Intentando encontrar la lógica en lo ilógico (Cailen)

por **Mirko Lautrec** Dom Oct 11, 2015 10:25 pm

Su casa no era nada del otro mundo, tenía sólo un piso y lucía bastante vieja, estaba en los barrios del sur y aunque no era un barrio pobre, Mirko había conseguido la casa por una renta económica debido a que tenía muchos problemas a arreglar, goteras aquí y allá, madera vieja etc. El carruaje les dejó justo al frente y Mirko bajó de él buscando las llaves en sus bolsillos, la calle lucía oscura y desolada, el silencio era abrumador y la media luna los iluminaba suavemente con su luz plateada.

Una vez dentro de la casa, le indicó a Cailen que se sentara en la sala, estaba consciente de que había dejado entrar a un ladrón a su morada, pero no creía que Cailen fuera a robar algo mientras iba al sótano por unas hiervas medicinales, o al menos eso esperaba. Haber compartido esa extraña experiencia extrasensorial con el chico le hacía creer que podía confiar en él de alguna forma.

Tardó unos 10 minutos mientras volvía a la sala, traía una pequeña bandeja de lata con una taza que contenía un aromático té caliente. Lo colocó en la mesita de centro y se sentó en uno de los sofás frente a Cailen que lucía tan pálido como la luna en el cielo.

-Te he preparado un té de Manzanilla con hojas de durazno – Dijo mientras le ofrecía la taza – Ambas son hierbas medicinales que ayudan a calmar los nervios – Le explicó, siendo un aficionado a la botánica y al estudio de las plantas medicinales, Mirko estaba seguro que el té le ayudaría a relajarse y a pensar con más claridad aunque su sabor fuera un poco amargo. Esperó unos momentos a que la bebida fuera teniendo efecto antes de hacer la pregunta que estaba deseando hacer desde hacía rato.

- ¿Qué fue lo que viste en el cementerio? Vamos... que no voy a creer que estás loco, si yo mismo he visto cosas que antes no creía posibles esta noche – Preguntó llevándose una mano a la cabeza y pasándola por el cabello – Puedes confiar en mi Cailen -

por **Cailen Gowan** Lun Oct 12, 2015 11:16 pm

El viaje a casa de Mirko se me hizo corto. Me encontraba aún perdido en mis pensamientos, no me gustaba el hecho de estarlo haciendo dado que para que eso sucediera tenía que repetir aquellas horribles escenas. Antes de que me diera cuenta el carruaje ya se había detenido y abrí los ojos de golpe, espera... ¿Me había dormido sin darme cuenta? no pude responder porque cuando volteé, la puerta de su casa estaba abierta y entendí que debía de bajar en ese momento. Aunque no lo hice presuroso ni entusiasmado por refugiarme del frío, mis pasos eran como los de un condenado a muerte dirigiéndose a la horca. Al ver que señalaba el pequeño sillón doble que estaba en la sala no lo pensé dos veces y no solo tomé asiento, sino que me quité los zapatos y me recosté por completo, mi cara mirando hacia el respaldo del mueble, dándole la espalda al resto de la sala. Sin darme cuenta abracé mi cuerpo, aún sentía los restos de aquella presencia cerca mío.

No me moví sino hasta que Mirko me habló, al parecer había preparado un té, ni siquiera me di cuenta de que había abandonado la sala. Después de escuchar su explicación me acomodé para quedar sentado y beber el líquido tranquilamente. -Gracias. -Musité al mismo tiempo que le daba un sorbo. El sabor era poco agradable pero no podía darme el lujo de desperdiciar nada así que me forcé a mí mismo a terminarlo y así lo hice. Al cabo de unos minutos me sentía diferente, me sentía mucho mejor.

Respiré hondo ante la pregunta hasta que me sentía bien para hablar. -Era una bruja Mirko, fue asesinada y nosotros perturbamos la tumba. Cuando tu viste que enterraban a un hombre solo fue una ilusión que ella provocó. Lo sé, ella me lo mostró cuando tomó mi brazo, no solo eso... había... -Di una pausa para tomar aire nuevamente. -Había un ritual gitano, participaron muchos... Ellos fueron por el cuerpo de esa mujer e hicieron un rito para que su alma siguiera en la tierra hasta vengarse del que la asesinó. -Dije con un tono de melancolía en mi rostro, la hechicera me había mostrado su vida y me daba lástima saber cómo resultó todo. Llevé ambas manos a mi cara, tenía que tranquilizarme antes de seguir contando la historia. Tenía que mantenerme en calma y así poder llegar a la parte aterradora de la historia.

por **Mirko Lautrec** Mar Oct 13, 2015 9:52 pm

Mirko escuchó atentamente la historia y se contuvo de no contradecirle mientras hablaba, él nunca había creído en brujas, espectros o espíritus, el creía en lo que era demostrable a través de la ciencia, las brujas siempre habían sido mujeres inocentes quemadas por fenómenos que la gente no entendía y sólo le encontraban explicación en la hechicería y tonterías de ese tipo. Sin embargo el recordaba claramente todo lo que había visto en el cementerio, recordaba haber visto a un hombre siendo enterrado en días anteriores, Mirko era metódico y para nada descuidado, se había asegurado de que se trataba de un don-nadie, por eso lo había escogido como sujeto de sus experimentos y lo que había visto esa noche había sido definitivamente una mujer.

-Creo que yo también necesitaré un poco de te – Aceptó meneando la cabeza – Siento como si el mundo que conocía hasta ahora se estuviera desmoronando ante mis ojos – Comentó desviando su mirada hacía la chimenea – Como sabes soy un hombre de ciencia... en mi mundo no hay cabida para la hechicería o los espíritus – Continuó y luego de una pausa giró su rostro de nuevo hacía Cailen – Pero recuerdo lo que vi, no estamos locos ¿verdad? -

Se frotó las manos nerviosamente, los gitanos eran personas misteriosas, pero Mirko nunca pensó que pudieran controlar verdadera mágica. Todo aquello debía de tener una explicación lógica, tenía que haber una forma de entender todo aquello desde la razón.

- ¿Y que más viste? - Preguntó incapaz de controlar su curiosidad.

por **Cailen Gowan** Miér Oct 14, 2015 9:40 pm

Por un momento me sentí algo... solo, no encontraba otra palabra, lo escuché hablar sobre cómo y por qué era que no creía en lo sobrenatural y pensé que no me creía. Pero reafirmó que él también estaba consciente de lo que había visto, lo cual me reconfortó enormemente. -No estamos locos, en absoluto. -Dije mirándolo fijamente mientras se alejaba a conseguir otra taza de té. Saqué el reloj de mi bolsillo y comencé a mirar la hora, era la misma que en el cementerio. Luego lo escuché volver y proseguí con el relato.

-Cuando estábamos saliendo del cementerio... escuché su voz, sabía mi nombre y al verla... sentía que estaba en otra parte, ella me hizo ver otro lugar. Era un bosque, lleno de vida y de repente... t... todo comenzó a morir... las hojas se secaron y el río se secó. Los animales estaban enloquecidos, se asustaron, vi a los venados comiendo carne.... espera, tengo que parar por un momento. -Dije mientras comenzaba a hiperventilarme. Instintivamente abracé mis piernas estando aún en el sillón y jalé un poco de mis cabellos buscando liberar tensión.

Tomé la taza que había dejado hacía un momento y bebí de un solo trago el contenido que quedaba, que era más de la mitad. Ni siquiera me importó el sabor de la bebida, necesitaba calmarme y aquél té lograba hacerlo. -Después de esa escena, regresé a donde estábamos y... la hechicera estaba mirándome fijamente y caminaba hacia mí, luego parecía moverse a otra parte sin cortar la acción... de repente estaba cerca de mí y su vestido escurría agua, su piel parecía húmeda y los ojos.... sus ojos perdían color. Quien sea que haya intentado matarla no sabía que estaba viva aún y la tiró al río... murió ahogada a las diez en punto... -Y con esto último le mostré el reloj a Mirko y lo deposité en la mesa de centro. -Está en buenas condiciones.... - Al terminar mi movimiento volví a la posición semi-fetal que tenía hace un momento mientras las palabras de aquella pobre alma se repetían en mi cabeza, su presencia entonces me había parecido amenazante pero sus palabras no me dieron la misma impresión. Me preguntaba entonces si en aquél mensaje vendría la respuesta a mi pregunta ¿por qué me mostró eso a mí y no a Mirko? ¿qué significaba lo que había dicho y por qué sabía mi nombre?

-Mirko. No tienes idea de todas las cosas que ignoras y que existen en el mundo... siempre han existido. -Comenté mientras retiraba la mano de mi cabeza. -Lo sé, yo lo he visto ya. Mucho antes del día de hoy...

por **Mirko Lautrec** Dom Oct 18, 2015 8:57 pm

A medida que Cailen hablaba, Mirko continuaba intentando convencerse así mismo de que había una explicación lógica a toda esa locura, sin embargo, cada vez le resultaba más difícil anteponer la razón, lo que él decía no podía ser explicado científicamente, había tenido visiones, el espíritu de esa mujer se estaba comunicando desde el otro lado para mostrarle las terribles circunstancias en las que había muerto.

Se llevó una mano a la boca con expresión de asombro, ¿Tirada al rió mientras estaba viva? Que clase de bestia podría hacerle algo así a otro ser humano? Siempre había creído que morir ahogado era la peor muerte de todas, la agonía de no poder respirar, la angustia de ver como la vida se iba escapando de tu cuerpo sin poder hacer nada... un escalofrío recorrió su cuerpo y tomó la taza para beber un poco de té. Cailen le mostró el reloj, Mirko lo tomó entre sus dedos y lo examinó, ¿El tiempo se había detenido? No, eso era imposible ¿Había el espíritu cambiado las manecillas del reloj a propósito? Probable.

-Si me hubieras hablado de fenómenos paranormales una semana atrás, seguro que te habría tildado de loco – Comentó con una sonrisa nerviosa – Pero luego de lo ocurrido no tengo más remedio que comenzar a creer que estás cosas son posibles- Agregó y volvió a colocar el reloj sobre la mesa de madera – La pregunta ahora es... ¿Qué vamos a hacer con esta información? - Se puso de pie y comenzó a pasearse por la sala, a veces le era más fácil pensar mientras caminaba.

-Está claro que, el espíritu de ella... no tenía intensiones de hacernos daño, de haberlo querido lo habría hecho ¿no? - Comenzó diciendo, su voz sonaba insegura al decir aquello pues no estaba completamente seguro pero deseaba creer que el espíritu era benigno – Ahora... ¿Cuales son las razones para que ella haya intentado comunicarse con nosotros? Tal parece que, no 'descansa en paz' como los demás – Meneó la cabeza y se llevó una mano a la sien, sentía que le comenzaba a doler la cabeza.

- ¿Sabes que pienso? - Le preguntó, pero se apresuró a continuar - Pienso que deberíamos dormir un poco y mañana con la mente clara y fresca decidamos que hacer con esta información – Era bastante tarde ya y sabía que en el estado en el que estaba Cailen no serviría de nada seguir dándole vueltas al asunto – Puedes dormir en el sofá – Finalizó con voz cansada.

por **Cailen Gowan** Lun Oct 19, 2015 3:35 pm

¿Qué íbamos a hacer con este nuevo hallazgo? esa era la pregunta que yo también me estaba haciendo. -No lo sé. Tú eres el científico, tú dime. -Dije mientras aún acostado en el sillón, colocaba mi brazo sobre mi rostro en señal de agobio. Aquellas escenas de alguna extraña razón habían dejado de ser del todo perturbadoras desde el momento en el que relaté lo que había visto, como si el compartir aquello hiciera que el peso se dividiera, pero aún así estaba exhausto tanto por el trabajo mental como el físico que había desempeñado. -No estoy seguro si intentaba lastimarnos o no. No nos dañó físicamente pero aún así las escenas que me mostró, lo sangriento de ellas... fue a propósito, está enfadada pero no con nosotros, esa es la diferencia.

Dejé escapar un suspiro, en mi cabeza sentía una neblina, el rastro de los recuerdos seguía ahí. -Tienes razón, hay que descansar. -Estaba a punto de ponerme de pie cuando me dijo algo que captó mi atención. -¿En verdad puedo dormir aquí? -Pregunté incrédulo pues le había estafado. Los 300 francos seguían en la bolsa sujeta a mi cinturón. -G... gracias. -Dije mientras comenzaba a quitarme los zapatos. Me acomodé en una posición semi fetal, ya me había acostumbrado así y no podía dormir de otra forma.

por **Mirko Lautrec** Lun Oct 19, 2015 10:34 pm

No podía pensar con objetividad a tan altas horas de la noche y mucho menos luego de haber experimentado todo lo vivido, decidió no pensar más en ello e intentar dormir, Cailen se había mostrado sorprendido de que le permitiera dormir en la casa, Mirko también se encontró sorprendido de si mismo, hacía unas semanas no se habría imaginado que tendría un invitado en su morada, mucho menos alguien que había conocido hacía unos días y menos aún, un ladrón. Pero así eran las cosas y Mirko seguía sintiéndose culpable por haber metido a Cailen en todo ese embrollo, si el chico terminaba traumado de por vida, no se lo perdonaría.

Se retiró a su cuarto donde se recostó en su cama de madera, creyó que le costaría dormir pero cayó rendido una vez su cabeza tocó la almohada, no tuvo pesadillas contrario a lo que uno podría esperarse luego de una expedición al cementerio con fantasma incluido, fue más bien un sueño pesado y negro.

A las 6 de la mañana se despertó gracias a su viejo reloj despertador que había conseguido de segunda mano en el centro de París, siempre tenía el reloj a las 6 para salir a trabajar, el restaurante servía el desayuno a las 8 y Mirko debía estar temprano para encender las calderas. No era la primera noche que dormía poco menos de 4 horas, por lo que se levantó de la cama y se estiró como un gato arqueando la espalda hacía adelante, algo traqueó en su columna y se sintió mucho mejor. Se dirigió al cuarto de baño donde se mojó la cara con agua fría para quitar todo rastro de sueño de sus ojos y se dirigió a la cocina.

Tenía un par de cosas en la alacena pues no había ido al mercado en varios días, así que rápidamente preparó unos huevos revueltos en cacerola con rodajas de tomate, cortó dos rebanadas de pan y lo acompañó con queso gouda, espolvoreó pimienta negra y unas hojitas de basíl y orégano, lo colocó en dos platos y procedió a volver a la sala para ofrecerle desayuno a Cailen.

- Buenos días – Dijo colocando los platos sobre la mesa de centro frente al sofá – El café estará en un momento, puedes ir comiendo – Le indicó.

por **Cailen Gowan** Mar Oct 20, 2015 11:44 pm

Media hora después de haberme recostado, recordé que no tenía manta alguna y aunque ya estaba acostumbrado al frío de la intemperie, no quería desaprovechar la oportunidad de dormir abrigado porque ¿cuánto tiempo pasaría para que la oportunidad se repitiese? con cuidado de no hacer ruido, me levanté y busqué a oscuras algo que me pudiese servir. No encontré nada. Se me ocurrió entonces que Mirko las debería de tener en su habitación y bajé la escalera con sigilo.

Después de asegurarme de que estuviese profundamente dormido (y sus ronquidos podían corroborarlo) me fijé que había un pequeño clóset frente a su cama y con todo el cuidado del mundo abrí la puerta, me sentí aliviado al ver al menos 3 mantas perfectamente dobladas. No lo pensé dos veces y tomé una verde que estaba encima, volteé un par de veces para estar seguro de que no lo había despertado. Con el pie cerré la pequeña puerta y con la misma cautela de antes subí a la sala y me acomodé en el pequeño sillón a dormir. Fue hasta un par de horas después cuando desperté gracias a un par de ruidos en la cocina, al principio los ignoré, entre el sueño mis recuerdos seguían confundidos y por un momento llegué a pensar que estaba en la calle y el ruido provenía de un restaurante cercano.

Sin darme cuenta, puse el cojín sobre mis orejas para bloquear el sonido, aunque claro, en ese momento aún no tomaba consciencia de que no podía estar en la calle puesto que estaba abrigado y (más importante) tenía un cojín. -Buenos días. -Musité aun con 3/4 partes de mi cerebro dormido pero en realidad se escuchó como un "Bns ds", más porque estaba acostumbrado a responder cualquier cosa que por estar totalmente consciente de que era Mirko quien me saludaba. No presté atención al plato que colocaba en la mesa y me di vuelta, enrollándome aun más en la manta. Luego de eso un aroma a comida llegó hasta mi nariz y no pude evitar girarme nuevamente. Diablos, se veía delicioso. Bostecé un par de veces y me senté en el sillón, no quise desabrigarme porque aún podía sentir el frío matutino. -¿Por qué tan... -bostecé nuevamente. -... temprano?

por **Mirko Lautrec** Miér Oct 21, 2015 9:46 pm

Mirko no notó que Cailen había tomado la cobija, de hecho no recordaba si se la había ofrecido o no, su cerebro aún necesitaba más descanso, pero no podía darse ese lujo, tenía muchas cosas por hacer. Cailen no parecía del todo despierto ni listo para la acción, balbuceó algo que Mirko supuso era una respuesta.

-Siempre me levanto 6 para ir a trabajar – Le explicó mientras tomaba una rodaja de pan y le colocaba un pedazo de queso encima – Trabajo en un restaurante, soy el cocinero y debo estar temprano para preparar el desayuno – Comenzó a comer el pan y el queso descubriendo que estaba bastante hambriento, todo el ejercicio de la noche le había dejado el cuerpo exhausto.

Recordó el café y se dirigió a la cocina, el agua ya estaba hirviendo en el cuenco, la sirvió en dos tazas, tenía un café granulado que había molido en días anteriores pues a él le gustaba preparar el café a su gusto, regresó a la sala con ambas tazas y le ofreció una a Cailen.

- No tengo azúcar, se me ha olvidado comprar – Comentó soplando la bebida caliente – Hoy tengo que trabajar todo el día en el restaurante y terminaré a eso de las 7, estuve pensando mientras hacía el desayuno que quizás deberíamos visitar el campamento gitano, quizás encontremos algunas respuestas ahí ¿Que opinas? -

por **Cailen Gowan** Miér Oct 21, 2015 10:13 pm

En cuanto Mirko dio el primer bocado empecé yo a comer, era un hábito mío el no comenzar a comer hasta que el otro lo hiciera, me pregunté entonces si lo hacía porque así me lo habían "enseñado" de niño o si yo había adoptado aquello después de huir de casa. -Así que eres un cocinero en el día y por las noches te dedicas a la ciencia. -Comenté, me parecía interesante el contraste, me preguntaba entonces si sus conocidos sabrían de sus intereses pero decidí no forzar el tema. -No te preocupes por el azúcar. -Dije mientras le imitaba, había probado cosas más desagradables en mi vida, un café sin endulzar era el menor de mis problemas.

Le escuché mientras volvía a concentrarme en la comida. Me esforzaba sobrehumanamente por moderarme y no comenzar a devorar el plato, fue una tarea difícil pero pude hacerlo. Aun así, el plato quedó casi a la mitad, mi cuerpo no estaba acostumbrado a grandes raciones de comida y si lo forzaba podría enfermarme, era lo último que quería. -Claro, cuando regreses iremos. Pero debo decírtelo, los forasteros no son exactamente recibidos con los brazos abiertos. -Expliqué acabando el café. -Bueno y... hasta que regreses ¿qué haré yo? ¿me quedaré aquí a esperarte?- Acabado el café, me levanté de la sala, dejando caer la manta en el sillón y llevé mi plato hasta la cocina mas no lo lavé, preferí dejarlo ahí.

por **Mirko Lautrec** Miér Oct 21, 2015 11:53 pm

Le daba gusto ver que Cailen comía lo que le había servido, desde que se dedicaba a trabajar como cocinero había cogido gusto en ver a la disfrutar de lo que el preparaba, no se consideraba un chef gourmet digno de servir en el palacio royal, pero sabía que tenía buena sazón, la clientela del pequeño restaurante donde trabajaba siempre volvía.

-Algo así – Aceptó algo avergonzado quizás Cailen no le tomaría en serio al saber que era cocinero para sobrevivir – Pero algún día espero dedicarme sólo a la ciencia... pero ya sabes... en tiempos como estos toca trabajar para ganarse el pan – Quizás si le hubiera contado que se trataba de un cocinero que llevaba sus investigaciones en su pequeño laboratorio improvisado en el sótano, no hubiera aceptado el trabajo en primer lugar.

Cailen le insinuó que podría quedarse en su casa y Mirko no se sintió para nada cómodo con la idea. No desconfiaba de Cailen pero tampoco llevaba años de conocerlo como para confiarle quedarse en su casa, habían demasiadas cosas personales de él en ese lugar y aunque no fuera una casa de clase alta, aún así no le confiaría el sitio a alguien que acababa de conocer.

- Estoy seguro que también tienes cosas por hacer el día de hoy - Comentó intentando no ser grosero – No creo que sea buena idea que te quedes aquí – Agregó y luego pensó mejor sobre como hablaba – No quiero ofenderte, pero llevo conociéndote sólo un par de noches... no lo considero apropiado -

por **Cailen Gowan** Jue Oct 22, 2015 9:54 pm

Bajé la mirada cuando mencionó el que tal vez yo tuviera asuntos pendientes ese día, la verdad era que no tenía nada que hacer excepto sentarme en las calles y pedir limosna, recibir insultos y puntapiés. Era lo único que hacía de mi vida, lo único que era, un simple vagabundo, (aún no me reconocía a mí mismo como un ladrón) invisible, no extrañado. Un miserable. -De acuerdo. -Dije aún con la mirada en el suelo y recargado de brazos cruzados contra la pared. -Ya suficientes molestias te he causado.

La verdad era que la única razón por la que había tenido la intención de preguntar si podía quedarme era simple y sencillamente porque extrañaba tener un techo. La noche había sido tan intranquila que no había podido disfrutarlo y eso me ponía triste. ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que volviera a experimentar aquella sensación tan reconfortante? No sabía, posiblemente hasta varios meses después, eso viéndolo del lado positivo. -Entonces volveré acá a las siete. - Suspiré desde mi posición. -¿Puedo decirte algo?... No tienes idea de la suerte que tienes.

por **Mirko Lautrec** Mar Oct 27, 2015 1:16 am

La expresión de Cailen había cambiado a amargura, Mirko se quedó unos segundos observándole sin entender a que se debía, parecía como si muchas cosas estuvieran dando vueltas por su cabeza, era raro comenzarse a sentir preocupado por una persona que apenas se conoce, originalmente le había contratado para un trabajo sucio, pero las circunstancias habían cambiado y comenzaba a sentir como si aquel chico fuera algo más que un desconocido, algo así como un compinche.

