Whispers in the Night <libre>

por **Nephelim Du Saint Jacques** Vie Dic 19, 2014 11:39 pm

Era una noche estrellada y tranquila, casi no había alma alguna por las calles, el cielo cubierto por oscuras y grises nubes que no dejaban ver ni la luna ni las estrellas y la suave llovizna vetaniega que había caído había formado pequeños charcos en la acera. El ambiente de noche en la ciudad parecía sacado de una novela de terror.

Una pelirroja envuelta en una capucha negra se recostaba casualmente contra la pared de un sucio callejón mientras se entretenía conservando el juego de luz y sombra formado por las pocas luces que aun alumbraban a esa hora. La chica sonreía, de alguna manera le recordaba un teatro de sombras que había visto cuando era un una pequeña niña. Un espectáculo impresionante para unos ojos ingenuos. Es irónico como un recuero tan placentero e inocente puede llegar a mancharse con el paso del tiempo y el peso de los pecados que se comenten.

Un pequeño susurro proveniente de ninguna parte le sacó de su ensimismamiento. Una voz le decía que había encontrado lo que estaban buscando. La chica no tenía la necesidad de estar presente para poder visualizar tan claro como el cristal a lo que la voz se refería: una habitación espaciosa, estanterías llenas de libros en las paredes laterales, un sofá apoyado en la pared de la derecha frente a una mesa de café, todo esto en un estado de deplorable; pero lo importante era un enorme escritorio de caoba negro, lleno de papeles, botellas de licor barato y sabrá Dios cuanta cosa más, y justo donde se lo imaginaba estaba lo que buscaba. No sería el primer lugar que vendría a a mente para buscar aquel objeto pero sin duda era el mejor: oculto donde menos lo esperarían.

Nephelim no pudo evitar la sonrisa que se dibujó en su rostro al imaginar el placer de tener aquel objeto entre sus manos, solo tenía que esperar a que el pequeño regresara con el botín y luego regresarían a casa, y con su suerte todo aquel espectáculo pasaría sin ningún espectador.

Aún así, ella nunca había realmente confiado en la buena suerte -Timeo Danaos et dona ferentes- dijo a nadie en particular

por **Hans Ortolani** Sáb Dic 20, 2014 3:43 pm

Estaba por finalizar la noche, normalmente no solía salir a divertirme, pero uno de mis compañeros más cercanos había tenido una hija esa misma noche y cuando me dijo si me apetecía tomarme unas copas por ellos decidí aceptar. Jack me había servido bien desde que llegué a Paris y su mano había ejecutado muchas sentencias que yo había dado, se podría decir que le había cogido afecto a ese joven, llegaría lejos.

Había invitado a un par de rondas a los amigos del ahora nuevo padre, aunque salí de la taberna mientras ellos aún estaban de fiesta en el interior. Aún disfrutaba de esa tan distinta noche, apoyado en el porche de la taberna con un bol de cecinas de cerdo mirando a la poca concurrida vía pública. Tuve que parpadear un par de veces cuando vi a la marioneta corriendo por el linde más oscuro de la calle, ciertamente había bebido un par de copas aunque no tanto como para ver cosas que no existen. Llamó mi atención, sabía reconocer la magia en estas cosas.

Decidí a usar un truquito que había aprendido hacía un par de dias, era una fusión de dos hechizos. Con un movimiento rápido cogí una de las moscas que volaban cerca del bol en el que estaba comiendo y la aplasté. Colocada entre mis manos inspiré mi aliento sobre ella, y por arte de magia, aún aplastada volvió a batir sus alas. Volando haciendo eses se colocó sobre el sombrero del muñeco. El truco estaba en la mosca, la vista de la mosca era la mia, sus patas eran las mias.

Subido sobre su sombrero seguí su camino, hasta que el muñeco llegó a su dueña, una joven pelirroja que nunca había visto. Podía oirlo todo y hasta creía que podría proyectar mi pensamiento, posando la mosca sobre la joven pelirroja. Mientras, cogía otra cecina y me la metía en la boca, aún apoyado en mi cómodo porche.

por **Nephelim Du Saint Jacques** Sáb Dic 20, 2014 5:11 pm

Estaba por quedarse dormida de pie cuando el sonido casi inaudible de pequeños pasos resonando sobre la calle de piedra la saco de su estupor. La chica sonrió al ver al pequeño muñeco acercarse y detenerse justo a sus pies. Ella se arrodillo sin importarle el que su túnica se mojara. La capucha que cubría su rostro se deslizo hacia atrás dejando ver a todo el que mirara la gran sonrisa que en ese momento se formaba en sus labios.

-Lo prometido es deuda-le dijo la pequeña marioneta mientras extendía el gancho derecho que tenia por mano.

Nephelim tomo la bolsa pero justo cuando iba a revisar su contenido tuvo la sensación de que alguien le miraba. No estaba segura de que era o de donde podía provenir aquella sensación pero si había algo seguro era que no se iba a jugar el chance. Inmediatamente se la guardo dentro de la túnica. Acto seguido tomo a la marioneta del suelo y la medio en la el bolsillo de afuera. La marioneta miro hacia arriba –No vas a ver lo que hay adentro?

-No ahora- le dijo la chica mientras hacia camino lejos del lugar. En ese momento noto al insecto que tenia posado sobre su ropa- ARG, odio estos bichos- dijo mientras con un movimiento de la mano hacia volar al insecto lejos de ella. Por un momento pensó que era algo extraño, a esa hora no debería de haber moscas revoloteando por ahí, no importa que parte de la ciudad sea pero lo dejo pasar.

Mientras caminaba por las calles parisinas con la intención de regresar a casa, aun le perseguía la sensación de que alguien estaba siguiendo sus pasos por lo que opto por dar la vuelta y dirigirse a una taberna que había pasado tan solo un par de calles antes. No buscaba problemas,todo había salido a pedir de boca aquella noche y si lo que tenía en sus manos era realmente lo que ella pensaba que era, había muy poco que pudiera echar a perder su humor.

-Ahora a jugar al títere- le recordó la chica al muñeco, algunas veces este olvidaba que no tenía que dejar a nadie ver lo que era. Mientras se acercaba al lugar, sonrió cordialmente al hombre que estaba de pie junto a la puerta.

por **Hans Ortolani** Vie Dic 26, 2014 9:28 am

Parecía que el muñeco le había dado algo a la mujer, no tenía ni idea de lo que era, pero no sospechaba que fuera tan valioso como lo era ese muñeco encantado, ciertamente poseer un ayudante así sería algo magnifico. Totalmente sigiloso, nadie sospecharía nunca que esa marionera fuera algo peligroso o capaz de perpetrar un crimen. Era algo simplemente delicioso.

Cuando la joven golpeó la mosca me retumbó la cabeza, sentí como si un martillo hubiera golpeado mi cabeza a modo de un yunque, eso fue suficiente para desvanecer mi concentración y por extensión mi conexión con el insecto. Por un momento pensé en correr hacia la joven y su muñeco en el callejon, pero estaba seguro de que no las alcanzaría y probablemente no volviera a verlos nunca. O eso pensé hasta que los vi llegando

¿Quién habría dicho que vendría a tomar algo a esta sucia taberna? La mujer me saludo al entrar, pero lejos de devolverle el saludo lo primero que salió de mi boca fue.- ¿Cuánto pides por tu muñeco caminante?.- Realmente lo dije sin ningún tapujo, como lo habría dicho alguien que no sabe lo que es la magia ni conoce ninguna de sus formas, obviamente culpa del alcohol que ya corría por mis venas.- ¿500 francos?¿1000?.- Eran cantidades altas, pero tenía la suerte de poder permitirmelo

por **Nephelim Du Saint Jacques** Sáb Dic 27, 2014 4:09 pm

La chica miro a su alrededor, definitivamente aquel no era el tipo de lugar en el que se le vería de manera usual. En realidad era bastante difícil verla fuera de algún salón de baile, no porque le gustara el ambiente, más que todo era para mantener la imagen de niña recatada y educada. Pero en ese preciso momento no se atrevía a regresar a casa, era mejor evitar que le siguieran.
Cuando se acercó a la puerta de la taberna notó a un hombre de pie cerca de la misma, la chica le sonrió de manera educada mientras se hacia a la idea de que tanto tiempo tendría que pasar ahí adentro cuando de repente las palabras de aquel hombre la hicieron detenerse. Nephelim parpadeó un par de veces no muy segura de si había escuchado correctamente.
-Disculpe?- no estaba muy segura de lo que ocurría. Estaba más que segura que no había nadie en los alrededores del callejón donde había estado esperando a Duke, pero de ser así tendría que jugar bien sus cartas, no podía darse el lujo de que nadie supiera lo que era o lo que había hecho. - Muñeco encantado? No estoy segura de que me esta hablando. Debe de estar confundido- dijo la chica mientras hacía camino hacia el interior del lugar- Ahora, si me disculpa- agregó llevando su mano hasta el bolsillo donde estaba el títere, que convenientemente era también el lugar donde llevaba su daga de plata

