AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Placeres Nocturnos || Privado
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Placeres Nocturnos || Privado
por Tania Fernandez Miér Feb 18, 2015 7:06 pm
“Un poco de dinero, tú sabes lo que el dinero puede comprar; un montón de dinero, tú sabes lo que el dinero no puede comprar.”
— Archie Randolph Ammons
— Archie Randolph Ammons
En ocasiones caminamos sin saber hacia dónde nos van a guiar nuestros pies. A veces Tania se preguntaba si ella misma había recorrido ese camino o la habían arrastrado, despojándola de la voluntad propia que un ser humano debía obtener. Pero la mestiza era menos que un ser humano, para esa sociedad cruel e inhumana. Por suerte para ella, aun así, estaba muy arriba de los esclavos. Los rasgos de sus antepasados indios latinos no se enmarcaron mucho en su rostro y reinaban la suavidad de su descendencia española. Aun ciertamente, tenía ese extraño aire de mujer amazónica e indomable, solamente lograba crear un aura encantadora y atrayente ante los ojos de los hombres europeos.
La prostitución era una forma diferente de esclavitud, su rudeza no desvanecía, pero posiblemente llegaba a ser más gratificante; si llegabas a aceptarla y disfrutar la vida que ha llegado a obtener. Tenía cierta libertad falsa de la cual podía disfrutar de vez en cuando, pero cuando llegaban a mostrarle su verdadera realidad, era una desdicha no muy gratificante.
— ¿Qué es lo que disfrutas de esta vida? — preguntaban algunas jóvenes. Ella no estaba entre esos años en donde los hombres la codiciaban. Había pasado ya los veinte y eso era mucho que decir. Sus días en las camas de los deseosos caballeros parecía cada vez extinguirse más, había terminado con optar por una corta lista de clientes selectos, que parecían no desear olvidarse del cuerpo de aquella mujer.
Pocas veces aceptaba nuevas personas en aquella pequeña lista que tenía. Podría llegar a ser una mala pobre, pero desde que la habían dejado a cargo del burdel, había obtenido otra forma de ganar dinero sin tener que abrir las piernas. Pero estaban sus excepciones, como cuando era elegida por un cliente y solicitaban directamente a Predbjørn; El dueño del burdel. Los servicios de esta misma. No podía negarse ante las órdenes de su jefe, así que como borrego al matadero, debía aceptar las decisiones de los mayores e ir fielmente a la cama con un extraño deseoso de un poco de falso amor.
Los modales de la alta sociedad, debían ser olvidados. Ese era un lugar diferente, con reglas pocos ortodoxas ante las de una sociedad recta y pasiva. Las vestimentas de aquellas mujeres podrían ser fácilmente catalogadas como vulgares, pero la verdad era que estaban diseñadas para exprimir su sensualidad. Tania dejaba relucir sus hermosas piernas de diosa amazónica, un corsé definía su cintura y la ajustaba, mientras al mismo tiempo levantaba aquellos voluptuosos senos. La falda se conformaba con simples retazos de tela, pomposos fácil de levantar para cualquier borracho que deseara tocar algo gratis. Sus pies estaban vestidos por unas sandalias de tacón alto, que la hacían ver aun más alta y erótica con aquella semi-desnudez, que podrían provocar miles de reacciones al afortunado observador.
Así se paseaba por los pasillos del burdel, en donde las risas y el olor a alcohol, mas sexo parecían mezclarse, dejando un perfume un poco nauseabundo para cualquiera que no estuviera acostumbrado — ¿Para dónde vas? — pregunto la mano derecha de Tania; El cantinero. La veía muy dispuesta, sonriente y contoneándose mucho.
—Hoy me toca a volver a los viejos vicios — respondió guiñándole el ojo — Te dejo a cargo, necesito ocuparme de los asuntos íntimos del jefe — y era cierto. Siempre que Predbjørn necesitaba contentar a alguien lo llevaba con Tania. Tal vez lo hacía por simplemente molestarla, sabía que se trataba de una mujer con difícil carácter, quien no se rebajaría fácilmente, aunque estaba en el extracto más bajo. No se paseo mucho por el lugar, cuando uno de los empleados le indico cual era la persona a quien debía complacer, fue guiada por este mismo, hasta prácticamente entregarla a sus brazos.
