Timing is everything /// Gene M. Garbo

por **Leinhart A. Ashford** Vie Feb 20, 2015 10:09 pm

París, ciudad de bellezas, arte y asombro; solo una fachada que escondía un oscuro y peligroso secreto, vampiros, licántropos, cambiantes, solo unas de las místicas criaturas que rondaban la ciudad escondidas tras el velo de la humanidad. En contra de estos seres solo dos clases de humanos se levantaban: la inquisición; la iglesia liderada por el papa quienes purgaban todo lo que no fuera completa y absolutamente humano en el mundo y los cazadores; guerreros de elite, algunos nacidos en este ámbito, otros entrenados en el por diversas razones, todos con un solo propósito: liberar las calles de las ciudades de todo ser que no obedeciera el orden normal de las cosas: los sobrenaturales.

Leinhart pertenecía al segundo grupo, un cazador ingles enviado a la ciudad junto a su hermano en una misión de venganza, si bien Lein tiene una misión muy especifica, nunca dice que no a la oportunidad de esfumar la vida de algún ser diabólico, algo muy común en las frías y tenebrosas calles de París.

Precisamente esa era la razón por la cual a media noche, Lein estaba en aquellas calles semi iluminadas por pequeñas farolas, un nosferatu pasado de llamativo llego a la atención de este hombre, así que sin mas ni menos que una bala de plata con el nombre de aquel demonio le aguardo esa noche. La pelea fue difícil, los trucos de los nosferatu eran poderosos pero mas aun lo era la determinación del cazador de darle fin a su no vida y para el final de la noche, lo había conseguido.

- ad cisternam reliquisti -

La deforme criatura se evaporo frente a el al momento que este halo del gatillo y aquella bala de plata atravesó su corazón, la cacería había terminado, una muesca mas en su cinturón por así decirle; realmente Lein no llevaba cuenta de cuantos monstruos había eliminado, solo sabia que lo había hecho y se sentía orgulloso de haber reducido la cantidad de infernales en el mundo.

- Uno menos -

Después de aquel encuentro el silencio reino, solo se escuchaban los sonidos de la noche y las pequeñas gotas de aquella ligerisima lluvia que estaba cayendo, se puso en camino de vuelta a casa, el sonido de sus botas sobre la fría calle de piedra tomaron la escena, el silencio era casi absoluto aparte de estos sonidos. Hasta que de la nada, una figura femenina se cruzo ante el, la mujer parecía preocupada caminando rápidamente y constantemente mirando hacia atras como si alguien la siguiera; esta desapareció en un callejón a pocos metros de el y luego dos sombras mas la siguieron, Lein sabia lo que esto podía significar así que los siguió al callejón.

Al llegar ahí vio una imagen muy familiar: dos vampiros atacaban a la dama, esta peleaba para defenderse pero ante el frenesí de aquellos seres resultaba imposible, ellos sentía como la sangre se agitaba dentro de ella y esto los volvía locos. Sin titubear ni un segundo avanzo hacia los asaltantes, ya estando a una distancia media de estos se detuvo, el sonido de sus botas retumbó en el callejón a lo que los vampiros reaccionaron y voltearon hacia el, por un segundo se quedaron allí en silencio, ni una palabra, ni un sonido, un silencio ensordecedor.

Luego de aquella competición de miradas entre el cazador y sus dos presas estas decidieron atacar. De un rapido movimiento saco su revolver "Aequitas", un incandescente destello ilumino el callejón dándole muerte al primer vampiro el cual cenizas se volvió ante el, para el segundo atacante, un destino un poco mas personal; saco su machete de la funda que colgaba de su cintura posterior escondida por su chaqueta de cuero, esquivo hábilmente el ataque de la criatura y de un golpe limpio y preciso, lo decapito, poniéndole fin a su existencia.

Miro alrededor para asegurarse que ya no habían mas atacantes, al estar seguro que el área estaba limpia regresó el machete y el revólver a sus respectivas fundas, se acerco a la joven quien estaba aun recostada contra la pared, se quito su sombrero de ala ancha poniéndolo en su pecho y haciendo una pequeña reverencia le dijo

- No se preocupe mi bella dama, ya el peligro ha pasado -

Volvió a su posición erguida, coloco de nuevo su sombrero en su lugar y continuo

- Ashford, Leinhart Ashford; para servirle -

por **Gene M. Garbo** Mar Mar 10, 2015 10:41 pm

El sol tocando el cielo lentamente anunciando de esta forma el comienzo de un nuevo día, una nueva etapa y una nueva raya al trabajo; en algunos lugares de las viejas calles de París están situados los burdeles desde el más elegante hasta el más pendenciero al final de la calle, los horarios de atención varían y su ubicación también pues algunos están ubicados en zonas residenciales debido a sus influencias, la mayoría trabaja hasta cierta hora en la madrugada pero otros trabajan hasta que el sol salga y de ahí en adelante toca hacer las labores de limpieza y arreglos para la noche.

