Resurrection || Privado

por **Crowley Missös** Lun Ene 19, 2015 9:24 pm

Áspera y resbaladiza era la voz que escuchaba dentro de su cabeza. La buscó en los rincones de la habitación, debajo de la cama, en los cajones del ropero y dentro también del viejo reloj de péndulo. No había nada. Sin embargo, la carcajada que precedía a la frase, era real y le hacía arañar los muros al igual que las sábanas de seda. Él estaba ahí.

La voz iba y venía entre las esquinas, dejando su malicioso eco como un recordatorio de que al final, regresaría para golpearle con más fuerza. Las manos de la pelirroja cubrían sus oídos, para impedir el paso a todo sonido, pero ni siquiera así, aquella reverberación se desvanecía. Aunque gritara, aunque bebiese algo para dormir toda la noche o todo el día, al abrir los ojos, lo primero que escuchaba, era a él. Tenía miedo.

Al principio, pensó que se trataba de una pesadilla mal infundada, un temor aislado dentro de subconsciente, por motivos que se alejaban de su entendimiento. Tal vez un trauma remoto de su infancia o un regaño por parte de su padre, pero nunca encontró nada que validase la teoría. Al poco tiempo, después de restarle importancia, dejó de escuchar aquella voz, así que todo iría bien. Lo que Rhoswen no comprendió fue el hecho de que cuando el silencio gobierna, algo oscuro se esconde en su composición. Y, en las últimas semanas, se había vuelto más fuerte.

-¡Basta! ¿Quién eres? ¡Déjame en paz!- Su desesperación la arrastró a componer un monólogo, lleno de preguntas, carente de respuestas. Lo único que recibía a cambio, era esa fea carcajada acompañada de imágenes borrosas de un rostro desencarnado. Los días transcurrieron, uno más lento que el anterior, hasta el punto en que el sol pareció detenerse en el horizonte, cuando por vez primera, el eco le contestó.

-No puedes seguir escondiéndote detrás de mí.- Las palabras retumbaron en su mente, colisionaron unas con otras y aturdieron por completo a la joven. Su cuero comenzó a girar, buscaba entre todas las posibilidades, aquel objeto de donde provenía la voz. Se agazapó sobre el suelo, retiró varias de las tablillas. Golpeó los muros y desgarró el papel tapiz que los cubría. Todo con el fin de dar con el origen de sus tormentos. No fue hasta que reparó en el espejo, que la horrible voz, resonó en su cabeza nuevamente. -¿Al fin te atreves a mirarme a la cara?- Pero ella realmente no entendía. –¡Reconóceme! Mira más de cerca, Rhoswen- Al escuchar su nombre, se produjo un escalofrío en todo su cuerpo, pero la infeliz mujer, lejos de salir huyendo como era lo lógico, dio tres pasos más hacia el espejo y observó detenidamente la figura que ahí se mostraba.

El grito desgarrador que lanzó al reconocer a la sombra, no solo desquebrajó sus tímpanos, sino que le hizo caer desparramada ante la ilusión de aquella imagen. Su cabeza se movía de un lado a otro, negándose, irrumpiendo en llanto, suplicando. La mujer que le veía del otro lado del cristal, poseía sus mismos rasgos, el mismo color de cabello, pero había un par de diferencias. La sonrisa felina, la mirada siniestra y la máscara ensangrentada entre sus manos. Vuelve a resonar la maldita carcajada, pero al levantar el rostro no es la mujer del espejo quien se mofa, es ella misma. –Crowley Missös- Al tiempo en que sus labios musitan el nombre, el espectro reflejado salé del cristal y posee el cuerpo de la chica…

La oscuridad del cementerio le recibe con las puertas abiertas. Y el silencio es abruptamente interrumpido con un silbido cadencioso, acompañado solo por los pasos pesados del hombre y el arrastrar de un cuerpo detrás de si. El peso muerto resuena por encima de todo lo demás al instante en que la víctima cae sobre la lápida. Los gimoteos de la presa, no provocan absolutamente nada en su predador, quien sencillamente le ve a los ojos, debajo de una delicada pero putrefacta capa de piel. Chasquea la lengua. –Cuando más te resistes, más se aprietan los nudos, y más se daña la piel ¿Tienes idea de lo que me emputa que eso pase? Sólo relájate, chérie… No voy a matarte. Sólo quiero un pedazo de ti para terminarla- De uno de los bolsillos del pantalón, saca lo que aparentemente es una máscara a medio coser. –Sólo un trozo de tu linda y bella espalda-…