AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Nostrum Peccatum || Libre
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Nostrum Peccatum || Libre
El sol va tomando posesión, entre los bosques de la ciudad santa están algunos inquisidores, unos heridos y otros con cadenas de platas atando a una persona en el centro donde cuerpos sin gota de sangre yacen en el suelo, el amanecer está llegando lento y se apresuran a su cometido, uno de los inquisidores, el líder del grupo mira a uno de sus soldados exigiéndole que se quede y se cerciore que el trabajo sea finalizado a su cabalidad, para que ningún secuaz del vampiro a redimir lo salve, el hombre acepta su nueva tarea, lleva sin dormir toda la noche pero lo acepta gustoso; sus colegas se marchan dejándolo con la tarea de sepultar cuerpos decapitados y de esperar por la ejecución de aquel que solo se ríe y lo maldice en todas las lenguas posibles
El sol se va alzando poco a poco hasta que el infeliz atado empieza a arder lentamente, el fuego lo consume por completo hasta quedar carbonizado –Que dios se apiade de tu alma pecadora- realiza una seña, se santigua y comienza a rezar por la salvación de aquel que dieron redención por sus pecados.
Se santigua en la santa cruz para dar sepultura, pero no era cristiana y no era en tierra santa, un cementerio, era en el bosque, y lo hacían con el fin de que su cuerpo no fuera encontrado y no tomaran venganza y más que nada era para que nadie supiera de él, borraban todo rastro de aquel hombre que una vez fue hombre y solo quede con el saber de qué “lucho por su vida”
Al terminar su tarea deja todo como si no hubiera ocurrido una masacre para alejarse del lugar hasta que un ruido hace que tome su arma de fuego, pensando que se trataba de alguna bestia cambiante que era aliado de aquel que dieron fin los inquisidores –muéstrate por tu voluntad o haré que lo hagas por la fuerza- amenaza sin importarle si es hombre o mujer y más pensando que es uno de los esbirros del mal.
El sol se va alzando poco a poco hasta que el infeliz atado empieza a arder lentamente, el fuego lo consume por completo hasta quedar carbonizado –Que dios se apiade de tu alma pecadora- realiza una seña, se santigua y comienza a rezar por la salvación de aquel que dieron redención por sus pecados.
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén
Se santigua en la santa cruz para dar sepultura, pero no era cristiana y no era en tierra santa, un cementerio, era en el bosque, y lo hacían con el fin de que su cuerpo no fuera encontrado y no tomaran venganza y más que nada era para que nadie supiera de él, borraban todo rastro de aquel hombre que una vez fue hombre y solo quede con el saber de qué “lucho por su vida”
Al terminar su tarea deja todo como si no hubiera ocurrido una masacre para alejarse del lugar hasta que un ruido hace que tome su arma de fuego, pensando que se trataba de alguna bestia cambiante que era aliado de aquel que dieron fin los inquisidores –muéstrate por tu voluntad o haré que lo hagas por la fuerza- amenaza sin importarle si es hombre o mujer y más pensando que es uno de los esbirros del mal.
Emil Ivanov- Inquisidor Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/05/2014
Re: Nostrum Peccatum || Libre
Italia, hermano cuidad o eso me decían mis clientes de tierras Francés nunca he estado en este lugar pero la angustia de no poder saber que son los extraños sueños que me persiguen desde que descubrí mi talento como bruja no me dan sosiego, aquellos barcos que nunca había visto son como si fueran presagio pero que hasta el momento no he podido descifrar. En Francia no podía quedarme a esperar las respuestas, como si con el chasquido de mis dedos todas mis dudad se disiparían, así que por este motivo estoy aquí siguiendo la pista de mi origen.
Los primeros rayos de sol rosaron finamente mi rostro cubierto por una caperuza negra, sentía el calor lo cual me hacía despertar de los pensamientos y seguir con un camino que no tenía fin y como bruja en tierra desconocidas me invadía un miedo de aquellos que nos buscan por no comprender los dones que a veces la naturaleza nos otorga, cualquier ruido por más mínimo que fuera hacia que pegara un pequeño brinco y apuntaba con mi arco a cualquier cosa que sea; hasta que en la espesura del follaje vi sombras que parecían salir de una lugar especial no eran uno o dos si no como un pequeño ejército, y de repente el instinto imprudente de mi curiosidad me invadió quería saber quiénes eran y el porqué de rondar en este lugar ya al alba, pero a su vez no quería ser descubierta así que tome la decisión de subir a los árboles y usar sus ramas como si fueran comino dando saltos una a una.
Desde lo alto de una rama pude ver a los desconocidos cruzar por un claro, mire con detalle a cada uno de ellos eran todo humanos hasta que al fin los perdí de vista, tal vez haya sido un patrullaje o algo por el estilo así que no le tome tanta importancia y seguir mi camino por las ramas de los árboles, no fueron tantos metros que avance hasta que escuche el crujido de una rama, era la rama en la cual me había parado y sin darme tiempo a racionar caí de espaladas al piso.
-¡Ay!... ¿creo que me rompí algo?
La verdad no me había roto nada pero sentí un dolor muy fuerte en todo mi cuerpo, me gire para tratar de incorporarme y en eso vi a un joven que estaba en actitud defensiva, no sé por qué pero al verlo sentí como todos los bellos de mi cuerpo se erizaron. ¿Qué es este extraño miedo?
-Emm…. ¿Hola?
Los primeros rayos de sol rosaron finamente mi rostro cubierto por una caperuza negra, sentía el calor lo cual me hacía despertar de los pensamientos y seguir con un camino que no tenía fin y como bruja en tierra desconocidas me invadía un miedo de aquellos que nos buscan por no comprender los dones que a veces la naturaleza nos otorga, cualquier ruido por más mínimo que fuera hacia que pegara un pequeño brinco y apuntaba con mi arco a cualquier cosa que sea; hasta que en la espesura del follaje vi sombras que parecían salir de una lugar especial no eran uno o dos si no como un pequeño ejército, y de repente el instinto imprudente de mi curiosidad me invadió quería saber quiénes eran y el porqué de rondar en este lugar ya al alba, pero a su vez no quería ser descubierta así que tome la decisión de subir a los árboles y usar sus ramas como si fueran comino dando saltos una a una.
Desde lo alto de una rama pude ver a los desconocidos cruzar por un claro, mire con detalle a cada uno de ellos eran todo humanos hasta que al fin los perdí de vista, tal vez haya sido un patrullaje o algo por el estilo así que no le tome tanta importancia y seguir mi camino por las ramas de los árboles, no fueron tantos metros que avance hasta que escuche el crujido de una rama, era la rama en la cual me había parado y sin darme tiempo a racionar caí de espaladas al piso.
-¡Ay!... ¿creo que me rompí algo?
La verdad no me había roto nada pero sentí un dolor muy fuerte en todo mi cuerpo, me gire para tratar de incorporarme y en eso vi a un joven que estaba en actitud defensiva, no sé por qué pero al verlo sentí como todos los bellos de mi cuerpo se erizaron. ¿Qué es este extraño miedo?
-Emm…. ¿Hola?
Kidarakash Brizaveloz- Hechicero Clase Media
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Re: Nostrum Peccatum || Libre
El sol ya en lo alto del cielo naciendo poco a poco mientras enciende a un cuerpo que no le queda más remedio que la purificación de la muerte por actos atroces en contra de la vida de los seres hijos de nuestro señor, y para cumplir con su mandato estaba aquel inquisidor que ya estaba haciéndose conocer por seguir los reglamentos de la iglesia de manera rígida, uno de los pocos que aceptaba todas las misiones sin reclamar ni nada, y ahora estaba en medio del bosque con los ruidos de alguien que amenazaba el cumplimiento de su labor y para aquel hombre solo debía ser uno de los esbirros de aquel que ahora el fuego consumía.
El viento rugiendo cual fulgor de armas en plena batalla, así de fuerte y peligroso estaba en la fría noche que entre aquellos árboles los miles de peligros acechan y si no se está preparado para enfrentarlos se morirá a manos de ellos, por suerte para Emil aquello no pasaría más que solo como una presunción porque estaba armado hasta los dientes con una pistola de doble cañon con balas de plata santificadas, una cuchilla bañada en agua bendita con filo de plata y a sus pies estaba una ballesta eso sin contar que en su zurda colgaba un rosario de cuentas rojas, denominado el rosario de la preciosísima sangre.
Y ahí estaba aquel hombre que rezaba besando el crucifijo de su rosario, apuntando el arma hacia los arbustos y grandes árboles que erigen altivos en medio del bosque, el silencio esa fue toda la respuesta que recibió a su pregunta, Emil sabía que eso correspondía a que lo estaban cazando, de ser así solo una cuestión se le vino a su mente religiosa “Deben ser los esbirros de este infame” jaló el gatillo dispuesto a dejar el tiro correr junto a la sangre, pero antes de tomar decisiones impulsivas opto por una cacería limpia al menos el daría una muerte decente, morir peleando que como un perro; soltó el gatillo del arma enfundándola en su cinto, tomó la cuchilla de igual manera y la única que lanzo algo en contra de lo que fuera, fue la ballesta, una flecha con una punta de plata recubierta con el veneno de algunas plantas de la zona, aquella flecha se incrustó en la corteza de uno de los robles de ahí, para con eso asustar un poco a quien fuera, Emil conocía aquella zona perfectamente sabía por dónde podría atacar más rápido, pero antes de siquiera poder algún paso planeado, el sonido de un cuerpo desplomándose y tocando el suelo de forma estrepitosa evita que suelte la flecha de su arma.
Se acercó para ver de cerca al intruso y sus ojos se cruzaron con los de aquella mujer ¿una mujer?, guardó rápidamente su arma dejándola en el suelo para agacharse a la altura de donde estaba ella caída –Madame no se levante, quizás tenga algo roto, debo llevarla a un médico u hospital en este caso– la detiene a que haga el esfuerzo de levantarse –Madame usted no debería estar por aquí, casi cometo un error, un gran error pensando que era– cerró los ojos para tomarla en brazos, cargándola –Hola, aunque en este momento es lo menos necesario, la llevaré a un hospital y no acepto una negativa de su parte madame– no espera que la mujer se niegue, aunque sabe que tiene que terminar con su tarea, pero en ese momento una hija de nuestro señor necesitaba atención, más tarde regresaría por su encargo.
El viento rugiendo cual fulgor de armas en plena batalla, así de fuerte y peligroso estaba en la fría noche que entre aquellos árboles los miles de peligros acechan y si no se está preparado para enfrentarlos se morirá a manos de ellos, por suerte para Emil aquello no pasaría más que solo como una presunción porque estaba armado hasta los dientes con una pistola de doble cañon con balas de plata santificadas, una cuchilla bañada en agua bendita con filo de plata y a sus pies estaba una ballesta eso sin contar que en su zurda colgaba un rosario de cuentas rojas, denominado el rosario de la preciosísima sangre.
Y ahí estaba aquel hombre que rezaba besando el crucifijo de su rosario, apuntando el arma hacia los arbustos y grandes árboles que erigen altivos en medio del bosque, el silencio esa fue toda la respuesta que recibió a su pregunta, Emil sabía que eso correspondía a que lo estaban cazando, de ser así solo una cuestión se le vino a su mente religiosa “Deben ser los esbirros de este infame” jaló el gatillo dispuesto a dejar el tiro correr junto a la sangre, pero antes de tomar decisiones impulsivas opto por una cacería limpia al menos el daría una muerte decente, morir peleando que como un perro; soltó el gatillo del arma enfundándola en su cinto, tomó la cuchilla de igual manera y la única que lanzo algo en contra de lo que fuera, fue la ballesta, una flecha con una punta de plata recubierta con el veneno de algunas plantas de la zona, aquella flecha se incrustó en la corteza de uno de los robles de ahí, para con eso asustar un poco a quien fuera, Emil conocía aquella zona perfectamente sabía por dónde podría atacar más rápido, pero antes de siquiera poder algún paso planeado, el sonido de un cuerpo desplomándose y tocando el suelo de forma estrepitosa evita que suelte la flecha de su arma.
Se acercó para ver de cerca al intruso y sus ojos se cruzaron con los de aquella mujer ¿una mujer?, guardó rápidamente su arma dejándola en el suelo para agacharse a la altura de donde estaba ella caída –Madame no se levante, quizás tenga algo roto, debo llevarla a un médico u hospital en este caso– la detiene a que haga el esfuerzo de levantarse –Madame usted no debería estar por aquí, casi cometo un error, un gran error pensando que era– cerró los ojos para tomarla en brazos, cargándola –Hola, aunque en este momento es lo menos necesario, la llevaré a un hospital y no acepto una negativa de su parte madame– no espera que la mujer se niegue, aunque sabe que tiene que terminar con su tarea, pero en ese momento una hija de nuestro señor necesitaba atención, más tarde regresaría por su encargo.
Emil Ivanov- Inquisidor Clase Media
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Re: Nostrum Peccatum || Libre
Todo me daba vueltas apenas casi borroso podía ver a aquel joven que hace un momento tenía intención de matar a cualquier cosa que se le cruzara en el camino pero ahora estaba delante mío queriendo ayudarme, no era la primera vez que me había caído desde un árbol la verdad ya he perdido la cuenta de la veces que el suelo me ha recibido, pero esta vez era un tanto diferente tal vez porque caí de una altura más grande que las demás o el extraño miedo que me infunda va el joven era la causa, entendía a medias lo que me decía el joven pero todo me daba vueltas y ni siquiera podía contestar.
Sentí como me levanto del piso en ese entonces pude ver aún mejor su rostro era un joven de atractivo sin igual y pude notar el color de su aura, era un humano, cada paso me hacía que el daba mi mente se iba aclarando y el mareo disipando y en ese momento todo lo que el joven me dijo tiempo atrás comenzó a tener sentido en mi cabeza a pesar de que el mareo aún no se había ido por completo.
-No es necesario.- lo dije apagadamente- solo fue una caída.
En sus brazos pude recordar algo en particular que dijo: “casi comento un error, un gran error pensado que era….” ¿Qué intento decir con eso? ¿Acaso es alguien a quien debo temer o protegerme? ¿Pero porque debo protegerme de un humano? Todas y un sinnúmero de preguntas cruzaban por mi mente. Ya estaba lo suficiente mente lúcida para poder ponerme en pie el dolor de la caída ya había desaparecido y solo poseía unos pequeños rasguños que no eran nada importante.
— Sir, lo agradezco mucho por ayudarme.- lo dije algo avergonzar- pero debo salvar algo de mi dignidad.
No quería que este día comienza a empeorar más de lo que ya estaba, me encontraba en tierras lejas desconocidas para mí, en brazos de un hombre que me causa un miedo inexplicable a pesar de que es solo un humano, baje la mirada y pude notar tierra removida algo extraño en estos lugares el miedo volvió a invadirme y a imaginar tantas cosas, tal vez era uno de los que vi momentos atrás, quizás sea uno de tantos psicópata que andas suelto y que usan a los bosques como su hogar, negué con mi cabeza ya que un hombre de tan fino trato no puede ser como esa escoria que solo sirve como conejillo de indas para mis practicas con hechizos.
—Soy Alleria. —Mentí— pero en verdad me encuentro bien, no es necesario que haga esto.
No podía decir mi verdadero nombre a alguien que me infunde temor pero intente al menos insistir para que el humano me dejara pero parecía caer en oídos sordos creo que este es el precio de mi curiosidad.
Sentí como me levanto del piso en ese entonces pude ver aún mejor su rostro era un joven de atractivo sin igual y pude notar el color de su aura, era un humano, cada paso me hacía que el daba mi mente se iba aclarando y el mareo disipando y en ese momento todo lo que el joven me dijo tiempo atrás comenzó a tener sentido en mi cabeza a pesar de que el mareo aún no se había ido por completo.
-No es necesario.- lo dije apagadamente- solo fue una caída.
En sus brazos pude recordar algo en particular que dijo: “casi comento un error, un gran error pensado que era….” ¿Qué intento decir con eso? ¿Acaso es alguien a quien debo temer o protegerme? ¿Pero porque debo protegerme de un humano? Todas y un sinnúmero de preguntas cruzaban por mi mente. Ya estaba lo suficiente mente lúcida para poder ponerme en pie el dolor de la caída ya había desaparecido y solo poseía unos pequeños rasguños que no eran nada importante.
— Sir, lo agradezco mucho por ayudarme.- lo dije algo avergonzar- pero debo salvar algo de mi dignidad.
No quería que este día comienza a empeorar más de lo que ya estaba, me encontraba en tierras lejas desconocidas para mí, en brazos de un hombre que me causa un miedo inexplicable a pesar de que es solo un humano, baje la mirada y pude notar tierra removida algo extraño en estos lugares el miedo volvió a invadirme y a imaginar tantas cosas, tal vez era uno de los que vi momentos atrás, quizás sea uno de tantos psicópata que andas suelto y que usan a los bosques como su hogar, negué con mi cabeza ya que un hombre de tan fino trato no puede ser como esa escoria que solo sirve como conejillo de indas para mis practicas con hechizos.
—Soy Alleria. —Mentí— pero en verdad me encuentro bien, no es necesario que haga esto.
No podía decir mi verdadero nombre a alguien que me infunde temor pero intente al menos insistir para que el humano me dejara pero parecía caer en oídos sordos creo que este es el precio de mi curiosidad.
Kidarakash Brizaveloz- Hechicero Clase Media
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Re: Nostrum Peccatum || Libre
Las palabras de la mujer solo lograron que soltara una pequeña sonrisa por aquella actitud de mujer valiente y fuerte, si algo había que él respetara esa la verdad y esa fuerza de voluntad en cuanto a si mismo, mostrar garra para enfrentar los advenimientos de la divina misericordia, ayudo a la joven a ponerse de pie mientras le trataba de limpiar la espalda de las hojas secas y junto a la tierra húmeda, una pequeña perdida en los bosques que ha tenido la suerte, o desdicha, de toparse con un hombre de pocas amistades. –Una caída siempre nos ayuda a levantarnos despertándonos del sueño en el que estábamos o quizás alejándonos de donde no deberíamos estar– un pensamiento que su padre siempre se lo decía de pequeño –o quizás solo fue un resbalón, pero ¿Qué hacía ahí?– pregunta con una ceja enarcada mirando a la joven inquisitoriamente.
–Su dignidad quedará salvada, porque no ha sido nada indigno ser ayudada por un siervo de Dios, en todo ha sido gratificada– sonríe guardando sus armas pues no representaba peligro alguno –Acaso se encuentra perdida señorita Alleria?, no debió entrar a los bosques a esta hora de la mañana no es muy seguro aun, puede encontrarse con cosas que sean de su agrado– no termina de decir aquella frase cuando el sol se termina de levantar y unos gritos se oyen, los gritos de la muerte de un vampiro que en llamas en enciende, Emil trató de evitar que la mujer viera aquello al menos por decencia.
–Y ahora está en paz aquella alma perdida– se persigna en la señal de la santa cruz besando los dedos cuando la palabra amén recae sobre ellos –Que poco educado soy, mi nombre es Emil Ivanov , a sus órdenes señorita Alleria– una reverencia a la dama. En todo momento evita el contacto físico, no lo considera necesario con palabras y gestos es más que suficiente para él.
Aunque el desconocía de muchas cosas siempre estaba atento con la guardia despierta por las sorpresas y aunque mostraba confianza siempre tenía en mente las lecciones que de pequeño recibió, no confiar en nadie ni la propia sombra porque no se sabe que se oculta.
–Su dignidad quedará salvada, porque no ha sido nada indigno ser ayudada por un siervo de Dios, en todo ha sido gratificada– sonríe guardando sus armas pues no representaba peligro alguno –Acaso se encuentra perdida señorita Alleria?, no debió entrar a los bosques a esta hora de la mañana no es muy seguro aun, puede encontrarse con cosas que sean de su agrado– no termina de decir aquella frase cuando el sol se termina de levantar y unos gritos se oyen, los gritos de la muerte de un vampiro que en llamas en enciende, Emil trató de evitar que la mujer viera aquello al menos por decencia.
–Y ahora está en paz aquella alma perdida– se persigna en la señal de la santa cruz besando los dedos cuando la palabra amén recae sobre ellos –Que poco educado soy, mi nombre es Emil Ivanov , a sus órdenes señorita Alleria– una reverencia a la dama. En todo momento evita el contacto físico, no lo considera necesario con palabras y gestos es más que suficiente para él.
Aunque el desconocía de muchas cosas siempre estaba atento con la guardia despierta por las sorpresas y aunque mostraba confianza siempre tenía en mente las lecciones que de pequeño recibió, no confiar en nadie ni la propia sombra porque no se sabe que se oculta.
Emil Ivanov- Inquisidor Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/05/2014
Re: Nostrum Peccatum || Libre
Me había puesto en pie, y sentía que el alba se encontraba cerca, sentía el delicado roce de sus manos quitándome las hojas que habían quedado en mi espalda por semejante caída aparatosa, tal vez él tenía razón una caída siempre es buena para despertar de sueños irreales que solo son una fantasía en un mundo de falsedad, siempre hay que atarse a la realidad que en ocasiones es tan despiadada que la única salida que tienes es ser fuerte.
¬-La razón por la que este en estas tierras….es por respuestas.- lo dije mientras sacudía algunas hojas y tierra de mis brazos- Extranjero en tierra extraña ¿quién no estaría perdido? –le sonreí-
Solo dije eso porque el joven guardo sus armas y ya no representaba o una amenaza para mí o quizás exagere un poco al tener miedo de un extraño seguro es las muchas persecuciones que he tenido que ahora me he vuelto paranoica, seguir debería confiar un poco más en los humanos, bueno con excepciones.
-Créame he visto y he vivido tanta cosas que nada me sorprende, pero también debo pregúntale lo mismo a usted ¿Qué hace en estos bosques si son tan peligrosos?-
Solo termine de decirlo y escuche un grito desgarrador que provenía de mi espalda la sorpresa hizo que regresara a ver de dónde provenía, solo vi una silueta ya que el joven impedido que siquiera observando cubriéndome la vista, pero solo eso basto para ver su aura solo con eso me di cuenta de quién era el mártir…vampiro… después solo escuche lo que el joven susurro ¿alma perdida? Yo creo que ellos nos son alamas perdidas sino que simplemente les dieron un destino que no desearon o que simplemente tuvieron que aceptarlo por fuerzas mayores, casi similares a lo que soy.
Al fin conocí el nombre de aquel joven que reflejaba temple Emil Ivanov, siempre manteniendo su distancia pero de una manera educada tal vez esto no fue un accidente, quizás ahora mi curiosidad me trajo al camino correcto.
-Es un placer conocerlo, Sir Ivanov, ustedes si es de estas tierras ¿no es así? Entonces podría saber por qué hay estos montículos de tierra removida.
¬-La razón por la que este en estas tierras….es por respuestas.- lo dije mientras sacudía algunas hojas y tierra de mis brazos- Extranjero en tierra extraña ¿quién no estaría perdido? –le sonreí-
Solo dije eso porque el joven guardo sus armas y ya no representaba o una amenaza para mí o quizás exagere un poco al tener miedo de un extraño seguro es las muchas persecuciones que he tenido que ahora me he vuelto paranoica, seguir debería confiar un poco más en los humanos, bueno con excepciones.
-Créame he visto y he vivido tanta cosas que nada me sorprende, pero también debo pregúntale lo mismo a usted ¿Qué hace en estos bosques si son tan peligrosos?-
Solo termine de decirlo y escuche un grito desgarrador que provenía de mi espalda la sorpresa hizo que regresara a ver de dónde provenía, solo vi una silueta ya que el joven impedido que siquiera observando cubriéndome la vista, pero solo eso basto para ver su aura solo con eso me di cuenta de quién era el mártir…vampiro… después solo escuche lo que el joven susurro ¿alma perdida? Yo creo que ellos nos son alamas perdidas sino que simplemente les dieron un destino que no desearon o que simplemente tuvieron que aceptarlo por fuerzas mayores, casi similares a lo que soy.
Al fin conocí el nombre de aquel joven que reflejaba temple Emil Ivanov, siempre manteniendo su distancia pero de una manera educada tal vez esto no fue un accidente, quizás ahora mi curiosidad me trajo al camino correcto.
-Es un placer conocerlo, Sir Ivanov, ustedes si es de estas tierras ¿no es así? Entonces podría saber por qué hay estos montículos de tierra removida.
Kidarakash Brizaveloz- Hechicero Clase Media
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Re: Nostrum Peccatum || Libre
La mujer respondía con sabiduría, para el inquisidor eso demostraba un toque el espíritu santo, por tanto ella debía andar bajo la gracia de Dios. Es algo que le motivo a mantener a la joven cerca como si se tratará de una pupila. Quizás los ojos de ella o la palabra “respuestas” es lo que le movió a ese abrupto pensamiento.
Miró el lugar por las tumbas que había cavado por u trabajo sonriendo con el orgullo de ser un servidor de Dios y sus enseñanzas. –Verá señorita, este lugar ha sido movido porque aquí descansan herejes que van marchando contra los preceptos de nuestro señor Dios. Aquellos hombres y mujeres que se han rehusado a volver a la senda de luz quedándose en la absoluta oscuridad. Ahí no están las respuestas solo en Dios en encontraran lo que están buscando– se persigna cuando termina esa oración que más bien suena a un rezo. Y es un proverbio realmente.
Sonríe caminando de nuevo a donde se encontraba aquel ser, cuyas cenizas se encuentran rodeadas de cadenas de plata. No toma la precaución de cuidar la susceptibilidad de la jovencita, al contrario pide que le siga para él poder terminar su tarea. ¿Por qué? Quizás por está midiendo a la joven. Siempre lo ha hecho y siempre lo hará, hasta no estar convencido al cien por ciento que es de fiar la mujer. –A veces creemos que hemos visto tanto que ya nada nos puede turbar, pero créame no es verdad. Mire esta alma descarriada, fue juzgada por sus pecados cometidos en su nueva vida. Atentar con inocentes niños, neonatos, y mujeres embarazadas todo por la sangre para darse el lujo de tomarla con los suyos. La sangre más puro decía él y se reía contando a cuantos niños no torturo, a cuantos no devoró. Sí, el movía su lengua demoniaca diciendo que lo volvería a hacer, contando como lo hacía, ¿Cree que es justo aquello?– termina santiguándose dejando unas palabras en latín al aire.
Recoge las cenizas esparciéndolas por todo aquel lugar –Realmente no nací aquí, pero es en este lugar donde vuelvo siempre, a los brazos de la santa madre iglesia para servirle. Voy a donde ella me pida, a donde me ordene cumplir sus preceptos de divinidad. Quizás soy un poco de aquí y de allá, es lo bueno de esto. Se conoce tantos lugares que al final uno termina sintiéndolos a todos como su hogar. ¿Le ha pasado señorita?– termina clavando una cruz con símbolos latinos y algunos símbolos antiguos. Cual advertencia del lugar al que entraban lleno de maldad. Donde las almas aguardan encerradas para no hacer mal alguno.
Miró el lugar por las tumbas que había cavado por u trabajo sonriendo con el orgullo de ser un servidor de Dios y sus enseñanzas. –Verá señorita, este lugar ha sido movido porque aquí descansan herejes que van marchando contra los preceptos de nuestro señor Dios. Aquellos hombres y mujeres que se han rehusado a volver a la senda de luz quedándose en la absoluta oscuridad. Ahí no están las respuestas solo en Dios en encontraran lo que están buscando– se persigna cuando termina esa oración que más bien suena a un rezo. Y es un proverbio realmente.
Sonríe caminando de nuevo a donde se encontraba aquel ser, cuyas cenizas se encuentran rodeadas de cadenas de plata. No toma la precaución de cuidar la susceptibilidad de la jovencita, al contrario pide que le siga para él poder terminar su tarea. ¿Por qué? Quizás por está midiendo a la joven. Siempre lo ha hecho y siempre lo hará, hasta no estar convencido al cien por ciento que es de fiar la mujer. –A veces creemos que hemos visto tanto que ya nada nos puede turbar, pero créame no es verdad. Mire esta alma descarriada, fue juzgada por sus pecados cometidos en su nueva vida. Atentar con inocentes niños, neonatos, y mujeres embarazadas todo por la sangre para darse el lujo de tomarla con los suyos. La sangre más puro decía él y se reía contando a cuantos niños no torturo, a cuantos no devoró. Sí, el movía su lengua demoniaca diciendo que lo volvería a hacer, contando como lo hacía, ¿Cree que es justo aquello?– termina santiguándose dejando unas palabras en latín al aire.
Recoge las cenizas esparciéndolas por todo aquel lugar –Realmente no nací aquí, pero es en este lugar donde vuelvo siempre, a los brazos de la santa madre iglesia para servirle. Voy a donde ella me pida, a donde me ordene cumplir sus preceptos de divinidad. Quizás soy un poco de aquí y de allá, es lo bueno de esto. Se conoce tantos lugares que al final uno termina sintiéndolos a todos como su hogar. ¿Le ha pasado señorita?– termina clavando una cruz con símbolos latinos y algunos símbolos antiguos. Cual advertencia del lugar al que entraban lleno de maldad. Donde las almas aguardan encerradas para no hacer mal alguno.
Emil Ivanov- Inquisidor Clase Media
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Re: Nostrum Peccatum || Libre
Su asentó pausando, calmado y a la vez seguro me abrían muchas puertas en mi mente sobre quien es el joven Ivanov, la manera en la cual se expresa de un gran señor llamado “Dios” la manera en la que sepulta y da descanso a los que él dice condenados, poco a poco la cortina de quien es él se iba disipando, acaso algunos de los tantos libros que he leído en la biblioteca de mi tierra natal lo plasmaba.
Me explicaba por qué el fin tan trágico de estos seres, y tenía razón por un momento sería un fin adecuado para aquellos que cometieron actos impuros pero a veces será el adecuado nadie quiere escuchar la segunda versión. –Si supiera las muchas veces que me han tumbado se sorprendería, a veces para cumplir los anhelos hay que crear temple de donde ya no existe.
No quiero recordar mi trágico pasado he sido fuerte durante tanto tiempo que ya no quisiera volver a ser la piedrecilla que es arrojada y debe soportar las crudas corrientes del agua donde años tras años se va descargas tanto un poco, ahora tengo una nueva oportunidad buscar a mi padre.
Camine hacia el –Si, no puedo mentirte en eso, escape de mi tierra y me asenté en Francia, pero a veces debo dejarlo para seguir alguna pista que me lleve a la respuestas o simplemente por mi sentido de la aventura.
Ya he observado lo suficiente del joven Ivanov, sabía lo que era y estaba segura de ello solo espero que esto no me lleve a un conflicto.- Eres un inquisidor ¿No es verdad?- lo dije mirándole a los ojos. –Creo que por eso era mi temor hacia ti.- Tome su mano, estaba con un poco de ceniza le retire un poco para poder ver sus líneas y comencé.- te gustan lo perros, odias el pescado y detestas a las mujeres sobradas.
Solté su mano y le dile la espalda mirando al suelo fijamente a la tierra removida.- Dime ¿Acaso también mi destino es el mismo que el de estas personas?-regrese a verlo.- Por ser bruja.
Me explicaba por qué el fin tan trágico de estos seres, y tenía razón por un momento sería un fin adecuado para aquellos que cometieron actos impuros pero a veces será el adecuado nadie quiere escuchar la segunda versión. –Si supiera las muchas veces que me han tumbado se sorprendería, a veces para cumplir los anhelos hay que crear temple de donde ya no existe.
No quiero recordar mi trágico pasado he sido fuerte durante tanto tiempo que ya no quisiera volver a ser la piedrecilla que es arrojada y debe soportar las crudas corrientes del agua donde años tras años se va descargas tanto un poco, ahora tengo una nueva oportunidad buscar a mi padre.
Camine hacia el –Si, no puedo mentirte en eso, escape de mi tierra y me asenté en Francia, pero a veces debo dejarlo para seguir alguna pista que me lleve a la respuestas o simplemente por mi sentido de la aventura.
Ya he observado lo suficiente del joven Ivanov, sabía lo que era y estaba segura de ello solo espero que esto no me lleve a un conflicto.- Eres un inquisidor ¿No es verdad?- lo dije mirándole a los ojos. –Creo que por eso era mi temor hacia ti.- Tome su mano, estaba con un poco de ceniza le retire un poco para poder ver sus líneas y comencé.- te gustan lo perros, odias el pescado y detestas a las mujeres sobradas.
Solté su mano y le dile la espalda mirando al suelo fijamente a la tierra removida.- Dime ¿Acaso también mi destino es el mismo que el de estas personas?-regrese a verlo.- Por ser bruja.
Kidarakash Brizaveloz- Hechicero Clase Media
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Re: Nostrum Peccatum || Libre
Aquellos dones del espíritu santo que tantas veces elogió en grandes eruditos tanto hombres como mujeres en el manejo de las santas palabras ahora venían de una mujer cuya vida había sido diferente a la del inquisidor, con gran atención captaba esa forma y el tono en que dirigía sus palabras a él, le hacían pensar en ello. Para él siempre hubo las respuestas a sus más grandes dudas e incertidumbres en las santas escrituras y jamás pensó buscarla en otro lugar porque para él ahí estaba retratada la vida de todos.
-Las respuestas vendrán con el espíritu santo si lo pide con fervor y corazón a Dios, señorita, solo debe encomendarse a él- medio sonríe mostrando el júbilo de pertenecer a la iglesia, aunque siempre le han dicho que ese oficio debe permanecer lejos de los ojos de las personas, de los humanos normales porque así no sabrían la ardua lucha que se surca en las noches, aquella lucha entre el bien y el mal. Y quizás el debió recordar aquello, el no mostrarse tan abyecto de lo que está en contra de la iglesia y de su fervor por esta, quizás debió mantener un perfil bajo como un simple sirviente más, pero he ahí que las palabras en él fruto del mismo espíritu santo, que él creía, le dejó aflorar su situación con aquella entidad religiosa.
–Si soy un instrumento de Dios en su Iglesia para hacer la voluntad de esta y llevar al rebaño de vuelta a la senda de nuestro señor– se persigna con ojos cerrados pero, al tomar la mano de la joven se admiró unos segundos mirándola de lado con asombro y escepticismo ante sus comentarios, se miró incluso él mismo la mano pero entonces comprendió que aquella mujer no era alguien normal, debía ser algún esbirro del mal que usa artilugios para saber aquellos detalles de él –Cómo lo … – ahí quedaron las palabras cuando ella confesó su “estado”. El rostro del inquisidor se curvó en una fina línea en sus labios, su ceño fruncido y sus pies dando pasos hacia atrás alejándose de la mujer –Me has mentido mujer, te has presentado como un ser normal a saber qué clase de embrujo has usado, al parecer no se puede confiar en todas las hechiceras pues todas terminan siendo brujas del demonio, ¿acaso eres la servidora del demonio? Responde o te llevaré a juicio– interroga alejándose un poco, lo suficiente para poder defenderse en caso de que la mujer le ataque.
-Las respuestas vendrán con el espíritu santo si lo pide con fervor y corazón a Dios, señorita, solo debe encomendarse a él- medio sonríe mostrando el júbilo de pertenecer a la iglesia, aunque siempre le han dicho que ese oficio debe permanecer lejos de los ojos de las personas, de los humanos normales porque así no sabrían la ardua lucha que se surca en las noches, aquella lucha entre el bien y el mal. Y quizás el debió recordar aquello, el no mostrarse tan abyecto de lo que está en contra de la iglesia y de su fervor por esta, quizás debió mantener un perfil bajo como un simple sirviente más, pero he ahí que las palabras en él fruto del mismo espíritu santo, que él creía, le dejó aflorar su situación con aquella entidad religiosa.
–Si soy un instrumento de Dios en su Iglesia para hacer la voluntad de esta y llevar al rebaño de vuelta a la senda de nuestro señor– se persigna con ojos cerrados pero, al tomar la mano de la joven se admiró unos segundos mirándola de lado con asombro y escepticismo ante sus comentarios, se miró incluso él mismo la mano pero entonces comprendió que aquella mujer no era alguien normal, debía ser algún esbirro del mal que usa artilugios para saber aquellos detalles de él –Cómo lo … – ahí quedaron las palabras cuando ella confesó su “estado”. El rostro del inquisidor se curvó en una fina línea en sus labios, su ceño fruncido y sus pies dando pasos hacia atrás alejándose de la mujer –Me has mentido mujer, te has presentado como un ser normal a saber qué clase de embrujo has usado, al parecer no se puede confiar en todas las hechiceras pues todas terminan siendo brujas del demonio, ¿acaso eres la servidora del demonio? Responde o te llevaré a juicio– interroga alejándose un poco, lo suficiente para poder defenderse en caso de que la mujer le ataque.
Emil Ivanov- Inquisidor Clase Media
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Re: Nostrum Peccatum || Libre
Incluso el clima había cambiado, podía sentir la frisa gélida tipa de esta fecha; la cual misma jugaba con mi cabello negro, baje mi mirada mientras el joven inquisidor se aljaba de mí. No soy la clase de persona que oculta lo que es, ya es la esencia de uno mismo y si mi esencia es ser bruja que así sea. Sea quien sea voy a defender mis raíces porque si en verdad existe un dios como lo dijo aquel joven por alguna razón me entrego este don que aunque sea triste algunos creen que es una maldición.
Escuche el sonido de las hojas caídas trisándose indicios que él estaba retrocediendo, lo regrese a ver, su rostro calmo y agradable había sido remplazado por una expresión de enfado y odio he incluso pude ver si actitud defensiva.
-¿Dios?- le pregunte- un dios que nos obliga a amarlo y venerarlo y si no lo hacemos vienen usted nos aniquilan, ese es el dios benévolo que tanto admiras.
No me gusta discutir de creencia cada quien es libre de creen en lo que desee aunque en esta época es visto de una manera garrafal, más bien yo soy una mujer de ciencia creo en hechos y pruebas, además la inquisición es el perro faldero de la “religión” les meten en la cabeza tantas cosas que pueden ser mentira, sus ojos están vendados.
-Yo nunca le he engañado, soy una mujer de carne y hueso, lloro, sonrió, tengo sueños y fracasos solo que nací con un don que ante sus ojos es maldad.- camine hacia el.- dígame solo por ser bruja me va a matar, me va a perseguir, quemar y condenarme a su infierno.
Camine hasta estar frente a frente, mi intención no era hacerle daño ni mucho menos embrujarlo como el me lo ha dicho, yo solo uso esos hechizos cuando estoy en serios problemas. Él era un humano y yo una bruja tal vez quede en oídos sordos el hacerle entender que no todos los que nacimos con este don del cosmo somos “demonios”
- Mi pueblo está siendo perseguido como usted fueron perseguidos antaño.- tome su mano.- míreme a los ojos… y mire lo que mi pueblo ha sufrido…madres llorando al ver a sus hijos muertos, mujer siendo violadas por inquisidores y cuerpos agonizantes en un piso teñido de rojo sangre. Mi don o maldición lo uso para bien de la humanidad porque a pesar de todo no les guardo rencor, porque no tienen la culpa es solo el miedo que todo humano tiene, a pesar de eso ¿crees que soy un ser demoniaco?
Escuche el sonido de las hojas caídas trisándose indicios que él estaba retrocediendo, lo regrese a ver, su rostro calmo y agradable había sido remplazado por una expresión de enfado y odio he incluso pude ver si actitud defensiva.
-¿Dios?- le pregunte- un dios que nos obliga a amarlo y venerarlo y si no lo hacemos vienen usted nos aniquilan, ese es el dios benévolo que tanto admiras.
No me gusta discutir de creencia cada quien es libre de creen en lo que desee aunque en esta época es visto de una manera garrafal, más bien yo soy una mujer de ciencia creo en hechos y pruebas, además la inquisición es el perro faldero de la “religión” les meten en la cabeza tantas cosas que pueden ser mentira, sus ojos están vendados.
-Yo nunca le he engañado, soy una mujer de carne y hueso, lloro, sonrió, tengo sueños y fracasos solo que nací con un don que ante sus ojos es maldad.- camine hacia el.- dígame solo por ser bruja me va a matar, me va a perseguir, quemar y condenarme a su infierno.
Camine hasta estar frente a frente, mi intención no era hacerle daño ni mucho menos embrujarlo como el me lo ha dicho, yo solo uso esos hechizos cuando estoy en serios problemas. Él era un humano y yo una bruja tal vez quede en oídos sordos el hacerle entender que no todos los que nacimos con este don del cosmo somos “demonios”
- Mi pueblo está siendo perseguido como usted fueron perseguidos antaño.- tome su mano.- míreme a los ojos… y mire lo que mi pueblo ha sufrido…madres llorando al ver a sus hijos muertos, mujer siendo violadas por inquisidores y cuerpos agonizantes en un piso teñido de rojo sangre. Mi don o maldición lo uso para bien de la humanidad porque a pesar de todo no les guardo rencor, porque no tienen la culpa es solo el miedo que todo humano tiene, a pesar de eso ¿crees que soy un ser demoniaco?
Kidarakash Brizaveloz- Hechicero Clase Media
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Re: Nostrum Peccatum || Libre
Blasfemias, eso era todo lo que escuchaba aquel hombre cuyos nudillos se volvían blancos de tanto apretar en puños las manos, la mandíbula tensa y el cuerpo en sí en un estado que mostraba estar a la defensiva, atrás había quedado el hombre pasivo lleno de palabras ahora solo mostraba lo que su profesión le indicaba siempre hacer frente a impíos y adoradores del ocultismo. Trató de no escuchar a la mujer hablar mucho porque asumía que ella lo estaría hechizando por tantas blasfemias que lanzaba.
–Calla, no digas más ¿acaso no sabes lo que estás diciendo? Estas blasfemando mujer, tu estas manchada con lo que tus antecesores hicieron que fue abrazar las llamas del infierno, ofrecer sus almas al demonio por poder, ahora su carne de pudre y sus congéneres nacen marcados con el número de la bestia, tú estás como ellos, nuestro señor les pide que se arrepientan y laven esos pecados pero no, le dan la espalda y siguen blasfemando contra él haciendo uso de los poderes de la sombra, y ahí, ahí es cuando nuestro señor le pide a sus soldados que ejecuten su voluntad para al menos salvar sus almas–
La cercanía de la mujer lo ponía ahora tenso, trató de alejarse de ella buscar un arma sin alertarla y poder al menos llevarla a juicio pero antes de poder siquiera dar un paso hacia atrás, la mujer tomó su mano confundiéndolo, porque ningún brujo de los que había llevado a la hoguera hablaba con tanta calma y de aquella manera, más bien siempre insultaban y lanzaban injurias a la iglesia profesando su amor por las tinieblas mientras que ella se cuestionaba sobre si por su condición debía ser condenada.
Las imágenes que veía en los ojos ajenos junto a las palabras le confundieron completamente “usar su don para el bien de la humanidad” ningún brujo hacía eso, alejó su mano dando espacio entre los dos seres, caminó por el lugar dubitativo –Que clase de bruja eres, los de tu clase siempre profesan su amor por hacer el mal y tu vienes a decirme que usas tus, lo que sea que tengas, para ayudar a la humanidad, que clase de ser eres entonces, la biblia los condena al decir “no dejaras que tus hijos practiquen la hechicería, ni consulten a los muertos”, pero tú lo haces, si es así no es para bien de la humanidad si no para tu propio beneficio, no hay prueba de que los de tu clase ayuden a la humanidad, si fuera sí habría algún registro, incluso los que trabajan para la iglesia lo hacen para salvar sus almas y no por ayudar, entonces ¿Cómo ayudas a los demás?– espetó con cautela sin dejar de ver a la mujer incluso siguiendo con la mirada cada uno de sus movimientos para al menor signo de ataque estar listo para la batalla, algo que siempre le habían enseñado en la inquisición y en su familia de inquisidores.
–Calla, no digas más ¿acaso no sabes lo que estás diciendo? Estas blasfemando mujer, tu estas manchada con lo que tus antecesores hicieron que fue abrazar las llamas del infierno, ofrecer sus almas al demonio por poder, ahora su carne de pudre y sus congéneres nacen marcados con el número de la bestia, tú estás como ellos, nuestro señor les pide que se arrepientan y laven esos pecados pero no, le dan la espalda y siguen blasfemando contra él haciendo uso de los poderes de la sombra, y ahí, ahí es cuando nuestro señor le pide a sus soldados que ejecuten su voluntad para al menos salvar sus almas–
La cercanía de la mujer lo ponía ahora tenso, trató de alejarse de ella buscar un arma sin alertarla y poder al menos llevarla a juicio pero antes de poder siquiera dar un paso hacia atrás, la mujer tomó su mano confundiéndolo, porque ningún brujo de los que había llevado a la hoguera hablaba con tanta calma y de aquella manera, más bien siempre insultaban y lanzaban injurias a la iglesia profesando su amor por las tinieblas mientras que ella se cuestionaba sobre si por su condición debía ser condenada.
Las imágenes que veía en los ojos ajenos junto a las palabras le confundieron completamente “usar su don para el bien de la humanidad” ningún brujo hacía eso, alejó su mano dando espacio entre los dos seres, caminó por el lugar dubitativo –Que clase de bruja eres, los de tu clase siempre profesan su amor por hacer el mal y tu vienes a decirme que usas tus, lo que sea que tengas, para ayudar a la humanidad, que clase de ser eres entonces, la biblia los condena al decir “no dejaras que tus hijos practiquen la hechicería, ni consulten a los muertos”, pero tú lo haces, si es así no es para bien de la humanidad si no para tu propio beneficio, no hay prueba de que los de tu clase ayuden a la humanidad, si fuera sí habría algún registro, incluso los que trabajan para la iglesia lo hacen para salvar sus almas y no por ayudar, entonces ¿Cómo ayudas a los demás?– espetó con cautela sin dejar de ver a la mujer incluso siguiendo con la mirada cada uno de sus movimientos para al menor signo de ataque estar listo para la batalla, algo que siempre le habían enseñado en la inquisición y en su familia de inquisidores.
Emil Ivanov- Inquisidor Clase Media
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Re: Nostrum Peccatum || Libre
Podía notar el odio que me tenía a pesar de que lo disimulaba, comprendía su sentimiento y con mi expresión calmada escuchaba lo que él me decía, lo que mi gente hizo en antaño, sus errores, no quería discutir porque eso no lleva a ningún lado, a pesar de que muchas cosas que el inquisidor decía me parecía ridículo.
-Hablas de una marca… esta es la única marca que tengo.-Le di la espalda y comencé a desabrocharme la bruza para después mostrar mi espalda la cual contenía un tatuaje y ente sus líneas y cicatrices tenía la cruz de la iglesia- Esta es la única marca maldita que tengo y no me la ha entregado un dominio, si no las misma manos de un humano, solo porque mate a la persona que intento violarme.
Volví a vestirme su distancia era ya lejana, a pesar de que corriera un riesgo con él, quería tener la oportunidad de al menos poder cambiar aunque sea un poco la mentalidad de un inquisidor lo prometí a mi gente que entienda que los seres de la noche no somos engendros del averno, son iguales a ellos pero con dones diferentes.
-Diferente.- le respondí.- soy diferente a todos los que tu iglesia considera maldad.- camine hacia los montículos de tierra.- además eso de hablar con los muerto, daría un poco de miedo ¿no lo crees?- lo dije entre risas
-Date la oportunidad de ver el mundo de otra manera.
No sé si él se enojara más de lo que ya está, pero no dude en poner algo de gracia en este momento tan tenso, seguro ahora debe estar pensando de que me estoy burlando del…. Eso no es lo que busco pero que mismo estará pasando por la cabeza a este hombre.
-Hablas de una marca… esta es la única marca que tengo.-Le di la espalda y comencé a desabrocharme la bruza para después mostrar mi espalda la cual contenía un tatuaje y ente sus líneas y cicatrices tenía la cruz de la iglesia- Esta es la única marca maldita que tengo y no me la ha entregado un dominio, si no las misma manos de un humano, solo porque mate a la persona que intento violarme.
Volví a vestirme su distancia era ya lejana, a pesar de que corriera un riesgo con él, quería tener la oportunidad de al menos poder cambiar aunque sea un poco la mentalidad de un inquisidor lo prometí a mi gente que entienda que los seres de la noche no somos engendros del averno, son iguales a ellos pero con dones diferentes.
-Diferente.- le respondí.- soy diferente a todos los que tu iglesia considera maldad.- camine hacia los montículos de tierra.- además eso de hablar con los muerto, daría un poco de miedo ¿no lo crees?- lo dije entre risas
-Date la oportunidad de ver el mundo de otra manera.
No sé si él se enojara más de lo que ya está, pero no dude en poner algo de gracia en este momento tan tenso, seguro ahora debe estar pensando de que me estoy burlando del…. Eso no es lo que busco pero que mismo estará pasando por la cabeza a este hombre.
Kidarakash Brizaveloz- Hechicero Clase Media
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Re: Nostrum Peccatum || Libre
Las palabras de la mujer hicieron mella en la mente aturdida y confusa del inquisidor que solo mantenía el ceño fruncido ante la cercanía de la impía; los ojos del hombre se mostraron aun más iracundos y en un descuido tomo una de las cuchillas que estaba en el suelo apuntando a la mujer, para él todo había que andarse con cuidado, en su cabeza podía oír aun la voz de su padre que le aconsejaba no bajar la guardia nunca, que el mundo era solo con una mirada, no había más, o era blanco o negro pero jamás gris, que eso son cosas del mal que lo hacen para confundir a los hombres de bien.
Empuñó con fuerza aquella arma tomando su postura de soldado de la iglesia amenazando a la mujer –En este mundo solo hay una perspectiva y es la que nuestro señor envía, no hay más ¿Qué podrías tu mostrarme? Más trucos y mentiras. NO, es mejor que te entregues por tu cuenta, si dices que no haces nada malo, que solo ayudas, entonces no temerás de un juicio que la iglesia te realice ¿o sí?– bajó el puñal guardándolo en su funda en la cintura. Sin despejar la mirada en la mujer –Esa marca que llevas ya la había visto antes, pero no recuerdo donde, habla, quien fue quien te hizo esa marca. No debiste matar a una persona, aun cuando esta cometía un acto atroz, lo que se hace es alejarlo y presentarlo a juicio, ¿acaso no has oído los mandamientos de nuestro señor?– pregunta de forma como si la mujer no supiera o no pudiera entender.
Se alejó de ella con resguardo mirando a toda dirección, si aquella mujer intentaba algo él podría responderle con toda libertad. Clavó sus ojos negros en la mujer con intensidad, como si le reprendiera por su condición o lo que, según él, era una maldición –Diferente? Diferente es el perro del gato, el amarillo del azul, pero entre los brujos no hay diferencia ¿Qué podría haber de diferente en ti? Yo veo lo mismo que en los otros, los mismos ojos mentirosos y viles que tienen las brujas de los avernos. ¿Acaso te da miedo hablar con los muertos? Por favor, no soy tan estúpido como crees, sé que muchas de tu especie asquerosa lo hacen, hablan con los cadáveres y los usan como si fueran marionetas, se atreven a profanar tumbas ¿para qué? Solo para tener poder, y tú también has de buscar eso, poder, pues es mejor que desistas de ello porque si continuas en esa senda no solo nos veremos ahora las caras, si no que será con más inquisidores y tú en tu hoguera–
Empuñó con fuerza aquella arma tomando su postura de soldado de la iglesia amenazando a la mujer –En este mundo solo hay una perspectiva y es la que nuestro señor envía, no hay más ¿Qué podrías tu mostrarme? Más trucos y mentiras. NO, es mejor que te entregues por tu cuenta, si dices que no haces nada malo, que solo ayudas, entonces no temerás de un juicio que la iglesia te realice ¿o sí?– bajó el puñal guardándolo en su funda en la cintura. Sin despejar la mirada en la mujer –Esa marca que llevas ya la había visto antes, pero no recuerdo donde, habla, quien fue quien te hizo esa marca. No debiste matar a una persona, aun cuando esta cometía un acto atroz, lo que se hace es alejarlo y presentarlo a juicio, ¿acaso no has oído los mandamientos de nuestro señor?– pregunta de forma como si la mujer no supiera o no pudiera entender.
Se alejó de ella con resguardo mirando a toda dirección, si aquella mujer intentaba algo él podría responderle con toda libertad. Clavó sus ojos negros en la mujer con intensidad, como si le reprendiera por su condición o lo que, según él, era una maldición –Diferente? Diferente es el perro del gato, el amarillo del azul, pero entre los brujos no hay diferencia ¿Qué podría haber de diferente en ti? Yo veo lo mismo que en los otros, los mismos ojos mentirosos y viles que tienen las brujas de los avernos. ¿Acaso te da miedo hablar con los muertos? Por favor, no soy tan estúpido como crees, sé que muchas de tu especie asquerosa lo hacen, hablan con los cadáveres y los usan como si fueran marionetas, se atreven a profanar tumbas ¿para qué? Solo para tener poder, y tú también has de buscar eso, poder, pues es mejor que desistas de ello porque si continuas en esa senda no solo nos veremos ahora las caras, si no que será con más inquisidores y tú en tu hoguera–
Emil Ivanov- Inquisidor Clase Media
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Re: Nostrum Peccatum || Libre
Su actitud cada vez era más hostil negociar con el joven inquisidor era muy complicado, pero a pesar de su amenaza yo mantenía mi actitud tranquila y pacífica, corría gran riego eso sí y con cada segundo que pasaba en este conversación me daba cuenta que el joven era…pero muy terco, su amor por la iglesia era realmente sorprendente sabía que esa idolatría la tenía hasta en los huesos. La amenaza y con un puñal en mano era aún más, que si daba un mal paso él iba atar sin previo aviso y lo que menos deseo es un enfrentamiento.
-No la temo, pero hay que ser lógico si me presento ante tu iglesia como una bruja lo primero que van a hacer en perseguirme con antorchas y cruces.- bajo su puñal no sé si era porque ya se había calmado o era un trampa para que me confiara.-
No temo a la iglesia pero sé cómo reaccionan ante mi gente, juzgan y siempre sacan razones que no son ciertas con tal de incriminarnos en asuntos que jamás hemos hecho estoy consciente que mi gente también hizo cosas desastrosas pero eso no quiere decir que todos estemos malditos.
El joven pregunto sobre mi marca, lo cual se me hacía extraño por qué no la reconocía.
-Me la hizo un inquisidor tu propia gente, no creyó mi historia por ser bruja más bien se encargaron de juzgarme y condenarme a muerte en la hoguera, si no hubiera escapado en este momento sería un pila de ceniza. Ahora entiendes por qué no creemos en los juicios de la inquisición.
El silencio y el viento dio paso a una pequeña lluvia que se tornó en un agujero, la tierra se convirtió en lodo y el sol en nubes grises pero nuestras miradas seguir fijas como si no sintiéramos que la lluvia nos empapara.
-Yo tengo más miedo de los vivos que de los muertos, y no hable en plural nunca me he metido con la muerte ella también se merece el mismo respeto que la vida, y si podría controlar a los muertos como marionetas no te imaginas que estos muertos ya estarán en pie.
Mire al suelo para que el joven no notara mi risa, pero algo capto mi mirada una pequeña amiga arácnida que estaba a punto de subir al en peine de la bota del joven inquisidor.
-Y nosotros no somos asquerosos, asqueroso seria levantar muertos.- con la velocidad de una gacela saque un pequeña aguja senbon y mate a la araña antes de que clavará sus colmillos en el.- Yo no deseo el poder ni tampoco hacerle daño, lo único que deseo es buscar a mi padre y resguardarme de esta lluvia.- camine hasta el joven.- si te quisiera hacer daño hubiera dejado que esa araña embudo te hubiera mordido teniendo así una muerto horrible.- seguí caminando hasta darle la espalda.--Tenemos que irnos la lluvia está poniéndose cada vez peor y con la tierra removida estoy segura que habrá un deslave.- regrese a verlo.- ven conmigo hay cabañas abandonadas cercanas de este lugar podríamos resguardarnos hasta que pare.-estire mi mano.- date la oportunidad de ver el mundo de otra manera.- Le sonreí con mis ojos.
-No la temo, pero hay que ser lógico si me presento ante tu iglesia como una bruja lo primero que van a hacer en perseguirme con antorchas y cruces.- bajo su puñal no sé si era porque ya se había calmado o era un trampa para que me confiara.-
No temo a la iglesia pero sé cómo reaccionan ante mi gente, juzgan y siempre sacan razones que no son ciertas con tal de incriminarnos en asuntos que jamás hemos hecho estoy consciente que mi gente también hizo cosas desastrosas pero eso no quiere decir que todos estemos malditos.
El joven pregunto sobre mi marca, lo cual se me hacía extraño por qué no la reconocía.
-Me la hizo un inquisidor tu propia gente, no creyó mi historia por ser bruja más bien se encargaron de juzgarme y condenarme a muerte en la hoguera, si no hubiera escapado en este momento sería un pila de ceniza. Ahora entiendes por qué no creemos en los juicios de la inquisición.
El silencio y el viento dio paso a una pequeña lluvia que se tornó en un agujero, la tierra se convirtió en lodo y el sol en nubes grises pero nuestras miradas seguir fijas como si no sintiéramos que la lluvia nos empapara.
-Yo tengo más miedo de los vivos que de los muertos, y no hable en plural nunca me he metido con la muerte ella también se merece el mismo respeto que la vida, y si podría controlar a los muertos como marionetas no te imaginas que estos muertos ya estarán en pie.
Mire al suelo para que el joven no notara mi risa, pero algo capto mi mirada una pequeña amiga arácnida que estaba a punto de subir al en peine de la bota del joven inquisidor.
-Y nosotros no somos asquerosos, asqueroso seria levantar muertos.- con la velocidad de una gacela saque un pequeña aguja senbon y mate a la araña antes de que clavará sus colmillos en el.- Yo no deseo el poder ni tampoco hacerle daño, lo único que deseo es buscar a mi padre y resguardarme de esta lluvia.- camine hasta el joven.- si te quisiera hacer daño hubiera dejado que esa araña embudo te hubiera mordido teniendo así una muerto horrible.- seguí caminando hasta darle la espalda.--Tenemos que irnos la lluvia está poniéndose cada vez peor y con la tierra removida estoy segura que habrá un deslave.- regrese a verlo.- ven conmigo hay cabañas abandonadas cercanas de este lugar podríamos resguardarnos hasta que pare.-estire mi mano.- date la oportunidad de ver el mundo de otra manera.- Le sonreí con mis ojos.
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Re: Nostrum Peccatum || Libre
La mujer había logrado que le inquisidor bajar aquella arma que tenía empuñada con tanto fervor, como sin con ella estuviera más a salvo en aquel lugar, pero todo fue demostrado de forma contraria tanto para él como para la mujer que se atrevía a mostrarle un camino diferente. La cuestión para el hombre era ¿lo seguiría?, ¿sería el capaz de acceder a mirar aquello que le proponían?. Meditó por unos segundos en seguir o no con la mujer, bien podría dejarla y él continuar con su camino hasta el pueblo más cercano o hasta la misma ciudad, pero entonces ¿por qué se detenía a pensarlo?.
Observó a aquella araña muerta cerca de su pie y luego regreso la vista a la muchacha, fue entonces que enfundó el puñal caminando tras la mujer, aun su semblante era serio y no dejaba de ver a todos lados, por si aquello fuera una trampa para acabar con su vida. En el camino meditaba las palabras de la joven con cautela, ¿sería verdad? Gracias a la lluvia sus ojos pudieron encontrar aquellos recuerdos del pasado, aquellos recuerdos en los que él había sido partícipe muchas ocasiones. La marca de la joven había sido más clara, y entonces fue cuando comprendió todo –Ya sé, esa marca que tienes fue hecha por un líder de la iglesia, un inquisidor líder, generalmente ese tipo de marcas lo hacen los condenados. Habían comentado que un ser de bajo mundo, sería un vampiro, se les había escapado del juzgamiento de la iglesia. Así lo dictaminó el informe en el tribunal, nunca dijeron que era una bruja, ni supe el lugar, pero si tienes a alguien a quien odiar es a los condenados, esos seres infectan la santa madre iglesia con sus pecados y suciedad– escupió al suelo en seña de desaprobación por aquellos a los que detesta tanto.
A medida que avanzan la lluvia continuaba más fuerte y ya no podía dejar pasar lo que había ocurrido anteriormente, y aun en contra de su voluntad sabía que debía reconocer y dar los agradecimientos requeridos, ya que con una habilidad de aquella mujer había salido librado de una muerte agónica por aquella araña –Gracias, por lo de la araña. Te habrás dado cuenta que no soy bueno con los…con gente como tú, los tuyos y otros seres. Pero haré caso a las enseñanzas bíblicas de ayudar al prójimo, en este caso tú. Veré lo que tienes que mostrarme pero si algo estas tramando que sea malo, no dudaré bruja en matarme con mis manos, sin juicio previo y te aseguro que de mí no podrás escapar. Esto será un convenio de tregua entre los dos– detiene el andar estirando la mano –Si respetas a la muerte, entonces sabrás lo que te conviene, verdad?– enarca una ceja y comprende que no le ha llamado por su nombre si no por el apelativo de su raza. Aun con todo aquello que había ocurrido no dejaba su muy directa agresividad.
Es la primera vez que brinda el beneficio de la duda a alguien fuera de la congregación eclesiástica y del círculo de inquisidores “normales” como él.
Observó a aquella araña muerta cerca de su pie y luego regreso la vista a la muchacha, fue entonces que enfundó el puñal caminando tras la mujer, aun su semblante era serio y no dejaba de ver a todos lados, por si aquello fuera una trampa para acabar con su vida. En el camino meditaba las palabras de la joven con cautela, ¿sería verdad? Gracias a la lluvia sus ojos pudieron encontrar aquellos recuerdos del pasado, aquellos recuerdos en los que él había sido partícipe muchas ocasiones. La marca de la joven había sido más clara, y entonces fue cuando comprendió todo –Ya sé, esa marca que tienes fue hecha por un líder de la iglesia, un inquisidor líder, generalmente ese tipo de marcas lo hacen los condenados. Habían comentado que un ser de bajo mundo, sería un vampiro, se les había escapado del juzgamiento de la iglesia. Así lo dictaminó el informe en el tribunal, nunca dijeron que era una bruja, ni supe el lugar, pero si tienes a alguien a quien odiar es a los condenados, esos seres infectan la santa madre iglesia con sus pecados y suciedad– escupió al suelo en seña de desaprobación por aquellos a los que detesta tanto.
A medida que avanzan la lluvia continuaba más fuerte y ya no podía dejar pasar lo que había ocurrido anteriormente, y aun en contra de su voluntad sabía que debía reconocer y dar los agradecimientos requeridos, ya que con una habilidad de aquella mujer había salido librado de una muerte agónica por aquella araña –Gracias, por lo de la araña. Te habrás dado cuenta que no soy bueno con los…con gente como tú, los tuyos y otros seres. Pero haré caso a las enseñanzas bíblicas de ayudar al prójimo, en este caso tú. Veré lo que tienes que mostrarme pero si algo estas tramando que sea malo, no dudaré bruja en matarme con mis manos, sin juicio previo y te aseguro que de mí no podrás escapar. Esto será un convenio de tregua entre los dos– detiene el andar estirando la mano –Si respetas a la muerte, entonces sabrás lo que te conviene, verdad?– enarca una ceja y comprende que no le ha llamado por su nombre si no por el apelativo de su raza. Aun con todo aquello que había ocurrido no dejaba su muy directa agresividad.
Es la primera vez que brinda el beneficio de la duda a alguien fuera de la congregación eclesiástica y del círculo de inquisidores “normales” como él.
Emil Ivanov- Inquisidor Clase Media
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 01/05/2014
Re: Nostrum Peccatum || Libre
Un suspiro, la verdad yo me espera algo diferente, que tal vez se negara o me atacara por la espalda….o incluso algo peor pero me sorprendí al saber que no solo cambio su genio de chico rudo sino que accedió a seguirme para refugiarnos de la lluvia, pero jugaba con fuego ¿será una trampa? Me repetía a mí misma, tal vez planea algo, hacerse el bueno y después llevarme a su santa iglesia, me expuse demasiado al decirle que fue capturada por la inquisición y aun pero yo mate a un apersona y que fui marcada. Un paso muy arriesgado pero siempre he sido así primero actuó y luego pienso.
La lluvia cada vez más agresiva y hacia que mis zapatos se llenaran de lodo hasta las rodillas, y era para mí algo difícil sacar mi pie del fango con cada paso, mire de reojo al joven y podía ver aun su actitud en guardia mirando para todos lados, lo cual me causo un poco de gracia.
-No es por decirte nada malo, pero pareces una ardilla mirando a todos las direcciones.- lo dije entre risas.- y con tu rostro tan serio es algo gracioso.- le sonreí.-
Otra vez… actué y luego pensé, creo que ser alegre y relajada con un hombre tan serio y terco no es muy correcto pero debo admitir me divierte y me alegra aunque hace unos cuantos minutos atrás mi vida pendió de un hilo. Pasos más delante escuche al joven inquisidor Ivanov, sobre mi marca y su teoría de como la recibí solo lo escuchaba y me abría paso entre las ramas de los árboles.
-Si estas marcas las hacen los inquisidores condenados.-retira algunas ramas del camino.- pero no fue un condenado… como bruja puedo ver las auras de cada ser y las personas que me hicieron esto no fueron aquellos que crees que contaminan, fueron… humanos.- camine sobre un tronco caído.- conozco a condenados y les puedo asegurar que ellos son más flexibles con brujas y gitanos quizás porque somos similares…
Estiraba mis brazos en forma de cruza para hacer equilibro sobre aquel tronco viejo y de pronto algo extraordinario... Una disculpa… una disculpa de un inquisidor eso hizo que perdiera el equilibro y volviera de nuevo al suelo de lodo.
-A tranquilo.- sonreí.- no eres el único que ha intentado matarme o…quemarme, y me di cuenta que se te hace difícil confiar en mi gente, eres un hombre bastante terco joven Ivanov.- apunto de continuar mi camino el me detuvo, alce una ceja.- Amenazas…sabía que había algo raro en esa disculpas y agradecimientos.- me acerque a él, y con mi mano le di pequeñas palmadas en su rostro.- Tranquilo lo tendré en mente, joven inquisidor.- regrese a mi camino y puse mis manos en mi cabeza.- he mira creo que eso nos ayudara a resguardarnos de la lluvia.
Una pequeña cabaña de leñador, me acerque a ella y coloque mi mano en su puerta, cerrando mis ojos pude ver su interior estaba vacía y creo que estado así por un largo tiempo, la puerta atascada y regrese a mirar a él joven Ivanov empapado y con su rostro serio y se seguro que si le digo que ayude a abrir la puerta seguro la derriba toda la estructura, así que tome mi mano y con sube movimiento abrí el cerrojo. El sonido de puerta vieja seguida de un polvo verdoso caer dio paso a una cabaña rustica y desordenada, pero con algo de heno seco que servirá para hacer una fogata.
-Te quedaras ahí o entras.- lo llame desde el pórtico de la cabaña.-
La lluvia cada vez más agresiva y hacia que mis zapatos se llenaran de lodo hasta las rodillas, y era para mí algo difícil sacar mi pie del fango con cada paso, mire de reojo al joven y podía ver aun su actitud en guardia mirando para todos lados, lo cual me causo un poco de gracia.
-No es por decirte nada malo, pero pareces una ardilla mirando a todos las direcciones.- lo dije entre risas.- y con tu rostro tan serio es algo gracioso.- le sonreí.-
Otra vez… actué y luego pensé, creo que ser alegre y relajada con un hombre tan serio y terco no es muy correcto pero debo admitir me divierte y me alegra aunque hace unos cuantos minutos atrás mi vida pendió de un hilo. Pasos más delante escuche al joven inquisidor Ivanov, sobre mi marca y su teoría de como la recibí solo lo escuchaba y me abría paso entre las ramas de los árboles.
-Si estas marcas las hacen los inquisidores condenados.-retira algunas ramas del camino.- pero no fue un condenado… como bruja puedo ver las auras de cada ser y las personas que me hicieron esto no fueron aquellos que crees que contaminan, fueron… humanos.- camine sobre un tronco caído.- conozco a condenados y les puedo asegurar que ellos son más flexibles con brujas y gitanos quizás porque somos similares…
Estiraba mis brazos en forma de cruza para hacer equilibro sobre aquel tronco viejo y de pronto algo extraordinario... Una disculpa… una disculpa de un inquisidor eso hizo que perdiera el equilibro y volviera de nuevo al suelo de lodo.
-A tranquilo.- sonreí.- no eres el único que ha intentado matarme o…quemarme, y me di cuenta que se te hace difícil confiar en mi gente, eres un hombre bastante terco joven Ivanov.- apunto de continuar mi camino el me detuvo, alce una ceja.- Amenazas…sabía que había algo raro en esa disculpas y agradecimientos.- me acerque a él, y con mi mano le di pequeñas palmadas en su rostro.- Tranquilo lo tendré en mente, joven inquisidor.- regrese a mi camino y puse mis manos en mi cabeza.- he mira creo que eso nos ayudara a resguardarnos de la lluvia.
Una pequeña cabaña de leñador, me acerque a ella y coloque mi mano en su puerta, cerrando mis ojos pude ver su interior estaba vacía y creo que estado así por un largo tiempo, la puerta atascada y regrese a mirar a él joven Ivanov empapado y con su rostro serio y se seguro que si le digo que ayude a abrir la puerta seguro la derriba toda la estructura, así que tome mi mano y con sube movimiento abrí el cerrojo. El sonido de puerta vieja seguida de un polvo verdoso caer dio paso a una cabaña rustica y desordenada, pero con algo de heno seco que servirá para hacer una fogata.
-Te quedaras ahí o entras.- lo llame desde el pórtico de la cabaña.-
Kidarakash Brizaveloz- Hechicero Clase Media
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Re: Nostrum Peccatum || Libre
Las palabras de la mujer crearon en el hombre una confusión, al principio no le cría nada de lo que ella decía porque él conocía muy bien a la iglesia y a sus compañeros, sobre todo a su grupo con el cual trabajaba diariamente. No, aquella mujer debía estar equivocada para él aún seguía siendo un inquisidor condenado no un mortal simple mortal. Dudas, y más dudas entraban en su mente mientras andaban en el camino, trataba de retener en su mente cada cosa que les rodeaba, sobre todo el camino que habían tomado para no perderse luego o si aquello fuera alguna trampa sabría cómo regresar. Entre sus meditaciones recordó aquellas palabras santas de sus progenitores.
Si, ahí estaba la explicación que necesito para sus dudas. Miró a la mujer entrecerrando los ojos y comenzó a atar cabos uno a uno. Su amabilidad, esa forma de bromear, su ligereza y presteza en las palabras que emitía. Ella debía ser el demonio en persona. Tomó aire llenando sus pulmones completamente, ya que ahora sabía la verdad el no caería en esas tentaciones paganas. Hizo el intento de una sonrisa amable, la verdad, a él no se le da nada de eso bien aquello de las relaciones sociales a menos que sea para la iglesia en donde hablan un mismo idioma. Buscó en su mente las plegarias al espíritu santo –No solo la ardillas observan todo, ellas mantienen su visión atenta por las vibraciones que sienten en el ambiente, el hombre creación de nuestro señor está aquí para cuidarse de lo demonios que rondan por ahí y que mejor que estar precavidos, uno no sabe con lo que se pueda cruzar en el viaje– otra pequeña sonrisa falsa.
Apretó la mandíbula al ver como ella lo invitaba a pasar, se puso tenso alzando un poco los hombros en una actitud más amenazante, se acercó ingresando en el lugar observando todo con las cuchillas bajo las mangas de aquella chaqueta que llevaba –Te equivocas bruja, los humanos no son tan crueles, aunque en las sagradas escrituras menciona a algunos, los que trabajan en la inquisición solo muestran esa crueldad al momento de ejecutar las sanciones, para recibir confesiones de seres oscuros. Un humano no pudo hacerte eso solo porque si, algo malo debiste haber hecho o quizás…solo quizás seas el demonio encarnado y el compañero inquisidor quiso encerrarlo en ti para que no lastime a nadie más ¿me equivoco?– una ceja enarcada mirándola de soslayo con la incredulidad de siempre.
Camina por el lugar tomando con cuidado, las botas rechinan contra la madera, se acuclilla frente a la pequeña chimenea de ladrillos que estaba ahí tocando la madera, estaba húmeda. Se levantó buscando por el lugar tomando unos pedazos de madera de una silla y algo de paja, buscó en sus bolsillos aquel encendedor que le habían dado en la su escuadrón de la iglesia. Encendió un poco de fuego con la paja apilando luego la madera alrededor de ella y soplando lentamente, tenía experiencia en ese tipo de “fogatas”. Miró a la mujer sin decir nada más –Tú no conoces a los condenados dentro de la iglesia, no sabes lo que son capaces, crees que ellos por ser anormales entenderán a los demás, mentiras son aún peores esos tipos, si los humanos te asustan, los condenados debería ser más– extiende las manos al fuego pegado un poco a la pared. Para él la primera norma de seguridad es tener su espalda junto a una pared para poder observar todo mejor –Es lo que soy, no puedo cambiar porque así me tocó vivir a mí y así decidí vivir por la gracia de Dios, tú no eres como yo, tienes el demonio de tu lado y es distinto. No escogemos somos escogidos, cada uno tiene un plan, el tuyo es tentar y el mío es acabar con las tentaciones para purificar almas de los siervos de Dios– susurra quitándose solamente la chaqueta tomando sus cuchillas desenfundadas.
“El diablo se disfraza de rostros amables para hacernos caer en la tentación, un rostro bonito puede ser el rostro del demonio que ha venido para tentarte y que dudes de tu fe”
Si, ahí estaba la explicación que necesito para sus dudas. Miró a la mujer entrecerrando los ojos y comenzó a atar cabos uno a uno. Su amabilidad, esa forma de bromear, su ligereza y presteza en las palabras que emitía. Ella debía ser el demonio en persona. Tomó aire llenando sus pulmones completamente, ya que ahora sabía la verdad el no caería en esas tentaciones paganas. Hizo el intento de una sonrisa amable, la verdad, a él no se le da nada de eso bien aquello de las relaciones sociales a menos que sea para la iglesia en donde hablan un mismo idioma. Buscó en su mente las plegarias al espíritu santo –No solo la ardillas observan todo, ellas mantienen su visión atenta por las vibraciones que sienten en el ambiente, el hombre creación de nuestro señor está aquí para cuidarse de lo demonios que rondan por ahí y que mejor que estar precavidos, uno no sabe con lo que se pueda cruzar en el viaje– otra pequeña sonrisa falsa.
Apretó la mandíbula al ver como ella lo invitaba a pasar, se puso tenso alzando un poco los hombros en una actitud más amenazante, se acercó ingresando en el lugar observando todo con las cuchillas bajo las mangas de aquella chaqueta que llevaba –Te equivocas bruja, los humanos no son tan crueles, aunque en las sagradas escrituras menciona a algunos, los que trabajan en la inquisición solo muestran esa crueldad al momento de ejecutar las sanciones, para recibir confesiones de seres oscuros. Un humano no pudo hacerte eso solo porque si, algo malo debiste haber hecho o quizás…solo quizás seas el demonio encarnado y el compañero inquisidor quiso encerrarlo en ti para que no lastime a nadie más ¿me equivoco?– una ceja enarcada mirándola de soslayo con la incredulidad de siempre.
Camina por el lugar tomando con cuidado, las botas rechinan contra la madera, se acuclilla frente a la pequeña chimenea de ladrillos que estaba ahí tocando la madera, estaba húmeda. Se levantó buscando por el lugar tomando unos pedazos de madera de una silla y algo de paja, buscó en sus bolsillos aquel encendedor que le habían dado en la su escuadrón de la iglesia. Encendió un poco de fuego con la paja apilando luego la madera alrededor de ella y soplando lentamente, tenía experiencia en ese tipo de “fogatas”. Miró a la mujer sin decir nada más –Tú no conoces a los condenados dentro de la iglesia, no sabes lo que son capaces, crees que ellos por ser anormales entenderán a los demás, mentiras son aún peores esos tipos, si los humanos te asustan, los condenados debería ser más– extiende las manos al fuego pegado un poco a la pared. Para él la primera norma de seguridad es tener su espalda junto a una pared para poder observar todo mejor –Es lo que soy, no puedo cambiar porque así me tocó vivir a mí y así decidí vivir por la gracia de Dios, tú no eres como yo, tienes el demonio de tu lado y es distinto. No escogemos somos escogidos, cada uno tiene un plan, el tuyo es tentar y el mío es acabar con las tentaciones para purificar almas de los siervos de Dios– susurra quitándose solamente la chaqueta tomando sus cuchillas desenfundadas.
Emil Ivanov- Inquisidor Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/05/2014
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