AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Borron y cuenta nueva [Privado]
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Borron y cuenta nueva [Privado]
Vivía en un mundo que los demás nunca veían ni reconocían ni querían saber que existía:
un mundo que fluía cual corriente oscura junto al nuestro, un mundo de grillos y luciérnagas,
que sólo se podía ver como un efímero destello por el rabillo del ojo,
y que desaparecía en cuanto uno volvía la cabeza.
Dennis Lehane
Estaba una vez más en aquel lugar solitario en el que pocas personas se atreverían a pasar algunas horas de la noche, pero Nathaly nunca había sido como las demás personas y últimamente eso parecía estar costando más que nunca. La joven humana había perdido demasiado en los últimos tiempos y las cosas materiales le tenían sin cuidado, ella igual nunca deseo ser rica ni tener que seguir protocolos que lo único que le provocaban era un aburrimiento tremendo. Lo que perdió, era mucho más valioso que eso y por tanto mucho más irremplazable. Poco a poco, aquellos que eran importantes para ella se alejaron de su lado y en otras circunstancias fue ella la que se alejo de otros tantos; la realidad era, que desde que Lara le abandonara estaba más perdida que nunca.
Sus desgracias habían aparecido en el momento que decidió ser capaz de juntar dos mundos que no estaban hechos para mezclarse, aunque más que eso, ella no estaba hecha para mezclarse con las personas que deseaba. Primero que nada, Lara se había alejado de ella y no una, sino dos veces y después, las cosas habían sido demasiado complicadas y dolorosas como para permanecer cerca de Valentino, el lobo que le salvara del ataque de un vampiro. Así pues, es que se encontraba incomprendida por la mayoría de los suyos y sin saber si debía o no, acercarse nuevamente al mundo de lo sobre natural. El corazón de la joven siempre le indicaba que lo desconocido, aquello a lo que los demás temían era a donde ella pertenecía pero a pesar de eso, no estaba segura del todo.
Esa noche, al salir de su hogar a escondidas, fue que se descubrió a si misma sin saber a donde ir. Las calles no le llamaban más y los sitios concurridos jamás eran su fuerte. Así que de alguna manera bastante curiosa termino andando cerca del cementerio, lugar donde alguna vez estuviera en peligro y encontrara a Lara ahí para salvarle. Guiada por la nostalgia de aquellos momentos fue que entro en el cementerio a solas, sin saber que era lo que podría o no encontrar en aquel lugar; anduvo entre las tumbas como si fuera un espectro más de los que habitaban aquel lugar, sin detenerse hasta estar ya bastante cerca de una tumba en el centro, solo ahí se detuvo, se sentó en una pequeña lapida y suspiro. Las cosas eran tan complicadas en su vida que la soledad le vendría muy bien, no esperaba más que estar ella y los sonidos de la noche.
un mundo que fluía cual corriente oscura junto al nuestro, un mundo de grillos y luciérnagas,
que sólo se podía ver como un efímero destello por el rabillo del ojo,
y que desaparecía en cuanto uno volvía la cabeza.
Dennis Lehane
Estaba una vez más en aquel lugar solitario en el que pocas personas se atreverían a pasar algunas horas de la noche, pero Nathaly nunca había sido como las demás personas y últimamente eso parecía estar costando más que nunca. La joven humana había perdido demasiado en los últimos tiempos y las cosas materiales le tenían sin cuidado, ella igual nunca deseo ser rica ni tener que seguir protocolos que lo único que le provocaban era un aburrimiento tremendo. Lo que perdió, era mucho más valioso que eso y por tanto mucho más irremplazable. Poco a poco, aquellos que eran importantes para ella se alejaron de su lado y en otras circunstancias fue ella la que se alejo de otros tantos; la realidad era, que desde que Lara le abandonara estaba más perdida que nunca.
Sus desgracias habían aparecido en el momento que decidió ser capaz de juntar dos mundos que no estaban hechos para mezclarse, aunque más que eso, ella no estaba hecha para mezclarse con las personas que deseaba. Primero que nada, Lara se había alejado de ella y no una, sino dos veces y después, las cosas habían sido demasiado complicadas y dolorosas como para permanecer cerca de Valentino, el lobo que le salvara del ataque de un vampiro. Así pues, es que se encontraba incomprendida por la mayoría de los suyos y sin saber si debía o no, acercarse nuevamente al mundo de lo sobre natural. El corazón de la joven siempre le indicaba que lo desconocido, aquello a lo que los demás temían era a donde ella pertenecía pero a pesar de eso, no estaba segura del todo.
Esa noche, al salir de su hogar a escondidas, fue que se descubrió a si misma sin saber a donde ir. Las calles no le llamaban más y los sitios concurridos jamás eran su fuerte. Así que de alguna manera bastante curiosa termino andando cerca del cementerio, lugar donde alguna vez estuviera en peligro y encontrara a Lara ahí para salvarle. Guiada por la nostalgia de aquellos momentos fue que entro en el cementerio a solas, sin saber que era lo que podría o no encontrar en aquel lugar; anduvo entre las tumbas como si fuera un espectro más de los que habitaban aquel lugar, sin detenerse hasta estar ya bastante cerca de una tumba en el centro, solo ahí se detuvo, se sentó en una pequeña lapida y suspiro. Las cosas eran tan complicadas en su vida que la soledad le vendría muy bien, no esperaba más que estar ella y los sonidos de la noche.
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Re: Borron y cuenta nueva [Privado]
Poseer libertad siempre quiso. De hecho, su sueño más anhelado era no tener que volver a casa, alejarse de las cadenas y ataduras que su padre le había colocado sobre el cuerpo, no tan literalmente hablando, claro. Ahora que poseía aquello, no sabía cómo manejarlo. Ciertamente se trataba de un hombre estricto, su forma de ser buscaba constantemente el perfeccionismo, aunque claro, nadie podía alcanzarlo, sin duda él podía estar más cerca que el resto. Se regia por códigos que aprendió desde pequeño. Parecía que diariamente al despertar leía su manual de vida, lo llevaba a cabo de inicio a fin, y al final volvía a dormir. No tenía un guión distinto. Se sentía confundido, perdido, y sin poder comprender que era lo que seguía. En resumen, no comprendía que estaba pasando en su cabeza, ni tampoco a su alrededor. Se estaba cansando.
Se encontraba recostado sobre su amplia cama. Observaba el techo, y su oído captaba lo que estaban haciendo los sirvientes a lo lejos. Incluso pudo identificar un par de ronquidos. Giró su cuerpo por un momento recostándose ahora boca abajo. Se estiró un poco, y después de un rato se puso de pie. Se calzó, se colocó un abrigo, y terminó por salir de su casa. Exigió que nadie le siguiera. No estaba con ganas de tener niñeros, y se podía cuidar mejor sólo que con compañía, al final siempre terminaba protegiendo él a su guardia. Algo irónico, pero cierto, en ocasiones resultaba parecer divertido. Así fue cómo terminó por las calles, entre los bosques, y sin poder imaginarlo se encontraba parado frente a una lapida. Misma que tenía grabado el apellido que él mismo portaba aunque con un nombre distinto: Gregory.
— Estoy más que convencido que debes estar revolcándote en tú tumba — Comentó El Silencio con un tono burlesco que ni siquiera él mismo imaginó — Del otro lado debes ya saber que Baptiste está vivo, que es un vampiro, que Abigail siempre estuvo en contacto conmigo, y que soy dueño de todo aquello que tú tenías, encima de todo los clientes, los aliados, y los sirvientes los tengo sobre la palma — Se sentó sobre las piedras que cubrían un cuerpo muerto. Hablar con un muerto, mejor aún, con una lapida podía ser ya algo extraño y demente, más cuando se odiaba a quien yacía en ese lugar. — Es probable que venda tus cosas, o las mande a demoler — Se imaginaba el rostro de su padre e inevitablemente sonrió. Su platica seguiría, pero las pisadas en medio de la noche le hicieron cambiar la dirección de su mirada. Una figura delicada había llegado, y el olor al dulce más adictivo invadió sus fosas nasales.
Se acercó sin ser nada discreto.
— Usted debe estar muy loca al entrar en este lugar, sola, a esta hora — Se encogió de hombros con naturalidad. Nunca había sido así de confianzudo a primera instancia, pero daba igual, era de noche, ninguno se conocía, podían romper con lo conocido — Roland — Hizo una reverencia educada.
Se encontraba recostado sobre su amplia cama. Observaba el techo, y su oído captaba lo que estaban haciendo los sirvientes a lo lejos. Incluso pudo identificar un par de ronquidos. Giró su cuerpo por un momento recostándose ahora boca abajo. Se estiró un poco, y después de un rato se puso de pie. Se calzó, se colocó un abrigo, y terminó por salir de su casa. Exigió que nadie le siguiera. No estaba con ganas de tener niñeros, y se podía cuidar mejor sólo que con compañía, al final siempre terminaba protegiendo él a su guardia. Algo irónico, pero cierto, en ocasiones resultaba parecer divertido. Así fue cómo terminó por las calles, entre los bosques, y sin poder imaginarlo se encontraba parado frente a una lapida. Misma que tenía grabado el apellido que él mismo portaba aunque con un nombre distinto: Gregory.
— Estoy más que convencido que debes estar revolcándote en tú tumba — Comentó El Silencio con un tono burlesco que ni siquiera él mismo imaginó — Del otro lado debes ya saber que Baptiste está vivo, que es un vampiro, que Abigail siempre estuvo en contacto conmigo, y que soy dueño de todo aquello que tú tenías, encima de todo los clientes, los aliados, y los sirvientes los tengo sobre la palma — Se sentó sobre las piedras que cubrían un cuerpo muerto. Hablar con un muerto, mejor aún, con una lapida podía ser ya algo extraño y demente, más cuando se odiaba a quien yacía en ese lugar. — Es probable que venda tus cosas, o las mande a demoler — Se imaginaba el rostro de su padre e inevitablemente sonrió. Su platica seguiría, pero las pisadas en medio de la noche le hicieron cambiar la dirección de su mirada. Una figura delicada había llegado, y el olor al dulce más adictivo invadió sus fosas nasales.
Se acercó sin ser nada discreto.
— Usted debe estar muy loca al entrar en este lugar, sola, a esta hora — Se encogió de hombros con naturalidad. Nunca había sido así de confianzudo a primera instancia, pero daba igual, era de noche, ninguno se conocía, podían romper con lo conocido — Roland — Hizo una reverencia educada.
Roland F. Zarkozi- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/11/2013
Re: Borron y cuenta nueva [Privado]
¿Cuántas veces escucho hablar a otros sobre que sufría un mal mental? Había perdido la cuenta con respecto a ese tema pues hasta sus padres se atrevían a decir que Nathaly no estaba del todo cuerda. Escapaba cada que podía y prestaba muy poca atención a todo aquello que las demás jóvenes de su edad tenían en la cima de las prioridades, sin mencionar además que las fiestas no eran lo que más disfrutaba y que casi no tenía amistades, por no decir que no contaba realmente con alguna amistad que pareciera sincera o duradera. Algunas veces ella misma se consideraba extraña, poseedora de alguna maldición extraña que le destinaba a estar sola y justo cuando su mente comenzaba a convencerse de eso llegaba alguien que le hacía pensar lo contrario. Con todo y las experiencias pasadas, el saber que no debía aferrarse a nadie que después perdiera, giro su rostro en busca de aquel que hablaba en la oscuridad del cementerio.
Sonrió, aun a sabiendas que ya una vez se encontró con un ser que amenazaba su vida justo en aquel lugar donde ahora se atreva a entrar en solitario y sin nada ni nadie que le protegiese. Antes tuvo a Lara, ahora se encontraba completamente por su cuenta. Se encontraba segura aun con la posibilidad de terminar muerta, pero siempre se decía a si misma que cuando eso sucediera era porque su hora llegaba y últimamente se lo decía mucho.
– Quizás, pero este es el mejor momento para venir a visitar a los que ya no están entre nosotros. No existe quien moleste y eso ayuda mucho – eso estuvo buscando ella, solo que no podía estarlo más ahora que el hombre llegaba hasta un lugar donde Nath podía verle o al menos diferenciar parte de las facciones masculinas bajo la luz de las estrellas y la luna que aún no se encontraba del todo llena. Bajo la luz que la naturaleza proporcionaba veía a un hombre atractivo; bien sabía que los atractivos eran los de más cuidado, ya antes fue atacada por dos que resultaron vampiros y perdió a otro que resulto ser algo que jamás pudo confirmar.
Los ojos de la joven siguieron la figura masculina e hizo una ligera reverencia con la cabeza cuando aquel se presentaba ante ella.
– Un placer, yo soy Nathaly – dijo sin ocultar su identidad, que de nada servia si aquel hombre era un sobre natural y eso lo sabía de sobra. Algo dentro de ella le indicaba que aunque aquel que se hacía llamar Roland podía ser peligroso, podía confiar en él. Con cuidado se levanto de la tumba donde permaneció sentada y dio algunos pasos hasta quedar un tanto más cerca de la figura masculina – Y aunque parezca loca, no lo estoy, puedo asegurarle eso – acarició una de las tumbas cercanas con sus dedos y desvío la mirada del rostro ajeno – Roland ¿Viene usted a visitar a alguien? porque le seré sincera, es inusual toparse con personas en el cementerio y a esta hora mucho más. La mayoría le teme – rió – como si aquellos que yacen bajo tierra pudieran hacer daño alguno – movió su cabeza en señal de negativa – siempre debemos cuidarnos de los que aún caminan, de aquellos que aún poseen algo de vida. Ellos si son peligrosos ¿No lo cree, usted?
Sonrió, aun a sabiendas que ya una vez se encontró con un ser que amenazaba su vida justo en aquel lugar donde ahora se atreva a entrar en solitario y sin nada ni nadie que le protegiese. Antes tuvo a Lara, ahora se encontraba completamente por su cuenta. Se encontraba segura aun con la posibilidad de terminar muerta, pero siempre se decía a si misma que cuando eso sucediera era porque su hora llegaba y últimamente se lo decía mucho.
– Quizás, pero este es el mejor momento para venir a visitar a los que ya no están entre nosotros. No existe quien moleste y eso ayuda mucho – eso estuvo buscando ella, solo que no podía estarlo más ahora que el hombre llegaba hasta un lugar donde Nath podía verle o al menos diferenciar parte de las facciones masculinas bajo la luz de las estrellas y la luna que aún no se encontraba del todo llena. Bajo la luz que la naturaleza proporcionaba veía a un hombre atractivo; bien sabía que los atractivos eran los de más cuidado, ya antes fue atacada por dos que resultaron vampiros y perdió a otro que resulto ser algo que jamás pudo confirmar.
Los ojos de la joven siguieron la figura masculina e hizo una ligera reverencia con la cabeza cuando aquel se presentaba ante ella.
