Re: Die in the moon [Privado]

por **Mihăiță** Jue Nov 20, 2014 10:21 pm

¡Maldito hijo de puta, ya una vez en la red de sus orbes se hallaba su comida, el infeliz lobo la devoraría hasta el asesinato de su atracción!

¡Cuidado, el perro anda suelto! ¡No lo miren, no caigan en su horrorosa seducción! Sale de su habitación, liberado del bozal de ese hocico, ¡No debió desprendérselo! Muerde, ataca con un jodido encanto a sus víctimas, es momento de cazar, debía teñirse ese escenario (el Hotel des Arenes) se vestía de un alcoba determinada para este engatusador, peligrosamente se desliza en los pasillos, anda suelto, sus cadenas se hallan guardadas bajo llave para que nadie pueda atraparlo, liberado de cualquier atadura, vislumbrando con un elegante traje negro, el cual esculpida su figura denota, siendo sus cabellos peinados hacia atrás pero sueltos, su rostro con la ley que el mismo estipulo para las víctimas. Todo se valía, no importaba el cómo sino el obtenerlo. Con la firmeza avanza, una de sus manos aguarda tras el bolsillo del pantalón, y la otra amenazante, con un símbolo de erotismo sujeta su pipa, calando de esta que su sabor era un afrodisiaco perturbador para quien lo capture.

No encuentra ninguna quien cumpla el prototipo para revolcarse, juguetear con el deseo, mostrar el control ante ella y someterla a un ansia incontrolable, seducir, enloquecerla con esa apariencia tentadora, excitarlas con solo la imaginación de su templo…. Pero algunas de las que observaba con indiferencia sobresaltaban un defecto, que no lograban desprenderle de los ojos la lujuria, la morbosidad, el desafiarse por atraparla.

Completamente era una esfera de lujo, de un espectáculo y placer, confundir a su víctima, pasando de largo cuando una se le acercaba, ¡No! ¡Él debía conducir a la que haya escogido hacia una trampa! Esa era la manía, su jodido trastorno en cuanto el poderío de salirse con la suya, pero tras llegar a la recepción, estaba a punto de salirse, atacar a la maldita noche, ir tras una casada o quizás alguien de los más altos reinos del lugar, ahí a una distancia una joven estudió. «Mmm ¡Que templo más hermoso para torturar!» Pensó, iniciando la cacería.

Altanero se acercaba, reconoce su fortaleza que la pesadez en su mirada era tan descarda que aquella mujer de unos cabellos sedosos castaños lucientes le inducía a tirar de ellos, era un arte sofisticado, era una estimulación para la fantasía, fingía ser frágil, ya que sus ojos cafesinos, tipo miel mostraron su verdad, estaba buscando, peligrosamente interesada se muestra, batallando para adquirir un premio, era perfecta, con claridad frívolamente se divierte buscando como un anzuelo a quien atrapar.

El mismo juego, coquetear por el interés personal, llegando hacia ella que pasa de largo, capto su mirada más quiso convertir esto en una estrategia para recalcar el mando, el quien jugaría con quien para un fin. Para quien era un seductor solo sabía el poder de la rendición de su presa. Fue que desnudo el camino que recorrió anteriormente, le invitaba a caer, estipular lo que una mujer sería capaz de hacer por su mero capricho, ¿Seguiría o se haría la desinteresada? Nadie sabía lo que pudiese pasar, solo observaba sus movimientos, quería saber lo que entregaría en esos pasadizos.

por **Autumn Di Moncalieri** Dom Nov 30, 2014 7:54 pm

Tú di que sí, cielo; qué sería de la vida sin algo de riesgo.
Neil Gaiman

Existen juegos que la mujer aún no ha aprendido a jugar de la manera correcta y por sus descuidos puede llevarse sorpresas que no espera. Con todo y eso se cree lo suficientemente experta para conocer a los hombres y la manera de atraerlos y atraparlos en las redes de una femineidad que no lleva mucho tiempo despierta. Roxanne es una chiquilla que se divierte con fuego, que no teme quemarse y presumir después las cicatrices de una batalla que de manera misteriosa considera un triunfo. En aquel hotel sin embargo no esta jugando con fuego, sino con bestias más salvajes que la devoraran de un instante a otro y no podrá ser capaz de hacer nada para evitarlo.

Los ojos curiosos de la joven pasan de un hombre a otro. Esta buscando alguien que le resulte interesante, un verdadero reto del cual pueda presumir después a sus primas y hacerles notar de esa manera que ya ha dejado de ser una niña, que es capaz de superarles cuando se lo proponga y que por lo tanto, deben tenerle respeto. Había ignorado al primer hombre que le llamara la atención para centrarse en uno que creía le daría más juego y sin embargo el juego había iniciado desde antes, cuando observara de manera tan descarada al primero de los hombres. Los pies de Roxanne le guían a ir en dirección del que luce más adinerado y poco antes de que el objetivo de la chica sea alcanzado del todo es que aparecer el primer jugador en el tablero. La humana se detiene a verlo pasar, la mirada de ambos coincide y entonces la resolución de la fémina cambia por completo. Roxanne ha descubierto con quien realmente desea jugar.

Se mantiene inmóvil en el lugar, observando al hombre andar con ese porte elegante y casi retador que a ella termina por convencerle del todo. Una sonrisa aparece en los labios de Roxanne y el hombre mayor desaparece por completo de sus pensamientos. De manera desinteresada y como si no fuera por él que avanza, lo sigue. Le acecha como si fuera ella quien le ha elegido como una presa cuando la situación es completamente a la inversa y ella es la presa de aquel lobo con piel de cordero que le hace seguirle. Acelera el paso y se obliga a pasar frente a él, sin dejar de mirarle y esta vez, sonreír con picardía para demostrarle el interés que tiene en él y que seguirá su juego sin importar las consecuencias que pueda acarrearle. Con todo lo que hace parece estar invitándole a demostrar que de verdad le dará la entretención que ella busca.

Es entonces la joven quien avanza hacía un lugar más solitario, que igual es quizás lo que aquel hombre ha planeado para ella. Roxanne parece estar cayendo en ese juego y contrario a lo que se pueda pensar, le encanta.

por **Mihăiță** Jue Dic 11, 2014 10:59 pm

Trampas mentales, seducción a flor de carne, gira y serás poseída.

El arte de seducción era manipulado por ambas partes, se estaba tornando un juego peligroso y excitante, liberando los secretos que la caja de Pandora desato, provocados coqueteos, entornando la telaraña a cierta distancia, la orilla a caer en un pozo sin fin, asecharla, mantenerla presa de su propia cacería. ¡Terrible lucha! ¡Poderío engendrado en la mirada! Bestia salvaje, ni porque su pelaje representa un hombre deja de ser peligroso, a quien engañaba, ¡El peor animal era ese, aquel que se despliega en el pasadizo! Caminando con glamur, recio con la iris filosa de reclamar un jaque.

Esa presencia se acerca, percibe que ha caído, se acerca a la trampa y al verla al frente. Desliza la lengua por los carnosos labios, arrogante reluce ya que siempre se salía con la suya y en sus propias pupilas ya era una ventura donde el Galán aullaría en una cama, cometiendo una escaramuza en el sexo.

Y entre esos espacios ya íntimos se comparte la sensualidad, no detiene el paso y recalca aun una pequeña indiferencia a ese gesto desprendido por la joven, sepultada por atracción, un templo deseoso, ya engendrando la altanería en el interior, la incitación de los sentidos era sumamente penetrante, la piel flameaba, los caprichos de la imaginación se transformaban violentamente, deleitado posa la pipa en los labios, se va aflojando la corbata y le guiña el ojo cuando captura su mirada, el erotismo ya hablaba, era momento de arrojar la caña de pesca y atraer el manjar a sus manos.

Fue que al elevar unos pasos más, llego a su lado y se giro, deslizando una de sus manos en la cintura en lo que con la otra sujeto la pipa, alzándola un poco la reposa contra la pared y el humo calado lo soplo con lentitud en el cuello y parte de donde se hallaban sus senos, ascendiendo el rostro y le mira fijamente, porque el arma de una mujer era la primera caricia…—¿Le temes a la jauría de un lobo? —cuestiono, sin despegar las pupilas que endiabladas se reflejan, amenazante sus palabras al ya estar en la mira. ¡No permitas que se acerque más, no goces de su aliento, escapa antes de que te bese! Un solo paso, ya llegaba, describiendo a la jauría por los mil demonios que ya se liberaban, deslizando la mano que le sujeta por su espalda, presionando un poco con los dedos esa tersa piel, exquisita huele, su esencia embriaga y como perro se inclina un poco y olisquea su alimento, acariciando con la nariz su vientre hasta llegar a esos labios que le invitan a rozar la barba en una de sus mejillas hasta llegar a su oído…—Te atrape —susurro con descares, descendiendo la mano y sentencia una pequeña distancia, esperando la actuación ajena en lo que se atreve a calar de nuevo su pipa. Este era el más exótico momento, su pipa representaba el templo de una mujer, la manera en la que se posesiona de ella, el roce con los labios para calar de este su exquisitez, penetrándose hasta desprender el humo figurando la esencia por ambas partes que terminan en uno hasta gozar del primer orgasmo. Eso es lo que estaba ocurriendo con ella, ya la había sujetado, deslizo su grande mano en su tallado, le rozo aspirando de su pócima, y el fusionarse era lo que se avecinaba…

por **Autumn Di Moncalieri** Vie Ene 16, 2015 10:43 pm

Si él podía hacerlo, yo también.
Cheryl Strayed

¿Quién ganaba en aquel juego? La respuesta era sencilla porque el más experto de ambos llevaba a Roxanne a caer en sus garras, cual insecto que se encandila con la luz de una vela y se acerca a ella hasta que el calor de la flama le quema y termina por no tener escapatoria. Si le preguntaban a la fémina, ella diría que llevaba la ventaja pero en realidad se miente a si misma, se sabe en las redes de la seducción masculina.

La De Lacour es una niña jugando en las grandes ligas, ahí donde es vulnerable a quienes desean devorar su cuerpo que fácilmente engaña y le hace lucir como una mujer completa. Ambos se siguen, ya conocen el desenlace de ese encuentro y ninguno se niega a lo que vendrá ¿Por qué negarse? Las aventuras les esperan a la vuelta de la esquina y una noche como pocas toca a la puerta de ambos, esa puerta que han decidido abrir sin importar a donde es que les lleve. La sonrisa coqueta en el rostro femenino es la respuesta al guiño masculino, es ese primer contacto que da la carta abierta a que el otro disfrute de los placeres ocultos en el cuerpo.

Sus pasos la guían a pasar descarada a un lado del lobo que en un movimiento perfecto y con la capacidad de derretir a cualquier mujer en el acto, le sujeta por la cintura hasta dejarle contra la pared más cercana, allá donde las personas ya no parecen pasar, como si todas y cada una de ellas supieran que la bestia esta por cenar a su inocente presa. Los ojos de Roxanne destellan con la curiosidad y la fascinación ante el ejemplar masculino. El humo de la pipa le acaricia la piel y la humana se relame los labios.
– Si le temiera ¿Estaría aquí? – el descaro en su respuesta invita aún más al lobo a jugar con ella – Además, no veo de que se debería temer. En mi solo existe la curiosidad y pocos son los que logran generarme un verdadero deseo – la sonrisa en su rostro no se hace esperar y ante la ausencia de personas el licántropo le acecha. La humana es su presa y no existía presa más dispuesta que ella. Se deleita con la cercanía, con esa manera tan seductora que poseía el hombre de moverse y de hacerle saber que estaba ya en su poder; ella igual no deseaba estar en poder de ningún otro.

– Aún no estés tan seguro. ¿Quién garantiza que no puedo escapar? – una risita sale de sus labios. No piensa escapar y la mirada que devora tanto como puede de ella le hipnotiza. El hombre es alto, hasta esos momentos ella puede notar que fácilmente le cubre el cuerpo, que es evidentemente más fuerte que ella y en lugar de sentir temor por lo que le espera, se lanza a las fauces del lobo. La mano delicada de Roxanne se desliza por el cuello masculino, le atrae a ella y le besa al mentón y después el cuello antes de soltarle y poniendo la mano en el pecho masculino le observa, con el juego escrito en el rostro y el deseo en la piel – ¿Te sigo o me sigues? – y sin resistencia alguna, la joven mortal le pertenece al lobo.

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