Bodas de Sangre [+18]

por **Luis Castelló** Lun Jun 15, 2015 5:55 pm

¿Qué era ese ruido? Quizás era el silencio. No tenía forma ni color. Se situaba cerca de la bella sintonía que ofrecía la noche y el monte de cadáveres que los sirvientes del líder del Clan Dallarth estaban limpiando para que él pudiera ofrecer su noche a Morfeo. Estaba dentro de una enorme tina de oro macizo, reposando la cabeza sobre el borde mientras en su mente pensaba en blanco.

¿Qué? ¿Ahora qué?

Comenzó a limpiarse con un trapo húmedo la sangre seca de la boca. La cual había pertenecido a todas aquellas vírgenes que devoró antes de lo que le esperaba. Había absorbido la vida de nueve vírgenes y solo le faltaría la décima. Esta seria quien se desposaría con él enseguida. Dentro de dos días. Para entonces tendría hambre. Nuevamente de más vírgenes. Posiblemente querrá estar de vuelta para el evento. Durante esos días saldría a merodear por doquier, por cada rincón en la oscuridad, olvidándose nuevamente del azul cielo que ya no recordaba.

Salió de la tina lentamente, sin toalla y dejando que las gotas del agua resbalaran por su anatomía como simples líneas en cascada, caminaba hacia su habitación como Dios le trajo al mundo, ignorando los rubores de sus doncellas o de sus sirvientes de pura incomodidad. A él le daba igual y finalmente, con las sabanas cambiadas y limpias, este se acercó a recostarse en la mullida almohada, recostándose sobre un lecho de sábanas blancas de algodón, suspiro para sí mismo, miro a una de sus doncellas, una muy hermosa que tenía los ojos dorados con bellas cascadas doradas como cabellera – Acércate. Dejadnos a solas –Mandó tajante al resto, ordenando con la mente que dicha doncella se quedara en el sitio.

La doncella enmudecía ante la presencia de su maestro. Calcifer salió de su lecho nuevamente desnudo. Sin inmutarse del extremo rubor de su doncella, se acero hasta quedarse bien cerca de ella. Estudiándola cada milímetro, cogiendo mechones de su cabello y oliéndoselos lentamente al mismo tiempo que la miraba inquisitorialmente. Termino por quitarle la cofia, el uniforme se lo quito sin romperlo. Tomo la mano de la doncella y la puso en su torso. La doncella estaba paralizada que cuando Calcifer tiro de ella, esta no se movió hasta que Calcifer exigía que se moviera. Entonces ya cuando se movió, la doncella reaccionaba resistiéndose a su maestro, pidiéndole clemencia, no quería ser forzada por él, pero las lágrimas de dicha doncella ni el himen virginal desvirgado le detuvieron en absoluto de tomar aquel coño virgen que ahora se había follado.

Observando a la doncella llorar, la dejo a los pies de la cama. Le ato al poste inferior de la cama con un collarín para que no se moviera. Él ya decidiría cuando se iba. Tenía que aprender a obedecer a su amo. Ahora Calcifer la observaba, la atrajo hacia él gracias a la gran extensión de la correa de plata. Dio la vuelta a la doncella, quedándose con la vista de una pálida y preciosa espalda joven, la cual acarició antes de introducir su miembro nuevamente erecto en el interior de aquella vagina ya desvirgada y así, nuevamente “prácticamente” violarla aunque ahora fue menos resistente a las embestidas, rogó un poco menos, pero aún seguía con la clemencia.

Para él, una pérdida de tiempo.