AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
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Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Recuerdo del primer mensaje :
El cielo había adquirido ya un tono anaranjado al rededor del astro Sol, que impotente veía como la noche se acercaba tiñendo el cielo azul de un tono oscuro. Suerte que aquella noche iba a ser estrellada, porque si uno se fijaba bien en el cielo podía divisar pequeños resplandores de luz que temblaban ante la grandeza del Sol.
Tres días, tres largos e intensos días de soledad y desesperación, donde mi única salida era robar o tocar el violín a cambio de alguna limosna y con la esperanza de que algún noble se fijara en mi pobre talento y de ese modo obtener un puesto más decente. No había sido así y los pensamientos atormentada mi cansada mente.
El dinero comenzaba a escasear y solo me podía permitir un plato de sopa al día o un tazón de chocolate caliente, según mi estado de ánimo prefería una cosa u otra. Pero el echo de que necesitaba la compañía de alguien cada día me atormentaba más.
Estaba perpleja, cada segundo me preguntaba el motivo de mi existencia, había llegado a incluso pensar en quitarme la vida y pasar a un mundo mejor ; pero yo que no creo en Dios el único mundo existente era en el que me había tocado vivir. Sacaba fuerzas de donde no las había, hacía de tripas corazón y mientras que en la noche buscaba el calor de cuerpos extraños que remuneraran mi trabajo y mi afecto en el fondo de mi corazón buscaba algo más que ser la ramera ocasional de alguien.
En aquel momento, me encontraba en las calles.Con el pobre macuto viejo lleno de ropas y el estuche con el violín. Llevaba el vestido más decente que tenía. Era de un estampado floral bastante otoñal, el pobre vestido estaba cosido a retales parecidos por algunos lados y bajo él, unos viejos pololos y un cubre corsés. En realidad no necesitaba más. Pero envidiaba con creces a aquellas mujeres bien vestidas, hacía que su belleza aumentara con creces. La calle estaba atestada de gente que iba y venía, gente que viva un romance de amor a escondidas de su familia. Hombre y mujeres que paseaban con sus hijos - o más bien regresaban a casa- pobres que como yo, intentaba pedir limosna sin exito.
Entre la muchedumbre, me pareció ver a alguien conocido. Tenía que ser y todo sentimiento de soledad fue sustituido de repente por un sentimiento de culpabilidad y abandono. Un hombre alto, de piel morena y andares elegantes, con aquellas facciones de niño madura asomando en su rostro. Sin duda era Emhyr o eso me pareció.
Apartando a la gente a empujones intentaba abrirme paso entre ellos para lograr alcanzar aquella visión. jhasta llegar a una plaza. Una plaza donde el verde que me rodeaba llenaba de vida el corazón que todavía no había despertado de un largo sueño. Pero el no estaba. El recuerdo de aquel beso me había llevado a un estado de locura y obsesión enfermiza y eso no era bueno.
Me tiré en uno de los rincones verdes más cercanos que tenía. Mirando al cielo y como este acabó por teñirse de un negro imponente. De nuevo una noche a la que sobrevivir.
-Ojalá no me hubiera huido de la pensión hace tres días.- acabe por decir para mi misma en voz alta mientras observaba caer algunas hojas de los árboles, o alguna estrella brillar con más intensidad que otra.
El cielo había adquirido ya un tono anaranjado al rededor del astro Sol, que impotente veía como la noche se acercaba tiñendo el cielo azul de un tono oscuro. Suerte que aquella noche iba a ser estrellada, porque si uno se fijaba bien en el cielo podía divisar pequeños resplandores de luz que temblaban ante la grandeza del Sol.
Tres días, tres largos e intensos días de soledad y desesperación, donde mi única salida era robar o tocar el violín a cambio de alguna limosna y con la esperanza de que algún noble se fijara en mi pobre talento y de ese modo obtener un puesto más decente. No había sido así y los pensamientos atormentada mi cansada mente.
El dinero comenzaba a escasear y solo me podía permitir un plato de sopa al día o un tazón de chocolate caliente, según mi estado de ánimo prefería una cosa u otra. Pero el echo de que necesitaba la compañía de alguien cada día me atormentaba más.
Estaba perpleja, cada segundo me preguntaba el motivo de mi existencia, había llegado a incluso pensar en quitarme la vida y pasar a un mundo mejor ; pero yo que no creo en Dios el único mundo existente era en el que me había tocado vivir. Sacaba fuerzas de donde no las había, hacía de tripas corazón y mientras que en la noche buscaba el calor de cuerpos extraños que remuneraran mi trabajo y mi afecto en el fondo de mi corazón buscaba algo más que ser la ramera ocasional de alguien.
En aquel momento, me encontraba en las calles.Con el pobre macuto viejo lleno de ropas y el estuche con el violín. Llevaba el vestido más decente que tenía. Era de un estampado floral bastante otoñal, el pobre vestido estaba cosido a retales parecidos por algunos lados y bajo él, unos viejos pololos y un cubre corsés. En realidad no necesitaba más. Pero envidiaba con creces a aquellas mujeres bien vestidas, hacía que su belleza aumentara con creces. La calle estaba atestada de gente que iba y venía, gente que viva un romance de amor a escondidas de su familia. Hombre y mujeres que paseaban con sus hijos - o más bien regresaban a casa- pobres que como yo, intentaba pedir limosna sin exito.
Entre la muchedumbre, me pareció ver a alguien conocido. Tenía que ser y todo sentimiento de soledad fue sustituido de repente por un sentimiento de culpabilidad y abandono. Un hombre alto, de piel morena y andares elegantes, con aquellas facciones de niño madura asomando en su rostro. Sin duda era Emhyr o eso me pareció.
Apartando a la gente a empujones intentaba abrirme paso entre ellos para lograr alcanzar aquella visión. jhasta llegar a una plaza. Una plaza donde el verde que me rodeaba llenaba de vida el corazón que todavía no había despertado de un largo sueño. Pero el no estaba. El recuerdo de aquel beso me había llevado a un estado de locura y obsesión enfermiza y eso no era bueno.
Me tiré en uno de los rincones verdes más cercanos que tenía. Mirando al cielo y como este acabó por teñirse de un negro imponente. De nuevo una noche a la que sobrevivir.
-Ojalá no me hubiera huido de la pensión hace tres días.- acabe por decir para mi misma en voz alta mientras observaba caer algunas hojas de los árboles, o alguna estrella brillar con más intensidad que otra.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
-Aprender por imitación no siempre es bueno.- puntualicé acordándome de como yo había llegado a tal punto por tener un modelo erróneo en cual fijarme.- Pero sirve para demostrar la pasión de alguien por algo. - su brazo se extendido a mi alrededor tapando mi cuerpo con una manta. El calor que emanaba su cuerpo era mejor que el que las llamas de una hoguera desprendían. Me hubiera gustado dormirme en su regazo y no despertarme nunca de un sueño perfecto. Pero de nuevo la distancia se interpuso entre nosotros.
El aire corría a través de aquel canal que separaban nuestros cuerpo. Por puro acto instintivo me acerqué a él apoyando mi cabeza en su brazo. Por un momento pensé en quitarme, pero ya había visto aquella herida, estaba perfecta y mi cabeza no iba a perjudicarla en nada.
-No pretendo aspirar a ser rica. Pero ¿Si te gusta la música o el teatro por qué no puedes dedicarte a ello y sobrevivir dignamente con un trabajo que realizas gustoso? Sinceramente, me gustaría poder tener una vida normal. Sería feliz con esperar al hombre de mi vida en casa con la mesa puesta y algo para que se lleve a la boca. Pero en vez de eso estoy obligada a vivir en la calle. ¿Riquezas? Eso a mi tampoco me interesa, no todos los integrantes de la realeza son feliz, yo diría incluso que no conocen la felicidad. Pero una vida no es suficiente para lograr todo lo que una desea. Si existiera la inmortalidad la desearía con toda mi fuerza para lograr aquello que me hace feliz a mi y a la gente que me importa.- Así pensaba yo realmente, solo quería una vida normal, con una familia normal, sentir lo que las personas normales sentían, sin ataduras, sin ninguna maldad.Sin nadie que me hiciera daño. Pero eso en un mundo donde la gente vive por pura supervivencia era imposible.
-Y no te preocupes por mi tos. Es algo a lo que deberías ir acostumbrándote. Los médicos que me pude permitir en su momento dieron que no era nada grabe, pero que me recomendaban reposo y calor para no enfermar más. No me dijeron que padecía, debíamos pagar más dinero y ni yo ni mi...-titubeé al continuar.-Ni yo ni mi antiguo compañero podíamos permitirnos tal cosa. Decidí no comprar medicinas y curarme por mi misma. Te hablo de hace unos cuanto años. Y aun que parece que no mejore, tampoco estoy empeorando.
Muchos recuerdos vinieron a mi mente en aquel momento. Tenía claro que no iba a cometer los errores del pasado pero si algo le sucede al hombre es que comete errores constantemente sin poder remediarlo.
Me incorporé un poco de aquella postura que me empezaba a molestar. Ambas manos se dirigieron al rostro de Emhyr para volver su mirada hacia a mi. Quería contemplar de nuevo aquel rostro. Era una obsesión. Sonreí para mi misma sin apartar las manos de ambos lado de su rostro y sin saber muy bien lo que hacía me estiré un poco para rozar sus labios con los míos. Tras unos segundos me separé.
-Tenía que devolverte el beso. Ahora puedes huir de mi por miedo y cuestionarte tu existencia.-bromeé.
El aire corría a través de aquel canal que separaban nuestros cuerpo. Por puro acto instintivo me acerqué a él apoyando mi cabeza en su brazo. Por un momento pensé en quitarme, pero ya había visto aquella herida, estaba perfecta y mi cabeza no iba a perjudicarla en nada.
-No pretendo aspirar a ser rica. Pero ¿Si te gusta la música o el teatro por qué no puedes dedicarte a ello y sobrevivir dignamente con un trabajo que realizas gustoso? Sinceramente, me gustaría poder tener una vida normal. Sería feliz con esperar al hombre de mi vida en casa con la mesa puesta y algo para que se lleve a la boca. Pero en vez de eso estoy obligada a vivir en la calle. ¿Riquezas? Eso a mi tampoco me interesa, no todos los integrantes de la realeza son feliz, yo diría incluso que no conocen la felicidad. Pero una vida no es suficiente para lograr todo lo que una desea. Si existiera la inmortalidad la desearía con toda mi fuerza para lograr aquello que me hace feliz a mi y a la gente que me importa.- Así pensaba yo realmente, solo quería una vida normal, con una familia normal, sentir lo que las personas normales sentían, sin ataduras, sin ninguna maldad.Sin nadie que me hiciera daño. Pero eso en un mundo donde la gente vive por pura supervivencia era imposible.
-Y no te preocupes por mi tos. Es algo a lo que deberías ir acostumbrándote. Los médicos que me pude permitir en su momento dieron que no era nada grabe, pero que me recomendaban reposo y calor para no enfermar más. No me dijeron que padecía, debíamos pagar más dinero y ni yo ni mi...-titubeé al continuar.-Ni yo ni mi antiguo compañero podíamos permitirnos tal cosa. Decidí no comprar medicinas y curarme por mi misma. Te hablo de hace unos cuanto años. Y aun que parece que no mejore, tampoco estoy empeorando.
Muchos recuerdos vinieron a mi mente en aquel momento. Tenía claro que no iba a cometer los errores del pasado pero si algo le sucede al hombre es que comete errores constantemente sin poder remediarlo.
Me incorporé un poco de aquella postura que me empezaba a molestar. Ambas manos se dirigieron al rostro de Emhyr para volver su mirada hacia a mi. Quería contemplar de nuevo aquel rostro. Era una obsesión. Sonreí para mi misma sin apartar las manos de ambos lado de su rostro y sin saber muy bien lo que hacía me estiré un poco para rozar sus labios con los míos. Tras unos segundos me separé.
-Tenía que devolverte el beso. Ahora puedes huir de mi por miedo y cuestionarte tu existencia.-bromeé.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Repentino sintió como ella se apoyaba en él, Emhyr permaneció muy quieto sintiendo sus corazón exaltado. Y sus musculos tensados.
Con atención escucho sus aspiraciones, una vida normal, feliz. Una vida a la que muchos podían aspirar, él no. Era un proscrito, era un exiliado, un desterrado de su propio mundo que huía evitando la muerte. ¿Cuánto tiempo estaría allí? El máximo que había podido permanecer en algun lugar había sido la mitad de un año solamente, incluso una vez pudo contar un año entero, pero como siempre sucedía todo se volvía a repetir. Sin despedida, llevandose lo poco que tenía con él, esfumandose y buscando otro lugar que le acogiera. Pero estando en París él tenía la esperanza de dejar aquella vida que le cansaba, no deseaba huir eternamente, y si encontraba a las quimeras que perseguía con ansias, y ellas le convertían en uno de ellos podría combatir contra aquello que le perseguía y podría tener una clase de vida que deseará, al menos como pudiese, sabía las consecuencias del vampirismo.
De repente escucho la palabra "inmortalidad" en los labios de ella. Al principio con una sonrisa pronunció aquellas palabras.
-Suena bien en tus labios esa vida a la que aspiras, es un hermoso sueño... -Luego su sonrisa se esfumo, y sus palabras sonaron algo frías en sus labios. -Nunca pienses la inmortalidad, es algo inalcanzable, solo existe en los sueños... Y cuentos, algo oscura trae sus búsqueda.