Tania Fernandez- Prostituta Clase Baja
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Re: Placeres Nocturnos || Privado
por Thierry Dominique Miér Mar 11, 2015 2:57 am
Después de todo era un burócrata y aunque no asquerosamente corrompido, si poseía esa seducción a lo que hipócritamente llamaba obsequios interesados. Había sido contratado hacía dos días para cerrar el burdel que le pertenecía a Predbjørn. No existía un caso incriminatorio, superficialmente estaba limpio y todo en regla, por ese motivo lo buscó a él. Si bien era cierto que Thierry no fue la primera opción para su cliente, éste tenía la esperanza de que consiguiera su objetivo… Joder a Predbjørn bajo cualquier medio posible.
Antes de presentarse a la entrevista investigó no sólo a Predbjørn sino también a su cliente; era su costumbre conocer las razones de sus clientes a la hora de contratarlo para situaciones similares. Por eso al saber el motivo sintió una gran decepción. Su careo con Predbjørn y como lo supuso (ya que él mismo planteó todo para que lo supiera) Predbjørn ya sabía que iban detrás de él, no a matarlo, tan sólo a fastidiarlo mediante su pintoresco negocio. Se vio con Thierry un jueves, un convenio arreglado en una burda taberna, allí le informó de la situación, no consideró nada de lo que decía una amenaza, de hecho el abogado no las planteaba como tal, tan sólo eran avisos que debía preparar para vencerle. Thierry había encontrado una irregularidad que si era bien llevada y con los sobornos adecuados conseguiría el objetivo de su cliente, pero no quería que fuera tan sencillo; después de todo entre más largo era el tramite más dinero obtendría.
Pasaban de las ocho cuando entró al burdel tres días después. Predbjørn no se encontraba pero le dijeron que se reuniría con su abogado. Thierry sonrió, y se dio una vuelta por el lugar mas lo detuvieron antes de llegar a la barra. — Por aquí—le cogieron del brazo y acompañó a una joven a una habitación. El Thierry era muy observador y con su experiencia sabía que esta persona no era una prostituta, pero el lugar al que lo habían llevado podría decirse que era el santuario de una de ellas. Era como la zona exclusiva, la de los peces gordos, cuando le dijeron que esperara lo hizo con una sonrisa. Ya se imaginaba de que iba, si estaba en lo cierto no harían más que sobornarlo. Argüía cómo, la pregunta era con quién; por supuesto, aun sabiendo la respuesta seguiría siendo desconocida para él, después de todo no había entrado a un burdel en su vida.
Finalmente hizo presencia, una prostituta, de no ser por la exquisitez de su piel él la hubiera catalogado como el resto. Thierry la observó, no sus hermosas piernas o los voluptuosos senos configurados en el corsé. No, él observó la actitud de su rostro, ese semblante duro y a la vez frágil, una combinación que no se ve en muchas prostitutas. El abogado se preguntó entonces, allí, de pie y en medio de la habitación. ¿Sabrá a qué vine?, lo dudaba. Quizás sólo había venido a complacerlo y Predbjørn esperaría que ella lo persuadiera, entre menos supiera ella mejor podría funcionar; claro, esa era la posibilidad si ella no era muy lista, lo que sus ojos negaban rotundamente.
— ¡Buenas noches!—dijo en un tono cortés, aunque un tanto seco, de ese modo no se hacía ver como un ansioso y de pocas palabras cliente, algo que realmente no era. Se cerraron las puertas detrás de ella y por fin le sonrió al tiempo en que dio una palmada. — Y bien, supongo que eres lo mejor que tiene Predbjørn… ¿me equivoco?—aunque estuvo poco tiempo solo, tuvo lo necesario para inspeccionar el lugar y saber que había una mesa auxiliar con whisky, vasos y hielos. — Dicen que los burdeles son como segundas casas, otros los llaman las casas de ensueño. Así que, basándome en ese argumento…—hizo una pausa y caminó hasta la mesa de estar, luego cogió la pinza de los hielos y colocó dos piezas en un vaso, después tomó la botella y la destapó— tomaré una copa—continuó en el mismo tono en el que iniciara la conversación y se sirvió el whisky. —Bien, estoy listo— dio un sorbo y sonrió.
Antes de presentarse a la entrevista investigó no sólo a Predbjørn sino también a su cliente; era su costumbre conocer las razones de sus clientes a la hora de contratarlo para situaciones similares. Por eso al saber el motivo sintió una gran decepción. Su careo con Predbjørn y como lo supuso (ya que él mismo planteó todo para que lo supiera) Predbjørn ya sabía que iban detrás de él, no a matarlo, tan sólo a fastidiarlo mediante su pintoresco negocio. Se vio con Thierry un jueves, un convenio arreglado en una burda taberna, allí le informó de la situación, no consideró nada de lo que decía una amenaza, de hecho el abogado no las planteaba como tal, tan sólo eran avisos que debía preparar para vencerle. Thierry había encontrado una irregularidad que si era bien llevada y con los sobornos adecuados conseguiría el objetivo de su cliente, pero no quería que fuera tan sencillo; después de todo entre más largo era el tramite más dinero obtendría.
Pasaban de las ocho cuando entró al burdel tres días después. Predbjørn no se encontraba pero le dijeron que se reuniría con su abogado. Thierry sonrió, y se dio una vuelta por el lugar mas lo detuvieron antes de llegar a la barra. — Por aquí—le cogieron del brazo y acompañó a una joven a una habitación. El Thierry era muy observador y con su experiencia sabía que esta persona no era una prostituta, pero el lugar al que lo habían llevado podría decirse que era el santuario de una de ellas. Era como la zona exclusiva, la de los peces gordos, cuando le dijeron que esperara lo hizo con una sonrisa. Ya se imaginaba de que iba, si estaba en lo cierto no harían más que sobornarlo. Argüía cómo, la pregunta era con quién; por supuesto, aun sabiendo la respuesta seguiría siendo desconocida para él, después de todo no había entrado a un burdel en su vida.
Finalmente hizo presencia, una prostituta, de no ser por la exquisitez de su piel él la hubiera catalogado como el resto. Thierry la observó, no sus hermosas piernas o los voluptuosos senos configurados en el corsé. No, él observó la actitud de su rostro, ese semblante duro y a la vez frágil, una combinación que no se ve en muchas prostitutas. El abogado se preguntó entonces, allí, de pie y en medio de la habitación. ¿Sabrá a qué vine?, lo dudaba. Quizás sólo había venido a complacerlo y Predbjørn esperaría que ella lo persuadiera, entre menos supiera ella mejor podría funcionar; claro, esa era la posibilidad si ella no era muy lista, lo que sus ojos negaban rotundamente.
— ¡Buenas noches!—dijo en un tono cortés, aunque un tanto seco, de ese modo no se hacía ver como un ansioso y de pocas palabras cliente, algo que realmente no era. Se cerraron las puertas detrás de ella y por fin le sonrió al tiempo en que dio una palmada. — Y bien, supongo que eres lo mejor que tiene Predbjørn… ¿me equivoco?—aunque estuvo poco tiempo solo, tuvo lo necesario para inspeccionar el lugar y saber que había una mesa auxiliar con whisky, vasos y hielos. — Dicen que los burdeles son como segundas casas, otros los llaman las casas de ensueño. Así que, basándome en ese argumento…—hizo una pausa y caminó hasta la mesa de estar, luego cogió la pinza de los hielos y colocó dos piezas en un vaso, después tomó la botella y la destapó— tomaré una copa—continuó en el mismo tono en el que iniciara la conversación y se sirvió el whisky. —Bien, estoy listo— dio un sorbo y sonrió.
Thierry Dominique- Humano Clase Alta
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Re: Placeres Nocturnos || Privado
por Tania Fernandez Mar Mar 17, 2015 7:32 pm
No podía negarlo, era un poco intrigante; hasta emocionante. No conocer al cliente, hasta que las puertas de la habitación se abrieran. No se tenía que tener expectativas, podría tratarse de un viejo gordo y grasoso, con malos hábitos en todas las aéreas conocidas de su vida. Era mejor tener la mente en blanco, aceptar lo que venía y tratar de hacer un buen trabajo. Su escolta la dejo en la puerta de la habitación, la venezolana quiso bufar, era una forma de quejarse. ¡Necesitaba hacerlo! Si no lo hacía, si no refutaba, se volviera una esclava del burdel, pero si seguía teniendo cierta libertad en su corazón.
