AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Hastiada monotonía { Privado }
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Hastiada monotonía { Privado }
{ Los cuchillos pueden ser tus aliados, pero cuando menos te lo esperes, cobrarán por sus servicios }
- Ocasiones miles en las que se aprovechaba de su...llamemosle color de piel así como de la labia que había aprendido de todos aquellos viajes y de tantos hombres y mujeres que le habian mostrado distintas formas de hablar, era cierto que de ese modo no conocería a tantos gitanos que quisieran ser sus aliados aunque muchos de ellos sin duda lo veían como una ventaja a la hora de encargar cosas, así había sido esta vez pues se necesitaban herramientas no solo legales sino almismo tiempo algunas armas.
¿Quien sino aqueste hombre para la misión? Lionel habia soportado todas las palabras insultantes a decir verdad las prefería antes de que cualquier hombre que al principio le insultara ahora viniera con falsas acusaciones de amistad, moral y normas para hacerle comprar lo que en un principio debería de haber comprado él. No dijo nada, solo tomó el dinero marchando hacia el mercado haciendo todo lo posible porque su humor no se ennegreciese, de igual forma una sonrisa salió de sus labios pensando en lo gracioso que se veía aquel hombre, fornido, mayor para cualquier mirada rogando a un joven que fuera a comprar esas cosas -
Humanos...
- Murmuró negando, cualquiera que le hubiese escuchado le hubiera observado con cierta rareza ya que a fin de cuentas él también era uno de ellos, suspiró mirando en un mercadillo mohoso los materiales necesarios a buen precio incluso a cierta rebaja lo suficiente como para ganarse una moneda extra o quizás dos, tampoco lo pensó demasiado sino que simplemente las compró guardandose el dinero en un bolsillo de su pantalón, suspirando aburrido buscando con la mirada a que tienda de segunda debía de acudir para llenar un poco el estomago-
- Ocasiones miles en las que se aprovechaba de su...llamemosle color de piel así como de la labia que había aprendido de todos aquellos viajes y de tantos hombres y mujeres que le habian mostrado distintas formas de hablar, era cierto que de ese modo no conocería a tantos gitanos que quisieran ser sus aliados aunque muchos de ellos sin duda lo veían como una ventaja a la hora de encargar cosas, así había sido esta vez pues se necesitaban herramientas no solo legales sino almismo tiempo algunas armas.
¿Quien sino aqueste hombre para la misión? Lionel habia soportado todas las palabras insultantes a decir verdad las prefería antes de que cualquier hombre que al principio le insultara ahora viniera con falsas acusaciones de amistad, moral y normas para hacerle comprar lo que en un principio debería de haber comprado él. No dijo nada, solo tomó el dinero marchando hacia el mercado haciendo todo lo posible porque su humor no se ennegreciese, de igual forma una sonrisa salió de sus labios pensando en lo gracioso que se veía aquel hombre, fornido, mayor para cualquier mirada rogando a un joven que fuera a comprar esas cosas -
Humanos...
- Murmuró negando, cualquiera que le hubiese escuchado le hubiera observado con cierta rareza ya que a fin de cuentas él también era uno de ellos, suspiró mirando en un mercadillo mohoso los materiales necesarios a buen precio incluso a cierta rebaja lo suficiente como para ganarse una moneda extra o quizás dos, tampoco lo pensó demasiado sino que simplemente las compró guardandose el dinero en un bolsillo de su pantalón, suspirando aburrido buscando con la mirada a que tienda de segunda debía de acudir para llenar un poco el estomago-
Lionel D'Maine- Gitano
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Fecha de inscripción : 14/09/2010
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Re: Hastiada monotonía { Privado }
Después de haber meditado si merecía o no la pena permanecer al lado de aquel brujo lleno de secretos que había salvado mi vida, no solo una, si no dos veces, decidí apoyarle en todo aquello que fuera posible. Le debía no solo mi vida, también mi cordura, después de saber que aquellas leyendas eran tan ciertas como que sin aire no podríamos vivir.
Había asumido las labores de una ama de casa común y pobre, cocinaba, lavaba la ropa e incluso a vece me molestaba el saber que él se ausentaba por las noches. En aquel momento, el mercado me esperaba con su típico bullicio y aquellos puestos donde si no se encontraba lo que se buscaba es que esa cosa no existía. Ataviada con un pobre vestido color marrón , muy otoñal a decir verdad y el viejo violín comencé a mirar puesto por puesto la comida. Toda me parecía extremadamente cara para la pobreza que los últimos días me había acompañado. Suspiré, para volver a comenzar mi caminata.
La gente, cansada de aquellos deberes monótonos cumplían con su deber sin mucho entusiasmo y alegría. Solo los vendedores gritaban e intentaban vender al mejor precio sus productos.
