Esperando no meter la pata (Golnar)

Recuerdo del primer mensaje :



Tres días pasaron en un abrir y cerrar de ojos, debido al incidente,  Mirko había tenido un par de discusiones con el dueño del restaurante, sería más apropiado afirmar que había sido regañado por el dueño y que le había amenazado con quitarle el trabajo, aquella era la primera vez que tenía problemas en el restaurante, siempre había hecho su labor a caballada, nunca había llegado tarde o había estropeado un platillo, ser regañado por el jefe era sin duda aterrador. Se sintió humillado y bastante molesto consigo mismo por haber perdido la compostura y haber iniciado esa pelea con el marinero. ¿Pero habría podido actuar de otra forma? Se preguntaba así mismo esa noche de martes mientras regresaba a casa luego de terminar la jornada en el restaurante, ¿Habría podido pasar por alto los insultos a Golnar?.

Su hogar no era más que una desvencijada y vieja casa de un sólo piso que quedaba en la zona residencial del sur, no era propia por supuesto, la había rentado a un excelente precio debido a que tenía muchos problemas a arreglar que la desvalorizaban, le faltaba un poco de pintura aquí y allá, tenía problemas con goteras cuando llovía y sin fin de pequeños detalles, pero tenía un sótano lo suficientemente grande como para que Mirko pudiese explayarse en sus experimentos, por lo que lo había convertido en un pequeño laboratorio.

Desde su llegada a París, había pasado noche tras noche encerrado en el sótano luego de terminar su jornada laboral enfocado en sus estudios, ya no tenía clases en la Universidad y contaba con un título de Doctor, pero Mirko no estaba interesado en conseguir un trabajo en el hospital, a él le interesaba experimentar con diferentes químicos para crear posibles curas o vacunas a enfermedades, de ahí que le apasionara la botánica, pues la naturaleza guardaba los secretos en sus hojas para diferentes tratamientos que Mirko ansiaba por descubrir.

La casa no había recibido a ningún invitado desde hacía 8 años que era cuando se había mudado y había comenzado a estudiar en la Universidad, por lo que Mirko se encontró bastante nervioso con la idea ¿Que debía preparar antes de la llegada de Golnar? Se preguntaba inquieto una vez dentro de la sala, todo parecía tan austero y simple, como si nadie viviera allí, la casa definitivamente no tenía personalidad, no habían adornos, cuadros o cosas que indicaran sus gustos pues el nunca se había preocupado en ese tipo detalles.

Había enviado un carruaje a recoger a Golnar, el servicio no era muy costoso pues no era un carruaje de lujo, se trataba de un hombre de raza negra de contextura gruesa de unos 50 años, vestido con un abrigo peludo gris conduciendo a un caballo bastante huesudo de pelaje negro con manchas blancas, el carruaje como tal era pequeño y con asientos en cuero. Le había dicho que recogiera a la dama a las 7, lo que le daría a Mirko unos 45 minutos de tiempo extra para organizar mejor su casa y prepararla para la visita. Decidió comenzar por barrer la sala y encender la fogata, afuera hacía un frío de los mil demonios.

El traje más nuevo, Mirko se quedó pensativo, la última vez que había comprado un traje había sido... ¡nunca!, su madre se encargaba de esos menesteres cuando vivía en la casa cerca del puerto, había crecido en una familia tradicional en la que mas mujeres estaban a cargo de la ropa y los hombres a cargo de las armas y los negocios. Tenía un traje que no usaba desde que se había ido de casa pues nunca había sido invitado a ese tipo de eventos, sólo esperaba que no le quedara pequeño o que luciera muy viejo.

Golnar se sentó y Mirko hizo lo mismo frente a ella, le decía que practicara algunas frases bonitas, se llevó una mano al puente de la nariz cerrando los ojos recordando la terrible frase que había usado por primera vez cuando abordó a Aline en la calle, tenía que pensar en algo mejor pero realmente no era bueno con las palabras, él era más bien un hombre de acciones.

Parpadeó confundido cuando Golnar le pidió que le dijera algo bonito, desvió la mirada hacía una esquina del techo, había una familia de arañas viviendo ahí, la telaraña había crecido casi 10 centímetros desde que había llegado a esa casa, volvió la vista nerviosamente a la mujer que tenía en frente y soló – Eres una mujer agradable – La frase no fue nada del otro mundo, nada poética pero era completamente sincera, Golnar era una compañía que le resultaba agradable – Me gusta tu compañía – Agregó y se encogió de hombros, aquella era la pura verdad no tenía que inventar palabras bonitas para maquillar lo que sentía.

Pero con Aline sería otra historia. No sentía absolutamente nada por ella, ni siquiera la conocía. ¿Cómo diablos iba a inventarse una frase deslumbrante?

