Just a bad joke -Libre-

por **Axter Moureau** Sáb Ene 17, 2015 11:54 am

- No había nostalgia más absurda que la cual se presentaba en forma de hipocresía, al menos siempre había pensado que si era un desvergonzado capaz de atentar contra la seguridad pública no se vería atado por decir mentiras o expresar opiniones que no sentía, el burdel le recordaba a su hogar donde había nacido solo que éste presentaba un absurdo papel monótono; Los borrachos se tambaleaban apretando los senos formados de las mujeres, algunas damas se presentaban tímidas ante hombres medio desnudos que estaban presentando un papel, él en cambio, llamaba la atención al estar sentado en una mesa vacía, con un papel en las manos. No se consideraba escritor, tampoco tenia la paciencia necesaria para agradar al "publico", no obstante, su dedo meñique presentaba marcas de tintas, el dorsal de su mano parecía impregnado de un color más oscuro;

Se dejaba llevar, no era uno de esos ricos que exigían ser atendidos, expresaba sencillamente paciencia e incluso si era un alarde de que podía esperar sus movimientos, a veces obscenos por naturaleza, llamaban la atención del cliente o de la cortesana que estaba esperando para tener clientes. Él había sido claro, hombre o mujer, le importaba una mierda mientras le proporcionase entretenimiento, a fin de cuentas para eso se pagaba. Balanceó una pluma seca entre sus dedos, mirando entretenido como el hielo en su vaso desaparecía de forma silenciosa e incluso sumisa: "Así debe de ser" llegó a pensar "no necesito a nadie que me toque las pelotas, solo necesito a alguien que se deje llevar y responda a mis deseos", sus pensamientos altaneros podían frecuentar ( para disgusto de muchos ) el exterior, se reía del sudor del obeso o de los músculos de cualquier otro.- Solo soy un burlesco bufón, no me hagan caso.

-Alzó las manos, despidiendo a uno de los desconocidos que se le había quedado mirando, los gestos de su mano parecía indicar que la presencia de aquel hombre no le era agradable a la vista- ¿No lo ha visto la primera vez? largo -El hombre, quizás por su estado de embriaguez y confusión se marchó, aquello provocó un pequeño mohin poco adecuado para el rostro de un hombre pero como siempre, sus acciones no se hacían de esperar, una pelea, después iría a presumir entre las piernas de alguien...¿No sería una de las mejores noches?, al final, decidió dejarlo pasar tomando el vaso de manera distraída, sus orbes fueron paseándose por la habitación, intentando encontrar un nuevo espectáculo, antes de ser recibido ¿o es que nunca lo sería?-

por **Alessa Di Stefano** Sáb Ene 17, 2015 4:35 pm

Je ferai un domaine
Où l'amour sera roi
Où tu seras reine

Noche de arte en el burdel de la ciudad, los espectáculos más sensuales y eróticos que despierten el apetito a las desinhibiciones de la carne y como plato fuerte las piernas abiertas de alguna muchacha que cante en gloria con gemidos para alabar la virilidad de aquel hombre que la tome, pero para llegar a ese dulce regalo hay que brindar a la vista lo que podrían tener entre sus manos, un cuerpo torneado y delicado, una piel blanca que se sonroje al tacto y unos labios rojos de pecado que marque el camino al hombre, unos senos joviales y una mirada picara, ¿para que andarnos con la timidez en un burdel? Eso es de hipócritas, si te vas a un lugar así es porque conoces los pecados, te gustan y adoras experimentar a más.

Allá en el fondo un espectáculo se monta, la música comienza a sonar en el piano, las trompetas y una puerta se abre, mostrando unos enormes abanicos de plumas cubriendo el cuerpo de alguien, en el rostro de la muchacha que se presenta están unas cadenas de plata cual velo a que cubra, realmente no lo hace, aquellos ojos claros, no poseo ninguna otra prende debajo más que solo ese par de abanicos que cubren la parte de adelante y la de atrás, danzando lentamente al ritmo de la música agito los abanicos uno a uno en afán de quitarlos de su sitio para mostrar la piel pero no, solo son supuestos, la sonrisa que dejo a cada uno de los que silban porque les muestre mis atributos el pequeño beso que dejo a cada uno de ellos desata en los mirones euforia más cuando la música termina y dándome vuelta dejo caer el aquellas plumas mostrando el redondo y firme trasero del cual soy dueña, con aplausos piden que vuelva el espectáculo pero no se puede hay que ganarse la vida y ahora tocaba lo mejor, buscar quien pueda saciar mi hambre.

