AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
2 participantes
Página 3 de 3.
Página 3 de 3. • 1, 2, 3
Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Recuerdo del primer mensaje :
El cielo había adquirido ya un tono anaranjado al rededor del astro Sol, que impotente veía como la noche se acercaba tiñendo el cielo azul de un tono oscuro. Suerte que aquella noche iba a ser estrellada, porque si uno se fijaba bien en el cielo podía divisar pequeños resplandores de luz que temblaban ante la grandeza del Sol.
Tres días, tres largos e intensos días de soledad y desesperación, donde mi única salida era robar o tocar el violín a cambio de alguna limosna y con la esperanza de que algún noble se fijara en mi pobre talento y de ese modo obtener un puesto más decente. No había sido así y los pensamientos atormentada mi cansada mente.
El dinero comenzaba a escasear y solo me podía permitir un plato de sopa al día o un tazón de chocolate caliente, según mi estado de ánimo prefería una cosa u otra. Pero el echo de que necesitaba la compañía de alguien cada día me atormentaba más.
Estaba perpleja, cada segundo me preguntaba el motivo de mi existencia, había llegado a incluso pensar en quitarme la vida y pasar a un mundo mejor ; pero yo que no creo en Dios el único mundo existente era en el que me había tocado vivir. Sacaba fuerzas de donde no las había, hacía de tripas corazón y mientras que en la noche buscaba el calor de cuerpos extraños que remuneraran mi trabajo y mi afecto en el fondo de mi corazón buscaba algo más que ser la ramera ocasional de alguien.
En aquel momento, me encontraba en las calles.Con el pobre macuto viejo lleno de ropas y el estuche con el violín. Llevaba el vestido más decente que tenía. Era de un estampado floral bastante otoñal, el pobre vestido estaba cosido a retales parecidos por algunos lados y bajo él, unos viejos pololos y un cubre corsés. En realidad no necesitaba más. Pero envidiaba con creces a aquellas mujeres bien vestidas, hacía que su belleza aumentara con creces. La calle estaba atestada de gente que iba y venía, gente que viva un romance de amor a escondidas de su familia. Hombre y mujeres que paseaban con sus hijos - o más bien regresaban a casa- pobres que como yo, intentaba pedir limosna sin exito.
Entre la muchedumbre, me pareció ver a alguien conocido. Tenía que ser y todo sentimiento de soledad fue sustituido de repente por un sentimiento de culpabilidad y abandono. Un hombre alto, de piel morena y andares elegantes, con aquellas facciones de niño madura asomando en su rostro. Sin duda era Emhyr o eso me pareció.
Apartando a la gente a empujones intentaba abrirme paso entre ellos para lograr alcanzar aquella visión. jhasta llegar a una plaza. Una plaza donde el verde que me rodeaba llenaba de vida el corazón que todavía no había despertado de un largo sueño. Pero el no estaba. El recuerdo de aquel beso me había llevado a un estado de locura y obsesión enfermiza y eso no era bueno.
Me tiré en uno de los rincones verdes más cercanos que tenía. Mirando al cielo y como este acabó por teñirse de un negro imponente. De nuevo una noche a la que sobrevivir.
-Ojalá no me hubiera huido de la pensión hace tres días.- acabe por decir para mi misma en voz alta mientras observaba caer algunas hojas de los árboles, o alguna estrella brillar con más intensidad que otra.
El cielo había adquirido ya un tono anaranjado al rededor del astro Sol, que impotente veía como la noche se acercaba tiñendo el cielo azul de un tono oscuro. Suerte que aquella noche iba a ser estrellada, porque si uno se fijaba bien en el cielo podía divisar pequeños resplandores de luz que temblaban ante la grandeza del Sol.
Tres días, tres largos e intensos días de soledad y desesperación, donde mi única salida era robar o tocar el violín a cambio de alguna limosna y con la esperanza de que algún noble se fijara en mi pobre talento y de ese modo obtener un puesto más decente. No había sido así y los pensamientos atormentada mi cansada mente.
El dinero comenzaba a escasear y solo me podía permitir un plato de sopa al día o un tazón de chocolate caliente, según mi estado de ánimo prefería una cosa u otra. Pero el echo de que necesitaba la compañía de alguien cada día me atormentaba más.
Estaba perpleja, cada segundo me preguntaba el motivo de mi existencia, había llegado a incluso pensar en quitarme la vida y pasar a un mundo mejor ; pero yo que no creo en Dios el único mundo existente era en el que me había tocado vivir. Sacaba fuerzas de donde no las había, hacía de tripas corazón y mientras que en la noche buscaba el calor de cuerpos extraños que remuneraran mi trabajo y mi afecto en el fondo de mi corazón buscaba algo más que ser la ramera ocasional de alguien.
En aquel momento, me encontraba en las calles.Con el pobre macuto viejo lleno de ropas y el estuche con el violín. Llevaba el vestido más decente que tenía. Era de un estampado floral bastante otoñal, el pobre vestido estaba cosido a retales parecidos por algunos lados y bajo él, unos viejos pololos y un cubre corsés. En realidad no necesitaba más. Pero envidiaba con creces a aquellas mujeres bien vestidas, hacía que su belleza aumentara con creces. La calle estaba atestada de gente que iba y venía, gente que viva un romance de amor a escondidas de su familia. Hombre y mujeres que paseaban con sus hijos - o más bien regresaban a casa- pobres que como yo, intentaba pedir limosna sin exito.
Entre la muchedumbre, me pareció ver a alguien conocido. Tenía que ser y todo sentimiento de soledad fue sustituido de repente por un sentimiento de culpabilidad y abandono. Un hombre alto, de piel morena y andares elegantes, con aquellas facciones de niño madura asomando en su rostro. Sin duda era Emhyr o eso me pareció.
Apartando a la gente a empujones intentaba abrirme paso entre ellos para lograr alcanzar aquella visión. jhasta llegar a una plaza. Una plaza donde el verde que me rodeaba llenaba de vida el corazón que todavía no había despertado de un largo sueño. Pero el no estaba. El recuerdo de aquel beso me había llevado a un estado de locura y obsesión enfermiza y eso no era bueno.
Me tiré en uno de los rincones verdes más cercanos que tenía. Mirando al cielo y como este acabó por teñirse de un negro imponente. De nuevo una noche a la que sobrevivir.
-Ojalá no me hubiera huido de la pensión hace tres días.- acabe por decir para mi misma en voz alta mientras observaba caer algunas hojas de los árboles, o alguna estrella brillar con más intensidad que otra.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
- Mensajes : 323
Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Su brazo envolvió mi cintura atrayéndome hacia su cuerpo. Sentía aquel calor tan protector que tanto me gustaba. Aún así ni él pudo calmar mi corazón paralizado por terror que en aquel momento sentía. Debía reflejarse demasiado el miedo en mi rostro para que Emhyr intentara tranquilizarme con unas palabras que empezaba a no creer.
Fuera lo que fuese lo que había fuera cubierto con la oscuridad de la noche, tenía una fuerza descomunal ya que hacía temblar las paredes de aquel mausoleo. Fueron unos segundos en el que realmente temí por mi vida , más por el derrumbamiento del mausoleo que por lo que pudiera hacer aquel ser.
Un ser que misteriosamente dejo de divertirse con la puerta del mausoleo. La puerta del mausoleo empezaba a cubrirse con una fina capa de polvo. El silencio volvió a reinar en el hogar de los muertos. Solo se escuchaba mi respiración acelerada y el martilleo de mi corazón.
-No te preocupes, no tengo ganas de...- un terrible estruendo hizo que el resto de palabras que estaba pronunciando quedaran apagadas.
La puerta de piedra del mausoleo se vino abajo.
Tras aquella nube de polvo, una figura se hizo visible para nuestros ojos. Se trataba de una figura esbelta, digna de envidiar incluso por la más bella de las mujeres. Aquella fuese quien fuese poseía unos atributos bastante atractivos y un cabello rubio de corte recto que le llegaba a media espalda. Su única vestimenta era una capa de sangre y mugre que recorria su cuero desnudo más blanco que la tiza. Su rostro apenas reflejaba alguna emoción, era como si estuviera muerta. Una sonrisa dejó ver unos dientes afilados bajo la luz mortecina de las velas que temblaban de terror ante la presencia de aquel ser.
Grité presa del pánico, separándome de Emhyr en busca de algo que me diera un mínimo de seguridad y una oportunidad para escapar. Pero antes de que diera el tercer paso algo impactó en mi cuerpo, como si fuese una roca gigantesca. Mi cuerpo yerto chocó contra la cocina improvisada que se había construido dentro del mausoleo.
Me llevé una mano a la cabeza y después a la frente, sintiendo como un cálido líquido recorría parte de mi cara. Mire a Emhyr presa del pánico. ¿Como había logrado la mujer aquella llegar hasta a mi sin ser vista? Empezaba a barajar dos opciones.
La primera, estaba loca. La segunda, las leyendas eran ciertas.
-¡Corre insensato!- le grité a Emhyr con la única preocupación de que él se salvara.
Fuera lo que fuese lo que había fuera cubierto con la oscuridad de la noche, tenía una fuerza descomunal ya que hacía temblar las paredes de aquel mausoleo. Fueron unos segundos en el que realmente temí por mi vida , más por el derrumbamiento del mausoleo que por lo que pudiera hacer aquel ser.
Un ser que misteriosamente dejo de divertirse con la puerta del mausoleo. La puerta del mausoleo empezaba a cubrirse con una fina capa de polvo. El silencio volvió a reinar en el hogar de los muertos. Solo se escuchaba mi respiración acelerada y el martilleo de mi corazón.