Un hombre, fornido, con la cara grasienta y un delantal ensangrentado había salido de detrás de su puesto de carne recién cortada. Con un cigarrillo en la boca. Al pasar por su lado, alzó aquella mano de oso y apretó con saña mi trasero. Yo me enervé y le miré con los ojos cargados de ira.
-¡Disculpe buen hombre! Pero mire, que yo no soy como las demás. Si quiere tocar carne en su puesto ambulante tiene mucha. Guárdese sus actos obscenos para aquellas que vendan su cuerpo no para mi.- le dije con un tono malhumorado, el viejo se ofendió por mis palabras y me empujó, ya que otra cosa sería perjudicarle el negocio.
Yo que no había previsto tal acto de cobardía di unos pasos hacia atrás hasta que choqué con algo. Al volverme un chico de cabellos largos y de un color que no sabría como calificar. Hice una pequeña reverencia aunq ue por el lugar en el que estabamos una persona de la realeza no podía ser.
-Discúlpeme, no suelo chocar con la gente así porque así. ¡Hay cada mal nacido por ahí que se cree digno! Mire, vaya con ojo, aquí todos son cuervos que intentan sacarle los ojos a uno.
Había asumido las labores de una ama de casa común y pobre, cocinaba, lavaba la ropa e incluso a vece me molestaba el saber que él se ausentaba por las noches. En aquel momento, el mercado me esperaba con su típico bullicio y aquellos puestos donde si no se encontraba lo que se buscaba es que esa cosa no existía. Ataviada con un pobre vestido color marrón , muy otoñal a decir verdad y el viejo violín comencé a mirar puesto por puesto la comida. Toda me parecía extremadamente cara para la pobreza que los últimos días me había acompañado. Suspiré, para volver a comenzar mi caminata.
La gente, cansada de aquellos deberes monótonos cumplían con su deber sin mucho entusiasmo y alegría. Solo los vendedores gritaban e intentaban vender al mejor precio sus productos.
Un hombre, fornido, con la cara grasienta y un delantal ensangrentado había salido de detrás de su puesto de carne recién cortada. Con un cigarrillo en la boca. Al pasar por su lado, alzó aquella mano de oso y apretó con saña mi trasero. Yo me enervé y le miré con los ojos cargados de ira.
-¡Disculpe buen hombre! Pero mire, que yo no soy como las demás. Si quiere tocar carne en su puesto ambulante tiene mucha. Guárdese sus actos obscenos para aquellas que vendan su cuerpo no para mi.- le dije con un tono malhumorado, el viejo se ofendió por mis palabras y me empujó, ya que otra cosa sería perjudicarle el negocio.
Yo que no había previsto tal acto de cobardía di unos pasos hacia atrás hasta que choqué con algo. Al volverme un chico de cabellos largos y de un color que no sabría como calificar. Hice una pequeña reverencia aunq ue por el lugar en el que estabamos una persona de la realeza no podía ser.
-Discúlpeme, no suelo chocar con la gente así porque así. ¡Hay cada mal nacido por ahí que se cree digno! Mire, vaya con ojo, aquí todos son cuervos que intentan sacarle los ojos a uno.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Hastiada monotonía { Privado }
-La tienda más cercana de comida era la que una mujer con sus grasientas manos estaba regentando, tenía aun algo de esperanza en que la comida fuese algo más comestible pero por ahora no debía de esperar demasiado en un mercadillo donde las personas que acudian solo compraban lo que podian con el dinero que les daban los "patrones", dinero que podría ser insuficiente y que de todos modos debian de traer los ingredientes deseados, empezó a suspirar colocando las manos en el bolsillo redondeando con cuidado la moneda que estaba guardada a buen recaudo en su pantalón.
