AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Nueva aventura, encontrar a una hermana. —Privado
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Nueva aventura, encontrar a una hermana. —Privado
A Kharyn le asombró la sencillez con la que la cambiante aceptó el amuleto. No dejó de brillar ni por un momento; y eso no ocurriría hasta que regresara a su forma humana. Sin embargo, la cambiante es muy tosca, mantuvo su forma de león y avanzó hacia el bosque. Conteniendo una risa, Kharyn la siguió sin más, y cuando el follaje y las tinieblas las ocultaban, regresó la vista atrás. Para evitar que el evento las pudiera perjudicar de alguna manera, decidió borrar todo rastro de magia.
—Magika Obliviant— pronunció, sus ojos brillaron por un momento, y en unos pocos segundos, los citadinos habían olvidado tanto la transformación de la cambiante como el hechizo de Kharyn.
Se internaron más en el bosque. Kharyn seguía al dorado león; si ella era su hermana, entonces debía ser la misma que habían visitado una vez ella y su madre. Antes que ella cayera enferma, cuando Kharyn había sentido la muerte de su padre, la hechicera que le enseñó su arte les hizo el favor de llevarlas al último lugar donde él había estado.
Las tres se encontraron con una horrible escena. El lugar donde el cambiante vivía, estaba por completo ensangrentado, los cuerpos de dos cambiantes muertos, atravesados por los aborrecibles utensilios de plata de los cazadores, y en una esquina, oculta, una cuna. Kharyn, con solo cinco años, no entendía mucho en realidad, y no supo reconocer a su padre, pero le llamó la atención la cuna, y encontró al bebé llorando. Usualmente, en sueños, se le aparecían recuerdos muy viejos; y aquel era uno de ellos. Era ese día, en la ensangrentada estancia, cuando había encontrado a la pequeña niña; recordaba haberle sonreído para que se calmara, y que luego le acarició la cabeza con cuidado cuando paró de llorar. Siendo un bebé tan pequeño, difícilmente podría Kharyn reconocerla, pero aún así, necesitaba observarla, necesitaba verla a los ojos y reconocer en ella lo poco que a veces recordaba de su padre.
—No estábamos seguras de la edad de la chica; pero asumimos que, si era cambiante, aparentaría la mitad de su edad real, así que mi mentora decidió bendecirla con una fuerte conección a la naturaleza, que le permitiría sobrevivir a pesar de su muy corta edad— pensó. —Sin embargo, nunca supe más de ella; y aún si pudiera recordarme, no hay manera de que me reconozca con ésta edad.
—¿Como era el hechizo?— pensó en voz alta. —Inter Species Oratoris— pronunció. Pasó su mano izquierda sobre el sedoso pelaje del león y sintió una corriente eléctrica entre su mano y el león. —Mi hechizo no durará mucho. No me especialicé en comunicación entre especies; más en limpieza e infusión de energía que otra cosa— le explicó a la cambiante. —Quisiera hablar contigo, por lo que necesito que regreses a tu forma humana. No te mentiré, quiero verte en tu forma humana, y te prometo que el amuleto dejará de brillar cuando abandones esa forma animal— le aseguró.
Kharyn comenzó a sentir que sus latidos aumentaban; sus oídos se alienaron del sonido ambiente, y sus ojos comenzaron a perder la vista. Sentía que se cerraba su visión en forma circular, como si cayera en un pozo; y luego una oleada de calor y frío intercalados surcaron todo su cuerpo, produciéndole, finalmente, aquella sensación de mareo que tanto preludio poseía.
Se alejó de la cambiante de golpe, y fue a apoyarse contra un árbol. Junto a la naturaleza, buscó convocar a los elementos para que restituyeran su salud antes de perder por completo la consciencia.
—Terra, Ignis, Aqua, Aeris; Restituant Vitae— apenas llegó a pronunciar.
La noche se volvió más fría, el verde follage se agitó con furia, un grupo de nubes se juntó sobre el bosque, y de las manos de Kharyn comenzó a emanar un calor producido por su propia energía. Los cuatro elementos se combinaron, llovió únicamente sobre ella, el árbol contra el que se había apoyado le cedió su vida, marchitándose poco a poco, y el calor de sus manos se extendió a todo su cuerpo.
Cuando Kharyn volvió a abrir los ojos, veía distinto. Notaba que el bosque se había alterado, pero había un detalle mayor: La cambiante, no estaba. No podía ubicar al león.
—Ah... ¿Dónde fué?— se preguntó.
—Magika Obliviant— pronunció, sus ojos brillaron por un momento, y en unos pocos segundos, los citadinos habían olvidado tanto la transformación de la cambiante como el hechizo de Kharyn.
Se internaron más en el bosque. Kharyn seguía al dorado león; si ella era su hermana, entonces debía ser la misma que habían visitado una vez ella y su madre. Antes que ella cayera enferma, cuando Kharyn había sentido la muerte de su padre, la hechicera que le enseñó su arte les hizo el favor de llevarlas al último lugar donde él había estado.
Las tres se encontraron con una horrible escena. El lugar donde el cambiante vivía, estaba por completo ensangrentado, los cuerpos de dos cambiantes muertos, atravesados por los aborrecibles utensilios de plata de los cazadores, y en una esquina, oculta, una cuna. Kharyn, con solo cinco años, no entendía mucho en realidad, y no supo reconocer a su padre, pero le llamó la atención la cuna, y encontró al bebé llorando. Usualmente, en sueños, se le aparecían recuerdos muy viejos; y aquel era uno de ellos. Era ese día, en la ensangrentada estancia, cuando había encontrado a la pequeña niña; recordaba haberle sonreído para que se calmara, y que luego le acarició la cabeza con cuidado cuando paró de llorar. Siendo un bebé tan pequeño, difícilmente podría Kharyn reconocerla, pero aún así, necesitaba observarla, necesitaba verla a los ojos y reconocer en ella lo poco que a veces recordaba de su padre.
—No estábamos seguras de la edad de la chica; pero asumimos que, si era cambiante, aparentaría la mitad de su edad real, así que mi mentora decidió bendecirla con una fuerte conección a la naturaleza, que le permitiría sobrevivir a pesar de su muy corta edad— pensó. —Sin embargo, nunca supe más de ella; y aún si pudiera recordarme, no hay manera de que me reconozca con ésta edad.
—¿Como era el hechizo?— pensó en voz alta. —Inter Species Oratoris— pronunció. Pasó su mano izquierda sobre el sedoso pelaje del león y sintió una corriente eléctrica entre su mano y el león. —Mi hechizo no durará mucho. No me especialicé en comunicación entre especies; más en limpieza e infusión de energía que otra cosa— le explicó a la cambiante. —Quisiera hablar contigo, por lo que necesito que regreses a tu forma humana. No te mentiré, quiero verte en tu forma humana, y te prometo que el amuleto dejará de brillar cuando abandones esa forma animal— le aseguró.
Kharyn comenzó a sentir que sus latidos aumentaban; sus oídos se alienaron del sonido ambiente, y sus ojos comenzaron a perder la vista. Sentía que se cerraba su visión en forma circular, como si cayera en un pozo; y luego una oleada de calor y frío intercalados surcaron todo su cuerpo, produciéndole, finalmente, aquella sensación de mareo que tanto preludio poseía.
Se alejó de la cambiante de golpe, y fue a apoyarse contra un árbol. Junto a la naturaleza, buscó convocar a los elementos para que restituyeran su salud antes de perder por completo la consciencia.
—Terra, Ignis, Aqua, Aeris; Restituant Vitae— apenas llegó a pronunciar.
La noche se volvió más fría, el verde follage se agitó con furia, un grupo de nubes se juntó sobre el bosque, y de las manos de Kharyn comenzó a emanar un calor producido por su propia energía. Los cuatro elementos se combinaron, llovió únicamente sobre ella, el árbol contra el que se había apoyado le cedió su vida, marchitándose poco a poco, y el calor de sus manos se extendió a todo su cuerpo.
Cuando Kharyn volvió a abrir los ojos, veía distinto. Notaba que el bosque se había alterado, pero había un detalle mayor: La cambiante, no estaba. No podía ubicar al león.
—Ah... ¿Dónde fué?— se preguntó.
Última edición por Kharyn D' Alis el Lun Sep 14, 2015 5:55 pm, editado 1 vez (Razón : Había un color mal; era demasiado brillante y molestaba a la vista)
Kharyn D' Alis- Hechicero Clase Alta
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Re: Nueva aventura, encontrar a una hermana. —Privado
La entrada al bosque fue inminente, me sentí en mi hábitat. Por otro lado, ignorando todo eso, la mujer me dijo que si me transformaba el collar pararía de brillar, no era un resplandor molesto, si no uno muy bello, pero que parase no estaría mal...
Aproveche para pasear un rato, andaba con algo de hambre, pasaba una simple liebre por ahí y mi apetito llamo. La vida era así, unos matan para conseguir sobrevivir, no tenia nada en contra de esa liebre, tampoco quería matarla.
Aunque volverme vegetariana seria lo mismo, la flora también es sintiente, sería cruel y discriminador decir que no como carne por no hacerle daño a los animales; no me quedaba otra, si quería alimentarme, debía matar.
Me escape de la vista de la mujer, me transforme en una pantera para obtener mayor sigilo en el bosque y empece a perseguir a la pequeñita. Mas que alimento, parecía un aperitivo, como un tentempié...
La liebre se escondió en un follaje de hojas, pero con un simple movimiento de ella, yo sabría exactamente su ubicación y me sobraría el tiempo para abalanzarme y cazarla.
La tensión aumentaba dado a que la liebre me había sentido, por ende se quedo completamente quieta, pero el viento soplo, revelando su ubicación. Vorazmente caí sobre esta, encerrándola con mis fauces, apretándola, hasta que por fin muere; su sangre salpico por todos lados, tenia un poco en el ojo y otro tanto mancho el collar, el resto cayo en el piso. Tenia que volver con la mujer, quien no sabia quien era... Que sentimiento tan incomodo.
Me trepe a un árbol para disfrutar de mi comida y mientras tanto poder continuar con la charla que teníamos. Gracias a su habilidad, logramos comunicarnos, pero no era muy eficaz o duradero, ya que aparentemente no era muy hábil en ese tema.
Una vez en el árbol, coloque la liebre entre mis patas delanteras y empece a sacarle el pellejo para así poder comerla. Sinceramente, no era una escena que me agradece mucho, ya que me sentía algo cruel por arrebatar una vida, pero esta era mi única forma de seguir adelante.
- Hola nuevamente, ¿Quién sos? ¿Que es ese aroma particular que desprendes? Acaso, no sera mi error, pero ¿Nos conocemos?
Mientras preguntaba masticaba tranquilamente el pellejo de la cabeza de la liebre, estaba bastante rico... La verdad, nunca fui muy paciente, pero comer a la luz de la luna era bastante relajante.
Ademas de que mis nervios y intranquilidades habían desaparecido, volví en mi, un ser completamente tranquilo y sabio; sentía un gran orgullo por mi parte. Obviamente, aun tenia mis dudas sin resolver pero todo se resolvería con solamente esperar. Solamente, cuando me tranquilice, fui capaz de ver lo que me rodeaba.
La noche parecía querer mas entretenimiento, la luna se mantenía en su cumbre aunque ya eran las dos de la madrugada, ¿Cuanto mas me podría entretener esta noche...?
Aproveche para pasear un rato, andaba con algo de hambre, pasaba una simple liebre por ahí y mi apetito llamo. La vida era así, unos matan para conseguir sobrevivir, no tenia nada en contra de esa liebre, tampoco quería matarla.
Aunque volverme vegetariana seria lo mismo, la flora también es sintiente, sería cruel y discriminador decir que no como carne por no hacerle daño a los animales; no me quedaba otra, si quería alimentarme, debía matar.
Me escape de la vista de la mujer, me transforme en una pantera para obtener mayor sigilo en el bosque y empece a perseguir a la pequeñita. Mas que alimento, parecía un aperitivo, como un tentempié...
La liebre se escondió en un follaje de hojas, pero con un simple movimiento de ella, yo sabría exactamente su ubicación y me sobraría el tiempo para abalanzarme y cazarla.
La tensión aumentaba dado a que la liebre me había sentido, por ende se quedo completamente quieta, pero el viento soplo, revelando su ubicación. Vorazmente caí sobre esta, encerrándola con mis fauces, apretándola, hasta que por fin muere; su sangre salpico por todos lados, tenia un poco en el ojo y otro tanto mancho el collar, el resto cayo en el piso. Tenia que volver con la mujer, quien no sabia quien era... Que sentimiento tan incomodo.
Me trepe a un árbol para disfrutar de mi comida y mientras tanto poder continuar con la charla que teníamos. Gracias a su habilidad, logramos comunicarnos, pero no era muy eficaz o duradero, ya que aparentemente no era muy hábil en ese tema.
Una vez en el árbol, coloque la liebre entre mis patas delanteras y empece a sacarle el pellejo para así poder comerla. Sinceramente, no era una escena que me agradece mucho, ya que me sentía algo cruel por arrebatar una vida, pero esta era mi única forma de seguir adelante.
- Hola nuevamente, ¿Quién sos? ¿Que es ese aroma particular que desprendes? Acaso, no sera mi error, pero ¿Nos conocemos?
Mientras preguntaba masticaba tranquilamente el pellejo de la cabeza de la liebre, estaba bastante rico... La verdad, nunca fui muy paciente, pero comer a la luz de la luna era bastante relajante.
Ademas de que mis nervios y intranquilidades habían desaparecido, volví en mi, un ser completamente tranquilo y sabio; sentía un gran orgullo por mi parte. Obviamente, aun tenia mis dudas sin resolver pero todo se resolvería con solamente esperar. Solamente, cuando me tranquilice, fui capaz de ver lo que me rodeaba.
La noche parecía querer mas entretenimiento, la luna se mantenía en su cumbre aunque ya eran las dos de la madrugada, ¿Cuanto mas me podría entretener esta noche...?
Honō D' Alis- Cambiante Clase Alta
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RE: Nueva aventura, encontrar a una hermana. — Privado
Podía oír ruidos, gruñidos; Kharyn veía las hojas sacudirse y dudaba si se debía al viento o a su hermana. Si ella estaba por allí, no podía verla debido a la obscuridad de la noche; y si trataba de hablarle, no sabía si se entenderían si ella aún estaba con forma animal.
—Ah... Maldita sea mi suerte— murmuró. —¿Cómo pude perderla?— se molestó.
Un aleteo llegó repentinamente a sus oídos, y le llamó la atención. Volvió la vista hacia la izquierda y divisó al cuervo que llegaba volando. En seguida reconoció el mensaje.
—Si Tania envió al cuervo debe ser algo urgente— supuso. Levantó una mano, donde el cuervo se posó, y luego se agachó a dejarlo sobre el suelo. Momentos después, el cambiante había regresado a su forma. Lucía como un adolescente de once, pero en realidad tenía veintidós años. —Lucien; ¿Por qué te envía Tania a semejante hora de la madrugada?— le preguntó Kharyn, entre molesta y preocupada.
—Disculpe, mi señora— comenzó a decir él, fatigado, tratando de recuperar el aire. —Tania tuvo una visión; teme que se cumpla— intentó explicar, pero la falta de aire lo interrumpió. —Vió que su amiga vendrá mañana temprano, pero no la encontrará, y no me quiso decir las consecuencias de ello, pero quería que usted lo supiera— logró explicar finalmente.
La alteración se vió reflejada en la expresión de Kharyn. Perdía la noción de tiempo, era mejor que regresara, pero no quería perder la oportunidad de recuperar a su hermana.
—Escucha, Lucien. En este momento estoy intentando comunicarme con un cambiante que no he podido ver más que en la forma de un felino. Debo hablar con ella antes de regresar— se excusó.
Lucien abrió los ojos sorprendido y en seguida dijo —¿Habla de la que está sobre aquella rama?— preguntó, señalando el árbol frente a ellos.
Kharyn levantó la vista y apenas logró divisar la silueta de la pantera sobre el árbol. El atenuado brillo del amuleto apenas se veía por las hojas; pudo notar un leve movimiento, y agudizó los oídos, logrando oír que estaba comiendo.
—¡Ah! ¡Cambió a pantera!— pensó frustrada.
Comenzó a debatirse entre permanecer el tiempo necesario para hablar con la cambiante, y comprobar que se trataba de su hermana, o regresar a su casa y evitar que la llegada de Adelina pudiera desencadenar algo malo. Entonces fue cuando la oyó hablar y la entendió; a su hechizo debían quedarle algunos minutos, así que los aprovecharía sin perder más tiempo. Pidió a Lucien que regresara y se acercó unos pasos al árbol para hablar con la cambiante.
—Escúchame por favor. Lo que necesito decirte es muy importante. Me gustaría decírtelo frente a frente, pero entiendo que no deseas abandonar tu forma animal. Es… complicado lo que debo decirte, primero porque quizás no quieras creerme, y segundo porque yo misma aún trabajo en creerlo—. Comenzó a explicar, —Básicamente, nací en un campamento gitano, ya que mi madre era una de ellos, pero mi padre, era un cambiante. Según la tradición, mi madre y yo nos convertimos en una deshonra; muchos trataron de matar a mi padre, y cuando tenía tres años, él finalmente se fue. A los cinco años… lo sentí morir; mi madre me llevó con una hechicera que me enseñó todo lo que sé, y nos llevó a mi madre y a mí a la que había sido su casa esos últimos dos años. Apenas lo recuerdo, pero allí los vi a tus padres… y a tí—. Silencio; Kharyn hizo una pausa, se retorció las manos y decidió concluir antes que la pobre chica huyera espantada. —Piensas que ya nos vimos antes, y es cierto; aquel día te calmé al encontrarte llorando. Eras muy pequeña, si hago las cuentas sé que tenías dos años, pero tu conección con la naturaleza te mantuvo con vida. Y… si mi aroma te resulta particular, tiene que ver con quién soy; tu padre también fue mi padre—. Suspiró; quiso contener el aire, pero no pudo. —Mi nombre es Kharyn D’ Alis.
—Ah... Maldita sea mi suerte— murmuró. —¿Cómo pude perderla?— se molestó.
Un aleteo llegó repentinamente a sus oídos, y le llamó la atención. Volvió la vista hacia la izquierda y divisó al cuervo que llegaba volando. En seguida reconoció el mensaje.
—Si Tania envió al cuervo debe ser algo urgente— supuso. Levantó una mano, donde el cuervo se posó, y luego se agachó a dejarlo sobre el suelo. Momentos después, el cambiante había regresado a su forma. Lucía como un adolescente de once, pero en realidad tenía veintidós años. —Lucien; ¿Por qué te envía Tania a semejante hora de la madrugada?— le preguntó Kharyn, entre molesta y preocupada.
—Disculpe, mi señora— comenzó a decir él, fatigado, tratando de recuperar el aire. —Tania tuvo una visión; teme que se cumpla— intentó explicar, pero la falta de aire lo interrumpió. —Vió que su amiga vendrá mañana temprano, pero no la encontrará, y no me quiso decir las consecuencias de ello, pero quería que usted lo supiera— logró explicar finalmente.
La alteración se vió reflejada en la expresión de Kharyn. Perdía la noción de tiempo, era mejor que regresara, pero no quería perder la oportunidad de recuperar a su hermana.
—Escucha, Lucien. En este momento estoy intentando comunicarme con un cambiante que no he podido ver más que en la forma de un felino. Debo hablar con ella antes de regresar— se excusó.
Lucien abrió los ojos sorprendido y en seguida dijo —¿Habla de la que está sobre aquella rama?— preguntó, señalando el árbol frente a ellos.
Kharyn levantó la vista y apenas logró divisar la silueta de la pantera sobre el árbol. El atenuado brillo del amuleto apenas se veía por las hojas; pudo notar un leve movimiento, y agudizó los oídos, logrando oír que estaba comiendo.
—¡Ah! ¡Cambió a pantera!— pensó frustrada.
Comenzó a debatirse entre permanecer el tiempo necesario para hablar con la cambiante, y comprobar que se trataba de su hermana, o regresar a su casa y evitar que la llegada de Adelina pudiera desencadenar algo malo. Entonces fue cuando la oyó hablar y la entendió; a su hechizo debían quedarle algunos minutos, así que los aprovecharía sin perder más tiempo. Pidió a Lucien que regresara y se acercó unos pasos al árbol para hablar con la cambiante.
—Escúchame por favor. Lo que necesito decirte es muy importante. Me gustaría decírtelo frente a frente, pero entiendo que no deseas abandonar tu forma animal. Es… complicado lo que debo decirte, primero porque quizás no quieras creerme, y segundo porque yo misma aún trabajo en creerlo—. Comenzó a explicar, —Básicamente, nací en un campamento gitano, ya que mi madre era una de ellos, pero mi padre, era un cambiante. Según la tradición, mi madre y yo nos convertimos en una deshonra; muchos trataron de matar a mi padre, y cuando tenía tres años, él finalmente se fue. A los cinco años… lo sentí morir; mi madre me llevó con una hechicera que me enseñó todo lo que sé, y nos llevó a mi madre y a mí a la que había sido su casa esos últimos dos años. Apenas lo recuerdo, pero allí los vi a tus padres… y a tí—. Silencio; Kharyn hizo una pausa, se retorció las manos y decidió concluir antes que la pobre chica huyera espantada. —Piensas que ya nos vimos antes, y es cierto; aquel día te calmé al encontrarte llorando. Eras muy pequeña, si hago las cuentas sé que tenías dos años, pero tu conección con la naturaleza te mantuvo con vida. Y… si mi aroma te resulta particular, tiene que ver con quién soy; tu padre también fue mi padre—. Suspiró; quiso contener el aire, pero no pudo. —Mi nombre es Kharyn D’ Alis.