Abrió la puerta y lo que encontró fue una grata sorpresa. Un hombre de buen aspecto; clase alta por su forma de vestir. No quiso demostrar cierto alivio en su rostro, trato de mantenerse serena y neutral mientras el caballero le daba la bienvenida al lugar de una forma cortes y hasta con cierta calidez — Muy buenas noches — era necesario tratarlos como un rey, demostrarle que podían ser dioses entre mortales y eso se hacía dejando que una sonrisa invadiera el duro rostro de Tania. Su sonrisa era coqueta, con cierta picardía y hasta ansias de comenzar la travesía en un terreno que ya conocía; La cama.
La puerta detrás de ella se había cerrado y con una palmada tirada al aire parecía estar iniciando aquel juego que la habían puesto a participar, sin saber mucho de las reglas, pero Tania era una persona ingeniosa, si no las sabia, las inventaba, eso era lo importante de la vida, saber cómo poder jugar con tus atributos y con lo que tienes — Eso debe ser un halago — comento sorprendiendo realmente de que pensaran de ella así. Ya casi llegaba a los treinta años, cualquiera buscara deshacerse de ella cuando las lindas jovencitas llegaran a tocar las puertas necesitadas.
Los burdeles podrían ser como un hogar para alguien que nunca lo tuvo, podría ser cierto, ella misma encontrar imposible poder encontrar un lugar en donde podría habitar con armonía, su lugar ideal se trataba de esa casa de placer de segunda mano. Dejo que tomaba una copa, miro como su vaso llegaba a estar lleno de hielo y licor. Tania no era principiante en eso, pero no le gustaba dársela de experta, así que esperaba con paciencia, apenas tres pasos detrás de la puerta en donde había entrado, con las manos entrelazadas detrás de su cuerpo observando detenidamente al hombre que le había tocado servir aquella noche.
— ¿Listo para que exactamente? — pregunto sonriendo un poco. La verdad le sorprendía un poco la actitud del hombre. — Estoy a sus servicios, usted debería decirme sus gustos, que es lo que desea de mi — dijo bufando suavemente — ¿Me desnudo? ¿Me tiro en la cama? ¿Quiere que le dé un simple masaje? — pregunto la puta ladeando un poco su cabeza. — O podemos comenzar… — se encamino hasta estar cerca del hombre. Descaradamente lo mirada de arriba hacia abajo disfrutando sus defectos y atributos. Una de sus manos llego al pecho del hombre — Mucho gusto, me llamo Tania — se quedo cerca, sonriendo mientras sus miradas se cruzaban mucho mas detenidamente.
Abrió la puerta y lo que encontró fue una grata sorpresa. Un hombre de buen aspecto; clase alta por su forma de vestir. No quiso demostrar cierto alivio en su rostro, trato de mantenerse serena y neutral mientras el caballero le daba la bienvenida al lugar de una forma cortes y hasta con cierta calidez — Muy buenas noches — era necesario tratarlos como un rey, demostrarle que podían ser dioses entre mortales y eso se hacía dejando que una sonrisa invadiera el duro rostro de Tania. Su sonrisa era coqueta, con cierta picardía y hasta ansias de comenzar la travesía en un terreno que ya conocía; La cama.
La puerta detrás de ella se había cerrado y con una palmada tirada al aire parecía estar iniciando aquel juego que la habían puesto a participar, sin saber mucho de las reglas, pero Tania era una persona ingeniosa, si no las sabia, las inventaba, eso era lo importante de la vida, saber cómo poder jugar con tus atributos y con lo que tienes — Eso debe ser un halago — comento sorprendiendo realmente de que pensaran de ella así. Ya casi llegaba a los treinta años, cualquiera buscara deshacerse de ella cuando las lindas jovencitas llegaran a tocar las puertas necesitadas.
Los burdeles podrían ser como un hogar para alguien que nunca lo tuvo, podría ser cierto, ella misma encontrar imposible poder encontrar un lugar en donde podría habitar con armonía, su lugar ideal se trataba de esa casa de placer de segunda mano. Dejo que tomaba una copa, miro como su vaso llegaba a estar lleno de hielo y licor. Tania no era principiante en eso, pero no le gustaba dársela de experta, así que esperaba con paciencia, apenas tres pasos detrás de la puerta en donde había entrado, con las manos entrelazadas detrás de su cuerpo observando detenidamente al hombre que le había tocado servir aquella noche.
— ¿Listo para que exactamente? — pregunto sonriendo un poco. La verdad le sorprendía un poco la actitud del hombre. — Estoy a sus servicios, usted debería decirme sus gustos, que es lo que desea de mi — dijo bufando suavemente — ¿Me desnudo? ¿Me tiro en la cama? ¿Quiere que le dé un simple masaje? — pregunto la puta ladeando un poco su cabeza. — O podemos comenzar… — se encamino hasta estar cerca del hombre. Descaradamente lo mirada de arriba hacia abajo disfrutando sus defectos y atributos. Una de sus manos llego al pecho del hombre — Mucho gusto, me llamo Tania — se quedo cerca, sonriendo mientras sus miradas se cruzaban mucho mas detenidamente.
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Re: Placeres Nocturnos || Privado
por Thierry Dominique Lun Jun 15, 2015 4:34 pm
No dejó de sonreír en ningún momento. Con la bebida en la mano la escuchó e inclusive dio otro sorbo mientras ella se acercaba. —Yo soy Thierry y me temo que estoy muy decepcionado del trato que Predbjørn me ofrece —su sonrisa tomó un aire malicioso y dejó la copa en la mesa más cercana—. No me mal interprete, pero yo no vine aquí para saciar mi apetito sexual —se aflojó la corbata al tiempo en que sujetaba la cintura de Tania con su mano derecha—. ¿Sabes que tan sólo eres un soborno? —continuó y de un jalón pegó su cuerpo al suyo para que su delicada piel sintiera el fresco aliento de Thierry al hablar—, Pero que te ha de importar. No dije que eras lo mejor de Predbjørn por tu exótica belleza, sino más bien por un carácter que debe influenciarme para abandonar la empresa en la que estoy involucrado, pese a que no tengas idea de cual es mi relación con el dueño del burdel. ¿Me equivoco Tania?, debes de ser ruda, nada pasiva, fingir que el cliente lleva las riendas cuando sólo es tu voluntad hacer lo que quieras —en los ojos de la prostituta vio que tenía razón. Ella debía de ser la encargada, la de mano dura y quien no ofrecía servicios sino fueran realmente necesarios o tuviera antojo de una revolcada. Ella elegía no era elegida.
—Tal vez no seré un corrupto, pero soy consciente de que necesito una atención especial y Predbjørn me ha puesto en jaque. Así que, Tania, ¿qué es lo que no permites?; ¿besos?, ¿penetración anal?, ¿que terminen dentro de tu boca o en tu hermoso rostro?, ¿que terminen dentro de ti?, ¿te nalgueen?, ¿te jalen los cabellos? —soltó un bufido y se acercó a oler su cuello, cerró sus ojos deleitándose con esa fragancia especialmente para él—. Iniciemos con un masaje, oh y no me gustan las personas que no hablan aunque sean estupideces así que no quiero que seas una muda.
Thierry se apartó terminándose el trago y comenzó a desvestirse, inició con el saco que cayó por inercia, luego fue la camisa y el cinturón; continuó con el pantalón y su prenda interior mostrando su total desnudez. Posteriormente se recostó en la cama king size en tendido facial moviendo su cabeza a la derecha para no ocultarla en la cama. Y ahí esperó a que Tania comenzara a tocar su cuerpo con aceites o lo que sea que ocupara.
—Tal vez no seré un corrupto, pero soy consciente de que necesito una atención especial y Predbjørn me ha puesto en jaque. Así que, Tania, ¿qué es lo que no permites?; ¿besos?, ¿penetración anal?, ¿que terminen dentro de tu boca o en tu hermoso rostro?, ¿que terminen dentro de ti?, ¿te nalgueen?, ¿te jalen los cabellos? —soltó un bufido y se acercó a oler su cuello, cerró sus ojos deleitándose con esa fragancia especialmente para él—. Iniciemos con un masaje, oh y no me gustan las personas que no hablan aunque sean estupideces así que no quiero que seas una muda.
Thierry se apartó terminándose el trago y comenzó a desvestirse, inició con el saco que cayó por inercia, luego fue la camisa y el cinturón; continuó con el pantalón y su prenda interior mostrando su total desnudez. Posteriormente se recostó en la cama king size en tendido facial moviendo su cabeza a la derecha para no ocultarla en la cama. Y ahí esperó a que Tania comenzara a tocar su cuerpo con aceites o lo que sea que ocupara.
Thierry Dominique- Humano Clase Alta
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Re: Placeres Nocturnos || Privado
por Tania Fernandez Lun Ago 17, 2015 5:08 pm
Si Tania era un soborno, una distracción o un regalo para alguien ¿Qué debía importarle a ella? solo estaba recibiendo ordenes y ejecutándolas, ella no tenia realmente una voz con la que podría hacerse oír, solo debía ser una herramienta que ayudara a Predbjørn con sus negocios o eso debía pensar los hombres. Aunque Therry; como dijo llamarse. Decía que no estaba interesado en saciar su apetito sexual, parecía interesado en hacer acercar el cuerpo de la venezolana al suyo, lo cual hizo que ella pusiera sus delicadas manos en el pecho del hombre, con ayuda de una de esta mantenía una corta distancia entre sus cuerpos, mientras que la segunda jugaba a hacer círculos en el amplio pecho masculino. Sus ojos parecían estar hipnotizado por aquellas siluetas imaginarias, pero de ver en cuanto alzaba la mirada para verlo a los ojos, con una pequeña sonrisilla en sus labios.
— Usted es alguien muy inteligente como para ser un hombre corrupto — chaqueo su lengua. Estaba realmente sorprendida, debía admitirlo. Aquel hombre no era alguien común, sabia donde tenía sus pies — ¿Qué le ha puesto a pensar que tengo derecho a decir que está permitido y que no lo está? Si mi deber es convencerlo, debo acceder a su más intimo capricho, sea sexual o no — sus cuerpos se separaron y mientras él se desvestía, Tania buscaba un poco de aceite especial para los masajes en una de las mesas de noche que estaba a un lado de la cama.
Se subió a la cama y se sentó en la espalda del hombre, unto sus manos con un poco de aceite y paso sus manos por la parte baja de la espalda, para luego subir a sus hombros ― Me parece que está un poco tenso ― movió sus manos nuevamente hacia abajo, haciendo presión con sus dedos en cada parte de sus musculo, los cuales se podían sentir bien definidos — ¿Acaso es estresante hacer negocios? — Realizo una pequeña mueca mientras buscaba un poco mas de aceite para poner en sus manos — Yo también voy a querer un masaje… — sonrió dejado que sus manos buscaran los lugares que se veían con mas necesidad de atención, pero sin dejar atrás aquel aire provocativo, la cual ayudaba con sus caderas moviéndose en su cintura.
— Usted es alguien muy inteligente como para ser un hombre corrupto — chaqueo su lengua. Estaba realmente sorprendida, debía admitirlo. Aquel hombre no era alguien común, sabia donde tenía sus pies — ¿Qué le ha puesto a pensar que tengo derecho a decir que está permitido y que no lo está? Si mi deber es convencerlo, debo acceder a su más intimo capricho, sea sexual o no — sus cuerpos se separaron y mientras él se desvestía, Tania buscaba un poco de aceite especial para los masajes en una de las mesas de noche que estaba a un lado de la cama.
Se subió a la cama y se sentó en la espalda del hombre, unto sus manos con un poco de aceite y paso sus manos por la parte baja de la espalda, para luego subir a sus hombros ― Me parece que está un poco tenso ― movió sus manos nuevamente hacia abajo, haciendo presión con sus dedos en cada parte de sus musculo, los cuales se podían sentir bien definidos — ¿Acaso es estresante hacer negocios? — Realizo una pequeña mueca mientras buscaba un poco mas de aceite para poner en sus manos — Yo también voy a querer un masaje… — sonrió dejado que sus manos buscaran los lugares que se veían con mas necesidad de atención, pero sin dejar atrás aquel aire provocativo, la cual ayudaba con sus caderas moviéndose en su cintura.
Tania Fernandez- Prostituta Clase Baja
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