Le miró algo sorprendida al escuchar sus palabras. No se había esperado que dijese algo como aquello, si bien no era algo del otro mundo pero para ella había significado más. Él no solía tratar con muchas personas y le había confesado que su compañía le era agradable. Pasaba un buen rato a su lado. Aquello solo la animó más, no se había decantado por algo de su físico sino por algo de su interior. Era más de lo que podía haber esperado. Sabía que lo decía de corazón y por eso lo sentía tan especial.

─Gracias. A mi también me resulta muy agradable tu compañía─ le dijo devolviéndole el cumplido, no porque se sentía obligada a ello sino porque de verdad quería agradecerlo.

Se quedó unos segundos en silencio, pensando en lo que vendría al día siguiente. No podía evitar preguntarse qué pasaría, si Mirko lograría superar la prueba y si descubriría que Aline era una chica agradable. Ella no lo sabía, pues nunca la había conocido, pero supuso que así era. De todas maneras, allí estaría ella para ayudarle si él se encontrase en algún apuro.

─¿Te importaría enseñarme alguno de tus trajes? Solo para ver si es adecuado o no─ le sugirió, antes de volver a casa deseaba tener todos los cabos bien sujetos para que todo saliera a la perfección.

Algo se le revolvió en el estómago y de momento no supo si se trataba de algo que había comido, aquella era una sensación nueva para él, lo había sentido cuando ella había dicho que a ella también le agradaba su compañía ¿Era eso lo que la gente hablaba tanto? La amistad y el amor eran cosas bastante ajenas para él, básicamente se había pasado esos últimos 6 años en París dedicado a sus estudios, en ningún momento se había detenido a disfrutar de la compañía de otra persona. Pasar tanto tiempo con Golnar en los últimos días le estaba afectando la cabeza.

-No te rías si está muy anticuado o feo – Comentó le hizo una seña para que esperara en la sala mientras se dirigía a su habitación, la habitación no estaba desorganizada, pero sentía algo de vergüenza de que ella la viera, era un lugar muy personal para él. Buscó en el armario y sacó el traje que llevaba colgado años sin usar.

Regresó a la sala y se lo mostró, era un saco simple, de corte recto, no precisamente a la última moda, era de un color violeta oscuro casi negro y tenía unas finas líneas doradas en donde iban las costuras, se notaba bastante costoso por el material.

- Mi madre lo compró para mi – Confesó y luego agregó – Nunca lo he usado, está nuevo aunque es viejo... pienso usar un pantalón negro y una camisa blanca ¿O debería ser negra? No soy bueno combinando colores como lo soy con especias – Bromeó esperando la opinión de ella.

Se quedó sentada, esperando a que él volviese. Sabía que no le permitiría ver más que aquella parte de la casa y ella no iba a seguirle para obligarle. Sonrió cuando volvió a la sala, el verle siempre era un motivo para que su rostro se iluminasen.

Se levantó para acercarse a él y contemplar el traje que traía. Se llevó la mano a la barbilla y examinó cada parte del traje. Finalmente, asintió y le sonrió.

─Creo que la camisa blanca será mejor para este traje─ ella tampoco que fuese una experta en moda pero sí que sabía algo, aunque conocía más sobre ropa de mujer que sobre hombre─. Seguros que te ves muy apuesto con él puesto

Se cayó nada más terminar la oración. No sabía por qué pero cada vez que le decía algún cumplido sentía que debería haberse quedado callada. Cuanto menos supiera Mirko de lo que ella pensaba sobre él, mejor. Aunque aquello era bastante extraño viniendo de ella, le gustaba siempre decir lo que estaba pasando en aquel momento por su cabeza pero, con Mirko, se tenía que contener.

─Bueno, creo que más no puedo hacer por ti. Solo acompañarte mañana al baile. ¿A qué hora era, por cierto?─ le sonrió, le vería durante dos días seguidos. Esa era la única ventaja que veía, eso y que asistiría a una fiesta después de tiempo sin acudir a una.

Golnar le había dado el visto bueno al traje y Mirko suspiró aliviado, una cosa menos de que preocuparse. Saber que ella le acompañaría y que estaría a su lado apoyándole era una gran ventaja, porque Mirko no creía que tenía dentro de si mismo lo que se necesitaba para conquistar una mujer, no creía que tuviera habilidades que le permitieran coquetear o enamorar a alguien.

¿Y era realmente eso lo que estaba buscando? ¿Quien era Aline? Todas esas cosas se revolvían en su mente, seguía sin encontrar una motivación real para lo que estaban haciendo, más la compañía de Golnar y la idea de salirse de la rutina le resultaba emocionante.

