AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un dia para recordar /Edmond/
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Un dia para recordar /Edmond/
Llevaba unos dias en los que habia trabajado mas tiempo de lo normal, en las distintas casas de los señores mas pudientes que necesitaban de chicas jovenes que les limpiaran y cocinaran manera temporal, solo cuando precisaban mas trabajadores para alguna fiesta, sino solo tenia un rico para el que trabajar. Entre ellos pero de manera permanente habia una mujer mayor muy dulce y tierna que siempre se portaba muy bien conmigo y de la que podia decir que no se sobrepasaba conmigo, hasta donde sabia de ella no habia tenido descendencia, en realidad si, una hija que habia fallecido antes que ella y todo el dinero quedaria para obras de caridad o algo asi me habia explicado. Aquella mujer de cabello cano y rostro arrugado, me daba mucho mas de lo que me merecia por mis servicios, se preocupaba por mi y por el niño asique muchas veces me daba mas dinero del acordado para que le comprara a Edmond algun juguete o alguna cosa que le gustara. Ella decia que le recordaba un poco a su hija, tan jovial y alegre, siempre con una sonrisa en los labios que queria que no se apagase.
El dia anterior la marquesa me habia dado el dia libre, ademas de un incentivo mas que generoso para que gastara en lo que quisiera con Edmond y me habia prestado una pequeña carreta y un caballo para que pudieramos ir. Asique con eso ya tenia pensado donde iriamos a un lugar donde era muy probable que nunca hubiera estado. Hable con mi angel para que no se preocupara pues queria aprovechar lo mas posible el dia y para ello debiamos salir muy pronto y regresar muy tarde pues seria un largo recorrido y sabia que no le haria mucha gracia que saliera al amanecer y regresara en la noche tambien pero no habia mas remedio.
Serian como las 6 de la mañana cuando me despedi de mi angel con un beso dulce, cogi a Edmond que estaba mas que dormido entre mis brazos y lo acomode en la carreta entre "almohadas" suaves para que no se despertara aunque temia que con las piedras del camino se moviera muvho la carreta. Aun estaba oscuro pero ya empezaba a clarear pero asi llegariamos ya de dia. A las 10 de la mañana como mucho, 3 horas mas tarde y mucho trecho recorrido ya se podia empezar a ver el claro del lago - Edmond cariño, despierta... - Él no tenia ni idea de nada, todo iba a ser una sorpresa que esperaba que le gustara y una manera de recompensarle por no haber podido estar tanto como hubiera querido con él. El lago estaba relativamente cercano a Paris pero sin la multitud, era un sitio tranquilo donde pasar todo el dia... habia preparado algo de comida, una manta donde ponernos y habia tomado algunos de sus juguetes que le habia comprado con el dinero extra, ademas de su bolsa amarilla para que se entretuviera; eran unas canicas, una peonza... No eran la gran cosa pero el pequeño se merecia todo eso y mas y poder ver su sonrisa alegre era algo que me alegraba - Ya hemos llegado... - Pare el carro en una zona de sombra, me baje, ate al caballo y me acerque a Edmond - Cariño abre los ojitos, hoy es un dia especial - Le di un beso en la frente y deje que se fuera despertando
Todo estaba muy tranquilo, ni un solo ruido mas alla de la respiracion del caballo al cual le puse un plato con agua. No habia ni una sola alma por el lugar lo que tambien en parte agradecia pero no me hubiera importado el hecho de que hubiera mas niño con los que Edmond hubiera podido jugar. Empece a preparar todo, la manta donde nos pondriamos y la comida ocultarla de bichos curiosos. La mañana estaba fresca pero se podia ver en el sol que eso cambiaria segun pasara el dia, nos habian bendecido el picnic con un dia extraordinario
El dia anterior la marquesa me habia dado el dia libre, ademas de un incentivo mas que generoso para que gastara en lo que quisiera con Edmond y me habia prestado una pequeña carreta y un caballo para que pudieramos ir. Asique con eso ya tenia pensado donde iriamos a un lugar donde era muy probable que nunca hubiera estado. Hable con mi angel para que no se preocupara pues queria aprovechar lo mas posible el dia y para ello debiamos salir muy pronto y regresar muy tarde pues seria un largo recorrido y sabia que no le haria mucha gracia que saliera al amanecer y regresara en la noche tambien pero no habia mas remedio.
Serian como las 6 de la mañana cuando me despedi de mi angel con un beso dulce, cogi a Edmond que estaba mas que dormido entre mis brazos y lo acomode en la carreta entre "almohadas" suaves para que no se despertara aunque temia que con las piedras del camino se moviera muvho la carreta. Aun estaba oscuro pero ya empezaba a clarear pero asi llegariamos ya de dia. A las 10 de la mañana como mucho, 3 horas mas tarde y mucho trecho recorrido ya se podia empezar a ver el claro del lago - Edmond cariño, despierta... - Él no tenia ni idea de nada, todo iba a ser una sorpresa que esperaba que le gustara y una manera de recompensarle por no haber podido estar tanto como hubiera querido con él. El lago estaba relativamente cercano a Paris pero sin la multitud, era un sitio tranquilo donde pasar todo el dia... habia preparado algo de comida, una manta donde ponernos y habia tomado algunos de sus juguetes que le habia comprado con el dinero extra, ademas de su bolsa amarilla para que se entretuviera; eran unas canicas, una peonza... No eran la gran cosa pero el pequeño se merecia todo eso y mas y poder ver su sonrisa alegre era algo que me alegraba - Ya hemos llegado... - Pare el carro en una zona de sombra, me baje, ate al caballo y me acerque a Edmond - Cariño abre los ojitos, hoy es un dia especial - Le di un beso en la frente y deje que se fuera despertando
Todo estaba muy tranquilo, ni un solo ruido mas alla de la respiracion del caballo al cual le puse un plato con agua. No habia ni una sola alma por el lugar lo que tambien en parte agradecia pero no me hubiera importado el hecho de que hubiera mas niño con los que Edmond hubiera podido jugar. Empece a preparar todo, la manta donde nos pondriamos y la comida ocultarla de bichos curiosos. La mañana estaba fresca pero se podia ver en el sol que eso cambiaria segun pasara el dia, nos habian bendecido el picnic con un dia extraordinario
Amaris Scander- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 07/02/2012
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Re: Un dia para recordar /Edmond/
Aún la noche acariciaba las ventanas la última vez que sus ojos se abrieron para asegurarse de que el caballero de alas negras estaba tocando su sonata en la habitación contigua, aunque el ángel no estaba junto a él, en la misma habitación el pequeño se sentía acompañado y protegido por el ser que más quería… no es que amará menos a mamá Selena, pero es que ese misterioso caballero aún no lo toleraba y el lo sabía, aquella noche sus ojos no volvieron a cerrarse hasta que una ultima pregunta vino a su mente -¿Que hice para que no me quisiera papá Dios?- tras un suspiro y sin poder un momento más el sueño lo venció por completo.
En sus sueños miles de cosas se dibujaron entonces, sus pequeñas manos sostenían un violín que tocaba mientras los pececillos de múltiples colores bailaban en círculos junto a él, las sirenas reían y jugaban mientras continuaba su música en el fondo del océano, amaba más que nada esa sensación de armonía, en la superficie podía ver unicornios blancos, brincoteando sin parar y bebiendo agua, hadas volaban por encima del claro del agua y otros animales se unían a su danza, todos siguiendo el compás de su pequeño violín, Edmond reía para ese entonces, las sirenas le mimaban y le daban dulces de múltiples sabores, pero una de ellas llamó su atención, era linda y su rostro y manos le resultaron familiares, su sonrisa se desvaneció al contemplar con más detenimiento a su primera mami, ella lo invitaba a jugar con palabras calladas, solo asentía y con la mano señalaba otro lugar, los pequeños ojos de Edmond se hicieron cristalinos, encarcelando las lagrimas producto de su alegría al verla, ¡Que hermosa sensación era sentirla, poder pender de su mano mientras nadaban cada vez más lejos -Mami te quiero- le susurro y ella respondió con una sonrisa -¿Sabes?- continuo diciendo con la voz pequeña de los niños -Otra mami cuida de mi en la tierra y ella es linda igual que tu- asintió pasando saliva como suelen hacer los infantes al hablar -Pero no me gusta que trabaje tanto mami, el ángel de las alas negras dice que yo tengo la culpa de eso, dice que si yo no estuviera ella no tendría porque trabajar sin descanso- se encogió de hombros siguiendo el paso de su bella sirena que nada le respondía, su mirada seguía al frente y su mano seguía sujetándole igual que antes o con un poco de más fuerza quizás -Creo que el caballero de alas negras tiene razón, yo… yo…. pido mucho y entonces trato de vender mis pequeñas figuras a alguien, al que sea en las calles de París, a veces funciona e.. e… ¡incluso hago nuevos amigos!- exclamo con entusiasmo -Y otras… solo recibo insultos y rechazos, la gente no hace caso de lo diferente, pienso que me imaginan como una clase de dragón de cinco cabezas que se los quisiera comer bajo el engaño de una venta de simples figuras que no tienen importancia alguna, son horribles- dijo cabizbajo, intentando no llorar -Cuando gano dinero, mucho o poco se lo doy a mami sin que se de cuenta, a veces lo escondo en su ropa como el gran mago que soy- dijo enorgullecido con una mueca de alegría dibujado de una pequeña mejilla coloreada de rosa a la otra -A veces quisiera pasar cinco minutos con ella mami… no verla cansadita por mi causa, a… a… a veces quisiera solo un momento con ella en algún lugar, quisiera que también el ángel de alas negras estuviera con nosotros y pasar un día en campo junto a las florecitas amarillas, las ardillas, los pajaritos y otras cosas más pero papá ángel dice que no puede salir de día porque los ángeles no deben ser vistos, yo siento que en realidad es porque no quiere ni verme… no le digas que le dije papá- dijo en voz baja, bostezando de nuevo y tallándose sus ojos claros -Ya me cansé de nadar mami- aviso, pero la sirena insistía con una amplia sonrisa a seguir adelante -Pero es que tengo sueño mami- volvió a tallar sus pequeños puños contra sus ojos, diminutos brazos y figura regordeta que pronto se vio envuelta por los brazos de la sirena -¿Me das permiso para dod.. dod… dormir?- pregunto después de varios intentos, su mami asintió -Nunca me abandones- suplico hasta quedarse dormido, en fondo de ese sueño escucho una voz llamándole por su nombre, después un beso con el que se encogió más en algo que no parecía ser su cama, aun así sonrió -No quid..no quied.. no quiero despertar- se cubrió sus ojos, a veces el pequeño podía ser tan perezoso, sin embargo el sabia obedecer y poco a poco sus párpados fueron abriendo paso a la imagen de interior de un coche, pudo ver los asientos donde estaba recostado y a la entrada su mami, mami Selena esperándole en medio de una luz centellan y el trino de las aves en los árboles -¡Mami!-exclamo y aun con los efectos del sueño sobre él corrió torpemente hacia su madre -Buenos días mami- dijo con una amplia sonrisa y tallando sus ojos en circulo, los colores le subieron al rostro como cada mañana, tímidamente y con las manos por detrás dio un beso pequeño a su mami, bailo sobre si de un lado a otro hasta que finalmente no contuvo más sus ganas de estrecharla -¿Donde estamos mami? ¿Que es? ¿Porque estamos aquí? ¿Tu estas bien? ¿El caballero de alas negras… donde esta?- pregunto confundido y angustiado.
En sus sueños miles de cosas se dibujaron entonces, sus pequeñas manos sostenían un violín que tocaba mientras los pececillos de múltiples colores bailaban en círculos junto a él, las sirenas reían y jugaban mientras continuaba su música en el fondo del océano, amaba más que nada esa sensación de armonía, en la superficie podía ver unicornios blancos, brincoteando sin parar y bebiendo agua, hadas volaban por encima del claro del agua y otros animales se unían a su danza, todos siguiendo el compás de su pequeño violín, Edmond reía para ese entonces, las sirenas le mimaban y le daban dulces de múltiples sabores, pero una de ellas llamó su atención, era linda y su rostro y manos le resultaron familiares, su sonrisa se desvaneció al contemplar con más detenimiento a su primera mami, ella lo invitaba a jugar con palabras calladas, solo asentía y con la mano señalaba otro lugar, los pequeños ojos de Edmond se hicieron cristalinos, encarcelando las lagrimas producto de su alegría al verla, ¡Que hermosa sensación era sentirla, poder pender de su mano mientras nadaban cada vez más lejos -Mami te quiero- le susurro y ella respondió con una sonrisa -¿Sabes?- continuo diciendo con la voz pequeña de los niños -Otra mami cuida de mi en la tierra y ella es linda igual que tu- asintió pasando saliva como suelen hacer los infantes al hablar -Pero no me gusta que trabaje tanto mami, el ángel de las alas negras dice que yo tengo la culpa de eso, dice que si yo no estuviera ella no tendría porque trabajar sin descanso- se encogió de hombros siguiendo el paso de su bella sirena que nada le respondía, su mirada seguía al frente y su mano seguía sujetándole igual que antes o con un poco de más fuerza quizás -Creo que el caballero de alas negras tiene razón, yo… yo…. pido mucho y entonces trato de vender mis pequeñas figuras a alguien, al que sea en las calles de París, a veces funciona e.. e… ¡incluso hago nuevos amigos!- exclamo con entusiasmo -Y otras… solo recibo insultos y rechazos, la gente no hace caso de lo diferente, pienso que me imaginan como una clase de dragón de cinco cabezas que se los quisiera comer bajo el engaño de una venta de simples figuras que no tienen importancia alguna, son horribles- dijo cabizbajo, intentando no llorar -Cuando gano dinero, mucho o poco se lo doy a mami sin que se de cuenta, a veces lo escondo en su ropa como el gran mago que soy- dijo enorgullecido con una mueca de alegría dibujado de una pequeña mejilla coloreada de rosa a la otra -A veces quisiera pasar cinco minutos con ella mami… no verla cansadita por mi causa, a… a… a veces quisiera solo un momento con ella en algún lugar, quisiera que también el ángel de alas negras estuviera con nosotros y pasar un día en campo junto a las florecitas amarillas, las ardillas, los pajaritos y otras cosas más pero papá ángel dice que no puede salir de día porque los ángeles no deben ser vistos, yo siento que en realidad es porque no quiere ni verme… no le digas que le dije papá- dijo en voz baja, bostezando de nuevo y tallándose sus ojos claros -Ya me cansé de nadar mami- aviso, pero la sirena insistía con una amplia sonrisa a seguir adelante -Pero es que tengo sueño mami- volvió a tallar sus pequeños puños contra sus ojos, diminutos brazos y figura regordeta que pronto se vio envuelta por los brazos de la sirena -¿Me das permiso para dod.. dod… dormir?- pregunto después de varios intentos, su mami asintió -Nunca me abandones- suplico hasta quedarse dormido, en fondo de ese sueño escucho una voz llamándole por su nombre, después un beso con el que se encogió más en algo que no parecía ser su cama, aun así sonrió -No quid..no quied.. no quiero despertar- se cubrió sus ojos, a veces el pequeño podía ser tan perezoso, sin embargo el sabia obedecer y poco a poco sus párpados fueron abriendo paso a la imagen de interior de un coche, pudo ver los asientos donde estaba recostado y a la entrada su mami, mami Selena esperándole en medio de una luz centellan y el trino de las aves en los árboles -¡Mami!-exclamo y aun con los efectos del sueño sobre él corrió torpemente hacia su madre -Buenos días mami- dijo con una amplia sonrisa y tallando sus ojos en circulo, los colores le subieron al rostro como cada mañana, tímidamente y con las manos por detrás dio un beso pequeño a su mami, bailo sobre si de un lado a otro hasta que finalmente no contuvo más sus ganas de estrecharla -¿Donde estamos mami? ¿Que es? ¿Porque estamos aquí? ¿Tu estas bien? ¿El caballero de alas negras… donde esta?- pregunto confundido y angustiado.
Edmond Antoine- Humano Clase Baja
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Re: Un dia para recordar /Edmond/
Le escuchaba hablar y me daba mucha ternura haciendo que sonriera y le diera un tierno beso en la frente dejandole un poco mas de tiempo alli recostado... no tenia prisa ninguna, podia ir preparando el picnic mientras él iba despertando, era su dia y sabia que querria ayudarme si estaba despierto por lo que no insistir seria la mejor opcion. Sin embargo no tardo mucho mas en abrir los ojos por lo que no me dio tiempo a hacer nada mas - ¿Que tal dormiste cielo? Espero tuvieras sueños bonitos con los angeles - Le sonrei viendo como venia hacia a mi aun bastante adormilado - Buenos dias cariño - Edmond era un niño sumamente tierno pues desde el primer dia habia sido cariñoso y dulce conmigo, no habia puesto ninguna pega a que le adoptara y aunque no era su madre ni queria sustituirla en sus recuerdos, me alegraba el corazon cuando me llamaba asi y se comportaba como si lo fuera, quizas debia sentirme mal por esa sensacion pero era tan maravillosa... y nunca le habia engañado incluso le habia preguntado por su madre biologica para que me contara y asi no perdiera sus recuerdos de ella con el pasar del tiempo. Le estreche con fuerza entre mis brazos pero sin hacer daño en su pequeño cuerpo - Tranquilo pequeño... respira - Parecia muy agitado y nervioso por lo que le tome en brazos para sacarle del carro y que vjera un poco el paisaje - No sucede nada... se que he trabajado mucho y no he podido contigo por eso quiero recompensarte con este dia para nosotros, estamos en el lago en este precioso dia soleado y el caballero de alas negras esta descansando, él no puede venir con nosotros - Le deje en el suelo a mi lado - Puedes ir a investigar y a jugar por aqui cerca Edmond, traje tu bolsa amarilla y unos regalitos para ti, ademas de algunas cosas para comer, pasaremos todo el dia y por la tardd volveremos ¿Te parece? - Fui hasta el otro lado del carro para empezar a sacar cosas pero primero que nada su bolsa amarilla, luego cuando ya todo estuviera preparado le daria sus regalos. Sabia que intentar comprar su amor con objetos no estaba bien, ni tampoco era mi intencion, solo queria darle cosas que yo no habia tenido pero a veces si deseado aunque lo mas importante era pasad el tiempo con él, como yo habia querido que pasara con mi madre - Cielo tengo esto para ti - Le di envuelto en papel dos objetos, eran unas pequeñas canicas de madera y una de cristal pues eran de las mas caras de bonitos y llamativos colores y una peonza aunque quizas era muy pequeño para esos regalos pero en verdad no sabia bien que regalos podian ser aptos para su edad, ademas de que Edmond tampoco era un niño que mentalmente aparentara su edad - ¿Que te apetece que haya de comida? - Queria ver si adivinaba y tambien disfrutar de él y su compañia
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Amaris Scander- Humano Clase Baja
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Re: Un dia para recordar /Edmond/
Edmond continuaba frotándose los ojos en círculos desesperadamente, veía todo borroso y eso le irritaba siempre al despertar pero no por ello dejaba de sonreír ampliamente a su mami que le hablaba delicadamente -Sí- contesto en medio de un bostezo pequeño -Soñé con los ángeles y con el caballero de alas negras- aunque esto último lo menciono con desanimo puesto que él ángel seguía sin aceptarlo del todo y era en ocasiones el sentimiento demasiado intenso de sentirse desplazado, solo en sueños el era y tenía todo cuanto deseaba al lado de su padre. Sin embargo eso no lo quito la enorme alegría de saludar a mami Selena aunque fuese a trompicones por seguir sumamente dormido ni tampoco alarmarse al ver que estaban en un sitio distinto. El pequeño apenas si respiraba y se agitaba en demasía al verse lejos de casa, espero a que le explicaran y sintió su sonrojo tibiando sus mejillas –Oh- exclamó apenado bajando la cabeza -Pensé que algo malo había pasado mami- respondió, llevándose el puño cerrado a la boca en seña silenciosa de su vergüenza -Lo siento mucho, no volveré a alarmarme- y después de eso estiro sus bracitos de par en par para poder abrazarla con todas sus fuerzas que para Edmond eran tantas como las de un gigante y para otros apenas si llegaba a lastimar a alguien. Él pequeño era de complexión delgada y eso no le ayudaba mucho al fortalecimiento de sus pequeñas articulaciones que aún estaban en crecimiento.
Sintió como lo alzaban y no pudo evitar reír, sentía cosquillas cada vez que sus pies se encontraban lejos del piso -¡Mami!- exclamaba divertido en el aire -¡Mami!- decía entre risas delgadas y chillonas típicas de los niños de su edad, estaba contento por todo lo que al parecer le deparaba ese día soleado de aires frescos invernales y las aguas tranquilas al frente suyo –Es bonito este lugar ¡Me gustaría pintarlo!- grito con emoción una vez que estaba entre la hierba y su madre a un lado –Mami- la llamó de nuevo, jalándole la tela de su vestido –¿En lugar de jugar puedo.. puedo pintar el paisaje?- pregunto con curiosidad sin quitar la vista de lo que tenía de frente e ignorando si algo más se le estaba diciendo en aquel momento, para el pequeño y sus ojos verdes aceitunados el cielo matutino era precioso con sus tonos pasteles y naranjas que brindaban al sol la compañía que necesitaba para lucirse sobre sus cabezas -Mami...- volvió a llamarla -¿De que están hechas las nubes? ¿Son algodones o son dulces?- preguntó de pronto pues aunque Edmond era inteligente había cosas que aún ignoraba y por tanto lo asociaba todo con la inocencia infantil de la que solo le sobraba un resquicio -¿O son ovejitas?- pero no pudo discernir más porque su mirada se distrajo ahora con su bolsita amarilla y un paquete que mami Selena sostenía entre sus manos que yacían alejadas de donde el se encontraba. Corrió con apuro para tomarlas rápidamente -Gra... gracias- dijo anonadado, en su vida nadie le había obsequiado nada, jamás había tenido un regalo de cumpleaños ni un obsequio de navidad así que se sentó en el piso dejando su bolsito de lado y desenvolviendo el paquete con sumo cuidado. Casi se desmaya al ver su contenido ¡Eran juguetes! ¡Juguetes! -No lo puedo creed. ..creer- inquirió el pequeño boquiabierto observando la peonza y las canicas de madera hasta que su atención se centro en aquella de cristal, los ojos de Edmond brillaron con alegría y la vez con mucha tristeza que de pronto todo lo volvió a contemplar borroso gracias al las lágrimas que contenía con mucho esfuerzo –Mami, no merezco todo esto- volvió su vista a su angelito de la guarda, como él le llamaba cuando no le decía mamá –Mami Selena...- pronunció y de la nada sus lágrimas comenzaron a rebosar sobre sus mejillas -Nadie... nadie me había dado un regalo así... nadie- asintió para si cogiendo el paquetito y abrazando su contenido como si se tratará de un oso de peluche –Gracias..- pronunció sincero de nuevo bajando la vista de pronto, sus rodillas permanecían entonces, allí en el piso simulando una flor de loto - Gracias por quererme tanto mami- luego guardo silencio sin volver la mirada hacia arriba y tumbado en el suelo todavía.
Reflexionó haciéndose la misma pregunta ¿Qué podría haber de comer? –Fresas- reparó el niño después de un rato corto en el que no pronunció palabra alguna –A mi me gustan las fresas ¿Trajiste unas mami?- exclamó pareciendo que la sonrisa venía a él de nuevo poco a poco.
Sintió como lo alzaban y no pudo evitar reír, sentía cosquillas cada vez que sus pies se encontraban lejos del piso -¡Mami!- exclamaba divertido en el aire -¡Mami!- decía entre risas delgadas y chillonas típicas de los niños de su edad, estaba contento por todo lo que al parecer le deparaba ese día soleado de aires frescos invernales y las aguas tranquilas al frente suyo –Es bonito este lugar ¡Me gustaría pintarlo!- grito con emoción una vez que estaba entre la hierba y su madre a un lado –Mami- la llamó de nuevo, jalándole la tela de su vestido –¿En lugar de jugar puedo.. puedo pintar el paisaje?- pregunto con curiosidad sin quitar la vista de lo que tenía de frente e ignorando si algo más se le estaba diciendo en aquel momento, para el pequeño y sus ojos verdes aceitunados el cielo matutino era precioso con sus tonos pasteles y naranjas que brindaban al sol la compañía que necesitaba para lucirse sobre sus cabezas -Mami...- volvió a llamarla -¿De que están hechas las nubes? ¿Son algodones o son dulces?- preguntó de pronto pues aunque Edmond era inteligente había cosas que aún ignoraba y por tanto lo asociaba todo con la inocencia infantil de la que solo le sobraba un resquicio -¿O son ovejitas?- pero no pudo discernir más porque su mirada se distrajo ahora con su bolsita amarilla y un paquete que mami Selena sostenía entre sus manos que yacían alejadas de donde el se encontraba. Corrió con apuro para tomarlas rápidamente -Gra... gracias- dijo anonadado, en su vida nadie le había obsequiado nada, jamás había tenido un regalo de cumpleaños ni un obsequio de navidad así que se sentó en el piso dejando su bolsito de lado y desenvolviendo el paquete con sumo cuidado. Casi se desmaya al ver su contenido ¡Eran juguetes! ¡Juguetes! -No lo puedo creed. ..creer- inquirió el pequeño boquiabierto observando la peonza y las canicas de madera hasta que su atención se centro en aquella de cristal, los ojos de Edmond brillaron con alegría y la vez con mucha tristeza que de pronto todo lo volvió a contemplar borroso gracias al las lágrimas que contenía con mucho esfuerzo –Mami, no merezco todo esto- volvió su vista a su angelito de la guarda, como él le llamaba cuando no le decía mamá –Mami Selena...- pronunció y de la nada sus lágrimas comenzaron a rebosar sobre sus mejillas -Nadie... nadie me había dado un regalo así... nadie- asintió para si cogiendo el paquetito y abrazando su contenido como si se tratará de un oso de peluche –Gracias..- pronunció sincero de nuevo bajando la vista de pronto, sus rodillas permanecían entonces, allí en el piso simulando una flor de loto - Gracias por quererme tanto mami- luego guardo silencio sin volver la mirada hacia arriba y tumbado en el suelo todavía.
Reflexionó haciéndose la misma pregunta ¿Qué podría haber de comer? –Fresas- reparó el niño después de un rato corto en el que no pronunció palabra alguna –A mi me gustan las fresas ¿Trajiste unas mami?- exclamó pareciendo que la sonrisa venía a él de nuevo poco a poco.
Edmond Antoine- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 24/03/2015
Re: Un dia para recordar /Edmond/
Me sorprendi con su comentario pues nunca hubiera imaginado que le cogiera tanto cariño Edmond a mi caballero, porque desde luego no era una situacion sencilla, él no era un ser humano como nosotros y podia haber asustado al pequeño desde primera instancia y sin embargo tenia gran curiosidad por conocerle - Me alegro de que fuera un sueño hermoso cariño - Sonrei por esa forma que tenia de saludarme aun dormidito pues me recordaba mucho a mi de pequeña pero mas alla de eso creaba un sentimiento de ternura en mi interior - Ya no debes alarmarte de nada cielo, yo estoy aqui para cuidarte y solo tengas que preocuparte de pensar a que jugar - Le abrace con una fuerza considerable, que sintiera la proteccion del abrazo pero tampoco de ahogarle. No sabia nada de lo que habia pasado Edmond en su vida hasta que llego a mi pero de ahora en adelante podria ser como un niño normal, sin tener preocupaciones y disfrutando de una infancia llena de risas
Me encantaba verle disfrutar porque me indicaba que estaba haciendo bien porque nunca estaba segura de si lo hacia bien con él al no haber tenido mas hijos - Claro cariño, hoy es tu dia, tu decides que es lo que quieres hacer - Tenia que compensarle de alguna manera por dejarle tanto tiempo solo mientras trabajaba asique hoy solo haria lo que él desease - ¿Las nubes? - Le pillo esa pregunta de sorpresa y aunque no sabia demasiado sobre ese tipo de temas algo habia leido pero quizas demasiado complicado de explicarle asique se invento otra idea - Son muy esponjosas y son las casas de los angeles que nos observan desde arriba y cuando no hay nubes en el cielo aqui es porque se fueron a ver a otras personas pero siempre vuelven - Quizas sonase muy tonto o no me creyera pero me parecio una bonita explicacion que en el fondo me gustaria que fuera cierta pues implicaba que nuestros seres queridos estaban con nosotros
Vi como se sentaba en el suelo para abrir el paquete esperando su reaccion pero lo que no me esperaba eran sus palabras acercandome a él y limpiendole con mi pulgar sus lagrimillas - Claro que te lo mereces, eso y mucho mas cielo... solo que no siempre podre dartelo - Me entristeci un poco ante aquella realidad pues queria darle el cielo y la tierra y apenas lograba darle un hogar decente. Termino escapandosele unas lagrimas cuando escucho que nunca nadie le habia hecho un regalo, poco a poco iba conociendo mas de él y mas se encariñaba del pequeño - No tienes que agradecerme nada Edmond, te quiero muchisimo y eso nadie lo cambiara, eres mi pequeño - Le abrace dandole un beso cariñoso en la cabeza
Rei limpiandome las pocas lagrimas que minutos antes habia derramado - No pude encontrarlas pero si te traje lo segundo que mas te gusta - Saque una cajita extendiendosela para que él mismo la abriera - Voy a preparar todo para que estemos comodos, asique no te alejes demasiado por favor - De solo pensar en perderle de vista creaba en mi interior una sensacion horrible
Me encantaba verle disfrutar porque me indicaba que estaba haciendo bien porque nunca estaba segura de si lo hacia bien con él al no haber tenido mas hijos - Claro cariño, hoy es tu dia, tu decides que es lo que quieres hacer - Tenia que compensarle de alguna manera por dejarle tanto tiempo solo mientras trabajaba asique hoy solo haria lo que él desease - ¿Las nubes? - Le pillo esa pregunta de sorpresa y aunque no sabia demasiado sobre ese tipo de temas algo habia leido pero quizas demasiado complicado de explicarle asique se invento otra idea - Son muy esponjosas y son las casas de los angeles que nos observan desde arriba y cuando no hay nubes en el cielo aqui es porque se fueron a ver a otras personas pero siempre vuelven - Quizas sonase muy tonto o no me creyera pero me parecio una bonita explicacion que en el fondo me gustaria que fuera cierta pues implicaba que nuestros seres queridos estaban con nosotros
Vi como se sentaba en el suelo para abrir el paquete esperando su reaccion pero lo que no me esperaba eran sus palabras acercandome a él y limpiendole con mi pulgar sus lagrimillas - Claro que te lo mereces, eso y mucho mas cielo... solo que no siempre podre dartelo - Me entristeci un poco ante aquella realidad pues queria darle el cielo y la tierra y apenas lograba darle un hogar decente. Termino escapandosele unas lagrimas cuando escucho que nunca nadie le habia hecho un regalo, poco a poco iba conociendo mas de él y mas se encariñaba del pequeño - No tienes que agradecerme nada Edmond, te quiero muchisimo y eso nadie lo cambiara, eres mi pequeño - Le abrace dandole un beso cariñoso en la cabeza
Rei limpiandome las pocas lagrimas que minutos antes habia derramado - No pude encontrarlas pero si te traje lo segundo que mas te gusta - Saque una cajita extendiendosela para que él mismo la abriera - Voy a preparar todo para que estemos comodos, asique no te alejes demasiado por favor - De solo pensar en perderle de vista creaba en mi interior una sensacion horrible
Amaris Scander- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 07/02/2012
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Re: Un dia para recordar /Edmond/
Edmond volvió la vista hacia las nubes blancas y esponjosas que se movían plácidamente por el cielo aún iluminado por las estelas anaranjadas de la aurora matutina, pero ni siquiera esa visión tranquila del paisaje logro contener un miedo que se enraizó muy dentro de su pequeña alma blanca. Con lógica propia de un niño y también la de un genio en formación intento atar algunos cabos sueltos que quedaban haciendo cosquillas molestas en su mente creativa e imparable. Su pequeño cuerpo se estremeció entonces en un escalofrío cuando recordó una a una las palabras de mami Selena –Si los ángeles viven allí arriba- pensó con sus ojos aborde de las lágrimas -Entonces el caballero de alas negras...- sujeto sus nuevos juguetes y su bolsita amarilla con todas sus fuerzas como si se tratase de un oso de peluche, aún así tuvo cuidado con la pequeña cajita que le acababan de dar –El caballero de alas negras algún día tarde o temprano tendrá que irse también por que su casa esta allí y no acá... ¿Qué va a ser de nosotros? ¿De mami Selena? ¿De mi que lo quiero aunque él no me quiera nada?- sacudió la cabeza y su melena parecía más despeinada de lo que alguna vez la tuvo al despertar –No quied... no quiero- susurro con la voz quebrada, cerró los ojos fuertemente y las lágrimas comenzaron a caérsele una vez más.