Por un momento la visión tranquila de la tienda se desvaneció con el empujón de alguien, Lionel no era de aquellos que al ser empujados o tocados blandian como unico arma una voz fuerte como si todos tuvieran que enterarse de que habian hecho una afrenta contra su persona, en cambio Lionel suspiró volviendo a observar a la mujer que estaba haciendo una reverencia. Con una sonrisa negó pero cuando iba a colocar la mano en el hombro de la mujer su mirada fué directa al hombre de grasiento aspecto que estaba observando con lascivia a la dama-
Por favor. Levantese
-Lionel habia sonreido sin mirar a la mujer aunque el tono suave que habia utilizado iba dirigido hacia ella, el hombre cuando observó la mirada que le hechaban al principio solo se rió observando sus ojos como si tuviera todas las de ganar, no cesó de mirarle, sus ojos parecian tranquilos mientras observaban a hombre con instintos asesinos, el efecto empezó a llegar cuando el hombre miraba a uno y otro sitio como esperando que alguien mirase lo que estaba pasando, notando las gotas de sudor caer por su frente empezando a acalorarse-
¿- ¡ No hice nada ! no sabia que esa mujer era tuya ahora deja de mirarme
-Como si hubiera sido algo parecido a un perdon el hombre se marchó a pasos sonoros jadeando y resollando maldiciones con cuidado de que nadie le escuchase, al fin parpadeó, era cansado actuar de esa forma sobre todo porque se obligaba a aguantar el parpadeo, fue entonces cuando con mucho cuidado tomó la mano de la mujer olvidandose por un momento de los modales sonriendole con ternura, era sin duda ahora que la miraba una mujer hermosa-
¿Sabia que? las mujeres hermosas no tienen derecho de mirar al suelo delante de mi presencia
-Observó de reojo un puesto de flores, no eran las mejores...cuando fué a comprarlas se dió cuenta de que la mujer que las regentaba estaba ahora mismo "ocupada" recibiendo la atención de otro cliente por lo que con disimulo cortó una de sus flores llevándola a la mujer, suspiró entonces esperando no haberla ofendido aunque en cierto modo debería de estar aún más ofendida habiendo sentido las manos de tal hombre en su cuerpo, fué entonces el turno de Lionel por una reverencia caballerosa susurrando-
Lionel D'Maine a su servicio, señorita...
-Le miró luego, esperando escuchar su nombre-
Por un momento la visión tranquila de la tienda se desvaneció con el empujón de alguien, Lionel no era de aquellos que al ser empujados o tocados blandian como unico arma una voz fuerte como si todos tuvieran que enterarse de que habian hecho una afrenta contra su persona, en cambio Lionel suspiró volviendo a observar a la mujer que estaba haciendo una reverencia. Con una sonrisa negó pero cuando iba a colocar la mano en el hombro de la mujer su mirada fué directa al hombre de grasiento aspecto que estaba observando con lascivia a la dama-
Por favor. Levantese
-Lionel habia sonreido sin mirar a la mujer aunque el tono suave que habia utilizado iba dirigido hacia ella, el hombre cuando observó la mirada que le hechaban al principio solo se rió observando sus ojos como si tuviera todas las de ganar, no cesó de mirarle, sus ojos parecian tranquilos mientras observaban a hombre con instintos asesinos, el efecto empezó a llegar cuando el hombre miraba a uno y otro sitio como esperando que alguien mirase lo que estaba pasando, notando las gotas de sudor caer por su frente empezando a acalorarse-
¿- ¡ No hice nada ! no sabia que esa mujer era tuya ahora deja de mirarme
-Como si hubiera sido algo parecido a un perdon el hombre se marchó a pasos sonoros jadeando y resollando maldiciones con cuidado de que nadie le escuchase, al fin parpadeó, era cansado actuar de esa forma sobre todo porque se obligaba a aguantar el parpadeo, fue entonces cuando con mucho cuidado tomó la mano de la mujer olvidandose por un momento de los modales sonriendole con ternura, era sin duda ahora que la miraba una mujer hermosa-
¿Sabia que? las mujeres hermosas no tienen derecho de mirar al suelo delante de mi presencia
-Observó de reojo un puesto de flores, no eran las mejores...cuando fué a comprarlas se dió cuenta de que la mujer que las regentaba estaba ahora mismo "ocupada" recibiendo la atención de otro cliente por lo que con disimulo cortó una de sus flores llevándola a la mujer, suspiró entonces esperando no haberla ofendido aunque en cierto modo debería de estar aún más ofendida habiendo sentido las manos de tal hombre en su cuerpo, fué entonces el turno de Lionel por una reverencia caballerosa susurrando-
Lionel D'Maine a su servicio, señorita...
-Le miró luego, esperando escuchar su nombre-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Hastiada monotonía { Privado }
Me encontré entonces en medio de una disputa entre aquel hombre y el joven señor que tenía a mi lado. Sentía como las miradas se aguantaban la una a la otra. Yo rezaba en mi fuero interno para que uno de los dos cesara y de aquel modo llegar a una situación conflictiva.
El carnicero fue quien con blasfemias en voz bajas volvió de nuevo a su puesto de carne ambulante olvidándose de nosotros.
El otro chico, pese a su aspecto humilde tenía una educación digna de admiración, me sorprendí un poco, para que engañarnos, pues esperaba y casi era lo que me hubiera gustado que empezara a soltar algún que otro improperio. Pero en vez de eso echó un piropo logrado y logró que me sonrojara un poco.
Allí observé como fue hasta un puesto de flores cercanas y robaba una flor con una maña asombrosa. Luego regresó. La flor era para mi. Aquel gesto inmerecido por mi parte hizo que me avergonzara de mi misma y que mis mejillas se encendieran haciendo juego con mi pelo.
