AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
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Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
Recuerdo del primer mensaje :
Pasaban las 7 de la noche cuando Soren arribó al museo, la noche estaba clara, iluminada por la blanquecina luz plateada de la luna, era un viernes agitado, las parejas recorrían las calles charlando animadamente y los restaurantes se encontraban a tope. A Soren le gustaba caminar por las calles y observar a los humanos que disfrutaban del presente despreocupadamente, le gustaba recordar esa chispa de vida que él había perdido hacía tanto.
Aún no había recuperado su trabajo como profesor de historia del arte en la Universidad, pues en días anteriores había buscado hablar con el director pero este se encontraba fuera de Paris en un viaje y no llegaría hasta la próxima semana. Mientras tanto Soren decidió que podría aventurarse al museo para conocer las nuevas promesas del arte. Esa noche estaban exibiendo las pinturas de una tal Charleen Rumsfeld, no reconocía el nombre, pero a él le gustaba descubrir nuevos aritstas, era bueno mantenerse actualizado especialmente si se dedicaba a la docencia.
El museo estaba bastante concurrido esa noche pues se trataba de la apertura de la galería de la señora Rumsfeld, habían colocado un aviso en la entrada con el nombre de ella y las fechas en las que estaría la exposición y habían adornado el salón principal con cintas azul claro. Soren iba vestido con un abrigo viejo que tenía desde hacía casi 10 años, con sombrero de copa y corbatín rojo oscuro, no lucía como una persona de la clase alta y tampoco daba la impresión de ser un respetado profesor, pero eso a Soren no le importaba, guardar apariencias era lo último que pasaba por su cabeza en esos momentos.
Se dirigió hacía las pinturas que estaban exibidas en la gran sala y comenzó por la derecha con una que mostraba un vasto paisaje nocturno.
- La técnica es buena - Murmuró para si mismo observando las pinceladas en óleo.
Pasaban las 7 de la noche cuando Soren arribó al museo, la noche estaba clara, iluminada por la blanquecina luz plateada de la luna, era un viernes agitado, las parejas recorrían las calles charlando animadamente y los restaurantes se encontraban a tope. A Soren le gustaba caminar por las calles y observar a los humanos que disfrutaban del presente despreocupadamente, le gustaba recordar esa chispa de vida que él había perdido hacía tanto.
Aún no había recuperado su trabajo como profesor de historia del arte en la Universidad, pues en días anteriores había buscado hablar con el director pero este se encontraba fuera de Paris en un viaje y no llegaría hasta la próxima semana. Mientras tanto Soren decidió que podría aventurarse al museo para conocer las nuevas promesas del arte. Esa noche estaban exibiendo las pinturas de una tal Charleen Rumsfeld, no reconocía el nombre, pero a él le gustaba descubrir nuevos aritstas, era bueno mantenerse actualizado especialmente si se dedicaba a la docencia.
El museo estaba bastante concurrido esa noche pues se trataba de la apertura de la galería de la señora Rumsfeld, habían colocado un aviso en la entrada con el nombre de ella y las fechas en las que estaría la exposición y habían adornado el salón principal con cintas azul claro. Soren iba vestido con un abrigo viejo que tenía desde hacía casi 10 años, con sombrero de copa y corbatín rojo oscuro, no lucía como una persona de la clase alta y tampoco daba la impresión de ser un respetado profesor, pero eso a Soren no le importaba, guardar apariencias era lo último que pasaba por su cabeza en esos momentos.
Se dirigió hacía las pinturas que estaban exibidas en la gran sala y comenzó por la derecha con una que mostraba un vasto paisaje nocturno.
- La técnica es buena - Murmuró para si mismo observando las pinceladas en óleo.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
Escuchó la explicación de Charleen y pareció comprender la frustración que sentía, para ser franco los periodistas si habían mostrado más interés en la historia de su familia y los negocios, más allá que sus obras y entendía que como artista, ella quisiera que la gente la viera a través de lo que pintaba y no como la hija de algún importante hombre de negocios.
- Bueno, eso no lo puedo negar - Dijo con expresión avergonzada, una verguenza que no sentía por ella, sino por la sociedad en general - La gente no toma en serio a las mujeres, especialmente si se dedican a oficios tradicionalmente masculinos, podría mentirte para hacerte sentir mejor... pero la verdad es que así es como funciona este mundo - Se alzó de hombros, no quería ser tan directo, pero le pareció que era mejor que ella se diera cuenta de como eran las cosas para que estuviera mejor preparada para una próxima exibición.
Lo siguiente lo hizo sonrojar levemente, carraspeó y se acomodó las gafas desviándo la mirada hacía otro lado.
- Err... bueno, si, se me pasó el tiempo - Murmuró torpemente, no era bueno ocultando sus intenciones - En realidad... no quería perderme la entrevista... y viendo el resultado de esta... creo que mejor te entrevisto yo personalmente y me dije, a lo mejor puedo hacer mis propias preguntas si la espero y... ¿la invito a un café? - Su mirada era inocente aunque quizás habían intenciones ocultas trás de ella.
- Bueno, eso no lo puedo negar - Dijo con expresión avergonzada, una verguenza que no sentía por ella, sino por la sociedad en general - La gente no toma en serio a las mujeres, especialmente si se dedican a oficios tradicionalmente masculinos, podría mentirte para hacerte sentir mejor... pero la verdad es que así es como funciona este mundo - Se alzó de hombros, no quería ser tan directo, pero le pareció que era mejor que ella se diera cuenta de como eran las cosas para que estuviera mejor preparada para una próxima exibición.
Lo siguiente lo hizo sonrojar levemente, carraspeó y se acomodó las gafas desviándo la mirada hacía otro lado.
- Err... bueno, si, se me pasó el tiempo - Murmuró torpemente, no era bueno ocultando sus intenciones - En realidad... no quería perderme la entrevista... y viendo el resultado de esta... creo que mejor te entrevisto yo personalmente y me dije, a lo mejor puedo hacer mis propias preguntas si la espero y... ¿la invito a un café? - Su mirada era inocente aunque quizás habían intenciones ocultas trás de ella.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
Lo escuchó con atención, era un hecho que en aquella época la señalaban, y que muchos intentarían hacerla caer, intentarían robarle lo que con tanto esfuerzo protegía, no por la fortuna, no por los negocios, si no por lo que implicaba, sobresalir en una sociedad fundada por y para hombres, proteger los recuerdos y lo que fue la gran alegría de su padre ―Claro, se me olvida que nadie puede ser mejor en cosas de hombres, que los propios hombres - agitó la mano ―No me lo tomes a mal, no los encasillo a todos - le sonrió nuevamente.
No se dio cuenta de que tan directa había sido hasta que vio el leve rubor en las mejillas ajenas y eso la hizo sonreír ―Me encantaría - dijo con calma, salir y despejarse le vendría bien, tener su mente ocupada en alguna otra situación que la hiciera olvidar el coraje que acababa de vivir. Las personas podrían ver a un joven despistado, inexperto, tímido y desgarbado, pero Charleen veía a un hombre que sabía mas de lo que dejaba ver, un conocedor, y juraría, por la manera en la que hablaba, que el conocía mas del mundo que cualquier otra persona que ha pasado su vida viajando y conociendo, alguien casi como Ren pero en un sentido diferente; se puso de pie y extendió su mano para alcanzar uno de los brazos de Soren ―¿Alguna sugerencia? - le apetecía la idea de platicar de cualquier cosa, de que él hiciera preguntas o que las respondiera, solo quería salir de allí.
No se dio cuenta de que tan directa había sido hasta que vio el leve rubor en las mejillas ajenas y eso la hizo sonreír ―Me encantaría - dijo con calma, salir y despejarse le vendría bien, tener su mente ocupada en alguna otra situación que la hiciera olvidar el coraje que acababa de vivir. Las personas podrían ver a un joven despistado, inexperto, tímido y desgarbado, pero Charleen veía a un hombre que sabía mas de lo que dejaba ver, un conocedor, y juraría, por la manera en la que hablaba, que el conocía mas del mundo que cualquier otra persona que ha pasado su vida viajando y conociendo, alguien casi como Ren pero en un sentido diferente; se puso de pie y extendió su mano para alcanzar uno de los brazos de Soren ―¿Alguna sugerencia? - le apetecía la idea de platicar de cualquier cosa, de que él hiciera preguntas o que las respondiera, solo quería salir de allí.
Charleen Rumsfeld- Cambiante Clase Alta
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
Para ser sincero no había pensado en donde iría con ella pues no esperaba que ella aceptara ir con el luego de la exhibición. De alguna forma sus obras le habían cautivado y quería saber más de ellas y por supuesto de los motivos que llevaban a Charleen a pintarlas, cuando ella le tomó del brazo se sintió incómodo y atontado, él no era muy dado a tocar a la gente por lo que siempre usaba guantes (sin importar la estación) para evitar algún contacto accidental con su piel, sin embargo intentó disimular pues no quería que ella malinterpretara su expresión.
- La verdad no lo se... ejem - Carraspeó mientras caminaban hacía la salida, la gente podría pensar que eran pareja si la veían así tomada del brazo de él, aún quedaban reporteros en el lugar y Soren notó que uno se fijaba en ellos y comenzaba a escribir rápidamente en una libreta. El vampiro la soltó y se rascó la cabeza con la mano - No quiero que la gente piense lo que no es - Murmuró indicándole con la mirada, para que se girara y viera al reportero que seguía observándolos en la distancia.
Se le ocurrió entonces que podían bajar caminando por la calle donde estaba el museo y pasar por la biblioteca, habían restaurantes y seguro algún café en esa área.
- Podemos buscar algún sitio si bajamos por la calle principal - Comentó una vez llegaron a la entrada del museo - Aunque dejo a tu elección si quieres cenar o sólo beber algo - Agregó, eran casi las 10 de la noche y el museo estaba cerrándo de todas formas.
- La verdad no lo se... ejem - Carraspeó mientras caminaban hacía la salida, la gente podría pensar que eran pareja si la veían así tomada del brazo de él, aún quedaban reporteros en el lugar y Soren notó que uno se fijaba en ellos y comenzaba a escribir rápidamente en una libreta. El vampiro la soltó y se rascó la cabeza con la mano - No quiero que la gente piense lo que no es - Murmuró indicándole con la mirada, para que se girara y viera al reportero que seguía observándolos en la distancia.
Se le ocurrió entonces que podían bajar caminando por la calle donde estaba el museo y pasar por la biblioteca, habían restaurantes y seguro algún café en esa área.
- Podemos buscar algún sitio si bajamos por la calle principal - Comentó una vez llegaron a la entrada del museo - Aunque dejo a tu elección si quieres cenar o sólo beber algo - Agregó, eran casi las 10 de la noche y el museo estaba cerrándo de todas formas.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
Pudo sentir como tensaba el brazo del que se había asido, y le hizo notorio el error que había cometido, el hecho de que ella se sintiera cómoda platicando con él no significaba que podía tomarse tantas libertades, ella no era así, simplemente no lo era, pero desde que se reencontró con Reinout... bueno, se sentía mas segura, contenta, confundida, un sin fin de emociones. Negó levemente con la cabeza e hizo una ligera reverencia tomando el borde su vestido y soltándolo con rapidez al escucharle, logrando que aquel movimiento se viera mas como que él le cedía el paso ―Si, lo sé - contestó en voz baja mirando de reojo a aquel reportero al que Soren hacía referencia ―Muy amable monsieur - pronunció en un tono audible pero sin gritarlo y le sonrió, haciendo que el reportero perdiera interés en la situación y se volteara dándoles la espalda.
Ya en la entrada del museo, en la sala que formaba el lobby, Charleen recibió su abrigo de manos de uno de los encargados del lugar quien se despidió de ella respetuosamente; se colocó el abrigó y movió la cabeza afirmando en cuanto escuchó la sugerencia ―Eso suena bien, hay bastantes lugares que aún están abiertos a esta hora - se enfiló hacia la puerta y salió por ella ―Te lo informo una vez que veamos el lugar, depende de que se nos cruce primero - bromeó abrochándose el abrigo una vez fuera.
El aire nocturno parisino era algo a lo que aún no se acostumbraba, no era tan fresco como el de Inglaterra, y estaba lleno de demasiados olores y fragancias, algo que para ella, con su olfato tan sensible, a veces era un dolor de cabeza; los aromas se revolvieron y la hicieron dudar un segundo, pero ignoró aquello y simplemente comenzó a caminar al lado de su acompañante ―Bueno, ahora estoy en desventaja, tú escuchaste una entrevista, buena o mala, sobre mi... y yo sigo sin saber muchas cosas de ti - lo miró expectante, dandole la pauta a que decidiera empezr a hablar o que se arriesgara a las preguntas.
Ya en la entrada del museo, en la sala que formaba el lobby, Charleen recibió su abrigo de manos de uno de los encargados del lugar quien se despidió de ella respetuosamente; se colocó el abrigó y movió la cabeza afirmando en cuanto escuchó la sugerencia ―Eso suena bien, hay bastantes lugares que aún están abiertos a esta hora - se enfiló hacia la puerta y salió por ella ―Te lo informo una vez que veamos el lugar, depende de que se nos cruce primero - bromeó abrochándose el abrigo una vez fuera.
El aire nocturno parisino era algo a lo que aún no se acostumbraba, no era tan fresco como el de Inglaterra, y estaba lleno de demasiados olores y fragancias, algo que para ella, con su olfato tan sensible, a veces era un dolor de cabeza; los aromas se revolvieron y la hicieron dudar un segundo, pero ignoró aquello y simplemente comenzó a caminar al lado de su acompañante ―Bueno, ahora estoy en desventaja, tú escuchaste una entrevista, buena o mala, sobre mi... y yo sigo sin saber muchas cosas de ti - lo miró expectante, dandole la pauta a que decidiera empezr a hablar o que se arriesgara a las preguntas.
Charleen Rumsfeld- Cambiante Clase Alta
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
Salieron a la calle principal frente al museo, muchos de los visitantes se habían dispersado desapareciendo en las entrañas de la ciudad, la calle estaba silenciosa y tenuemente iluminada con uno que otro candelabro que brillaba desde las ventanas de las casas, no era un paisaje alentador para una cita, mucho menos para una dama del estatus de Charleen quien al parecer tenía mucho dinero y que podría ser fácilmente el blanco de algún ladrón callejero que quisiera pasarse de listo.
- Es verdad - Asintió cuando ella dijo que sabía poco de él - Sabes que soy profesor... o que aspiro a volver a serlo si recupero mi trabajo - Comentó mientras descendían por las escalinatas de piedra y se adentraban por una calle más estrecha que tenía algunos establecimientos abiertos - ¿Quieres saber algo en particular? - Le preguntó alzándose de hombros, él nunca había sido un gran conversador como su mentor Erkki, quien parecía tener la palabra apropiada para todo momento.
- ¿Tienes frío? - Preguntó observándo el abrigo que traía y se preguntó si el invierno sería más intenso en Inglaterra. Desde que se había vuelto vampiro hacía más de 200 años, había perdido la noción del clima - Yo crecí en Suecia, el invierno es mucho más severo en mi país - Le explicó como queriendo justificar que no estuviese tan cubierto como ella - Estoy bien acostumbrado al invierno... ¿Que tal es en Inglaterra? -
- Es verdad - Asintió cuando ella dijo que sabía poco de él - Sabes que soy profesor... o que aspiro a volver a serlo si recupero mi trabajo - Comentó mientras descendían por las escalinatas de piedra y se adentraban por una calle más estrecha que tenía algunos establecimientos abiertos - ¿Quieres saber algo en particular? - Le preguntó alzándose de hombros, él nunca había sido un gran conversador como su mentor Erkki, quien parecía tener la palabra apropiada para todo momento.
- ¿Tienes frío? - Preguntó observándo el abrigo que traía y se preguntó si el invierno sería más intenso en Inglaterra. Desde que se había vuelto vampiro hacía más de 200 años, había perdido la noción del clima - Yo crecí en Suecia, el invierno es mucho más severo en mi país - Le explicó como queriendo justificar que no estuviese tan cubierto como ella - Estoy bien acostumbrado al invierno... ¿Que tal es en Inglaterra? -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
―Se que pronto recuperarás tu trabajo - esbozó una sonrisa intentando brindarle palabras de confort, la situación en la que Soren se encontraba era algo completamente ajeno a Charleen, pero no quería verse como una heredera insensible a la cual no le importa lo que sucede a su alrededor o con las personas que conoce, en realidad, ella siempre se preocupaba por la atención y bienestar ajeno.
―Pues, cualquier cosa que quieras compartir conmigo - contesto con tono tranquilo mientras volvía la mirada a los adoquines de la calle por la que caminaban, no quería agobiarlo con preguntas que quizás no quería contestar, así que prefirió dejarle carta abierta y que fuera él quien marcara la pauta sobre los temas a tratar.
Miró al rededor, habían cambiado un poco el rumbo solo para alcanzar una de las calles con mayor numero de personas transitándola a causa de los locales que seguían abiertos ofreciendo su servicio.
Giró el rostro solo para mirar a su interlocutor y negar con la cabeza ―¿Frío? para nada - en realidad, a penas si sentía la cara fresca a causa del viento gélido, Inglaterra tenía inviernos mas crudos ―Suecia ¿eh? - sonrió entrecerrando los ojos ―Entonces para ti, esto debe de ser primavera - rió suavemente ―Un poco mas fría que Francia, pero dudo que tanto como Suecia... y menos sucia - sentenció frunciendo el ceño haciendo alusión a las calles parisinas que llenas de olores, no destacaban por su limpieza ―No se si es por la cantidad de gente que vive aquí - suspiró relajando los hombros, no había mucho que hacer respecto a eso, tendría que acostumbrarse a hacer de Francia su lugar de residencia.
Se detuvo abruptamente mirando la vitrina de uno de los locales, era una cafetería sencilla que si bien no estaba vacía, tampoco tenía el mundo de gente adentro; en la vitrina se expongan algunos bocadillos dulces ―¿Te gusta lo dulce? - le sonrió con una expresión infantil mientras caminaba hacia el interior del lugar. Arreglado de manera rústica, con una chimenea encendida al fondo, el lugar se le antojaba cómodo y hogareño.
―Pues, cualquier cosa que quieras compartir conmigo - contesto con tono tranquilo mientras volvía la mirada a los adoquines de la calle por la que caminaban, no quería agobiarlo con preguntas que quizás no quería contestar, así que prefirió dejarle carta abierta y que fuera él quien marcara la pauta sobre los temas a tratar.
Miró al rededor, habían cambiado un poco el rumbo solo para alcanzar una de las calles con mayor numero de personas transitándola a causa de los locales que seguían abiertos ofreciendo su servicio.
Giró el rostro solo para mirar a su interlocutor y negar con la cabeza ―¿Frío? para nada - en realidad, a penas si sentía la cara fresca a causa del viento gélido, Inglaterra tenía inviernos mas crudos ―Suecia ¿eh? - sonrió entrecerrando los ojos ―Entonces para ti, esto debe de ser primavera - rió suavemente ―Un poco mas fría que Francia, pero dudo que tanto como Suecia... y menos sucia - sentenció frunciendo el ceño haciendo alusión a las calles parisinas que llenas de olores, no destacaban por su limpieza ―No se si es por la cantidad de gente que vive aquí - suspiró relajando los hombros, no había mucho que hacer respecto a eso, tendría que acostumbrarse a hacer de Francia su lugar de residencia.
Se detuvo abruptamente mirando la vitrina de uno de los locales, era una cafetería sencilla que si bien no estaba vacía, tampoco tenía el mundo de gente adentro; en la vitrina se expongan algunos bocadillos dulces ―¿Te gusta lo dulce? - le sonrió con una expresión infantil mientras caminaba hacia el interior del lugar. Arreglado de manera rústica, con una chimenea encendida al fondo, el lugar se le antojaba cómodo y hogareño.
Charleen Rumsfeld- Cambiante Clase Alta
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
Le escuchó hablar y reflexionó sobre el asunto del clima, no sentía aquello como primavera gracias a que viniera de un país Escandinavo, en realidad era debido a su condición de no-muerto, desde que había renacido en el mundo de las sombras, le era imposible sentir el frío de la misma forma en como lo hacían los humanos, pero no podía decirle nada de eso a ella, seguramente le creería loco.
- No tanto como primavera - Comentó con voz tranquila - Al fin y al cabo neva en Francia, pero si es mucho más frío en Suecia, hay días tan oscuros que te cuestionas si es de día o de noche y hay tormentas en las que, nadie puede salir a las calles, ni siquiera dentro de las ciudades - Le explicó.
Observó la vitrina, tenía que aceptar que los bizcochos y las tortas lucían exquisitas, pero era una pena que no pudiera saborear otra cosa que no fuera la sangre, su expresión era nostálgica, ya no recordaba lo que se sentía la crema dulce de una torta deshacerse en la lengua.
- Por supuesto... pero prefiero el café - Comentó entrando en el sitio trás de ella, gracias a la chimenea el lugar tenía un ambiente bastante cálido y los comensales habían dejado sus abrigos a la entrada, se ofreció a tomar el abrigo de Charleen para ponerlo en el perchero con los demás.
Algunas personas en el sitio observaron a la mujer reparándola con expresiones sorprendidas, el sitio no parecía ser recurrido por gente de la alta sociedad, era más bien un sitio modesto para la clase trabajadora. Una mesera de cabello rubio ondulado en bucles que acercó tan pronto como ellos encontraron una mesa vacía cerca a la chimenea.
- Tenemos estofado de ternera como cena - Explicó la mesera reparando las elegantes ropas de Charleen y luego pasando sus ojos a la simple apariencia de Soren - O si sólo desean beber, tenemos café, té y Brandy -
- Creo que tomaremos los bocadillos de la vitrina - Comentó Soren tomando asiento - Y para mi un Capuchino sin azúcar... por cierto ¿De donde es el café? - Le preguntó a la mesera que lo miró arqueando una ceja como si nunca le hubiesen preguntado algo semejante.
- De...de ¿Francia? supongo - Respondió rascándose la cabeza.
- Charleen ¿Deseas cenar? - Preguntó Soren, pues no estaba seguro de que su compañera hubiese comido antes de la exibición.
- No tanto como primavera - Comentó con voz tranquila - Al fin y al cabo neva en Francia, pero si es mucho más frío en Suecia, hay días tan oscuros que te cuestionas si es de día o de noche y hay tormentas en las que, nadie puede salir a las calles, ni siquiera dentro de las ciudades - Le explicó.
Observó la vitrina, tenía que aceptar que los bizcochos y las tortas lucían exquisitas, pero era una pena que no pudiera saborear otra cosa que no fuera la sangre, su expresión era nostálgica, ya no recordaba lo que se sentía la crema dulce de una torta deshacerse en la lengua.
- Por supuesto... pero prefiero el café - Comentó entrando en el sitio trás de ella, gracias a la chimenea el lugar tenía un ambiente bastante cálido y los comensales habían dejado sus abrigos a la entrada, se ofreció a tomar el abrigo de Charleen para ponerlo en el perchero con los demás.
Algunas personas en el sitio observaron a la mujer reparándola con expresiones sorprendidas, el sitio no parecía ser recurrido por gente de la alta sociedad, era más bien un sitio modesto para la clase trabajadora. Una mesera de cabello rubio ondulado en bucles que acercó tan pronto como ellos encontraron una mesa vacía cerca a la chimenea.
- Tenemos estofado de ternera como cena - Explicó la mesera reparando las elegantes ropas de Charleen y luego pasando sus ojos a la simple apariencia de Soren - O si sólo desean beber, tenemos café, té y Brandy -
- Creo que tomaremos los bocadillos de la vitrina - Comentó Soren tomando asiento - Y para mi un Capuchino sin azúcar... por cierto ¿De donde es el café? - Le preguntó a la mesera que lo miró arqueando una ceja como si nunca le hubiesen preguntado algo semejante.
- De...de ¿Francia? supongo - Respondió rascándose la cabeza.
- Charleen ¿Deseas cenar? - Preguntó Soren, pues no estaba seguro de que su compañera hubiese comido antes de la exibición.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
―Bueno, café será - pronunció por encima de su hombro cuando pasó el umbral del local sin reparar mucho en las miradas de los presentes; Charleen no era muy dada a demostrar su estatus social, de hecho, ella iba mas cómoda con ropa sencilla que con los vestidos ampones y zapatillas de tacón un poco mas alto del normal, con la cabellera suelta y sin tanta pedrería, y como estaba tan acostumbrada a vestir con sencillez, las miradas de los consumidores dentro de aquel local la incomodaron un poco.
Le entregó el abrigo en mano a Soren y se encaminó a una mesa vacía, tomando asiento y sonriéndole con amabilidad a la mesera que llegaba a comentarles el -no tan amplio- menú. Esperó a que Soren dejara de hablar para después mirarle con la misma expresión de sorpresa que seguramente habría puesto la mesera de no ser por que la confusión se adueñó de su rostro ―No, gracias - respondió intentando no reír ―Cene antes de ir al museo y en realidad de lo que tengo ganas es de algo dulce- confesó ―Si pudiera traerme unos macarons y un cafe por favor - le pidió a la camarera quien asintió dándoles la espalda para ir a la cocina y formar su orden.
―¿Eres barista? - preguntó ahora interesada mientras se llevaba la mano a la nuca para deshacer el peinado que llevaba y así soltar su cabello ―Jamás he ido a Suecia, pero supongo que ese gusto lo tomaste en otro lado - le sonrió suavemente bajando la mirada hasta la mesa, notando que aún llevaba los guantes puestos ―¿Aún tienes frío? si quieres podemos movernos mas cerca de la chimenea - preguntó con sincera preocupación.
Le entregó el abrigo en mano a Soren y se encaminó a una mesa vacía, tomando asiento y sonriéndole con amabilidad a la mesera que llegaba a comentarles el -no tan amplio- menú. Esperó a que Soren dejara de hablar para después mirarle con la misma expresión de sorpresa que seguramente habría puesto la mesera de no ser por que la confusión se adueñó de su rostro ―No, gracias - respondió intentando no reír ―Cene antes de ir al museo y en realidad de lo que tengo ganas es de algo dulce- confesó ―Si pudiera traerme unos macarons y un cafe por favor - le pidió a la camarera quien asintió dándoles la espalda para ir a la cocina y formar su orden.
―¿Eres barista? - preguntó ahora interesada mientras se llevaba la mano a la nuca para deshacer el peinado que llevaba y así soltar su cabello ―Jamás he ido a Suecia, pero supongo que ese gusto lo tomaste en otro lado - le sonrió suavemente bajando la mirada hasta la mesa, notando que aún llevaba los guantes puestos ―¿Aún tienes frío? si quieres podemos movernos mas cerca de la chimenea - preguntó con sincera preocupación.
Charleen Rumsfeld- Cambiante Clase Alta
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
Se dio cuenta de que había sido algo tonto preguntar si ella deseaba cenar puesto que era bastante tarde, lo obvio era que hubiese cenado antes de ir a la exhibición, pero para alguien como él que llevaba más de 200 años sin tener horarios establecidos para las comidas, le resultaba fácil olvidar la hora correcta para una cena. La mesera se fue a la cocina y les dejó de nuevo solos, gracias a su sentido del oído paranormal, e l vampiro podía escuchar las conversaciones de las personas en las otras mesas. Una mujer estaba criticando la apariencia de Charleen con sus amigas, al parecer les parecía que su actitud era presuntuosa.
Soren no había reparado en la 'actitud' de Charleen, era cierto que sus ropas no eran tan elegantes como las de la burguesía en pleno evento del palacio Royal, pero si se notaba que era de un estátus diferente, su vestido era de tela fina y Soren supuso que lo había escogido especialmente para el evento del museo.
-¿Barista? - Exclamó y el rubor se le subió a las mejillas – Oh... no, por supuesto que no – Agregó acalorado, había hecho la pregunta sobre el café sin pensar y no pretendía parecer erudito delante de ella – Es sólo que... - Se encontró sin palabras para explicar su relación con el café sin revelar su verdadera naturaleza. Y la pregunta sobre el frío le recordó que, a pesar de que podía camuflarse entre los mortales, seguía siendo un lobo en un pelaje de oveja. Los guantes por supuesto no eran para resguardarlo del frío, en realidad no le gustaba tocar la piel cálida de los vivos, así como tampoco que le tocarán a él. Una costumbre que llevaba consigo desde el momento en que había sido convertido.
Justo en ese momento la mujer regreso con los pedidos y dejó los Macarrons y los cafés sobre la mesa, iba a decir algo más cuando un grito llamó la atención de todos los comensales.
-¡ESTO ES UN ASALTO MANOS ARRIBA! -
Soren se giró muy espacio y vio que un hombre vestido de negro y con una improvisada máscara había entrado en el pequeño recinto sosteniendo lo que parecía una rústica arma de fuego. Habían otros dos hombres bloqueándo la puerta para evitar que nadie escapara o llamara a la policía, Soren se preguntó que tan buena idea era entrar a un establecimiento como ese a robar, cuando claramente la clientela no traía muchas joyas o dinero.
- ¡Si hacéis un movimiento rápido os disparo en la cabeza! - Amenazó el hombre y una de las mujeres de la mesa continua soló un gritíco cayó desmallada de la silla.
Soren no había reparado en la 'actitud' de Charleen, era cierto que sus ropas no eran tan elegantes como las de la burguesía en pleno evento del palacio Royal, pero si se notaba que era de un estátus diferente, su vestido era de tela fina y Soren supuso que lo había escogido especialmente para el evento del museo.
-¿Barista? - Exclamó y el rubor se le subió a las mejillas – Oh... no, por supuesto que no – Agregó acalorado, había hecho la pregunta sobre el café sin pensar y no pretendía parecer erudito delante de ella – Es sólo que... - Se encontró sin palabras para explicar su relación con el café sin revelar su verdadera naturaleza. Y la pregunta sobre el frío le recordó que, a pesar de que podía camuflarse entre los mortales, seguía siendo un lobo en un pelaje de oveja. Los guantes por supuesto no eran para resguardarlo del frío, en realidad no le gustaba tocar la piel cálida de los vivos, así como tampoco que le tocarán a él. Una costumbre que llevaba consigo desde el momento en que había sido convertido.
Justo en ese momento la mujer regreso con los pedidos y dejó los Macarrons y los cafés sobre la mesa, iba a decir algo más cuando un grito llamó la atención de todos los comensales.
-¡ESTO ES UN ASALTO MANOS ARRIBA! -
Soren se giró muy espacio y vio que un hombre vestido de negro y con una improvisada máscara había entrado en el pequeño recinto sosteniendo lo que parecía una rústica arma de fuego. Habían otros dos hombres bloqueándo la puerta para evitar que nadie escapara o llamara a la policía, Soren se preguntó que tan buena idea era entrar a un establecimiento como ese a robar, cuando claramente la clientela no traía muchas joyas o dinero.
- ¡Si hacéis un movimiento rápido os disparo en la cabeza! - Amenazó el hombre y una de las mujeres de la mesa continua soló un gritíco cayó desmallada de la silla.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
Pudo notar la confusion, quizás hasta un poco de incomodidad, no por ella, si no por aquellas situaciones que jamás te cuestionas y de pronto alguien rompe tu esquema, le quita el equilibrio a algo que tu considerabas estable; se mordió el labio inferior intentando sofocar la sonrisa.
Charleen no era de ese tipo de burguesía que iba por la vida ostentando, marcando diferencias, minimizando a las personas, no, ella era mas bien lo contrario, le gustaba mezclarse, y es por eso que no reparó un segundo en pensar entrar en ese local o no, el único y pequeño detalle, era que no iba vestida de una manera adecuada, llamaba muchísimo la atención. Cualquier pensamiento se borró de su mente en cuanto la mesera les trajo lo que pidieron, no era momento para preocuparse por eso, era momento de charlar, de disfrutar un poco el final de tan ajetreado día; aunque la vida parecía querer lo contrario.
Se paralizó por un momento, justo cuando estiraba la diestra para tomar uno de los macarons, ahí volvió a cuestionarse el porque de su decisión para entrar a aquel lugar en una zona de Paris que no iba acorde con lo que llevaba puesto, ahí se reprochó el hecho de no ser un poco mas elitista y no por miedo a que le quitaran algo a ella, si no por temor de que por su culpa, los demás comensales salieran heridos.
Mantuvo la calma, con lentitud bajó la mano y alzó la vista para ver la reacción de su compañero, dirigió la mirada a la entrada del local y contó a los asaltantes ―Uno...dos...tres, una sola arma - intentó no ser muy obvia con su insistente mirada, si se transformaba, podría ir directo al del arma, los otros dos no serían tanto problema si... recorrió con la mirada, la mayoría de las personas allí eran mujeres, los hombres que había estaban entrados en años, y los únicos jóvenes era el hijo de la cocinera -que no tendría mas de quince- y Soren que, bueno, su complexión no era la de alguien fornido que puede mantener a raya a dos bravucones, además ¿como iba a transformarse enfrente de todos? se sintió tan impotente, todo eso pasaba en milésimas de segundo, pensaba demasiado rápido bajo situaciones de estrés, solo reaccionó cuando la señora de la mesa contigua se desmayó.
Pensó en levantarse, llamar la atención de aquellos ladrones, pero hacerse a la heroína no saldría bastante bien, aunque era un hecho que aquellos hombres repararían en ellos -específicamente en ella mas rápido de lo que podría esperar.
―¡Vaya! ¿pero que tenemos aquí? - el hombre con el arma se acercó a la mesa donde estaban Soren y Charleen, la cambiante no volteó a verlo, se quedó con expresión serena mirando Soren, ―No digas nada - le suplicó con la mirada; el hombre se acercó aún mas a ella, pegando su nariz a la cabellera suelta que caía por su hombro, Charleen respiró profundo, aquel no era el momento ni el lugar.
Charleen no era de ese tipo de burguesía que iba por la vida ostentando, marcando diferencias, minimizando a las personas, no, ella era mas bien lo contrario, le gustaba mezclarse, y es por eso que no reparó un segundo en pensar entrar en ese local o no, el único y pequeño detalle, era que no iba vestida de una manera adecuada, llamaba muchísimo la atención. Cualquier pensamiento se borró de su mente en cuanto la mesera les trajo lo que pidieron, no era momento para preocuparse por eso, era momento de charlar, de disfrutar un poco el final de tan ajetreado día; aunque la vida parecía querer lo contrario.
Se paralizó por un momento, justo cuando estiraba la diestra para tomar uno de los macarons, ahí volvió a cuestionarse el porque de su decisión para entrar a aquel lugar en una zona de Paris que no iba acorde con lo que llevaba puesto, ahí se reprochó el hecho de no ser un poco mas elitista y no por miedo a que le quitaran algo a ella, si no por temor de que por su culpa, los demás comensales salieran heridos.
Mantuvo la calma, con lentitud bajó la mano y alzó la vista para ver la reacción de su compañero, dirigió la mirada a la entrada del local y contó a los asaltantes ―Uno...dos...tres, una sola arma - intentó no ser muy obvia con su insistente mirada, si se transformaba, podría ir directo al del arma, los otros dos no serían tanto problema si... recorrió con la mirada, la mayoría de las personas allí eran mujeres, los hombres que había estaban entrados en años, y los únicos jóvenes era el hijo de la cocinera -que no tendría mas de quince- y Soren que, bueno, su complexión no era la de alguien fornido que puede mantener a raya a dos bravucones, además ¿como iba a transformarse enfrente de todos? se sintió tan impotente, todo eso pasaba en milésimas de segundo, pensaba demasiado rápido bajo situaciones de estrés, solo reaccionó cuando la señora de la mesa contigua se desmayó.
Pensó en levantarse, llamar la atención de aquellos ladrones, pero hacerse a la heroína no saldría bastante bien, aunque era un hecho que aquellos hombres repararían en ellos -específicamente en ella mas rápido de lo que podría esperar.
―¡Vaya! ¿pero que tenemos aquí? - el hombre con el arma se acercó a la mesa donde estaban Soren y Charleen, la cambiante no volteó a verlo, se quedó con expresión serena mirando Soren, ―No digas nada - le suplicó con la mirada; el hombre se acercó aún mas a ella, pegando su nariz a la cabellera suelta que caía por su hombro, Charleen respiró profundo, aquel no era el momento ni el lugar.
Charleen Rumsfeld- Cambiante Clase Alta
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
En esos momentos Soren no pensaba en una ruta de escape, sino en ¿Porqué demonios los problemas se empeñaban en perseguirlo de esa forma?, la velada estaba saliendo de lo más tranquila y por primera vez en mucho tiempo había podido conversar tranquilamente con una dama sin ponerse increíblemente nervioso y estropearlo todo, para que justamente unos malhechores hubiesen decidido irrumpir en el sitio donde ellos estaban.
El hombre con el arma notó la vestimenta de Charleen y se acercó a la mesa con expresión ambiciosa.
-¡Vaya! ¿pero que tenemos aquí? - Exclamó – Pero si hemos encontrado un pez dorado – Claramente se refería a que ella parecía ser mucho más rica que el resto de comensales, el ladrón debía de sentirse afortunado - Suelte todas sus joyas y nadie saldrá herido – Le amenazó con una sonrisa triunfal.
-Creo que esto es un malentendido... - Exclamó Soren colocándose de pie sosteniendo la taza de café, el hombre claramente molesto con la interrupción de Soren se giró apuntando el arma que traía en la cabeza de Soren, el Vampiro dejó caer el café hirviendo con la sorpresa y el líquido salpico la entrepierna del ladrón. Con un grito de dolor el hombre dio un salto y el arma se le disparó.
Todo sucedió entonces demasiado rápido para el ojo humano, la bala que le hubiese atravesado el cráneo fácilmente fue a dar a la pared abriendo un agujero, pues el vampiro esquivó su trayectoria con un movimiento agraciado. La gente dejó escapar un grito unísono con el disparo y más mujeres cayeron desmallas.
El hombre con el arma notó la vestimenta de Charleen y se acercó a la mesa con expresión ambiciosa.
-¡Vaya! ¿pero que tenemos aquí? - Exclamó – Pero si hemos encontrado un pez dorado – Claramente se refería a que ella parecía ser mucho más rica que el resto de comensales, el ladrón debía de sentirse afortunado - Suelte todas sus joyas y nadie saldrá herido – Le amenazó con una sonrisa triunfal.
-Creo que esto es un malentendido... - Exclamó Soren colocándose de pie sosteniendo la taza de café, el hombre claramente molesto con la interrupción de Soren se giró apuntando el arma que traía en la cabeza de Soren, el Vampiro dejó caer el café hirviendo con la sorpresa y el líquido salpico la entrepierna del ladrón. Con un grito de dolor el hombre dio un salto y el arma se le disparó.
Todo sucedió entonces demasiado rápido para el ojo humano, la bala que le hubiese atravesado el cráneo fácilmente fue a dar a la pared abriendo un agujero, pues el vampiro esquivó su trayectoria con un movimiento agraciado. La gente dejó escapar un grito unísono con el disparo y más mujeres cayeron desmallas.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
Esa mañana, Charleen se había despertado pensando que sería un día cualquiera, inclusive con la exposición, distaba de ser algo extraordinario; ahora toda la noche dio un giro radical, su vida probablemente pendía de un hilo y el corazón no lo tenía siquiera acelerado.
―Por favor... - la voz calmada y parsimoniosa de la cambiante a penas si se escuchó a causa de los lamentos de las señoras y el alboroto que los demás ladrones hacia intentando callarlos; Charleen alzó con lentitud la diestra solo para hacer énfasis con ella de que no era necesario tanto alboroto ―No seas estúpida, no lo hagas, no aún... - se contuvo para arrebatarle el arma, la miró fijamente y después subió la vista hacia Soren ¿en que pensaba? ―¡Soren, no! - todo fue demasiado rápido, y quizás hubiera sido mejor que fuera tan ingenua e ignorante como los demás comensales, el grito lo ahogó en la garganta justo antes de levantarse de la silla y observar con detenimiento lo que pasaba; Soren esquivó la bala y apenas si se le movió una sola hebra de cabello de su lugar; abrió los ojos tan grandes como pudo ¿miró bien?.
No perdió tiempo, el sonido seco y estruendoso de la explosión de pólvora, el humo producido, el destello, todo le robo segundos de su concentración, los oídos -mas sensibles que el promedio- le dolieron, pero hizo caso omiso, aprovecho la confusión para tomar la cafetera de metal que la mesera dejó en la barra a sus espaldas y atinó a golpear al asaltante en la nuca, no sin antes llevarse una quemadura en la mano por tomar el asa sin protección.
A penas si reaccionaron los compinches de aquel hombre que ahora yacía en el suelo con una herida en la cabeza de la cual brotaba el líquido carmesí que pronto adornó el piso. Charleen sintió un escalofrío recorrerle la espalda y tragó en seco, miró a Soren e impulsivamente dio un paso hacia el frente como si quisiera bloquear aquella escena de su vista; el arma había salido en dirección del vampiro por lo que, si eran rápidos, la ventaja estaría de su parte... o quizás no ―Soren - el tiempo parecía avanzar con lentitud ahora.
―Por favor... - la voz calmada y parsimoniosa de la cambiante a penas si se escuchó a causa de los lamentos de las señoras y el alboroto que los demás ladrones hacia intentando callarlos; Charleen alzó con lentitud la diestra solo para hacer énfasis con ella de que no era necesario tanto alboroto ―No seas estúpida, no lo hagas, no aún... - se contuvo para arrebatarle el arma, la miró fijamente y después subió la vista hacia Soren ¿en que pensaba? ―¡Soren, no! - todo fue demasiado rápido, y quizás hubiera sido mejor que fuera tan ingenua e ignorante como los demás comensales, el grito lo ahogó en la garganta justo antes de levantarse de la silla y observar con detenimiento lo que pasaba; Soren esquivó la bala y apenas si se le movió una sola hebra de cabello de su lugar; abrió los ojos tan grandes como pudo ¿miró bien?.
No perdió tiempo, el sonido seco y estruendoso de la explosión de pólvora, el humo producido, el destello, todo le robo segundos de su concentración, los oídos -mas sensibles que el promedio- le dolieron, pero hizo caso omiso, aprovecho la confusión para tomar la cafetera de metal que la mesera dejó en la barra a sus espaldas y atinó a golpear al asaltante en la nuca, no sin antes llevarse una quemadura en la mano por tomar el asa sin protección.
A penas si reaccionaron los compinches de aquel hombre que ahora yacía en el suelo con una herida en la cabeza de la cual brotaba el líquido carmesí que pronto adornó el piso. Charleen sintió un escalofrío recorrerle la espalda y tragó en seco, miró a Soren e impulsivamente dio un paso hacia el frente como si quisiera bloquear aquella escena de su vista; el arma había salido en dirección del vampiro por lo que, si eran rápidos, la ventaja estaría de su parte... o quizás no ―Soren - el tiempo parecía avanzar con lentitud ahora.
Charleen Rumsfeld- Cambiante Clase Alta
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
Por primera vez en mucho tiempo Soren se sintió agradecido de ser torpe, pues haber regado el café había sido un accidente, sin embargo le había permitido esquivar la bala pues el hombre había desviado la mano gracias a la inesperada quemadura, si bien era un vampiro y era rápido, un arma apuntando directamente a su cabeza era difícil (sino imposible de esquivar). Quedó sordo momentáneamente con el estruendo de la pólvora y vio como Charleen actuaba con rapidez golpeando al hombre en la cabeza.
No se esperaba que una señorita tan decente como ella fuera capaz de reaccionar en un momento de tensión, de hecho había pensado que caería desmayada como las otras mujeres de la mesa continua, se dio cuenta de que había juzgado a Charleen por su apariencia y se recordó a si mismo que nunca se debía juzgar el libro por la cubierta.
El olor a sangre le distrajo, el aroma se metió en su nariz como un golpe físico y las pupilas de sus ojos se dilataron hasta casi cubrir el pálido azul de sus irises, se giró para observar al hombre caído que comenzaba a quejarse de dolor intentando ponerse de pie. Sus compañeros gritaban cosas inteligibles pues Soren sólo podía escuchar el latido acelerado del corazón del hombre tirado en el suelo y la adrenalina impregnada de miedo que emanaba de su piel. Era un dulce olor que le invitaba a enterrar sus dientes en esa herida deliciosa y absorberle hasta la última gota de vida.
Llevaba cuanto ¿Semanas? Sin beber ¿Porqué le pasaban ese tipo de cosas cuando llevaba tiempo en abstinencia? Era como si el universo quisiera probar su compostura. Se lanzó hacía el hombre y por uno segundo pareció que iba directamente a morderle el cuello, pero en realidad tomó el arma que había quedado en el suelo, no necesitaba un pistola para matar, él era un depredador equipado con sus propias armas naturales, pero no quería que cayera en manos equivocadas y mientras pensaba que hacer con ella, uno de los ladrones se adelantó y agarró a Charleen por los hombros colocando su pistola en la ojera derecha de ella.
- ¡Quieto ahí o tu novia muere! - Gritó el segundo hombre, mucho más bajo que el primero, pero de enormes brazos fornidos. Soren se quedó de rodillas en el suelo con el arma en la mano sin saber que hacer.
No se esperaba que una señorita tan decente como ella fuera capaz de reaccionar en un momento de tensión, de hecho había pensado que caería desmayada como las otras mujeres de la mesa continua, se dio cuenta de que había juzgado a Charleen por su apariencia y se recordó a si mismo que nunca se debía juzgar el libro por la cubierta.
El olor a sangre le distrajo, el aroma se metió en su nariz como un golpe físico y las pupilas de sus ojos se dilataron hasta casi cubrir el pálido azul de sus irises, se giró para observar al hombre caído que comenzaba a quejarse de dolor intentando ponerse de pie. Sus compañeros gritaban cosas inteligibles pues Soren sólo podía escuchar el latido acelerado del corazón del hombre tirado en el suelo y la adrenalina impregnada de miedo que emanaba de su piel. Era un dulce olor que le invitaba a enterrar sus dientes en esa herida deliciosa y absorberle hasta la última gota de vida.
Llevaba cuanto ¿Semanas? Sin beber ¿Porqué le pasaban ese tipo de cosas cuando llevaba tiempo en abstinencia? Era como si el universo quisiera probar su compostura. Se lanzó hacía el hombre y por uno segundo pareció que iba directamente a morderle el cuello, pero en realidad tomó el arma que había quedado en el suelo, no necesitaba un pistola para matar, él era un depredador equipado con sus propias armas naturales, pero no quería que cayera en manos equivocadas y mientras pensaba que hacer con ella, uno de los ladrones se adelantó y agarró a Charleen por los hombros colocando su pistola en la ojera derecha de ella.
- ¡Quieto ahí o tu novia muere! - Gritó el segundo hombre, mucho más bajo que el primero, pero de enormes brazos fornidos. Soren se quedó de rodillas en el suelo con el arma en la mano sin saber que hacer.
Última edición por Soren Kaarkarogf el Dom Mar 20, 2016 8:25 pm, editado 1 vez
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
Estaba distraída, no fue lo suficientemente rápida como para notar al hombre que se acercaba a ella ―¡Demonios! ¿que todos están armados? - jaló aire profundo y enderezó la espalda, una reacción instintiva de sorpresa ante el hombre que la tomó desprevenida, se maldijo por dentro, se sentía realmente impotente de no poder hacer nada, si tan solo no tuviera que cuidarse tan, si no tuviera una vida fija aquí, pienso en su nona y el incidente con la inquisición y como ahora tenía la mirada sobre ella, pienso en Ren -¡oh Ren!- pensó en mil y un cosas que le hicieron valorar mas su vida en ese instante, mas por terceros que por ella misma. Tragó saliva y estiró el cuello en un afán por hacer distancia entre su cabeza y el arma.
―Soren... - repitió en un murmullo, su voz no se notaba alterada, estaba estudiando la situación, miró por el rabillo del ojo, uno de los asaltantes estaba semiconsciente en el piso, el otro le apuntaba con un arma y quedaba uno mas en la entrada; regreso la mirada a Soren y abrió los ojos como plato ―No hagas nada estúpido - hizo énfasis en la última palabra a la par que su cabeza señalaba en dirección al tercer rufián, si Soren apuntaba hacia él, quizás quien la amenazaba cambiara de objetivo, así ella podría zafarse.
Era arriesgarse mucho, si el maleante que la tenía encañonada podía no hacer nada mas que dispararle a ella... mal final. Podía girar el arma hacia Soren y dispararle a él, pero si ella se movía lo suficientemente rápido, podía hacer que desviase el brazo y, en el peor de los casos, Soren solo saldría levemente herido. El tercero en cuestión podría sacar alguna otra arma e irse contra Soren y entonces ambos estarían perdidos... eran demasiados malos escenarios, pero en definitiva, tenían que escoger alguno.
La mesa quedaba a la altura de su cadera, la siniestra colgaba y sin hacer mucho movimiento, sus dedos comenzaron a tentar en busca de algo que pudiera utilizar como arma, y lo encontró, la mesera había dejado ambos servicios de cubiertos sin colocar realmente en los respectivos lugares -no entendía para que si solo pidieron cafe y macarons, pero agradecía que lo hubiera hecho- tomó el mango de hierro de uno de los utensilios, el borde redondeado la hizo sudar frío, solo había dejado las cucharas -lo mas obvio-.
―¿Que se supone que haces? - el hombre tomó por la diestra torciendo su muñeca a lo que Charleen frunció el ceño en una mueca de dolor, la jaló hacia él poniéndola entre él y Soren ―Espero no intentes alguna estupidez, que tu novio acá no se ve muy listo o capaz de protegerte - la risa de aquel hombre le pareció de lo mas desagradable, mas aún su aliento sobre la piel expuesta de su cuello. La cambiante solo miró a Soren sin demostrar pánico.
―Soren... - repitió en un murmullo, su voz no se notaba alterada, estaba estudiando la situación, miró por el rabillo del ojo, uno de los asaltantes estaba semiconsciente en el piso, el otro le apuntaba con un arma y quedaba uno mas en la entrada; regreso la mirada a Soren y abrió los ojos como plato ―No hagas nada estúpido - hizo énfasis en la última palabra a la par que su cabeza señalaba en dirección al tercer rufián, si Soren apuntaba hacia él, quizás quien la amenazaba cambiara de objetivo, así ella podría zafarse.
Era arriesgarse mucho, si el maleante que la tenía encañonada podía no hacer nada mas que dispararle a ella... mal final. Podía girar el arma hacia Soren y dispararle a él, pero si ella se movía lo suficientemente rápido, podía hacer que desviase el brazo y, en el peor de los casos, Soren solo saldría levemente herido. El tercero en cuestión podría sacar alguna otra arma e irse contra Soren y entonces ambos estarían perdidos... eran demasiados malos escenarios, pero en definitiva, tenían que escoger alguno.
La mesa quedaba a la altura de su cadera, la siniestra colgaba y sin hacer mucho movimiento, sus dedos comenzaron a tentar en busca de algo que pudiera utilizar como arma, y lo encontró, la mesera había dejado ambos servicios de cubiertos sin colocar realmente en los respectivos lugares -no entendía para que si solo pidieron cafe y macarons, pero agradecía que lo hubiera hecho- tomó el mango de hierro de uno de los utensilios, el borde redondeado la hizo sudar frío, solo había dejado las cucharas -lo mas obvio-.
―¿Que se supone que haces? - el hombre tomó por la diestra torciendo su muñeca a lo que Charleen frunció el ceño en una mueca de dolor, la jaló hacia él poniéndola entre él y Soren ―Espero no intentes alguna estupidez, que tu novio acá no se ve muy listo o capaz de protegerte - la risa de aquel hombre le pareció de lo mas desagradable, mas aún su aliento sobre la piel expuesta de su cuello. La cambiante solo miró a Soren sin demostrar pánico.
Charleen Rumsfeld- Cambiante Clase Alta
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
Soren intentó examinar sus posibilidades tan rápido como le era posible, no podía alcanzar al tipo que sostenía a Charleen a tiempo para evitar que le disparara, si este decidía disparar no cabía duda de que ella moriría y el mundo se vería privado de su talento. ¿Porqué estaba pensando en sus cuadros en ese momento? Meneó la cabeza como tratando de concentrarse, atrás de él, el tercer hombre se estaba acercando, no traía un arma de fuego, pero cargaba un enorme bate de madera.
Notó que Charleen estaba intentado... ¿Atacarlo con una cuchara? Que lástima que no hubiese un cuchillo sobre la mesa pensó y decidió que, no habría forma humana posible de salir de aquella situación, debía de usar sus poderes de lo contrario Charleen podría resultar herida. Esperaba que nadie lo notara, pues Soren intentaba a toda costa ocultar su naturaleza, sin embargo en situaciones desesperadas como esa, debía tomar acciones igualmente desesperadas.
Se quedó mirando fijamente al hombre a los ojos y fue como si todo a su alrededor se oscureciera y como si los ojos del hombre se convirtieran en dos enormes túneles por los cuales el Vampiro se metía. Se encontró en un lugar completamente oscuro, sendas manchas rojas como la sangre se revolvían por las paredes de aquel extraño recinto que Soren comprendió era la mente del ladrón. Había rabia, odio pero sobre todo miedo, manifestándose en una bola de alambre con púas que creía lentamente en una esquina como un monstruo amenazante. El Vampiro no solía entrar en las mentes así sin permiso, le parecía de mala educación, pero en esa situación le importaba poco la compostura y los modales, se acercó a la bola de estambre y le ordenó “-¡Crece!-” con voz firme y la bola comenzó a crecer y crecer rápidamente hasta ocupar casi todo el espacio.
Por unos instantes Soren creyó que la bola se lo engulliría a él también, pero con un suave salto hacía atrás se encontró de nuevo en su propio cuerpo y en la cafetería, los sonidos volvieron a él aturdiéndolo por unos segundos, el hombre tendido en el suelo se había levantado pesadamente sosteniéndose la cabeza ensangrentada, no parecía estar en condiciones de pelear, pues sus ojos reflejaban confusión.
Entonces pasó algo inesperado (al menos para todos los humanos presentes) el hombre que sostenía a Charleen comenzó a gritar de terror mirando a Soren como si este fuera el mismísimo demonio que hubiese aparecido para llevárselo a las profundidades del infierno. El vampiro se preguntó que clase de aberración monstruosa el pobre hombre estaría viendo frente a él y sonrió, una sonrisa que reflejaba maldad pura. Una sonrisa que contrastaba extrañamente con sus gafas y apariencia bonachona.
-¿Que mierda estás haciendo Theodore? - Gritó el tercer hombre detrás de Soren - ¡Theodore! -
Theodore dejó de apuntar el arma contra la cabeza de Charleen, pero infortunadamente (y contrario a lo que Soren esperaba), apuntó al vampiro y disparó tres veces mientras gritaba enloquecido. Más gritos se unieron a los suyos y algunos de los clientes aprovecharon el disturbio para salir corriendo por la puerta que ya no estaba custodiada por el hombre del bate.
Una bala fue a dar al borde de la mesa muy cerca su mejilla derecha, la segunda bala le dio en el hombro y la fuerza del impacto le hizo caer hacía atrás, la tercera bala le dio en el antebrazo que usó para cubrirse el rostro, la sangre comenzó a salir rápidamente manchando su ropa.
(( Off Rol: espero no sea muy confuso de entender, la parte del control mental y de emociones))
Notó que Charleen estaba intentado... ¿Atacarlo con una cuchara? Que lástima que no hubiese un cuchillo sobre la mesa pensó y decidió que, no habría forma humana posible de salir de aquella situación, debía de usar sus poderes de lo contrario Charleen podría resultar herida. Esperaba que nadie lo notara, pues Soren intentaba a toda costa ocultar su naturaleza, sin embargo en situaciones desesperadas como esa, debía tomar acciones igualmente desesperadas.
Se quedó mirando fijamente al hombre a los ojos y fue como si todo a su alrededor se oscureciera y como si los ojos del hombre se convirtieran en dos enormes túneles por los cuales el Vampiro se metía. Se encontró en un lugar completamente oscuro, sendas manchas rojas como la sangre se revolvían por las paredes de aquel extraño recinto que Soren comprendió era la mente del ladrón. Había rabia, odio pero sobre todo miedo, manifestándose en una bola de alambre con púas que creía lentamente en una esquina como un monstruo amenazante. El Vampiro no solía entrar en las mentes así sin permiso, le parecía de mala educación, pero en esa situación le importaba poco la compostura y los modales, se acercó a la bola de estambre y le ordenó “-¡Crece!-” con voz firme y la bola comenzó a crecer y crecer rápidamente hasta ocupar casi todo el espacio.
Por unos instantes Soren creyó que la bola se lo engulliría a él también, pero con un suave salto hacía atrás se encontró de nuevo en su propio cuerpo y en la cafetería, los sonidos volvieron a él aturdiéndolo por unos segundos, el hombre tendido en el suelo se había levantado pesadamente sosteniéndose la cabeza ensangrentada, no parecía estar en condiciones de pelear, pues sus ojos reflejaban confusión.
Entonces pasó algo inesperado (al menos para todos los humanos presentes) el hombre que sostenía a Charleen comenzó a gritar de terror mirando a Soren como si este fuera el mismísimo demonio que hubiese aparecido para llevárselo a las profundidades del infierno. El vampiro se preguntó que clase de aberración monstruosa el pobre hombre estaría viendo frente a él y sonrió, una sonrisa que reflejaba maldad pura. Una sonrisa que contrastaba extrañamente con sus gafas y apariencia bonachona.
-¿Que mierda estás haciendo Theodore? - Gritó el tercer hombre detrás de Soren - ¡Theodore! -
Theodore dejó de apuntar el arma contra la cabeza de Charleen, pero infortunadamente (y contrario a lo que Soren esperaba), apuntó al vampiro y disparó tres veces mientras gritaba enloquecido. Más gritos se unieron a los suyos y algunos de los clientes aprovecharon el disturbio para salir corriendo por la puerta que ya no estaba custodiada por el hombre del bate.
Una bala fue a dar al borde de la mesa muy cerca su mejilla derecha, la segunda bala le dio en el hombro y la fuerza del impacto le hizo caer hacía atrás, la tercera bala le dio en el antebrazo que usó para cubrirse el rostro, la sangre comenzó a salir rápidamente manchando su ropa.
(( Off Rol: espero no sea muy confuso de entender, la parte del control mental y de emociones))
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
―Tú... - se quedó paralizada, el agarre del hombre comenzó a soltarse, pero ella seguía mirando el trance de quien estaba frente a ella, un ligero destello la hizo regresar a la realidad.
Los gritos y la conmoción invadieron el pequeño lugar, un sonido sordo y la sensación de frío y calor recorriendo la mejilla lo que la hizo llevarse las manos a los oídos intentando eliminar el zumbido que el disparo dejó a su paso, el hombre que la mantenía prisionera cayó a su lado jalándola con él, las rodillas llegaron al piso y en cámara lenta vio como Soren caía de espaldas tras el impacto de los proyectiles ―Soren - murmuró ¿por que se preocupaba?.
No perdió tiempo, debía aprovechar el hecho de ser un poco mas ágil que aquellos rufianes. Aún en cuclillas, tomó la silla mas cercana por una pata y la jaló justo cuando el tercero se acercaba a ellos, logró propinarle un golpe en la cara con el respaldo. Theodore -vaya nombre para un malhechor, su padre se reiría a carcajadas- estaba tirado en el piso, retorciéndose de dolor y miedo, Charleen pisó con el tacón su mano haciéndole soltar el arma, girando sobre sus talones encarando la puerta y al hombre que se acercaba. Muchos pensarían que una mujer no sabe como manejar un arma y eso quizás era punto a su favor para la cambiante, ya que cuando aquel corpulento animal se acercó para intimidarla, ella jaló el percutor encañonándolo en la cara y alzando una ceja, si la sabía usar o no, aquel hombre prefirió no averiguarlo, tiró el palo de madera y jaló a su otro compañero que quedaba en pie solo para salir despavoridos del lugar.
No relajó el brazo hasta que estuvo segura que no regresarían, miró de soslayo al hombre en el piso cuyos ritos parecían mas bien espasmos ahora, gemidos intentando salir rasgando su garganta, pero ya no tenía la fuerza suficiente para hacerlo. De pronto lo recordó, Soren, estaba herido ¿lo estaba? , corrió hacia donde yacía el hombre que de alguna manera, salvo a todos los presentes, jalando un mantel de una mesa vecina; rasgó la tela al momento en que se hincó junto a él ―No digas nada - le dijo en un susurro, demasiado quedo, apenas si movió los labios, pero ya no le quedaba duda que él lo escucharía.
Amarró el pedazo de tela sobre la herida del brazo anudándolo con fuerza, quizás demasiada ¿por que lo hacía? ¿por él? ¿por ella? ¿por los demás presentes?. Lo obligó a enderezarse, sus manos ahora estaban manchadas de sangre, su vestido, el corazón le latía con fuerza ―Vamos Soren, necesitamos... - lo obligo a levantarse ―... salir de aquí, aprovechemos la confusión - logró ponerse de pie, pasando el brazo de Soren sobre su propio hombro, pero claro, un hombre herido y la mujer que probablemente causo tal alboroto, no podían salir sin ser notados ―¡Señorita! ¡espere! no puede irse, aquí... nosotros... ¡él! el balbuceo del hombre robusto y calvo, con solo un bigote como todo el vello que al parecer le quedaba la hizo ponerse inquieta ―.El esta bien, en serio, solo... necesito llevarlo afuera, por favor - si estaba en lo correcto, no sabía como actuaría ―¿Porqué lo haces?- uno de los atacantes sangraba, estaba segura que alguien mas allí dentro sangraba, y hasta ese momento fue consciente que ella misma sangraba de una herida en la sien a causa de una de las esquirlas del primer disparo. Esto iba de mal en peor.
Los gritos y la conmoción invadieron el pequeño lugar, un sonido sordo y la sensación de frío y calor recorriendo la mejilla lo que la hizo llevarse las manos a los oídos intentando eliminar el zumbido que el disparo dejó a su paso, el hombre que la mantenía prisionera cayó a su lado jalándola con él, las rodillas llegaron al piso y en cámara lenta vio como Soren caía de espaldas tras el impacto de los proyectiles ―Soren - murmuró ¿por que se preocupaba?.
No perdió tiempo, debía aprovechar el hecho de ser un poco mas ágil que aquellos rufianes. Aún en cuclillas, tomó la silla mas cercana por una pata y la jaló justo cuando el tercero se acercaba a ellos, logró propinarle un golpe en la cara con el respaldo. Theodore -vaya nombre para un malhechor, su padre se reiría a carcajadas- estaba tirado en el piso, retorciéndose de dolor y miedo, Charleen pisó con el tacón su mano haciéndole soltar el arma, girando sobre sus talones encarando la puerta y al hombre que se acercaba. Muchos pensarían que una mujer no sabe como manejar un arma y eso quizás era punto a su favor para la cambiante, ya que cuando aquel corpulento animal se acercó para intimidarla, ella jaló el percutor encañonándolo en la cara y alzando una ceja, si la sabía usar o no, aquel hombre prefirió no averiguarlo, tiró el palo de madera y jaló a su otro compañero que quedaba en pie solo para salir despavoridos del lugar.
No relajó el brazo hasta que estuvo segura que no regresarían, miró de soslayo al hombre en el piso cuyos ritos parecían mas bien espasmos ahora, gemidos intentando salir rasgando su garganta, pero ya no tenía la fuerza suficiente para hacerlo. De pronto lo recordó, Soren, estaba herido ¿lo estaba? , corrió hacia donde yacía el hombre que de alguna manera, salvo a todos los presentes, jalando un mantel de una mesa vecina; rasgó la tela al momento en que se hincó junto a él ―No digas nada - le dijo en un susurro, demasiado quedo, apenas si movió los labios, pero ya no le quedaba duda que él lo escucharía.
Amarró el pedazo de tela sobre la herida del brazo anudándolo con fuerza, quizás demasiada ¿por que lo hacía? ¿por él? ¿por ella? ¿por los demás presentes?. Lo obligó a enderezarse, sus manos ahora estaban manchadas de sangre, su vestido, el corazón le latía con fuerza ―Vamos Soren, necesitamos... - lo obligo a levantarse ―... salir de aquí, aprovechemos la confusión - logró ponerse de pie, pasando el brazo de Soren sobre su propio hombro, pero claro, un hombre herido y la mujer que probablemente causo tal alboroto, no podían salir sin ser notados ―¡Señorita! ¡espere! no puede irse, aquí... nosotros... ¡él! el balbuceo del hombre robusto y calvo, con solo un bigote como todo el vello que al parecer le quedaba la hizo ponerse inquieta ―.El esta bien, en serio, solo... necesito llevarlo afuera, por favor - si estaba en lo correcto, no sabía como actuaría ―¿Porqué lo haces?- uno de los atacantes sangraba, estaba segura que alguien mas allí dentro sangraba, y hasta ese momento fue consciente que ella misma sangraba de una herida en la sien a causa de una de las esquirlas del primer disparo. Esto iba de mal en peor.
Charleen Rumsfeld- Cambiante Clase Alta
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
El sonido de los disparos le dejó sordo por unos instantes y seguido por el humo de la pólvora que envolvió casi toda la instancia. Un dolor agudo se acrecentó en su antebrazo y hombro, ambos proyectiles se habían quedado incrustados entre el músculo y el hueso impidiendo la regeneración acelerada que los de su raza gozaba. Soren sabía que debía sacar la bala primero para poder que la carne se cerrara y así dejara de sangrar, además era consciente de que como había bebido hacía semanas, su poder de regeneración estaba debilitado, por lo que tardaría mucho más en recuperarse.
Por unos instantes deseo quedarse allí tumbado en el suelo, no tenía miedo de morir, un vampiro no moría por heridas de bala (aunque dolía como un demonio), pero le preocupaba Charleen, su intento de rescate había sido un desastre y era que manipular una mente humana siempre era como jugar a la ruleta Rusa, nunca se sabía que reacción iba a tomar la persona frente al miedo.
Charleen apareció a su lado y le ayudó a levantar, le anudó el mantel en el antebrazo haciéndo un buen torniquete, agradeció el gesto pues al menos eso impediría que se debilitara más. Cómo pudo se puso de pie y le siguió hasta la puerta, como era de esperarse los malhechores habían escapado y a lo lejos Soren podía escuchar los chasquidos de los caballos y los carruajes acercándose, probablemente la policía. ¡No podía permitir que la policía le llevara al hospital! Aquello pondría en peligro su identidad y sólo le metería en problemas. Sin esperar a que más personas se opusieran, Soren reunión fuerzas y salió del pequeño café corriendo con Charleen a su lado casi arrastrándola. Era una alivio que no le hubiesen disparado en las piernas.
Corrió calle abajo hasta que encontró un callejón oscuro en el cual esconderse, se metió allí halando a Charleen, no se dio cuenta pero gracias al dolor que sentía había olvidado esconder sus colmillos, por lo que fueron evidentes mientras habló.
- Gracias por ayudarme – Comentó con voz agitada llevándose una mano al torniquete improvisado que Charleen había hecho en su brazo, necesitaba sangre, sin embargo era extraño pero no sentía ganas de morderla, de repente fue consciente de que ella no olía de la misma forma que los otros humanos, no se había dado cuenta antes porqué no había tenido motivos ni razones para sospechar o fijarse en esas cosas cuando estaban en el museo tranquilamente apreciando los cuadros.
Por unos instantes deseo quedarse allí tumbado en el suelo, no tenía miedo de morir, un vampiro no moría por heridas de bala (aunque dolía como un demonio), pero le preocupaba Charleen, su intento de rescate había sido un desastre y era que manipular una mente humana siempre era como jugar a la ruleta Rusa, nunca se sabía que reacción iba a tomar la persona frente al miedo.
Charleen apareció a su lado y le ayudó a levantar, le anudó el mantel en el antebrazo haciéndo un buen torniquete, agradeció el gesto pues al menos eso impediría que se debilitara más. Cómo pudo se puso de pie y le siguió hasta la puerta, como era de esperarse los malhechores habían escapado y a lo lejos Soren podía escuchar los chasquidos de los caballos y los carruajes acercándose, probablemente la policía. ¡No podía permitir que la policía le llevara al hospital! Aquello pondría en peligro su identidad y sólo le metería en problemas. Sin esperar a que más personas se opusieran, Soren reunión fuerzas y salió del pequeño café corriendo con Charleen a su lado casi arrastrándola. Era una alivio que no le hubiesen disparado en las piernas.
Corrió calle abajo hasta que encontró un callejón oscuro en el cual esconderse, se metió allí halando a Charleen, no se dio cuenta pero gracias al dolor que sentía había olvidado esconder sus colmillos, por lo que fueron evidentes mientras habló.
- Gracias por ayudarme – Comentó con voz agitada llevándose una mano al torniquete improvisado que Charleen había hecho en su brazo, necesitaba sangre, sin embargo era extraño pero no sentía ganas de morderla, de repente fue consciente de que ella no olía de la misma forma que los otros humanos, no se había dado cuenta antes porqué no había tenido motivos ni razones para sospechar o fijarse en esas cosas cuando estaban en el museo tranquilamente apreciando los cuadros.
Última edición por Soren Kaarkarogf el Vie Mayo 06, 2016 12:30 am, editado 1 vez
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
humanos pero tan penetrante para ella.
Se quedó en la entrada de aquel callejón obscuro, la mirada clavada en las baldosas e adoquín, probablemente su olfato captó una escencia lejana -sabía que no era así- probablemente un eterno pasó en el momento en que ella se percató... por mas que buscara excusas, sabía el origen de aquella sensación.
De a poco levantó la vista, aprovechando el agradecimiento del hombre delante de ella, en la cafetería, había supuesto muy rápido, fue el estres y la adrenalina la que la obligaron a pensar que la pronta seguridad de Soren eran producto de algo mas, claro eso era ―N-no, no tienes que agradecer - los ojos dispares se fijaron por completo en el rostro de su interlocutor, y entonces lo peor que ppudo imaginarse, se develó ante ella.
La expresión en su rostro fue una mezcla entre sorpresa, decepción y enojo, miedo era algo que nunca les daría el gusto de ver.
―Tú... - la decencia y los modales quedaron atrás, lo miró con rabia, intentó calmarse, escuchar razones -algo en ella le decía que las había- pero sin mas, vovlió a ser una adolescente de 15 años en una habitación cubierta de sangre. No era como que jamás, en los últimos 12 años, no se hubiese topado con un vampiro, pero casi siempre lograba identificarlos, evitarlos, no cruzar mas allá de las palabras necesarias en el momento, y casi todos, no conocían el significado de la palabra discreción, aún no comprendía del todo por que se atrevían a pretender vivir lo que años atrás dejaron... su humanidad.
Respiró profundo y tensó la mandíbula, en cuanto vió aquel rostro acongijado, con una humildad sin precedentes, ahora se sentía utilizada y al mismo tiempo avergonzada ¿lo estaba juzgando demasiado rápido? la imagen del Doctor Dittmar apareció en su cabeza, un hombre que en el pecado llevaba la penitencia ¿sería ese el caso de Soren? ―Seré franca, los de tu clase no tienen un historial agradable en mi vida - le soltó sin tapujos ¿que caso tenía seguir pretendiendo que ambos eran lo que no? porque al final, ella tampoco tenía una humanidad arraigada.
Se quedó en la entrada de aquel callejón obscuro, la mirada clavada en las baldosas e adoquín, probablemente su olfato captó una escencia lejana -sabía que no era así- probablemente un eterno pasó en el momento en que ella se percató... por mas que buscara excusas, sabía el origen de aquella sensación.
De a poco levantó la vista, aprovechando el agradecimiento del hombre delante de ella, en la cafetería, había supuesto muy rápido, fue el estres y la adrenalina la que la obligaron a pensar que la pronta seguridad de Soren eran producto de algo mas, claro eso era ―N-no, no tienes que agradecer - los ojos dispares se fijaron por completo en el rostro de su interlocutor, y entonces lo peor que ppudo imaginarse, se develó ante ella.
La expresión en su rostro fue una mezcla entre sorpresa, decepción y enojo, miedo era algo que nunca les daría el gusto de ver.
―Tú... - la decencia y los modales quedaron atrás, lo miró con rabia, intentó calmarse, escuchar razones -algo en ella le decía que las había- pero sin mas, vovlió a ser una adolescente de 15 años en una habitación cubierta de sangre. No era como que jamás, en los últimos 12 años, no se hubiese topado con un vampiro, pero casi siempre lograba identificarlos, evitarlos, no cruzar mas allá de las palabras necesarias en el momento, y casi todos, no conocían el significado de la palabra discreción, aún no comprendía del todo por que se atrevían a pretender vivir lo que años atrás dejaron... su humanidad.
Respiró profundo y tensó la mandíbula, en cuanto vió aquel rostro acongijado, con una humildad sin precedentes, ahora se sentía utilizada y al mismo tiempo avergonzada ¿lo estaba juzgando demasiado rápido? la imagen del Doctor Dittmar apareció en su cabeza, un hombre que en el pecado llevaba la penitencia ¿sería ese el caso de Soren? ―Seré franca, los de tu clase no tienen un historial agradable en mi vida - le soltó sin tapujos ¿que caso tenía seguir pretendiendo que ambos eran lo que no? porque al final, ella tampoco tenía una humanidad arraigada.
Charleen Rumsfeld- Cambiante Clase Alta
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
Fue consciente entonces de que había mostrado sus colmillos por la forma en como el dulce rostro de la pintora se transformó en uno gélido y apático. La mirada era fría y sintió el desprecio que emanaba en el tono de sus palabras cuando se dirigió a él y dejó claro que sabía sobre su verdadera naturaleza. Intentó concentrarse a pesar del creciente dolor en su brazo para intentar ver el aura de Charleen, los colores en ella le ayudarían a determinar si era humana. Entrecerró los ojos y se esforzó por utilizar su poder, pero le fue imposible, el pulsaste dolor en las heridas de bala no lo dejaba pensar con claridad.
Lo que necesitaba era beber sangre humana.
-¿Sabes lo que soy? - Preguntó, aunque la respuesta era obvia - ¿Has conocido otros como yo? - De nuevo una pregunta obvia dado lo que había dicho, Soren no podía creer la extraña coincidencia, sobre todo el hecho de que hubiesen compartido tanto tiempo esa noche sin saber que ocultaba además de esos extraños ojos dispares.
-Lamento que hayas tenido una mala experiencia con los de mi clase – Dijo con una medio sonrisa nerviosa – Suele pasar... bastante a menudo de hecho – A lo lejos se escuchaban gritos de hombres y mujeres por igual, seguramente la policía había llegado al lugar y la gente asustada intentaba explicar lo sucedido. Soren intentó relajar su cuerpo, se sentía exhausto, pero al mismo tiempo estaba inquieto por la identidad de ella ¿Y si era una Licántropa?, ¿Intentaría matarlo ahora que se encontraba débil?.
- Espero no me juzgues sólo por mis colmillos... soy mucho más que eso - Continuó llevándose una mano al brazo palpando la herida con cuidado – No eres humana ¿Verdad? ¿Qué eres? -
Lo que necesitaba era beber sangre humana.
-¿Sabes lo que soy? - Preguntó, aunque la respuesta era obvia - ¿Has conocido otros como yo? - De nuevo una pregunta obvia dado lo que había dicho, Soren no podía creer la extraña coincidencia, sobre todo el hecho de que hubiesen compartido tanto tiempo esa noche sin saber que ocultaba además de esos extraños ojos dispares.
-Lamento que hayas tenido una mala experiencia con los de mi clase – Dijo con una medio sonrisa nerviosa – Suele pasar... bastante a menudo de hecho – A lo lejos se escuchaban gritos de hombres y mujeres por igual, seguramente la policía había llegado al lugar y la gente asustada intentaba explicar lo sucedido. Soren intentó relajar su cuerpo, se sentía exhausto, pero al mismo tiempo estaba inquieto por la identidad de ella ¿Y si era una Licántropa?, ¿Intentaría matarlo ahora que se encontraba débil?.
- Espero no me juzgues sólo por mis colmillos... soy mucho más que eso - Continuó llevándose una mano al brazo palpando la herida con cuidado – No eres humana ¿Verdad? ¿Qué eres? -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Entre lienzos y pinceladas (Charleen)
―Basta.. no mientas, no engañes - su propia voz resonaba en su cabeza hasta que la disculpa se hizo presente, tenía los hombros demasiado tensos, los puños apretados con tal fuerza que sus nudillos se volvieron blancos, un gruñido gutural se formaba desde la boca de su estómago reverberando en su garganta, pujando por salir a manera de aullido,entonces las orbes disparejas se posaron nuevamente en aquellas con las que se encontró toda la noche, y vio el dolor físico y la sincera culpabilidad ¿Acaso realmente lo sentía? podía ser que tuviera ¿un alma?. Abrió las manos y con aquel acto su bestia interior pareció irse de nuevo a dormir.
En ese momento, sus sentidos volvieron a abrirse al exterior, el barullo calle abajo, los gritos y lamentos, las voces de la policía que avisaba sobre dos sospechosos ¿hablaban de ellos? no podía darse el lujo de adivinarlo. Avanzó hacia Soren y de manera instintiva le cubrió la boca con la mano, quizá porque de manera no tan inconsciente lo tomó del brazo herido para llevarlo mas adentro de aquel callejón que llevaba a la parte trasera de una colonia a espaldas del Museo.
―Lo lamento... - dijo por fin cuando encontró una caja roída de madera y lo obligó a sentarse, respiró profundo a la par que se hincaba quedando su barbilla un poco mas arriba que el nivel de las rodillas del vampiro, lo miró fijamente sin poder sostener la mirada, el olor a sangre distorsionaba dentro de su cabeza nuevamente el dulce rostro de Soren y lo transformaba en uno sanguinario ―Si, se lo que eres, no, no soy humana... - sentenció antes de tomar otro borde de su vestido y rasgar la tela para cambiar el vendaje improvisado.
Comenzó a retirar el vendaje del brazo herido, sentía que le debía mas de un lo lamento que le debía explicaciones ¿las debía? Soren nunca intentó lastimarla, aunque la engaño, claro esta que no sería tarjeta de presentación ―Buenas noches, Profesor Kaarkarogf, vampiro - agitó la cabeza, tenía el pensamiento hecho una maraña, hasta que algo captó su atención, la herida estaba expuesta, ya no sangraba, mas bien, solamente chorreaba un poco de sangre viscosa y obscura, se podía ver el agujero, pero los bordes eran rosados y se apreciaban fibras musculares que comenzaban a unirse ¿estaba sanando?. Alzó la mirada y volvió a encontrarse con esos ojos confundidos y esa sonrisa nerviosa ―Pensé que sanaban mas rápido - ―¡Bien Charleen! apunta sobre sus defectos - el sarcasmo de su voz interior la hizo enfadar.
Giró la cabeza, estaban justo en el callejón que servía de entrada a dos casas, fuera de una de ellas había ropa tendida y un cilindro de metal lleno de agua, se puso de pie, tomó un cajete y lo llenó de agua, regresó con Soren y volvió a hincarse frente a él ―Yo... - tomó el pedazo de tela, remojó una parte y comenzó a limpiar al rededor de la herida ―Ni siquiera se si esto te ayuda en algo - se dio por vencida, realmente no supo que decir, terminó de limpiar y volvió a ventarle el brazo.
Se puso de pie y se dirigió al tendedero, tomó un vestido de peto cafe con una blusa color crema, y después una camisa verde olivo y se la entregó ―Necesitas alimentarte y no podemos salir así - señalo su vestido desgarrado y ensangrentado y la camisa hecha jirones del brazo de Soren ―Se los compensaré, lo prometo - buscó un hueco entre ambas paredes, aquel que servía como biombo o refugio y se cambió de ropa dejando el vestido inservible apilado en la esquina de aquella casa junto con madera mojada y latones viejos ―Y no... no te catalogo como al resto, eres diferente, pero debes de entender que la imagen fue similar a la de mi pasado... - le esperó con la mirada hacia otro lado para permitirle que se cambiara de ropa.
En ese momento, sus sentidos volvieron a abrirse al exterior, el barullo calle abajo, los gritos y lamentos, las voces de la policía que avisaba sobre dos sospechosos ¿hablaban de ellos? no podía darse el lujo de adivinarlo. Avanzó hacia Soren y de manera instintiva le cubrió la boca con la mano, quizá porque de manera no tan inconsciente lo tomó del brazo herido para llevarlo mas adentro de aquel callejón que llevaba a la parte trasera de una colonia a espaldas del Museo.
―Lo lamento... - dijo por fin cuando encontró una caja roída de madera y lo obligó a sentarse, respiró profundo a la par que se hincaba quedando su barbilla un poco mas arriba que el nivel de las rodillas del vampiro, lo miró fijamente sin poder sostener la mirada, el olor a sangre distorsionaba dentro de su cabeza nuevamente el dulce rostro de Soren y lo transformaba en uno sanguinario ―Si, se lo que eres, no, no soy humana... - sentenció antes de tomar otro borde de su vestido y rasgar la tela para cambiar el vendaje improvisado.
Comenzó a retirar el vendaje del brazo herido, sentía que le debía mas de un lo lamento que le debía explicaciones ¿las debía? Soren nunca intentó lastimarla, aunque la engaño, claro esta que no sería tarjeta de presentación ―Buenas noches, Profesor Kaarkarogf, vampiro - agitó la cabeza, tenía el pensamiento hecho una maraña, hasta que algo captó su atención, la herida estaba expuesta, ya no sangraba, mas bien, solamente chorreaba un poco de sangre viscosa y obscura, se podía ver el agujero, pero los bordes eran rosados y se apreciaban fibras musculares que comenzaban a unirse ¿estaba sanando?. Alzó la mirada y volvió a encontrarse con esos ojos confundidos y esa sonrisa nerviosa ―Pensé que sanaban mas rápido - ―¡Bien Charleen! apunta sobre sus defectos - el sarcasmo de su voz interior la hizo enfadar.
Giró la cabeza, estaban justo en el callejón que servía de entrada a dos casas, fuera de una de ellas había ropa tendida y un cilindro de metal lleno de agua, se puso de pie, tomó un cajete y lo llenó de agua, regresó con Soren y volvió a hincarse frente a él ―Yo... - tomó el pedazo de tela, remojó una parte y comenzó a limpiar al rededor de la herida ―Ni siquiera se si esto te ayuda en algo - se dio por vencida, realmente no supo que decir, terminó de limpiar y volvió a ventarle el brazo.
Se puso de pie y se dirigió al tendedero, tomó un vestido de peto cafe con una blusa color crema, y después una camisa verde olivo y se la entregó ―Necesitas alimentarte y no podemos salir así - señalo su vestido desgarrado y ensangrentado y la camisa hecha jirones del brazo de Soren ―Se los compensaré, lo prometo - buscó un hueco entre ambas paredes, aquel que servía como biombo o refugio y se cambió de ropa dejando el vestido inservible apilado en la esquina de aquella casa junto con madera mojada y latones viejos ―Y no... no te catalogo como al resto, eres diferente, pero debes de entender que la imagen fue similar a la de mi pasado... - le esperó con la mirada hacia otro lado para permitirle que se cambiara de ropa.
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