AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Doppelgänger [Privado]
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Doppelgänger [Privado]
La inquisidora corría con la mayor velocidad que le era posible. Pues el atardecer estaba dando paso a la oscuridad de la noche y cuando eso sucediera, no podría dar alcance al cambiante que seguía en esos momentos. Scarlett detestaba esos cambios en la luminosidad cuando estaba en plena caza, pues aspectos tan sencillos como esos podían facilitar o mandar al demonio toda una operación, tal cual le estaba sucediendo; sin mencionar que sus noches se habían vuelto prácticamente territorio sagrado.
Apenas se oscurecía en Paris, ella se dirigía al encuentro de Patrick y entonces nada más le interesaba. Las cazas de sobrenaturales eran una cuestión sin importancia y las venganzas eran una ridiculez de personas con pensamientos infantes. El hombre que había regresado a su vida le hacía demasiado bien y por eso era que necesitaba con desesperación terminar esa persecución antes de que la noche cayera. No deseaba que la dificultar le llevara a demorarse más en el encuentro con Patrick.
– Maldito cambiante – chasqueo la lengua mientras el cuerpo del hombre que seguía cambiaba de forma frente a ella y se transformaba en un perro – Lo que me faltaba, más velocidad para ti – trato de aumentar mucho más la velocidad pero cada vez más, parecía estar siendo dejada detrás por aquel animal que a momentos giraba la cabeza y que Scarlett podía jurara, lo hacía por el mero hecho de burlarse de ella, de retarle a que le alcanzara si es que era posible que lo hiciera. Las criaturas sobrenaturales eran tan detestables que ya vería aquel cambiante cuando le pusiera las manos encima, se arrepentiría de burlarse de ella, al igual que antes lo hiciera un vampiro, de quien ahora cargaba sus colmillos cual trofeo de guerra.
No estuvo del todo segura cuantas más calles corrió, ni si es que había seguido las correctas, pero para cuando opto por detenerse, ya no existía seguridad alguna de por donde se había escabullido el cambiante.
– ¡DEMONIOS! – exclamo al viento y pateo una pequeña piedrecita que se estrello contra la pared más cercana de una casa. Sus esfuerzos por atrapar a aquel escurridizo ser, habían sido inútiles y ya no tenía sentido alguno seguir corriendo como tonta en busca de algo que no sería capaz de encontrar más. Con más molestia consigo misma que con resignación por el intento, fue que comenzó a regresar tras sus pasos. Las calles más solitarias porque se había dado la persecución comenzaron a quedar detrás y la inquisidora entro en calles ligeramente más concurridas, donde sus ropas fuera de lo ordinario llamaron la atención de quienes pasaban cerca de ella. Scarlett no les presto atención a nadie o al menos no lo hizo hasta que al llegar a una encrucijada se vio.
Los pies de la inquisidora se detuvieron en el sitio y sus ojos se abrieron con sorpresa. Más allá de donde se encontraba, se veía a si misma caminando tranquilamente y su mente solo llegó una respuesta ante tal suceso. Aquello que veía era un Doppelgänger, una criatura que nunca había visto y de la cual escuchara muchas leyendas. Por primera vez en la vida Scarlett veía algo inusual e igual, lo que debía hacer era claro. Necesitaba eliminar aquel ser. Sin perder tiempo alguno, comenzó a seguir aquella criatura que usurpaba su rostro pues buscaba acorralarla en una zona más solitaria y terminar con ella. Desconocía las implicaciones reales de un encuentro con algo así, pero pronto las descubriría y estaba segura que la peor parte, no se llevaría ella.
Apenas se oscurecía en Paris, ella se dirigía al encuentro de Patrick y entonces nada más le interesaba. Las cazas de sobrenaturales eran una cuestión sin importancia y las venganzas eran una ridiculez de personas con pensamientos infantes. El hombre que había regresado a su vida le hacía demasiado bien y por eso era que necesitaba con desesperación terminar esa persecución antes de que la noche cayera. No deseaba que la dificultar le llevara a demorarse más en el encuentro con Patrick.
– Maldito cambiante – chasqueo la lengua mientras el cuerpo del hombre que seguía cambiaba de forma frente a ella y se transformaba en un perro – Lo que me faltaba, más velocidad para ti – trato de aumentar mucho más la velocidad pero cada vez más, parecía estar siendo dejada detrás por aquel animal que a momentos giraba la cabeza y que Scarlett podía jurara, lo hacía por el mero hecho de burlarse de ella, de retarle a que le alcanzara si es que era posible que lo hiciera. Las criaturas sobrenaturales eran tan detestables que ya vería aquel cambiante cuando le pusiera las manos encima, se arrepentiría de burlarse de ella, al igual que antes lo hiciera un vampiro, de quien ahora cargaba sus colmillos cual trofeo de guerra.
No estuvo del todo segura cuantas más calles corrió, ni si es que había seguido las correctas, pero para cuando opto por detenerse, ya no existía seguridad alguna de por donde se había escabullido el cambiante.
– ¡DEMONIOS! – exclamo al viento y pateo una pequeña piedrecita que se estrello contra la pared más cercana de una casa. Sus esfuerzos por atrapar a aquel escurridizo ser, habían sido inútiles y ya no tenía sentido alguno seguir corriendo como tonta en busca de algo que no sería capaz de encontrar más. Con más molestia consigo misma que con resignación por el intento, fue que comenzó a regresar tras sus pasos. Las calles más solitarias porque se había dado la persecución comenzaron a quedar detrás y la inquisidora entro en calles ligeramente más concurridas, donde sus ropas fuera de lo ordinario llamaron la atención de quienes pasaban cerca de ella. Scarlett no les presto atención a nadie o al menos no lo hizo hasta que al llegar a una encrucijada se vio.
Los pies de la inquisidora se detuvieron en el sitio y sus ojos se abrieron con sorpresa. Más allá de donde se encontraba, se veía a si misma caminando tranquilamente y su mente solo llegó una respuesta ante tal suceso. Aquello que veía era un Doppelgänger, una criatura que nunca había visto y de la cual escuchara muchas leyendas. Por primera vez en la vida Scarlett veía algo inusual e igual, lo que debía hacer era claro. Necesitaba eliminar aquel ser. Sin perder tiempo alguno, comenzó a seguir aquella criatura que usurpaba su rostro pues buscaba acorralarla en una zona más solitaria y terminar con ella. Desconocía las implicaciones reales de un encuentro con algo así, pero pronto las descubriría y estaba segura que la peor parte, no se llevaría ella.
Scarlett Duchannes- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 24/10/2013
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Re: Doppelgänger [Privado]
La tarde estaba llegando a su fin y con ello su turno como voluntaria en el hospital se había acabado. Después de quitarse el delantal y el gorro, sol lo colgó en el gancho que le correspondía junto con el de algunas otras voluntaria que ya se había ido, ella siempre se quedaba un poco más para ayudar al doctor con lo que hiciera falta. Su protectora era muy amable en dejarla asistir casi todos los días para poder ayudar y aprender en ese lugar. Era una mujer llena de la gracia de Dios, de aquello no cabía duda. Y… era todo lo que sol tenia, su trabajo allí y ella…Estaba agradecida, realmente agradecida con Dios por haberla puesto en su camino, de no ser por ella, no se sabe lo que sería de la suerte de la gitana sin memoria.
Al salir del hospital la fresca brisa golpeo su rostro, era una agradable tarde y sol aún no se ponía en el horizonte, la idea de dar un paseo antes que este se escondiera no pasó desapercibida por su cabeza, por lo cual en vez de dirigirse hacia la casa donde vivía se desvió para perderse un rato hacia el centro de la ciudad, le daría tiempo de pasear por los parque un rato, tal vez comprar algunos dulces y de paso llevarle uno a su señora Gianna, aunque por lo general ella en las noches no se encontraba en casa, era algo extraño su trabajo, y ella, no era como las mujeres que usualmente se ven dentro de su clases…Bueno, no la mayoría del tiempo, se iba por días incluso meses, dejándola con las empleadas, las cuales al principio no le miraban bien pues creían que era una aprovechada y una arrimada, pero sol se había ganado con el tiempo el cariño de aquellas mujeres, quienes siempre y no sabía por qué razón, le advertían que estuviera en casa antes del anochecer.
Debes dejar de pensar cosas sin sentido...Sol…-se dijo así misma, en realidad no sabía si ese era su verdadero nombre, pero había soñado varias veces que la chica de hermosos ojos le llamaba así, y tampoco sabía por qué… pero se sentía cómoda con ese nombre, el resto de su pasado aún era borroso, y a pesar de los muchas sesiones que había tenido con el doctor que su protectora le hacía visitar, ella no había podido desenvolver la madeja que eran sus recuerdos, todos llegaban de forma demasiado dispersas, unos hermosos, otros horribles, tal como sus sueños… pero con contenido algo…diferente.
Llego a una zona comercial donde habían muchos puestos con curiosas cosas artesanales, frutas y dulces, al igual que a su alrededor habían tiendas donde hermosos vestidos y joyas, porcelanas y perfumes eran exhibidos, en su interior podía ver damas de alta sociedad, con vestidos preciosos y peinados elaborados, y aunque a sol le gustaba ser la chica sencilla que era, no podía evitar sentirse incomoda ante lo poco que contrastaba con las personas que pasaban por su lado y que la miraban con cierto desdén. No era consciente de que alguien le observaba, más una sensación extraña se había arremolinado en su vientre, y pensó que era hora de ir a casa, no sin antes mirar de forma instintiva para todos lados, en busca de… Nada. En afán de no pasar por el mismo sitio decidió tomar una de las calles aledañas a aquella que no era muy concurrida, aquella por no decir que estaba sola, en comparación con la otra estaba muy desierta, por lo que era más fácil caminar sin tropezar con nadie. Tendría que apretar el paso, o la noche la alcanzaría antes de llegar a casa.
Al salir del hospital la fresca brisa golpeo su rostro, era una agradable tarde y sol aún no se ponía en el horizonte, la idea de dar un paseo antes que este se escondiera no pasó desapercibida por su cabeza, por lo cual en vez de dirigirse hacia la casa donde vivía se desvió para perderse un rato hacia el centro de la ciudad, le daría tiempo de pasear por los parque un rato, tal vez comprar algunos dulces y de paso llevarle uno a su señora Gianna, aunque por lo general ella en las noches no se encontraba en casa, era algo extraño su trabajo, y ella, no era como las mujeres que usualmente se ven dentro de su clases…Bueno, no la mayoría del tiempo, se iba por días incluso meses, dejándola con las empleadas, las cuales al principio no le miraban bien pues creían que era una aprovechada y una arrimada, pero sol se había ganado con el tiempo el cariño de aquellas mujeres, quienes siempre y no sabía por qué razón, le advertían que estuviera en casa antes del anochecer.
Debes dejar de pensar cosas sin sentido...Sol…-se dijo así misma, en realidad no sabía si ese era su verdadero nombre, pero había soñado varias veces que la chica de hermosos ojos le llamaba así, y tampoco sabía por qué… pero se sentía cómoda con ese nombre, el resto de su pasado aún era borroso, y a pesar de los muchas sesiones que había tenido con el doctor que su protectora le hacía visitar, ella no había podido desenvolver la madeja que eran sus recuerdos, todos llegaban de forma demasiado dispersas, unos hermosos, otros horribles, tal como sus sueños… pero con contenido algo…diferente.
Llego a una zona comercial donde habían muchos puestos con curiosas cosas artesanales, frutas y dulces, al igual que a su alrededor habían tiendas donde hermosos vestidos y joyas, porcelanas y perfumes eran exhibidos, en su interior podía ver damas de alta sociedad, con vestidos preciosos y peinados elaborados, y aunque a sol le gustaba ser la chica sencilla que era, no podía evitar sentirse incomoda ante lo poco que contrastaba con las personas que pasaban por su lado y que la miraban con cierto desdén. No era consciente de que alguien le observaba, más una sensación extraña se había arremolinado en su vientre, y pensó que era hora de ir a casa, no sin antes mirar de forma instintiva para todos lados, en busca de… Nada. En afán de no pasar por el mismo sitio decidió tomar una de las calles aledañas a aquella que no era muy concurrida, aquella por no decir que estaba sola, en comparación con la otra estaba muy desierta, por lo que era más fácil caminar sin tropezar con nadie. Tendría que apretar el paso, o la noche la alcanzaría antes de llegar a casa.
