AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Visul românesc [PRIVADO]
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Visul românesc [PRIVADO]
Mojiganga
Se paga con sangre la entrada.
Se paga con sangre la entrada.
Hace días en una tumba en la localidad de Sozopol, a orillas del mar negro, fue enterrado un bebedor de sangre en una casa con un trozo de hierro de un arado, clavado en el corazón. Y una mujer guardaba el esqueleto. Dicho relato fue una conmemoración pagana, consistente en atravesar el corazón fallecido con una hoja metálica para que no resucitaran de entre los muertos. Pero, debía ser abierto el pecho del cadáver con una estaca de madera y quitar el corazón, este se hallaba lleno de sangre fresca. Y que al morir su alma iba al reino celestial donde recibía el reposo eterno, aunque esta prerrogativa solo valía para las almas de los justos y sin pecado, y que habían respetado las entonces normas morales. Por el contrario, las almas de los malvados se quedaban en sus cuerpos y a veces salían a beber sangre. Que era anunciado con una multitud de cuervos volando sobre él.
En ocasiones, el corazón era quemado sobre las ascuas de un fuego y las cenizas puestas en una botella de agua se usaba para la elaboración de una pócima de la que bebieran aquellos que buscaban un sueño para hablar con la muerte.¡Todo era una realidad terroríficamente! El sueño de ello enloqueció con la costumbre y ahora, hasta los vivos pagan por ello. Exhumaron los cuerpos y se clavaba un hierro o un palo de madera en el pecho en cada festividad. A los más ricos de hierro, y a los pobres la madera.
Era el evento privado, sólo la burguesía acudía a esta invitación, destacando a los pobres en el estatus mismo como a la clase media. ¡Y todos de gala visten! Así es, como celebran en esta mojiganga, siendo el anfitrión el conde Rosenthal para clavar el hierro e inaugurar el baile. Siendo el vino, el principal manjar, antorchas posadas en las paredes, como murales representativos de una cofradía, engalanando el salón con el arte oscuro y triste, banquetes muy estrictos para la humanidad presente, llevando como aperitivos a los jóvenes para que fueran una más de las distracciones como la mina que en esa especie de cueva adoradora lucía. Puesto que el castillo al estilo gótico, posee elementos barrocos, destacando la fortaleza, con altas cubiertas y adornados de piedra labrada.
Y tras dar hincapié, en el centro la muerte renace. Ofreciendo a sus invitados esta magia, pero a cambio de esto, se disfrazaba la economía; entre la guerra y el cambio de la negociación. A esto él lo llama; celebrar un convenio. Ya que reunía fuerzas, su interés se enfocó en desterrar al Rey del trono, por ello, transformó a su enemigo en la peor naturaleza —un licántropo— esclavizarlo quería pero justo ahora lo dejo en libertad, en lo que maniobra por la posesión del trono. Llegó el tiempo en que todo debía de ser regido, que las llamas del averno que le hacen verse como una antorcha guiaran a su pueblo al camino de la libertad.
Representando la libertad como su perfecta venganza, castigar a los traidores de su nación, pagar con la misma moneda el daño a sus únicos bienes; la vida, la libertad, el honor y el patrimonio...
En ocasiones, el corazón era quemado sobre las ascuas de un fuego y las cenizas puestas en una botella de agua se usaba para la elaboración de una pócima de la que bebieran aquellos que buscaban un sueño para hablar con la muerte.¡Todo era una realidad terroríficamente! El sueño de ello enloqueció con la costumbre y ahora, hasta los vivos pagan por ello. Exhumaron los cuerpos y se clavaba un hierro o un palo de madera en el pecho en cada festividad. A los más ricos de hierro, y a los pobres la madera.
Era el evento privado, sólo la burguesía acudía a esta invitación, destacando a los pobres en el estatus mismo como a la clase media. ¡Y todos de gala visten! Así es, como celebran en esta mojiganga, siendo el anfitrión el conde Rosenthal para clavar el hierro e inaugurar el baile. Siendo el vino, el principal manjar, antorchas posadas en las paredes, como murales representativos de una cofradía, engalanando el salón con el arte oscuro y triste, banquetes muy estrictos para la humanidad presente, llevando como aperitivos a los jóvenes para que fueran una más de las distracciones como la mina que en esa especie de cueva adoradora lucía. Puesto que el castillo al estilo gótico, posee elementos barrocos, destacando la fortaleza, con altas cubiertas y adornados de piedra labrada.
Y tras dar hincapié, en el centro la muerte renace. Ofreciendo a sus invitados esta magia, pero a cambio de esto, se disfrazaba la economía; entre la guerra y el cambio de la negociación. A esto él lo llama; celebrar un convenio. Ya que reunía fuerzas, su interés se enfocó en desterrar al Rey del trono, por ello, transformó a su enemigo en la peor naturaleza —un licántropo— esclavizarlo quería pero justo ahora lo dejo en libertad, en lo que maniobra por la posesión del trono. Llegó el tiempo en que todo debía de ser regido, que las llamas del averno que le hacen verse como una antorcha guiaran a su pueblo al camino de la libertad.
Representando la libertad como su perfecta venganza, castigar a los traidores de su nación, pagar con la misma moneda el daño a sus únicos bienes; la vida, la libertad, el honor y el patrimonio...
Sokolović Rosenthal- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 13/05/2014
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Re: Visul românesc [PRIVADO]
"Los grandes derechos no se compran con lágrimas, sino con sangre."
La reciente invitación le parecía algo innecesario. Si había comprado su título recientemente no había sido para tener que acudir a reuniones por simple deber, sino para adquirir más poder del que ya tenía. Poseer el ducado del Sacro Imperio Romano Germánico requería, sin embargo, de su presencia en ciertas reuniones sociales y esa una de esas ocasiones en que la habían hecho llamar. Debería acudir a una festividad cuanto menos peculiar de la que era anfitrión el conde Rosenthal, había escuchado hablar de él y esa fue la única razón por la que se decidió a aceptar aquella visita a Rumanía; que era un vampiro no era un misterio para ella y por tanto era de los pocos que podían merecer su aprobación y respeto. Así pues puso rumbo desde su actual hogar en París, hacía aquella tierra lejana pero no desconocida para ella. Lo que le depararía ese viaje sólo el tiempo se lo diría.
No soportaba los viajes tan largos, la calesa se le antojaba lenta y aburrida… la paciencia de la vampiresa claramente escasa se veía reflejada en los ataques de rabia que iban dejando tras de sí una estela de cadáveres por cada pueblo que atravesaba. Los años no pasaban en balde por ella que cada vez veía más complicado saciar su sadismo y su sed. Necesitaba de nuevas tentaciones, nuevos retos y por supuesto sabores. Por lo que sabía ese viaje podría servirla para descubrir todo aquello que andaba buscando, los humanos de Rumanía eran especialmente supersticiosos con todo lo relacionado con el mundo de la noche y quizás los más aventajados a la hora de identificar a uno de su especie por lo que sería divertido jugar al despiste con ellos.
Tremendamente aburrida y sumida en sus pensamientos llegó al fin al castillo que, durante sus días allí, sería su residencia. Grandioso y ciertamente tétrico el lugar agradó a la duquesa de inmediato así como el recibimiento de parte del servicio de Bertok. No esperaba verle allí pues tendría decenas de invitados más y debería estar atendiendo a los detalles de aquella festividad pagana, por lo que se limitó a seguir a la que se había presentado como su ayuda de cámara hasta la alcoba que ocuparía. Tras asearse y cambiar su atuendo a uno adecuado para la “cena” y la fiesta que le esperaba, bajó al gran comedor del castillo donde todo parecía estar preparado para dar comienzo. El conde no había escatimado en gastos y todo lucía de una manera que parecía atraer como el canto de una sirena, per Milenka no estaba interesada en ese banquete sino en todo lo que ocurriría tras él. Acudir al cementerio, ver a toda esa gente exhumando los cuerpos… tenía para ella un toque morboso que tan sólo ella y su sádica mente podrían entender.
Cuando al fin fue libre para abandonar el salón fue cuando realmente pudo observar a su anfitrión, un hombre de porte erguido, fibroso pero no demasiado ancho, con facciones rectas y finas; la barba le otorgaba un aire salvaje que contrastaba con la fastuosidad que le rodeaba. Con silenciosos pasos caminó entre la gente hasta situarse junto a él, primero en silencio y luego con una sonrisa sin mirarle, - Conde… - fue al acabar de arrastrar esas escasas letras en su paladar cuando desvió la mirada hacia el hombre. - Duquesa Mayfair. - se presentó extendiendo su mano hacia él.
No soportaba los viajes tan largos, la calesa se le antojaba lenta y aburrida… la paciencia de la vampiresa claramente escasa se veía reflejada en los ataques de rabia que iban dejando tras de sí una estela de cadáveres por cada pueblo que atravesaba. Los años no pasaban en balde por ella que cada vez veía más complicado saciar su sadismo y su sed. Necesitaba de nuevas tentaciones, nuevos retos y por supuesto sabores. Por lo que sabía ese viaje podría servirla para descubrir todo aquello que andaba buscando, los humanos de Rumanía eran especialmente supersticiosos con todo lo relacionado con el mundo de la noche y quizás los más aventajados a la hora de identificar a uno de su especie por lo que sería divertido jugar al despiste con ellos.
Tremendamente aburrida y sumida en sus pensamientos llegó al fin al castillo que, durante sus días allí, sería su residencia. Grandioso y ciertamente tétrico el lugar agradó a la duquesa de inmediato así como el recibimiento de parte del servicio de Bertok. No esperaba verle allí pues tendría decenas de invitados más y debería estar atendiendo a los detalles de aquella festividad pagana, por lo que se limitó a seguir a la que se había presentado como su ayuda de cámara hasta la alcoba que ocuparía. Tras asearse y cambiar su atuendo a uno adecuado para la “cena” y la fiesta que le esperaba, bajó al gran comedor del castillo donde todo parecía estar preparado para dar comienzo. El conde no había escatimado en gastos y todo lucía de una manera que parecía atraer como el canto de una sirena, per Milenka no estaba interesada en ese banquete sino en todo lo que ocurriría tras él. Acudir al cementerio, ver a toda esa gente exhumando los cuerpos… tenía para ella un toque morboso que tan sólo ella y su sádica mente podrían entender.
Cuando al fin fue libre para abandonar el salón fue cuando realmente pudo observar a su anfitrión, un hombre de porte erguido, fibroso pero no demasiado ancho, con facciones rectas y finas; la barba le otorgaba un aire salvaje que contrastaba con la fastuosidad que le rodeaba. Con silenciosos pasos caminó entre la gente hasta situarse junto a él, primero en silencio y luego con una sonrisa sin mirarle, - Conde… - fue al acabar de arrastrar esas escasas letras en su paladar cuando desvió la mirada hacia el hombre. - Duquesa Mayfair. - se presentó extendiendo su mano hacia él.
Milenka Mayfair- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 86
Fecha de inscripción : 11/06/2015
Re: Visul românesc [PRIVADO]
¡Licor! Para todos los invitados, envenenarlos con la sangre de los sacrificados, hermosas copas de cristal relucientes repartidas a cada presente, era un carmín bizarro para todos a quienes lo ingieran..
La hora de retozar ha llegado, ¡Es hora de jugar! Todo estaba listo, ya había iniciado en el grande agujero negro situado en el centro. Las flamas altivas se pelean unas con otras, feroces y vociferantes permanecen; Arde, el fuego danza en circular, la gran hoguera engalana el recinto, y se marca la hora en que la mojiganga se lleve a cabo.
El Conde con el palo de hierro comienza el baile al mostrarlo a la lumbre. Con la usanza emanada de lo que representa Rumanía, apuñala al templo elegido directo al pecho, justo en la cavidad de su corazón y es ahí donde los enmascarados salen de sus escondites; atuendos de animales vigorosos, tigres, leones...bestias que resurgen de su furia, alimentadas del vigor que produce el calor, manifestando gruñidos como bestias distinguidas y danzan alrededor de la hoguera, como ofrenda a la muerte. ¡La muerte cubre con su fúnebre crespón, sin poder apagar las llamas! Mientras el Conde se dedica a extraer el corazón de aquel templo. Sus manos eran crueles más su historia era trágica pero esto era la verdadera patria, un enfermo lugar donde radica la plena oscuridad, la magia negra de la agonía viste este país. Como símbolo, conserva el órgano fresco y pútrido en el frasco obsequiado de vidrio, aun se hallaba latente, su jugo es el que lo mantendrá para la elaboración de la pócima que se realizará después para ofrecerlo a alguien que desee conversar con la muerte.
Los invitados deleitan este espectáculo, maravillados celebran con sus sonrisas glamurosas, aplauden y continúan con la exhibición. El Conde demanda al manjar que le proporcionaron, que guardara el frasco, este era un joven, descubierto en su mayoría, siendo unas plumas las que cubran su hombría con el trasero a plena vista, y en su rostro se situaba una máscara a la mitad, era el rostro de un cuervo. Siendo su manjar preferido para la ocasión, era una esplendorosa diversión que iba a compartir con quien sea de su propio interés.
De manera que comienza a caminar entre los contertulios, brindando con la copa que le fue entregada. Y ahí, en brevedad una mujer se presenta. Le observo y por su atuendo, estaba seguro que no se trataba de un simple inmortal. Más sus iris le atrajeron, eran rubíes embellecidos por una perversidad. —Herzogin…— Ejecuta una leve inclinación, era justo a quien deseaba ver, en cuanto su nombradía escucho, el mismo pueblo necesitaba negociar con ella.
—Sea bienvenida a mi patria, mi Rumanía misma, duquesa. — Quería brindar, pero había un inconveniente, aún no le ofrecían bebida alguna. — Vaya insolencia del servicio, veo que aún no le han presentado la especialidad de nuestra bebida. — comentó, ordenando que le trajeran una bandeja de bebidas, el mesero se encargó de la presentación de cada copa. — Por favor, escoger el que más sea de su paladar. O si prefiere, puedo obsequiarle un aperitivo. —alzó con elegancia su falange hacia los humanos que representaban diferentes especies de animales. Tomando ventaja al arte para conocer más de su acompañante.
—Disfrute de esta gala que el secreto para ser buenos en los negocios es gozar del arte que incrementamos para nuestros beneficios. Por ello, fue motivo de esta cortesía, que como bien mencione, me gustaría conversar para futuro crecimiento. Espero que haya pensado en ello, y estoy interesado en saber sus propuestas. Puesto que usted bien enterada esta de lo que requiero, no solo reunir fuerzas, sino, quiero apoderarme del trono. Y sé que pensara, ¿Por qué no simplemente tomarlo? …Bueno, estoy fascinado por escucharle, conocer su mentalidad primeramente antes de responder esta incógnita.
Sin temor a que les escuchasen, le dio sazón a esta jugada, y vaya que requería de entretenimiento por ello. Comenzó a interesarse en esa mirada profunda, sabía que las mujeres eran amantes de los secretos, pero, la duquesa era diferente, y el fetiche del Conde es interpretar las mentes ajenas, ya conocer los movimientos ajenos y las posibles jugadas que podrían ofrecer.
La hora de retozar ha llegado, ¡Es hora de jugar! Todo estaba listo, ya había iniciado en el grande agujero negro situado en el centro. Las flamas altivas se pelean unas con otras, feroces y vociferantes permanecen; Arde, el fuego danza en circular, la gran hoguera engalana el recinto, y se marca la hora en que la mojiganga se lleve a cabo.
El Conde con el palo de hierro comienza el baile al mostrarlo a la lumbre. Con la usanza emanada de lo que representa Rumanía, apuñala al templo elegido directo al pecho, justo en la cavidad de su corazón y es ahí donde los enmascarados salen de sus escondites; atuendos de animales vigorosos, tigres, leones...bestias que resurgen de su furia, alimentadas del vigor que produce el calor, manifestando gruñidos como bestias distinguidas y danzan alrededor de la hoguera, como ofrenda a la muerte. ¡La muerte cubre con su fúnebre crespón, sin poder apagar las llamas! Mientras el Conde se dedica a extraer el corazón de aquel templo. Sus manos eran crueles más su historia era trágica pero esto era la verdadera patria, un enfermo lugar donde radica la plena oscuridad, la magia negra de la agonía viste este país. Como símbolo, conserva el órgano fresco y pútrido en el frasco obsequiado de vidrio, aun se hallaba latente, su jugo es el que lo mantendrá para la elaboración de la pócima que se realizará después para ofrecerlo a alguien que desee conversar con la muerte.
Los invitados deleitan este espectáculo, maravillados celebran con sus sonrisas glamurosas, aplauden y continúan con la exhibición. El Conde demanda al manjar que le proporcionaron, que guardara el frasco, este era un joven, descubierto en su mayoría, siendo unas plumas las que cubran su hombría con el trasero a plena vista, y en su rostro se situaba una máscara a la mitad, era el rostro de un cuervo. Siendo su manjar preferido para la ocasión, era una esplendorosa diversión que iba a compartir con quien sea de su propio interés.
De manera que comienza a caminar entre los contertulios, brindando con la copa que le fue entregada. Y ahí, en brevedad una mujer se presenta. Le observo y por su atuendo, estaba seguro que no se trataba de un simple inmortal. Más sus iris le atrajeron, eran rubíes embellecidos por una perversidad. —Herzogin…— Ejecuta una leve inclinación, era justo a quien deseaba ver, en cuanto su nombradía escucho, el mismo pueblo necesitaba negociar con ella.
—Sea bienvenida a mi patria, mi Rumanía misma, duquesa. — Quería brindar, pero había un inconveniente, aún no le ofrecían bebida alguna. — Vaya insolencia del servicio, veo que aún no le han presentado la especialidad de nuestra bebida. — comentó, ordenando que le trajeran una bandeja de bebidas, el mesero se encargó de la presentación de cada copa. — Por favor, escoger el que más sea de su paladar. O si prefiere, puedo obsequiarle un aperitivo. —alzó con elegancia su falange hacia los humanos que representaban diferentes especies de animales. Tomando ventaja al arte para conocer más de su acompañante.
—Disfrute de esta gala que el secreto para ser buenos en los negocios es gozar del arte que incrementamos para nuestros beneficios. Por ello, fue motivo de esta cortesía, que como bien mencione, me gustaría conversar para futuro crecimiento. Espero que haya pensado en ello, y estoy interesado en saber sus propuestas. Puesto que usted bien enterada esta de lo que requiero, no solo reunir fuerzas, sino, quiero apoderarme del trono. Y sé que pensara, ¿Por qué no simplemente tomarlo? …Bueno, estoy fascinado por escucharle, conocer su mentalidad primeramente antes de responder esta incógnita.
Sin temor a que les escuchasen, le dio sazón a esta jugada, y vaya que requería de entretenimiento por ello. Comenzó a interesarse en esa mirada profunda, sabía que las mujeres eran amantes de los secretos, pero, la duquesa era diferente, y el fetiche del Conde es interpretar las mentes ajenas, ya conocer los movimientos ajenos y las posibles jugadas que podrían ofrecer.
Sokolović Rosenthal- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 13/05/2014
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Re: Visul românesc [PRIVADO]
La presencia de tal cantidad de humanos llegaba a causarle ciertos mareos, demasiada actividad, demasiada vida a su alrededor. Si por ella fuera acabaría con todos ellos y sus miserables latidos. En definitiva haría lo que Bertok pero sin tanta parafernalia, pudo adivinar la pasión del conde por la teatralidad. Sus formas y el espectáculo que había organizado eran dignos de una obra shakesperiana , con drama, muerte… No parecía importarle a nadie la escena en que arrancó aquel pútrido corazón y eso sí llevó a pensar a la milenaria. Disfrutaría de una manera cruel si impusiera en su ducado alguna que otra norma a su estilo. Los tributos debían ser pagados a tiempo en sus tierras y era consciente de que su predecesora no se hacía respetar en cuanto a los plazos para ello. Cada campesino, cada herrero o mercante del Sacro Imperio debía llegar a entender cuan diferentes eran Katharina von Hammersmark y ella. Parecía incluso que se hubieran alegrado de que el puesto fuera tomado nuevamente por una mujer, pues las consideraba el pueblo más caritativas y por supuesto menos estrictas y entendidas en la materia. Para su desgracia la que ocupaba ahora el puesto les llevaba siglos de ventaja, era conocedora de tantas excusas, fraudes y dolos que ni uno solo de ellos conseguiría superar su ojo crítico si no se esforzaba en cumplir los nuevos plazos que ella misma había estipulado. Los castigos serían ejemplares, por desgracia no se podía permitir eliminar directamente a quien errara en sus actuaciones por lo que los latigazos en público o diversas humillaciones llenarían las calles pedregosas del patio de su actual castillo. Quien quisiera podría ir a deleitarse con lo que se le hacía a quien no respetara las normas de Milenka Mayfair y ella estaría sentada en el palco la primera. Nunca había tenido problemas para hacerse respetar y una panda de ratas humanas no sería novedad.
Le divertía su acompañante sin embargo, y ese fue el motivo por el cual dejó de lado sus pensamientos y cavilaciones acerca de sus súbditos. Los gestos y su manera de hablar denotaban esa fuerza vampírica, esos aires de locura y superioridad que a ella tanto se parecían. Le quitó importancia al asunto de la bebida, pues si ella así lo hubiera querido habría sido capaz de conseguirse una. No obstante, era su anfitrión quien deseaba brindar con ella por lo que seleccionó una de las ofrecidas y chocó con él suavemente antes de beber en silencio escuchando lo que decía. Desvió la mirada hacia ese peculiar grupo de humanos disfrazados de diferentes animales, en otro tiempo quizás se hubiera lanzado a ellos sin pensarlo, el morbo que despertaban era evidente pero había algo demasiado bajo para ella, quizás el mero hecho de que representaran animales. Cada vampiro tenía sus fetiches y ella tenía real repugnancia a los que habían llegado a disfrutar de la sangre animal, esos disfraces se lo recordaban por lo que negó con la cabeza ante el ofrecimiento de Bertok. Ya se buscaría más tarde la ansiada cena. Tal y como este había mencionado, Milenka estaba al corriente de la idea del conde de tomar el poder y ascender al trono, pero no el cómo ni el por qué no empezaba una guerra. Las tropas que tenía a su cargo no eran en absoluto exiguas y si juntaba aliados podría derrotar a quien ostentaba el poder en apenas unos meses de asedio.
Se dio cuenta de que no había abierto la boca desde su saludo inicial y por ello tomó un aire innecesario para retomar el control de la conversación.- No soy calma ni puedo presumir de paciencia -indicó iniciando un paseo con él pues deseaba alejarse un poco de la multitud que no hacía otra cosa que gritar y beber, provocando peleas y empujones.- Si quiero algo lo tomo. Por lo que preguntarme a mi, Conde, cómo actuar para usurpar el trono quizás no sea lo que realmente desea escuchar -una sonrisa pérfida se propagó por sus labios. Hablar de traiciones, crear alianzas por el mero hecho de ver caer a alguien en la miseria era un entretenimiento para ella. Un milenio era mucho tiempo vivido y había descubierto que el dolor ajeno tenía como fruto su propio placer. ¿Por qué no ayudar a Bertok en su afán de conseguir el trono? Le daban igual sus motivos, lo que importaba a la vampiresa era la guerra, el poder que ella misma conseguiría y el aliado que tendría para sí en Bertok. Una guerra ahora se le antojaba como el mejor manjar posible. Deseaba encontrar algo que le alentara en esa vida que en ocasiones llagaba a aburrirle. El escrutinio al que el conde la estaba sometiendo probablemente hubiera aterrorizado y espantado a cualquier otra mujer, no tenía mesura alguna a la hora de indagar en los ojos de la duquesa, y sin embargo a esta le causaba diversión. Nadie era capaz de ver más de lo que esta quería mostrar. Había traicionado y peleado mucho a lo largo de su vida y no-vida como para saber guardarse la espalda. No conocía a ese vampiro más que de oídas y estaba claro que ninguno confiaría totalmente en el otro, por algo eran la especie más temida sobre la faz de la tierra. Las sonrisas se podían tornar colmillos en cuestión de segundos, y su instinto asesino siempre estaba alerta. Pero no, no era ese el caso pues Milenka creía haber encontrado en Bertok un semejante, ya la manera de ridiculizar a los humanos había sido un paso adelante en su alianza y si seguía así tendría en ella una guerrera en la que poder apoyarse.
Le divertía su acompañante sin embargo, y ese fue el motivo por el cual dejó de lado sus pensamientos y cavilaciones acerca de sus súbditos. Los gestos y su manera de hablar denotaban esa fuerza vampírica, esos aires de locura y superioridad que a ella tanto se parecían. Le quitó importancia al asunto de la bebida, pues si ella así lo hubiera querido habría sido capaz de conseguirse una. No obstante, era su anfitrión quien deseaba brindar con ella por lo que seleccionó una de las ofrecidas y chocó con él suavemente antes de beber en silencio escuchando lo que decía. Desvió la mirada hacia ese peculiar grupo de humanos disfrazados de diferentes animales, en otro tiempo quizás se hubiera lanzado a ellos sin pensarlo, el morbo que despertaban era evidente pero había algo demasiado bajo para ella, quizás el mero hecho de que representaran animales. Cada vampiro tenía sus fetiches y ella tenía real repugnancia a los que habían llegado a disfrutar de la sangre animal, esos disfraces se lo recordaban por lo que negó con la cabeza ante el ofrecimiento de Bertok. Ya se buscaría más tarde la ansiada cena. Tal y como este había mencionado, Milenka estaba al corriente de la idea del conde de tomar el poder y ascender al trono, pero no el cómo ni el por qué no empezaba una guerra. Las tropas que tenía a su cargo no eran en absoluto exiguas y si juntaba aliados podría derrotar a quien ostentaba el poder en apenas unos meses de asedio.
Se dio cuenta de que no había abierto la boca desde su saludo inicial y por ello tomó un aire innecesario para retomar el control de la conversación.- No soy calma ni puedo presumir de paciencia -indicó iniciando un paseo con él pues deseaba alejarse un poco de la multitud que no hacía otra cosa que gritar y beber, provocando peleas y empujones.- Si quiero algo lo tomo. Por lo que preguntarme a mi, Conde, cómo actuar para usurpar el trono quizás no sea lo que realmente desea escuchar -una sonrisa pérfida se propagó por sus labios. Hablar de traiciones, crear alianzas por el mero hecho de ver caer a alguien en la miseria era un entretenimiento para ella. Un milenio era mucho tiempo vivido y había descubierto que el dolor ajeno tenía como fruto su propio placer. ¿Por qué no ayudar a Bertok en su afán de conseguir el trono? Le daban igual sus motivos, lo que importaba a la vampiresa era la guerra, el poder que ella misma conseguiría y el aliado que tendría para sí en Bertok. Una guerra ahora se le antojaba como el mejor manjar posible. Deseaba encontrar algo que le alentara en esa vida que en ocasiones llagaba a aburrirle. El escrutinio al que el conde la estaba sometiendo probablemente hubiera aterrorizado y espantado a cualquier otra mujer, no tenía mesura alguna a la hora de indagar en los ojos de la duquesa, y sin embargo a esta le causaba diversión. Nadie era capaz de ver más de lo que esta quería mostrar. Había traicionado y peleado mucho a lo largo de su vida y no-vida como para saber guardarse la espalda. No conocía a ese vampiro más que de oídas y estaba claro que ninguno confiaría totalmente en el otro, por algo eran la especie más temida sobre la faz de la tierra. Las sonrisas se podían tornar colmillos en cuestión de segundos, y su instinto asesino siempre estaba alerta. Pero no, no era ese el caso pues Milenka creía haber encontrado en Bertok un semejante, ya la manera de ridiculizar a los humanos había sido un paso adelante en su alianza y si seguía así tendría en ella una guerrera en la que poder apoyarse.
Milenka Mayfair- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 11/06/2015
Re: Visul românesc [PRIVADO]
Ahí el conde busca el enriquecimiento, hiriendo a otros, ganando más de lo que merecía en humillaciones, menos del contenido de la copa de vino. Bebe, y el sabor embriagador y exquisito es como el de la victoria de su venganza. Porque sabe que así será, no por intuición, aquí no cabe ese término, es algo pragmático. Y con la duquesa, esa energía se asemejaba a la propia, por algo la incluyo en sus planes. Porque su réplica ya esperaba, en sus palabras el significado de dolor prevalece, ella también esta sedienta, la forma en la que sus ojos predicen muertes, una inmensa decadencia que le invitaba a tomar tronos por mera cortedad.
—Está en lo correcto, Duquesa de muertos, me gustan las mentes abiertas, una sádica mujer, y sádica de las más noble sangre. —con el aliento del licor libera palabras con respeto. — Estoy deseando armar un golpe de estado, que sea interna esta guerra, porque eso es lo que estoy engendrando al querer desterrar al rey. No por mero placer, porque si dejo que intervengan por completo mis evacuaciones no tardare mucho en caer. Y lo vemos con la humanidad
Hablo, sin despegar la mirada en ella, su acompañante simplemente se limitaba a seguirle, permanecer ahí sin hablar, como una estatua. — Lo que me gusta en esta escaramuza es la manera en la que se defiendan, las estrategias empleadas, ese placer de dominar la mente ajena es lo que te da poder, no el enriquecimiento, porque lo vemos en los cacos, roban solo por obtener más y no por cierta cuestión de orgullo, aquí, es ganarse el respeto de los inferiores, no obligados por el miedo, porque eso no es respeto, sino que ellos mismos, depositen esa confianza, de que no eres un dios, o un demonio, simplemente un señor que supero hasta su propia fuerza. Eso es en cuanto a ganar.
Término por ese momento, poniendo el brazo como un caballero e invitar a la duquesa a que caminara con él, le llevaría a tomar asiento y seguir en el goce de un banquete, debían celebrar con un cuerpo, celebrar una alianza, una aceptación al dicho ofrecimiento. — Además, soy un amante de la sangre, hago el honor a esta maldición que también espera algo a cambio. Y es que, quiero ver como es devorado el rey por su pueblo, quiero ponerlos en su contra, descender su poder e irle arrebatando sus bienes, que el mismo caiga en la más baja miseria, que su tortura sea esa, porque no soy piadoso, ni perdono, matarlo en seguida es darle un paraíso. Y no, lo quiero mandar al infierno que se merece, que así como todos nos apoderamos de algo, siempre hay que estar alertas de que alguien lo hará consigo mismo.
¡Jaque! Así era este mundo de poder. Como al lugar a donde se dirigían, era una estancia reservada para ellos dos, con el fin de seguir con la conversación. –Tome asiento…
Invito a la Duquesa, al haberse adentrado al recinto, uno donde la blancura prevalecía, un decorado puro donde las cuatro paredes eran un sublime cristal, con una mesa de centro y cómodos sillones. –Así es como me estoy adentrando con los funcionarios del rey, y como dicen hay que perder algo para ganar. Y quiero empezar por el linaje real.
Se posó en el sillón después de que ella lo hiciera, en espera del banquete en el cual, era un miembro del rey.
—Está en lo correcto, Duquesa de muertos, me gustan las mentes abiertas, una sádica mujer, y sádica de las más noble sangre. —con el aliento del licor libera palabras con respeto. — Estoy deseando armar un golpe de estado, que sea interna esta guerra, porque eso es lo que estoy engendrando al querer desterrar al rey. No por mero placer, porque si dejo que intervengan por completo mis evacuaciones no tardare mucho en caer. Y lo vemos con la humanidad
Hablo, sin despegar la mirada en ella, su acompañante simplemente se limitaba a seguirle, permanecer ahí sin hablar, como una estatua. — Lo que me gusta en esta escaramuza es la manera en la que se defiendan, las estrategias empleadas, ese placer de dominar la mente ajena es lo que te da poder, no el enriquecimiento, porque lo vemos en los cacos, roban solo por obtener más y no por cierta cuestión de orgullo, aquí, es ganarse el respeto de los inferiores, no obligados por el miedo, porque eso no es respeto, sino que ellos mismos, depositen esa confianza, de que no eres un dios, o un demonio, simplemente un señor que supero hasta su propia fuerza. Eso es en cuanto a ganar.
Término por ese momento, poniendo el brazo como un caballero e invitar a la duquesa a que caminara con él, le llevaría a tomar asiento y seguir en el goce de un banquete, debían celebrar con un cuerpo, celebrar una alianza, una aceptación al dicho ofrecimiento. — Además, soy un amante de la sangre, hago el honor a esta maldición que también espera algo a cambio. Y es que, quiero ver como es devorado el rey por su pueblo, quiero ponerlos en su contra, descender su poder e irle arrebatando sus bienes, que el mismo caiga en la más baja miseria, que su tortura sea esa, porque no soy piadoso, ni perdono, matarlo en seguida es darle un paraíso. Y no, lo quiero mandar al infierno que se merece, que así como todos nos apoderamos de algo, siempre hay que estar alertas de que alguien lo hará consigo mismo.
¡Jaque! Así era este mundo de poder. Como al lugar a donde se dirigían, era una estancia reservada para ellos dos, con el fin de seguir con la conversación. –Tome asiento…
Invito a la Duquesa, al haberse adentrado al recinto, uno donde la blancura prevalecía, un decorado puro donde las cuatro paredes eran un sublime cristal, con una mesa de centro y cómodos sillones. –Así es como me estoy adentrando con los funcionarios del rey, y como dicen hay que perder algo para ganar. Y quiero empezar por el linaje real.
Se posó en el sillón después de que ella lo hiciera, en espera del banquete en el cual, era un miembro del rey.
Sokolović Rosenthal- Vampiro/Realeza
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Re: Visul românesc [PRIVADO]
Ese conde, hombre, vampiro… todo en uno se estaba ganando el respeto de la más escéptica de las criaturas sobre la faz de la tierra. Muy pocos gozaban de dicha ofrenda y estos lo atesoraban con fervor. -Duquesa de muertos… He de decir que me gusta-, admitió con media sonrisa dejando al aire el colmillo izquierdo. No interrumpió de nuevo las palabras de Bertok, era casi hipnótico escucharle hablar, la manera en que explicaba sus ideales conseguía relajar a Milenka, cosa poco común. Era curiosa la visión del poder que ese vampiro poseía, diferente a la de la duquesa pero no por ello errónea. Ella era quizás más visceral que él, los impulsos y arrebatos llevaban las riendas de su vida sin medir las repercusiones que sus actos pudieran tener. Menores eran las ocasiones en que concebía con calma y precisión, tan solo cuando un problema en concreto requería toda su atención y así ocurría de hecho en el clan del que ahora formaba parte, acabaría destronando a Domenic, era cuestión de tiempo poner a las piezas del tablero en su contra. Eso es lo que parecía estar haciendo ahora el hombre junto al que paseaba, mezclarse por el momento entre las personas cercanas al rey, hacerse pasar por uno de ellos. Las lenguas viperinas enloquecían a Milenka, encontrar a alguien igual de capaz que ella de volver a un batallón contra su líder era fascinante. Bertok se lo tomaba todo con la calma característica de quienes disponen de la infinidad del tiempo, nada en sus actos o palabras parecía reflejar realmente su sed por llegar al trono cuando en realidad era lo que más ansiaba.
-Disfruto demasiado matando Bertok-, agregó tras la afirmación de este asegurando que matar al rey sería darle en paraíso. Mucho debía odiarle para contener esas ganas de separarse la cabeza del trono, de vaciar toda la sangre de su cuerpo a sus pies. Se relamió tan solo con imaginar la escena. -Pero el plan que tienes en mente es tan retorcido como excitante-, tomó asiento a su lado tal y como le ofreció e hizo un gesto a una de las jóvenes que bailaba por allí para que se acercara. -Si sabes como hueles no te mataré-, comentó como si nada haciendo que la joven se sentara en el apoyabrazos del sofá. Sabía por experiencia que eso nunca ocurría, la sangre variaba del olor inicial del humano, a veces a peor y otras a mejor. De todas maneras esa mujer acabaría muerta, no tenía por qué cuidar las formas una vez que se habían destapado las cartas.
-Me divierte tu idea de destronar al actual rey, pero he oído hablar de él. No creo que sea tan sencillo como volver a la gente en su contra, no peca de ingenuo precisamente… -, si iba a formar parte de esa rebelión en la sombra no iba a quedarse atrás en los conocimientos sobre sus rivales. Quien ostentaba el poder llevaba ya tiempo en él, sus aliados eran tan fuertes como podían ser los de Bertok o la propia Milenka. Si recurría a James sabía que siempre tendría ayuda pero el actual rey de Inglaterra no metería a su país en una guerra, era demasiado correcto como para ello. Deberían actuar con discreción, sobre todo ella que ahora era una pieza invisible para los aliados del rey. Aquello era un juego para Milenka, un motivo más para sentirse viva, el riesgo, todo lo que atemorizaba a la gente normal era para ella un motivo para reír a carcajadas. -Te ayudaré-, aquella fue la sentencia del encuentro. Todo lo que se había formado para que se conocieran tenía ahora sentido. Bertok se había convertido en una pieza importante para ella así como a la inversa, aliados. Había llegado la hora de celebrarlo y los colmillos de Milenka salieron a relucir hambrientos de sangre. No tardaron ni un segundo en clavarse en la yugular de la joven que reposaba tranquila junto a ella, bebiendo cada gota de sangre de su cuerpo. El peso del cuerpo al caer al suelo sonó como un golpe seco y sus ojos vacíos de vida se quedaron mirando a la nada. -Excelente la comida que sirves…-, felicitó con una sonrisa amplia que dejaba ver la sangre en los labios de esta.
-Disfruto demasiado matando Bertok-, agregó tras la afirmación de este asegurando que matar al rey sería darle en paraíso. Mucho debía odiarle para contener esas ganas de separarse la cabeza del trono, de vaciar toda la sangre de su cuerpo a sus pies. Se relamió tan solo con imaginar la escena. -Pero el plan que tienes en mente es tan retorcido como excitante-, tomó asiento a su lado tal y como le ofreció e hizo un gesto a una de las jóvenes que bailaba por allí para que se acercara. -Si sabes como hueles no te mataré-, comentó como si nada haciendo que la joven se sentara en el apoyabrazos del sofá. Sabía por experiencia que eso nunca ocurría, la sangre variaba del olor inicial del humano, a veces a peor y otras a mejor. De todas maneras esa mujer acabaría muerta, no tenía por qué cuidar las formas una vez que se habían destapado las cartas.
-Me divierte tu idea de destronar al actual rey, pero he oído hablar de él. No creo que sea tan sencillo como volver a la gente en su contra, no peca de ingenuo precisamente… -, si iba a formar parte de esa rebelión en la sombra no iba a quedarse atrás en los conocimientos sobre sus rivales. Quien ostentaba el poder llevaba ya tiempo en él, sus aliados eran tan fuertes como podían ser los de Bertok o la propia Milenka. Si recurría a James sabía que siempre tendría ayuda pero el actual rey de Inglaterra no metería a su país en una guerra, era demasiado correcto como para ello. Deberían actuar con discreción, sobre todo ella que ahora era una pieza invisible para los aliados del rey. Aquello era un juego para Milenka, un motivo más para sentirse viva, el riesgo, todo lo que atemorizaba a la gente normal era para ella un motivo para reír a carcajadas. -Te ayudaré-, aquella fue la sentencia del encuentro. Todo lo que se había formado para que se conocieran tenía ahora sentido. Bertok se había convertido en una pieza importante para ella así como a la inversa, aliados. Había llegado la hora de celebrarlo y los colmillos de Milenka salieron a relucir hambrientos de sangre. No tardaron ni un segundo en clavarse en la yugular de la joven que reposaba tranquila junto a ella, bebiendo cada gota de sangre de su cuerpo. El peso del cuerpo al caer al suelo sonó como un golpe seco y sus ojos vacíos de vida se quedaron mirando a la nada. -Excelente la comida que sirves…-, felicitó con una sonrisa amplia que dejaba ver la sangre en los labios de esta.
Milenka Mayfair- Vampiro Clase Alta
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Re: Visul românesc [PRIVADO]
—Usted disfruta matando, y mi mayor placer se torna en la cacería...Aunque, dígame ¿Qué placer no llega a ser manchado por lo retorcido? Si el punto de ebullición se encuentra en las peores intenciones. — Sonrió, siendo cómplice de sus gestos, de la perversidad que retoña en el colmillo mostrado por la Duquesa, compaginando la predilección con el lucro. Al igual que sus palabras particulares del Conde y sus movimientos determinados hacían un perfecto rol al mismo tiempo.
Con su pie posado en la pierna y parte de la rodilla, extendiendo los brazos en la recargadera, enfoca su mirada a la bailarina que no debió mover sus caderas porque fue su sentencia por ser provocativa. Tan pronto fue seleccionada por su acompañante que ¡Vaya terror que le esperaba! Más su banquete llegó al mismo tiempo, el joven atado era menos que un familiar del rey. Y quiso que escuchara un poco, para alterar más su cuerpo y probar de su miedo. Jugar en lo que la conversación va a un enfoque alevoso.
—Lo interesante en esta cacería son los mismos obstáculos, las falacias que llegan a representar para querer jugársela hasta el final, no importa los grados de dificultad, el éxtasis es el saber al final quien fue el mejor. —Su voz esplendorosa se libera con ferocidad, desnudando sus colmillos cuando tiene a su presa frente a sus ojos. El es hermoso en cuanto a belleza externa, y le toma de sus manos atadas para sentarlo en su pierna. Desatando lo que cubre de su boca pues sus gritos necesitaba oír, o las súplicas que eran el dulzor exquisito para una bebida. — Es bueno mezclarse entre los enemigos, valerse de infinidad de maniobras para no ser sorprendidos. Ya que cada cual sabe de la pata que cojea. —Sabía que mientras más se conozca a los enemigos, los aliados saldrán solos, así como tenía que conocer sus propios puntos débiles donde podían contraatacar.
Y en cuanto dio su aceptación a la alianza, ronroneo gustoso, entreteniéndose con su hambre al rozar los colmillos en la yugular del joven; su sangre caliente comenzó a inducirse en su interior. Disfrutando la precisión que da para matar la Duquesa, tan rápido deshecho el cuerpo de la bailarina, que era un punto a su favor. Dirigió la mirada a su aliada, pasando la lengua por los colmillos y le invita de ese manjar. Alzando la falange para que tomara lo que más gustase de el. —Déjeme obsequiarle un excelente postre, tómelo. Aliada.
Señala con exactitud el pecho del joven, él llora, grita, se remueve, pero es inútil todo, ya su muerte estaba manifestada. Así fue como ya comenzó una cacería,, realmente la caza trata de pasión limitada a los estribos, una pasión por hacerse con su presa, abundando de codicia, de lujuria y de fiebre. Conllevando hasta las pasiones más bajas, pues, todo es un crimen que se ejecuta. El matar por matar no tiene lugar a tan banquete a celebrar por la planificación. Todos gozando, pareciese más placentero que un deseo sexual, un asesinato.
Por eso en esta guerra, todo recaerá a solo una persona, un espacio prolongado, con un simple disparo agónico y lleno de sufrimiento, que sienta dolor, padezca y que al final sea encontrado como un animal despedazado, mutilado, con los miembros arrancados y llevados pieza por pieza a los aliados del enemigo. Demasiado cruel pero una burla para recalcar que ni la inmortalidad es eterna. ¡Tan sublime arte bizarro! Único, muy propio de Rosenthal, y es que no fue un simple obsequio, esa mujer posee una extremada belleza, como Hella, una deidad de la propia muerte. Siendo motivo por el cual ella era perfecta para dar la alarma. Que se aliste el rey, porque ya fue atacado.
Con su pie posado en la pierna y parte de la rodilla, extendiendo los brazos en la recargadera, enfoca su mirada a la bailarina que no debió mover sus caderas porque fue su sentencia por ser provocativa. Tan pronto fue seleccionada por su acompañante que ¡Vaya terror que le esperaba! Más su banquete llegó al mismo tiempo, el joven atado era menos que un familiar del rey. Y quiso que escuchara un poco, para alterar más su cuerpo y probar de su miedo. Jugar en lo que la conversación va a un enfoque alevoso.
—Lo interesante en esta cacería son los mismos obstáculos, las falacias que llegan a representar para querer jugársela hasta el final, no importa los grados de dificultad, el éxtasis es el saber al final quien fue el mejor. —Su voz esplendorosa se libera con ferocidad, desnudando sus colmillos cuando tiene a su presa frente a sus ojos. El es hermoso en cuanto a belleza externa, y le toma de sus manos atadas para sentarlo en su pierna. Desatando lo que cubre de su boca pues sus gritos necesitaba oír, o las súplicas que eran el dulzor exquisito para una bebida. — Es bueno mezclarse entre los enemigos, valerse de infinidad de maniobras para no ser sorprendidos. Ya que cada cual sabe de la pata que cojea. —Sabía que mientras más se conozca a los enemigos, los aliados saldrán solos, así como tenía que conocer sus propios puntos débiles donde podían contraatacar.
Y en cuanto dio su aceptación a la alianza, ronroneo gustoso, entreteniéndose con su hambre al rozar los colmillos en la yugular del joven; su sangre caliente comenzó a inducirse en su interior. Disfrutando la precisión que da para matar la Duquesa, tan rápido deshecho el cuerpo de la bailarina, que era un punto a su favor. Dirigió la mirada a su aliada, pasando la lengua por los colmillos y le invita de ese manjar. Alzando la falange para que tomara lo que más gustase de el. —Déjeme obsequiarle un excelente postre, tómelo. Aliada.
Señala con exactitud el pecho del joven, él llora, grita, se remueve, pero es inútil todo, ya su muerte estaba manifestada. Así fue como ya comenzó una cacería,, realmente la caza trata de pasión limitada a los estribos, una pasión por hacerse con su presa, abundando de codicia, de lujuria y de fiebre. Conllevando hasta las pasiones más bajas, pues, todo es un crimen que se ejecuta. El matar por matar no tiene lugar a tan banquete a celebrar por la planificación. Todos gozando, pareciese más placentero que un deseo sexual, un asesinato.
Por eso en esta guerra, todo recaerá a solo una persona, un espacio prolongado, con un simple disparo agónico y lleno de sufrimiento, que sienta dolor, padezca y que al final sea encontrado como un animal despedazado, mutilado, con los miembros arrancados y llevados pieza por pieza a los aliados del enemigo. Demasiado cruel pero una burla para recalcar que ni la inmortalidad es eterna. ¡Tan sublime arte bizarro! Único, muy propio de Rosenthal, y es que no fue un simple obsequio, esa mujer posee una extremada belleza, como Hella, una deidad de la propia muerte. Siendo motivo por el cual ella era perfecta para dar la alarma. Que se aliste el rey, porque ya fue atacado.
Sokolović Rosenthal- Vampiro/Realeza
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Re: Visul românesc [PRIVADO]
Había caracteres de para todos los gustos y no cabía duda de que Bertok, por mucho más tranquilo que fuera comparado con Milenka, tenía sus trucos para lograr alcanzar aquello que anhelaba. También la duquesa en algún ocasión se había rodeado de enemigos -o más bien futuras víctimas- para que el golpe fuera más certero y doloroso. De hecho no hacía tanto había accedido a formar parte de un clan de vampiros con el único y firme propósito de volver a los dos menores contra el líder. Su buen amigo Domenic debía aprender a no confiar en los demás y por duro que fuera para él, aprendería también a conocer los límites del cariño de Milenka. Esta no demostraba su afecto con besos, caricias, cartas de amor o sonrisas, su amistad era cruda como ella, fría e incluso dolorosa. Esos detalles de su personalidad acabaría por conocerlos también Bertok, aunque su relación sería puramente de aliados por el momento, pues quedaba patente que ambos vampiros se estaban midiendo en cada gesto y palabra.
Si bien la milenaria no acostumbraba a compartir sus manjares con nadie ni a tomar de un cuerpo ya mancillado, en ese caso hizo una excepción. Deseaba dejar cerrada ya esa alianza para poder regresar a su ducado, pues varias tareas reclamaban su atención. Hincó los colmillos en el pecho del joven de una manera tan cruenta que cuando acabó de beber de él había dejado un profundo mordisco en su piel. -Ha sido más generoso de lo que el protocolo establecía-, agradeció a su anfitrión mientras se limpiaba la sangre que desbordaba por sus labios con un jirón del vestido de su bailarina. -Hay algo de lo que no hemos hablado y me veo en la obligación de preguntar, ¿cuántos se han unido a esta causa?- que ella jugaría de la misma manera estaba claro pero, por otro lado, deseaba conocer los nombres de quienes lucharían con ellos en caso de llegar el momento.
Nada tenía contra aquel rey que gobernaba, nunca había levantado un solo dedo contra ella pero quizás su error fue meramente de rapidez. A un vampiro de cierta edad el tiempo sin juegos se le hacía eterno, y Bertok había tenido la habilidad de presentar ante esa sanguinaria un medio para estar entretenida. -No puedo demorar mi regreso a mis tierras por desgracia, vine por obligación y me voy con un aliado. Creo que no puedo llevarme mejor sabor de boca-, comentó con doble sentido por las piezas humanas que reposaban a los pies de ambos. El tiempo que fuera a estar en sus tierras no lo sabía, pues tenía pendiente repetir un viaje a Inglaterra y quién sabe a dónde más, pero a la primera llamada del conde allí estaría de nuevo.
Si bien la milenaria no acostumbraba a compartir sus manjares con nadie ni a tomar de un cuerpo ya mancillado, en ese caso hizo una excepción. Deseaba dejar cerrada ya esa alianza para poder regresar a su ducado, pues varias tareas reclamaban su atención. Hincó los colmillos en el pecho del joven de una manera tan cruenta que cuando acabó de beber de él había dejado un profundo mordisco en su piel. -Ha sido más generoso de lo que el protocolo establecía-, agradeció a su anfitrión mientras se limpiaba la sangre que desbordaba por sus labios con un jirón del vestido de su bailarina. -Hay algo de lo que no hemos hablado y me veo en la obligación de preguntar, ¿cuántos se han unido a esta causa?- que ella jugaría de la misma manera estaba claro pero, por otro lado, deseaba conocer los nombres de quienes lucharían con ellos en caso de llegar el momento.
Nada tenía contra aquel rey que gobernaba, nunca había levantado un solo dedo contra ella pero quizás su error fue meramente de rapidez. A un vampiro de cierta edad el tiempo sin juegos se le hacía eterno, y Bertok había tenido la habilidad de presentar ante esa sanguinaria un medio para estar entretenida. -No puedo demorar mi regreso a mis tierras por desgracia, vine por obligación y me voy con un aliado. Creo que no puedo llevarme mejor sabor de boca-, comentó con doble sentido por las piezas humanas que reposaban a los pies de ambos. El tiempo que fuera a estar en sus tierras no lo sabía, pues tenía pendiente repetir un viaje a Inglaterra y quién sabe a dónde más, pero a la primera llamada del conde allí estaría de nuevo.
Milenka Mayfair- Vampiro Clase Alta
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Re: Visul românesc [PRIVADO]
La dama sangrienta no especuló las verdaderas intenciones del Conde, por muy que esté interesado en ella; en deleitar su belleza, o compartir las distinciones espléndidas, no se distraía de su verdadero cometido. No era compartir el manjar, no a manera de rebasar los límites de esa alianza, de esa relación. No era un acto íntimo. No, más debía de descifrar la duquesa, que era un negocio sin ser dotado de autonomía por ella. El Conde se salió con la suya, ella dio muerte al integrante real —aquel joven ya situado en los pies de los monarcas— La encadeno con ello, que era ese su principal motivo. Asegurar su palabra, mantenerla al juego hasta que llegue a su fin. Ya no había escapatoria.
Callo, no le contradijo a sus cumplidos, se relamió los labios, limpiando la posible sangre que se encontraba, acomodando su moño, sacudiendo la prenda de su pantalón por si una pelusa fue dejada al momento de que se apoderó de un cuerpo. Y hablo con una libertad, con la confianza producida de la trampa, de la maña de dejarla sin salida alguna.— Debo decirle que tengo las tierras neutras del reinado del duque Döhler, más las partes que le conciernen al barón Furtwängler han sido restringidas para un combate, no está en contra, ni con nosotros esta, ha decido solo proteger a su pueblo. Por lo que respeto su decisión. Pero la mitad de las extensiones de Rumania están a mi favor, el duque, la condesa y el barón. Pero tengo una carta bajo la manga, y esa sería mi último miembro.
Declaró, con la seriedad intachable, el porte de un conquistador que primero celebra su maniobra y al final brinda por la victoria. Así era esto, así era el poder y la lucha.
Y sin más, se levantó, ofreciendo la mano para ayudar a la Duquesa, ya habían celebrado el pacto. Ya estaba todo estipulado por ambos. —No quiero quitarle más su valioso tiempo, ya está concluido nuestro encuentro. Y estableciendo nuestra alianza de paz y fines, le agradezco el haber acudido a mi invitación. En nombre de mi región le son abiertas las puertas. Y cuando se dé el contraataque, le haré llegar mi aviso, de que alce sus tropas.
Inclinó levemente la cabeza, dando fin al discurso pero con las nuevas a continuar con la mojigata. Y que se encargaran de llevar a la hoguera esos restos.
Callo, no le contradijo a sus cumplidos, se relamió los labios, limpiando la posible sangre que se encontraba, acomodando su moño, sacudiendo la prenda de su pantalón por si una pelusa fue dejada al momento de que se apoderó de un cuerpo. Y hablo con una libertad, con la confianza producida de la trampa, de la maña de dejarla sin salida alguna.— Debo decirle que tengo las tierras neutras del reinado del duque Döhler, más las partes que le conciernen al barón Furtwängler han sido restringidas para un combate, no está en contra, ni con nosotros esta, ha decido solo proteger a su pueblo. Por lo que respeto su decisión. Pero la mitad de las extensiones de Rumania están a mi favor, el duque, la condesa y el barón. Pero tengo una carta bajo la manga, y esa sería mi último miembro.
Declaró, con la seriedad intachable, el porte de un conquistador que primero celebra su maniobra y al final brinda por la victoria. Así era esto, así era el poder y la lucha.
Y sin más, se levantó, ofreciendo la mano para ayudar a la Duquesa, ya habían celebrado el pacto. Ya estaba todo estipulado por ambos. —No quiero quitarle más su valioso tiempo, ya está concluido nuestro encuentro. Y estableciendo nuestra alianza de paz y fines, le agradezco el haber acudido a mi invitación. En nombre de mi región le son abiertas las puertas. Y cuando se dé el contraataque, le haré llegar mi aviso, de que alce sus tropas.
Inclinó levemente la cabeza, dando fin al discurso pero con las nuevas a continuar con la mojigata. Y que se encargaran de llevar a la hoguera esos restos.
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Sokolović Rosenthal- Vampiro/Realeza
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