Así estaba ahora, corriendo de lugar en lugar llevando compras, haciendo los mandados y sobre todo la limpieza del burdel, piso a piso, habitación por habitación todo tenía que quedar reluciente y lo peor de todo es que el trabajo me toca hacerlo sola, no hay quien ayude, bueno no es cierto porque la verdad es que el dueño del lugar no quiere contratar a muchas chicas en cuanto a limpieza por ende todo el trabajo sucio corre por cuenta de una sola chica. Terminando cansada y sin ánimos de querer o poder hacer nada más en las noches también toca trabajar, ayudando en la entrega de bebidas, limpiando mesas, llevando agua a las habitaciones o correr a limpiarlas luego de las faenas, mucho trabajo poco descanso y cuando lo tenía, a mi día libre lo ansiaba desesperadamente porque al menos ahí podría pasar toda la mañana y parte de la noche en los bosques, jardines, playas lugares frescos y sin mucha gente a tomar el merecido descanso.

Voy de lugar en lugar, la calle me parece ahora muy cansado de recorrer más por el mercado y las compras eso me lleva toda la mañana comprando las cosas para la comida así que corro al burdel a acomodar todo en la cocina y preparar la comida para las “niñas” y el dueño del lugar, ya por la tarde comienzo los labores del burdel, limpiando, lavando, y antes de la hora de comenzar los arreglos de las “flores” de pecado, a una se le ha dañado el vestido y donde la modista es un lugar que siempre me da repelús porque es muy oscuro y la verdad el miedo es más grande que mi labor de trabajo, pero aun así soy obligada a ir

-Si no vas a que lo arreglen te pondré a ti a arreglarlo y si lo dañas te espera castigo y descuento-

Ya con eso me han convencido. –Vuelvo lo más rápido que pueda, si no por favor usa otro vestido, sabes que esa mujer se demora y primero me regaña antes de entregarme el trabajo– la chica asiente con la cabeza y salgo volada entre los callejones a buscar a la modista, aún hay gente en las calles así que no me asusta al principio, y como lo había dicho la mujer primero me dio una hora de regaño por llevarle una pieza tan tarde, luego de hacerme esperar parada acepto arreglarlo pero se demora y lo hace de mala gana, ya me supongo que saldré tarde. Entre suspiros acepto estar ahí parada esperando pero aquella mujer no hace más que solo balbucear palabras de enojo y mirarme con mala cara, ¿se puede hacer uno tan pequeño que no sienta nada? No lo creo, aunque muchas veces desearía hacerlo.

Salgo de ahí bien tarde, ya todo el callejón está desolado y por los cielos la noche no acompaña con la solitarias calles, despacio y abrazando el vestido trato de llegar al burdel pero un pequeño ruido me detiene; entre uno de los callejones una voz de una niña pequeña me llama acercándome veo a un hombre, uno con colmillos y esos ojos rojos, el miedo se apodera de mi cuerpo completamente.

-Deliciosa, sangre fresca y mira, con miedo- Otro ruido hacia mi espalda y unos dedos largos tocando mis cabellos, ya, con eso las piernas me tiemblan, enseguida los empujo corriendo lo más que puedo sin mirar atrás -Ni en sus sueños vampiros, si quieren sangre vayan al hospital- Un gesto de desagrado y ellos echan a reír, me pregunto por qué lo hacen, pero al rato entiendo la razón, uno de los vampiros se para en segundos frente a mi haciendo que frente abruptamente y casi me caiga, ah no, eso no lo iba a permitir, voy dando de golpes arrojándoles el vestido encima ¡maldición, el vestido no!, no regreso corro por entre los callejones hasta llegar a uno y no…sin salida. Con la respiración agitada alzo los puños para pelear con ellos pero el otro más pequeño comienza a reírse y duro mucho en el combate, son más fuertes, sé que será mi última noche con vida, pegada a la pared rezo por mi alma al menos con ojos cerrados esperando que claven sus colmillos, mi corazón a mil y luego…nada, solo silencio.

