My love is gone [Privado/Koizumi]

por **Asagi Dunkelheit** Jue Jul 16, 2015 3:29 am

Se había mudado a la ciudad después de trabajar fuera, la compañía donde estaba deseaba trasladarlo junto a otros empleados de diferentes lugares pero del mismo nivel. Ese era el primer día ahí, suspiró entrando al edificio escuchando las reglas, conociendo las instalaciones hasta que por fin designaron su oficina junto a alguien mas, un espacio solo para dos personas con la misma capacidad.

Buenos días? –Saludo buscando a la otra persona mientras colgaba su saco y buscaba la cafetera esperando que al menos el café fuera bueno. Preparo su taza y se puso frente al ventanal viendo el panorama nada comparado donde antes estaba. –Ciudad… -Susurró viendo la cantidad de edificios ahí. Tomó la taza y sorbió algo de la bebida encontrando que aquel café era sumamente bueno, al menos eso ya tenía un punto a su favor, observó sus manos por un momento, observó la sortija de oro que llevaba y simplemente se la quitó ocultándola, no le gustaba presumir de algo que no estaba exactamente siendo un éxito en su vida.

Suspiró viendo el cielo gris debido al tiempo, pronto empezaría a nevar y no llevaba abrigo. Y lo mas curioso ahí es que ni siquiera había visto a la persona con la que trabajaría.

por **Kei Koizumi** Jue Ago 13, 2015 12:49 am

Había llegado unos días antes que la persona que compartiría la nueva oficina con él. Esa mañana olvidó por completo que debería estar ahí para recibirle, pero más que nada, había ido por unos documentos y se había quedado atascado mientras los buscaban para él. Cuando vio el reloj recordó que seguramente con quien conviviría ya estaría allí. Se apresuró a volver y atravesó los pasillos con algo de prisa mientras cargaba las carpetas entre sus brazos.

Apenas entrar al cubículo vio la alta silueta y sonrió -Buenos días -Saludó con ánimo -Siento no haber estado aquí cuando llegaste -Dejó sobre el escritorio lo que traía consigo -Mi nombre es Kei Koizumi -Se acercó y le extendió la mano en un amable saludo. Al verle más cerca se sorprendió por el color de sus ojos, le parecían llamativos, contrario a los suyos y su sonrisa se hizo algo más evidente -Mucho gusto- Terminó por decir. No sabía por dónde empezar, él tendría que explicarle como funcionaba todo, así que ese día empezaría de esa forma, pero no le molestaba en absoluto. Y siempre era bueno conocer gente nueva, no sabía de donde venía, así que tenía una cierta curiosidad.

Fue entonces que vio por la ventana. estaba nevando, cuando había salido de su departamento había pensado que se mantendría sin tal acontecimiento, se había equivocado, esperaba no hiciera tanto frío al salir, aún no se costumbraba a ello.

por **Asagi Dunkelheit** Dom Ago 16, 2015 12:34 am

Suspiró metiendo la sortija en su bolsillo de su pantalón, dio un respingo al escuchar la voz de aquella persona, se volteó para verle fijamente y noto una gran diferencia entre ellos. Quiso decir algo pero parecía que el otro le llevaba ventaja. Vio las carpetas que llevaba y se quedó viendo con curiosidad quizás si trabajaba dejaría de pensar cosas innecesarias. –Buenos días. –Sorbió el café que tenía en las manos y se le quedo viendo. –Mucho gusto Koizumi. –Estrecho su mano y se inclinó –Asagi Dunkelheit para servirle. –No sabía mas que decirle así que retiro su mano y se le quedó viendo, parecía algo extraño, quizás joven o algo mas pero no lograba decir que.

No necesita disculparse. –Suspiró dejando su taza para ir a servirle una. –Tome, hace frío… ha empezado a nevar. –Susurró extendiendo la taza con café mientras cerraba la puerta y encendía las luces para que aquello se viera menos fúnebre. –Se me informo que somos empleados de distintas prefecturas o usted es de la ciudad. –Se sentó sobre el escritorio sin darse cuenta que la sortija que había metido en sus bolsillos se había salido de ahí quedándose en la superficie. –Vengo de Akita espero aprender mucho de usted. –Hizo una breve reverencia mientras veía el ventanal.

por **Kei Koizumi** Dom Nov 08, 2015 11:53 pm

-Yo he nacido aquí, por lo que no hay mucho que decir -se rió y tomó la taza sin dejar de sonreír. Le vio tranquilo y él empezó a hablarle de cómo eran las cosas en aquellas oficinas, sobre la cadena de mando y ciertos consejos que no debía olvidar al tratar con ciertas personas allí. También le explicó que había llegado en una época tranquila, el trabajo no era tan pesado en esas fechas pero lo sería en un par de meses.

En algún momento vio el reloj y se dirigió a su escritorio -Debo comenzar mi trabajo, pero si tienes alguna duda, puedes preguntarme cualquier cosa -Justo cuando iba a ir a su silla, vio algo brillar en el escritorio junto a él y se acercó inclinándose, lo hizo sin pensar ni notar la cercanía que había provocado. Recogió el anillo y giró el rostro hacia él para sonreírle, pero se quedó un tanto perplejo al notar su rostro tan cerca del suyo.

por **Asagi Dunkelheit** Vie Dic 25, 2015 11:55 pm

-Entonces usted podrá enseñarme de este lugar si no es mucho pedir. –Comentó tras escucharle hablar acerca de la situación de la compañía donde ahora estaba trabajando. Tras escucharle recordó porque estaba ahí y era algo que le gustaba pero que realmente no estaba disfrutando.

Al casi verle partir pensaba hacer lo mismo. Quería empezar el trabajo para no tener tantas presiones cuando viniera en verdadero trabajo pero entonces aquella cercanía se hizo presente. Siendo honestos es que se había quedado viendo fijamente los labios de su compañero. Le parecían carnosos y nada propios de un hombre. Ahora que veía bien a su compañero comprobaba que tenía una belleza extraña. Le veía ahora con una atención sumamente extraña. Sus ojos eran claros, eran de un color extraño. No podía dejar de verle y de reducir la distancia. –Tienes unos ojos grandes y … -No podía seguir, parecían atrayentes, como un hechizo. -.. y… su color… ¿qué color son? –Susurró con un tono de voz tan quedo que le sorprendió. Su labio inferior era el que mas llamaba su atención. Carnoso, grueso y algo húmedo. Seguro se lo había relamido en algún momento y eso le dio el impulso que necesitaba para deslizar la yema de su dedo sobre la piel hasta acercarse completamente. Sus labios rozaron con los ajenos y se separó inmediatamente dándose cuenta de su estúpido error. –Lo siento… yo… -Se separó para poder regresar al trabajo.

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