Kharyn D' Alis- Hechicero Clase Alta
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Re: Nueva aventura, encontrar a una hermana. —Privado
La mujer comenzó a verse algo inquieta luego de la llegada del cuervo, que aparentemente, era de mi especie; el muy aburrido arruino mi diversión declarando en donde me encontraba, yo quería que me busque un poco mas. Sin embargo, al darse cuenta que yo me encontraba sobre un árbol y no como un león debió sentirse algo frustrada o molesta, lo cual me hizo sentir algo culpable.
Dado a que no me sentí muy a gusto con mis acciones, descendí del árbol para escuchar frente a frente lo que ella quería decirme. Obviamente que, para cuando baje, la liebre ya había desaparecido entre mis colmillos.
Una vez abajo, en mi forma animal, escuche claramente lo que me debía contar, aparentemente, por la forma en la que contó todo tenia algo de prisa, pero yo no la dejaría ir después de que me dijera que una persona de mi familia esta viva y la tengo justo en frente mio.
Admito que estoy bastante sorprendida y contenta por los hechos, tenia una hermana justo enfrente mio, estaba tan contenta que, si fuese un humano, me caerían lagrimas; aunque había algo que no me dejaba tranquila... Mi padre nos había traicionado, el rechazo todo el linaje cambiante de los D' Alis yéndose con una gitana y por su culpa murió el linaje actual de los D' Alis, exceptuándome, aunque supongo que esta mujer también podría considerarse linaje...
Me pregunto si el odiaba ser un cambiante, nunca lo había visto convertido desde que nací, pero si recuerdo que jugaba con mi madre, Elizabeth D' Alis, ella era un gran puma con la que jugaba al caballito cuando apenas tenia un año de edad.
Molesta ante todo lo dicho, me convertí en una humana. Debido a eso, el collar dejo de brillar, pero ya ni se notaba que color era en realidad, estaba completamente cubierto de sangre y la verdad dudo que su color verdadero sea un rojo carmesí, aunque en esta situación supongo que es un poco irrelevante.
- Entonces eres, por sangre, mi hermana. ¿Que sabes sobre nuestra familia? -Pregunte totalmente calmada, mi rostro también reflejaba esa sensación de tranquilidad. Me cuestionaba si sabia que los D' Alis eramos una familia de un reconocido linaje de cambiantes.
- Por otro lado, asumo que te preguntaras por que yo debería creerte.- hablaba con bastante orgullo pero no tenia ni una pizca de arrogancia.- Te creo, no te preocupes, ya puedes descansar.- le dije mientras le daba una leve palmada en la cabeza.
Le trate como si ella fuese la hermana menor pero en realidad era algo mayor que yo, aunque no lo sabia, pero mi instinto me lo afirmaba. Quizá sea por la sabiduría de los cambiantes...
Me senté en un árbol caído y hable claramente. Era obvio que me conocía, pero nunca esta de mas el presentarse
- Soy Honō D' Alis, una cambiante, perteneciente a la familia de clase alta, los D' Alis. Sinceramente, pensé que toda mi familia estaba muerta, gracias por vivir- le conté sinceramente. - Tu aroma, hueles como papá- dije incómodamente mientras desviaba mi mirada al cielo para poder resistir esa nostálgica sensación.
- Los cambiantes, por lo menos aquellos que poseen mi habilidad, son capaces de recordar sucesos como si hubiesen ocurrido hace horas nada mas. Tengo muy presente la muerte de ellos.- Un tono lúgubre y cutre salia de mis cuerdas vocales.
Suspire fuertemente y mire la luna, quien tenia un brillo sin igual; además esta iluminaba mi pelo haciendo que brille como un rojo carmesí al igual que la sangre del collar.
- ¿Que es de tu otra familia? - pregunte bruscamente devolviendo mi mirada a ella con unos fríos ojos.
Si bien su familia otra familia era gitana, debían saber algo respecto los D' Alis. Lo deduje en cuestión de segundos, los hechos, todos y cada uno de ellos, concordaban; seguro el asesinato vino por parte de ellos.
Dado a que no me sentí muy a gusto con mis acciones, descendí del árbol para escuchar frente a frente lo que ella quería decirme. Obviamente que, para cuando baje, la liebre ya había desaparecido entre mis colmillos.
Una vez abajo, en mi forma animal, escuche claramente lo que me debía contar, aparentemente, por la forma en la que contó todo tenia algo de prisa, pero yo no la dejaría ir después de que me dijera que una persona de mi familia esta viva y la tengo justo en frente mio.
Admito que estoy bastante sorprendida y contenta por los hechos, tenia una hermana justo enfrente mio, estaba tan contenta que, si fuese un humano, me caerían lagrimas; aunque había algo que no me dejaba tranquila... Mi padre nos había traicionado, el rechazo todo el linaje cambiante de los D' Alis yéndose con una gitana y por su culpa murió el linaje actual de los D' Alis, exceptuándome, aunque supongo que esta mujer también podría considerarse linaje...
Me pregunto si el odiaba ser un cambiante, nunca lo había visto convertido desde que nací, pero si recuerdo que jugaba con mi madre, Elizabeth D' Alis, ella era un gran puma con la que jugaba al caballito cuando apenas tenia un año de edad.
Molesta ante todo lo dicho, me convertí en una humana. Debido a eso, el collar dejo de brillar, pero ya ni se notaba que color era en realidad, estaba completamente cubierto de sangre y la verdad dudo que su color verdadero sea un rojo carmesí, aunque en esta situación supongo que es un poco irrelevante.
- Entonces eres, por sangre, mi hermana. ¿Que sabes sobre nuestra familia? -Pregunte totalmente calmada, mi rostro también reflejaba esa sensación de tranquilidad. Me cuestionaba si sabia que los D' Alis eramos una familia de un reconocido linaje de cambiantes.
- Por otro lado, asumo que te preguntaras por que yo debería creerte.- hablaba con bastante orgullo pero no tenia ni una pizca de arrogancia.- Te creo, no te preocupes, ya puedes descansar.- le dije mientras le daba una leve palmada en la cabeza.
Le trate como si ella fuese la hermana menor pero en realidad era algo mayor que yo, aunque no lo sabia, pero mi instinto me lo afirmaba. Quizá sea por la sabiduría de los cambiantes...
Me senté en un árbol caído y hable claramente. Era obvio que me conocía, pero nunca esta de mas el presentarse
- Soy Honō D' Alis, una cambiante, perteneciente a la familia de clase alta, los D' Alis. Sinceramente, pensé que toda mi familia estaba muerta, gracias por vivir- le conté sinceramente. - Tu aroma, hueles como papá- dije incómodamente mientras desviaba mi mirada al cielo para poder resistir esa nostálgica sensación.
- Los cambiantes, por lo menos aquellos que poseen mi habilidad, son capaces de recordar sucesos como si hubiesen ocurrido hace horas nada mas. Tengo muy presente la muerte de ellos.- Un tono lúgubre y cutre salia de mis cuerdas vocales.
Suspire fuertemente y mire la luna, quien tenia un brillo sin igual; además esta iluminaba mi pelo haciendo que brille como un rojo carmesí al igual que la sangre del collar.
- ¿Que es de tu otra familia? - pregunte bruscamente devolviendo mi mirada a ella con unos fríos ojos.
Si bien su familia otra familia era gitana, debían saber algo respecto los D' Alis. Lo deduje en cuestión de segundos, los hechos, todos y cada uno de ellos, concordaban; seguro el asesinato vino por parte de ellos.
Honō D' Alis- Cambiante Clase Alta
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RE: Nueva aventura, encontrar a una hermana. — Privado
La cambiante finalmente bajó y se volvió humana. Kharyn estaba tan asombrada al verla tan parecida a su padre, que no reaccionó ni ante las preguntas ni cuando Honō golpeó su cabeza como si fuera un cachorro.
Mientras Honō se presentaba, Kharyn se sentó junto a ella en el tronco. Contuvo las lágrimas al oírla decir que huele como su padre; reaccionó recién cuando ella le preguntó por su familia.
—Ah...— suspiró. —"Mi familia"; es difícil definir quienes son, o fueron, mi familia. Es cierto lo que de seguro piensas, quizás no pueda considerarme una verdadera D' Alis porque no heredé el don de cambiante, pero debido a que nuestro padre decidió unirse a una gitana como mi madre, aunque venía de una familia tan prestigiosa, tengo la certeza de que fue amor verdadero— comenzó a decir. Suspiró con melancolía. —Mi historia no es exactamente muy feliz, tenemos vidas muy trágicas, y a veces parece que la tragedia es mi sombra. Sentir... sentir que eres apuñalada... Juro que no he vuelto a experimentar la clase de dolor que me acometió aquel día. Después, viví escondiéndome de los inquisidores ingleses, manteniendo a mi madre con vida, y protegiendo criaturas mágicas de la ignorancia humana— continuó contándole. Levantaba la vista cada tanto, recordando con claridad algunos momentos de su vida. —Me especialicé en la infusión de energía para mantener a mi madre viva tanto tiempo como me fue posible, y en la limpieza mágica, para escapar de los inquisidores; puedo borrar todo rastro de magia de objetos, lugares, e incluso mentes. Ninguno de los citadinos recuerda tu transformación de hace un rato, ni mi hechizo para ocultarnos— le contó, notando una ligera expresión de alivio en el semblante firme de Honō. —Cuando era más joven solía sabotear las armas y trampas de los cazadores, y las piras de los inquisidores; pude salvar a algunas hechiceras del fuego, pero aún así no a todos... Me hierve la sangre de solo pensarlo—. Cerró los puños con fuerza, bajó la mirada, y luego, tranquilizandose, continuó. —Luego de que mi madre murió, continué con esa misma manía de sabotear desde las sombras, pero un día, un hechicero me ganó de mano, arriesgándose a ser visto—. Soltó un largo suspiro. —Ese hombre era tan necio... pero por la misma razón era muy valiente— aseguró. —Logré sacarlo de aquel embrollo, pero no dudó en meterse en más y más problemas— siguió, recordando con felicidad a su esposo. —Poco después nos casamos, y finalmente nos vinimos a Francia para escapar definitivamente de la amenaza inglesa—. Después de decir eso, su semblante obscureció de golpe. —Pero aquí las cosas eran iguales, y una noche, fue asesinado—. Silencio. —Desde el segundo piso de nuestra casa lo ví tendido en el suelo, ya sin vida, frente al maldito inquisidor; y de la desesperación me tiré por la ventana— contó, manteniendo la seriedad. — Desperté dos días después, sin poder creer nada de lo que había ocurrido, y realmente creí que había perdido a toda mi familia— concluyó; sonando melancólica y deprimida.