Una voz me trae al presente y solo veo como se inclina, ni siquiera entiendo lo que me dice, estoy tan absorta por el medio susto, realmente estaba asustada, de aquellos vampiros, dejo que pasen unos minutos para comprender el momento

-El vestido- es todo lo que puedo decirle, corro a buscarlo y veo que está sucio pero no se ha dañado algo con lo que puedo respirar aliviada regreso donde el caballero haciendo una reverencia –Merci Monsieur, es usted alguien de la iglesia?- enarco una ceja por ver los cuerpos de los seres tirados en el suelo –que yo sepa solo los, inquisidores- susurro esa palabra –acaban con ellos tan rápido- toso un poco mirando a todos lados con una sonrisa en mi rostro de agradecimiento por estar viva –Muchas gracias señor Ashford, me ha salvado, aunque creo que no deseará haberlo hecho cuando sepa a lo que me dedico- suelto una risita por ello –Me llano Gene Monserrat Garbo, una…- decirle o no decirle –Trabajo en el burdel ¿guasta acompañarme? Ya que ahora se ha contaminado conmigo por ayudarme– vuelvo a reírme con eso queda claro que aquel joven ha ayudado a una chica de burdeles.

por **Leinhart A. Ashford** Miér Mar 11, 2015 2:49 am

Los vampiros habían muerto casi tan rápido como habían aparecido, en un breve destello. La joven finalmente logro reaccionar y las primeras palabras que salieron de su boca fueron de preocupación, un vestido que ella llevaba consigo se había llenado de mugre durante la pelea, sin siquiera pararse un segundo sale corriendo a buscarlo y luego suspira aliviada de que no se haya dañado.

Una vez asegurado el vestido se dispone a agradecer al cazador que la había salvado de aquellos chupa sangre, lo siguiente le causa un poco de gracia, la joven penso que el pertenecía a la iglesia; como muchos en la ciudad penso que solo los inquisidores se dedicaban a cazar estos seres, estaban todos equivocados, solo hacia falta el entrenamiento adecuado y razón suficiente para mantenerlos vivos durante las misiones.

- No señorita, no pertenezco a la iglesia - le respondió con vos seria, - Soy solo un cazador, sin lazos con la iglesia - explico breve pero preciso, no le gustaba extenderse en explicaciones básicas y rudimentarias, solo hablaba lo necesario y poco mas allá de eso.

La joven se presento aunque por un segundo dudo en decirle a que se dedicaba, finalmente comento que trabajaba en un burdel de la ciudad, Lein no juzgaba a nadie por lo que no le pareció algo malo que ella trabajara allí después de todo, un trabajo es un trabajo por desagradable que sea - Bueno todos debemos tener una fuente de subsistencia, no podemos simplemente tirar a morir por no clasificar a un trabajo glamoroso - le comento, solo para que no se sintiera incomoda revelando su identidad.

Por fin pudo detallar a la chica, un poco mas baja que el de cabellos rubios y ojos celeste, un cuerpo escultural y una piel perfecta, casi parecía un ángel caído del cielo si es que tal cosa podría existir, parecía que en parís los únicos ángeles que habitaban eran los de la muerte esperando sus victimas detrás de cada esquina.

La joven lo invito a acompañarle, después de todo donde habían dos habrían mas vampiros, en parís uno nunca estaba seguro ni siquiera a plena luz del día - Sera un placer acompañarle señorita - le respondió mientras hacia una pequeña reverencia tocando la punta de su sombrero, la llevaría hasta sus destino para asegurarse que llegara bien y seguiría su camino. O ese era el plan inicial.

Se pusieron en marcha mientras conversaban un poco sobre lo ocurrido, le explico que no solo los entes de la iglesia poseen las habilidades para enfrentar a lo sobrenatural, también habían personas ajenas a la iglesia que dispensaban justicia en las calles de parís y le comento que el formaba parte de dicho grupo. Obvio los detalles importantes como la razón por la que estaba allí, con quien había venido y de que su familia era una importante familia de cazadores en Londres, todos esos detalles que podrían costarle la vida mas adelante los guardo.