– Un placer, yo soy Nathaly – dijo sin ocultar su identidad, que de nada servia si aquel hombre era un sobre natural y eso lo sabía de sobra. Algo dentro de ella le indicaba que aunque aquel que se hacía llamar Roland podía ser peligroso, podía confiar en él. Con cuidado se levanto de la tumba donde permaneció sentada y dio algunos pasos hasta quedar un tanto más cerca de la figura masculina – Y aunque parezca loca, no lo estoy, puedo asegurarle eso – acarició una de las tumbas cercanas con sus dedos y desvío la mirada del rostro ajeno – Roland ¿Viene usted a visitar a alguien? porque le seré sincera, es inusual toparse con personas en el cementerio y a esta hora mucho más. La mayoría le teme – rió – como si aquellos que yacen bajo tierra pudieran hacer daño alguno – movió su cabeza en señal de negativa – siempre debemos cuidarnos de los que aún caminan, de aquellos que aún poseen algo de vida. Ellos si son peligrosos ¿No lo cree, usted?
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Re: Borron y cuenta nueva [Privado]
¿Por qué últimamente sus ojos presenciaban tristeza, melancolía y extrañeza en otros orden? No lo comprendía, era cómo si se fuera a sí mismo de alguna manera. Quizás su estado de animo, su forma de ser tan solitaria, y el silencio de sus palabras encerradas en su memoria llamaban a más de eso. Lo que no toleraba del todo. Recordaba cuando era pequeño, sin importar las grandes jornadas de entrenamiento, él era feliz, además de que disfrutaba de su vida, de nada se lamentaba, y todo le resultaba un juego. ¿Por qué no volvía a ser de esa manera? Decidió entonces que intentaría hacerlo, que disfrutaría de la vida, y que gozaría de cada instante que tuviera presente. ¡Ya nada importaba! Las cadenas habían sido rotas, el domador había partido de ese mundo. Él era libre, buscaría ser feliz, buscaría sonreír.
Negó repetidas veces a la muchacha. ¡Claro que había interrupciones a esa hora! Pero de otro tipo, uno que seguramente no se imaginaba, a menos que tuviera conocimiento de aquellas criaturas que andaban de aquí para allá, criaturas malditas, esas que sólo la noche las protegía. Para su buena suerte, el joven era un licántropo, y por tal razón podía andar a cualquier hora del día, sin embargo debía reconocer que desde la mordida, prefería la noche. Le resultaba más acogedora que el resto de la jornada en un día con 24 horas. Quizás venía adherido ese detalle al transformarse. No importaba. Lo que aún no comprendía era porque una humana, completamente humana, tomaba esos riesgos. El cementerio es un lugar sagrado, tanto como condenado. Es un dato básico.
— No le dije loca, y tampoco creo que lo sea, simplemente parece que no tiene el sentido de la auto preservación. Hay muchos riesgos en la noche, y estoy seguro que es una persona de buena familia, lo noto en sus ropajes, su educación es distinta, debería hacerle caso a la misma — Se encogió de hombros. Lo cierto es que en su familia había una joven que era todo, menos una damisela en peligro, y no es que le molestara, pero le gustaba que las personas fueran un poco más prudentes, que dejaran el egoísmo a un lado, y pudieran notar que la vida era un riesgo para ellos y sus allegados. ¿Por qué no pensaban en las consecuencias? ¿En el dolor ajeno? Suspiró. Él tampoco lo pensaba del todo, a menos que fuera Abigail quien corriera los riesgos. - Vine a ver a mi padre, pero no a decirle que lo extraño - Aclaró de una buena vez. Que pensaran que es un mal hijo. No le importaba. — ¿Usted a quien viene a ver? — Miró a su alrededor. Tumbas, solo tumbas. ¿Quienes podrían ser?.
— Los muertos también son peligrosos, señorita, no se deje engañar, incluso más peligrosos porque no sabemos de qué manera o como atacaran — De eso no había duda, Roland había visto fantasmas lograr que personas vivas hicieran atrocidades, o incluso se quitaran la vida.
Negó repetidas veces a la muchacha. ¡Claro que había interrupciones a esa hora! Pero de otro tipo, uno que seguramente no se imaginaba, a menos que tuviera conocimiento de aquellas criaturas que andaban de aquí para allá, criaturas malditas, esas que sólo la noche las protegía. Para su buena suerte, el joven era un licántropo, y por tal razón podía andar a cualquier hora del día, sin embargo debía reconocer que desde la mordida, prefería la noche. Le resultaba más acogedora que el resto de la jornada en un día con 24 horas. Quizás venía adherido ese detalle al transformarse. No importaba. Lo que aún no comprendía era porque una humana, completamente humana, tomaba esos riesgos. El cementerio es un lugar sagrado, tanto como condenado. Es un dato básico.
— No le dije loca, y tampoco creo que lo sea, simplemente parece que no tiene el sentido de la auto preservación. Hay muchos riesgos en la noche, y estoy seguro que es una persona de buena familia, lo noto en sus ropajes, su educación es distinta, debería hacerle caso a la misma — Se encogió de hombros. Lo cierto es que en su familia había una joven que era todo, menos una damisela en peligro, y no es que le molestara, pero le gustaba que las personas fueran un poco más prudentes, que dejaran el egoísmo a un lado, y pudieran notar que la vida era un riesgo para ellos y sus allegados. ¿Por qué no pensaban en las consecuencias? ¿En el dolor ajeno? Suspiró. Él tampoco lo pensaba del todo, a menos que fuera Abigail quien corriera los riesgos. - Vine a ver a mi padre, pero no a decirle que lo extraño - Aclaró de una buena vez. Que pensaran que es un mal hijo. No le importaba. — ¿Usted a quien viene a ver? — Miró a su alrededor. Tumbas, solo tumbas. ¿Quienes podrían ser?.
— Los muertos también son peligrosos, señorita, no se deje engañar, incluso más peligrosos porque no sabemos de qué manera o como atacaran — De eso no había duda, Roland había visto fantasmas lograr que personas vivas hicieran atrocidades, o incluso se quitaran la vida.
Roland F. Zarkozi- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/11/2013
Re: Borron y cuenta nueva [Privado]
No supo exactamente porque era que aquel joven negaba de manera tan firme, por algún motivo parecía estar seguro y cuando comenzó a hablar sobre el sentido de preservación de la humana, ella no pudo evitar reír por lo bajo. Lo que Roland le decía era lo que escuchaba diariamente, de labios de sus padres, conocidos y todos aquellos que se daban el derecho de hablar de los demás; y si bien las palabras masculinas eran correctas, el punto importante yacía en que no conocía a la Rilke y por supuesto, no sabía lo que corría por la mente de la humana.
– Bueno, no eres el primero en notar que no poseo ese famoso sentido de auto preservación – suspiro – me lo dicen seguido así que estoy acostumbrada a esas cosas – se encogió entonces de hombros – Tiene razón en eso de que vengo de una buena familia, pero eso no es lo importante. ¿Qué es venir de una buena familia sino una mera casualidad? Nací ahí, más no me siento parte de ellos. Nunca me he sentido parte de ese circulo con educación distinta – le sonrío entonces – y estoy consciente de que en la noche existen riesgos. Los he enfrentado siempre con ayuda de otros – admitió aquello, porque era una simple humana, pero su mente siempre había tratado de estar más allá, de conocer aquel mundo oculto y de cierta manera formar parte de el.
Era complicado poder explicar la manera de pensar de Nathaly. Muchos no podían comprender porque actuaba de esa manera tan imprudente y como era que siempre se ponía a si misma en peligros, pero la vida era un momento efímero y ella no planeaba pasarlo detrás de edificaciones en las que no existía ni una gota de sinceridad. Ella deseaba ser diferente a todos ellos.
– Yo vengo a visitarlos a todos – suspiro mientras que sus ojos se enfocaban en él – Ellos escuchan sin preguntarme nada ni juzgarme, no son como los humanos – y eso era la verdad. Los muertos eran la mejor compañía que alguien que no era bien comprendido podía tener y eso, le hacía feliz.
– Bueno, pero en todo momento existe peligro – se acerco más a él – ¿Quién me asegura que usted no terminara matándome? o peor aún ¿Quién garantiza que vivir mañana? – le dio la espalda – la vida es un peligro constante, y no por eso debemos dejar de vivirla porque quien lo hace, entonces no tiene verdadero motivo para estar aquí.
– Bueno, no eres el primero en notar que no poseo ese famoso sentido de auto preservación – suspiro – me lo dicen seguido así que estoy acostumbrada a esas cosas – se encogió entonces de hombros – Tiene razón en eso de que vengo de una buena familia, pero eso no es lo importante. ¿Qué es venir de una buena familia sino una mera casualidad? Nací ahí, más no me siento parte de ellos. Nunca me he sentido parte de ese circulo con educación distinta – le sonrío entonces – y estoy consciente de que en la noche existen riesgos. Los he enfrentado siempre con ayuda de otros – admitió aquello, porque era una simple humana, pero su mente siempre había tratado de estar más allá, de conocer aquel mundo oculto y de cierta manera formar parte de el.
Era complicado poder explicar la manera de pensar de Nathaly. Muchos no podían comprender porque actuaba de esa manera tan imprudente y como era que siempre se ponía a si misma en peligros, pero la vida era un momento efímero y ella no planeaba pasarlo detrás de edificaciones en las que no existía ni una gota de sinceridad. Ella deseaba ser diferente a todos ellos.
– Yo vengo a visitarlos a todos – suspiro mientras que sus ojos se enfocaban en él – Ellos escuchan sin preguntarme nada ni juzgarme, no son como los humanos – y eso era la verdad. Los muertos eran la mejor compañía que alguien que no era bien comprendido podía tener y eso, le hacía feliz.
– Bueno, pero en todo momento existe peligro – se acerco más a él – ¿Quién me asegura que usted no terminara matándome? o peor aún ¿Quién garantiza que vivir mañana? – le dio la espalda – la vida es un peligro constante, y no por eso debemos dejar de vivirla porque quien lo hace, entonces no tiene verdadero motivo para estar aquí.
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Re: Borron y cuenta nueva [Privado]
— Quizás todos le dicen lo mismo, pero probablemente no cualquiera es el adecuado, dicen que cuando quieres inventar algo, tienes que intentar cientos de veces, y después de eso se hará realidad tu invento, probablemente su mente trabaje de esa manera ¿no lo cree? — Lo que decía no era descabellado, muchas personas se negaban a tomar en cuenta lo que sus más cercanos les decían y aconsejaban, sin embargo a veces los extraños sembraban la semilla de la duda o la afirmación en los demás. El cerebro resultaba ser tan brillante, por esa razón se necesitaba aprender a engañarlo, o a convencerlo. Todo tenía una solución, una acción o conclusión. Él había aprendido aquellos detalles muy bien gracias a su padre. De eso no había duda.
El tema de la familia para Roland siempre resultaba ser su punto débil, su talón de Aquiles. Pocas personas comprendían lo que él, o sentían lo que él, por eso aquel detalle dicho por la joven, de forma tan abierta, le causó inquietud, un poco de gracia, pero de cierta forma un presentimiento grande.
— ¿Entonces cree que vivir y ponerse en riesgo es mejor que preservarse? Creo que venir a hablar con muertos no es que no le juzguen, es que simplemente a ellos no les importa, no te oyen, no tiene sentido lo que dices — Comentó con el rostro sereno — Todos corremos el riesgos de ser juzgados ¿y qué? ¿Cuál es el problema? Todo humano o criatura resulta tener cola que les pisen, quizás tu eres una loca que no mide los riesgos, quizás yo soy un asesino, nada se sabe — Sonrió de manera mordaz. Roland no pretendía asustarla sólo intentaba hacerle ver que refugiarse en un lugar así no valía la pena.
— La vida no se puede simplemente vivir con desenfreno, ¿Crees que por encerrarte de forma prudente la estás dejando pasar? Claro que no, todo tiene un momento. — Detallaba el joven con mucho ahínco cada parte de su rostro — Incluso aunque tengas un momento pleno vivido antes de la muerte, incluso por eso ha valido la pena — Desvió la mirada, se puso caminar un poco — Creo más bien que eres egoísta — Lo soltó sin pensar — No mides los riesgos, no mides el dolor que puedes causarle a tus cercanos, no mides que quizás tus riesgos te hagan terminar postrada porque no mediste nada — Comentó con dureza.
De un salto ya se encontraba alado de ella. Con otro movimiento sentado en su compañía. Le tomó la mano sólo un por segundo y notó su temperatura.
— Mañana amanecerás enferma — No era un comentario al azar. Roland se daba cuenta porque podía oler la enfermedad reproduciéndose dentro del cuerpo ajeno — Ya verás, y todo por imprudente — Sonrió burlón. Jamás se le notaba así de fresco, libre, y bromista
El tema de la familia para Roland siempre resultaba ser su punto débil, su talón de Aquiles. Pocas personas comprendían lo que él, o sentían lo que él, por eso aquel detalle dicho por la joven, de forma tan abierta, le causó inquietud, un poco de gracia, pero de cierta forma un presentimiento grande.
— ¿Entonces cree que vivir y ponerse en riesgo es mejor que preservarse? Creo que venir a hablar con muertos no es que no le juzguen, es que simplemente a ellos no les importa, no te oyen, no tiene sentido lo que dices — Comentó con el rostro sereno — Todos corremos el riesgos de ser juzgados ¿y qué? ¿Cuál es el problema? Todo humano o criatura resulta tener cola que les pisen, quizás tu eres una loca que no mide los riesgos, quizás yo soy un asesino, nada se sabe — Sonrió de manera mordaz. Roland no pretendía asustarla sólo intentaba hacerle ver que refugiarse en un lugar así no valía la pena.
— La vida no se puede simplemente vivir con desenfreno, ¿Crees que por encerrarte de forma prudente la estás dejando pasar? Claro que no, todo tiene un momento. — Detallaba el joven con mucho ahínco cada parte de su rostro — Incluso aunque tengas un momento pleno vivido antes de la muerte, incluso por eso ha valido la pena — Desvió la mirada, se puso caminar un poco — Creo más bien que eres egoísta — Lo soltó sin pensar — No mides los riesgos, no mides el dolor que puedes causarle a tus cercanos, no mides que quizás tus riesgos te hagan terminar postrada porque no mediste nada — Comentó con dureza.
De un salto ya se encontraba alado de ella. Con otro movimiento sentado en su compañía. Le tomó la mano sólo un por segundo y notó su temperatura.
