Compañeros de un secreto [Privado con Adneris Da Nobrega]

por **Tau Sayed** Dom Mayo 31, 2015 2:29 pm

Una noche relativamente tranquila en el burdel, era viernes por lo que todavía los altos cargos no salían de sus “soñados” trabajos para tomarse una copa en compañía de mujeres que claramente no eran sus tranquilas y protocolarias esposas.
El ruido en aquel lugar era continuo pero por lo menos en ese momento mientras secaba aquellos vasos recién lavados podía escucharse el sonido del piano, no era un genio pero mejor eso que cualquier borracho cantando o gritando.
¡TAU UN WHISKY AMIGO MIO!- antes lo piensa… y antes sucede. Con total tranquilidad termina de secar el vaso en su mano y observa al hombre.-Jason… ¿tu esposa y tu no ibais hoy al teatro?-Tau era muy eficiente en su trabajo y conocía muy bien a la gente de allí, en poco tiempo se había hecho con el control de la barra por decirlo de alguna manera.-No me hables de esa bruja… me ha costado n juego de joyería el que me dejase en paz hoy.-El muchacho asiente y se dirige a poner un whisky bastante caro que acostumbraba a tomar aquel hombre.-Disfrútalo.-Con una sonrisa y agarrando el dinero se lo pasa colocándose un paño en el hombro y cruzándose de brazos observando de nuevo el lugar atento a las chicas ya que no aguantaba las faltas de respeto, y aunque fueran prostitutas no dejaba que hubiera problemas con ellas.
A lo lejos observo a Adneris, ese día parecía nerviosa por lo que suponía que tenía algún tipo de servicio que hacer. No le gustaba la situación de aquella chica… y hacia lo posible por ayudarla y más desde que se enteró toda la historia de ella.
Iba contra las reglas pero él se la ingeniaba para que su “truco” respecto al tipo de servicios fuera creíble además de que al mínimo problema Tau saldría en su defensa como paso en su momento, Tau acabó con la ceja partida si… pero aquel hombre no volvería por ese lugar ni intentaría ponerle la mano encima a Adneris.

Salió de detrás de la barra y se acercó a la mujer con una sonrisa suave intentando que se relajase.- Toma…-la dejo en su mano un trozo de chocolate y se come otro el.-Tienes 30 minutos y llamare para… que se termine todo, coge el dinero y aléjate-Aparta el pelo de la cara de Adneris sin tocarla demasiado sabe que no era algo que la agradase.-Nos vemos en un rato señorita-Hace un pequeña reverencia en forma de broma, ya que sabia de donde provenía Adneris, y se marcha de nuevo hacia la barra desde donde esperaba que empezase la noche de verdad.

por **Adneris Da Nobrega** Dom Mayo 31, 2015 9:01 pm

La noche llegaba ya y con ella aquella tarea que tanto disgustaba a la joven. Presa de la ansiedad veía como el sol iba perdiéndose en el horizonte. Ella deseaba poder vivir en un día eterno, pues la oscuridad solo le traía esos temores encarnados en hombres alcoholizados y ansias de tocarla. Las palmas de sus manos se encontraban húmedas, procuró limpiarlas en la falda de su vestido pero sus miedos no desaparecían con esa facilidad. Como cada noche, el temor de que la poción no tuviera efecto o el ser descubierta y tener que llevar a cabo esa tarea que terminaría por orillarla a un colapso nervioso. Respiró profundo, una vez...dos veces. No podía llegar con un mal aspecto, o no tendría oportunidad de conseguir un cliente, que era muy necesario ahora ya que una vez más debía ajustar su presupuesto para pagar la renta de aquel pequeño espacio al que llamaba hogar. No era más que una habitación con escasa iluminación y una deficiente calefacción, pero era el refugio perfecto si se trataba de ocultarse del mundo. Buscó el vestido aquel, de escote pronunciado y cuyo corsé ajustaba su cintura haciendo resaltar su busto más de lo que le gustaba. "Es necesario...es necesario" Repetía en su mente como una letanía para tranquilizarse. Arregló sus cabellos de manera similar a la que había observado en las otras muchachas del burdel. No era elegante, ni elaborado. Nada de lo que se sintiera orgullosa de llevar, pero muy útil a la hora de llamar la atención de esos hombres que buscaban solo liberar sus instintos primitivos con ellas. Comprobó su aspecto más de una vez, como si ello le permitiera alargar el tiempo previo a salir a su "trabajo". Se aseguró de tener aquel diminuto frasco en un pliegue del vestido esperando lo mejor para la jornada.