- Veo que tiene espíritu por como se enfrento a esos vampiros, si así lo desea puedo enseñarle un par de cosas para evitar problemas en el futuro - se ofreció a entrenarla en lo básico para poder defenderse, lo había intentado sin efecto alguno hacia algunos minutos por lo que noto que estaba dispuesta a enfrentar al miedo, eso es algo bueno y ciertamente algo que la ayudaría en su futuro.

por **Gene M. Garbo** Lun Mayo 11, 2015 1:19 am

Mientras nuestros pasos se aseguraban por las sombras de las calles a esa hora de la noche, la conversación que manteníamos me hizo perder el conocimiento en el tiempo y espacio, no sabía por dónde íbamos, realmente caminaba por pura inercia, absorta en las palabras que aquel hombre decía; ¿acaso podía ser cierto? Podían seres que no tenían lazo alguno con la iglesia matar así a los seres que abundan entre las sombras de la noche oscura, sería verdad todo ello. Jamás había conocido a alguien que se dedicara por propia cuenta a ella y de paso que creyera que hasta yo podía hacerlo. Por segundos imaginé el poner en esa situación, en la misma que él, pero me resultó gracioso por una simple razón, era demasiado torpe y apostaba que terminaría con el arma en el piso.

Comencé a reírme al imaginar ello pero para no ofender al caballero negué con la cabeza con las manos moviéndolas en negación también frente a mi pecho –Oh no, joven yo no podría usar un arma, realmente creo que se me terminaría cayendo o se me trabaría eso y no podría usarla, digamos que la torpeza va con el paquete este que dice de tener espíritu– las calles se me hacían algo desconocidas hasta que volví a ver bien el sendero, y era el mismo que había tomado de vuelta al burdel, alcé la vista a los cielos mirando lo oscura que era igual que todo en mi vida, y con apenas rayos de luz de las bellas estrellas –Es una linda noche, muy estrellada me pregunto porque no saldrá la luna en noches así, quizás porque no quiere que ciertos seres salgan y arruinen la vista de los mortales casi normales. Sabe, usted es la primera persona que no se escandaliza porque sea cortesana o ayudante de burdel, y también la primera persona que no piensa en “vamos chica cuanto por abrirte de piernas”– comienzo a reírme sin parar, sobre todo porque esa última frase la dije en un tono burlón con el tinte en la voz como si fuera de un hombre rudo y fornido.

Las calles se me hacían pesadas porque sabía que pronto tendría que entrar a trabajar y eso no me gustaba bajo toda esa presión y los borrachos que terminaban molestando, así que idee ir por los caminos más largos entre los callejones y calles menos transitadas, todo con tal de demorar mi llegada al burdel, así al menos tendría excusa de que fue por causa de la modista, agarre bien aquel paquete decidida a ejecutar mi plan, esperaba que al menos el hombre no se diera cuenta y si lo hacía no se molestara por hacerle perder su tiempo.

Doblamos por una de las esquinas alejándonos del sendero que conducía por línea recta hacia el burdel, avanzando lentamente por aquel nuevo camino, me arriesgue a hacer más conversación, al menos quería conocer al hombre que me había ayudado sin pedir algo a cambio ¿o será que me pedirá algo al final? ¿Será que me pedirá información?, mordí mi labio inferior dejando de pensarlo tanto para dejar que las palabras salgan por si solas. Tosí un poco mirando hacia un lado –Disculpe Señor Ashford, ¿podría hacerle una pregunta? Espero que no me lo tome a mal, pero la llevo pesando en esto desde que nos vimos en aquel callejón con aquellos tipos, sabe– ladee la cabeza de lado a lado por los nervios que me ocasionaba formular las preguntas.

–Si usted no tiene lazo con la iglesia ¿Qué lazo tiene para hacer esto? ¿por qué lo hace? ¿Qué es entonces usted?, Acaso usted es un ser de la noche también– esa última frase al susurre bien bajo mientras tragaba en seco por miedo a la respuesta, porque de ello sabría si ahora estaba en un mayor peligro o quizás solo era mi mente nerviosa que imaginaba cosas, incluso con eso sabría si aquel hombre me pediría algo a cambio más adelante. En esta profesión en la que uno vive no se puede confiar a ciegas en lo que la gente le muestra porque siempre le pedían a uno algo a cambio y eso me lo dejó bien demostrado aquel ser de colmillos.

por **Leinhart A. Ashford** Lun Mayo 25, 2015 10:33 am

La noche se hacia cada vez mas oscura y silenciosa, casi perfecta para que una horda de vampiros o una manada de licantropos se abalanzaran sobre el cazador y su protegida, odiaba esa sensación, no le daba paz ni tranquilidad, se sentía observado, vigilado y eso lo desesperaba, si realmente había algo allí fuera que diera la cara de una buena vez y se comiera su ración de plomo y acero correspondiente. Luego casi de la nada la joven comenzó a reír de una manera muy agradable lo que lo saco de su pequeño trance auto defensivo, - Bueno, realmente solo hace falta afinar los reflejos, después de ello estoy seguro de que usted seria tan letal como las criaturas que la perseguían. - le dijo sonriente, una faceta no muy común en el hombre, por lo menos no mientras estuviera de cacería.

