A Secret In The Garden — Adrian Bennett

por **Antinoo de Bitinia** Mar Jun 16, 2015 3:35 pm

"If you look the right way, you can see that the whole world is a garden"

Las noches nunca eran, lo que se puede decir, cortas. A pesar de que consistieran en un montón desordenado de segundos, minutos y horas. Siempre se extendían de manera interminable entre la oscuridad y el misterio. Antinoo había acabado por acostumbrarse a las noches y siempre procuraba dejar a un lado esa melancolía que le invadía al recordar los días soleados, los cielos celestes y las nubles blancas. Aquello era parte del pasado. Él estaba destinado a vivir el presente y admirar los detalles que la noche se reservaba para aquellos que tenían el atrevimiento de descubrirlo. Así era que el vampiro utilizaba su tiempo, el cual siempre tenía de sobra. Vagando sin destino fijo por la ciudad de París, encontrando detalles de los cuales podía enamorarse.

Aquella noche en particular paseó por el puerto, se alimentó de un par de marineros que arrojó al agua para que durmieran eternamente con los peces. Luego siguió moviéndose, inquieto. La sangre lo había animado. Era una figura bien ataviada que danzaba ligera entre las sombras y asustaba de vez en cuando a algún incauto que anduviera por las calles a ese horario nocturno. Gran parte de la ciudad dormía, o por lo menos lo intentaba. Un grupo sofisticado danzaba ante la luz de las velas, meciendo sus vestidos de seda y arrastrando sus zapatos de cuero. Había una fiesta que atraía al vampiro por el sonido de la música. Sin embargo, de camino a la misma, Antinoo se topó con algo que acaparó por completo su atención. Era tarde y la niebla se deslizaba a poca altura del suelo. El mundo se convirtió en un extraordinario jardín ante los ojos del joven griego.

A la distancia los animales corrían entre las plantas. Los murciélagos salían a cazar insectos y chillar a la luna. Entre los árboles y las flores perfectamente acomodados, podían verse construcciones perdidas entre la naturaleza. Un edificio, tragado casi al completo por árboles y arbustos, se asemejaba a la miniatura de un templo neoclásico, difuminado en la niebla resultaba casi hipnotizante. Un gazebo de madera blanca brillaba bajo el resplandor lunar y parecía flotar entre la niebla. El vampiro comenzó a deslizarse hacia éste, apreciando el perfume de las flores y el rumor de la hierba al hundirse bajo sus pies. El mundo era un jardín y él era su único visitante. Qué extraordinarias podían ser ciertas cosas. Qué maravilloso podía ser el hombre, creando arte con la naturaleza misma.

Thanks Winter!

por **Adrian Bennett** Miér Jun 17, 2015 11:01 pm

Amaba la naturaleza, especialmente cuando andaba en mi forma animal, me sentía libre de toda ley y toda moral, podía ser el, libre, como un animal, como un león salvaje o el puma dorado, e incluso el gato pequeño que gustaba trepar por los tejados, pero esa noche no había transformación, prefería andar sobre mis dos pies, disfrutar de la naturaleza atrapada en aquel jardín, el lugar procurado por manos humanas.

Ese lugar me parecía bello y deprimente a la vez, quizás se debía a ese detalle, era manipulado y cuidado por manos humanas, era .... extraño, era como la propia vida que el tenia, era bello, no cabía duda, era demasiado consciente de mi atractivo físico, pero había sido educado, moldeado según los estrictos estatutos de la sociedad parisina, por mis abuelos, mis compañeros de clase y la gente que me rodeaba, e incluso en el teatro, debía seguir reglas.

Esa era otra de las razones por las cuales escapaba, buscando la forma de volver a esa naturaleza salvaje que tanto amaba, aun que esta noche, prefería algo mas... normal.