Al llegar al salón en donde el humo dominaba el ambiente, caminó hacia aquella zona en la solía moverse. Un lugar estratégico a la vista de todos, pero no de simple acceso, ideal para observar a quien ella llevaría a la habitación, y evitar esas caricias indeseadas que erizaban su piel de la peor manera. Procuró mostrarse relajada, sonriendo con falsa coquetería a los hombres de allí. Hasta que llegado el momento, uno de ellos le hizo una seña. Bien. El momento había llegado. Una vez más sus palmas se humedecieron y sus miedos resurgieron. Por ello, no fue capaz de notar la presencia de Tau tan cerca suyo y en cuanto lo hizo dió un respingo. -Gracias-Tomó el chocolate pero incluso tragarlo era difícil con su estado actual de nerviosismo. Apreciaba a aquel joven, de pronto era su confidente y cómplice de manera desinteresada. Tal vez uno en un millón. La única persona a la que podía recurrir si la situación se salía de control. Solo por eso es que no se apartó como solía hacerlo cuando apartó el cabello de su rostro. Él no iba a lastimarla, pero el instinto de huir era mucho más fuerte.-Te debo la vida, Tau-Murmuró sabiendo que no la escuchaba ya. Tomó una bocanada de aire y se dirigió a la habitación indicada para atender al cliente. Abrió la puerta con mano temblorosa, deseando ser más fuerte. Una vez allí dentro inició con la pantomima de seducción, a su parecer torpe, pero una que los hombres encontraban atractiva de cierto modo. Con presteza logró hacer que observara solamente mientras ellas dejaba caer su vestido, tras engatuzarlo para que bebiera el brebaje. Jugaba con las cintas del vestido más de la cuenta, pero la poción estaba tardando más de lo usual y ello solo contribuyó a poner en tensión su cuerpo. Ójala Tau llegara pronto, o las inquietas manos de ese hombre iban a recordarle vivencias que solo provocarían gritos de horror.

por **Tau Sayed** Mar Jun 02, 2015 5:48 am

Aquella noche estaba siendo tranquila pero no podía disfrutar de ellos hasta que pasasen esos 30 minutos.-20…-murmura preparando varias bebidas a la vez mientras miraba el reloj de la pared llevando su vista hacia el otro lado de la sala donde se encontraban los cuartos.

Tau, necesito que saques el barril y le cambies, apenas tenemos cerveza-Uno de sus compañeros le dio en el hombro haciendo que este saliera de sus pensamientos y como un robot se moviera para acatar la orden.-Phillipe… termina de ponerle tu, tengo que recoger una cosa que me ha dicho la jefa.-Lo dijo de tal manera que era imposible no creerle además de que ya había movido el barril y era un trabajo fácil para el otro muchacho.
Sin decir nada dejó el trapo en la barra y se dirigió hacia las habitaciones escuchando ciertos sonidos familiares por cada habitación que pasase, pero al llegar a la de Adneris se extraño el escuchar de fondo la voz del hombre, teóricamente tendría que estar ya dormido… quizás no había funcionado como siempre, o aquel hombre lo soportaba mejor pero eso daba igual, necesitaba entrar y sacar de allí a la muchacha como fuera. Su cabeza comenzó a pensar rápidamente y lo único que se le ocurrió es lo que hizo a continuación…

Saco de su bolsillo todo su sueldo y cogiendo aire para cuadrar los hombros entro en la habitación captando la atención de ambos, el hombre iba a hablar pero lo único que hizo Tau fue enseñar el dinero en su mano, no era tanto pero lo había colocado de la manera que pareciera un buen fajo.-Yo he pagado más y tu tiempo se acaba de terminar, págala y largo de aquí.-Clavo sus ojos verdes en el hombre sin mirar en ningún momento a Adneris manteniendo aquella fachada de intimidación. El hombre le observo también calculando cuantos problemas podría tener pero hizo lo correcto y después de ponerse la camisa y los pantalones salió del cuarto dejando el dinero en el mismo lugar que lo había dejado Tau.

