AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Métamorphose Symphony [Privado]
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Métamorphose Symphony [Privado]
¿De quién es, aquella sombra que trasciende de la arena lentamente? El sonido de la marea susurra que es un inmortal putrefacto, un violinista que viene a contar sus penas a la desaparecida Luna, pero, ¿Que le atrae a la playa? Estaba tranquila la naturaleza que es por ello que viene a herirla, quiere hurgar de imaginaciones el aura, hacer temblar a la obscura y fría noche ante los gruñidos del mar alborotado por un poco de maldiciones sinfónicas y poesía destructiva de un espíritu, caminando sobre la arena cálida con los pies desnudos que se hunden entre sus dedos, dejando recuerdo de cada paso brindado, sus huellas de la planta se tatúa y el reflejo de su sombra prevalece aunque un poco más y las aguas tendidas borran parte de ellas.
...En la marea, sube y baja el cielo nocturno, haciendo un llamado a su funeral, desde el rencuentro con su mente, todo se ha tornado tormentoso, esas evocaciones siniestras que les desgarran las entrañas poco a poco, realmente su conciencia no está clara, así como la idea del porqué camina con el violín entre sus manos, repudiando hasta reflejar un grotesco sarcasmo.
—¿Quien es el que me acompaña?— Murmuró, con el semblante sombrío, interpretando la brisa y el sonido del mar ahogando su réplica, sus cabellos se agitan tratando de comprender el silencio que aún entona su sentido, hastiado desnuda el arco y apoya el violín en su hombro, resurgiendo notas endemoniadas que de un abismo se trataba, saltando y gritando con la humedad del mar amargo, mientras avanzando altivo y gallardo, vibrando en su mano el timbre de la cuerda al estar hablando su violín con pavor de quien le está acariciando con desespero. «Solo me da miedo...lo que deseas» Eran esas palabras clavadas con un puñal en su pecho, deteniéndose en medio de la libertad expuesta y negada para este cuervo «¿Y qué es lo que deseo?» En su nota alta entono en una efímera melodía, vistiendo de oscuridad; el pobre cuervo en miserias quedaba, destrozado solo con un batín haciendo conjunto con algunas manchas color negro y rosa opaco, parecieran las alas de una disecada mariposa lo que cubre su templo, junto con un parche lo que esconde la tortura en su ojo humillado por el dolor, se aferra a algo que le haga desaparecer de la ira, matar ese jodido rencor, estaba siendo cautivo, y gritó con euforia. «A la soledad»
Y ahí, es que se hundió en ese sublime pensamiento, está regresando a los brazos de la añoranza, estaba desechando al demonio usurpador por el mar, ahora comprendía el requiem liberado. Esa conversación entablada con la voz de su violín y el que se dice llamar Nicolás.
Así que, junto con el sentimiento de que entregaría algo valioso, se desprende el trozo de prenda que cubría su deteriorado agujero, hablaba la desesperación, la agonía derramada por esas manos desoladas, furia expresada por la tristeza de convertir todo de nuevo en un trágico sentir, sin querer saber más del demonio en el que se había convertido. ¿Dónde quedó Nicolás? ¿Quién es Nicolás? ¿Por qué desapareció?
Lentamente se va abriendo paso a sus remembranzas, aquel encuentro donde su interior gruñía por matar esa unión intensa entre alguien más, quería destruirlo, mostrarles la cruda realidad de que el amor se extinguiría, clavar mil estacas a esas pobres evocaciones que pronto serían traicionadas, así, resurgió el deseo de asesinarse, ser un monstruo para evitar que se acercaran, ¿Pero porque siguen? A pesar del sufrimiento siguen detrás de esta efímera existencia. ¡Basta! ¡Basta, ya no más!
La muerte le está guiando el sendero el cual debe tomar, volver a los tiempos de silencio, abrir esa jaula a la cual escapó para ser preso una vez más de la soledad, esa infinita y eterno aislamiento que nunca le dejará, esperar al que le maldijo, desmembrarse poco a poco porque inconscientemente no quiere ser de nadie.
Fue que maquillado por el hilo de la sangre derramada desde su ojo, tanto le daña odiarse, ni muerto olvida lo que es la pena, anunciando la destrucción en ese camino de lo que ha creado, paso tras paso los recuerdos los tiñe de negro y deja que el vacío de su interior lo carcoma, entregándose a la nostalgia y pesadumbre, gritando con el lamento el perpetuo adiós… ¡Dejar que las demás aves vuelen, lejos de este sendero!
Y aullidos se mezclaron en al aura, el esqueleto ladea el rostro, enfocando su sentido en la vibración, quedando todo en un momentáneo silencio pero los bramidos seguían como cañones disparados. Desprendiendo una media sonrisa tétrica, una batalla más y quizás sería el final… ¿Este al fin es la destrucción del cuervo? ¿Al fin calmara el dolor de sus sangrientas alas? ¿Al fin, todo desaparecerá? Plegarias de consuelo, inmóvil ante el sentir de corazones fuertes,alguien se acerca, una humillación más ante ese bombardeo, la vida le estampa su vigor, cada paso resonado es una invasión a su oscuridad, la humanidad ya está muy cerca, pareciese que se burla de este violinista que enloquece con las notas rugientes; se mofa de la silueta, pisotea la ruina de este perdido inmortal, ¡Que se detenga! Le ahuyenta al agitarse su mano, es un combate entre el requiem y la sinfonía de ese maldito corazón. ¡Ah! Las olas intranquilas se unen, reflejando una especie de mensaje; Ella te hará recordar el encierro perpetuo, debiste haber escrito sobre las rosas derramando su sangre en aquel triste jardín, no debiste haber venido donde pasa la humanidad reflejando tu propia debilidad.
1. ↑Franz Kafka, El tuerto cuervo.
...En la marea, sube y baja el cielo nocturno, haciendo un llamado a su funeral, desde el rencuentro con su mente, todo se ha tornado tormentoso, esas evocaciones siniestras que les desgarran las entrañas poco a poco, realmente su conciencia no está clara, así como la idea del porqué camina con el violín entre sus manos, repudiando hasta reflejar un grotesco sarcasmo.
—¿Quien es el que me acompaña?— Murmuró, con el semblante sombrío, interpretando la brisa y el sonido del mar ahogando su réplica, sus cabellos se agitan tratando de comprender el silencio que aún entona su sentido, hastiado desnuda el arco y apoya el violín en su hombro, resurgiendo notas endemoniadas que de un abismo se trataba, saltando y gritando con la humedad del mar amargo, mientras avanzando altivo y gallardo, vibrando en su mano el timbre de la cuerda al estar hablando su violín con pavor de quien le está acariciando con desespero. «Solo me da miedo...lo que deseas» Eran esas palabras clavadas con un puñal en su pecho, deteniéndose en medio de la libertad expuesta y negada para este cuervo «¿Y qué es lo que deseo?» En su nota alta entono en una efímera melodía, vistiendo de oscuridad; el pobre cuervo en miserias quedaba, destrozado solo con un batín haciendo conjunto con algunas manchas color negro y rosa opaco, parecieran las alas de una disecada mariposa lo que cubre su templo, junto con un parche lo que esconde la tortura en su ojo humillado por el dolor, se aferra a algo que le haga desaparecer de la ira, matar ese jodido rencor, estaba siendo cautivo, y gritó con euforia. «A la soledad»
Y ahí, es que se hundió en ese sublime pensamiento, está regresando a los brazos de la añoranza, estaba desechando al demonio usurpador por el mar, ahora comprendía el requiem liberado. Esa conversación entablada con la voz de su violín y el que se dice llamar Nicolás.
Así que, junto con el sentimiento de que entregaría algo valioso, se desprende el trozo de prenda que cubría su deteriorado agujero, hablaba la desesperación, la agonía derramada por esas manos desoladas, furia expresada por la tristeza de convertir todo de nuevo en un trágico sentir, sin querer saber más del demonio en el que se había convertido. ¿Dónde quedó Nicolás? ¿Quién es Nicolás? ¿Por qué desapareció?
Lentamente se va abriendo paso a sus remembranzas, aquel encuentro donde su interior gruñía por matar esa unión intensa entre alguien más, quería destruirlo, mostrarles la cruda realidad de que el amor se extinguiría, clavar mil estacas a esas pobres evocaciones que pronto serían traicionadas, así, resurgió el deseo de asesinarse, ser un monstruo para evitar que se acercaran, ¿Pero porque siguen? A pesar del sufrimiento siguen detrás de esta efímera existencia. ¡Basta! ¡Basta, ya no más!
La muerte le está guiando el sendero el cual debe tomar, volver a los tiempos de silencio, abrir esa jaula a la cual escapó para ser preso una vez más de la soledad, esa infinita y eterno aislamiento que nunca le dejará, esperar al que le maldijo, desmembrarse poco a poco porque inconscientemente no quiere ser de nadie.
Fue que maquillado por el hilo de la sangre derramada desde su ojo, tanto le daña odiarse, ni muerto olvida lo que es la pena, anunciando la destrucción en ese camino de lo que ha creado, paso tras paso los recuerdos los tiñe de negro y deja que el vacío de su interior lo carcoma, entregándose a la nostalgia y pesadumbre, gritando con el lamento el perpetuo adiós… ¡Dejar que las demás aves vuelen, lejos de este sendero!
Y aullidos se mezclaron en al aura, el esqueleto ladea el rostro, enfocando su sentido en la vibración, quedando todo en un momentáneo silencio pero los bramidos seguían como cañones disparados. Desprendiendo una media sonrisa tétrica, una batalla más y quizás sería el final… ¿Este al fin es la destrucción del cuervo? ¿Al fin calmara el dolor de sus sangrientas alas? ¿Al fin, todo desaparecerá? Plegarias de consuelo, inmóvil ante el sentir de corazones fuertes,alguien se acerca, una humillación más ante ese bombardeo, la vida le estampa su vigor, cada paso resonado es una invasión a su oscuridad, la humanidad ya está muy cerca, pareciese que se burla de este violinista que enloquece con las notas rugientes; se mofa de la silueta, pisotea la ruina de este perdido inmortal, ¡Que se detenga! Le ahuyenta al agitarse su mano, es un combate entre el requiem y la sinfonía de ese maldito corazón. ¡Ah! Las olas intranquilas se unen, reflejando una especie de mensaje; Ella te hará recordar el encierro perpetuo, debiste haber escrito sobre las rosas derramando su sangre en aquel triste jardín, no debiste haber venido donde pasa la humanidad reflejando tu propia debilidad.
«Le parecía como si se abriera ante él el camino que había de conducirle hasta un alimento desconocido, ardientemente anhelado»[1].
1. ↑Franz Kafka, El tuerto cuervo.
Nicolás D' Lenfent- Vampiro/Realeza [Admin]
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Re: Métamorphose Symphony [Privado]
Era noche abierta, la luna saludaba al oceano con su brillo claro, las estrellas titilaban a su lado como ligeras lágrimas. En el manso mar, reflejado en sus limpias aguas, tanto una como las otras daban la impersión de ondear como si de banderas se tratasen.
Una joven ataviada con vestido blanco y capa roja, con piel clara, pelo del color de la miel oscuray un pañuelo en la mano, caminaba por la orilla sosteniendo sus zapatos y su vestido con suavidad, la luna la hacía ver aun más pálida de lo que era de normal. Había llegado allí de pura casualidad, una "amiga" la había invitado, junto a otras damas, a visitar su casa de verano. Ella, personalmente, prefería el campo. Pero por cuestiones de negocios paternos, se había visto obligada a esa más que desagradable reunion que, durante una noche y dos días, la mantendría alejada del compositor. Odiaba esas cosas, por eso, en cuanto había tenido un momento, había escapado de esas sonrisas frías y más afiladas que los cuchillos.
Andando con ligereza por la arena suave y fría creyó escuchar el murmullo triste de un violín, un sonido melancólico y fino que se rompía en un alarido agudo como de llanto, como si se rompiese el más fino cristal. Con calma, curiosa por ese sonido, tan bello y desgarrador. A medida que sus pies pisaban el fino y humedo polvo, la visión del violinista era más clara, un hombre pálido miraba el mar con expresión melancólica. En silencio, esperó algo alejada escuchando la melodía, esperando que el hombre detuviera su música.
Una joven ataviada con vestido blanco y capa roja, con piel clara, pelo del color de la miel oscuray un pañuelo en la mano, caminaba por la orilla sosteniendo sus zapatos y su vestido con suavidad, la luna la hacía ver aun más pálida de lo que era de normal. Había llegado allí de pura casualidad, una "amiga" la había invitado, junto a otras damas, a visitar su casa de verano. Ella, personalmente, prefería el campo. Pero por cuestiones de negocios paternos, se había visto obligada a esa más que desagradable reunion que, durante una noche y dos días, la mantendría alejada del compositor. Odiaba esas cosas, por eso, en cuanto había tenido un momento, había escapado de esas sonrisas frías y más afiladas que los cuchillos.
Andando con ligereza por la arena suave y fría creyó escuchar el murmullo triste de un violín, un sonido melancólico y fino que se rompía en un alarido agudo como de llanto, como si se rompiese el más fino cristal. Con calma, curiosa por ese sonido, tan bello y desgarrador. A medida que sus pies pisaban el fino y humedo polvo, la visión del violinista era más clara, un hombre pálido miraba el mar con expresión melancólica. En silencio, esperó algo alejada escuchando la melodía, esperando que el hombre detuviera su música.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
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Re: Métamorphose Symphony [Privado]
Las notas se fusionaron con la vibración de un eco sonoro junto con los latidos del corazón humano humillaban a esta sonata; la desterraba del lugar hasta irla bajando, disminuyendo su timbre, perdiendo la fuerza al igual que el sentimiento intenso estaba siendo olvidado hasta que funestamente enmudeció, el arco inmóvil permaneció contra la brisa que arrasó atrayendo con ella la fragancia de una imprudente humana.
Decayendo todo en un silencio, hundido en esas olas inquietantes del mar, sin retorno el fluido le hizo caer de rodillas, percibiendo la cálida y húmeda arena por sobre encima de la prenda, impregnando al amenazarle con llevarse lo que esté en sus manos. Fue que de esa manera despojo de entre sus manos el petulante arco y su amado violín, situandolos a un lado donde la marea no les alcanzara, así se enfurezca no permitiría que dañen su fina manera, más que solo el violinista podía.
Y sus cabellos cubriendo la retícula de su faltante ojo, exaltado por lo que engendra esa preciosa caja en él, seducido por la idea de desmembrar el interior, hacerlo trizas en cuanto miro hacia el profundo mar— ¿Porque te has acercado? ¿Por qué estás aquí? Ahora dejamos de ser bestias para pasar a ser el entretenimiento de quien nos puede exterminar.— el repudio, la insatisfaces hablaba, liberando el sarcasmo en las últimas palabras murmuradas.
Vencido ante ese maldito corazón quien dominaba en toda aura, ya no podía simplemente interpretar a la naturaleza, ya solo quedaba el bombardeo sangriento que estaba pareciendo una burla contra él putrefacto sentir del inmortal, siendo la derrota total.
1. ↑Rabindranath Tagore
Decayendo todo en un silencio, hundido en esas olas inquietantes del mar, sin retorno el fluido le hizo caer de rodillas, percibiendo la cálida y húmeda arena por sobre encima de la prenda, impregnando al amenazarle con llevarse lo que esté en sus manos. Fue que de esa manera despojo de entre sus manos el petulante arco y su amado violín, situandolos a un lado donde la marea no les alcanzara, así se enfurezca no permitiría que dañen su fina manera, más que solo el violinista podía.
Y sus cabellos cubriendo la retícula de su faltante ojo, exaltado por lo que engendra esa preciosa caja en él, seducido por la idea de desmembrar el interior, hacerlo trizas en cuanto miro hacia el profundo mar— ¿Porque te has acercado? ¿Por qué estás aquí? Ahora dejamos de ser bestias para pasar a ser el entretenimiento de quien nos puede exterminar.— el repudio, la insatisfaces hablaba, liberando el sarcasmo en las últimas palabras murmuradas.
Vencido ante ese maldito corazón quien dominaba en toda aura, ya no podía simplemente interpretar a la naturaleza, ya solo quedaba el bombardeo sangriento que estaba pareciendo una burla contra él putrefacto sentir del inmortal, siendo la derrota total.
"Como un mar, alrededor de la soleada isla de la vida, la muerte canta noche y día su canción sin fin."[1].
1. ↑Rabindranath Tagore
Nicolás D' Lenfent- Vampiro/Realeza [Admin]
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Re: Métamorphose Symphony [Privado]
En silencio, la joven contemplo como el violinista cesaba su sonata dejándose caer de rodillas sobre la arena húmeda. Parecía sumamente apenado, ¿habría hecho mal esperando a que terminase su tonada?No sería la primera vez que molestaba a alguien de ese modo, aun siendo silenciosa y pasando desapercibida, era normal en ella molestar con sus interrupciones aunque estas fueran silenciosas.
Pensando que el joven aun no se había dado cuenta de su presencia por el largo silencio que siguió a la caída, decidió darse la vuelta, cuando escuchó la pregunta. Así que, como había supuesto, era ella la causa por la que el chico se había detenido. Sin dar un solo paso más, se giró a mirar al hombre que, con la cara medio tapada por su largo pelo, le preguntaba:
- Disculpe que me haya entrometido, solo paseaba por la playa cuando escuché su música, era tan melancólica y bella que no pude evitar acercarme. No era mi intención molestarle Sir, espero disculpe mi mala educación.- obvio la segunda parte del comentario, ya que no acabó de comprender.- si no es indiscreción... ¿puedo preguntar el nombre de la pieza?
Preguntó antes de cerrar los ojos y girarse a mirar el mar, el sonido había sido tan claro y vibrante, tan triste y melancólico, que cuadraba a la perfección con el aire de esa noche, que parecía tener un deje de tristeza en la brisa, de presión en el aire, una cadencia decadente y abstracta que no le permitía entender la situación y solo hacía que anhelase el regreso a su hogar, con sus instrumentos, sus libros, su familia, y, sobre todo, su música.
Era un pequeño secreto privado el que tenía la joven cada vez que se refería a su música, no hablada de canción o pieza alguna, hablaba de un compositor al que había conocido y le alteraba el ritmo del corazón creando nueva música. Seriamente, la música que el hombre había interpretado, sin lugar a dudas, era la idónea para esa noche.
Pensando que el joven aun no se había dado cuenta de su presencia por el largo silencio que siguió a la caída, decidió darse la vuelta, cuando escuchó la pregunta. Así que, como había supuesto, era ella la causa por la que el chico se había detenido. Sin dar un solo paso más, se giró a mirar al hombre que, con la cara medio tapada por su largo pelo, le preguntaba:
- Disculpe que me haya entrometido, solo paseaba por la playa cuando escuché su música, era tan melancólica y bella que no pude evitar acercarme. No era mi intención molestarle Sir, espero disculpe mi mala educación.- obvio la segunda parte del comentario, ya que no acabó de comprender.- si no es indiscreción... ¿puedo preguntar el nombre de la pieza?
Preguntó antes de cerrar los ojos y girarse a mirar el mar, el sonido había sido tan claro y vibrante, tan triste y melancólico, que cuadraba a la perfección con el aire de esa noche, que parecía tener un deje de tristeza en la brisa, de presión en el aire, una cadencia decadente y abstracta que no le permitía entender la situación y solo hacía que anhelase el regreso a su hogar, con sus instrumentos, sus libros, su familia, y, sobre todo, su música.
Era un pequeño secreto privado el que tenía la joven cada vez que se refería a su música, no hablada de canción o pieza alguna, hablaba de un compositor al que había conocido y le alteraba el ritmo del corazón creando nueva música. Seriamente, la música que el hombre había interpretado, sin lugar a dudas, era la idónea para esa noche.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
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Re: Métamorphose Symphony [Privado]
¿Por qué todo lo desconocido es bello para los mortales? Realmente cegados viven a la rudeza que emprende la existencia misma, todos sin excepción alguna se dejan dominar por lo oculto, todo aquello novedoso creyendo que serían reconocidos por criticarlo o al menos comprenderlo. ¿Y qué les esperaba? La muerte.
Conducidos a un hilar, movidos por su sentido del saber, de querer ser descubridores de algo que no están destinados a soportar. Ya que tienden a volverse ambiciosos, luchadores por lo que va más allá de un límite. Atraídos por un poder que terminaría destruyéndoles. Así es como veía la humanidad, la desdeñaba, se burlaba de ella porque así como el mar enfurecido lucha, el violinista se empeña a provocarlo, hasta que este se calme, hasta que su misma fuerza los mate.
— Disculparse... ¿De qué…sea su corazón una inquietud? —Se mofo con una sequedad, alzando la mirada a ella, ¿Como una mujer puede ser la destrucción de la música? — ¿Le ha llamado bello? ¿Cómo puede decir que la melancolía es bella? ¿Acaso goza del dolor? —interpelo, mirando directo con su única pupila ese rostro, sus cabellos des arreglados por el aire, su mirada se hallaba perdida siguiendo la corriente.
¿Quién era? ¿Por qué siente el peso de su ruina cuando le mira? El interior estaba alarmado, no era la sangre la causa de ello, se encontraba extasiado por la música, por el timbre que aún resuena en el pensamiento. —No puedo decir su nombre. Dicen que aquel que llegue a interpretarla, atraerá el mal, porque esto es la música de la muerte, está llamando al dueño de estas notas. Es una maldita melodía. —hablaba el profundo sentir del violinista, ¿A quién estaba llamando? La razón por la que tocaba, por la que su desespero fluyó. Era, aquél, su cuervo quería vivir, ya se cansó de fingir su muerte, Luthier era olvido—su cuerpo se llamaba de esa manera—Nicolás era presente—el verdadero ser suplantado en ese templo— pero ¿Quién está siendo justo en este momento? No lo sabe, está dicho que es mitad de uno, mitad de otro. Aunque todo es incierto. Él esta aterrado, puede hablar con un cuervo y esto no era alguna ilusión.
— ¿Qué le está diciendo el mar? …¿Acaso le está advirtiendo de mi presencia?— La mirada espero en ser posada en la ajena, no abandonaba en su voz una burla silenciosa a su vez.
Conducidos a un hilar, movidos por su sentido del saber, de querer ser descubridores de algo que no están destinados a soportar. Ya que tienden a volverse ambiciosos, luchadores por lo que va más allá de un límite. Atraídos por un poder que terminaría destruyéndoles. Así es como veía la humanidad, la desdeñaba, se burlaba de ella porque así como el mar enfurecido lucha, el violinista se empeña a provocarlo, hasta que este se calme, hasta que su misma fuerza los mate.