-Yo...Nimue, Nimue Bellamy. Un placer.-dije volviendo a hacer una reverencia. -No debería haberse molestado.- dije refiriéndome a la flor.-Le he puesto a usted en un aprieto y al fin y al cabo todo a sido culpa mía. Bien lo dice el refrán: el boca cerrada no entran moscas.
El carnicero fue quien con blasfemias en voz bajas volvió de nuevo a su puesto de carne ambulante olvidándose de nosotros.
El otro chico, pese a su aspecto humilde tenía una educación digna de admiración, me sorprendí un poco, para que engañarnos, pues esperaba y casi era lo que me hubiera gustado que empezara a soltar algún que otro improperio. Pero en vez de eso echó un piropo logrado y logró que me sonrojara un poco.
Allí observé como fue hasta un puesto de flores cercanas y robaba una flor con una maña asombrosa. Luego regresó. La flor era para mi. Aquel gesto inmerecido por mi parte hizo que me avergonzara de mi misma y que mis mejillas se encendieran haciendo juego con mi pelo.
-Yo...Nimue, Nimue Bellamy. Un placer.-dije volviendo a hacer una reverencia. -No debería haberse molestado.- dije refiriéndome a la flor.-Le he puesto a usted en un aprieto y al fin y al cabo todo a sido culpa mía. Bien lo dice el refrán: el boca cerrada no entran moscas.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Hastiada monotonía { Privado }
-Se sorprendió teniendo una sonrisa más abierta en su rostro, Lionel era educado ante todo con las mujeres, no por que era la ley o mejor dicho porque muchos hombres veían a las mujeres como la raza más debil a la que habia que agasajar para tenerlas contentas, sino porque en la raza gitana las mujeres y las personas mayores eran veneradas. Inclinó un poco el rostro con una risa escondida al observar aquel rubor le parecia sumamente adorable aquella joven pero callí esas palabras sonriendo-
Nimue...es un nombre precioso, al contrario que el mio es escueto y simple.
-Colocó las manos en uno de los mechones de sus propios cabellos, lo malo de poseer una larga cabellera es que cuando menos lo esperabas muchos mechones se amontonaban en sus hombros o peor aun usuarpaban el lugar del flequillo y escondía su rostro con suavidad, por lo que no tardó en colocarlo trás su oreja volviendo a sonreir suave, negando lo suficiente como para que volviera a decir aquello, no habia sido culpa de ella sino del hombre-
No debería de decir eso ha sido bastante valiente, creame hay mujeres que callan y se dejan tocar, lo que ha hecho merece un aplauso.
-Odiaba cuando los hombres por el mero hecho de haber nacido hombres pensaban que poseían todo el derecho en las mujeres y aquello no cambiaba por más años que pasaran, la raza humana preferia tratar a las mujeres como miembros aparte de la sociedad, por eso, le habia parecido valiente de su parte que en vez de dejarse tocar tan solo por un pedazo mas de carne y acostumbrarse a que aquel hombre seguramente casado siguiera tocándola, le enseñó que no era esa clase de mujer a la que habia de tocar, por su parte, Lionel ya habia tomado admiración hacia ella-
¿Le queda mucho por comprar? espero que la dama de los dichos me deje ser su guardaespaldas al menos por este momento
Nimue...es un nombre precioso, al contrario que el mio es escueto y simple.
-Colocó las manos en uno de los mechones de sus propios cabellos, lo malo de poseer una larga cabellera es que cuando menos lo esperabas muchos mechones se amontonaban en sus hombros o peor aun usuarpaban el lugar del flequillo y escondía su rostro con suavidad, por lo que no tardó en colocarlo trás su oreja volviendo a sonreir suave, negando lo suficiente como para que volviera a decir aquello, no habia sido culpa de ella sino del hombre-
No debería de decir eso ha sido bastante valiente, creame hay mujeres que callan y se dejan tocar, lo que ha hecho merece un aplauso.
-Odiaba cuando los hombres por el mero hecho de haber nacido hombres pensaban que poseían todo el derecho en las mujeres y aquello no cambiaba por más años que pasaran, la raza humana preferia tratar a las mujeres como miembros aparte de la sociedad, por eso, le habia parecido valiente de su parte que en vez de dejarse tocar tan solo por un pedazo mas de carne y acostumbrarse a que aquel hombre seguramente casado siguiera tocándola, le enseñó que no era esa clase de mujer a la que habia de tocar, por su parte, Lionel ya habia tomado admiración hacia ella-
¿Le queda mucho por comprar? espero que la dama de los dichos me deje ser su guardaespaldas al menos por este momento
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Hastiada monotonía { Privado }
Dudé un momento si aceptar o no su invitación. Aun que en aquel momento lo único que me importaba era no volver a tener ninguna trifulca y menos con aquel hombre. Sopesé las posibilidades que tenía delante. Por un lado aquel chico amable que se hacía llamar Lionel estaba dispuesto a acompañarme en aquellos quehaceres cotidianos y banales, me había ayudado y por si fuera poco me había elogiado ¿Y todo con que motor? Podría tratarse de un estafador, o quizás solo se trataba de un hombre amable y cauteloso.