Por unos segundos permaneció en silencio; recordó entonces las preguntas de Honō. Suspiró, cerró los ojos y pensó por unos segundos. Entonces, decidió explicar lo que sabía, y lo que creía que Honō debía saber.
—Sé sobre nuestra familia— comenzó con lentitud. —De hecho, sé sobre los D' Alis gracias a mi esposo más que nada— admitió, bajando la vista, y sonriendo una vez más al recordarlo. —Él... me hizo prometer que si moría, yo volvería a utilizar el apellido de mi familia y no el de él...— recordó. —Los D' Alis han dejado su marca en el mundo, con el más grande linaje de cambiantes, que ahora se reduce a la última cambiante, tú, y a una hechicera... Reconozco que no soy lo que habrían querido— dijo, bajando el tono. Clavó la vista en el suelo, se inclinó sobre sus piernas, y sintió que los ojos le ardían mientras decía —He sido una deshonra desde antes de nacer; soy una deshonra para el pueblo gitano, para la familia D' Alis, y para mi esposo, ya que me resigno a que crean que me abandonó.
No pudo contenerse mucho más... Sintió que una lágrima se le escapaba, y por el silencio que había, incluso pudo oírla golpear las hojas bajo sus pies.
—Es por eso que me esfuerzo tanto en mantener a salvo a las criaturas mágicas, pongo esmero en conservar la vida en general... Incluso he llegado a salvar a cazadores o inquisidores... Ninguno tiene derecho a acabar con la vida del otro... Evito que un cazador acabe con un licántropo, pero luego no le permito matar al cazador tampoco. Es... es la forma que tengo de justificar el nombre que llevó— concluyó, finalmente atreviéndose a regresar la vista a Honō.
La cambiante estaba muda. Claro... ella había dicho "No te preocupes, te creo"; pero aún así, le parecía que debía demostrar que se merecía ser su hermana de sangre...
Se irguió, acercó la mano al amuleto, lo tomó y pronunció —Averte—. La sangre que lo manchaba desapareció, y Kharyn acarició el amuleto con suavidad. Bajo sus dedos, unos símbolos aparecieron iluminados; un hechizo, que vuelve a Honō dueña del amuleto. —¿Puedes leerlo?— preguntó. Honō negó con la cabeza. —Ya lo esperaba, los símbolos pertenecen a un idioma antiguo— admitió. —Zu'u aak wah zisaanl briinah, aan krin ahrk norok raan. Briinahe aav naal aan mah ahrk fin lah; kogaan kos nust revak sos— leyó en voz alta. —Significa "Yo guío hacia la hermana perdida, un corajudo y feroz animal. Hermanas unidas por un padre y la magia; bendita es su sagrada sangre"— le tradujo.
Levantó la mirada hacia Honō y le sonrió. No podría estar más de acuerdo con el hechizo.
—Yo no me iré a ningún lado, hasta que sepa qué harás. Tampoco voy a obligarte a venir conmigo si no quieres, pero ahora que te encontré no puedo simplemente dejarte sola en el bosque— comenzó a decir Kharyn con seguridad. —Mi casa es grande, la heredé de la familia de mi esposo; tiene más jardín que otra cosa, y tampoco está tan lejos de este bosque— le contó. —Me gustaría que decidieras— pidió con suavidad.
—No querrá perder su libertad, y no tiene por qué perderla... Pero, me gustaría saber qué es lo que ella quiere, aunque yo no esté dispuesta a perderla nuevamente...
Mientras Honō se presentaba, Kharyn se sentó junto a ella en el tronco. Contuvo las lágrimas al oírla decir que huele como su padre; reaccionó recién cuando ella le preguntó por su familia.
—Ah...— suspiró. —"Mi familia"; es difícil definir quienes son, o fueron, mi familia. Es cierto lo que de seguro piensas, quizás no pueda considerarme una verdadera D' Alis porque no heredé el don de cambiante, pero debido a que nuestro padre decidió unirse a una gitana como mi madre, aunque venía de una familia tan prestigiosa, tengo la certeza de que fue amor verdadero— comenzó a decir. Suspiró con melancolía. —Mi historia no es exactamente muy feliz, tenemos vidas muy trágicas, y a veces parece que la tragedia es mi sombra. Sentir... sentir que eres apuñalada... Juro que no he vuelto a experimentar la clase de dolor que me acometió aquel día. Después, viví escondiéndome de los inquisidores ingleses, manteniendo a mi madre con vida, y protegiendo criaturas mágicas de la ignorancia humana— continuó contándole. Levantaba la vista cada tanto, recordando con claridad algunos momentos de su vida. —Me especialicé en la infusión de energía para mantener a mi madre viva tanto tiempo como me fue posible, y en la limpieza mágica, para escapar de los inquisidores; puedo borrar todo rastro de magia de objetos, lugares, e incluso mentes. Ninguno de los citadinos recuerda tu transformación de hace un rato, ni mi hechizo para ocultarnos— le contó, notando una ligera expresión de alivio en el semblante firme de Honō. —Cuando era más joven solía sabotear las armas y trampas de los cazadores, y las piras de los inquisidores; pude salvar a algunas hechiceras del fuego, pero aún así no a todos... Me hierve la sangre de solo pensarlo—. Cerró los puños con fuerza, bajó la mirada, y luego, tranquilizandose, continuó. —Luego de que mi madre murió, continué con esa misma manía de sabotear desde las sombras, pero un día, un hechicero me ganó de mano, arriesgándose a ser visto—. Soltó un largo suspiro. —Ese hombre era tan necio... pero por la misma razón era muy valiente— aseguró. —Logré sacarlo de aquel embrollo, pero no dudó en meterse en más y más problemas— siguió, recordando con felicidad a su esposo. —Poco después nos casamos, y finalmente nos vinimos a Francia para escapar definitivamente de la amenaza inglesa—. Después de decir eso, su semblante obscureció de golpe. —Pero aquí las cosas eran iguales, y una noche, fue asesinado—. Silencio. —Desde el segundo piso de nuestra casa lo ví tendido en el suelo, ya sin vida, frente al maldito inquisidor; y de la desesperación me tiré por la ventana— contó, manteniendo la seriedad. — Desperté dos días después, sin poder creer nada de lo que había ocurrido, y realmente creí que había perdido a toda mi familia— concluyó; sonando melancólica y deprimida.
Por unos segundos permaneció en silencio; recordó entonces las preguntas de Honō. Suspiró, cerró los ojos y pensó por unos segundos. Entonces, decidió explicar lo que sabía, y lo que creía que Honō debía saber.
—Sé sobre nuestra familia— comenzó con lentitud. —De hecho, sé sobre los D' Alis gracias a mi esposo más que nada— admitió, bajando la vista, y sonriendo una vez más al recordarlo. —Él... me hizo prometer que si moría, yo volvería a utilizar el apellido de mi familia y no el de él...— recordó. —Los D' Alis han dejado su marca en el mundo, con el más grande linaje de cambiantes, que ahora se reduce a la última cambiante, tú, y a una hechicera... Reconozco que no soy lo que habrían querido— dijo, bajando el tono. Clavó la vista en el suelo, se inclinó sobre sus piernas, y sintió que los ojos le ardían mientras decía —He sido una deshonra desde antes de nacer; soy una deshonra para el pueblo gitano, para la familia D' Alis, y para mi esposo, ya que me resigno a que crean que me abandonó.
No pudo contenerse mucho más... Sintió que una lágrima se le escapaba, y por el silencio que había, incluso pudo oírla golpear las hojas bajo sus pies.
—Es por eso que me esfuerzo tanto en mantener a salvo a las criaturas mágicas, pongo esmero en conservar la vida en general... Incluso he llegado a salvar a cazadores o inquisidores... Ninguno tiene derecho a acabar con la vida del otro... Evito que un cazador acabe con un licántropo, pero luego no le permito matar al cazador tampoco. Es... es la forma que tengo de justificar el nombre que llevó— concluyó, finalmente atreviéndose a regresar la vista a Honō.
La cambiante estaba muda. Claro... ella había dicho "No te preocupes, te creo"; pero aún así, le parecía que debía demostrar que se merecía ser su hermana de sangre...
Se irguió, acercó la mano al amuleto, lo tomó y pronunció —Averte—. La sangre que lo manchaba desapareció, y Kharyn acarició el amuleto con suavidad. Bajo sus dedos, unos símbolos aparecieron iluminados; un hechizo, que vuelve a Honō dueña del amuleto. —¿Puedes leerlo?— preguntó. Honō negó con la cabeza. —Ya lo esperaba, los símbolos pertenecen a un idioma antiguo— admitió. —Zu'u aak wah zisaanl briinah, aan krin ahrk norok raan. Briinahe aav naal aan mah ahrk fin lah; kogaan kos nust revak sos— leyó en voz alta. —Significa "Yo guío hacia la hermana perdida, un corajudo y feroz animal. Hermanas unidas por un padre y la magia; bendita es su sagrada sangre"— le tradujo.
Levantó la mirada hacia Honō y le sonrió. No podría estar más de acuerdo con el hechizo.
—Yo no me iré a ningún lado, hasta que sepa qué harás. Tampoco voy a obligarte a venir conmigo si no quieres, pero ahora que te encontré no puedo simplemente dejarte sola en el bosque— comenzó a decir Kharyn con seguridad. —Mi casa es grande, la heredé de la familia de mi esposo; tiene más jardín que otra cosa, y tampoco está tan lejos de este bosque— le contó. —Me gustaría que decidieras— pidió con suavidad.
—No querrá perder su libertad, y no tiene por qué perderla... Pero, me gustaría saber qué es lo que ella quiere, aunque yo no esté dispuesta a perderla nuevamente...
Kharyn D' Alis- Hechicero Clase Alta
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Re: Nueva aventura, encontrar a una hermana. —Privado
La historia que comenzó a contar sonaba trágica y completamente entristecedora, pensar que ella también había pasado por tantas cosas, por lo menos aun nos tenemos la una a la otra. Aparte me comento como su "nueva familia" había sido destruida nuevamente y como ella se la pasaba saboteando a los inquisidores.