De repente sintió sus manos sobre su rostro, y Emhyr se quedo muy quieto sintiendo como el ritmo de su corazón se aceleraba. Sus ojos castaños tensos y fríos a causa de la mencionada inmortalidad, se suavizaron. Un poco la confusión se vió reflejados en ellos, ya que no supo su intención con aquel gesto, y un cosquilleo interno sintió. Sin esperarlo sintió los labios de ella, cuando se propuso comentar algo sobre su salud.
Fue un instante, él no reaccionó pero cuando iba hacerlo devolviendoselo casi por instinto ella los separo.
-Creo tu también aprendes por imitación. -Él bromeo también, sonriendole y sintiendo ganas de devolver aquel beso.
Posando una de sus manos en uno de sus hombros, él la empujo obligándola a tenderse sobre aquellas mantas. Emhyr se dispuso encima de ella, posando su peso lo mínimo, luego y acomodandose posó su cabeza sobre su pecho. Aquella mano que sobre en hombro había estadose deslizo hasta su cintura.
Emhyr rió interiormente porque seguro que aquello le sorprendería.
-Respira con fuerza, por favor.
Con atención escucho sus aspiraciones, una vida normal, feliz. Una vida a la que muchos podían aspirar, él no. Era un proscrito, era un exiliado, un desterrado de su propio mundo que huía evitando la muerte. ¿Cuánto tiempo estaría allí? El máximo que había podido permanecer en algun lugar había sido la mitad de un año solamente, incluso una vez pudo contar un año entero, pero como siempre sucedía todo se volvía a repetir. Sin despedida, llevandose lo poco que tenía con él, esfumandose y buscando otro lugar que le acogiera. Pero estando en París él tenía la esperanza de dejar aquella vida que le cansaba, no deseaba huir eternamente, y si encontraba a las quimeras que perseguía con ansias, y ellas le convertían en uno de ellos podría combatir contra aquello que le perseguía y podría tener una clase de vida que deseará, al menos como pudiese, sabía las consecuencias del vampirismo.
De repente escucho la palabra "inmortalidad" en los labios de ella. Al principio con una sonrisa pronunció aquellas palabras.
-Suena bien en tus labios esa vida a la que aspiras, es un hermoso sueño... -Luego su sonrisa se esfumo, y sus palabras sonaron algo frías en sus labios. -Nunca pienses la inmortalidad, es algo inalcanzable, solo existe en los sueños... Y cuentos, algo oscura trae sus búsqueda.
De repente sintió sus manos sobre su rostro, y Emhyr se quedo muy quieto sintiendo como el ritmo de su corazón se aceleraba. Sus ojos castaños tensos y fríos a causa de la mencionada inmortalidad, se suavizaron. Un poco la confusión se vió reflejados en ellos, ya que no supo su intención con aquel gesto, y un cosquilleo interno sintió. Sin esperarlo sintió los labios de ella, cuando se propuso comentar algo sobre su salud.
Fue un instante, él no reaccionó pero cuando iba hacerlo devolviendoselo casi por instinto ella los separo.
-Creo tu también aprendes por imitación. -Él bromeo también, sonriendole y sintiendo ganas de devolver aquel beso.
Posando una de sus manos en uno de sus hombros, él la empujo obligándola a tenderse sobre aquellas mantas. Emhyr se dispuso encima de ella, posando su peso lo mínimo, luego y acomodandose posó su cabeza sobre su pecho. Aquella mano que sobre en hombro había estadose deslizo hasta su cintura.
Emhyr rió interiormente porque seguro que aquello le sorprendería.
-Respira con fuerza, por favor.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/07/2010
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Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Sonreí ante aquel comentario. Si aprendí por imitación muchas cosas en la vida, pero el beso no salió porque intentara imitar a alguien. Salió porque verdaderamente necesitaba hacerlo, era una forma de agradecer todo lo que había hecho por mi o de demostrar todo lo que sentía dejando a un lado las confusiones, miedos y dudas.
Pero la perplejidad volvió a mi cuando suavemente me tumbó sobre aquel lecho de mantas recostandose sobre mi. mi corazón que latía desbocado iba a salirse del pecho de un momento a otro. Las palabras se congelaron en mi garganta y aun que quise replicar y decirle que se apartara no pude. Me quedé allí tumbada, deleitándome de aquel contacto físico tan simple. Muchos, casi todos tocaban cuerpos que no eran el suyo propio, saludándose o simplemente por diversión en una noche de lujuria pero muy pocos sabían el verdadero valor de sentir el calor de alguien. Muy pocos por no decir nadie excepto o creían que el contacto físico era una manera especial de comunicarse con los demás y que inconscientemente podíamos a través de él desvelar nuestro secreto más profundo.
Pero mientras penaba en todo aquello sin saber como había comenzado a respirar con fuerza tal y como él me había dicho . Mientras rezaba en mi fuero interno para que no se riera de mi después porque seguramente había escuchado mi corazón.En aquel momento hasta los muertos podrían escucharlos.
-¿Que vas a hacer?- pregunté después de unos segundos que me parecieron siglos.Y aun que temía que mi voz rompiera aquel contacto la curiosidad por saber que era lo que pensaba en aquel momento era apenas controlable.
Pero la perplejidad volvió a mi cuando suavemente me tumbó sobre aquel lecho de mantas recostandose sobre mi. mi corazón que latía desbocado iba a salirse del pecho de un momento a otro. Las palabras se congelaron en mi garganta y aun que quise replicar y decirle que se apartara no pude. Me quedé allí tumbada, deleitándome de aquel contacto físico tan simple. Muchos, casi todos tocaban cuerpos que no eran el suyo propio, saludándose o simplemente por diversión en una noche de lujuria pero muy pocos sabían el verdadero valor de sentir el calor de alguien. Muy pocos por no decir nadie excepto o creían que el contacto físico era una manera especial de comunicarse con los demás y que inconscientemente podíamos a través de él desvelar nuestro secreto más profundo.
Pero mientras penaba en todo aquello sin saber como había comenzado a respirar con fuerza tal y como él me había dicho . Mientras rezaba en mi fuero interno para que no se riera de mi después porque seguramente había escuchado mi corazón.En aquel momento hasta los muertos podrían escucharlos.
-¿Que vas a hacer?- pregunté después de unos segundos que me parecieron siglos.Y aun que temía que mi voz rompiera aquel contacto la curiosidad por saber que era lo que pensaba en aquel momento era apenas controlable.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
-Escucho tus pulmones, pero tu corazón quiere destacar por encima de ellos.
Dijo sonriendo, sin moverse de aquella postura, no quiso repentino se sintió demasiado comodo para hacer nada. Aquel tipo de "calor indefenso", como él lo había llamado, no estaba del todo mal, a pesar de que estar en aquella posición hacía que a Emhyr se le ocurriese unas cuantas ideas lujuriosas que aprovechar y poner en practica con su compañera.
-Mmmm... Puede que él frío inflame tus pulmones. -Si aunque no lo parecía Emhyr entedía algo de curas, si no entendiese ya hubiese muerto en alguno de sus viajes. -La inflamación puede llevarte al catarro, creo que deberíamos evitar eso, creo que tengo algo por ahí que puede servirte... Lo que contenía mi pipa.
"Mmmm... Mi pipa, hablando de ella, ¿dónde esta?"
-Mmmm... Mi pipa, hablando de ella, ¿dónde esta?
Aquel pensamiento mientras se formulaba, casi fue diciendolo al mismo tiempo que recorría su cerebro.
Alzando su rostro de su pecho pero no su cuerpo, que aun dejaba su peso sobre ella, volvió su rostro buscando aquella pipa, encogiendo los hombros volvió su rostro al de ella. Sintió su corazón acelerarse, aquellos pensamientos lujuriosos no paraban de cruzarse en su mente, aquella mano que estaba en su cintura, se deslizo por el vientre de ella y acariciante pasando sobre los pechos de ella alcanzó su rostro. Sus dedos cálidos acariciaron sus mejillas, y sus labios, de los cuales no podía apartar su mirada.
"No puedo hacerle eso."
Trago saliva conteniéndose, y aparto sus manos de ella, al igual que se echo a un lado para quedar tumbado a su lado, un silencio se hizo. Emhyr no sorprendía de sí mismo, no se reconocía. Él aprovechaba ese tipo de ocasiones cuando aquellos pensamientos se cruzaban por su mente, pero con ella se contenía, porque ella le hacía experimentar sensaciones que le confundía bastante y nada más le hacía pensar en el daño que ella al fin y al cabo iba a sentir por culpa de él. Estaba seguro de ello, ya que terminaba alejando a las personas de él, y no quería que ella se alejase de él.
Dijo sonriendo, sin moverse de aquella postura, no quiso repentino se sintió demasiado comodo para hacer nada. Aquel tipo de "calor indefenso", como él lo había llamado, no estaba del todo mal, a pesar de que estar en aquella posición hacía que a Emhyr se le ocurriese unas cuantas ideas lujuriosas que aprovechar y poner en practica con su compañera.
-Mmmm... Puede que él frío inflame tus pulmones. -Si aunque no lo parecía Emhyr entedía algo de curas, si no entendiese ya hubiese muerto en alguno de sus viajes. -La inflamación puede llevarte al catarro, creo que deberíamos evitar eso, creo que tengo algo por ahí que puede servirte... Lo que contenía mi pipa.
"Mmmm... Mi pipa, hablando de ella, ¿dónde esta?"
-Mmmm... Mi pipa, hablando de ella, ¿dónde esta?
Aquel pensamiento mientras se formulaba, casi fue diciendolo al mismo tiempo que recorría su cerebro.
Alzando su rostro de su pecho pero no su cuerpo, que aun dejaba su peso sobre ella, volvió su rostro buscando aquella pipa, encogiendo los hombros volvió su rostro al de ella. Sintió su corazón acelerarse, aquellos pensamientos lujuriosos no paraban de cruzarse en su mente, aquella mano que estaba en su cintura, se deslizo por el vientre de ella y acariciante pasando sobre los pechos de ella alcanzó su rostro. Sus dedos cálidos acariciaron sus mejillas, y sus labios, de los cuales no podía apartar su mirada.
"No puedo hacerle eso."
Trago saliva conteniéndose, y aparto sus manos de ella, al igual que se echo a un lado para quedar tumbado a su lado, un silencio se hizo. Emhyr no sorprendía de sí mismo, no se reconocía. Él aprovechaba ese tipo de ocasiones cuando aquellos pensamientos se cruzaban por su mente, pero con ella se contenía, porque ella le hacía experimentar sensaciones que le confundía bastante y nada más le hacía pensar en el daño que ella al fin y al cabo iba a sentir por culpa de él. Estaba seguro de ello, ya que terminaba alejando a las personas de él, y no quería que ella se alejase de él.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Quería quedarme así para siempre, sin que ninguna palabra interrumpiera aquel bienestar,. Podría haber muerto en aquel mausoleo en aquel mismo instante y no me hubiera importado. Porque en aquel momento sentía la felicidad de una vida normal, aquellas tumbas eran mi hogar y él el supuesto hombre de mi vida. Y aun que todo fuese mentira era feliz.
Escuché el veredicto que dio sobre mis pulmones. En su tiempo aquel medico sin carrera me dijo algo parecido, pero no puso remedio a lo que me pasaba. Algo mal curado podía ser mortal para aquellas personas que carecían de poder político o económico.
De pronto su cabeza se separó de mi pecho, buscando aquella pipa que parecía importarle más que su vida. Ignoraba si aquello de verdad podía curarme o no, pero el elcho de que él si lo creía era motivo suficiente para mi para creer que si que lo haría. Odiaba aquella pipa. en aquel momento pensaba que aquel simple objeto iba a separarme de él. Mi sorpresa vino después, cuando nuestras miradas se cruzaron y su mano recorrió mi vientre, y mi pecho hasta llegar al rostro y acariciarlo de la manera más placentera que existía y existiría en el mundo.
Quise morir de la vergüenza, mi rostro se había sonrojado nuevamente y mi corazón se paró por completo. Intenté tragar saliva pero Emhyr lo hizo por mi y acto seguido se separó rompiendo aquella magia que tanto me gustaba. mis ganas de esconder la cara bajo las mantas aumentaron, me avergonzaba de mi misma por creer, o mejor dicho por pretender, atrapar una estrella entre mis manos.
Los dos, uno al lado del otro quedamos sen silencio mirando el techo de aquel mausoleo. mientras mi mente viajaba entre sus caricias. No me podía controlar, no quería controlar aquellos impulsos naturales que me llevaban hacia él. ¿Qué más daba si no podía tener una estrella entre mis manos? ¿Por eso iba a dejar de contemplarla todas las noches? ¿Y si conseguía tenerla? ¿Qué más daba si luego la perdía y regresaba a donde pertenece? En cualquiera de los casos sería feliz.
Me incorporé un poco sobre un costado apoyándome en Emhyr,cubriendo con mi cuerpo parte del suyo. Quise sostener su mirada con la mía, pero sus labios captaban toda mi atención. Incliné mi cabeza un poco y le besé sin miramientos. Si me apartaba yo ya tenía lo que quería. Si no lo hacia me convertiría en la mujer con más dicha en aquel momento.
Sonreí de forma pícara pues en mi mente otro pensamiento fugaz se paseo. Me volví a tumbar a su lado satisfecha por lo que había hecho.
-Ay...¿Dónde estará tu pipa?- pregunté de forma retórica con una sonriera de satisfacción y un tono de voz alegre. No iba a ser yo quien diera el primer paso en nada. No en aquellas circunstancias, no sin saber a ciencia cierta lo que él buscaba. No sin saber quien era Emhyr.
De momento debería conformarme con aquellos pequeños derroches de lujuria momentánea por mi parte. Era el más divertido de los juegos.
Escuché el veredicto que dio sobre mis pulmones. En su tiempo aquel medico sin carrera me dijo algo parecido, pero no puso remedio a lo que me pasaba. Algo mal curado podía ser mortal para aquellas personas que carecían de poder político o económico.
De pronto su cabeza se separó de mi pecho, buscando aquella pipa que parecía importarle más que su vida. Ignoraba si aquello de verdad podía curarme o no, pero el elcho de que él si lo creía era motivo suficiente para mi para creer que si que lo haría. Odiaba aquella pipa. en aquel momento pensaba que aquel simple objeto iba a separarme de él. Mi sorpresa vino después, cuando nuestras miradas se cruzaron y su mano recorrió mi vientre, y mi pecho hasta llegar al rostro y acariciarlo de la manera más placentera que existía y existiría en el mundo.
Quise morir de la vergüenza, mi rostro se había sonrojado nuevamente y mi corazón se paró por completo. Intenté tragar saliva pero Emhyr lo hizo por mi y acto seguido se separó rompiendo aquella magia que tanto me gustaba. mis ganas de esconder la cara bajo las mantas aumentaron, me avergonzaba de mi misma por creer, o mejor dicho por pretender, atrapar una estrella entre mis manos.
Los dos, uno al lado del otro quedamos sen silencio mirando el techo de aquel mausoleo. mientras mi mente viajaba entre sus caricias. No me podía controlar, no quería controlar aquellos impulsos naturales que me llevaban hacia él. ¿Qué más daba si no podía tener una estrella entre mis manos? ¿Por eso iba a dejar de contemplarla todas las noches? ¿Y si conseguía tenerla? ¿Qué más daba si luego la perdía y regresaba a donde pertenece? En cualquiera de los casos sería feliz.
Me incorporé un poco sobre un costado apoyándome en Emhyr,cubriendo con mi cuerpo parte del suyo. Quise sostener su mirada con la mía, pero sus labios captaban toda mi atención. Incliné mi cabeza un poco y le besé sin miramientos. Si me apartaba yo ya tenía lo que quería. Si no lo hacia me convertiría en la mujer con más dicha en aquel momento.
Sonreí de forma pícara pues en mi mente otro pensamiento fugaz se paseo. Me volví a tumbar a su lado satisfecha por lo que había hecho.
-Ay...¿Dónde estará tu pipa?- pregunté de forma retórica con una sonriera de satisfacción y un tono de voz alegre. No iba a ser yo quien diera el primer paso en nada. No en aquellas circunstancias, no sin saber a ciencia cierta lo que él buscaba. No sin saber quien era Emhyr.
De momento debería conformarme con aquellos pequeños derroches de lujuria momentánea por mi parte. Era el más divertido de los juegos.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Emhyr miraba el techo del mausoleo tallado en diferentes figuras, aquella sepultura debía de ser de alguien con bastante dinero, para haberse creado aquel monumento mortuorio.
Al parecer intentar desviar sus pensamiento con aquel sobre el mausoleo, no servía de nada, su corazón no quería calmarse sus pensamientos tampoco. No dejaba de darle vueltas una y otra vez, ¿qué tenía aquella chica que las demás no habían tenido antes? Apenas la conocía, apenas podía adivinar sus pensamientos, solo sabía lo que su exterior practicamente mostraba de ella y algo más.
Comparado con él y con las mujeres con las que había estado de manera efímera, ella era mucho más joven, por decir casi la más joven a excepciones. Aun era un belleza que le quedaba mucho por florecer, pero no era el físico lo que le atraía, si era atracción aquel sentimiento confuso que se había creado en su interior. Era la sensación de que debía de protegerla, de que él no era quien para herirla, que no tenía ese derecho, y esa pequeña chispa que parecía llamarle como un imán inevitable.
Apenas había pasado unos minutos desde que él había deslizado su mano sobre su piel pálida, y esos minutos sin su contacto se había convertido casi como si hubiese ocurrido una eternidad. Emhyr no quería llegar a más de él simple contacto físico, seria por aquello que llamaban prolongar un placer lento y mínimo para evitar que se consumiese veloz y agónicamente.
De repente se vió sorprendido al sentir la presión de su delagado cuerpo sobre el suyo, de nuevo su contacto sin él haberlo buscado, ahora parecía que los papeles se habían cambiado. Sus ojos de nuevo se encontraron con los de ella, y de nuevo no le dió tiempo a reaccionar, ya que sus labios que le sabían cada vez mas dulces cuando entraba en contacto con los suyos hacía que su voluntad flaquease, incluso Emhyr temió el caer rendido en sus pies como si fuese una extraña marioneta a merced de su voluntad. Nunca había sentido aquel temor con mortales, solo lo había sentido cuando hipnotizado por aquellas oscuras fuerzas se rendía a unos labios que perforaban su piel dejandole al borde de la muerte. Un escalofrío recorrió por su piel cuando recordo aquello.
No le había dado tiempo a responder cuando ella de nuevo se retiró, dejandole con la miel en los labios, insatisfecho.
Ella dijo algo, a él le pareció lejano se sentía en un extraño sueño que hacía su mente volar por un momento. No sabía sido por causa de ella, o era porque ya estaba subiendosele los efecto de la salvia fumada, que a veces llevaba a aquella sensación de elevación e incluso a ver ilusiones inexistente.
Un suspiro como respuesta solo salió de sus labios. Su mente estaba en blanco, iba demasiado lenta por la distracción.
Emhyr blasfemo, al sentir como un bobo con aquella reacción y cuando su mente comenzó de nuevo a funcionar como debía. Éste se incorporo, quedando sentado a su lado.
-¿Mi pipa? Pues, no la necesitamos... Fumada no te servirá, deben de respirar sus vapores, lo prepararé.
Más le valía distraerse haciendo aquello, sino quería estropear aquel momento que le pareció extraño.
Levantandose de donde estaba, sin apenas mirar a Nimue fue a tomar aquella hoya que tenía en aquella cocina improvisada en un rincón del mausoleo.
-Ahora vuelvo. -La lluvía continuaba cayendo en el exterior, y Emhyr salió fuera para aprovechar el agua que caía. Otra veces lo había hecho, además a lo mejor sentir como el agua lo empapaba enfríaba las cosas y aclaraba su mente.
Al parecer intentar desviar sus pensamiento con aquel sobre el mausoleo, no servía de nada, su corazón no quería calmarse sus pensamientos tampoco. No dejaba de darle vueltas una y otra vez, ¿qué tenía aquella chica que las demás no habían tenido antes? Apenas la conocía, apenas podía adivinar sus pensamientos, solo sabía lo que su exterior practicamente mostraba de ella y algo más.
Comparado con él y con las mujeres con las que había estado de manera efímera, ella era mucho más joven, por decir casi la más joven a excepciones. Aun era un belleza que le quedaba mucho por florecer, pero no era el físico lo que le atraía, si era atracción aquel sentimiento confuso que se había creado en su interior. Era la sensación de que debía de protegerla, de que él no era quien para herirla, que no tenía ese derecho, y esa pequeña chispa que parecía llamarle como un imán inevitable.
Apenas había pasado unos minutos desde que él había deslizado su mano sobre su piel pálida, y esos minutos sin su contacto se había convertido casi como si hubiese ocurrido una eternidad. Emhyr no quería llegar a más de él simple contacto físico, seria por aquello que llamaban prolongar un placer lento y mínimo para evitar que se consumiese veloz y agónicamente.
De repente se vió sorprendido al sentir la presión de su delagado cuerpo sobre el suyo, de nuevo su contacto sin él haberlo buscado, ahora parecía que los papeles se habían cambiado. Sus ojos de nuevo se encontraron con los de ella, y de nuevo no le dió tiempo a reaccionar, ya que sus labios que le sabían cada vez mas dulces cuando entraba en contacto con los suyos hacía que su voluntad flaquease, incluso Emhyr temió el caer rendido en sus pies como si fuese una extraña marioneta a merced de su voluntad. Nunca había sentido aquel temor con mortales, solo lo había sentido cuando hipnotizado por aquellas oscuras fuerzas se rendía a unos labios que perforaban su piel dejandole al borde de la muerte. Un escalofrío recorrió por su piel cuando recordo aquello.
No le había dado tiempo a responder cuando ella de nuevo se retiró, dejandole con la miel en los labios, insatisfecho.
Ella dijo algo, a él le pareció lejano se sentía en un extraño sueño que hacía su mente volar por un momento. No sabía sido por causa de ella, o era porque ya estaba subiendosele los efecto de la salvia fumada, que a veces llevaba a aquella sensación de elevación e incluso a ver ilusiones inexistente.
Un suspiro como respuesta solo salió de sus labios. Su mente estaba en blanco, iba demasiado lenta por la distracción.
Emhyr blasfemo, al sentir como un bobo con aquella reacción y cuando su mente comenzó de nuevo a funcionar como debía. Éste se incorporo, quedando sentado a su lado.
-¿Mi pipa? Pues, no la necesitamos... Fumada no te servirá, deben de respirar sus vapores, lo prepararé.
Más le valía distraerse haciendo aquello, sino quería estropear aquel momento que le pareció extraño.
Levantandose de donde estaba, sin apenas mirar a Nimue fue a tomar aquella hoya que tenía en aquella cocina improvisada en un rincón del mausoleo.
-Ahora vuelvo. -La lluvía continuaba cayendo en el exterior, y Emhyr salió fuera para aprovechar el agua que caía. Otra veces lo había hecho, además a lo mejor sentir como el agua lo empapaba enfríaba las cosas y aclaraba su mente.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Al parecer se había enfadado, se sentía confuso o quizás decepcionado. Tal vez pensara que realmente era un niña que todavía no ha madurado, quizás solo estuviera luchando contra algo tan normal como era el deseo o la lujuria. En cualquier caso a mi eso ya no me importaba, tan solo me importaba aquel semiento que crecía en mi interior cada vez que le tocaba, cada vez que sentía que él estaba cerca.
Mi mente se paró a pensar en que ocurriría si yo decidía marcharme de nuevo. ¿Que pasaría si escogiera el mismo camino que escogí con Calé? Tenía que ser más precavida si no quería ser victima de mis propios sentimientos, Emhyr se levanto de mi lado argumentado pobremente lo que iba a hacer. Su pipa no importaba, ni la medicina que me iba a curar. No importaba nada para que no fuese él en aquel instante. ¿A caso me gustaba ver como después de tener la miel me quitaban el tarro? Pues si, se podría decir que si.
Volví a toser.
Tuve que incorporarme ya que sentía que el aire no llegaba a mis pulmones. Fue cuando reparé en que Emhyr había salido del mausoleo. Tuve miedo, miedo no de estar allí sola, si no de que él hubiera huido dejándome allí como hice tres días antes. Me leavnté de una forma brusca y algo torpe y cogiendo una de las mantas que había dispuestas bajo de mi cuerpo me envolví en ella y salí fuera del mausoleo.
Seguía lloviendo y la figura de Emhyr se hizo visible ante mi, suspiré aliviada. Solo se iba a ausentar un tiempo corto. Y eso me alegró.Me alegró saber que iba a estar de vuelta. Salí del mausoleo notando como la lluvia empezaba a empapar la manta que me cubría. Me puse al lado de Emhyr mirando las tumbas que me rodeaban.
-Deberías entrar. Siento si te he ofendido no a sido mi intención. Mañana ya dormiré donde siempre, pero no puedes permitirte enfermar. Ya lo estoy yo por los dos.- aquel chico había cogido una hoya para llenarla con el agua de la lluvia. Pero en lo que él no se había fijado es que el agua ya rebosaba por todos los costados.-Emhyr..-dije para llamar su atención al tiempo que le tocaba un brazo.-Vamos entra, no se que haces ahí, la hoya ya esta llena.
Parecía distraído, pensativo, como fuera de lugar. Algo perturbaba su mente. Me preocupé. Dándome por vencida al no obtener respuesta inmediata volví dentro del mausoleo y me senté con las piernas flexionadas en el suelo aferrándolas con los brazos, cubierta cabeza incluida con la manta. Algo en mi se rompió, el miedo y la duda me invadieron.Rompí a llorar en silencio. Todavía era una niña.
Mi mente se paró a pensar en que ocurriría si yo decidía marcharme de nuevo. ¿Que pasaría si escogiera el mismo camino que escogí con Calé? Tenía que ser más precavida si no quería ser victima de mis propios sentimientos, Emhyr se levanto de mi lado argumentado pobremente lo que iba a hacer. Su pipa no importaba, ni la medicina que me iba a curar. No importaba nada para que no fuese él en aquel instante. ¿A caso me gustaba ver como después de tener la miel me quitaban el tarro? Pues si, se podría decir que si.
Volví a toser.
Tuve que incorporarme ya que sentía que el aire no llegaba a mis pulmones. Fue cuando reparé en que Emhyr había salido del mausoleo. Tuve miedo, miedo no de estar allí sola, si no de que él hubiera huido dejándome allí como hice tres días antes. Me leavnté de una forma brusca y algo torpe y cogiendo una de las mantas que había dispuestas bajo de mi cuerpo me envolví en ella y salí fuera del mausoleo.
Seguía lloviendo y la figura de Emhyr se hizo visible ante mi, suspiré aliviada. Solo se iba a ausentar un tiempo corto. Y eso me alegró.Me alegró saber que iba a estar de vuelta. Salí del mausoleo notando como la lluvia empezaba a empapar la manta que me cubría. Me puse al lado de Emhyr mirando las tumbas que me rodeaban.
-Deberías entrar. Siento si te he ofendido no a sido mi intención. Mañana ya dormiré donde siempre, pero no puedes permitirte enfermar. Ya lo estoy yo por los dos.- aquel chico había cogido una hoya para llenarla con el agua de la lluvia. Pero en lo que él no se había fijado es que el agua ya rebosaba por todos los costados.-Emhyr..-dije para llamar su atención al tiempo que le tocaba un brazo.-Vamos entra, no se que haces ahí, la hoya ya esta llena.
Parecía distraído, pensativo, como fuera de lugar. Algo perturbaba su mente. Me preocupé. Dándome por vencida al no obtener respuesta inmediata volví dentro del mausoleo y me senté con las piernas flexionadas en el suelo aferrándolas con los brazos, cubierta cabeza incluida con la manta. Algo en mi se rompió, el miedo y la duda me invadieron.Rompí a llorar en silencio. Todavía era una niña.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Aquella hoya termino por yacer en el suelo rebosante de agua.
Emhyr sentado sobre una de las lápidas guardada por un petreo ángel velado, estaba sumido en sus propios pensamientos.
Sentir aquella paz que hacía tiempo no sentía, sentirse seguro junto alguien, era extraño porque se repetía una y otra vez que ella era una desconocida para él, y que a pesar de sus deseos respecto a ella, en los que se incluía la protección.
Respecto a ella, él había captado de que ella tenía toda su atención en él, había notado aquella fascinación que precisaba respecto a su persona, pero él pensaba que ella no sabía quien era realmente, no la compañia que había elegido. Ella era demasiado joven, y no quería engañarla, parecía que ella también sentía aquella atracción por él, él lo había notado en sus ojos y sus labios.
Cuando pensó Emhyr en sus labios, sin querer se llevo sus dedos a los propios labios, ¿por qué parecía todo tan lejano? Iba a herirla lo sabía, o asustarla tarde o temprano, si ella iba a ser su compañera en aquel lugar iba a terminar descubriendo todos sus planes, y al fin y al cabo terminase quedandose sola cuando Emhyr sintiese la necesidad de huir de nuevo si fracasaba en su objetivo.
Aquella era otra cuestión su objetivo, conseguirlo también le alejaba de ella. Si Emhyr conseguía convertirse en un no muerto, entregarse a al inmortalidad y a la noche para saciarse con vida humanas, no veía sus posibilidad de continuar estando a su lado, y aquello le hizo tener dudas en su propio objetivo, pero... entonces ¿para que había ido a París sino para obtener aquello?
Pesase lo que le pesase, posibilidad tras posibilidad y camino que tomase, terminaba por ponerla en camino o por alejarla.
Sus manos se entrelazaron y la lluvía continuo empapando su cuerpo, un sonido hizo que Emhyr se levantase un salto, algo estaba observandole entre las sombras, o mas bien acechando.
Sus pensamientos repentinos se dispersaron, y su mente se centro a aquella sombra, sus musculos se tensaron y un escalofrío temeroso recorrió su espalda enervandole, y poniendose muy serio.
Nimue salió del mausoleo, Emhyr ni volvió su rostro a ella ni sus ojos. Sus palabras estaba allí, luego sintió como ella, cálida en contacto tocaba su brazo. Él movió el rostro con intención de mirarla, pero seguía mirando hacia la sombra apretando su mandíbula en tensión.
-Vuelve dentro... -Con un susurro le ordeno con un tono de voz bastante frío.
En su interior se removió el miedo de que aquella sombra que los observaba la hiriese, él sospechaba que era, lo había esperado demasiado tiempo, pero aquella no era la ocasión.
Nimue volvió dentro, y aquello hizo que Emhyr se tranquilizase algo aunque no llegaba a estar tranquilo.
-Sé estas ahí, y lo que eres... Esta noche no encontrarás lo que buscas, puede que en los días avanzados sí, pero hoy no. -Dijo a aquella sombra con decisición, sintió sus ojos en la oscuridad, y sonido de su ropa mojada al moverse. De repente dejo de sentir su aura oscura, se había marchado.
Emhyr suspiró, y no puedo evitar frotarse los ojos y las sienes aliviado. Su tensión se relajo.
Eran aquella cosas las que se había planteado para comenzar a temer al tener aquella compañía. Nimue no tenía la necesidad de exponerse a ese peligro por estar a su lado, y aquello hizo a Emhyr plantearse el contarle la verdad de que hacía en París, por supuesto omitiendo detalles para protegerla y omitiendo su pertenencia a la nobleza turca.
Tomando la hoya, entró en el mausoleo y dejo aquella hoya a calentar en aquella cocina improvisada. Nimue estaba sentada de espaldas a donde estaba él, abrazando sus piernas silenciosa.
Emhyr la observo unos instantes sintiendose mal consigo mismo. Luego se volvió y tomando unas tizas de su abrigo se dispuso a pintar unos cuantos simbolos en la jambas de la puerta del mausoleo. Era mejor prevenir que curar, y aquellos simbolos alejaría ala criatura nocturna.
Hecho esto y sintiendose mas tranquilo camino hacia donde estaba ella, sus pasos sonaban a causa de sus ropas mojadas, además de que un rastro de agua le seguía.
Ella lloraba, era un sonido silencioso bajo las mantas, pero él sabía que lloraba, el porque lo ignoraba, a lo mejor había sonado allí fuera demasiado cortante, pero ella no era conciente del peligro al que se estaba exponiendo. O a lo mejor pensaba que él estaba enfadado por aquel beso.
Sentado a su lado, de nuevo comenzo a desabrocharse su camisa mojada, la segunda para cambiar en aquella noche. Otra vez se deshizo de ella.
Emhyr alargo su mano dudosa a ella, o mas bien a aquella protección de manta que había creado ella alrededor suya. Un pequeño toque te dió, para luego apoyar su mano con totalidad y deslizarla por la manta acariciante.
-No estoy enfadado contigo... -Su voz sonaba suave, era calmante. Su gesto, preocupado. -Solo siento temor. Temor a la verdad. -Pauso. -Nimue, no sabes quien soy realmente, y temo que mi verdad te haga huir... Eres demasiado joven...
Emhyr sentado sobre una de las lápidas guardada por un petreo ángel velado, estaba sumido en sus propios pensamientos.
Sentir aquella paz que hacía tiempo no sentía, sentirse seguro junto alguien, era extraño porque se repetía una y otra vez que ella era una desconocida para él, y que a pesar de sus deseos respecto a ella, en los que se incluía la protección.
Respecto a ella, él había captado de que ella tenía toda su atención en él, había notado aquella fascinación que precisaba respecto a su persona, pero él pensaba que ella no sabía quien era realmente, no la compañia que había elegido. Ella era demasiado joven, y no quería engañarla, parecía que ella también sentía aquella atracción por él, él lo había notado en sus ojos y sus labios.
Cuando pensó Emhyr en sus labios, sin querer se llevo sus dedos a los propios labios, ¿por qué parecía todo tan lejano? Iba a herirla lo sabía, o asustarla tarde o temprano, si ella iba a ser su compañera en aquel lugar iba a terminar descubriendo todos sus planes, y al fin y al cabo terminase quedandose sola cuando Emhyr sintiese la necesidad de huir de nuevo si fracasaba en su objetivo.
Aquella era otra cuestión su objetivo, conseguirlo también le alejaba de ella. Si Emhyr conseguía convertirse en un no muerto, entregarse a al inmortalidad y a la noche para saciarse con vida humanas, no veía sus posibilidad de continuar estando a su lado, y aquello le hizo tener dudas en su propio objetivo, pero... entonces ¿para que había ido a París sino para obtener aquello?
Pesase lo que le pesase, posibilidad tras posibilidad y camino que tomase, terminaba por ponerla en camino o por alejarla.
Sus manos se entrelazaron y la lluvía continuo empapando su cuerpo, un sonido hizo que Emhyr se levantase un salto, algo estaba observandole entre las sombras, o mas bien acechando.
Sus pensamientos repentinos se dispersaron, y su mente se centro a aquella sombra, sus musculos se tensaron y un escalofrío temeroso recorrió su espalda enervandole, y poniendose muy serio.
Nimue salió del mausoleo, Emhyr ni volvió su rostro a ella ni sus ojos. Sus palabras estaba allí, luego sintió como ella, cálida en contacto tocaba su brazo. Él movió el rostro con intención de mirarla, pero seguía mirando hacia la sombra apretando su mandíbula en tensión.
-Vuelve dentro... -Con un susurro le ordeno con un tono de voz bastante frío.
En su interior se removió el miedo de que aquella sombra que los observaba la hiriese, él sospechaba que era, lo había esperado demasiado tiempo, pero aquella no era la ocasión.
Nimue volvió dentro, y aquello hizo que Emhyr se tranquilizase algo aunque no llegaba a estar tranquilo.
-Sé estas ahí, y lo que eres... Esta noche no encontrarás lo que buscas, puede que en los días avanzados sí, pero hoy no. -Dijo a aquella sombra con decisición, sintió sus ojos en la oscuridad, y sonido de su ropa mojada al moverse. De repente dejo de sentir su aura oscura, se había marchado.
Emhyr suspiró, y no puedo evitar frotarse los ojos y las sienes aliviado. Su tensión se relajo.
Eran aquella cosas las que se había planteado para comenzar a temer al tener aquella compañía. Nimue no tenía la necesidad de exponerse a ese peligro por estar a su lado, y aquello hizo a Emhyr plantearse el contarle la verdad de que hacía en París, por supuesto omitiendo detalles para protegerla y omitiendo su pertenencia a la nobleza turca.
Tomando la hoya, entró en el mausoleo y dejo aquella hoya a calentar en aquella cocina improvisada. Nimue estaba sentada de espaldas a donde estaba él, abrazando sus piernas silenciosa.
Emhyr la observo unos instantes sintiendose mal consigo mismo. Luego se volvió y tomando unas tizas de su abrigo se dispuso a pintar unos cuantos simbolos en la jambas de la puerta del mausoleo. Era mejor prevenir que curar, y aquellos simbolos alejaría ala criatura nocturna.
Hecho esto y sintiendose mas tranquilo camino hacia donde estaba ella, sus pasos sonaban a causa de sus ropas mojadas, además de que un rastro de agua le seguía.
Ella lloraba, era un sonido silencioso bajo las mantas, pero él sabía que lloraba, el porque lo ignoraba, a lo mejor había sonado allí fuera demasiado cortante, pero ella no era conciente del peligro al que se estaba exponiendo. O a lo mejor pensaba que él estaba enfadado por aquel beso.
Sentado a su lado, de nuevo comenzo a desabrocharse su camisa mojada, la segunda para cambiar en aquella noche. Otra vez se deshizo de ella.
Emhyr alargo su mano dudosa a ella, o mas bien a aquella protección de manta que había creado ella alrededor suya. Un pequeño toque te dió, para luego apoyar su mano con totalidad y deslizarla por la manta acariciante.
-No estoy enfadado contigo... -Su voz sonaba suave, era calmante. Su gesto, preocupado. -Solo siento temor. Temor a la verdad. -Pauso. -Nimue, no sabes quien soy realmente, y temo que mi verdad te haga huir... Eres demasiado joven...
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
En aquel mausoleo el hedor a muerte era casi insoportable e inundaba mis sentidos dejándome en un estado mental que se alejaba de la realidad. Los pasos de Emhyr resonaban en el lugar, pero aquello no me preocupaba, solo me preocupaba una cosa. aun que tenía muy claro que era de verdad aquello que me martirizaba.
Con Emhyr entró en el mausoleo un leve aroma a lluvia y a tierra mojada, y mientras que el se dedicaba a pasearse por el mausoleo convertido en hogar, mi mente se alejaba cada vez más y más de la realidad en busca de respuestas a aquellas preguntas existenciales que no podía contestar mediante el razonamiento o la observación. Pensé por un instante en ir al hospital de enfermos mentales y firmar mi acta de sentencia.
El cuerpo de Emhyr acabó por sentarse a mi lado, su mano acarició aquella manta protectora que me protegía de la luz y del frío. Sus palabras sonaban lejanas, pero escuché claramente todo aquello que quería decirme. ¿Por qué debía huir yo? ¿Por que generalizaba conmigo? ¿A qué temía? ¿Que le atormentaba tanto? Todas aquellas peguntas turbaban mi mente y no me dejaban hablar con coherencia. Pero sintiendo que algo debía hacer para reconfortarle asomé la cabeza fuera de las mantas.
Su rostro tenía una expresión sería que dejaba ver la verdad de sus palabras con aquellos fijos en un punto , unos sin vida, llenos de horror y temor. Algo le perturbaba y no le dejaba vivir, o quizás era yo quien causara ese efecto en él. No podía reprocharle su desconfianza hacia mi dado que yo era de las que pensaban que jamás uno debería confiar ciegamente en alguien. Eso podría llevarte a tu propia destrucción. Sin embargo, algo en mi que cada segundo era más fuerte me animaba a ser sincera con él, a preguntarle todo aquello que mi cabeza no paraba de preguntarse.
Extendí el brazo, mi mano buscó la suya hasta que la encontró y se cerro sobre la de Emhyr. quería que supiera que hiciese lo que hiciese en París, fuese quien fuese y aun que en un futuro decidiera marcharse. Yo estaría ahí mientras que el quisiera.
-No temas a la verdad- comencé a decir con un tono de voz bajo, casi en un susurro.- Nadie es cociente en esta vida de que ella nos sujeta a la realidad, si convertimos nuestra vida en un cúmulo de mentiras al final habremos perdido nuestra esencia y ni nosotros mismo sabríamos quienes somos en realidad. Tienes todo el derecho a pensar que huiré si si te sinceras conmigo. Pero déjame decirte que no deberías generalizar a las personas. No todas estamos atadas a la sociedad ni a las personas. Yo por mi parte en estos tres días decidí , más bien pacte con mi conciencia, que si te volvería a ver no iba a separarme de ti al menos que tu así lo quieras. Algo en ti ,Emhyr, es especial. algo que me hace sentirme feliz a tu lado y que me obliga y me da ánimos por estar aquí y ahora contigo. Ahora y siempre que tu quieras. No puedes hacerte una idea de lo mucho que e pensado en esto estos tres días, como tampoco puedes saber que aun que yo no te haya pedido tu confianza tu tienes la mía sin importar las consecuencias. Cuando aquella noche decidiste ser mi compañero, tuve un presentimiento, algo tan fuerte que me esta atando a la realidad como nada lo había hecho antes. Si temes a lo que eres, a lo que deseas me habrás decepcionado. Porque aun que me dijeras algo que me hiciera huir ¿Por qué debería hacerlo si mi corazón me dicta todo lo contrario? le poco tiempo que e pasado en tu compañía me a servido para buscar una meta en esta vida. Algo por lo que luchar. Deberías plantearte tu existencia. Saber quien eres realmente y que buscas, pero no temas a la verdad. Pues es lo único que nos mantiene cuerdos en un mundo de dementes.
Terminé aquel discurso con una pequeña sonrisa. Mi mente se había liberado por fin de todo aquello que quería expresar y que no me había atrevido a hacerlo. Estaba claro que si el decidía contarme parte de su historia seguramente preguntaría sobre la mía. Debía de saber que en el fondo de mi ser estaba dispuesta a contárselo todo. Aun que doliera recordar y hablar en voz alta sobre ello.
El silencio se hizo de nuevo en aquel mausoleo que parecía más tranquilo que momentos atrás. La furia acumulada en mi interior desapareció siendo sustituida por un plácido sentimiento de satisfacción.
Con Emhyr entró en el mausoleo un leve aroma a lluvia y a tierra mojada, y mientras que el se dedicaba a pasearse por el mausoleo convertido en hogar, mi mente se alejaba cada vez más y más de la realidad en busca de respuestas a aquellas preguntas existenciales que no podía contestar mediante el razonamiento o la observación. Pensé por un instante en ir al hospital de enfermos mentales y firmar mi acta de sentencia.
El cuerpo de Emhyr acabó por sentarse a mi lado, su mano acarició aquella manta protectora que me protegía de la luz y del frío. Sus palabras sonaban lejanas, pero escuché claramente todo aquello que quería decirme. ¿Por qué debía huir yo? ¿Por que generalizaba conmigo? ¿A qué temía? ¿Que le atormentaba tanto? Todas aquellas peguntas turbaban mi mente y no me dejaban hablar con coherencia. Pero sintiendo que algo debía hacer para reconfortarle asomé la cabeza fuera de las mantas.
Su rostro tenía una expresión sería que dejaba ver la verdad de sus palabras con aquellos fijos en un punto , unos sin vida, llenos de horror y temor. Algo le perturbaba y no le dejaba vivir, o quizás era yo quien causara ese efecto en él. No podía reprocharle su desconfianza hacia mi dado que yo era de las que pensaban que jamás uno debería confiar ciegamente en alguien. Eso podría llevarte a tu propia destrucción. Sin embargo, algo en mi que cada segundo era más fuerte me animaba a ser sincera con él, a preguntarle todo aquello que mi cabeza no paraba de preguntarse.
Extendí el brazo, mi mano buscó la suya hasta que la encontró y se cerro sobre la de Emhyr. quería que supiera que hiciese lo que hiciese en París, fuese quien fuese y aun que en un futuro decidiera marcharse. Yo estaría ahí mientras que el quisiera.
-No temas a la verdad- comencé a decir con un tono de voz bajo, casi en un susurro.- Nadie es cociente en esta vida de que ella nos sujeta a la realidad, si convertimos nuestra vida en un cúmulo de mentiras al final habremos perdido nuestra esencia y ni nosotros mismo sabríamos quienes somos en realidad. Tienes todo el derecho a pensar que huiré si si te sinceras conmigo. Pero déjame decirte que no deberías generalizar a las personas. No todas estamos atadas a la sociedad ni a las personas. Yo por mi parte en estos tres días decidí , más bien pacte con mi conciencia, que si te volvería a ver no iba a separarme de ti al menos que tu así lo quieras. Algo en ti ,Emhyr, es especial. algo que me hace sentirme feliz a tu lado y que me obliga y me da ánimos por estar aquí y ahora contigo. Ahora y siempre que tu quieras. No puedes hacerte una idea de lo mucho que e pensado en esto estos tres días, como tampoco puedes saber que aun que yo no te haya pedido tu confianza tu tienes la mía sin importar las consecuencias. Cuando aquella noche decidiste ser mi compañero, tuve un presentimiento, algo tan fuerte que me esta atando a la realidad como nada lo había hecho antes. Si temes a lo que eres, a lo que deseas me habrás decepcionado. Porque aun que me dijeras algo que me hiciera huir ¿Por qué debería hacerlo si mi corazón me dicta todo lo contrario? le poco tiempo que e pasado en tu compañía me a servido para buscar una meta en esta vida. Algo por lo que luchar. Deberías plantearte tu existencia. Saber quien eres realmente y que buscas, pero no temas a la verdad. Pues es lo único que nos mantiene cuerdos en un mundo de dementes.
Terminé aquel discurso con una pequeña sonrisa. Mi mente se había liberado por fin de todo aquello que quería expresar y que no me había atrevido a hacerlo. Estaba claro que si el decidía contarme parte de su historia seguramente preguntaría sobre la mía. Debía de saber que en el fondo de mi ser estaba dispuesta a contárselo todo. Aun que doliera recordar y hablar en voz alta sobre ello.
El silencio se hizo de nuevo en aquel mausoleo que parecía más tranquilo que momentos atrás. La furia acumulada en mi interior desapareció siendo sustituida por un plácido sentimiento de satisfacción.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Emhyr permaneció con aquel gesto serio, y un poco temeroso. Sintiendo su mano tomando la de ella, él escucho sus palabras. En parte aquellas palabras calmaban sus ideas, pero siempre había pensado que las palabras eran una cosa y las acciones otras, y a veces las misma palabras llevaban a acciones contrarias, a las dichas.
A pesar de que se sentía algo mas tranquilo por el discurso de ella, no podía evitar sentirse aun algo nervioso, sin quererlo se mordió sus labios con aquel gesto preocupado.
Ella le estaba sonriendo, él no llego a responderle a aquella sonrisa, más bien desvió sus ojos al suelo.
-Me tranquilizan tus palabras, incluso puedo decirte que me tocan hondo, pero no descarto la posibilidad de crearte el desconcierto...
Pauso, un instante creando un silencio, que sintió él mas incomodo que ella podía considerar. En primer lugar pensó detenidamente sus palabras.
-Yo no estoy en París de paso, o porque simple gusto, ni de paso... Aunque en parte si, porque lo máximo que he durado en una ciudad son apenas unas meses. Vine aquí huyendo, porque soy un exiliado de mi propia tierra, un fugitivo que escapa de la muerte.
Tras decir aquello, evito decir el porque era perseguido, si podía evitar contar su historia y sus orígenes nobles, lo intentaría, aunque se esperaba que tras sus breves palabras ella le inundará con miles de preguntas.
-Además, no elegí París al azar. Si tus monjas o tu iglesia conocieran mis actos, podrían nombrarme como un adorador del diablo, y por ello me condenarían a la muerte. Ya que existe un mundo que si es verídico dentro de las supersticiones, y no estoy loco al afirmarlo, porque ver es creer. Yo vine a París a entregar mi alma al diablo, a cambio de la inmortalidad.
En silencio y antes de que prosiguiera con sus palabras, prefirió esperar las de ellas, que seguro que eran confusas para saber si debía o no proseguir con aquello e ir más allá.
Su mano aun continuaba tomando la de ella, e involuntariamente no pudo evitar apretársela con fuerza, sintiendo el temor y la necesidad de agarrársela para evitar que ella escapará.
A pesar de que se sentía algo mas tranquilo por el discurso de ella, no podía evitar sentirse aun algo nervioso, sin quererlo se mordió sus labios con aquel gesto preocupado.
Ella le estaba sonriendo, él no llego a responderle a aquella sonrisa, más bien desvió sus ojos al suelo.
-Me tranquilizan tus palabras, incluso puedo decirte que me tocan hondo, pero no descarto la posibilidad de crearte el desconcierto...
Pauso, un instante creando un silencio, que sintió él mas incomodo que ella podía considerar. En primer lugar pensó detenidamente sus palabras.
-Yo no estoy en París de paso, o porque simple gusto, ni de paso... Aunque en parte si, porque lo máximo que he durado en una ciudad son apenas unas meses. Vine aquí huyendo, porque soy un exiliado de mi propia tierra, un fugitivo que escapa de la muerte.
Tras decir aquello, evito decir el porque era perseguido, si podía evitar contar su historia y sus orígenes nobles, lo intentaría, aunque se esperaba que tras sus breves palabras ella le inundará con miles de preguntas.
-Además, no elegí París al azar. Si tus monjas o tu iglesia conocieran mis actos, podrían nombrarme como un adorador del diablo, y por ello me condenarían a la muerte. Ya que existe un mundo que si es verídico dentro de las supersticiones, y no estoy loco al afirmarlo, porque ver es creer. Yo vine a París a entregar mi alma al diablo, a cambio de la inmortalidad.
En silencio y antes de que prosiguiera con sus palabras, prefirió esperar las de ellas, que seguro que eran confusas para saber si debía o no proseguir con aquello e ir más allá.
Su mano aun continuaba tomando la de ella, e involuntariamente no pudo evitar apretársela con fuerza, sintiendo el temor y la necesidad de agarrársela para evitar que ella escapará.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
La confusión se apoderó de mi al escuchar aquellas palabras. No pude evitar preguntarme si realmente Emhyr estaba en su sano juicio, pero después de uno segundos de medicación no obtuve respuesta a mis preguntas. La gente creía en Dios y no se les llamaba locas. ¿Quién era o para juzgar a alguien que buscaba la inmortalidad? Si de verdad tal cosa existiera o no, no iba a ser yo quien se lo cuestionara.
La mano de mi compañero aferró con fuerza la mía. Sentí su miedo como si fuese el mio, sus dudas como las mías propias, su confusión y su desconfianza, la cual empezaba a diminuir bastante. Abrí la boca para continuar con la conversación, pero antes de que saliera palabra de mi boca la cerré. Yo no iba a preguntar nada más ni a insinuar que necesitaba respuestas. Permanecería a su lado, tal y como le había dicho a la espera de que me contara toda su historia, con la esperanza de poder confesarme yo también algún día.
Tras unos minutos de silencio me dispuse a hablar. Pero con mucho cuidado y midiendo cada una de mis palabras.
-Bueno, si esa es tu meta en esta vida deberías esforzarte para conseguirla. Pero la soledad a veces se puede volver en tu contra. Deja que te ayude a buscar esa inmortalidad que tanto ansias y luego si quieres, solo si quieres, déjame compartirla contigo.-¿Y si de verdad existía? Aquello seria la solución a todos los problemas que me había planteado sobre el futuro. Podría vivir siendo una inmortal, tener aquello que anhelaba. El inconveniente era ¿Que precio debería pagarle al diablo por la inmortalidad?-Quizás pienses que estoy loca y que lo mejor para mi sería huir. Quizás eso es lo que quieres, pero no te voy a dar esa satisfacción.-añadí sonriendo, intentado que esa expresión desapareciera de su cara.
La mano de mi compañero aferró con fuerza la mía. Sentí su miedo como si fuese el mio, sus dudas como las mías propias, su confusión y su desconfianza, la cual empezaba a diminuir bastante. Abrí la boca para continuar con la conversación, pero antes de que saliera palabra de mi boca la cerré. Yo no iba a preguntar nada más ni a insinuar que necesitaba respuestas. Permanecería a su lado, tal y como le había dicho a la espera de que me contara toda su historia, con la esperanza de poder confesarme yo también algún día.
Tras unos minutos de silencio me dispuse a hablar. Pero con mucho cuidado y midiendo cada una de mis palabras.
-Bueno, si esa es tu meta en esta vida deberías esforzarte para conseguirla. Pero la soledad a veces se puede volver en tu contra. Deja que te ayude a buscar esa inmortalidad que tanto ansias y luego si quieres, solo si quieres, déjame compartirla contigo.-¿Y si de verdad existía? Aquello seria la solución a todos los problemas que me había planteado sobre el futuro. Podría vivir siendo una inmortal, tener aquello que anhelaba. El inconveniente era ¿Que precio debería pagarle al diablo por la inmortalidad?-Quizás pienses que estoy loca y que lo mejor para mi sería huir. Quizás eso es lo que quieres, pero no te voy a dar esa satisfacción.-añadí sonriendo, intentado que esa expresión desapareciera de su cara.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
La sorpresa se mostro en su rostro, cuando ella no le llamo loco, y ciegamente creía y confiaba en sus palabras. Él suspiro, sintiendo un pequeño pinchazo en su interior.
"Si lo mejor para tí sería huír"
Pensó en aquel instante, ya que no podía creerse aquellas palabras que oía, y aquello le pareció demasiado inconciente por parte de ella. Ella no sabía los sacrificios, ella tenía una vida por delante, ella podría tenerlo todo si quisiese sin renunciar a nada. ¿Por qué plantearse aquello?
Emhyr sabía las respuestas, si, ella parecía sentir algo por él, algo que fuerte que nublaba su razón. Ella parecía estar dispuesta seguirlo a cualquier lado, a pesar que desconociese muchísimas cosas de él. Tal vez se había formado una imagen erronea de su persona, la cual encajaba con lo que ella buscaba, y a lo mejor él no era de ese modo.
-Ni por asomo, no te dejaré. -Le dijo rotundamente, él no estaba dispuesto a que ella sacrificará su vida humana por aquello que él perseguía ella tenía mas opciones y no conocía las consecuencias. -Nimue, yo estoy en este mundo desde que nací, soy un brujo, y puedo verificarlo, ya viste aquellas llamas que hace tres días cegaron a aquellos borrachos, una invocación.
Pauso, y su mano aflojo la de ella.
-Tu no estas implicada en ese mundo, a ti no te persigue la muerte. Puedes aspirar algo más que mi compañía, puedes tener todo aquello que nombraste, una vida normal. -Su voz sono algo angustiada. -A lo mejor no soy como crees, aun no me conoces del todo, a lo mejor yo no puedo darte todo aquello que ansias.
De nuevo desvió su rostro, su respiración se había alterado.
-No sabes a lo que debes de renunciar para obtener aquello que yo deseo, tu puedes salvar tu alma, yo no. Porque las consecuencias de entregarte a la inmortalidad, de dar tu vida al diablo, será la muerte. ¿Nunca has oído cuentos sobre los monstruosos vampiros? ¿Criaturas nocturnas que beben de la sangre humana para sobrevivir, segando vida noche tras noche?Yo los buscos, porque siendo uno de ellos obtendre la inmortalidad, pero ¿a qué precio? -Pauso. -¿Renunciarías al la vida diurna? ¿A poder relacionarte con los demás seres humanos, si no vas a matarlos después? ¿A formar una familia? Cuestionate todas estas preguntas antes de lanzar una decisión, porque yo ya lo hice en mi día.
Sus ojso castaños se fijaba directamente en los de ella, preocupados y temerosos. En que lio, estaba metiendola con aquello, o solamente con su compañía.
-Tu solamente, debes de preocuparte de buscar una vida feliz, formar uan familia, y principalmente curar esa tos que tienes.
De repente escucho el agua hervir en la hoya. Emhyr separo su mano de la de ella, levantandose para ir hacia la hoya. Junto a ella, lanzo unas hojas de salvia y tapo el contenido, luego regreso hasta donde estaba ella y dispuso la hoya caliente entre ellos dos. Así sentadose de nuevo a su lado, busco su mano.
"Si lo mejor para tí sería huír"
Pensó en aquel instante, ya que no podía creerse aquellas palabras que oía, y aquello le pareció demasiado inconciente por parte de ella. Ella no sabía los sacrificios, ella tenía una vida por delante, ella podría tenerlo todo si quisiese sin renunciar a nada. ¿Por qué plantearse aquello?
Emhyr sabía las respuestas, si, ella parecía sentir algo por él, algo que fuerte que nublaba su razón. Ella parecía estar dispuesta seguirlo a cualquier lado, a pesar que desconociese muchísimas cosas de él. Tal vez se había formado una imagen erronea de su persona, la cual encajaba con lo que ella buscaba, y a lo mejor él no era de ese modo.
-Ni por asomo, no te dejaré. -Le dijo rotundamente, él no estaba dispuesto a que ella sacrificará su vida humana por aquello que él perseguía ella tenía mas opciones y no conocía las consecuencias. -Nimue, yo estoy en este mundo desde que nací, soy un brujo, y puedo verificarlo, ya viste aquellas llamas que hace tres días cegaron a aquellos borrachos, una invocación.
Pauso, y su mano aflojo la de ella.
-Tu no estas implicada en ese mundo, a ti no te persigue la muerte. Puedes aspirar algo más que mi compañía, puedes tener todo aquello que nombraste, una vida normal. -Su voz sono algo angustiada. -A lo mejor no soy como crees, aun no me conoces del todo, a lo mejor yo no puedo darte todo aquello que ansias.
De nuevo desvió su rostro, su respiración se había alterado.
-No sabes a lo que debes de renunciar para obtener aquello que yo deseo, tu puedes salvar tu alma, yo no. Porque las consecuencias de entregarte a la inmortalidad, de dar tu vida al diablo, será la muerte. ¿Nunca has oído cuentos sobre los monstruosos vampiros? ¿Criaturas nocturnas que beben de la sangre humana para sobrevivir, segando vida noche tras noche?Yo los buscos, porque siendo uno de ellos obtendre la inmortalidad, pero ¿a qué precio? -Pauso. -¿Renunciarías al la vida diurna? ¿A poder relacionarte con los demás seres humanos, si no vas a matarlos después? ¿A formar una familia? Cuestionate todas estas preguntas antes de lanzar una decisión, porque yo ya lo hice en mi día.
Sus ojso castaños se fijaba directamente en los de ella, preocupados y temerosos. En que lio, estaba metiendola con aquello, o solamente con su compañía.
-Tu solamente, debes de preocuparte de buscar una vida feliz, formar uan familia, y principalmente curar esa tos que tienes.
De repente escucho el agua hervir en la hoya. Emhyr separo su mano de la de ella, levantandose para ir hacia la hoya. Junto a ella, lanzo unas hojas de salvia y tapo el contenido, luego regreso hasta donde estaba ella y dispuso la hoya caliente entre ellos dos. Así sentadose de nuevo a su lado, busco su mano.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Todo aquello me dejo perpleja. No supe que responder a tales preguntas. Se había dado cuenta de que estaba dispuesta a darlo todo por él, tal y como lo había prometido desde un principio. Lo que no esperaba es que su respuesta fuera tan brusca, que se comportara de esa manera conmigo.
Vi como se levantaba y cogía la hoya de agua hirviendo. Sus palabras o más bien la falta de comprensión y la brusquedad con las que las había pronunciado me dejó helada. Claro que en mi mente me había preguntado que consecuencias traerian el creer a un loco y querer lo que él deseaba. ¿Pero a caso no todo el mundo presentaba algún síntoma de locura? Sacudí la cabeza para dejar a un lado cualquier pensamiento ajeno a lo que yo le había prometido. Me iba a mantener firme en aquella decisión, era lo único que importaba.
Emhyr era un brujo, no lo ponía en duda, desde un principio había pensado que él tenía algo especial, sentía que no era como todos los demás, no me importaba. Para mi lo que fuera no me importaba.
El calor que desprendía la hoya que había puesto entre nosotros me hizo reaccionar. Tenía que enfrentarme a él o acabaría por marcharse, solo por protegerme.
-Me da igual que seas brujo, que busques encomendarte a las manos del diablo. En lo que a mi respecta no has hecho nada malo. No me importa el Emhyr que huyó perseguido por la muerte, ni tampoco el Emhyr que busca desesperadamente la inmortalidad. Me importa y no sabes como, ese hombre que me a salvado la vida en una ocasión y que ahora está sentado a mi lado. al que le preocupa mi bienestar y teme a la verdad.- cogí su mano con fuerza y le miré con la misma intensidad.- No tienes ni idea de si me e planteado o no todo lo que has dicho. Pero ya que lo mencionas te puedo asegurar que podría renunciar a eso y a mucho más con tal de cumplir mi promesa.¿A caso no te das cuenta de que estás haciendo mella en mi? ¡Ya te dije antes que me daba igual todo mientras siguieras a mi lado! ¿Vas a ser tu quien me impida eso?
Estaba empezando a elevar la voz, por si no lo había entendido del todo, me estaba enervando su posición tosca y fría. Pero aún así era incapaz de levantarme e irme. Me quedaría allí tal y como había prometido.
Volví a toser, esta vez con mayor intensidad. Pensé que iba a morir, el aire me faltaba y apenas era conciente de que el aire aún llegaba a mis pulmones.
-No...tienes ni idea de lo que me haces sentir solo con tu mano sobre la mía...-terminé diciendo mientras apretaba su mano con toda la fuerza que tenía.
Vi como se levantaba y cogía la hoya de agua hirviendo. Sus palabras o más bien la falta de comprensión y la brusquedad con las que las había pronunciado me dejó helada. Claro que en mi mente me había preguntado que consecuencias traerian el creer a un loco y querer lo que él deseaba. ¿Pero a caso no todo el mundo presentaba algún síntoma de locura? Sacudí la cabeza para dejar a un lado cualquier pensamiento ajeno a lo que yo le había prometido. Me iba a mantener firme en aquella decisión, era lo único que importaba.
Emhyr era un brujo, no lo ponía en duda, desde un principio había pensado que él tenía algo especial, sentía que no era como todos los demás, no me importaba. Para mi lo que fuera no me importaba.
El calor que desprendía la hoya que había puesto entre nosotros me hizo reaccionar. Tenía que enfrentarme a él o acabaría por marcharse, solo por protegerme.
-Me da igual que seas brujo, que busques encomendarte a las manos del diablo. En lo que a mi respecta no has hecho nada malo. No me importa el Emhyr que huyó perseguido por la muerte, ni tampoco el Emhyr que busca desesperadamente la inmortalidad. Me importa y no sabes como, ese hombre que me a salvado la vida en una ocasión y que ahora está sentado a mi lado. al que le preocupa mi bienestar y teme a la verdad.- cogí su mano con fuerza y le miré con la misma intensidad.- No tienes ni idea de si me e planteado o no todo lo que has dicho. Pero ya que lo mencionas te puedo asegurar que podría renunciar a eso y a mucho más con tal de cumplir mi promesa.¿A caso no te das cuenta de que estás haciendo mella en mi? ¡Ya te dije antes que me daba igual todo mientras siguieras a mi lado! ¿Vas a ser tu quien me impida eso?
Estaba empezando a elevar la voz, por si no lo había entendido del todo, me estaba enervando su posición tosca y fría. Pero aún así era incapaz de levantarme e irme. Me quedaría allí tal y como había prometido.
Volví a toser, esta vez con mayor intensidad. Pensé que iba a morir, el aire me faltaba y apenas era conciente de que el aire aún llegaba a mis pulmones.
-No...tienes ni idea de lo que me haces sentir solo con tu mano sobre la mía...-terminé diciendo mientras apretaba su mano con toda la fuerza que tenía.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Emhyr volvió a levantarse de su sitio, para tomar aquella camisa que debería estar cubriendo su cuerpo, ya tomada y sentado de nuevo busco la mano de ella, pero ella la había encontrado antes que él.
Con atención escucho sus argumentos. Él de nuevo desviaba sus ojos, esta vez a la hoya candente, parecía que a ella le daba igual todo con tan solo tenerlo a su lado, con conformarse con sus gestos. Era cierto que él no sabía como ella se había planteado aquello.
Sus ojos de nuevo se alzaron, y sintió sus ojos intensos clavados en los suyos, su mano aferrando con fuerza la suya. Y aquello hizo que su desición de no exponerla al peligro flaquease, al fin y al cabo ella haría lo que le diese la gana porque él no tenía ninguna autoridad sobre ella, lo único que podía hacer era alejarla de ese mundo o evitar que penetrase en él.
Su rostro antes frío se suavizo, preocupado e indeciso, ella también estaba tocando sentimientos que él nunca había pensado que podía poseer. Sería egoísta por su parte llevarla al otro lado con él, conducirla a su mismo destino, era egoísta el arriesgar la vida de ella, por tan solo tenerla a su lado.
De repente ella comenzo a toser, Emhyr destapo la hoya dejando el vapor subir, y desplazandose a su lado, se situo a su espalda. Su mano envolvió su cintura, y su otra mano aparto el cabello de ella suavemente, y finalmente la camisa cubrió su rostro y aquella hoya.
-Inclinate y aspira el vapor, lentamente. No vayas a terminar elevando tu mente.
Con elevar su mente se refería a llegar al nivel de alucionaciones que podía crear la salvia, si era aspirada o fumada en grandes cantidades.
Emhyr continuo allí, con aquella clase de abrazo por la espalda. Sintiendo el contacto de su cuerpo cálido con el de ella, y de nuevo como su corazón galopaba desbocado.
-No te privaré de mi compañía. -Parecía resignarse, y haber tomado alguna clase de decisión . -Estaré a tu lado cuanto me necesites, sé que algo te aferra a mí, y algo me hace aferrarme a ti. Pero aunque permanezca a tu lado, no es estes segura que te deje acceder a esa inmortalidad, al menos por manos de otros.
Con atención escucho sus argumentos. Él de nuevo desviaba sus ojos, esta vez a la hoya candente, parecía que a ella le daba igual todo con tan solo tenerlo a su lado, con conformarse con sus gestos. Era cierto que él no sabía como ella se había planteado aquello.
Sus ojos de nuevo se alzaron, y sintió sus ojos intensos clavados en los suyos, su mano aferrando con fuerza la suya. Y aquello hizo que su desición de no exponerla al peligro flaquease, al fin y al cabo ella haría lo que le diese la gana porque él no tenía ninguna autoridad sobre ella, lo único que podía hacer era alejarla de ese mundo o evitar que penetrase en él.
Su rostro antes frío se suavizo, preocupado e indeciso, ella también estaba tocando sentimientos que él nunca había pensado que podía poseer. Sería egoísta por su parte llevarla al otro lado con él, conducirla a su mismo destino, era egoísta el arriesgar la vida de ella, por tan solo tenerla a su lado.
De repente ella comenzo a toser, Emhyr destapo la hoya dejando el vapor subir, y desplazandose a su lado, se situo a su espalda. Su mano envolvió su cintura, y su otra mano aparto el cabello de ella suavemente, y finalmente la camisa cubrió su rostro y aquella hoya.
-Inclinate y aspira el vapor, lentamente. No vayas a terminar elevando tu mente.
Con elevar su mente se refería a llegar al nivel de alucionaciones que podía crear la salvia, si era aspirada o fumada en grandes cantidades.
Emhyr continuo allí, con aquella clase de abrazo por la espalda. Sintiendo el contacto de su cuerpo cálido con el de ella, y de nuevo como su corazón galopaba desbocado.
-No te privaré de mi compañía. -Parecía resignarse, y haber tomado alguna clase de decisión . -Estaré a tu lado cuanto me necesites, sé que algo te aferra a mí, y algo me hace aferrarme a ti. Pero aunque permanezca a tu lado, no es estes segura que te deje acceder a esa inmortalidad, al menos por manos de otros.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Todo ocurrió de improvisto, una de sus mano rodearon mi cintura mientras que la otra apartó mi cabello de la cara para después cubrirme con aquella camisa que tenía su aroma. El vapor que subía desde la hoya pronto inundó mis orificios, pero nada me calmo más que tener a Emhyr cerca.
Inspiré tal y como él había dicho, despacio. Deleitándome con el contacto de su cuerpo mientras aquella hoya hacia el resto. Mi cuerpo comenzó a relajarse, comenzaba a sentir como mis músculos se relajaba a un ritmo bastante acelerado. Recordé mientras tanto las palabras que Emhyr había dicho. ¿Quería decir aquello que si deseaba la inmortalidad solo podría dármela él? Por fin había escuchado lo suficiente como saber que aquello que se había planteado debia cumplirlo. La tos aminoró y con ello llegó la tranquilidad a todo mi cuerpo.
Pero deseaba quedarme allí, de aquel modo mientras sentía su cálido cuerpo en contacto con el mio. Pero del mismo modo que antes mis impulsos no se podían haber controlado en aquel momento tampoco iba a privarme de satisfacer mis deseos. Ya me había olvidado de la hoya, del mausoleo y de la vida eterna.
Aparté con cuidado la camisa de mi cabeza, por un momento rompí aquel contacto cálido de ambos cuerpos. Después me volví hacía Emhyr, para mirarle fijamente mientras mi mano se deslizaba por torso.
-No sabes lo feliz que me haces.-dije sonriendole.
Mi cuerpo ejerció un poco de fuerza sobre el suyo, obligandole a tumbarse sobre el suelo de aquella tumba. Mi cuerpo reposaba sobre el suyo, mientras que mis labios buscaban ansiosos rozar su dulce boca.
Tal vez había sido el vapor que me había llevado a un estado incontrolable. Tenía cada sentimiento a flor de piel. El cuerpo me quemaba, como si estuviera en el centro de una gran hoguera esperando mi muerte. incliné mi cabeza para bersar sus labios. Aquello era mejor que cualquier medicina, era el mejor de los opios. Lo mejor que había probado.
-Podrá esperar eternamente la llegada de la inmortalidad si se que vas a ser tu quien me la otorgue. Pero no te equivoques conmigo, no soy necia y si intentas marcharte sin mi a algún lado te mataré antes de que te des cuenta.- Apenas me había separado unos centímetros de su boca para hablar. Mi corazón latía descontrolado sin nade que pudiese frenar su velocidad. Yo tampoco iba a intentar frenarme y era cierto lo que le había dicho prefería verle muerto antes que alejado de mi.
Inspiré tal y como él había dicho, despacio. Deleitándome con el contacto de su cuerpo mientras aquella hoya hacia el resto. Mi cuerpo comenzó a relajarse, comenzaba a sentir como mis músculos se relajaba a un ritmo bastante acelerado. Recordé mientras tanto las palabras que Emhyr había dicho. ¿Quería decir aquello que si deseaba la inmortalidad solo podría dármela él? Por fin había escuchado lo suficiente como saber que aquello que se había planteado debia cumplirlo. La tos aminoró y con ello llegó la tranquilidad a todo mi cuerpo.
Pero deseaba quedarme allí, de aquel modo mientras sentía su cálido cuerpo en contacto con el mio. Pero del mismo modo que antes mis impulsos no se podían haber controlado en aquel momento tampoco iba a privarme de satisfacer mis deseos. Ya me había olvidado de la hoya, del mausoleo y de la vida eterna.
Aparté con cuidado la camisa de mi cabeza, por un momento rompí aquel contacto cálido de ambos cuerpos. Después me volví hacía Emhyr, para mirarle fijamente mientras mi mano se deslizaba por torso.
-No sabes lo feliz que me haces.-dije sonriendole.
Mi cuerpo ejerció un poco de fuerza sobre el suyo, obligandole a tumbarse sobre el suelo de aquella tumba. Mi cuerpo reposaba sobre el suyo, mientras que mis labios buscaban ansiosos rozar su dulce boca.
Tal vez había sido el vapor que me había llevado a un estado incontrolable. Tenía cada sentimiento a flor de piel. El cuerpo me quemaba, como si estuviera en el centro de una gran hoguera esperando mi muerte. incliné mi cabeza para bersar sus labios. Aquello era mejor que cualquier medicina, era el mejor de los opios. Lo mejor que había probado.
-Podrá esperar eternamente la llegada de la inmortalidad si se que vas a ser tu quien me la otorgue. Pero no te equivoques conmigo, no soy necia y si intentas marcharte sin mi a algún lado te mataré antes de que te des cuenta.- Apenas me había separado unos centímetros de su boca para hablar. Mi corazón latía descontrolado sin nade que pudiese frenar su velocidad. Yo tampoco iba a intentar frenarme y era cierto lo que le había dicho prefería verle muerto antes que alejado de mi.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Ella continuaba inclinada, él seguía envolviendo su cintura con sus manos, y aquel estrecho abrazo se hizo mas fuerte, cuando Emhyr la envonvió con sus propios brazos.
Finalmente y pasado el silencio, su rostro se inclino apoyando su frente sobre la espalda de ella.
Su cuerpo era delgado, y cálido, ahora solo podía oler el vapor de la salvia, el agradable aroma de la salvia. La calma se hizo con él, era una calma como ninguna, una calma que no había sentido desde hacía tiempo, y que le llevo al olvido repentino de todas sus preopaciones, de quien era realmente, y aquellos anhelos que llevaban al ser el mayor de los egoísta.
Ahora mismo sentía como extrañamente, solo estaban en aquel lugar que ya no le pareció tan sombrío ella y él, como de repente y sin haberlo previsto su existencía parecía comenzar a ligarse a la de ella.
Uan fríaldad asomo por su piel desnuda, al sentir roto, de un modo efímero el contacto de ella, y aquello le pareció como si el tiempo pisase con huellas lentas en su paso continuo.
No fue hasta que se encontro con sus ojos cuando el tiempo no volvió a estar donde debía estar.
Su mano, pálida comparada con su piel morena, se deslizaba por su torso, y dejandose caer conducido por ella, sintió el peso ligero de su cuerpo sobre el suyo.
Sin esperarlo de nuevo sus labios dulces, se había posado sobre los de él, y el sintió como contenía sus manos por no dejarse llevar por la lujuría. No sabía porque, pero le era placentero y a la vez incontrolablemente doloroso, el alargar sus ansias de poseer su cuerpo.
De nuevo sus labios se separaron de los de él, él como si hubiese probado un dulce nectar se los mordió contenido, escuchando con atención sus palabras.
-Pues preparate para hacerlo, no descartes esa posibilidad, no me marcharé pero no te aseguro la inmortalidad inmediata. -Susurro venía precedido por una mirada de reto, y una sonrisa suave.
Ahora fue él, quien dejando sus manos libres de sus propias ataduras mentales, quien tomase su rostro, para con sus labios, los cuales palpitaban con fuerza a causa de su corazón acelerado, se posasen sobre los de ella, con una acaricia lenta y contenida.
Finalmente y pasado el silencio, su rostro se inclino apoyando su frente sobre la espalda de ella.
Su cuerpo era delgado, y cálido, ahora solo podía oler el vapor de la salvia, el agradable aroma de la salvia. La calma se hizo con él, era una calma como ninguna, una calma que no había sentido desde hacía tiempo, y que le llevo al olvido repentino de todas sus preopaciones, de quien era realmente, y aquellos anhelos que llevaban al ser el mayor de los egoísta.
Ahora mismo sentía como extrañamente, solo estaban en aquel lugar que ya no le pareció tan sombrío ella y él, como de repente y sin haberlo previsto su existencía parecía comenzar a ligarse a la de ella.
Uan fríaldad asomo por su piel desnuda, al sentir roto, de un modo efímero el contacto de ella, y aquello le pareció como si el tiempo pisase con huellas lentas en su paso continuo.
No fue hasta que se encontro con sus ojos cuando el tiempo no volvió a estar donde debía estar.
Su mano, pálida comparada con su piel morena, se deslizaba por su torso, y dejandose caer conducido por ella, sintió el peso ligero de su cuerpo sobre el suyo.
Sin esperarlo de nuevo sus labios dulces, se había posado sobre los de él, y el sintió como contenía sus manos por no dejarse llevar por la lujuría. No sabía porque, pero le era placentero y a la vez incontrolablemente doloroso, el alargar sus ansias de poseer su cuerpo.
De nuevo sus labios se separaron de los de él, él como si hubiese probado un dulce nectar se los mordió contenido, escuchando con atención sus palabras.
-Pues preparate para hacerlo, no descartes esa posibilidad, no me marcharé pero no te aseguro la inmortalidad inmediata. -Susurro venía precedido por una mirada de reto, y una sonrisa suave.
Ahora fue él, quien dejando sus manos libres de sus propias ataduras mentales, quien tomase su rostro, para con sus labios, los cuales palpitaban con fuerza a causa de su corazón acelerado, se posasen sobre los de ella, con una acaricia lenta y contenida.
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Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Sus manos se posaron en mi rostro para acercar éste a sus labios. Su caricia ,el suave contacto de sus labios con los míos era sumamente delicioso. Su piel ardía bajo mi cuerpo, me hubiera gustado tener la capacidad de parar el tiempo. Si todo se quedara así mi felicidad sería tan inmensa que hasta en la más oscura noche, todo aquel que se encontrara solo sentiría mi felicidad y no tuviera más remedio que sonreír.
Pensaba que si me despegaba de su cuerpo la vida se escaparía entre mis dedos como el aire se escapa de la vista de cualquier persona. No me podía permitir volver a sentir el frío de la soledad y aun que aquel mausoleo tenía el hedor tan característico de la muerte yo me sentía más viva que nunca.
Mi mano recorrió su brazo, sintiendo bajo mi palma los surcos de las cicatrices que tanto le caracterizaban. Mis pensamientos se pararon un momento en ellas. Ya no podía dar crédito a aquello que me había contado. Si la existencia de los vampiros de verdad existía aquello había sido obra de ellos. Apreté mis labios con mas fuerza contra los suyos apartando todo pensamiento del sufrimiento que y el dolor que había tenido que sufrir aquel hombre solo por conseguir aquello que tanto anhelaba.
-No te preocupes por la espera, ya te e he dicho antes que estaré dispuesta a esperar. Tarde o temprano obtendré mi recompensa...- comenté en un susurro mientras separaba mi cuerpo del suyo y me sentaba junto a la hoya ya olvidada.-Si es que no la estoy obteniendo ya.-añadí con una sonrisa que iluminó todo mi rostro.
Un sonido alertó mis sentidos. Era como si algo fuera del mausoleo se derrumbara. Mi rostro dejó de iluminarse con las llamas de las velas, pues estas de improvisto se apagaron sumergiendo en una oscuridad absoluta. A tientas me arrast´re por el suelo en busca de mi macuto, algo no iba bien.
-¿Que a sido eso de ahí fuera?-pregunté desesperada, después de tantas leyendas que podrían ser verdad, estaba asustada, demasiado asustada.-¿Qué a sido eso?- choqué contra el macuto y lo abrí nerviosa para sacar de él cuchillo que siempre llevaba conmigo. Lo aferré entre las dos manos.
De nuevo aquel extraño ruido, como si una piedra se rompiera resonó dentro y fuera del mausoleo. Me quedé paralizada a causa del terror.
Pensaba que si me despegaba de su cuerpo la vida se escaparía entre mis dedos como el aire se escapa de la vista de cualquier persona. No me podía permitir volver a sentir el frío de la soledad y aun que aquel mausoleo tenía el hedor tan característico de la muerte yo me sentía más viva que nunca.
Mi mano recorrió su brazo, sintiendo bajo mi palma los surcos de las cicatrices que tanto le caracterizaban. Mis pensamientos se pararon un momento en ellas. Ya no podía dar crédito a aquello que me había contado. Si la existencia de los vampiros de verdad existía aquello había sido obra de ellos. Apreté mis labios con mas fuerza contra los suyos apartando todo pensamiento del sufrimiento que y el dolor que había tenido que sufrir aquel hombre solo por conseguir aquello que tanto anhelaba.
-No te preocupes por la espera, ya te e he dicho antes que estaré dispuesta a esperar. Tarde o temprano obtendré mi recompensa...- comenté en un susurro mientras separaba mi cuerpo del suyo y me sentaba junto a la hoya ya olvidada.-Si es que no la estoy obteniendo ya.-añadí con una sonrisa que iluminó todo mi rostro.
Un sonido alertó mis sentidos. Era como si algo fuera del mausoleo se derrumbara. Mi rostro dejó de iluminarse con las llamas de las velas, pues estas de improvisto se apagaron sumergiendo en una oscuridad absoluta. A tientas me arrast´re por el suelo en busca de mi macuto, algo no iba bien.
-¿Que a sido eso de ahí fuera?-pregunté desesperada, después de tantas leyendas que podrían ser verdad, estaba asustada, demasiado asustada.-¿Qué a sido eso?- choqué contra el macuto y lo abrí nerviosa para sacar de él cuchillo que siempre llevaba conmigo. Lo aferré entre las dos manos.