Sonreí, ya había decidido cual iba a ser mi respuesta.
-Pues verá monsieur, no tenía pensado comprar nada más ya que los precios me parecen tan desorbitados que tendré que pasar hambre un día más.-comencé a decir con la mayor educación que pude.- Sin embargo, si me permite que le agradezca tanta amabilidad ¿Le gustaría que le invitase a comer algo ? Ahí aquí cerca un puesto que hace unos croque-monsieur exquisitos y bastante asequibles. Conozco al dueño y no tendrá ningún inconveniente en prepararnos un par.- Más le valía a aquel cocinero alejado de la mano de Dios que se había atrevido a pagarme menos de lo que le había pedido. Si no el escándalo que formaríamos su mujer y yo le arruinaría el negocio.-¿Que me dice? De todas maneras tenía que acercarme allí para llevarle uno a un compañero mío. Por uno más que compre, no creo que mi economía empeore.
Esperé su respuesta mientras miraba los alrededores. La gente discutía sobre los precios tan altos de la comida, muchos de los siervos lloraban pensando en la paliza inminente que su señor les proporcionaría si no llevaban lo que él les había pedido. Sin duda, el mundo empezaba a estar podrido.
Sonreí, ya había decidido cual iba a ser mi respuesta.
-Pues verá monsieur, no tenía pensado comprar nada más ya que los precios me parecen tan desorbitados que tendré que pasar hambre un día más.-comencé a decir con la mayor educación que pude.- Sin embargo, si me permite que le agradezca tanta amabilidad ¿Le gustaría que le invitase a comer algo ? Ahí aquí cerca un puesto que hace unos croque-monsieur exquisitos y bastante asequibles. Conozco al dueño y no tendrá ningún inconveniente en prepararnos un par.- Más le valía a aquel cocinero alejado de la mano de Dios que se había atrevido a pagarme menos de lo que le había pedido. Si no el escándalo que formaríamos su mujer y yo le arruinaría el negocio.-¿Que me dice? De todas maneras tenía que acercarme allí para llevarle uno a un compañero mío. Por uno más que compre, no creo que mi economía empeore.
Esperé su respuesta mientras miraba los alrededores. La gente discutía sobre los precios tan altos de la comida, muchos de los siervos lloraban pensando en la paliza inminente que su señor les proporcionaría si no llevaban lo que él les había pedido. Sin duda, el mundo empezaba a estar podrido.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Re: Hastiada monotonía { Privado }
-Empezó a entrever aquellos gestos de duda en el rostro de la muchacha, en el fondo, sabían que tenian razon y era extraño que no hubiera tenido esos gestos antes cuando habian iniciado la conversación ya que en aquestos días aunque conocieran a la otra persona debias de andarte siempre con extremo cuidado sin saber en qué momento esa persona podía traicionarte, era lo que siempre sucedía, como se podia observar en las traciones por el dinero, dinero que sin saberlo se había convertido en el verdadero patriarca de todos los que estaban allí.
Mientras esperaba su respuesta, los dedos inconscientemente fueron a visitar una o dos ocasiones cortas, su celosa bolsa de oro bien guardada, tenia esa costumbre cada vez que tenia dinero, el vigilar que nada le pasara porque si eso pasara tendría que de nuevo trabajar el doble para conseguir en unos días la cantidad que allí tenía. Se distrajo por unos segundos cuando la mujer empezó a hablar, pero luego volvió su mirada hacia ella sonriendo suave-
¿No sería yo quien abusara de su amabilidad? no deseo ponerle en problemas
-Se sonrió, colocando la mano automáticamente en la cadera, era cierto, los precios habian subido por que los impuestos así lo habían hecho, solo le habia sorprendido que al final si aceptase no que fuera su guardaespaldas, sino seguir conociendo un poco mejor a Lionel o en su efecto invitarle a comer, al momento tuvo que colocar la mano en su estómago con una señal de hambre, normalmente comia poco o casi nada y cuando se le presentaba la ocasion de comer y comer no lo pensaba dos veces, por lo que de nuevo se inclinó teatralmente a nimue sonriendo-
Entonces, si no es mucha molestia...¿podría guiarme hacía donde hagan...esos...croque? aunque me llamará iluso ya que no se lo que son
-Acudió a una primera y última tímida sonrisa, al recordar que habia probado tantas comidas, que no sabóa o reconocía el nombre de aquella que habia mencionado-