Miro hacia arriba cuando la joven remarco la hermosa noche estrellada, se mantenía tan ocupado que casi nunca tenia tiempo de contemplar las estrellas, eran realmente bellas y el cielo estaba repleto de ellas, sin esconderse ni flaquear ante las tenues luces de la ciudad, un verdadero espectáculo, no pudo evitar preguntarse si tras tanta belleza realmente habría un Dios allí arriba, volvió la mirada hacia la joven y respondió - Verdaderamente es una hermosa noche. - tomo un respiro leve y continuó entre risas por aquella voz fingida - Bueno, no todos podemos tener trabajos glamorosos o absurdamente pagados. - dio una pequeña pausa y completo - O seguros - refiriéndose últimamente a su propia profesión, cazar seres nocturnos no era el trabajo mas seguro de la historia, era bien pagado aunque realmente el no lo necesitaba pero de cualquier manera no era para nada seguro. Le dio una buena mirada a la joven, no era para nada despampanante pero si tenia su cierto atractivo aunque, de alguna manera no la veia encajando en esa profesión que había elegido. o ¿sera acaso que no la eligió?

Siguió a la joven por aquel misterioso desvío que había tomado, se percato de ello pero no le dio importancia, solo asumió que querría demorar su llegada lo que reforzaba la teoría de que ella no había elegido esa profesión, claro, no descartaba la opción de que por alguna razón esta joven lo estuviera llevando hacia una trampa, después de todo los cazadores a diferencia de los inquisidores no eran los personajes mas queridos en la ciudad; la realidad era que eran considerados por algunos peores que los vampiros, licantropos y la iglesia ya que estos últimos mataban por necesidad, para alimentarse o sobrevivir, la iglesia lo hacia en nombre de Dios pero un cazador mataba por pocas razones, entre ellas venganza o simple tradición, ambas razones aplicaban al inglés.

repentinamente la actitud de la joven cambio, parecía un poco nerviosa ahora, tosió disimuladamente para luego llamar la atención del cazador con una pregunta, aun no podía entender como es que alguien sin lazos con la iglesia podía llevar a cabo una cacería, lo llego a considerar otro ser nocturno mas a lo que Lein no pudo evitar mas que bromear al respecto, la miro con los ojos entre cerrados creando un poco de misterio entre ellos y dijo - ¡SI! soy un temible vampiro y no podía dejarle mi cena a aquellos seres inferiores - se acercó a la joven en tono amenazador y luego.... sonrió - Solo bromeo, soy tan humano como usted. - se sentía extraño de poder bromear con alguien de esa manera, ciertamente no era normal en el hacerlo, mucho daño había sufrido en el pasado que lo habían encerrado en una especie de cascara.

- Vera, no hay un poder oculto o alguna ayuda celestial detrás de lo que la iglesia hace, es lo que le hacen creer a la gente si, pero eso esta muy lejos de la verdad. La realidad es que lo único místico y poderoso detrás de un cazador, es su espíritu, su deseo de supervivencia. - le explico detalladamente para que no hubieran confusiones, - Siempre que un hombre o una mujer quiera vivir, podrá luchar cualquier mal que venga a su vida, incluidos aquellos seres nocturnos para los que no somos mas que comida o mascotas. - volteo nuevamente su mirada hacia la joven y dedicándole una mirada reconfortante le dijo - No debe temerme, no mato humanos - luego volteo su mirada hacia el camino delante de ellos y siguió caminando, esperaba haberle dado tranquilidad mental a la joven, - Y no, no es necesario me pague. Solo hice lo que era correcto en aquel callejón. - le dijo finalmente para aclarar que no debía hacer nada por el en respuesta a que le salvara la vida, no era necesario en lo mas mínimo.

por **Gene M. Garbo** Jue Jun 18, 2015 7:19 pm

Con el brío de la noche que nos invitaba a perdernos en ella, adentrarnos en lo desconocido por la aventura de descubrir aquello, claro que eso tampoco era parte de mis planes o del diario vivir que llevaba, ¿Qué podía hacer una simple ayudante de burdel? Esa, era la pregunta más fácil de contestar porque solo había una palabra, Nada, simplemente estar a merced de las órdenes de quien le dio el hogar que no tenía, estar atenta a las necesidades del lugar y correr con presteza a solucionarlos, eso es lo que se espera y me espera. ¿Por qué? Siempre es la pregunta silenciosa de los labios que no se atreven a emitirla pero sus miradas las formulan, lo sé, puedo verlas y solo les sonrió como si con ello les dijera “ni yo mismo sé que hago aquí” pero la verdad si sé.

Suspiro unos instantes cuando el hombre que me acompaña asegura que podría ser una letal contendiente, miro mis manos a disimulo imaginando que esas mismas podrían lastimar a alguien y comienzo a reír, una risa que me hace hipar hasta con pequeñas lágrimas, no había reído hacía dese hacia mucho tiempo precisamente desde que era una cría, limpie mi rostro negando –no quiero faltarle el respeto, pero créame, estas manos no son para golpear si a duras penas y causo rasguños, ya lo viví, no lastiman mucho mejor dicho lo que causan es risa, gracia y burlas, apenas puedo dar golpes, aunque creo que con palos si podría– otra risa y niego completamente pidiendo las excusas pertinentes por mi comportamiento un tanto reacio y negativo pero soy realista de mi propia fuerza.

Medito sus palabras y luego caigo en cuenta de algo –Para ser letal tendría que ser vampira como ellos, pero sería muy aburrido eso de la “completa eternidad” ya sabe, pasar toda la vida buscando comida sin poder morir, sin apreciar el cálido sol sobre la piel cuando uno se despierta, si poder correr libremente, sería muy triste esa vida al final, triste y solitaria, al menos yo sé que puedo morir fácilmente, pero ellos no– muerdo mi labio inferior un poco para luego sonreír con calma hasta que la bromita de “soy un vampiro” me deja helada, sentí como todo mi cuerpo se petrificó y los ojos quedaron bien abiertos como dos enormes platos, todo eso hasta que él mismo anunció la broma. Reí entrecerrando los ojos, era una risa forzada y por esa broma le di un golpecito en el brazo –Vaya broma casi me desmayo de un infarto o pensaba en salir corriendo, aunque creo que hubiera hecho lo segundo, salir corriendo como una loca con manos arriba pidiendo ayuda en todas direcciones, aunque creo que soy más peligrosa que usted señor vampiro-cazador– muevo la cabeza riéndome

Nos adentramos más por aquellos callejones, llevándolo por un sinfín de laberintos de calles, prácticamente ya estaba perdida pero no quería ir a trabajar, le mire y sonreí –No se preocupe, no le llevaré a ninguna trampa, solo no quiero volver al trabajo pronto, la noche es tan linda que uno no tiene mucho tiempo para apreciarla como se debe, solo eso– seguimos por los callejones hasta otro más iluminado –todos luchamos por algo y no creo que solo esos seres nos vean como comida o mascotas, algunos humanos también nos toman así, por eso hay esclavos, personas que son vistas como mascotas sin almas sin derecho a nada, nos matan los propios humanos de muchas formas y todo está perdonado porque “somos de su propiedad”, al menos los vampiros o lobos lo hacen por hambre pero el hombre, solo tiene hambre de poder, entonces ¿Quién es más bestia Aquellos seres de la noche el mismo ser humano?– suspiro con un deje de tristeza al recordar mi pasado pero enseguida lo dejo hacia atrás con una sonrisa que borra todo ese rastro amargo.

–El espíritu es tan fuerte de quien sea cuando desea lograr algo, no solo supervivencia, yo creo que nuestros espíritus fuertes nos ayudan a seguir día a día para encontrar algo mejor, algo que nos llene por completo y eso sucede poco a poco cuando el sol del nuevo día nos alcanza, y ese espíritu nos lo da el creador o el altísimo, no voy mucho a la iglesia, pero estoy segura que si somos de ese espíritu de lucha diaria es porque nos alienta sin que sepamos que es el o quizás somos nosotros mismos que nos damos ese aliento debido a nuestros pasados tormentosos, oscuros y dolorosos– muerdo mis labios mirando al joven con una media sonrisa que es prácticamente falsa porque un punzaba en mi corazón me recordó lo que había olvidado ya.

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