Uno a uno voy rechazando los clientes hasta que me aburro de ellos, todos tienen el típico perfil de hombres rudos y machos que solo están para su placer pero no dejan de ser niños con espadas grandes que no saben usarlas, ya aburre eso, entre bostezos subo al pasillo superior ahí observo mejor a los clientes – Gay, impotente, mediocre, pobre, aburrido – uno a uno voy catalogando a los que están ahí hasta que – Oh lala, este es nuevo – un joven a lo lejos llama mi atención no tiene nada de los borrachos mal vivientes y de los estúpidos que siempre van al burdel, con intenciones claras me dirijo a su mesa sentándome sobre esta – Vaya, es la primera vez que te veo, que deseas ¿acción o solo que te abra mis piernas para que descargues? – de reojo miro sus papeles y suspiro con un tono de aburrida – otro escritor, no me digas que buscas aquí a tu musa, querido esto es un burdel lleno de putas que no te darán historias de amor ni nada de eso, solo como follarte o follar a alguien, es sexo lo que se vende no historias de pasiones o amores principescos te buscarás más de un problema primor – una carcajada insolente señalando los idiotas borrachos mordiéndome el labio mirando aquellos ojos oscuros y atractivos.

por **Axter Moureau** Dom Ene 18, 2015 11:48 am

- Una sonrisa socarrona bailó en sus labios aun cuando ésta se hacía más presente en las comisuras de sus labios, que ejercían un completo auto-control, después de todo quien sonreía primero era el patético pues en numerosas ocasiones los hombres creían mostrarse como machos alfas quedando simplemente al descubierto que en el lecho no eran más que unas ratas sumisas, ratas porque no sabían satisfacer a una mujer; Pocos eran los afortunados que conseguían un sonido de aquellas actrices del sexo así que cuando una hembra como aquella se acercaba a él lo primero que hacía era fingir desinterés ( aunque no es que fingir sea uno de sus fuertes ) ya que sus caprichos se potenciaban y necesitaba una buena "caza". Ella parecía de esas mujeres que conocían sus encantos, sus senos turgentes apenas escondidos parecían clamar atención pero nunca se había explicado como la ropa podía ser tan provocadora pero al mismo tiempo no mostraba nada de interés, si acaso, aún no podía conocer totalmente el color de piel de aquella mujer debido a la mezcla de luces, del calor, simplemente esperó a que ella acabase cual reina, una reina caprichosa, que ya empezaba a caerle bien -

Debes de ser la primera que no se acerca a mi diciendo "Hola guapo, ¿quieres compañía?" -El tono de voz bajó, después de todo ella estaba suficientemente cerca como para escucharle, no se andaba de bromas, el suspiro que ella expuso en sus labios fue suficiente para sacar una carcajada casi teatral de los labios del hombre- No, espero que no te ofenda que yo no sea un escritor, sino que como dicen, las apariencias engañan... y ahora que lo dices -Arqueó la ceja, sus labios, automáticamente se volvieron serios, no había ni rastro de aquella pacífica ( y lasciva ) sonrisa de sus labios, colocó su frente sobre la ajena, su altura era más alta que la de aquella mujer, incluso estando ambos sentados, no podía ignorar aquel sentimiento de superioridad que se marcaba por cada centímetro de su cuerpo "Oh joder, porqué será que amo sentirme dominante". Así, mientras él estaba mirando a aquella mujer susurró casi con calma, con un tono seductor- ¿Quieres abrirte de piernas? Me gusta jugar con la comida antes de devorarla, puesto que has mencionado algo de ser "musa" de alguien, ¿porqué no echas un vistazo a lo que he escrito.