— Disculparse... ¿De qué…sea su corazón una inquietud? —Se mofo con una sequedad, alzando la mirada a ella, ¿Como una mujer puede ser la destrucción de la música? — ¿Le ha llamado bello? ¿Cómo puede decir que la melancolía es bella? ¿Acaso goza del dolor? —interpelo, mirando directo con su única pupila ese rostro, sus cabellos des arreglados por el aire, su mirada se hallaba perdida siguiendo la corriente.
¿Quién era? ¿Por qué siente el peso de su ruina cuando le mira? El interior estaba alarmado, no era la sangre la causa de ello, se encontraba extasiado por la música, por el timbre que aún resuena en el pensamiento. —No puedo decir su nombre. Dicen que aquel que llegue a interpretarla, atraerá el mal, porque esto es la música de la muerte, está llamando al dueño de estas notas. Es una maldita melodía. —hablaba el profundo sentir del violinista, ¿A quién estaba llamando? La razón por la que tocaba, por la que su desespero fluyó. Era, aquél, su cuervo quería vivir, ya se cansó de fingir su muerte, Luthier era olvido—su cuerpo se llamaba de esa manera—Nicolás era presente—el verdadero ser suplantado en ese templo— pero ¿Quién está siendo justo en este momento? No lo sabe, está dicho que es mitad de uno, mitad de otro. Aunque todo es incierto. Él esta aterrado, puede hablar con un cuervo y esto no era alguna ilusión.
— ¿Qué le está diciendo el mar? …¿Acaso le está advirtiendo de mi presencia?— La mirada espero en ser posada en la ajena, no abandonaba en su voz una burla silenciosa a su vez.
Nicolás D' Lenfent- Vampiro/Realeza [Admin]
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Re: Métamorphose Symphony [Privado]
La joven escuchó con atención las preguntas del hombre, que parecía sorprendido por su comentario, Beatrice no sabía porque se reía, era su propia música, no era, pues, ¿algo que tocaba con el corazón? Algo que se toca de ese modo, en el que se transmite lo que se siente, no puede ser feo. Sin embargo, entendió la risa de burla en cuanto el joven hizo su segunda pregunta.
Beatrice sonrió con calma y paciencia, no todo el mundo llega a comprender la belleza de los instantes, y, con su voz tranquila y suave, explicó:
- No lo entiende, ¿cierto? -Preguntó la chica sin perder la sonrisa, mirando al hombre y, luego, volviendo su vista al frente. -La melancolía es bella, porque llamamos melancolía al sentimiento que nos provoca aquello que nos trae recuerdos, pueden ser buenos, o malos, pero son recuerdos, los recuerdos son las cosas que nos han hecho ser quienes somos, y, si estamos bien con nosotros mismos, al final, la melancolía puede ser algo bueno.- respiro tomando aire, su explicación sería larga- También nos puede traer añoranza, mucha gente confunde ambas palabras como sinónimos, pero se equivocan, la añoranza es el querer volver atrás, a un tiempo pasado que nos parece mejor que el actual. Sin embargo, quienes añoran se olvidan de algo importante. Si una persona no se entristece nunca, si nunca tiene malas rachas o siente la pena, el dolor, la ausencia, esas ganas de llorar irreprimibles... Difícilmente entenderá todos los matices de los momentos alegres y felices. A pesar de que todos preferiríamos ser únicamente felices, no se puede entender una felicidad sin tristeza, al igual que no sentiríamos tristeza si no supiéramos que es la felicidad. Así, que, si.- Decidió retomar su punto inicial, cesando en parte su divagación- Esa música, a la que llama canto de muerte, es hermosa, y si, visto de algún modo, podríamos decir que disfruto del dolor. Me gusta sentir, y distinguir lo que siento, si no lo hiciera sería una maquina fría, y no sabría lo que es la vida, podríamos concluir en que la vida es dolor, en ese caso, pero no. La vida son momentos, algunos dolorosos, otros felices, y es esa variabilidad, ese cambio perpetuo lo que me gusta, dolor y alegría, llanto y sonrisas, y, por supuesto, la música.- Finalizó sonriendo nuevamente, tras el sinfín de expresiones que había articulado mientras hablaba, intentando comprender ella misma sus propias palabras- Lo siento, he hablado mucho.
Escuchó la siguiente pregunta del hombre y, finalmente, sin importarle nada ensuciarse el vestido, se sentó en la orilla abrazándose las rodillas y mirando el mar, el horizonte y el cielo que parecía empezar a nublarse, con nubes grises que intentaban ocultar a la luna, quien, soberbia, se negaba a esconder su brillo.
- Es difícil saber que dice el mar. Hay veces que me habla de recuerdos, otras, de futuro, vacaciones, verano, familia, el mar dice muchas cosas, hoy me llama a la calma, me sugiere que esté tranquila. ¿Y a usted, Sir? ¿Qué le dice a usted el mar?- Lo miró esperando una respuesta.
Beatrice sonrió con calma y paciencia, no todo el mundo llega a comprender la belleza de los instantes, y, con su voz tranquila y suave, explicó:
- No lo entiende, ¿cierto? -Preguntó la chica sin perder la sonrisa, mirando al hombre y, luego, volviendo su vista al frente. -La melancolía es bella, porque llamamos melancolía al sentimiento que nos provoca aquello que nos trae recuerdos, pueden ser buenos, o malos, pero son recuerdos, los recuerdos son las cosas que nos han hecho ser quienes somos, y, si estamos bien con nosotros mismos, al final, la melancolía puede ser algo bueno.- respiro tomando aire, su explicación sería larga- También nos puede traer añoranza, mucha gente confunde ambas palabras como sinónimos, pero se equivocan, la añoranza es el querer volver atrás, a un tiempo pasado que nos parece mejor que el actual. Sin embargo, quienes añoran se olvidan de algo importante. Si una persona no se entristece nunca, si nunca tiene malas rachas o siente la pena, el dolor, la ausencia, esas ganas de llorar irreprimibles... Difícilmente entenderá todos los matices de los momentos alegres y felices. A pesar de que todos preferiríamos ser únicamente felices, no se puede entender una felicidad sin tristeza, al igual que no sentiríamos tristeza si no supiéramos que es la felicidad. Así, que, si.- Decidió retomar su punto inicial, cesando en parte su divagación- Esa música, a la que llama canto de muerte, es hermosa, y si, visto de algún modo, podríamos decir que disfruto del dolor. Me gusta sentir, y distinguir lo que siento, si no lo hiciera sería una maquina fría, y no sabría lo que es la vida, podríamos concluir en que la vida es dolor, en ese caso, pero no. La vida son momentos, algunos dolorosos, otros felices, y es esa variabilidad, ese cambio perpetuo lo que me gusta, dolor y alegría, llanto y sonrisas, y, por supuesto, la música.- Finalizó sonriendo nuevamente, tras el sinfín de expresiones que había articulado mientras hablaba, intentando comprender ella misma sus propias palabras- Lo siento, he hablado mucho.
Escuchó la siguiente pregunta del hombre y, finalmente, sin importarle nada ensuciarse el vestido, se sentó en la orilla abrazándose las rodillas y mirando el mar, el horizonte y el cielo que parecía empezar a nublarse, con nubes grises que intentaban ocultar a la luna, quien, soberbia, se negaba a esconder su brillo.
- Es difícil saber que dice el mar. Hay veces que me habla de recuerdos, otras, de futuro, vacaciones, verano, familia, el mar dice muchas cosas, hoy me llama a la calma, me sugiere que esté tranquila. ¿Y a usted, Sir? ¿Qué le dice a usted el mar?- Lo miró esperando una respuesta.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/04/2015
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Re: Métamorphose Symphony [Privado]
— ¿Entender qué? Que el hálito de vivir es una pena, que su existencia es mediocre y que ha de hundirse en la más cruel de las tragedias… —
Murmuró como los golpes de las olas ejecutan en las orillas, la crueldad contenida en sus palabras, destrozando su habladuría que no significaban nada para este tuerto, así matar la humanidad no le importaba, ni siquiera la sensación que obtuvo de la interpretación de un dañino violín. Tétricas palabras que carecían de sentimiento, habla acerca de belleza, ¿Qué es la maldita belleza? No es nada, simplemente son horrores distinguidos, unos ofrendados a otros, farsantes vidas, farsas tragedias, la nostalgia era autodestructiva, ¿Cómo podía ser sublime? A menos que esta fuese torturada todo cambiaría. Pero a los mediocres sentires de esa humana, junto con sus remembranzas. Todo, era una blasfemia barata.
— ¿Ser quiénes somos? Por favor, deje de idealizar un mundo el cual no existe, abra los ojos y deje de soñar, los recuerdos no existen en este mundo, tan rápido desaparecen, entonces, ¿Usted desaparecerá cuando sus recuerdos lo hagan? Vaya sandez. Todo lo que sale de sus palabras, simplemente es arrepentimiento.
Se detuvo, la ira se desprendía en su tono, la voz producía mal, quería que se ahogara con sus palabrerías y por ello es que la humanidad se destruye.
Interpretando su entrecortada respiración, quería silenciarlo, que solo la furia de la naturaleza le golpeara para que despertara del sopor que engendra el contenido de sus palabras, era todo metafísico…—Los sentimientos pueden destruirte así como te dan vida. No se puede estar en calma, cuando se está pisando a la tempestad —recalco, era exactamente lo que parecía explicar esa humana. Pero no era necesario, no podía enseñarle a un violinista lo que esté a diario deshecha entre cada nota.
Y entre más escuchaba, ansió arrancarle la lengua, contradicciones, uno u otro, coplas de alientos mortecinos, su estructura quisiera derribar. Sin embargo, verla, le seguía clavando esa estaca que no le deja tranquilo. Peor, cuando sostuvo sus pupilas, eran como ese mar tranquilo y calmo cuando se enfoca en un punto. Y, ¿Qué le estaba diciendo el mar? …
—Muerte, daño, bestias dentro del mar, puedo escuchar sus quejidos, sus gruñidos intensos por escapar de las olas, cada uno me susurra su desgracia, se sienten atrapados en el inmenso mar, sus aguas no les dejan salir de lo profundo, uno quiere llorar pero no puede, ¿Cómo llorar cuando el agua es quien te impide hacerlo?, el otro necesita gritar, pero si lo hace se ahogara…Y todos sufren.
Hablo combinando el dolor del violín y de sus manos. Mientras que lentamente iba dejando pisadas sobre la arena, alejándose, porque el mar le aviso que si asesinaba frente a este, él no le permitiría tocar una vez más en su compañía. Por eso no se echó de enemigo las aguas, desapareció antes de que con su violín ejecutara a esa humana que solo desprendía del violinista un dolor humillante.
Murmuró como los golpes de las olas ejecutan en las orillas, la crueldad contenida en sus palabras, destrozando su habladuría que no significaban nada para este tuerto, así matar la humanidad no le importaba, ni siquiera la sensación que obtuvo de la interpretación de un dañino violín. Tétricas palabras que carecían de sentimiento, habla acerca de belleza, ¿Qué es la maldita belleza? No es nada, simplemente son horrores distinguidos, unos ofrendados a otros, farsantes vidas, farsas tragedias, la nostalgia era autodestructiva, ¿Cómo podía ser sublime? A menos que esta fuese torturada todo cambiaría. Pero a los mediocres sentires de esa humana, junto con sus remembranzas. Todo, era una blasfemia barata.
— ¿Ser quiénes somos? Por favor, deje de idealizar un mundo el cual no existe, abra los ojos y deje de soñar, los recuerdos no existen en este mundo, tan rápido desaparecen, entonces, ¿Usted desaparecerá cuando sus recuerdos lo hagan? Vaya sandez. Todo lo que sale de sus palabras, simplemente es arrepentimiento.
Se detuvo, la ira se desprendía en su tono, la voz producía mal, quería que se ahogara con sus palabrerías y por ello es que la humanidad se destruye.
Interpretando su entrecortada respiración, quería silenciarlo, que solo la furia de la naturaleza le golpeara para que despertara del sopor que engendra el contenido de sus palabras, era todo metafísico…—Los sentimientos pueden destruirte así como te dan vida. No se puede estar en calma, cuando se está pisando a la tempestad —recalco, era exactamente lo que parecía explicar esa humana. Pero no era necesario, no podía enseñarle a un violinista lo que esté a diario deshecha entre cada nota.
Y entre más escuchaba, ansió arrancarle la lengua, contradicciones, uno u otro, coplas de alientos mortecinos, su estructura quisiera derribar. Sin embargo, verla, le seguía clavando esa estaca que no le deja tranquilo. Peor, cuando sostuvo sus pupilas, eran como ese mar tranquilo y calmo cuando se enfoca en un punto. Y, ¿Qué le estaba diciendo el mar? …
—Muerte, daño, bestias dentro del mar, puedo escuchar sus quejidos, sus gruñidos intensos por escapar de las olas, cada uno me susurra su desgracia, se sienten atrapados en el inmenso mar, sus aguas no les dejan salir de lo profundo, uno quiere llorar pero no puede, ¿Cómo llorar cuando el agua es quien te impide hacerlo?, el otro necesita gritar, pero si lo hace se ahogara…Y todos sufren.
Hablo combinando el dolor del violín y de sus manos. Mientras que lentamente iba dejando pisadas sobre la arena, alejándose, porque el mar le aviso que si asesinaba frente a este, él no le permitiría tocar una vez más en su compañía. Por eso no se echó de enemigo las aguas, desapareció antes de que con su violín ejecutara a esa humana que solo desprendía del violinista un dolor humillante.
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Nicolás D' Lenfent- Vampiro/Realeza [Admin]
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