AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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A Familiar Reunion? // Flora Levallois & Leinhart A. Ashford
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A Familiar Reunion? // Flora Levallois & Leinhart A. Ashford
Fue una noche dura para los Ashford, una caza que al principio parecía ser fácil, pero se prolongo por unas horas al tener que rastrear y perseguir a un vil licántropo. Por suerte la noche termino con éxito, y sin ninguna muerte por el lado de los cazadores. Lentamente iba formando un pequeño grupo de cazadores gracias al negocio que había logrado formar en Paris, para encubrir sus operaciones. Al terminar la noche todavía era joven o por lo menos para los ojos de Luke, así que no dudo en ir a disfrutar unos tragos a la taberna y quizás algo mas.
Llego a la mansión horas después, un poco borracho pero no lo suficiente como para haberse perdido... otra vez. Tratando de no hacer ruido para no levantar a su hermano, y ahorrarse cualquier cosa que le pudiera decir, llego a su habitación y se desplomo en su cama, fue una noche larga y solo quería dormir por horas, sin que nadie lo molestara. La mañana había llegado rápidamente, sus sueños se vieron interrumpidos por su hermano que lo medio despertó para decirle que iba a salir por unos momentos. Luke entre balbuceos y gruñidos, hizo señas con su mano de que lo había escuchado, pero la realidad era que no estaba consiente de sus movimientos y mucho menos despierto.
Unas horas pasaron, Luke se levanto, todavía era temprano y no se acostumbraba a despertarse a estas horas, le dolía un poco la cabeza y parte de lo que hizo la noche anterior estaba aun borroso. Se aseo, se puso una camisa sin cerrar los botones y calzoncillos bastante sueltos no se molesto en los pantalones, salió de su habitación, -¿Angelos?- llamo por su hermano, no recordaba que horas anteriores le había dicho que iba a salir, -Debe de haber salido, raro que no me dijera nada- se dijo a si mismo.
Estirándose y bostezando aun con un poco de sueño se dirigió al jardín, donde el desayuno lo esperaba como siempre, generalmente para el ya era un almuerzo debido a las horas que siempre se levantaba, pero ese día se había logrado despertar antes de el medio día. Se dispuso a disfrutar de su desayuno, un café mañanero que bastante que lo necesitaba, tomo unos cuantos sorbos, cuando escucho voces en la entrada, era su hermano, pero también escucho una vos femenina. Se levanto rápidamente con la taza de café en sus manos, no estaba vestido para visitas pero no le molestaba la verdad, -¡Mi calvo hermano!- exclamo subiendo los brazos, -No te molestaste en decirme que saliste, y yo aquí preocupado- bromeo como siempre, todo esto antes de dirigir la mirada hacia la joven, -Oh disculpe mi atrevimiento señorita, soy Luke, el hermano apuesto- hizo una pequeña reverencia, aun semi desnudo, -¿Y tu eres?- con una sonrisa y mirandola directamente a los ojos habia algo familiar en ellos.
Llego a la mansión horas después, un poco borracho pero no lo suficiente como para haberse perdido... otra vez. Tratando de no hacer ruido para no levantar a su hermano, y ahorrarse cualquier cosa que le pudiera decir, llego a su habitación y se desplomo en su cama, fue una noche larga y solo quería dormir por horas, sin que nadie lo molestara. La mañana había llegado rápidamente, sus sueños se vieron interrumpidos por su hermano que lo medio despertó para decirle que iba a salir por unos momentos. Luke entre balbuceos y gruñidos, hizo señas con su mano de que lo había escuchado, pero la realidad era que no estaba consiente de sus movimientos y mucho menos despierto.
Unas horas pasaron, Luke se levanto, todavía era temprano y no se acostumbraba a despertarse a estas horas, le dolía un poco la cabeza y parte de lo que hizo la noche anterior estaba aun borroso. Se aseo, se puso una camisa sin cerrar los botones y calzoncillos bastante sueltos no se molesto en los pantalones, salió de su habitación, -¿Angelos?- llamo por su hermano, no recordaba que horas anteriores le había dicho que iba a salir, -Debe de haber salido, raro que no me dijera nada- se dijo a si mismo.
Estirándose y bostezando aun con un poco de sueño se dirigió al jardín, donde el desayuno lo esperaba como siempre, generalmente para el ya era un almuerzo debido a las horas que siempre se levantaba, pero ese día se había logrado despertar antes de el medio día. Se dispuso a disfrutar de su desayuno, un café mañanero que bastante que lo necesitaba, tomo unos cuantos sorbos, cuando escucho voces en la entrada, era su hermano, pero también escucho una vos femenina. Se levanto rápidamente con la taza de café en sus manos, no estaba vestido para visitas pero no le molestaba la verdad, -¡Mi calvo hermano!- exclamo subiendo los brazos, -No te molestaste en decirme que saliste, y yo aquí preocupado- bromeo como siempre, todo esto antes de dirigir la mirada hacia la joven, -Oh disculpe mi atrevimiento señorita, soy Luke, el hermano apuesto- hizo una pequeña reverencia, aun semi desnudo, -¿Y tu eres?- con una sonrisa y mirandola directamente a los ojos habia algo familiar en ellos.
Luke J. Ashford- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 12/02/2015
Re: A Familiar Reunion? // Flora Levallois & Leinhart A. Ashford
Otro licántropo había muerto esa noche ante los hermanos Ashford, este en particular era bastante bueno cubriendo sus huellas por lo que habían pasado toda una noche rastreándolo, si bien durante la noche son mas letales durante ese tiempo es que son mas fáciles de rastrear, ¿cada cuanto tiempo se ve un lobo gigante caminando por allí matando gente? Solo durante las lunas llenas, momento perfecto para cazarlos sin que se preste a confusiones por otro humano mas. Finalmente una vez terminada esta cacería volvieron directo a la mansión, o mas bien Angelos volvió a la mansión mientras su hermano se iba a beber y atender sus otros vicios, ya estaba cansado de reprocharle este comportamiento así que simplemente lo dejo ir deseándole suerte -aunque no la necesitara-
A la mañana siguiente, junto con la salida del sol ya Angelos se encontraba despierto, vivo y espabilado; cosa que no se podía decir de su hermano menor, quien aun se encontraba medio inconsciente en su cama, le aviso que saldría por unos momentos a la ciudad y que volvería dentro de pocas horas, Luke solo refunfuño entre dientes y le hizo una seña con la mano, su marca personal que le decía al mayor "en estos momentos estoy en automático, cuando despierte no recordaré nada de esto". Suspiro en diversión de la actitud de su hermano y se retiro, sus personalidades eran tan diferentes y contradictorias que la mayor parte no hacían mas que causarse gracia el uno al otro, como si de bromas tontas se tratase.
Se dirigió a la finca de su sobrina adoptada, Flora quien lo esperaba para prestarles a los hermanos su ayuda como hechicera, ya Angelos se había encontrado con ella hacia unos días y le había explicado toda la situación, la muerte de Lucille, el vampiro que buscaban y las personas que necesitarían para cumplir esta misión, personalmente Flora nunca conoció a la Ashford menor, solo sabia de ella por las historias que Angelos le contaba, nunca revelo que era cazadora, solo que poseía grandes habilidades para ser una.
Una vez en la finca se encontró con Flora en el jardín frontal, estaba leyendo un libro mientras esperaba a su pseudo-tio,
- Mi bella Flora, espero no haberte hecho esperar mucho. -
Dijo acercándose a ella con su sombrero en mano ceñido a su pecho en señal de respeto, compartieron un familiar abrazo y se pusieron en camino. Durante el viaje compartieron bromas e historias de su pasado, mas que todo cacerías de los Ashford ya que le quería dar un poco de perspectiva a la joven sobre sus métodos y su política irrevocable contra los sobrenaturales.
Luego, una vez acercándose a la mansión decidio que tal vez debía advertirle sobre su hermano,
- Tal vez quieras saber que mi hermano, Luke..... -
Tomo un breve respiro antes de continuar
- ..... Es especial -
No pudo evitar soltar una pequeña risa mientras lo decía, seguramente Flora y el serian un interesante par con el que andar.
Finalmente llegaron a la mansión, la puerta principal hecha de madera fina de roble con decoraciones en oro y plata, un buen preámbulo para el lujoso interior de la misma, Angelos tomo la perilla y abrió la puerta dándole paso a la joven al interior,
- Después de ti -
No dio dos pasos en el interior cuando escucho a su hermano saliendo del comedor, una camisa sin abotonar y calzoncillos, típico de el, hacia imposible considerarlo uno de los mejores cazadores con vida, pero a fin de cuentas lo era y una vez que tenia sus pantalones y sus armas era una de las personas mas letales en el mundo
- ¡Hermanito! Veo que la noche te trato bien ¿no? -
Le saludo jovialmente,
- ¿Tan preocupado que no pudiste retener tus pantalones? -
realmente le daba un poco de pena que se mostrara así ante Flora pero ya el daño estaba hecho, una vez Luke se presento ante ella Angelos completo
- Te lo dije, especial. -
Riéndose por la naturalidad con la que Luke manejaba la situación aun sin pantalones
A la mañana siguiente, junto con la salida del sol ya Angelos se encontraba despierto, vivo y espabilado; cosa que no se podía decir de su hermano menor, quien aun se encontraba medio inconsciente en su cama, le aviso que saldría por unos momentos a la ciudad y que volvería dentro de pocas horas, Luke solo refunfuño entre dientes y le hizo una seña con la mano, su marca personal que le decía al mayor "en estos momentos estoy en automático, cuando despierte no recordaré nada de esto". Suspiro en diversión de la actitud de su hermano y se retiro, sus personalidades eran tan diferentes y contradictorias que la mayor parte no hacían mas que causarse gracia el uno al otro, como si de bromas tontas se tratase.
Se dirigió a la finca de su sobrina adoptada, Flora quien lo esperaba para prestarles a los hermanos su ayuda como hechicera, ya Angelos se había encontrado con ella hacia unos días y le había explicado toda la situación, la muerte de Lucille, el vampiro que buscaban y las personas que necesitarían para cumplir esta misión, personalmente Flora nunca conoció a la Ashford menor, solo sabia de ella por las historias que Angelos le contaba, nunca revelo que era cazadora, solo que poseía grandes habilidades para ser una.
Una vez en la finca se encontró con Flora en el jardín frontal, estaba leyendo un libro mientras esperaba a su pseudo-tio,
- Mi bella Flora, espero no haberte hecho esperar mucho. -
Dijo acercándose a ella con su sombrero en mano ceñido a su pecho en señal de respeto, compartieron un familiar abrazo y se pusieron en camino. Durante el viaje compartieron bromas e historias de su pasado, mas que todo cacerías de los Ashford ya que le quería dar un poco de perspectiva a la joven sobre sus métodos y su política irrevocable contra los sobrenaturales.
Luego, una vez acercándose a la mansión decidio que tal vez debía advertirle sobre su hermano,
- Tal vez quieras saber que mi hermano, Luke..... -
Tomo un breve respiro antes de continuar
- ..... Es especial -
No pudo evitar soltar una pequeña risa mientras lo decía, seguramente Flora y el serian un interesante par con el que andar.
Finalmente llegaron a la mansión, la puerta principal hecha de madera fina de roble con decoraciones en oro y plata, un buen preámbulo para el lujoso interior de la misma, Angelos tomo la perilla y abrió la puerta dándole paso a la joven al interior,
- Después de ti -
No dio dos pasos en el interior cuando escucho a su hermano saliendo del comedor, una camisa sin abotonar y calzoncillos, típico de el, hacia imposible considerarlo uno de los mejores cazadores con vida, pero a fin de cuentas lo era y una vez que tenia sus pantalones y sus armas era una de las personas mas letales en el mundo
- ¡Hermanito! Veo que la noche te trato bien ¿no? -
Le saludo jovialmente,
- ¿Tan preocupado que no pudiste retener tus pantalones? -
realmente le daba un poco de pena que se mostrara así ante Flora pero ya el daño estaba hecho, una vez Luke se presento ante ella Angelos completo
- Te lo dije, especial. -
Riéndose por la naturalidad con la que Luke manejaba la situación aun sin pantalones
Leinhart A. Ashford- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 87
Fecha de inscripción : 12/02/2015
DATOS DEL PERSONAJE
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Datos de interés:
Re: A Familiar Reunion? // Flora Levallois & Leinhart A. Ashford
La familia, la familia era algo peculiar...te unía por sangre fuera lo buena o mala que fuera y te unía por gratitud, empatía y cariño a personas que poco a poco llegaban a lo largo de la vida. Ella se sentía feliz de tener que estar esperándolo en este momento para por fin conocer donde vivía, sabía que con él cerca estaría más tranquila y más segura. O bueno, eso esperaba. El grimorio se le hacía una excelente lectura, ya casi copaba sus hojas, pero no deseaba dejarlo...haría que el mejor librero se tomara el tiempo de arreglarlo, pero haría que viniera a casa, allí ante los ojos de ella y con unos cuantos hechizos...haría que viera lo que ella deseaba e ignorara lo que ella cuidaba. El anciano callaría con entusiasmo para arreglar el preciado libro que su madre le había regalado...suponía que eso era lo que le pasaba a cada bruja, un apego inmaterial y sentimental por lo que significaba el primer grimorio, su madre le decía que algún día estaría con ella para decirle que hacer, no era cierto...no estaba y para Flora era una nueva experiencia...o quizás le diría a su mayordomo...él todo lo sabía y conocía a gente de buenos contactos. El dinero todo lo hacía posible, pasó las hojas con calma, le gustaba hojearlo todos los días, practicaba, claro que lo hacía y experimentaba con lo que su corazón le decía. Ella sentía que las flores, las partes de los animales y la naturaleza le hablaba, su conexión hacía que estuviera unida a ellos, agradeciendo su sacrificio. Por ello debía cuidar su grimorio.
La hoja se hundió en su dedo, fácil cortó la piel y la sangre mojó el papel.
Suspiró dejando que a sangre cayera intencionalmente sobre la superficie blanca, era absorbida creando a su vez pequeñas vetas y manchas como diciendo no me olvides. Una de las amas de llaves que también hacían de nanas, corrió a consentir su dedo, ella se negó a ser atendida... - Pobre Anna, piensa que el alma se escapara por una herida...quién podía creer en aquellas cosas en esta época tan sofisticada?- en realidad la anciana lo pensaba, había trabajado con su padre desde que él estaba adolescente, ella era callada y temerosa, aún así daba la poca ternura que poseía con extremo cuidado. Flora la miró pensando en si ella le daría información a su padre sobre aquella casa, su vida, sus costumbres, si él ya sabía que ella tenía un lugar especial en el que se encerraba casi todos los días por dos horas, que salía de vez en cuando a los bosques, pantanos, lugares abandonados...a burdeles de vampiros de noche, casi siempre de noche, que tenía una marca en la parte de atrás de sus cuello y que se había entretenido las 2 veces que allí había estado, que quizás volvería...
Leyó entretenida una página del libro turquesa, una linda cita de Proverbios, quién diría que los cristianos mojigatos podían escribir algo divertido? La Biblia, volvió a recordar a Anna y su sonrisa distante. - Anna...- la llamó con la voz distraída mientras lamía la sangre de su dedo con un gesto infantil, correría a ayudarle...lo sabía...cuando la ama de llaves llegó a ella colocó su huella marcando la piel de la mujer con esta, pronunció algunas palabras y la nana entrecerró sus ojos como si fueran pesados y lentos. - Tienes contacto con mi padre, Nana?- preguntó serena cerciorándose de que nadie más estuviera, no quería que pensaran que ella torturaba a la servidumbre con su poder y de que la confianza se rompiera. - Sí, mi Niña.- con voz aletargada hablaba, pero a Flora le dolía...por qué hablaba con él? para qué?
- Sobre mi?- preguntó más inquisitiva. - Él lo intenta, yo finjo que le cuento todo sobre ti, pero jamas te traicionaría. Oro cada día para que estés bien, hayas tomado el camino que hayas tomado, recuerda que al cielo solo...- La mujer iba a soltar una cantidad de frases sobre la maldición de las hogueras y de los abismos para aquellas que practicaban la magia, la adolescente se había cansado, ya tenía lo que deseaba y no necesitaba que su tío llegara en ese momento para oír la palabra magia, hechicería o bruja. Aunque ya habían conversado de aquello, no deseaba abrir más quizás una invisible herida.
- De acuerdo, yo también te amo, Anna...eres una abuela para mi, prometes que seguirás cuidando de mi y jamas me traicionaras? - un sí de sonrisa tierna acompañado de un abrazo fue lo que recibió de ella, le creía y la dejaría en paz. - No recordaras esta conversación, de acuerdo?- acarició su rostro arrugado pero suave, rostro de abuelita.
- Lo siento, Tata...te ensucie, déjame limpiarte.- la chica se levantó limpiando con un pañuelo bordado la mancha de sangre, la sangre también era poderosa. Pensó en sus hermanos desaparecidos y en su madre, por ella no podía hacer nada, pero preguntaría a su tío si su padre le había comentado algo acerca de ellos. Una pista era una pista. Hablando del rey de Roma y él que aparecía. Atrás quedaba la anciana que pronto tendría su siesta, sin recordar lo sucedido, solo que por alguna razón no traicionar a la niña Levallois era el objetivo en su corta vida. - Fue un placer esperarte, Tío...- miró con un sonrisa gigante al hombre, radiante y lista para partir. El cabello recogido atrás con unos cuantos rizos libres, el vestido era exótico, el otoño estaba siendo piadoso con ellos y aprovechando el día de visita uno de los vestidos traídos de India quedaría perfecto. Así partieron hacía la madriguera de los Ashford, con risas e historias de sus batallas él la entretuvo, aunque ella no aceptaba del todo que ellos asesinaran a chicos y chicas como ella también, fuera por la razón que fuera. Le dolía...Intentaría entenderlo y agradarle en lo que pudiera, ella era buena para eso.
La curiosidad aumentaba cuando recordaba que él le había prometido hoy un secreto, algo importante para ellos, que ella estaba incluida y eso la hizo feliz. Era útil y fuerte. Jamas había visto muy de cerca al hermano menor de Angelos, lo recordaba lejano. Una sonrisa se le escapó con el deseo de preguntarle a que se refería con especial pero calló y solo lo vio sonreír, - se permitió pensar en que si el destino no hubiera decidido juntarlos como familia ella seguramente se habría enamorado de él-, ya casi llegarían y no deseaba romper su primera impresión con el otro ingles, le gustaba ser objetiva. La casa era magnifica y cada cosa estaba bien pensada, los caballeros tenían buen gusto y orgullosa siguió cruzando la puerta al interior, era cálido y agradable, una voz indiscutiblemente masculina provenía del fondo y la chica miró a su acompañante esperando su reacción, si debía saludar...saludaría, correr...correría, quemar...quemaría. Le demostraría que era fuerte y podía protegerlos. El hombre que apareció detrás de esas paredes era de lo más peculiar, estaba casi desnudo a no ser por una ropa interior fina pero descuidada, una barba despeinada y ni hablar de su cabello. Olía a fiesta, a día siguiente después de haberte pasado de copas, si no seguía ebrio era un milagro, quizás aquella particular forma de ser se debía a ello.
Flora no esquivó la mirada, una ligera sonrisilla le surcó los labios. - No recordaba que los ingleses sufrieran de calores en otoño, Sieur.- le dijo mirando su atuendo por completo, buscaba algún parecido entre los dos hermanos, existía pero la abundancia de cabello los diferenciaba en extremo...lo cual en verdad lo hacía parecer un transeúnte de la corte de los milagros. - Mi nombre es Flora, Flora Levallois.- claro que notaba lo especial que era, todo un primor y ejemplo para pequeños y grandes, aún así según lo que su tío le había contado...eran unos de los mejores cazadores, él la aceptaría? el extraño? Y si terminaba ardiendo en la hoguera por tan solo querer ayudarlo? - Es un placer conocerlo.- ya sabía su secreto o no?, inspeccionó aquel rostro que parecía agradable a simple vista. El día era joven y el solo brillaba en el cielo, la fresca brisa de otoño entró por los corredores, Angelos parecía divertido ante la situación, estaba segura que él no le haría nada? No le quedaba más que confiar, siempre lo había hecho y no existía razón alguna por la cual hacerlo ahora.
La hoja se hundió en su dedo, fácil cortó la piel y la sangre mojó el papel.
Suspiró dejando que a sangre cayera intencionalmente sobre la superficie blanca, era absorbida creando a su vez pequeñas vetas y manchas como diciendo no me olvides. Una de las amas de llaves que también hacían de nanas, corrió a consentir su dedo, ella se negó a ser atendida... - Pobre Anna, piensa que el alma se escapara por una herida...quién podía creer en aquellas cosas en esta época tan sofisticada?- en realidad la anciana lo pensaba, había trabajado con su padre desde que él estaba adolescente, ella era callada y temerosa, aún así daba la poca ternura que poseía con extremo cuidado. Flora la miró pensando en si ella le daría información a su padre sobre aquella casa, su vida, sus costumbres, si él ya sabía que ella tenía un lugar especial en el que se encerraba casi todos los días por dos horas, que salía de vez en cuando a los bosques, pantanos, lugares abandonados...a burdeles de vampiros de noche, casi siempre de noche, que tenía una marca en la parte de atrás de sus cuello y que se había entretenido las 2 veces que allí había estado, que quizás volvería...
"He perfumado mi cámara
con mirra , áloe y canela.
Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana,
hartémonos de amores."
con mirra , áloe y canela.
Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana,
hartémonos de amores."
Leyó entretenida una página del libro turquesa, una linda cita de Proverbios, quién diría que los cristianos mojigatos podían escribir algo divertido? La Biblia, volvió a recordar a Anna y su sonrisa distante. - Anna...- la llamó con la voz distraída mientras lamía la sangre de su dedo con un gesto infantil, correría a ayudarle...lo sabía...cuando la ama de llaves llegó a ella colocó su huella marcando la piel de la mujer con esta, pronunció algunas palabras y la nana entrecerró sus ojos como si fueran pesados y lentos. - Tienes contacto con mi padre, Nana?- preguntó serena cerciorándose de que nadie más estuviera, no quería que pensaran que ella torturaba a la servidumbre con su poder y de que la confianza se rompiera. - Sí, mi Niña.- con voz aletargada hablaba, pero a Flora le dolía...por qué hablaba con él? para qué?
- Sobre mi?- preguntó más inquisitiva. - Él lo intenta, yo finjo que le cuento todo sobre ti, pero jamas te traicionaría. Oro cada día para que estés bien, hayas tomado el camino que hayas tomado, recuerda que al cielo solo...- La mujer iba a soltar una cantidad de frases sobre la maldición de las hogueras y de los abismos para aquellas que practicaban la magia, la adolescente se había cansado, ya tenía lo que deseaba y no necesitaba que su tío llegara en ese momento para oír la palabra magia, hechicería o bruja. Aunque ya habían conversado de aquello, no deseaba abrir más quizás una invisible herida.
- De acuerdo, yo también te amo, Anna...eres una abuela para mi, prometes que seguirás cuidando de mi y jamas me traicionaras? - un sí de sonrisa tierna acompañado de un abrazo fue lo que recibió de ella, le creía y la dejaría en paz. - No recordaras esta conversación, de acuerdo?- acarició su rostro arrugado pero suave, rostro de abuelita.
- Lo siento, Tata...te ensucie, déjame limpiarte.- la chica se levantó limpiando con un pañuelo bordado la mancha de sangre, la sangre también era poderosa. Pensó en sus hermanos desaparecidos y en su madre, por ella no podía hacer nada, pero preguntaría a su tío si su padre le había comentado algo acerca de ellos. Una pista era una pista. Hablando del rey de Roma y él que aparecía. Atrás quedaba la anciana que pronto tendría su siesta, sin recordar lo sucedido, solo que por alguna razón no traicionar a la niña Levallois era el objetivo en su corta vida. - Fue un placer esperarte, Tío...- miró con un sonrisa gigante al hombre, radiante y lista para partir. El cabello recogido atrás con unos cuantos rizos libres, el vestido era exótico, el otoño estaba siendo piadoso con ellos y aprovechando el día de visita uno de los vestidos traídos de India quedaría perfecto. Así partieron hacía la madriguera de los Ashford, con risas e historias de sus batallas él la entretuvo, aunque ella no aceptaba del todo que ellos asesinaran a chicos y chicas como ella también, fuera por la razón que fuera. Le dolía...Intentaría entenderlo y agradarle en lo que pudiera, ella era buena para eso.
La curiosidad aumentaba cuando recordaba que él le había prometido hoy un secreto, algo importante para ellos, que ella estaba incluida y eso la hizo feliz. Era útil y fuerte. Jamas había visto muy de cerca al hermano menor de Angelos, lo recordaba lejano. Una sonrisa se le escapó con el deseo de preguntarle a que se refería con especial pero calló y solo lo vio sonreír, - se permitió pensar en que si el destino no hubiera decidido juntarlos como familia ella seguramente se habría enamorado de él-, ya casi llegarían y no deseaba romper su primera impresión con el otro ingles, le gustaba ser objetiva. La casa era magnifica y cada cosa estaba bien pensada, los caballeros tenían buen gusto y orgullosa siguió cruzando la puerta al interior, era cálido y agradable, una voz indiscutiblemente masculina provenía del fondo y la chica miró a su acompañante esperando su reacción, si debía saludar...saludaría, correr...correría, quemar...quemaría. Le demostraría que era fuerte y podía protegerlos. El hombre que apareció detrás de esas paredes era de lo más peculiar, estaba casi desnudo a no ser por una ropa interior fina pero descuidada, una barba despeinada y ni hablar de su cabello. Olía a fiesta, a día siguiente después de haberte pasado de copas, si no seguía ebrio era un milagro, quizás aquella particular forma de ser se debía a ello.
Flora no esquivó la mirada, una ligera sonrisilla le surcó los labios. - No recordaba que los ingleses sufrieran de calores en otoño, Sieur.- le dijo mirando su atuendo por completo, buscaba algún parecido entre los dos hermanos, existía pero la abundancia de cabello los diferenciaba en extremo...lo cual en verdad lo hacía parecer un transeúnte de la corte de los milagros. - Mi nombre es Flora, Flora Levallois.- claro que notaba lo especial que era, todo un primor y ejemplo para pequeños y grandes, aún así según lo que su tío le había contado...eran unos de los mejores cazadores, él la aceptaría? el extraño? Y si terminaba ardiendo en la hoguera por tan solo querer ayudarlo? - Es un placer conocerlo.- ya sabía su secreto o no?, inspeccionó aquel rostro que parecía agradable a simple vista. El día era joven y el solo brillaba en el cielo, la fresca brisa de otoño entró por los corredores, Angelos parecía divertido ante la situación, estaba segura que él no le haría nada? No le quedaba más que confiar, siempre lo había hecho y no existía razón alguna por la cual hacerlo ahora.
Flora Levallois- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 09/01/2015
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