AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Nuevas reglas [Privado]
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Nuevas reglas [Privado]
Lo único que podía decirse con seguridad de las soluciones a corto plazo, era que resultaban mejor que nada
Stephen King
Ahí se encontraba Drake. ahora embarcad en lo que podía ser uno de los momentos más complicados de su vida. Claro que el inmortal llevaba poco convertido y su vida humana no fue particularmente larga, así que cualquier cosa podía dejarle pensando en que era lo más complicado que debiera superar. Sin embargo, lo que necesitaba vivir ahora estaba de cierta manera relacionado con la bruja de quien se enamorara y a quien perdiera, pues aunque el cuerpo de Alexia se paseaba por su hogar y París, no era ella, sino la madre de la bruja quien hacía uso de él. Aquel espíritu era la madre de Alexia, a quien Drake llamaba Alex.
El inmortal estaba aceptando aquella presencia, acostumbrándose a otorgarle todo cuanto le pedía, con la única esperanza de que en algún momento Lexi reclamara aquel cuerpo como suyo, pero para eso parecía ser que bastaba faltante tiempo.
Si bien el amor de Drake era para Alexia, no podía negar que la actitud de la nueva residente de aquel cuerpo no le llamara y aunque los primeros días paso por un enorme debate consigo mismo, sobre lo que debía y no hacer, hasta donde era que podía permitirse el contacto con aquella ladrona de cuerpos. Su propia mente era el mayor campo de batalla que pudo imaginar y solo surgían muchas más preguntas que respuestas cuando trataba de decidir algo. Después de unos días, finalmente la pregunta que le hizo decidirse y cambiar su manera de pensar, apareció. ¿Estaba de verdad dispuesto a perder a la bruja? Y no se lo cuestionaba solo por Lexi, sino además por la nueva ocupante. Estaba consciente de que era la madre de Alexia pero al final de todo ¿Tenerla no era como tener una parte de Lexi aún? Si, y tener al menos algo era mejor que no tener nada de ella en lo absoluto así que se decidió a disfrutar de la nueva presencia mientras se mantuviese fuerte, todo hasta que la vieja ocupante regresara y reclamara lo suyo. Alex se encontraba dispuesta a vivir y él a no vivir sin la presencia que se asemejaba a su bruja, además de que estar con la madre traía sus ventajas.
Alex carecía de la inocencia que caracterizaba a Lexi, buscaba realmente proteger aquel cuerpo con tal de vivir más tiempo y claro, resultaba mucho más seductora al momento de acercarse hasta Drake. Eso era algo que el inmortal no podía simplemente ignorar y que ella parecía disfrutar, las razones por las que lo hiciera no importaban y esa era la verdad; lo que preocupaba al vampiro era el hecho de no poder saber si es que iba por la vida siendo de esa manera con cualquiera que se topaba, pero el momento de reclamar lo que podía considerar ahora en parte suyo había llegado.
La bruja se despertaba regularmente antes que él, ya que curiosamente ella había mantenido la costumbre de dormir por el día, tal cual Alexia lo hacía. Pero en esa ocasión, hizo todo lo posible por ser el primero en pie y fue a aguardar a la bruja a las afueras del cuarto que dejo a su disposición. Así que cuando la puerta se abrió, los ojos de Drake se enfocaron en la bruja que se hallaba repuesta de todo lo que pasara antes, aunque aún le hacía falta peso. Con todo y eso, lucía hermosa ante sus ojos, pero estaba ahí por otros motivos.
– Vaya, hasta que por fin puedo dar contigo – cruzo los brazos frente a su pecho – ¿A dónde se supone que vas hoy? – y la verdad es que no importaba a donde quisiera ella ir, porque esa noche, tendría que quedarse en la casa.
Stephen King
Ahí se encontraba Drake. ahora embarcad en lo que podía ser uno de los momentos más complicados de su vida. Claro que el inmortal llevaba poco convertido y su vida humana no fue particularmente larga, así que cualquier cosa podía dejarle pensando en que era lo más complicado que debiera superar. Sin embargo, lo que necesitaba vivir ahora estaba de cierta manera relacionado con la bruja de quien se enamorara y a quien perdiera, pues aunque el cuerpo de Alexia se paseaba por su hogar y París, no era ella, sino la madre de la bruja quien hacía uso de él. Aquel espíritu era la madre de Alexia, a quien Drake llamaba Alex.
El inmortal estaba aceptando aquella presencia, acostumbrándose a otorgarle todo cuanto le pedía, con la única esperanza de que en algún momento Lexi reclamara aquel cuerpo como suyo, pero para eso parecía ser que bastaba faltante tiempo.
Si bien el amor de Drake era para Alexia, no podía negar que la actitud de la nueva residente de aquel cuerpo no le llamara y aunque los primeros días paso por un enorme debate consigo mismo, sobre lo que debía y no hacer, hasta donde era que podía permitirse el contacto con aquella ladrona de cuerpos. Su propia mente era el mayor campo de batalla que pudo imaginar y solo surgían muchas más preguntas que respuestas cuando trataba de decidir algo. Después de unos días, finalmente la pregunta que le hizo decidirse y cambiar su manera de pensar, apareció. ¿Estaba de verdad dispuesto a perder a la bruja? Y no se lo cuestionaba solo por Lexi, sino además por la nueva ocupante. Estaba consciente de que era la madre de Alexia pero al final de todo ¿Tenerla no era como tener una parte de Lexi aún? Si, y tener al menos algo era mejor que no tener nada de ella en lo absoluto así que se decidió a disfrutar de la nueva presencia mientras se mantuviese fuerte, todo hasta que la vieja ocupante regresara y reclamara lo suyo. Alex se encontraba dispuesta a vivir y él a no vivir sin la presencia que se asemejaba a su bruja, además de que estar con la madre traía sus ventajas.
Alex carecía de la inocencia que caracterizaba a Lexi, buscaba realmente proteger aquel cuerpo con tal de vivir más tiempo y claro, resultaba mucho más seductora al momento de acercarse hasta Drake. Eso era algo que el inmortal no podía simplemente ignorar y que ella parecía disfrutar, las razones por las que lo hiciera no importaban y esa era la verdad; lo que preocupaba al vampiro era el hecho de no poder saber si es que iba por la vida siendo de esa manera con cualquiera que se topaba, pero el momento de reclamar lo que podía considerar ahora en parte suyo había llegado.
La bruja se despertaba regularmente antes que él, ya que curiosamente ella había mantenido la costumbre de dormir por el día, tal cual Alexia lo hacía. Pero en esa ocasión, hizo todo lo posible por ser el primero en pie y fue a aguardar a la bruja a las afueras del cuarto que dejo a su disposición. Así que cuando la puerta se abrió, los ojos de Drake se enfocaron en la bruja que se hallaba repuesta de todo lo que pasara antes, aunque aún le hacía falta peso. Con todo y eso, lucía hermosa ante sus ojos, pero estaba ahí por otros motivos.
– Vaya, hasta que por fin puedo dar contigo – cruzo los brazos frente a su pecho – ¿A dónde se supone que vas hoy? – y la verdad es que no importaba a donde quisiera ella ir, porque esa noche, tendría que quedarse en la casa.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Nuevas reglas [Privado]
"Difícil no es saber quién juega con quién.
Tal vez los dos. Tal vez ninguno"
Tal vez los dos. Tal vez ninguno"
Alexandria, la madre de la bruja a quien le gustaba que llamaran Lexi en vida, estaba más que cómoda en el cuerpo de su hija. Lo había curado definitivamente y de hecho lo alimentaba mejor. Si bien el dinero salía de los bolsillos de Drake, la nueva bruja sabía manejar mucho mejor el dinero que su hija y lograba mantenerse más repuesta y rozagante que nunca, distribuyendo las compras en leguminosas, verduras, carnes y frutas que se tomaba la molestia de preparar en el piso donde vivía el vampiro. Ese mismo en el que ella se había instalado con completo descaro. Dormía en su cama, utilizaba sus cosas y se había abierto espacio en su closet para ir metiendo lo que compraba para cambiar el look arruinado que antes tuviera. Usaba su cocina (Aunque como él no la usaba, era lo que menos importaba), se aseaba en su baño, gastaba su dinero y le quitaba espacio de todas las maneras posibles. No obstante era una maniática del orden y todo permanecía en perfecto estado. Quizás por eso él no se quejara. Tanto el lugar como ella misma lucían inmaculados todo el tiempo. Incluso hasta los cabellos pálidos y enredados típicos de la antigua Alexia, habían adquirido un brillo y un arreglo que jamás se le hubiera visto antes. Pero era una teoría lo del tema del orden, era más probable que Drake aún guardara esperanzas sobre el regreso de la antigua Alexia, la ingenua y noble que hubiera besado en el parque y a quien complaciera con golosinas como si se tratara apenas de una pequeña y no de una mujer de veintitantos.
Esa mañana había llegado tarde, era alrededor del mediodía cuando apenas se acostó a dormir. Seguramente Drake en su profundo sueño ni siquiera notó cuando la bruja se le acomodó al lado. Y ella tampoco se movió demasiado, puesto que al apoyar la cabeza en la almohada, se quedó profundamente dormida debido al agotamiento que sentía; había sido una jornada demasiado larga. En la cocina había dejado una bolsa llena de hierbajos raros que no se encontraban en cualquier mercado. Había tenido que caminar mucho e incluso bordear los pantanos para dar con lo que buscaba. Pero todo hubo valido la pena al recoger lo último que tenía en mente, justo antes de volver a donde vivía y descansar a medias durante el resto del día.
Al despertar, por primera vez Drake no estaba dormido. Ella se había extendido en sus horas de sueño y al levantarse se supo sola. Se quedó unos cinco minutos más en la cama, se levantó con pereza y hasta desgano, tomó un baño y hasta se tomó un té, se vistió luego, medianamente abrigada e incluso utilizó una bufanda de lana y de color azul oscuro que tampoco era de ella, y se dispuso a salir con algo de dinero para comprar otra cosa que le había venido a la mente. Cerró la puerta como si nada y empezó a contar el dinero en la mano antes de bajar las escaleras. Sin embargo cuando pretendió avanzar, levantó el rostro y encontró a Drake, parado como si pretendiera obstaculizar su salida. Ella sonrió e incluso puso los ojos en blanco con la primera frase del inmortal —Vamos, no es como si no supieras donde me quedo— respondió ella con un burlón sarcasmo y se guardó el dinero en uno de los bolsillos del pantalón. No así, el cruzó los brazos, como si se encontrara molesto y aunque él no era alguien particularmente sonriente, tampoco era típico ver en él ese tipo de reacción —A comprar cosas que necesito ¿Por qué? — espetó ella y enarcó la ceja. ¿Acaso quería acompañarla o vigilarla? La verdad le causó bastante gracia, pero así y todo, en su mente sólo estaba el partir.
—Si querías comprar algo dímelo y lo pensaré, por ahora dame permiso— agregó avanzando hacia él, que continuó inmóvil como si de una estatua de mármol se tratase ¿Acaso se había aburrido del juego de Alexandria? Era probable y por lo mismo, ella debía estar más alerta que nunca.
Esa mañana había llegado tarde, era alrededor del mediodía cuando apenas se acostó a dormir. Seguramente Drake en su profundo sueño ni siquiera notó cuando la bruja se le acomodó al lado. Y ella tampoco se movió demasiado, puesto que al apoyar la cabeza en la almohada, se quedó profundamente dormida debido al agotamiento que sentía; había sido una jornada demasiado larga. En la cocina había dejado una bolsa llena de hierbajos raros que no se encontraban en cualquier mercado. Había tenido que caminar mucho e incluso bordear los pantanos para dar con lo que buscaba. Pero todo hubo valido la pena al recoger lo último que tenía en mente, justo antes de volver a donde vivía y descansar a medias durante el resto del día.
Al despertar, por primera vez Drake no estaba dormido. Ella se había extendido en sus horas de sueño y al levantarse se supo sola. Se quedó unos cinco minutos más en la cama, se levantó con pereza y hasta desgano, tomó un baño y hasta se tomó un té, se vistió luego, medianamente abrigada e incluso utilizó una bufanda de lana y de color azul oscuro que tampoco era de ella, y se dispuso a salir con algo de dinero para comprar otra cosa que le había venido a la mente. Cerró la puerta como si nada y empezó a contar el dinero en la mano antes de bajar las escaleras. Sin embargo cuando pretendió avanzar, levantó el rostro y encontró a Drake, parado como si pretendiera obstaculizar su salida. Ella sonrió e incluso puso los ojos en blanco con la primera frase del inmortal —Vamos, no es como si no supieras donde me quedo— respondió ella con un burlón sarcasmo y se guardó el dinero en uno de los bolsillos del pantalón. No así, el cruzó los brazos, como si se encontrara molesto y aunque él no era alguien particularmente sonriente, tampoco era típico ver en él ese tipo de reacción —A comprar cosas que necesito ¿Por qué? — espetó ella y enarcó la ceja. ¿Acaso quería acompañarla o vigilarla? La verdad le causó bastante gracia, pero así y todo, en su mente sólo estaba el partir.
—Si querías comprar algo dímelo y lo pensaré, por ahora dame permiso— agregó avanzando hacia él, que continuó inmóvil como si de una estatua de mármol se tratase ¿Acaso se había aburrido del juego de Alexandria? Era probable y por lo mismo, ella debía estar más alerta que nunca.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Nuevas reglas [Privado]
Toda reliquia de una persona muerta, si la quisimos en vida, resulta algo valioso.
Emily Brönte
Las resoluciones tomadas por el inmortal quizás no fueran las más acertadas pero eran las que necesitaba llevar a cabo en aquellos momentos, sin importar cuales fueran las consecuencias que pudiera traer eso a largo plazo, total, no creía tener nada más que perder. En aquel piso donde vivía y al cual llamaba casa el silencio reinaba constantemente, pero no fue así cuando escucho a la bruja levantarse y hacer todo cuanto se le antojaba en la habitación que ambos compartían desde que ella decidiera instalarse en su hogar sin hacer preguntas o pedir permisos y desde que ella apareciera haciendo uso del cuerpo de Alexia, las cosas habían sido de esa manera. Espero paciente a que ella descendiera y entonces ambos se encontraron, mientras Drake permanecía inmóvil a manera de impedir el paso de Alex.
Le cuestiono de manera directa, tal vez algo burda y de la misma manera fue que ella parecía responder. Bien sabía que se quedaba con él, pero eso no importaba cuando aún no se había decidido a nada. Los días al lado de la bruja en los que aún no sabía si traspasar esa barrera mental que se había puesto habían sido complicados, mucho más en los instantes en los que la sabía durmiendo a su lado y no se permitía siquiera tocarla aunque todo su cuerpo le exigiera que se aferrara a ella y no la dejase ir de su lado. Aún a pesar de todo eso y sobre todo del conocimiento acerca del paradero diurno de la bruja, aquellas palabras le hicieron enojar porque ella actuaba como si él únicamente fuera un peón más en el tablero de un juego de ajedrez que ella manejaba a su antojo.