Mientras esperaba su respuesta, los dedos inconscientemente fueron a visitar una o dos ocasiones cortas, su celosa bolsa de oro bien guardada, tenia esa costumbre cada vez que tenia dinero, el vigilar que nada le pasara porque si eso pasara tendría que de nuevo trabajar el doble para conseguir en unos días la cantidad que allí tenía. Se distrajo por unos segundos cuando la mujer empezó a hablar, pero luego volvió su mirada hacia ella sonriendo suave-
¿No sería yo quien abusara de su amabilidad? no deseo ponerle en problemas
-Se sonrió, colocando la mano automáticamente en la cadera, era cierto, los precios habian subido por que los impuestos así lo habían hecho, solo le habia sorprendido que al final si aceptase no que fuera su guardaespaldas, sino seguir conociendo un poco mejor a Lionel o en su efecto invitarle a comer, al momento tuvo que colocar la mano en su estómago con una señal de hambre, normalmente comia poco o casi nada y cuando se le presentaba la ocasion de comer y comer no lo pensaba dos veces, por lo que de nuevo se inclinó teatralmente a nimue sonriendo-
Entonces, si no es mucha molestia...¿podría guiarme hacía donde hagan...esos...croque? aunque me llamará iluso ya que no se lo que son
-Acudió a una primera y última tímida sonrisa, al recordar que habia probado tantas comidas, que no sabóa o reconocía el nombre de aquella que habia mencionado-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Hastiada monotonía { Privado }
-Pues verá no es amabilidad, pero dado que me a salvado de estar entre carne muerta y un viejo insolente, lo mínimo que puedo hacer es invitarle a usted a comer algo. Además, eso me servirá para distraerme un poco.Digamos que soy yo quien abusa de su amabilidad.- comenté comenzando a andar, buscando con la mirada a mi buen amigo Benoit, un hombre como muy pocos quedaban.
Era alto, con el pelo de un negro intenso y unos azules muy profundos, tenía una barba descuidada y un cuerpo bastante musculoso, aun que como casi todos los hombres no era honrado. Buscaba el calor de mujeres a cambio de dinero. Estaba casado con una muchacha no más mayor que yo. Rubia muy callada.
-¿Sois de por aquí?Supongo que no.Pues es un plato típico de puestos ambulantes. Ya verás seguro que te gusta.
Pronto vi aquel puesto ambulante pequeño, donde Benoit no paraba de cortar rebanadas de pan y ponerle los condimentos para después meterlos al un pequeño horno improvisado de leña, mientras que su mujer atendía a la multitud de gente que se aglomeraba sobre ella. Tanto para pedir un croque-monsieur como para contratar sus servios. Su marido escuchando las cosas que le decían a su mujer se reía y continuaba con su trabajo.
-Ven, ya verás, aquí los hombres hace mucho que dejaron de serlo.-comenté con una sonrisa acercándome aún más al puesto. Poniéndome en primea fila, apoyando mis codos sobre el mostrador de madera.-Buenas días Yvonne.-le dije a la muchacha con una sonrisa. enfilé con mi mirada hacia Benoit, que se quedó pálido al verme.-Buenos días Benoit. cuanto tiempo. Oye, todavía tenemos algo pendiente. ¿Que tal si lo discutimos con el estomago lleno? Dos croque. Como a mi me gustan.. Corren a tu cuenta.
Benoit, lleno de ira se puso manos a la obra olvidando a las demás personas que habían presentes que empezaban quejarse y a marcharse.Yvonne me sonrió, yo era la única mujer que había logrado doblegar el carácter de Benoit, las dos sabíamos como.
-¿Ve Lionel? Lo que yo le había dicho, no se ven hombres hoy en día. Son más parecidos a un animal que a un ser humano, pero no discutamos esto. Decía, que por como se comporta que no es de por aquí.¿Me equivoco?
-Deja al pobre muchacho bruja del demonio. No vaya a ser que después de pasar contigo una noche le arresten por delincuente.- dijo por lo bajo Benoit.
-Tks, ni caso Lionel.Éste hombre solo entiende de croque.
Era alto, con el pelo de un negro intenso y unos azules muy profundos, tenía una barba descuidada y un cuerpo bastante musculoso, aun que como casi todos los hombres no era honrado. Buscaba el calor de mujeres a cambio de dinero. Estaba casado con una muchacha no más mayor que yo. Rubia muy callada.
-¿Sois de por aquí?Supongo que no.Pues es un plato típico de puestos ambulantes. Ya verás seguro que te gusta.
Pronto vi aquel puesto ambulante pequeño, donde Benoit no paraba de cortar rebanadas de pan y ponerle los condimentos para después meterlos al un pequeño horno improvisado de leña, mientras que su mujer atendía a la multitud de gente que se aglomeraba sobre ella. Tanto para pedir un croque-monsieur como para contratar sus servios. Su marido escuchando las cosas que le decían a su mujer se reía y continuaba con su trabajo.