- A las 6 – Le respondió recordando lo que decía la invitación – El baile incluye cena, creo que será un buffet abierto o algo así – Comentó luego se quedó pensativo por unos instantes -La dirección del sitio... creo que se trata del palacio Royal – Le indicó – Seguro que son una familia adinerada... ¿Nos encontramos en la entrada antes de las 7? - Mirko no estaba seguro si debía ir por ella directamente hasta su casa, eso sería lo más caballeroso y decente para una cita, pero aquella no era una cita ¿no? Era una fachada, ella iba a acompañarlo pero no como su pareja.

Ella le escuchó y le sonrió. Muchas veces le gustaría averiguar qué era lo que estaba pasando por su cabeza. Leer los pensamientos debía de ser un poder realmente útil. Ella de seguro lo utilizaría pero lo cierto era que no era más que una simple humana sin poderes especiales... Aún así podría valerse de alguna mirada, algún gesto o alguna palabra para lograr entender qué estaba pensando su acompañante. Pero con Mirko era realmente difícil.

─Sí, seré puntual y nos veremos allí a la hora indicada─ le dijo asintiendo con la cabeza─. No entres sin mi o me quedaré fuera.

Acompañó aquel comentario con una risita. Si él entraba sin Golnar, ella se quedaría fuera sin poder entrar. De seguro que había personas en la entrada controlando a todo aquel que quería entrar y a todo aquel que salía. Tendría que salir antes de su casa para llegar puntual. Aunque todos esos pequeños detalles lo podría pensar más tarde. Suspiró, no sabía porque pero algo le oprimía el pecho al pensar en que mañana él bailaría con Aline. Solo deseaba que ella no se fijase demasiado en él y que, al menos, pudiera concederle un primer baile a Golnar antes de enfrentarse a aquella prueba.

─Bueno pues...─ empezó a decir sin saber muy bien qué debía hacer ahora─. Nos vemos mañana. Te-tengo cosas que hacer ahora. ─ le dijo señalando hacia el sitio donde había entrado al llegar a aquella casa─. ¿Me acompañas hasta la salida?─ le propuso, no sabía por qué se sentía tan avergonzada, no había dicho nada para sentirse de aquella manera...

-Por supuesto que no entraré sin ti – Respondió inmediatamente cuando ella le pidió que no entrara sin ella – Es lo que un caballero debe hacer – Agregó. Para Mirko todas esas actitudes caballerosas eran parte de su personalidad gracias a la forma en como había sido criado, no lo pensaba dos veces antes de actuar de esa forma.

Ella le pidió que le acompañara y el asintió caminando con ella hasta la puerta, la casa no era grande así que en menos de 5 minutos estuvieron en el pórtico de la entrada, hacia bastante frío y parecía que nevaría pronto.

-Abrigate bien no vallas a pescar un resfriado – Le indicó y le pareció que esa ropa que llevaba no era suficiente para el clima - ¿Regresarás a pie? ¿Que tal lejos está tu casa? Podemos esperar un coche – Agregó, le parecía algo peligroso que una dama andara sola en medio de la noche, pero entonces recordó la profesión de Golnar y se sintió alto tonto por preocuparse, ella debía de estar acostumbrada a andar sola y enfrentar todo tipo de hombres peligrosos en las calles.

La idea de que esa noche Golnar fuera a buscar clientes le revolvió el estómago.

(( Off Rol: Luego de tu post, podemos terminar aquí y abrir un tema en el Palacio Royal ))

Le sonrió al escuchar que le esperaría y que eso era lo que los caballeros hacían. Faltaría más, Mirko era un auténtico caballero y muy pocos se comportarían como él lo hacía. Tenía un respeto hacia las personas que muchas personas carecían y que seguro envidiarían de alguien como él.

Fuero hacia la salida y ella cogió la capa que había dejado en la entrada y se la echó por los hombros. Le gustó que se preocupase por ella. Eso solo la hacía sentir como una dama normal y no como una prostituta. Casi lo había olvidado. Cuando estaba con Mirko, parecía que solo era Golnar y nadie más.

─No te preocupes, estaré bien─ le aseguró para que se quedase mucho más tranquilo─. Gracias por todo, Mirko. Haces que olvide todos los problemas que hay allí afuera.─ se lo había tenido que decir, no podía callar aquel pensamiento, le pareció justo que él supiera lo que sentía ella en ese mismo instante. No le dio a penas tiempo para que reaccionara─. Nos vemos mañana. Buenas noches.

Se alejó casi corriendo. No quería escuchar las palabras que él le pudiera decir. Le costaba mucho salir de allí y no mirar hacia atrás y desear poder quedarse con él más tiempo. Las horas que podían pasar juntos le sabían a poco y era algo que detestaba completamente.

Off rol: