Un gramo más o menos nadie lo notará || Privado

por **Eleonor Divella** Jue Oct 16, 2014 11:21 pm

Un baile era todo lo que necesitaba esta noche un baile donde los ricos estuvieran festejando en alguna para así poder entrar y "tomar" prestadas algunas cosas que tengan valor para comer o al menos para conseguir en el mercado algo decente que comer, vagando por las calles a esa hora de la noche trepo cual polizonte en un carruaje, quien está dentro es una mujer muy pomposa que apesta en perfume si me trepo a su techo de su coche seguro llegaré a una elegante residencia llena de chuches bonitos.

La noche estaba estrellada llena de luces en el cielo oscuro con una luna menguante muy bonita hasta que de un frenazo llegamos al destino, un lugar iluminado de tal manera que opacaba las estrellas del cielo, las luces de la que era dueña aquel lugar era único pues no solo la entrada contaba con farolas, los jardines también los tenían y las fuentes y presumía que los laberintos también –Donde me vine a meter-- agachadita de incognito escucho al que recibe a todos decir “Bienvenidos al Palacio Royal”, eso me dejó shockeada –rayos, demonios, centellas y mil carajos, vine al palacio y ahora- -medite mientras continuaba el cochero unos pasos más para alejarse de la entrada –Ah pues si santo hurón nos trajo pos ni modo no, mejores cosas hay aquí-- bajé metiéndome entre los arbustos es lo bueno de ser pequeño y compacto.

Corrí por el jardín hasta que un aroma se me hizo conocido, eran canes –rayos tienen perros- -trepe por las paredes ayudándome de las ventanas hasta llegar una pequeña balcón del primer piso el cual tenía la puerta abierta pero no valía entrar así pues sería muy peligroso, miré y vi la cortina así que las garras sirvieron cual cuchillas para cortar tela de esas feas cortinas y hacer un traje camuflaje, entrando por aquella puerta ve a las personas casi paso por debajo de los asientos y vestidos moviéndome al compás de cada una de las mujeres hasta llegar a las escaleras principales, ahí ya es más fácil pues cual alma que lleva el viento voy dando saltos hasta el segundo piso.

Ahora si, ya estaba en mis dominios solo hay que escoger el cuarto, olfateo bien y descubro la habitación principal –oh si joyitas allá vamos- -mi disfraz se vuelve una cuerda para tomar la manigueta de la puerta y moverlo para abrirlo –Eureka- -entro moviendo los bigotes para percibir si no hay nadie y efectivamente sin moros en la costa.

Corro por la habitación abriendo los pequeños cajones para subir a una cómoda de madera blanca, ahí hay varios cajoncitos y cajitas abriendo cada una voy viendo joyas, collares, anillos y tiaras, pero ponerse tantos collar de perlas alrededor no fue buena idea porque con caja y todo me vine abajo lo bueno es que el ruido no sería tanto como el de la fiesta de abajo…o eso creía yo.

por **Julia Rondizzoni** Dom Oct 19, 2014 8:27 pm

Inspiró profundamente, inclinó su cabeza hacia atrás, curvando su espalda, cerrando sus ojos y sonriendo, por ese pequeño deleite, que podía realizar, allí escondida de las miradas de invitados y sirvientes. Como deseaba que las velas se consumieran rápido, y así terminar con la velada, que los invitados del palacio, se fueran cada uno a sus destinos o se encerraran en sus respectivas suites.

Frunció el entrecejo cuando observó que uno de los sirvientes encargados de llevar las charolas con copas de champagne, tomó una y bebió de un trago su contenido, intentando que nadie lo estuviera observando. Se acercó al hombre, parándose frente a él, - Ronald, os espero en mi oficina apenas deje la charola en la cocina – Las copas tintinearon por efecto de los nervios, todos los que trabajaban allí sabían que si la señorita Faulkner llamaba a un empleado a su despacho, o era para felicitarle o para darle el despido. Con ella no había medias tintas, o se hacía el trabajo sin tonterías, o se terminaba en la calle sin nota de recomendación. El joven bajó la cabeza y suspiro, - sí, señorita – susurró, luego se dirigió con presteza a la parte del servicio.

La noche siguió transcurriendo sin otro inconveniente más que algunos aristócratas borrachos, o algún que otro espectáculo poco moralista que daban algunas señoritas de dudosa reputación, que se retiraban a las suites con un que otro residente ocasional del palacio. Al pasar a su lado por estar parada en el pasillo que daba entrada a la imponente escalera que conducía a las suites, Kelsey, solo bajaba la mirada, si alguna de ellas la observaba. Caminó hasta la puerta que comunicaba con la zona del servicio, para hablar con el muchacho que debería despedir, pero unos ruidos en el piso superior llamaron su atención. Había quedado sosteniendo la puerta entreabierta con una mano, los ojos fijos en la figura del joven que la esperaba. Pero prefirió dejar esa desagradable tarea para más tarde. Por eso se apresuró a subir las escaleras, revisó cada una de las estancias, la mayoría se encontraban cerradas o vacías, lo que menos deseaba era realizar esa tarea, pero no quedaba otra opción. Temía interrumpir algún momento de intimidad de los invitados.

Llegó a una de las suites, probó la puerta y ésta se abrió, ingresó con cautela, iluminándose con un candelabro de dos luces. Pronto encendió otras velas y la habitación tomó una tonalidad dorada, sonrió complacida, parecía que no había nada extraño en la suite, pero pronto comprobó que había objetos tirados en el piso, era joyas, collares, aderezos y otras piezas preciosas – ¿pero, que ha pasado aquí? – se dijo mientras se disponía a recogerlos. Un nuevo sonido la alertó, no estaba sola, el intruso responsable de ese desorden se encontraba allí, - ¿Quién está ahí? – Dijo con la voz de autoridad de quien tiene experiencia de mandar, - vamos, os conviene salir del escondite y dar la cara – continuó, mientras levantaba una ceja y esperaba a que se dignara a salir.

por **Eleonor Divella** Vie Nov 07, 2014 7:24 pm

FIU PIUM PAM

BORON TORON PURUM

Cayendo de bruces por todo aquel lugar con el joyero, las cosas que estaban encima, todo ese escándalo alertaría a alguien o quizás no con el ruido de abajo sería más que imperceptible, o eso pensaba pero que tonta de mí el haber deducido todo eso. Ahí estaba limpiando el pelaje tomando las joyas nuevamente viendo por donde pisa para escapar ilesa de aquella trampa mortal que había creado pero no había escapatoria porque al dar unos pasitos con las patitas peludas el sonido de la puerta se hace presente; creó que jamás me había congelado tanto como en aquel momento que hasta blanca me puse, me había cambiado el color del pelaje en cuestión de segundos, ahora era una hurona blanca.

Los nervios me llevaron a correr por el lugar chocando con más cosas haciéndolas caer cada una más pesada que otra una de esas enredé las patitas con un vestido de cama arrastrándolo hasta debajo de la cama, ahí estaba una pequeña bola de pelos con bigotes asustada moviendo esos bigotitos de lado a lado para percibir algún aroma pero solo venía a mi hociquito la cera consumida de las velas…

Silencio…Silencio…Cosquilleo en las patitas

Tire de las patitas para meter más el camisón aunque quedó una punta fuera mostrándose no se podía meter más ¡mugrosa ropa! Mi mente esta en otra, y en eso la voz de una mujer que pide que salga y es ahí que pienso si hacerlo o no, a fin de cuentas ella es una humana, o eso creo; saco la cabecita un poco para verla y si constato que es una humana común y corriente así que sé que no me entenderá y creerá que alguien me botó o me envió a robar, no sospecharía que soy la ladrona y menos mi condición verdadera.

Hice un pequeño chillido para que la jovencita se diera cuenta que había, algo o alguien ahí, al salir de debajo de la cama poniendo unos ojazos y mostrando que estaba enredada con los collares de perlas y con uno que otro de diamante incluso entre mis garritas había una tiara y en mis patas las tiras de un camisón de dormir, moví los bigotitos todo para causar una buena impresión. ¡Bu niña, soy yo una hurona que quiso robar pero tú no saber de eso porque tu creerás que ser un pequeño animalito extraviado! Pude decir pero sabía que ella no entendería solo creería que estaba haciendo ruido por zafarme de todas esas cosas, bueno no de todas.

En esta vida las buenas impresiones son lo que cuenta, y más para evitar los castigos

por **Julia Rondizzoni** Jue Ene 29, 2015 8:08 am

Trató de iluminar mejor el lugar y corrió de un lugar a otro de la habitación, buscando al culpable de aquel desorden, definitivamente no se trataba de uno de los escurridizos niños que a veces entraban a buscar unas monedas o algo que vender, para llevar alimento a sus padres o hermanos, - no, pareciera que sea un animal de gran tamaño, no, es más bien pequeño… ¿ serán ratones? – pensó mientras el cuerpo se le erizaba. En verdad no les tenía aprensión, pero de solo pensar que hubiera semejantes animales en el elegante palacio le provocó una animadversión a los roedores.

Tomó un elemento contundente, un candelabro sin velas y levantó el brazo, lista para asestar un golpe que si no mataba al animal, por lo menos lo dejaría inconsciente. Con su mano libre, levantó las cobijas y se quedó paralizada. Allí chillando, con sus ojitos vidriosos y abiertos de par en par por el susto o la sorpresa, un pequeño animal, un hurón- válgame Dios, pero que haces aquí pequeño – dijo sonriendo y acercándose. Inmediatamente recordó que tenía en la mano el candelabro el que dejó sobre el lecho, para dedicarse de lleno al animalito.

- ¿Pero qué estuviste haciendo? No te puedes llevar eso, - dijo, tironeando suavemente los diferentes objetos, como collares, algunos colgantes y gemelos con piedras preciosas – pues tenemos, muy buen gusto,¿ no?... pero aunque sean brillantes y lindos no te los puedes llevar a tu nido – no pudo dejar de reír, - vaya, que ladroncito más hermoso - Se quitó su chal y en un movimiento certero envolvió a la criatura, arropándola como a un bebé, - si te descubre alguno de los invitados, terminaremos en la calle los dos – le confesó con el ceño fruncido.

Se escabulló por los pasillos hasta llegar a su dormitorio, apenas cerrar la puerta, colocó el pequeño atado en las cobijas de su lecho, - espero que no tengas pulgas, no quiero rascarme toda la noche – reprendió a la criatura con el dedo índice en alto. Observó que todas las puertas estuvieran cerradas, no quería que volviera a meterse en líos. – te quedarás aquí, iré a reparar el desastre y volveré con un buen trozo de pastel de calabaza, pero solo si te portas bien - Inclinó la cabeza, con su mirada fija en la cabecita del hurón, - ¿cómo puedo estar hablando a un animal que no me entiende? Vamos, estas volviéndote loca… -.

Luego de asegurarse por enésima vez que todo en su habitación estuviera fuera del alcance de los afilados dientecillos, en especial su diario íntimo y la pequeña imagen que había hecho a carbonilla del rostro de quien a su pesar seguía amando, se dedicó a ordenar que dos mucamas adecentaran el cuarto del invitado. Por la puerta entreabierta del salón, que comunicaba con el área de servicio, pudo comprobar que el dueño de la habitación, estaba tan ebrio, que ni se daría cuenta de que le faltaba algo, ni siquiera cuando estuviera sobre su coche al día siguiente, ya en las afueras de Paris. Suspiró aliviada, y se preguntó, que estaría haciendo su pequeño invitado.

por **Eleonor Divella** Sáb Feb 07, 2015 11:17 pm

La mujer parecía amable aunque claro ya saben lo que dicen “caras vemos corazones no sabemos” y puede que ella sea una de esos inquisidores así que me andaría con cuidado al menos hasta estar siempre por ciento segura de que ella no era una cruel o malvada persona había que pasar desapercibido como un hurón…no espera. ¿QUÉ?, acaso tengo carita de ser un niño, pero por qué me decía esta mujer “pequeño”, no se me nota en el cuerpo que soy una niña y muy bien educada, bueno esa última parte se puede discutir mucho según la perspectiva con la que se mire la educción.
Una pequeña risita solté que se escuchó como un gruñido, entrecerré los ojos cuando la niña me tomó entre sus manos…cálidas y acogedoras…-BOSTEZO- se siente tan bien estar aquí arropadita siendo cargada y mecida, quizás y solo quizás podría quedarme aquí más tiempo. Mis patitas se ciernen sobre el pecho de la chica como si le abrazara acurrucándome un poco más casi olvidando que ella me trataba como un niño hurón algo que tenía que mostrarle que no era.

Otro bostecito más y antes de darme cuenta mis patitas se trataban de agarrar de su ropa, ahí fue cuando caí en cuanta su “uniforme”, atando cabos me di cuenta de que ella trabajaba ahí ¿sería la doncella? ¿Mucama? O una simple empleada de servicio, interesante, no me había cruzado con alguien insignificante si ella estaba preocupada por el desorden es porque recaería en ella la culpa, quizás la pueda utilizar para llevar algunas cosas, ella sería de mucha utilidad y al final no se darían cuenta aunque quizás sí. Y ahí estaba por vigésima vez diciéndome niña, entrecierro los ojos que se abren abruptamente cuando me dice eso de las pulgas, ni más faltaba que yo tenga pulgas, rasco mi oreja y de mi patita (manita derecha) le hago la señita que aprendí en alta mar con los marinos .i. a lo mejor no la entendería pero seguro sabría que con eso es una clara evidencia de No tengo pulgas. Muevo la colita atenta a sus palabras, cuando la veo salir por esa puerta bajo presurosa de aquella cama, el cuchitril no está ostentoso como los otros pero está decente –Al menos no está lleno de piojos– me paro en dos patitas caminando por el lugar, veo una silla, claro desde abajo todo se ve muuuuuuuuy grande de lo que realmente es pero si me hacía humana la chica podía venir y verme lo que llevaría a muchas explicaciones extrañas de mi procedencia. Empujo un poco la silla subiendo en ella hasta la comoda, veo cepillos, unas cajas y ahí está, joyero. Es lo que buscaba. Al abrirlo solo veo una o dos cositas de valor –puff no tiene mucho la verdad– bajo de ahí regresando a la cama, los bigotes se mueven al percibir el aroma de la comida. Las tripas rugen de hambre y es que claro no se puede comer hasta llenar el buche cuando no se tiene dinero para comprarlos y más si es para ayudar a los pocos que quedan de la casa.

Me siento esperando a que ella entre. Se vería raro como estoy sentada como si fuera un humano pero la verdad me he acostumbrado a unir esas dos partes, un poco más y ahí está, la comida una deliciosa tarta, una tarta rica y que olía delicioso. Esta mujer me quería comprar, y quizás lo estaba logrando, pero espera ahí un segundo seguía diciéndome niño. –oh no, niña, así como tú eres niña yo también lo soy– de un salto doy la vuelta levantándola cola peludita para mostrarle que soy niña que no tengo nada de niño debajo de las patas, bueno quizás lo ladronzuelo pero nada más. Entre chillidos me señalo ahí abajo poniéndome en dos patas para con una de mis patitas (manito) tomar la cola y con la otra apuntar mi sexo femenino –Si, mira mira soy una niña, una linda jovencita, una mujercita, no un sucio y apestosos niño, el que no me bañe todos los días no significa que sea un niño, puedo oler como tal y hasta comportarme así pero soy niña, una niña. N.I.Ñ.A– camino sobre la cama en dos patitas dando chillidos y más chillidos de lo que le estaba hablando, sabía que los humanos no nos entendían, pero estaba segura que con mis gestos si lo haría ella.

por **Julia Rondizzoni** Dom Abr 12, 2015 10:52 am

Kelsey suspiró aliviada al poder retirarse, las tareas de ama de llave terminaban por hoy y podría irse a encerrar en su habitación. Tomó un generoso trozo de torta, un vaso de leche – su cena - y se dirigió escaleras arriba. No supo porque, pero tocó la puerta como avisando que iba a entrar. Giró el picaporte y se introdujo en su recamara, observando que el pasillo estuviera desierto.

Colocó la bandeja sobre la cama y contempló como el pequeño animal se novia para todos lados, intentando explicarle algo, - ¿Qué me quieres decir? ¿eres una niña? – sonrió al sacar la conclusión de que le estaba informando que era una hembra y no un macho. No pudo detener su carcajada antes de contestarle, - pues me parece muy bien que sea una niña señorita hurona, porque si no, no podría estar en mi cuarto… ya sabe, no se permiten caballeros en la habitación - , volvió a reír, mientras cortaba un pequeño trozo de la tarta y se lo ofrecía, - vamos, princesa, come, te mereces un premio, has conseguido hacerme reír y te aseguro que hacía demasiado tiempo que no me pasaba… - dijo, más reflexionando para si que como explicación para el pequeños animal, - … digo… no existió nada, hasta esta noche me devolviera las ganas de reir -, sus dedos acariciaron el pelaje suave y brillante de la cabecita de su invitada.

Suspiró levantándose del borde de la cama, acercándose al espejo, - dime, que estoy haciendo de mi vida – se contempló con un dejo de tristeza, - ¿acaso espero un imposible?, he viajado solo con la infausta e imposible realización de un sueño que sé jamás sucederá… ¿verdad? - , sus ojos buscaron su reflejo, como si estuviera hablando a otra persona – debes dejar de soñar, la vida se esfuma y no puedes seguir atada a un pasado, o soñando imposibles… ¿Quién iría a una escuela que dirigiera el ama de llaves del palacio… al fin y al cabo no eres otra cosa que una sirvienta? - suspiró bastante molesta y frustrada, girando su cuerpo, encontrando la presencia de su nueva compañía, extremadamente interesada en el plato de comida y el vaso de leche. Cruzó los brazos sobre su pecho, - ¿está rico… verdad? – Sonrió acercándose nuevamente al lecho, pero terminó sentada en una silla que arrimó al lugar donde se encontraba la pequeña huroncita, - bueno, ya todos se están por retirar a dormir, y yo… también… si quieres puedes quedarte, pero con las primeras luces del día te tendrás que ir… - dijo con un dejo de tristeza.

Quedó, con la mirada ausente, como si algo le rondara la cabeza, de pronto una sonrisa le iluminó el rostro, - a menos que… si no tienes donde vivir… pues… si me voy de aquí, si busco una casa, tal vez podría cuidarte… - buscó los ojitos negros, pequeños y redondos, - vamos, no me mires así, no estoy loca -.

por **Eleonor Divella** Vie Jun 05, 2015 8:35 pm

Dulce aroma del paraíso, ahí iba aquel manjar de postre, mis ojitos le miraron con brillo y olvide todo lo que la humana dijo sobre si “era” o no niño, mi pancita rugió en gruñiditos de felicidad, sentía que iba a llorar al ver tan enorme postre cerca de mí, sentí que podría zambullírmelo por completo en el hociquito hasta tragarlo y dejar la forma del pastel en mi pancita pero no, no ocurrió así porque aquella niña lo estaba partiendo, que crueldad, estiré las patitas para pedir todo el dulce y ella me da un trocito.

–Noooo, no, dame todo, no un pedacito, serás….– le miro entrecerrando los ojos mientras veo el pedacito de pastel como de mala gana, tomo asiento con el lomo pegado a la almohada con una patita tras la cabeza y con la otra llevándome el pedazo al hocico mordisqueándolo en grandes pedazos porque sabía que no sería suficiente para mi estómago, hambriento; al terminar el aperitivo iba a por el plato mayor caminando sobre la cama hasta donde dejó el pastel, la vi de reojo hablando con el espejo, no podía creerlo, aquella niña al parecer tenia locura grado A con letras mayúsculas, la miraba caminando y hablándose así misma –y luego dicen que yo soy la loca– ladeo la cabeza al tener el pastelote entre las patitas y con las manitas empezando a trocearlo y embutírmelo.

La escuchaba atenta y reí cuando terminó su discurso –Oye niña, en las calles se vive el día a día y se tiene sueños y esperanzas, no dicen ustedes los humanos que le esperanza es lo último que se pierde?, entonces porque la pierdes antes de tiempo, si fuera por el “que puede hacer una simple…tal y cual” pues que crees, que tal si te digo “que puede hacer un hurón simple y corriente” y te diré, que puede robar, pelear con espadas, morder fuerte, ser como un espía, y poner carita de inocente para que no le hagan daño, que tal y soy solo un simple hurón ni más ni menos, ah claro eso y que me puedo hacer humana como tú– los chillos que emitía sabía que ella no los entendería pero no sabía cómo le iba a tomar el que me transforme, quizás hasta se desmaya… hay que probar.

Su mano rasca justo en mi cabecita lo que hace que mueva la patita derecha golpeándola contra la sábana ante la sensación de alivio que se produce en mis terminaciones nerviosas, doy una sonrisa a la niña llevándome un pedazo de pastel al hocico pero antes de dar el mordisco este se cae de mi manita al oír eso de “cuidarme”, le miro con los ojos abiertos y ladeando la cabeza para luego entrecerrarlos –Kelsey estas bien de la cabecita, a mi como que se te aflojó un tornillito eh, como que cuidarme….oye no, no, no, no, espera yo no soy mascota mírame, soy un temible hurón– muevo las manitas señalándome primero la cabeza y luego a ella y luego a mi cuerpito, hasta que digo lo de temible y hago un gruñido como de león y las manitas mostrando las garritas abriendo y cerrándolas.

Lo dicho la niña tiene que saber que no soy una mascota, pero aun temo lo que pueda hacer, los humanos son malos con los de mi especie y muchas veces lo vive, así que espero un poco más antes de mostrarme. Trago el bocado metiendo toda la cabeza al pastel por si acaso la niña me hecha a patadas al menos tendré algo en el buche hasta el mes que sigue, al terminar doy un eructo grande y me rasco la panza inflada con resto de migas sobre le pelaje, otro eructo y rasco mis dientecitos con una de las garritas del meñique.

por **Julia Rondizzoni** Dom Ago 02, 2015 6:18 pm

Kelsey, contempla al pequeño animal, estupefacta por todos los movimientos que hace. Parece un ser tan inteligente, que de no estar segura que es un hurón. La joven ama de llaves hubiera jurado que era una niña encantada. Negó con la cabeza al pensar por un segundo, si aquello no sería verdad, - vamos Kelsey, por favor, que es un hurón, no una niña - sonrió divertida.

Se levantó de la silla y se acercó al lecho, para tomar el plato vacío y colocarlo en el escritorio. Luego de hacer eso, volvió su atención al pequeño roedor, - bueno, puedes quedarte aquí, pero solo hasta mañana, que presentaré mi renuncia... - se sentó en el borde del lecho, dando espacio al animalillo, - es... es que he conseguido un nuevo trabajo... bueno... en verdad lo intentaré... - suspiró pensando en aquel hombre que por tantos años había amado, - es que él me necesita... ¿como podría quedarme aquí, cuando no tiene nadie más que vele por su salud? - habló gesticulando, mientras hablaba con el animal como si ésta la pudiera entender.

Se quedó absorta viendo un pequeño cofrecillo que había sobre la mesita de luz. Lo tomó y extrajo de él un pequeño dibujo, era un rostro de Tristán, ella lo había dibujado, cuando era una adolescente, - desde siempre lo he amado, no puedo quedarme aquí, no está bien, no... lo correcto es que esté a su lado... ¿verdad? -, con el papel desplegado, algo amarillo por los años, suspiró. Unas lagrimas humedecieron sus pestañas, las que secó de un rápido manotazo.

Inspiró, y sonrió, - bueno, es hora de dormir, así que deberás hacerte a un lado y darme lugar en mi cama... si señorita... y no me ponga esa cara - dijo jugando, como si el hurón fuera una niña - a descansar, que si quieres podrás acompañarme a la mansión de mi... amigo - dijo con tristeza, como podía explicarle a ese pequeño ser que aquel hombre en realidad era su antiguo prometido.

por **Eleonor Divella** Sáb Sep 05, 2015 10:53 pm

Esta niña no estaba para nada bien de la cabecita, golpee con mi patita abierta el rostro estirándolo al oírle hablar de sus intenciones y amoríos con aquel que miraba el dibujo aquel donde andaba esos trazos raros y feos. Traté de mirarlo mejor pero para mi tenía pinta de ser el “más buscado”, comencé a reírme a más no poder al punto de tener dolor de panza de la risotada que me estaba dando. Me toque la pancita peluda rascándola viendo su rostro como de molesta, la verdad eso me confirmaba que esta niña no estaba bien y necesitaría ayuda profesional, que mejor que mi ayuda y de manera gratuita, bueno hay que redefinir esas palabras…

–Oye, es enserio, dejar todo por un tipo del que quizás no te ame, ni te recuerde y más que nada que se haya encamado y empernado con otras mujeres. Hazlo mejor por ti, hasta por mi, yo valgo más en el mercado negro que esos trazos feos.– me acerqué lo suficiente al dibujo tomándolo en mi hociquito para correr por el lugar y quedarme bajo la cama metiéndolo ahí, salí corriendo de debajo limpiándome las patitas como si lo hubiera enterrado en tierra. Trepe a la cama acercándome a ella, con mis patitas delanteras le tomé el rostro, y claro ella solo oiría chillidos estridentes pero, le dejaría en claro algo –Recuerda, es tu amigo y voy contigo pero voy como tu secuaz, tu mugre y tu cuidafaldas, oh si señorita porque no crea que no vi esa cara de enamorada perdida, así que ahora usted duerma y yo me la saco a volar a los árboles, y nada de andar diciendo por ahí que me vas a adoptar como si fuera un mascota, soy bonita y salvaje, de espíritu libre e indomable, así que por hoy no más te la dejo pasar, porque me doy cuenta que no estas para nada bien de la cabecita yo sé el calor, la estación, la baja de la economía, los pulgas y chinches pero bueno eso te puede afectar así que tranquila– entrecierro los ojos mirandola incredula yme acerco más y le dejo un beso en su mejilla, bueno una lamida a su mejilla

Si yo sé que es asqueroso besar a humanos pero que se le va a hacer. Me alejo de ahí limpiándome la legua con las patitas –Ni creas que voy a dormir aquí, esto queda entre nosotros más te vale no andar divulgando que te dí un beso o te morderé las naguas y te pasaré rabia, soy un poderoso hurón asesino ninja invisible, Guacalas el besar a humanos es feo saben feo salados y con restos de piel, iugh– me estremezco y corro hacia la ventana, pero bueno, se ve muy grande para poder saltar, así que tendré que esperar a que se duerma y entonces hacer los cambios, si me transformaré y luego saltaré como hurón por la ventana, así no la asustaré tanto, aunque…¿cómo se vería su cara si me viera como una niña y luego como un hurón? Interesante…no, no, prometí no hacer más diabluras al menos por un tiempo. Además estaba buscando que llevar a los pocos que quedamos de la casa de la esperanza…

Además Kaida me mataría si se llegase a enterar de mis fechorías…Mejor comportadita me veo bonita. –Duermaseeeee niñaaa duérmase yaaa que viene el coco y te comeraaaaaa…apurate ya cierrra lo oojooos que me quiero laaargar sin protessstaaar…– En el piso me doy un baño de lenguita para al menos hacerle creer que me dormiré con ella, ni más faltaba que me iba a quedar ahí, yo pertenecía a las calles, y de ahí nadie me sacaba ni me sacará.

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