Sol Bosch- Gitano
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Fecha de inscripción : 21/04/2013
Re: Doppelgänger [Privado]
Conforme perseguía con insistencia a la criatura que robaba su rostro, en la mente de Scarlett solo existía la idea de que las historias de los doppelgänger eran completamente reales y que probablemente algo desafortunado le sucedería ahora que se encontraba con esa criatura.
Las calles se volvían más solitarias conforme los pasos de su doble seguían.
– Anda, llévame hasta donde quieres – susurró la inquisidora para si misma, en una manera de expresar lo que pasaba por sus pensamientos. Scarlett creía de manera segura, que aquel monstruo sabía que ella le seguía y le estaba guiando directamente hasta una trampa, donde se desharía de ella y después se encargaría de asesinar a maldecir a todos los que le rodeaban o peor aún, tomaría su lugar y se quedaría con todo lo que pertenecía a la inglesa. No era la idea de que se quedara con todo lo que alguna vez le perteneciera lo que le perturbaba, sino el hecho de creer que aquella doble suya podría interpretar tan bien su papel que incluso Patrick cayera en la trampa, para nunca darse cuenta de que ella había desaparecido. Esa idea fue la que lleno el vaso mental de Scarlett, quien cegada por la ira de ese momento camino más rápido hasta poder dar alcance a aquella mujer que se haría pasar por ella y le arrebataría lo más valioso que la inquisidora poseía.
De un movimiento certero y como si fuera extensión de su propio brazo, saco una pequeña daga que mantenía oculta. Termino con la distancia entre ella y el doppergänger, lanzo a aquella criatura contra una pared y entonces los rostros de ambas se encontraron de manera directa. No cabía duda alguna, ese era el rostro de la inquisidora, quien no veía la confusión en el rostro ajeno y si lo veía creía que era únicamente parte del truco para que ella bajara la guardia y entonces, le atacaría.
– ¿Qué quieres de mi criatura maldita? – de manera amenazante coloco la daga cerca del cuello femenino de su idéntica – ¿Qué planes hacer robando mi rostro? – pregunto nuevamente, ejerciendo algo de presión con la daga pero sin llegar a perforar la piel de la mujer que no era ninguna criatura maldita, sino únicamente una mujer que tenía más relación con Scarlett de la que ambas imaginaban.
Las calles se volvían más solitarias conforme los pasos de su doble seguían.
– Anda, llévame hasta donde quieres – susurró la inquisidora para si misma, en una manera de expresar lo que pasaba por sus pensamientos. Scarlett creía de manera segura, que aquel monstruo sabía que ella le seguía y le estaba guiando directamente hasta una trampa, donde se desharía de ella y después se encargaría de asesinar a maldecir a todos los que le rodeaban o peor aún, tomaría su lugar y se quedaría con todo lo que pertenecía a la inglesa. No era la idea de que se quedara con todo lo que alguna vez le perteneciera lo que le perturbaba, sino el hecho de creer que aquella doble suya podría interpretar tan bien su papel que incluso Patrick cayera en la trampa, para nunca darse cuenta de que ella había desaparecido. Esa idea fue la que lleno el vaso mental de Scarlett, quien cegada por la ira de ese momento camino más rápido hasta poder dar alcance a aquella mujer que se haría pasar por ella y le arrebataría lo más valioso que la inquisidora poseía.
De un movimiento certero y como si fuera extensión de su propio brazo, saco una pequeña daga que mantenía oculta. Termino con la distancia entre ella y el doppergänger, lanzo a aquella criatura contra una pared y entonces los rostros de ambas se encontraron de manera directa. No cabía duda alguna, ese era el rostro de la inquisidora, quien no veía la confusión en el rostro ajeno y si lo veía creía que era únicamente parte del truco para que ella bajara la guardia y entonces, le atacaría.
– ¿Qué quieres de mi criatura maldita? – de manera amenazante coloco la daga cerca del cuello femenino de su idéntica – ¿Qué planes hacer robando mi rostro? – pregunto nuevamente, ejerciendo algo de presión con la daga pero sin llegar a perforar la piel de la mujer que no era ninguna criatura maldita, sino únicamente una mujer que tenía más relación con Scarlett de la que ambas imaginaban.
Scarlett Duchannes- Inquisidor Clase Alta
- Mensajes : 97
Fecha de inscripción : 24/10/2013
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Re: Doppelgänger [Privado]
¿A ver… que calle me lleva hacia la panadería? – Pensó que de seguro a la señora le gustaran esos panteones de uva que el panadero sacaba antes del alba, frescos para tomarlos con el café después de la comida o incluso para el desayuno, ella siempre salía en las noches y llegaba muy temprano, o a veces se levantaba muy temprano y salía durante todo el día. Sol, tenía curiosidad del porque ella se vestía así, o cargaba armas, sabía que trabajaba en la iglesia porque algunos siervos de Dios llegaban a su casa con correspondencia para ella alegando que era de sus superiores. Pero aun así no entendía mucho, se supone que las adamas de su clase no se visten así, ni pelean como hombres, ni viven sola, incluso ni salen por tanto tiempo, y sola…La gitana tomo un largo suspiro, ella no era nadie para cuestionar esas cosas, Gracias a su ángel guardián ella estaba viva, ella tenía un techo, un propósito y tenía comida. Además de que nunca la humillaba por nada, ni siquiera por ser pobre, y la alentaba a hacer cosas útiles.
Un fuerte tirón y luego una fría y dura pared de ladrillos tras ella fue lo último que pudo advertir la gitana antes de que el miedo le paralizara por completo al ver delante de ella su mismo reflejo. Sus ojos se ampliaron y su cuerpo se estremeció, ante aquella imagen. No podía ser posible, ella no tenía hermanos, estaba sola el mundo, o al menos no lo recordaba, como podía haber alguien tan exacto en su físico frente a ella de la nada? . Solo podía haber una explicación…y aquello le lleno de un terror inmensurable, pues se decía que la muerte toma tu apariencia cuando te llega la hora, se pasea a tu alrededor hasta que sea el momento de capturar tu alma. ¿habría llegado su momento de encontrarse con el creador? Quizás era verdad, el filo del metal amenazando con rasgar la piel de su garganta lo comprobaba, al igual que la mirada enardecida por el odio.
-¿Que...Quien… es? – Pregunto llena de terror- ¿De qué…habla? Yo… no he robado nada. – Dijo con voz estrangulada por las ganas de llorar.- ¿Por qué…se parece a mí?- pregunto nuevamente, tratando de controlarse para no parecer débil, sea lo que fuera, pensaría que tenía algo suyo, que la había robado o lo haría. O que le haría daño, pero no era así, ella no le había robado nada a nadie, ni le haría daño a nadie, al contrario, quien la estaba agrediendo era su reflejo.
-¿Por qué quiere…matarme? –Pregunto nuevamente.- Eres la muerte que has venido por mí?
Un fuerte tirón y luego una fría y dura pared de ladrillos tras ella fue lo último que pudo advertir la gitana antes de que el miedo le paralizara por completo al ver delante de ella su mismo reflejo. Sus ojos se ampliaron y su cuerpo se estremeció, ante aquella imagen. No podía ser posible, ella no tenía hermanos, estaba sola el mundo, o al menos no lo recordaba, como podía haber alguien tan exacto en su físico frente a ella de la nada? . Solo podía haber una explicación…y aquello le lleno de un terror inmensurable, pues se decía que la muerte toma tu apariencia cuando te llega la hora, se pasea a tu alrededor hasta que sea el momento de capturar tu alma. ¿habría llegado su momento de encontrarse con el creador? Quizás era verdad, el filo del metal amenazando con rasgar la piel de su garganta lo comprobaba, al igual que la mirada enardecida por el odio.
-¿Que...Quien… es? – Pregunto llena de terror- ¿De qué…habla? Yo… no he robado nada. – Dijo con voz estrangulada por las ganas de llorar.- ¿Por qué…se parece a mí?- pregunto nuevamente, tratando de controlarse para no parecer débil, sea lo que fuera, pensaría que tenía algo suyo, que la había robado o lo haría. O que le haría daño, pero no era así, ella no le había robado nada a nadie, ni le haría daño a nadie, al contrario, quien la estaba agrediendo era su reflejo.
-¿Por qué quiere…matarme? –Pregunto nuevamente.- Eres la muerte que has venido por mí?
Sol Bosch- Gitano
- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 21/04/2013
Re: Doppelgänger [Privado]
La criatura iba a morir, no importaba que pasara con ella. La mente de la inquisidora le decía que era necesario que terminara con la vida de aquel ser oscuro para de esa manera quizás dar un poco más de tiempo a su vida. Pero incluso aunque no fuera de esa manera, esa su deber como sirviente de la inquisición terminar con todas aquellas criaturas que pudieran amenazar la paz de París.
Con decisión tomo a su doble y le estampo con fuerza contra la pared más cercana. De los labios de la inquisidora salieron preguntas que eran básicas, necesitaba saber las intenciones de aquella criatura antes de proceder a su asesinato y de ser posible, debía conseguir información sobre si existían más como ella. Criaturas ladronas de rostros y vidas.
– Responde a lo que te he preguntado –exigió presionando un poco más el filo del arma contra la suave piel del cuello ajeno. Tenía la completa intención de terminar con la vida de la mujer aquella con tal de salvar a los suyos y extender su vida un poco más. Estaba de hecho tan enfrascada en lograr eso que no veía en el rostro ajeno, el terror que su presencia generaba; para Scarlett aquello era una jugarreta del demonio ese, que trataba de confundir su mente, mostrarse como una humana vulnerable y después terminar asesinandole. La inquisidora no era tan buena como para caer en una jugada de esas y fue por eso que sonrió con burla en el rostro, aguardando porque hablara y se diera cuenta de que a ella no se le podía mentir si es que deseaba tener unos minutos más de vida.
Cuando la voz ajena fluyó de los labios entreabiertos de la mujer. Scarlett noto que la voz no era remotamente parecida; solo la apariencia física de ambas era exactamente idéntica y aún así, lo que le decía aquel demonio le hizo molestar.
– ¿Quién soy? Aún te atreves a preguntarme eso, tú que has robado mi rostro – alejo el arma del cuello ajeno y con la mano con que no sostenía la daga, le dio una bofetada – ¿No me has robado? Entonces como es que estas usando mi cara ¿Qué quieres conseguir de mi demonio? Porque no voy a permitir que arruines mi vida y mucho menos que lastimes a los míos – la daga volvió al cuello femenino y Scarlett hizo un ligero corte en ese acto – No te hagas la inocente y dime ¿Qué eres? ¿Quién eres? y ¿Qué buscas de mi? – si algo dejaba claro era que no le gustaban los juegos.
Con decisión tomo a su doble y le estampo con fuerza contra la pared más cercana. De los labios de la inquisidora salieron preguntas que eran básicas, necesitaba saber las intenciones de aquella criatura antes de proceder a su asesinato y de ser posible, debía conseguir información sobre si existían más como ella. Criaturas ladronas de rostros y vidas.
– Responde a lo que te he preguntado –exigió presionando un poco más el filo del arma contra la suave piel del cuello ajeno. Tenía la completa intención de terminar con la vida de la mujer aquella con tal de salvar a los suyos y extender su vida un poco más. Estaba de hecho tan enfrascada en lograr eso que no veía en el rostro ajeno, el terror que su presencia generaba; para Scarlett aquello era una jugarreta del demonio ese, que trataba de confundir su mente, mostrarse como una humana vulnerable y después terminar asesinandole. La inquisidora no era tan buena como para caer en una jugada de esas y fue por eso que sonrió con burla en el rostro, aguardando porque hablara y se diera cuenta de que a ella no se le podía mentir si es que deseaba tener unos minutos más de vida.
Cuando la voz ajena fluyó de los labios entreabiertos de la mujer. Scarlett noto que la voz no era remotamente parecida; solo la apariencia física de ambas era exactamente idéntica y aún así, lo que le decía aquel demonio le hizo molestar.
– ¿Quién soy? Aún te atreves a preguntarme eso, tú que has robado mi rostro – alejo el arma del cuello ajeno y con la mano con que no sostenía la daga, le dio una bofetada – ¿No me has robado? Entonces como es que estas usando mi cara ¿Qué quieres conseguir de mi demonio? Porque no voy a permitir que arruines mi vida y mucho menos que lastimes a los míos – la daga volvió al cuello femenino y Scarlett hizo un ligero corte en ese acto – No te hagas la inocente y dime ¿Qué eres? ¿Quién eres? y ¿Qué buscas de mi? – si algo dejaba claro era que no le gustaban los juegos.
Scarlett Duchannes- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 24/10/2013
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Re: Doppelgänger [Privado]
Terror.
Eso era lo que podía sentir la gitana sin memoria ante aquella persona igual que ella y quien además de aquello trataba de matarla. ¿Qué rayos pasaba en su vida? ¡Todo el que la veía, quería matarla, abusar de ella, raptarla o pensar que era una ladrona! ¿Le habían maldecido o qué demonios? ¿Qué era lo que pasaba? ¿Porque Dios le abandonaba de esta forma? ¿Poniendo en riesgo siempre su vida? ¿Por qué tantos enemigos? ¿Qué mal karma estaba pagando? Todas aquellas incógnitas aparecían en su cabeza en cuestión de segundos. Por en realidad no podía concebir como el mal siempre iba por ella y representado en tantas formas, pero la más sorprendente sin duda era aquella que era idéntica a su ser… exceptuando su voz.
-¡QUE YA LE DIJE QUE NO SE DE QUE ME HABLA! – grito la gitana, aun aterrada por la agresividad de su espejo, aquello tenía que ser obra del diablo, porque la muerte no buscaría una excusa para tomar su vida, simplemente lo haría y ya. Más aquella exigía respuestas a preguntas que solo la confundían más. ¿Por qué iba a querer robarle la vida? La suya sin duda no era la mejor, y aunque algunas veces deseo no tenerla o ser alguien más, jamás haría algo que perjudicara a otro. ¿El rostro? ¡Con ese había nacido! ¿Qué quería que hiciera si así fueron los designios de Dios. ? El impacto de la mano ajena contra su rostro le hizo arder la piel, haciendo que sus ojos se humedecieran mientras se llevaba una mano a la mejilla la rabia poco a poco se estaba apoderando de la gitana ante la injusta situación, era algo que simplemente le subía al cuerpo, una dosis de adrenalina superior a la antes generada. Ella no iba a permitir que NADIE nunca le tocara de nuevo y humillara de aquella forma.
-¡DEJEME EN PAZ, MALDITA BRUJA! – Haciendo acopio de todas sus fuerzas y sin importar la navaja en su cuello empujo ala contraria hacia la pared frente a ella logrando hacerse un pequeño corte en el cuello del cual empezaba emanar un hilillo de sangre. –No le he robado nada! No quiero nada suyo! ¿Qué demonios quiere? No me va agolpear más! Nadie me va a golpear más! .- En un ataque de histeria la gitana forcejea con su espejo hasta hacerle soltar el arma, no importándole tampoco el haberse hecho otro corte antes en ella empujándola torpemente con sus piensa hasta que quedara fuera del alcance de ambas y no le hiciese más daño, devolviéndole no una, sino dos bofetadas a su contraria, sin importar lo que esta le hiciese luego – ¡Yo no le he robado nada! ¡Con esta cara nací! Mejor dígame, ¿¡Quien rayos es usted y que quiere de mí!? ¿¡Por qué me ataca!?
La estremeció fuertemente golpeándola ligeramente contra el muro a ver si se tranquilizaba un poco, aunque a estas alturas suponía las dos estaban demasiado alteradas, los gritos empezaban a atraer personas que por el momento pasaban por la calle y se las quedaban mirando de forma curiosa y descarada el espectáculo, quizás pensaban que eran gemelas, aunque la diferencia en la vestimenta distaba mucho haciendo distinción en sus clases.
Sol Bosch- Gitano
- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 21/04/2013
Re: Doppelgänger [Privado]
La desesperación en la mente de la inquisidora iba en aumento. Aquella criatura parecía no ceder ante sus amenazas y hasta parecía estar tan sorprendida como la misma Scarlett por lo que estaba pasando y sin embargo, ella no le creía para nada que no supiera que era lo que estaba pasando. De manera más amenazante que antes, Scarlett pidió respuestas y la daga que llevaba presiono ligeramente más contra el cuello ajeno. Sus ojos permanecían centrados en los ajenos, aguardando por la respuesta que tanto deseaba y que no llego. Un grito salió de los labios de su doble y la furia precio dentro del cuerpo de la inglesa, quien resoplo y noto como su cuerpo entero se tensaba ante las palabras ajenas. Con cada segundo que pasaba, tenía muchas más preguntas que respuestas y entonces un grito también salió de sus labios.
– ¿QUIÉN DEMONIOS ERES CRIATURA MALDITA? ¡RESPONDEME O JURO QUE TE ASESINARE O MEJOR AÚN, TE LLEVARE HASTA EL CUARTEL DE LA INQUISICIÓN, ANALIZAR A UNA DE LOS TUYOS SERA LO MEJOR – ya no pensaba más en la idea de que dañar aquella figura que era la suya, fuera un error. Si iba a morirse, al menos que fuera haciendo un bien a la humanidad en general, descubriendo aquellas criaturas que contrario a los brujos, vampiros y licántropos aun se mantenían simplemente como un mito.
En un momento que fue demasiado rápido y debido a la adrenalina que corría por el cuerpo de ambas mujeres. El doble de Scarlett le ataco e hizo que el arma que la inquisidora llevaba cayera lejos del alcance de ambas. Las voces tan diferentes de ambas comenzaron a escucharse en aquellas solitarias calles y las palabras ajenas solo aumentaron la ira de la inglesa.
– Claro que me has robado, ¿Cómo es que piensas explicar que llevas mi rostro? Eres una criatura demoniaca y eso se sabe a leguas – respondió mientras que ambas forcejeaban por obtener la ventaja sobre la otra y no fue sino hasta que la mano de aquella mujer impacto en su rostro que la inquisidora comienzo a tomar aquello de manera seria.
El cuerpo de Scarlett fue a dar contra el muro más cercano y el alboroto atrajo gente que lo mejor era que se alejaran de aquel lugar. Con el cuerpo de aquel demonio tan cerca, Scarlett hizo lo que creía conveniente y sin perder tiempo alguno le tomo un brazo y con la agilidad de quien se dedicaba a asesinar sobrenaturales termino por poner a la gitana contra la pared donde antes estuviera ella, solo que la doble estaba de cara a la pared, con el peso de la inglesa sobre ella y una mano en la espalda.
– Creo que sabes muy bien quien soy, no finjas conmigo maldito doppelgänger – presiono más su cuerpo contra el ajeno – Bien sabes que mi nombre es Scarlett pero te has metido con la persona equivocada, has tratado de robar el alma de una persona que no va a permitírtelo así que ahora, actual como una persona normal demonio a menos que quieras que termine asesinándote frente a estas personas, porque veras, no tengo problema en hacerlo – las ideas en su mente cegaban su juicio, no veía que aquella mujer era completamente humana, pero eso era normal, después de todo ¿Cuántas veces se encontraba a alguien con tu mismo rostro? Afortunadamente las personas pensaban que eran hermanas en una riña completamente normal, aunque las ropas de ambas eran diferentes y sus voces igual.
– ¿QUIÉN DEMONIOS ERES CRIATURA MALDITA? ¡RESPONDEME O JURO QUE TE ASESINARE O MEJOR AÚN, TE LLEVARE HASTA EL CUARTEL DE LA INQUISICIÓN, ANALIZAR A UNA DE LOS TUYOS SERA LO MEJOR – ya no pensaba más en la idea de que dañar aquella figura que era la suya, fuera un error. Si iba a morirse, al menos que fuera haciendo un bien a la humanidad en general, descubriendo aquellas criaturas que contrario a los brujos, vampiros y licántropos aun se mantenían simplemente como un mito.
En un momento que fue demasiado rápido y debido a la adrenalina que corría por el cuerpo de ambas mujeres. El doble de Scarlett le ataco e hizo que el arma que la inquisidora llevaba cayera lejos del alcance de ambas. Las voces tan diferentes de ambas comenzaron a escucharse en aquellas solitarias calles y las palabras ajenas solo aumentaron la ira de la inglesa.
– Claro que me has robado, ¿Cómo es que piensas explicar que llevas mi rostro? Eres una criatura demoniaca y eso se sabe a leguas – respondió mientras que ambas forcejeaban por obtener la ventaja sobre la otra y no fue sino hasta que la mano de aquella mujer impacto en su rostro que la inquisidora comienzo a tomar aquello de manera seria.
El cuerpo de Scarlett fue a dar contra el muro más cercano y el alboroto atrajo gente que lo mejor era que se alejaran de aquel lugar. Con el cuerpo de aquel demonio tan cerca, Scarlett hizo lo que creía conveniente y sin perder tiempo alguno le tomo un brazo y con la agilidad de quien se dedicaba a asesinar sobrenaturales termino por poner a la gitana contra la pared donde antes estuviera ella, solo que la doble estaba de cara a la pared, con el peso de la inglesa sobre ella y una mano en la espalda.
– Creo que sabes muy bien quien soy, no finjas conmigo maldito doppelgänger – presiono más su cuerpo contra el ajeno – Bien sabes que mi nombre es Scarlett pero te has metido con la persona equivocada, has tratado de robar el alma de una persona que no va a permitírtelo así que ahora, actual como una persona normal demonio a menos que quieras que termine asesinándote frente a estas personas, porque veras, no tengo problema en hacerlo – las ideas en su mente cegaban su juicio, no veía que aquella mujer era completamente humana, pero eso era normal, después de todo ¿Cuántas veces se encontraba a alguien con tu mismo rostro? Afortunadamente las personas pensaban que eran hermanas en una riña completamente normal, aunque las ropas de ambas eran diferentes y sus voces igual.
Scarlett Duchannes- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 24/10/2013
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Re: Doppelgänger [Privado]
La gitana pudo defenderse, era algo increíble de creer para ella, quien por lo general era muy tranquila. Pero el hecho de tener sometida a una persona que le estaba haciendo daño, solo bajo su fuerza, le había llenado de adrenalina, y aquello simplemente se sentía bien, se sentía correcto, Porque era solo en defensa propia, defenderse se sentía liberador. Ya bastaba con dejarse abusar o pasar por encima de quien le viniera en gana, estaba cansada y quizás eso fue lo que detono aquella reacción en ella. Las personas tenían un límite y sol había llegado a él suyo. La llamaba criatura maldita, cuando ella solo era una simple humana, que todos los días se despertaba con el propósito y la esperanza de que todo fuera mejor que el día anterior, era una ferviente cristiana que asistía a misa desde la seis de la mañana, rogándole a los cielos, Dios la virgen y cuanto santo hubieses, que trajera claridad a sus días oscuros, no era ninguna criatura diabólica, de serlo no habría sido abusada, maltratada, amenazada subyugada con facilidad.
Pero a veces una distracción puede colocarte en las situaciones más peligrosas, y al estar confiada por la falta de experiencia perdió la ventaja que tenía, y ahora era ella quien estaba siendo abducida de nuevo. La pared fría de ladrillos la espero de nuevo un jadeo escapo de sus labios debido a la incomodidad y el dolor que producía la sujeción y presión que la loca psicópata y gritona ejercía sobre su brazo, gritando palabras que no entendía.
¿¡Dope que!? - Grito ella desde su posición ¿qué diablo es era eso que ella decía? ¿Que era para que estuviera actuando como una loca? Sol jamás le haría daño a nadie, nunca había visto a alguien como ella y tampoco había escuchado ese nombre, y si lo había hecho en el pasado no lo recordaba.- ¡USTED ESTA LOCA! – Resoplo enojada la gitana ante la insistencia en aquel argumento de la mujer. –¡No conozco ninguna Scarlett! ¡No sé qué es una Dope…cosa! ¡Y nunca le hecho nada a nadie! ¡USTED ESTA LOCA! - La gente a su alrededor se aglomeraban más escandalizados, sorprendidos tanto por las cosas que la mujer decía como por la forma en cómo se comportaba, tan masculina, tan agresiva. Sin duda pensaban lo mismo que sol en aquel instante. Entonces la gitana aprovecho aquel público para usarlo a su favor, una idea que cruzo por su cabeza y que no sabía si funcionaria pero tenía que agotar todos los recursos.
-¡AUXILIO! ¡Auxilio por favor! ¡Esta mujer… mi hermana me quiere matar! – Empezó a gritar aprovechando la ocurrencia y forcejear con ella - ¡Tiene una enfermedad que la pone agresiva, ayuda! ¡Avísenle por favor a la policía! ¡No quiero morir! - Sus ojos se tornaron llorosos, pero debido al papel que pretendía miro cuanto pudo por encima de su hombro a la mujer con desdén.- Si no puedo por la fuerza entonces que lo hagan otros, maldita loca. – le murmuro y en aquel momento vio como la policía civil al ser alertada por los transeúntes venían hacia ellas y le quitaba a la mujer de encima, quien no era fácil pero aun pataleando la mantuvieron lejos de ella. Sol pudo respirar, sentía que el aire por fin llenaba sus pulmones. Pero no era libre del todo, ya que mientras esposaban a la susodicha ella también lo estaba siendo.
-¿Pe…pero qué? ¡Señor oficial! ¡Yo no he hecho nada!- le dijo en voz alta claramente sorprendida.
-Ambas protagonizan un escándalo público, señorita, es necesario que me acompañen las dos.
-Pero yo no tengo ningún arma, solo mírela! ¡Esta como loca¡ ¡me ha querido matar! .
-¡Que me acompañan las dos, he dicho! – sentencio el policía arrastrándolas a amabas desde el callejón hasta la calle, y subirlas en el carruaje de la policía. La mirada de Sol se dirigió a la loca extraña, ambas iguales pero tan diferentes a la vez, estaba llena de rabia y llena de frustración.
Pero a veces una distracción puede colocarte en las situaciones más peligrosas, y al estar confiada por la falta de experiencia perdió la ventaja que tenía, y ahora era ella quien estaba siendo abducida de nuevo. La pared fría de ladrillos la espero de nuevo un jadeo escapo de sus labios debido a la incomodidad y el dolor que producía la sujeción y presión que la loca psicópata y gritona ejercía sobre su brazo, gritando palabras que no entendía.
¿¡Dope que!? - Grito ella desde su posición ¿qué diablo es era eso que ella decía? ¿Que era para que estuviera actuando como una loca? Sol jamás le haría daño a nadie, nunca había visto a alguien como ella y tampoco había escuchado ese nombre, y si lo había hecho en el pasado no lo recordaba.- ¡USTED ESTA LOCA! – Resoplo enojada la gitana ante la insistencia en aquel argumento de la mujer. –¡No conozco ninguna Scarlett! ¡No sé qué es una Dope…cosa! ¡Y nunca le hecho nada a nadie! ¡USTED ESTA LOCA! - La gente a su alrededor se aglomeraban más escandalizados, sorprendidos tanto por las cosas que la mujer decía como por la forma en cómo se comportaba, tan masculina, tan agresiva. Sin duda pensaban lo mismo que sol en aquel instante. Entonces la gitana aprovecho aquel público para usarlo a su favor, una idea que cruzo por su cabeza y que no sabía si funcionaria pero tenía que agotar todos los recursos.
-¡AUXILIO! ¡Auxilio por favor! ¡Esta mujer… mi hermana me quiere matar! – Empezó a gritar aprovechando la ocurrencia y forcejear con ella - ¡Tiene una enfermedad que la pone agresiva, ayuda! ¡Avísenle por favor a la policía! ¡No quiero morir! - Sus ojos se tornaron llorosos, pero debido al papel que pretendía miro cuanto pudo por encima de su hombro a la mujer con desdén.- Si no puedo por la fuerza entonces que lo hagan otros, maldita loca. – le murmuro y en aquel momento vio como la policía civil al ser alertada por los transeúntes venían hacia ellas y le quitaba a la mujer de encima, quien no era fácil pero aun pataleando la mantuvieron lejos de ella. Sol pudo respirar, sentía que el aire por fin llenaba sus pulmones. Pero no era libre del todo, ya que mientras esposaban a la susodicha ella también lo estaba siendo.
-¿Pe…pero qué? ¡Señor oficial! ¡Yo no he hecho nada!- le dijo en voz alta claramente sorprendida.
-Ambas protagonizan un escándalo público, señorita, es necesario que me acompañen las dos.
-Pero yo no tengo ningún arma, solo mírela! ¡Esta como loca¡ ¡me ha querido matar! .
-¡Que me acompañan las dos, he dicho! – sentencio el policía arrastrándolas a amabas desde el callejón hasta la calle, y subirlas en el carruaje de la policía. La mirada de Sol se dirigió a la loca extraña, ambas iguales pero tan diferentes a la vez, estaba llena de rabia y llena de frustración.
Sol Bosch- Gitano
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Fecha de inscripción : 21/04/2013
Re: Doppelgänger [Privado]
La gente se arremolinaba mientras aquel par no hacían más que pelear, cada una por motivos diferentes y que en parte estaban completamente equivocados, sobre todo Scarlett, quien no dejaba de maldecir a aquella mujer llamándole criatura oscura, ladrona y tantas cosas como le pasaban por la mente. La inquisidora tenia nuevamente el control sobre la situación y eso de cierta manera le gustaba, era en extremo perfeccionista y al menos el haber perdido el control por una corta fracción de tiempo le había sacado su lado más agresivo.
Con fuerza presionaba aquel cuerpo contra la pared, impidiendo que la mujer que tenía su rostro se moviera si quiera un poco. Escuchar lo que aquella mujer decía le hizo dudar unos instantes de sus propios actos, volver un poco a esa cordura que parecía haber perdido a causa de la sorpresa y el temor de ver a alguien idéntico a ella. Sin embargo, aquella duda desaparecido de su mente en cuanto aquella loca nuevamente comienzo a gritar por ayuda. La mirada de la gente se clavo sobre la inquisidora quien se puso más cerca de la gitana.
– Si así es como quieres jugar – susurró antes de comenzar a a hablar como si de verdad conociera a su aquella mujer – ¡MENTIROSA! Bien sabes lo que me hiciste hermana y ahora vas a lloriquear a todo mundo en lugar de aceptar tus propias culpas – Claro que ella aún creía que aquel era un ser demoniaco, pero no se dejaría vencer por aquellas tonterías que salían de la boca de aquel monstruo – Deja de hacerte la víctima que siempre haces eso conmigo y… ¡ESTOY CANSADA! – grito y observo como aquella se burlaba un tanto de ella justo antes de sentir como un oficial la tomaba y le alejaba de ella, pero Scarlett bien sabía que no le sucedería nada. Aquellos hombres podían ser policías civiles, pero ella se enfrentaba diariamente a cosas peores; aún así, comenzó a llorar y dejo que los hombres le alejaran. Por dentro, Scarlett reía de que aquella mujer también fuera a dar con ella y para hacer que no creyeran las palabras de la gitana, la inquisidora comienzo a llorar.
Camino sin oponer resistencia al carruaje y de sus labios salían disculpas que fingían ser sinceras.
– Mi hermana y yo solemos pelear mucho, sé que no deberíamos pero ella es tan cruel conmigo – su voz se había tornado dulce y dolorida. Ella no era nada como aquel ser que veía como un doppelgänger y de hecho fue hasta que se sentaron una frente a otra que los ojos de Scarlett vieron como un hilillo de sangre corría por el cuello de aquella mujer a quien aparentemente había arañado durante la pelea. Así fue como finalmente la iluminación llego a ella. Un doppelgänger no debería de sangrar, no eran humanos según tenia entendido así que suspiro con mayor tranquilidad, había desperdiciado energía en aquello y peor que eso, lo hizo en vano – Ya me di cuenta de que no eras lo que te dije – menciono sin decir nada más que eso, porque sabía que aquella mujer entendería y los oficiales al lado de cada una de ellas no – Pero, nunca antes vi a alguien como tu – con eso se refería a lo idénticas que eran fisicamente y tras un suspiro sonrió a aquella mujer – Bueno, no creo que podamos quedarnos tanto tiempo como los oficiales esperan ¿o si, hermanita? – pregunto esperando a ver la reacción de la muchacha, después de todo con su ayuda no sería muy complicado escapar.
Con fuerza presionaba aquel cuerpo contra la pared, impidiendo que la mujer que tenía su rostro se moviera si quiera un poco. Escuchar lo que aquella mujer decía le hizo dudar unos instantes de sus propios actos, volver un poco a esa cordura que parecía haber perdido a causa de la sorpresa y el temor de ver a alguien idéntico a ella. Sin embargo, aquella duda desaparecido de su mente en cuanto aquella loca nuevamente comienzo a gritar por ayuda. La mirada de la gente se clavo sobre la inquisidora quien se puso más cerca de la gitana.
– Si así es como quieres jugar – susurró antes de comenzar a a hablar como si de verdad conociera a su aquella mujer – ¡MENTIROSA! Bien sabes lo que me hiciste hermana y ahora vas a lloriquear a todo mundo en lugar de aceptar tus propias culpas – Claro que ella aún creía que aquel era un ser demoniaco, pero no se dejaría vencer por aquellas tonterías que salían de la boca de aquel monstruo – Deja de hacerte la víctima que siempre haces eso conmigo y… ¡ESTOY CANSADA! – grito y observo como aquella se burlaba un tanto de ella justo antes de sentir como un oficial la tomaba y le alejaba de ella, pero Scarlett bien sabía que no le sucedería nada. Aquellos hombres podían ser policías civiles, pero ella se enfrentaba diariamente a cosas peores; aún así, comenzó a llorar y dejo que los hombres le alejaran. Por dentro, Scarlett reía de que aquella mujer también fuera a dar con ella y para hacer que no creyeran las palabras de la gitana, la inquisidora comienzo a llorar.
Camino sin oponer resistencia al carruaje y de sus labios salían disculpas que fingían ser sinceras.
– Mi hermana y yo solemos pelear mucho, sé que no deberíamos pero ella es tan cruel conmigo – su voz se había tornado dulce y dolorida. Ella no era nada como aquel ser que veía como un doppelgänger y de hecho fue hasta que se sentaron una frente a otra que los ojos de Scarlett vieron como un hilillo de sangre corría por el cuello de aquella mujer a quien aparentemente había arañado durante la pelea. Así fue como finalmente la iluminación llego a ella. Un doppelgänger no debería de sangrar, no eran humanos según tenia entendido así que suspiro con mayor tranquilidad, había desperdiciado energía en aquello y peor que eso, lo hizo en vano – Ya me di cuenta de que no eras lo que te dije – menciono sin decir nada más que eso, porque sabía que aquella mujer entendería y los oficiales al lado de cada una de ellas no – Pero, nunca antes vi a alguien como tu – con eso se refería a lo idénticas que eran fisicamente y tras un suspiro sonrió a aquella mujer – Bueno, no creo que podamos quedarnos tanto tiempo como los oficiales esperan ¿o si, hermanita? – pregunto esperando a ver la reacción de la muchacha, después de todo con su ayuda no sería muy complicado escapar.
Scarlett Duchannes- Inquisidor Clase Alta
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