No han llorado los hombres de mi casta.

por **Zaccharie Chevigné** Sáb Jun 06, 2015 11:30 pm

No han llorado los hombres de mi raza

Eran de acero

Tú me dijiste: no lloró mi padre;
Tú me dijiste: no lloró mi abuelo;
No han llorado los hombres de mi raza,
Eran de acero.

La teoría dice que el padre es el amo y constituye la autoridad máxima. Por definición no hace nada en casa y siempre toma las decisiones finales. Es poderoso (entre otras cosas es el que aporta las finanzas a la familia). Es castrador con su mujer y con sus hijos, haciéndoles sentir su superioridad. Marca su distancia. Se mantiene por encima de los demás y no debe dar explicación de sus decisiones.

Si todo ello es así, yo, joven macho, procedo a integrar el complejo de Cronos. Pueden producirse entonces dos cosas: que el hijo mate al padre (síquica o físicamente) o que el hijo mate al niño que hay en él. Esta segunda posibilidad es la que se produce mayoritariamente. Para ser “hombre” hay que sofocar y matar al niño que soy. Eso me impedirá desarrollar mi afectividad. No sólo se me castra, sino que suicido mi niñez. Pero no me importa, mientras sea quien detente el poder.

La madre es sagrada y las otras… bueno, las encontramos en la calle. Y tal vez por eso muchos hombres buscan a su madre en las otras mujeres. ¿Así que amar a mi madre me educa y facilita el amar a las mujeres? No puede ser, porque la considero inferior. Si mi madre estaba frustrada, ¿aprendí yo amándola a no frustrar después a las mujeres?

Mi masculinidad proviene en gran parte de mi padre, la aprendí en la infancia y se vive en el sistema. Hay que ser “fríos”. Ello implica una vigilancia estrecha sobre mí mismo.

No existe la empatía. Me encuentro solo y aislado. Pero como el poder se garantiza en el ejercicio de la violencia legítima y es valorada altamente yo, macho joven, me valorizo en el uso de la violencia. Cuando ejerzo la violencia paso de objeto a sujeto activo, adquiero status. Y todo ello teniendo como objetivo el poder, el control, el dominio. Lo que se llama “ser dueño de mí”.

Dato

Créditos

por **Zaccharie Chevigné** Lun Jul 13, 2015 11:26 pm

Llegué cuando tenía ocho años al camino que mi padre había edificado.
Tenía en las vertientes de mi vida el deseo
de conocer siquiera lo que era la alegría.
¡Y pensar que no puedo sentirla todavía!

¡Pero, claro! es inútil, porque en un cierto día
compraré una maleta y sin una alegría
me iré donde van todos estos "que han cazado".

¿Qué me importa? Inglés, Español o Francés,
siempre seguiré siendo lo que hasta ahora he sido:
un muchacho que tiene mucho de machucado,
poco de candoroso, y exceso de desgraciado...

¡Entrenar, entrenar! Toda mi miserable vida
en una jaula de púas, ¡mi juventud absorbida!
Pero no importa, ¡vamos! pues mañana o pasado
seré un hombre lo mismo que cualquier macho que se respeta,
que cualquier hombrecito que usa los ojos
y lleva cerrados los caminos hacia la luna nueva…
!Qué diablos, y en la vida, como en una novela amarillista,
un hombre se tiene que graduar de cazador!

Siempre,
productos manufacturados, medias, zapatos,
o simplemente aire infinito,
habrá entre mis pies y la tierra,
extremando lo aislado y lo solitario de mi ser
algo tenazmente supuesto entre mi vida y la tierra,
algo abiertamente invencible y enemigo.

No han llorado los hombres de mi casta.

No han llorado los hombres de mi casta.

Re: No han llorado los hombres de mi casta.