Así caminaba entre las flores, las plantas, recorriendo aquellos caminos impuestos por el hombre mientras dejaba que el aroma de las flores embriagaran mis sentidos, era relajante, aun que esa sensación de paz fue efímera, cortada de tajo por aquella oscura presencia, un hombre o lo que parecía ser un hombre joven, con un aura oscura, fría, temible, como la de todos los vampiros que pululaban en la ciudad.

Me puse alerta, preparado para transformarme y salir huyendo si era necesario. Siempre era mejor huir que enfrentar a un vampiro, especialmente cuando era consciente que no podría hacer nada para combatirlo.

por **Antinoo de Bitinia** Jue Jun 18, 2015 1:42 am

En un primer instante, Antinoo quedó deslumbrado por lo que sus ojos veían. Una extensión natural que parecía no tener fin. Era extraordinario encontrar algo así en medio de una ciudad. Ayudaba a olvidarse de los callejones sucios y repletos de mendigos sin hogar. Entre aquella belleza de flores multicolores y caminos de perfecto césped, era imposible no rendirse al placer de los sentidos. Un descanso. Eso planeaba cualquiera que ingresara en aquellos jardines. El vampiro en realidad no tenía un objetivo preciso. Sólo se encontraba admirando cada detalle de aquella construcción a manos del hombre que podía permitirse la manipulación de la naturaleza, casi, a su antojo.

Entonces se acercó a un pequeño estanque artificial. Sintió la presencia de algunas animales coexistiendo con ese medio artificial, formando parte de un atractivo ecosistema. Y detuvo la mirada en una flor que descansaba sobre el agua. No era característico de Francia. ¿Entonces cómo podía haber un loto allí? Se trataba de una mera coincidencia del destino, que con su característica burla decidía abofetear al vampiro. Antinoo sintió cómo una lágrima de sangre ardiente se deslizaba por su mejilla. La limpió con la palma de su mano y acto seguido golpeó la flor. Una lluvia de gotitas saltarinas se elevó por el aire y un par de pájaros volaron de su nido. El loto se meció apenas de su sitio, burlándose del joven griego. Alguien más apareció en el jardín.

Antinoo se volteó, contempló la cabellera plateada a la distancia. Era un joven que parecía mostrarse alerta. Desprendía un aroma fuera de lo normal, algo muy diferente a lo humano. ¿Qué era? ¿Cuánto tiempo había estado allí antes de que el vampiro se percatara? No importaba, resultaba una mejor distracción que aquel jardín. Ya las flores no conseguían aliviar la pena sangrante de su corazón. Antinoo se acercó con paso ligero y elegante hasta el joven rubio. Le miró con seriedad hasta detenerse a una breve distancia. Ladeó el rostro, examinándolo y luego sonrió mostrando sus dientes.

—Buenas noches, monsieur —saludó con cierto aire burlón, tratando de dejar atrás las penas y el llanto—. ¿Disfrutando de una caminata nocturna? —cuestionó, elevó sus cejas para acentuar la curiosidad. Aquel joven era atractivo y tenía algo que llamaba la atención. Antinoo no sabía muy bien de qué se trataba.

por **Adrian Bennett** Dom Jul 05, 2015 10:29 pm

Sentía la garganta seca, quizás se debía a los nervios que el vampiro me provocaba. Quería escapar, no sentirme agredido con la simple presencia, aun que era incapaz de saber si el joven atacaría o no, no me podía dar el lujo de ser descuidado.

Respire profundo, volviendo sobre mi eje, encarando al vampiro.

-Bonsoir, monsieur - respondí al saludo, haciendo un ligero movimiento con la cabeza, un asentimiento, intentando formar una sonrisa en mis labios-. Sí, un paseo nocturno, para calmar mi mente.

Me moví nuevamente, observando las flores, los blancos lirios, las rosas carmín, y otras flores de las cuales desconocía el nombre, pero volví a los lirios, mi flor favorita, que de alguna forma u otra me recordaban a mi madre, sin razón.

OFF: Disculpa la tardanza

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