por **Hans Ortolani** Lun Dic 29, 2014 6:28 am

-No suelo confundirme señorita.- dije golpeandome la sien con el dedo varias veces, bastante exaltado- Aún no he perdido la cabeza, y se lo que veo.- Realmente estaba armando un pequeño barullo. Jack ya se había levantado y se me había acercado, agarrandome del brazo.- Señor Ortolani, creo que ya ha bebido suficiente por hoy. Disculpelo señorita.- dijo el joven, bajando un poco la cabeza, a modo de reverencia ante la joven, disculpandose por las malas formas de su jefe, y en el fondo, también amigo.- No estoy borracho Jack, y aún se lo que estoy haciendo.-

- No la disculpo señorita, solo estamos negociando un buen precio por su muñeco.- dije con una sonrisa en la cara, podía ver los infinitos usos que tenía algo asi. Ciertamente yo también había intentado encantar algún objeto para que se moviera y cumpliera mis ordenes, pero nunca lo había conseguido. Por lo menos no con la soltura que lo había hecho esta joven. Realmente estaba bastante celoso y deseoso de saber como lo había hecho ella.

Algunos de los parroquianos habituales del lugar ya no estaban a sus conversaciones, sino que ya estaban más pendientes de la trifulca que parecía montarse en la entrada que de sus propios problemas. Indudablemente lo más sensato habría sido salir de allí, pero no era algo que ninguno de nosotros querría hacer.- Por favor señorita, siento este inoportuno contratiempo, pero me temo que mi jefe no cesará en su caza de brujas.- dijo Jack, que era conocedor de mi condición, pero no la de la joven.- A no ser que nos sentemos, que mi jefe se tome un café muy cargado y que usted le explique su error. Siento todo esto, y le aseguro que se le recompensará por este malentendido.-

por **Nephelim Du Saint Jacques** Lun Dic 29, 2014 7:00 am

Nephenlim disparaba dagas con los ojos, no tanto por la actitud del hombre, ella había tratado con peores durante sus pesquisas en las calles de Paris pero definitivamente no buscaba tener que justificarse con nadie. Se volteó a mirar a los hombres directamente -Caballero-dijo antes de suspirar profundamente para calmarse. Una vez lo logró le sonrió al amigo del hombre que insistía en ´comprar´ a su títere- No debe usted de disculparse, toda esta escena no es su culpa.- luego se volteó hasta el otro hombre- En cuanto a su propuesta, creo que fui clara al decir que no comprendo de que me está hablando, yo no poseo ninguna clase de muñeco encantado, no se de que manera se lo puedo hacer entender- y dicho esto esto hizo su camino hasta la primera mesa vacía que encontró en y se sentó.

No tenía sentido irse ahora, estaba segura que si lo hacía solo conseguiría que la siguieran. -No deberíamos irnos?-susurró Duke solo par sus oídos- Esto podría ponerse feo muy rápido.

-No tiene sentido, él esta ceñido en lo que dice, será mejor tratar este asunto aquí. Pero si la cosa se pone fea, ya saber que hacer- le dijo mientras esperaba que los hombres se le unieran en la mesa

-Me subestimas, mi dama- Nephelim sonrió ante las palabras del pequeño muñeco.

por **Hans Ortolani** Lun Dic 29, 2014 7:28 am

Acepté a regañadientes lo que decía mi subalterno, en el fondo sentía que se estaba tomando demasiadas confianzas, pero a fin de cuentas, este era un día feliz para él. Sería otro momento en el que tal vez recibiera un justo correctivo, el de hoy pasaría de largo frente a la felicidad de esta noche. Esta siendo más compasivo de lo normal, tal vez si me afectara el alcohol más de lo que quería admitirme.

Me senté enfrente de la señorita, como buen maestro de espíritus podía notar la mente de esa macabra alma encerrada dentro de ese títere, esperando una orden de la joven dominadora. Ella seguía con su cantinela inexistencia de ese mágico muñeco. Jack me trajo el café que me bebí de un sorbo, realmente no lo necesitaba, no estaba viendo locuras ni fantasías, era real.

-No me mienta señorita.- dije en un tono más bajo, solo dirigiéndome a ella, procurando que nadie pudiera oírlo.- Pude ver con mis propios ojos como el muñeco caminaba por las calles, pude ver como le daba ese saco con lo que consiguió traerle, pude ver como se quitaba su capucha y le decía que ese no era el lugar para comprobar la mercancía.- dije con una sonrisa pintada en la cara, con la prepotencia que da el orgullo de un mago avezado.- Por eso le repito, ¿cuanto por el muñeco, señorita?.- sentencié apurando el final del asqueroso café.

