pm a Anuar para ver como hacemos para vernos allí, porque sería una perdida de tiempo ir hasta el piso donde vive por él. Sigamos aquí mientras tanto y ya te avisaré cuando hable con él y tengamos listo el tema en el café ))
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
Me contuve la risa al ver la espontanea naturalidad con la que el profesor se encaminó hacia la puerta de salida. ¿Tantas ganas tenía de irse?
Cuando se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer, retrocedió, yo me llevé las dos manos a la boca para no evidenciar mi ataque de risa, me parecía tan absurdamente graciosa la escena. Hasta los seres sobrenaturales tenían sus desvaríos ¿o sería solo el profesor? Eso…el tiempo me lo responderá.
Se fue en dirección a su cuarto yo no le seguí, por respeto a su intimidad. Me quedé de brazos cruzados mirando los cuadros que había colgados. ¿Dónde estarían los dibujos que no permitía que fueran descubiertos? Me pregunté una y otra vez, dando vueltas de un lado a otro.
Cuando volví la cabeza vi al profesor con una katana en su mano, me quedé loquísimo, no sabía qué iba a hacer con eso, ¿acaso se había dado cuenta de mis intenciones al querer encontrar sus obras? Quise dar un paso hacia atrás en un vago intento de protegerme.
Ya ni me fije en el conjunto que tan bien había escogido, ahora solo tuve ojos para semejante letalidad.
- Guarda esto... solo en caso de ser necesario – Me dejó una pistola en las manos, en la vida había cogido una, no supe qué pensar, ni qué decir. Me quedé mirando el arma sobre mis manos, quedaba tan extraña, tan ajena a mí, me comenzó a temblar la mano derecha, pero para que el profesor no se diera cuenta que estaba asustado la aferré con fuerza sin saber dónde poner los dedos. Levanté la cabeza y vi que ya no tenía la katana en sus manos, me pregunté dónde estaría, quizá me había perdido algo.
- No está cargada... ¿Sabes cómo usarla? – vi que sacaba unas balas de su gabán.
-Pues claro que sé usarla…la duda ofende...- dije ocultando la pistola en la parte trasera del pantalón. Obviamente estaba mintiendo, no sé por qué lo hice exactamente, cogí las balas con la mano izquierda, una de ellas cayó al suelo, y se quedó rodando. por el suelo Me metí las que ya tenía en el bolsillo del pantalón blanco que me había puesto hoy, y me agaché para coger la bala que se me había escapado ¿por qué no podía hacer todo bien a la primera?
Ya está, tenía las manos libres, no había pasado nada antes y no pasaría ahora. Aunque notaba como la pistola me estaba rozando, hice como si nada.
– Bu…bueno… ¿Nos vamos ya?- pregunté con nerviosismo mientras me balanceaba sobre la punta de mis zapatos.
((Valeeee, lo que usted mande xD Kill Bill!))
Cuando se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer, retrocedió, yo me llevé las dos manos a la boca para no evidenciar mi ataque de risa, me parecía tan absurdamente graciosa la escena. Hasta los seres sobrenaturales tenían sus desvaríos ¿o sería solo el profesor? Eso…el tiempo me lo responderá.
Se fue en dirección a su cuarto yo no le seguí, por respeto a su intimidad. Me quedé de brazos cruzados mirando los cuadros que había colgados. ¿Dónde estarían los dibujos que no permitía que fueran descubiertos? Me pregunté una y otra vez, dando vueltas de un lado a otro.
Cuando volví la cabeza vi al profesor con una katana en su mano, me quedé loquísimo, no sabía qué iba a hacer con eso, ¿acaso se había dado cuenta de mis intenciones al querer encontrar sus obras? Quise dar un paso hacia atrás en un vago intento de protegerme.
Ya ni me fije en el conjunto que tan bien había escogido, ahora solo tuve ojos para semejante letalidad.
- Guarda esto... solo en caso de ser necesario – Me dejó una pistola en las manos, en la vida había cogido una, no supe qué pensar, ni qué decir. Me quedé mirando el arma sobre mis manos, quedaba tan extraña, tan ajena a mí, me comenzó a temblar la mano derecha, pero para que el profesor no se diera cuenta que estaba asustado la aferré con fuerza sin saber dónde poner los dedos. Levanté la cabeza y vi que ya no tenía la katana en sus manos, me pregunté dónde estaría, quizá me había perdido algo.
- No está cargada... ¿Sabes cómo usarla? – vi que sacaba unas balas de su gabán.
-Pues claro que sé usarla…la duda ofende...- dije ocultando la pistola en la parte trasera del pantalón. Obviamente estaba mintiendo, no sé por qué lo hice exactamente, cogí las balas con la mano izquierda, una de ellas cayó al suelo, y se quedó rodando. por el suelo Me metí las que ya tenía en el bolsillo del pantalón blanco que me había puesto hoy, y me agaché para coger la bala que se me había escapado ¿por qué no podía hacer todo bien a la primera?
Ya está, tenía las manos libres, no había pasado nada antes y no pasaría ahora. Aunque notaba como la pistola me estaba rozando, hice como si nada.
– Bu…bueno… ¿Nos vamos ya?- pregunté con nerviosismo mientras me balanceaba sobre la punta de mis zapatos.
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Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
Percibió una pincelada de miedo en Gerard cuando le vio con las armas, percibir el miedo de otras creaturas era como parte de su instinto, algo que no tenía que pensar, un acto reflejo como podría ser respirar. Por la forma nerviosa con la que tomó el arma y se le había escapado una munición por el suelo, Soren adivinó que Gerard no era un experto en esas materias. No pudo evitar recordar la torpeza de Anuar al disparar con el rifle, para dar con los patos en la feria. Definitivamente los artistas no eran material para la guerra.
- No lo decía con intención de ofenderte Joven Gerard - Comentó sin ningún atisbo de superioridad, saber manejar armas a la perfección eran gajes del oficio de los cuales no se enorgullecía, como si lo haría de una buena composición pictórica - Sólo por precaución, verás, los vampiros no podemos morir por impáctos de bala, como bien haz evidenciado - Se llevó una mano al pecho recordando el episodio ocurrido en la tienda - Así que, si eres atacado por un vampiro y no tienes más que una pistola como esa, debes apuntar directamente a la cabeza, esto te dará tiempo de correr o de enterrarle una estaca - Agrega, señálando las balas que Gerard se había metido en el bolsillo.
- Pero esa munición es especial - Prosigue con tranquilidad - Esas balas, están hechas de madera en su interior, si le disparas a un vampiro con eso...hay madre de Dios... - Hizo una pausa melodramática - Son como estacas de madera en miniatura y mucho más mortales -
- Pero no te servirán de nada con hombres lobo, sólo con vampiros, así que no las desperdicies con un canino - Prosiguió y con un movimiento grácil, desenfundó la katana que estaba previamente oculta en su espada y la balanceó suavemente cortando el aire - Pero esta muñeca - Agregó refiriendose a la espada - Está hecha de plata pura... los licántropos son creaturas poderosas y llenas de trucos, pero la plata les debilita, las heridas causadas por la plata, no se curan fácilmente - Pasó un dedo suavemente por la hoja de la Katana que por llevar mucho tiempo guardada no tenía filo.
