The Silence and the Nightmare [Asagi]

Si había algo que admirar de Alexis era esa resistencia, podía notar en su mirada como se aferraba a seguir viviendo y eso causo una irónica tristeza en Asagi. Suspiró al sentir como le apretaba con los labios pues a pesar de lo que había dicho su miembro pareció disfrutarlo pues entre mas estrecho mejor. Desvió un poco la mirada para ver a Kei y suspiró. -¿Me detengo? –Le preguntó de forma burlona aunque todos ahí sabían que pasaría lo contrario. -¿No eres tú el defensor de humanos como este muchacho? –Susurró mientras salía de su boca y detenía los movimientos sobre el cuerpo de Alexis.


Sacó la vela y la arrojo a los pies de Kei. Solo para colocarse entre las nalgas del hechicero. –Vas a necesitar algo mas grande. –Susurró separándole las nalgas y empujando la cabeza de su pene sobre la cavidad que parecía ya lo bastante lastimada pero eso no le importo en lo mas mínimo, simplemente se empujó inclinándose sobre el cuerpo del humano para morder su piel. Le costaba trabajo penetrarle de la forma adecuada pues era virgen y se tensaba demasiado. –Vamos, relájate… -Susurró mordiendo su oreja. –Si lo haces te dejaré vivir. –Soltó una sonrisita encantadora y llena de amabilidad fingida pero sus orbes no se apartaron de Kei. Odiaba tener que verlo ahí, de esa forma, parado y petrificado pero sabía que aquello estaba haciendo algo con sus pensamientos y en sus recuerdos, y pensaba llegar hasta las últimas consecuencias con tal de tenerlo de regreso, incluso si eso implicaba matar a Alexis.

Sonrió alzando las caderas del brujo para mover la pelvis y empujarse con bastante fuerza sobre él hasta entrar de una sola estocada en su ano. Gruñó de placer al sentir lo estrecho que era, lo virgen y lo increíblemente excitante que le parecía. –Te sientes tan delicioso, Alexis… -Lamió sus labios y le sonrió. –Tu expresión es realmente la mas preciosa que he visto. –Murmuró moviéndose de forma brusca sin medir su fuerza, simplemente quería placer y la cavidad de Alexis se lo proporcionaba.

Incluso usando al hechicero sabía que Kei podía sacar partido de ello. Esa mirada llena de dolor, esa aura llena de celos le decían que continuara, que quizás estaba cerca de lograr algo aunque tuviese que sacrificar al humano, y a él no le importaba en lo absoluto hacerlo, era uno menos en su lista, como si no hubiese matado antes solo por diversión o cosas peores.

Observó a Kei con severidad y dibujo una sonrisa ladina en su rostro. -¿Por qué debería detenerme? ¿Es que no lo recuerdas? Ambos solíamos hacer esto, traer hombres y mujeres aquí, y divertimos ¿por qué crees que esta habitación está decorada de semejante manera? ¿Es que no sientes el aura pesada, el miedo? –Se apretó contra Alexis dándole estocadas mas fuertes solo por desquite y ver como reaccionaba su compañero. Agrandó la mirada y después la relajo. –Es cierto, no lo recuerdas. –Y aunque fuese mentira, solo quería dar en ese clavo que quizás regresaría a Kei.

Separó las nalgas de Alexis y se inclinó a su oído. –Él beberá tu sangre hasta que tu corazón deje de latir, no te hagas ilusiones, su mirada parece reflejar un dolor humano pero no deja de ser una bestia sedienta, y te matará mientras me sigo follando tu delicioso y estrecho trasero. –Le gruñó mordiendo su oreja derecha y sacándole un poco de sangre de ella. –Vamos Kei, bebe de él como en los viejos tiempos. –Volvió a tomar la postura de antes y observó con fijeza a su compañero.