- Veo que tu vida tampoco ha sido fácil- comente tranquilamente, estaba perdida en la luna.
Kharyn hablo sobre ser una deshonra de los D' Alis; nosotros eramos conocidos por tener una gran posibilidad de nacer cambiantes, que si bien era un caso raro, en nuestra familia era mas raro que alguien no nazca con el don, aunque no despreciábamos a aquellos que no lo poseían.
Es por esto que ella se consideraba una falla; por otro lado estaba lo de su otra familia, ella tampoco era una gitana. Básicamente, era un hereje donde fuese, no debe de ser muy "lindo" vivir de esa forma.
- ¿Sabes, por casualidad, la razón por la cual nuestro padre abandono la principal familia?-Le pregunte directamente, quizá me falto algo de tacto.
- Aparte, tu eres mayo que yo, ¿O me equivoco?- Acoté rápidamente.
Si ella era mayor que yo, tales como decían mis instintos, mi padre hace mucho que nos traicionaba, no era algo de una noche, el problema radica en cuanto tiempo el llevaba haciendo eso, quizá expuso o revelo información delicada sobre la familia.
Recuerdo que cuando yo apenas mamaba, mis dos padres discutían por el estatus de los D' Alis. Esta familia solía ser algo nomade para no ser descubierta pero cada vez que mi padre y madre peleaban no era por algo tan simple como mudarse, Elizabeth sabia algo, el tema es "que".
- Por otro lado, sacando todo este problemon, ¿Qué te trajo a estos lares, aparte de mi?- Le pregunte curiosamente para poder distraerme de Elizabeth y William.
Quizá, como todos los grandes hechiceros, venía a buscar sus propias hierbas, en el momento que mas eficacia tenían, ya que algunas hierbas poseen determinadas propiedades que si son sacadas en un horario especifico, estas tendrán mayor eficacia.
Justo cuando comencé a relajarme, recordé que me pregunto que haría respecto a nosotras y respecto a todos nuestros problemas.
- ¿Te siguen?- Pregunte intuitivamente, quizá ella no estaba segura y requería mi ayuda.
- Si quieres, puedo acompañarte, aunque no pienso renunciar a mi libertad- Le aclare francamente.
El tiempo continuaba pasando, ya eran las cuatro y media aproximadamente, la luna me revelaba el horario. El tiempo pasaba tan rápido, que si no estuviese tan embobadamente mirándole no habría descubierto que había transcurrido tanto tiempo.
- Veo que tu vida tampoco ha sido fácil- comente tranquilamente, estaba perdida en la luna.
Kharyn hablo sobre ser una deshonra de los D' Alis; nosotros eramos conocidos por tener una gran posibilidad de nacer cambiantes, que si bien era un caso raro, en nuestra familia era mas raro que alguien no nazca con el don, aunque no despreciábamos a aquellos que no lo poseían.
Es por esto que ella se consideraba una falla; por otro lado estaba lo de su otra familia, ella tampoco era una gitana. Básicamente, era un hereje donde fuese, no debe de ser muy "lindo" vivir de esa forma.
- ¿Sabes, por casualidad, la razón por la cual nuestro padre abandono la principal familia?-Le pregunte directamente, quizá me falto algo de tacto.
- Aparte, tu eres mayo que yo, ¿O me equivoco?- Acoté rápidamente.
Si ella era mayor que yo, tales como decían mis instintos, mi padre hace mucho que nos traicionaba, no era algo de una noche, el problema radica en cuanto tiempo el llevaba haciendo eso, quizá expuso o revelo información delicada sobre la familia.
Recuerdo que cuando yo apenas mamaba, mis dos padres discutían por el estatus de los D' Alis. Esta familia solía ser algo nomade para no ser descubierta pero cada vez que mi padre y madre peleaban no era por algo tan simple como mudarse, Elizabeth sabia algo, el tema es "que".
- Por otro lado, sacando todo este problemon, ¿Qué te trajo a estos lares, aparte de mi?- Le pregunte curiosamente para poder distraerme de Elizabeth y William.
Quizá, como todos los grandes hechiceros, venía a buscar sus propias hierbas, en el momento que mas eficacia tenían, ya que algunas hierbas poseen determinadas propiedades que si son sacadas en un horario especifico, estas tendrán mayor eficacia.
Justo cuando comencé a relajarme, recordé que me pregunto que haría respecto a nosotras y respecto a todos nuestros problemas.
- ¿Te siguen?- Pregunte intuitivamente, quizá ella no estaba segura y requería mi ayuda.
- Si quieres, puedo acompañarte, aunque no pienso renunciar a mi libertad- Le aclare francamente.
El tiempo continuaba pasando, ya eran las cuatro y media aproximadamente, la luna me revelaba el horario. El tiempo pasaba tan rápido, que si no estuviese tan embobadamente mirándole no habría descubierto que había transcurrido tanto tiempo.
Honō D' Alis- Cambiante Clase Alta
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RE: Nueva aventura, encontrar a una hermana. — Privado
Honō se veía tranquila. Observaba la luna de tanto en tanto; otro gusto que ambas comparten. Comenzó entonces a preguntarle por qué William, su padre, había abandonado a la familia principal.
—¡Pero si no la abandonó!— pensó Kharyn enseguida.
Sin embargo, no pudo responder, porque Honō no esperó para preguntarle por su edad. Inmediatamente después, inquirió sobre por qué Kharyn estaba allí. Ella estaba a punto de responder cuando la cambiante reaccionó alterada repentinamente. Finalmente, cuando le ofreció acompañarla a donde fuera, pero se negó a perder su libertad, Kharyn decidió tomar la palabra.
—Primero que nada, no te pido que abandones la vida libre que llevas— comenzó. —Como cambiante, puedes andar por donde desees en forma animal, y yo puedo mantenerte a salvo con mi habilidad para borrar todo rastro de magia; lo único que te pido es que, ahora que te encontré, ya no vuelvas a irte— le pidió con suavidad. —Te reitero que mi casa tiene más jardín que otra cosa, hay mucho espacio abierto; y, de todos modos, siempre me he sentido más cómoda en el bosque. A nadie le parecerá extraño verme ir constantemente al bosque— le explicó con una sonrisa.
Honō se movía algo inquieta, y no dejaba en paz las manos. Kharyn las sostuvo y la tranquilizó; volvió a mirarla a los ojos con ternura y comenzó a responder a las preguntas de la cambiante.
—Primero que nada, aunque no parezca, tan solo tengo tres años más que tú— comenzó. —En segunda, Will, nuestro padre, no abandonó a la familia principal; él tan solo siguió a su corazón. Así como sus instintos podían mantenerlo a salvo, guiarlo con los suyos; un profundo sentimiento dentro de él lo llevó a arriesgarse— trató de explicarle. —Y, en cuanto a lo de las hierbas... Si, venía a buscar lavanda, ya sabes, para un... Un ritual— continuó contándole. —Pretendía invocar el alma de mi esposo...—, suspiró, —Necesitaba oírlo, verlo otra vez...—. La mirada de la hechicera se elevó y se perdió en su mente. Cerró los ojos un segundo, cuando los volvió a abrir, concluyó sonriendo —Pero quizás ya no necesite eso; pues te encontré...
Ambas se pararon, y Kharyn notó que Honō aún parecía alterada.
—Escucha, no debes preocuparte por que me sigan. En principal porque, a partir de ahora, nadie más que vos sabe que yo soy hechicera. Y, además, porque aún tenemos encima el hechizo que conjuré para protegernos. Es muy poderoso y solo se irá cuando yo lo deshaga— le aseguró.
Nuevamente, el alivio se pintó en el rostro de la cambiante, que ladeó la cabeza, moviendo su cabello rojo como fuego.
—Sobre... acompañarme...— recordó luego. —Yo tengo que regresar a mi casa sí o sí antes de las ocho de la mañana. Hay... hay cosas que no puedo permitir; hay cosas que yo sé que no puedo permitir que se divulguen, realmente habrá un caos mañana si yo llego a estar ausente cuando mi amiga y su esposo lleguen...— insistió, bajando un poco el tono.
Sabía perfectamente que Honō no quería ni acercarse a la ciudad, y que claramente prefería su forma animal, pero temía lo que fuera a ocurrir.
Le pareció oír algo, así que utilizó un hechizo para agudizar sus oídos. —Audis— susurró.
Sus orejas tomaron una forma ligeramente puntiaguda; en lugar de ser redondeadas, la parte de arriba terminaba como en triángulo, y al mismo tiempo, su audición aumentó drásticamente. Oyó el reloj del pueblo dar las cinco de la mañana, y el fuerte sonido de las hojas sacudiéndose.
El ulular de algunos búhos, aullido de lobos, incluso el crepitar de un fuego muy lejano, llegaron a los oídos de la bruja, que debió deshacer el hechizo con rapidez para no marearse.
Reflexionando, le ofreció a Honō —Entonces, iba por lavandas, que he cultivado en una zona del bosque. Somos varios los hechiceros que obtenemos hierbas de ese lugar, pero siempre debemos restituir lo que sacamos, plantando semillas de la especie que tomamos, a menos que se trate de la misma especie que nosotros mismos plantamos. En mi caso son lavandas, pero hay algunos que plantaron romero, caléndula, ortiga, y otros... ¿Quisieras acompañarme?
Kharyn se volteó hacia las penumbras, e ingresó en la obscuridad entre el follage. Comenzó a entrar aún más en el bosque, y, al comprobar que Honō la seguía, volvió la vista hacia adelante, sonriendo, y siguió avanzando.
—Espero llegar a tiempo...
—¡Pero si no la abandonó!— pensó Kharyn enseguida.
Sin embargo, no pudo responder, porque Honō no esperó para preguntarle por su edad. Inmediatamente después, inquirió sobre por qué Kharyn estaba allí. Ella estaba a punto de responder cuando la cambiante reaccionó alterada repentinamente. Finalmente, cuando le ofreció acompañarla a donde fuera, pero se negó a perder su libertad, Kharyn decidió tomar la palabra.
—Primero que nada, no te pido que abandones la vida libre que llevas— comenzó. —Como cambiante, puedes andar por donde desees en forma animal, y yo puedo mantenerte a salvo con mi habilidad para borrar todo rastro de magia; lo único que te pido es que, ahora que te encontré, ya no vuelvas a irte— le pidió con suavidad. —Te reitero que mi casa tiene más jardín que otra cosa, hay mucho espacio abierto; y, de todos modos, siempre me he sentido más cómoda en el bosque. A nadie le parecerá extraño verme ir constantemente al bosque— le explicó con una sonrisa.
