Espejismos || libre

por **Owen M. Tzavaras** Sáb Mar 14, 2015 12:19 am

Somos lo que somos porque así lo queremos.

Muy de mañana con el sol ante de salir un padre deja a su pequeño hijo dormir, es fin de semana y aun así tiene que trabajar la diferencia es el lugar, generalmente en la semana trabaja en el museo pero hoy ha decidido trabajar en su hogar a la vista de su niño que no tarda en despertarse.

La institutriz tiene día libre y la extraña, ¿por qué? Su corazón se entristece en ese día porque no la ve, porque no sabe de ella, porque desea escuchar su sonrisa y esos cabellos largos moviéndose de lado a lado. La única mujer que le ha agradado a su hijo ¿instinto? Puede ser o a lo mejor se puede considerar que su pequeño no le inspira desconfianza debido a que su padre se ha mantenido lejos de aquel ángel.

Agita los cabellos pensando y pensando en la mujer. Cansado y aburrido de ello toma la tarde libre de su trabajo llevando a su pequeño al museo. La admiración y curiosidad del pequeño es bien aceptado por su padre y el lugar que lo invita a descubrir más y más secretos. Entrando a la parte de esculturas antiguos, su padre le indica que muchos de los objetos él los ha traducido, les ha limpiado dejándolos impecables para ser bien vistos por las personas. El niño se sorprende del trabajo de su progenitor admirando una a una las esculturas.

Su mente le juega trucos y cree verla en la sala contigua a las esculturas griegas, en las esculturas egipcias, corre directo hacia la mujer que se aleja, es igual a la que se alberga en su mente, se acerca con cautela a ella tocándole el hombro –Lea?– pregunta ansiando que sea ella. Lastimosamente no lo es.

por **Mickaella Sunder** Sáb Mar 14, 2015 11:11 am

El museo.Uno de su lugares favoritos en todo el mundo pues en el albergaba la pasion de muchos hombres que decadas o incluso siglos atras habian dejado plasmados sus sentimientos sobre un lienzo o una escultura.Asi que una tarde mas habia decidido acudir a el,buscando la inspiracion que en esos momentos le faltaba,buscando a la musa que se habia escondido de ella,pero una vez mas,sufrio un fracaso estrepitoso.Suspirando decidio marchar a casa donde le aguardaba su lienzo inacabado,un lienzo cuyo rostro estaba aun sin terminar pues a pesar de que se habia superado en todo lo demas, la imagen que deseaba no acudia a su cabeza.

Andaba ya de camino a la salida cuando un hombre le toca el hombro,preguntandole por un nombre al cual ella no respondia.Sintio la pena y la decepcion del hombre,el rostro de la muchacha en cuestion y con ternura intento animarle.

-Me temo que se ha equivocado señor, no soy la joven que busca,pero espero que la encuentre pronto.

por **Owen M. Tzavaras** Vie Mar 27, 2015 1:42 pm

Aun cuando él sabía que aquella joven no era la que ha cautivado su corazón se niega a soltarle hasta que la misma voz de ella le da la razón de sus pensamientos, si, ella no era la causante de que sus pensamientos estén tan atisbados y confusos conforme a aquellos cabellos, negó rotundamente pidiendo las excusas correspondientes a la afectada por su equivocación. –Lo siento señorita, he cometido un error, disculpe no quise molestarla ni incomodarla para nada– suelta aquel hombro con una mirada de tristeza regresándola a su pequeño hijo que con alegría se movía por el lugar –Algunas cosas no pueden ser, la vida no es tan fácil como uno cree– medio sonríe aunque esta dicha no le alcanza a los ojos como suele hacerlo la mayoría de las veces.

Realiza una reverencia a la dama en modo de saludo extendiendo la mano hacia la dama –Permita que me enmiende mi error y el mal rato que le hice pasar, ¿me lo permite?– una nueva sonrisa en la que muestra seguridad y confianza, su personalidad amable ha hecho aparición junto a su caballerosidad, aunque su hijo se acerca a él mirando serio a la señorita –Mi nombres es Owen Tzavaras y este es mi hijo Frank, acompáñenos señorita por favor – mira a su hijo el cual avanza con una mirada entrecerrada sonriendo falsamente.

Al pequeño no le agradan las mujeres cerca de su padre.

por **Mickaella Sunder** Vie Abr 03, 2015 8:32 pm

La tristeza tan evidente de aquel hombre me hizo sentir lastima por el,el desamor era muy malo y aunque ella por suerte no lo conocia, sabia de gente muy cercana que lo habia vivido.Le sonrio para intentar infundirle animo y nego con la cabeza.

-No se preocupe, que una equivocacion la tiene cualquiera y para nada ha sido una molestia.Y no, desafortunadamente la vida no es nada facil.

Ella lo sabia mejor que nadie, pues habia vivido aislada por culpa de sus poderes, siendo repudiada por los demas niños de su edad al considerarla diferente,extraña,hasta que su abuela le enseño que era mejor ocultar aquellas sutiles diferencias a los ojos de los demas,pues podria salir mal parada por ello.Despues llego su muerte, la muerte de la unica persona que la conocia y la ayudaba en los peores momentos, una que le habia marcado mucho.

Despues se presento, y no pude evitar sonreir a aquel chiquillo que me miraba con una sonrisa en los labios y ¿rencor? en aquellos bellos ojos infantiles.No pude evitar una sonrisa al verlo y me dirigi directamente a el.

-Yo soy Mickaella y me encantaria acompañaros, pero creo que al joven Frank no le hace demasiada gracia que su padre tenga compañia.

por **Owen M. Tzavaras** Lun Abr 27, 2015 6:52 pm

Las palabras de la mujer crearon en él una sonrisa con la mano izquierda que agitaba los cabellos de la nuca con los nervios que subían debido ante el comentario sobre su pequeño, y es que era verdad, al infante no le hacía nada de gracia a ver a cualquier fémina cerca de su progenitor quizás porque este siempre le cumplió todo capricho y jamás le había castigado físicamente más que sólo regaños, o quizás porque aquel hombre siempre se mantuvo solo por su hijo.

Mueve la cabeza de un lado a otro en afán de mostrar desconocimiento pero más era la vergüenza por lo que su hijo mostraba en su descontento –La verdad no sé qué decirle, siempre lo regaño por su comportamiento con las damas pero no me hace caso, quizás solo es miedo ¿qué cree usted señorita Mickaella?, creo que debo hacerlo pasar más con las damas para que se acostumbre a ellas, ha pasado mucho tiempo entre hombres que al parecer no las considera a respeto a las mujeres, o quizás sea mi culpa por haberlo malcriado mucho y no ponerle las reglas necesarias, ya no sé qué creer más ahora que está ella– suspira recargando su brazo derecho sobre una de las pilastras de aquel museo, justo en aquella sala.

Un suspiro aquejado para borrar todo pensamiento –Bueno, bueno empecemos, ¿Qué le gustaría visitar en el museo, señorita?– se acomoda el traje con una sonrisa de oreja a oreja, como si fuera parte de su trabajo hacer visitas al museo, aunque en su departamento ciertas ocasiones lo hacía, pero muy raras veces lo hacía.

por Contenido patrocinado

Espejismos || libre

Espejismos || libre

Re: Espejismos || libre

Re: Espejismos || libre

Re: Espejismos || libre

Re: Espejismos || libre

Re: Espejismos || libre