-Ven, ya verás, aquí los hombres hace mucho que dejaron de serlo.-comenté con una sonrisa acercándome aún más al puesto. Poniéndome en primea fila, apoyando mis codos sobre el mostrador de madera.-Buenas días Yvonne.-le dije a la muchacha con una sonrisa. enfilé con mi mirada hacia Benoit, que se quedó pálido al verme.-Buenos días Benoit. cuanto tiempo. Oye, todavía tenemos algo pendiente. ¿Que tal si lo discutimos con el estomago lleno? Dos croque. Como a mi me gustan.. Corren a tu cuenta.
Benoit, lleno de ira se puso manos a la obra olvidando a las demás personas que habían presentes que empezaban quejarse y a marcharse.Yvonne me sonrió, yo era la única mujer que había logrado doblegar el carácter de Benoit, las dos sabíamos como.
-¿Ve Lionel? Lo que yo le había dicho, no se ven hombres hoy en día. Son más parecidos a un animal que a un ser humano, pero no discutamos esto. Decía, que por como se comporta que no es de por aquí.¿Me equivoco?
-Deja al pobre muchacho bruja del demonio. No vaya a ser que después de pasar contigo una noche le arresten por delincuente.- dijo por lo bajo Benoit.
-Tks, ni caso Lionel.Éste hombre solo entiende de croque.
- Spoiler:
Esto es un croque por si no sabias o no habías buscado xD
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Re: Hastiada monotonía { Privado }
Bueno, creo que lo que más parecía era un vil viejo verde
-Le habia parecido gracioso lo que habia dicho sobre viejo insolente, ¿insolente? Todos en ese mundo eran así, en especial los hombres, aunque bueno él se habia topado con algunas mujeres que veían a los gitanos como esos hombres “prehistóricos” que sabían tratar a una mujer rudamente, cuan equivocadas estaban, más solamente colocó las manos en los bolsillos observando su alrededor, los puestos de reputación dudosa parecían ser los que más clientela poseía-
Todo lo contrario, no abusas de mí, voy a disfrutar de algo nuevo, por lo que debo de ser el más afortunado de todos
-guiñándole un ojo en forma amistosa sonrió, es más, la sonrisa nunca habia desaparecido de su boca era una cualidad que poseía y que le hacian ver desde el principio como un hombre pacífico. Aun cuando de todos modos no pecaba de curioso si que albergaba cierta curiosidad en saber y conocer quien era el hombre que le iba a presentar, a ese amigo que ella conocía, suspiro entonces colocando las manos una vez mas en los bolsillos con una sonrisa, andando calmado, rozando con los dedos el dinero que ya era habitual en él aunque ya supiera lo que habia, siempre habia pasado penurias y algunas veces demasiada mala suerte, asi que, toda precaución era poca. Cuando al fin al parecer le señaló donde estaba el puesto te sonreías. Ese hombre parecía como una replica del anterior solo que más fornido.
Los hombres pobres o de oficio solían poseer aquel aspecto desaliñado, volvió su mirada a la joven asintiendo distraidamente, era cierto que no era de paris, es más, podía decirse que era un trotamundos o quizás un vagabundo de tantos que se dedicaba a recorrer el mundo con una alforja y sus cosas, no acostumbraba a comer comida tipica debido al dinero que eso conllevaba. Pero lo que más conocía era sobre el pan, ese alimento que le habia acompañado desde tan temprana edad y que siempre habia satisfecho sus necesidades. El pan, era lo que compraba cada día y aunque a muchos les resultase monótono, en cambio para Lionel era bendición-
Vaya, no sabria decir que es más...llamativo para los clientes
-Murmuró, arqueando una ceja en el momento que el puesto al parecer estaba repleto de hombres a excepción de una o dos mujeres que estaban silenciosamente comiendo, era extraño ver a las mujeres solas a no ser que fueran acompañadas. Suspiró riendo, cuando los hombres estaban observando a la mujer, claro que cuidadosamente ya que quizás la paciencia de aquel hombre que tanto se reía tendría un limite ¿que hombre no era egoista con lo suyo? Ninguno, todos aunque dejaran que sus esposas fueran halagas no serian tan misericordiosos si alguna mano ajena se dedicaba a tocarle-
Espero ser un buen ejemplar masculino
-Se sonrió al murmurar eso, cierto que los hombres se distinguían sobre todo por su lascivia, no podian controlarla en especial los pobres, si, los pobres hombres de bajo status economico podían ser llamados sucios, porque tomaban a las mujeres como inferiores, manteniendo siempre aquella lascivia que parecía mantenerles siempre activos, algo odioso, odioso y repugnante pero muchos gitanos también eran así, los ricos tampoco se libraban, podríamos decir que habian muy pocas y vanas excepciones.