- Bien... ya sabes como matarme - Dijo al fin mirándole diréctamente a los ojos, una expresión que constractaba enrormente con la torpesa anterior mientras trataba de girar el pescado o irse en pijama a la calle, era como si, ese fuera su territorio y allí estuviera más seguro - Joven Gerard... espero que no te quede ningúna duda de mis intenciones... pero si alguna vez vuelves a desconfiar de mi, usa esa arma y disparame directamente en la frente -
(( hahahaha Kill Bill! lol no lo había pensando, pero me imagine a Soren con ese traje amarillo y a Gerard con un Kimono~ ))
- No lo decía con intención de ofenderte Joven Gerard - Comentó sin ningún atisbo de superioridad, saber manejar armas a la perfección eran gajes del oficio de los cuales no se enorgullecía, como si lo haría de una buena composición pictórica - Sólo por precaución, verás, los vampiros no podemos morir por impáctos de bala, como bien haz evidenciado - Se llevó una mano al pecho recordando el episodio ocurrido en la tienda - Así que, si eres atacado por un vampiro y no tienes más que una pistola como esa, debes apuntar directamente a la cabeza, esto te dará tiempo de correr o de enterrarle una estaca - Agrega, señálando las balas que Gerard se había metido en el bolsillo.
- Pero esa munición es especial - Prosigue con tranquilidad - Esas balas, están hechas de madera en su interior, si le disparas a un vampiro con eso...hay madre de Dios... - Hizo una pausa melodramática - Son como estacas de madera en miniatura y mucho más mortales -
- Pero no te servirán de nada con hombres lobo, sólo con vampiros, así que no las desperdicies con un canino - Prosiguió y con un movimiento grácil, desenfundó la katana que estaba previamente oculta en su espada y la balanceó suavemente cortando el aire - Pero esta muñeca - Agregó refiriendose a la espada - Está hecha de plata pura... los licántropos son creaturas poderosas y llenas de trucos, pero la plata les debilita, las heridas causadas por la plata, no se curan fácilmente - Pasó un dedo suavemente por la hoja de la Katana que por llevar mucho tiempo guardada no tenía filo.
- Bien... ya sabes como matarme - Dijo al fin mirándole diréctamente a los ojos, una expresión que constractaba enrormente con la torpesa anterior mientras trataba de girar el pescado o irse en pijama a la calle, era como si, ese fuera su territorio y allí estuviera más seguro - Joven Gerard... espero que no te quede ningúna duda de mis intenciones... pero si alguna vez vuelves a desconfiar de mi, usa esa arma y disparame directamente en la frente -
(( hahahaha Kill Bill! lol no lo había pensando, pero me imagine a Soren con ese traje amarillo y a Gerard con un Kimono~ ))
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Tomando responsabilidades (Gerard)
A pesar de que mi nerviosismo me hizo decir que nos fuéramos ya, el profesor se dio cuenta de lo que realmente pasaba. Dijo que solo era por precaución, pensé que si cada vez que tuviésemos que salir a la calle debíamos ir armados sería una locura, me sentía como un mal gánster.
Me imaginé un buen balazo en el corazón de cualquiera, siempre supuse que explotaría, pero si él, que era vampiro, me decía que aún así no podían morirse, sería un arduo trabajo querer acometer un “asesinato” a uno de su especie.
A todo esto… ¿yo realmente quería acabar con Lorraine? ¿o era su sangre la que me impedía pensar con objetividad? Mi cerebro empezó a moverse por la fuerza del viento que azotaba mi veleta interior, ¿dónde me llevaría mi navío? Imposible saberlo, cada vez me daba mayor cuenta del cambio que estaba sufriendo mi personalidad. Ahora era un chico inseguro (en ciertos aspectos), nervioso, esporádico, y que no andaba muy allá de la azotea, o eso creí en aquel instante.
Me veía desde fuera con un arma de fogueo en la mano, abriéndome a otro mundo, un mundo tenebroso y escalofriante, mientras una voz en off (la del profesor) me explicaba cosas que en la vida se me habían pasado por la cabeza. ¡Demonios! ¿Qué clase de historias les iba a contar a mis nietos? Eso en el caso de que llegue a tener…
Asentí cuando me dijo que debía disparar al respectivo en toda la cabeza, aunque dudaba de que algún día tuviera que hacerlo, no me visualizaba para nada.
Con que madera ¿Eh? “Menudo material más simplón para acabar con una especie de piedra en movimiento.” Pensé, metiéndome la mano en el bolsillo para contar las balas, era bueno saberlo.
Cierto era que yo había visto al profesor estremecerse de dolor cuando el condenado le clavó las estacas, pero mirándolas bien, tan inofensivas ellas… ¿quién lo diría?
¿Hombres lobo? ¿Y ahora qué me estaba contando? ¿Qué demonios…era eso de…?
Cuando estaba pensando en las historias de ficción (siempre las tomé como eso) el profesor desenvainó la katana, yo tragué saliva, al final me iba a sacar un ojo. “Ay…ay…ay…que peligro tiene…” pensaba mirando como la movía produciendo un leve sonido.
¡Ah! Que tenía nombre la espadita, ¿no?
“Hombres lobos…plata… ¡cucú!” pensaba mientras hablaba. De incrédulo no me ganaba nadie.
Se le veía enamorado con aquella espada, no era de extrañar, reconozco que estaba muy bien hecha, se la podría sacar más partido con una buena restauración, pero imaginé que aún así seguiría haciendo su labor. Alguien me dijo una vez que no era fácil manejar una, hay que combinar los movimientos con fluidez, es otro tipo de arte, eso es indudable.
- Bien... ya sabes cómo matarme – Me miró a los ojos, yo me quedé sin habla… ¿qué estaba diciendo? ¿Se estaba volviendo loco? ¡Como yo iba a hacer algo así! Nunca se me había ocurrido, vamos jamás de los jamases. - Joven Gerard... espero que no te quede ninguna duda de mis intenciones... pero si alguna vez vuelves a desconfiar de mi, usa esa arma y dispárame directamente en la frente.- Lo que me faltaba por oír.
-Yo…yo… por Dios ¡no digáis tonterías!- eso sí que me había enfadado, la primera vez que me había molestado algo salido de su boca.-No sé quién creéis que soy, pero …os aseguro que jamás os…- no podía terminar con la frase. Se me hizo un nudo en la garganta.
Me giré quedando de espaldas a él para ir donde estaba mi maletín, lo abrí, y saqué la botella de vino, sí, antes había pensado no beber más, pero de verdad que lo necesitaba, así que bebí un nuevo trago que me deshizo el nudo. Me quedé mirando el sofá, como estaba el profesor no podía verme el rostro.
–Perdonadme por haber desconfiado en algún momento, viene innato en el ser humano. Aún así… antes de que solo me quedase esa salida…me…me...- ¿qué iba a decir? ¿Qué me quitaría la vida? ¿Iba a decir eso? Carraspeé y bebí de nuevo un poco.
- Bien, gracias por las precauciones que estáis tomando por mi culpa.- Me giré de nuevo para mirarle, con la botella en la mano izquierda. No me gustaba ponerme de esa manera con él, pero no podía ocultar el malestar que me habían producido sus palabras.
Cogí el abrigo negro que había metido en la maleta y me lo puse, después me dirigí a la puerta y la abrí, dejando la puerta totalmente abierta, me quedé ahí quieto esperando al profesor.
-¿Ahora podemos irnos?- pregunté sin poder mirar al profesor a los ojos.
Me imaginé un buen balazo en el corazón de cualquiera, siempre supuse que explotaría, pero si él, que era vampiro, me decía que aún así no podían morirse, sería un arduo trabajo querer acometer un “asesinato” a uno de su especie.
A todo esto… ¿yo realmente quería acabar con Lorraine? ¿o era su sangre la que me impedía pensar con objetividad? Mi cerebro empezó a moverse por la fuerza del viento que azotaba mi veleta interior, ¿dónde me llevaría mi navío? Imposible saberlo, cada vez me daba mayor cuenta del cambio que estaba sufriendo mi personalidad. Ahora era un chico inseguro (en ciertos aspectos), nervioso, esporádico, y que no andaba muy allá de la azotea, o eso creí en aquel instante.
Me veía desde fuera con un arma de fogueo en la mano, abriéndome a otro mundo, un mundo tenebroso y escalofriante, mientras una voz en off (la del profesor) me explicaba cosas que en la vida se me habían pasado por la cabeza. ¡Demonios! ¿Qué clase de historias les iba a contar a mis nietos? Eso en el caso de que llegue a tener…
Asentí cuando me dijo que debía disparar al respectivo en toda la cabeza, aunque dudaba de que algún día tuviera que hacerlo, no me visualizaba para nada.
Con que madera ¿Eh? “Menudo material más simplón para acabar con una especie de piedra en movimiento.” Pensé, metiéndome la mano en el bolsillo para contar las balas, era bueno saberlo.
Cierto era que yo había visto al profesor estremecerse de dolor cuando el condenado le clavó las estacas, pero mirándolas bien, tan inofensivas ellas… ¿quién lo diría?
¿Hombres lobo? ¿Y ahora qué me estaba contando? ¿Qué demonios…era eso de…?
Cuando estaba pensando en las historias de ficción (siempre las tomé como eso) el profesor desenvainó la katana, yo tragué saliva, al final me iba a sacar un ojo. “Ay…ay…ay…que peligro tiene…” pensaba mirando como la movía produciendo un leve sonido.
¡Ah! Que tenía nombre la espadita, ¿no?
“Hombres lobos…plata… ¡cucú!” pensaba mientras hablaba. De incrédulo no me ganaba nadie.
Se le veía enamorado con aquella espada, no era de extrañar, reconozco que estaba muy bien hecha, se la podría sacar más partido con una buena restauración, pero imaginé que aún así seguiría haciendo su labor. Alguien me dijo una vez que no era fácil manejar una, hay que combinar los movimientos con fluidez, es otro tipo de arte, eso es indudable.
- Bien... ya sabes cómo matarme – Me miró a los ojos, yo me quedé sin habla… ¿qué estaba diciendo? ¿Se estaba volviendo loco? ¡Como yo iba a hacer algo así! Nunca se me había ocurrido, vamos jamás de los jamases. - Joven Gerard... espero que no te quede ninguna duda de mis intenciones... pero si alguna vez vuelves a desconfiar de mi, usa esa arma y dispárame directamente en la frente.- Lo que me faltaba por oír.
-Yo…yo… por Dios ¡no digáis tonterías!- eso sí que me había enfadado, la primera vez que me había molestado algo salido de su boca.-No sé quién creéis que soy, pero …os aseguro que jamás os…- no podía terminar con la frase. Se me hizo un nudo en la garganta.
Me giré quedando de espaldas a él para ir donde estaba mi maletín, lo abrí, y saqué la botella de vino, sí, antes había pensado no beber más, pero de verdad que lo necesitaba, así que bebí un nuevo trago que me deshizo el nudo. Me quedé mirando el sofá, como estaba el profesor no podía verme el rostro.
–Perdonadme por haber desconfiado en algún momento, viene innato en el ser humano. Aún así… antes de que solo me quedase esa salida…me…me...- ¿qué iba a decir? ¿Qué me quitaría la vida? ¿Iba a decir eso? Carraspeé y bebí de nuevo un poco.
- Bien, gracias por las precauciones que estáis tomando por mi culpa.- Me giré de nuevo para mirarle, con la botella en la mano izquierda. No me gustaba ponerme de esa manera con él, pero no podía ocultar el malestar que me habían producido sus palabras.
Cogí el abrigo negro que había metido en la maleta y me lo puse, después me dirigí a la puerta y la abrí, dejando la puerta totalmente abierta, me quedé ahí quieto esperando al profesor.
-¿Ahora podemos irnos?- pregunté sin poder mirar al profesor a los ojos.
[[pff ahora que me fijo...un poco largo, ¿no? Si hay cosas que no se entienden...es porque aún estoy down xD... Y me parece a mi que los ganster en 1800 no exisitían...pero quedaba ¡tan tan! xD
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Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
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