– Sé donde te quedas, pero eso no es lo que te he preguntado ¿o si? – dijo sin mostrar expresión de planear ceder a dejarle pasar, así que cruzo los brazos y entonces recibió la respuesta a la pregunta generada – ¿Qué vas a comprar? – enarco entonces la ceja y después chasqueo la lengua para negar a todo lo que ella decía después. Si creía que las cosas iban a ser siempre a su modo, aquel espíritu que poseía el cuerpo de la bruja a quien quería, estaba completamente equivocada. Las cosas iban a ser como él dijera y si no le parecía a ella, le daba igual porque era suya. ¿Era demasiado pensar de esa manera? Por supuesto que si, porque en ningún momento había llegado siquiera a tener una relación real con la bruja que ahora no sabía si aún existía o no pero eso pasaba a segundo termino cuando en su mente corrían las imágenes de lo que probablemente la nueva inquilina podía hacer.
Hasta esos momentos se había comportado de una manera que podía llamarse decente, pero la verdad es que Drake nunca había sido un hombre del todo decente. La inocencia y torpeza de Alexia le habían hecho actuar de cierta manera, pero quien estaba frente a él no tenía nada que ver con aquella mujer; Alex era completamente diferente y por eso, él no necesitaba tratarle de una manera más blanda.
– ¿Pensarlo? ¿Darte permiso? – se rió con descaro ante ella – Pues lamento informarte que tendrás que cambiar esos planes que tienes porque no vas a salir de aquí hoy – lo pensó un poco – De hecho, no creo que vayas a salir hasta que a mi se me de la gana dejarte – Cuando ella hizo por seguir avanzando como si él apenas fuera un estorbo, le puso la mano en el pecho, impidiendo que avanzara más – A partir de ahora las cosas van a ser algo diferentes, así que deja de sentirte la dueña de este lugar – No planeaba dejarle, tampoco iba a ceder completamente al juego de la bruja; simplemente iba a exigir lo suyo por más que ella dijera que no lo era o lo terminara pensando de él. Si Alex creía que era fácil manipularlo, se daría cuenta de que estaba en un error.
Emily Brönte
Las resoluciones tomadas por el inmortal quizás no fueran las más acertadas pero eran las que necesitaba llevar a cabo en aquellos momentos, sin importar cuales fueran las consecuencias que pudiera traer eso a largo plazo, total, no creía tener nada más que perder. En aquel piso donde vivía y al cual llamaba casa el silencio reinaba constantemente, pero no fue así cuando escucho a la bruja levantarse y hacer todo cuanto se le antojaba en la habitación que ambos compartían desde que ella decidiera instalarse en su hogar sin hacer preguntas o pedir permisos y desde que ella apareciera haciendo uso del cuerpo de Alexia, las cosas habían sido de esa manera. Espero paciente a que ella descendiera y entonces ambos se encontraron, mientras Drake permanecía inmóvil a manera de impedir el paso de Alex.
Le cuestiono de manera directa, tal vez algo burda y de la misma manera fue que ella parecía responder. Bien sabía que se quedaba con él, pero eso no importaba cuando aún no se había decidido a nada. Los días al lado de la bruja en los que aún no sabía si traspasar esa barrera mental que se había puesto habían sido complicados, mucho más en los instantes en los que la sabía durmiendo a su lado y no se permitía siquiera tocarla aunque todo su cuerpo le exigiera que se aferrara a ella y no la dejase ir de su lado. Aún a pesar de todo eso y sobre todo del conocimiento acerca del paradero diurno de la bruja, aquellas palabras le hicieron enojar porque ella actuaba como si él únicamente fuera un peón más en el tablero de un juego de ajedrez que ella manejaba a su antojo.
– Sé donde te quedas, pero eso no es lo que te he preguntado ¿o si? – dijo sin mostrar expresión de planear ceder a dejarle pasar, así que cruzo los brazos y entonces recibió la respuesta a la pregunta generada – ¿Qué vas a comprar? – enarco entonces la ceja y después chasqueo la lengua para negar a todo lo que ella decía después. Si creía que las cosas iban a ser siempre a su modo, aquel espíritu que poseía el cuerpo de la bruja a quien quería, estaba completamente equivocada. Las cosas iban a ser como él dijera y si no le parecía a ella, le daba igual porque era suya. ¿Era demasiado pensar de esa manera? Por supuesto que si, porque en ningún momento había llegado siquiera a tener una relación real con la bruja que ahora no sabía si aún existía o no pero eso pasaba a segundo termino cuando en su mente corrían las imágenes de lo que probablemente la nueva inquilina podía hacer.
Hasta esos momentos se había comportado de una manera que podía llamarse decente, pero la verdad es que Drake nunca había sido un hombre del todo decente. La inocencia y torpeza de Alexia le habían hecho actuar de cierta manera, pero quien estaba frente a él no tenía nada que ver con aquella mujer; Alex era completamente diferente y por eso, él no necesitaba tratarle de una manera más blanda.
– ¿Pensarlo? ¿Darte permiso? – se rió con descaro ante ella – Pues lamento informarte que tendrás que cambiar esos planes que tienes porque no vas a salir de aquí hoy – lo pensó un poco – De hecho, no creo que vayas a salir hasta que a mi se me de la gana dejarte – Cuando ella hizo por seguir avanzando como si él apenas fuera un estorbo, le puso la mano en el pecho, impidiendo que avanzara más – A partir de ahora las cosas van a ser algo diferentes, así que deja de sentirte la dueña de este lugar – No planeaba dejarle, tampoco iba a ceder completamente al juego de la bruja; simplemente iba a exigir lo suyo por más que ella dijera que no lo era o lo terminara pensando de él. Si Alex creía que era fácil manipularlo, se daría cuenta de que estaba en un error.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Nuevas reglas [Privado]
"Yo soy quien elijo las horas de este cuerpo"
—Eres un exagerado, finalmente no es que me hables demasiado como para pensar que me necesitas— espetó ella como si nada, con ese tono entre burlón y respondón que no parecía alejarse. En aquello tenía cierto parecido a la verdadera Alexia, con la diferencia que aunque las dos respondían, una lo hacía entre inocencia y burlas nada mal intencionadas, y la otra lo hacía creyendo que tenía la razón y que por ello no podía ser cuestionada. Sin mencionar, claro, que lo que ella y el vampiro hablaban realmente era poco o nada. De hecho tampoco se veían demasiado puesto que tenían el mismo horario de sueño y al anochecer cada quien tomaba su propio camino.
—¿Te importa acaso? No tengo tus mismos hábitos, por si se te olvida— contestó en esta segunda ocasión manteniendo el tono de voz, pero mostrándose claramente más molesta. El asunto en sí no era la pregunta, sino la forma en que el vampiro lo preguntaba. Ahí parado y de brazos cruzados parecía como si hubiese tomado alguna decisión radical que la implicaba directamente a ella. La hechicera enarcó también la ceja y se quedó mirándolo fijamente, como quien espera una jugada más para empezar algún reto o inclusive una pelea. Alexandria no tenía los miedos de Alexia y conocía bien lo que podía ejecutar en contra de él haciendo uso de todo tipo de magia. Odiaba ser cuestionada de ese modo y sobre todo, detenida, porque eso era exactamente lo que él estaba haciendo.
—Con permiso me refiero a que te quites de mi camino, no a que me autorices ¿Qué te pasa, estás ebrio? — cuestionó frunciendo ambas cejas, enseñándole claramente la molestia que sentía, sobre todo por el modo molesto de reírse de él, que no denotó otra cosa distinta a que intentaba burlarse de ella.
Él no debía dominarla por más que ella se quedara con él y de hecho no estaba dispuesta a tolerarlo y, además, ese lugar tan disponible a oídos ajenos era el lugar menos indicado para empezar una discusión que podía terminar mal y que delataría la naturaleza de ambos. Definitivamente un vampiro y una hechicera no podían exponerse de esa manera. Y seguramente ambos lo sabían. —Ya salí, por si tampoco te das cuenta ¿Qué vas a hacer? ¿Obligarme a entrar? Quiero verte hacerlo porque no te va a ser tan fácil— añadió usando un tono de voz más agresivo y fue en ese preciso instante donde intentó alejarse y él la detuvo poniéndole una mano en el pecho, como si fuese otro varón, un igual con el que pretende iniciar una pelea. La hechicera apretó los dientes y se obligó a tomarse un segundo, entonces sonrió. —Eres un completo idiota. Tu lugar me importa tan poco como la misma Alexia, así que anda, entra, échate solo en tu cama como siempre estás y estarás y mírame bien, porque no vas a volver a verme, a menos que estés a punto de morir— amenazó ella, creyendo que la dominación que ejercía él no se debía a otra cosa distinta que al reclamo de sus pertenencias y privacidad. Y ella no iba a depender de él si ya se había dado cuenta del abuso. Sería fácil irse y embaucar a alguien más, finalmente sabía que aquél cuerpo tenía algo de gracia y podía sacarle provecho. Y eso, sería precisamente lo que haría.
—Ya, déjame— se quejó y dio un manotazo sobre el brazo de Drake, que finalmente no estaba ejerciendo fuerza ni presión y se giró apenas para salir de ese lugar. Tendría que reunir de nuevo lo que buscaba, pero le importaba demasiado poco comparado con el hecho de pensar en someterse por unas cuatro paredes que se reemplazan fácilmente.
—¿Te importa acaso? No tengo tus mismos hábitos, por si se te olvida— contestó en esta segunda ocasión manteniendo el tono de voz, pero mostrándose claramente más molesta. El asunto en sí no era la pregunta, sino la forma en que el vampiro lo preguntaba. Ahí parado y de brazos cruzados parecía como si hubiese tomado alguna decisión radical que la implicaba directamente a ella. La hechicera enarcó también la ceja y se quedó mirándolo fijamente, como quien espera una jugada más para empezar algún reto o inclusive una pelea. Alexandria no tenía los miedos de Alexia y conocía bien lo que podía ejecutar en contra de él haciendo uso de todo tipo de magia. Odiaba ser cuestionada de ese modo y sobre todo, detenida, porque eso era exactamente lo que él estaba haciendo.
—Con permiso me refiero a que te quites de mi camino, no a que me autorices ¿Qué te pasa, estás ebrio? — cuestionó frunciendo ambas cejas, enseñándole claramente la molestia que sentía, sobre todo por el modo molesto de reírse de él, que no denotó otra cosa distinta a que intentaba burlarse de ella.
Él no debía dominarla por más que ella se quedara con él y de hecho no estaba dispuesta a tolerarlo y, además, ese lugar tan disponible a oídos ajenos era el lugar menos indicado para empezar una discusión que podía terminar mal y que delataría la naturaleza de ambos. Definitivamente un vampiro y una hechicera no podían exponerse de esa manera. Y seguramente ambos lo sabían. —Ya salí, por si tampoco te das cuenta ¿Qué vas a hacer? ¿Obligarme a entrar? Quiero verte hacerlo porque no te va a ser tan fácil— añadió usando un tono de voz más agresivo y fue en ese preciso instante donde intentó alejarse y él la detuvo poniéndole una mano en el pecho, como si fuese otro varón, un igual con el que pretende iniciar una pelea. La hechicera apretó los dientes y se obligó a tomarse un segundo, entonces sonrió. —Eres un completo idiota. Tu lugar me importa tan poco como la misma Alexia, así que anda, entra, échate solo en tu cama como siempre estás y estarás y mírame bien, porque no vas a volver a verme, a menos que estés a punto de morir— amenazó ella, creyendo que la dominación que ejercía él no se debía a otra cosa distinta que al reclamo de sus pertenencias y privacidad. Y ella no iba a depender de él si ya se había dado cuenta del abuso. Sería fácil irse y embaucar a alguien más, finalmente sabía que aquél cuerpo tenía algo de gracia y podía sacarle provecho. Y eso, sería precisamente lo que haría.
—Ya, déjame— se quejó y dio un manotazo sobre el brazo de Drake, que finalmente no estaba ejerciendo fuerza ni presión y se giró apenas para salir de ese lugar. Tendría que reunir de nuevo lo que buscaba, pero le importaba demasiado poco comparado con el hecho de pensar en someterse por unas cuatro paredes que se reemplazan fácilmente.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Nuevas reglas [Privado]
Me enseñaron que el hombre debe comer aquello que ama. Algo poético aunque, en cierto modo horrible, ¿no?
Stephen King
La necesitaba como a la misma sangre. Era eso precisamente lo que le llevo en un inicio a aceptar todo cuanto ella pedía y a no negar ninguna de las cosas que la bruja quería. Pero también necesitaba que le diera una parte de ella, que aquel intercambio de cosas fuera más equitativo. Drake no le estaba pidiendo que le diera su corazón, simplemente estaba pidiendo que le entregara su cuerpo y parte de su existencia, total aquel cuerpo no le pertenecía del todo y su existencia no era más que algo efímero que él podía destrozar si es que se le venía en gana. El corazón del inmortal estaba con la bruja que había muerto, con ella era una necesidad diferente y una especie de aprecio nada comparable al que demostraba por Alexia.
– Lo dices como si conocieras todo de mi y apenas llevamos cerca de dos semanas compartiendo piso. Me tome mi momento para estar en silencio porque eso parecía ser lo que necesitabas, pero por mi ya fue suficiente.
– Si te lo pregunto es porque me importa. No perdería mi tiempo preguntando cosas inútiles – se rió de manera divertida de lo que ella decía – ¿No tienes mis mismos hábitos? Pero Alex, el hecho de que ahora te hicieras de un cuerpo no cambia el hecho de lo que tu y yo somos en realidad – se acerco al oído de la bruja, como si fuera a decirle un enorme secreto cargado de burla – Tu y yo somos muertos, no puedes negar esa verdad. Te aferras a un cuerpo que no es tuyo y que tarde o temprano va a expulsarte – le dijo aquello con un ligero tono de amenaza, no por parte de él, sino como si la realidad le mandase decir aquello a la poseedora del cuerpo de Alexia.
– ¿Ebrio? no seas ridícula ¿En qué momento pude haber hecho algo así si me levante apenas un poco antes que tu? Usa un poco tu cerebro de muerta hacer preguntas más decentes – y dicho eso se mantuvo aún inmóvil, sin mostrar intención de dejarla pasar en algún momento. A leguas se notaba que la paciencia de la bruja tampoco era muy grande, pero si iba a desarrollarse un conflicto entre ellos, mejor que fuera en ese preciso momento y entonces, se decidiera como actuarían desde ese momento al estar en la presencia del otro. Para Drake, lo único que valdría la pena sería atarla y no dejarle escapatoria alguna. Alexia era suya y por tanto, Alex también.
– ¿Quieres que te obligue a entrar? Pero eso no va a ser necesario, porque serás una mujer prudente y lo harás por tu cuenta. No te expondrás aquí donde alguno de nuestros vecinos puede salir a tratar de evitar una pelea entre nosotros – le sonrió cuando su mano se puso en el pecho de ella para evitar que siguiera andando y esa sonrisa no se desvaneció en ningún momento que ella hablaba. Si pensaba que con sus amenazas iba a comprarle nuevamente, esta demasiado equivocada – Y tu una ingenua. Te crees más lista que Alexia pero eres más crédula e ingenua que ella. ¿Crees que me importa mi hogar y las cosas que ahí existen? – le miro fijo – Pues te equivocas. ¿Sabes que es lo que me interesa? – le miro de arriba a abajo – Esa parte de Alexia que tu posees y tus amenazas son una completa estupidez – le miro casi con pesar – Porque quien estará muerta, pero ahora si bien muerta serás tu. No te dejare que te lleves el cuerpo de Alexia, prefiero desangrarte yo mismo antes de permitir algo así.
La manotada le alejo el brazo pero no las intenciones de mantenerla en ese lugar y fue por eso que le sujeto la mano y el tono de su voz fue mucho más amenazante que antes.
– Vete y me asegurare de que deseés estar muerta nuevamente. Trata de engatusar a otro y lo matare; matare a todo aquel que ponga una mano sobre el cuerpo que te llevas y después te matare a ti – ladeo el rostro entonces y su voz son más tranquila – O puedes quedarte; yo necesito tu cuerpo y el significado de él para mi. Tu necesitas un lugar, dinero y ayuda para conseguir todo cuanto quieres. Regresa a nuestro piso y habla conmigo; te garantizo que encontraremos un punto que nos convenga a ambos – y entonces le soltó la mano solo para ver que era lo que hacía entonces. La decisión que tomará ella podía ser benéfica para ambos o por el contrario, solo para él. Hacía apenas poco más de un año que había dejado de ser cazador, pero las costumbres prevalecían y ¿Qué existía más peligroso para una bruja callejera que un cazador inmortal?
Stephen King
La necesitaba como a la misma sangre. Era eso precisamente lo que le llevo en un inicio a aceptar todo cuanto ella pedía y a no negar ninguna de las cosas que la bruja quería. Pero también necesitaba que le diera una parte de ella, que aquel intercambio de cosas fuera más equitativo. Drake no le estaba pidiendo que le diera su corazón, simplemente estaba pidiendo que le entregara su cuerpo y parte de su existencia, total aquel cuerpo no le pertenecía del todo y su existencia no era más que algo efímero que él podía destrozar si es que se le venía en gana. El corazón del inmortal estaba con la bruja que había muerto, con ella era una necesidad diferente y una especie de aprecio nada comparable al que demostraba por Alexia.
– Lo dices como si conocieras todo de mi y apenas llevamos cerca de dos semanas compartiendo piso. Me tome mi momento para estar en silencio porque eso parecía ser lo que necesitabas, pero por mi ya fue suficiente.
– Si te lo pregunto es porque me importa. No perdería mi tiempo preguntando cosas inútiles – se rió de manera divertida de lo que ella decía – ¿No tienes mis mismos hábitos? Pero Alex, el hecho de que ahora te hicieras de un cuerpo no cambia el hecho de lo que tu y yo somos en realidad – se acerco al oído de la bruja, como si fuera a decirle un enorme secreto cargado de burla – Tu y yo somos muertos, no puedes negar esa verdad. Te aferras a un cuerpo que no es tuyo y que tarde o temprano va a expulsarte – le dijo aquello con un ligero tono de amenaza, no por parte de él, sino como si la realidad le mandase decir aquello a la poseedora del cuerpo de Alexia.
– ¿Ebrio? no seas ridícula ¿En qué momento pude haber hecho algo así si me levante apenas un poco antes que tu? Usa un poco tu cerebro de muerta hacer preguntas más decentes – y dicho eso se mantuvo aún inmóvil, sin mostrar intención de dejarla pasar en algún momento. A leguas se notaba que la paciencia de la bruja tampoco era muy grande, pero si iba a desarrollarse un conflicto entre ellos, mejor que fuera en ese preciso momento y entonces, se decidiera como actuarían desde ese momento al estar en la presencia del otro. Para Drake, lo único que valdría la pena sería atarla y no dejarle escapatoria alguna. Alexia era suya y por tanto, Alex también.
– ¿Quieres que te obligue a entrar? Pero eso no va a ser necesario, porque serás una mujer prudente y lo harás por tu cuenta. No te expondrás aquí donde alguno de nuestros vecinos puede salir a tratar de evitar una pelea entre nosotros – le sonrió cuando su mano se puso en el pecho de ella para evitar que siguiera andando y esa sonrisa no se desvaneció en ningún momento que ella hablaba. Si pensaba que con sus amenazas iba a comprarle nuevamente, esta demasiado equivocada – Y tu una ingenua. Te crees más lista que Alexia pero eres más crédula e ingenua que ella. ¿Crees que me importa mi hogar y las cosas que ahí existen? – le miro fijo – Pues te equivocas. ¿Sabes que es lo que me interesa? – le miro de arriba a abajo – Esa parte de Alexia que tu posees y tus amenazas son una completa estupidez – le miro casi con pesar – Porque quien estará muerta, pero ahora si bien muerta serás tu. No te dejare que te lleves el cuerpo de Alexia, prefiero desangrarte yo mismo antes de permitir algo así.
La manotada le alejo el brazo pero no las intenciones de mantenerla en ese lugar y fue por eso que le sujeto la mano y el tono de su voz fue mucho más amenazante que antes.
– Vete y me asegurare de que deseés estar muerta nuevamente. Trata de engatusar a otro y lo matare; matare a todo aquel que ponga una mano sobre el cuerpo que te llevas y después te matare a ti – ladeo el rostro entonces y su voz son más tranquila – O puedes quedarte; yo necesito tu cuerpo y el significado de él para mi. Tu necesitas un lugar, dinero y ayuda para conseguir todo cuanto quieres. Regresa a nuestro piso y habla conmigo; te garantizo que encontraremos un punto que nos convenga a ambos – y entonces le soltó la mano solo para ver que era lo que hacía entonces. La decisión que tomará ella podía ser benéfica para ambos o por el contrario, solo para él. Hacía apenas poco más de un año que había dejado de ser cazador, pero las costumbres prevalecían y ¿Qué existía más peligroso para una bruja callejera que un cazador inmortal?
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Nuevas reglas [Privado]
"Quizás me cobras a mí la pérdida de tu esperanza"
—Eso es lo que quieres creer. Nos encontramos desde el parque, el mismo día que te cruzaste con Alexia y la engatusaste a punta de pastelillos— espetó con un gesto que denotaba que aquello le parecía ridículo —Ese día en que la besaste creyendo que un par de dulces eran suficientes para que ella no se largara de allí. No eres mejor que yo y lo sabes— reclamó diciéndole de esa manera que ambos eran un par de monstruos y que a su modo, se habían aprovechado de la ingenuidad de la verdadera Alexia.
—La diferencia es que tengo que comer, que respiro, que tengo un corazón que late y unas piernas que se mueven a mi voluntad. Este cuerpo funciona para mí— le susurró también, con completa antipatía y con la ira que representaba el extraño comportamiento de Drake. No iba a abandonar ese contenedor viviente y tampoco iba a pedir autorización para buscar comida y lo que sea que necesitara. El tipo era un inconsciente y a leguas se notaba que jamás había vivido con una mujer y mucho menos humana. En el fondo, ella creía que estar en el lugar de Alexia era lo mejor que le había podido pasar a la ingenua, porque de nuevo, creía que las intenciones de Drake para aquella no eran nada buenas.
“Y que yo sea bruja no me hace necesariamente adivina” quiso decirle pero contuvo sus palabras dadas las circunstancias de los terceros oídos —Puedes ser patético también con el licor ¿Quién sabe? — espetó con una burla que no ocultaba de todos modos su enojo. Empezaba a sentir que se crispaba de la ira que iba creciendo y que no iba a lograr nada bueno. Si él quería preguntarle algo o buscar información detallada, había elegido el modo incorrecto de obtenerlo.
—Anda, oblígame— lo retó en voz baja pero aun así imperiosa. —Me importa un demonio todo el mundo, tú no vas a hacer lo que te venga en gana conmigo— amenazó a su modo, pero manteniendo la voz lo suficientemente baja porque sí que le importaba que aquello llegara a oídos incorrectos. Sabía bien que si flaqueaba un poco, no habría marcha atrás.
Con prontitud él le aclaró las dudas. Lo material de aquél piso no le importaba —Ahh, con qué era eso. ¿Crees que no puedo volver de distintos modos? Ya lo hice una vez, lo puedo hacer muchas. Pero ella no volverá si actúas como el bruto que eres. Ella no volverá si destrozas aquello donde hubo vivido— hablaba con analogías, diciendo verdades de gran calibre pero siendo cuidadosa de no delatar todo con las palabras equivocadas. Aunque era probable que esa amenaza no sirviera, porque aunque parecía que le había importado Alexia, ahora demostraba que lo que quería, era otra cosa. Hasta el momento, parecía ser su sangre. Dicen que los vampiros se obsesionan con algunas y que las mantienen para sí para alimentarse durante muchas veces. Quizás sólo era eso, aunque la había mirado como si pudiera ser devorada de muchas otras maneras.
Y todo iba de mal en peor, cuando le sujetó la mano ella abrió los ojos para verlo bien firme y apretó los labios con mucha ira. —Pues mátalos, porque para prostituirme prefiero hacerlo afuera y no aquí, sólo para un imbécil que cree dominarlo todo. Anda, mátalos a todos, porque una vez obtenga lo que quiero ya no me importarán. Ya vi que era lo que buscabas y no, no voy a ser tu puta, aunque ahora hables de conveniencias mutuas. Sólo vives para ti y por eso es que aún sigues sólo y por lo mismo, Alexia no volverá a ti— espetó rápidamente, dejando que hablaran las emociones por ella. La verdad nunca había pensado en prostituir aquél cuerpo, pero lo haría si es que Drake se pasaba de listo, o más bien de idiota. Si quería demasiado algo, no iba a otorgárselo por usar los medios equivocados. Y así, sin importar nada, la barrera fluyó a través de su cuerpo, como si se generara la electricidad suficiente para que el vampiro la soltara. Por suerte, aquello no era visible y se largaría una vez no estuviera presa de sus dedos. La única forma de volver a ingresar a ese lugar, sería por la fuerza.
—La diferencia es que tengo que comer, que respiro, que tengo un corazón que late y unas piernas que se mueven a mi voluntad. Este cuerpo funciona para mí— le susurró también, con completa antipatía y con la ira que representaba el extraño comportamiento de Drake. No iba a abandonar ese contenedor viviente y tampoco iba a pedir autorización para buscar comida y lo que sea que necesitara. El tipo era un inconsciente y a leguas se notaba que jamás había vivido con una mujer y mucho menos humana. En el fondo, ella creía que estar en el lugar de Alexia era lo mejor que le había podido pasar a la ingenua, porque de nuevo, creía que las intenciones de Drake para aquella no eran nada buenas.
“Y que yo sea bruja no me hace necesariamente adivina” quiso decirle pero contuvo sus palabras dadas las circunstancias de los terceros oídos —Puedes ser patético también con el licor ¿Quién sabe? — espetó con una burla que no ocultaba de todos modos su enojo. Empezaba a sentir que se crispaba de la ira que iba creciendo y que no iba a lograr nada bueno. Si él quería preguntarle algo o buscar información detallada, había elegido el modo incorrecto de obtenerlo.
—Anda, oblígame— lo retó en voz baja pero aun así imperiosa. —Me importa un demonio todo el mundo, tú no vas a hacer lo que te venga en gana conmigo— amenazó a su modo, pero manteniendo la voz lo suficientemente baja porque sí que le importaba que aquello llegara a oídos incorrectos. Sabía bien que si flaqueaba un poco, no habría marcha atrás.
Con prontitud él le aclaró las dudas. Lo material de aquél piso no le importaba —Ahh, con qué era eso. ¿Crees que no puedo volver de distintos modos? Ya lo hice una vez, lo puedo hacer muchas. Pero ella no volverá si actúas como el bruto que eres. Ella no volverá si destrozas aquello donde hubo vivido— hablaba con analogías, diciendo verdades de gran calibre pero siendo cuidadosa de no delatar todo con las palabras equivocadas. Aunque era probable que esa amenaza no sirviera, porque aunque parecía que le había importado Alexia, ahora demostraba que lo que quería, era otra cosa. Hasta el momento, parecía ser su sangre. Dicen que los vampiros se obsesionan con algunas y que las mantienen para sí para alimentarse durante muchas veces. Quizás sólo era eso, aunque la había mirado como si pudiera ser devorada de muchas otras maneras.
Y todo iba de mal en peor, cuando le sujetó la mano ella abrió los ojos para verlo bien firme y apretó los labios con mucha ira. —Pues mátalos, porque para prostituirme prefiero hacerlo afuera y no aquí, sólo para un imbécil que cree dominarlo todo. Anda, mátalos a todos, porque una vez obtenga lo que quiero ya no me importarán. Ya vi que era lo que buscabas y no, no voy a ser tu puta, aunque ahora hables de conveniencias mutuas. Sólo vives para ti y por eso es que aún sigues sólo y por lo mismo, Alexia no volverá a ti— espetó rápidamente, dejando que hablaran las emociones por ella. La verdad nunca había pensado en prostituir aquél cuerpo, pero lo haría si es que Drake se pasaba de listo, o más bien de idiota. Si quería demasiado algo, no iba a otorgárselo por usar los medios equivocados. Y así, sin importar nada, la barrera fluyó a través de su cuerpo, como si se generara la electricidad suficiente para que el vampiro la soltara. Por suerte, aquello no era visible y se largaría una vez no estuviera presa de sus dedos. La única forma de volver a ingresar a ese lugar, sería por la fuerza.
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Re: Nuevas reglas [Privado]
Adónde nos llevará todo esto, no lo sé
David Mitchell
Todo cuanto decía la bruja aquella era realidad. Había usado los pastelillos para acercarse a Lexi, aunque no lo había hecho con intención de dañarle sino que de alguna manera extraña, le surgió la necesidad de protegerla contra todo, incluso estaba dispuesto a cuidarla de él mismo y era por eso que se había limitado a darle un par de besos y en ninguno momento trato de beber de ella ni de sobrepasarse. Las ideas acerca de Drake de parte de Alex eran bastante erróneas, pero es que ella pensaba de una manera tan diferente que le resultaba complicado expresarse y no ser malinterpretado, aunque para ese punto no le importaba en lo más mínimo que ella interpretara de una manera inadecuada las cosas.
– Soy diferente que tu, porque aunque hice esas cosas yo no lo hice para dañarle en ningún momento. Tu has sido la que le ha impedido a ella regresar al cuerpo que le pertenece y todo para lograr tus propósitos, sean cuales sean – ¿Era verdaderamente como ella? Quería creer que no era de esa manera, pues en el tiempo que fue cazador siempre hizo el bien y era precisamente en presencia de Alex por lo que había cambiado tan repentinamente.
Le molestaba su presencia, no la quería más cerca de él pero no podía dejarle ir y eso lo mantenía en un terrible dilema. Ella era alguien a quien no quería ver diariamente porque le recordaba lo que estaba perdiendo al no tener a Alexia, pero al mismo tiempo era la mujer que había decidido proteger.
– Si quieres creer que actuó de esta manera por el licor, adelante, piensa lo que se te de la gana pero debo decirte que estas equivocada – el licor no podía afectarle de la misma manera que a los humanos y eso era una desventaja cuando quizás lo mejor hubiera sido que la inconsciencia del licor le mantuviera sin pensamiento alguno.
Era una rebelde. No cedería y eso se lo decían esos ojos que lo miraban sin soportar que le dijera él lo que debía hacer. Drake no era para dar ordenes, pero si se trataba de ella todo era diferente. Su mundo se ponía patas arriba y eso era algo que simplemente no podía evitar, actuaba por mero impulso y hasta las cosas que decía salían de sus labios sin que las analizara debidamente.
– Dije que no deseo obligarte, aunque sabes muy bien que podría hacerlo si es que se me viene en gana al igual que podría destruirte si es que terminas por hartarme, cosa que estas logrando a pulso – le miraba con seriedad, deseando que se callara y entrara en el piso que ambos compartían. Creía necesario decir las cosas hasta que llegaran a un punto donde ambos estuviesen satisfechos pero Alex veía todo diferente. Lexi no iba a regresar y por eso debía conformarse con ver aquel rostro y pensar que en algún momento la ocupante volvería a ser Alexia, pero sabía que eso no iba a suceder y por eso también era que estaba enfadado con la vida y consigo mismo.
– No me interesa si puedes volver o no – suspiro con cansancio de aquella situación pero con la molestia aun corriendo por todo su cuerpo – Prefiero destruirla y que uses otro recipiente que el suyo. Lexi no se merecía eso, ella no merecía morirse – De eso era completamente consciente, él pensaba continuamente que su destino la noche de su conversión había sido morir, pero que por algún motivo que no alcanzaba a comprender, seguía con vida. Quiso creer que es emotivo se debía a Alexia y sin ella, se había quedado sin nada. Era un cazador maldito que no pudo proteger lo único que de verdad había deseado, ahora solo le quedaba tomar desiciones con respecto a Alex.
Parpadeo un par de veces y solo una carcajada ante las palabras de ella. La verdad es que era imposible que el cuerpo de aquella bruja no le gustara, pero no era como para que ella pensara que la quería como su puta personal.
– Tu debes ser bastante tonta para pensar de esa manera. No vivirías de puta y tampoco podrás obtener todo lo que deseas si es que no tienes mi ayuda, además ya te dije que no me importa asesinarte si es que no me dejas tener lo que deseo – decía aquello entre burlas y volvió a reír de pensar que ella se veía a si mismo para el como mercancía; le interesaba tenerla cerca porque ella era lo único que le quedaba de Lexi y verla le hacía pensar en la bruja que amaba, pero si aquella mujer pensaba hacer lo que quisiera con un cuerpo que no era suyo, la mataría, sin duda lo haría. La risa se detuvo en el momento en que sitio como algo corría por su cuerpo y entonces recordó las ocasiones en que aquel espíritu le alejo de Alexia usando una barrea. De manera impulsiva nuevamente, se acerco más a ella y le abrazo en lugar de soltarle. Las barreras de los brujos hacia daño, vaya que si, pero algo le decía que si la soltaba no volvería a verla – Si piensas que te soltare – apreso mucho más aquel cuerpo – estas equivocada. No quiero que seas mi puta, quiero verte porque quiero ver a Alexia en ti – no pensaba soltarla, no la dejaría ir aunque eso significara deber seguirla y esperar a que el sol saliera. Si no podía tener a la bruja cerca, ya fuera Lexi o Alex, lo mejor era morirse de una buena vez.
David Mitchell
Todo cuanto decía la bruja aquella era realidad. Había usado los pastelillos para acercarse a Lexi, aunque no lo había hecho con intención de dañarle sino que de alguna manera extraña, le surgió la necesidad de protegerla contra todo, incluso estaba dispuesto a cuidarla de él mismo y era por eso que se había limitado a darle un par de besos y en ninguno momento trato de beber de ella ni de sobrepasarse. Las ideas acerca de Drake de parte de Alex eran bastante erróneas, pero es que ella pensaba de una manera tan diferente que le resultaba complicado expresarse y no ser malinterpretado, aunque para ese punto no le importaba en lo más mínimo que ella interpretara de una manera inadecuada las cosas.
– Soy diferente que tu, porque aunque hice esas cosas yo no lo hice para dañarle en ningún momento. Tu has sido la que le ha impedido a ella regresar al cuerpo que le pertenece y todo para lograr tus propósitos, sean cuales sean – ¿Era verdaderamente como ella? Quería creer que no era de esa manera, pues en el tiempo que fue cazador siempre hizo el bien y era precisamente en presencia de Alex por lo que había cambiado tan repentinamente.
Le molestaba su presencia, no la quería más cerca de él pero no podía dejarle ir y eso lo mantenía en un terrible dilema. Ella era alguien a quien no quería ver diariamente porque le recordaba lo que estaba perdiendo al no tener a Alexia, pero al mismo tiempo era la mujer que había decidido proteger.
– Si quieres creer que actuó de esta manera por el licor, adelante, piensa lo que se te de la gana pero debo decirte que estas equivocada – el licor no podía afectarle de la misma manera que a los humanos y eso era una desventaja cuando quizás lo mejor hubiera sido que la inconsciencia del licor le mantuviera sin pensamiento alguno.
Era una rebelde. No cedería y eso se lo decían esos ojos que lo miraban sin soportar que le dijera él lo que debía hacer. Drake no era para dar ordenes, pero si se trataba de ella todo era diferente. Su mundo se ponía patas arriba y eso era algo que simplemente no podía evitar, actuaba por mero impulso y hasta las cosas que decía salían de sus labios sin que las analizara debidamente.
– Dije que no deseo obligarte, aunque sabes muy bien que podría hacerlo si es que se me viene en gana al igual que podría destruirte si es que terminas por hartarme, cosa que estas logrando a pulso – le miraba con seriedad, deseando que se callara y entrara en el piso que ambos compartían. Creía necesario decir las cosas hasta que llegaran a un punto donde ambos estuviesen satisfechos pero Alex veía todo diferente. Lexi no iba a regresar y por eso debía conformarse con ver aquel rostro y pensar que en algún momento la ocupante volvería a ser Alexia, pero sabía que eso no iba a suceder y por eso también era que estaba enfadado con la vida y consigo mismo.
– No me interesa si puedes volver o no – suspiro con cansancio de aquella situación pero con la molestia aun corriendo por todo su cuerpo – Prefiero destruirla y que uses otro recipiente que el suyo. Lexi no se merecía eso, ella no merecía morirse – De eso era completamente consciente, él pensaba continuamente que su destino la noche de su conversión había sido morir, pero que por algún motivo que no alcanzaba a comprender, seguía con vida. Quiso creer que es emotivo se debía a Alexia y sin ella, se había quedado sin nada. Era un cazador maldito que no pudo proteger lo único que de verdad había deseado, ahora solo le quedaba tomar desiciones con respecto a Alex.
Parpadeo un par de veces y solo una carcajada ante las palabras de ella. La verdad es que era imposible que el cuerpo de aquella bruja no le gustara, pero no era como para que ella pensara que la quería como su puta personal.
– Tu debes ser bastante tonta para pensar de esa manera. No vivirías de puta y tampoco podrás obtener todo lo que deseas si es que no tienes mi ayuda, además ya te dije que no me importa asesinarte si es que no me dejas tener lo que deseo – decía aquello entre burlas y volvió a reír de pensar que ella se veía a si mismo para el como mercancía; le interesaba tenerla cerca porque ella era lo único que le quedaba de Lexi y verla le hacía pensar en la bruja que amaba, pero si aquella mujer pensaba hacer lo que quisiera con un cuerpo que no era suyo, la mataría, sin duda lo haría. La risa se detuvo en el momento en que sitio como algo corría por su cuerpo y entonces recordó las ocasiones en que aquel espíritu le alejo de Alexia usando una barrea. De manera impulsiva nuevamente, se acerco más a ella y le abrazo en lugar de soltarle. Las barreras de los brujos hacia daño, vaya que si, pero algo le decía que si la soltaba no volvería a verla – Si piensas que te soltare – apreso mucho más aquel cuerpo – estas equivocada. No quiero que seas mi puta, quiero verte porque quiero ver a Alexia en ti – no pensaba soltarla, no la dejaría ir aunque eso significara deber seguirla y esperar a que el sol saliera. Si no podía tener a la bruja cerca, ya fuera Lexi o Alex, lo mejor era morirse de una buena vez.
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Re: Nuevas reglas [Privado]
"No es dominandome que puedes tenerme"
—Ajam, síguete diciéndote eso, porque sabes que ese día dejaste que Alexia se quedara bajo la lluvia y al final fue la pulmonía que agarró esa noche la que la mató. Tú la mataste Drake Ende, tú y nadie más que tú. ¡Así que no me culpes de una vida que no robé. Tú mismo la terminaste!— espetó ella furiosa, dejando claro que a pesar de las posesiones ella no le había robado el cuerpo Alexia, sólo lo había tomado cuando su espíritu se fue y su cuerpo continuaba aún tibio. Que el espíritu de Alexia intentara luego de eso regresar ya era una cosa muy distinta.
—No me voy a quedar quieta, por cada golpe que me des recibirás algo de vuelta ¿Quieres matarme? Quiero verte intentarlo, porque en el fondo empiezo a creer que eres un cobarde, uno que no es capaz de expresarse ¿No perdiste por eso a tus hermanos? Te pasas la vida perdiendo gente y eso sólo demuestra que la culpa de eso también es tuya— Alexandria no era de las que se quedaba callada. Si él la amenazaba, ella no se mostraría sumisa, porque si había luchado por regresar al plano de los vivos, no iba a rendirse frente a un vampiro joven y de emociones y voluntades débiles. Ella era una luchadora, una lo suficientemente fuerte como para dejarse amedrentar de cualquiera.
—La muerte le llega a todos, sin excepciones. Deja tu maldito sentimentalismo y déjame ir. Supera que se murió y olvida que puedes verla en otros ojos que ya no ven como los de ella— aquello que le decía era algo que ella consideraba como una oportunidad para no herirlo luego de haberlo visto llorar por Alexia e intentar salvarla. No intentar matarlo era como cumplir el último deseo de la que fuera su hija, una que pese a que no la amaba como debería, respetaba al punto de haberle permitido poseerla en su debilidad y dejarle un cuerpo tan parecido al que tuvo ella misma en vida. Alexia era su vivo reflejo, aunque claramente no había heredado ni su carácter ni el de su padre, que pese a ser un nigromante la había mimado al punto de hacerla débil.
—¿Es un reto acaso? — Murmuró de mala gana luego de la risa y del hecho que Drake considerara absurdo que pudiera prostituirse para obtener dinero o molestarlo a él —No juegues conmigo porque yo no soy ella, yo no me dejo comprar por caramelos ni sonrisas idiotas. Y debería saberlo, pero empiezo a creer que eres de lento aprendizaje— continuó respondiendo a sus provocaciones con otras, sin dejarse amedrentar o vencer de ningún modo. Si creía que nadie pagaría por su cuerpo estaba equivocado y sería capaz de hacerlo tan sólo por el hecho de demostrarle que era ella quien tenía la razón.
Sin embargo era extraño ese modo de comportarse de él, porque en vez de agarrarla por la fuerza o reaccionar con violencia, terminó abrazándola pese a la barrera que ella misma ejercía para alejarlo. Aumentó más esa barrera, apenas durante unos segundos, pero luego la detuvo y la que soltó una carcajada esta vez fue ella —No estoy equivocada en nada, y es más, voy a entrar de nuevo antes de desaparecer de tu miserable vida. Voy a hacerlo para demostrarte que eres un idiota y que puedo hacer lo que me venga en gana, incluso si ella no regresa jamás—. Estaba segura ahora de algo, él reaccionaba así porque realmente había querido a Alexia y se aferraba al recuerdo y a la esperanza de volver a verla, sobrepasando el hecho de haberse visto durante poco tiempo, pero sabiendo que había sido lo suficientemente valioso como para ligarse al otro.
Alexandria usaría eso en su beneficio, entraría de nuevo como le pedía Drake, aunque seguramente lo que sucediera allí estaba fuera de los planes del inmortal. Si él la iba a tratar a las malas, entonces acabarían los buenos tratos para él. Y era lo justo, él ni siquiera notaba nada por seguir llorando por alguien que probablemente no regresaría jamás.
—No me voy a quedar quieta, por cada golpe que me des recibirás algo de vuelta ¿Quieres matarme? Quiero verte intentarlo, porque en el fondo empiezo a creer que eres un cobarde, uno que no es capaz de expresarse ¿No perdiste por eso a tus hermanos? Te pasas la vida perdiendo gente y eso sólo demuestra que la culpa de eso también es tuya— Alexandria no era de las que se quedaba callada. Si él la amenazaba, ella no se mostraría sumisa, porque si había luchado por regresar al plano de los vivos, no iba a rendirse frente a un vampiro joven y de emociones y voluntades débiles. Ella era una luchadora, una lo suficientemente fuerte como para dejarse amedrentar de cualquiera.
—La muerte le llega a todos, sin excepciones. Deja tu maldito sentimentalismo y déjame ir. Supera que se murió y olvida que puedes verla en otros ojos que ya no ven como los de ella— aquello que le decía era algo que ella consideraba como una oportunidad para no herirlo luego de haberlo visto llorar por Alexia e intentar salvarla. No intentar matarlo era como cumplir el último deseo de la que fuera su hija, una que pese a que no la amaba como debería, respetaba al punto de haberle permitido poseerla en su debilidad y dejarle un cuerpo tan parecido al que tuvo ella misma en vida. Alexia era su vivo reflejo, aunque claramente no había heredado ni su carácter ni el de su padre, que pese a ser un nigromante la había mimado al punto de hacerla débil.
—¿Es un reto acaso? — Murmuró de mala gana luego de la risa y del hecho que Drake considerara absurdo que pudiera prostituirse para obtener dinero o molestarlo a él —No juegues conmigo porque yo no soy ella, yo no me dejo comprar por caramelos ni sonrisas idiotas. Y debería saberlo, pero empiezo a creer que eres de lento aprendizaje— continuó respondiendo a sus provocaciones con otras, sin dejarse amedrentar o vencer de ningún modo. Si creía que nadie pagaría por su cuerpo estaba equivocado y sería capaz de hacerlo tan sólo por el hecho de demostrarle que era ella quien tenía la razón.
Sin embargo era extraño ese modo de comportarse de él, porque en vez de agarrarla por la fuerza o reaccionar con violencia, terminó abrazándola pese a la barrera que ella misma ejercía para alejarlo. Aumentó más esa barrera, apenas durante unos segundos, pero luego la detuvo y la que soltó una carcajada esta vez fue ella —No estoy equivocada en nada, y es más, voy a entrar de nuevo antes de desaparecer de tu miserable vida. Voy a hacerlo para demostrarte que eres un idiota y que puedo hacer lo que me venga en gana, incluso si ella no regresa jamás—. Estaba segura ahora de algo, él reaccionaba así porque realmente había querido a Alexia y se aferraba al recuerdo y a la esperanza de volver a verla, sobrepasando el hecho de haberse visto durante poco tiempo, pero sabiendo que había sido lo suficientemente valioso como para ligarse al otro.
Alexandria usaría eso en su beneficio, entraría de nuevo como le pedía Drake, aunque seguramente lo que sucediera allí estaba fuera de los planes del inmortal. Si él la iba a tratar a las malas, entonces acabarían los buenos tratos para él. Y era lo justo, él ni siquiera notaba nada por seguir llorando por alguien que probablemente no regresaría jamás.
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Re: Nuevas reglas [Privado]
Tendría que haber dicho: «Por la vida». Pero musité—: Hazlo por mí.
David Safier
¿Él la había empujado con palabras suaves y dulces a la muerte? Alex le decía eso, quería hacerle creer que eso era lo que había llevado a Alexia a la muerte pero la realidad era que ella ya había estado mojada para cuando él la encontré y aún con ese pensamiento firme en su mente, creía que lo que aquella bruja decía era verdad. Drake era un cazador que se había transformado en un monstruo, uno que se creyó un príncipe y termino por asesinar a la princesa. Pero eso es lo que hacían los monstruos, destruir y eso incluía las cosas que ellos amaban más que a nada. Sus dudas sobre ese hecho le impidieron pelear con la bruja, no quería decir algo y terminar arrepintiéndose después de decirlo, así que se conformo con permanecer en silencio mientras ella aseguraba aquello. Alex era diferente a Lexi de sobre manera y con cada palabra que soltaba para herir a Drake, le dejaba en un estado donde no sabía que creer o que hacer.
Ella le causaba una confusión demasiado profunda, algo que le mantenía incapaz de decidir quien tenía razón o como es que debía proceder. Ahora trataba de hablarle a las malas, con amenazas que estaba dispuesto a cumplir pero que la bruja hacía que las pensara dos veces, todo por el simple hecho de que ella no ceda ni un ápice ante las amenazas del inmortal, quien se encontraba cada vez más desesperado. Jugaba incluso con aquello que le guiara en un inicio a Lexi. Sus hermanos.
– Mis hermanos se fueron porque nuestro hogar era un infierno, pero yo no podía dejarlo, yo tenía otros planes que no fueran salir y esperar a vivir como pudiera – muchas cosas lo habían detenido, pero sobre todo fue el hecho de no recibir invitación por parte de Ryley o Vane a seguirles lo que le mantuvo en su hogar, esperando salir adelante y convertirse en alguien fuerte – Nunca he tratado de aferrarme a la gente para no perderla, pero Lexi fue la excepción – y era cierto. Drake siempre se mostró distante porque la cercanía era algo que dolía y a la única que había esperado tener cerca era a la bruja ingenua que le sonreía como una chiquilla – Y el hecho de que no sea capaz de expresarme como esperas que lo haga, no significa que no te asesinaría Alex. Aunque en realidad no quiero hacerlo.
– No puedo dejar eso que llamas sentimentalismo, pues ella ha sido lo más importante que he encontrado – respondió con seguridad no solo en su voz, sino en todo su ser. Había sido una coincidencia encontrarla y en ella había visto algo que necesitaba para si mismo. Algo que le había llevado hasta el punto de amenazar a la nueva ocupante con tal de sentir que ella seguía ahí, aunque no fuera de la manera en que él esperaba – Pienso en ella cada vez que te observo, en eso tienes razón pero no estoy del todo seguro aún de las cosas – y lo más seguro es que ella no le comprendiera de todo aquellas palabras pues ni siquiera el inmortal era capaz de comprenderlas. Aún no estaba seguro de que era lo que esperaba obtener de Alex ni de su presencia. Sabía que en cierto punto era el hecho de creer que Alexia estaba ahí, pero otra parte de él le decía que no era del todo por eso, sino de que la mujer poseía algo que al igual que Lexi lo hiciera antes, lo estaba atando a ella.
– No es un reto – le miro con diversión – es solo que tienes razón, no puedo expresarme de manera apropiada en muchas circunstancias y que pienses que te quiero como una puta ha sido uno de esos momentos – negó entonces y se cruzo de brazos – sé que no es posible atraerte de esa manera, por eso es que quiero que establezcamos ciertos puntos con respecto al otro – una mejor convivencia era lo que planeaba lograr, al menos hasta que descubriera de manera certera que era lo que esperaba obtener de ella.
Se separo de ella en cuanto le escucho aceptar entrar y ambos hablar.
– ¿No es una certeza?, el decir que todos los hombres son idiotas – dijo tras alejarse de ella y observarle fijamente – No se que puedes hacer y que no, no se si volverá o no lo hará – observo a otro sitio y en esa ocasión su voz fue más suave, casi un susurro – yo no estoy seguro de nada – y dicho eso se aparto de donde se encontraba y con su mano dio paso para que la bruja fuera delante de él – Después de usted – le sonrió con cierta picardía y dejo entonces que ella andaba primero.
Ahora que las cosas se habían ido por el sitio que esperaba, pedía internamente porque pudieran llegar a un acuerdo que los mantuviera a ambos unidos el tiempo necesario para que pudiera descubrir todo lo que Alex era y si Lexi volvería o no. Una vez que llegaron hasta el piso que les correspondía, Drake abrió la puerta y dejo de nuevo, que la bruja entrara primero que él.
– No piensas cenar nada, aprovechando que no te has ido aún – comento cerrando la puerta tras de si, pero sin estar seguro de si ella había llevado algo de comida o no. Primero se aseguraría de que ambos estuviesen cómodos y en la mayor disposición para una conversación. No quería él terminar alterándose nuevamente, aunque con ella como compañera, todo era una completa incertidumbre.
David Safier
¿Él la había empujado con palabras suaves y dulces a la muerte? Alex le decía eso, quería hacerle creer que eso era lo que había llevado a Alexia a la muerte pero la realidad era que ella ya había estado mojada para cuando él la encontré y aún con ese pensamiento firme en su mente, creía que lo que aquella bruja decía era verdad. Drake era un cazador que se había transformado en un monstruo, uno que se creyó un príncipe y termino por asesinar a la princesa. Pero eso es lo que hacían los monstruos, destruir y eso incluía las cosas que ellos amaban más que a nada. Sus dudas sobre ese hecho le impidieron pelear con la bruja, no quería decir algo y terminar arrepintiéndose después de decirlo, así que se conformo con permanecer en silencio mientras ella aseguraba aquello. Alex era diferente a Lexi de sobre manera y con cada palabra que soltaba para herir a Drake, le dejaba en un estado donde no sabía que creer o que hacer.
Ella le causaba una confusión demasiado profunda, algo que le mantenía incapaz de decidir quien tenía razón o como es que debía proceder. Ahora trataba de hablarle a las malas, con amenazas que estaba dispuesto a cumplir pero que la bruja hacía que las pensara dos veces, todo por el simple hecho de que ella no ceda ni un ápice ante las amenazas del inmortal, quien se encontraba cada vez más desesperado. Jugaba incluso con aquello que le guiara en un inicio a Lexi. Sus hermanos.
– Mis hermanos se fueron porque nuestro hogar era un infierno, pero yo no podía dejarlo, yo tenía otros planes que no fueran salir y esperar a vivir como pudiera – muchas cosas lo habían detenido, pero sobre todo fue el hecho de no recibir invitación por parte de Ryley o Vane a seguirles lo que le mantuvo en su hogar, esperando salir adelante y convertirse en alguien fuerte – Nunca he tratado de aferrarme a la gente para no perderla, pero Lexi fue la excepción – y era cierto. Drake siempre se mostró distante porque la cercanía era algo que dolía y a la única que había esperado tener cerca era a la bruja ingenua que le sonreía como una chiquilla – Y el hecho de que no sea capaz de expresarme como esperas que lo haga, no significa que no te asesinaría Alex. Aunque en realidad no quiero hacerlo.
– No puedo dejar eso que llamas sentimentalismo, pues ella ha sido lo más importante que he encontrado – respondió con seguridad no solo en su voz, sino en todo su ser. Había sido una coincidencia encontrarla y en ella había visto algo que necesitaba para si mismo. Algo que le había llevado hasta el punto de amenazar a la nueva ocupante con tal de sentir que ella seguía ahí, aunque no fuera de la manera en que él esperaba – Pienso en ella cada vez que te observo, en eso tienes razón pero no estoy del todo seguro aún de las cosas – y lo más seguro es que ella no le comprendiera de todo aquellas palabras pues ni siquiera el inmortal era capaz de comprenderlas. Aún no estaba seguro de que era lo que esperaba obtener de Alex ni de su presencia. Sabía que en cierto punto era el hecho de creer que Alexia estaba ahí, pero otra parte de él le decía que no era del todo por eso, sino de que la mujer poseía algo que al igual que Lexi lo hiciera antes, lo estaba atando a ella.
– No es un reto – le miro con diversión – es solo que tienes razón, no puedo expresarme de manera apropiada en muchas circunstancias y que pienses que te quiero como una puta ha sido uno de esos momentos – negó entonces y se cruzo de brazos – sé que no es posible atraerte de esa manera, por eso es que quiero que establezcamos ciertos puntos con respecto al otro – una mejor convivencia era lo que planeaba lograr, al menos hasta que descubriera de manera certera que era lo que esperaba obtener de ella.
Se separo de ella en cuanto le escucho aceptar entrar y ambos hablar.
– ¿No es una certeza?, el decir que todos los hombres son idiotas – dijo tras alejarse de ella y observarle fijamente – No se que puedes hacer y que no, no se si volverá o no lo hará – observo a otro sitio y en esa ocasión su voz fue más suave, casi un susurro – yo no estoy seguro de nada – y dicho eso se aparto de donde se encontraba y con su mano dio paso para que la bruja fuera delante de él – Después de usted – le sonrió con cierta picardía y dejo entonces que ella andaba primero.
Ahora que las cosas se habían ido por el sitio que esperaba, pedía internamente porque pudieran llegar a un acuerdo que los mantuviera a ambos unidos el tiempo necesario para que pudiera descubrir todo lo que Alex era y si Lexi volvería o no. Una vez que llegaron hasta el piso que les correspondía, Drake abrió la puerta y dejo de nuevo, que la bruja entrara primero que él.
– No piensas cenar nada, aprovechando que no te has ido aún – comento cerrando la puerta tras de si, pero sin estar seguro de si ella había llevado algo de comida o no. Primero se aseguraría de que ambos estuviesen cómodos y en la mayor disposición para una conversación. No quería él terminar alterándose nuevamente, aunque con ella como compañera, todo era una completa incertidumbre.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Nuevas reglas [Privado]
No es a mí a quién quieres, por eso me llamo libre todas las veces
—Si nunca tratas de aferrarte a nadie entonces abre los ojos. Yo no soy Alexia, mírame bien, porque sabrás que te veo distinto y que mis palabras para ti no son súplicas por atención. No soy ella, entiéndelo de una vez— dijo molesta, tratando de hacerlo entrar en razón aunque fuese a las malas para que comprendiera que quizás Alexia no volvería. Aunque Alexandria no lo presentaba como un “Quizás no vuelve” sino que lo afirmaba de una forma creíble, aún sin saber ella misma lo que podría pasar después. Era por eso necesario que el vampiro se hiciera a la idea, porque el hecho de tener que verlo siempre a los ojos y ver en él la espera, se empezaba a volver algo realmente molesto. Más aun sabiendo que su deseo de matarla continuaba latente, pero era detenido por la misma espera de siempre: Alexia.
—No entiendo la importancia. Ella y tú no eran nada y ni siquiera era capaz de besarte. Si querías una niña bien podrías adoptar una, o robártela, da igual— espetó siendo de nuevo el dedo en la llaga, con la molestia de vivir bajo la sombra de su torpe hija aunque fuera totalmente comprensible. Aunque no en el caso de él, porque los espacios vacíos eran demasiados y Alexandria no comprendía como había podido Drake ligarse tanto a ella sin haber tenido un verdadero contacto o unión. — ¿Tengo que repetirte de nuevo que no volverá? ¿De qué no estás seguro? Porque te he repetido lo mismo muchas veces y tú eres quien no quiere comprenderlo — empezaba a sentir desespero, impotencia porque no podía ni siquiera salir de ese lugar y hacer lo que le viniera en gana. Pero ahí no llegaría Alexia y alguno tendría que ceder, a las buenas, o a las malas.
—No sólo eres inútil para expresarte, sino también para actuar. Dime de una vez por todas que es lo que quieres de mí. Y con ese “Mí” me refiero a lo que tienes frente a ti ahora, Alexandria, no Alexia. Sobre todo porque me miras de arriba abajo como manifestando algo y luego lo niegas. Me desesperas, Drake, al punto que tengo más ganas de desaparecerme de tu inconforme vida y tú que tanto te quejas me lo impides.— A ese punto se le había agotado la risa y le pasó por el lado sin importar si lo empujaba o no y regresó a la habitación inicial, con él tras de ella impidiéndole en ese orden tirar la puerta de un buen golpe a modo de catarsis —Bien, ya podemos hablar sin fingimientos. Y no generalices tu idiotez en otros— negó con la cabeza y hablaba con el ceño fruncido, con un mal humor que jamás se le vería a Alexia, porque de seguro ella lloraría primero. —Y no sé para qué te haces el caballero, cuando bien que lucías furioso y dominante cuando planeaba irme y, déjame recordarte que si me voy o me quedo no te afecta en lo absoluto ¿O sí? Bueno, más allá de los términos meramente monetarios, me refiero. Y son en los que supongo quieres que "conciliemos" — Alexandria creía que lo que a Drake le molestaba era su manera de invadirle los espacios y los bolsillos. Y a larga no parecía ser otra cosa, diferente a eso y a su absurda espera de la bruja tonta.
