Una agradable melodía (Esteve)

por **Soren Kaarkarogf** Jue Ago 20, 2015 9:30 am

Recuerdo del primer mensaje :

Habían pasado dos semanas desde que había decidido salir de la tierra. Tres años habían transcurrido desde la última vez que había estado en esas calles, París le traía muchos recuerdos, unos le atormentaban y otros le hacían sonreír, por lo que decidió tomárselo con calma en el proceso de re-insertarse en la sociedad, llevaba mucho tiempo sin tener contacto con humanos y debía tener cuidado de no perder el control. Apenas caida la noche había salido de su escondite en las afueras de la ciudad, debido a su larga ausencia había perdido todas sus posesiones, eso incluía su casa y la tienda, así que literalmente estaba viviendo en la calle.

Dormir bajo la tierra en medio del bosque no le desagradaba en lo absoluto, le gustaba el silencio que sólo se podía conseguir cuando se estaba 3 metros enterrado. Esa noche en particular se sintió un poco más confiado y decidió pasear por las calles por unas horas, deseaba ver si París había cambiado en algo desde la última vez.

Iba vestido con una ropa vieja y raída, traía saco, corbatín y sombrero de un color marrón oscuro, se había afeitado luego de ducharse en el río, pero a falta de espejo la barba le había quedado dispareja. Caminaba por las calles, evitando las parejas o tumultos de personas pues no se sentía preparado para el contacto directo aún y entonces fue cuando escuchó una agradable melodía que venía desde un pequeño parquesito al lado de un gran café. Se acercó con cautela y observo que un joven deleitaba a los transeúntes con una guitarra.

Algunas personas se habían reunido a su alrededor y le escuchaban, otros le habían dejado unas monedas, Soren se quedó observando al músico por un buen rato y decidió acercarse más mezclándose con la gente. Una vez acabada la canción las personas a su alrededor se fueron y Soren quedó sólo frente a él, de repente fue consciente de que estaban solos.

- Cantas muy bonito Monsieur – Dijo al fin, llevaba las manos enguantadas en los bolsillos - ¿Donde has aprendido a tocar la guitarra? - Agregó con curiosidad.

por **Soren Kaarkarogf** Lun Mayo 16, 2016 12:59 am

-A veces los mejores cuadros surgen de situaciones inesperadas, la inspiración puede llegar en cualquier momento y de cualquier forma – Comentó al escuchar como había corrido a pintar luego de ver la niña. El siguiente cuadro era un retrato de un hombre con una larga nariz y una extraña mirada. Al igual que la niña reflejaba mucha personalidad, pero no estaba seguro si era la personalidad del hombre que había pintado, los sentimientos de Esteve plasmados en cada pincelada.

Le escuchó decir que odiaba el cuadro pero que no podía tirarlo y sobre como se había sentido incómodo con la mirada del hombre que había solicitado el trabajo. Ladeó la cabeza contemplando al humano, como artista a veces se tenía que enfrentar uno a trabajos desagradables pero muchas veces la necesidad del dinero te obligaba a tomarlos de todas formas. Soren lo entendía muy bien.

-A mi me pasa igual – Dijo al fin luego de pensarlo un poco – Tengo un cuadro que... cada que lo veo me evoca cientos de sentimientos, principalmente ira y nostalgia... por unos momentos siento el impulso de destruirlo y enterrarlo a la par con los sentimientos que evoca... pero sólo me quedo contemplándolo sin hacer nada – Le confesó con un suspiro, habían pasado 6 años ya, era hora de que superara todo aquello – Lo pinté hace tiempo, cuando estaba saliendo con una persona que amaba con todo mi ser, esa persona ya no esta en mi vida por lo que... cada que miro el cuadro me veo obligado a rememorar los momentos que pasamos juntos -

No quería perderse en recuerdos, sin embargo le fue imposible no pensar en Anuar, en sus ojos amielados mirándolo en la penumbra de la habitación, de su sonrisa y de todo lo que compartieron juntos en 3 años. Demasiadas memorias y recuerdos que no serían olvidados tan fácilmente y mucho menos con ese cuadro recordándoselo cada que lo veía. Pero destruir el cuadro era como destruir esos recuerdos y no se sentía capaz de dejar todo lo vivido atrás, se aferraba al cuadro aún como si tuviese la esperanza de revivir todos esos sentimientos.

Una agradable melodía (Esteve)

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