Honō se movía algo inquieta, y no dejaba en paz las manos. Kharyn las sostuvo y la tranquilizó; volvió a mirarla a los ojos con ternura y comenzó a responder a las preguntas de la cambiante.
—Primero que nada, aunque no parezca, tan solo tengo tres años más que tú— comenzó. —En segunda, Will, nuestro padre, no abandonó a la familia principal; él tan solo siguió a su corazón. Así como sus instintos podían mantenerlo a salvo, guiarlo con los suyos; un profundo sentimiento dentro de él lo llevó a arriesgarse— trató de explicarle. —Y, en cuanto a lo de las hierbas... Si, venía a buscar lavanda, ya sabes, para un... Un ritual— continuó contándole. —Pretendía invocar el alma de mi esposo...—, suspiró, —Necesitaba oírlo, verlo otra vez...—. La mirada de la hechicera se elevó y se perdió en su mente. Cerró los ojos un segundo, cuando los volvió a abrir, concluyó sonriendo —Pero quizás ya no necesite eso; pues te encontré...
Ambas se pararon, y Kharyn notó que Honō aún parecía alterada.
—Escucha, no debes preocuparte por que me sigan. En principal porque, a partir de ahora, nadie más que vos sabe que yo soy hechicera. Y, además, porque aún tenemos encima el hechizo que conjuré para protegernos. Es muy poderoso y solo se irá cuando yo lo deshaga— le aseguró.
Nuevamente, el alivio se pintó en el rostro de la cambiante, que ladeó la cabeza, moviendo su cabello rojo como fuego.
—Sobre... acompañarme...— recordó luego. —Yo tengo que regresar a mi casa sí o sí antes de las ocho de la mañana. Hay... hay cosas que no puedo permitir; hay cosas que yo sé que no puedo permitir que se divulguen, realmente habrá un caos mañana si yo llego a estar ausente cuando mi amiga y su esposo lleguen...— insistió, bajando un poco el tono.
Sabía perfectamente que Honō no quería ni acercarse a la ciudad, y que claramente prefería su forma animal, pero temía lo que fuera a ocurrir.
Le pareció oír algo, así que utilizó un hechizo para agudizar sus oídos. —Audis— susurró.
Sus orejas tomaron una forma ligeramente puntiaguda; en lugar de ser redondeadas, la parte de arriba terminaba como en triángulo, y al mismo tiempo, su audición aumentó drásticamente. Oyó el reloj del pueblo dar las cinco de la mañana, y el fuerte sonido de las hojas sacudiéndose.
El ulular de algunos búhos, aullido de lobos, incluso el crepitar de un fuego muy lejano, llegaron a los oídos de la bruja, que debió deshacer el hechizo con rapidez para no marearse.
Reflexionando, le ofreció a Honō —Entonces, iba por lavandas, que he cultivado en una zona del bosque. Somos varios los hechiceros que obtenemos hierbas de ese lugar, pero siempre debemos restituir lo que sacamos, plantando semillas de la especie que tomamos, a menos que se trate de la misma especie que nosotros mismos plantamos. En mi caso son lavandas, pero hay algunos que plantaron romero, caléndula, ortiga, y otros... ¿Quisieras acompañarme?
Kharyn se volteó hacia las penumbras, e ingresó en la obscuridad entre el follage. Comenzó a entrar aún más en el bosque, y, al comprobar que Honō la seguía, volvió la vista hacia adelante, sonriendo, y siguió avanzando.
—Espero llegar a tiempo...
Kharyn D' Alis- Hechicero Clase Alta
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Re: Nueva aventura, encontrar a una hermana. —Privado
Su propuesta de no abandonar mi libertad y encima ser ayudada me agrado bastante, es decir, no era un mal trato, de echo me parecía bastante justo y eficaz.
- Con gusto aceptare el acompañarte.- dije amablemente volviendo mi mirada hacia ella.
Por otro lado, ella respondió respecto a mis dudas sobre nuestro padre; según ella, el era un ser amable que solamente siguió sus instintos, el problema con eso, es que puede malinterpretarse, pero Kharyn tiene razón, hay que recordarlo como el buen padre que era y no sus malos actos.
Ahora que lo recuerdo, ella me dijo que quería invocar al alma de su esposo y para ello necesita lavanda, no creo que invocar un alma sea una buena decisión, no hay que molestar al mundo de los muertos; "Lo que esta muerto, debe seguir muerto" una sabía frase que me contó otro cambiante en el largo de mi viaje, algunos hechiceros también lo decían, inclusive los gitanos... ¿Sera un tabú? De momento le seguiré el juego, a ver a donde nos lleva.
- Así que buscabas lavanda, cierto? - Mis días en el bosque husmeando la hierba serian bastante eficaces, pues había un claro en donde existía una gran variedad de "florcitas".
- Existe un claro, "elfita", en el crece una gran variedad de plantas, pero no creo que ningún hechicero lo conozca, ya que muy pocos suelen meterse tan profundamente en estos lares, porque no saben con quien o que se pueden encontrar.- Kharyn caminaba en linea recta yo la sujete del brazo y tomamos un desvió a la derecha.
- Cuidado con que pisas que tocas y que dices, las cosas aquí tienen vida.- Comente a medida que nos adentrábamos más.
El camino era un poco largo pero bastante lindo, lleno de vida y colores, como las luciérnagas y otros animales avivando la noche.
Que molesto es caminar por aquí siendo una humana, siento que me tropiezo con mis propios pies. Debido a eso me transforme en una pantera. Aprovecharía también para poder llevarla encima mio, así haríamos mas rápido y ella no tendría problemas con su amiga.
Le hice una seña para que se suba a mi lomo y una vez que ella estaba arriba mio, comencé a agilizar el tramite... Me desplazaba plácidamente entre las hierbas, ninguna me producía alguna molestia, como cuando estaba en humano.
Espero que su comunicación con los animales dure un poco esta vez así puedo continuar de esta forma, aparte quiero mostrarle el claro desde arriba, pero ella al ser humana no iba a poder subir, al menos que tenga un hechizo para volar, cosa que no creo posible.
- Sujetate bien.- Una rama molesta estaba a mitad del camino, tuve que saltar bruscamente.
Ya casi llegábamos al claro, no nos faltaba nada, era cuestión de minutos. Me pregunto que pensara ella al ver la belleza de aquel lugar.
- Con gusto aceptare el acompañarte.- dije amablemente volviendo mi mirada hacia ella.
Por otro lado, ella respondió respecto a mis dudas sobre nuestro padre; según ella, el era un ser amable que solamente siguió sus instintos, el problema con eso, es que puede malinterpretarse, pero Kharyn tiene razón, hay que recordarlo como el buen padre que era y no sus malos actos.
Ahora que lo recuerdo, ella me dijo que quería invocar al alma de su esposo y para ello necesita lavanda, no creo que invocar un alma sea una buena decisión, no hay que molestar al mundo de los muertos; "Lo que esta muerto, debe seguir muerto" una sabía frase que me contó otro cambiante en el largo de mi viaje, algunos hechiceros también lo decían, inclusive los gitanos... ¿Sera un tabú? De momento le seguiré el juego, a ver a donde nos lleva.
- Así que buscabas lavanda, cierto? - Mis días en el bosque husmeando la hierba serian bastante eficaces, pues había un claro en donde existía una gran variedad de "florcitas".
- Existe un claro, "elfita", en el crece una gran variedad de plantas, pero no creo que ningún hechicero lo conozca, ya que muy pocos suelen meterse tan profundamente en estos lares, porque no saben con quien o que se pueden encontrar.- Kharyn caminaba en linea recta yo la sujete del brazo y tomamos un desvió a la derecha.
- Cuidado con que pisas que tocas y que dices, las cosas aquí tienen vida.- Comente a medida que nos adentrábamos más.
El camino era un poco largo pero bastante lindo, lleno de vida y colores, como las luciérnagas y otros animales avivando la noche.
Que molesto es caminar por aquí siendo una humana, siento que me tropiezo con mis propios pies. Debido a eso me transforme en una pantera. Aprovecharía también para poder llevarla encima mio, así haríamos mas rápido y ella no tendría problemas con su amiga.
Le hice una seña para que se suba a mi lomo y una vez que ella estaba arriba mio, comencé a agilizar el tramite... Me desplazaba plácidamente entre las hierbas, ninguna me producía alguna molestia, como cuando estaba en humano.
Espero que su comunicación con los animales dure un poco esta vez así puedo continuar de esta forma, aparte quiero mostrarle el claro desde arriba, pero ella al ser humana no iba a poder subir, al menos que tenga un hechizo para volar, cosa que no creo posible.
- Sujetate bien.- Una rama molesta estaba a mitad del camino, tuve que saltar bruscamente.
Ya casi llegábamos al claro, no nos faltaba nada, era cuestión de minutos. Me pregunto que pensara ella al ver la belleza de aquel lugar.
Honō D' Alis- Cambiante Clase Alta
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RE: Nueva aventura, encontrar a una hermana. — Privado
Caminando detrás de Kharyn la oyó aceptar acompañarla, luego, Honō la alcanzó y durante un trecho fueron del brazo. Honō, recordando que le dijo sobre la lavanda, le ofreció ir a un claro a buscarla. Kharyn contuvo una risa cuando Honō le advirtió sobre la obviedad de que todo aquí oye y siente...
—¿Por qué cree que aún seguimos ocultas con mi hechizo?— pensó Kharyn con gracia. —Es la única manera de mantener aquellos secretos que necesito seguir ocultando— pensó para sí misma, con seriedad.
Kharyn notó con diversión que Honō no aguantó mucho con forma humana. Se convirtió en aquella elegante pantera de antes. Fue tan extraño para Kharyn subirse a un lomo tan sedoso. Ya había cabalgado caballos un par de veces, y debido a su propia naturaleza, no le era muy difícil controlarlos. Pero ahora estaba montada en una cambiante; y no cualquier cambiante, su hermana, lo que significa que tiene orgullo para repartir. En otras palabras, será mejor que solo se deje llevar.
Mientras Honō corría por el camino en el bosque, Kharyn decidió buscar en su libro de bolsillo alguno que le permita hablar con ella. —Tengo que tener alguno— susurró, comenzando a ojear el libro. —Quizás en un idioma antiguo para que sea más duradero... Pero básico; si vuelvo a perder tanta energía, ya no podré tomarla de los elementos— pensó en voz alta.
De un momento a otro, Honō pegó un salto repentino, sobre una rama, y Kharyn tuvo que aferrarse a ella con un hechizo. —Manibus Captos— gritó rápidamente, sujetando el libro con una mano, y manteniéndose sobre Honō con el hechizo.
Tardaron un buen rato en llegar.