Su vista inquieta volteó de un lado a otro, pero mami Selena se había ido a sacar el resto de las cosas que traía para esa bella mañana, desde una orilla pudo ver el pelo lacio de su mami y el brillo de este mientras el sol empezaba alzarse cada vez más –Es un gran día Edmond- se dijo –Ella lo planeo para los dos, nuestro día especial- pensó hipando discretamente –No puedo arruinar este día con mi llanto, no quiero que se sienta mal... quiero que seamos felices los tres- asintió convencido, tomando con su pequeño puño cerrado la manga de su suéter tejido para limpiarse las lágrimas de sus mejillas torpemente.
-¡Mami!- exclamó corriendo hacia la parte trasera de la carreta -¡Mami!¡Mami!- irrumpió la tranquilidad del lugar con su voz aguda y empañada aún por las huellas del llanto –Déjame ayudarte con algo- comento deseoso de cooperar, dejando todo lo que traía en las manos en el césped verdoso en el que más tarde pensaba tirar y rodarse o buscar quizá entre la maleza crecida ramas y troncos para llevarse a casa y tallar en ellos figuras humanas como si fuesen piezas de ajedrez –Una de las pocas veces que papá...- se movió sobre si de un lado a otro apenado –Que el ángel de alas negras me habló para decirme cosas que no debía de olvidar nunca, me dijo que debía ser siempre un caballero y ayudar a las mujeres, sobre todo a ti mami- sonrió con las mejillas coloreadas de rojo debido a la pena y recordando nítidamente esa noche, desde entonces se pregunto si su padre o su ángel alguna vez fue un ser humano y trato de ser así sin obtener éxito -Pobre angelito- pensó y luego sonriendo con más entusiasmo insistió –Así que...- pronunció con mucha timidez -¿Puedo ayudarte con algo?, así el puede estar orgulloso de mí y me querrá un poquitito más... así como tú y como yo te quiero mami- la miro con ternura, moviendo su pequeña cabeza a un lado –Anda mami, si, si, si, si.... por favor.... ¿si? Aunque sea una canastita pequeña- hizo un pucherito infantil, muy rara vez visto en él -Anda quiero ayudarte mami- rogó una vez más con la misma expresión en su rostro de mejillas regordetas cada vez que hacia una mueca como aquella.
Su vista inquieta volteó de un lado a otro, pero mami Selena se había ido a sacar el resto de las cosas que traía para esa bella mañana, desde una orilla pudo ver el pelo lacio de su mami y el brillo de este mientras el sol empezaba alzarse cada vez más –Es un gran día Edmond- se dijo –Ella lo planeo para los dos, nuestro día especial- pensó hipando discretamente –No puedo arruinar este día con mi llanto, no quiero que se sienta mal... quiero que seamos felices los tres- asintió convencido, tomando con su pequeño puño cerrado la manga de su suéter tejido para limpiarse las lágrimas de sus mejillas torpemente.
-¡Mami!- exclamó corriendo hacia la parte trasera de la carreta -¡Mami!¡Mami!- irrumpió la tranquilidad del lugar con su voz aguda y empañada aún por las huellas del llanto –Déjame ayudarte con algo- comento deseoso de cooperar, dejando todo lo que traía en las manos en el césped verdoso en el que más tarde pensaba tirar y rodarse o buscar quizá entre la maleza crecida ramas y troncos para llevarse a casa y tallar en ellos figuras humanas como si fuesen piezas de ajedrez –Una de las pocas veces que papá...- se movió sobre si de un lado a otro apenado –Que el ángel de alas negras me habló para decirme cosas que no debía de olvidar nunca, me dijo que debía ser siempre un caballero y ayudar a las mujeres, sobre todo a ti mami- sonrió con las mejillas coloreadas de rojo debido a la pena y recordando nítidamente esa noche, desde entonces se pregunto si su padre o su ángel alguna vez fue un ser humano y trato de ser así sin obtener éxito -Pobre angelito- pensó y luego sonriendo con más entusiasmo insistió –Así que...- pronunció con mucha timidez -¿Puedo ayudarte con algo?, así el puede estar orgulloso de mí y me querrá un poquitito más... así como tú y como yo te quiero mami- la miro con ternura, moviendo su pequeña cabeza a un lado –Anda mami, si, si, si, si.... por favor.... ¿si? Aunque sea una canastita pequeña- hizo un pucherito infantil, muy rara vez visto en él -Anda quiero ayudarte mami- rogó una vez más con la misma expresión en su rostro de mejillas regordetas cada vez que hacia una mueca como aquella.
Edmond Antoine- Humano Clase Baja
- Mensajes : 33
Fecha de inscripción : 24/03/2015
Re: Un dia para recordar /Edmond/
Cada día me sorprendía más de los razonamientos que sacaba Edmond de una cabecita tan pequeña pero también me hacían ver que en el futuro sería una persona brillante, con un gran porvenir. Miraba el cielo al igual que él cuando su comentario me saco de mi ensimismamientos haciendo que le mirase directamente y viendo la cara de miedo y tristeza, abrazándolo por instinto contra mí - Cariño, él ha bajado para cuidarnos aún queda mucho tiempo para que eso suceda, no debes temer y claro que te quiere mucho, solo que a veces no sabe demostrarlo - Me preocupaba que Edmond creyera que no le importaba, que quizás se sintiese desplazada pues hasta la llegaba de The Phamton solo habíamos sido nosotros dos contra el mundo - Shhhh, ya paso mi niño... todo esta bien, no hay nada que temer - Apoye mi mano suavemente en su cabeza para que se recostase en mi hombro ahora que estaba a su altura pero antes de ello le limpie las lágrimas que corrían por sus sonrojadas mejillas. A mí también me preocupaba demasiado el día o mejor dicho la noche que no regresase a mi lado porque significaría que no volvería más y esta vez seria para siempre, lo cual me quebraba en dos pero no podía mostrarme débil por él, el niño al que ahora acunaba entre mis brazos para mitigar su llanto y su dolor
Su comentario me había dejado pensativa y había hecho que hiciera todo de manera automática sin prestar atención cuando escuche la voz del zagal - Pesa demasiado para ti cielo - No quería que se hiciera daño o que se tropezase por no ver bien por donde pisaba, entonces escuche unas palabras que me sorprendieron, menudas ideas le metía siendo tan niño - Si es cierto a las mujeres hay que tratarlas bien, respetarlas, quererlas mimarlas y ayudarlas pero no solo a mi ¿Si? A todas por igual aunque habra un día cuando seas mayor que encuentres a una muchacha a la que quieras ayudar más que a las demás - Era complicado decir pero más difícil era pensar en ese día, en que mi niño se hiciera grande y se alejase de mí o peor aún, que pensara que como yo no era su auténtica madre no había ningún vinculo que nos uniese y nos abandonase por eso intentaba atesorar todos los momentos que podía con él, que no eran demasiados pero que siempre irían en mi corazón - Esta bien, lleva esta cestita - Le tendí una de las cestas en la que iban los cubiertos y el pan suspirando por su insistencia pero alegre de verle tan enérgico, después de todo esa sonrisa y esas ganas significaba que no lo estaba haciendo demasiado mal como madre - Pero debes saber que papa está muy orgulloso de tí, eres un gran músico y seguro adora escucharte - Podía entender que a nuestro ángel le estuviese costando adaptarse a la situación sin embargo tampoco quería presionarle a que aceptara a Edmond pero tampoco quería decirle al chiquitín la realidad, no es que no le aceptara o quisiera, sino que era algo nuevo y le estaba costando
Su comentario me había dejado pensativa y había hecho que hiciera todo de manera automática sin prestar atención cuando escuche la voz del zagal - Pesa demasiado para ti cielo - No quería que se hiciera daño o que se tropezase por no ver bien por donde pisaba, entonces escuche unas palabras que me sorprendieron, menudas ideas le metía siendo tan niño - Si es cierto a las mujeres hay que tratarlas bien, respetarlas, quererlas mimarlas y ayudarlas pero no solo a mi ¿Si? A todas por igual aunque habra un día cuando seas mayor que encuentres a una muchacha a la que quieras ayudar más que a las demás - Era complicado decir pero más difícil era pensar en ese día, en que mi niño se hiciera grande y se alejase de mí o peor aún, que pensara que como yo no era su auténtica madre no había ningún vinculo que nos uniese y nos abandonase por eso intentaba atesorar todos los momentos que podía con él, que no eran demasiados pero que siempre irían en mi corazón - Esta bien, lleva esta cestita - Le tendí una de las cestas en la que iban los cubiertos y el pan suspirando por su insistencia pero alegre de verle tan enérgico, después de todo esa sonrisa y esas ganas significaba que no lo estaba haciendo demasiado mal como madre - Pero debes saber que papa está muy orgulloso de tí, eres un gran músico y seguro adora escucharte - Podía entender que a nuestro ángel le estuviese costando adaptarse a la situación sin embargo tampoco quería presionarle a que aceptara a Edmond pero tampoco quería decirle al chiquitín la realidad, no es que no le aceptara o quisiera, sino que era algo nuevo y le estaba costando
Amaris Scander- Humano Clase Baja
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