-No te preocupes, no tengo ganas de...- un terrible estruendo hizo que el resto de palabras que estaba pronunciando quedaran apagadas.
La puerta de piedra del mausoleo se vino abajo.
Tras aquella nube de polvo, una figura se hizo visible para nuestros ojos. Se trataba de una figura esbelta, digna de envidiar incluso por la más bella de las mujeres. Aquella fuese quien fuese poseía unos atributos bastante atractivos y un cabello rubio de corte recto que le llegaba a media espalda. Su única vestimenta era una capa de sangre y mugre que recorria su cuero desnudo más blanco que la tiza. Su rostro apenas reflejaba alguna emoción, era como si estuviera muerta. Una sonrisa dejó ver unos dientes afilados bajo la luz mortecina de las velas que temblaban de terror ante la presencia de aquel ser.
- Spoiler:
Grité presa del pánico, separándome de Emhyr en busca de algo que me diera un mínimo de seguridad y una oportunidad para escapar. Pero antes de que diera el tercer paso algo impactó en mi cuerpo, como si fuese una roca gigantesca. Mi cuerpo yerto chocó contra la cocina improvisada que se había construido dentro del mausoleo.
Me llevé una mano a la cabeza y después a la frente, sintiendo como un cálido líquido recorría parte de mi cara. Mire a Emhyr presa del pánico. ¿Como había logrado la mujer aquella llegar hasta a mi sin ser vista? Empezaba a barajar dos opciones.
La primera, estaba loca. La segunda, las leyendas eran ciertas.
-¡Corre insensato!- le grité a Emhyr con la única preocupación de que él se salvara.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
- Mensajes : 323
Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
De nuevo un sonoro sonido, choco contra una de las paredes del mausoleo, la puerta se derrumbo, la lluvia que fuera seguía incansablemente cayendo penetro desde la puerta en el mausoleo, seguida de una una hermosa figura que irradiaba un aura sobrenatural.
Cubierta de tan solo podredumbre, y sangre, Emhyr pensó en varias cosas, debía de ser un vampiro demasiado joven, tal vez un anterior alimento, un descuido por alguien con mas sabiduría o uns conversión por mera diversión de soltar a la criatura incontrolable. Cualquiera podría ser cierta. Aquella criatura no poseía un control de sus acciones, ni la sutilidad ni la inteligencia dominada su mente, solo el instinto animal de la destrucción y la insaciable sed controlaba las acciones de aquella criatura. De ojos escarlata...
"Ojos escarlatas..."
Pensó, vagamente mientras suspiraba sintiéndose levemente extraño... Una sonrisa asomo por aquella bella y terrorífica criatura, Emhyr sintió aquel influjo que ella misma a pesar de su juventud como vampira creaba, y a lo mejor incluso era inconsciente de ello, creaba influyendo sus instintos de brujo.
No sabía porque, pero era demasiado sensible, al aura atractiva que ellos desprendían. Emhyr permaneció donde estaba sin reaccionar, sintiéndose extrañamente hipnotizado, recordando el doloroso placer de cuando habían bebido de su sangre.
Ella continuaba con aquello ojos escarlatas carentes de vida, observando a ambos. Emhyr inclino su rostro sintiendo su cuerpo pesado, incluso se sintió algo mareado. Sin poder evitarlo, llevo su mano a su frente y apretó sus ojos intentando centrar su mente que se desviaba.
Un grito que le pareció lejano, de Nimue, y un golpe doloroso, en el lugar de la cocina, y él seguía allí detenido extraño y ajeno.
"No... No, los símbolos funcionaban..."
Aquel pensamiento repentino se cruzo por su mente nublada, Emhyr intento aferrarse en aquel pensamiento ahora sin importancia intentado salir de aquel trance en el que se había sumido tan solo con el aura de aquella vampiresa, inconsciente de su propio poder y el uso que estaba haciendo de él.
"La lluvia debe de haberlo borrado.. Nimue, ¿Nimue?"
Sus ojos se abrieron, se volvieron a donde estaba ambas, su mano se aparto de su cabeza, y su mente a pesar de que parecía caminar por una niebla espesa se hizo consciente de la situación.
-¡No intentes razonar con ella, ella ha perdido la razón! -Grito mientras frotaba sus manos con el líquido vertido de aquel botecito que había tomado de su abrigo anteriormente.
Caminando con dificultad hasta donde ambas estaban, su mano aferro con fuerza la nuca de la inmortal y con unas palabras sus dedos se prendieron en fuego creando una clase de antorcha con sus manos. La vampiro, grito dolorida, y con fuerza le apartado de aquella atadura, Emhyr dió unos pasos hacia atrás para evitar caer, su mano ígnea se apago, aquello le debilitaba pero podía continuar uan vez mas. De nuevo otras palabras pronunció y ambas manos se encendieron en llamas, y el camino otra vez hasta la vampiresa para prenderla en fuego.
Cubierta de tan solo podredumbre, y sangre, Emhyr pensó en varias cosas, debía de ser un vampiro demasiado joven, tal vez un anterior alimento, un descuido por alguien con mas sabiduría o uns conversión por mera diversión de soltar a la criatura incontrolable. Cualquiera podría ser cierta. Aquella criatura no poseía un control de sus acciones, ni la sutilidad ni la inteligencia dominada su mente, solo el instinto animal de la destrucción y la insaciable sed controlaba las acciones de aquella criatura. De ojos escarlata...
"Ojos escarlatas..."
Pensó, vagamente mientras suspiraba sintiéndose levemente extraño... Una sonrisa asomo por aquella bella y terrorífica criatura, Emhyr sintió aquel influjo que ella misma a pesar de su juventud como vampira creaba, y a lo mejor incluso era inconsciente de ello, creaba influyendo sus instintos de brujo.
No sabía porque, pero era demasiado sensible, al aura atractiva que ellos desprendían. Emhyr permaneció donde estaba sin reaccionar, sintiéndose extrañamente hipnotizado, recordando el doloroso placer de cuando habían bebido de su sangre.
Ella continuaba con aquello ojos escarlatas carentes de vida, observando a ambos. Emhyr inclino su rostro sintiendo su cuerpo pesado, incluso se sintió algo mareado. Sin poder evitarlo, llevo su mano a su frente y apretó sus ojos intentando centrar su mente que se desviaba.
Un grito que le pareció lejano, de Nimue, y un golpe doloroso, en el lugar de la cocina, y él seguía allí detenido extraño y ajeno.
"No... No, los símbolos funcionaban..."
Aquel pensamiento repentino se cruzo por su mente nublada, Emhyr intento aferrarse en aquel pensamiento ahora sin importancia intentado salir de aquel trance en el que se había sumido tan solo con el aura de aquella vampiresa, inconsciente de su propio poder y el uso que estaba haciendo de él.
"La lluvia debe de haberlo borrado.. Nimue, ¿Nimue?"
Sus ojos se abrieron, se volvieron a donde estaba ambas, su mano se aparto de su cabeza, y su mente a pesar de que parecía caminar por una niebla espesa se hizo consciente de la situación.
-¡No intentes razonar con ella, ella ha perdido la razón! -Grito mientras frotaba sus manos con el líquido vertido de aquel botecito que había tomado de su abrigo anteriormente.
Caminando con dificultad hasta donde ambas estaban, su mano aferro con fuerza la nuca de la inmortal y con unas palabras sus dedos se prendieron en fuego creando una clase de antorcha con sus manos. La vampiro, grito dolorida, y con fuerza le apartado de aquella atadura, Emhyr dió unos pasos hacia atrás para evitar caer, su mano ígnea se apago, aquello le debilitaba pero podía continuar uan vez mas. De nuevo otras palabras pronunció y ambas manos se encendieron en llamas, y el camino otra vez hasta la vampiresa para prenderla en fuego.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 678
Fecha de inscripción : 31/07/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
La cabeza me daba vueltas.Apenas era consciente de lo que estaba ocurriendo en aquel mausoleo, solo era consciente del dolor que mi cuerpo sentía y del extraño sentimiento que me animaba a levantarme e irme lejos junto a Emhyr, quería salvarlo, pero me sentía tan débil y aterrada que apenas era capaz de ponerme en pie.
Un grito de dolor hizo que levantara la cabeza, con la vista nublada pude ver como aquella mujer volvía su atención hacia Emhyr, que tras pronunciar unas palabras inaudibles para mi recubrió sus manos de un fuego anaranjado, un fuego del mismo color que mi pelo.
Aquella bestia con forma de mujer, intentaba por todos los medios mantenerse alejada del chico y de sus manos , desviaba de vez en cuando una mirada hacia a mi mientras se relamía, posiblemente por aquel olor a sangre, por el olor de mi sangre...
Apoyando una mano en el suelo intenté levantarme, aun que mis fuerzas flaqueaban y mi cuerpo, que antes me había parecido ser ligero en aquel momento pesaba demasiado. No me podía levantar, mi cuerpo era incapaz de ponerse en pie. Aproveché la distracción que el fuego había causado para arrastrarme por el suelo del mausoleo en busca de aquel cuchillo insignificante. Lo encontré y lo aferré con las dos manos al mismo tiempo que sentía como algo tiraba de mi cabello con violencia dejando al descubierto mi cuello. Sentí una punzada de dolor en la sien debido al golpe que me había dado anteriormente, pero aquello al parecer no me impidió reaccionar por instinto de supervivencia.
El olor a tierra mojada era muy fuerte.
Levante el cuchillo e intenté clavarlo con fuerza en aquel ser que me sujetaba por la espalda, sin resultado alguno. La mujer, volvió a lanzarme por los aires. El peligro no estaba en mi, si no en aquel hombre que manejaba el fuego con destreza. Se abalanzó sobre él.
Yo quise gritar, gritar de terror, pero aquel no era el momento. Con pasos pesados y dolorida por los golpes me levanté gracias a la fuerza de tan extraños sentimientos hacia Emhyr. Lo único que se me ocurrió fue coguer de nuevo el cuchillo y abalanzarme sobre la espalda y sujetarme a ella con un fuerte abrazo . Le clave el cuchillo en el estomago, pese a aquello la mujer seguía moviéndose intentando safarse de aquella débil presa. Chocandose contra las paredes, pero yo, de nuevo había logrado hacer aquel esfuerzo y seguía sujeta a su espalda, con las manos alrededor del mango del cuchillo intentando clavárselo cada vez más hondo. Aún sabiendo que sería imposible salir con vida de allí.
-¡Mátala Emhyr! ¡Ya tendrás tiempo de encontrar la inmortalidad en otro lado! ¡Nos va a matar a los dos!-grité ya que Emhyr parecía estar en otro mundo.
Un grito de dolor hizo que levantara la cabeza, con la vista nublada pude ver como aquella mujer volvía su atención hacia Emhyr, que tras pronunciar unas palabras inaudibles para mi recubrió sus manos de un fuego anaranjado, un fuego del mismo color que mi pelo.
Aquella bestia con forma de mujer, intentaba por todos los medios mantenerse alejada del chico y de sus manos , desviaba de vez en cuando una mirada hacia a mi mientras se relamía, posiblemente por aquel olor a sangre, por el olor de mi sangre...
Apoyando una mano en el suelo intenté levantarme, aun que mis fuerzas flaqueaban y mi cuerpo, que antes me había parecido ser ligero en aquel momento pesaba demasiado. No me podía levantar, mi cuerpo era incapaz de ponerse en pie. Aproveché la distracción que el fuego había causado para arrastrarme por el suelo del mausoleo en busca de aquel cuchillo insignificante. Lo encontré y lo aferré con las dos manos al mismo tiempo que sentía como algo tiraba de mi cabello con violencia dejando al descubierto mi cuello. Sentí una punzada de dolor en la sien debido al golpe que me había dado anteriormente, pero aquello al parecer no me impidió reaccionar por instinto de supervivencia.
El olor a tierra mojada era muy fuerte.
Levante el cuchillo e intenté clavarlo con fuerza en aquel ser que me sujetaba por la espalda, sin resultado alguno. La mujer, volvió a lanzarme por los aires. El peligro no estaba en mi, si no en aquel hombre que manejaba el fuego con destreza. Se abalanzó sobre él.
Yo quise gritar, gritar de terror, pero aquel no era el momento. Con pasos pesados y dolorida por los golpes me levanté gracias a la fuerza de tan extraños sentimientos hacia Emhyr. Lo único que se me ocurrió fue coguer de nuevo el cuchillo y abalanzarme sobre la espalda y sujetarme a ella con un fuerte abrazo . Le clave el cuchillo en el estomago, pese a aquello la mujer seguía moviéndose intentando safarse de aquella débil presa. Chocandose contra las paredes, pero yo, de nuevo había logrado hacer aquel esfuerzo y seguía sujeta a su espalda, con las manos alrededor del mango del cuchillo intentando clavárselo cada vez más hondo. Aún sabiendo que sería imposible salir con vida de allí.
-¡Mátala Emhyr! ¡Ya tendrás tiempo de encontrar la inmortalidad en otro lado! ¡Nos va a matar a los dos!-grité ya que Emhyr parecía estar en otro mundo.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
- Mensajes : 323
Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
De nuevo la inmortal se alejo de él, Emhyr con dificultad y con ambas manos encendidas en llamas avanzo dificultosamente.
Otro grito lejano escucho, para luego sentir un golpe sobre su cuerpo, aquella vampiresa intentando atacarle, sus manos llameantes agarraron el rostro de la vampiresa el cual comenzó a deformarse en un gesto doloroso, otro peso se agrego a la carga que se había formado y la sangre comenzó a derramarse con aquel olor metálico sobre su cuerpo.
Intentando alejarla sacarla de mausoleo, temiendo que fuego quemase todo aquello que contenía, con fuerza Emhyr empujo a al vampiresa, Nimue estaba sobre ella, él seguía consumiendo con el fuego la piel inflamable de la criatura.
-¡Suéltala, o te quemarás! ¡Dejala! -Le grito, mientras y con esa fuerza que no sabía de donde la había sacado, las empujo a ambas fuera del mausoleo, la lluvia con fuerza golpeaba sus cuerpo y el fuego no se apagaba por su intensidad, solo producía vapor con el choque.
Sin darse cuenta, y sin saber como había acabado allí, Emhyr se vio rodando por el suelo y las múltiples sepulturas, llevado por la fuerza colosal de la vampiresa. Sus dedos se aferraron con fuerza hundiéndose en el rostro de ella, monstruoso y carente ya de belleza a causa del abrasador fuego.
Situando el peso de su cuerpo, y sintiendo como ella se debilitaba, Emhyr alzo sus ojos buscando a Nimue, no estaba donde ya ellos se encontraban, habría quedado atrás con los golpes. Él ahora estaba sobre ella, ella, gemía en aquello tormentosos gritos anormales y dolorosos, parecía un animal agónico antes de la muerte.
Emhyr blasfemo sintiendo como sus dedos no soportaban mas la fuerza, como el conjuro y el calor abrazaban sus dedos pero sin herirlos. Otra blasfemia, e invirtiendo toda su energía el fuego los inundó a ambos cuerpos haciéndole desaparecer por un instante en lo que ahora se había convertido en día a pesar de que la oscuridad de la noche continuaba.
Demasiado rápido, pero ella se consumía mientras el fuego lamía su cuerpo semidesnudo, a él apenas le dañaba.
Sus dedos abarrotados finalmente la soltaron, cuando ella yació muerta y consumiéndose en aquel cementerio abandonado.
El fuego ceso, y Emhyr se levanto de donde se encontraba, dejando a sus pies la mera ceniza que había antes estado con vida. Él vapor cubría su cuerpo expuesto al calor, pero protegido, sus ropas se había oscurecido al igual que su piel, a causa del la sangre y las cenizas consumida.
Su corazón palpitaba fuertemente por la la alteración y la energía invertida, sus pulmones respiraban con fuerza buscando el aire robado antes por el fuego, este tosió sintiéndose ligeramente mareado.
Sus rodillas chocaron dolorosas contra el suelo, y el aire continuaba entrando armónicamente en sus pulmones, él se mantenía como podía, aunque sentía que su mente rebasaba la ligera línea de inconsciencia. No llegaba a rozarla del todo, quería mantener su mente en la realidad, hasta que no viese a su compañera a salvo y con vida, aunque tenía seguro de que aquel diablo estaba bien muerto.
-Nimue... -La llamó en un susurro, mientras sentía que su vista no se mantenía fija, que el mundo se difuminaba con la lluvia.
Otro grito lejano escucho, para luego sentir un golpe sobre su cuerpo, aquella vampiresa intentando atacarle, sus manos llameantes agarraron el rostro de la vampiresa el cual comenzó a deformarse en un gesto doloroso, otro peso se agrego a la carga que se había formado y la sangre comenzó a derramarse con aquel olor metálico sobre su cuerpo.
Intentando alejarla sacarla de mausoleo, temiendo que fuego quemase todo aquello que contenía, con fuerza Emhyr empujo a al vampiresa, Nimue estaba sobre ella, él seguía consumiendo con el fuego la piel inflamable de la criatura.
-¡Suéltala, o te quemarás! ¡Dejala! -Le grito, mientras y con esa fuerza que no sabía de donde la había sacado, las empujo a ambas fuera del mausoleo, la lluvia con fuerza golpeaba sus cuerpo y el fuego no se apagaba por su intensidad, solo producía vapor con el choque.
Sin darse cuenta, y sin saber como había acabado allí, Emhyr se vio rodando por el suelo y las múltiples sepulturas, llevado por la fuerza colosal de la vampiresa. Sus dedos se aferraron con fuerza hundiéndose en el rostro de ella, monstruoso y carente ya de belleza a causa del abrasador fuego.
Situando el peso de su cuerpo, y sintiendo como ella se debilitaba, Emhyr alzo sus ojos buscando a Nimue, no estaba donde ya ellos se encontraban, habría quedado atrás con los golpes. Él ahora estaba sobre ella, ella, gemía en aquello tormentosos gritos anormales y dolorosos, parecía un animal agónico antes de la muerte.
Emhyr blasfemo sintiendo como sus dedos no soportaban mas la fuerza, como el conjuro y el calor abrazaban sus dedos pero sin herirlos. Otra blasfemia, e invirtiendo toda su energía el fuego los inundó a ambos cuerpos haciéndole desaparecer por un instante en lo que ahora se había convertido en día a pesar de que la oscuridad de la noche continuaba.
Demasiado rápido, pero ella se consumía mientras el fuego lamía su cuerpo semidesnudo, a él apenas le dañaba.
Sus dedos abarrotados finalmente la soltaron, cuando ella yació muerta y consumiéndose en aquel cementerio abandonado.
El fuego ceso, y Emhyr se levanto de donde se encontraba, dejando a sus pies la mera ceniza que había antes estado con vida. Él vapor cubría su cuerpo expuesto al calor, pero protegido, sus ropas se había oscurecido al igual que su piel, a causa del la sangre y las cenizas consumida.
Su corazón palpitaba fuertemente por la la alteración y la energía invertida, sus pulmones respiraban con fuerza buscando el aire robado antes por el fuego, este tosió sintiéndose ligeramente mareado.
