Beligerante +Privado con Adrian y Joshua+

por **Yranné Salvin** Sáb Abr 25, 2015 11:56 am

Vueltas y vueltas. Rodaba, caía por una pendiente que parecía renuente a que sus garras se aferraran a la tierra, a las ramas, a dónde fuera… La caída parecía eterna y ya no estaba seguro de si cerrar los ojos o mantenerlos abiertos fuera lo mejor para no marearse tanto. Y pensar que esto comenzó como una pequeña metida de pata mientras correteaba una liebre. Ahora uno tenía que ir más lejos de la ciudad para encontrar un área silvestre donde poder cazar a gusto. Ahora uno tenía que poner mucho empeño para no ser atrapado, comer a gusto y volver al trabajo como si nada hubiese ocurrido. Ser tigre era difícil, si lo veían provocaría un escándalo. Así que cazaba en forma de lince. Un lince muy torpe que no veía las pendientes. Encima de eso, su pelo era un desastre. Pero no le dirían nada en el hotel… Sería bañarse y quedar como nuevo otra vez.

Por fin dejo de girar, perdiendo la poca dignidad que podía tener al quedar patas para arriba en un pequeño hueco en el suelo. Se giró de inmediato, usando la inercia de sus patas y cayó de lado, en una posición más digna, sacudiendo su cabeza para que el mareo se perdiera de una buena vez. No había que volver el estómago, la cosa no era para tanto. Respiró lentamente hasta que lo peor fue pasando y se sentó. Entonces, entre la maleza que lo escondía, se encontró, casi mirándolo de frente, con una pequeña, sino diminuta criatura que, en apariencia parecía estar luchando contra algo. Su pequeña cola se movía de un lado a otro en la ansiedad de la cacería. Así que sin pensarlo mucho salió del escondite agazapado y se movió hasta otro más próximo. Unos arbustos aledaños.

Desde allí continuo observando a la avecilla, pero de pronto algo no estuvo bien. Se detuvo sui ansiedad de cazar al comprender que, si no le fallaban sus sentidos, se encontraba frente a un par de cambiantes como él. Esperando, permaneció quieto hasta que se irguió tranquilamente y logró sentarse. La vista seguía fija en el colibrí pero había un pequeño gato por allí que de pronto captó su atención también. Si eran cambiaformas, eran las criaturas más pequeñas que ha visto en mucho tiempo.

por **Joshua Maloney** Jue Jun 04, 2015 1:02 pm

La mañana estuvo demasiado tranquila, sin nada mejor que ofrecer, más que un sol radiante coronando en lo alto del cielo. Esta mañana, me encontré con la penosa novedad, de que estoy quebrado, cero francos y mi estómago cada vez con más fuerza. Tampoco cené, por lo que mi cuerpo reclama atención urgente. No tengo trabajo mi violín tiene dos cuerdas rotas, estoy afónico... Definitivamente una mala semana. Muy mala. Malísima. Lo que le sigue.

Viendo la gravedad de mi problema, decido hacer algo impensable: Odio mi condición de cambiarformas, pero si no hago algo pronto, moriré de inanición. Si me convierto en una ave, quizás encuentre apetitosos algunos granos y me sienta satisfecho. El estómago de un colibrí es más fácil de satisfacer, entonces si pruebo el néctar de las flores, es muy probable que sacie mi hambre con prontitud.

A un incrédulo por lo que estoy a punto de hacer, me dirijo hacia las afueras de la ciudad. Al bosque para ser más precisos , ahí puedo esconder mi ropa en algún matorral y tratar de hacer la conversión, que dicho sea de paso no domino.

<< Joshua, eres un inútil >>

Es la primera vez que le doy la razón a mi molesta voz interior, tiene razón ,pero ya me ocuparé de eso más tarde, por ahora lo más importante es esconder mi desnudez. Volteo de un lado hacia otro del paisaje, oculto en un espeso y verde matorral, tratando de concentrarme para convertirme en un lindo colibrí. No es sino hasta la tercera vez que logro estirar mis alitas, revoloteando un poco; doy un par de vueltas y ya un poco más seguro de mis capacidades al volar, me aventuro a buscar florecitas deliciosas.

Para mi suerte, no tuve mucho que buscar, en la rama de un árbol cercano, florecieron algunas muy hermosas y que parece que me invitan a probarlas. Introduzco mi largo pico en cada una de ellas degustando la miel de su interior.

<< Oh ¡qué rico es esto! >>

Pruebo una y otra y otra y otra más, hasta que detrás de mí escucho algunos arañazos y ronroneos. ¡Es un gato a mis espaldas! Un gato que parece me ve como su comida. Trato de levantar el vuelo, pero me enredo entre las ramas del árbol:

<< ¡No! ¡Ahora no! >>

El gato cada vez acercaba más y más relamiéndose, dispuesto a saltarme encima, al parecer.

<< ¡Aléjate! ¡Vete de aquí! >>

El problema de ser inexperto en el arte de la conversación, es precisamente que cuando el pánico se apodera de mí, me imposibilita para tomar las cosas con tranquilidad y regresar a mi forma humana. Si no hago algo pronto, terminaré mis días en el estómago de un minino.

Beligerante +Privado con Adrian y Joshua+

Beligerante +Privado con Adrian y Joshua+

Re: Beligerante +Privado con Adrian y Joshua+