Realmente me intrigaba la procedencia e identidad del muñeco. Eso no era algo difícil de conseguir para mi, las personas mienten y engañan, pero para un hechicero nigromante como yo, los espíritus no tienen secretos que puedan ocultar. Mi mente abordaba la mente del espíritu. Presentaba unas defensas mentales inusualmente poderosas, probablemente no fuera un espíritu muy antiguo, aun conserva el ímpetu de la juventud en su mente. Probablemente el seguir entre los vivos activamente le haya ayudado a esto. No tardaría en desvelarme todos sus secretos, mi dominio era fuerte y mi experiencia no era corta.

por **Nephelim Du Saint Jacques** Lun Dic 29, 2014 8:20 pm

Nephelim suspiró profundamente, aquel hombre definitivamente parecía no comprender el idioma que hablaban. También era obvio que no le quedaría más que cortar aquel asunto de raíz ahí mismo ya que aquel hombre parecía lo suficiente testarudo para seguirla si decidía abandonar la taberna.

-Mire señor Ortolani-dijo ella repitiendo el nombre que había escuchado solo momentos antes- No se a que se refiere usted con un muñeco encantado, hasta donde yo se no poseo nada de esa naturaleza- metió su mano en el bolsillo, cerró lo ojos de manera rápida y cuando la sacó, sostenía nada más y nada menos que la marioneta inerte- Si tengo un muñeco, no lo voy a negar, pero lo llevo conmigo porque soy titiritera de profesión, perdone usted pero le aseguro que lo sea que usted vio o creyó haber visto fue seguramente producto del alcohol- sentó el muñeco frente a ella sobre la mesa de madera y sonrió- No veo en que le puede interesar y aunque así fuera, no está a la venta.

La chica se reclinó en su asiento, enmarcando una ceja de manera elegante mientras miraba al hombre a los ojos con expresión desinteresada. Ella no era de pocos modales, sus padres se revolcarían en su tumba si supieran las cosas que había hecho últimamente pero tampoco era persona de mucha paz cuando otros no dejaban de lado un tema que ella había dado por sentado desde el inicio.

por **Hans Ortolani** Mar Dic 30, 2014 1:40 pm

Cada vez me cansaba más, por qué ponía tanto énfasis en negarme algo que era totalmente innegable. Empezaba a resultare algo molesto, podía entender que no quisiera hablar de esas cosas con el mundo, que fuera precavida con la gente externa que puede mandarle a uno a prisión o a la hoguera, pero gusta pensar que entre compañeros mágicos no debería haber tanto secretismo.

Tardé en caer en mi propia cuenta, ella no tenía razones. Daba por hecho que tenía que saber que no iba a denunciarla, pero no tenía por que saberlo. Y fue justo en ese momento cuando la mente del espiritu de la marioneta quebró como una sandía madura. Me gusta navegar por los recuerdos de la gente que tengo cerca. Es como vivir sus vidas y sus experiencias, recoger sus pifias y tomarlas para mi.

-Bueno, tal vez me equivoque....- dije, haciéndome el afligido.- Pero bueno... Recuerdos duque Dumond de mi parte, una autentica pena lo de su esposa.- dije mientras saludaba al muñeco y trataba de aparentar que tapaba mi sonrisa, aunque nada más lejos de la realidad. Tal vez no fuera la toma de contacto más fina, pero quería dejar claro dos cosas. "Se de lo que estoy hablando" y "No puedo acusarte de nada que no pudiera acusarseme a mi también".

Esperaba que esto fuera suficiente para persuadirla de hablar, si no era así podía hacer cosas más contundentes. A fin de cuentas, aunque no pudiera controlar la marioneta, si podía controlar el espíritu que la movía.

por **Nephelim Du Saint Jacques** Mar Dic 30, 2014 8:29 pm

La chica sonrió. Con toda su testarudez aun no era tan ingenua como la gente pensaba que era. Eso no significaba que dejara que la gente pintara un retrato exacto de ella a la primera. Era mas divertido cuando pensaban que no era mas que una niña chineada y pretenciosa.

No era necesario ser un genio para entender el juego de aquel hombre, en aquellos tiempos uno no se podía dar el lujo de dejar a extraños entrever la verdadera naturaleza pero siempre se apreciaba reconocer a alguien de la misma clase.

