AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Encuentros, Peleas, Trabajo || prive
Página 1 de 1.
Encuentros, Peleas, Trabajo || prive
Una mañana con el sol el o más alto había salido a buscar un trabajo nuevo a ver si podía alimentar a mi familia, mi esposa había estado todo el día en casa no me gusta que ella como mujer trabaja para eso estoy yo, para darle todo lo que estuvo a acostumbrada antes, entre las residencias de los riquillos voy preguntando de casa en casa si necesitan de algún empleado para trabajos fuertes pero nada, solo buscan doncellas. Malditas viejas apretadas, es todo lo que puedo decirles en mi mente, ya que solo les sonrió al alejarme.
El sol ya lastima a todos los que llevan sombrillas y sombreritos de copas, a los estirados esos que miran a todos con desprecio, mascullo molesto a verlos mientras bebo un poco de agua que me traje de casa. Una de las mujeres que andan por la calle me contrató para unos momentos hacerle de cargador de paquetes mientras compraba más y más ropas caras, pero como siempre no tengo paciencia para esas estupideces, terminamos peleando aquella vieja y yo, a la que le tiré por los pies las cajas mientras me tiraba ellas las monedas.
A eso del mediodía y sin trabajo, busque otra vez entre las residencias, una de las doncellas me contrato para hacer de mayordomo, pero tampoco era mi fuerte, no duré ni dos segundos ahí, otro hombre quiso que le haga de cochero pero fue un accidente entre los coches y caballos descarriados, al final ya casi rindiéndome una vieja ama de llaves me dijo que en una de las mansiones al final de la calle, estaba buscando un hombre fornido como peón para hacer ciertos trabajos rudos como cavar la tierra y hacer un establo para los caballos, además de cargar el heno y todas esas cosas en las caballerizas, que me pagarían mucho si aceptaba y ni tonto, acepte en segundos el empleo.
Al llegar a la mansión caminando luego de varias horas de caminata como a eso de las tres de la tarde, al parecer la familia de aquella villa era importante de algún país o ciudad, no presté mucha atención, todo por dentro era costoso y para nada a mi gusto tan ostentoso y poco humilde. La mujer me muestra mi lugar de trabajo, con el calor otoñal me saco la camisa para poder cavar la tierra, para hacer los establos, es fácil ese trabajo gracias a las lluvias que han hecho que la tierra esté más blanda de lo normal.
El calor y el sudor se mezcla a la caída de la tarde.
El sol ya lastima a todos los que llevan sombrillas y sombreritos de copas, a los estirados esos que miran a todos con desprecio, mascullo molesto a verlos mientras bebo un poco de agua que me traje de casa. Una de las mujeres que andan por la calle me contrató para unos momentos hacerle de cargador de paquetes mientras compraba más y más ropas caras, pero como siempre no tengo paciencia para esas estupideces, terminamos peleando aquella vieja y yo, a la que le tiré por los pies las cajas mientras me tiraba ellas las monedas.
A eso del mediodía y sin trabajo, busque otra vez entre las residencias, una de las doncellas me contrato para hacer de mayordomo, pero tampoco era mi fuerte, no duré ni dos segundos ahí, otro hombre quiso que le haga de cochero pero fue un accidente entre los coches y caballos descarriados, al final ya casi rindiéndome una vieja ama de llaves me dijo que en una de las mansiones al final de la calle, estaba buscando un hombre fornido como peón para hacer ciertos trabajos rudos como cavar la tierra y hacer un establo para los caballos, además de cargar el heno y todas esas cosas en las caballerizas, que me pagarían mucho si aceptaba y ni tonto, acepte en segundos el empleo.
Al llegar a la mansión caminando luego de varias horas de caminata como a eso de las tres de la tarde, al parecer la familia de aquella villa era importante de algún país o ciudad, no presté mucha atención, todo por dentro era costoso y para nada a mi gusto tan ostentoso y poco humilde. La mujer me muestra mi lugar de trabajo, con el calor otoñal me saco la camisa para poder cavar la tierra, para hacer los establos, es fácil ese trabajo gracias a las lluvias que han hecho que la tierra esté más blanda de lo normal.
El calor y el sudor se mezcla a la caída de la tarde.
Gastón T. Larrousse- Humano Clase Baja
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 15/02/2015
Re: Encuentros, Peleas, Trabajo || prive
Almuerzo a las diez de la mañana, el té al medio día y la comida pasadas las tres. Esas con las clásicas burguesías en compañía de una de las más putas y despilfarradoras, que me hace la competencia por cierto, de la sociedad europea. La siempre amada por muchas y odiada por otras. Renata O. D´Souza. Esas es bien conocida por tener algunas gustos compartidos con mua, a su derecha se encuentra la Baronesa de Waldenfels y Egeregg ni tocarla que sus hermanos matan a cualquiera que se le acerque, y a la derecha de esta la mundialmente conocida bastarda Julyne Worthing, a lado contrario esta una chica pálida y demacrada algo extraña llamada Ariadne Tsergas hermana de un hombre jodidamente rico y apuesto que ha despilfarrado dinero a diestra y siniestra para meterla en esta sociedad francesa tan selectiva y por ultimo Elizabeth of York, ella, bien ella se queda como la dama blanca porque de ella si que no se nada y seré mentirosa, rastrera y todo lo que les venga en gana pero al menos respeto la competencia y claro, ella no es competencia en lo absoluto. Ellas son las importantes las demás no vale ni la saliva que gastare mencionarlas.