—Quizás alguno en la lengua de los dragones...— comenzó a pensar, en voz alta nuevamente. Pasaba las hojas, una tras otra, pasando por alto los básicos hechizos de invisibilidad, de limpieza, y de velocidad. —Si... Tiene que ser en Lengua de Dragones; podían hablar con cualquiera, y al ser magia arcana, no me desgastará mi propia energía, sino la del ambiente mismo— reflexionó.
En tan solo unos minutos, finalmente Honō se detuvo. Kharyn notó que estaban al borde de un acantilado, y al principio no comprendió mucho. Soplaba un viento muy fuerte, le aterraba pensar en que podría caer si se acercaba al al risco, y lentamente la poca luz del ambiente bajó. Las nubes ahora cubrían la luna.
—¡Maldición! ¡La Luna está cubierta! No creo que mi hechizo tenga suficiente fuerza— masculló molesta.
Pero estaba cansada. Simplemente no entendía a donde la había llevado Honō. Se agachó hasta apoyar las mano en el suelo, y muy lentamente se fue acercando al borde del precipicio. Llena de miedo, comenzó a asomarse, y pudo sentir como si una correntada de energía le llegara de repente.
—¿¡Qué!? ¡Es un vórtice! Emana más energía que cualquier otra cosa— pensó, demasiado sorprendida para pronunciar palabra.
Extendió una mano, comenzó a asomarla, y no solo sintió la increíble cantidad de magia, sino que también vio como un brillo celeste, similar al fuego fatuo, rodeaba su mano cual tela, y comenzaba a extenderse por su cuerpo.
—¡Ah!— gritó sin poder evitarlo. Era una infusión extrema de poder; magia arcana de la más antigua, de la más fuerte, de la más posesiva. —No la dejaré controlarme— pensó decidida. —La utilizaré solo para comunicarme con Honō.
Retiró la mano, comenzó a levantarse con dificultad, y se vió rodeada de aquella estela celeste. No estaba segura de por qué la pantera había retrocedido un paso cuando ella se volvió a verla; no podía ver como sus ojos brillaban en con una intensa luz celeste.
Daba miedo. Realmente impresionaba horrores aquella visión. No podía saberlo, pero si intuyó que no era bueno tener tanta magia arcana en su poder, así que enseguida pronunció el hechizo.
—Zu'ul kos ofan leinzul— gritó Kharyn, levantando las manos al cielo nocturno, emitiendo más y más luz hasta que se volvió enceguecedora. Era insoportable a la vista; Honō se vió obligada a volver la trompa hacia atrás, y solo cuando notó que aquella luz se había extinguido, regresó la vista a su hermana. De vuelta normal, Kharyn respiró profundo y suspiró —Eso fue... Demasiado para mi viejo cuerpo...
La hechicera pudo notar que Honō se reía ante lo que había dicho, y supo que el hechizo había funcionado. Aliviada, volvió a exhalar con fuerza, cansada, y se acercó a su hermana.
—Que lugar más precioso. Realmente asombroso. Aprecio mucho que me trajeras aquí— le agradeció. —Este lugar es un vórtice... Es... Es como un portal mágico, conectado a la versión puramente mágica de este mundo. Jamás... Jamás pasé por una experiencia tan intensa antes de hoy... Ya no puedo... Ah... No puedo ni hablar— admitió Kharyn riendo, buscando recuperar el aliento.
Ambas decidieron que entonces bajarían, y en el camino, Kharyn pensó —Este será otro secreto para ocultar...
—¿Por qué cree que aún seguimos ocultas con mi hechizo?— pensó Kharyn con gracia. —Es la única manera de mantener aquellos secretos que necesito seguir ocultando— pensó para sí misma, con seriedad.
Kharyn notó con diversión que Honō no aguantó mucho con forma humana. Se convirtió en aquella elegante pantera de antes. Fue tan extraño para Kharyn subirse a un lomo tan sedoso. Ya había cabalgado caballos un par de veces, y debido a su propia naturaleza, no le era muy difícil controlarlos. Pero ahora estaba montada en una cambiante; y no cualquier cambiante, su hermana, lo que significa que tiene orgullo para repartir. En otras palabras, será mejor que solo se deje llevar.
Mientras Honō corría por el camino en el bosque, Kharyn decidió buscar en su libro de bolsillo alguno que le permita hablar con ella. —Tengo que tener alguno— susurró, comenzando a ojear el libro. —Quizás en un idioma antiguo para que sea más duradero... Pero básico; si vuelvo a perder tanta energía, ya no podré tomarla de los elementos— pensó en voz alta.
De un momento a otro, Honō pegó un salto repentino, sobre una rama, y Kharyn tuvo que aferrarse a ella con un hechizo. —Manibus Captos— gritó rápidamente, sujetando el libro con una mano, y manteniéndose sobre Honō con el hechizo.
Tardaron un buen rato en llegar.
—Quizás alguno en la lengua de los dragones...— comenzó a pensar, en voz alta nuevamente. Pasaba las hojas, una tras otra, pasando por alto los básicos hechizos de invisibilidad, de limpieza, y de velocidad. —Si... Tiene que ser en Lengua de Dragones; podían hablar con cualquiera, y al ser magia arcana, no me desgastará mi propia energía, sino la del ambiente mismo— reflexionó.
En tan solo unos minutos, finalmente Honō se detuvo. Kharyn notó que estaban al borde de un acantilado, y al principio no comprendió mucho. Soplaba un viento muy fuerte, le aterraba pensar en que podría caer si se acercaba al al risco, y lentamente la poca luz del ambiente bajó. Las nubes ahora cubrían la luna.
—¡Maldición! ¡La Luna está cubierta! No creo que mi hechizo tenga suficiente fuerza— masculló molesta.
Pero estaba cansada. Simplemente no entendía a donde la había llevado Honō. Se agachó hasta apoyar las mano en el suelo, y muy lentamente se fue acercando al borde del precipicio. Llena de miedo, comenzó a asomarse, y pudo sentir como si una correntada de energía le llegara de repente.
—¿¡Qué!? ¡Es un vórtice! Emana más energía que cualquier otra cosa— pensó, demasiado sorprendida para pronunciar palabra.
Extendió una mano, comenzó a asomarla, y no solo sintió la increíble cantidad de magia, sino que también vio como un brillo celeste, similar al fuego fatuo, rodeaba su mano cual tela, y comenzaba a extenderse por su cuerpo.
—¡Ah!— gritó sin poder evitarlo. Era una infusión extrema de poder; magia arcana de la más antigua, de la más fuerte, de la más posesiva. —No la dejaré controlarme— pensó decidida. —La utilizaré solo para comunicarme con Honō.
Retiró la mano, comenzó a levantarse con dificultad, y se vió rodeada de aquella estela celeste. No estaba segura de por qué la pantera había retrocedido un paso cuando ella se volvió a verla; no podía ver como sus ojos brillaban en con una intensa luz celeste.
Daba miedo. Realmente impresionaba horrores aquella visión. No podía saberlo, pero si intuyó que no era bueno tener tanta magia arcana en su poder, así que enseguida pronunció el hechizo.
—Zu'ul kos ofan leinzul— gritó Kharyn, levantando las manos al cielo nocturno, emitiendo más y más luz hasta que se volvió enceguecedora. Era insoportable a la vista; Honō se vió obligada a volver la trompa hacia atrás, y solo cuando notó que aquella luz se había extinguido, regresó la vista a su hermana. De vuelta normal, Kharyn respiró profundo y suspiró —Eso fue... Demasiado para mi viejo cuerpo...
La hechicera pudo notar que Honō se reía ante lo que había dicho, y supo que el hechizo había funcionado. Aliviada, volvió a exhalar con fuerza, cansada, y se acercó a su hermana.
—Que lugar más precioso. Realmente asombroso. Aprecio mucho que me trajeras aquí— le agradeció. —Este lugar es un vórtice... Es... Es como un portal mágico, conectado a la versión puramente mágica de este mundo. Jamás... Jamás pasé por una experiencia tan intensa antes de hoy... Ya no puedo... Ah... No puedo ni hablar— admitió Kharyn riendo, buscando recuperar el aliento.
Ambas decidieron que entonces bajarían, y en el camino, Kharyn pensó —Este será otro secreto para ocultar...
Kharyn D' Alis- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 01/09/2015
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Re: Nueva aventura, encontrar a una hermana. —Privado
Era bastante divertido ver como mi hermana se asomaba para ver si había algo abajo o era un mero acantilado. Además, resulto interesante que este lugar sea un vórtice de energía, me alegro que la luna ya no este en su punto culmine, ya que podría haber sido demasiado poder para ella, pero ve a saber, aun no se sus limites.
- ¿Estás bien? - comenté preocupadamente por adolorida expresión.
Su expresión era claramente de dolor, quizá fue demasiada energía. Luego de dos segundos, se estabilizo y cambio la expresión, ahora pareciera que adorase todo lo que le rodease, como si estuviese conectada con la naturaleza.
Por otro lado, ¿En donde estará la lavanda? Pues es un lugar enorme como para buscar una pequeña planta; quizá ella lo pueda reconocer fácilmente... Pero para poder hacer todo eso, hay que bajar de aquí, ya que arriba no crecen tantas flores que posean buenas cualidades mágicas.
- ¿Bajas? - apenas lo dije, la puse encima mio, tumbandole los pies, y me transforme en León. Salté y empezar a sentir todo el aire de la caída libre. A pesar de que lo disfrutase me incomodaba muchísimo estar en esta forma aunque fue para poder resistir la caída.
El suelo comenzaba a acercase a nosotras, entonces me acomode lo poco que pude en el aire, flexionando mis rodillas y preparando mis músculos para impacto.
A penas caímos, Kharyn reboto contra mi cuerpo, pero se mantuvo sana y salva.
- ¿Fue divertido no? - dije burlonamente.
Dado a que me incomodaba estar como un leon, me transforme en un leopardo de las nieves, la transformación que adoraba. Además, me senté a un costado del lago a esperarle; por otro lado, mi colita se movía de lado a lado, expresando algo de felicidad o emoción.
- ¿Estás bien? - comenté preocupadamente por adolorida expresión.
Su expresión era claramente de dolor, quizá fue demasiada energía. Luego de dos segundos, se estabilizo y cambio la expresión, ahora pareciera que adorase todo lo que le rodease, como si estuviese conectada con la naturaleza.
Por otro lado, ¿En donde estará la lavanda? Pues es un lugar enorme como para buscar una pequeña planta; quizá ella lo pueda reconocer fácilmente... Pero para poder hacer todo eso, hay que bajar de aquí, ya que arriba no crecen tantas flores que posean buenas cualidades mágicas.
- ¿Bajas? - apenas lo dije, la puse encima mio, tumbandole los pies, y me transforme en León. Salté y empezar a sentir todo el aire de la caída libre. A pesar de que lo disfrutase me incomodaba muchísimo estar en esta forma aunque fue para poder resistir la caída.
El suelo comenzaba a acercase a nosotras, entonces me acomode lo poco que pude en el aire, flexionando mis rodillas y preparando mis músculos para impacto.
A penas caímos, Kharyn reboto contra mi cuerpo, pero se mantuvo sana y salva.
- ¿Fue divertido no? - dije burlonamente.
Dado a que me incomodaba estar como un leon, me transforme en un leopardo de las nieves, la transformación que adoraba. Además, me senté a un costado del lago a esperarle; por otro lado, mi colita se movía de lado a lado, expresando algo de felicidad o emoción.
Honō D' Alis- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 17/03/2015
DATOS DEL PERSONAJE
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RE: Nueva aventura, encontrar a una hermana. — Privado
Honō tomó a Kharyn por sorpresa al llegarle desde atrás para subirla sobre su lomo. Al instante tomó la forma de un león, y a diferecia de lo que Kharyn habría pensado, en lugar de bajar a pié, la leona se tiró desde allí arriba.
—Manibus Captos— conjuró Kharyn, soprendida por la repentina reacción de su hermana. Al aferrarse a ella, casi pudo percibir la tensión en ella al estar en esa forma. —Ah... Por suerte es un hechizo fácil— pensó, sintiendo aún su corazón latir con rapidez. Rebotó contra la leona al llegar al suelo, y a pesar de estar muy mareada, se quedó parada junto a ella. Cerró los ojos por unos segundos, buscando recuperar el equilibrio, y acostumbrándose a la masiva cantidad de energía. Al abrir nuevamente los ojos, su hermana tenía la forma de un leopardo de las nieves bellísimo, y la esperaba sentada junto al lago. —Claro, divertido— espetó, solo un poco molesta, notando que Honō se burlaba de ella.
Respiró profundo y se dirigió al lago; visto desde arriba era como un espejo del cielo, reflejaba las estrellas y la luna, ahora oculta. Pero desde allí abajo... El agua es cristalina, se pueden ver los coloridos peces que nadan, las brillantes plantas y algas acuáticas, ¡Lo que daría Kharyn por llevarse una muestra de cada una y descubrir sus propiedades!
—Pero sería demasiado— susurró. Notó que su hermana la miraba y se hizo la que no sabía nada. —Eh... La lavanda que busco... En realidad crece en lugares secos y soleados; llega a medir hasta un metro y medio, sus flores se organizan como espigas, toman un color púrpura, y son muy aceitosas, además de que tiene un aroma muy fuerte— comenzó a explicar con rapidez, sumida en el nerviosismo. —Lo más probable es que esté cerca de la salida de esta cueva, y más hacia las paredes que hacia el lago, ya que suele estar donde las rocas calcáreas— concluyó, buscando ocultar su nerviosismo con una sonrisa final.
La hechicera se estaba poniendo muy nerviosa. De repente comenzó a sentir un extraño picor en las orejas y se las rozó con las manos. Percibió su forma puntiaguda y enseguida puso fin al hechizo. —Finishio— susurró, para deshacer el efecto que aún permanecía de su viejo hechizo. —Ah... Es por ésto que no me gusta andar por ahí sin un hechizo de invisibilidad; que suerte— suspiró.
Por un momento olvidó que su hermana estaba allí. En cuanto el recuerdo cayó en su mente de golpe, volteó a verla. Sabía que ahora la entendía, pero le llamaba la atención algo más. Se sentía observada, pero no como cuando estaba en el bosque; esto era distinto.
—¿Una hechicera y una cambiante?— oyó de golpe. —Déjalas. No aguantaran mucho tiempo aquí— oyó luego, pero como si la voz proviniese de otro lado.
Entonces se dio cuenta y se tragó un grito. —¡Las plantas hablan! ¡Y las escucho por el hechizo!—. Sabía que no podía decir eso en voz alta, pues quedaría como una ridícula, pero necesitaba preguntar —¿Qué significa que no aguantaremos mucho aquí?
Oyó como una risita hacia su izquierda y observó la enredadera que cubría aquella pared de la cueva. De hecho, eran varias enredaderas, y estaban conversando entre ellas. —Significa que si no se van pronto, se quedan para siempre.
Kharyn abrió los ojos alarmada. Del estupor, estuvo a punto de retroceder, cuando notó que iba a caer al agua. —¿¡Para siempre!?— se asustó. —¡Por la energía extra! ¡Al mantenernos ya no podremos salir de aquí porque no tendríamos la fuerza para soportar lo denso del mundo físico!— reflexionó Kharyn.
La bruja no tenía idea de que Honō no comprendía nada. Solo la veía hacer muecas de preocupación, encorbarse pensando, y casi pisar el agua. Ella prefirió permanecer indiferente; si algo debía saber, Kharyn se lo diría... Y así fue.
—Escucha Honō. Este lugar es... especial. No solo porque es un vórtice. Casi podría decirte que no estamos en el mismo mundo de hace un rato. Te dije que este lugar es como un portal entre el mundo y su versión mágica; estamos en la versión mágica, así que, si permanecemos demasiado tiempo aquí, podríamos no soportar el regreso a nuestro mundo, porque todo sería demasiado denso— le explicó, con tanta sencillez como pudo.
Sin decir otra palabra, Kharyn se volvió hacia la pared que antes miraba y recogió unas lavandas de abajo; no las cortó directo del suelo, solo tomó unas que se habían caído. No necesitaba que fueran frescas, el solo hecho de que fueran del mundo mágico las volvía muy poderosas. Ya no iba a ejecutar el ritual para convocar a su esposo, pero necesitaba la lavanda; no saldría a buscarla dos veces en tan poco tiempo.
Regresó la vista a la blanca leopardo y la oyó rugir.
—Mejor nos vamos...
—Manibus Captos— conjuró Kharyn, soprendida por la repentina reacción de su hermana. Al aferrarse a ella, casi pudo percibir la tensión en ella al estar en esa forma. —Ah... Por suerte es un hechizo fácil— pensó, sintiendo aún su corazón latir con rapidez. Rebotó contra la leona al llegar al suelo, y a pesar de estar muy mareada, se quedó parada junto a ella. Cerró los ojos por unos segundos, buscando recuperar el equilibrio, y acostumbrándose a la masiva cantidad de energía. Al abrir nuevamente los ojos, su hermana tenía la forma de un leopardo de las nieves bellísimo, y la esperaba sentada junto al lago. —Claro, divertido— espetó, solo un poco molesta, notando que Honō se burlaba de ella.
Respiró profundo y se dirigió al lago; visto desde arriba era como un espejo del cielo, reflejaba las estrellas y la luna, ahora oculta. Pero desde allí abajo... El agua es cristalina, se pueden ver los coloridos peces que nadan, las brillantes plantas y algas acuáticas, ¡Lo que daría Kharyn por llevarse una muestra de cada una y descubrir sus propiedades!
—Pero sería demasiado— susurró. Notó que su hermana la miraba y se hizo la que no sabía nada. —Eh... La lavanda que busco... En realidad crece en lugares secos y soleados; llega a medir hasta un metro y medio, sus flores se organizan como espigas, toman un color púrpura, y son muy aceitosas, además de que tiene un aroma muy fuerte— comenzó a explicar con rapidez, sumida en el nerviosismo. —Lo más probable es que esté cerca de la salida de esta cueva, y más hacia las paredes que hacia el lago, ya que suele estar donde las rocas calcáreas— concluyó, buscando ocultar su nerviosismo con una sonrisa final.
La hechicera se estaba poniendo muy nerviosa. De repente comenzó a sentir un extraño picor en las orejas y se las rozó con las manos. Percibió su forma puntiaguda y enseguida puso fin al hechizo. —Finishio— susurró, para deshacer el efecto que aún permanecía de su viejo hechizo. —Ah... Es por ésto que no me gusta andar por ahí sin un hechizo de invisibilidad; que suerte— suspiró.
Por un momento olvidó que su hermana estaba allí. En cuanto el recuerdo cayó en su mente de golpe, volteó a verla. Sabía que ahora la entendía, pero le llamaba la atención algo más. Se sentía observada, pero no como cuando estaba en el bosque; esto era distinto.
—¿Una hechicera y una cambiante?— oyó de golpe. —Déjalas. No aguantaran mucho tiempo aquí— oyó luego, pero como si la voz proviniese de otro lado.
Entonces se dio cuenta y se tragó un grito. —¡Las plantas hablan! ¡Y las escucho por el hechizo!—. Sabía que no podía decir eso en voz alta, pues quedaría como una ridícula, pero necesitaba preguntar —¿Qué significa que no aguantaremos mucho aquí?
Oyó como una risita hacia su izquierda y observó la enredadera que cubría aquella pared de la cueva. De hecho, eran varias enredaderas, y estaban conversando entre ellas. —Significa que si no se van pronto, se quedan para siempre.
Kharyn abrió los ojos alarmada. Del estupor, estuvo a punto de retroceder, cuando notó que iba a caer al agua. —¿¡Para siempre!?— se asustó. —¡Por la energía extra! ¡Al mantenernos ya no podremos salir de aquí porque no tendríamos la fuerza para soportar lo denso del mundo físico!— reflexionó Kharyn.
La bruja no tenía idea de que Honō no comprendía nada. Solo la veía hacer muecas de preocupación, encorbarse pensando, y casi pisar el agua. Ella prefirió permanecer indiferente; si algo debía saber, Kharyn se lo diría... Y así fue.
—Escucha Honō. Este lugar es... especial. No solo porque es un vórtice. Casi podría decirte que no estamos en el mismo mundo de hace un rato. Te dije que este lugar es como un portal entre el mundo y su versión mágica; estamos en la versión mágica, así que, si permanecemos demasiado tiempo aquí, podríamos no soportar el regreso a nuestro mundo, porque todo sería demasiado denso— le explicó, con tanta sencillez como pudo.
Sin decir otra palabra, Kharyn se volvió hacia la pared que antes miraba y recogió unas lavandas de abajo; no las cortó directo del suelo, solo tomó unas que se habían caído. No necesitaba que fueran frescas, el solo hecho de que fueran del mundo mágico las volvía muy poderosas. Ya no iba a ejecutar el ritual para convocar a su esposo, pero necesitaba la lavanda; no saldría a buscarla dos veces en tan poco tiempo.
Regresó la vista a la blanca leopardo y la oyó rugir.
—Mejor nos vamos...
Kharyn D' Alis- Hechicero Clase Alta
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