Sus rodillas chocaron dolorosas contra el suelo, y el aire continuaba entrando armónicamente en sus pulmones, él se mantenía como podía, aunque sentía que su mente rebasaba la ligera línea de inconsciencia. No llegaba a rozarla del todo, quería mantener su mente en la realidad, hasta que no viese a su compañera a salvo y con vida, aunque tenía seguro de que aquel diablo estaba bien muerto.
-Nimue... -La llamó en un susurro, mientras sentía que su vista no se mantenía fija, que el mundo se difuminaba con la lluvia.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 678
Fecha de inscripción : 31/07/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Todo era tan confuso, mi cabeza no podía diferenciar entre la realidad y lo ficticio . No sabía ya si me encontraba en aquel mausoleo o si la muerte me había abrazado con fuerza llevándome a un mundo de tinieblas. La fuerza de aquella bestia se había incrementado y sin quererlo ambas habíamos salido del mausoleo bajo aquel manto de lluvía frío.
Las palabras de mi compañero sonaban lejos, pero demasiado claras. Mi manos dejaron de hacer fuerza sobre aquella presa, sentí como mi cuerpo rodaba por tierra mojada. Emhyr y aquel ser pasaron por encima de mi cabeza, envueltos en llamas. Mis fuerzas ya no daban para más, no podía mover ni siquiera un ápice un dedo de mi mano. Escuchaba de lejos los gritos de dolor de aquella mujer que poco a poco se iban consumiendo.
Yo observaba con la vista nublada las estrellas que cubrían el cielo del cementerio, esperando que la muerte viniera a por mi.
Silencio.
Todo parecía haber terminado, la oscuridad se cebó conmigo alejándome del mundo de los vivos. Yo quería luchar contra aquel estado en el que ni mi cuerpo ni me mente dolían, quería atarme de nuevo a aquella dura realidad, sentir el dolor de mi cuerpo. Todo por aquel brujo que una vez más había salvado mi vida. Abrí los ojos sintiendo la lluvia golpear con fuerza en mi cara, me incorporé con dolores por todas partes de mi cuerpo y miré hacía la dirección en la que momentos antes me había parecido ver como volaban mi compañero y aquella que hubiera sido su verdugo. Pude distinguir aquella figura varonil de rodillas y casi inconsciente, pero parecia estar tan lejos...dijo mi nombre.
Algo en mi hizo que a gatas, o arrastrándome como un reptil llegara hasta a él y le abrazara con la poca fuerza que me quedaba. Las lágrimas que recorrían mis mejillas se camuflaban con las gotas de lluvia.
Estábamos vivos. Y yo empezaba a creer en Dios.
-Gracias al cielo...-dije en susurro apenas audible, mi corazón latía frenético, y mi respiración al igual que la de Emhyr era bastante costosa. Sentía como su cuerpo pesaba cada vez más bajo aquel abrazo cariñoso. No iba a soltarle, quería mantenerme así, era lo único que me recordaba que aún estaba con vida.
Pero temía más por él que por mi, el dolor de un golpe al fin y al cabo iba pasando con el paso de los minutos y las horas. Pero ignoraba si su cuerpo podía aguantar en aquella situación las consecuencias de su esfuerzo. Le tumbé, boca arriba rezando para que su respiración se tranquilizara y para que fuera recuperando la conciencia y el control de su cuerpo. Su cuerpo ennegrecido por la ceniza era lo más bello que había observado nunca.Pasé mi mano por su cabello mojado, apartando algunos mechones que caían en su frente. No podía dejar que se durmiera.
-Emhyr...por favor háblame, dime cualquier cosa para saber que estás bien, por favor no te duermas. Vuelve en ti Emhyr, no me dejes sola...- apenas era consciente de las palabras que pronunciaba, estaba horrorizada, dolorida, no sabía no como tenía fuerzas para hablar. No sabía porque lo único que me preocupaba era él. No sabía como aún estábamos vivos.
Las palabras de mi compañero sonaban lejos, pero demasiado claras. Mi manos dejaron de hacer fuerza sobre aquella presa, sentí como mi cuerpo rodaba por tierra mojada. Emhyr y aquel ser pasaron por encima de mi cabeza, envueltos en llamas. Mis fuerzas ya no daban para más, no podía mover ni siquiera un ápice un dedo de mi mano. Escuchaba de lejos los gritos de dolor de aquella mujer que poco a poco se iban consumiendo.
Yo observaba con la vista nublada las estrellas que cubrían el cielo del cementerio, esperando que la muerte viniera a por mi.
Silencio.
Todo parecía haber terminado, la oscuridad se cebó conmigo alejándome del mundo de los vivos. Yo quería luchar contra aquel estado en el que ni mi cuerpo ni me mente dolían, quería atarme de nuevo a aquella dura realidad, sentir el dolor de mi cuerpo. Todo por aquel brujo que una vez más había salvado mi vida. Abrí los ojos sintiendo la lluvia golpear con fuerza en mi cara, me incorporé con dolores por todas partes de mi cuerpo y miré hacía la dirección en la que momentos antes me había parecido ver como volaban mi compañero y aquella que hubiera sido su verdugo. Pude distinguir aquella figura varonil de rodillas y casi inconsciente, pero parecia estar tan lejos...dijo mi nombre.
Algo en mi hizo que a gatas, o arrastrándome como un reptil llegara hasta a él y le abrazara con la poca fuerza que me quedaba. Las lágrimas que recorrían mis mejillas se camuflaban con las gotas de lluvia.
Estábamos vivos. Y yo empezaba a creer en Dios.
-Gracias al cielo...-dije en susurro apenas audible, mi corazón latía frenético, y mi respiración al igual que la de Emhyr era bastante costosa. Sentía como su cuerpo pesaba cada vez más bajo aquel abrazo cariñoso. No iba a soltarle, quería mantenerme así, era lo único que me recordaba que aún estaba con vida.
Pero temía más por él que por mi, el dolor de un golpe al fin y al cabo iba pasando con el paso de los minutos y las horas. Pero ignoraba si su cuerpo podía aguantar en aquella situación las consecuencias de su esfuerzo. Le tumbé, boca arriba rezando para que su respiración se tranquilizara y para que fuera recuperando la conciencia y el control de su cuerpo. Su cuerpo ennegrecido por la ceniza era lo más bello que había observado nunca.Pasé mi mano por su cabello mojado, apartando algunos mechones que caían en su frente. No podía dejar que se durmiera.
-Emhyr...por favor háblame, dime cualquier cosa para saber que estás bien, por favor no te duermas. Vuelve en ti Emhyr, no me dejes sola...- apenas era consciente de las palabras que pronunciaba, estaba horrorizada, dolorida, no sabía no como tenía fuerzas para hablar. No sabía porque lo único que me preocupaba era él. No sabía como aún estábamos vivos.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
- Mensajes : 323
Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Con rostro inclinado, con apenas fuerzas para mantenerse Emhyr continuo arrodillado, sintiendo como el aire no llegaba suficiente a sus pulmones.
Había consumido demasiada energía, él nunca había realizado hechizos con aquella potencia no estaba acostumbrado. Doloroso, sintió un pinchazo en su cabeza, como si pinchasen detrás de sus cuencas. Emhyr se llevo una de sus manos, y la apretó con fuerza en su ojos.
Un calor abrazador, traspaso aquel umbral, y la boca le supo férrea. Tosió con fuerzas, ansiando tomar el aire para respirar, las gotas de lluvia continuaban golpeando su cuerpo aun demasiado cálido, algunas se evaporaban aun otras desaparecían bajo los charcos de agua.
Emhyr sintió como el propio pulso de su corazón golpeaba su cabeza, y como no podía respirar, se ahogaba. Ella le abrazaba con ternura, Emhyr se sintió en parte calmado, era prueba de que ella continuaba con vida.
Un sonido ronco salió de su garganta, no respiraba, se ahogaba. Él dejo su propio peso sobre ella, y sintió como por la nariz sangraba abundantemente.
De repente se vio tumbado boca arriba, sus pulmones se estaba llenando con abundancia, pero su cabeza continuaba matándole por dentro, ahora se arrepentía de haber consumido tanto sus energías de haber llegar hasta ese límite nunca explorado, sintió temor por su propia vida.
Ella le hablaba en lo lejano, su pulmones comenzaba a recibir aire con normalidad. Él exhalo, con ojos fijo a la nada, la oscuridad le invadía, y sus ojos eran ciegos, pero sabía que él estaba allí, dentro de su cuerpo, que sus otros sentidos se reforzaban, mientras recuperaba lentamente las fuerzas.
Intento decirle, algo tranquilizarla, ya que repentino había parado el dolor punzante en sus sienes, aunque el sabor de la sangre no quería marcharse de sus pupilas gustativas. Todo era cuestión de tiempo que su cuerpo volviese a la normalidad, y el proceso era desagradable, no sabía porque pero el camino tortuoso ya lo había pasado durante su momento de ahogo, lo supo en cuento pudo respirar con regularidad.
Como pudo, busco la mano de ella, y cuando la obtuvo intento apretarla, no lo consiguió no tenía fuerzas para aquello. Él brillo en sus ojos volvió, ya no estaban fijos, ahora le miraban a ella mudos intentando decir que no se preocupase que tuviese paciencia.
Había consumido demasiada energía, él nunca había realizado hechizos con aquella potencia no estaba acostumbrado. Doloroso, sintió un pinchazo en su cabeza, como si pinchasen detrás de sus cuencas. Emhyr se llevo una de sus manos, y la apretó con fuerza en su ojos.
Un calor abrazador, traspaso aquel umbral, y la boca le supo férrea. Tosió con fuerzas, ansiando tomar el aire para respirar, las gotas de lluvia continuaban golpeando su cuerpo aun demasiado cálido, algunas se evaporaban aun otras desaparecían bajo los charcos de agua.