-Estaré puntual esperándote – Respondió y ante lo siguiente, ladeó la cabeza y le miró fijamente - ¿A que te refieres? - Eran muchas las razones por las cuales él podía tener 'suerte', aunque Mirko no creyera que las cosas pasaran por azar, más bien todo eran consecuencias de los actos que uno mismo forjaba a lo largo de su vida.

A lo lejos se escuchaba el canto de los gallos anunciando el nuevo día, Mirko acabó con el pan y el queso que se había servido con varios mordiscos ávidos y luego se bebió lo que quedaba de café.

por **Cailen Gowan** Dom Nov 01, 2015 11:26 pm

Ante la respuesta de Mirko atravesé la cocina rápidamente y en cuanto estuve a unos pasos de él, le hice un ademán, pidiendo permiso de tomar su brazo y en cuanto lo alzó lo tomé, guiándolo al pasillo que daba a su habitación. -Tengo que mostrarte algo. -Dije sin voltear a verlo y en cuanto encontré aquello que buscaba lo giré para que quedara cara a cara con nada más ni nada menos que su propio reflejo.

El espejo era lo suficientemente ancho para que ambos cupiéramos en él. Me puse de frente al adorno al igual que él. -Anda, mira ahí y dime si no tienes suerte. -Dije mientras él se tomaba el tiempo de examinarse. El contraste parecía haber sido sacado de una pintura de algún museo, Aún en su pijama perfectamente limpia, se veía la diferencia de clases. Él estaba ligeramente despeinado, pero yo tenía unas enredaderas en el pelo acentuadas con suciedad que tambien adornaba mi cara. La ropa que yo portaba no la quitaba de mí desde hacía ya una semana. La tierra y los parches sobre la tela eran incontables, luego de eso estaba la diferencia entre la masa corporal. Mirko no era gordo pero al lado mío lo parecía. -Mi vida pudo haberle tocado a alguien más, a quién sea. Incluso a ti, pero no ha sido de esa forma. Mírate, tienes trabajo, un techo, aspiraciones.- Interrumpí el silencio.

¿Por qué me empeñaba en mostrarle aquella imagen? Porque siempre sentía que las personas no estaban conscientes de lo que tenían, los veía diario, derrochando el dinero, la comida. Y ver aquellas escenas me enfurecía, por lo que si podía hacerle entender aquello de una vez por todas me sentiría mejor conmigo mismo, habría así mostrado lo que era la vida de las personas ajenas, en toda su extensión.

por **Mirko Lautrec** Miér Nov 04, 2015 1:24 am

Cailen le llevó de regreso hasta la habitación y Mirko se encontró mirando su reflejo un poco confundido sin comprender lo que él le quería decir hasta que habló. Para Mirko fue más claro el punto luego de escucharlo, le estaba comparando, sintió una extraña vergüenza que hace mucho tiempo no sentía. Vergüenza por su pasado y por la familia de la que provenía. Cailen tenía razón en todo lo que decía, el tenia aspiraciones ¡Y bastante altas!.

No considero que sea del todo suerte – Dijo al fin dejando escapar un suspiro – No siempre fue así, no siempre tuve este tipo de vida – Comentó, dudo por unos instantes si debía confiarle esas cosas a Cailen, se conocían hacía un par de días, sin embargo sentía como la confianza nacía dentro de su interior hacía él y esperaba no defraudarse – Antes vivía en una mansión, mi padre es Capitán de la fuerza Naval de nuestro Rey, mi familia vive en el puerto en Lavre, mi padre inclusive me enlistó en la academia militar para que siguiera sus pasos – Meneó la cabeza observando su reflejo – No estoy hecho para sostener armas y hacer actos heroicos... mis manos... mis manos sirven para cocinar o escribir... ya te imaginarás la decepción de mi padre -

Pausó unos segundos y se giró para encarar a Cailen, le vendría bien un baño pensó, hasta el momento no había notado que tan sucio estaba.

- Decidí irme y venir a París para dedicarme a lo que me apasiona; la ciencia – Continuó con expresión seria pero su tono era amable – Llegué a París con unas cuantas monedas en el bolsillo, no tenía nada ni nadie en esta ciudad que me echara una mano, pero era mi decisión, era la vida que yo había escogido – Le explicó haciendo énfasis en ello, porque no creía en la suerte o en los juegos del destino – Los primeros años viví en la corte de los milagros, apenas si logrando sobrevivir, pero eventualmente luego de años de esfuerzo fui juntando algo de dinero para continuar mis estudios y rentar esta casa – Esta vez una sonrisa cruzó su rostro – Eres más joven que yo ¿Quien sabe y a lo mejor en un par de años también has conseguido un mejor estilo de vida? Nunca es tarde para comenzar – Concluyó, se le estaba haciendo tarde para ir a trabajar, pero en esos momentos no le importó.

por **Cailen Gowan** Miér Nov 04, 2015 11:20 pm

-Entonces tenemos algo en común. Ambos resultamos ser un sueño roto para nuestros padres ¿o no? Sé que el mío también se avergüenza de mí, la diferencia es que lo hace desde el momento en el que nací.- Dejé escapar un suspiro, no entendía por qué le contaba de mi vida si apenas nos habíamos conocido, y no en las mejores circunstancias. -Soy hijo de inquisidores... religión... pecados carnales... un hijo... Solo era la evidencia de que rompieron sus votos de castidad. -Admití, hacía ya años que no recordaba mi infancia. -Trataron de remediarlo, me educaron como a cualquier inquisidor, claro, con el fin de convertirme en uno cuando fuese mayor, es decir, ahora.

Traté de alejar mi mente de los gritos de auxilio que no eran más que ecos en mi mente, todos aquellos alaridos que despidieron esas condenadas almas para ser callados abruptamente. -Yo no sería capaz de hacer daño alguien, sin importar su naturaleza. Huí de mi patria cuando era aún un chiquillo, no tengo educación y no soy fuerte como para cargar costales así que aquí me tienes, hurtando para no morir de hambre.

Seguí paseando mis ojos por el reflejo en la pared, pensativo. -Espero que así sea, lo creas o no, no me gusta robar, quisiera que acabase todo de una vez por todas... ¿Crees que hice lo correcto? -Pregunté.

por **Mirko Lautrec** Jue Nov 05, 2015 12:53 am

Escuchó la historia de Cailen, era increíble como cambiaba tu forma de percibir a otra persona una vez escuchabas algo más de su trasfondo, hasta el momento Mirko lo había visto sólo como un chico que se ganaba la vida como podía y que eso incluía robar una que otra cosa, pero por supuesto al igual que con su propia vida, habían muchas razones por las cuales actuaba de la forma que lo hacía o llevaba ese tipo de vida. Se quedó callado escuchándole con atención, su historia parecía bastante compleja y le sorprendió bastante que su padre fuera inquisidor.

Se llevó una mano a la boca con una expresión de asombro, no podía evitar mostrar su sorpresa, pero entendía la gravedad del asunto, el pecado que constituía que un párroco tuviera un hijo ilegítimo. Al menos con su familia, todo era bastante normal, a pesar de que su padre no estuviera orgulloso de sus decisiones, seguía siendo sólo un militar con un matrimonio completamente normal. Su situación era mucho más complicada de lo que creía.

-Valla... si que es una situación complicada – Dijo al fin luego de unos momentos de silencio – No puedo juzgarte – Continuó meneando la cabeza – Poco conozco del tipo de vida que lleva un inquisidor... de hecho hasta hace unas noches no creía en la existencia de nada que no pudiera ser explicado con la ciencia, así que siempre creí que los inquisidores perseguían sombras inexistentes – Agregó encogiéndose de hombros, hizo otra pausa y esta vez le miró a los ojos – No se si sea correcto o no, lo único que se es que, has sido valiente, no todo el mundo se atreve a tomar las riendas de su propia vida y dejar atrás una cómoda vida -

En cierta forma Mirko había hecho lo mismo al dejar su enorme casa en Lavre para venirse a París, poco a poco sentía simpatía por el chico ¿Podrían volverse amigos?

- Te diré algo... siempre hay trabajo que hacer en el restaurante, cargando leña para las calderas o pelando patatas, puedes venir conmigo – Le propuso con una media sonrisa – Puedo hablar con el dueño, decirle que me vendría bien un poco de ayuda, así podrías ganar unas monedas extra ¿Que te parece?-

por **Cailen Gowan** Jue Nov 05, 2015 11:15 pm

-Hay mucho más de lo que crees. -Dije dejando escapar otro suspiro. -Los seres sobrenaturales existen, lo sé, los he visto pero... no es como lo narra la iglesia, aquello solo son tonterías, hace que la gente se ponga de su lado. Pienso que el verdadero enemigo, de quien debemos de cuidarnos es de la misma Santa Inquisición. Siempre dicen que los hechiceros practican sus poderes para llevar el control del cosmos o qué se yo, eso no es cierto ¿acaso tú practicas la ciencia para ser el que mande entre los intelectuales? Los vampiros beben sangre porque es parte de su naturaleza, nosotros también comemos carne ¿o me equivoco? Y así podría seguir.

Di una pausa mientras me observaba nuevamente en el espejo, tratando de descifrar la mirada de Mirko y sin percatarme estaba tratando de descifrar la mía también. ¿Acaso me vería diferente? No tenía ni la más remota idea. ¿Qué pensaría él en ese momento? -No fue solo eso. Cuando huí de casa, mis padres estaban tan furiosos conmigo... que... en verdad fuiste un afortunado, tu padre dijo "Allá tú" y te ha ignorado, no le importa lo que haces de tu vida, eres totalmente libre, a mí... me dieron caza. Mirko, mis propios padres comenzaron a cazarme...

Decidí terminar la frase ahí, pues corría el riesgo de que aquellas palabras evocasen en mí pensamientos tormentosos que había sepultado en mi mente. Honestamente aún vivía con miedo, de que algún día alguien me reconociese, ya sea por las facciones o por el apellido que resonó por meses en las ciudades y provincias de Glasgow y que hizo eco aquí en París. No entendía el por qué pero me sentía cómodo contándole a Mirko mis desventuras, como si lo hubiese hecho ya por un tiempo. Mis ojos se iluminaron al escucharle hablar sobre un posible trabajo. -¿En verdad harías eso por mí? ¿A tu jefe no le molestará? -Pregunté, pensando de inmediato que aquello era demasiado bueno que parecía un sueño.

por **Mirko Lautrec** Vie Nov 06, 2015 6:43 am

Con cada palabra que decía la historia se complicaba más, Mirko no salía de su asombro, perseguido por su propia familia, aquello si debía ser algo perturbador, era cierto que su padre no estaba orgulloso de sus decisiones, tampoco lo apoyaba, pero sabía que si algún día decidía regresar a Lavre, podría tener una conversación civilizada con su madre y quizás su padre se atreviera a cruzar una que otra palabra con él. Para Cailen no parecía existir ese chance.

La comparación que hizo sobre si quería mandar entre los 'intelectuales' le hizo gracia, dejó escapar una risita pero inmediatamente se llevó una mano a la boca como para evitar reírse más abiertamente, aquello debía ser doloroso para Cailen y no quería que pensaba que se estaba burlando de lo que decía.

- Si... bueno no te aseguro nada, el jefe no tiene un buen genio, tampoco creo que pueda darte algo así como un trabajo fíjo, pero puede ser algo temporal, al menos durante el invierno - Le explicó con sinceridad, no quería crearle faltas expectativas - Durante el invierno por el clima es más difícil mantener las calderas calientes para cocinar, así que está la posibilidad de que te pueda dar trabajo al menos hasta enero -

Le indicó con la mano que le siguiera, si iban a seguir charlando sería mejor que se pusieran rumbo al restaurante o Mirko llegaría tarde y no tendría oportunidad de hablar con el jefe antes de comenzar la jornada.

- Vamos entonces, nada perdemos con intentarlo - Le indicó tomando su abrigo que estaba colgado en el perchero y el sombrero - ¿Sabes algo? Yo podría ser un buen gobernante sobre los intelectuales, sería un rey inteligente y justo, la gente trabajaría a gusto bajo mi mandato - Agregó con una sonrisa y con expresión solemne.

por **Cailen Gowan** Vie Nov 06, 2015 10:50 pm

Alcé una ceja al escucharlo reír y de inmediato repasé las palabras que había dicho y no pude evitar sonreír al imaginarme a Mirko sentado en un trono hecho de materiales como los que había en su laboratorio. En realidad la imagen que se formó en mi cabeza resultaba un tanto graciosa. No le culpaba por la acción, puesto que de haber sido mi caso, posiblemente hubiese hecho lo mismo.

Le miré un tanto desesperanzado ¿y si su jefe no me quería dar trabajo? fuera de aquello ¿cómo reaccionaría al verme? existía la posibilidad de que me echase a patadas de su restaurante, en realidad eso no era lo peor que pudiese ocurrir. Tenía miedo de que también se enojara con Mirko y decidiera quitarle su empleo. -Haré cualquier cosa, solo necesito un trabajo. Al menos para sobrevivir en el invierno. -Dije. En estos meses siempre me la pasaba muy mal pues no había comida ni calefacción, solo hasta las fiestas navideñas que de repente había almas caritativas que se compadecían y me daban la satisfacción de tener un techo y un medio para calentarme al menos por una noche, pero fuera de ese día. Era casi imposible sobrevivir.

Al escuchar nuevamente las palabras de Mirko dejé escapar otra sonrisa de complicidad. Sí, me lo imaginaba. -Claro que lo serías. ¡Oh alaben a Mirko el soberano! Que sabe usar las especias. -Dije riendo, acompañándole. Mientras salía por la puerta deteniéndome en seco casi al instante. Si quería tener una oportunidad para obtener el empleo, debía de lucir un poco más presentable. -Mirko, espera. ¿Puedo lavarme la cara? Juro que no tardaré, serán menos de cinco minutos. -Dije un tanto a modo de suplicio. No quería que el hombre me juzgara por cómo lucía, cubierto de suciedad. Quería que viera que yo era un ser humano.

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