Un poema del corazón.. [LIBRE]

por **Amber Le Vaillant** Vie Sep 03, 2010 6:06 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Se unieron sus almas nuevamente después de largos recorridos y formaron parte del éter hasta traspasar todo tiempo, todo lugar inimaginable por el hombre.

Vivieron diferentes existencias, en diferentes lugares en diferentes cuerpos pero sus almas siempre se reconocieron como fuente mensajera del amor divino.

Anhelaron y sintieron la libertad que solo se consigue cuando las almas entienden que no hay límites, sólo los impuestos por la mente del hombre.

Leo con gran expectación hasta la última letra del poema que precede a la última página del libro que tengo en mis manos, el cual ha sido mi compañero por tres días, los cuales he tardado en terminarlo debido al poco tiempo en que puedo gozar de un buen rato lejos de casa y de mis Damas de compañia, eso sin contar el tiempo que le dedico a poder escapar a mi otra vida. Cierro el libro y meneo la cabeza, la mayoría de los poemas escritos en las múltiples y amarillentas páginas hablan del amor, de la felicidad, la alegría, la unión de almas, de cosas..... que no existen para mi, de cosas que en dieciocho años no han tocado a mi puerta, y mismas que dudo que lleguen a alojarse algún dia en mi alma.
Pongo las manos sobre la mesa dejando a un lado el libro rojizo, color apto para su contenido lleno de infamias que llenan mi corazón de falsas esperanzas, pero... ¿Que pasa? de pronto una gota cae a mi mano y estoy segura que no llueve, no llueve en el cielo pero si en mi alma, y la única forma de derramar las gotas de lluvia es en forma de lágrimas, entonces llevo las puntas de mis dedos hacia mis ojos húmedos y por un momento recuerdo la razón por la cual estoy aqui.

.-Solo un año mas Elizabeth, si en este plazo no consigues unirte a algún buen partido, entonces tendre que tomar medidas...-. musitó mi padre frente a mí la tarde anterior, tranquilo, sereno pero firme, con esa voz que no admitía reclamaciones, tal como es su costumbre, mi madre, sumisa como siempre no dijo nada, acepta cualquier cosa que le diga el hombre que la tiene presa desde el momento en que se casó con ella, pero mi mente no penso en ello, mi mente pensaba en las palabras de mi padre, que quedaron resonando como un duro golpe, un año.... solo un año, no podía permitirlo.
.-Un solo año! no puedes hacerme esto padre... un año no es suficie...-. mis palabras se vieron interrumpidas por un manotazo masculino. .-A mi jovencita, no me levantas la voz, he dicho un año, pero ahora que lo pienso no podría ser tan bondadoso con tal bestia que se atreve a contradecirme, sin embargo aún así lo sere, solo necesito que tengas lo mejor, entiendelo ahora y acepta tu futuro por las buenas y si no lo haces entonces puedes ir a condenarte sola a tu propio infierno porque las cosas no van a cambiar-. me quede callada entonces y mi padre salio con mi madre detrás, como un perro de compañia, maldición!

Volvi a la realidad dandome cuenta de que mis labios rosaceos temblaban al igual que mis manos, pero no era de miedo, era de mera inconformidad, "condenarte sola a tu propio infierno porque las cosas no van a cambiar" En un año todo puede cambiar.. pensé mientras mis ojos se entornaban lentamente.

por **Amber Le Vaillant** Vie Oct 01, 2010 10:04 pm

Me exalte en cuanto oi la voz de mi antiguo acompañante, tome un respiro y luego me quede mirando.
No se, no se que necesito Gerard, creo que bastara con descansar y compresas frías pero apra eso necesito llegar a casa esta vez fui sincera, mi pie enserio comenzaba a doler y ya no tenía caso ocultarle nada, cualquiera podría notar mi malestar. Maldición.
Gracias por el pañuelo, si entiendo, aunque a mi mi madre no me ha hecho nada de esas cosas, no se le dan bien, y no le importa, pero bueno suspire, mi madre y .......... bueno sus conceptos tan diferentes a los míos, no me quería para ella yo era un objeto de colección tal como sus vajillas, pero ya había dejado de importarme a estas alturas.

Nunca me han dado ningun tratamiento de esa forma, que yo recuerde, el boticario simplemente me ha recetado reposos y medicamentos que saben al mismisimo infierno hice un mohín al recordarlo ....eso en... en otras ocasiones... dije con algo de pena, como cuando me había caido del arbol o del caballo.... o cuando me había caido el vidrio y...... ah bueno eran muchos recuerdos, pero por ironico que pareciese eran esos recuerdos los que mas me alegraban porque me recordaban lo mucho que disfrutaba de esos momentos de mi vida, como pasear, subir arboles, correr como si nada importase......

La pregunta de Gerard me desperto de mis cavilaciones Yo... bueno.... supongo que debo llegar antes del atardecer mire el cielo, estaba a tiempo aún.

por **Gerard Montefeltro** Sáb Oct 02, 2010 10:34 am

Me quedé en silencio escuchándola, no era la situación más agradable la verdad.
Lo que deduje fue que quería volver a su casa por encima de todo, era entendible, ya su día se le había ensombrecido...desafortunadamente.
¿En qué estaría tan ocupada su madre para no concebir algo tan maternal como el hecho de coser unas iniciales a su hija? Yo pensaba que todas las madres nacían queriendo que la gente supiera de quién era la camisa de su niño, sus calcetines, su calzoncillos, en fin todo lo habido y por haber. Marcados por siempre, y mucho más cuando te decidías en abandonar tu propia localidad.

Sus ojos seguían triste, pero yo no sabía cómo cambiar eso, cada palabra que salía de sus labios me daba a entender lo infeliz que era, aunque ella no quisiera que me enterase adrede.
Cuando terminó permanecí en silencio pensando ¿qué poder hacer? No me gustaba quedarme con los brazos cruzados.

–¡Tengo una idea!…pero no sé si…será lo mejor.- alcé la cabeza al cielo, pronto se pondría a llover, no era bueno quedarse aquí. Me levanté dando un ligero salto.

–Elizabeth os voy a llevar a un sitio, tengo un amigo que estudia masoterapia, aunque…más bien es médico. – sonreí divertido desviando los ojos hacia los carros que por allí pasaban, alcé la mano con la intención de detener uno libre. Pronto uno se detuvo, el cochero se quedó expectante.
Volví hacia la joven y extendí mi mano por si quería tomarla.
-¿Qué me dice? Peor imposible.- bromeé con una sonrisa inocente.

por **Amber Le Vaillant** Sáb Oct 02, 2010 12:58 pm

Sonreí de lado, no sabía si era lo mejor pero por lo menos iria a algun lado antes de que la lluvia me dejase peor. Extendí la mano hacia la suya y me apoyé para levantarme, pero no pude poner el pie bien. Por un momento pensé que me iba a caer de bruces en el suelo hasta que sentí su brazo rodearme por la cintura, me estremecí un momento, hacía unos momentos Gerard había ofrecido cargarme unos pasos hasta la banca en la cual habíamos estado sentados, y yo había rechazado la invitación porque estaba "bien" y podía caminar, ahora me parecía una cosa estúpida no poder apoyar el pie ni un maldito paso!

.-Maldición-. sisee en voz muy baja .-Lo siento Gerard, dame un segundo-. dije tratando de acomodarme para intentar caminar, puse de nuevo el pie en el suelo pero hice un mohín, esto iba de mal en peor, aprete los dientes y volví a dar otro paso, pero que torpe era yo! estuve a punto de caer por tercera vez y entonces sentí como me elevaba del suelo en brazos del muchacho , me gire a mirarlo a escasos centímetros de su rostro pero de mi boca no salíeron palabras hasta momentos despues.

.-Siento.... las... las molestias-. dije aún cerca de su rostro tremendamente apenada por mi maldita condición hmmm tenía que haberme pasado a mi!

por **Gerard Montefeltro** Sáb Oct 02, 2010 6:05 pm

El pie no iba a nuestro favor, le ayudé todo lo que pude, solo eran unos pasos hasta el carro, así que no dudé en cargarla cuando creí que era necesario, tampoco pesaba tanto como creí, quiero decir…que podía sostenerla sin tener que caerme yo detrás. Sonreí avergonzado cuando sus ojos se encontraron con los míos ¿Qué pensaría? .

-No lo sientas…- Murmuré con una sonrisa. Me metí en el carro y recosté a Elizabeth en el asiento de enfrente quedándome sentado en el contiguo, cerré la puerta para posteriormente darle las señas del lugar al cochero. El carro no tardó en ponerse en marcha con un ligero impulso.
Estábamos dejando atrás la Biblioteca, y nos dirigíamos a las afueras de la ciudad. Yo no solía tomar el carro, porque teniendo piernas ¿para qué quieres más? pero no sé...se me hizo relajante.

Giré la cabeza en dirección a la señorita. –Veréis que todo se va arreglar…Confiad en mí.- Y lo estaba haciendo sino jamás habría aceptado subirse al carro con alguien desconocido, porque eso era solo sabía mi nombre y lo nervioso que me ponía junto a una mujer.
–Volveréis a vuestra casa sana y salva. Lo prometo.- me incliné en el asiento para tomarle de las manos dando más énfasis a la promesa, me quedé un momento sosteniendo sus delicadas manos cuando me di cuenta del error, así que las solté delicadamente volviendo a acomodarme en el asiento mirando distraidamente por la ventanilla.

Seguimos aquí >> https://victorianvampires.foroes.org/a-f-u-e-r-a-s-d-e-l-a-c-i-u-d-a-d-f21/dando-el-primer-paso-amber-le-vaillant-t3411.htm#49934

por **Amber Le Vaillant** Sáb Oct 02, 2010 8:03 pm

Estoy confiando en tí respondí con una sonrisa, me sentía aun mas torpe recostada ahí, pero dadas las circunstancias no podía quejarme mucho, sentí sus manos tocar las mías, aun seguia siendo mas cálido de lo que yo estaba y era reconfortante el tacto.
No se aún como agradecerte pero ya encontrare la manera dije, él retiro lentamente sus manos de las mías y vio por la ventanilla, estaba nervioso de nuevo? no podía creer que mi presencia fuerala causante de tales respuestas, me mordí el labio inferior y extendi mi brazo para acariciar su mano de nuevo.
Se que volvere bien a casa, pero por favor no te apenes conmigo que aquí la que se debe apenar por alo soy yo si, era cierto, yo era la que causaba molestias en ese momento, entonces cai en la cuenta de qe no sabía que rumbo había tomado el cochero, no ibamos hacia mi casa eso era seguro, ya que ibamos en direccion al sur, sin embargo no pregunte nada, bien por respeto o simplemente porque en ese momento no me importaba a donde sea que fuesemos, no estaba del mejor ánimo para volver a casa todavía.

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