¿Estás bien?-Su fachada había terminado y después de ver que la puerta estaba cerrada se agacho a por el vestido de la muchacha.-He intentado venir antes pero tenia que cambiar barriles…-Se agacha para que metiera los pies dentro del hueco del vestido y la mira desde abajo con una suave sonrisa.-Debes mejorar esa pócima… menos mal que tenia el sueldo cerca o tendría otra ceja rota.-Bromea y la sube el vestido colocándoselo bien mientras miraba sus ojos.-Tienes suficiente para hoy? Coge parte de mi sueldo, cobro bien en otro trabajo que tengo… tomate unos días para ti… quédate en mi casa si quieres, es aquí al lado y es mas acogedor que el burdel-Agarra el dinero y le da toda la cantidad-No es mucho.. pero lo necesitas mas que yo-Acaricia sus hombros con calidez y suavidad.-¿Lo harás por mí?-Agarra su mentón y la hace mirarle sabiendo que pocas mujeres podrían resistirse a aquellos ojos verdes de Tau.

por **Adneris Da Nobrega** Dom Jun 14, 2015 8:55 pm

Las manos de la chica se humedecían cada vez más, a pesar que con mayor frecuencia ella las limpiara en sus muslos. El hombre se impacientaba y hacía amago de tocarla, pero ella hábilmente se alejaba de sus manos. Lo peor de todo es que no parecía haber ningún cambio en el modo de comportarse de aquel hombre, seguía tan lúcido como siempre y cada vez de peor ánimo. Pronto sus movimientos iban a verse limitados ¿Qué haría? Si gritaba todo el burdel se enteraría de su farsa y estaba perdida, pero por otro lado no permitiría bajo ninguna circunstancia que un hombre como aquel la tocara. No. Aunque le costara la vida, nadie iba a volver a tocarla de esa manera. Sus ojo pasaban cada vez con mayor frecuencia al cajoncito oculto en la mesilla junto a la cama, allí tenía oculta una pequeña navaja. Hasta ahora nunca la había usado, pero este podía ser un buen momento para hacerlo, sin embargo para llegar hasta allí tendría que pasar muy cerca del hombre, no dudaba de que éste impediría su paso de inmediato, y ello iba a impedir que tomara el arma.

Cuando ya no tenía esperanza de salir de esta situación sin un escándalo que la dejara en la calle, un milagro ocurrió. Tau apareció tras la puerta. El corazón de la joven volvió a latir. Y una ola de alivio la recorrió por completo, haciendo que sus rodillas fallaran aunque de alguna forma logró mantenerse en pie sin quitar la mirada de los dos sujetos. Gracias al cielo, el cliente no tuvo más remedio que salir maldiciendo de la habitación ante la convincente actuación del joven y las lágrimas inundaban los ojos de Adara, lágrimas de gratitud hacia Tau. La chica mantuvo el silencio durante todo el tiempo en que este último le ayudó a cubrir su semidesnudez, si hablaba ahora sabía que la voz se le quebraría y ello solo contribuiría a aumentar su vergüenza. Claro, era una prostituta de nombre, pero ello no impedía que el pudor que gobernaba la mayoría de sus acciones. Además tuvo que reprimir una mueca al imaginar que su amigo resultara herido una vez más por su culpa. Ello terminaría por arruinar la poca estabilidad que estaba logrando.

Una vez que se encontraba cubierta, gracias a su amigo, sacudió la cabeza una serie de veces. No podía aceptar el dinero del joven. No cuando era producto del trabajo duro que él realizaba.Su ofrecimiento le sonaba de lo más maravilloso, pero no podía, no cuando ya su deuda con él llegaba a límites inalcanzables por el momento, quizás algún día pudiera pagar todo lo que él hizo hasta ahora por ella; claro sabía que lo material jamás igualaría a lo que él le dió en este tiempo-No, Tau-Murmuró tratando de esquivar su mirada, él utilizaba muy bien su poder de convencimiento-No puedo tomarlo, es tuyo, tu te lo ganaste-Intentaba sonar firme, pero no iba a aceptarlo. No era una cuestión de orgullo, era que sentía que le debía ya demasiado y que abusaba de su amistad al aceptar aquello. Era verdad que lo necesitaba, tendría que ir a la mañana siguiente donde la bruja que le daba esas pociones y comprar más, y en ello iría todo aquello que habría logrado ahorrar en semanas de "trabajo" dejándole apenas para una miserable comida, pero Tau no tenía porqué saberlo. -Estoy bien, gracias a ti, y con gusto aceptaré el que me hospedes en tu casa por esta noche, necesito respirar-En el burdel el aire era tan rancio y mal oliente que hacía que se sintiera sucia, parte de la inmundicia que había en aquel lugar-Pero no tomaré tu dinero-Empujó su mano rechazando ese donativo-Tengo lo que necesito, no tomaré más que lo que ese sujeto dejó ahí, con eso bastará-Esperaba que su argumento fuera convincente.-No malgastes tu dinero en alguien como yo, Tau, no vale la pena-Sonrió con tristeza sacudiendo una vez más la cabeza.-Vamos, enséñame como llegar a tu casa, un poco de descanso no me vendría mal ahora...-Queria desviar su atención hacia algo más que no fuera su dinero, su negativa sería rotunda.

por **Tau Sayed** Miér Jun 24, 2015 6:21 am

Había cosas que Tau no era capaz de entender, si ofreces algo de buen corazón y sin ningún tipo de… intención a ser devuelto ¿Por qué las personas se lo tomaban como si les estuvieras salvando la vida?, Tau podría llegar a entender el orgullo y el ego… pero en este caso no entraban esas dos armas a juego.

Espera…-Guarda el dinero unos segundos para aprovechar y poner por encima del vestido de Adi la chaqueta que traía el, cubriendo sus hombros desnudos para que se sintiera más protegida al estar tapada que con un simple vestido.-Ahora si… vamos-Abre la puerta para ella y la guía con una mano en su cintura.-Te voy a decir una cosa…-murmura contra su oído antes de levantar una mano para despedirse de su jefe saliendo del ruidoso burdel.-Lo que te he ofrecido no es caridad, ni veo a una pobre muchacha… me ofende que puedas llegar a pensar eso de mi.-Mete las manos en los bolsillos de su pantalón caminando tranquilamente por las brillantes calles de París.

Un par de piedras se interpusieron en su camino por los que las pateo frunciendo el ceño.-Mi casa no es muy grande pero la cama será tuya cuando quieras, he conseguido un sofá bastante comodo-Levanta la vista para clavarla en la de ella, adelantándose-Y ni se te ocurra decirme que tu duermes en el sofá porque eso me volvería a ofender.-Se desabrocha con agilidad un par de botones de su camisa notando como ya no ahogaba y espera a que la carretera este libre y pasar, acercándose cada vez más a su casa-Falta un par de edificios…-Asegura mientras la única mano que continuaba en su bolsillo jugaba con el dinero.-¿Sabes qué? Ya que no quieres aceptar mi dinero… me lo gastare todo el comida y te daré la mitad de todo.-Su ocurrencia le hace sonreír.-Y…es un regalo por lo que no puedes decirme que no, seria de mala educación-Se muerde el labio satisfecho de cómo había salido de aquella situación ganando.

Bueno…-plantó su metro noventa prácticamente frente a su edificio mirando hacia arriba señalando la buhardilla.- Bienvenue chez moi –Su francés no era una maravilla pero hacia lo que podía.- Espero que su estancia en este hotel de 5 estrellas sea agradable.-Bromeó mientras con sus llaves abría el portal dejándola entrar.-Ahora serás tú quien sepa algún secreto mío…

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