— Mañana amanecerás enferma — No era un comentario al azar. Roland se daba cuenta porque podía oler la enfermedad reproduciéndose dentro del cuerpo ajeno — Ya verás, y todo por imprudente — Sonrió burlón. Jamás se le notaba así de fresco, libre, y bromista
Roland F. Zarkozi- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/11/2013
Re: Borron y cuenta nueva [Privado]
En su mente estaba claro que sin importar las personas que le dijeran que debía de actuar de la manera en que lo hacía, no haría nada de lo que le decían. Podrían decir que era caprichosa, imprudente y hasta una molestia, pero para ciertas personas no había sido de esa manera, aunque finalmente había terminado sola y eso, debía ser el incentivo que le llevara a cambiar y sin embargo, Nath seguía siendo la misma muchacha imprudente de siempre. Aún así, no pudo no sonreír al joven aquel. Ciertamente había quienes después de escuchar muchas veces la misma historia, terminaban por cambiar y quién sabía, quizás le pasara lo mismo a ella.
– Es usted entonces parte oficial ya, de un numeroso grupo que trata de hacerme cambiar de opinión respecto a mi manera de actuar – se encogió de hombros y río – y quizás ya sea el adecuado – generalmente ella buscaba coquetear con otra clase de hombres, alguno que no luciera tan serio y que terminara juzgándola, pero aquella era una noche en la que cualquier cosa podría pasar y bueno, no estaba de más intentar algo diferente.
– Solo creo que no podemos vivir teniendo miedo de todo lo que nos rodea. He salido a dar un paseo nocturno y eso no significa que me ponga en peligro o me pasara algo, aunque tampoco es como que estar a salvo; si es que me toca vivir algo, pasara y ya – respondía con completa sinceridad, porque Nathaly nunca había sido mujer de ocultarse, sino de salir y vivir las cosas. Mostró una mueca de descontento ante los comentarios de Roland; el problema no era ser juzgada, sino que aquellos que juzgaban eran personas que tenían las mentes enfocadas en poder, destrucción y cosas mucho peores que lo que ella podía hacer en sus paseos nocturnos – Soy una loca que no mide riesgos, eso es cierto, pero ya le dije ¿no? Vivir temiendo y cuidándome de todo es algo que no pienso hacer – negó divertida ante sus palabras – Pues si eres un asesino, eres de lo más extraño. Para este momento ya debería estar muerta así que, no creo que lo seas, ni creo que vayas a lograr asustarme con eso – termino por decir y se le quedo mirando, esperando por que tratara de decirle algo que de verdad la convenciera de irse esa noche.
– Para mi eso no es suficiente; un solo momento no será capaz de llenarme y no es que viva con desenfreno, simplemente no puedo vivir como los demás – admitidió con cierto grado de pesar y le miro con la tristeza que cargaba por dentro – Soy egoísta, en eso tienes razón y lo bueno es que no conozco a muchos y a quienes conozco les doy igual; así nadie sufrir por mis perdidas, ni siquiera mis padres se lamentarían de eso, y si dices que lo harán es porque no los conoces – suspiro – Tratas de hacer que entre en razón y verdaderamente no me conoces. Yo tampoco te conozco como para decir si algo de lo que haces esta bien o mal. Deberías comenzar a conocer alguien debidamente antes de soltar sermones Roland.
La mano cálida de aquel hombre sujeto la suya y ese calor le hizo pensar en que ya había sentido algo así antes, pero aparto esa idea de su mente al escuchar que amanecería enferma.
– ¿Tan seguro estas de eso? – alejo su mano y movió la cabeza de un lado a otro – Yo me siento excelente, no creo que vaya a enfermarme mañana, pero podemos usar eso como un trato ¿Te parece? – enarco la ceja y se levanto de donde estaba para ponerse frente a él – Si mañana amanezco enferma, te prometeré no salir en las noches durante un mes a menos que lleve compañía y si no pasa lo que dices, entonces deberas acompañarme tu a mis salidas nocturnas una semana y no decir nada al respecto – y dicho eso le estiro la mano – entonces ¿Qué tan seguro estas de mi enfermedad de mañana?
– Es usted entonces parte oficial ya, de un numeroso grupo que trata de hacerme cambiar de opinión respecto a mi manera de actuar – se encogió de hombros y río – y quizás ya sea el adecuado – generalmente ella buscaba coquetear con otra clase de hombres, alguno que no luciera tan serio y que terminara juzgándola, pero aquella era una noche en la que cualquier cosa podría pasar y bueno, no estaba de más intentar algo diferente.
– Solo creo que no podemos vivir teniendo miedo de todo lo que nos rodea. He salido a dar un paseo nocturno y eso no significa que me ponga en peligro o me pasara algo, aunque tampoco es como que estar a salvo; si es que me toca vivir algo, pasara y ya – respondía con completa sinceridad, porque Nathaly nunca había sido mujer de ocultarse, sino de salir y vivir las cosas. Mostró una mueca de descontento ante los comentarios de Roland; el problema no era ser juzgada, sino que aquellos que juzgaban eran personas que tenían las mentes enfocadas en poder, destrucción y cosas mucho peores que lo que ella podía hacer en sus paseos nocturnos – Soy una loca que no mide riesgos, eso es cierto, pero ya le dije ¿no? Vivir temiendo y cuidándome de todo es algo que no pienso hacer – negó divertida ante sus palabras – Pues si eres un asesino, eres de lo más extraño. Para este momento ya debería estar muerta así que, no creo que lo seas, ni creo que vayas a lograr asustarme con eso – termino por decir y se le quedo mirando, esperando por que tratara de decirle algo que de verdad la convenciera de irse esa noche.
– Para mi eso no es suficiente; un solo momento no será capaz de llenarme y no es que viva con desenfreno, simplemente no puedo vivir como los demás – admitidió con cierto grado de pesar y le miro con la tristeza que cargaba por dentro – Soy egoísta, en eso tienes razón y lo bueno es que no conozco a muchos y a quienes conozco les doy igual; así nadie sufrir por mis perdidas, ni siquiera mis padres se lamentarían de eso, y si dices que lo harán es porque no los conoces – suspiro – Tratas de hacer que entre en razón y verdaderamente no me conoces. Yo tampoco te conozco como para decir si algo de lo que haces esta bien o mal. Deberías comenzar a conocer alguien debidamente antes de soltar sermones Roland.
La mano cálida de aquel hombre sujeto la suya y ese calor le hizo pensar en que ya había sentido algo así antes, pero aparto esa idea de su mente al escuchar que amanecería enferma.
– ¿Tan seguro estas de eso? – alejo su mano y movió la cabeza de un lado a otro – Yo me siento excelente, no creo que vaya a enfermarme mañana, pero podemos usar eso como un trato ¿Te parece? – enarco la ceja y se levanto de donde estaba para ponerse frente a él – Si mañana amanezco enferma, te prometeré no salir en las noches durante un mes a menos que lleve compañía y si no pasa lo que dices, entonces deberas acompañarme tu a mis salidas nocturnas una semana y no decir nada al respecto – y dicho eso le estiro la mano – entonces ¿Qué tan seguro estas de mi enfermedad de mañana?
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Re: Borron y cuenta nueva [Privado]
Inevitablemente la sonrisa del licántropo fue incrementando de tamaño. Era cierto, él estaba soltando palabras sin ni siquiera conocer el trasfondo de la historia, sin embargo recordaba ese espíritu de libertad. Su hermana lo había tenido desde que fue pequeña, y ahora que era adulta había recibido golpes grandes, que a veces le hacían temer perderla. Quizás ahí radicaba la diferencia en esa situación, Abigail tenía quien se preocupara por ella, y probablemente Nathaly no tenía a nadie. Algo triste, en realidad, aunque le hacía sentir identificado. ¿Quién había mostrado algo de interés en él aparte de su hermana? Nadie, aunque su hermana ya no prestaba demasiada atención a lo que él hacía, así que se encontraba solo. Algo triste en realidad.
Roland jamás había pensado sobre si era malo o bueno vivir en soledad. De hecho poco le había importado siempre, se había programado, siempre se hizo a la idea de tener que vivir para darle a su padre lo que quisiera. Su idea de forma una unión estaba muerta. Aunque en ese momento sintió un poco de deseo por tenerlo.
Cuando era más pequeño, cuando su madre seguía con vida, siempre quiso tener a alguien como ella. Una fémina que sin importar lo mal que pudiera vivir, buscaba lo bueno, y daba el amor que tenía, aunque no lo recibiera. Personas tan desinteresadas hacían falta. La miró, y sin pensarlo asintió a lo que ella decía. Le aceptaba el trato. Roland se movió un poco y retiró la gabardina que adoraba su cuerpo. La colocó sobre los finos y delgados hombros de la joven, y luego se alejó para no importunar su espacio personal. Caminó con discreción alrededor de las tumbas, y después del silencio prolongado, decidió seguir la charla.
— Si pierdes el trato no podrás salir, pero eso no quiere decir que no pueda visitarte ¿Qué opinas? — Dejó de mirarla, su rostro se pasó hacía la parte oscura del bosque, podía oler el aroma podrido de un vampiro aproximarse, aunque parecía que su enemigo natural también había descubierto que pronto se encontraría con él. Cerró los ojos por unos momentos, y terminó por notar que el vacío, la muerte de la criatura ajena se estaba alejando. — Puedes descubrir que existe un mundo más divertido, arriesgado, y diferente, a todo aquel que crees ver ahora — Saltó un par de ramas.
Meditó un poco intentando conocer un poco más sobre la situación de su ahora conocida. ¿Cómo poder ayudarla para no verse tan triste? Porque Roland aseguraba que la mirada ajena mostraba melancolía. Nunca antes imaginó ayudar a alguien, pero ahora tenía la forma, quizás ayudándola a ella se ayudaría él.
— ¿Por qué creer que a nadie le importas? — Cuestionó intentando ser lo menos rudo posible al hablar. En ocasiones “El silencioso”, no tenía idea de como expresarse ante los demás.
Roland jamás había pensado sobre si era malo o bueno vivir en soledad. De hecho poco le había importado siempre, se había programado, siempre se hizo a la idea de tener que vivir para darle a su padre lo que quisiera. Su idea de forma una unión estaba muerta. Aunque en ese momento sintió un poco de deseo por tenerlo.
Cuando era más pequeño, cuando su madre seguía con vida, siempre quiso tener a alguien como ella. Una fémina que sin importar lo mal que pudiera vivir, buscaba lo bueno, y daba el amor que tenía, aunque no lo recibiera. Personas tan desinteresadas hacían falta. La miró, y sin pensarlo asintió a lo que ella decía. Le aceptaba el trato. Roland se movió un poco y retiró la gabardina que adoraba su cuerpo. La colocó sobre los finos y delgados hombros de la joven, y luego se alejó para no importunar su espacio personal. Caminó con discreción alrededor de las tumbas, y después del silencio prolongado, decidió seguir la charla.
— Si pierdes el trato no podrás salir, pero eso no quiere decir que no pueda visitarte ¿Qué opinas? — Dejó de mirarla, su rostro se pasó hacía la parte oscura del bosque, podía oler el aroma podrido de un vampiro aproximarse, aunque parecía que su enemigo natural también había descubierto que pronto se encontraría con él. Cerró los ojos por unos momentos, y terminó por notar que el vacío, la muerte de la criatura ajena se estaba alejando. — Puedes descubrir que existe un mundo más divertido, arriesgado, y diferente, a todo aquel que crees ver ahora — Saltó un par de ramas.
Meditó un poco intentando conocer un poco más sobre la situación de su ahora conocida. ¿Cómo poder ayudarla para no verse tan triste? Porque Roland aseguraba que la mirada ajena mostraba melancolía. Nunca antes imaginó ayudar a alguien, pero ahora tenía la forma, quizás ayudándola a ella se ayudaría él.
— ¿Por qué creer que a nadie le importas? — Cuestionó intentando ser lo menos rudo posible al hablar. En ocasiones “El silencioso”, no tenía idea de como expresarse ante los demás.
Roland F. Zarkozi- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Borron y cuenta nueva [Privado]
Ser incomprendida era una manera con la que Nathaly aprendió a vivir desde siempre, jamás había sido lo que sus padres esperaron que fuera y desde que ellos habían notado eso, no hicieron más que sentirse avergonzados de los actos que llevaba a cabo su hija. Ella era la que podía llamarse la oveja negra de cada familia y aunque no le importaba ser comprendida o no, la verdad era que últimamente la soledad era aquella que le estaba jugando malas pasadas, haciendo sentir terriblemente mal cuando antes nada podía afectarle. Por eso era que esa noche, aunque Roland le estuviese reprendiendo sobre su forma de actuar, ella se sentía bien. No sabía hacía cuanto es que se había sentido como en esos momentos, verdaderamente acompañada.
En los ojos de Roland podía ver preocupación y cierto grado de pesar. Él parecía estar tan solo como ella y aún así, lucía como si se preocupara por las cosas que pasaban en la vida de Nath. Inspirada en parte por esa sensación de compañía agradable que emita Roland, fue que termino por ofrecerle un trato que a otros les parecería sumamente extraño, pero que el joven terminaba por aceptar con un asentimiento de cabeza que hizo que una enorme sonrisa apareciera en lo labios de la Rilke.
– Gracias, eres muy amable – dijo cuando la gabardina que el hombre llevaba fue colocada con delicadeza sobre sus hombros. Se encontraba sumamente calida y eso le hizo suspirar mientras observaba la figura de Roland andar entre las tumbas de los alrededores – Si te enfermas tu, terminare por sentirme sumamente culpable – aquello lo menciono son sinceridad, porque si Roland se enfermaba sería únicamente su responsabilidad por no negarse a los gestos amables que le demostraba.
Cuando la mirada ajena se alejo de la suya. Nath trato de seguir la dirección en la que se enfocaban los ojos de Roland, pero para ella, no existía nada más que oscuridad ahí así que termino por regresar la mirada al hombre aquel y termino por reír. Si bien ella había sido la primera en demostrar que deseaba verle de nuevo, tal parecía ser que él pensaba lo mismo, pues con aquellas palabras le garantizaba que aunque ella perdiera la apuesta, se verían nuevamente.
– Por mi sería excelente eso, aunque seguramente no querrías ir a mi casa – respondió de manera divertida – Mis padres te atosigarían creyendo que serás el hombre que alejara a su hija del camino de la vergüenza y cuando veas eso, te darás cuenta de que no existe nada de divertido en eso – suspiro – aún así, descuida, que me encargare de ahorrarte ese sufrimiento cuando no amanezca enferma – al igual que Roland se encontraba seguro de la enfermedad de la joven, ella estaba segura de que se encontraba completamente sana, aunque dentro de su cuerpo la enfermedad fuera ganando terreno.
Reanudo su andanza entre las tumbas y se encogió de hombros ante la pregunta ajena.
– No se necesita ser un genio para ver el desprecio en los ojos de las personas, incluso en los de tu propia familia. Ellos solo quieren que les sirva para sus propositos y como no lo hago – termino por mirar a Roland – pues entonces no les importo – suspiro nuevamente y se acerco más a donde él estaba – Pero no hablemos de esas cosas que creo que no son lo más conveniente para una primera vez juntos – le sonrío – Mejor dime ¿Por qué nunca antes te había visto en ningún sitio? ¿Eres acaso otro marginado como yo? – y al decir eso soltó una risita divertida, pues él era demasiado apuesto como para ser un marginado.
En los ojos de Roland podía ver preocupación y cierto grado de pesar. Él parecía estar tan solo como ella y aún así, lucía como si se preocupara por las cosas que pasaban en la vida de Nath. Inspirada en parte por esa sensación de compañía agradable que emita Roland, fue que termino por ofrecerle un trato que a otros les parecería sumamente extraño, pero que el joven terminaba por aceptar con un asentimiento de cabeza que hizo que una enorme sonrisa apareciera en lo labios de la Rilke.
– Gracias, eres muy amable – dijo cuando la gabardina que el hombre llevaba fue colocada con delicadeza sobre sus hombros. Se encontraba sumamente calida y eso le hizo suspirar mientras observaba la figura de Roland andar entre las tumbas de los alrededores – Si te enfermas tu, terminare por sentirme sumamente culpable – aquello lo menciono son sinceridad, porque si Roland se enfermaba sería únicamente su responsabilidad por no negarse a los gestos amables que le demostraba.
Cuando la mirada ajena se alejo de la suya. Nath trato de seguir la dirección en la que se enfocaban los ojos de Roland, pero para ella, no existía nada más que oscuridad ahí así que termino por regresar la mirada al hombre aquel y termino por reír. Si bien ella había sido la primera en demostrar que deseaba verle de nuevo, tal parecía ser que él pensaba lo mismo, pues con aquellas palabras le garantizaba que aunque ella perdiera la apuesta, se verían nuevamente.
– Por mi sería excelente eso, aunque seguramente no querrías ir a mi casa – respondió de manera divertida – Mis padres te atosigarían creyendo que serás el hombre que alejara a su hija del camino de la vergüenza y cuando veas eso, te darás cuenta de que no existe nada de divertido en eso – suspiro – aún así, descuida, que me encargare de ahorrarte ese sufrimiento cuando no amanezca enferma – al igual que Roland se encontraba seguro de la enfermedad de la joven, ella estaba segura de que se encontraba completamente sana, aunque dentro de su cuerpo la enfermedad fuera ganando terreno.
Reanudo su andanza entre las tumbas y se encogió de hombros ante la pregunta ajena.
– No se necesita ser un genio para ver el desprecio en los ojos de las personas, incluso en los de tu propia familia. Ellos solo quieren que les sirva para sus propositos y como no lo hago – termino por mirar a Roland – pues entonces no les importo – suspiro nuevamente y se acerco más a donde él estaba – Pero no hablemos de esas cosas que creo que no son lo más conveniente para una primera vez juntos – le sonrío – Mejor dime ¿Por qué nunca antes te había visto en ningún sitio? ¿Eres acaso otro marginado como yo? – y al decir eso soltó una risita divertida, pues él era demasiado apuesto como para ser un marginado.
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Re: Borron y cuenta nueva [Privado]
Recordó entonces que su nuevo estado le daba ventajas, muchísimas más que desventajas, aunque un día al mes eso llegara a importar menos. Roland no sentía el frío de la misma manera que los humanos, de hecho sólo si llegaba a nevar y hundía sus pies en aquel casi solido blanco, podía sentir escalofríos, sin embargo no se abochornaba por traer abrigos, y esa prenda le gustaba demasiado. Además del frío poco percibido, el muchacho ya no se enfermaría más. La mezcla de defensas animales con las humanas daban ventajas, entre otros detalles. Claramente ella no lo sabía, y quizás nunca lo llegaría a saber. No poder ser cien por ciento sincero con alguien llegaba a hundirle el ánimo, aunque claro, no es que tuviera muchos amigos para poder contarles aquel secreto letal.
El muchacho se dio cuenta de la emoción de Nathaly al mostrarle su interés y preocupación, nunca nadie antes le había hecho gesto alguno de importancia en eso, y lo cierto es que se sintió´bien, le gustó. Para la vida tan fría que había tenido el licántropo, la empatía era un tema ignorado, anhelado y bien recibido, pero también lo confundía demasiado. Suspiró profundamente mirando al frente.
Una familia cómo la que ella le describía no le resultaba algún problema. Cuando diariamente enfrentas a un padre dictador, a una inquisición que te quiere de guerrero ó experimento, te enfrentas a criaturas de la noche, y encima lidias con la licántropia, padres impertinentes es lo último que te roba el sueño. Algunas personas creen que sus problemas son demasiado altos, sí se dieran cuenta de la realidad que pasan algunos, probablemente se dejarían de quejar, o lo disminuirían un poco.
— Quizás les importas, pero el enfoque de ellos es distinto, no todos pensamos ni vemos de esa manera la vida, muchos podemos ver algo bien, pero resulta que está mal, no los juzgues mucho, o más bien, no te quiebres la cabeza intentando descifrar lo imposible — Palabras que aprendió mucho tiempo atrás, si alguien se las hubiera dicho antes, muy probablemente se habría sacado de encima dolores profundos que hasta en ese momento le repercutían. Movió de un lado a otro la cabeza, nada de pensar en cosas negativas, no debía hacerlo.
— Soy completamente distinto a ti, sin embargo no me gusta el publico, me oculto, por eso nunca me habías visto, y quizás no vuelvas a verme, quien sabe — La ansias de decirle la verdad ahí se encontraban.
El muchacho se dio cuenta de la emoción de Nathaly al mostrarle su interés y preocupación, nunca nadie antes le había hecho gesto alguno de importancia en eso, y lo cierto es que se sintió´bien, le gustó. Para la vida tan fría que había tenido el licántropo, la empatía era un tema ignorado, anhelado y bien recibido, pero también lo confundía demasiado. Suspiró profundamente mirando al frente.
Una familia cómo la que ella le describía no le resultaba algún problema. Cuando diariamente enfrentas a un padre dictador, a una inquisición que te quiere de guerrero ó experimento, te enfrentas a criaturas de la noche, y encima lidias con la licántropia, padres impertinentes es lo último que te roba el sueño. Algunas personas creen que sus problemas son demasiado altos, sí se dieran cuenta de la realidad que pasan algunos, probablemente se dejarían de quejar, o lo disminuirían un poco.
— Quizás les importas, pero el enfoque de ellos es distinto, no todos pensamos ni vemos de esa manera la vida, muchos podemos ver algo bien, pero resulta que está mal, no los juzgues mucho, o más bien, no te quiebres la cabeza intentando descifrar lo imposible — Palabras que aprendió mucho tiempo atrás, si alguien se las hubiera dicho antes, muy probablemente se habría sacado de encima dolores profundos que hasta en ese momento le repercutían. Movió de un lado a otro la cabeza, nada de pensar en cosas negativas, no debía hacerlo.
— Soy completamente distinto a ti, sin embargo no me gusta el publico, me oculto, por eso nunca me habías visto, y quizás no vuelvas a verme, quien sabe — La ansias de decirle la verdad ahí se encontraban.
Roland F. Zarkozi- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Borron y cuenta nueva [Privado]
Las palabras de Roland sobre sus padres le hicieron soltar un suspiro. Desde siempre ella había creído que a sus padres poco les interesaba lo que le sucediera, sino que más bien estaban interesados en que ella no echara a perder el apellido de la familia; sin embargo, si pensaba en un enfoque distinto, la verdad es que creía que sus padres le reprendían tanto porque deseaban verla casada con un buen hombre y sin tener que preocuparse por lo que sucediera si es que los negocios en algún momento se iban a pique. Sus padres ya no tenían que quedar bien con nadie porque a pesar de los problemas que existieran en el matrimonio entre ellos se apoyaban, pero Nath, ella aún no tenía a nadie.
Hizo una ligera mueca y suspiro antes de observar de reojo a su acompañante nocturno.
– Bueno, es eso tienes razón – claro que no planeaba admitir del todo que gracias a lo que le hacía pensar, quizás comprendiera un poco más a sus padres – además no tiene tanto sentido que me preocupe por cosas que no han pasado aún, así que me iré encargando de todo conforme pase – quizás sus padres tampoco podían comprenderle y eso era todo.
Ante la confesión de que era extraño, Nath no pudo más que soltar una risita divertida y negar de manera firme a todas y cada una de sus palabras.
– Yo no creo que sea tan distinto a mi, solo dos personas similares en algún aspecto terminarían estando a estas horas de la noche a solas en un cementerio – y pese al buen humor que llevaba en esos momentos, cuando de los labios del hombre salieron las ultimas palabras, Nath se detuvo en seco y le miro de la manera más amenazante en que podía – ¡NO! Tú no puedes desaparecer después de que has hecho un trato conmigo – dijo de manera segura, con cierta ofensa en su voz al creerse engañada por aquel que estrechaba su mano y le aceptaba un trato y después soltaba palabras como aquella – Tienes que cumplir ese trato… si me enfermo o si no, tienes que verme nuevamente – se acerco entonces a él, tranquilizando ese ímpetu que le había llegado repentinamente – No vas a desaparecerte ¿verdad? – pregunto mirando a los ojos a Roland, buscando en ellos algo que le dijera incluso si él no hablaba, si es que quería verla de nuevo porque de algo ella estaba segura, deseaba encontrarse nuevamente con él a cualquier costo.
Hizo una ligera mueca y suspiro antes de observar de reojo a su acompañante nocturno.
– Bueno, es eso tienes razón – claro que no planeaba admitir del todo que gracias a lo que le hacía pensar, quizás comprendiera un poco más a sus padres – además no tiene tanto sentido que me preocupe por cosas que no han pasado aún, así que me iré encargando de todo conforme pase – quizás sus padres tampoco podían comprenderle y eso era todo.
Ante la confesión de que era extraño, Nath no pudo más que soltar una risita divertida y negar de manera firme a todas y cada una de sus palabras.
– Yo no creo que sea tan distinto a mi, solo dos personas similares en algún aspecto terminarían estando a estas horas de la noche a solas en un cementerio – y pese al buen humor que llevaba en esos momentos, cuando de los labios del hombre salieron las ultimas palabras, Nath se detuvo en seco y le miro de la manera más amenazante en que podía – ¡NO! Tú no puedes desaparecer después de que has hecho un trato conmigo – dijo de manera segura, con cierta ofensa en su voz al creerse engañada por aquel que estrechaba su mano y le aceptaba un trato y después soltaba palabras como aquella – Tienes que cumplir ese trato… si me enfermo o si no, tienes que verme nuevamente – se acerco entonces a él, tranquilizando ese ímpetu que le había llegado repentinamente – No vas a desaparecerte ¿verdad? – pregunto mirando a los ojos a Roland, buscando en ellos algo que le dijera incluso si él no hablaba, si es que quería verla de nuevo porque de algo ella estaba segura, deseaba encontrarse nuevamente con él a cualquier costo.
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Re: Borron y cuenta nueva [Privado]
Roland había cometido muchísimos errores, entre ellos el haber secundado a su hermana para salir de su hogar, de esa manera ambos cogieron aquella terrible maldición que llevaban sobre sus hombros, además, gracias a sus errores también convirtió a alguien que amaba en lo que él era. Sin duda era un hombre que poseía la maldición en muchos ámbitos, no sólo en convertirse en una criatura en luna llena. Esa noche no iba a cometerlos mismos altercados del pasado, él lo sabía, y tenía la determinación para dejárselo a alguien en claro. Lo que no era el hijo de en medio de Gregory, era un hombre cruel o insensible, y por eso meditaba demasiado las palabras que debía y estaba a punto de decir. No iba a lastimar a nadie, mucho menos a un joven que se veía tan rota como él.
La miró tan cerca de él, sin poder evitarlo su nariz se arrugó un par de veces, y eso debido a la enfermedad que podía oler, proveniente de ella, obviamente. ¡Los humanos eran tan frágiles! Aunque él nunca lo había sido del todo, porque su padre les había prohibido coger alguna enfermedad. Una orden completamente ridícula, pero algo que Gregory sin duda haría, porque un día en cama, era como perder la vida; desperdiciarla.
Se mantuvo sereno, escuchó con atención las palabras femeninas, y no pudo evitar sonreír. Las únicas dos personas que deseaban volver a verlo siempre se encontraban lejos, lo cual aquello le hizo sentir raro. No gustaba de hacer lazos, mucho menos amigos, y todo por el temor a llevarlos a malos desenlaces. El licántropo torció el gesto, no supo que decir, y en realidad no iba a decirle nada. No podía prometerle volver a verla, no podía contestarle, porque no deseaba ver en aquel rostro decepción.
Lo único que hizo en ese momento fue mirarla a los ojos por unos escasos segundos, se encogió de hombros y terminó por apartar la mirada, alejándose, dejando entre ellos la distancia más prudente que podía ofrecerle. A Roland no le gustaba que invadieran su espacio personal, cuando cruzaban la linea se ponía a la defensiva, así que mejor para él si lo iba mostrando con hechos en vez de palabras. Creía a la joven inteligente como para darse cuenta.
Su mirada se posó en el cielo. De un momento a otro se sintió incomodo. Debía salir de ahí.
La miró tan cerca de él, sin poder evitarlo su nariz se arrugó un par de veces, y eso debido a la enfermedad que podía oler, proveniente de ella, obviamente. ¡Los humanos eran tan frágiles! Aunque él nunca lo había sido del todo, porque su padre les había prohibido coger alguna enfermedad. Una orden completamente ridícula, pero algo que Gregory sin duda haría, porque un día en cama, era como perder la vida; desperdiciarla.
Se mantuvo sereno, escuchó con atención las palabras femeninas, y no pudo evitar sonreír. Las únicas dos personas que deseaban volver a verlo siempre se encontraban lejos, lo cual aquello le hizo sentir raro. No gustaba de hacer lazos, mucho menos amigos, y todo por el temor a llevarlos a malos desenlaces. El licántropo torció el gesto, no supo que decir, y en realidad no iba a decirle nada. No podía prometerle volver a verla, no podía contestarle, porque no deseaba ver en aquel rostro decepción.
Lo único que hizo en ese momento fue mirarla a los ojos por unos escasos segundos, se encogió de hombros y terminó por apartar la mirada, alejándose, dejando entre ellos la distancia más prudente que podía ofrecerle. A Roland no le gustaba que invadieran su espacio personal, cuando cruzaban la linea se ponía a la defensiva, así que mejor para él si lo iba mostrando con hechos en vez de palabras. Creía a la joven inteligente como para darse cuenta.
Su mirada se posó en el cielo. De un momento a otro se sintió incomodo. Debía salir de ahí.
Roland F. Zarkozi- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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