Mantuvo silencio en el momento que tuvo lugar aquella “charla” parpadeó al ver al hombre enojado al ver a la muchacha volviendo a sonreir suavemente no era el rostro precisamente de un amigo que se alegraba de haber encontrado a una amiga suya, pero, se mantuvo callado, con una risa suave. Era...divertido, normalmente no habia pasado mucho tiempo entre la gente, estaba como quien dice dedicado a su trabajo y muy poco a la sociabilidad, fue entonces cuando tomó distraidamente la mano a la joven señalando unos asientos libres a los cuales se sentaría, se inclinó tambien hacia Yvonne con una sonrisa-
Me temo que no pasaré una noche contigo, solo unos momentos...para poder disfrutar de estos croqué que tan bien me has hablado esperando de nuevo no ser demasiada molestia.
-Le habia parecido gracioso lo que habia dicho sobre viejo insolente, ¿insolente? Todos en ese mundo eran así, en especial los hombres, aunque bueno él se habia topado con algunas mujeres que veían a los gitanos como esos hombres “prehistóricos” que sabían tratar a una mujer rudamente, cuan equivocadas estaban, más solamente colocó las manos en los bolsillos observando su alrededor, los puestos de reputación dudosa parecían ser los que más clientela poseía-
Todo lo contrario, no abusas de mí, voy a disfrutar de algo nuevo, por lo que debo de ser el más afortunado de todos
-guiñándole un ojo en forma amistosa sonrió, es más, la sonrisa nunca habia desaparecido de su boca era una cualidad que poseía y que le hacian ver desde el principio como un hombre pacífico. Aun cuando de todos modos no pecaba de curioso si que albergaba cierta curiosidad en saber y conocer quien era el hombre que le iba a presentar, a ese amigo que ella conocía, suspiro entonces colocando las manos una vez mas en los bolsillos con una sonrisa, andando calmado, rozando con los dedos el dinero que ya era habitual en él aunque ya supiera lo que habia, siempre habia pasado penurias y algunas veces demasiada mala suerte, asi que, toda precaución era poca. Cuando al fin al parecer le señaló donde estaba el puesto te sonreías. Ese hombre parecía como una replica del anterior solo que más fornido.
Los hombres pobres o de oficio solían poseer aquel aspecto desaliñado, volvió su mirada a la joven asintiendo distraidamente, era cierto que no era de paris, es más, podía decirse que era un trotamundos o quizás un vagabundo de tantos que se dedicaba a recorrer el mundo con una alforja y sus cosas, no acostumbraba a comer comida tipica debido al dinero que eso conllevaba. Pero lo que más conocía era sobre el pan, ese alimento que le habia acompañado desde tan temprana edad y que siempre habia satisfecho sus necesidades. El pan, era lo que compraba cada día y aunque a muchos les resultase monótono, en cambio para Lionel era bendición-
Vaya, no sabria decir que es más...llamativo para los clientes
-Murmuró, arqueando una ceja en el momento que el puesto al parecer estaba repleto de hombres a excepción de una o dos mujeres que estaban silenciosamente comiendo, era extraño ver a las mujeres solas a no ser que fueran acompañadas. Suspiró riendo, cuando los hombres estaban observando a la mujer, claro que cuidadosamente ya que quizás la paciencia de aquel hombre que tanto se reía tendría un limite ¿que hombre no era egoista con lo suyo? Ninguno, todos aunque dejaran que sus esposas fueran halagas no serian tan misericordiosos si alguna mano ajena se dedicaba a tocarle-
Espero ser un buen ejemplar masculino
-Se sonrió al murmurar eso, cierto que los hombres se distinguían sobre todo por su lascivia, no podian controlarla en especial los pobres, si, los pobres hombres de bajo status economico podían ser llamados sucios, porque tomaban a las mujeres como inferiores, manteniendo siempre aquella lascivia que parecía mantenerles siempre activos, algo odioso, odioso y repugnante pero muchos gitanos también eran así, los ricos tampoco se libraban, podríamos decir que habian muy pocas y vanas excepciones.
Mantuvo silencio en el momento que tuvo lugar aquella “charla” parpadeó al ver al hombre enojado al ver a la muchacha volviendo a sonreir suavemente no era el rostro precisamente de un amigo que se alegraba de haber encontrado a una amiga suya, pero, se mantuvo callado, con una risa suave. Era...divertido, normalmente no habia pasado mucho tiempo entre la gente, estaba como quien dice dedicado a su trabajo y muy poco a la sociabilidad, fue entonces cuando tomó distraidamente la mano a la joven señalando unos asientos libres a los cuales se sentaría, se inclinó tambien hacia Yvonne con una sonrisa-
Me temo que no pasaré una noche contigo, solo unos momentos...para poder disfrutar de estos croqué que tan bien me has hablado esperando de nuevo no ser demasiada molestia.
Lionel D'Maine- Gitano
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