— ¿Qué? Ahh, ¿Ahora te preocupas por si como o no? vaya, eres una completa y muy molesta incógnita. Primero amenazas con matarme y luego me preguntas por mi comida— replicó con tono irónico e incluso puso los ojos en blanco justo antes de cruzarse de brazos —Pero si dices ahora lo de “No te has ido aún” significa que ¿No te opondrás a que haga mi vida tal como tú has hecho la tuya, verdad? Tus cambios de humor son tan bruscos que alteran el mío. Habla ahora, Drake Ende, te voy a dar cinco minutos antes de salir por esa puerta y perderme de tu vista— amenazó con tal de provocarlo a él o al menos a sus verdades, y se sentó sobre la cama, inclinada hacia atrás pero apoyada con los brazos extendidos y las piernas igualmente estiradas y cruzadas en el suelo, apoyada en un sólo talón.
Dio apenas unos segundos en los que miró a Drake y entonces suspiro —Creo que me vas a decir que debo quedarme para mantenerme vigilada, pero que además debo trabajar para mis propios asuntos ¿No? Porque la verdad no encuentro en qué más podemos congeniar tú con tu genio volatil y yo con la libertad que me otorga este cuerpo— especuló también queriendo provocarlo, aunque en el fondo tenía más cosas en la mente de las que era capaz de expresar.
—No entiendo la importancia. Ella y tú no eran nada y ni siquiera era capaz de besarte. Si querías una niña bien podrías adoptar una, o robártela, da igual— espetó siendo de nuevo el dedo en la llaga, con la molestia de vivir bajo la sombra de su torpe hija aunque fuera totalmente comprensible. Aunque no en el caso de él, porque los espacios vacíos eran demasiados y Alexandria no comprendía como había podido Drake ligarse tanto a ella sin haber tenido un verdadero contacto o unión. — ¿Tengo que repetirte de nuevo que no volverá? ¿De qué no estás seguro? Porque te he repetido lo mismo muchas veces y tú eres quien no quiere comprenderlo — empezaba a sentir desespero, impotencia porque no podía ni siquiera salir de ese lugar y hacer lo que le viniera en gana. Pero ahí no llegaría Alexia y alguno tendría que ceder, a las buenas, o a las malas.
—No sólo eres inútil para expresarte, sino también para actuar. Dime de una vez por todas que es lo que quieres de mí. Y con ese “Mí” me refiero a lo que tienes frente a ti ahora, Alexandria, no Alexia. Sobre todo porque me miras de arriba abajo como manifestando algo y luego lo niegas. Me desesperas, Drake, al punto que tengo más ganas de desaparecerme de tu inconforme vida y tú que tanto te quejas me lo impides.— A ese punto se le había agotado la risa y le pasó por el lado sin importar si lo empujaba o no y regresó a la habitación inicial, con él tras de ella impidiéndole en ese orden tirar la puerta de un buen golpe a modo de catarsis —Bien, ya podemos hablar sin fingimientos. Y no generalices tu idiotez en otros— negó con la cabeza y hablaba con el ceño fruncido, con un mal humor que jamás se le vería a Alexia, porque de seguro ella lloraría primero. —Y no sé para qué te haces el caballero, cuando bien que lucías furioso y dominante cuando planeaba irme y, déjame recordarte que si me voy o me quedo no te afecta en lo absoluto ¿O sí? Bueno, más allá de los términos meramente monetarios, me refiero. Y son en los que supongo quieres que "conciliemos" — Alexandria creía que lo que a Drake le molestaba era su manera de invadirle los espacios y los bolsillos. Y a larga no parecía ser otra cosa, diferente a eso y a su absurda espera de la bruja tonta.
— ¿Qué? Ahh, ¿Ahora te preocupas por si como o no? vaya, eres una completa y muy molesta incógnita. Primero amenazas con matarme y luego me preguntas por mi comida— replicó con tono irónico e incluso puso los ojos en blanco justo antes de cruzarse de brazos —Pero si dices ahora lo de “No te has ido aún” significa que ¿No te opondrás a que haga mi vida tal como tú has hecho la tuya, verdad? Tus cambios de humor son tan bruscos que alteran el mío. Habla ahora, Drake Ende, te voy a dar cinco minutos antes de salir por esa puerta y perderme de tu vista— amenazó con tal de provocarlo a él o al menos a sus verdades, y se sentó sobre la cama, inclinada hacia atrás pero apoyada con los brazos extendidos y las piernas igualmente estiradas y cruzadas en el suelo, apoyada en un sólo talón.
Dio apenas unos segundos en los que miró a Drake y entonces suspiro —Creo que me vas a decir que debo quedarme para mantenerme vigilada, pero que además debo trabajar para mis propios asuntos ¿No? Porque la verdad no encuentro en qué más podemos congeniar tú con tu genio volatil y yo con la libertad que me otorga este cuerpo— especuló también queriendo provocarlo, aunque en el fondo tenía más cosas en la mente de las que era capaz de expresar.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Nuevas reglas [Privado]
«Abrazad al enemigo para evitar que os golpee.»
David Mitchell
Y si su mente y su forma de actuar o de hablar oscilaba entre una cosa y otra, no era porque Drake siempre fuera así de cambiante, sino porque ahora él se sentía sin un lugar estable sobre el cual mantenerse para que su estado anímico fuera adecuado para la situación que enfrentaba. Ahora era como si él fuera otra persona, como si su mente no le permitiera pensar debidamente y por un segundo apenas, creo que enloquecería de todo aquello que ahora le pasaba. Pero ese pensamiento se esfumo y lo que llego entonces fue la voz de la bruja que le recordaba que no era Alexia. ¿Creía ella que necesitaba esa clase de recordatorios? Sabía bien que no era la bruja de ls sonrisas inocentes y las charlas infantiles, aquella era una bruja mucho más madura y complicada de comprender la que misma Alexia y pese a que le decía que nunca antes había estado aferrado a nadie, eso había cambiado cuando conocido a Alexia. No necesitaba razones de peso, no requería de sentido lógico. Su entera existencia estaba fuera de lo lógico o esperado, así que cualquier cosa era posible en el mundo.
– Sé que no eres ella. No son tan idiota y si la veo en ti es obvio la razón. Tienes su cuerpo, pero obviamente no su personalidad la que me recuerda a cada segundo que ella no esta en este mundo más, así que deja de decir eso como si no fuera capaz de comprenderlo – él lo comprendía, pero era algo muy diferente que aún no quisiera hacerse a la idea de eso. Se decía que estaba cada vez más acostumbrado a eso, pero la verdad es que no lo hacía. Para Drake aceptar que en aquel cuerpo solo existía Alexandria era como darle la despedida a Lexi y él inmortal era malo para decir adiós. Nunca en su vida de mortal se despidió de alguien pensando en no volver a verle, ni siquiera cuando su gemelo dejo la casa pensó en decirle adiós. Así que con aquello que le decía Alexandria, no solo se metía con Lexi, sino con todos aquellos que alguna vez espero volver a ver y que por alguna razón no pudo. Decir adiós a Alexia era decirle adiós a todos aquellos que quería; al menos en su mente era de esa manera.
– Si mi manera de expresarme no es la indicada pues lo siento – dijo con molestia en la voz – pero es de la única manera en que aprendí a hacerlo – y eso no era del todo incorrecto, pues si bien sabía dar a conocer lo que deseaba de maneras más adecuadas, durante gran parte de su vida se limitaba a mantenerse distante de todos y hasta con quienes era más cercano le costaba entablar buenas conversaciones. No había sido sino hasta su tiempo como cazador que supo como desenvolverse más, pero igual quedaban cosas que nunca podían desaparecer y aparentemente al expresarse se notaban varias carencias – Ya sé que te refieres a ti y no a ella. Así que podemos dejarla de lado. ¿No es lo que quieres? – sonrió negando y suspiro – si te miro es porque finalmente soy un hombre pero no soy alguien que te trataría de puta, eso tenlo por seguro – y en determinado momento, saberse una parte molesta en la existencia de la bruja le agrado, porque prefería ser una molestia para ella a no ser nada en absoluto y al pensar en eso, no pensaba en Lexi, sino en Alex; quien camino decidida hasta el piso que ambos compartían y le hablaba como siempre, con una molestia que se hacía evidente en su rostro – Si actúo de esa manera es por tu culpa. No eres la única que se desespera con la manera de actuar del otro y cuando te pones terca sobre algo es cuando más me haces molestar – y ante las palabras nuevamente de que si se iba no le afectaba a él, volvió a reaccionar pero en esa ocasión solo frunció el ceño – en especial cuando dices esa clase de cosas y no es únicamente sobre los términos monetarios que quiero que conciliemos, así que no te las des tampoco de que sabes todo lo que quiero hablar contigo – se llevo la mano derecha a la sien, como si tuviese alguna clase de dolor humano. Aquel gesto, era una manera de calmarse a si mismo y poder volver a hablar sin molestia alguna, tratando de que ella no le sacara de sus casillas.
No dijo nada, le permitió a ella continuar hablando mientras que él se decía a si mismo que debía ser tolerante con ella porque o podía ponerse volátil cada vez que las cosas salieran de lo que él esperaba, al igual que creía que ella debería de controlarse porque la convivencia en paz de ambos dependía de que se supieran complementar para convivir en paz, contrario a lo que parecían hacer. Alex le destruía con palabras mientras que Drake amenazaba con hacerlo de manera corporal.
– No quiero mantenerte vigilada, sabes bien que puedes entrar y salir de esta casa cuantas veces quieras. Te prefiero en este lugar que exponiéndote en algún otro sitio y si bien, sé que puedes cuidarte por tu cuenta, igual sabes que en este lugar no tienes que pagar por las comidas o el hospedaje – A él en realidad no le molestaba aquello, después de todo el dinero a Drake solo le servia para ropa y para mantener aquel lugar decente, de lo demás, no requería la gran cosa y podía dárselo a ella sin pesar – Contrario a lo que pienses no te exigir trabajar para los asuntos que tengas planeado llevar a cabo. Lo que no quiero es sentirme inútil y por las noches llevar la misma vida que tenía antes de que llegaras. Incluyeme en tus búsquedas nocturnas, ¿No soy de mayor utilidad a tu lado que haciéndome el idiota aquí? – quizás no fuera algo extremadadmente sorprendente por lo que decidía empezar, pero esperaba que la convivencia más continua les llevara a soportarse mejor y a que ambos sacaran provecho de aquella situación que ahora vivían.
David Mitchell
Y si su mente y su forma de actuar o de hablar oscilaba entre una cosa y otra, no era porque Drake siempre fuera así de cambiante, sino porque ahora él se sentía sin un lugar estable sobre el cual mantenerse para que su estado anímico fuera adecuado para la situación que enfrentaba. Ahora era como si él fuera otra persona, como si su mente no le permitiera pensar debidamente y por un segundo apenas, creo que enloquecería de todo aquello que ahora le pasaba. Pero ese pensamiento se esfumo y lo que llego entonces fue la voz de la bruja que le recordaba que no era Alexia. ¿Creía ella que necesitaba esa clase de recordatorios? Sabía bien que no era la bruja de ls sonrisas inocentes y las charlas infantiles, aquella era una bruja mucho más madura y complicada de comprender la que misma Alexia y pese a que le decía que nunca antes había estado aferrado a nadie, eso había cambiado cuando conocido a Alexia. No necesitaba razones de peso, no requería de sentido lógico. Su entera existencia estaba fuera de lo lógico o esperado, así que cualquier cosa era posible en el mundo.
– Sé que no eres ella. No son tan idiota y si la veo en ti es obvio la razón. Tienes su cuerpo, pero obviamente no su personalidad la que me recuerda a cada segundo que ella no esta en este mundo más, así que deja de decir eso como si no fuera capaz de comprenderlo – él lo comprendía, pero era algo muy diferente que aún no quisiera hacerse a la idea de eso. Se decía que estaba cada vez más acostumbrado a eso, pero la verdad es que no lo hacía. Para Drake aceptar que en aquel cuerpo solo existía Alexandria era como darle la despedida a Lexi y él inmortal era malo para decir adiós. Nunca en su vida de mortal se despidió de alguien pensando en no volver a verle, ni siquiera cuando su gemelo dejo la casa pensó en decirle adiós. Así que con aquello que le decía Alexandria, no solo se metía con Lexi, sino con todos aquellos que alguna vez espero volver a ver y que por alguna razón no pudo. Decir adiós a Alexia era decirle adiós a todos aquellos que quería; al menos en su mente era de esa manera.
– Si mi manera de expresarme no es la indicada pues lo siento – dijo con molestia en la voz – pero es de la única manera en que aprendí a hacerlo – y eso no era del todo incorrecto, pues si bien sabía dar a conocer lo que deseaba de maneras más adecuadas, durante gran parte de su vida se limitaba a mantenerse distante de todos y hasta con quienes era más cercano le costaba entablar buenas conversaciones. No había sido sino hasta su tiempo como cazador que supo como desenvolverse más, pero igual quedaban cosas que nunca podían desaparecer y aparentemente al expresarse se notaban varias carencias – Ya sé que te refieres a ti y no a ella. Así que podemos dejarla de lado. ¿No es lo que quieres? – sonrió negando y suspiro – si te miro es porque finalmente soy un hombre pero no soy alguien que te trataría de puta, eso tenlo por seguro – y en determinado momento, saberse una parte molesta en la existencia de la bruja le agrado, porque prefería ser una molestia para ella a no ser nada en absoluto y al pensar en eso, no pensaba en Lexi, sino en Alex; quien camino decidida hasta el piso que ambos compartían y le hablaba como siempre, con una molestia que se hacía evidente en su rostro – Si actúo de esa manera es por tu culpa. No eres la única que se desespera con la manera de actuar del otro y cuando te pones terca sobre algo es cuando más me haces molestar – y ante las palabras nuevamente de que si se iba no le afectaba a él, volvió a reaccionar pero en esa ocasión solo frunció el ceño – en especial cuando dices esa clase de cosas y no es únicamente sobre los términos monetarios que quiero que conciliemos, así que no te las des tampoco de que sabes todo lo que quiero hablar contigo – se llevo la mano derecha a la sien, como si tuviese alguna clase de dolor humano. Aquel gesto, era una manera de calmarse a si mismo y poder volver a hablar sin molestia alguna, tratando de que ella no le sacara de sus casillas.
No dijo nada, le permitió a ella continuar hablando mientras que él se decía a si mismo que debía ser tolerante con ella porque o podía ponerse volátil cada vez que las cosas salieran de lo que él esperaba, al igual que creía que ella debería de controlarse porque la convivencia en paz de ambos dependía de que se supieran complementar para convivir en paz, contrario a lo que parecían hacer. Alex le destruía con palabras mientras que Drake amenazaba con hacerlo de manera corporal.
– No quiero mantenerte vigilada, sabes bien que puedes entrar y salir de esta casa cuantas veces quieras. Te prefiero en este lugar que exponiéndote en algún otro sitio y si bien, sé que puedes cuidarte por tu cuenta, igual sabes que en este lugar no tienes que pagar por las comidas o el hospedaje – A él en realidad no le molestaba aquello, después de todo el dinero a Drake solo le servia para ropa y para mantener aquel lugar decente, de lo demás, no requería la gran cosa y podía dárselo a ella sin pesar – Contrario a lo que pienses no te exigir trabajar para los asuntos que tengas planeado llevar a cabo. Lo que no quiero es sentirme inútil y por las noches llevar la misma vida que tenía antes de que llegaras. Incluyeme en tus búsquedas nocturnas, ¿No soy de mayor utilidad a tu lado que haciéndome el idiota aquí? – quizás no fuera algo extremadadmente sorprendente por lo que decidía empezar, pero esperaba que la convivencia más continua les llevara a soportarse mejor y a que ambos sacaran provecho de aquella situación que ahora vivían.
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Re: Nuevas reglas [Privado]
Mejor lejos, juntos nos haríamos pedazos
—Quizás sí eres idiota, porque te digo que no soy ella para que no creas que me puedes manipular igual— las contradicciones entre ellos parecían no tener fin, se extendían y rebotaban como quien lanza una pelota a la pared y prosigue en un vaivén que sólo termina en cansancio.
— ¿De verdad crees que decir que lo sientes tiene algún efecto? No me sirve que lo digas si no lo demuestras. De nuevo olvidas que yo no soy la que te creerá todo y te responderá con sonrisitas a cada cosa que hagas— espetó dejando claro de nueva cuenta que se sentía muy molesta por la interrupción a la hora de salir y por la completa oposición que seguía manteniendo Drake a pesar que intentara disimularla. Alexandria no admitía puntos medios y pretender tratos con ella era bastante complicado. Siempre buscaría sacar ventaja de cualquier trato y se sobrepondría a las elecciones del otro hasta donde le fuera posible. Además, sabía que no podía darle tregua al inmortal, porque de llegar a ceder, terminaría como esas esposas sumisas que no salen de casa sin aprobación y no gastan un franco demás si el “Señor” de la casa no las autoriza. Él era dominante y lo estaba dejando bien claro esa noche, tanto así que le había marcado a la hechicera un camino para huirle.
—El día que me trates como una, entonces lo seré. Este cuerpo no es mío, pero puedo disfrutarlo mientras te retuerces de ira pensando en Alexia— farfulló justo antes de entrar a la habitación de la que hace poco había salido sin poder llegar muy lejos. Aquello lo dijo solamente para provocarlo, porque poco le interesaba vender su cuerpo a ebrios y callejeros por unas cuantas monedas. Es más, ni siquiera el dinero de la clase alta compensaría el esfuerzo de ver a un obeso ricachón e hipócrita sobre ella mientras toleraba el asco de persona que podía ser cada uno de ellos. Con Drake estaba cómoda, física y económicamente, pero no iba a demostrárselo de modo tan sencillo.
— ¿Mi culpa? ¡Tú fuiste el que interrumpió mi paso! ¿Es que aparte de todo te falla la memoria o sólo eres un cínico sin remedio? — a esas alturas ya no le importaba subirle la voz a Drake, ya estaban tras la puerta, en una habitación que guardaría por lo menos la mitad de la discusión y de lo que fuera que allí sucediere. Alexandria no estaba para juegos y mucho menos creía en esa repentina mansedumbre de Drake. Estaba fingiendo, no había otra opción para tan repentino y conveniente cambio de humor. —Es que ya no entiendo qué es lo que quieres hablar si no es de tu dinero. Déjame ir y ya, no tienes que aguantar ni conciliar nada. Quédate sólo como tanto te gusta, y si de verdad asimilaste lo de Alexia, pues entonces grábate eso, que está muerta y que yo sólo soy una copia menos estúpida de ella— el tono de voz de la hechicera era puro enojo, lejos de la simpatía que alguna vez Drake conociera de esos labios ingenuos y resecos a veces por el viento y la falta de alimento. Su nueva propietaria los había mejorado, al igual que al resto de su cuerpo, pero el carácter claramente era como comparar veneno vertido sobre dulce.
— ¿Te digo la verdad? Tus muestras de “caridad” me tienen sin cuidado. No te creo ni una maldita palabra. Me puedo cuidar sola, bien lo has dicho— dijo con el mismo tono molesto pero acercándose a él como si la ira fuera un imán hacia el enemigo. Incluso sus manos se movían en el aire con cada reclamo y no dejaba de mantener los ojos bien abiertos y fijos sobre Drake, que a ese paso, no tardaría en reaccionar como el predador y controlador que realmente era. — No es que quieras ser útil, me quieres mantener vigilada y eso no lo tolero. Puedes tirar lo que deje aquí, si Alexia pudo sobrevivir sola ¡Cuánto más lo haré yo! Pero necesito que te apartes de mi camino y no me busques ni me exijas nada. No funciono a tu manera, Drake Ende, no soy de tu propiedad y tampoco es que yo te importe. Si Alexia volviera te buscaría, mientras tanto déjame a mí en paz— amenazó señalándolo con el índice, siendo aún más altiva que siempre y buscando sin saber el punto de ira o quiebre del vampiro para tomar una determinación. En el fondo no quería irse, porque eso implicaría esfuerzos mucho mayores en la supervivencia. Aunque, de ser necesario, lo haría sin dudar. No obstante se jugaba sus cartas en ese momento para hacer su voluntad, como siempre lograba aunque a la fuerza.
— ¿De verdad crees que decir que lo sientes tiene algún efecto? No me sirve que lo digas si no lo demuestras. De nuevo olvidas que yo no soy la que te creerá todo y te responderá con sonrisitas a cada cosa que hagas— espetó dejando claro de nueva cuenta que se sentía muy molesta por la interrupción a la hora de salir y por la completa oposición que seguía manteniendo Drake a pesar que intentara disimularla. Alexandria no admitía puntos medios y pretender tratos con ella era bastante complicado. Siempre buscaría sacar ventaja de cualquier trato y se sobrepondría a las elecciones del otro hasta donde le fuera posible. Además, sabía que no podía darle tregua al inmortal, porque de llegar a ceder, terminaría como esas esposas sumisas que no salen de casa sin aprobación y no gastan un franco demás si el “Señor” de la casa no las autoriza. Él era dominante y lo estaba dejando bien claro esa noche, tanto así que le había marcado a la hechicera un camino para huirle.
—El día que me trates como una, entonces lo seré. Este cuerpo no es mío, pero puedo disfrutarlo mientras te retuerces de ira pensando en Alexia— farfulló justo antes de entrar a la habitación de la que hace poco había salido sin poder llegar muy lejos. Aquello lo dijo solamente para provocarlo, porque poco le interesaba vender su cuerpo a ebrios y callejeros por unas cuantas monedas. Es más, ni siquiera el dinero de la clase alta compensaría el esfuerzo de ver a un obeso ricachón e hipócrita sobre ella mientras toleraba el asco de persona que podía ser cada uno de ellos. Con Drake estaba cómoda, física y económicamente, pero no iba a demostrárselo de modo tan sencillo.
— ¿Mi culpa? ¡Tú fuiste el que interrumpió mi paso! ¿Es que aparte de todo te falla la memoria o sólo eres un cínico sin remedio? — a esas alturas ya no le importaba subirle la voz a Drake, ya estaban tras la puerta, en una habitación que guardaría por lo menos la mitad de la discusión y de lo que fuera que allí sucediere. Alexandria no estaba para juegos y mucho menos creía en esa repentina mansedumbre de Drake. Estaba fingiendo, no había otra opción para tan repentino y conveniente cambio de humor. —Es que ya no entiendo qué es lo que quieres hablar si no es de tu dinero. Déjame ir y ya, no tienes que aguantar ni conciliar nada. Quédate sólo como tanto te gusta, y si de verdad asimilaste lo de Alexia, pues entonces grábate eso, que está muerta y que yo sólo soy una copia menos estúpida de ella— el tono de voz de la hechicera era puro enojo, lejos de la simpatía que alguna vez Drake conociera de esos labios ingenuos y resecos a veces por el viento y la falta de alimento. Su nueva propietaria los había mejorado, al igual que al resto de su cuerpo, pero el carácter claramente era como comparar veneno vertido sobre dulce.
— ¿Te digo la verdad? Tus muestras de “caridad” me tienen sin cuidado. No te creo ni una maldita palabra. Me puedo cuidar sola, bien lo has dicho— dijo con el mismo tono molesto pero acercándose a él como si la ira fuera un imán hacia el enemigo. Incluso sus manos se movían en el aire con cada reclamo y no dejaba de mantener los ojos bien abiertos y fijos sobre Drake, que a ese paso, no tardaría en reaccionar como el predador y controlador que realmente era. — No es que quieras ser útil, me quieres mantener vigilada y eso no lo tolero. Puedes tirar lo que deje aquí, si Alexia pudo sobrevivir sola ¡Cuánto más lo haré yo! Pero necesito que te apartes de mi camino y no me busques ni me exijas nada. No funciono a tu manera, Drake Ende, no soy de tu propiedad y tampoco es que yo te importe. Si Alexia volviera te buscaría, mientras tanto déjame a mí en paz— amenazó señalándolo con el índice, siendo aún más altiva que siempre y buscando sin saber el punto de ira o quiebre del vampiro para tomar una determinación. En el fondo no quería irse, porque eso implicaría esfuerzos mucho mayores en la supervivencia. Aunque, de ser necesario, lo haría sin dudar. No obstante se jugaba sus cartas en ese momento para hacer su voluntad, como siempre lograba aunque a la fuerza.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Nuevas reglas [Privado]
“Siempre se termina por destruir aquello que se ama”
Claro que no podía manipularla, aunque él no creía haber manipulado a Lexi de alguna manera pero desde un inicio Alex había tratado de sacar lo peor de él, todo para saber que tenía razón al decir que Drake era alguien que buscaba únicamente su propio beneficio y la manera de dejar a Lexi sin una sola gota de sangre en el cuerpo; pero aquella hechicera que ahora ocupaba el lugar de su hija, debía saber en el fondo que él nunca busco lastimarla, porque de desear terminar con la vida de Lexi, bien pudo hacerlo rápidamente y sin necesidad de mostrarse amable con ella. En esos momentos era cuando no podía evitar preguntarse a si mismo ¿Cuál era el verdadero problema de Alex con él? ¿Le detestaba tanto como para solo ver los puntos negativos?
– ¿Demostrarlo? – enarco la ceja y suspiro con cansancio – ¿Cómo esperas que te demuestre que lo siento? Acaso quieres que te haga caravanas y te implore perdón de rodillas, porque algunas ocasiones creo que esas con las cosas que esperas se hagan para ti – si podía compararla con algo, veía a Alex como una de aquellas mujeres engreídas de clase alta que esperaban recibir todo cuando querían y como lo querían; en muchas ocasiones pensaba que la molestia de la hechicera era más bien un capricho de una chiquilla a la que no le salían las cosas según lo planeado, pero si es que pretendían mantenerse más tiempo juntos, debían aprender a llevarse con sus complicadas personalidad. Hasta en sus amenazas de irse como prostituta podía ver ese deseo de hacerle rabiar a él y de salirse ella con la suya. Aunque las palabras de la bruja le molestaron, trato de no hacerlo tan evidente y comenzó a decirse a si mismo que aquello era una mentira, que debía serlo porque la primera vez que ella creyó que Drake se lo insinuaba se sintió ofendida, así que él se limito a encogerse de hombros como si le tuviera sin cuidado lo que se hiciera con el cuerpo de Lexi.
No había esperado que al entrar en el piso que compartían las cosas cambiaran, pero en la privacidad de aquel lugar, Drake se sentía al borde del quiebre.
– Si, tu culpa porque hasta cuando intento hablar de una manera decente contigo, terminas por soltar todo lo que se te viene a la mente aunque no venga de todo al caso – La molestia de la bruja estaba quizás bien fundamentada y emergía del interior de Alex con palabras mordaces, mientras que Drake parecía estarse tragando todo, acumulando la ira y el dolor en su interior, que emergió ligeramente cuando escucho como la madre de Lexi la llamaba estúpida – Ella no era estúpida, era diferente a ti que es todo – su tono de voz volvía a subir a tomar una seriedad mayor y aunque trato de tranquilizarse nuevamente y explicarse con detenimiento, todo precio empeorar gracias a sus palabras.
Al escuchar lo que le decía Alex finalmente podía ver en donde estaba su acto idiota. Estaba en el hecho de creer que podía tener algo de ella, que podía llevársela bien y convivir de una manera decente al lado de aquella bruja que no hacía más que ofenderlo y herirlo de cada una de las maneras en las que le era posible, hasta parecía ser que Alex esperaba a que Drake hiciera o dijera algo para terminar atacándole y si bien él trataba de mantener la calma, la realidad es que todos tenían un limite y el suyo se había visto rebasado en más de una ocasión durante aquella noche. Las ocasiones anteriores trato de calmarse de mostrar por ella una comprensión que ahora veía claramente que no se merecía porque, con un demonio ¡ELLA TENIA RAZÓN!. La bruja frente a él no era Lexi y quizás nunca fuera a serlo así que para que mostrar consideración con ella.
Si existo algún error en la manera de actuar de la bruja, fue acercarse tanto al inmortal que se estaba tornando lentamente en una bomba a punto de estallar. Los ojos de ambos se encontraban fijos en los del otro, pero en los de Drake se notaba una oscuridad que le estaba devorando por dentro y sonrío mostrando los colmillos, pero sin que la ira le abandonada ni un solo segundo.
– No es caridad sino amabilidad, pero como a ti te da igual todo eso entonces arréglatelas tu misma – le dijo firme, mientras que escuchaba como el discurso de la fémina continuaba – Claro, Alexia pudo sobrevivir tan bien que ahora tu estas ocupando su cuerpo – se rió de ella – No seas idiota, estoy ofreciéndote las cosas fáciles e incluso mi ayuda así que no lo desperdicies por tus terquedades ni tus ridículas ideas de que puedes hacer todo por tu cuenta porque aunque seas una hechicera hábil, deja que te recuerde algo – sin dar tiempo a que algo más sucediera, la mano de Drake atrapo aquel dedo que le señalaba amenazante de un movimiento que para él resultaba de lo más natural, escucho como se rompía – Eres una maldita mortal y si no sabes jugar bien tus cartas, terminaras buscando otro cuerpo del cual posesionarte y dime ¿Cuánto tardaste en apoderarte del de tu hija? – comento con burla mientras que le soltaba el dedo.
Drake se había dicho que evitaría en la medida de lo posible ser como los vampiros que terminaban gozando del dolor ajeno o aprovechándose de otros; pero gracias a Alex, podía ver que si continuaba actuando como cuando era mortal, todos tratarían de pasarle por encima y eso no iba permitírselo a nadie. Ni siquiera a aquella mujer que podía ser a quien Drake más amara, porque cuando la oscuridad comenzaba a devorar un alma, era cuestión de tiempo para que todo se fuera a pique.
Claro que no podía manipularla, aunque él no creía haber manipulado a Lexi de alguna manera pero desde un inicio Alex había tratado de sacar lo peor de él, todo para saber que tenía razón al decir que Drake era alguien que buscaba únicamente su propio beneficio y la manera de dejar a Lexi sin una sola gota de sangre en el cuerpo; pero aquella hechicera que ahora ocupaba el lugar de su hija, debía saber en el fondo que él nunca busco lastimarla, porque de desear terminar con la vida de Lexi, bien pudo hacerlo rápidamente y sin necesidad de mostrarse amable con ella. En esos momentos era cuando no podía evitar preguntarse a si mismo ¿Cuál era el verdadero problema de Alex con él? ¿Le detestaba tanto como para solo ver los puntos negativos?
– ¿Demostrarlo? – enarco la ceja y suspiro con cansancio – ¿Cómo esperas que te demuestre que lo siento? Acaso quieres que te haga caravanas y te implore perdón de rodillas, porque algunas ocasiones creo que esas con las cosas que esperas se hagan para ti – si podía compararla con algo, veía a Alex como una de aquellas mujeres engreídas de clase alta que esperaban recibir todo cuando querían y como lo querían; en muchas ocasiones pensaba que la molestia de la hechicera era más bien un capricho de una chiquilla a la que no le salían las cosas según lo planeado, pero si es que pretendían mantenerse más tiempo juntos, debían aprender a llevarse con sus complicadas personalidad. Hasta en sus amenazas de irse como prostituta podía ver ese deseo de hacerle rabiar a él y de salirse ella con la suya. Aunque las palabras de la bruja le molestaron, trato de no hacerlo tan evidente y comenzó a decirse a si mismo que aquello era una mentira, que debía serlo porque la primera vez que ella creyó que Drake se lo insinuaba se sintió ofendida, así que él se limito a encogerse de hombros como si le tuviera sin cuidado lo que se hiciera con el cuerpo de Lexi.
No había esperado que al entrar en el piso que compartían las cosas cambiaran, pero en la privacidad de aquel lugar, Drake se sentía al borde del quiebre.
– Si, tu culpa porque hasta cuando intento hablar de una manera decente contigo, terminas por soltar todo lo que se te viene a la mente aunque no venga de todo al caso – La molestia de la bruja estaba quizás bien fundamentada y emergía del interior de Alex con palabras mordaces, mientras que Drake parecía estarse tragando todo, acumulando la ira y el dolor en su interior, que emergió ligeramente cuando escucho como la madre de Lexi la llamaba estúpida – Ella no era estúpida, era diferente a ti que es todo – su tono de voz volvía a subir a tomar una seriedad mayor y aunque trato de tranquilizarse nuevamente y explicarse con detenimiento, todo precio empeorar gracias a sus palabras.
Al escuchar lo que le decía Alex finalmente podía ver en donde estaba su acto idiota. Estaba en el hecho de creer que podía tener algo de ella, que podía llevársela bien y convivir de una manera decente al lado de aquella bruja que no hacía más que ofenderlo y herirlo de cada una de las maneras en las que le era posible, hasta parecía ser que Alex esperaba a que Drake hiciera o dijera algo para terminar atacándole y si bien él trataba de mantener la calma, la realidad es que todos tenían un limite y el suyo se había visto rebasado en más de una ocasión durante aquella noche. Las ocasiones anteriores trato de calmarse de mostrar por ella una comprensión que ahora veía claramente que no se merecía porque, con un demonio ¡ELLA TENIA RAZÓN!. La bruja frente a él no era Lexi y quizás nunca fuera a serlo así que para que mostrar consideración con ella.
Si existo algún error en la manera de actuar de la bruja, fue acercarse tanto al inmortal que se estaba tornando lentamente en una bomba a punto de estallar. Los ojos de ambos se encontraban fijos en los del otro, pero en los de Drake se notaba una oscuridad que le estaba devorando por dentro y sonrío mostrando los colmillos, pero sin que la ira le abandonada ni un solo segundo.
– No es caridad sino amabilidad, pero como a ti te da igual todo eso entonces arréglatelas tu misma – le dijo firme, mientras que escuchaba como el discurso de la fémina continuaba – Claro, Alexia pudo sobrevivir tan bien que ahora tu estas ocupando su cuerpo – se rió de ella – No seas idiota, estoy ofreciéndote las cosas fáciles e incluso mi ayuda así que no lo desperdicies por tus terquedades ni tus ridículas ideas de que puedes hacer todo por tu cuenta porque aunque seas una hechicera hábil, deja que te recuerde algo – sin dar tiempo a que algo más sucediera, la mano de Drake atrapo aquel dedo que le señalaba amenazante de un movimiento que para él resultaba de lo más natural, escucho como se rompía – Eres una maldita mortal y si no sabes jugar bien tus cartas, terminaras buscando otro cuerpo del cual posesionarte y dime ¿Cuánto tardaste en apoderarte del de tu hija? – comento con burla mientras que le soltaba el dedo.
Drake se había dicho que evitaría en la medida de lo posible ser como los vampiros que terminaban gozando del dolor ajeno o aprovechándose de otros; pero gracias a Alex, podía ver que si continuaba actuando como cuando era mortal, todos tratarían de pasarle por encima y eso no iba permitírselo a nadie. Ni siquiera a aquella mujer que podía ser a quien Drake más amara, porque cuando la oscuridad comenzaba a devorar un alma, era cuestión de tiempo para que todo se fuera a pique.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Nuevas reglas [Privado]
El clamor será duplicado, hasta que te duela también a ti, hasta el corazón
—Eres insoportable— fue lo único que tuvo ganas de responder la hechicera, dado que Drake hacia oídos sordos a lo que se le daba la gana y pasaba por alto un montón de señales que le iba dejando ella en el camino. Todo era un absurdo, él no podía esperar lo mejor de ella cuando la había obligado a retroceder y la llevaba a cambiar sus planes a la fuerza para terminar sometida a él de una u otra forma.
—Debiste haber empezado por ahí, por hablar con esa decencia que ostentas sin cerrarme el paso y obligarme a volver sobre mis pasos. Es tarde para creer que haces las cosas bien y eso es lo que no se te da la gana de entender. La soledad te ha hecho un completo idiota para llevarte con nadie, pero estás ciego, muy ciego, Drake— espetó Alexandria, a quien no le quedaban más ganas de permanecer allí y menos en esas circunstancias. Incluso llegó a preguntarse el por qué seguía allí y qué era lo que la había mantenido hasta ahora en un lugar como ese, con él. —Era estúpida y también lo sabes, no pretendas respetar una memoria a la que tú mismo trataste como idiota— se quejó frunciendo el ceño y negando con la cabeza, sin comprender como en alguien del calibre del inmortal, podía caber algo como el sentimiento de culpa o respeto por cualquier muerto. Claramente ellos no se entendían en lo absoluto, o al menos así era hasta ahora, donde continuaban discutiendo sin detenerse a pensar en alguien diferente a ellos mismos.
Sus ojos parecían consumir al otro en cada mirada, como si oscuros y profundos pozos tomaran el control de sus emociones y sólo anhelaran destruir a quien tenían en frente. El raciocinio se esfumaba y la ira sin una razón de peso se desbordaba en cada palabra y movimiento de los sobrenaturales. Eran polos opuestos, dominantes que no toleraban ceder ni un ápice, controladores de otros, incluida la mismísima Alexia, aunque ninguno quisiera admitirlo. —No creo que quieras dar algo sin esperar otra cosa a cambio ¡Habla de una vez! Amabilidad o caridad es lo mismo cuando se trata de verlo como un negocio ¿Qué maldita cosa quieres? — la hechicera debió calmarse, alguno debió haberlo hecho en vez de lograr en su enojo el efecto de una bola de nieve. Los tonos de voz subían, los movimientos de sus manos también y la mirada parecía pasar de la oscuridad al fuego en cada parpadeo. Ninguno temía nada, y de ahí surgía el primer error en su terrible y arrogante serie de errores. Y empeoraba aún más cuando él empezaba con esa risa burlona, esa misma que Alexandria no toleraba en lo absoluto, porque era la peor grosería que podía hacer él, o lo peor que había hecho hasta el momento.
Alexandria estaba realmente cansada y por un momento estuvo decidida a irse de una vez por todas, sin embargo él fue mucho más rápido y cuando sintió el frío alrededor del dedo que usaba para señalarlo, no fue necesario pensar demasiado para saber lo que sucedería. Intentó retirarlo, tiró de él pero la fuerza de Drake era algo que no se podía comparar con la suya y fue entonces cuando sintió el dolor del hueso quebrarse y ahogó un grito que la hizo retorcerse y dejar que su cuerpo cediera un poco. No lloró, pero sí se abalanzó sobre él, importándole poco que no sirviera su fuerza, puesto que si no era eso sería la barrera que solía usar con él — ¡Si me voy al infierno vendrás conmigo, maldito idiota!— le gritó sujetándolo con la mano libre del cuello de la camisa —Meramis En Nevalta, Confrenum Signos. Omas Quisa Dentum Exalis, Meramis En Nevalta, Signos Confrenum! Omas Quisa Dentum Exalis— declamó su hechizo apretando los dientes, sin dejar de mirarlo ni soltarlo —Tres días y tres noches estarás aquí, sin poder buscar sangre, sin poder hacer nada distinto a esperar o a matar a la bruja que te ha dejado encerrado aquí. No me subestimes, porque el tiempo para que enloquezcas será menor que lo que tardé en tomar el cuerpo de Alexia— amenazó.
No era necesario hablar más para saber que ella buscaba llevarlo al límite, traspasar las fronteras de su paciencia y arriesgar su propia vida como si no significara nada. No obstante, la hechicera no era de las que daba puntada sin dedal, algo tramaba, pero necesitaba que él se superara a sí mismo para que aprendiera la lección que ella quería darle. En efecto estaría encerrado allí y probablemente él le impidiera salir a ella. Pero todo era necesario, todo encajaba en el plan que tejía la bruja.
—Debiste haber empezado por ahí, por hablar con esa decencia que ostentas sin cerrarme el paso y obligarme a volver sobre mis pasos. Es tarde para creer que haces las cosas bien y eso es lo que no se te da la gana de entender. La soledad te ha hecho un completo idiota para llevarte con nadie, pero estás ciego, muy ciego, Drake— espetó Alexandria, a quien no le quedaban más ganas de permanecer allí y menos en esas circunstancias. Incluso llegó a preguntarse el por qué seguía allí y qué era lo que la había mantenido hasta ahora en un lugar como ese, con él. —Era estúpida y también lo sabes, no pretendas respetar una memoria a la que tú mismo trataste como idiota— se quejó frunciendo el ceño y negando con la cabeza, sin comprender como en alguien del calibre del inmortal, podía caber algo como el sentimiento de culpa o respeto por cualquier muerto. Claramente ellos no se entendían en lo absoluto, o al menos así era hasta ahora, donde continuaban discutiendo sin detenerse a pensar en alguien diferente a ellos mismos.
Sus ojos parecían consumir al otro en cada mirada, como si oscuros y profundos pozos tomaran el control de sus emociones y sólo anhelaran destruir a quien tenían en frente. El raciocinio se esfumaba y la ira sin una razón de peso se desbordaba en cada palabra y movimiento de los sobrenaturales. Eran polos opuestos, dominantes que no toleraban ceder ni un ápice, controladores de otros, incluida la mismísima Alexia, aunque ninguno quisiera admitirlo. —No creo que quieras dar algo sin esperar otra cosa a cambio ¡Habla de una vez! Amabilidad o caridad es lo mismo cuando se trata de verlo como un negocio ¿Qué maldita cosa quieres? — la hechicera debió calmarse, alguno debió haberlo hecho en vez de lograr en su enojo el efecto de una bola de nieve. Los tonos de voz subían, los movimientos de sus manos también y la mirada parecía pasar de la oscuridad al fuego en cada parpadeo. Ninguno temía nada, y de ahí surgía el primer error en su terrible y arrogante serie de errores. Y empeoraba aún más cuando él empezaba con esa risa burlona, esa misma que Alexandria no toleraba en lo absoluto, porque era la peor grosería que podía hacer él, o lo peor que había hecho hasta el momento.
Alexandria estaba realmente cansada y por un momento estuvo decidida a irse de una vez por todas, sin embargo él fue mucho más rápido y cuando sintió el frío alrededor del dedo que usaba para señalarlo, no fue necesario pensar demasiado para saber lo que sucedería. Intentó retirarlo, tiró de él pero la fuerza de Drake era algo que no se podía comparar con la suya y fue entonces cuando sintió el dolor del hueso quebrarse y ahogó un grito que la hizo retorcerse y dejar que su cuerpo cediera un poco. No lloró, pero sí se abalanzó sobre él, importándole poco que no sirviera su fuerza, puesto que si no era eso sería la barrera que solía usar con él — ¡Si me voy al infierno vendrás conmigo, maldito idiota!— le gritó sujetándolo con la mano libre del cuello de la camisa —Meramis En Nevalta, Confrenum Signos. Omas Quisa Dentum Exalis, Meramis En Nevalta, Signos Confrenum! Omas Quisa Dentum Exalis— declamó su hechizo apretando los dientes, sin dejar de mirarlo ni soltarlo —Tres días y tres noches estarás aquí, sin poder buscar sangre, sin poder hacer nada distinto a esperar o a matar a la bruja que te ha dejado encerrado aquí. No me subestimes, porque el tiempo para que enloquezcas será menor que lo que tardé en tomar el cuerpo de Alexia— amenazó.
No era necesario hablar más para saber que ella buscaba llevarlo al límite, traspasar las fronteras de su paciencia y arriesgar su propia vida como si no significara nada. No obstante, la hechicera no era de las que daba puntada sin dedal, algo tramaba, pero necesitaba que él se superara a sí mismo para que aprendiera la lección que ella quería darle. En efecto estaría encerrado allí y probablemente él le impidiera salir a ella. Pero todo era necesario, todo encajaba en el plan que tejía la bruja.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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