De nuevo aquel extraño ruido, como si una piedra se rompiera resonó dentro y fuera del mausoleo. Me quedé paralizada a causa del terror.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Mientras sus labios, lentamente rozaban los suyos, tentándolos, sintió como su mano acariciante surcaba su piel causándole un leve cosquilleo y quemándole lentamente. Repentinos ella apretó sus labios con fuerza contra los suyos, él imito aquel gesto bebiendo de ella insaciable y ansioso.
Emhyr sintió su respiración algo acelerada, y como sus manos involuntariamente se recreaba en su figura.
Ella le sonrió diciendo aquello, él no pudo evitar sonreír también. Era la primera vez que su soledad se apagaba, sabiendo que al amanecer no iba a abandonar ni huir de su lado.
De nuevo ella deshizo el contacto, e internamente Emhyr blasfemo lamentando que aquello no hubiese durado más tiempo, aunque por su parte él en aquella noche continuaría buscando aquel adictivo e indefenso calor que ambos se proporcionaban poco a poco, y al parecer sin prisas.
Emhyr se incorporo tomando la camisa apartada y se la coloco sin abrochársela, ya que el pensamiento de abrochársela se marcho en cuanto escucho aquel mismo sonido que ella había detectado.
Las velas se apagaron, y la voz de ella y sus movimiento en la oscuridad, era solo lo que captaba los oídos del brujo.
Emhyr se levanto poco a poco, conteniendo la respiración e intentando captar al procedencia del sonido. Antes cuando había salido al exterior, había visto una sombra que le observaba acechadora, había esperado que se hubiese marchado y el temor de que no lo hubiese hecho recorrió como un escalofrío su piel. Pensar que la exponía al peligro, le hacia sentir temor. Aquella noche y una posible visita le pillaba de sorpresa, aun no estaba preparado.
-Shhh, permanece donde estas, no te muevas. -Susurro bajito, en la oscuridad no podía ver solo se podía dejar llevar por su propio sentido. -Sea lo que sea no puede entrar aquí... o eso espero...
Pensó en aquellos símbolos dibujados en las jambas de la puerta del mausoleo, precisamente tenían la función para no dejar entrar a nadie a no ser que este fuese invitado a entrar. Emhyr puso sus esperanzas de repente en que aquello funcionase.
Su respiración se contuvo en la oscuridad, y allí de pie donde estaba, alejado de ella, froto sus manos, y susurro un pequeño hechizo, que a pesar de ser fácil debilito un poco sus fueras. Las velas volvieron a encenderse.
Rápidamente el brujo busco con sus ojos a Nimue, cuando la localizo se sintió algo más tranquilo.
-Creo que con un cuchillo sea fácil cortar la cabeza a un inmortal. -Bromeo, nervioso, ya que otro segundo sonido hizo que se enervará. Había afirmado que nadie podría entrar allí, pero... ¿y si ese alguien ya estaba dentro?
Trago saliva, y su respiración se contuvo sintiendo la palpitación de su corazón. Sentía mas temor por ella que por su vida misma.
-Hazme un favor, el abrigo esta a tu lado, traelo y ven aquí, deprisa. -Le ordeno apresurado, mientras con los ojos recorría la estancia buscando algo o alguien.
Emhyr sintió su respiración algo acelerada, y como sus manos involuntariamente se recreaba en su figura.
Ella le sonrió diciendo aquello, él no pudo evitar sonreír también. Era la primera vez que su soledad se apagaba, sabiendo que al amanecer no iba a abandonar ni huir de su lado.
De nuevo ella deshizo el contacto, e internamente Emhyr blasfemo lamentando que aquello no hubiese durado más tiempo, aunque por su parte él en aquella noche continuaría buscando aquel adictivo e indefenso calor que ambos se proporcionaban poco a poco, y al parecer sin prisas.
Emhyr se incorporo tomando la camisa apartada y se la coloco sin abrochársela, ya que el pensamiento de abrochársela se marcho en cuanto escucho aquel mismo sonido que ella había detectado.
Las velas se apagaron, y la voz de ella y sus movimiento en la oscuridad, era solo lo que captaba los oídos del brujo.
Emhyr se levanto poco a poco, conteniendo la respiración e intentando captar al procedencia del sonido. Antes cuando había salido al exterior, había visto una sombra que le observaba acechadora, había esperado que se hubiese marchado y el temor de que no lo hubiese hecho recorrió como un escalofrío su piel. Pensar que la exponía al peligro, le hacia sentir temor. Aquella noche y una posible visita le pillaba de sorpresa, aun no estaba preparado.
-Shhh, permanece donde estas, no te muevas. -Susurro bajito, en la oscuridad no podía ver solo se podía dejar llevar por su propio sentido. -Sea lo que sea no puede entrar aquí... o eso espero...
Pensó en aquellos símbolos dibujados en las jambas de la puerta del mausoleo, precisamente tenían la función para no dejar entrar a nadie a no ser que este fuese invitado a entrar. Emhyr puso sus esperanzas de repente en que aquello funcionase.
Su respiración se contuvo en la oscuridad, y allí de pie donde estaba, alejado de ella, froto sus manos, y susurro un pequeño hechizo, que a pesar de ser fácil debilito un poco sus fueras. Las velas volvieron a encenderse.
Rápidamente el brujo busco con sus ojos a Nimue, cuando la localizo se sintió algo más tranquilo.
-Creo que con un cuchillo sea fácil cortar la cabeza a un inmortal. -Bromeo, nervioso, ya que otro segundo sonido hizo que se enervará. Había afirmado que nadie podría entrar allí, pero... ¿y si ese alguien ya estaba dentro?
Trago saliva, y su respiración se contuvo sintiendo la palpitación de su corazón. Sentía mas temor por ella que por su vida misma.
-Hazme un favor, el abrigo esta a tu lado, traelo y ven aquí, deprisa. -Le ordeno apresurado, mientras con los ojos recorría la estancia buscando algo o alguien.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/07/2010
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Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
El silencio se apoderó del mausoleo - que ahora parecía mucho más tétrico y siniestro- y yo tube la sensación de que el aire me faltaba de nuevo pese a que la hoya con aquel vapor de salvia había aturdido mi cuero y mis sentidos.
El susurro de unas palabras pronunciadas por Emhyr llegó hasta mis oídos, acto seguido las velas del mausoleo volvieron a iluminar la estancia. Me había negado a creer que aquello era cosa de brujería, quería atarme a una realidad donde Emhyr era un humano normal y corriente y que no creía en aquellas leyendas pero la verdad era muy distinta. Él ya había demostrado que el don de la brujería corría por sus venas al igual que la sangre ¿Si creía en aquello por qué no iba a creer en todo lo demás?
-Puede que no le corte el cuello, pero puede que si me de una oportunidad para...-me callé ya que sabía que aquello era imposible, pero tener aquel cuchillo que tantas veces me había salvado me daba algo de seguridad, si no física al menos psicológica.
Pero pese a que yo intentaba tranquilizarme haciendo un sobresfuerzo, Emhyr quien parecía mucho más nervioso que yo, hacía que por todo mi cuerpo un escalofrío de pánico me dejara medio paralizada. Asentí a aquella orden mientras me levantaba del suelo y cogía el abrigo que parecía estar seco debido a las llamas de las velas.
-¿Que crees que a sido? - parecía que la calma hubiese vuelto desde dentro solo se podía oír la lluvía golpeando con fuerza sobre las lápidas y las grandes esculturas religiosas. Le tendí el abrigo a Emhyr.
Quise apoyar mi cabeza en su pecho, intentando así que el miedo que me nublaba la mente, pero en vez de eso me volví hacía la puerta del mausoleo.
en aquel momento no se podía estar más pálida que yo. Mi rostro, blanco ya de por si, había abandonado todo color de la vida. La puerta de piedra del mausoleo comenzaba a temblar bajo el peso de algo que desde fuera intentaba penetrar en él. Ignoraba que clase de ser podía tener tan fuerza, pero lo que realmente me sorprendieron fueron aquellos símbolos en los que no había reparado antes.
Seguramente los había dibujo aquel hombre que tenía al lado de pie. Un hombre que si me ponía a pensar no conocía de nada, peor en el cual confiaba de una manera ciega.
-No...no logrará entrar ...¿verdad?-pregunté poniendo toda mi fe sobre la puerta del mausoleo y rezando a Dios para no cediera bajo lo que se hallaba fuera, fuese lo que fuese.
El susurro de unas palabras pronunciadas por Emhyr llegó hasta mis oídos, acto seguido las velas del mausoleo volvieron a iluminar la estancia. Me había negado a creer que aquello era cosa de brujería, quería atarme a una realidad donde Emhyr era un humano normal y corriente y que no creía en aquellas leyendas pero la verdad era muy distinta. Él ya había demostrado que el don de la brujería corría por sus venas al igual que la sangre ¿Si creía en aquello por qué no iba a creer en todo lo demás?
-Puede que no le corte el cuello, pero puede que si me de una oportunidad para...-me callé ya que sabía que aquello era imposible, pero tener aquel cuchillo que tantas veces me había salvado me daba algo de seguridad, si no física al menos psicológica.
Pero pese a que yo intentaba tranquilizarme haciendo un sobresfuerzo, Emhyr quien parecía mucho más nervioso que yo, hacía que por todo mi cuerpo un escalofrío de pánico me dejara medio paralizada. Asentí a aquella orden mientras me levantaba del suelo y cogía el abrigo que parecía estar seco debido a las llamas de las velas.
-¿Que crees que a sido? - parecía que la calma hubiese vuelto desde dentro solo se podía oír la lluvía golpeando con fuerza sobre las lápidas y las grandes esculturas religiosas. Le tendí el abrigo a Emhyr.
Quise apoyar mi cabeza en su pecho, intentando así que el miedo que me nublaba la mente, pero en vez de eso me volví hacía la puerta del mausoleo.
en aquel momento no se podía estar más pálida que yo. Mi rostro, blanco ya de por si, había abandonado todo color de la vida. La puerta de piedra del mausoleo comenzaba a temblar bajo el peso de algo que desde fuera intentaba penetrar en él. Ignoraba que clase de ser podía tener tan fuerza, pero lo que realmente me sorprendieron fueron aquellos símbolos en los que no había reparado antes.
Seguramente los había dibujo aquel hombre que tenía al lado de pie. Un hombre que si me ponía a pensar no conocía de nada, peor en el cual confiaba de una manera ciega.
-No...no logrará entrar ...¿verdad?-pregunté poniendo toda mi fe sobre la puerta del mausoleo y rezando a Dios para no cediera bajo lo que se hallaba fuera, fuese lo que fuese.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Emhyr no apartaba su mirada de la puerta del mausoleo, tomo el abrigo que ella le entrego, y rápidamente saco un pequeño bote con un líquido.
Esta vez no iba a dejar que el fuego quemase sus manos, como cuando había espantado a aquellos borrachos, esta vez prefería ir preparado. El fuego era una de las maneras de terminar con la vida de un vampiro.
-Antes, cuando salí a llenar la hoya me pareció ver una sombra. -De sus palabras escucho aquella frase sin finalizar, pero él entendió a lo que se refería. Se refería a la conversión, a la posibilidad de ello si lo que había fuera era un vampiro y podíamos establecer un diálogo. -Aun no... -Respondió ante ello.
Cerca de ella, él se acerco mas y uno de sus brazos rodeo la cintura de ella alejándola de la puerta. Cuando él la examinó la vio demasiado pálida, al tenerla al lado él se sintió mas tranquilo, no temía al vampiro solo por ella. Emhyr se relajo repentino, y le sonrió.
-Tranquila, esos símbolos no le dejará entrar. Estamos seguros, sino o intentamos hablar con ella o él, si es lo que creo que es, o sino lo achicharrare. -Encogió sus hombros, como si eso fuese normal, pero para él lo era. -Estas blanca, no temas, es a lo que aspiramos... Aunque tu tendrás que esperar.
De nuevo la puerta temblo, si hubiese querido entrar lo que estaba ahí fuera, hubiese ya entrado. El pensar aquello hizo que Emhyr, afirmase que sus simbolos funcionaba.
-Va a sonar raro pero, podemos estar tranquilos, o al menos eso creo. Si quieres duerme, yo haré guardia, no será la primera vez.
Esta vez no iba a dejar que el fuego quemase sus manos, como cuando había espantado a aquellos borrachos, esta vez prefería ir preparado. El fuego era una de las maneras de terminar con la vida de un vampiro.
-Antes, cuando salí a llenar la hoya me pareció ver una sombra. -De sus palabras escucho aquella frase sin finalizar, pero él entendió a lo que se refería. Se refería a la conversión, a la posibilidad de ello si lo que había fuera era un vampiro y podíamos establecer un diálogo. -Aun no... -Respondió ante ello.
Cerca de ella, él se acerco mas y uno de sus brazos rodeo la cintura de ella alejándola de la puerta. Cuando él la examinó la vio demasiado pálida, al tenerla al lado él se sintió mas tranquilo, no temía al vampiro solo por ella. Emhyr se relajo repentino, y le sonrió.
-Tranquila, esos símbolos no le dejará entrar. Estamos seguros, sino o intentamos hablar con ella o él, si es lo que creo que es, o sino lo achicharrare. -Encogió sus hombros, como si eso fuese normal, pero para él lo era. -Estas blanca, no temas, es a lo que aspiramos... Aunque tu tendrás que esperar.
De nuevo la puerta temblo, si hubiese querido entrar lo que estaba ahí fuera, hubiese ya entrado. El pensar aquello hizo que Emhyr, afirmase que sus simbolos funcionaba.
-Va a sonar raro pero, podemos estar tranquilos, o al menos eso creo. Si quieres duerme, yo haré guardia, no será la primera vez.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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