Y ya entrando en tema dejo la taza de té, alejándome un momento de las bromas pesadas de las que ya he disfrutado momentos atrás a la joven delicada, angelical y virginal York. Mi dama de confianza se acerca y susurrándome “Mi señora, un joven ha venido a terminar el establo” –su risilla se escapa– “Seguro le apetece mirar un poco” y con esas simples palabras doy media vuelta sin despedirme de nadie, ni cuanta se darán que su anfitriona no esta.
Salgo por las puertas traseras, decidida a ver si es verdad la selección que me ha ofrecido.
– Hey tu, paje –trueno los dedos llamando al hombre sin camisa, marcándosele los músculos, escurriendo las gotas de sudor. Tal cual me gustan mmhh– sirviente… ¡Tu hombre! –llamo haciendo que me mire– Tu nombre, Soy la señora de esta casa, a quien has ofrecido tus servicios –con la cara en alto escrutando su cuerpo, su porte y su rostro enfurruñado.– Acaso no tiene nombre bastardo? –seguro eso es, cualquier hombre con ese porte es fácil de prender, avivemos la llama hasta hacerle explotar.
Y ya entrando en tema dejo la taza de té, alejándome un momento de las bromas pesadas de las que ya he disfrutado momentos atrás a la joven delicada, angelical y virginal York. Mi dama de confianza se acerca y susurrándome “Mi señora, un joven ha venido a terminar el establo” –su risilla se escapa– “Seguro le apetece mirar un poco” y con esas simples palabras doy media vuelta sin despedirme de nadie, ni cuanta se darán que su anfitriona no esta.
Salgo por las puertas traseras, decidida a ver si es verdad la selección que me ha ofrecido.
– Hey tu, paje –trueno los dedos llamando al hombre sin camisa, marcándosele los músculos, escurriendo las gotas de sudor. Tal cual me gustan mmhh– sirviente… ¡Tu hombre! –llamo haciendo que me mire– Tu nombre, Soy la señora de esta casa, a quien has ofrecido tus servicios –con la cara en alto escrutando su cuerpo, su porte y su rostro enfurruñado.– Acaso no tiene nombre bastardo? –seguro eso es, cualquier hombre con ese porte es fácil de prender, avivemos la llama hasta hacerle explotar.
Invitado- Invitado
Re: Encuentros, Peleas, Trabajo || prive
El sol era agobiante y no soportaba la tela pegándoseme al cuerpo sudoroso, aun sin la camisa quedaba el pantalón pero no podía trabajar sin ropa o podría sufrir un despido en el primer día, así que tragué el odio que sentía para reflejarlo en la tierra. Clavaba fuertemente aquel pico escarbando la hierba del jardín, sé que debe ser un lugar muy amplio con bajadas y subidas, no es la primera vez que hago esta clase de cosas así que comienzo a planear donde haré la entrada de los empleados y la salida de los potrancos, lentamente en mi cabeza va tomando forma aquella obra por la que fui contratado.
El sol abrazador solo deja que las gotas de sudor caigan desde mi frente hasta el suelo, el mismo que sigo removiendo, ya han pasado algunos minutos y llevo removiendo superficialmente un metro completamente, me detengo para observar el terreno, donde cavaba sería el comienzo, y ahora tenía que medir los pies que llevaría. Cargo el pico al hombro para buscar algo de cuerda o bríos, lo que fuera servible para dividir el perímetro. Ato un poco del cordel a una pica enterrándola fuertemente a la tierra, tiro del cable midiendo las tres áreas necesarias que debe contar todo establo y más para gente como aquellas. Calculando los primeros cien metros clavo al final nuevamente la pica amarrada con el cordel, para volver a hacer lo mismo por los cuatro lados. Al terminar me percato que es una tarea monumental.
Vuelvo a cavar hasta que una voz me desconcentra, ese ruidito de niña presumida y estirada, como las detesto por completo. Dejo que hable hasta que se canse la mujer sin dejar de cavar, imagino que es la hija de la dueña con ínfulas de ser ya la propietaria, ansiando la muerte de su madre. Rio para mis adentros porque su voz chillona es opacada por la sensación de bienestar que me da el destrozar la tierra. Sigue cacareando aquella mujer hasta que la palabra “la dueña de la casa” me hacen mirarle de reojo, y seguir cavando. Le doy a entender que no la comprendo lo que dice, pero claro que comprendo incluso cuando me llama “bastardo”, sujeto con fuerza la madera de la pica tensando la mandíbula.
“No dejes que esta mimada te moleste, no dejes” rezo para seguir cavando, giro para buscar un cava hoyos caminado hasta donde había dejado la primera pica con el cordel atado, la clavo con fuerza en la tierra casi con un gruñido y me limpio las manos luego mirando a la mujer, le muestro que no entiendo sus cacareos y luego rio volviendo a darle la espalda –Mi nombre no es digna de pronunciar, porque como lo ha dicho soy un bastardo y la dueña de esta propiedad no tiene por qué decir el nombre de un maldito bastardo, con que sepa que tendrá su establo, grande y lujoso pero bien construido creo que bastará, para que luego presuma con sus amistades, si a alguna le agrada y quiere tener uno, ahí me presentaré ante todas. Señora– esa última palabra la menciono con desdén mientras remuevo ahí con la herramienta y tomo luego una pala para comenzar los primeros metros a desnivelar.
Quizás esa actitud me cueste el empleo, pero la verdad mientras más lejos de una mujer me encuentre mejor, y más mujeres de ese tipo.
El sol abrazador solo deja que las gotas de sudor caigan desde mi frente hasta el suelo, el mismo que sigo removiendo, ya han pasado algunos minutos y llevo removiendo superficialmente un metro completamente, me detengo para observar el terreno, donde cavaba sería el comienzo, y ahora tenía que medir los pies que llevaría. Cargo el pico al hombro para buscar algo de cuerda o bríos, lo que fuera servible para dividir el perímetro. Ato un poco del cordel a una pica enterrándola fuertemente a la tierra, tiro del cable midiendo las tres áreas necesarias que debe contar todo establo y más para gente como aquellas. Calculando los primeros cien metros clavo al final nuevamente la pica amarrada con el cordel, para volver a hacer lo mismo por los cuatro lados. Al terminar me percato que es una tarea monumental.
Vuelvo a cavar hasta que una voz me desconcentra, ese ruidito de niña presumida y estirada, como las detesto por completo. Dejo que hable hasta que se canse la mujer sin dejar de cavar, imagino que es la hija de la dueña con ínfulas de ser ya la propietaria, ansiando la muerte de su madre. Rio para mis adentros porque su voz chillona es opacada por la sensación de bienestar que me da el destrozar la tierra. Sigue cacareando aquella mujer hasta que la palabra “la dueña de la casa” me hacen mirarle de reojo, y seguir cavando. Le doy a entender que no la comprendo lo que dice, pero claro que comprendo incluso cuando me llama “bastardo”, sujeto con fuerza la madera de la pica tensando la mandíbula.
“No dejes que esta mimada te moleste, no dejes” rezo para seguir cavando, giro para buscar un cava hoyos caminado hasta donde había dejado la primera pica con el cordel atado, la clavo con fuerza en la tierra casi con un gruñido y me limpio las manos luego mirando a la mujer, le muestro que no entiendo sus cacareos y luego rio volviendo a darle la espalda –Mi nombre no es digna de pronunciar, porque como lo ha dicho soy un bastardo y la dueña de esta propiedad no tiene por qué decir el nombre de un maldito bastardo, con que sepa que tendrá su establo, grande y lujoso pero bien construido creo que bastará, para que luego presuma con sus amistades, si a alguna le agrada y quiere tener uno, ahí me presentaré ante todas. Señora– esa última palabra la menciono con desdén mientras remuevo ahí con la herramienta y tomo luego una pala para comenzar los primeros metros a desnivelar.
Quizás esa actitud me cueste el empleo, pero la verdad mientras más lejos de una mujer me encuentre mejor, y más mujeres de ese tipo.
Gastón T. Larrousse- Humano Clase Baja
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 15/02/2015
Re: Encuentros, Peleas, Trabajo || prive
Mira nada mas, que me ha salido bien bravo y bruto este macho. Pero claro, todos son iguales, nos tiran de a putas y hay van los muy hijos de perras a meternos mano y cogernos duro cuando ya no aguantan la verga hinchada de tanto que se aguantan. Porque claro que también hay hombres santurrones y apretados que se tiran de a castos y reprimidos y terminan igual que los demás. Todos son iguales. ¡Patéticos! Y por supuesto que este es igual que esos, no importa la clase social todos terminan igual. – Así que no me dirás, muy bien, espero que tampoco quieras dirigirme la palabra cuando desees cobrar tu día de trabajo. Admito que estas haciéndolo muy… bien… bastardo… – ahí de nuevo la “palabra” que el mismo ha aceptado denominarse. Mi dama me mira inquita, mientras tanto yo sonrío dejando que ideas se creen en mi mente – Continua con tu trabajo, tienes mi permiso de pasar a las cocinas por alimento y agua, hoy hace y continuara haciendo mucho calor – debo regresar con mis invitadas y encontrar la sutil manera de correrlas antes de que este hombre acabe el día de hoy. El trabajo continuara por mínimo unos cuatro días más y yo hare que se prolongue por mucho, mucho mas.
Doy media vuelta y regreso por el pasillo de la lujosa casa, tengo exquisito gusto, me fascina todo aquello que pueda considerarse caro, es perfecto, jamás regresare a ser esa pobre mujer que tenia que conformarse con tan poco, con las sobras.
Al regreso Renata, con sus pasitos curiosos y ese andar pomposo y jugeton, se muerde los labios mirándome con esa miradita de “Yo se algo que tu no” señalando a la pelirroja con cara de muerto que parece mas animada. Las palabras de Renata me revelan algunas indiscreciones que se le han salido a la pelirroja, la pequeña Ariadne y su jugoso hermano tiene un pasado “rancio” que ocultar.
Las horas pasan, demasiado rápido, a la pobre York le ha ido mal esta vez ante este nido de víboras venenosas disfrazadas de finas damas burguesas. Las mas divertidas han sido la baronesa y su intima amiga Julyne. Todas comienzan a retirarse y al ser el turno de Ariadne curiosamente miro a su hermano devorándole con la mirada, este no me presta atención, al contrario, mira en dirección a donde el bastardito apretado estaba. ¿Qué me he perdido? Ariadne agradece y esta besa a su hermano, ambos se despiden siendo los últimos.
Al entrar a la residencia, salgo en busca de él sin hallarle, dudo que se haya ido asi nada mas, sin su pago, no lo creo. Al entrar a la cocina – Tamara – mi dama que ha corrido detrás de mi a todo momento brinca al escuchar mi tono – ¿Dónde esta el bruto ese? – pregunto sin darme cuenta que está en la misma habitación. No conozco la concina, no tengo porque, soy una dama no una sirvienta cualquiera como a aquella a la que grito
Doy media vuelta y regreso por el pasillo de la lujosa casa, tengo exquisito gusto, me fascina todo aquello que pueda considerarse caro, es perfecto, jamás regresare a ser esa pobre mujer que tenia que conformarse con tan poco, con las sobras.
Al regreso Renata, con sus pasitos curiosos y ese andar pomposo y jugeton, se muerde los labios mirándome con esa miradita de “Yo se algo que tu no” señalando a la pelirroja con cara de muerto que parece mas animada. Las palabras de Renata me revelan algunas indiscreciones que se le han salido a la pelirroja, la pequeña Ariadne y su jugoso hermano tiene un pasado “rancio” que ocultar.
Las horas pasan, demasiado rápido, a la pobre York le ha ido mal esta vez ante este nido de víboras venenosas disfrazadas de finas damas burguesas. Las mas divertidas han sido la baronesa y su intima amiga Julyne. Todas comienzan a retirarse y al ser el turno de Ariadne curiosamente miro a su hermano devorándole con la mirada, este no me presta atención, al contrario, mira en dirección a donde el bastardito apretado estaba. ¿Qué me he perdido? Ariadne agradece y esta besa a su hermano, ambos se despiden siendo los últimos.
Al entrar a la residencia, salgo en busca de él sin hallarle, dudo que se haya ido asi nada mas, sin su pago, no lo creo. Al entrar a la cocina – Tamara – mi dama que ha corrido detrás de mi a todo momento brinca al escuchar mi tono – ¿Dónde esta el bruto ese? – pregunto sin darme cuenta que está en la misma habitación. No conozco la concina, no tengo porque, soy una dama no una sirvienta cualquiera como a aquella a la que grito
Invitado- Invitado
Re: Encuentros, Peleas, Trabajo || prive
Aquella mujer hablaba pero más eran cacareos de una gallina a la que hay que virarle el pescuezo para que deje de hablar tanto y se largue a sus fiestas de niña mimada, realmente esa mujer me molestaba en cuanto abría la boca para decir la palabra que más detesto “bastardo”, como la decía y abría esa boca para dejar en claro que así me llamaría la muy malcriada, deseaba romperle los dientes, un golpe en la nariz respingona para bajarle esas ínfulas y luego unos azotes a su trasero para que respete la niñata esa.
“Respira, respira Gastón y sigue cavando” trataba de mantenerme en la tarea, no le preste atención, solo tomaba con fuerza y seguía en mi trabajo concentrado haciendo que ella no existía; al final tendría que pagarme su tonta asistente que anda tras su culo redondo y apretado, igual recibiría mi dinero, cuando se estaba marchando me rio secando el sudor de la frente con el brazo y luego la imito cada uno de sus cacareos –Ya era hora que se largara– tomo la camisa pasándola por mi pecho retirando el sudor, la frente, los brazos solo queda la espalda pero la dejo así me hace recordar en que momento debo parar. Continuo nivelando la tierra no llevo mucho del trabajo, paro unos segundos para tomar aire y veo que aún falta cavar más hacia el fondo, con mayor profundidad para las bases –Maldita sea tendré que decirle a esa vieja apretada que necesitaré un ayudante para terminar pronto la tarea, o quizás dos– resoplo cuando alzo la vista y veo aquellos cabellos entre rojizos y ojos grandes “Ariadne” pienso pero le doy la espalda, aun cuando no sea igual que aquel maldito infeliz tiene la sangre de él, igual de sucia.
Uso el pico para remover la tierra pensando en que los dos deben estar ahí, sostengo con fuerza removiendo con furia la tierra a un lado, como deseaba partirle la cara a ese infeliz, destrozarle esa sonrisa con aquel pico, partirle la cabeza hasta matarlo. Rompí el instrumento de la fuerza con la que emplee, me llevaba los demonios. Busque otra con ayuda de una de las sirvientas que no paraba de hacerme ojitos “por qué las mujeres tienen esa costumbre” pienso ignorando a la chiquilla volviendo al trabajo, cuando regreso lo veo, nos miramos unos segundos y la furia me puede más, le doy la espalda para seguir.
Llega la hora del almuerzo, tenía algo de hambre y fui por un poco de pan, fruta y agua mucha agua, al llegar tomo uno de los panes devorándolo y mientras lo hacía en un rincón aquella mujer cacareaba con mayor enervación, reía viéndola despotricar como yegua mismo –que quiere la señora de la casa ahora– gruñí con la boca llena mientras bebía un poco de agua, que se regaba por mi pecho hasta los pantalones. Deje el vaso acercándome a la mujer –¿Y? ¿qué quiere? ¿Quiere saber de su obra? Pues tendré que contratar a dos ayudantes para que me den mano en la profundidad de su establo o demoraré más de lo previsto y eso es algo que ambos no queremos, verdad señora– el mismo desdén que había usado antes lo volví a usar pero esta vez rasgue un poco de pan con los dientes comiendo delante de ella mirando a la que le seguía –Tú mujer, mi dinero de este día para poder largarme y venir mañana temprano– le muevo la cabeza sonriendo más grato a aquella mujer que soporta los tratos de aquella energúmena
“Respira, respira Gastón y sigue cavando” trataba de mantenerme en la tarea, no le preste atención, solo tomaba con fuerza y seguía en mi trabajo concentrado haciendo que ella no existía; al final tendría que pagarme su tonta asistente que anda tras su culo redondo y apretado, igual recibiría mi dinero, cuando se estaba marchando me rio secando el sudor de la frente con el brazo y luego la imito cada uno de sus cacareos –Ya era hora que se largara– tomo la camisa pasándola por mi pecho retirando el sudor, la frente, los brazos solo queda la espalda pero la dejo así me hace recordar en que momento debo parar. Continuo nivelando la tierra no llevo mucho del trabajo, paro unos segundos para tomar aire y veo que aún falta cavar más hacia el fondo, con mayor profundidad para las bases –Maldita sea tendré que decirle a esa vieja apretada que necesitaré un ayudante para terminar pronto la tarea, o quizás dos– resoplo cuando alzo la vista y veo aquellos cabellos entre rojizos y ojos grandes “Ariadne” pienso pero le doy la espalda, aun cuando no sea igual que aquel maldito infeliz tiene la sangre de él, igual de sucia.
Uso el pico para remover la tierra pensando en que los dos deben estar ahí, sostengo con fuerza removiendo con furia la tierra a un lado, como deseaba partirle la cara a ese infeliz, destrozarle esa sonrisa con aquel pico, partirle la cabeza hasta matarlo. Rompí el instrumento de la fuerza con la que emplee, me llevaba los demonios. Busque otra con ayuda de una de las sirvientas que no paraba de hacerme ojitos “por qué las mujeres tienen esa costumbre” pienso ignorando a la chiquilla volviendo al trabajo, cuando regreso lo veo, nos miramos unos segundos y la furia me puede más, le doy la espalda para seguir.
Llega la hora del almuerzo, tenía algo de hambre y fui por un poco de pan, fruta y agua mucha agua, al llegar tomo uno de los panes devorándolo y mientras lo hacía en un rincón aquella mujer cacareaba con mayor enervación, reía viéndola despotricar como yegua mismo –que quiere la señora de la casa ahora– gruñí con la boca llena mientras bebía un poco de agua, que se regaba por mi pecho hasta los pantalones. Deje el vaso acercándome a la mujer –¿Y? ¿qué quiere? ¿Quiere saber de su obra? Pues tendré que contratar a dos ayudantes para que me den mano en la profundidad de su establo o demoraré más de lo previsto y eso es algo que ambos no queremos, verdad señora– el mismo desdén que había usado antes lo volví a usar pero esta vez rasgue un poco de pan con los dientes comiendo delante de ella mirando a la que le seguía –Tú mujer, mi dinero de este día para poder largarme y venir mañana temprano– le muevo la cabeza sonriendo más grato a aquella mujer que soporta los tratos de aquella energúmena
Gastón T. Larrousse- Humano Clase Baja
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 15/02/2015
Re: Encuentros, Peleas, Trabajo || prive
“La señora de la casa” escucho y continua ladrando como el perro que es. Suspiro, rolo los ojos y bufo de forma elegantemente fastidiada al alzar una ceja mientras le mirar con desprecio pensando ¿En qué jodido momento se va a callar?, el tipo estaba muy bueno pero que jodidos modales tenia ¿Hablar con la boca llena? ¿Provocarme andando medio desnudo? ¿Retar a la señora y dueña de esta casa? ¿No hablar ni dirigirse a mi con propiedad ni un poco de respeto ni decoro? – No, no, no, para nada ¿Acaso no puedes solo bastardo? De necesitar a mas personas hubiera contratado a otro “tipo” de personal– cuestiono altanera en tono bajo sonriendo al mirar la pinta del hombre de arriba abajo: con el seño fruncido, todo enojado, esa actitud altanera y matona de “soy un macho pecho peludo fuerte, bruto y mandón que nadie me dice que hacer” pues está muy equivocado – Dime ¿Para que contratar a mas personas si puedes ganar lo que les pagare a ellos? Seguro tienes una familia a la cual mantener– camino despacio acercándome al hombre haciendo un ademan para que Tamara se retire – Si no puedes hacerlo solo no lo hagas, así no me sirves, peones buenos para nada como tú. Te pagare la mitad del día por hacerme perder el tiempo – frente al él me muestro tranquila, la furia y molestia que exprese a Tamara se ha desvanecido como el humo de la pipa de un cigarro.
Media vuelta y alzando la mano indico que me siga con el dedo índice caminando fuera de la concina. El hombre me sigue molesto, camino despacio, los tacones se escuchan a caso paso acompasado. El sol se aleja del horizonte comenzando a obscurecer la elegante y majestuosa mansión.
Comportarme y rebajarme a su posición por el absurdo gusto de estos hombres tan brutos de la peor clase social que puede existir en todo París. Pero son los mejores amantes, no se detienen, solo buscan con desesperación su satisfacción. La necesidad de correrse mientras marcan todo tu cuerpo con sus toscas y rasposas manos. – ¿Siempre te has dedicado a los trabajos manuales? – seguro podría cargarme deliciosamente, tan fácil arrancarme la ropa con esas enormes manos, abrirme las piernas, desgarrar la ropa interior y empotrarme contra la pared penetrándome con absoluto salvajismo poseído por tocar y recorrer – Mi esposo es comerciante, dueño de una pequeña flota y se enfadaría mucho de saber que no esta tratando a la señora de la casa con respeto – abro las puertas del estudio de mi esposo – Me he percatado que mirabas a la joven Tsergas con demasiado interés. – me acomodo detrás del escritorio sentándome cómodamente sin mucho recato – Ella estará de visita en estos días y no te quiero cerca si continuas el trabajo – aviento una pequeña bolsa con la mitad de la paga del día – Si regresas mañana te daré el resto y mucho mas si acabas solo el trabajo – las campañas que anuncia alguien a la puerta y el pronto anuncio de su marido me obligan a despacharlo antes de que me joda mi nuevo juego.
– Ahora vete – le señalo con el índice sin aceptar queja alguna – Te quiero temprano y sin excusas… Bastardo – susurro cantando la ultima palabra saliendo del estudio contoneando las caderas.
Media vuelta y alzando la mano indico que me siga con el dedo índice caminando fuera de la concina. El hombre me sigue molesto, camino despacio, los tacones se escuchan a caso paso acompasado. El sol se aleja del horizonte comenzando a obscurecer la elegante y majestuosa mansión.
Comportarme y rebajarme a su posición por el absurdo gusto de estos hombres tan brutos de la peor clase social que puede existir en todo París. Pero son los mejores amantes, no se detienen, solo buscan con desesperación su satisfacción. La necesidad de correrse mientras marcan todo tu cuerpo con sus toscas y rasposas manos. – ¿Siempre te has dedicado a los trabajos manuales? – seguro podría cargarme deliciosamente, tan fácil arrancarme la ropa con esas enormes manos, abrirme las piernas, desgarrar la ropa interior y empotrarme contra la pared penetrándome con absoluto salvajismo poseído por tocar y recorrer – Mi esposo es comerciante, dueño de una pequeña flota y se enfadaría mucho de saber que no esta tratando a la señora de la casa con respeto – abro las puertas del estudio de mi esposo – Me he percatado que mirabas a la joven Tsergas con demasiado interés. – me acomodo detrás del escritorio sentándome cómodamente sin mucho recato – Ella estará de visita en estos días y no te quiero cerca si continuas el trabajo – aviento una pequeña bolsa con la mitad de la paga del día – Si regresas mañana te daré el resto y mucho mas si acabas solo el trabajo – las campañas que anuncia alguien a la puerta y el pronto anuncio de su marido me obligan a despacharlo antes de que me joda mi nuevo juego.
– Ahora vete – le señalo con el índice sin aceptar queja alguna – Te quiero temprano y sin excusas… Bastardo – susurro cantando la ultima palabra saliendo del estudio contoneando las caderas.
Invitado- Invitado
Re: Encuentros, Peleas, Trabajo || prive
Cerré los puños con tanta fuerza que comencé a sentir que se me entumecerían de tanto que apretaba los dedos. Quería agarrar a esa mujer de los cabellos arrojarla al suelo y golpearla hasta que se le bajen esos malditos humos, pero antes de hacerlo necesito el trabajo y la paga pero debo ser sincero esa mujer me exaspera al punto de salir de ahí antes de matarla. Sonreí e hice una reverencia mal hecha, en forma de burla a los modales de la vieja esa, para luego seguirla. Escucharla me provocaba un dolor de cabeza, parecía toda una gallina de esas que pasan cacareando porque n pueden poner huevos, porque están tan secas que ningún gallo se las monta, solo imaginarla me comienzo a reír por ello dejando de importarme aquella palabra que emite para molestarme. Me da igual cómo me llamé, quizás sea un bastardo pero mi padre mi verdadero padre si me reconoció y por él llevo su apellido, el otro, el otro solo fue un desgraciado que está en el infierno pudriéndose.
“Ignórala, es mejor a estas viejas” me puse la camisa mientras observaba todo justo cuando terminaba de devorar otro bocado de pan, las migas cayeron en aquel estudio hasta que una palabra, no, un nombre fue el que mi hizo prestar atención –Ella regresará toda la semana ¿po qué?– la pregunta salió sin medirla justo cuando el poco de pan que tenía cae al suelo junto a aquella fortaleza que puse para que aquella mujer no me molestara, ahora me irritaba más. Apreté la mandibula riéndome en sorna al ver como ella salía junto al mi lado, antes de que parta a recibir a su marido, la tomé del brazo empujándola contra aquel escritorio y con la otra mano le tape la boca para que no grite dejando caer todo el peso de mi cuerpo sobre el de ella para inmovilizarlo –Deja de cacarear que ya llegó tu gallo para que te monte o a lo mejor no tiene huevos el para montarte quizás por eso es que estás así te falta una buena follada porque no eres más que una niña que hace shows para llamar la atención, no se preocupe señora– la llamo con todo el desprecio y desdén –Sus caderas no son tan bonitas como para poner a mi polla a saltar y con todo el respeto que te mereces que es nada, tu marido debe estar feliz que no te respete porque eso significa que no me interesas y no quiero meterme bajo tus estrechas y áridas faldas– tomo el dinero mirándole con desprecio –En cuanto a Ariadne y yo, eso no es de su incumbencia si ella quiere o yo quiero nos veremos y a usted no le tiene que importar en lo más mínimo, usted no es mi dueña para darme ordenes vieja apretada–.
Suelto aquel brazo y la boca de ella caminando a la puerta riéndome de aquella mujer –Haré el trabajo solo, ya que la “señora” es tan avara para llamar a otros, entonces me ganaré ese dinero pero tendrá que soportarme más tiempo del que queremos ambos– atravieso aquel marco de puerta lustre y fino con las botas llenas de lodo –En cuanto a lo que usaré el dinero no se preocupe, si eso era lo que deseaba saber hubiera preguntado, las putas de los burdeles estarán agradecidas– mentía, pero aquella mujer no debía saber nada de mí y mucho menos para darle información a aquella familia.
Al salir me encuentro con el señor que me mira extrañado, sabiendo que podría meterme en problemas le salude –Buenas soy el nuevo, como lo diría su señora, ah si el bueno para nada bastardo que hará el establo de su esposa y por el que ha pagado mitad de jornada– le mostré la pequeña bolsa con dinero –La señora lo espera en el estudio, quizás a usted lo trate mejor señor – el tono de voz que use con él fue con más respeto –Permiso, me retiro, mañana vendré muy temprano para continuar el trabajo, si gusta señor antes que parta a su trabajo puede hablar conmigo para que darle los detalles de la obra– Salgo por la puerta mascullando molesto.
Mañana sería otro día y claro que enfrentaría la furia de aquella mujer y estaría dispuesto a pelear con ella, no se la dejaría fácil, haría que ella me despida y tenga que pagar con todas las de ley por el despido, además de que le sí lo hace le dejaré la obra muy mal para que a los que contrate les cueste aun el doble de tiempo y dinero.
“Ignórala, es mejor a estas viejas” me puse la camisa mientras observaba todo justo cuando terminaba de devorar otro bocado de pan, las migas cayeron en aquel estudio hasta que una palabra, no, un nombre fue el que mi hizo prestar atención –Ella regresará toda la semana ¿po qué?– la pregunta salió sin medirla justo cuando el poco de pan que tenía cae al suelo junto a aquella fortaleza que puse para que aquella mujer no me molestara, ahora me irritaba más. Apreté la mandibula riéndome en sorna al ver como ella salía junto al mi lado, antes de que parta a recibir a su marido, la tomé del brazo empujándola contra aquel escritorio y con la otra mano le tape la boca para que no grite dejando caer todo el peso de mi cuerpo sobre el de ella para inmovilizarlo –Deja de cacarear que ya llegó tu gallo para que te monte o a lo mejor no tiene huevos el para montarte quizás por eso es que estás así te falta una buena follada porque no eres más que una niña que hace shows para llamar la atención, no se preocupe señora– la llamo con todo el desprecio y desdén –Sus caderas no son tan bonitas como para poner a mi polla a saltar y con todo el respeto que te mereces que es nada, tu marido debe estar feliz que no te respete porque eso significa que no me interesas y no quiero meterme bajo tus estrechas y áridas faldas– tomo el dinero mirándole con desprecio –En cuanto a Ariadne y yo, eso no es de su incumbencia si ella quiere o yo quiero nos veremos y a usted no le tiene que importar en lo más mínimo, usted no es mi dueña para darme ordenes vieja apretada–.
Suelto aquel brazo y la boca de ella caminando a la puerta riéndome de aquella mujer –Haré el trabajo solo, ya que la “señora” es tan avara para llamar a otros, entonces me ganaré ese dinero pero tendrá que soportarme más tiempo del que queremos ambos– atravieso aquel marco de puerta lustre y fino con las botas llenas de lodo –En cuanto a lo que usaré el dinero no se preocupe, si eso era lo que deseaba saber hubiera preguntado, las putas de los burdeles estarán agradecidas– mentía, pero aquella mujer no debía saber nada de mí y mucho menos para darle información a aquella familia.
Al salir me encuentro con el señor que me mira extrañado, sabiendo que podría meterme en problemas le salude –Buenas soy el nuevo, como lo diría su señora, ah si el bueno para nada bastardo que hará el establo de su esposa y por el que ha pagado mitad de jornada– le mostré la pequeña bolsa con dinero –La señora lo espera en el estudio, quizás a usted lo trate mejor señor – el tono de voz que use con él fue con más respeto –Permiso, me retiro, mañana vendré muy temprano para continuar el trabajo, si gusta señor antes que parta a su trabajo puede hablar conmigo para que darle los detalles de la obra– Salgo por la puerta mascullando molesto.
Mañana sería otro día y claro que enfrentaría la furia de aquella mujer y estaría dispuesto a pelear con ella, no se la dejaría fácil, haría que ella me despida y tenga que pagar con todas las de ley por el despido, además de que le sí lo hace le dejaré la obra muy mal para que a los que contrate les cueste aun el doble de tiempo y dinero.
Gastón T. Larrousse- Humano Clase Baja
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 15/02/2015
Re: Encuentros, Peleas, Trabajo || prive
De repente me tense. Hacia tan solo unas horas acababa de llegar pero el tenia que reclamarme. A Abelard le palpitaba el corazón con más fuerza y rapidez que un martillo percutor. Intentó no aplastarme la mano con la suya cuando me arrastró lleno de impaciencia por el pasillo. Apenas podía contener las ganas de tocarme por todos lados, seguro de penetrarme y quedarse dentro de mi por mucho tiempo como las ultimas veces. Me alzó hasta ponerme a horcajadas sobre sus muslos y fundió su boca con la mia. Era de madrugada y cavaba de comenzar. El odiaba coger en la cama en nuestros aposentos, solo me cargo y llevo hasta mi saloncito. Se sentó en uno de los sillones y demando furioso y necesitado desnudándome. Unos segundos después, se había bajado los pantalón, me cogió de las caderas con los dientes apretados.
—Móntame.
Con un gemido de alivio, me empaló sobre la gruesa erección y la introdujo hasta el fondo de mi sexo con una embestida brutal. Temblé, pues estábamos en mi salita de té rodeada de ventanales y estaba a punto de amanecer. Mi actual esposo dejó caer la cabeza y gimió. En el siguiente movimiento, me detuvo y pasó el pulgar por mi clítoris.
—Córrete, amor…
No tuvo que decírmelo dos veces. Mi cuerpo se crispó y le clave los dedos en los hombros mientras me sostenía la mirada, impotente, luego cerró los ojos llevándonos por el placer, entregándonos. A nadie se le podía negar un poco de placer. Él siguió penetrándome mientras me atravesaba el primer orgasmo y la conducía al segundo. Lo malo era que no pensaba en mi esposo, pensaba en él, en Gaston, en aquel que esperaba llegara, mientras continuaba poseyéndome, pensé que eran sus manos las que me tocaban insaciable, su enorme verga la que se enterraba una y otra vez en mi en busca de placer, su lengua y boca lamiéndome y mordiéndome.
Con la cara roja y el aliento entrecortado, el se enterró profundamente en mi y extendió la mano sobre mi espalda, enredando la otra en mi pelo. Entre
Nosotros no pasó ni una gota de aire mientras me besaba durante el lapso de tiempo que duró aquel clímax conjunto. Solte el aliento que no sabía que contenía. Todo mi cuerpo vibraba de necesidad. Ardía de deseo.
—Móntame.
Con un gemido de alivio, me empaló sobre la gruesa erección y la introdujo hasta el fondo de mi sexo con una embestida brutal. Temblé, pues estábamos en mi salita de té rodeada de ventanales y estaba a punto de amanecer. Mi actual esposo dejó caer la cabeza y gimió. En el siguiente movimiento, me detuvo y pasó el pulgar por mi clítoris.
—Córrete, amor…
No tuvo que decírmelo dos veces. Mi cuerpo se crispó y le clave los dedos en los hombros mientras me sostenía la mirada, impotente, luego cerró los ojos llevándonos por el placer, entregándonos. A nadie se le podía negar un poco de placer. Él siguió penetrándome mientras me atravesaba el primer orgasmo y la conducía al segundo. Lo malo era que no pensaba en mi esposo, pensaba en él, en Gaston, en aquel que esperaba llegara, mientras continuaba poseyéndome, pensé que eran sus manos las que me tocaban insaciable, su enorme verga la que se enterraba una y otra vez en mi en busca de placer, su lengua y boca lamiéndome y mordiéndome.
Con la cara roja y el aliento entrecortado, el se enterró profundamente en mi y extendió la mano sobre mi espalda, enredando la otra en mi pelo. Entre
Nosotros no pasó ni una gota de aire mientras me besaba durante el lapso de tiempo que duró aquel clímax conjunto. Solte el aliento que no sabía que contenía. Todo mi cuerpo vibraba de necesidad. Ardía de deseo.
Invitado- Invitado
Temas similares
» Peleas de bestias — libre
» Esponsales {Privé}
» Peleas entre hermanos - Privado -
» Come here and let me see your true self. [Privé]
» Privé | +18
» Esponsales {Privé}
» Peleas entre hermanos - Privado -
» Come here and let me see your true self. [Privé]
» Privé | +18
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour