AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Ciudad sin Dios || Privado (Los Eternos C. de Le due maschere della notte)
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Darkness Severaux
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Ciudad sin Dios || Privado (Los Eternos C. de Le due maschere della notte)
Recuerdo del primer mensaje :
-Esto es peor que un conclave- maquilaba la cabeza del inquisidor mientras caminaba hacia su próximo destino del que tanto aparentaba quejarse, aunque desde el punto de vista de ese hombre era más la costumbre de arremedar que porque realmente sintiera una verdadera incomodidad.
De haber podido hubiese mandado a cualquier otro representante en su lugar, pero consideró que lo prudente era mantener a sus hombres por los alrededores y unos cuantos a pocos metros de donde se llevaría acabo la reunión que él mismo convocó. Cita que solo involucraba la presencia de tres personas además de él, personas que le hubiese gustado ver pero en otras circunstancias menos penosas y arriesgadas como las de aquella noche.
Una noche normal de invierno para todos los habitantes de aquella ciudad, guarida sagrada de la religión católica y el último sitio donde Belial se atrevería a esconderse, una tierra que dormía plácidamente bajo sus techos desprovistos de estrellas tan nítidas como las que se cernían sobre la cabeza de aquel hombre de edad respetable que en aras de tranquilizar sus pensamientos oraba en silencio con la cabeza baja.
Aquella noche tomó por bastón al señor para poder seguir andando, para poder seguir escuchando los ruidos casi imperceptibles de las criaturas noctambulas que no necesariamente eran producto de la simple naturaleza creada por Dios como los hombres, ellos... todos los condenados y los hijos de las tinieblas estaban por allí muy cerca y podía sentirlos, podía olfatear su malicia en medio de una callejuela empedrada desprovista de toda luz lunar y de toda vida con sangre y alma, tal parecía que solo el silencio reinaba por aquellos lares santos donde San Pedro fue crucificado de cabeza para evitar ofender a su Señor, hazaña que ni el mismo Ser supremo debía recordar porque ahora en esa tierra hijos contra hijas se hacían la guerra y otras criaturas malignas como las que armaron una catástrofe indiscreta en París caminaban y se cazaban entre ellos, mientras que solo un puñado de jesuitas bajo su mando peleaba contra ellos, una lucha silenciosa que solo daba pie a pensar que allí como en cualquier lugar del planeta había una Ciudad sin Dios.
A su vista un complejo religioso aguardaba en silencio su arribo y el de su acompañante, esa noche soldados jesuitas se hallaban alrededor del edificio en estado de guardia ante cualquier eventualidad puesto lo que allí se discutiría era tan delicado que hasta los oídos más sensibles podían enterarse y ofenderse, así mismo sus perseguidos podían estarlos espiando desde lo más profundo de la oscuridad y la maleza que envolvía un pequeño jardín pulcro y silencioso. Su ayudante que venía detrás de él en su sepulcral silencio se adelanto unos pasos para abrirle la puerta en la que nadie debía pasar hasta pasada las tres de la madrugada. Los guardias al verlo retrocedieron dejándolos pasar y poniéndoles sobre aviso que nadie más había llegado -Era de esperarse- se dijo con frustrado humor -Después de todo ellos vienen desde París- se encogió en hombros y continuo por un pasillo plagado de pinturas con temática religiosa, crucifijos y otras curiosidades más de la religión católica que estaban acorde con el frío de la atmosfera y los ecos repetitivos del paso de ambos.
Detuvieron su paso hasta topar con una puerta de detalles exquisitos como solo el Vaticano y el europea sabían elaborarlo, el sirviente volvió a abrir la puerta causándose molestia a si mismo por el rechinido de los goznes. Severian comprobó que efectivamente la sala estaba vacía y las sillas de la gran mesa rectangular de mármol, estaba desprovista de ceras y llamas –Será mejor que te sientes Aramis- indicó al pequeño a su lado -Ellos tardarán como siempre- resopló con resignación acercándose a las velas para encenderlas de una en una con ayuda del instrumental que allí se encontraba exclusivamente para ello –Solomon siempre se tarda lo suficiente para lograr exasperar mi paciencia- explicó mientras terminaba y tomaba asiento cerca del fuego diminuto y destellante de las ceras blancas –Solo Dios sabe porque hizo de mi hermano un reverendo impuntual- como era de esperarse el niño no respondió y ciertamente Severian no esperaba algo más, ese muchacho no hablaba más que para lo esencial, ya se había acostumbrado a su escrutinio y a la vaga respuesta que podía brindarle, era como entablar una charla con la pared o los Arcángeles hechos en distintos materiales a su alrededor.
-Esto es peor que un conclave- maquilaba la cabeza del inquisidor mientras caminaba hacia su próximo destino del que tanto aparentaba quejarse, aunque desde el punto de vista de ese hombre era más la costumbre de arremedar que porque realmente sintiera una verdadera incomodidad.
De haber podido hubiese mandado a cualquier otro representante en su lugar, pero consideró que lo prudente era mantener a sus hombres por los alrededores y unos cuantos a pocos metros de donde se llevaría acabo la reunión que él mismo convocó. Cita que solo involucraba la presencia de tres personas además de él, personas que le hubiese gustado ver pero en otras circunstancias menos penosas y arriesgadas como las de aquella noche.
Una noche normal de invierno para todos los habitantes de aquella ciudad, guarida sagrada de la religión católica y el último sitio donde Belial se atrevería a esconderse, una tierra que dormía plácidamente bajo sus techos desprovistos de estrellas tan nítidas como las que se cernían sobre la cabeza de aquel hombre de edad respetable que en aras de tranquilizar sus pensamientos oraba en silencio con la cabeza baja.
Aquella noche tomó por bastón al señor para poder seguir andando, para poder seguir escuchando los ruidos casi imperceptibles de las criaturas noctambulas que no necesariamente eran producto de la simple naturaleza creada por Dios como los hombres, ellos... todos los condenados y los hijos de las tinieblas estaban por allí muy cerca y podía sentirlos, podía olfatear su malicia en medio de una callejuela empedrada desprovista de toda luz lunar y de toda vida con sangre y alma, tal parecía que solo el silencio reinaba por aquellos lares santos donde San Pedro fue crucificado de cabeza para evitar ofender a su Señor, hazaña que ni el mismo Ser supremo debía recordar porque ahora en esa tierra hijos contra hijas se hacían la guerra y otras criaturas malignas como las que armaron una catástrofe indiscreta en París caminaban y se cazaban entre ellos, mientras que solo un puñado de jesuitas bajo su mando peleaba contra ellos, una lucha silenciosa que solo daba pie a pensar que allí como en cualquier lugar del planeta había una Ciudad sin Dios.
A su vista un complejo religioso aguardaba en silencio su arribo y el de su acompañante, esa noche soldados jesuitas se hallaban alrededor del edificio en estado de guardia ante cualquier eventualidad puesto lo que allí se discutiría era tan delicado que hasta los oídos más sensibles podían enterarse y ofenderse, así mismo sus perseguidos podían estarlos espiando desde lo más profundo de la oscuridad y la maleza que envolvía un pequeño jardín pulcro y silencioso. Su ayudante que venía detrás de él en su sepulcral silencio se adelanto unos pasos para abrirle la puerta en la que nadie debía pasar hasta pasada las tres de la madrugada. Los guardias al verlo retrocedieron dejándolos pasar y poniéndoles sobre aviso que nadie más había llegado -Era de esperarse- se dijo con frustrado humor -Después de todo ellos vienen desde París- se encogió en hombros y continuo por un pasillo plagado de pinturas con temática religiosa, crucifijos y otras curiosidades más de la religión católica que estaban acorde con el frío de la atmosfera y los ecos repetitivos del paso de ambos.
Detuvieron su paso hasta topar con una puerta de detalles exquisitos como solo el Vaticano y el europea sabían elaborarlo, el sirviente volvió a abrir la puerta causándose molestia a si mismo por el rechinido de los goznes. Severian comprobó que efectivamente la sala estaba vacía y las sillas de la gran mesa rectangular de mármol, estaba desprovista de ceras y llamas –Será mejor que te sientes Aramis- indicó al pequeño a su lado -Ellos tardarán como siempre- resopló con resignación acercándose a las velas para encenderlas de una en una con ayuda del instrumental que allí se encontraba exclusivamente para ello –Solomon siempre se tarda lo suficiente para lograr exasperar mi paciencia- explicó mientras terminaba y tomaba asiento cerca del fuego diminuto y destellante de las ceras blancas –Solo Dios sabe porque hizo de mi hermano un reverendo impuntual- como era de esperarse el niño no respondió y ciertamente Severian no esperaba algo más, ese muchacho no hablaba más que para lo esencial, ya se había acostumbrado a su escrutinio y a la vaga respuesta que podía brindarle, era como entablar una charla con la pared o los Arcángeles hechos en distintos materiales a su alrededor.
Severian D´Angelo- Inquisidor Clase Alta
- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 22/09/2015
Re: Ciudad sin Dios || Privado (Los Eternos C. de Le due maschere della notte)
-Sería conveniente que tu, y vuestros amigos se dieran perfecta cuenta de una vez por todas que el mundo no tiene colores claros la mayor parte del tiempo. La muerte siempre esta allí afuera acompañada de la mala fortuna, ellas son las que tiñen de carmín y gris el paisaje que vosotros os empeñáis en volverlo completamente uniforme- intervino Darkness mucho antes de que Severian se atreviera a decir algo más con su acostumbrada paciencia y arrogancia que a él tanto le desesperaba. Pasaba una furtiva mirada de un lado a otro, escudriñando discretamente que era lo que el otro podía llegar a pensar o sentir, lo cierto es que ahora todos estaban atentos y tensos ante su silencio e intervención, cualquiera en su sano juicio lo haría si viera esa mirada vacía y gélida de los que desprendían amenazas silenciosas si otro se atrevía a contradecirlo.
El era quién lanzó aquella risa discreta y sarcástica cuando D´Angelo hablaba tan propio serio de sus misiones, de ser útil, según Severaux en realidad solo hacia los informes al Papado para cosechar reconocimiento. Severian era, desde tiempos inmemoriales cuando lo conoció, un ambicioso por naturaleza -Además- volvió a referirse a Gideon con su acostumbrado siseo pausado y lúgubre de su voz grave -Vuestros amigos deberán inmiscuirse les guste o no- se encogió de hombros -Eso, si quereis sobrevivir por supuesto. Todo lo que maquila Cetanu, todo esto es para vosotros, tendréis que acostumbraros a la idea de que así será, tendréis que entender que la guerra aún no ha terminado mientras Vasili se proclame dueño y señor de códigos de ley entre nosotros-.
El silencio se hizo entre todos y entonces volvió la espalda a ellos, perdiendo por un instante la noción tiempo y espacio, atando cabos como solo él sabía hacerlo -Quizás deberíamos dejar hacer tanto drama Gideon y ocuparnos del problema de una buena vez, de esta forma ya no se manchara más vuestra alma… no me hagáis dudar de vuestra fiabilidad- asintió -Sí y es momento de que lo diga, entre vosotros hay un traidor, alguien a informado a los “Eternos” lo que planean hacer, la reunión que habéis convocado en los bosques ya no es una novedad para él, por el contrario, piensa atraparos allí- se volvió y levantó por impulso su mano metálica para silenciar -Callad, que todavía no he terminado- ordeno desafiante y rígidamente -Yo no he sido, si es de lo que pretendéis acusarme, yo no he sido- bajo la mano envolviendo debajo de la capa oscura y larga que ataviaba su cuerpo -Por el contrario he intentado persuadirlo y he dado otra fecha intentando confundirlo, debéis ver esto como una ventaja, debéis hacedlo como Severian lo ha hecho ya… ese día atacaremos nosotros y vuestros amigos con o sin líder, aceptando o no que en las guerras siempre hay bajas deberán apoyarnos, en nombre de todos los que perdieron la vida antes y después de que las dos máscaras de la noche cayeran en las llamas del caos, de lo que perdieron todos vosotros aquella fatídica noche- pausó con un leve suspiro -En cuanto a Kida- fijo su mirada en ella y un destello de despreció brotó del frío marrón de sus orbes -Yo preferiría que vos le mostréis la dirección de la puerta- agregó mordaz -Simplemente yo, al menos, no confío en ciertas personas cuyas manchas de sangre no se desvanecen del alma, por mucho que los dueños deseen reivindicarse, creedme, yo sé sobre eso… pero haya vos- protesto a Severian -Es vuestra piel y no la mía D´Angelo-
Sintió entonces sobre sí la mirada de Solomon, unos ojos tan penetrantes que le evaluaban sin que pudieran descifrar absolutamente nada sobre el medievo, que, correspondía con una seriedad solemne y una pose intimidante que hacia resaltar su considerable altura -Perdéis vuestro tiempo Vasari- advirtió y desvió la mirada, mostrando desinterés, no debía nada, al menos con él, porque con su hija lo debía todo, le debía la confesión de su verdad, de la única que quizás terminaría por arrebatarle lo único y más preciado que podía poseer en su larga y solitaria vida.
El era quién lanzó aquella risa discreta y sarcástica cuando D´Angelo hablaba tan propio serio de sus misiones, de ser útil, según Severaux en realidad solo hacia los informes al Papado para cosechar reconocimiento. Severian era, desde tiempos inmemoriales cuando lo conoció, un ambicioso por naturaleza -Además- volvió a referirse a Gideon con su acostumbrado siseo pausado y lúgubre de su voz grave -Vuestros amigos deberán inmiscuirse les guste o no- se encogió de hombros -Eso, si quereis sobrevivir por supuesto. Todo lo que maquila Cetanu, todo esto es para vosotros, tendréis que acostumbraros a la idea de que así será, tendréis que entender que la guerra aún no ha terminado mientras Vasili se proclame dueño y señor de códigos de ley entre nosotros-.
El silencio se hizo entre todos y entonces volvió la espalda a ellos, perdiendo por un instante la noción tiempo y espacio, atando cabos como solo él sabía hacerlo -Quizás deberíamos dejar hacer tanto drama Gideon y ocuparnos del problema de una buena vez, de esta forma ya no se manchara más vuestra alma… no me hagáis dudar de vuestra fiabilidad- asintió -Sí y es momento de que lo diga, entre vosotros hay un traidor, alguien a informado a los “Eternos” lo que planean hacer, la reunión que habéis convocado en los bosques ya no es una novedad para él, por el contrario, piensa atraparos allí- se volvió y levantó por impulso su mano metálica para silenciar -Callad, que todavía no he terminado- ordeno desafiante y rígidamente -Yo no he sido, si es de lo que pretendéis acusarme, yo no he sido- bajo la mano envolviendo debajo de la capa oscura y larga que ataviaba su cuerpo -Por el contrario he intentado persuadirlo y he dado otra fecha intentando confundirlo, debéis ver esto como una ventaja, debéis hacedlo como Severian lo ha hecho ya… ese día atacaremos nosotros y vuestros amigos con o sin líder, aceptando o no que en las guerras siempre hay bajas deberán apoyarnos, en nombre de todos los que perdieron la vida antes y después de que las dos máscaras de la noche cayeran en las llamas del caos, de lo que perdieron todos vosotros aquella fatídica noche- pausó con un leve suspiro -En cuanto a Kida- fijo su mirada en ella y un destello de despreció brotó del frío marrón de sus orbes -Yo preferiría que vos le mostréis la dirección de la puerta- agregó mordaz -Simplemente yo, al menos, no confío en ciertas personas cuyas manchas de sangre no se desvanecen del alma, por mucho que los dueños deseen reivindicarse, creedme, yo sé sobre eso… pero haya vos- protesto a Severian -Es vuestra piel y no la mía D´Angelo-
Sintió entonces sobre sí la mirada de Solomon, unos ojos tan penetrantes que le evaluaban sin que pudieran descifrar absolutamente nada sobre el medievo, que, correspondía con una seriedad solemne y una pose intimidante que hacia resaltar su considerable altura -Perdéis vuestro tiempo Vasari- advirtió y desvió la mirada, mostrando desinterés, no debía nada, al menos con él, porque con su hija lo debía todo, le debía la confesión de su verdad, de la única que quizás terminaría por arrebatarle lo único y más preciado que podía poseer en su larga y solitaria vida.
Darkness Severaux- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 23/04/2015
Re: Ciudad sin Dios || Privado (Los Eternos C. de Le due maschere della notte)
Aramis había estado atento. Pronto la trama del libro que llevaba sobre las manos dejó de tener alguna clase de interés para él, porque de vez en cuando volteaba hacia su salvador mostrando en sus ojos llamativos un ligero brillo que daba más vida a su comportamiento retraído.
En su mente no dejo de imaginarse con lujo de detalle como sería Cetanu Vasili y sus “Eternos”, la realidad era que el pequeño sentía debilidad y curiosidad hacia esas criaturas de mundos oscuros y desconocidos para el ojo humano que se cerraba de todo al no tener evidencia tangible de nada. Pocas habían sido las ocasiones en realidad en que tratara con alguna vampiro, Gideon por ejemplo era un de ellos, pero casi nunca hablaba con nadie, en su lugar solo se le pasaba orando la mayor parte de la noche cuando llegaba de vista al Vaticano. Aunque el también ponía muy poco de su parte, aquel muchacho no sabía como comunicarse ni tampoco tenía daba demasiada importancia al contacto social, ¿Para que cuando tiene libros que lo lleva a otros mundos sin pagar peaje y sin esfuerzo?, sin embargo sus deseos eran arduos, saber como un antiguo, venido de otras épocas veía el cambio constante de los tiempos, cuales eran sus costumbres, como era la gente, que usaban y que se hacia con los niños raros como él se consideraba. Aramis nunca confió por el simple hecho de que el vampiro parecía molestarse con tan solo hablar del ayer y el tenía muy poca por no decir nula tolerancia a la hostilidad y la frustración.
Vio que Severian se acercaba a su asiento por lo que volvió a las páginas pero no de manera consciente, por el rabillo del ojo seguía los movimientos de todos, escrutándolos sin que ellos se dieran cuenta. La mujer recién llegada parecía llamar más su atención además del hombre de ropas y cabellos oscuros, él la recordaba. Ella era un Profeta, aunque nunca se le había dicho cual era la funciones de aquella división en la Orden, Kida se portaba amablemente con él, le tenía paciencia y lo escuchaba atentamente, era la única con la que podía hablar sobre arte y literatura, ella siempre fue la única que escucho su voz risueña y aguda constantemente más que cualquier otro incluido su Amo.
Tuvo el impulso de ir a saludarla propiamente pero se detuvo, quizás su Amo siguiera molesto con ella por su traición y no dejará acercársele al final. El infante podía ser callado la mayoría de las ocasiones y retraído o fuera de todo espacio y tiempo, pero era un gran escucha y excelente observador. Bastaba con contemplar la escena y sacar deducciones acertadas sobre alguien o algo en especifico, alguna vez se le dijo que podía ser un gran Profeta, por lo que supuso que eran espías, pero quien se lo dijo desapareció sin dejar rastro y hasta el momento Gideon seguía investigando su paradero hasta donde recordaba y sabía.
No era que Aramis fuera mal agradecido, en absoluto, pero Severian tenía constantes líos con las damas y la inquisición que se olvidaba de él como niño, a veces el se sentía incomprendido, en el fondo también quería saber que le pasaba para poder simpatizar mejor a su Amo. Lo cierto es que solo Kida y Vandal, el líder de los profetas lograban comprenderlo y cubrir de él carencias de amor y atención.
Sin poder contenerse más y aprovechando el silencio que se hizo después de Darkness hizo una pregunta que quizás nadie se esperaba -¿Que es un Profeta?- los otros lo escucharon hablar, sintió las miradas de todos clavadas en su capucha marrón y su libro abierto -Lo siento- se disculpó al entender que nadie respondía -Fue una pregunta muy tonta, aceptaré mi castigo Amo-.
En su mente no dejo de imaginarse con lujo de detalle como sería Cetanu Vasili y sus “Eternos”, la realidad era que el pequeño sentía debilidad y curiosidad hacia esas criaturas de mundos oscuros y desconocidos para el ojo humano que se cerraba de todo al no tener evidencia tangible de nada. Pocas habían sido las ocasiones en realidad en que tratara con alguna vampiro, Gideon por ejemplo era un de ellos, pero casi nunca hablaba con nadie, en su lugar solo se le pasaba orando la mayor parte de la noche cuando llegaba de vista al Vaticano. Aunque el también ponía muy poco de su parte, aquel muchacho no sabía como comunicarse ni tampoco tenía daba demasiada importancia al contacto social, ¿Para que cuando tiene libros que lo lleva a otros mundos sin pagar peaje y sin esfuerzo?, sin embargo sus deseos eran arduos, saber como un antiguo, venido de otras épocas veía el cambio constante de los tiempos, cuales eran sus costumbres, como era la gente, que usaban y que se hacia con los niños raros como él se consideraba. Aramis nunca confió por el simple hecho de que el vampiro parecía molestarse con tan solo hablar del ayer y el tenía muy poca por no decir nula tolerancia a la hostilidad y la frustración.
Vio que Severian se acercaba a su asiento por lo que volvió a las páginas pero no de manera consciente, por el rabillo del ojo seguía los movimientos de todos, escrutándolos sin que ellos se dieran cuenta. La mujer recién llegada parecía llamar más su atención además del hombre de ropas y cabellos oscuros, él la recordaba. Ella era un Profeta, aunque nunca se le había dicho cual era la funciones de aquella división en la Orden, Kida se portaba amablemente con él, le tenía paciencia y lo escuchaba atentamente, era la única con la que podía hablar sobre arte y literatura, ella siempre fue la única que escucho su voz risueña y aguda constantemente más que cualquier otro incluido su Amo.
Tuvo el impulso de ir a saludarla propiamente pero se detuvo, quizás su Amo siguiera molesto con ella por su traición y no dejará acercársele al final. El infante podía ser callado la mayoría de las ocasiones y retraído o fuera de todo espacio y tiempo, pero era un gran escucha y excelente observador. Bastaba con contemplar la escena y sacar deducciones acertadas sobre alguien o algo en especifico, alguna vez se le dijo que podía ser un gran Profeta, por lo que supuso que eran espías, pero quien se lo dijo desapareció sin dejar rastro y hasta el momento Gideon seguía investigando su paradero hasta donde recordaba y sabía.
No era que Aramis fuera mal agradecido, en absoluto, pero Severian tenía constantes líos con las damas y la inquisición que se olvidaba de él como niño, a veces el se sentía incomprendido, en el fondo también quería saber que le pasaba para poder simpatizar mejor a su Amo. Lo cierto es que solo Kida y Vandal, el líder de los profetas lograban comprenderlo y cubrir de él carencias de amor y atención.
Sin poder contenerse más y aprovechando el silencio que se hizo después de Darkness hizo una pregunta que quizás nadie se esperaba -¿Que es un Profeta?- los otros lo escucharon hablar, sintió las miradas de todos clavadas en su capucha marrón y su libro abierto -Lo siento- se disculpó al entender que nadie respondía -Fue una pregunta muy tonta, aceptaré mi castigo Amo-.
Aramis Alighieri- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 17/09/2015
Re: Ciudad sin Dios || Privado (Los Eternos C. de Le due maschere della notte)
-Bueno hasta que por fin alguien dice algo ingenioso- reparó el hechicero entrando de golpe en la habitación y sin previó aviso. Sus ropajes habían cambiado gracias a un obsequio del mismo Allan, era su vestimenta un pantalón marrón, una camisa de olanes color blanco en el pecho, acompañado por un saco al corte victoriano francés del mismo color de su cabello castaño y ondulado, largo y perfectamente peinado de lado a lado.
-Disculpen la terrible demora, se los suplico extensamente- añadió con amabilidad y una sonrisa discreta asomándose por sus labios delgados y cubiertos de barba y bigote tupidos pero arreglados -Ahora, yendo al tema que nos atañe pequeño niño, un profeta es… bueno, personas que se dedican al espionaje específicamente, somos personas entrenadas para llevar una doble vida si se considera conveniente a los planes de la Orden, andamos de un bando a otro trayendo información útil que nos permita llevar ventaja- sus ojos claros se enfocaron directamente en los infantiles que miraban expectantes y con cierta curiosidad, hasta ese momento Lot había hecho caso omiso de todos los demás, excluyó y sin embargo regreso a los detalles del salón. Antiguo, con paredes que en su momento quizás tuvieron un color blanco y con más altares colgados por doquier, las velas hacían que ese glorioso paisaje se desvaneciera ante los ojos que observaran con atención al descuidado muro que daba justo frente de sus ojos, amarillento y áspero que en su punto más alto se elevaba en curva para conectar con el techo cubierto de color azul oscuro y detalles dorados en sus orillas que servían de marco para las pinturas de unos ángeles juguetones que veían entusiastas la larga y enorme mesa vacía con doce sillas su alrededor y la chimenea más allá con el fuego a dente cobijando al pequeño que inmóvil seguía ansiando en silencio por más de aquel relato. Pero Lot no lo hizo, enmudeció en cuanto reconoció a quien tenía a su costado izquierdo.
A unos pasos adelante de él estaba de pie aquel hombre que años atrás formó cientos de espías para la Orden, su capa negra y larga daban cuenta de que no había cambiado absolutamente nada de parecer sobre una vestimenta más colorida. Sus ojos fríos y fijos en él seguían intrigando y asustando al hechicero -Ah, Darkness, que sorpresa tan agradable volverte a ver entre nosotros- Lot sabía que lo cortés no le quitaba nada, estaba en el otro si correspondía o no al saludo -De verdad, es un placer tenerte entre nosotros después de unos… casi veinte años- su oyente no contestó. Lot se encogió de hombros -Es un placer verte- añadió casi rendido de intentar entablar alguna conversación con él.
Giró su cabeza y se percato de que un rostro conocido le miraba con la expresión paternal que hace tanto no recibía, algo por dentro se emociono al verlo y contuvo con valentía las ganas de llorar de felicidad. Allí estaba de traje oscuro con un corte aún mas antiguo que el resto de los uniformes que un inquisidor podía llegar a utilizar, su sombrero de plumas rojas y la cruz en el pecho bordada en el terciopelo -Solomon- apenas pudo pronunciar sintiendo su vista nublarse por las lágrimas -De ti siento que ha pasado aún mas tiempo sin verte… nos alejamos por quince- asintió con tristeza, sacudiendo su melena -Por quince largos años-.
Levantó la vista y sus ojos se tornaron severos, contemplaron con detenimiento al hombre al lado de Solomon -Mi soldado y religioso Gideon Stark- resopló tras un momento de contemplar su cabello lacio y largo, negro como la noche, su mirada triste y su retraimiento cotidiano -Yo voy a volver a ser el líder de los Profetas, para eso creo que mi querido hermano movió cielo mar y tierra después de seis meses de estar cautivo en otro lado- reprochó en un tono sarcástico dirigiendo la mirada a Severian -Lo más importante hijo- dirigió su pensamiento en voz alta al pequeño boquiabierto -Es que los “Profetas” nos dedicábamos a cazar o mejor dicho asesinar a vampiros y otros seres nauseabundos como los que conforman a los “Eternos”, empezando por supuesto de Cetanu Vasili-.
-Disculpen la terrible demora, se los suplico extensamente- añadió con amabilidad y una sonrisa discreta asomándose por sus labios delgados y cubiertos de barba y bigote tupidos pero arreglados -Ahora, yendo al tema que nos atañe pequeño niño, un profeta es… bueno, personas que se dedican al espionaje específicamente, somos personas entrenadas para llevar una doble vida si se considera conveniente a los planes de la Orden, andamos de un bando a otro trayendo información útil que nos permita llevar ventaja- sus ojos claros se enfocaron directamente en los infantiles que miraban expectantes y con cierta curiosidad, hasta ese momento Lot había hecho caso omiso de todos los demás, excluyó y sin embargo regreso a los detalles del salón. Antiguo, con paredes que en su momento quizás tuvieron un color blanco y con más altares colgados por doquier, las velas hacían que ese glorioso paisaje se desvaneciera ante los ojos que observaran con atención al descuidado muro que daba justo frente de sus ojos, amarillento y áspero que en su punto más alto se elevaba en curva para conectar con el techo cubierto de color azul oscuro y detalles dorados en sus orillas que servían de marco para las pinturas de unos ángeles juguetones que veían entusiastas la larga y enorme mesa vacía con doce sillas su alrededor y la chimenea más allá con el fuego a dente cobijando al pequeño que inmóvil seguía ansiando en silencio por más de aquel relato. Pero Lot no lo hizo, enmudeció en cuanto reconoció a quien tenía a su costado izquierdo.
A unos pasos adelante de él estaba de pie aquel hombre que años atrás formó cientos de espías para la Orden, su capa negra y larga daban cuenta de que no había cambiado absolutamente nada de parecer sobre una vestimenta más colorida. Sus ojos fríos y fijos en él seguían intrigando y asustando al hechicero -Ah, Darkness, que sorpresa tan agradable volverte a ver entre nosotros- Lot sabía que lo cortés no le quitaba nada, estaba en el otro si correspondía o no al saludo -De verdad, es un placer tenerte entre nosotros después de unos… casi veinte años- su oyente no contestó. Lot se encogió de hombros -Es un placer verte- añadió casi rendido de intentar entablar alguna conversación con él.
Giró su cabeza y se percato de que un rostro conocido le miraba con la expresión paternal que hace tanto no recibía, algo por dentro se emociono al verlo y contuvo con valentía las ganas de llorar de felicidad. Allí estaba de traje oscuro con un corte aún mas antiguo que el resto de los uniformes que un inquisidor podía llegar a utilizar, su sombrero de plumas rojas y la cruz en el pecho bordada en el terciopelo -Solomon- apenas pudo pronunciar sintiendo su vista nublarse por las lágrimas -De ti siento que ha pasado aún mas tiempo sin verte… nos alejamos por quince- asintió con tristeza, sacudiendo su melena -Por quince largos años-.
Levantó la vista y sus ojos se tornaron severos, contemplaron con detenimiento al hombre al lado de Solomon -Mi soldado y religioso Gideon Stark- resopló tras un momento de contemplar su cabello lacio y largo, negro como la noche, su mirada triste y su retraimiento cotidiano -Yo voy a volver a ser el líder de los Profetas, para eso creo que mi querido hermano movió cielo mar y tierra después de seis meses de estar cautivo en otro lado- reprochó en un tono sarcástico dirigiendo la mirada a Severian -Lo más importante hijo- dirigió su pensamiento en voz alta al pequeño boquiabierto -Es que los “Profetas” nos dedicábamos a cazar o mejor dicho asesinar a vampiros y otros seres nauseabundos como los que conforman a los “Eternos”, empezando por supuesto de Cetanu Vasili-.
Lot Vasari- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 25/12/2015
Re: Ciudad sin Dios || Privado (Los Eternos C. de Le due maschere della notte)
-Bueno después de este emotivo recuento de cuantos años han pasado sin verse las caras y proporcionar una idea clara con palabras decentes la verdadera misión de un Profeta, efectivamente me veo en la penosa necesidad de hacer que esos días regresen y con suma urgencia. Darkness ha descubierto algo muy, por no decir en extremo curioso- terció divertido -El gran Cetanu Vasili se esta haciendo de reclutas absolutamente inesperados para sus métodos clásicos de siempre…. esclavos de sangre, muchos esclavos de sangre lo rodean y esos son fáciles de vencer, basta un simple hechizo, un balazo en la cien o una mortífera mordida de vampiro para ponerles un alto- alardeo con jubilo -Y los vampiros en su mayoría son neófitos crédulos, creen que ese vampiro es el rey de todo lo que se conoce por criaturas de la noche, creen que tiene poder absoluto y que su ley es autentica… me atrevería a decir incluso que se trata para ellos de la segunda copa de la Biblia de los Caídos- tras esto, se torno serio, observo a todos y se concentro en el sonido que arrojaban las chispas del fuego encendido, perdiéndose por un momento más en sus pensamientos más íntimos antes de echarlos fuera de su cabeza.
-Gideon, yo se que eres un ferviente religioso y por paradójico que suene odias la muerte más que otra cosa, créeme, puedo entender perfectamente tu asombro y tu enfado ante la decisión que estoy tomando… pero no hay otra manera ¿Me entiendes?- se dirigió al condenado con una mida fría y distante que en nada poseía compatibilidad con el tono tranquilo de su voz pausada -Pero ellos son como las plagas, si dejas que coexistan en un sembradío de incertidumbre como este, crecerán, se harán más con el paso del tiempo y cuando eso suceda ni Dios mismo va a poder frenar el caos que armaran en este país- suspiro negando, acercando su paso a zancadas largas hasta el vampiro -Tengo que tomar ventaja, si quiero que esta vez Cetanu reciba un escarmiento justo, no puedo darme el lujo de dejarlo todo al último, cuando ellos sean más y mis hombres menos- lo tomo por el hombro -Que ustedes estén aquí esta noche no significa que el resto de la Orden no será informada, ellos también estarán de acuerdo en que actué desde ahora, tienen cosas que defender y motivos por los cuales vivir, simplemente no voy a permitir que ellos mueran de forma repentina solo porque no quise contra atacar primero- su semblante se torno reflexivo y decidido a la vez -Gideon Stark, los que están aquí esta noche, serán mis manos en cada bando, son los principales y los que deberán seguir con lo que empece si no llego a concluirlo ¿De acuerdo?- frunció el entrecejo, apartando a Gideon con brusquedad.
-Quiero que tengan presente una cosa- volvió su mirada a cada uno de ellos -Si los he citado aquí no es para pedir opiniones de absolutamente nada- su hermano, el más joven intento abrir la boca para hablar pero Severian se adelanto y lo calló con su voz en un tono mas alto aún -No he terminado- aclaro -Ustedes son miembros de esta Orden y están como tal en todo su derecho de conocer las disposiciones que yo he creído convenientes con ayuda del clero, pero como subordinados míos no tendrán más que acatar lo que se les diga, quien no este de acuerdo la puerta pertenece abierta- escuchó los pasos de Gideon aproximarse a la puerta colosal de madera -Hazlo, vete… tenemos ya suficiente ayuda con los demás aquí-.
-Gideon, yo se que eres un ferviente religioso y por paradójico que suene odias la muerte más que otra cosa, créeme, puedo entender perfectamente tu asombro y tu enfado ante la decisión que estoy tomando… pero no hay otra manera ¿Me entiendes?- se dirigió al condenado con una mida fría y distante que en nada poseía compatibilidad con el tono tranquilo de su voz pausada -Pero ellos son como las plagas, si dejas que coexistan en un sembradío de incertidumbre como este, crecerán, se harán más con el paso del tiempo y cuando eso suceda ni Dios mismo va a poder frenar el caos que armaran en este país- suspiro negando, acercando su paso a zancadas largas hasta el vampiro -Tengo que tomar ventaja, si quiero que esta vez Cetanu reciba un escarmiento justo, no puedo darme el lujo de dejarlo todo al último, cuando ellos sean más y mis hombres menos- lo tomo por el hombro -Que ustedes estén aquí esta noche no significa que el resto de la Orden no será informada, ellos también estarán de acuerdo en que actué desde ahora, tienen cosas que defender y motivos por los cuales vivir, simplemente no voy a permitir que ellos mueran de forma repentina solo porque no quise contra atacar primero- su semblante se torno reflexivo y decidido a la vez -Gideon Stark, los que están aquí esta noche, serán mis manos en cada bando, son los principales y los que deberán seguir con lo que empece si no llego a concluirlo ¿De acuerdo?- frunció el entrecejo, apartando a Gideon con brusquedad.
-Quiero que tengan presente una cosa- volvió su mirada a cada uno de ellos -Si los he citado aquí no es para pedir opiniones de absolutamente nada- su hermano, el más joven intento abrir la boca para hablar pero Severian se adelanto y lo calló con su voz en un tono mas alto aún -No he terminado- aclaro -Ustedes son miembros de esta Orden y están como tal en todo su derecho de conocer las disposiciones que yo he creído convenientes con ayuda del clero, pero como subordinados míos no tendrán más que acatar lo que se les diga, quien no este de acuerdo la puerta pertenece abierta- escuchó los pasos de Gideon aproximarse a la puerta colosal de madera -Hazlo, vete… tenemos ya suficiente ayuda con los demás aquí-.
Severian D´Angelo- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/09/2015
Re: Ciudad sin Dios || Privado (Los Eternos C. de Le due maschere della notte)
Tras escuchar todo con atención el inquisidor no quiso nada más que correr y buscar la salida a la libertad, no quería sufrir otro golpe como el de hace un año cuyas heridas aún no estaba del todo cerradas. En sus oraciones siempre estaban Mordred y Alex, aquellos que aunque no conocía lo suficiente sabía que eran humanos y tenían vida y proyectos por delante, tenían que enmendar muchas cosas y estaban dispuestos a hacerlo en cuanto todo el enfrentamiento entre Leviathán y The Phantom terminara, no estaba dispuesto a ver morir a otros allegados suyos y llevarse por el resto de los siglos sus deseos rotos e incumplidos a causa de una desgracia, el vampiro solo quería olvidar.
Tomó de la manija dorada de la enorme puerta de madera, firme a su idea de irse cuanto antes, pero las palabras de Severian lo hicieron detenerse en seco -¡¿Que pretendes que haga entonces?!- exclamó volviendo furioso a su homólogo -¿Quedarme aquí y ver más muertes innecesarias? ¿Ver como Lot y los demás de esa sección regresan a ser asesinos con licencia? o mejor dicho ¿Carne de cañón?- negó con rapidez-No Severian, yo ya no quiero ser complice de otra masacre más, bastante tengo ya con las vidas de las que me alimento, con los recuerdos de aquellos que no sobrevivieron a las guerra entre las dos máscaras de la noche. Enviar a todos los “Profetas” a tus disposición solo será un suicidio en masa, serás tan asesino como el tal Cetanu Vasili y yo no pienso ser como sus “Eternos”… solo quiero vivir en paz ¿De acuerdo?, no quiero más-. guardo silencio, intentando pausar su respiración para con ello conseguir la calma de vuelta pero tal parecía que todo intento en aquella ocasión sería inútil, estaba exasperado y furioso, su alma no encontraba paz y lo único que quería era salir por esa puerta.
-Si ellos nos buscan- trato de reparar con rabia -Si buscan a los culpables de los siniestros en el teatro y en la mansión pues debemos enfrentarlo como se debe- sintió su boca amarga y los vuelcos en su estomago vacío iban en aumento -Nosotros nos los buscamos, es nuestro castigo Severian… es nuestro castigo Solomon por haber tomado partido por una causa que sabíamos a la larga iba fracasar, nosotros, debemos acatar las consecuencias de ese pasado que nosotros mismos nos hemos encargado en escribir, ¿Para que meter terceros en esto entonces? ¿Porque sacrificar inocentes en manos de un enemigo que solo nos concierne a los Caídos, Leviathán Shadow y The Phantom?- cerró los puños contra de sus piernas cubiertas por un pantalón oscuro que hacia contraste con su cabello y su pálida tez -¡Que vengan por nosotros entonces! ¡Que nos maten si quieren!, haremos la lucha como se hizo en un principio sin ustedes, sin la Orden, si ellos llegan a vencernos y finalmente desaparecernos, bien por ellos, dieron escarmiento solo a los que estuvimos en el enredo!- volvió a dar media vuelta dirigiendo sus pasos ofuscados a la puerta -Y tu Solomon, no se como demonios puedes estar de acuerdo con esto, ¡¿Como lo conscientes?!… tu no eres así, tu sabes cuando es justo o no, eres el más sensato aquí y no dices nada- Gideon aguardo por un momento, teniendo la esperanza de que el lo secundara pero el cazador quedó en completo silencio sin emitir juicio -Claro, Lot y Severian son tus hermanos ¿Como les vas a dar la espalda? ¿Cierto?- continuo su andar -Me largo- anuncio poniendo punto final a la discusión que parecía repetitiva en su discurso que acababa de ofrecer en su defensa, dirigiéndose a la puerta otra vez con el paso más solemne y seco que había dado en su larga existencia.
Tomó de la manija dorada de la enorme puerta de madera, firme a su idea de irse cuanto antes, pero las palabras de Severian lo hicieron detenerse en seco -¡¿Que pretendes que haga entonces?!- exclamó volviendo furioso a su homólogo -¿Quedarme aquí y ver más muertes innecesarias? ¿Ver como Lot y los demás de esa sección regresan a ser asesinos con licencia? o mejor dicho ¿Carne de cañón?- negó con rapidez-No Severian, yo ya no quiero ser complice de otra masacre más, bastante tengo ya con las vidas de las que me alimento, con los recuerdos de aquellos que no sobrevivieron a las guerra entre las dos máscaras de la noche. Enviar a todos los “Profetas” a tus disposición solo será un suicidio en masa, serás tan asesino como el tal Cetanu Vasili y yo no pienso ser como sus “Eternos”… solo quiero vivir en paz ¿De acuerdo?, no quiero más-. guardo silencio, intentando pausar su respiración para con ello conseguir la calma de vuelta pero tal parecía que todo intento en aquella ocasión sería inútil, estaba exasperado y furioso, su alma no encontraba paz y lo único que quería era salir por esa puerta.
-Si ellos nos buscan- trato de reparar con rabia -Si buscan a los culpables de los siniestros en el teatro y en la mansión pues debemos enfrentarlo como se debe- sintió su boca amarga y los vuelcos en su estomago vacío iban en aumento -Nosotros nos los buscamos, es nuestro castigo Severian… es nuestro castigo Solomon por haber tomado partido por una causa que sabíamos a la larga iba fracasar, nosotros, debemos acatar las consecuencias de ese pasado que nosotros mismos nos hemos encargado en escribir, ¿Para que meter terceros en esto entonces? ¿Porque sacrificar inocentes en manos de un enemigo que solo nos concierne a los Caídos, Leviathán Shadow y The Phantom?- cerró los puños contra de sus piernas cubiertas por un pantalón oscuro que hacia contraste con su cabello y su pálida tez -¡Que vengan por nosotros entonces! ¡Que nos maten si quieren!, haremos la lucha como se hizo en un principio sin ustedes, sin la Orden, si ellos llegan a vencernos y finalmente desaparecernos, bien por ellos, dieron escarmiento solo a los que estuvimos en el enredo!- volvió a dar media vuelta dirigiendo sus pasos ofuscados a la puerta -Y tu Solomon, no se como demonios puedes estar de acuerdo con esto, ¡¿Como lo conscientes?!… tu no eres así, tu sabes cuando es justo o no, eres el más sensato aquí y no dices nada- Gideon aguardo por un momento, teniendo la esperanza de que el lo secundara pero el cazador quedó en completo silencio sin emitir juicio -Claro, Lot y Severian son tus hermanos ¿Como les vas a dar la espalda? ¿Cierto?- continuo su andar -Me largo- anuncio poniendo punto final a la discusión que parecía repetitiva en su discurso que acababa de ofrecer en su defensa, dirigiéndose a la puerta otra vez con el paso más solemne y seco que había dado en su larga existencia.
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 05/05/2012
Re: Ciudad sin Dios || Privado (Los Eternos C. de Le due maschere della notte)
Darkness sumido en el hartazgo de la discusión de uno y las ordenes del otro, se limitó a guardar su distancia, bastante tenía ya con la mirada inquisitiva que Solomon le dirigía como para atraer más miradas incomodas. Se odió así mismo por haber sido tan ingenuo para suponer que Lot no se presentaría, ese joven era el más emotivo que se pudiera encontrar dentro de la Orden y el vampiro simplemente había detestado ese tipo de gestos hasta que se encontró con Montserrat por supuesto.
Quiso intervenir en algún momento de la lluvia de ordenes que daba Severian de esa manera tan agresiva y aferrada como no lo había visto nunca, pero se abstuvo de intervenir para analizar más allá de lo que a simple vista era el discurso vago de un líder que estaba intentando poner orden entre sus subordinados. Sería tal vez, por el milenario había tenido ya experiencias de ese tipo, porque recordaba tan nítidamente como era D´Angelo o por lo intuitivo que él resultaba al final de cuentas que encontró un mensaje oculto entre toda aquella palabrería violenta, un trasfondo que le hacia dudar de las verdaderas intenciones del inquisidor al buscar frenar ese asunto -¿Una ambición o un motivo?- se pregunto, perdiéndose entre el mar de posibilidades que le daba su mente revuelta y activa en esos instantes, unía piezas de un rompecabezas extraño que visto de diferentes ángulos tenía varias vías de solución. Sostuvo su mirada distante en Kida y luego en Severian, asintió discretamente pero no complacido, ambos unidos por algo más que el espionaje era un elemento pero no todo el conjunto que impulsaba al inquisidor a realizar aquello que planteo entre lineas pero nadie pareció intuirlo.
Severaux vio con odio quizás al vampiro que espetaba al inquisidor, escuchaba y hacía muecas extrañas únicamente en su boca, su lengua repasa sus colmillos mientras terminaba ese dramatismo tan propio de vampiros con ese tipo de carácter, en otro tiempo y de haber sido recluta de los “Eternos” con seguridad lo hubiese matado por considerarlo demasiado humano e inservible para los intereses del resto, para el vampiro ese comportamiento solo podía anunciar un riesgo o una catástrofe de ponerlo en el campo de batalla. Al ver que Gideon se marchaba una vez que creyó haber puesto punto final a la discusión, Darkness atravesó la habitación lo más rápido que le permitieron sus piernas y empujando a todo el que estaba a su paso sin reparar de quienes se trataban -No seáis un maldito cobarde como siempre Gideon Stark- pronunció con un despreció tal que el susurro acostumbrado de su voz se escuchó quebrantarse -Dejad de hacer un dramatismo de todo esto infeliz- lo tomo por el cuello de sus ropajes con ambas manos, una metálica y la otra de carne y hueso -Por primera vez en vuestra vida deja de ocultaros detrás de la cruz y enfrentaos las cosas como son- lo alzó, empujando el cuerpo del religioso contra la pared -Esto no es maldito juego por si no lo habéis notado, por ahora estos espectáculos no os salvaran el pellejo ni os hará más humano como esperáis que suceda- a juzgar por la mirada del otro había acertado correctamente -¿Creéis que no sé lo que vos escondéis con todo esto?, Analiza vuestras palabras de una en una- lo agitó con brusquedad -Habéis hablado de castigos, habéis hablado de escarmiento… ¿Pero en verdad es para vuestros conocidos, involucrados en el incidente del teatro o es para vos? Vos, que sientes la culpa de matar para sobrevivir siglo tras siglo… ¿Creéis que ellos son justos por imponer un castigo mortal sobre vosotros? ¿Que Dios lo envió para que escarmentéis?- intimidante acerco su rostro al de su oyente, con el entrecejo fruncido y una mirada tan encolerizada que casi podía salir fuego de sus pupilas -Entonces explicadme… ¿Todos los inocentes que han muerto tras el yugo de los “Eternos” lo merecían, ellos lo buscaron?- señalo con su mano metálica sin soltarle con la de carne y hueso, aprisionándolo contra la pared -¿Ese niño merecía que su familia muriera en manos de ellos? ¡Han muerto más inocentes desde hace siglos en manos de Cetanu Vasili que los hombres que puedan perecer dentro de esta Orden!- finalmente bramó y sus puños cerrados se aferraron en el medio del cuello delgado y frío de Gideon -Os guste o no, los “Profetas” son necesarios ahora y no voy a permitir que un idiota sentimentalista haga desertar a los otros solo porque busca un castigo particular para lavar su culpa de asesino-. cada vez se volvía más agresivo y parecía no medir sus fuerzas, el inquisidor tras varios empujones se había golpeado la nuca y las venas secas de su cuello habían sido removidas por instante con su fuerza -Solo una cosa más antes de que argumentéis otra situación igual de estúpida… Los “Eternos” ya atacaron a los tuyos mucho antes de que Severian decidiera la reaparición de los Profetas- se detuvo un instante -Decidme vampiro tonto… ¿Tenéis alguna idea de donde demonios esta Archibaldo de la Cruz, Spencer Reid y Nigma Riddler?- Severaux no obtuvo respuesta -¿No?- cuestiono irónicamente -Cetanu Vasili ordenó su ejecución… están muertos ¿Entendéis?- lo tiró contra el piso con violencia y sin ápice de vergüenza por su comportamiento -Sino queréis interferir ahora que tenéis un motivo no lo hagáis, nadie os obliga, pero en vuestra conciencia quedará sus muertes y las de cientos más que ordenará Cetanu con o sin justificación- empujo su capa hacia atrás al igual que su pelo con un solo movimiento de su cabeza. Se retiro de allí viendo por última vez al caído por encima del hombro con rabia contenida sin ofrecer ayuda a levantarse en medio del silencio.
Quiso intervenir en algún momento de la lluvia de ordenes que daba Severian de esa manera tan agresiva y aferrada como no lo había visto nunca, pero se abstuvo de intervenir para analizar más allá de lo que a simple vista era el discurso vago de un líder que estaba intentando poner orden entre sus subordinados. Sería tal vez, por el milenario había tenido ya experiencias de ese tipo, porque recordaba tan nítidamente como era D´Angelo o por lo intuitivo que él resultaba al final de cuentas que encontró un mensaje oculto entre toda aquella palabrería violenta, un trasfondo que le hacia dudar de las verdaderas intenciones del inquisidor al buscar frenar ese asunto -¿Una ambición o un motivo?- se pregunto, perdiéndose entre el mar de posibilidades que le daba su mente revuelta y activa en esos instantes, unía piezas de un rompecabezas extraño que visto de diferentes ángulos tenía varias vías de solución. Sostuvo su mirada distante en Kida y luego en Severian, asintió discretamente pero no complacido, ambos unidos por algo más que el espionaje era un elemento pero no todo el conjunto que impulsaba al inquisidor a realizar aquello que planteo entre lineas pero nadie pareció intuirlo.
Severaux vio con odio quizás al vampiro que espetaba al inquisidor, escuchaba y hacía muecas extrañas únicamente en su boca, su lengua repasa sus colmillos mientras terminaba ese dramatismo tan propio de vampiros con ese tipo de carácter, en otro tiempo y de haber sido recluta de los “Eternos” con seguridad lo hubiese matado por considerarlo demasiado humano e inservible para los intereses del resto, para el vampiro ese comportamiento solo podía anunciar un riesgo o una catástrofe de ponerlo en el campo de batalla. Al ver que Gideon se marchaba una vez que creyó haber puesto punto final a la discusión, Darkness atravesó la habitación lo más rápido que le permitieron sus piernas y empujando a todo el que estaba a su paso sin reparar de quienes se trataban -No seáis un maldito cobarde como siempre Gideon Stark- pronunció con un despreció tal que el susurro acostumbrado de su voz se escuchó quebrantarse -Dejad de hacer un dramatismo de todo esto infeliz- lo tomo por el cuello de sus ropajes con ambas manos, una metálica y la otra de carne y hueso -Por primera vez en vuestra vida deja de ocultaros detrás de la cruz y enfrentaos las cosas como son- lo alzó, empujando el cuerpo del religioso contra la pared -Esto no es maldito juego por si no lo habéis notado, por ahora estos espectáculos no os salvaran el pellejo ni os hará más humano como esperáis que suceda- a juzgar por la mirada del otro había acertado correctamente -¿Creéis que no sé lo que vos escondéis con todo esto?, Analiza vuestras palabras de una en una- lo agitó con brusquedad -Habéis hablado de castigos, habéis hablado de escarmiento… ¿Pero en verdad es para vuestros conocidos, involucrados en el incidente del teatro o es para vos? Vos, que sientes la culpa de matar para sobrevivir siglo tras siglo… ¿Creéis que ellos son justos por imponer un castigo mortal sobre vosotros? ¿Que Dios lo envió para que escarmentéis?- intimidante acerco su rostro al de su oyente, con el entrecejo fruncido y una mirada tan encolerizada que casi podía salir fuego de sus pupilas -Entonces explicadme… ¿Todos los inocentes que han muerto tras el yugo de los “Eternos” lo merecían, ellos lo buscaron?- señalo con su mano metálica sin soltarle con la de carne y hueso, aprisionándolo contra la pared -¿Ese niño merecía que su familia muriera en manos de ellos? ¡Han muerto más inocentes desde hace siglos en manos de Cetanu Vasili que los hombres que puedan perecer dentro de esta Orden!- finalmente bramó y sus puños cerrados se aferraron en el medio del cuello delgado y frío de Gideon -Os guste o no, los “Profetas” son necesarios ahora y no voy a permitir que un idiota sentimentalista haga desertar a los otros solo porque busca un castigo particular para lavar su culpa de asesino-. cada vez se volvía más agresivo y parecía no medir sus fuerzas, el inquisidor tras varios empujones se había golpeado la nuca y las venas secas de su cuello habían sido removidas por instante con su fuerza -Solo una cosa más antes de que argumentéis otra situación igual de estúpida… Los “Eternos” ya atacaron a los tuyos mucho antes de que Severian decidiera la reaparición de los Profetas- se detuvo un instante -Decidme vampiro tonto… ¿Tenéis alguna idea de donde demonios esta Archibaldo de la Cruz, Spencer Reid y Nigma Riddler?- Severaux no obtuvo respuesta -¿No?- cuestiono irónicamente -Cetanu Vasili ordenó su ejecución… están muertos ¿Entendéis?- lo tiró contra el piso con violencia y sin ápice de vergüenza por su comportamiento -Sino queréis interferir ahora que tenéis un motivo no lo hagáis, nadie os obliga, pero en vuestra conciencia quedará sus muertes y las de cientos más que ordenará Cetanu con o sin justificación- empujo su capa hacia atrás al igual que su pelo con un solo movimiento de su cabeza. Se retiro de allí viendo por última vez al caído por encima del hombro con rabia contenida sin ofrecer ayuda a levantarse en medio del silencio.
Última edición por Darkness Severaux el Sáb Mayo 07, 2016 12:12 am, editado 1 vez
Darkness Severaux- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 23/04/2015
Re: Ciudad sin Dios || Privado (Los Eternos C. de Le due maschere della notte)
Estupefacto, era poco decir para poder describir el estado en el que se encontraba Solomon Vasari, que siempre en esencia había logrado mantener alejados los sentimientos y sorpresas de las amigas y duras pruebas que podían presentársele durante la caza de vampiros o al menos así fue después de la perdida de sus hijas y su esposa, creyendo que las primeras también habían perecido.
En lo que concernía a su hermano menor no tenía palabras siquiera para darle una grata bienvenida como cuando Lot era un niño y él un adolescente que fungía el papel del hermano mayor mucho mejor de lo que había logrado Severian hasta donde podía recordar. El cazador no estaba enterado de muchas cosas sobre la Orden y entre ellas estaba que tanto Darkness como su hermano trabajaban como espía dentro de ella, lo mismo sucedía con la división de los llamados “Profetas” de los que no sabía ni de su existencia ni su utilidad fundamental -Es todo una pesadilla- se obligo a creer en un corto tiempo -Es todo esto una pesadilla- pensaba, pero por más que cerraba sus ojos, por más que trataba en vano de no oír más que la voz de su consciencia, él seguía allí, plantado frente a la escena de Gideon al que no tuvo una respuesta clara, sin nada se podría discernir en su cabeza mucho menos en el habla habría coherencia, no en aquel momento.
En otro segundo vio al vampiro prensado del cuello de sus ropajes oscuros en las manos extrañas de Severaux, a quien a juzgar por todos y sus palabras lo conocían de tiempo atrás, observo su aire agresivo y amenazante, su hostilidad y su hastío, veía la fuerza en sus puños cerrados mientras agitaba al otro violentamente haciendo golpes en su nuca con o sin intención y allí en medio de ese conjunto de exclamaciones y actitud mordaz descubrió que se ocultaba el miedo, el desespero -¿A que? ¿A perder a mi hija?- se pregunto, intentando unir las piezas… intentaba descifrar el acertijo detrás del hombre, por ello tampoco le había respondido cuando le cuestiono minutos atrás, el cazador quería conocer que terrenos estaba pisando.
Abruptamente fue sacado de su instante de retraimiento cuando escucho las palabras clamadas con susurro mordaz por parte de Darkness -¿Que están que?- susurró de su ensimismamiento, permaneció perplejo y con la mirada azul celeste perdida en la nada por unos instantes, intentando volver los pies a la tierra y concentrarse en el significado de cada palabra que por su impacto y su verdad no podía hilar de forma coherente.
Volvió la vista y para sus sorpresa Darkness se alejaba, arrastrando su capa larga por los corredores del piso polvoriento y viejo, Gideon en el piso con su mano en el cuello y en el mismo estado de confusión y sorpresa en el que se encontraba Solomon, luego vio hacia donde Kida y Severian que por primera vez intercambiaron miradas en complicidad después con Lot, que había quedado en completo silencio sin emitir juicio o interferir en los métodos del inmortal que daba la espalda a todos en punto alejado. Se adelanto unos pasos más hasta quedar allí de rodillas para ayudar a Gideon a ponerse en pie -¿Es verdad?- preguntó lo más firme y tranquilo que pudo aparentar -¿Hermano es verdad que Archibaldo, Spencer y Nigma están muertos?- el entrecejo se vislumbro el enfado -Si es verdad… ¿Porque no lo han informado antes?… Los caídos están en grave peligro y tu simplemente no dices nada, Spencer creyó en otras hipótesis, investigando completamente solo y tu simplemente informas de todo cuando ya existe sangre derramada… ¿Que tal si nos asesinan de uno en uno?, hasta que quede solo uno de nosotros ¿ibas a proceder?- su respiración se torno agitada y su semblante siempre sereno desapareció de poroto -¿Porque hasta ahora? ¡¿Porque!?- exigió saber con desesperación a flor de piel.
En lo que concernía a su hermano menor no tenía palabras siquiera para darle una grata bienvenida como cuando Lot era un niño y él un adolescente que fungía el papel del hermano mayor mucho mejor de lo que había logrado Severian hasta donde podía recordar. El cazador no estaba enterado de muchas cosas sobre la Orden y entre ellas estaba que tanto Darkness como su hermano trabajaban como espía dentro de ella, lo mismo sucedía con la división de los llamados “Profetas” de los que no sabía ni de su existencia ni su utilidad fundamental -Es todo una pesadilla- se obligo a creer en un corto tiempo -Es todo esto una pesadilla- pensaba, pero por más que cerraba sus ojos, por más que trataba en vano de no oír más que la voz de su consciencia, él seguía allí, plantado frente a la escena de Gideon al que no tuvo una respuesta clara, sin nada se podría discernir en su cabeza mucho menos en el habla habría coherencia, no en aquel momento.
En otro segundo vio al vampiro prensado del cuello de sus ropajes oscuros en las manos extrañas de Severaux, a quien a juzgar por todos y sus palabras lo conocían de tiempo atrás, observo su aire agresivo y amenazante, su hostilidad y su hastío, veía la fuerza en sus puños cerrados mientras agitaba al otro violentamente haciendo golpes en su nuca con o sin intención y allí en medio de ese conjunto de exclamaciones y actitud mordaz descubrió que se ocultaba el miedo, el desespero -¿A que? ¿A perder a mi hija?- se pregunto, intentando unir las piezas… intentaba descifrar el acertijo detrás del hombre, por ello tampoco le había respondido cuando le cuestiono minutos atrás, el cazador quería conocer que terrenos estaba pisando.
Abruptamente fue sacado de su instante de retraimiento cuando escucho las palabras clamadas con susurro mordaz por parte de Darkness -¿Que están que?- susurró de su ensimismamiento, permaneció perplejo y con la mirada azul celeste perdida en la nada por unos instantes, intentando volver los pies a la tierra y concentrarse en el significado de cada palabra que por su impacto y su verdad no podía hilar de forma coherente.
Volvió la vista y para sus sorpresa Darkness se alejaba, arrastrando su capa larga por los corredores del piso polvoriento y viejo, Gideon en el piso con su mano en el cuello y en el mismo estado de confusión y sorpresa en el que se encontraba Solomon, luego vio hacia donde Kida y Severian que por primera vez intercambiaron miradas en complicidad después con Lot, que había quedado en completo silencio sin emitir juicio o interferir en los métodos del inmortal que daba la espalda a todos en punto alejado. Se adelanto unos pasos más hasta quedar allí de rodillas para ayudar a Gideon a ponerse en pie -¿Es verdad?- preguntó lo más firme y tranquilo que pudo aparentar -¿Hermano es verdad que Archibaldo, Spencer y Nigma están muertos?- el entrecejo se vislumbro el enfado -Si es verdad… ¿Porque no lo han informado antes?… Los caídos están en grave peligro y tu simplemente no dices nada, Spencer creyó en otras hipótesis, investigando completamente solo y tu simplemente informas de todo cuando ya existe sangre derramada… ¿Que tal si nos asesinan de uno en uno?, hasta que quede solo uno de nosotros ¿ibas a proceder?- su respiración se torno agitada y su semblante siempre sereno desapareció de poroto -¿Porque hasta ahora? ¡¿Porque!?- exigió saber con desesperación a flor de piel.
Solomon Vasari- Cazador Clase Alta
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