Emhyr sintió como el propio pulso de su corazón golpeaba su cabeza, y como no podía respirar, se ahogaba. Ella le abrazaba con ternura, Emhyr se sintió en parte calmado, era prueba de que ella continuaba con vida.
Un sonido ronco salió de su garganta, no respiraba, se ahogaba. Él dejo su propio peso sobre ella, y sintió como por la nariz sangraba abundantemente.
De repente se vio tumbado boca arriba, sus pulmones se estaba llenando con abundancia, pero su cabeza continuaba matándole por dentro, ahora se arrepentía de haber consumido tanto sus energías de haber llegar hasta ese límite nunca explorado, sintió temor por su propia vida.
Ella le hablaba en lo lejano, su pulmones comenzaba a recibir aire con normalidad. Él exhalo, con ojos fijo a la nada, la oscuridad le invadía, y sus ojos eran ciegos, pero sabía que él estaba allí, dentro de su cuerpo, que sus otros sentidos se reforzaban, mientras recuperaba lentamente las fuerzas.
Intento decirle, algo tranquilizarla, ya que repentino había parado el dolor punzante en sus sienes, aunque el sabor de la sangre no quería marcharse de sus pupilas gustativas. Todo era cuestión de tiempo que su cuerpo volviese a la normalidad, y el proceso era desagradable, no sabía porque pero el camino tortuoso ya lo había pasado durante su momento de ahogo, lo supo en cuento pudo respirar con regularidad.
Como pudo, busco la mano de ella, y cuando la obtuvo intento apretarla, no lo consiguió no tenía fuerzas para aquello. Él brillo en sus ojos volvió, ya no estaban fijos, ahora le miraban a ella mudos intentando decir que no se preocupase que tuviese paciencia.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 678
Fecha de inscripción : 31/07/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Pensé, por un momento, que había muerto. Sus ojos habían abandonado toda su luz y a mi me pareció que el mundo comenzaba a girar demasiado deprisa. Deseé estar yo en su lugar. Era la segunda vez que se sacrificaba por salvarme. Si no lloré desconsoladamente fue porque aún tenía aquella necia esperanza de que sus ojos recuperaban todo color. Aquellos segundos en los que esperé se hicieron eternos y me hizo replantearme verdaderamente aquellos anhelos que parecían haberle costado la vida.
En mi interior un sentimiento de rabia y de odio hacia aquello seres casi destruye todo eco de cordura que habitaba en mi. Quise encontrarme con uno de ellos nuevamente cara a cara y matarles poco a poco, arrancarla la piel a tiras y quemando toda su eternidad bajo las llamas del fuego. La ira me cegaba. Apenas era conciente ya de loq ue realemnte le pasaba a Emhyr e incluso llegué a olvidarme de que agonizaba frente a mi.
Una estrella paso fugaz por el cielo. Sentí un calor abrasador en mi mano y descubrí, no con cierta sorpresa y llena de satisfacción que aquel calor me lo proporcionaba su mano desprovista de fuerza. No cabía de dicha en mi misma. apreté aquella mano con fuerza y no pude evitar llorar mientras reía a la vez. Solté su mano y me incliné para besar su frente con fuerza.
Ya había olvidado todo odio que momentos antes me estaba empezando a consumir. Pero si algo tenía claro era que la búsqueda de la vida eterna iba a suponer la perdida de algo muy valioso si todo no salía como queríamos.
-Gracias a Dios que estas, bien, gracias a Dios. La próxima vez no seas tan imprudente...me has preocupado tanto. Pensé que te había perdido. Que necia soy, incluso pensaba seguirte hasta la muerte.-volví a inclinarme para besar su frente.-¿Necesitas algo? ¿Te traigo algo? No te muevas, hasta que no estés seguro de poder sostenerte, ¿Te ayudo? ¿Volvemos dentro? ¡Ay de mi! Si tuviera fuerza y fuese un hombre te llevaría en brazos dentro para que no te mojaras. Pero tu no te muevas,, mire, que no tenga nada roto y acabe Dios por llevárselo con él.
Sabía que poco podía hablar en aquel estado. Pero me bastaba con dibujar una sonrisa en aquellos labios.
En mi interior un sentimiento de rabia y de odio hacia aquello seres casi destruye todo eco de cordura que habitaba en mi. Quise encontrarme con uno de ellos nuevamente cara a cara y matarles poco a poco, arrancarla la piel a tiras y quemando toda su eternidad bajo las llamas del fuego. La ira me cegaba. Apenas era conciente ya de loq ue realemnte le pasaba a Emhyr e incluso llegué a olvidarme de que agonizaba frente a mi.
Una estrella paso fugaz por el cielo. Sentí un calor abrasador en mi mano y descubrí, no con cierta sorpresa y llena de satisfacción que aquel calor me lo proporcionaba su mano desprovista de fuerza. No cabía de dicha en mi misma. apreté aquella mano con fuerza y no pude evitar llorar mientras reía a la vez. Solté su mano y me incliné para besar su frente con fuerza.
Ya había olvidado todo odio que momentos antes me estaba empezando a consumir. Pero si algo tenía claro era que la búsqueda de la vida eterna iba a suponer la perdida de algo muy valioso si todo no salía como queríamos.
-Gracias a Dios que estas, bien, gracias a Dios. La próxima vez no seas tan imprudente...me has preocupado tanto. Pensé que te había perdido. Que necia soy, incluso pensaba seguirte hasta la muerte.-volví a inclinarme para besar su frente.-¿Necesitas algo? ¿Te traigo algo? No te muevas, hasta que no estés seguro de poder sostenerte, ¿Te ayudo? ¿Volvemos dentro? ¡Ay de mi! Si tuviera fuerza y fuese un hombre te llevaría en brazos dentro para que no te mojaras. Pero tu no te muevas,, mire, que no tenga nada roto y acabe Dios por llevárselo con él.
Sabía que poco podía hablar en aquel estado. Pero me bastaba con dibujar una sonrisa en aquellos labios.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
- Mensajes : 323
Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Ella le había devuelto el contacto de su mano, él apenas podía agarrársela.
Sintió la presión en su frente de sus labios al besarle, una sonrisa curvo sus labios serenos, ella estaba allí con vida, no era una ilusión y atrás había quedado aquella visión terrorífica de aquella criatura muerta.
-Dejame aquí un poco más... No me importa la lluvia, me gusta... -Susurro con voz algo ronca.
La lluvia continuaba cayendo, parecía que aquel tiempo era normal en París en aquella época del año. Emhyr a pesar de que le era agradable el deslizarse del agua sobre su cuerpo, mientras la oscuridad de las cenizas se fundían en ríos dejando así su piel pulcra, sintió frío.
Un escalofrío recorrió su piel, sin poder ser disimulado, y luego el leve temblor. Había sido un cambio brusco del abrasador calor del fuego, al frío de la húmeda lluvia.
-No digas tonterías, nadie va a seguir a nadie a ningún lado, y menos la muerte. -Frunciendo el ceño, le echo aquella pequeña regañina. Emhyr estaba débil, pero con las fuerzas suficiente para volver dentro tumbarse donde fuese y yacer solamente, para recobrar fuerzas, yacer en cualquier lado. -Creo que si me haces de apoyo un poco, podemos volver dentro, no quiero que por mí tu tos empeoré.
Si él era así, en vez de pensar si tenía algún hueso roto o en la posibilidad de le que le iba a costar horas de sueño recuperar sus energías forzadas, él pensaba en la salud de ella. Había conocido personas que tener un mero catarro y no cuidárselo, habían empeorado llevándole este a la muerte, y no pensaba arriesgarse a que ella padeciese eso o empeorase de su enfermedad a costa de su propia salud.
Alzándose, aun con la cabeza dándole vueltas, quedo sentado. Su rostro se inclino, y el aire volvía claro a su pulmones revividores, era un alivio. Unos minutos necesitaba que le concediese en aquella posición, debía de ser aquello poco a poco.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 678
Fecha de inscripción : 31/07/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Mis ojos estaban llenos de tristeza por no servirle de demasiada ayuda, pero si servirle de apoyo iba a hacer que entrase dentro y de aquel modo no ponerse él también enfermo, lo haría. Incluso cuando sentía mi propio cuerpo dolorido a causa de los golpes que había recibido.
Me levanté de aquel suelo mojado. los pololos - que ya estaban antes bastantes sucios - ahora habían adoptado el color de tierra . Suspiré mientras observaba con sumo cuidado a Emhyr, se sentó e intentó acostumbrase aquella nueva postura. Pasados unos minutos le invité a que se apoyara en mi para ir dentro del mausoleo.
-Hay que ver, estás hecho una mierda Emhyr, por no hablar del mausoleo. ¿Como vamos a arreglar eso? -negué con la cabeza intentando hacer que de mi mente y de la suya, aquel cuerpo desnudo cubierto de sangre desapareciera. Aun que el miedo que había pasado estaba segura de que jamás podría olvidarlo.
Tosí.
-Venga, deja que te ayude a levantarte, no es bueno estar aquí. - Me puse a su lado, con intención de pasar su brazo por mi hombro y el mio por su cintura y así servirle de punto de apoyo para que al menos pudiera caminar hasta la entrada del mausoleo.
Emhyr pesaba, más de lo que aparentaba. En aquel momento incluso cuando su cuerpo no posaba en mi todo su peso me pareció cargar con un muerto. Pero aquello era lo único que podía hacer. Caminé arrastrando, no sin esfuerzo, a Emhyr hasta el mausoleo. Una vez dentro le senté en el taburete.