Hay una razón por la que quizás no queras actuar. –Comentó mientras deslizaba un par de dedos a la cavidad de Alexis mientras su miembro se movía, los empujó con brusquedad tratando de abrirse paso. Gruñó al ver que Alexis no se relajaba en lo absoluto y tiró de aquellos cabellos. –Tienes celos de Alexis tal como los tuviste cuando te enteraste que me acosté con un vampiro mucho mas joven y hermoso que tú en tu ausencia, incluso escribí cartas… ah, claro, quizás por eso enloqueciste… -Sonrió tomando la barbilla de Alex para que Kei le observara. –Él se parecía a este insignificante brujo que intentas salvar… deberías desquitarte con quién te arrebata la felicidad. –Besó al humano con lujuria y le mordió los labios enterrando sus colmillos hasta perforar la piel.

Esperaba que con eso su compañero fuera capaz de recordar algo, aunque si no lo hacía de igual forma Alexis terminaría muerto.

Sentía la fuerza de Kei sobre su piel, parecía que se la destrozaría pero no se detuvo, por un momento parecía poner toda su atención sobre el nigromante pero realmente le ponía atención al comportamiento de aquel vampiro. Sus movimientos sobre el humano no se detuvieron, eso se sentía bien, hacía mucho que no disfrutaba tanto de una víctima, y desde que Kei se había desmoronado mentalmente había cosas que no podían hacer, por ahora, solo podía echarle esa mirada a quien amaba, esa mirada que burlaba sus palabras.

-No, no es cierto, no recuerdas nada de eso. –Se empezó a burlar mientras movía con mas fuerza sus dedos en el interior de Alexis, pero Kei presionaba con fuerza, y lo que mas sorprendió a Asagi fue el tono que usaba el menor, era una voz mas grave y autoritaria. -¿Por qué debo de hacerlo? Es simple alimento para nosotros… tarde y o temprano debe morir… quizás sea aquí, de placer… -Se burló de nuevo y suspiró sintiendo ese apretón, como si Kei intentase arrancarle el brazo, podía sentir esa presión y toda esa fuerza.

Soltó al humano saliendo de su cuerpo, tan solo para escuchar a Koizumi al verlo tan afectado y sabiendo que recordaba todo aquello. Se volvió cuando le vio en el suelo, sintió desesperación al verlo ahí de rodillas pero no intervino de inmediato, suspiró y observó a Kei tan débil como un humano. Se acomodó las ropas dejando a Alexis ahí en ese lugar como si fuese un objeto más de aquella sala, no sabía si aún seguía con vida pues lo único que le importaba ahora era ese vampiro del cual estaba totalmente enamorado. Suspiró y se inclinó para cargarlo entre sus brazos… Se movió lentamente y buscó la salida, soltó a Alexis de todos los amarres antes de otra cosa sucediera, y le dejó ahí en la mesa para que esperara la muerte, o eso suponía… Llevó a Kei entre sus brazos fuera de esa sala pero al subir las escaleras se encontró con aquel mayordomo. Asagi enarcó una ceja al notarle ahí pero no pregunto nada, quizás los gritos de Kei le habían conducido a ese lugar. No tuvo necesidad de decirle que Kei se encontraba bien pues esperaba que Junno supiera que no le haría nada a su amo. Dio un par de pasos pasando del humano y suspiró; -Quizás haya un cadáver, ¿podrías hacerte cargo de ello? No quiero que el lugar se llene con ese olor a carne podrida. –Susurró dirigiéndose a la salida.

Llevó a Kei a la habitación y lo recostó en la cama… Parecía tan perfecto, tan hermoso con ese tinte fúnebre, tan hermosamente muerto haciendo que se enamorara aún más de él. Tomó ese rostro cincelado en sus manos y besó aquellos labios como si el menor fuese a despertar como en los cuentos de hadas. Sonrió y le abrazó con fuerzas. –Por fin has vuelto a mí. –Susurró con ese tono que solo en la intimidad con él solía usar. Le regresó a su lugar y le acarició las mejillas. –Jamás te traicione, esperaba a que lo supieras aquel día… pero las cosas se salieron tanto de control, nunca te vi tan furioso y dolido, y entonces te esfumaste de mis manos… me he sentido tan fuera de mí, tan culpable, tan lleno de rabia, impotente y miserable por haberte perdido por algo tan estúpido. –Suspiró besando esos labios con lentitud, si hubiese podido tal vez unas lágrimas sí que habría derramado en esos momentos, solo quería que aquel ser despertara y todo volviese a ser como siempre, solo quería comprobar que Kei había vuelto a él.