-Vaya vaya, no sabía que había tenido el place de conocer al Duke cuando aun estaba con vida- comentó la chica con una sonrisa real esta vez- Aunque no creo que a nadie le haya afectado mucho lo que le paso a esa mujer-comentó con desdén el su tono de voz.

Nephelim no era dada a recordar esa parte de su pasado, lo único bueno que había sacado de esa noche había sido al Duque y él era lo único que había estado a su lado desde entonces.

-Aún así, me temo que la marioneta, ni nada relacionada con ella, esta en venta- la chica entrecerró los ojos-Y espero sepa que no es de caballeros el ir tomando lo que no le pertenece

por **Hans Ortolani** Vie Ene 02, 2015 1:43 pm

-Por favor señorita, por que clase de empresario desalmado me ha tomado.- No lo decía de manera sarcástica aunque realmente lo fuera. Sí que era del tipo de personas que hacían esas cosas pero eso no significaba que lo fuera hacer ahora. En esta taberna solo estaba yo con la capacidad posible de doblegar a la joven, si decidiera enfrentarme formalmente a ella con el afán de conseguir el muñeco probablemente podríamos derrumbar este montón de tablas podridas que era esta taberna, y eso llamaría más la atención de lo que en este momento me interesaba.- Y me temo que no, no tuve la fortuna de conocer al duque en vida, lástima. Pero en el tiempo que hemos estado aquí hemos tenido una "agradable charla" él y yo.- a fin de cuentas la capacidad de preguntar y obtener respuesta de los espiritus era algo innato en mi.

-Alguien de mi cualidad empresarial ve rápido la utilidad de un muñeco asi.- dije haciendo una leve pausa, para hablar más bajo, solo dirigiendome a ella.- Pero Dios sabe que por mucho que lo he intentado nunca he conseguido algo tan perfecto como su obra. Pienso que tal vez, de entendida a entendido, pueda darme algún consejo de utilidad.- Esto era un arma de doble filo realmente, ciertamente tenía interes en saber como lo hizo. Eso era un nivel mágico bastante alto, pero además quería saber su poder, saber si sus metodos era más o menos elevados a los mios. No lo creía, sospechaba que nació con ello, como mi habilidad para hablar con Duke. Ella era demasiado joven para algo así.

por **Nephelim Du Saint Jacques** Sáb Ene 10, 2015 9:29 pm

La chica pensó en silencio durante unos instantes. Tenía que reconocer que aquel hombre era bastante insistente, y aunque no le gustara admitirlo se sentía impresionada. No era común que se topara con alguien que le pudiera seguir el paso. Estaba tan acostumbrada a vacíos tontos de sociedad que aveces olvidaba que ella no era la única cabe sota que no dejaba pasar una buena oportunidad.

Por otro lado, no era costumbre suya el dar a conocer sus habilidades, si bien era joven e inexperta en muchas cosas, siempre se había sentido orgullosa de sus habilidades naturales. Aveces nacer con dones superiores tenía sus beneficios. Miró el muñeco inerte que aun estaba sobre la mesa. Que podía perder?

-Pues verá, mi señor, estaría mintiéndole si le dijera que sé a ciencia cierta como hacerlo- ella esta segura que no había necesidad de elaborar- Simplemente es algo que siempre he podido hacer. No hay tono ni son en ello, al menos con mi buen amigo, él decidió quedarse- ella sonrió- Con el resto, es otra historia. No puedo decirle como aprender el arte de mover marionetas, pero puede que, como usted dice, de entendida a entendido, puedo prestarle de mi servicios.

por **Hans Ortolani** Lun Ene 19, 2015 11:35 am

Me dejó un tanto pensativo, ya sospechaba que aquello posiblemente era algo que ella hacía y nunca podría explicar, esas cosas eran bastante molestas pero tampoco había nada que se pudiera hacer contra ello. Tendría que seguir manteniendo mis guardianes inexpresivos y bastante animalescos, pues este era el comportamiento más elevado que nunca conseguí.

La idea de alquilar los servicios del pequeño muñeco diabolico eran bastante interesantes. Se me ocurrían varios servicios en los que el pequeño podía ser muy útil. Robar cierta joya eclesial y colocarla en la casa de algún competidor para acusarle, o algo por ese estilo. Cosas muy prometedoras, no cabía duda.

-¿Y que podría ofrecer a la señorita por sus tan amables servicios?.- dije, aceptando su proposición, casi directamente. No me importaba que me viera interesado, ambos sabiamos que esa habilidad no era usual. Lo que la hacía deseable.- ¿Dinero?¿Joyas?¿Tal vez alguna copia de algún manuscrito de hechicería interesante? Todo puede ser hablado.-

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