Mandatos || Privado

por **Keane & Evan Caruso** Miér Ago 19, 2015 9:52 pm

La noche y una carta de la iglesia llevan a un hombre movido por la fe a su crucifijo de plata que cuelga en su cuello a adentrarse en las trampas de viejos y letales amistades, el nombre que le han dado en aquella misiva es uno solo, un apellido que no conoce ni ha escuchado pero al ser una petición que viene directamente de las filas superiores no puede negarse, por días había planeado aquel encuentro o al menos ingeniado con su hermano como hacer aquello a lo que se les había encomendado a la Familia Caruso.

El hermano mayor de los Caruso envía a su hermano para una inspección del lugar, a regañadientes acepta con un ballesta en la mano se adelanta al punto de encuentro. La luna ya había salido cubierta de las nubes que habitaban a esas horas de la noche en el cielo parisino lo que quería decir que el trabajo empezaba en este nuevo día, observa a su alrededor los animales nocturnos comenzaban a salir, a despertar algunos buscando algo de alimento, el cantar del búho anunció la hora de empezar para aquello a los que habían sido solicitado, la noche de lecciones había comenzado.

Aquel hombre sabía que su hermano menor haría todo lo que le había dejado en claro para hacer; con un cigarro en la mano espera a la entrada de los bosques junto al eco de aullidos guturales que recorren toda dimensión boscosa. Dos hombres van corriendo tras una bestia que lanza gruñidos junto a todo lo que encuentra tras su paso, saben, quienes le siguen, lo que deben hacer, darle caza hasta la muerte. Corres tras él llevándolo directo a una trampa que falla por cálculos pero no está todo perdido, la previsión del hermano mayor, de Keane acerca al lobo a una segunda trampa justo para asestarle flecha de plata cerca al corazón.

Él sabía que aquella persona estaría ahí, porque había enviado la nota a aquella cuyo entrenamiento comenzaba en ese mismo momento.

–Uff, joder hermano, gracias. Casi que no la cuento – Evan se acerca a donde su hermano estaba, frente al cuerpo del lycan que iba transformándose, llega agitado de correr acerándose al cuerpo –Deberías tener cuidado, Hey tú, sal ahor para que comiences– Keane retira la flecha sin mirar a su hermano que se queda en agachado revisando al semi cadáver y con una risa en aquel rostro. La seriedad con que el mayor llamó a aquella persona fue catártica.

por **Nella Lombardo** Mar Oct 20, 2015 8:59 pm

Habia estado muy nerviosa toda la mañana, pues una misiva de un destinatario misterioso le daba la orden de comenzar esa misma noche su entrenamiento para llegar a ser una inquisidora. Aun no comprendía muy bien, porque la urgencia de comenzar con esas clases, primero hubiera preferido que le explicaran como debía manejar sus habilidades y luego lo de ir contra supuestos enemigos, - ¿porque una debe tener enemigos? ¿ acaso no nos dicen que Dios vino a éste mundo para dar amor? por lo menos es lo que siempre me decía la madre superiora, que el amor todo lo puede. - suspira al darse cuenta que es en vano, nadie la oye, hace tiempo que la han dejado viviendo sola, aunque está consciente que tiene un tutor, ya que nada le falta, pero jamás lo ha visto, - desearía poder saber como es, ¿será hombre, o mujer?, ¿se parecerá a mi padre o a mi madre? - acarició la cubierta de su pequeño diario, en el que anotaba todo lo que iba descubriendo sobre sus orígenes, sus habilidades y el destino que le imponían de ser una inquisidora, - o es eso... o ser una presa más para ellos - se dijo entristecida.

En la esquela le informaban como debía ir vestida, le pareció tan extraño tener que calzarse unas botas de caña alta, pantalón de cuero y un sobretodo que le quedaba grande, ya que ella era pequeña y delicada. Se contempló en el espejo de su habitación, y sonrió, - definitivamente no pareces tú - se peinó su larga melena en una trenza y la dejó libre a su espalda.

Media hora despues, mientras el sol se iba poniendo, Natale se introdujo en el bosque, buscando el lugar exacto en donde se tenían que encontrar. Paciente esperó por unos minutos, hasta que escuchó voces de hombres. Instintivamente se escondió, intentando no ser descubierta. Contempló como un hombre corría, mientras otro lo perseguía, el primero esquivó una trampa, pero no pudo con la segunda, cayendo en ella, Natale no pudo contener el grito de espanto que le provocó ver como otro hombre se acercaba al caído y le clavaba una flecha en el corazón. Se tapó con sus manos la boca, porque estaba segura que se encontraba gritando como una loca, aunque de su garganta no salia sonido alguno.

Fue en ese momento cuando escuchó que le decían que saliera de su escondite, la había descubierto, tragó saliva, pensando que si de eso se trataba las lecciones de la inquisición, desde ya les diría que renunciaba a ese tipo de vida. Mas se quedó en silencio, apareciendo lentamente de entre los arbustos, con la vista baja y el cuerpo temblando como una hoja.

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Re: Mandatos || Privado