-Antes de tenderle el libro se escuchó el ruido del asiento al echarse un poco hacía atrás, el sonido no cautivó más que a los celosos que parecían haber escogido como víctima de sus airadas resignaciones a aquel hombre quien divertido hacía una seña a la mujer - Vamos, siéntate - Lo pensó mejor, impaciente no dejó que ella tuviese la oportunidad de alejarse y la tomó de la muñeca, con un tirón bastó para levantar de su asiento el cuerpo de la mujer para que se apegase al suyo- Mis modales no son los más correctos, espero que sepas disculparme porque yo no pienso hacerlo -Aprovechó aquella situación para morderle el labio inferior, solo un mordisco antes de pasar con un hábil movimiento las manos a las caderas ajenas, subiendo a la mujer en su regazo, le separó las rodillas, provocativamente- este vestido es bastante molesto ¿sabías? -a él no le molestaba en exceso hacer eso en público, así que le subió la tela del vestido, sin dejar de mirarle, ya que aunque había pensado en colocarle de espaldas, quería ver a aquella cortesana - No soy un caballero, ni tampoco un escritor pensando en una musa, seamos sinceros voy a pagar por follarte, no me interesa que te creas mía o especial, ambos sabemos muy bien lo que se hace en estos sitios ¿y para que un escritor va a buscar su musa? lo que quiere es que la musa le baje la cremallera para ponerlo en sus escritos -Le intentó separar más las rodillas, lo que pudo hasta que el vestido le permitió y después soltó el agarre en las caderas ajenas, dejando su mentón en el pecho de la mujer, le miró fijamente a los ojos, no le gustaba apartar la mirada, sino todo lo contrario, buceó con su aliento en aquel escote sublime, abriendo la boca para que su lengua, hiciera una S en la piel de la mujer, cuando estaba húmeda sacó la libreta mostrando sus "indecentes" escritos, pues, tan solo había dibujos eróticos o palabras eróticas, ya lo había dicho, no tenía paciencia para ser escritor-

por **Alessa Di Stefano** Mar Feb 17, 2015 7:05 pm

En las noches de lujuria todos los hombres buscan lo mismo, horas y horas de que una para aculillada frente a ellas con el cuello adolorido de tanta atención que le brinda una al “coleguita” para luego dejarse caer en el suelo desfallecido por no haber podido cumplir la misión pero para nosotras solo es el sabor amargo de la desilusión que se hace pasa con copas y copas de licor hasta conseguir olvidar aquel momento incómodo. Todas las noches rezaban algunas prostitutas por no tener de aquellos clientes y siempre se lanzaban al primer buen mozo con las típicas frasecitas que son más que obvia, yo las odiaba y siempre cambiaba mi reportorio hasta mi nombre.

Pero aquel hombre no era como el típico cliente del burdel, tenía una sonrisa cínica que delataba sus intenciones que eran las mismas que yo tenía; relamí mis labios mientras tomaba la diestra de él chupando su pulgar con una ligera mordida en tiento, me removí sobre sus piernas uniendo ambos sexos en una fricción placentera. Miré por encima de mi hombro aquel libro con imágenes muy sugerentes y candentes. Rodee con mis manos su cuello sonriéndole –Entonces lo que quieres es una musa que te baje la cremallera y que use sus habilidades de labios en tu amigo, verdad o es que quieres hacer los de tus pequeños dibujos, si quieres te puedo sugerir mejores juguetes, como cuerdas, pinzas y tus manos y ciertos lugares– susurro pasando mi lengua por sus labios.

Sentada a horcajadas sobre él con las piernas bien abiertas mostrando la tela en encaje de las bragas en tono negro lleve su zurda hasta esa zona que el quería pagar riéndome descaradamente –Verás primor, para que preguntarte si quieres compañía si sabemos los dos que vienes aquí por una razón pagar por compañía por una noche, horas o lo que quieras, la palabra compañía sobra porque solo quieres follarte a la que pagues por esta noche – me levanto de su regazo, apoyo las manos en la mesa inclinándome hacia adelante, el pecho casi tocando la madera sucia de alcohol echando una ojeada a los dibujos, unos más candentes que el anterior y otros poco calientes –Sabes mis modales tampoco son tan buenos que digamos y prefiero así a alguien con frasecillas redundantes y modositas así que tus modales no me molestan, al contrario, son perfectos para la noche y el momento – Incline más el cuerpo hacia adelante dejando que mi trasero se mostrara, las bragas en contraste oscuro con la piel blanca de aquella parte del cuerpo.

Levanté la tela del vestido invitándole a acariciar mi piel, igual él pagaría por ella al menos esa noche. –Crees que quiero ser especial de alguien?– me rio con sorna –Solo quiero que me pagues por la noche y punto, si te gusta y quieres volver pues pagarás un poco más para repetir, primor yo diría que tú no te creas especial, porque cuando termine contigo cariño querrás repetir porque no habrá hembra que te soporte cada uno de tus– agité sus dibujos –Escritos, así que mejor tu no creas especial para mi– agito los cabellos mientras me rio arqueando un poco la espalda para al segundo voltearme y sentarme sobre la mesa de piernas bien abiertas y las manos en medio de estas, mis dedos jugaban con las gomas de mis braguitas haciendo el eco de estas cuando pegaban la piel, un poco de desinterés como si no fuera lo más importante para mí, hay que mentir un poco. No me importaba si lo hacíamos ahí a la vista de todos, el pudor no era parte mi esencia, pero que mejor que dar un espectáculo de esos con gemidos y sudores fuertes.

por **Axter Moureau** Jue Abr 02, 2015 12:06 pm

- Él, era un borracho de realidad, se diría que la realidad en un burdel era lo único que predominaba, pero era incierto. Los hombres, querían tener a una mujer que les dejase hacer, marcar su dominio ( o su sumisión ) de una manera apenas lícita, querían escapar de la realidad, olvidar que no tenían trabajo pero si dinero para compañía, olvidar a la mujer que le esperaba con olor a plebeya y envolver sus sentidos en afrodisiacos que actuaban como un borracho en busca de una botella, así que ¿que diablos, hacía él buscando la realidad?. No obstante, la había encontrado, una realidad apenas descrita por aquellos dos senos o por el comportamiento de la mujer, cada palabra que ella hacía la idealizaba porque para ser sinceros, a él no le interesaba una mujer que fingiese amarle, sino una que le dijese que depende de cuanto dinero tenías en la bolsa, era lo que ibas a conseguir así como los servicios que tendrías esa noche. Se mofó de cada uno de los movimientos de la mujer, eran seductores, palabras que iban acompañadas de un compás de senos moviéndose, respiraciones que caldeaban el ambiente mientras que ela separaba las piernas y mostraba sus encantos.

Ya no había ropa de por medio, una parte de él pensó que era una verdadera lástima no poder contemplar un poco más aquella tela de encaje- Hablas mucho -Sonaría cruel, incluso cortante pero no le estaba imponiendo silencio porque...sería aburrido. "No quiero escucharme a mi gimiendo, quiero pagar por una que finja por lo menos placer mientras se desternilla pensando en la propina del rico". Lo que más le excitaba, era el dominio que ella imponía, el carácter, sí, su cuerpo estaba bien proporcionado no tendría ninguna queja en cuanto a eso, sin embargo su fetiche sería que le gustaba dominar a las personas dominantes, dialogar no era lo mejor que podía ofrecer; Quería acción, tomarla allí mismo en la mesa, ella le estaba desafiando y lo más gracioso es que fue precisamente él quien empezó con ese acertijo de dominancia, así pues se levantó. La miró, dejó a un lado los dibujos obscenos que había retratados en la libreta, se apegó contra ella, una vez más, podía sentir como su inquieto miembro estaba justo contra los caldentes muslos de la mujer.

No dejó pasar la ocasión de que sus manos, apretasen la tersa piel de la mujer y que sus labios volvieran a cautivarse del aliento tan estimulante de la otra- Para que recrearme en dibujos, cuando puedo hacerlo ahora mismo con una mujer de sangre caliente como la tuya - Arqueó la ceja, estaba acorralándola contra la mesa, al mismo tiempo no la dejaba moverse, ni hacía delante ni hacía atrás, la apretaba contra su cuerpo, llegando incluso a sentir los senos de la mujer apegarse a su cuerpo. Se alejó- He perdido en un primer acercamiento, eres una mujer terrible, al contrario de lo que quería hacer, no voy a tomarte delante de estos borrachos, son capaces de meterse y no me apetece pagar por otros. - Como si fuese uno de esos caballeros de los que tanta repulsión le daban, besó la mano de la mujer - Sí, también hablo mucho - Tras finalizar la frase se acercó hambriento a la boca de la mujer, los labios se mecían con frenesí, ni siquiera se molestaba en pedir permiso, cuando de la nada la lengua de Axter inundó la boca e la mujer, le mordía incluso los labios para profundizar el beso, marcando ambas comisuras de los rastros de saliva y lapiz de labios, acarició su nuca, los dígitos de la mano derecha bucearon con descontrol sobre los cabellos de la mujer, sus yemas de los dedos, parecían rastrear su cuerpo cabello haciendo a la par una presión más que deliciosa, antes de abandonar su boca con un hilo de saliva que unía ambas bocas.

El cinismo de su sonrisa, la vanidad de su rostro hizo indicio de lo que ya era evidente, la había escogido a ella para pasar la noche. Bueno, unas horas, porque conociéndola y con el espectáculo que había dado tendría varios hombres más esa noche- Mi señora -fingió un acento servicial- le espero en la habitación -antes de irse y como acostumbrado que estaba, acaricio la tela de sus bragas, aquellas que ella misma le había ofrecido una amplia visión- quizás me las lleve como premio, ah ¿dije que soy un pervertido? -Carcajeó, no fue una carcajada típica de películas o teatro, sino una más bien corta, íntima para su interlocutora mientras iba en dirección a la mujer allí parada, para pedir las llaves de la habitación-

por **Alessa Di Stefano** Mar Abr 07, 2015 8:59 pm

Creído, arrogante, dominante y petulante, todos esos adjetivos pasaban por mi cabeza uno a uno cuando mis ojos se devoraban el cuerpo de aquel sujeto, mis piernas le rodearon dejando que los talones empujaran su pelvis contra la mía pero no me quedé ahí, le demostraría por lo que estaba a punto de pagar y que valía mucho la pena. Para que mentir, amo mi trabajo tanto como amo respirar, no me ando como esas chiquillas tontas que no tienen nada más que hacer y viene, esas apretadas que no se aflojan y otras que se hacen las inocentes y dulces, los hombres quieren acción no charlas, pagan para acostarse contigo y luego contarte en la cama sus problemas y terminan aconsejándole. Blah patrañas, si no es rico y no puede pagar mi compañía menos podría pagar mis palabras, pero este tenía todo el porte de poder pagar cada uno de mis caprichos así que estaría muy bien si jugaba con él, demasiado bien.

Sus labios eran como fruta ácida con un jugo que logra que tu lengua quede con una escozor que ansias que se repita por todo tu cuerpo, lamí el resto de aquel beso con la punta de mi lengua sin dejar de verle lamiendo mis labios con una sonrisita sardónica, sus movimiento y palabras tan acertadas que hacían que mi rostro se iluminara al pensar en “cuanto le sacaría por mis jueguitos” pero sobre todo estaba pensando en cómo hacerlo retorcer del placer. La mejor experiencia es cuando se retarda el placer en pequeñas dosis de estimulantes, el tener el control sobre y ello y al parecer los dos amábamos el juego de la dominación. Le dejé hacer todo a su gusto cuanto quisiera al menos en el primer round, sus pasos seguros a pedir la llave de la habitación ahí fue que mi risa rompió en una estruendosa carcajada –Y por qué no hacerlo aquí, a mí no me molesta además podrías dar un espectáculo de haber logrado tener a esta hembra en tus manos o es que tienes tan flojos los pantalones porque tu hombría se fue, creo que tendré que cerciorarme de que está en su lugar antes de subir a la habitación– relamo los labios con lujuria llamándole con el dedo para que se acerque de nuevo a su asiento –No me digas que es miedo de que vean que no puedes conmigo– con la risotada que suelto lo reto a terminar lo que iniciamos en el primer encuentro, no me iba a ir tan fácil a la cama, bueno si me iba a ir tan rápido pero al menos costaría un poco antes de subir y terminar en dios sabe que posiciones.

Su mano en mis bragas me hizo sentir una corriente de excitación así que en pago, mi mano fue a su pantalón frotándose sobre su sexo endurecido, no me alejo no me molesto, ni siquiera me interesa los otros borrachos que no paran de vernos y mascullar molestos porque no les ha tocado a ellos este premio –Verás querido, a diferencia de las putas baratas que se dejan follar por unos minutos y luego reciben medio centavo, yo no hago eso, conmigo primero muestras el dinero y luego te abro las piernas, entiendes?, lo que quieras tendrá un costo y el paquete completo de gemidos y jueguitos es algo caro así que dime si quieres el paquete o solo lo que dure tu descarga primor que espero que al menos funciones más que una hora– lamo su mejilla con descaro llevándolo al asiento para dejarlo ahí sentado, me acuclillo frente a él moviendo su pantalón abriéndolo despacio con los dientes y la lengua –Entonces veamos, ¿quieres hacer lo de tus escritos con una mujer caliente verdad?– la mano se introduce lentamente en su pantalón en busca de aquello que estaba tan duro como la madera de aquel asiento –ah y de paso quieres mis bragas en compensación bien entonces tendrás cargo extraña “mi señor”– relamo mis labios acercándolos hasta el botón de la camisa que se mostraba impudorosa –Me gusta que hables mucho al menos así no estoy con un muerto que me tendrá encima hasta correrse y nada más ¿o si estás muerto?, no, no lo creo– agito la mano que tenía metida en su pantalón riéndome.

No me molestaba hacer esas cosas en público al contrario los disfrutaba, pero esta vez solo iba a ser el primer tiento de la noche porque al final aquella habitación sería de mucha utilidad para los siguientes juegos porque para ellos había que estar completamente excitados para llegar a aquel plato fuerte. Mujer refinada lo era en ocasiones cuando estaba por fuera pero ahora en el trabajo no era más que una puta fina que buscaba su propia diversión, el dinero.

por **Axter Moureau** Jue Abr 16, 2015 12:38 pm

- Al parecer los sabios no se equivocaban cuando decían que la mujer era la que hacía esclava al hombre, no obstante él no se refería a esos obscenos clérigos que se van de putas y después empiezan a gritar que ellas son las blasmefas que le han obligado con un tipo de embrujo a caer en la tentación. La mujer que tenía en frente podría volver esclavos a los hombres, por eso la veía como un objeto de placer pero también como una peligrosa adquisición; Él conocía de sobra ese mundo, se había sumergido entre las piernas de las prostitutas de baja clase por unas cuentas monedas, incluso cuando estaban ebrias o simplemente porque ellas eran ninfomanas necesitaban de las caricias incluso de una mano adolescente, las mujeres de esa clase, son capaces de atar al hombre, ya no eran las del sexo débil, podían golpear a un hombre con sus encantos y hacerlo retorcer entre las sábanas de su cama, el sexo en sí era un arma.Ella hablaba, el tono de su voz era escuchado a pesar del ruido que había alrededor de ambos, a veces la perdía de vista en los segundos que su pecho tomaba un suspiro en los labios.

Casi hastiado pero entretenido, sus deseos por primera vez no eran escuchados pero él era un cliente de dinero, no le interesaba una mujer en una esquina para diez minutos y después irse como si hubiese cumplido una hazaña. Las pupilas descargaban palabras a primera vista, silenciosas mientras que volvía a verla; Aquella vista podría robar el aliento a alguien poco acostumbrado, ella de cuclillas ( mejor no arrodillarse ), jugando con la virilidad que endurecida no jugaba a las escondidas, estaba encadenada al pantalón, recibiendo caricias, gritando por salir. Cuando la cremallera fue bajada el bulto pareció exigir la libertad que necesitaba, bajo la tela que daba la sensación de hacerse más débil frente a aquella libertina erección. De nuevo la perdía de vista mientras respiraba, sin embargo, con las manos sabía que estaba allí, recorrió sus cabellos, siguió la juguetona línea de su nuca hasta sus expuestos senos. No los tocó por el momento, sino que volvió como si se hubiese olvidado del camino por la nuca de ésta. Así pues consiguió tomarle de los cabellos y con un firme tirón le echó la cabeza hacía atrás- Como veis, no puedo hablar de dignidad con lo que sale entre las piernas, no sería sincero sino dijese que me habéis conseguido introduciros en la lógica de mi mente. Pero me pregunto, ¿cómo me conoce tan bien?. Si he pagado por vos no quiero un polvo dos minutos, para eso puedo meterla en cualquier hoyo que se me plazca tanto si es el tuyo como no... sin embargo, adoro ver a las mujeres retorcerme ante mi, aunque de seguro que tu adoras a los hombres gruñir tu nombre. -De forma burlesca, tomó la mano de la mujer con la mano que quedaba libre, pues la otra continuaba tomandole de los cabellos, no le estaba haciendo daño. Había aprendido que al tomar de los cabellos a alguien, se puede hacer de una manera que más que dolor, solo se sienta la presión, presión y claro, los tirones. Así pues continuó entrelazando la mano de la muchacha- Quiero hacer mucho más contigo que lo que crees. Seguro que tu mente dice..." éste es uno como tantos, mucho hablar y poco follar " -La voz se volvió ronca, guió explicitamente la mano de la mujer a su bolsillo derecho y sonrió pícaro-

Quedate con éste bolsillo, te permito robar todo su contenido si me proporcionas lo que tanto estás diciendo...porque puede que la tenga dura ahora pero ¿me lo garantizas que lo esté dentro de una hora? -articuló las últimas palabras de manera maliciosa, incluso los vocablos adquirieron un tono de amenaza, no se escondía, no le importaba si los borrachos sacaban sus manubrios para iniciar una absurda danza de desesperación, les vería a todos, deseando que llegue su turno mientras que la figura del hombre caía sobre la de ella, no cubriéndola, sino indicando en su dominancia de hombre que nadie se acercaría a ella hasta que a él no le apeteciese. Casi selló aquel "trato" con un nuevo beso. Separó por completo las piernas, de un tirón y sin abandonar en ningún momento los labios ajenos la acercó, de ese modo, la lengua de Axter pudo poblar de nuevo en la contraria.

Tenía un regusto dulce, la mezcla de ambas salivas parecía fusionarse, se desprendía de los modales dejando que la mano derecha, ahora libre de toda atadura, acariciase aquel camino que antes había recorrido, le gustaba someter e incluso tiranizar a las mujeres cuando estaba excitado; la lengua, parecía hacer suya la boca de aquella mujer, entrando tan profundo como se le estuviese permitido dentro de la limitación humana, giró el rostro, encontrando la posición adecuada, para el beso, para escuchar los sonidos obscenos de ambas bocas entrechocando, incluso suavizó el movimiento en que la mano izquierda le tomaba de los cabellos y volvió a bajar- No me hagas repetirme... -Volvió a susurrar, mirando fijamente sus ojos. Lamió los labios ajenos, incluso succionó una hebra de saliva que se había pegado estratégicamente al labio superior de ésta- Desde el momento que pago, yo soy tu dueño, sin embargo, no me interesa una muñeca que no tenga dominio de sus emociones, sino una mujer como tu, que sea capaz de mostrar el deseo, que me haga suspirar de placer y que yo a su vez escuche esa hermosa voz que estoy seguro, estás deseando escapar en algún momento.

-El calor, al contrario que en otras ocasiones no era agobiante, más bien un desafio entre ambos cuerpos calientes, sonrió de lado, lobuno incluso bajando la mirada. Se separó, de nuevo se dejó acomodar en la silla como si nada hubiese pasado, se dedicó a apreciar la imagen que tenía entre sus piernas, indicando lo que ella antes quería tomar. Sí, podía ser que él fuese la gallina de los huevos de oro pero no era uno de esos hombres que se corrían apenas veían los pechos de una mujer o esos otros que la cabalgaban y después de tres minutos empezaban a vanagloriarse de su virilidad- Quien algo quiere, algo le cuesta -Se lamió los labios, recordando de nuevo la tibieza de aquella boca, incluso se sonrió al notar que el maquillaje, se había borrado de sus labios, a lo mejor y él presentaba los labios ligeramente comidos por aquellos colores vivos de aquella traviesa boca. Se hizo a un lado la ropa interior, algunos se sorprendieron de ver tal acto, otros, disfrutaban. Como era previsto, en un espectáculo donde nadie se iba a rendir- La cama puede esperar. -Arrugó el ceño, como si, entonces le estuviese indicando que continuase- Estoy deseando ver que puedes hacer. -Tomó una botella de vino que había en la mesa de al lado, no había nadie así que aprovecharía dejando caer breves cantidades justamente en los labios de la mujer, pero también en su escote, lamió lentamente la botella sonriendo de forma casi perversa, bueno, era sencillo saber lo que pensaba, pero todo a su debido tiempo-

por **Alessa Di Stefano** Vie Mayo 08, 2015 12:03 am

Así, ese era el cliente que buscaba en la noche, no un simple borracho que me diga “metete a la habitación abre tus piernas y gime” no, él era el que había esperado por varias noches, su arrogancia y ese autoritarismo, su auto control y a la vez esa paciencia fría que tenía, si, era el indicado con el cual iba a jugar toda la noche. Sus pequeños desafíos me parecieron eso, pequeños, insignificantes, sin mucha gracia, podía y había logrado que hombres a los que no se les para se les termine parando y no solo con mostrar el cuerpo desnudo si no con muchas previas, aunque claro casi ninguno lograba hacerme gemir de verdad, todos eran fingidos, pocos eres los orgasmos reales. Sus labios eran toda una perdición, reía al terminar los besos deseando más para poder tocar sus bolsillos, si, no dejaba de pensar en el dinero era todo lo que necesitaba saber, su miembro palpitante y erecto en su totalidad se mostraba sin pudor, eso era lo que más me gustaba, como sus propias palabras lo hacían merecedor de mi atención, al menos hasta que el dinero aguante, sus manos en el cabello “oh si, mas, mas tira más fuerte” le había dado el poder de dominarme, pero no se me puede culpar si adoro ese dolor placentero, pero se esfumo. Chasquee con la lengua en decepción por ello, quizás si hubiera tirado un poco más de mi cabeza, con mayor presión y me tendría suspirando, pero no; bueno no se puede tener todo en esta puta vida.

–Tu dignidad no es problema al contrario es todo un gusto buscarle el mejor Angulo para la degustación y la presentación oral que le quiero hacer a tu dignidad– mordí los labios que le había besado segundos antes dejando el deseo en flor de piel, con las palabras que se arremolinaban en mi vientre excitándome por completo, su postura y todo era magnifica, quizás si conseguiría gritar de verdad en orgasmos, quizás la noche prometía. Levanté los pies para colocarlos sobre la silla de él las piernas abiertas mostrando las bragas, las manos bajaban el escote del vestido a medio ser, es decir que estaba la tela del vestido a escasos centímetros de los pezones, sentándome en la mesa me recosté sobre la sucia madera riéndome por le desafío –Durar horas? Hmmm un reto pequeño pero bueno vale la pena, pero antes cariño debes dejarme ver que hay en tu bolsillo no te quieras pasar de vivo y luego de gozar a la puta la quieres estafar, no va conmigo muñeco, aquí es dinero dado placer conseguido– las manos alzaron las telas de la falda acercando los dedos peligrosamente al encaje de las bragas tirando de estas haciéndome gemir por el contacto de las gomitas.

Me incorporé obviando a los hombres que reclamaban la misma atención –Pagas por perversiones primor, no soy muñeca de nadie solo cumplo con lo que quieres y lo que quieres es mucha lujuria y perversión eso te daré, pero no pienses que mi lengua viperina se quedará callada, al contrario– reí como si no hubiera nadie más en el burdel, de hecho me pareció que solo estamos los dos en el lugar, me acerqué a él sentándome a horcajadas, la diestra le tomó del mentón haciéndole girar a un lado y mi lengua, de víbora se la pase por su cuello hasta la sien completamente humedeciéndolo, las bragas que rozaban con su miembro expuesto –No repitas nada, calla y solo tienes derecho a gemir si te gusta y si no te gusta entonces gruñes pero gruñe como un animal herido– muerdo su mentón con fuerza quitándole aquella corbata para atarle las manos tras la silla la risa que sobresale de mi es más grande que cualquier otra, lo beso en los labios mordiéndole la lengua –Quieres durar más de una hora verdad, quieres que este tan dura que incluso dentro de mí la siente crecer más, verdad, entonces es hora de ver que tanto puede durar tu amiguito–

Abrí su camisa en un solo golpe donde los botones saltaron, su torso blanco me hizo rodar los ojos le faltaba color pero se vería bien de tono rojo con algún látigo, clavé las uñas en su abdomen rasguñándolo hasta llegar a donde el cinturón le marcaba, le abrí dejando expuesto su pubis me relamo los labios con sensualidad cuando mis dedos toman el miembro expuesto con la palma cerrándole completamente con un ligero apretón estirándolo hacia arriba, la sonrisa la cambio por una más sínica –Ya has visto suficiente querido es hora de que comencemos con tu pago– me levante dándole la espalda caminando con descaro con mis manos en las caderas hasta la taberna pidiendo el pañuelo del tabernero y un vaso con agua, luego me dirige hacia la habitación que sería mía toda la noche y de ahí tome un pequeño frasco de líquido de color ambarino, uno de los obsequios más preciados que había traído de américa, lo abrí y olí el fragante aroma. Pero esto había que usarlo contadas veces y en límites de tiempo cuando nos e está acostumbrado.

Bajé mirándole guardando el artilugio entre mis senos –Bien, en que iba, ah sí, fuera luces para ti primor– cubrí sus ojos con aquel pañuelo dándole un ligero beso en los labios, descendí besándole el cuello y pecho hasta estar acuclillada frente a su miembro, los dedos lo tocaban lentamente hasta que se me ocurrió sacar aquel frasco y untar uno poco en el glande, ese líquido da una pequeña picazón en las partes más sensibles del cuerpo una que si se sabe utilizar produce un gran placer. Sonreí cuando el pulgar espació el líquido en toda la contextura del su glande en círculos, lentamente. La lengua la lleve directo al cuerpo carnoso para lamerlo subiendo por su abdomen –Entonces te gusta o te disgusta este placer primor, es más que tus dibujitos, crees que en verdad podrás conmigo primor o prefieres no más terminar como todos los clientes normales, mi nombre conocerás cuando estés sudando sin ropa, cuando estes suplicando por que pare de dejarte seco, cuando no quieras más ahí sabrás mi nombre para que lo grites primor, pero mientras puedes gruñir de placer, te lo permitiré unos momentos– susurre cuando mi lengua retiró aquel líquido, sabía amargo pero luego se volvía dulzón pero no se podía consumir porque irritaba por dentro, así que lo deje correr en el vaso. Mis labios volvieron a atender el enrojecido glande atrapándolo para que la lengua húmeda lo tentara en círculos y pequeñas lamidas, los dientes y apenas se mostraban sobre la suave carne, masajeando con mis manos el resto de su sexo, frotando los dedos y tirando de la carne que se encontraba al paso del tacto.

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Just a bad joke -Libre-

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