-Quédate ahí mientras te preparo un lecho para que descanses lo poco que queda de oscuridad.- fui recolectando todas las mantas que había o allí tiradas, una la puse en el suelo, la otra sobre ésta para que Emhyr pudiera taparse, mi macuto (lleno de ropa en su mayoría)lo dispuse a modo de almohada. Me volví de nuevo hacia el chico.-¿Necesitas algo, prefieres descansar ya? No te preocupes, yo velaré por los dos. Además tengo que buscar la manera para que la puerta no parezca que esté rota.
Me levanté de aquel suelo mojado. los pololos - que ya estaban antes bastantes sucios - ahora habían adoptado el color de tierra . Suspiré mientras observaba con sumo cuidado a Emhyr, se sentó e intentó acostumbrase aquella nueva postura. Pasados unos minutos le invité a que se apoyara en mi para ir dentro del mausoleo.
-Hay que ver, estás hecho una mierda Emhyr, por no hablar del mausoleo. ¿Como vamos a arreglar eso? -negué con la cabeza intentando hacer que de mi mente y de la suya, aquel cuerpo desnudo cubierto de sangre desapareciera. Aun que el miedo que había pasado estaba segura de que jamás podría olvidarlo.
Tosí.
-Venga, deja que te ayude a levantarte, no es bueno estar aquí. - Me puse a su lado, con intención de pasar su brazo por mi hombro y el mio por su cintura y así servirle de punto de apoyo para que al menos pudiera caminar hasta la entrada del mausoleo.
Emhyr pesaba, más de lo que aparentaba. En aquel momento incluso cuando su cuerpo no posaba en mi todo su peso me pareció cargar con un muerto. Pero aquello era lo único que podía hacer. Caminé arrastrando, no sin esfuerzo, a Emhyr hasta el mausoleo. Una vez dentro le senté en el taburete.
-Quédate ahí mientras te preparo un lecho para que descanses lo poco que queda de oscuridad.- fui recolectando todas las mantas que había o allí tiradas, una la puse en el suelo, la otra sobre ésta para que Emhyr pudiera taparse, mi macuto (lleno de ropa en su mayoría)lo dispuse a modo de almohada. Me volví de nuevo hacia el chico.-¿Necesitas algo, prefieres descansar ya? No te preocupes, yo velaré por los dos. Además tengo que buscar la manera para que la puerta no parezca que esté rota.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
- Mensajes : 323
Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Ahí en aquella postura, unos minutos permaneció, luego sintió el ofrecimiento de ella y lo acepto.
-Ya pensaremos en algo, hay más mausoleos en este cementerio, lo difícil es forzarlos a abrirse, ya se me ocurrirá algo.
Un quejido se pronuncio en sus labios, cuando sintió su cuerpo dolorido y pesado al moverse. Como pudo se apoyo en ella, intentando posar el peso mínimo para ahorrarle esfuerzo.
Le pareció eternos y tortuosos los pasos, desde donde se encontraban hasta el mausoleo.
Pesado se sentó sobre el taburete y aun con la cabeza embotada, pero con el ligero mareo marchandose examino la puerta del mausoleo. El agua entraba a causa de la lluvía y toda la piedra estaba resquebrajada.
Luego su visión se volvió hacia donde estaba ella, al igual que él tenía un aspecto algo lamentable, manchada de sangre y tierra mojada.
Emhyr de repente recordó lo bueno que eran los baños en su país, con aquellos baños de agua calientes y rodeados de aquella decoración tran exquisita en los subterráneos. Lo bien que le vendría aquello, y seguro que a ella también, seguro que nunca había visto lugares como aquellos.
Suspiró no sabia porque estaba recordando las comodidades de su vida pasada, la verdad a veces se echaba de menos aquello.
-Debería dormir algo, o al menos debería descansar tumbado.
Sintiendo las piernas como temblaban bajo su peso, Emhyr se levanto costosamente con gesto dolorido, del taburete, luego se desplazo hasta donde estaba ella.
Sentado a su lado, entre aquel lecho que ella le había preparado le miro agradecido, y pasando su mano acariciadora por la espalda de ella, le sonrió con picarezca.
-¿Sabes lo que haría ahora? Me daría un baño de agua caliente contigo. -Dijo medio bromeando, intentando alegrar aquella penosa situación.
Emhyr a pesar del drama, siempre intentaba sacarle lo positivo a la situación, estaba tan acostumbrado a aquello, ya que su vida era un drama en sí, que si no se tomase las cosas con humor, él pensaba que no seguiría con vida.
-Ya pensaremos en algo, hay más mausoleos en este cementerio, lo difícil es forzarlos a abrirse, ya se me ocurrirá algo.
Un quejido se pronuncio en sus labios, cuando sintió su cuerpo dolorido y pesado al moverse. Como pudo se apoyo en ella, intentando posar el peso mínimo para ahorrarle esfuerzo.
Le pareció eternos y tortuosos los pasos, desde donde se encontraban hasta el mausoleo.
Pesado se sentó sobre el taburete y aun con la cabeza embotada, pero con el ligero mareo marchandose examino la puerta del mausoleo. El agua entraba a causa de la lluvía y toda la piedra estaba resquebrajada.
Luego su visión se volvió hacia donde estaba ella, al igual que él tenía un aspecto algo lamentable, manchada de sangre y tierra mojada.
Emhyr de repente recordó lo bueno que eran los baños en su país, con aquellos baños de agua calientes y rodeados de aquella decoración tran exquisita en los subterráneos. Lo bien que le vendría aquello, y seguro que a ella también, seguro que nunca había visto lugares como aquellos.
Suspiró no sabia porque estaba recordando las comodidades de su vida pasada, la verdad a veces se echaba de menos aquello.
-Debería dormir algo, o al menos debería descansar tumbado.
Sintiendo las piernas como temblaban bajo su peso, Emhyr se levanto costosamente con gesto dolorido, del taburete, luego se desplazo hasta donde estaba ella.
Sentado a su lado, entre aquel lecho que ella le había preparado le miro agradecido, y pasando su mano acariciadora por la espalda de ella, le sonrió con picarezca.
-¿Sabes lo que haría ahora? Me daría un baño de agua caliente contigo. -Dijo medio bromeando, intentando alegrar aquella penosa situación.
Emhyr a pesar del drama, siempre intentaba sacarle lo positivo a la situación, estaba tan acostumbrado a aquello, ya que su vida era un drama en sí, que si no se tomase las cosas con humor, él pensaba que no seguiría con vida.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 678
Fecha de inscripción : 31/07/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Era inevitable hacer que ese chico se estuviera quieto. Incluso mi mirada inquisidora no había bastando para que él se levantara del taburete sin ayuda y se sentara en aquel lecho improvisado que había construido. Dolorida yo también me senté a su lado y escuché sus palabras que parecían forzadas a ser dichas con una sonrisa en los labios.
Me sonrojé ante aquello que le gustaría hacer en aquel momento. Evité su mirada y fijé la mía en la hoya que estaba todavía en el centro del mausoleo. ante sus palabras mi rostro contrajo una mueca de sonrojo. No me acostumbraría nunca a aquella picardía en los hombres.
-Y yo, Emhyr, lo único que deseo con todo mi corazón es que descanses y que te recuperes lo antes posible. De modo que..¿Te parece bien si te tumbas e intentas descansar? Creo que hablar es un gasto de energía inecesario por tu pare ahora mismo.-a mi me apetecía un baño y mucho más con emhyr, aún así no lo expresé abiertamente.-Lo que a pasado esta noche...Lo siento, quizás si yo no hubiera estado aquí tu no hubieras acabado de esta manera.
miré por un isntante a Emhyr, estaba verdaderamente destrozado, su rostro mosstraba una preocupación infinita, y también dolor. Veía en sus ojos reflejado el dolor que sentía en ese momento. a mi se me encogió el corazón. Solo era un estorbo para él. pero si algo me había caracterizado a mi desde siempre era aquel egoismo incontrolable que me obligaba a hacer aquello que yo quería hacer, en este caso estar a su lado. apoyé mi mano en su mejilla derecha siendo bajo mi palma el calor de su cuerpo.
-Deberías descansar, yo haré guardia, no te preocupes, creo que me hago a la idea de los peligros a los que nos vamos a enfrentar.
Me sonrojé ante aquello que le gustaría hacer en aquel momento. Evité su mirada y fijé la mía en la hoya que estaba todavía en el centro del mausoleo. ante sus palabras mi rostro contrajo una mueca de sonrojo. No me acostumbraría nunca a aquella picardía en los hombres.
-Y yo, Emhyr, lo único que deseo con todo mi corazón es que descanses y que te recuperes lo antes posible. De modo que..¿Te parece bien si te tumbas e intentas descansar? Creo que hablar es un gasto de energía inecesario por tu pare ahora mismo.-a mi me apetecía un baño y mucho más con emhyr, aún así no lo expresé abiertamente.-Lo que a pasado esta noche...Lo siento, quizás si yo no hubiera estado aquí tu no hubieras acabado de esta manera.
miré por un isntante a Emhyr, estaba verdaderamente destrozado, su rostro mosstraba una preocupación infinita, y también dolor. Veía en sus ojos reflejado el dolor que sentía en ese momento. a mi se me encogió el corazón. Solo era un estorbo para él. pero si algo me había caracterizado a mi desde siempre era aquel egoismo incontrolable que me obligaba a hacer aquello que yo quería hacer, en este caso estar a su lado. apoyé mi mano en su mejilla derecha siendo bajo mi palma el calor de su cuerpo.
-Deberías descansar, yo haré guardia, no te preocupes, creo que me hago a la idea de los peligros a los que nos vamos a enfrentar.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
- Mensajes : 323
Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Emhyr continuaba sonriendo, luego tosió levemente, y su gesto se suavizo y aquella sonrisa se esfumo, al sentir sus pulmones doloridos pero era normal después de exceder sus capacidades como brujo. El malestar de después lo había vivido ya en otra ocasión, aunque no de un modo tan intenso.
Él nunca se había considerado sus capacidades como las mejores, había conocido a mejores que algo le había enseñado. Había comenzado a desarrollar su don tardíamente, a pesar de que su madre ya le había advertido de la posesión de él, y él a diferencia la había tomado por una supersticiosa. Era otra época y sus pensamientos estaban centrados en llegar a ser alguien dentro de su ostentoso mundo, quería ser un jenízaro, un soldado, un guardián, no le habría importado llevar una vida en parte célibe y haber abrazado una religión que no reconocía solo por honrar el título de su familia.
Pero las cosas se habían torcido para otro lado, y cuando todo le fue arrebatado, no era lo suficientemente valiente para poder luchar por su posesiones y poder, sino solo le quedaba exiliarse al olvido y la huida constante que le perseguía sin demora.
Se mostraba demasiado cansado, recordar le hacía sentirse aun mas cansado, y aquello le adormecía. El sueño iba a ser un alivio para él, si lo acogía pronto.
Su cuerpo estaba pesado, parecía como si una fuerza bajo su espalda lo atrajera hacia las blandas alfombras y sabanas que ella le había preparado. Como si su cuerpo fuese tan rígido como la piedra. Emhyr solo deseaba yacer, permanecer en aquella postura, perder la conciencia y que cuando despertase fuese un nuevo día, y que ella permaneciendo a su lado, con ese calor y aquel cosquilleo que le hacía sentir.
Unas goteras recorriendo el techo, que observaba, cierto era que el mausoleo había salido mal parado.
-Será lo mejor. -Susurro, mientras uno de sus dedos recorrieron el rostro de ella dibujandolo con delicadeza, él le miro calido. -No pidas disculpas, creo que no llegas a estar tú aquí y tal vez, la cosa hubiese sido de otro modo. Nunca me he enfrentado a vampiros solo, y si lo he echo otra nueva cicatriz aparecía en mi cuerpo, y de nuevo sentía que iba a morir.
De nuevo tosió, y sus ojos que la miraba con aquella calidez, incluso pudo mostrar algo de ternura hacia ella, se cerraron ya que el manto de Morfeo estaba dispuesto a robarle de aquella visión de ella, guardando sus sueños.
Él nunca se había considerado sus capacidades como las mejores, había conocido a mejores que algo le había enseñado. Había comenzado a desarrollar su don tardíamente, a pesar de que su madre ya le había advertido de la posesión de él, y él a diferencia la había tomado por una supersticiosa. Era otra época y sus pensamientos estaban centrados en llegar a ser alguien dentro de su ostentoso mundo, quería ser un jenízaro, un soldado, un guardián, no le habría importado llevar una vida en parte célibe y haber abrazado una religión que no reconocía solo por honrar el título de su familia.
Pero las cosas se habían torcido para otro lado, y cuando todo le fue arrebatado, no era lo suficientemente valiente para poder luchar por su posesiones y poder, sino solo le quedaba exiliarse al olvido y la huida constante que le perseguía sin demora.
Se mostraba demasiado cansado, recordar le hacía sentirse aun mas cansado, y aquello le adormecía. El sueño iba a ser un alivio para él, si lo acogía pronto.
Su cuerpo estaba pesado, parecía como si una fuerza bajo su espalda lo atrajera hacia las blandas alfombras y sabanas que ella le había preparado. Como si su cuerpo fuese tan rígido como la piedra. Emhyr solo deseaba yacer, permanecer en aquella postura, perder la conciencia y que cuando despertase fuese un nuevo día, y que ella permaneciendo a su lado, con ese calor y aquel cosquilleo que le hacía sentir.
Unas goteras recorriendo el techo, que observaba, cierto era que el mausoleo había salido mal parado.
-Será lo mejor. -Susurro, mientras uno de sus dedos recorrieron el rostro de ella dibujandolo con delicadeza, él le miro calido. -No pidas disculpas, creo que no llegas a estar tú aquí y tal vez, la cosa hubiese sido de otro modo. Nunca me he enfrentado a vampiros solo, y si lo he echo otra nueva cicatriz aparecía en mi cuerpo, y de nuevo sentía que iba a morir.
De nuevo tosió, y sus ojos que la miraba con aquella calidez, incluso pudo mostrar algo de ternura hacia ella, se cerraron ya que el manto de Morfeo estaba dispuesto a robarle de aquella visión de ella, guardando sus sueños.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 678
Fecha de inscripción : 31/07/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
Sus palabras hicieron que un escalofrío causado por el pánico recorriera mi cuerpo. De modo que aquellas cicatrices, tal y como yo me temía, no había sido cosa de un animal salvaje, aun que visto de otro modo, aquellas criaturas de la noche solo eran eso: animales salvajes.
Sus ojos se cerraron, dejándome sola en aquel destruido mausoleo. Emhyr necesitaba descansar, yo lo sabía, aún así el temor a que otro depredador interrumpiera en lo que quedaba de noche no me dejaba descansar. Le acomodé en aquel lecho improvisado, su rostro reflejaba cansancio, pero al mismo tiempo me daba la sensación de ver en el un sentimiento de satisfacción , seguramente por haber sobrevivido un día más.
Le envidié, por la fuerza y la entereza que había demostrado y sobretodo, porque en aquel momento podía descansar y seguramente olvidaría (aun que fuera por poco tiempo) lo que había ocurrido. Yo no podía.
Me aparté de él y comencé a recoger todo lo que había en el mausoleo, el desastre que se había formado era descomunal y yo aun siendo pobre me gustaba que todo estuviera pulcro y ordenado. Pasado un tiempo mis ojos también comenzaron a cerrarse por el peso de mis parpados. Bostecé presa ya de un sueño irreversible. Quise fabricar -como había hecho momentos atrás- un lecho para mi, pero entre otras cosas no disponía de medios. De modo que me tumbé dándole la espalda a Emhyr compartiendo sus mantas. Ignoraba si al despertar se enfadaría o no, pero ya que él se tomó la libertad de invitarme a mi propio lecho cuando estuvimos en la pensión, esta vez me tomé yo aquella libertad.
-Buenas ..noches...-dije bostezando, sintiendo como ya el sueño se apoderaba de mi.
Sus ojos se cerraron, dejándome sola en aquel destruido mausoleo. Emhyr necesitaba descansar, yo lo sabía, aún así el temor a que otro depredador interrumpiera en lo que quedaba de noche no me dejaba descansar. Le acomodé en aquel lecho improvisado, su rostro reflejaba cansancio, pero al mismo tiempo me daba la sensación de ver en el un sentimiento de satisfacción , seguramente por haber sobrevivido un día más.
Le envidié, por la fuerza y la entereza que había demostrado y sobretodo, porque en aquel momento podía descansar y seguramente olvidaría (aun que fuera por poco tiempo) lo que había ocurrido. Yo no podía.
Me aparté de él y comencé a recoger todo lo que había en el mausoleo, el desastre que se había formado era descomunal y yo aun siendo pobre me gustaba que todo estuviera pulcro y ordenado. Pasado un tiempo mis ojos también comenzaron a cerrarse por el peso de mis parpados. Bostecé presa ya de un sueño irreversible. Quise fabricar -como había hecho momentos atrás- un lecho para mi, pero entre otras cosas no disponía de medios. De modo que me tumbé dándole la espalda a Emhyr compartiendo sus mantas. Ignoraba si al despertar se enfadaría o no, pero ya que él se tomó la libertad de invitarme a mi propio lecho cuando estuvimos en la pensión, esta vez me tomé yo aquella libertad.
-Buenas ..noches...-dije bostezando, sintiendo como ya el sueño se apoderaba de mi.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
- Mensajes : 323
Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Reflexiones de una ladrona.[Rervado]
En la oscuridad del abismo se dejo caer en cuanto el sueño invadió su mente. Un balanceo creaba la paz, hasta que la luz desveló el contenido del sueño.
Emhyr caminaba por suelos marmoreos, y salas antiguas pero que conservaba su lustrosa magestuasidad. Las paredes con pequeños mosaicos decorados, se llenaban del material más rico donde el color dorado era el predominante en aquel palacio bizantino. Emhyr recordaba aquel palacio que había sido de Constantino, recordaba como en su infancia se perdía entre los laberinticos pasillos que aun quedaban con vida.
Fueron los aullidos de los lobos los que robaron la paz de su pequeño paseo por el recuerdo, ellos le perseguía en su cazaría pero Emhyr tenía confianza conocía mejor el lugar que aquellas criaturas nocturnas. Recorriendo a toda prisa las estancias seguido por aquel aullido, Emhyr se paro en seco. Allí estaba ella, con aquellos cabellos rojos, rodeado del lujoso dorado, un ángel de cabellos ígneos; Emhyr le miro temeroso, ya que los lobos se acercaban y ella seguía parada con una cálida sonrisa, despreocupada por lo que se avecinaba.
Emhyr abrió su boca para advertirla del peligro, pero ninguna palabra salió de su boca, estaba mudo ¿qué le pasaba?
El sonido de aquellos cánidos era próximo, y él allí permanecía mudo con las piernas paralizadas sin poder hacer nada, ya que ni los gestos la advertían del peligro, ella solo le miraba con aquella sonrisa.
Sus piernas fallaban.
"Bruja, bruja..."
Aquellas palabras se mezclaban susurrantes entre los aullidos, sus voces eran acusadoras, lugubres...
"Bruja, bruja..."
Los lobos se silenciaron, y alcanzaron la sala dorada en la que ambos se encontraban, de largo pasaron al lado de él, sin apenas notar su presencia y cuando sus peligrosas fauces fueron a tocar la delicada piel de ella, los animales cambiaron su pelaje oscuro por el fuego, el fuego que acariciaba danzante el cuerpo de ella que permencía como una hermosa efígie con vida, así las lenguas ígneas se mezclaron con el color de su cabello, y a pesar de que este destacará en la dorada sala nunca llegaban a consumirla.
Su dulce sonrisa cambio, y el color de sus ojos claros se torno en el escarlata.
"Maldito"
Fueron las últimas palabras que Emhyr escucharía de una voz extraña, antes de despertar de la pesadilla.
Los rayos del sol estaban penetrando el mausoleo resquebrajado, tenía pinta de estar bien entrada la mañana. Emhyr se pregunto cuánto había dormido, pero supuso que lo suficiente porque se sentía con más fuerzas que nunca, a pesar de la ajetreada noche.
A su lado pudo apreciar como Nimue, dormía con calma, debía de estar cansada y haber dormido poco por velar por él. Emhyr sonrió tranquilo, y deseo besar su piel pero no se atrevió, por no perturbar su sueño.
Aun se preguntaba como aquella chica, mucho mas joven que él, tan sencilla, pero con aquella pizca que la convertía en única, era capaz de hacerle sentir aquellas extrañas sensaciones. Hacía que su egoísmo se apartase y solo sus pensamientos se centrasen en ella. Era extraño, era como un hechizo, pero no era forzado sino algo bien recibido.
Cuidadoso se levanto del lecho, buscando alguna de sus camisas que suponía haberse secado de la lluvía. Por un instante se vió sorprendido ante el orden del mausoleo, supuso que ella había sido.
Tomando fuerzas suficientes y como pudo reparo el mausole con algunos hechizos básicos para dejarlo tal y como estaba, no era cuestion del que el enterrador encontrase su pequeño refugió.
Emhyr, se iba a disponer a marcharse, dos citas pendientes le esperaba en algun lugar de París, pero para no crear el desconcierto de ella escribió una leve nota. La nota mostraba una letra impecable, típico de una persona que había aprendido caligrafía y otros conocimientos:
"Escribo esto como un hasta luego y no un adiós, lo nombro en primer lugar para que no creas que me he marchado para no volver, ya que si lo deseas podremos volvernos a ver a la caída de la tarde de nuevo aquí.
Como puedes observar el mausoleo esta reparado, pero a pesar de ello, deseo que cambiemos de lugar, ya que lo considero peligroso para ambos. Te dejo todo el dinero que poseo, aunque parte es tuyo, para que puedas llevar bien el día, yo no tengo necesidad de él, apenas tome unas monedas.
Y Nimue, por último quiero decirte que a pesar de que somos extraños el uno del otro, tengo la sensación de poderte haber conocido en otra vida, porque es extraño las sensaciones que puedes crear en mí, algo totalmente nuevo y no sabría como describirtelo. Te agradezco que hayas entrado en mi vida, porque has terminado con el hastío de mi soledad y..."
Demasiada confianza hacia ella estba sintiendo para poder expresar aquello en el papel. La nota quedo interrumpida, Emhyr era un gran orador para sus pequeños espectaculos, pero a la hora de la verdad se le hacía difícil expresarse hacia los demás, y sobre todo abrir su mundo para otros. Dejando al aire ese "y", este termino por tacharlo dejando un punto y final tras "soledad".
Así de nuevo se sentó junto a ella dejandole la nota y el dinero lo mas cerca posible.
Una última mirada, y sus dedos se deslizaron cuidados por los cabellos de ella con cuidado de no despertarla, una sonrisa se dibujo en sus labios, y de neuvo levantandose y tomando su abrigo desapareció de aquel cementerio.
Emhyr caminaba por suelos marmoreos, y salas antiguas pero que conservaba su lustrosa magestuasidad. Las paredes con pequeños mosaicos decorados, se llenaban del material más rico donde el color dorado era el predominante en aquel palacio bizantino. Emhyr recordaba aquel palacio que había sido de Constantino, recordaba como en su infancia se perdía entre los laberinticos pasillos que aun quedaban con vida.
Fueron los aullidos de los lobos los que robaron la paz de su pequeño paseo por el recuerdo, ellos le perseguía en su cazaría pero Emhyr tenía confianza conocía mejor el lugar que aquellas criaturas nocturnas. Recorriendo a toda prisa las estancias seguido por aquel aullido, Emhyr se paro en seco. Allí estaba ella, con aquellos cabellos rojos, rodeado del lujoso dorado, un ángel de cabellos ígneos; Emhyr le miro temeroso, ya que los lobos se acercaban y ella seguía parada con una cálida sonrisa, despreocupada por lo que se avecinaba.
Emhyr abrió su boca para advertirla del peligro, pero ninguna palabra salió de su boca, estaba mudo ¿qué le pasaba?
El sonido de aquellos cánidos era próximo, y él allí permanecía mudo con las piernas paralizadas sin poder hacer nada, ya que ni los gestos la advertían del peligro, ella solo le miraba con aquella sonrisa.
Sus piernas fallaban.
"Bruja, bruja..."
Aquellas palabras se mezclaban susurrantes entre los aullidos, sus voces eran acusadoras, lugubres...
"Bruja, bruja..."
Los lobos se silenciaron, y alcanzaron la sala dorada en la que ambos se encontraban, de largo pasaron al lado de él, sin apenas notar su presencia y cuando sus peligrosas fauces fueron a tocar la delicada piel de ella, los animales cambiaron su pelaje oscuro por el fuego, el fuego que acariciaba danzante el cuerpo de ella que permencía como una hermosa efígie con vida, así las lenguas ígneas se mezclaron con el color de su cabello, y a pesar de que este destacará en la dorada sala nunca llegaban a consumirla.
Su dulce sonrisa cambio, y el color de sus ojos claros se torno en el escarlata.
"Maldito"
Fueron las últimas palabras que Emhyr escucharía de una voz extraña, antes de despertar de la pesadilla.
Los rayos del sol estaban penetrando el mausoleo resquebrajado, tenía pinta de estar bien entrada la mañana. Emhyr se pregunto cuánto había dormido, pero supuso que lo suficiente porque se sentía con más fuerzas que nunca, a pesar de la ajetreada noche.
A su lado pudo apreciar como Nimue, dormía con calma, debía de estar cansada y haber dormido poco por velar por él. Emhyr sonrió tranquilo, y deseo besar su piel pero no se atrevió, por no perturbar su sueño.
Aun se preguntaba como aquella chica, mucho mas joven que él, tan sencilla, pero con aquella pizca que la convertía en única, era capaz de hacerle sentir aquellas extrañas sensaciones. Hacía que su egoísmo se apartase y solo sus pensamientos se centrasen en ella. Era extraño, era como un hechizo, pero no era forzado sino algo bien recibido.
Cuidadoso se levanto del lecho, buscando alguna de sus camisas que suponía haberse secado de la lluvía. Por un instante se vió sorprendido ante el orden del mausoleo, supuso que ella había sido.
Tomando fuerzas suficientes y como pudo reparo el mausole con algunos hechizos básicos para dejarlo tal y como estaba, no era cuestion del que el enterrador encontrase su pequeño refugió.
Emhyr, se iba a disponer a marcharse, dos citas pendientes le esperaba en algun lugar de París, pero para no crear el desconcierto de ella escribió una leve nota. La nota mostraba una letra impecable, típico de una persona que había aprendido caligrafía y otros conocimientos:
"Escribo esto como un hasta luego y no un adiós, lo nombro en primer lugar para que no creas que me he marchado para no volver, ya que si lo deseas podremos volvernos a ver a la caída de la tarde de nuevo aquí.
Como puedes observar el mausoleo esta reparado, pero a pesar de ello, deseo que cambiemos de lugar, ya que lo considero peligroso para ambos. Te dejo todo el dinero que poseo, aunque parte es tuyo, para que puedas llevar bien el día, yo no tengo necesidad de él, apenas tome unas monedas.
Y Nimue, por último quiero decirte que a pesar de que somos extraños el uno del otro, tengo la sensación de poderte haber conocido en otra vida, porque es extraño las sensaciones que puedes crear en mí, algo totalmente nuevo y no sabría como describirtelo. Te agradezco que hayas entrado en mi vida, porque has terminado con el hastío de mi soledad y..."
Demasiada confianza hacia ella estba sintiendo para poder expresar aquello en el papel. La nota quedo interrumpida, Emhyr era un gran orador para sus pequeños espectaculos, pero a la hora de la verdad se le hacía difícil expresarse hacia los demás, y sobre todo abrir su mundo para otros. Dejando al aire ese "y", este termino por tacharlo dejando un punto y final tras "soledad".
Así de nuevo se sentó junto a ella dejandole la nota y el dinero lo mas cerca posible.
Una última mirada, y sus dedos se deslizaron cuidados por los cabellos de ella con cuidado de no despertarla, una sonrisa se dibujo en sus labios, y de neuvo levantandose y tomando su abrigo desapareció de aquel cementerio.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 678
Fecha de inscripción : 31/07/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Página 3 de 3. • 1, 2, 3
Temas similares
» Sibel la ladrona
» Una ladrona sin memoria
» Ladrona de los Callejones - Relaciones-
» Ladrona por un bien mayor (priv)
» < ¡Malnacida ladrona! > {Kolmann Gunther}
» Una ladrona sin memoria
» Ladrona de los Callejones - Relaciones-
» Ladrona por un bien mayor (priv)
» < ¡Malnacida ladrona! > {Kolmann Gunther}
Página 3 de 3.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour